SISTEMA PENITENCIARIO FEDERAL READAPTACIÓN SOCIAL

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SISTEMA PENITENCIARIO FEDERAL
READAPTACIÓN SOCIAL:
¿REALIDAD O UTOPÍA?
CAT. OPP/CAG/2007-33
AGOSTO DE 2007
SISTEMA PENITENCIARIO FEDERAL
READAPTACIÓN SOCIAL:
¿REALIDAD O UTOPÍA?
Autores:
AG Gustavo Reija
AG Claudia Grioni
AG Elisa Maceira
AG Enrique Arguiñariz
AG Juan Debarnot
Este documento fue producido por integrantes del Area Temática “Sistema
Penitenciario Federal” del Observatorio de Políticas Públicas del Cuerpo de
Administradores Gubernamentales de la Jefatura de Gabinete de Ministros
en el mes de agosto del año 2007.
El Observatorio de Políticas Públicas del Cuerpo de Administradores
Gubernamentales inició sus actividades en el año 2002 en jurisdicción
de la Coordinación General del C.A.G., sus documentos son publicados
en el sitio oficial de la Jefatura de Gabinete de Ministros.
Sitio Oficial: www.cag.jgm.gov.ar
AG V. Daniel Piemonte
Coordinador General
Cuerpo de Administradores Gubernamentales
AG Guillermo J. Alabés
Coordinador Ejecutivo
Observatorio de Políticas Públicas
Indice
Introducción...................................................................................................................................2
La cárcel como estigma................................................................................................................4
Criticas a la teoria del etiquetamiento..........................................................................................5
La salida de la cárcel, un salto al vacío?.....................................................................................7
Bibliografía..................................................................................................................................11
CAT.OPP/CAG/2007-33
Introducción
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El presente documento es la primer parte de un trabajo que pretende abordar, en forma sintética y
preliminar, la problemática vinculada con la reinserción social de las personas que han estado
privadas de su libertad en algún momento de sus vidas.
El título de este trabajo: Readaptación Social, realidad o Utopía?, pone el acento en una cuestión
que hace al centro de las políticas públicas en materia penitenciaria.
El problema de la reincidencia en el delito es un tema que integra la agenda diaria de las políticas
públicas de seguridad.
En este documento se intentará abordar, en forma general, las principales características de la
vida carcelaria, el problema de la pena como estigma y su relación con el posterior proceso de
reinserción social.
Se analizarán también las penas denominadas de “etiquetamiento” (labeling) y su relación con el
círculo vicioso marginación-delito-pena-estigma.
Dentro del ámbito del Estado, el Sistema Penitenciario Federal, como subsistema social,
encuentra su razón de ser en la necesidad de mantener a resguardo satisfactorio la defensa y
seguridad de la comunidad, en equilibrio con la dignidad de la persona privada de su libertad y su
derecho a nuevas oportunidades de integración social.
La acción institucional deberá moverse armónicamente dentro de la normativa que regula la
ejecución de la pena privativa de la libertad, los adelantos teóricos y prácticos para el tratamiento
individualizado del interno penitenciario y las técnicas de readaptación social, procurando el logro
de los menores niveles de reincidencia en el delito de la población que egresa de las instituciones
penitenciarias.
El hombre privado de su libertad debe desarrollarse en su integridad, madurez, respetuoso de la
ley y practicando la libre elección de sus actos y responsabilidades sociales.
Por su parte, la sociedad civil tiene un importante rol que jugar en esta cuestión, a partir del
reconocimiento de la capacidad de reinserción social de los ex internos penitenciarios.
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ración, por el cual se produce una suplantación de los valoes espirituales po4r los .osición con la
que
La Cárcel como Estigma
La ejecución de las penas privativas de la libertad, en la evolución de la humanidad y según las
épocas, ha transitado desde el absoluto castigo hasta la búsqueda de la readaptación y
satisfactoria reinserción social de la persona condenada.
En nuestro país, la Ley Nー 24.660 de Ejecución de la Pena Privativa de Libertad establece en su
artículo 1ー que:
La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr
que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada
reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad. El régimen
penitenciario deberá utilizar, de acuerdo con las circunstancias de cada caso, todos los medios de
tratamiento interdisciplinario que resulten apropiados para la finalidad enunciada.?
Se desprende entonces claramente que la reinserción social es el objetivo fundamental de la
ejecución de la pena privativa de libertad, debiendo el régimen penitenciario utilizar todos los
medios a su alcance para lograr tal fin.
Sin embargo, el sistema penitenciario es sólo una parte del problema. La readaptación sólo es
posible en la medida que el contexto social, entendido en un sentido amplio, sea receptivo y
asuma, en sus diferentes roles, las responsabilidades que en esta temática le son propias.
En este sentido, las instituciones estatales y organizaciones de la sociedad civil juegan un rol
fundamental,
en cuanto a la generación de posibilidades de una verdadera readaptación y
reinserción social de los ex internos.
Para que ello ocurra, el fenómeno de la estigmatización del individuo que ha pasado por una
institución penitenciaria debe ser abordado desde una perspectiva de índole social y política.
Es indudable que, así como existe una esfera social en la que el “reconocimiento” y la aceptación
social son claves para la vida en comunidad, también hay un temor social por la inseguridad, real
o sentida, que se traduce en demandas de políticas públicas en la materia.
Sin proponernos ahondar en las múltiples criticas que recibe el sistema carcelario en el mundo
moderno, señalaremos dos problemáticas negativas que se presentan en forma simultánea y que
favorecen el proceso de estigmatización del preso, tornando muy difícil el proceso de reinserción
social que debiera producirse luego de la salida del instituto penitenciario.
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La primera de ellas es la llamada “desculturalización”, entendida como la pérdida de adaptación
sufrida por los presos a condiciones que son necesarias para la vida en libertad, con incapacidad
para aprehender valores del mundo externo a la cárcel y la formación de una auto imagen
negativa.
La segunda es la “prisionalización”, a través de la cual el preso asume los valores de la cultura
carcelaria como propios.
Estas dos cuestiones se conjugan creando una situación de compleja solución, en la cual el
individuo que ha estado en una institución penitenciaria encuentra múltiples inconvenientes en su
vida posterior en sociedad.
Estas dificultades se enmarcan en características que la vida carcelaria ha desarrollado en la
personalidad de los internos, tales como:
z Reacción exagerada al estímulo: cuestiones que en otro contexto carecerían de
importancia son vividas con una desproporcionada resonancia emocional y
cognitiva.
z Conflicto con la autoridad: se produce una autoafirmación agresiva, con fuerte
hostilidad adaptativa hacia todo lo que provenga de la autoridad o la sumisión
frente a una institución.
z Alta incertidumbre: el futuro aparece como un terreno inseguro e inestable.
z Baja autoestima: el interno, en general, se define por sus carencias y no por sus
potencialidades, generando niveles de agresividad crecientes.
El problema de las penas estigmatizantes se refuerza por fenómenos sociales de diversa índole
tales como la publicidad morbosa enfocada a la difusión de algunos tipos de delito, generando en
la comunidad una sensación de rechazo.
Las penas de tipo estigmatizante presentan serveras deficiencias en relación a lograr una
adecuada reinserción social del interno penitenciario entre otras cosas porque:
z Vulneran un derecho fundamental de los ciudadanos como es la dignidad, y
z Generan una sensación de perpetuidad social de la sanción, incompatible con el
carácter transitorio de una pena privativa de libertad.
•
La problemática penitenciaria tiene implícita las condiciones en que transcurre la vida del
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procesado y condenados durante la prisión preventiva o la ejecución de la pena privativa y/o
restrictiva de la libertad.
Todas las acciones que se desarrollan deben tener en cuenta las diferentes historias personales
de los internos y sus constituciones síquicas.
Las relaciones entre marginación y delincuencia resultan complejas. Puede llegarse a la
marginación tras la comisión de un delito. Entonces, éste actúa como causa. Pero también
pueden engrosarse las filas de la marginación como derivación de las privaciones
socioeconómicas sufridas y equivaldría, por lo tanto, a una consecuencia.
La marginalidad penal no es absoluta por cuanto no todo delincuente es marginal. Es decir,
marginación y delito no guardan una relación de causa-efecto; por el contrario, requieren el
concurso de otros factores, de los que no son de menor importancia los motivos que inspiran la
transgresión.
De aquí, que se imponga, de una parte, diferenciar la delincuencia apoyada en un sustrato de
conformismo –obtener un resultado al precio de un delito–, de la de aquellos que consciente y
deliberadamente rechazan la sociedad y de la de quienes por pasividad o pobreza no están
identificados con el orden social.
Dentro del derecho penal, han surgido las denominadas “teorías del etiquetamiento” que parten
de suponer que los comportamientos desviados de la ley y la criminalidad son “etiquetas” que
determinados procesos colocan a ciertos sujetos de forma desigual a través de complejos
mecanismos sociales.
Estos enfoques del problema definen que el delincuente es producto del proceso de
estigmatización que lo estereotipa como tal, siendo esto un indiscutible resultado de la propia
criminalización.
Críticas a la teoría del etiquetamiento
Las principales críticas hacia estos enfoques del problema parten de la base que estos no brindan
solución alguna al problema de la desviación misma, ni los fenómenos de control y prevención del
delito, además entre sus omisiones está el estudio de la víctima.
Se la toma como una teoría que se centra solo en criticar la acción del control penal y de sus
instancias criminalizadoras, desatendiendo toda referencia calificativa.
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Si bien es cierto que la teoría de la estigmatización no tiene un alcance íntegro sobre los
fenómenos de la delincuencia y el delincuente, no podemos ignorar que el efecto estigmatizante
del derecho penal, sin ser el único y determinante elemento a tomar en cuenta, sí influye sobre
estos procesos.
Llevando el enfoque del etiquetamiento a su punto más extremo encontramos la teoría
abolicionista, que pretende eliminar todo tipo de pena privativa de libertad.
Sin llegar a estos extremos, parece más adecuado considerar que en el marco de la política
criminal, se debe tratar de armonizar las exigencias del derecho penal y de la criminología.
La elaboración de una política criminal eficaz -que respete la dignidad humana y que no
desatienda los estudios criminológicos desarrollados respecto al tema- así como una simultánea
labor de concientización de la sociedad que fomente la sensibilización de ésta ante la necesidad
de reinserción del ex interno, pueden ser los dos ejes básicos sobre los que debieran descansar
las políticas públicas en esta materia.
La Salida de la Cárcel, un salto al vacío?
Lo que hemos venido indicando con relación a las deficiencias de los diferentes tipos de penas
privativas de libertad para el logro de una efectiva reinserción social, tiene su efecto precisamente
una vez satisfecha la sanción.
En nuestro ordenamiento jurídico, la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de Libertad Nー 24.660
dedica su Capítulo XIII-Asistencia Postpenitenciaria y Capítulo XIV-Patronato de Liberados, al
abordaje del problema de la salida del interno de una institución penitenciaria. Al respecto
establece que:
Capitulo XIII
ARTICULO 172. Los egresados y liberados gozarán de protección y asistencia social, moral y
material pospenitenciaria a cargo de un patronato de liberados o de una institución de asistencia
pospenitenciaria con fines específicos y personería jurídica, procurando que no sufra menoscabo
su dignidad, ni se ponga de manifiesto su condición. Se atenderá a su ubicación social y a su
alojamiento, a la obtención de trabajo, a la provisión de vestimenta adecuada y de recursos
suficientes, si no los tuviere, para solventar la crisis del egreso y de pasaje para trasladarse al
lugar de la República donde fije su residencia.
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ARTICULO 173. Las gestiones conducentes al cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 172, se
iniciarán con la debida antelación, para que en el momento de egresar, el interno encuentre
facilitada la solución de los problemas que puedan ser causa de desorientación, desubicación o
desamparo. A tales efectos se le conectará con el organismo encargado de su supervisión en el
caso de libertad condicional o asistida y de prestarle asistencia y protección en todas las demás
formas de egreso.
Capítulo XIV - Patronatos de liberados
ARTICULO 174. Los patronatos de liberados concurrirán a prestar la asistencia a que se refieren
los artículos 168 a 170, la asistencia pospenitenciaria de los egresados, las acciones previstas en
el artículo 184, la función que establecen los artículos 13 y 53 del Código Penal y las leyes 24.316
y 24.390.
ARTICULO 175. Los patronatos de liberados podrán ser organismos oficiales o asociaciones
privadas con personería jurídica. Estas últimas recibirán un subsidio del Estado, cuya inversión
será controlada por la autoridad competente.
Del texto de la norma se desprende la voluntad del legislador de dar algún tipo de protección al
egresado de una institución penitenciaria.
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja, y el universo de problemas que debe afrontar el
ex interno penitenciario no encuentran fácil resolución.
De acuerdo a lo que hemos venido analizando, el egresado penitenciario debe readecuarse a la
sociedad civil y esto implica abandonar algunos de los comportamientos que desarrolló en su
instancia intramuros.
Estos comportamientos, basados en el egoísmo y en la violencia, en cuyo seno los individuos
socialmente más débiles son, en general, sometidos a funciones de sumisión y explotación, no
son adminitidos en la sociedad, generando actitudes de rechazo y menosprecio.
Se verifica un fenómeno del tipo “profecía autocumplida” dado que las manifestaciones
estigmatizantes que la sociedad plantea refuerzan, en muchas ocasiones, el circulo marginacióndelito-prisión-estigma, del que resulta díficil salir.
El ex interno reacciona considerando que su único recurso ante este repudio social es responder
con más agresión que toma la forma de acto delictivo, repitiendo la secuencia multiplicadora del
delito.
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Además, se produce un fenómeno de “autoestigmatización”, en la que no está ausente la
sociedad -porque en ella es que el individuo se educa en esta concepción- pero que en este caso
concreto, no actúa con rechazo, sino que es el ex interno quien no reacciona positivamente.
Las reacciones particulares de cada individuo responden a patrones especiales de su
personalidad, de modo que están determinadas por múltiples motivos. Esta resistencia a la
resocialización puede darse más en personas retraídas, tímidas, flemáticas, aisladas, con
reacciones pacíficas y en otras muy agresivas, impulsivas, impetuosas, tendientes a exteriorizar
su estados anímicos.
En este aspecto, la labor terapéutica que se pueda haber desarrollado durante el período en el
que el interno estuvo en una institución penitenciaria, puede contribuir al mejoramiento de esta
faceta del problema de la reinserción social.
Cuando el problema comprende a menores, es probable que este “circulo vicioso” de marginacióndelito-prisión-estigma comience desde muy joven y genere un verdadeo laberinto del cual resulta
difícil salir.
Las políticas públicas en materia penitenciaria deben prestar especial atención a esta
problemática, facilitando las medidas que permitan contrarrestarla, evitando en lo posible las
sanciones herméticas y brindando un tratamiento particularizado a los jóvenes (prisiones
independientes, asesoramiento psicológico,etc.)
La incertidumbre laboral y económica, la falta de conciencia del tema, la violencia, la incultura, la
proyección individualista del hombre, la inseguridad pública agravada por la difusión y
sobredimensionamiento de la información sobre casos de delincuencia brindada por los medios de
comunicación masiva, hace que cada día la sociedad se aleje más de la ansiada reinserción del
ex interno penitenciario.
Este es un problema central puesto que, como hemos analizado, la pena estigmatizante actúa
como multiplicador de la delincuencia, resultando en responsabilidad del Estado y la Sociedad
desarmar este circulo vicioso.
Las políticas públicas penitenciarias, orientadas hacia el logro de la adecuada reinserción social
de los egresados del sistema, deberán tener en cuenta algunas cuestiones fundamentales tales
como:
z Sostener el principio de la institución penitenciaria como servicio social y no como
institución estigmatizante.
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z Coadyuvar a la desaparición de la cultura carcelaria que provoca los efectos de
prisionalización a los que ya hemos hecho referencia.
z Favorecer las sanciones no privativas de libertad o alternativas a la privación de
libertad tales como los trabajos para la comunidad.
z Evitar el establecimiento de sanciones estigmatizantes con los internos.
z Optimizar las tareas de asistencia social postpenitenciarias.
z Favorecer las instancias de conciliación entre la sociedad y los egresados de
instituos penitenciarios.
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Bibliografía
z Ley Nー 24.660 de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad.
z JIMENEZ BURILLO, CLEMENTE, M, Psicología Social y Sistema Penal. Madrid:
Alianza
z BEDMAR MORENO, M, FRESNEDA LOPES, M. Excluidos y Recluidos: Educación en
la Prisión. Pedagogia Social, Revista Interuniversitaria.
z Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos, adoptadas por el Primer Congreso
de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
celebrado en Ginebra en 1955, ONU Doc. A/CONF/611, annex I, E.S.C. res. 663C, 24
U.N. ESCOR Supp. (No. 1) p. 11, ONU Doc. E/3048 (1957), amended E.S.C. res. 2076,
62 U.N. ESCOR Supp. (No. 1) p. 35, ONU Doc. E/5988 (1977).
z Informe del primer congreso de las Naciones Unidas sobre la prevención del delito y
tratamiento del delincuente.
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