1011-c.qxd 03/06/06 10 09:05 p.m. Page 1 La Plata, domingo 4 de junio de 2006 Ineterés General JUAN EMILIO ARANA, TIENE APELLIDO ILUSTRE PERO UNA VIDA MUY NORMAL El sobrino más joven de Rocha dice Tiene 33 años, es museólogo, soporta las colas para realizar cualquier trámite municipal repleta de leyendas y objetos de notorio valor histórico. Asegura que hay mucha fantasía Cultores del perfil bajo Los Arana van todos los 19 de noviembre al solemne Tedeum que se oficia en la Catedral, donde, en general, ocupan los primeros bancos de la nave central. Casi ningún miembro de la familia recuerda haber sido saludado por un funcionario provincial o comunal a lo largo de décadas. Son nombrados por protocolo, pero nada más. Nunca hablan en público. “Tenemos un perfil muy bajo. Esta es la primera vez que tengo una charla tan extensa de mi familia con un medio de comunicación”, confiesa Juan Emilio Arana al periodista de Hoy. Una vez concluido el Tedeum, y de pasar por la cripta del fundador de La Plata, van al museo que lleva su nombre, ubicado frente a la plaza Moreno. “Nunca participamos de los actos políticos”, asegura el sobrino nieto de Dardo Rocha (foto), mientras elogia (una y otra vez) el trabajo que desarrolla la Asociación amigos del Museo y Archivo Dardo Rocha. En ese lugar, realizan un festejo íntimo con las personas allegadas al museo, que depende de la Municipalidad de La Plata, y que recibe un promedio de 12 mil visitas al año. Funciona en dos casonas que pertenecieron a Rocha (él nunca vivió allí). Allí, Juan Emilio encontró su vocación. “Casi por casualidad, me di cuenta de que quería seguir la carrera de museología”, recuerda este egresado del Nacional, que también estudio Medicina e Informática. Hoy es uno de los más fervientes defensores de la entidad, a la que aporta sus conocimientos, su legado familiar y también contribuye con numerosos objetos de valor histórico. “Cada dos por tres aparece un supuesto descendiente de Dardo Rocha. Nos llaman y siempre tenemos que explicar lo mismo. No sé por qué será, pero a mucha gente parece que le interesa tener un pariente famoso”. Quien habla es el sobrino nieto más joven del fundador de La Plata y de su señora, Dona Paula Arana, Juan Emilio Arana. Tiene 33 años, es museólogo, está acostumbrado a portar uno de los apellidos con más tradición de la capital bonaerense, a que lo nombren en los discursos y a repetir que no queda vivo ningún descendiente de apellido Rocha en la Argentina. De perfil bajo, al igual que sus hermanas María Fernanda (35) y María Agustina (31), es una de las personas que más brega por mantener el recuerdo vivo de su tío abuelo, de su legado y sobre todo de los principios morales de sus antepasados. También lucha desde la palabra para desmitificar fantasías que se enseñan en muchas escuelas o se transmiten en cada aniversario de la ciudad; algunas de las cuales ya las hicieron propias generaciones de platenses. Sentado en un señorial y mullido sillón de herencia familiar, Juan está de frente a los óleos de sus tatarabuelos, Diego José Arana y Victoria Olivera. Descendieron en el puerto de Buenos Aires de un barco que los trajo del País Vasco, su terruño, en el 1700. “Ellos son los abuelos de Rocha -señala-. Diego José era una comerciante muy rico que se asentó en el Tigre y que tuvo una vasta labor pública. Participó de los sucesos de Mayo y hasta actuó en ocasiones como juez para dirimir conflictos”. La casa de calle 47, donde siempre vivió Juan está repleta de histo- Diego Pantaleón Arana. Se peleó con Rosas, se exilió y le confiscaron toda la fortuna familiar. “Ahí se perdió casi todo”, dice Juan Cuando era chico, le hacían soplar las velitas en el Normal 2 todos los 19 de noviembre. El se fastidiaba rias y objetos que son testigos mudos de aquellos días. Un piano de cola Ronisch, seriado del 1800, es una de las tantas muestras de ese pasado lujoso en dinero e ideas. “Prácticamente toda la herencia familiar de mi tatarabuelo se perdió años después cuando su hijo Diego Pantaleón Arana confrontó ide- ológicamente con (Juan Manuel de) Rosas; se negó a jurar como abogado ante su figura y se tuvo que exiliar -cuenta Juan-. Como pasaba en aquel entonces, todos sus bienes fueron confiscados”. Diego Pantaleón está en otro óleo del estar de esa vivienda, pegado al de su esposa Jacinta Merino. Diego era el tío y suegro a la vez de Dardo Rocha. ¿Cómo es esto? Dardo y Paula eran primos. De los millones del primer Arana que pisó esta tierra, sólo queda una vieja casona en el centro del Tigre. En el exilio, junto a su amigo José Mármol, Diego daba clases de guitarra y tocaba en la calle. “Era de El dato Conocido, pero no tanto “Chau Juan, le grita el sodero. “Casi todos -dice él- aseguran que te conocen porque sos descendiente de Rocha; pero en realidad muy poca gente nos identifica”. Toda su familia tuvo una vasta actividad política. Entre sus tíos y abuelos hay diputados, senadores y funcionarios que ocuparon diversos cargos públicos. Asegura que el 19 de noviembre es para él “un día muy especial”. También el 1° de septiembre y el 6 de septiembre, fechas del nacimiento y muerte de su tío abuelo Dardo Rocha. En esas jornadas, siempre participan de los actos que se realizan en la ciudad. Buena música. Juan todavía conserva un piano seriado alemán Ronisch. Es una verdadera joya de 1800. Era de los Arana