¿Bélgica en peligro de escisión?

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El Clarí-n de Chile
¿Bélgica en peligro de escisión?
autor Jorge Magasich
2007-11-08 14:03:13
Bruselas.- Transcurridos 150 dÃ-as de las elecciones parlamentarias del 10 de junio, las enmarañadas negociaciones
para formar un gobierno se han visto comprometidas por una escalada de las tensiones entre flamencos
neerlandófonos y valones francófonos. La mayorÃ-a flamenca en la comisión “interior― de la Cámara, aprobó separar
circunscripción electoral de Bruselas (bilingüe francés-flamenco) de la de Hal y Vilvorde, (unilingües flamencas).
Este voto profundiza la crisis y coloca al “llano paÃ-s― en un punto cercano a la ruptura. Más allá de sus intrincadas
querellas lingüÃ-sticas, Bélgica se ha mantenido unida por su sistema de seguridad social garantizado a valones,
flamencos y bruselenses
El paÃ-s de valones y flamencos (1/3)
En sus 177 años de historia, la sociedad belga ha conocido tres grandes segmentaciones. La primera es de Ã-ndole
polÃ-tico, entre izquierda y derecha, que expresa una gama de visiones sobre el rol del Estado como agente de la
redistribución. La segunda es la división filosófica en un paÃ-s marcado por la importancia de la Iglesia católica y de la
FrancmasonerÃ-a; el mundo laico es más tolerante a la eutanasia, al aborto y al matrimonio entre personas del mismo
sexo, aunque hay católicos que también los aceptan. Y finalmente interviene la dicotomÃ-a lingüÃ-stica y cultural entre
los que se expresan en francés y en neerlandés.
Buena parte de los 10,4 millones de belgas se sienten sin duda orgullos de la cultura del compromiso entre cada una de
estas tendencias. Los gobiernos, instituciones y leyes suelen ser, en efecto, el resultado de complicadas dosis entre las
posturas de unos y otros.
Esta vez, sin embargo, las reivindicaciones nacionalistas de los grupos lingüÃ-sticos se han transformado en una
barrera infranqueable –al menos hasta la fecha– para alcanzar un acuerdo gubernamental. A tal punto que está en peligro
la existencia misma del Estado fundado en 1830.
Un Estado tampón
Bélgica se sitúa en territorios donde hace dos milenios pasaba la frontera que separaba al  imperio Romano de los
pueblos germanos, punto de origen de los dos grupos de idiomas. Del latÃ-n derivaron, entre otros, el valón y el francés,
y de las lenguas germanas todas las variantes del neerlandés.
Los contornos del territorio belga se perfilan el siglo XVII, luego de la división de los PaÃ-ses Bajos, después las
Guerras de religión. A grandes rasgos, Bélgica corresponde a las regiones que quedaron bajo control del imperio
español, católico, y Holanda a las dominadas por prÃ-ncipes calvinistas. La futura Bélgica pasará a la corona de Austria
en 1713; será invadida por la Francia revolucionaria en 1794; el Congreso de Viena la atribuye a Holanda en 1815; y
finalmente en 1830 adquiere su independencia contra la corona holandesa. La nueva Nación nace en realidad como un
estado tampón entre Francia, Inglaterra y Prusia.
Cuando reinaba el francés
Aunque durante los primeros años de vida independiente la población belga se compone de  flamencos y valones,
predomina el francés sin contrapeso. Esto por dos razones: la lengua de Voltaire era entonces el idioma internacional y
la Valonia francófona uno de los pilares de la Revolución industrial.
El neerlandés, en cambio, habÃ-a conocido destinos diferentes en la Holanda protestante o en la Bélgica católica.
Cuando se consolidan los dos estados el siglo XVII, no existÃ-a un idioma neerlandés, sino numerosos dialectos.
Holanda estandariza su idioma el siglo xvii, creando un neerlandés oficial con su respectiva gramática, lo que facilita la
traducción de la Biblia y de otros textos. La Flandres belga, sin embargo, se repliega sobre sus dialectos locales. En
esa época la jerarquÃ-a católica se opone a la traducción de las escrituras. Más tarde, los clérigos flamencos se
apartan del francés, idioma de la Ilustración y desde 1789 de la Revolución, y también desconfÃ-an del neerlandés
estandarizado, la lengua de los protestantes. La elite flamenca, por su parte, se distingue cultivando un muy buen
francés. Se dice que los notables de la hermosa ciudad flamenca de Gantes, hablan uno de los mejores franceses de
Europa…
A lo largo del siglo XIX, emerge en Bélgica el nacionalismo flamenco. Reivindica derechos evidentes: que los
neerlandófonos sean administrados, juzgados e instruidos en su idioma. Uno de sus primeros logros es estandarizar el
neerlandés belga, adoptando en 1844 la gramática holandesa. Las reivindicaciones flamencas encuentran cierta
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resistencia en la arrogante burguesÃ-a francófona y también en los flamencos afrancesados. Los primeros pasos del
movimiento flamenco son difÃ-ciles. Sólo en la década de 1920 son impartidas las primeras asignaturas en neerlandés
en la Universidad de Gantes. Hasta hoy muchos flamencos recuerdan con rencor el trato despectivo que sufrieron sus
abuelos, cuando su idioma era considerado un dialecto de sirvientes, y no han olvidado aquellos batallones de
campesinos flamencos que caÃ-an durante la Primera Guerra Mundial, porque no comprendÃ-an las órdenes en francés.
Flandres y Valonia
Con el advenimiento del sufragio universal masculino en 1919 y femenino en 1948, el peso electoral de los flamencos,
mayoritarios, aumenta considerablemente. En 1932 un grupo de parlamentarios flamencos propone el bilingüismo en
todo el paÃ-s, como ocurre en Luxemburgo con el francés y el alemán. Pero los diputados valones miran con recelo la
instalación de escuelas flamencas en Valonia, punto de encuentro de decenas de miles de emigrados flamencos, y
rechazan el proyecto de bilingüismo generalizado. Fue sin duda un error histórico, pues no habrá otra oportunidad de
integrar el paÃ-s. Se decide entonces que Flandres y Valonia serán administradas en sus idiomas respectivos y nace la
noción de territorio lingüÃ-stico. Sólo Bruselas es dotada de una administración bilingüe.
Durante la Segunda Guerra mundial, hay en todo el paÃ-s comportamientos de colaboración con el ocupante y de
resistencia a la ocupación nazi. Pero la primera es más fuerte en Flandres y la segunda en Valonia. Esto dejará trazas.
Después de la Guerra las instalaciones industriales valonas declinan, mientras las inversiones se orientan hacia
Flandes, que se enriquece. Las elites flamencas abandonan el francés paulatinamente y se flamandizan.
Dos crisis: el retorno del Rey y la Universidad católica de Lovaina
En 1950 se efectúa un referéndum de para decidir del retorno al trono del rey Leopoldo III, acusado de tranzar con el
ocupante durante la Guerra. Una mayorÃ-a de 57,7% aprueba su regreso, pero con grandes disparidades regionales. El
“SÃ-― obtiene un 72,2% en Flandres; 48,2% en Bruselas y sólo un 42% en Valonia. Es decir, Flandres vota “SÃ-― m
que en Valonia y Bruselas gana el “No―. La crisis es superada con la abdicación del rey en favor de su hijo Balduino.
Pero la marcada diferencia aumenta la grieta entre las comunidades.
La crisis siguiente se da en la vieja alma mater de Lovaina. La Universidad católica funcionaba, como su nombre lo
indica, en la ciudad flamenca de Leuven, 40 kilómetros al norte de Bruselas. La conferencia episcopal habÃ-a
desdoblado los cursos y la administración de la universidad, pero el movimiento flamenco exige la aplicación el
unilingûismo estricto en la ciudad. Manifestaciones de estudiantes y parlamentarios flamencos claman ¡Walen buiten!
(Valones afuera) de Leuven. En septiembre de 1968 la Universidad se divide en la Katholieke Universiteit Leuven (KUL)
y en la Université catholique de Louvain (UCL), que debe mudarse a su actual implantación en “Lovaina la nueva―, en
territorio valón. La mitad de los volúmenes de la biblioteca quedan en Flandres, la otra parte a Valonia.
La escisión de la universidad acarrea la de los partidos. Los socialcristianos flamencos y valones habÃ-an mantenido
posiciones opuestas durante la crisis. Terminan por proclamar partidos diferentes, aunque se consideran parte de la
misma “familia polÃ-tica―. Lo mismo ocurre con liberales y socialistas.
El Estado federal
De 1980 a 2001, Bélgica adquiere el perfil de un estado federal, a través de cinco reformas institucionales. El paÃ-s se
organiza en tres comunidades lingüÃ-sticas: al norte la Flamenca (6,1 millones); al sur la Valona (3,4 millones); y al
este la de habla alemana (75 mil). Valonia y Flandres son estados comparables a los componen los Estados Unidos o a
los länder alemanes. Cada cual tiene un territorio. Con una excepción mayor: Bruselas con una población un millón de
habitantes, es una isla en la región flamenca, habitada por casi 90% de francoparlantes.
Próximo artÃ-culo “La seductora y complicada Bruselas―.
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Ilustración: las tres comunidades de Bélgica.
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