Nuevo Ritual del Matrimonio

Anuncio
RITO DE LA
CELEBRACIÓN DEL
MATRIMONIO
RITUAL ROMANO
REFORMADO POR MANDATO DEL CONCILIO VATICANO II
PROMULGADO POR SU SANTIDAD EL PAPA PABLO VI
Y REVISADO POR SU SANTIDAD EL PAPA JUANPABLO II
CAPÍTULO IV
CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
ENTRE UNA PARTE CATÓLICA Y UNA
PARTE CATECÚMENA O NO CRISTIANA
186. Siempre que contraen Matrimonio una parte católica con una parte catecúmena o no
cristiana, la celebración tienen lugar en la iglesia o en otro lugar conveniente, según el rito
siguiente:
El ritual que aquí se ofrece han de observarlo el sacerdote o el diácono que hayan recibido del
Ordinario del lugar o del párroco la delegación para asistir y bendecir en nombre de la Iglesia los
Matrimonios que se celebren.
Si, de acuerdo con la norma de que se habla en el n. 25, el Matrimonio se celebra ante un asistente
laico, delegado para ello por el Obispo diocesano, se observará el mismo ritual, con las debidas
modificaciones en cuanto a la bendición nupcial. El asistente usará una vestidura que no desdiga de
este ministerio o lo que haya aprobado el Obispo.
RITOS DE ACOGIDA
187. A la hora establecida, el que preside, revestido si es sacerdote o diácono, de alba y estola o
también de capa pluvial (o de dalmática el diácono) de color blanco o festivo, se dirige con los
ayudantes a la puerta de la iglesia o al lugar escogido, donde recibe a los novios y los saluda
amablemente.
188. Luego él, junto con los ayudantes, los novios, los testigos y todos los presentes, se dirigen a
los asientos preparados para cada uno. Respecto al lugar preparado para los novios, conviene tener
en cuenta, a ser posible, que queden situados de tal modo que no den la espalda a la asamblea.
189. Después, el que preside, para disponer a los novios y a los presentes a la celebración del
matrimonio, se dirige a ellos con estas palabras u otras semejantes.
N. y N., la Iglesia participa de la alegría de ustedes
y los recibe cordialmente junto a sus parientes y amigos,
en este día en que se disponen
a unirse para siempre en Matrimonio.
Para los creyentes,
Dios es la fuente del amor y de la fidelidad,
porque Dios es amor.
Escuchemos, entonces, su Palabra con atención
y pidámosle humildemente
que atienda los deseos y peticiones que ustedes le presentan.
190. Si las circunstancias lo aconsejan, se puede omitir el rito de acogida, y la celebración del
Matrimonio empieza por la liturgia de la Palabra.
LITURGIA DE LA PALABRA
191. Sigue, en la forma acostumbrada, la liturgia de la Palabra, tomando los textos del capítulo II
u otros de las lecturas indicadas en el capítulo V. Se puede hacer una o dos lecturas. Si por razón de
las circunstancias resulta más conveniente, puede hacerse una sola lectura. Se elegirá siempre por lo
menos una lectura que hable explícitamente del Matrimonio.
3
Faltando sacerdote o diácono, la lectura evangélica se introduce de este modo:
Escuchen, hermanos,
las palabras del santo Evangelio según San N.
192. Luego se realiza la homilía sobre el texto sagrado, teniendo en cuenta la situación y
condiciones de los cónyuges y las demás circunstancias. Es conveniente que si el asistente no es un
ministro ordenado haga una exhortación o lea una homilía preparada por el Obispo o el párroco.
CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
193. Después de la homilía, todos se ponen de pie, incluso los novios, y puestos los testigos a uno
y otro lado, el que preside se dirige a los novios, con estas palabras u otras similares.
Queridos novios:
han llegado a la Casa de Dios
para que Él consagre el amor que se tienen,
en presencia del ministro de la Iglesia
(ante mí como delegado del Obispo para este acto)
y ante la comunidad.
De esta manera recibirán la fuerza necesaria
para asumir las responsabilidades propias
de la vida matrimonial
y ser mutuamente fieles.
Como la sinceridad del propósito de ustedes
debe quedar manifestada ante toda la Iglesia,
los voy a interrogar en su nombre.
INTERROGATORIO ANTES DEL CONSENTIMIENTO
PRIMERA FORMA
194. El que preside interroga a los novios sobre su libertad, su fidelidad y sobre la procreación y
educación de los hijos, y a cada pregunta ellos responden.
N. y N. ¿Vienen libre y voluntariamente
para contraer matrimonio?
Los novios responden:
Sí, venimos libremente.
El que preside continúa:
¿Se comprometen a amarse y respetarse
durante toda la vida?
4
Los novios responden:
Sí, nos comprometemos.
La pregunta siguiente puede omitirse si lo piden las circunstancias, por ejemplo si los contrayentes
son de edad avanzada.
¿Se comprometen también a colaborar
en la obra creadora de Dios,
asumiendo la responsabilidad que les toca en la
comunicación de la vida y en la educación de los hijos
de acuerdo con la ley de Cristo y de la Iglesia?
Los novios responden:
Sí, nos comprometemos.
MANIFESTACIÓN DEL CONSENTIMIENTO
195.
El que preside invita a los novios a expresar su consentimiento.
Manifiesten entonces la decisión de contraer matrimonio
estrechándose la mano derecha,
y expresen ante Dios y su Iglesia
el consentimiento matrimonial.
196. Los contrayentes se estrechan la mano derecha y expresan su consentimiento con una de las
siguientes fórmulas:
PRIMERA FORMA
El novio se dirige a la novia con estas palabras:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa,
y prometo serte fiel
tanto en la prosperidad como en la adversidad,
en la salud como en la enfermedad,
amándote y respetándote durante toda mi vida.
La novia se dirige al novio con estas palabras:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo,
y prometo serte fiel
tanto en la prosperidad como en la adversidad,
en la salud como en la enfermedad,
amándote y respetándote durante toda mi vida.
5
SEGUNDA FORMA
197.
El novio se dirige a la novia con estas palabras:
N., ¿Quieres unir tu vida a la mía,
por el sacramento del matrimonio,
en el Señor que nos ha creado y redimido?
La novia responde:
Sí, quiero, con la gracia de Dios.
N., ¿Quieres unir tu vida a la mía,
por el sacramento del matrimonio,
en el Señor que nos ha creado y redimido?
El novio responde:
Sí, quiero, con la gracia de Dios.
Y juntos dicen:
Nosotros prometemos amarnos fielmente,
en la alegría y en el dolor,
en la salud y en la enfermedad,
y sostenemos mutuamente durante toda nuestra vida.
TERCERA FORMA
198. El que preside, si por razones pastorales pareciera más oportuno, puede pedir el
consentimiento de los contrayentes mediante una pregunta.
Primero pregunta al novio:
N., ¿Quieres recibir por esposa a N.
y prometes serle fiel
tanto en la prosperidad como en la adversidad,
en la salud como en la enfermedad,
amándola y respetándola durante toda tu vida?
El novio responde:
Sí, quiero.
Luego pregunta a la novia:
N., ¿Quieres recibir por esposo a N.
y prometes serle fiel
tanto en la prosperidad como en la adversidad,
en la salud como en la enfermedad,
amándolo y respetándolo durante toda tu vida?
6
La novia responde:
Sí, quiero.
CONFIRMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO
199.
El que preside recibe el consentimiento diciendo a los esposos:
El Señor confirme el consentimiento
que han manifestado delante de la Iglesia,
y realice en ustedes lo que su bendición les promete.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.
Todos responden:
Amén.
O bien:
El Dios de Abrahán,
el Dios de Isaac,
el Dios de Jacob,
el Dios que en el paraíso unió a Adán y Eva
confirme en Cristo
el consentimiento que han manifestado delante de la Iglesia,
y los sostenga con su bendición.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.
Todos responden:
Amén.
200.
El que preside invita a los presentes a alabar a Dios:
Bendigamos al Señor.
Todos responden:
Demos gracias a Dios.
Puede preferirse otra aclamación.
BENDICIÓN Y ENTREGA DE LOS ANILLOS.
201. Si las circunstancias lo aconsejan, puede omitirse la bendición y entrega de los anillos. Si no
se omiten, el sacerdote (o el diácono) dice:
7
El Señor bendiga  estos anillos,
que se entregarán el uno al otro,
como signo de amor y de fidelidad.
R. Amén.
O bien:
Bendice, Señor,  estos anillos
para que los esposos que han de llevarlos
se guarden íntegra fidelidad el uno al otro,
permanezcan en tu voluntad y en tu paz
y vivan siempre en el amor mutuo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
O bien:
Bendice,  Señor, y santifica el amor de estos hijos tuyos,
y que estos anillos, signo de fidelidad,
sirvan para recordarles el amor que los une.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
________________________________________________________________________________
202. El asistente laico, con las manos juntas, dice las mismas palabras, omitiendo la señal de la
cruz:
El Señor bendiga estos anillos,
que se entregarán el uno al otro,
como señal de amor y de fidelidad.
R. Amén.
________________________________________________________________________________
Según la oportunidad los anillos pueden rociarse, con agua bendita
203.
El esposo coloca el anillo en el dedo anular de la esposa, diciendo, según la oportunidad:
N., recibe este anillo como signo
de mi amor y fidelidad a ti.
Si es cristiano puede añadir:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
8
Del mismo modo, la esposa coloca el anillo en el dedo anular del esposo, diciendo, según la
oportunidad:
N., recibe este anillo como signo de mi amor y fidelidad a ti.
Si es cristiana puede añadir:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
204.
Entonces toda la comunidad puede entonar un himno o un canto de alabanza.
ORACIÓN DE LOS FIELES
205. Luego se hace, en la forma acostumbrada, la oración universal (de la cual se proponen otros
modelos en los nn. 413-416)
Quien preside invita a orar:
Queridos hermanos,
conscientes del don especial de gracia y caridad,
mediante el cual Dios ha querido hacer perfecto
y consagrar el amor de nuestros hermanos N. y N.
encomendémolos al Señor.
El diácono o un lector propone las intenciones.
Para que estos hermanos nuestros N. y N.,
unidos ahora en la santidad del Matrimonio,
puedan gozar de la salud y de la salvación eterna.
Oremos.
R. Escúchanos, Señor.
Para que el Señor bendiga la unión de estos esposos
como santificó las bodas de Caná.
Oremos.
R. Escúchanos, Señor.
Para que el Señor, haciendo fecundo el amor de N. y N.,
les conceda paz y los sostenga
y puedan dar un fiel testimonio de vida cristiana.
Oremos.
R. Escúchanos, Señor.
9
Para que el pueblo cristiano progrese día a día en la virtud,
y todos los que están oprimidos
por las dificultades de la vida
reciban el auxilio de la gracia que viene de lo alto.
Oremos.
R. Escúchanos, Señor.
Para que el Espíritu Santo
renueve la gracia del sacramento del Matrimonio
en todos los esposos aquí presentes.
Oremos.
R. Escúchanos, Señor.
206. Después de la oración de los fieles, el que preside prosigue con estas palabras u otras
semejantes:
Dios, que es Padre,
quiere que sus hijos estén unidos en el amor.
Nosotros, los cristianos,
lo invocamos ahora con la oración de la familia de Dios,
que Cristo nos enseñó:
Y todos los cristianos continúan:
Padre nuestro.
207. Normalmente se dice la bendición nupcial sobre los esposos. No obstante, si las
circunstancias lo aconsejan, puede omitirse y, en vez de la bendición nupcial, se dice la oración que
se indica en el n. 307
Los esposos, si es oportuno, se arrodillan en su lugar.
Entonces el sacerdote (o el diácono) continúa, con las manos juntas:
Invoquemos, hermanos,
la bendición de Dios sobre estos esposos,
para que proteja con su auxilio
a quienes ha unido en el sacramento del matrimonio.
Todos oran en silencio durante unos breves momentos.
Después, el sacerdote con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue diciendo:
Padre santo, creador de todo cuanto existe,
que has hecho a tu imagen al varón y a la mujer
y quisiste bendecir su unión conyugal;
te pedimos por estos esposos
que acaban de unirse por el sacramento del matrimonio.
10
Concede, Señor, tu abundante bendición
a estos hermanos nuestros N. y N.,
y que el poder del Espíritu Santo llene sus corazones
para que, alegrándose en su mutua entrega,
[hagan fecundo su hogar y]
enriquezcan a la Iglesia.
Que te alaben, Padre, en la alegría
y te busquen en la tristeza;
que en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda
y en las dificultades sientan cercano tu consuelo
y, después de una vida plena y feliz
en compañía de sus amigos,
lleguen a tu reino eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
________________________________________________________________________________
208.
Si preside un asistente laico, dice, con las manos juntas:
Bendito seas, Dios y Señor,
creador y conservador del género humano,
que has dejado una imagen de tu propio amor
en la unión del hombre y la mujer.
Descienda, Señor, sobre esta esposa N.
y sobre su esposo N.
tu abundante bendición,
y que la gracia de tu Espíritu Santo
inflame desde el cielo sus corazones
para que disfrutando de las alegrías de la mutua entrega,
sean insignes por la integridad de sus costumbres
[y padres de reconocidas virtudes].
Que te alaben, Señor, en la alegría
y te busquen en la tristeza;
que en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda
y en las dificultades sientan cercano tu consuelo
y, después de una vida plena y feliz
en compañía de sus amigos,
11
lleguen a tu reino eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
________________________________________________________________________________
209. Si por razón de las circunstancias, se omite la Bendición nupcial, se dice esta oración sobre
los esposos:
Padre, atiende nuestras súplicas
y acompaña con tu bondad
la vocación matrimonial,
por medio de la cual dispusiste
la continuidad del género humano,
para que lo que unes, por tu Providencia,
sea conservado por tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
CONCLUSIÓN DE LA CELEBRACIÓN
210.
Entonces el sacerdote (o el diácono) bendice al pueblo, diciendo:
Y a todos ustedes, que están aquí reunidos,
los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo,  y Espíritu Santo.
R. Amén.
________________________________________________________________________________
211.
Si preside un asistente laico, puede concluir el rito santiguándose y diciendo:
Que Dios Padre colme nuestra fe de alegría y de paz.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en nuestro corazón.
Que el Espíritu Santo derrame en nosotros sus dones.
Todos responden:
Amén.
________________________________________________________________________________
212.
Es aconsejable concluir la celebración con un canto adecuado.
213. Terminada la celebración, los testigos y el que preside firman el acta de Matrimonio. El acto
de firmar puede hacerse en la sacristía o en presencia del pueblo; pero no debe hacerse sobre el
altar.
12
Descargar