Protocolo de acceso de los medios de

Anuncio
SEGUNDO.- PROTOCOLO SOBRE MEDIOS AUDIOVISUALES T.S. nº 770/03:
Protocolo de Acceso de los Medios de Comunicación a las Salas
de Vista
Introducción
La garantía de la publicidad de los procesos judiciales, en
especial de aquellos de naturaleza penal, constituye uno de los
rasgos distintivos de la actuación de una justicia democrática, en
el marco de un Estado constitucional de Derecho. Desde el inicio del
moderno Estado liberal, se tomó conciencia del enorme valor de
realizar las audiencias y pronunciar los fallos judiciales de cara a
la ciudadanía, facilitando de ese modo el que los tribunales
quedaran sujetos al escrutinio público. Y es que la democracia, como
dice Norberto Bobbio, es el régimen del poder visible y permite
distinguir el Estado constitucional del Estado absoluto.
Contemporáneamente, la consolidación y profundización de este
ideario, que es a un tiempo jurídico, político y ético, ha
encontrado plasmación en los instrumentos internacionales de
derechos humanos y en la doctrina y jurisprudencia que, con tanto
vigor, los acompañan y desarrollan, además de hallarse recogido, por
cierto, también en el texto constitucional.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha recalcado que «la
publicidad del procedimiento protege a los justiciables contra una
justicia secreta que escapase de la fiscalización del público; y
constituye uno de los medios que contribuyen a mantener la confianza
en los tribunales de justicia», añadiendo que, «por la transparencia
que proporciona a la administración de la justicia, ayuda a alcanzar
el proceso justo, cuya garantía se encuentra entre los principios de
toda sociedad democrática» (Caso Sutter, sentencia del 22 de febrero
de 1984).
Por su parte, el Comité de Derechos Humanos, órgano de control
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ha indicado
que «la publicidad de la audiencia constituye una importante
salvaguardia de los intereses del individuo y de la sociedad en
general», enfatizando el carácter excepcional de la facultad
reconocida por el Pacto Internacional a los tribunales, de excluir a
la totalidad o parte del público de la Sala, por las razones
enumeradas en el artículo 14.1 (Observación General Nº 13 - Artículo
14, 1984).
Ahora bien, en cuanto a las restricciones autorizadas por los
instrumentos internacionales y por el ordenamiento interno al
principio de publicidad del juicio, estas, aunque de naturaleza
excepcional,
son
legítimas.
Debe
decirse,
empero,
que
la
aplicabilidad de las cláusulas restrictivas de la publicidad
judicial contenidas en los instrumentos internacionales de derechos
humanos y en la legislación procesal exige siempre el cumplimiento
de requisitos especiales y de carácter objetivo, en correspondencia
con su naturaleza excepcional.
Como ha indicado el Tribunal Constitucional español (STC
30/1982 de 1 de Junio), «el principio de la publicidad de los
juicios garantizado por la Constitución (art. 120.1) implica que
éstos sean conocidos más allá del círculo de los presentes en los
mismos, pudiendo tener una proyección general. Esta proyección no
puede hacerse efectiva más que con la asistencia de los medios de
comunicación social, en cuanto tal presencia les permite adquirir la
información en su misma fuente y transmitirla a cuantos, por una
serie de imperativos de espacio, de tiempo, de distancia, de
quehacer, etc., están en la imposibilidad de hacerlo. Este papel de
intermediario natural desempeñado por los medios de comunicación
social entre la noticia y cuantos no están, así, en condiciones de
conocerla directamente, se acrecienta con respecto a acontecimientos
que por su entidad pueden afectar a todos y por ello alcanzan una
especial resonancia en el cuerpo social...no resulta adecuado
entender que los representantes de los medios de comunicación
social, al asistir a las sesiones de un juicio público, gozan de un
privilegio gracioso y discrecional, sino que lo que se ha calificado
como tal es un derecho preferente atribuido en virtud de la función
que cumplen, en aras del deber de información constitucionalmente
garantizado” .
No obstante, siempre conforme al Tribunal Constitucional
español, resulta plenamente admisible que, considerando «las
limitaciones de cabida del recinto», se establezca una selección en
orden a la asistencia a la vista, concediéndose acreditaciones sobre
la base de criterios objetivos.
Posteriormente la importante STC56/2004, de 19 de abril de
2004, ha establecido “Las audiencias públicas judiciales son, pues,
una fuente pública de información y, por eso, conforme acaba de
exponerse, ha declarado este Tribunal, con respecto a los
profesionales de la prensa escrita, que forma parte del contenido de
su derecho a comunicar información la obtención de la noticia en la
vista pública en que ésta se produce.”... “La eventual limitación o
prohibición de tal utilización, inicialmente permitida, ha de
realizarse de forma expresa en cada caso por el órgano judicial
conforme
a
las
exigencias
a
las
que
acaba
de
hacerse
referencia”(.......); pero también se dice que
“Los pasillos u
otras dependencias de ese edificio no son fuentes de información de
acceso general, pues más allá de los locales en los que se
desarrollan las actuaciones públicas, el derecho de acceso tiene un
carácter instrumental, es decir, paso para llegar a aquellos
locales. Por otra parte, la previsión de acreditaciones e
identificaciones para los periodistas no sólo no limita el ejercicio
de su derecho a informar, como ya se declaró en la citada STC
30/1982, de 1 de junio (FJ 4), sino que es un medio adecuado para
que pueda ejercerse el derecho de acceso preferente a la audiencia
que prevé ese apartado, en caso de escasez de espacio.”
Dicha doctrina ha sido reiterada, posteriormente, en la STC
57/2004.
Por lo que se refiere al proceso penal, el art. 680 de la Ley
de enjuiciamiento criminal (LECrim) dispone que las sesiones del
juicio oral podrán tener lugar “a puerta cerrada cuando así lo
exijan razones de moralidad o de orden público, o el respeto debido
a la persona ofendida por el delito o a su familia”, de suerte que
el Presidente del órgano judicial, previa consulta con el Tribunal,
adoptará la decisión correspondiente, “consignando el acuerdo en
Auto motivado”. Para el proceso civil la más moderna Ley de
enjuiciamiento
civil
(LEC)
de
2000,
adaptando
al
marco
constitucional la regulación correspondiente de la LEC de 1881 y
utilizando terminología claramente procedente de los tratados
internacionales en materia de derechos fundamentales, dispone en su
art. 138 que las actuaciones judiciales por él reguladas podrán
“celebrarse a puerta cerrada cuando sea necesario para la protección
del orden público o de la seguridad nacional en una sociedad
democrática, o cuando los intereses de los menores o la protección
de la vida privada de las partes y de otros derechos y libertades lo
exijan o, en fin, en la medida en que el Tribunal lo considere
estrictamente
necesario,
cuando
por
la
concurrencia
de
circunstancias especiales la publicidad pudiera perjudicar a los
intereses de la justicia”, regulación está de aplicación supletoria
a todos los procesos (art. 4 LEC). Y en esta línea, hemos de señalar
que en aplicación del art. 6.1 del Convenio europeo de derechos
humanos, cuyo texto ha dejado clara huella en la redacción del
citado art. 138 LEC de 2000, la jurisprudencia del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos destaca los límites al derecho a la publicidad
de las audiencias y la consiguiente posibilidad de excluir el acceso
a la prensa y al público durante la totalidad o parte del juicio,
cuando lo exijan los intereses de los menores o la vida privada de
las partes, la seguridad o la privacidad de los testigos o los
intereses de la justicia, entre otros bienes merecedores de
protección (SSTEDH de 16 de diciembre de 1999, T. contra el Reino
Unido; de 16 de diciembre de 1999, V. contra el Reino Unido; y de 24
de abril de 2001, B. contra el Reino Unido y P. contra el Reino
Unido).
En armonía con estas consideraciones, puede sostenerse que el
principio de publicidad de los juicios, no supone un acceso
ilimitado del público y de la prensa en general a las salas de
juzgamiento, sino que la publicidad del procedimiento se puede
restringir
tanto
por
cuestiones
de
espacio
físico
de
las
instalaciones como también por las disposiciones del tribunal en
ciertas circunstancias, todo ello a fin de preservar los intereses
de la justicia y los derechos procesales de las partes, de suerte
que, en estos casos, las limitaciones que determine el tribunal
deben encontrarse debidamente fundamentadas. Con carácter general el
art. 232.2 LOPJ establece que los Jueces y Tribunales pueden limitar
el ámbito de la publicidad “excepcionalmente, por razones de orden
público y de protección de los derechos y libertades mediante
resolución motivada”.
Es por todo ello que, en especial, los medios de comunicación
son particularmente importantes para garantizar la publicidad del
proceso judicial, al mismo tiempo que el principio de publicidad no
implica necesariamente el ingreso irrestricto de los medios de
comunicación a las salas del juicio, ya que, en realidad, si bien
los principios del debido proceso prohíben una justicia secreta, ese
ingreso de los medios de comunicación puede ser regulado por parte
del tribunal en aras del orden de los procedimientos, los derechos
de las partes y la majestad de la justicia.
En atención a todo lo anterior y visto lo dispuesto en el
artículo 6 del Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre, de los
aspectos accesorios de las actuaciones judiciales, así como la
reciente doctrina del Tribunal Constitucional sobre el acceso de los
medios de comunicación a los actos procesales que se celebren en
audiencia pública, en el que textualmente se señala que: “Con
carácter general se permitirá el acceso de los medios de
comunicación acreditados a los actos procesales celebrados en
audiencia pública, excepto en los supuestos en que puedan verse
afectados valores y derechos constitucionales, en los que el Juez o
el Presidente del Tribunal podrá denegar dicho acceso mediante
resolución motivada” esta Sala de Gobierno, acuerda comunicar a los
órganos judiciales radicados en su circunscripción territorial las
siguientes consideraciones:
a) el interés mediático que despiertan los juicios orales debe
ser reconducido,
b) es importante para la imagen de la justicia que no haya
desigualdades en el trato a los medios de comunicación para juicios
de similares características, y
c) no existe ningún marco normativo que sitúe y regule las
relaciones entre los medios de comunicación y el acceso y presencia
en los actos procesales.
Es por todo ello que se acuerda homologar la presencia de los
medios de comunicación en el ámbito de este Tribunal Superior de
Justicia de Catalunya de la manera siguiente:
Articulado
Sin perjuicio de las facultades que las leyes procesales
conceden al Tribunal en concreto, se establecen las siguientes
pautas de actuación tanto para el colectivo judicial como del ámbito
informativo en general:
1.- La Justicia manifiesta su voluntad de transparencia e
información en los términos que las leyes establecen y pondrá al
alcance de los periodistas toda la información necesaria para que
puedan hacer su trabajo con la máxima previsión e información
posible, y ello sin perjuicio de las competencias que los
Secretarios Judiciales tienen al respecto.
2.- Los periodistas estarán acreditados por el medio de
comunicación para el que trabajan y dichas acreditaciones las
distribuirá el Gabinete de Prensa del T.S.J.C. y serán nominales,
pudiendo serlo para edificios judiciales concretos, de ámbito
comarcal o global. También existirán acreditaciones de carácter
temporal.
3.- Se debe tener en cuenta que la divulgación de nombres de
personas implicadas en un procedimiento puede afectar a su
intimidad, honor y propia imagen, además de a la presunción de
inocencia y que la divulgación de nombres particulares esta sujeta
a las leyes. En el caso del Tribunal del Jurado deberá de respetarse
el anonimato de sus miembros salvo que los mismos no pongan
impedimento en ser filmados o fotografiados.
4.- Todos los edificios judiciales han de mantener los mismos
criterios de acceso en relación con puertas abiertas en todas las
salas de vistas si no hay Auto motivado del correspondiente Juez o
Tribunal que deberá ser dictada, bien con anterioridad al inicio de
las sesiones del juicio o tras la deliberación de las cuestiones
previas. Ello implica, que los medios de comunicación acreditados,
deben tener acceso a los edificios judiciales para poder acceder a
las salas de vista.
5.No se realizarán filmaciones ni fotografías en los
pasillos con el fin de preservar el derecho a la intimidad, el honor
y la propia imagen de las personas que acudan a cualquier tipo de
actuación judicial, así como a la presunción de inocencia.
Se habilitará un espacio, en las sedes de los edificios
judiciales, para que, en su caso, los letrados, las partes o los
testigos puedan hacer declaraciones a los medios acreditados en
condiciones de igualdad.
6.- Se potenciará la señal institucional, sin que esto implique
que se eliminen los “mudos” en la sala de vistas, siempre que se
puedan hacer de forma organizada y sin perturbaciones, por lo que,
en determinados supuestos donde la presencia de un número importante
de medios pudiera perturbar la celebración del juicio, podrá
acordarse que sea un único medio quien tome y distribuya la señal
institucional, previo acuerdo con el resto de medios acreditados.
7.- Todos los medios de comunicación deben ser tratados por
igual en la administración de justicia, sin preferencias por uno u
otro medio.
8.- Los medios tendrán un cuidado especial con el tratamiento
de la noticia en el caso de menores y víctimas, así como Juicios con
Tribunal de Jurado. Se tendrán en consideración, las normas
deontologicas al respecto del Consell de la Informació de Catalunya
y del Consell de l’Audiovisual de Catalunya.
9.- Los Jueces utilizarán el Gabinete de Comunicación del TSJC,
siempre que sea posible y por su parte, los medios deberán atender
las indicaciones dadas por éstos. Se recomienda que en supuestos
donde se prevea expectación mediática, el Juez o Tribunal se ponga
en contacto con antelación suficiente con dicho Gabinete a fin de
poder coordinar la presencia masiva de medios en el acto del juicio
correspondiente.
10.- Las cuestiones que planteen los medios de comunicación y
órganos jurisdiccionales, en relación con la aplicación del presente
Protocolo, se canalizarán a través del Gabinete de Prensa a la
Presidencia del Tribunal Superior de Justicia o al respectivo
Presidente de Audiencia Provincial, sin perjuicio de su posterior
análisis en el seno de la Comisión Mixta Sala de Gobierno-Medios de
Comunicación.
Sometido dicho texto a votación votan a favor de la Ponencia
todos los presentes a excepción de la Ilma. Sra. Sanahuja que
anuncia voto particular respecto del punto 5º.
En relación al punto 5º, párrafo 1º, se somete a votación si
puede haber alguna excepción.
Votan 5 a favor de que puedan haber excepciones y 6 en contra,
por lo que se aprueba, por mayoría que no habrán excepciones a la
norma establecida.
VOTO PARTICULAR QUE FORMULA MARIA SANAHUJA BUENAVENTURA EN
RELACIÓN AL PROTOCOLO SOBRE MEDIOS DE COMUNICACIÓN, Y EN CONCRETO AL
APARTADO QUINTO DEL MISMO.
La discrepancia se centra en la prohibición, como norma
general, de filmación y realización de fotografías en los pasillos,
pues se coincide con la inicial propuesta efectuada por el Ponente,
Sr. Lacaba, consensuada en la Comisión del TSJC-Col·legi de
Periodistes de Catalunya, en la que se decía: “Se podrá autorizar el
trabajo de los medios de comunicación audiovisuales en los pasillos,
siempre que pueda hacerse de forma organizada y basándose en normas
deontológicas. En casos concretos podrá prohibirse.”.
Toda la argumentación desarrollada en la introducción viene
referida exclusivamente a las audiencias públicas judiciales. No se
hace referencia al modo y circunstancias en que se produce la
noticia en los juzgados de instrucción, que son los órganos
judiciales unipersonales que mayor interés mediático suscitan.
Asimismo el Pleno de la Sala de Gobierno acuerda que “Se
habilitará un espacio, en las sedes de los edificios judiciales,
para que, en su caso, los letrados, las partes o los testigos puedan
hacer declaraciones a los medios habilitados en condiciones de
igualdad.”
El acuerdo, además de ser de futuro, cuenta con el
inconveniente de que es otra administración la que decide si los
medios de comunicación dispondrán de locales habilitados al efecto.
En los edificios judiciales de reciente construcción no se han hecho
esas previsiones. Tampoco en la llamada Ciudad de la Justícia de
Barcelona en la que aunque se ha previsto una gran sala de prensa
para la señal institucional, ésta tendrá un uso reducido por el
escaso interés que normalmente generan los juicios de los órganos
unipersonales. Dicha sala está a dos edificios de distancia de donde
se producen la mayor parte de las noticias, que es en los juzgados
de instrucción, y especialmente en los juzgados de guardia.
Por ello, el problema actual subsistirá, e incluso se
acrecentará. Actualmente el único modo en que la prensa puede
realizar su trabajo de intentar entrevistar a las personas que son
llamadas a declarar a los juzgados de instrucción es esperar en la
puerta de los juzgados. Ni hay un modo organizado para que las
partes, letrados y testigos puedan ser preguntados si desean o no
realizar declaraciones, ni hay locales adecuados. En algún asunto en
el que se preveía un especial interés mediático, y a solicitud de
algún compañero, he procurado organizar los espacios para que la
tarea de todos fuera posible. Lo cierto es que en las escasas
ocasiones en las que se ha generado algún incidente, inmediatamente
he sido avisada
compromiso.
y
siempre
hemos
llegado
a
una
solución
de
Imponer a los profesionales de los medios de comunicación unas
condiciones en las que se extrema la dificultad de su tarea,
situándolos en la vía pública, sólo puede acarrear mayores problemas
y conflictos, trasladando el problema a la policía, cuando de un
modo organizado el trabajo de todos es posible.
No convence la argumentación que se expuso en el debate,
mostrando la fotografía de un imputado que se tapaba la mitad del
rostro con su chaqueta, pues imágenes similares se obtuvieron en la
puerta de la vivienda que ocupaba, habiendo realizado declaraciones
a alguna televisión por voluntad propia. Y tampoco el argumento de
que la imagen obtenida en el juzgado le acarreó la pérdida de su
empleo, pues el motivo no era otro que la precariedad del mismo al
ser una persona que no disponía de permiso de trabajo, lo que
produjo la incomodidad de su empleador que estaba infringiendo la
normativa, y este, y no otro, fue el motivo del despido.
Los profesionales de los medios siempre encontrarán un modo u
otro de llegar a la fuente de la noticia. El dificultarles o
impedirles, como se pretende, el realizar su trabajo a los que
respetan las normas deontológicas, que son una inmensa mayoría, sólo
puede ocasionar mayores problemas a todos. Y si algún profesional de
algún medio no las respetara siempre se podría prohibir su acceso al
interior de los edificios judiciales, tal como la primera propuesta
establecía.
Descargar