INFORME FINAL DEL PROYECTO Integridad ecológica, Diversidad estructural y Patrones de regeneración en robledales semi-naturales de la CAPV. Análisis de su contribución a la biodiversidad y de sus necesidades de conservación. Presentado a la convocatoria de 20 de abril de 2005 del Consejero de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente ERROTUZ Septiembre 2006 i INFORME FINAL DEL PROYECTO Titulo: Integridad ecológica, Diversidad estructural y Patrones de regeneración en robledales seminaturales de la CAPV. Análisis de su contribución a la biodiversidad y de sus necesidades de conservación. Autores: Claudia Maldonado Seares Inazio Martínez de Arano Inés Latorre García Índice 1. INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................... 1 2. OBJETIVOS .................................................................................................................................................. 3 3. METODOLOGÍA ......................................................................................................................................... 4 3.1 IDENTIFICACIÓN DE ZONAS DE ESTUDIO Y SELECCIÓN DE RODALES ....................................................... 4 3.2 MUESTREO ................................................................................................................................................ 5 3.2.1 Diversidad estructural y composición del dosel arbóreo............................................................... 5 3.2.2 Patrones de regeneración ................................................................................................................ 6 4. RESULTADOS.............................................................................................................................................. 7 4.1 ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN .................................................................................................................. 7 4.2 PATRONES DE REGENERACIÓN................................................................................................................ 14 4.2.1 Regeneración de roble y especies acompañantes bajo el dosel ................................................... 14 4.2.2 Regeneración en claros y causas de formación............................................................................ 16 4.3 DIVERSIDAD ESTRUCTURAL Y DISPONIBILIDAD DE HÁBITAT ................................................................ 20 5. DISCUSIÓN DE RESULTADOS ............................................................................................................. 22 5.1 ESTRUCTURA Y CRECIMIENTO ................................................................................................................ 22 5.2 PATRONES DE REGENERACIÓN................................................................................................................ 23 5.3 TAMAÑOS DE CLAROS Y CAUSAS DE FORMACIÓN .................................................................................. 24 5.4 CLAROS Y REGENERACIÓN DE ALGUNAS ESPECIES ................................................................................ 25 5.5 ESTADO DE CONSERVACIÓN E INTEGRIDAD ECOLÓGICA....................................................................... 26 5.6 INTEGRIDAD FUNCIONAL Y DISPONIBILIDAD DE HÁBITAT ..................................................................... 27 6. CONCLUSIONES....................................................................................................................................... 29 ii 1. Introducción Se estima que de los 3.130 km2 que conforman el área potencial de los robledales eurosiberianos en el País Vasco, menos de un 5% esta formado por masas con presencia significativa de Quercus robur, mientras que prácticamente el 60% está ocupado por plantaciones de especies exóticas, principalmente Pinus radiata. (IKT 2000, INF II) La naturalidad, integridad ecológica y el estado de conservación de estas masas es muy variada y rara vez se ha caracterizado. Al igual que la mayor parte de los bosques templados europeos, estas formaciones de “bosque Atlántico” —como las denomina el II Inventario Nacional Forestal— han estado sometidas a una constante intervención humana, fundamentalmente a través de plantaciones, cortas selectivas, claras, quemas e incendios, colecta de hojarasca y de biomasa e introducción de ganado (Berlund, 1996). Esa presión antrópica secular ha sido de tal magnitud, que en la mayor parte de los casos ha determinado en gran medida, la composición estructura y dinámica de esos boques. De hecho, muchos aspectos de la dinámica natural de este tipo de formaciones nos es hoy día desconocido. El paulatino abandono de la vida rural tradicional y de sus sistemas productivos, que se produce durante la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, se traduce en que en la últimas décadas: 1) se dejan de manejar la mayor parte de los robledales eurosiberianos remanentes que han persistido en el paisaje, incluyendo las masas de trasmochos; 2) los terrenos agrícolas abandonados y no reforestados con especies exóticas, son recolonizados, dando lugar a un “Bosque Atlántico” seminatural, de características hoy día juveniles y de una composición muy variada 3) en ocasiones persiste una presión antrópica en forma de pastoreo y recogida de leña cuyo efecto en este proceso de naturalización se desconoce. Así, se puede decir que en este último periodo, los procesos naturales han pasado a ser predominantes en la dinámica de estos bosques y que esto puede conducir a una paulatina recuperación de su naturalidad. Es totalmente necesario y urgente, aprovechar la oportunidad que se presenta para estudiar y comprender la dinámica natural de estos robledales y para identificar los nichos de regeneración de las distintas especies que los componen. Esto es doblemente importante, si se tiene en cuenta que este proceso de naturalización no está exento de dificultades. Así, entre los problemas que identifican los gestores forestales, cabe destacar aspectos como: 1. El mayor éxito en la regeneración, establecimiento y crecimiento de especies exóticas en el seno de los robledales, con la consiguiente pérdida de integridad ecológica. 2. La aparente ventaja competitiva del haya frente al roble, que dificulta la conservación de robledales eurosiberianos representativos. -1- 3. La ausencia de regeneración de especies arbóreas autóctonas en bosques degradados. 4. La escasez de elementos estructurales, tales como, árboles muertos en pie, madera en el piso del bosque, árboles añosos… El estudio de la dinámica y de los patrones y nichos de regeneración de las distintas especies, es lo que puede ayudar a entender las causas que subyacen y, en su caso, a diseñar la medidas de conservación que se juzguen necesarias. Por otro lado, estos retazos de bosque natural, pueden ser de excepcional interés por su representatividad y su relativa escasez, pero también por su contribución a la diversidad del paisaje, por los hábitats que proveen, así como por su papel como reservorio de propágulos vegetales y de acerbo genético. Es por lo tanto necesario describir cuantitativamente su Integridad Ecológica, su Diversidad Estructural y la presencia de Elementos estructurales, para poder llevar a cabo una correcta caracterización del estado y necesidades de conservación de estas formaciones forestales, y poder estimar así, su contribución relativa a la diversidad global del paisaje. -2- 2. Objetivos • Describir la composición, estructura y dinámica de los bosques semi-naturales de Quercus robur más representativos de la zona atlántica de la CAV. • Identificar patrones de regeneración de las especies que lo componen, mediante la caracterización de sus estados de desarrollo y de los procesos naturales de mortalidad y regeneración. • Determinar el Estado de Conservación de las masas estudiadas, evaluando para ello su Integridad Ecológica y su Integridad Funcional, entendida como Diversidad Estructural y Disponibilidad de Hábitat para algunas especies de fauna incluidas en el catálogo vasco de especies amenazadas. -3- 3. Metodología 3.1 Identificación de zonas de estudio y selección de rodales Mediante una primera etapa de trabajo cartográfico, en que se identificaron zonas de bosques de frondosas autóctonas de baja altitud, mediante mapas de vegetación, mapas topográficos y ortofotos de 2002 y cartografía del Inventario Nacional Forestal de 2005, se seleccionaron un total de 12 rodales representativos de la actual distribución de los Robledales Atlánticos semi-naturales, tras un reconocimiento en terreno de algunas zonas identificadas, previa consulta a los Servicios de Montes y de Conservación de la Naturaleza correspondientes. Se estimó necesario que los rodales seleccionados cumplieran con las siguientes condiciones: - Composición dominada por frondosas autóctonas con participación en el dosel superior de roble. Tamaño del rodal superior a 1 ha. Que en conjunto abarquen un amplio rango de edades y estados de desarrollo (masas juveniles / bosques adultos) Se identifican en la siguiente tabla los bosques estudiados, las principales especies que dominan en el dosel superior y los rangos de diámetros de roble que los caracterizan. Tabla 1. Identificación de los bosques estudiados Sector Ubicación Superficie (Municipio) (ha) Bizkaia Río Remendón Orrotegi La Tejera Arratzu Gipuzkoa Embalse de Añarbe Barranco de Endara Valle de Leizarán Embalse de Nuarbe Alava Río Baias Monte Godamo Izarra Izarza Dosel principal Rango de diámetros (cm) Trucios Orozko Arcentales Arratzu 90 57 80 Roble-aliso Roble Roble-aliso-tejo Roble 10-120 10-50 10-70 20-50 Renteria Irún Villabona Beasain 100 80 50 30 Roble-aliso Roble Roble-aliso Roble-haya-abedul 10-100 10-100 10-70 10-50 Zuia Urkubustaiz Urkubustaiz Amurrio 15 40 40 Roble-pino albar Roble-fresno-arce Roble-álamo-haya Roble-melojo 10-60 20-80 20-50 10-80 -4- Figura Nº1. Mapa de ubicación de los robledales muestreados en el presente estudio 3.2 Muestreo En cada rodal seleccionado se realizó un muestreo basado en transectos radiales en tres direcciones a intervalos de 60º , siendo la primera siempre perpendicular a la línea de máxima pendiente. Los transectos sumaron al menos 150 m de largo de ancho variable (entre 6 y 12 m.) dependiendo de la densidad de la masa. El uso de transectos es una metodología adecuada para recoger de manera eficiente características muy variables de los ecosistemas forestales como son la composición, estructura de tamaños, estratificación, aperturas del dosel y presencia de elementos de diversidad como árboles muertos y madera caída. Para registrar los aspectos del bosque que marcan los objetivos se realizaron las siguientes muestreos dentro de cada transecto: 3.2.1 Diversidad estructural y composición del dosel arbóreo a. Árboles vivos: a lo largo y ancho de cada transecto se registró de todos los árboles mayores a 5 cm de diámetro los siguientes parámetros: Especie, Diámetro (a la altura del pecho), Altura, presencia de Oquedades y diámetro y altura en el árbol de éstas, evidencias de Daños como descortezado, cancros, desfoliado. b. Árboles muertos: para los árboles muertos en pie, descopados o quebrados que se encuentren dentro del transecto o visibles desde el transecto se registró: Especie (cuando sea posible) Diámetro, Altura, Evidencias de uso por la fauna o flora, como agujeros de larvas, carpinteros, madrigueras y presencia de vegetación parásita o epifita, así como el grado de descomposición. -5- c. Árboles emergentes: de la misma manera para árboles emergentes o singulares por su tamaño o arquitectura dentro o fuera del transecto se les registró: Especie, Diámetro, Diámetro de copa, Proporción de copa viva y vigor según las categorías; vigoroso, debilitado, moribundo. d. Madera muerta, según estado de descomposición: para los árboles caídos total o parcialmente dentro o fuera del transecto se registró, cuando fue posible la causa de su caída según este desenraizado o quebrado y se les medió el diámetro interceptado por el transecto. Al igual que en los árboles muertos en pie se registraron las evidencias de uso por la flora o fauna. El volumen de madera muerta se estimó por el LSI. e. Para los árboles registrados fuera del transecto se determinó además su distancia perpendicular a la línea central del transecto, con el fin de estimar la densidad por unidad de superficie, de estos elementos de diversidad estructural. f. Para determinar la estructura de edades, se extrajo un tarugo de incremento de dos individuos de cada clase de diámetro para todas las especies arbóreas presentes en el rodal. 3.2.2 Patrones de regeneración a. Regeneración bajo el dosel del bosque: en cada transecto se realizaron 20 subparcelas de regeneración de 2 x 1 m en que se registró las especies arbóreas de diámetro < 5 cm, determinando para cada planta: especie, categoría de altura (0-10; >10-50; 50-100; > 1m) y estimación de la cobertura arbórea en la vertical. b. Regeneración en claros y dinámica de claros. Se identificaron todos los claros que fueron interceptados por el transecto ampliado a 10 metros por cada lado. Para su caracterización se estimó su superficie midiendo su diámetro mayor y otro perpendicular a éste, asimilando su forma a la de una elipse para estimar su tamaño. Para obtener una estimación insesgada de la distribución de los tamaños de claro, su frecuencia relativa se aplicó una corrección con el inverso de su diámetro efectivo. Al interior de los claros se determino lo siguiente: - La regeneración presente, mediante la medición de 20 subparcelas de 2x1 metro, al igual que en el punto 3.2.2 a - La presencia de árboles sucesores, definidos como el árbol de mayor porte que se desarrolla en cada uno de los cuartos en que se puede dividir un claro. De los árboles sucesores también se extrajeron tarugos de incremento para determinar su edad e inferir la edad del claro. - Cuando fue posible se registró el origen del claro, por caída o muerte de árboles. -6- 4. Resultados Los 12 sitios estudiados se caracterizan por formar superficies superiores a las 30 ha en la mayoría de los casos. En conjunto, abarcan una amplia variedad de masas en lo que se refiere su composición, estructura y estado de desarrollo. En general muestran indicios de no estar bajo régimen de explotación de madera. En algunos rodales si aparecen evidencias cortas más o menos frecuentes que afecta a especies acompañantes de roble como castaño, avellano y espino que en algunos sectores crecen abundantemente de cepa en las categorías de diámetros menores a 15 cm. Sólo en Godamo se aprecia el efecto de cortas foguearles sobre individuos adultos de roble. Algunos sectores presentan, así mismo, intenso pastoreo por ganado ovino y equino. Destacan en este sentido el sector del río Remendón en Trucios y la Tejera en Arcentales. 4.1 Estructura y composición En la Tabla 2 se resumen los principales parámetros que caracterizan las distintas formaciones, ordenadas de manera creciente por la complejidad de su estructura de tamaños y de los valores que alcanzan los diámetros y edades máximas del dosel principal, dominado siempre por roble. Tabla 2. Parámetros de los bosques estudiados, definidos para la masa formada por las clases de tamaño > 10 cm de diámetro Sector Densidad Densidad Diámetro D. medio Rango de Árb. Muertos Cobertura Q. robur medio dominante edad ** en pie arbórea (Nºind/ha) (%) (cm) (cm) * (años) (N/ha) (%) Río Baias 1.750 94 25,8 47,0 28-52 100 81 Orrotegi 760 87 28,5 43,2 47-63 0,0 90 Izarra 1.849 82 26,5 45,0 33-65 529 76 Nuarbe 2.015 43 23,7 45,0 35-90 100 78 Arratzu 1.298 60 30,3 45,0 78-100 115 100 Leizarán 1.562 95 33,3 61,0 31-85 462 74 La Tejera 1.840 30 27,3 59,8 44-80 198 98 Izarza 1.600 64 28,1 66,5 22-100+ 200 78 Añarbe 1.402 96 46 88,6 40-105+ 362 72 Remendón 2 924 48 41,4 89,5 50-100+ 117 88 Endara 1.273 92 38,3 85,2 53-215 174 73 Godamo 1.387 50 42,5 69,1 110-270 100 66 Remendón 1 925 59 33,1 56,9 384 84 * Diámetro de los 100 árboles más grandes ** Edades máximas estimadas a partir de tarugos de incremento incompletos para diámetros > 50 cm En general la participación de roble en el dosel superior de los bosques estudiados es bastante importante a excepción de masas como la de Arcentales, Nuarbe, donde se encuentran otras especies acompañantes como abedul, aliso, haya y espino y donde además la densidad total del bosque es de las más altas, en torno a los 2.000 árboles/ha. Estas densidades altas reflejan a la vez una situación de más competencia entre los árboles y que se puede traducir en diámetros medios menos desarrollados, que no sobrepasan los 30 cm. -7- En lo que se refiere a la estructura de estas masas, se puede hablar de manera preliminar de tres estados de desarrollo en los que se encuentran los bosques estudiados. El primer grupo que representa bosques de menor desarrollo incluye las masas con diámetros dominantes menores a 50 cm, y donde se incluyen los bosques de Río Baias (Álava), Izarra, Nuarbe (Guipúzcoa) Arratzu y Orrotegi (Bizkaia). Otras masas de mayor desarrollo corresponden a las registradas en Leizarán, Arcentales y Amurrio, con diámetros medios en torno a 30 cm y diámetros dominantes en torno a 60. En tercer lugar se consideran como las masas más antiguas los bosques de Añarbe, Trucios, Endara y Godamo debido a los diámetros máximos que sobrepasan los 90 cm de diámetros y cuyas edades sobrepasan ampliamente los 100 años. Grupo 1 Nuarbe (1090 robles/ha) Izarra (1518 robles/ha) 1800 1800 1600 1400 Nº individuos/ha Nº individuos/ha 1600 m.pie 1200 sorbus 1000 aceb/esp 50 800 600 haya álamo 65 años 400 roble 200 1400 m.pie 1200 castaño 1000 800 600 70 35 400 80-90 años abedul roble 200 0 0 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 0-10 Clases de diámetro (cm) 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 Clases de tamaño (cm) Rio Baias (1650 robles/ha) Orrotegi (560 robles/ha) 1800 1800 1600 1600 1400 1400 1200 m.pie 47 1000 800 otras p.albar 40 600 Nº individuos/ha Nº individuos/ha haya 60 191 roble 50 años 400 200 1200 madroño 1000 800 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 roble 600 47 400 65 años 200 0 castaño 50 0 50-60 0-10 Clases de diámetro (cm) 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 Clase de diámetros (cm) Arratzu (800 ind/ha) 900 800 Nº individuos/ha 700 93 600 m.pie avell 500 castaño 400 fres/haya 100 años 300 50 200 laurel roble 70 100 0 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 Clases de diámetro (cm) Figura 2. Distribuciones de diámetro de las masas con diámetros medios del dosel dominante menor a 50 cm. -8- En el primer grupo la estructura de algunas masas muestra un estado más juvenil, reflejado en el rango estrecho de dispersión de diámetros, la ausencia casi total de árboles mayores a 50 cm de diámetro y la mortalidad por competencia de las clases de tamaño menores a 20 cm, especialmente en los sitios con mayor densidad total, como el bosque de Izarra y Nuarbe. Destaca la ausencia de árboles muertos en pie en los bosques del río Baias y Orrotegi. Esto es consecuencia de las claras a que en ellos se han efectuado en las que se han extraído individuos de roble y otras especies, de las clases diamétricas inferiores. El efecto de las claras, más intensas en Orrotegi, se refleja en una menor densidad del dosel, en la presencia de tocones y en el abundante desarrollo de brotes epicórmicos que muestran cerca de un 50% de los árboles. Estos se producen típicamente en árboles que han desarrollado copas muy estrechas por la alta densidad y que tras una clara, emiten hojas a lo largo del fuste generando biomasa foliar para aprovechar la luz incidente. Este efecto de las claras explica probablemente la ausencia de un dosel inferior significativo de especies acompañantes que si está presenten en los sectores no intervenidos. Haya, Castaño y Abedul en el robledal de Nuarbe, Laurel, Avellano, Castaño y Fresno en el enclave más cálido de Arratzu y Acebo, Alamo temblón y serbal en el robledal subcantábrico de Izarra. Estas especies acompañantes se encuentran sobretodo en clases diamétricas inferiores, lo que parece indicar que son especies capaces de establecerse — o al menos de mantenerse –bajo el dosel de roble. El abedul, como especie pionera intolerante a la sombra, sólo aparece en clases diamétricas intermedias y presenta edades comparables a las del dosel principal de roble. El haya destaca por su parte por estar presente en distintas clases de tamaño, aunque siembre en baja proporción. Con respecto a la estructura de edad de estas masas se puede ver también que la diferencia en el rango de edad, de unos 20 a 30 años, refleja bosques coetáneo para roble, si se considera que la longevidad de la especie puede llegar a los 400 años. Esto se aprecia en los sectores más jóvenes con edades entre 40 y 65 años, donde además el roble no está presente en las clases de regeneración de 0 a 10 cm de diámetro y muy especialmente en el bosque de Arratzu, donde la diferencia de edades de los pies de roble, no excede los 10 años. El bosque de Nuarbe, que presenta una dispersión de edades algo más amplia con pies de hasta 90 años en las clases de tamaño más grandes y por otro lado pies pequeños de roble, que pueden alcanzar los 35 años. De hecho se encuentra en un estado intermedio con los rodales del siguiente grupo. Figura 3. Tarugos de incremento de roble que muestran el desarrollo en diámetro de dos individuos de edad muy similar (91 y 93 años) de distinto diámetro (Arratzu). La relación de los diámetros con las edades de roble, muestra una gran variación en las tasas de crecimiento para la especie, y en la mayoría de los casos las edades no se reflejan siempre en la misma clase de tamaño. Como se aprecia en la figura siguiente, -9- dos árboles del bosque de Arratzu, de edad similar, pueden tener diámetros muy distintos. En este bosque llama especialmente la atención que pies de pequeño diámetro de laurel pueden alcanzar los 70 años de edad, mostrando una alta capacidad para mantener bajas tasas de crecimiento cuando crece bajo un dosel dominante de roble. Grupo 2 En las masas de mayor desarrollo, con presencia de pies de roble que alcanzan los 80 cm de diámetro, la estructura de tamaños se caracteriza por una mayor dispersión de diámetros. Leizarán (1486 ind/ha) 1400 m.pie Nº individuos /ha 1200 otras 1000 aliso 800 30 roble 45 60 600 400 85 años 200 0 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 60-70 clases de diámetro (cm) Amurrio (1175 ind/ha) Nº individuos/ha 900 800 m.pie 700 aceb/esp 600 castaño 500 melojo-quejigo 40 roble 400 300 22 200 36 45 años 100 0 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 60-70 70-80 Clases de diámetros (cm) La Tejera (595 robles/ha) 900 Nº individuos/ha 800 m.pie 700 esp/avell 45 tejo 600 aliso 500 60 abedul 400 roble 300 60 44 200 70 años 100 70 0 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 80 60-70 Clases de diámetro (cm) Figura 4. Distribuciones de diámetro de masas con diámetros medios del dosel dominante entre 60 y 70 cm. - 10 - Se puede considerar que representan rodales más adultos donde la mortalidad por competencia ha disminuido, generando una mayor apertura del dosel que ha dado paso al desarrollo de un abundante sotobosque de especies arborescentes como espino, avellano y acebo y especies arbóreas como el castaño. Cabe destacar sin embargo, que una importante proporción de esta regeneración de especies acompañantes, especialmente en Leizarán, es de origen vegetativo, producto de cortas frecuentes de los pies más pequeños que las mantiene en un constante rejuvenecimiento. Por otro lado la diferencia de edades entre los árboles dominantes y las clases de regeneración menores a 10 cm de diámetro, también reflejan bosques en un estado de desarrollo más avanzado. En este sentido y según las edades registradas, son especialmente jóvenes los pies pequeños de roble del bosque de Amurrio, con edades en torno a los 20 años, lo que refleja ciertas condiciones favorables para el establecimiento de nuevas plantas de roble durante este período. Con respecto a la densidad total de pies por hectárea, la participación de roble en el bosque de La Tejera (Arcentales) es especialmente baja donde comparte los estratos intermedios con abedul y aliso, aunque roble se mantiene como la especie emergente que alcanza los mayores portes. Según las edades registradas para estas clases de tamaño, se trata de una cohorte relativamente homogénea en edad, donde las tres especies se establecieron entre 45 y 60 años atrás, probablemente precedidas por abedul que presenta las edades mayores. Figura 5. Crecimiento en diámetro de roble, abedul y tejo de un mismo grupo de edad, entre 45 y 48 años. Las clases de tamaño son similares para roble y abedul pero no para tejo que ha tenido un crecimiento más restringido. (Bosque de La Tejera en Arcentales) - 11 - Grupo 3 La estructura de diámetros que muestra la figura agrupa a las masas de roble que presentan individuos de gran porte y edades máximas que sobrepasan los 100 años, por lo que reflejan el estado de desarrollo más avanzado entre los bosques de roble de la CAPV. Endara (864 ind/ha) 900 900 800 800 700 700 600 40 500 70 Nº individuos/ha 80 400 100 años 300 200 60 600 50 500 70 400 200 años 200 100 100 Clases de diámetro (cm) roble castaño 0 90 -1 00 -8 0 80 -9 0 70 0 60 -7 -5 0 50 -6 40 30 -4 0 0 010 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 60-70 70-80 80-90 90100 20 -3 0 0 0 Clases de diámetro (cm) roble m.pie Godamo (694 ind/ha) otras m.pie Trucios 2 (446 ind/ha) 1400 1200 160 300 10 -2 Nº individuos/ha Añarbe (1485 ind/ha) 900 800 2470 Nº ind/ha 800 30-70 600 130 250 años 400 500 56 400 70 100 años 300 200 50-70 200 600 100 40-50 50-60 60-70 70-80 Clases de diámetro (cm) roble fresno arce esp/avell 70 -8 0 80 -9 0 90 -1 00 10 012 0 30-40 60 -7 0 20-30 10 -2 0 20 -3 0 10-20 010 0-10 50 -6 0 0 0 30 -4 0 40 -5 0 Nº individuos/ha 700 1000 Clases de diámetro (cm) m.pie roble aliso avella m.pie Figura Nº 6. Distribuciones de diámetro de los robledales con diámetros medios del dosel dominante mayores a 70 cm Por un lado las masas de mayor densidad de robles como las de Añarbe y Endara evidencian un dosel más cerrado con mayor competencia entre los individuos de las clases menores, dando a paso a árboles suprimidos que terminan por morir en pie. Las causas de muerte de los árboles en estos rodales corresponden en un 100% a árboles desenraizados de recepe en el robledal de Endara y 70% de quebrados en el de Añarbe Bajo estas condiciones de dosel se desarrollan en muy baja proporción otras especies como castaño, espino y aliso. Por otro lado en las masas con un dosel dominante menos denso como los bosques de Godamo y Trucios (Remendón1) se desarrolla un estrato de regeneración. Este estrato es especialmente abundante en Godamo, compuesto por especies como arce, fresno y avellano y entre las cuales, cabe destacar no se registra el reclutamiento de roble. - 12 - A pesar de los pequeños diámetros, las edades de entre 30 y 70 años para arce y 50 y 70 años para fresno, indican por un lado que la regeneración actual se comenzó a establecer hace unos 70 años atrás y que por otro lado se trata de especies capaces de crecer muy lento sin llegar a suprimirse. Fresno Arce Figura 7. Tarugos de incremento de especies presentes en estrato de regeneración en Godamo, de fresnos de 60 años y arces cercanos a 70 años. Roble Figura 8. Incremento en diámetro a lo largo de la vida de tres robles del dosel dominante con edades de entre 120 150 años y diámetros entre la clase 30 y 40. Robledal de Godamo. Los amplios anillos de crecimiento que muestra roble en los primeros años en el bosque de Godamo, indican que seguramente se trata de individuos establecidos en condiciones de un dosel más abierto que las condiciones de cobertura actual y en las que se han establecido especies acompañantes como arce y fresno que actualmente forman el estrato de regeneración. - 13 - 4.2 Patrones de regeneración Mediante el registro de la regeneración de todas las especies que se desarrollan en el sotobosque, tanto bajo dosel como en los claros, se estiman su presencia y abundancia y se evalúa la relación de estos parámetros con las características del dosel arbóreo, la estructura y la composición de cada masa. 4.2.1 Regeneración de roble y especies acompañantes bajo el dosel Los resultados de la regeneración muestran que roble, la especie dominante en el dosel arbóreo en la mayoría de los sitios estudiados, es la especie con mayor abundancia de plántulas en la categoría de plantas menor a 1m de altura. Valores más bajos de regeneración de roble como el de Nuarbe, se corresponde a la vez con una baja proporción de roble en el dosel superior en torno al 40% y una alta densidad de pies por hectárea. Tabla Nª 3. Abundancia de la Regeneración de todas las especies Roble Fresno Acebo Espino peral Tejo Arce Castaño Avellano haya Abedul Quejigo madroño Cerezo Temblón Serbal Encina Laurel Melojo Roble Fresno Castaño Haya Arce Populus Cerezo Espino Avellano Acebo Laurel TRU1 TRU2 ARRA ARCE OROZ IZAR GODA AMUR BAIA ENDA NUAR LEIZ 4.417 50.500 26.417 8.417 22.000 9.000 35.750 83 10.083 3.167 167 1.000 83 1.583 1.500 3.417 667 3.833 1.250 583 583 417 417 333 1.167 1.333 167 1.333 500 250 500 167 250 417 38.333 > 100 833 417 83 167 250 667 750 167 500 500 1.500 - 14 - 6.250 500 333 AÑAR TOT 26.333 84.792 4.333 1.167 22.917 8.833 304.875 167 917 11.250 1.583 1.688 83 250 9.604 2.833 3.167 500 500 167 8.667 167 4.250 3.833 1.729 2.979 250 167 917 167 167 2.833 1.167 83 417 2.500 1.500 1.500 1.417 1.417 1.333 750 500 83 500 417 38.333 83 83 cm. 83 938 250 2.188 83 667 167 167 104 354 521 1.188 750 167 2.250 9.000 667 1.667 354 688 1.500 Por otro lado la acusada diferencia entre los dos sectores del bosque del río Remendón (Trucios 1 y Trucios 2) puede verse explicada por la mayor presencia de ganado en el sector 1, contiguo a las zonas de pastoreo, que en el sector 2, ubicado más al interior del bosque, en zona de vaguadas. Como se aprecia en la figura siguiente, la regeneración de roble es importante en todos los sectores, sin embargo las plantas de roble de > 100 cm de altura sólo aparecen en 5 sectores y nunca superan el 3% del total de la regeneración. Su presencia se relaciona también en la mayoría de los casos con la ocurrencia de regeneración de avanzada del resto de las especies acompañantes como fresno, haya y arce entre las de porte arbóreo. Esto puede indicar que en estos sitios las condiciones para la regeneración son adecuadas para una buena parte de las especies presentes en el dosel arbóreo Figura 9 Abundancia de la regeneración de Roble según categoría de tamaño (< 1m y >1 m ) para todos los sectores Así también la regeneración de roble alcanza mayor altura junto con la regeneración de otras especies arborescentes como avellano, acebo y espino, siendo esta última la que mayor abundancia presenta. Los sectores con más éxito de la regeneración de roble en el sotobosque, expresado en abundancia de plantas mayores a 1 m de altura, corresponden a los bosques de Godamo y río Baias, caracterizados principalmente por una fisiografía plana y un dosel alto dominado por pies en torno a los 25 m. Tabla Nº 4. Participación de Q. robur en la Regeneración Sectores REMENDON 1 REMENDON 2 ARRATZU ARCENTALES ORROTEGI IZARRA GODAMO AMURRIO BAIAS ENDARA NUARBE LEIZARAN AÑARBE < 100 cm. 40% 97% 40% 33% 90% 84% 89% 81% 92% 83% 47% 92% 96% > 100 cm. 3% 0% 9% 100% 19% 0% 75% - - 15 - Si se considera la fracción ind<100cm/ind>100cm como indicador del reclutamiento, es decir la tasa de supervivencia de las plántulas capaces de alcanzar el metro de altura, se puede señalar que la cobertura media del dosel superior, es la variable con que mejor se relaciona, lo que puede explicar que un dosel más abierto favorece la permanencia y crecimiento en altura de la regeneración de roble. Tasa de reclutamiento de Q. robur ind<60 cm. / ind > 60 cm. 2,5% y = -0,0005x + 0,0489 R2 = 0,5653 2,0% 1,5% 1,0% 0,5% 0,0% 0 20 40 60 80 100 120 cobertura dosel superior % Figura 10. Relación entre la tasa de reclutamiento de las regeneración de roble y la cobertura arbórea, para los sectores en que se registra dos categorías de tamaño de plantas (< 1m y > 1m de altura) 4.2.2 Regeneración en claros y causas de formación El registro de los claros interceptados y a través del transecto, muestra que la presencia de claros no es común a todos los bosques muestreados. Así, sólo se han encontrado claros en 8 sitios, en distinta proporción y para los cuales se ha determinado, además de la regeneración, aspectos como su tamaño, antigüedad y altura del dosel circundante que pueden explicar en parte una diferencia sustancial de condiciones microambientales con respecto a las que se mantienen bajo dosel. Tabla Nº 5 Características de los claros registrados (interceptados y medidos) Sector Trucios Arcentales Arcentales Orozco Orozco Izarra Izarra Izarra† Godamo Godamo Nº tr 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Pend. (%) 40 20 10 40 50 0 0 0 0 0 Alt.dosel (m). 22 17 15 20 20 20 20 22 28 20 Antigüed (*) 2 2 2 1 1 2 2 3 1 2 - 16 - ancho (m) 14,1 8 13 12 31 20 14 5 8 largo (m) 24 11 15 34 45 50 10 11 15 Tamaño m2 266 69 153 320 1096 785 110 43 94 Godamo 11 0 Godamo 12 0 Baias 13 0 Baias† 14 Endara† 15 50 Endara 16 Leizarán 17 40 (*) 1 reciente; 2 medio; 3 antiguo (†) claros antiguos cerrados 25 25 17 17 22 20 22 3 1 3 2 1 2 12 19 4 17 15 15 21 22 12 35 18 23 198 328 38 467 212 271 Como se aprecia en los resultados, la mayoría de los claros encontrados en los robledales con aperturas de dosel, son de tamaño pequeño o medio, mientras que los claros grandes de más de 1000 m2 son muy escasos. Distribucion de tamaños de Claro 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% <100 100-1000 >1000 Figura 11. Distribución de tamaño de claros, en m2, para los 8 sitios en que se detectó su presencia, por la probabilidad de interceptar el claro. Con respeto a las especies que generan el claro tras su muerte, el roble resulta ser la especie predominante en la formación de claros, causado principalmente por la muerte en pie de los árboles. Los árboles desenraizados, como segunda causa, aunque son más frecuentes en el robledal de Endara y Trucios, no son importantes en la formación de claros de estas masas, donde también dominan los árboles muertos en pie. Por su parte los árboles talados en claros, sólo se han encontrado en el bosque del río Baias, donde los tocones remanentes, como el escaso desarrollo de las copas de roble, son clara evidencia de que se han realizado cortas tendientes a aumentar el espaciamiento de los árboles. Tabla 6. Características de los árboles formadores de claros Sector Arcentales Baias Endara Godamo Esp. formadora Causas de muerte Roble Otras m. pie desenr. quebrado talado 6 2 6 1 1 4 0 4 9 0 8 1 8 0 5 1 2 - 17 - DAP medio (cm) 31,6 19,9 26,9 52,0 Izarra Leizarán Orozco Trucios TOTAL 9 3 5 3 47 0 0 0 0 2 9 3 4 3 42 1 4 1 2 23,3 22,4 23,3 33,0 30,3 A excepción del robledal de Godamo donde se registran los árboles más añosos, los diámetros de los árboles formadores de claros no corresponden a los árboles dominantes de las masas y se trata principalmente de árboles de diámetros medios. En muchos claros los árboles muertos en pie aparecen contiguos o formando corros, lo que puede estar indicando que las causas de estrés que han causado el debilitamiento y muerte de los árboles, tienen relación con algún factor común de tipo biótico o abiótico. Tabla 7. Presencia y abundancia de regeneración en claros (plantas/ha) Sector TRUCIOS TRUCIOS2 ARRAZUA ARCENTALES OROZCO IZARRA GODAMO AMURRIO BAIAs ENDARA NUARBE LEIZARAN AÑARBE Roble 19000 0 2500 9167 4464 12219 0 0 0 0 9000 Fresno 0 0 1750 0 0 2309 0 0 0 0 500 Acebo 2500 0 1000 0 0 208 0 0 0 0 0 Peral 9500 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Espino Arce 0 0 0 0 3750 0 0 0 774 0 4722 486 0 0 0 0 0 25000 0 0 0 0 % Roble 38% 30% 42% 50% 34% 0% 39% Aunque no todos los claros presentan regeneración de roble, su presencia parece estar más relacionada con la abundancia de la regeneración en el conjunto del bosque que con el tamaño de los claros. Así, como se aprecia en la figura siguiente, cuando existe regeneración bajo dosel, ésta también está presente en los claros, aunque en una proporción menor. Regeneración de Q. robur 60000 ind/ha en claros 50000 40000 30000 Serie1 20000 10000 0 0 10000 20000 30000 40000 ind/ha en el rodal - 18 - 50000 60000 Figura 12. Relación de la regeneración de roble, bajo el dosel y en los claros. A pesar de la presencia de regeneración de roble en los claros, la especie no se registra como posible ocupadora en los claros, siendo más exitosas como sucesoras especies arbóreas como el fresno, castaño, arce y haya cuando también están en el dosel superior o intermedio. Por otro lado, son también muy exitosas en los claros, especies arborescentes como el espino, avellano e incluso acacia, cuando está presente. Tabla. 8. Número de árboles sucesores por especie para ocupar el claro, según sector Sector avellano espino otras fresno Arcentales 1,0 7,0 Baias Endara 2,0 Godamo 12,0 4,0 1,0 19,0 Izarra 2,0 4,0 1,0 Leizarán 3,0 Orozco 1,0 Trucios Total 18 15 5 19 arce castaño haya 1,0 12,0 3,0 5,0 13 5 3 acacia p.tremula abedul total 8 1 2 48 3,0 13 7,0 10 1,0 7 7 3 1 89 Árboles Sucesores (%) avellano espino Arcentales Baias Endara Godamo Izarra Leizarán Orozco Trucios 13% 88% Total esp 20% otras fresno arce castaño haya acacia p.tremula abedul Total 14% 8 1 2 48 13 10 7 1% 89 100% 25% 15% 30% 8% 31% 100% 2% 8% 40% 25% 23% 23% 70% 14% 17% 6% 71% 21% 15% 6% 3% 8% 3% También las especies de porte más arbóreo como haya, fresno y arce son las que alcanzan mayor altura en los claros, aunque esto no es indicativo de que se crecimiento sea más rápido que el resto de las especies de menor tamaño. Tabla 9. Altura de árboles sucesores por especie en los claros Altura (m) avellano espino Arcentales Baias Endara Godamo Izarra Leizarán Orozco Trucios media 3,5 4,4 4,5 6,0 4 3,1 3,9 otras fresno arce 2,5 1,5 2,5 6,9 9,7 17,8 2,8 2,6 4,0 4,5 castaño haya acacia p.tremula abedul media 3,9 2,6 3,3 6,9 9,7 - 19 - 3,3 4 17,8 2,5 2,8 4 4,3 2,0 2,5 6,6 7,1 3,0 3,5 5,6 4.3 Diversidad estructural y disponibilidad de hábitat En la Tabla 10 se presentan los parámetros de abundancia y características de los principales elementos estructurales presentes en los robledales y que están relacionados con la diversidad y la disponibilidad de hábitat. Tabla 10. Abundancia y características de los elementos de Diversidad estructural Árboles muertos pie Árboles Diámetro Madera en el Árboles c/ Sector (N/ha) Río Baias Orrotegi Izarra Nuarbe Arratzu Leizarán La Tejera Izarza Añarbe Remendón2 Endara Godamo caídos árb. caídos (<40cm (>40cm) N/ha (cm) piso del bosque oquedades (m3/ha) * Nº/ha 100 0 661 826 197 462 298 375 594 184 336 66 0 0 0 0 0 0 0 0 33 16 0 33 30 0 33 100 214 66 330 0 48 220 448 231 20 0 15 7 25 25 20 0 20 27 15 20 0,8 6,5 2,2 63,6 16,6 34,0 4,5 9,7 75,6 51,9 45,5 0 0 0 0 0 30 30 0 32 0 0 30 (*) incluye árboles caídos y ramas en el piso del bosque Arboles muertos en pie Los árboles muertos en pie constituyen una importante de alimento para aves insectívoras como Phoenicurus phoenicurus que se benefician de la abundancia de presas que estos generan. La mayor parte de los árboles muertos en pie son de diámetros inferiores a los 40cm. Son árboles suprimidos que han ido perdiendo vigor por falta de recursos de recursos (luz y espacio de crecimiento) hasta morir. En ocasiones se ven afectados por agentes patógenos (Armillaria spp., por ejemplo) beneficiados por una situación de estrés. De entre los bosques estudiados, los valores más bajos de árboles muertos en pie, lo presentan sectores como Baias, Orrotegi y Godamo, donde se practican claras o cortas esporádicas de pies de roble y especies acompañantes. Los árboles muertos en pie de mayor porte, de diámetro medio superior a 40 cm, son individuos que se encuentran en el dosel superior y su muerte en pie suele estar causada por una descompensación entre la parte aérea y radicular, debido a su gran tamaño y que puede ser agravada por períodos prolongados de sequía, inundaciones o daños mecánicos severos. Las altas ramas desprovistas de follaje de estos árboles les convierte en elementos muy útiles como lugares de canto para aves territoriales o como atalayas utilizadas por rapaces. En este sentido se debe señalar que se trata de un elemento más frecuente en bosques maduros, y así como lo muestran los resultados, su presencia en los sectores de bosques con pies más añosos y de mayor tamaño, como - 20 - Godamo, Añarbe y Endara evidencian un mejor estado de conservación de la masa en el sentido de mantener procesos dinámicos de mortalidad natural, con mínima intervención. Madera muerta sobre el suelo La madera muerta sobre el suelo del bosque, principalmente representada por los árboles caídos, provee fuente de alimento y refugio a numerosos organismos y genera microhábitats húmedos fundamentales para las poblaciones de algunos anfibios. Su tamaño y estado de descomposición son aspectos relevantes que determinan el uso que hacen las especies de este recurso. Figura 13. Distribución del volumen de madera muerta por sector, según estado de descomposición. Los volúmenes en que se encontró la madera muerta en los distintos estados de descomposición por sector, indican que la mayor parte corresponde a madera muerta sin descomponer, utilizada en gran parte por escolítidos y otros insecto xilófagos, mientras que es escasa la madera muy descompuesta, en general con evidencias de uso por hongos saprófitos. El promedio de la madera muy descompuesta de todos los sectores llega a penas a 4,4 m3/ha y se encontró principalmente en bosques más antiguos como los de Trucios, Godamo, Añarbe y Endara, siendo prácticamente ausente en los sectores de menor desarrollo. La madera menos descompuesta por su parte en promedio llega a 26 m3/ha para todos los sectores. En general, son mucho más comunes los árboles caídos por rotura del fuste, que los árboles desenraizados. Esto tiene que ver con el origen de monte bajo de muchos de los individuos que hoy conforman esta masas. La rotura se produce por una pudrición progresiva de las viejas cepas. Los diámetros de madera muerta encontrados se corresponden con individuos del dosel suprimido y dosel intermedio y no suele sobrepasar los 40 cm. Oquedades En la tabla 10 se aprecia que en general los árboles con oquedades son muy escasos en la mayoría de los bosques, aunque sí es posible encontrar oquedades en el fuste en los rodales maduros con diámetros dominantes mayores a 60 cm. Esto ocurre en los robledales de Leizarán, Arcentales, Añarbe y Godamo, mientras que en el resto de las formaciones, la ausencia de este recurso es total. - 21 - 5. Discusión de resultados 5.1 Estructura y crecimiento La estructura de diámetros de las distintas masas estudiadas, representativas de los algunos de los robledales mas extensos y menos intervenidos de la CAPV, refleja una gestión pasada bastante intensa para la obtención de madera de monte bajo o en algunos casos por trasmoche, que dio lugar a robledales muy abiertos. Por otro lado, la alta densidad y grado de ocupación del espacio, junto a la presencia de madera muerta en el piso del bosque y árboles muertos en pie, reflejan por su parte bajos niveles de intervención reciente. Sólo en algunos casos es evidente el efecto de cortas foguerales (Godamo), claras (Baias y Orozko) y pastoreo extensivo (Trucios). Las masas de estructura regular sin claras, con DAPs máximos de hasta 50 cm. (Grupo 1) se encuentran en una fase alta ocupación del sitio y mortalidad por competencia. Este proceso, denominado por Oliver y Larson (1991), como exclusión fustal, suele ocurrir en masas jóvenes formadas por especies intolerantes a la sombra o que requieren bastante espacio y luz para su desarrollo, como parece ser el caso de roble en esta fase de su crecimiento. La ausencia de reclutamiento de roble en las últimas décadas y la ausencia de regeneración de cierto tamaño, son propias de esta tapa de desarrollo, tal y como los muestran los resultados obtenidos. El dosel intermedio compuesto por especies más tolerantes a la sombra como haya, castaño, acebo o espino, favorecidas por pequeñas aberturas del dosel. La estructura de edades muestra que estas especies se establecieron junto a los individuos más jóvenes del dosel principal de roble y que no ha existido reclutamiento significativo de nuevos individuos en las últimas dos décadas. Es posible que estas masas se hayan generado a partir de unos pocos árboles madre ya desaparecidos, a partir del rebrote de cepa de una última corta hace unos 50 años, o que sean plantaciones antiguas como parece ser el caso de Arratzu. En los bosques donde predominan los diámetros mayores, la mortalidad ha dado paso a un dosel más abierto que permite en la mayoría de los casos una mayor participación de especies en los estratos de regeneración e intermedio del bosque donde son más frecuentes castaño, acebo, espino o avellano. Las distintas clases de edad y de tamaño de roble en estas masas, muestra que la especie se ha establecido en distintos períodos a lo largo de la vida del rodal, aunque de forma esporádica. Probablemente, estos rodales se han generado por regeneración de roble bajo un dosel abierto de remanentes de un último recepe, o bajo viejos trasmochos. En ocasiones resulta evidente que ese proceso de regeneración de roble está dominado por rebrotes de cepa, como es el caso de Remendón (Trucios) y de Añarbe y Endara. La relevancia de esto esta en que el roble parece capaz de desarrollarse bajo un dosel muy abierto de viejos trasmochos o monte bajo. El caso de Godamo es singular pues presenta un rango de edades para roble entre 130 y más de 250 años y ausencia total de esta especie en clases de edad inferior dominadas por fresno y arce común, sin evidencia de regeneración vegetativa de roble. Esto indica que en determinadas condiciones ecológicas y/o régimen de gestión, se puede producir una ausencia casi total de reclutamiento de roble en largos periodos de tiempo. Así la estructura actual de estas masas, su alto grado de cobertura y la ausencia de claros de dimensiones importantes, son consecuencia del abandono de la gestión tradicional - 22 - desde hace entre 50 y 100 años, lo que permitió el reclutamiento de una nueva cohorte de roble y un aumento progresivo de la densidad y ocupación del sitio. De hecho la estructura de edades muestra un predominio de las clases de edad de entre 40 y 70 años en la mayor parte de los rodales. En muchos de ellos, esa cohorte se estableció bajo un dosel con participación de roble, probablemente muy abierto. Así en términos dinámicos, esto robledales estaría entre una etapa de exclusión fustal y una etapa de reinicio del sotobosque. Aunque roble es una especie muy exigente en recursos como espacio y luz, según se aprecia en las muestras de incremento diamétrico, un mismo individuo es capaz de adaptar su desarrollo a la disponibilidad de recursos. Debido a esto los diámetros de los árboles no siempre son un claro reflejo de la edad como lo muestran las estructuras diamétricas. En promedio, la variación en las tasas de crecimiento en diámetro de roble, en los distintos sectores oscila entre los 0,3 a 0,7 cm/año. Esto significa que puede tolerar períodos de crecimiento tan restringido como otras especies acompañantes, más tolerantes a la sombra como son fresno, arce y laurel que aparecen en el estrato intermedio con valores de entre 0,2 a 0,3 cm /año. 5.2 Patrones de regeneración Los patrones de regeneración hacen referencia a las necesidades de luz y otros recursos que necesita una especie para regenerar exitosamente. Están íntimamente relacionados con atributos vitales tales como, la tolerancia a la sombra, capacidad de dispersión de las semillas o la velocidad de crecimiento. Aunque roble es una especie muy exigente en luz, no se le puede clasificar como una especie pionera, puesto que su semilla de gran tamaño y de difícil dispersión y su tasa de crecimiento en altura es muy baja en comparación a otras especies intolerantes. Esto atributos tienen más que ver con un patrón de regeneración bajo un dosel abierto, que con una especie pionera capaz de dispersarse y establecerse a zonas abiertas y en plena luz. Estudios realizados en bosques dominados por roble y haya en el Parque Natural de Oyambre (Cantabria) Rozas (2002) concluye, que el roble como especie más intolerante a la sombra tiene un nicho de regeneración restringido a los espacios abiertos dentro del dosel, mientras que haya se puede desarrollar en una mayor variedad de situaciones de luminosidad, excepto en bosques de elevada cobertura, debido a su mayor tolerancia a la sombra. Estos requerimientos de luz por parte del roble indican un mecanismo de regeneración en claros para la especie, que también ha sido señalado por otros autores como Bradshaw et Hannon (2004), Veblen (1992) y Bradshaw & Hannon (2004) Aunque la regeneración en claros para roble se corresponde muy bien algunos de sus atributos vitales antes mencionados (Valladares et al 2002). No parece ser el mecanismo operante en los bosques estudiados. El estado actual de estas masas revela una escasa presencia de claros grandes (>1000 m2) donde además roble no está presente como especie sucesora. Por el contrario, los claros de pequeña magnitud parecen estar favoreciendo el establecimiento y acceso al dosel superior de especies más tolerantes a la sombra como arce, fresno y espino e incluso de heliófitas como el avellano o el peralillo. De hecho, la abundancia de regeneración de plantitas de roble en los claros ha resultado ser menos abundante que bajo el propio dosel del bosque. Esto parece estar - 23 - relacionado con una cierta inhibición que produce la presencia en los claros de un estrato arbustivo denso formado por helecho (Pteridium aquilimum, Argoma (Ulex europaeus), zarza (Rubus sp.) o ericaceas. La ausencia total de reclutamiento de roble en las última décadas y escasez de regeneración con altura superior a 100 cm. indica que en las actuales condiciones del dosel no se esta produciendo regeneración efectiva, a pesar de la abundante presencia de plantitas de roble en el estrato inferior de todos los sectores. Es posible que el reclutamiento de roble requiera de la formación de claros de mayor tamaño, o de un bosques mucho más abierto como es propio en bosques de viejo crecimiento (Oliver y Larson 1991) 5.3 Tamaños de claros y causas de formación El viento es un de los principales factores causantes de perturbaciones y aperturas de dosel en bosques templados húmedos, al causar caídas y desenraizamiento de árboles, especialmente en suelos con fuertes pendientes y mal drenaje, (Bradshaw et Hannon, 2004, Rozenbergar, 2003; Mownford et Peterken, 2000). En los robledales estudiados el roble es la principal especie formadora de claros pero no por caída, sino por la muerte de árboles en pie. Aunque no se trata de árboles de grandes dimensiones, la mortalidad suele aparecer agrupada formando corros, lo que permite que se generen claros de tamaño medio. Ocasionalmente si se observan claros formados por desenraizamiento de grandes árboles. La muerte de árboles en pie de pequeño diámetro, generalmente viene explicada por la supresión de los individuos menos desarrollados, como producto de un proceso de competencia. Sin embargo, la muerte de árboles que han llegado al dosel intermedio o superior puede estar relacionada con infecciones de Armillaria spp, como es el caso de Godamo y de Trucios, donde los rizomorfos de esta especie se aprecian claramente bajo la corteza de muchos formadores de claros. La abundancia de individuos muertos en pie parece mas común en sectores como Trucios, donde predominan los individuos rebrotados de cepa. La escasez de árboles desenraizados tanto en claros como en el total del bosque, puede estar explicada por la composición del dosel arbóreo relativamente pura de roble. Esta es una especie longeva, de madera dura y lento ritmo de crecimiento y con un sistema radicular muy potente que la hacen menos susceptible a las caídas que otras especies. De hecho la mayor parte de la madera muerta caída sobre el suelo en sectores como Trucios o Endara se corresponde a la rotura basal de individuos de clases diamétricas inferiores formados por rebrotes de cepa de muy viejos tocones. Estos individuos no generan claros pues pertenecen al dosel dominado. Es una hipótesis plausible que la escasez de bosques maduros con árboles añosos de gran desarrollo esté limitando la generación de claros importantes, del orden de entre 1000 y 2.500 m2, que son los que podría favorecer la regeneración y posterior desarrollo de especies como Quercus robur. La formación de estos claros requiere de la - 24 - caída de árboles de gran porte y desarrollo, que prácticamente están ausentes en los robledales estudiados, donde los árboles muertos en pie mayores de 40 cm son muy escasos y sólo han sido registrados en los sectores de bosques más antiguos, como Godamo, Trucios y Añarbe. 5.4 Claros y regeneración de algunas especies La regeneración de los robledales estudiados revela que roble es una de las especies más frecuentes y abundantes en la categoría de plántulas, tanto bajo el dosel como en los claros. Esto refleja que las condiciones de la cama de semillas del bosque son adecuadas para albergar y asegurar la germinación de sus semillas. Ahora bien, las plantas de regeneración de roble (> 1m de altura) son muy escasas o están completamente ausentes. Si están presentes son más abundantes es sectores con menor cobertura de copas. A diferencia de lo que señalan muchos autores, la regeneración de roble es menos abundante en los claros que bajo el dosel. No se ha encontrado regeneración de roble mayor a 1m. de altura en ninguno de los claros, ni tampoco aparece el roble entre los 89 individuos sucesores identificados, que son los que ocuparán el lugar dejado por lo árboles formadores del claro. El poco éxito de roble en la ocupación de claros, puede tener relación con la relativa escasez de claros grandes mayores a 1.000 m2. De hecho, algunos autores (West, et al 1998) han encontrado que tanto Betula pendula como Quercus robur son significativamente más abundantes y de mayor desarrollo en claros de más de 500 m2 de diámetro, mientras especies más tolerantes son más abundante en claros pequeños, aunque el crecimiento de estas últimas también se puede ver favorecido por los claros de mayor tamaño. Al respecto Diekmann (1996) señala que roble es la especie más demandante de luz de entre las especies deciduas que le acompañan. Los claros analizados si parece que proveen de condiciones para la regeneración de las especies como fresno, arce y haya, que además muestran un buen reclutamiento al estar presente tanto en la categoría de plantas pequeñas como en las de más de 1 m de altura y entre los individuos sucesores. Avellano y espino negro se ven muy favorecidas por el incremento de luminosidad en los claros y por su vigorosa regeneración vegetativa. La estrategia de fresno en Godamo, y Arcentales parece ser la de un establecimiento inicial bajo dosel, con capacidad de supresión muy fuerte y respuesta a la liberación cuando se genera el claro y mejora la luminosidad. Esto explicaría la elevada edad de algunos fresnos que buscan el dosel superior en claros recientes y patrones de ancho de anillo que muestran grandes supresiones y fuertes liberaciones. De hecho Diekmann (1996) señala para fresno y arce diferencias en requerimientos edáficos y de luz que les permite ocupar variadas situaciones bajo el dosel. Así mientras fresno es más exigente en nutrientes y humedad del suelo, es más tolerante a la sombra, mientras que arce tiene óptimos edáficos menores, pero es más exigente en luz. Peltier et al, 1997 describe un comportamiento para haya similar al de fresno. Sin embargo, en los rodales estudiados, el haya es una de las especies con una mejor - 25 - relación edad diámetro lo que parece indicar una tasa constante de crecimiento para condiciones de luminosidad y apertura del dosel muy variadas. Rozenbergar (2003) señala que, de este modo, las especies más tolerantes a la sombra tienen ventaja sobre las que requieren más luz, puesto que cuando se generan los claros por caídas de árboles, estas ya han establecido regeneración de avanzada. Más que de especies tolerantes cabría hablar de especies capaces de mantenerse bajo el dosel en condiciones de baja luminosidad y de responder rápidamente a la generación de un claros. 5.5 Estado de Conservación e Integridad ecológica Frecuentemente se utilizan índices basados en la riqueza y densidad de especies como indicadores de biodiversidad. Desde el punto de vista de la contribución de las masas seminaturales a la biodiversidad global del paisaje, estos índices son de poca utilidad si no se analizan los atributos vitales propios de cada especie que les convierten en generadoras de nicho. De hecho muchos trabajos muestran que la estructura de las masas forestales puede ser incluso más importante que la composición a la hora de determinar la diversidad de la comunidades faunísticas asociadas (James y Wamer 1982), incluso en zonas muy antropizadas (Lancaster y Rees 1987) Una definición operativa del estado de conservación o del grado de naturalidad de una formación forestal tiene que contemplar dos aspectos fundamentales. La integridad funcional, que tiene que ver con el mantenimiento de procesos naturales básicos y del mantenimiento de funciones ecosistémicas, como lo son el proveer de hábitat, la regulación del ciclo hídrico etc. El segundo aspecto determinante es la Integridad Ecológica sensu estricto, que tiene que ver con sean especies propias del lugar o formación forestal, las que cumplan esas funciones ecosistémicas básicos. Esto es tiene que ver con la integridad en la composición y dinámica del ecosistema forestal. Se puede decir que existe mayor Integridad Ecológica en la medida en las masas forestales están formadas por especies propias de la formación o del lugar y en la medida en que en ellas predomina procesos naturales, ya que son estos los que finalmente generan los elementos de diversidad estructural que podemos apreciar, cuantificar y valorar. En este sentido todos los rodales analizados están formados por especies propias del lugar, con la excepción de Leizarán donde aparecen algunos individuos de Robinia pseudoacacia. A lo largo de las últimas décadas los procesos naturales de establecimiento, crecimiento y mortalidad, dominan en la dinámica forestal en la mayor parte de los bosques analizados. Excepciones pueden ser Godamo, donde las cortas foguearles juegan un papel relevante, en Orrotegi (Orozco) donde se efectúan claras y en Remendón (Trucios) y (La Tejera) Arcentales, donde la presencia de ganado es muy notable. No obstante, el estado de conservación de estos robledales, refleja en una medida importante el efecto de la intensa gestión pasada que todavía condiciona su estructura y dinámica y la presencia de elementos estructurales. - 26 - 5.6 Integridad funcional y disponibilidad de hábitat En los ecosistemas forestales la integridad funcional está íntimamente relacionada con la estructura de la vegetación. Aunque esto suponga una gran simplificación, la integridad ecológica se puede medir a partir de la presencia y abundancia de ciertos elementos diversidad estructural, que además pueden relacionarse directamente con la disponibilidad de hábitat determinadas especies o gremios de especies. Árboles caídos Los árboles caídos por quebradura de fuste son más comunes que los desenraizados predominando en algunas masas como en Baias, Izarra, Leizarán, Trucios, Endara y Godamo, donde además no se registran caídas por desenraizamiento. Los árboles caídos por desenraizamiento sólo son relevantes en Añarbe y Arratzu. Cabe destacar que lugares como Trucios y Endara, la práctica totalidad de los árboles caídos, corresponden a un desprendimiento parcial de la base del árbol de origen vegetativo, del resto de la cepa de la raíz, por lo que su caída en este caso, está más relacionado con las prácticas silvícolas pasadas. Por ello no presentan grandes diámetros. La cantidad y tipo de madera muerta que se encuentra en un bosque es resultado de su tasa de formación y de su tasa de descomposición. Así, la acumulación de madera muerta en bosques templados puede variar ampliamente en función de la región geográfica, el tipo forestal, la edad del bosque y su historia de alteraciones. En Europa, en bosques templados naturales y semi-naturales puede ser normal encontrar volúmenes de madera muerta en rangos de 40-222 m3/ha llegando excepcionalmente a 422 m3/ha. (Christensen et al., 2005). Las reservas forestales de hayedos europeos al norte de los Pirineos presentan un promedio de 130 m3/ha. Por otro lado, en Bialowieza donde se encuentran los únicos robledales europeos inalterados por la acción humana, la madera muerta alcanza un promedio superior a los 500m3/ha. En bosques para la producción de madera, esta no supera generalmente los 15 m3/ha (Christensen et al,. 2005). La tabla 10 muestra que sólo cuatro sectores (Godamo, Remendón, Arratzu y Endara) presentan madera muerta en el rango de los valores de otras reservas forestales europeas, si bien en la parte baja de la escala y muy lejos de valores propios de bosques naturales. Por otro lado, esto volúmenes de madera muerta son muy superiores a los que se encuentran en hayedos, marojales y plantaciones forestales de Gorbea (Errotuz 2004) o en bosques de ribera del País Vasco Atlántico (Errotuz 2005) Arboles muertos en pie Excepto en Godamo y Orrotegi, el numero de árboles muertos en pie supera el centenar en todos los sectores y llega a los 800 ind/ha de Nuarbe. Lo que puede considerarse una cantidad muy saludable si se compara con los 20 a 40 ind/ha que en ocasiones se proponen como estrategias de gestión sostenible.. La mayor parte de estos árboles son suprimidos y de diámetros menores a 40 cm. Proveen hábitat para insectos xilófagos que están presentes en el 100% de los árboles muertos de Godamo, Endara o Amurrio y alimento a pícidos que han taladrado entre el 35 y el 80% de esos árboles en Izarra o Godamo. Sin embargo, los árboles muertos en pie de diámetros superiores a 40 cm. sólo están presenten en las masas de mayor edad como Añarbe, Remendon y Godamo. - 27 - Arboles emergentes Sólo Añarbe, Endara, Trucios y Godamo presentan individuos emergentes de más de un metro de diámetro a la altura del pecho. La presencia de grandes árboles emergentes aporta diversidad estructural al bosque y por ejemplo, son elegidos por el Azor (Accipiter gentilis) para establecer sus nidos (Peteriani y Faivre 1997). Además son los generadores de grandes claros y suelen presentar oquedades. Esta ausencia de grandes árboles se relaciona directamente con la edad de las masas que en esos cuatro rodales superan los 200 años de edad. Así la ausencia árboles emergentes de gran tamaño tiene que ver con la juventud de las masas. Todos los rodadles con una edad superior a 100 años, presentan entre 40 y 200 individuos de más de 50 cm. de diámetro, con excepción de Arratzu, donde la fuerte competencia entre individuos que fueron plantados hace unos 100 años, hace que presente diámetros máximos de sólo 50 cm. Arboles con Oquedades Estudios anteriores realizados en plantaciones, masas seminaturales y bosques de ribera (Errotuz 2004 y Errotuz 2005) muestran una escasez generalizada de oquedades de más de 5 cm. con excepción de trasmochos que presentan muchas oquedades a la altura de l trasmochado y algunos rodales recepados de haya, que presentan numerosas oquedades basales. En estos robledales estudiados las situación es similar y sólo se han encontrado oquedades en cuatro sectores (tabla 10) y con una densidad por hectárea que no supera los 30 ind/ha. La ausencia de oquedades tiene puede explicarse por varios factores con la juventud de la mayor parte del dosel (típicamente entre 40 y 70 años). También tiene relación con que ese dosel principal ha crecido en competencia, lo que produce fustes rectos, con pocas ramas gruesas laterales y por lo tanto, menos opciones para la rotura y formación de oquedades. Además, la mayor parte de los orificios generados por pícidos, se encuentran en individuos del dosel suprimido, que no persisten un el bosque tiempo suficiente y por lo tanto no se consolidan. La ausencia de oquedades puede estar relacionada con la relativa escasez en el País vasco de algunas especies como el colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) para quien las oquedades de pequeño tamaño en el fuste es uno de los principales requerimientos de hábitat (Bamford, com. pers.) - 28 - 6. Conclusiones Sobre la estructura y los patrones de regeneración Los robledales analizados presentan edades máximas que van de los 65 años a más de 250 años y diámetros dominantes de entre 45 y 90 cm. Se caracterizan por un alto grado de ocupación del sitio y fuerte competencia que se manifiesta en la presencia abundante de árboles muertos en pie en las clases diamétricas inferiores. El roble es siempre la especie dominante. La estructura de edades refleja que no se ha producido un reclutamiento significativo en los últimos años. Las masas más jóvenes se pueden describir como coetáneas mientras que en las más antiguas se puede apreciar un amplio rango de edades. Esto indica que la el desarrollo de estos rodales se ha producido por tres mecanismos: 1) establecimiento de una generación de roble en un dosel muy abierto, con dominancia de Q. robur 2) rebrotes de cepa en masas de monte bajo ó monte medio recepadas por ultima vez hace entre 70 y 50 años. 3) Plantaciones. Es evidente que el roble puede desarrollarse bajo un dosel abierto de su misma especie, estableciéndose a lo largo de un periodo de tiempo relativamente amplio. Es probable que en estas condiciones la regeneración vegetativa juegue un papel importante. En un dosel cerrado no hay reclutamiento de roble, como demuestra la ausencia de individuos menores a 30 años en todas las masas. El roble regenera abundantemente en la mayor parte de los rodales, si bien la presencia de plantas de regeneración de más de un metro de altura es muy escasa, indicando una muy baja tasa de reclutamiento. Esta parece estar relacionada con el grado de apertura del dosel. La participación de roble en la regeneración tiene relación con la abundancia relativa de roble en el dosel superior y es más abundante bajo el dosel que en los claros, donde parece verse inhibida por el desarrollo de un sotobosque más vigoroso. La proporción del dosel que está ocupada por claros, no parece superar el 8%, con excepción de Godamo, donde es mayor. La mayor parte de los claros están formados por la muerte en pie de uno o varios individuos del dosel codominante y no por la caída de grandes árboles dominantes. Por ello, predominan los claros de pequeño tamaño inferiores a los 500m2. Los claros superiores a 1000m2 son muy escasos. - 29 - Sobre el estado de conservación y la integridad ecológica Los robledales analizados presentan un alto grado de naturalidad, en el sentido de que están formados por especies propias del lugar, con la excepción de Leizarán donde aparecen algunos individuos de Robinia pseudoacacia. A lo largo de las últimas décadas los procesos naturales de establecimiento, crecimiento y mortalidad, dominan en la dinámica forestal en la mayor parte de los bosques analizados. Excepciones pueden ser Godamo, donde las cortas foguearles juegan un papel relevante, en Orrotegi (Orozko) donde se efectúan claras y en Remendón (Trucios) y (La Tejera) Arcentales, donde la presencia de ganado es muy notable. No obstante lo anterior, la estructura actual de estos bosques refleja en gran medida el efecto de la intensa gestión pasada que todavía condiciona su estructura y dinámica y la presencia de elementos estructurales. En general se puede decir que son el resultado del abandono de la gestión tradicional desde hace entre 50 y 100 años, lo que permitió el reclutamiento de una nueva cohorte de roble bajo un dosel muy abierto de roble recepado o trasmocho y un aumento progresivo de la densidad y ocupación del sitio. Las excepción a este proceso puede estar en Arratzu y Baias, pues probablemente son plantaciones. La madera muerta en el piso del bosque es escasa en comparación con la que presentan las reservas forestales europeas y muy baja respecto a la propia de boques no alterados. Sin embargo es muy superior a la encontrada en otras masas seminaturales del País Vasco y a la que está presente en plantaciones comerciales. Del mismo modo, la presencia de árboles muertos en pié es muy superior a la que presentan las masas seminaturales gestionadas, como los hayedos de Altube o con las plantaciones productivas. La mayor parte de la madera muerta es relativamente reciente. En algunos sectores se origina fundamentalmente por la rotura basal de rebrotes de cepa de viejos tocones. Los árboles con oquedades, los árboles muertos en pie de gran diámetro y los grandes árboles emergentes son los elementos estructurales más escasos, de entre los analizados y son consecuencia de la juventud relativa de estas masas y de su historia reciente. - 30 - 7. Bibliografía Aseginolaza, C. Gomez, D. Lizaur, X. Montserrat, G. Morante, G. Salaverria, MR. Uribe-Echebarria, PM. y Alejandre, Juan (1985). Catálogo Florístico de Alava Bizkaia y Gipuzkoa. Barrio Anta, M. and Álvarez González, J.G (2005) Development of a stand density management diagram for even-aged pedunculate oak stands and its use in designing thinning schedules. 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Los árboles recepados, al igual que los trasmochos, adquieren tempranamente características de árboles añosos y aportan diversidad en forma de oquedades, madera muerta o corteza desprendida. Añarbe 4. Viejo trasmocho en Añarbe. Muchos robledales del País se han desarrollado bajo un dosel abierto de robles trasmochos. 5. La regeneración vegetativa de roble juega ha jugado un papel muy importante en el desarrollo de muchos robledales estudiados. Esto se aprecia en la forma de los árboles y en su distribución espacial. Añarbe. 6. Esto fustes agrupados de roble en Añarbe son consecuencia de la regeneración vegetativa de roble. 7. Vista panorámica del robledal de Arcentales en invierno 8. La regeneración vegetativa también es predominante en el robledal de Arcentales, donde la abundancia de ganado en el monte limita la regeneración natural de muchas especies 9. En Arratzu se encuentra uno de los pocos robledales de Urdaibai. El laurel es la principal especie acompañante. Esta fotografía invernal no permite apreciar la alta densidad y la mortalidad por competencia que tiene lugar en este rodal, que fue 10. Robledal de nuarbe donde el roble ocupa el dosel superior y los castaños recepados de muy viejos tocones forman un dosel secundario, acompañados de otras especies como abedul y serbal de los cazadores. 11. Abedul con orificios de pícidos en Nuarbe. 12. Vista del Robledal de Nuarbe 13. En Godamo se encuentra uno de los robledales subcantábricos mas interesantes del País Vasco. La abundante regeneración de roble no accede al dosel superior desde hace más de 100 años. 14. Arce común y fresno son las especies que van ocupando los huecos que se producen por la mortalidad de roble en el dosel superior. 15. La mayor parte de los claros se generan por muerte en pie de individuos de roble, como se aprecia en esta fotografía de Godamo, donde Armillaria spp. juega un papel determinante. 16. El dosel superior de Godamo es uno de los más abiertos entre los robledales estudiados, es consecuencia de su mayor antigüedad, de la mortalidad por Armillaria y de las cortas foguerales. 17. Regeneración de Fresno en un claro de Godamo. En esta etapa el fresno compite con el arce común y el espino negro al que luego supera en altura. 18. Dos pequeños robles que no han llegado al dosel superior en el borde de un claro en el robledal de Endara. 19. También en Endara la regeneración vegetativa ha jugado un papel muy importante. Entre la madera caía en el bosque, son frecuentes los árboles quebrados por la base del antiguo tocón. 20. En todos los robledales estudiados la regeneración de roble es más abundante bajo el dosel que en los claros, donde se desarrolla más el sotobosque. que en Endara está dominado por parches de ericaceas y parches de helecho común. 21. Las oquedades más comunes aparecen en la base de arboles recepados, por rotura de uno de los fustes y en la copa de los viejos trasmochos. Las Oquedades en el fuste son muy escasas. Endara. 22. La regeneración vegetativa también es importante en Endara. Estos árboles se han desarrollado bajo un dosel muy abierto con robles trasmochos 23. Viejo trasmocho en el robledal de Endara 24. Vista del robledal de Nuarbe en Invierno