PARLAMENTO EUROPEO Rue Wiertz, B-1047 BRUSSELS PRESIDENTE DEL PARLAMENTO EUROPEO Don/Doña XXXXXXXXX, mayor de edad, con DNI nº XX.XXX.XXX-X, de nacionalidad XXXXXXX, y con domicilio a efecto de notificaciones en la C/ XXXXX, nº XXX, de XXXXX (Castellón), comparezco ante la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo y como mejor proceda: DIGO Que la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo ofrece un procedimiento de reclamaciones que permite, a los ciudadanos y residentes europeos, un medio de obtener la reparación no judicial de sus reclamaciones cuando éstas conciernen a asuntos derivados de los ámbitos de actividad de la Unión Europea. Que el artículo 6, apartado 1, del Tratado de la Unión Europea establece que «la Unión se basa en los principios de libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y el Estado de Derecho, principios que son comunes a los Estados miembros». Que el artículo 7 del Tratado de la UE regula los procedimientos por los que la Unión puede responder a las vulneraciones de los principios contemplados en el apartado 1 del artículo 6. 1 Que el artículo 7 otorga al Parlamento el derecho a realizar una propuesta motivada al Consejo para determinar la existencia de un riesgo claro de violación grave por parte de un Estado miembro de los valores en los que la Unión se fundamenta. Que el artículo 7 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea garantiza la protección de la vida privada y familiar, incluido el domicilio privado de los ciudadanos, y que el artículo 8 del CEDH regula los mismos derechos y manifiesta que «no podrá haber injerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho, sino en tanto en cuanto esta injerencia esté prevista por la ley y constituya una medida que, en una sociedad democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública, el bienestar económico del país, la defensa del orden y la prevención del delito, la protección de la salud o de la moral, o la protección de los derechos y las libertades de los demás». Que el derecho a la propiedad privada está reconocido como derecho fundamental de los ciudadanos europeos en el artículo 17 de la Carta de los Derechos Fundamentales, que dispone que «toda persona tiene derecho a disfrutar de la propiedad de sus bienes adquiridos legalmente, a usarlos, a disponer de ellos y a legarlos» y que «nadie puede ser privado de su propiedad más que por causa de utilidad pública y en los casos y condiciones previstos por la ley y a cambio de una justa indemnización»; y que «el uso de los bienes podrá regularse en la medida que resulte necesario para el interés general». Que de conformidad con la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, no pueden imponerse restricciones al derecho de propiedad que constituyan una intervención desmesurada e intolerable que afecte a la propia esencia del derecho garantizado (véase la sentencia de 10 de diciembre de 2002 en el asunto C-491/01, British American Tobacco (Investments) e Imperial Tobacco, Rec. 2002, p. I11453). 2 Que el artículo 1, párrafo primero, del Protocolo adicional nº 1 al CEDH declara que: «toda persona física o moral tiene derecho al respeto de sus bienes»; que «nadie podrá ser privado de su propiedad sino por causa de utilidad pública y en las condiciones previstas por la ley y los principios generales del Derecho Internacional». Que la obligación de ceder propiedad privada adquirida legítimamente sin percibir la indemnización adecuada, constituyen una vulneración de los derechos fundamentales de la persona en virtud del CEDH y a la luz de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (véase por 1 ejemplo, Aka contra Turquía ). Que el artículo 9.3. de la Constitución Español que establece que «La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos». Que el artículo 33 de la Constitución Española regula el derecho a la propiedad estableciendo que «Nadie podrá ser privado de sus bienes sino por una causa justiciada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes», y que existen distintas interpretaciones de ese artículo, en particular en relación con la afectación de la propiedad a un interés social, frente a los derechos de las personas sobre sus viviendas. 1 Sentencia de 23 de septiembre de 1998; véase también la Resolución del Parlamento, de 21 de junio de 2007, sobre los resultados de la misión de investigación en las comunidades autónomas de Andalucía, Valencia y Madrid, en nombre de la Comisión de Peticiones (DO C 146 E de 12.6.2008, p. 340). 3 Que el artículo 47 de la Constitución Española establece que «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación». Que el gobierno nacional español tiene el deber de aplicar el Tratado CE y de defender y garantizar la plena aplicación del Derecho comunitario en su territorio. En consecuencia y al amparo de lo dispuesto en el artículo 194 del Tratado CE, referente a que todo ciudadano, actuando a título individual o junto con otros, puede ejercer en todo momento su derecho de petición ante el Parlamento Europeo, vengo a formular la siguiente PETICIÓN Que fundamento en las consideraciones jurídicas que siguen, PRIMERA.- En los últimos años, las autoridades españolas han venido aplicando unas instrucciones que suponen una aplicación retroactiva de la Ley 22/1988, de 28 de julio, de Costas (Ley de Costas en adelante), que han originado demoliciones arbitrarias de propiedades adquiridas legítimamente. Las viviendas que se han visto afectadas, fueron construidas legalmente con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley de Costas y ahora por la acción progresiva de mar, por numerosos factores, se encuentran dentro del Dominio Público Marítimo Terrestre (DPMT en adelante) o en Zona de Servidumbre de Tránsito o de Protección. 4 En estos supuestos, los propietarios pasan a ser titulares de un derecho de ocupación y aprovechamiento del dominio público marítimo terrestre, y una vez finalizada la concesión se extingue su derecho sin indemnización alguna. Además, durante el tiempo que dura esta concesión no se permiten, en las viviendas, obras de consolidación, modernización, reparación y mejora produciéndose situaciones insostenibles para los propietarios. En este sentido, hay que añadir, que los tribunales decidieron con muy poco criterio que la Zona de Servidumbre de Protección, a diferencia del DPMT, la gestiona las Comunidades Autónomas, creando más, si cabe, disfunciones e incompatibilidades que sufren los legítimos propietarios. Es decir, la Ley de Costas, al ser consciente el legislador de que la Administración no tiene dinero suficiente para expropiar a los afectados, optó por una formula que no respeta las situaciones de propiedad privada anteriores a ella, debido a que los terrenos y edificaciones que, con anterioridad a su entrada en vigor, eran legalmente propiedad privada pasan a ser dominio público, fruto de la ampliadora e imprecisa definición de esta Ley y, articula un sistema que, en lugar de expropiar, convierte a los propietarios en concesionarios por un tiempo limitado hasta que finalmente se produzca la demolición de sus viviendas sin lugar a indemnización, pasando por alto las situaciones de propiedad u ocupación preexistentes durante años y años, algo inaudito en el resto de la legislación europea. Esta aplicación retroactiva de la Ley sin derecho a una indemnización produce una vulneración del derecho de los particulares propietarios de viviendas y de aquellos que poseen pequeñas parcelas en la costa sin edificar que no tienen un impacto negativo en el medio ambiente costero y produce también una vulneración de su capacidad para transmitir esos derechos por vía sucesoria. 5 Esto ya fue puesto de manifiesto en el “Informe sobre el impacto de la urbanización extensiva en España en los derechos individuales de los ciudadanos europeos, el medio ambiente y la aplicación del Derecho comunitario, con fundamento en determinadas peticiones recibidas”, elaborado por la Eurodiputada Margrete Auken en febrero de 2009 (Informe Auken en adelante), en el que ya expresaba su preocupación a cerca de las instrucciones relativas a la aplicación reciente de la Ley de Costas que, después de estar treinta años prácticamente en desuso, estaba provocando la demolición de casas históricas y, sin embargo, toleraba la construcción de nuevas viviendas. SEGUNDA.- La fijación de las viviendas en el Dominio Publicó Marítimo Terrestre y, por tanto, en situación de fuera de ordenación de manera sobrevenida es, en la mayor parte de las ocasiones, consecuencia del trazado de nuevos deslindes que se establecen, de manera caprichosa. Estos deslindes no tienen en cuenta los efectos causados por obras públicas como puertos, espigones o escolleras que hacen que estén desapareciendo las playas anteriormente existentes y que han agravando el incumplimiento durante todos estos años desde la entrada en vigor de la Ley del deber de la Administración Central de protección, conservación y restauración del Dominio Público, fijado como fin de la propia Ley y de la actuación administrativa en los artículos 1 y 2 de la misma. A este respecto la Presidenta de la Comisión de Peticiones, Dª. Erminia Mazzoni, ya señaló en una carta, de fecha 20 de mayo de 2010, dirigida a la Ministra de Medio Ambiente y Medio rural y Marino Dª Elena Espinosa que «La ausencia de claridad respecto que es dominio público y qué dominio privado ha tenido como consecuencia que las líneas de deslinde sean trazadas en zigzag». 6 Esta falta de claridad, precisión y certidumbre respecto a los derechos de propiedad individual derivados de una aplicación inadecuada y sistemática de la legislación en materia está afectando de manera desproporcionada a los propietarios particulares de bienes, cuyos derechos deberían verse plenamente respetados. TERCERA.- En abundancia de lo anteriormente señalado, hay que considerar, además de la problemática de los propietarios históricos, la problemática de los propietarios de buena fe, (en muchos casos extranjeros), que compraron sus casas sin que constara ninguna afección de las mismas en el registro de la propiedad, en el registro catastral, en el registro municipal o en cualquier otro registro público y que ahora se encuentran con que sus casas pasan a ser de Dominio Público sin que en su momento se establecieran las garantías jurídicas apropiadas. A este respecto, hay que recordar lo preceptuado por el artículo 9.·3 de la Constitución Español que establece que: “La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos”. En consecuencia, las personas a las que se les ha permitido adquirir alguna de estas viviendas, durante los últimos treinta años, de conformidad con todos los requisitos legales y que ahora han descubierto que su vivienda, por el efecto retroactivo de la Ley y por la regresión del mar, ha sido declarada en situación sobrevenida de fuera de ordenación, deberían tener derecho a obtener una indemnización adecuada a través de los órganos jurisdiccionales españoles, evitando que pierdan sus derechos, así como los de sus familias y descendientes, respecto a sus inmuebles. CUARTA.- Por último, se hace hincapié en que, en los casos en que pueda exigirse indemnización por la pérdida de propiedad, debería concederse a un 7 tipo apropiado ya que nadie debería perder sus tierras o sus viviendas sin las debidas garantías procesales y sin una indemnización justa y apropiada, de conformidad con la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que todos los Estados miembros están obligados a respetar en virtud del segundo apartado del artículo 6 del Tratado de la Unión Europea. Las leyes aplicables en los países de la UE deben guardar conformidad con las disposiciones generales de los Tratados y actos legislativos de la UE y corresponde al gobierno nacional verificar que éste es el caso. La Comisión de Peticiones ya ha intervenido sobre la base de estos fundamentos jurídicos, en función de las peticiones recibidas de conformidad con el artículo 194 del Tratado CE En su virtud de lo expuesto, y por todo cuanto antecede, SOLICITO A LA COMISIÓN DE PETICIONES DEL PARLAMENTO EUROPEO Que habiendo por presentado este escrito, se sirva admitirlo a trámite, tener por formalizada en tiempo hábil y forma la PETICIÓN, y la estime en el sentido siguiente: PRIMERO.- Que inste al Gobierno de España a que lleve a cabo, de manera urgente, una profunda revisión y modificación de la Ley de Costas con objeto de corregir las disfunciones y vulneraciones del derecho de propiedad que esta producen y, así, evitar una aplicación retroactiva de la misma. 8 En consecuencia, se solicita a la Comisión de Peticiones que proteja los derechos de los legítimos propietarios de viviendas legales, antes de la entrada vigor de la Ley de Costas, así como de aquéllos que poseen pequeñas parcelas en zonas de la costa que no tienen un impacto negativo sobre el medio ambiente costero y de este modo ayuden a cumplir con los derechos y las obligaciones consagrados en el Tratado CE, en la Carta de los Derechos Fundamentales, en el CEDH y en las directivas europeas pertinentes, así como en otros convenios de los que la UE forma parte. En este sentido, se propone basarse en el modelo francés. La Ley Urbanística Francesa (relacionada con la LOI LITORAL) establece lo siguiente: “En las zonas urbanizadas, se permiten las operaciones de renovación de barrios o la restauración del hábitat existente, la mejora y expansión, o la reconstrucción de las estructuras existentes. Fuera de las áreas urbanizadas estructuras o instalaciones están prohibidas en una franja costera de unos cien metros de la costa o el límite superior de la más alta de agua para las masas de agua continentales”. SEGUNDO.- Que solicite a las autoridades españolas que velen por que ningún acto administrativo que obligue a un ciudadano a ceder su propiedad privada adquirida legítimamente encuentre su fundamento jurídico en una ley adoptada después de la fecha de construcción de la citada propiedad; ello sería contrario al principio de irretroactividad de los actos administrativos, que es un principio general del Derecho comunitario (véase la sentencia del TJCE, de 29 de enero de 1985, en el asunto C-234/83, Gesamthochschule Duisburg, p. 333) que garantiza a los ciudadanos seguridad jurídica, confianza y expectativas legítimas de protección en el marco del Derecho de la UE; TERCERO.- Que inste al gobierno español a la Elaboración de Planes Específicos que estudien los diversos tramos del litoral en busca de soluciones concretas. Por consiguiente, se solicita a la Comisión que 9 proponga el estudio individualizado de los diversos tramos costeros mediante Planes específicos con objeto de que se valoren las mejores soluciones para cada tramo diferenciado, en lugar de la aplicación sistemática que esta haciendo el Ministerio con la Ley de Costas. En este sentido, debe analizarse la realidad física existente que demostrará la incongruencia entre la realidad de facto y la pretendida recuperación del dominio público marítimo-terrestre por parte de la Administración Estatal. Al valorarse el bien jurídico protegido de los propietarios y el verdadero interés público y social de recuperación del dominio público se demostrará que en la mayoría de los casos es pertinente el respeto al derecho de propiedad de los ciudadanos. CUARTO.- Que inste al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino de España a que concrete con la Comisión de Peticiones que medidas van a adoptarse para intentar dar soluciones a los peticionarios. Fdo. D. XXXXXXXXXXXXXXXX Castellón, 9 de febrero de 2011. 10