Intimidad conyugal Autores: Juan Carlos López Cabrera Laura de la G. de Julián Objetivo: Que los novios descubran el valor de la intimidad como un elemento fundamental para la entrega auténtica y enriquezcan su futuro matrimonio mediante la vivencia de la generosidad. Esquema de contenido Preguntas de reflexión Introducción 1. Fundamentos antropológicos 1.1. Hombre y mujer para el amor y la vida 2. El sentido de la intimidad conyugal 2.1. Intimidad 2.2 La intimidad conyugal es el encuentro de dos personas que han decidido amarse 2.3 La reserva de lo nuestro 2.4 Encuentro 2.5 Una entrega que trasciende a los esposos 3 Expresar el amor 3.1 Fases del acto conyugal 3.2 Consideraciones generales 3.3 Cinco elementos que fortalecen la intimidad conyugal 3.4 Consideraciones morales sobre la sexualidad conyugal 4 Obstáculos y retos que enfrenta la intimidad conyugal 4.1 Expectativas desproporcionadas 4.2 Desvalorización de la persona humana 4.3 Activismo 4.4 Desvinculación de la vida 4.5 Hedonismo 5.5 Utilitarismo 4.6 Rutina Conclusión Bibliografía Guía para la reflexión 1 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 Notas al expositor: Para lograr los objetivos del tema es necesario que el expositor considere lo siguiente: 1. Este documento ofrece los fundamentos a transmitir a lo largo de la charla, es importante considerar que no todos los puntos deberán tratarse de manera exhaustiva, es necesario buscar un equilibrio entre los principios a transmitir, las respuestas a las inquietudes propias de los novios y aspectos prácticos que les ayuden a comenzar su matrimonio. De tal manera que no se presente como un curso teórico o doctrinal, pero tampoco en un tema ameno que sólo se quede en consejos prácticos dejando de lado los fundamentos. 2. El tema debe ser tratado buscando un sano equilibrio entre delicadeza y claridad. En muchos ámbitos se habla de temas íntimos de manera superficial e incluso vulgar, por lo que hay que evitar todo comentario que de lugar a interpretaciones en doble sentido, o inadecuadas. 3. Es importante considerar que entre quienes asisten al programa hay perfiles distintos, hay quienes se preparan a su matrimonio con la ilusión de la entrega, y con cierto pudor respecto al tema, y quienes que tienen relaciones sexuales, o incluso las han tenido con terceros, por lo que habrá que evitar el extremo de generalizar ambas realidades, y sobre juicios descalificativos, o comentarios que puedan lastimarlos, pero sin dejar de transmitir los principios que el tema requiere para lograr el objetivo: • La intimidad es más que las relaciones sexuales, es la unión profunda entre un hombre y una mujer únicos que se relacionan de manera original y exclusiva, supone la apertura, la aceptación mutua, la confianza. • La sexualidad no es un atributo del cuerpo, sino que involucra a toda la persona, no es algo que se tiene, sino una forma de ser, que lleva inscrita la vocación al amor de toda persona humana. • La sexualidad encuentra su sentido en la complementariedad recíproca entre el hombre y la mujer que uniéndose para siempre en el matrimonio, son cocreadores con Dios al transmitir la vida a sus hijos. • La complementariedad recíproca y la transmisión de la vida, sólo se da entre un hombre y una mujer. • La intimidad conyugal supone la reserva, es lo propio de los esposos y de nadie más. 4. Considerando la cultura que prevalece, es importante destacar la vinculación entre la sexualidad, la vida y el amor, aunque el tema de paternidad responsable es materia de otro tema. 5. En el matrimonio cada uno de los cónyuges se hace don para el otro, entregan su vida, su historia presente y futura, esta entrega se expresa en la unión íntima de sus cuerpos, el goce de la unión es medio, no fin. Hacer conciencia sobre el significado oblativo de la sexualidad. 6. Ayudarlos a tener expectativas realistas, destacando la grandeza del amor que se expresa, pero aclarando los mitos respecto a la noche de bodas, para que descubran que la unión física como forma de expresión requiere de tiempo, se aprende como todo y que lo importante no es hacerlo perfecto desde el principio, sino hacer que el amor crezca cada día. 7. Al ejemplificar situaciones considerar el perfil de la audiencia. 2 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 Preguntas iniciales - ¿Qué es para ti una sexualidad sana? ¿Hay algo que te preocupa sobre este tema? ¿Has hablado sobre este tema con tu novio(a)? ¿Qué tan importante es para ti? ¿Cómo crees que deben prepararse desde ahora para vivir la intimidad conyugal? ¿Crees que haya algunos obstáculos que les impidan vivir en el futuro una sexualidad sana? ¿Cuáles? Introducción El cuerpo humano es la parte que materializa nuestra interioridad. «El cuerpo revela al hombre»1, porque el cuerpo hace visible la interioridad invisible, puesto que el Creador nos hizo espíritus encarnados y quiso hacer el cuerpo de forma que las personas pudiesen relacionarse entre sí. «Entre adultos, la extensión de la mano hacia la del otro, el mutuo estrechamiento de que cada mano es a la vez acogedora y acogida, constituye la más corriente manifestación de compenetración física. El abrazo es aún más significativo: mis brazos se tienden hacia delante y se abren para prolongar mi lugar corporal; ofrezco un espacio vivo que es mío, que soy yo, donde el otro está invitado a entrar. El abrazo, cuyo significado culmina en la unión conyugal, expresa la intención esencial del amor: coincidir con el otro, crear entre ambos una nueva unidad»2. Por eso, la realidad de la expresión corporal de nuestra interioridad se torna aún más admirable cuando hablamos del abrazo conyugal, con el que expresamos la riqueza interior y la entregamos a la persona amada. En este sentido las caricias, las muestras de amor y la misma relación sexual entre los esposos tienen un valor sublime, más allá del placer sexual, porque les permite acceder mutuamente a la persona interior, traspasar el nivel corporal y conectarse con el alma de la persona amada. Esta compenetración de almas se logra precisamente porque la persona humana está hecha para «amar con el cuerpo»3. El ámbito por excelencia en el que la persona humana expresa el amor a través del cuerpo es en la relación matrimonial. 3. Fundamentos antropológicos 3.1. Hombre y mujer para el amor y la vida «Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo". Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer» (Gen1, 26-27). JUAN PABLO II. Catequesis sobre la Teología del Cuerpo. Masculinidad y feminidad. Roma, (14.XI.79) E. BARBOTIN, El lenguaje del cuerpo, vol. I, EUNSA, Pamplona 1997, p. 51. 3 Cf. J. LUZÓN PEÑA, Amar con el cuerpo, Ed. Litopress, Córdoba, 1998 1 2 3 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 La persona existe de dos modos diferentes, “el modo femenino” y el “modo masculino”, ese es un dato esencial de la existencia humana: uno se identifica e identifica a los demás como hombre o como mujer. Si bien, ambos comparten la misma dignidad porque han sido creados a “imagen y semejanza” de Dios, cada uno es de un modo distinto y actúa de acuerdo a su modo de ser. «La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano… La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico y espiritual con su impronta consiguiente en todas sus manifestaciones»4. La sexualidad no es un atributo del cuerpo, sino que involucra a toda la persona, no es algo que se tiene, sino una forma de ser, que lleva inscrita la vocación al amor de toda persona humana, el hecho de ser hombre y mujer manifiesta que ambos han sido creados el uno para el otro. La sexualidad por tanto, encuentra su sentido en la complementariedad recíproca entre el hombre y la mujer. La relación entre un hombre y una mujer adquiere un matiz especial, ya que toda nuestra constitución física, biológica y psíquica al mismo tiempo que es diferente es complementaria. La atracción que existe entre un hombre y una mujer establece niveles que van desde el compañerismo, la amistad hasta el enamoramiento. El impulso sexual en el ser humano es una tendencia natural de los dos sexos que se atraen mutuamente en búsqueda de la unión, de la complementariedad y de la fecundidad. Es a partir de esta relación natural entre un hombre y una mujer que puede darse el matrimonio natural. 4. El sentido de la intimidad conyugal 4.1. Intimidad La palabra íntimo proviene del latín intus, que quiere decir “dentro” o “adentro”. Para significar algo que está “más adentro” los romanos decían interior. Sin embargo, para decir que algo estaba “aún más adentro de todo”, es decir el superlativo de “dentro”, ellos decían intimus. En español no existe una palabra similar, pero por ejemplo, San Agustín, refiriéndose a Dios, decía: Él es Interior intimo meo5. La traducción es difícil, pero el sentido es “Dios está más dentro de mí que lo más interior que hay en mí mismo”. Además de esta acepción, los romanos utilizaban el término “intimus” en sentido figurado para designar una relación estrechísima, como un amicus intimus, o “íntimo amigo”, porque era la mejor manera de expresar que un amigo se había “colado”, “infiltrado” hasta lo más dentro del corazón de una persona. SAGRADA CONGRAGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Orientaciones educativas sobre el amor humano. Núm. 4 5 SAN AGUSTÍN. Conf. III 6,11 4 4 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 Según la etimología, un amigo íntimo es aquella persona a la que no le podemos esconder nada, porque ha llegado hasta los cuartos más recónditos de nuestro corazón, está dentro de nuestra alma. Le hemos abierto todo. Por tanto, con una persona íntima, nos comportamos sin caretas, sin fachadas porque no tenemos necesidad de aparentar nada. El amigo íntimo es aquella persona con la que nos atrevemos a hablar como con nosotros mismos (Marco Tulio Cicerón). ¡Si hablar de un amigo estrechísimo tiene una significación tan rica y profunda, cuánto más, cuando nos referimos a aquella persona que hemos elegido por encima del resto del mundo para compartir un regalo tan especial como es la propia intimidad! 2.2 La intimidad conyugal es el encuentro de dos personas que han decidido amarse Con frecuencia se equipara intimidad conyugal a relaciones sexuales, pero la verdadera intimidad implica mucho más que la unión física, es esa relación que mantiene fuerte y unida a la pareja, es la unión profunda entre dos personas únicas que se relacionan de manera original y exclusiva. Los esposos que se aman, viven esa intimidad buscando una unión más completa y profunda en todos los aspectos, su cuerpo, su mente y su espíritu, sus proyectos. El amor esponsal tiende a buscar ese conocimiento y entrega mutua, que involucra los sentimientos, emociones, planes y las vidas de ambos; decir que «los esposos se hacen uno» no se refiere sólo a la unión física, sino a la unión de sus vidas en un proyecto común, que se gesta desde el interior, desde la intimidad en la que el encuentro se da sólo entre ellos. La intimidad es un santuario, donde se encuentran solo el uno con el otro. Donde se muestran tal y como son, donde no hay temores ni juicios, donde se entregan el uno al otro sabiéndose amados y aceptados y desde allí se proyectan hacia el exterior haciendo su amor expansivo, a los hijos y a su medio inmediato. Sólo en el amor -elemento esencial de todo matrimonio- se puede lograr la intimidad. La intimidad es ese deseo, suscitado por el amor, de hacerse partícipes de todo, de sus vidas, sus sentimientos, sus cosas materiales y de su cuerpo a través del cual expresan su amor. La vida sexual plena, sólo puede darse en este contexto de comunicación profunda, de intimidad. Muchas parejas experimentan placer físico, pero es epidérmico, superficial, no trasciende, porque es como si se redujera a un encuentro de dos cuerpos, no de dos personas que se aman. El cuerpo es la expresión de la interioridad de una persona y que la persona humana ha sido hecha para expresar su amor a través del cuerpo; hemos dicho que una relación íntima es aquella que se tiene con una persona amada a la que hacemos partícipe de lo más interno de nosotros mismos. Por eso, cuando hablamos de intimidad conyugal, hablamos de la relación más profunda, intensa, cálida y honesta que varón y mujer pueden tener y que se expresa en el acto conyugal, no es el acto conyugal la intimidad, sino que la intimidad que los esposos viven la expresan plenamente en la unión física más cercana que dos personas pueden tener, al fundirse en una en la otra, el fruto que surge de esta unión que hace más grande su amor y más profunda su intimidad, es el hijo, en el que esta 5 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 unidad se personifica en un nuevo ser, más valioso que toda la creación, porque su vida, comienza de este amor que hace que dos se hagan uno, pero que no termina nunca, porque el destino de ese hijo es la eternidad. 2.3 La reserva de lo nuestro El pudor es la salvaguarda de la interioridad de una persona. Lo contrario del pudor, la desvergüenza o impudicia, es una acción que devalúa a la persona porque la cosifica, la desfalca de su interioridad y la empobrece porque que no puede reservarse nada para sí. Los esposos, en cuantos depositarios de la intimidad del otro, deben proteger todo lo que rodea su vida conyugal, incluyendo su intimidad sexual, la discreción y reserva de quien guarda un tesoro. Por eso, ante terceras personas se han de evitar comentarios o charlas que de alguna manera menoscaben el pudor de los esposos. Se trata de una muestra de lealtad hacia el cónyuge que abarca también los comentarios con terceras personas acerca de la vida sexual y las manifestaciones íntimas del amor. En este sentido, se entiende que el pudor no es sólo un asunto de moral religiosa, sino de lealtad conyugal. 2.4 Encuentro Cuando una pareja decide casarse y consumar el matrimonio con el “acto matrimonial” o acto conyugal, quiere decir que han decidido invitarse mutuamente a lo más recóndito de su corazón, donde los esposos se funden en un abrazo físico como manifestación de la unión de ambos espíritus. De forma que esta unión íntima de los cónyuges sólo puede darse de manera honesta en el contexto del amor. Cuando regalamos algo material (un reloj, unas flores, un par de zapatos) transmitimos alegría a través de aquello que ofrecemos, porque queremos hacer feliz a la otra persona. Nos entusiasmamos imaginando la cara de sorpresa y gratitud de aquella persona que amamos; seguramente preparando el regalo experimentamos una gran emoción y cuanto más la amamos, más empeño ponemos en los detalles: la envoltura, el moño, la dedicatoria. Al momento en que abre el obsequio, podemos decir que gozamos tanto como quien lo recibe porque al hacer un presente contagiamos alegría a la persona amada. Sin embargo, la estructura de la persona humana y el amor conyugal ofrecen la oportunidad de donar y recibir no ya un objeto, sino un sujeto, podemos donarnos a nosotros mismos y recibir en donación al esposo o esposa. Los esposos se regalan mutuamente su intimidad; entregando las llaves del corazón para que el cónyuge pueda pasearse en la propia interioridad y ambos puedan conocerse profundamente. Dios ha hecho a la persona humana de forma que pueda donarse a sí misma por la unión conyugal y en este don conyugal la persona cristaliza el sentido de su vida: amar y ser amado. Donarse y recibir en donación a un sujeto. 6 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 «El cuerpo humano, con su sexo, y con su masculinidad y feminidad, visto en el misterio mismo de la creación, es no sólo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que incluye desde el «principio» el atributo «esponsalicio», es decir, la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don y —mediante este don— realiza el sentido mismo de su ser y existir»6. Podemos poner una gran ilusión cuando hacemos un presente material, pero cuando se trata de donarnos a nosotros mismos ¡cuánta más ilusión y emoción se puede contagiar! Principalmente porque se trata de un presente especial, exclusivo que, de forma sincera, sólo se entrega a una persona en el mundo, la persona amada, con la que se comparte un proyecto de vida y de familia. La intimidad conyugal es el presente que contagia alegría, alimenta el amor, fortalece la unidad y tiene el poder de hacer llevaderos los conflictos naturales, porque el abrazo conyugal es el regalo por excelencia del matrimonio. El abrazo conyugal es la manifestación de amor más alto que pueda darse entre las personas porque en el acto le va la vida misma a cada cónyuge pues ambos exponen su intimidad física y espiritual para manifestar con su cuerpo el amor espiritual que ambos se tienen. Al hacer esto, crean una comunidad o comunión estrechísima de personas. Se dan los casos de relaciones sexuales sin amor, fuera e incluso dentro del matrimonio, en las que se pretende que el cuerpo emita una señal errónea de entrega y donación, "simule" una entrega, pero sin que realmente exista tal mensaje. En esos casos la comunicación es contradictoria y absurda. Como de quien dice “te entrego todo lo que soy pero no es tuyo”, es como equivocar deliberadamente el beneficiario de un regalo, con el agravante de que no se trata de un objeto sino de un sujeto. Si alguien dijera “te quiero”, pero sin mirar a los ojos y con un gesto indiferente en el rostro, se recibiría como una expresión insincera e hipócrita. De la misma manera, la unión sexual debe ser un abrazo que invita al cónyuge a entrar en la propia intimidad y como consecuencia de la generosidad de los esposos, el acto marital se ha de preparar con amor, con la conquista que requiere la mujer y con la seducción que requiere el hombre. Ninguna faceta de la persona ha de estar excluida de esta reafirmación del compromiso matrimonial: cada acto conyugal se ha de vivir como una confirmación de la distinción que se ha hecho del esposo o esposa: esa es la verdad del acto de unión sexual. El acto sexual, no es sólo un intercambio de sensaciones agradables, sino un momento de encuentro, personal, íntimo, en el que los esposos se entregan mutuamente la totalidad de su ser, expresando físicamente el amor que se tienen. «Tanto para los hedonistas constantemente insatisfechos, como para los puritanos, es necesario insistir que la sexualidad no es un invento de la voluptuosidad humana, tolerado por Dios como medio para perpetuar la raza. No es ningún invento mecánico, porque Dios no tiene mentalidad de ingeniero. Ha sido la infinita 6 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. Sexualidad humana. Verdad y significado. 8 dic. 1995. n. 10 7 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 bondad de Dios la que ha querido asociar un placer físico para que ese acto no solo fuera una fuente de vida sino también una fuente de amor. Repitámoslo una vez más: cuando se invierten los términos y se hace de la sexualidad una condición previa para el amor, en lugar de hacer del amor matrimonial condición previa para el regalo de la entrega corporal, paradójicamente el trato sexual aleja al hombre y a la mujer en lugar de unirlos los deja solos y desarmados precisamente allí donde, con toda seguridad, podrían encontrarse» 7. Desde esta perspectiva, el encuentro sexual será más pleno y hará más felices a los esposos, en la medida en que exprese realmente el amor, y que no sea sólo fruto de un fin de fiesta, o una respuesta impulsiva a un estímulo, sino el final de un proceso, que se inicia con una mirada, una palabra, un gesto cariñoso, y se va cultivando a lo largo del día, y se va cristalizando. Nunca será lo mismo una relación sexual de un marido que los tiempos que ha estado en casa, los ha pasado frente al periódico, y la televisión sin cruzar una mirada con su mujer, con una esposa malhumorada, desaliñada, que un encuentro que comienza con un beso cariñoso de buenos días, otro de despedida al salir de casa y al regresar, una conversación íntima, en la que cada uno se sabe amado, aceptado, en la que pueden expresar lo más profundo que hay en su interior y que, culmina en un abrazo amoroso en el que se hacen uno sólo. 2.5 Una entrega que trasciende a los esposos El amor prodigado en el acto sexual sólo tiene sentido cuando significa vida y los esposos sólo son generosos, nobles, desinteresados, cuando están dispuestos a convertirse en co-creadores con Dios; a no ser que la sana prudencia dicte espaciar los nacimientos o abstenerse en períodos fértiles. Porque es el amor el que hace posible la fecundidad y no la fecundidad la que genera el amor; por eso la doctrina católica no pone el acento del acto marital sobre la fecundidad a toda costa, sino sobre el amor, sobre la capacidad unitiva del acto conyugal, que puede o no tener como consecuencia, la generación de una nueva vida. Igual que hizo Dios antes de crear al hombre, los esposos se proponen: Personifiquemos nuestro amor, que nuestro amor genere a alguien a nuestra imagen y según nuestra semejanza; deseamos que nuestro amor sea eterno, sano y fuerte, que trascienda, que supere todo lo creado y lo domine. Y luego, con el mismo orgullo con el que el Creador contempla su obra, los padres verán el fruto de sus entrañas y exclamarán: Para siempre fundidos en el hijo quedamos. Él hará que esta vida no caiga derribada, pedazo desprendido de nuestros dos pedazos… De tal forma que «la contracepción no es tan sólo una acción sin sentido; es una acción que contradice el sentido esencial que el verdadero trato sexual marital debe tener, si ha de significar la mutua auto-donación total e incondicional (“la contracepción contradice la verdad del amor conyugal”8). En vez de aceptarse en su totalidad, los esposos contraceptivos se rechazan en parte, porque la fertilidad 7,VÁZQUEZ, 8 ANTONIO. Matrimonio para un tiempo nuevo. Ediciones Palabra. Madrid, 2005. JUAN PABLO II. Discurso del 17 de septiembre de 1983. 8 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 es parte de cada uno de ellos. Rechazan parte de su amor mutuo: su capacidad de tener fruto»9. 3. Expresar el amor El amor sólo puede expresarse con el cuerpo, porque el cuerpo expresa nuestro interior, a través de gestos, palabras, y entre los esposos en este encuentro en que se unen lo más cercanamente posible para entregarse mutuamente. Esta unión se da mediante un proceso en el que interviene toda la persona: factores espirituales, afectivos, psicológicos y fisiológicos, que el hombre y la mujer experimentan de diferente manera y que es importante conocer para comprendernos mejor a nosotros mismos y al cónyuge. 3.2 Fases del acto conyugal Se pueden identificar las siguientes fases: fase de deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución. a. Fase de deseo, libido o apetito sexual. El acto conyugal se inicia con esta fase, que a diferencia de las otras, no involucra a los órganos genitales. Surge cuando nace la atracción, cuando todos sus sentidos se enfocan en el otro, es previa a la respuesta sexual y puede ser controlada por la voluntad, o por un estimulo externo, que lo puede anular o inhibir, el deseo, por ejemplo, cuando el otro no está presente, cuando no es el momento oportuno, por motivos de salud, de responsabilidad, etc. b. Fase de excitación. Esta fase trae consigo muchos cambios a nivel fisiológico. Entre otros, se produce la dilatación de los vasos sanguíneos genitales y no genitales por múltiples causas: música, perfume, imágenes, etc., pero en la intimidad matrimonial lo más importante es que se produce a través del contacto mutuo de determinadas zonas del cuerpo que despiertan el deseo sexual. Este periodo de excitación es más rápido en el hombre que en la mujer. En la mujer intervienen múltiples factores: su estado de ánimo, el ambiente, etc., y es susceptible a inhibirse fácilmente. Es importante considerar esta diferencia entre el hombre y la mujer, porque ella necesita una triple preparación para estar en condiciones de relaciones sexuales plenas, verdaderas relaciones sexuales matrimoniales: - Preparación psicológica lejana. Es el estado afectivo, digamos el amor, que creció en ella desde que eran novios: le gusta ese joven para esposo. - Preparación psicológica diaria. Ya casados la esposa necesita amor, cariño, ambiente feliz, porque si no, psicológicamente no estará dispuesta para la intimidad matrimonial, y mucho menos para las relaciones sexuales. Porque la mujer se inhibe fácilmente ante cualquier adversidad, estando enojada no siente deseos sexuales (problemas económicos, enfermedad de un familiar, etc. etc.) Si el esposo salió al trabajo después de discutir con ella o en su trabajo ella tuvo "un mal día" probablemente en la noche no estará en condiciones de querer vivir su intimidad matrimonial con 9BURKE, CORMARC. Felicidad y entrega en el matrimonio. Ed. Rialp. Madrid 1990. 9 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 relaciones sexuales. Las relaciones sexuales de la noche, comienzan con el beso de la mañana, lo hemos dicho antes. - Preparación física inmediata. De valor extraordinario que ningún esposo debe ignorar y mucho menos eludir ya que es su "responsabilidad". El esposo- en intimidad matrimonial- con palabras, ternura, caricias, besos, manifestaciones de amor, estimula a la esposa, despierta la libido o deseo sexual y ella retribuye esas manifestaciones de amor conyugal. La Iglesia no limita ninguna forma de caricias, siempre que se respete el pudor y que la expresión de amor se agradable para ambos, y contribuya a unir a los esposos porque en ese momento están en máxima libertad que sólo el matrimonio puede ofrecer. Es importante recordar que el placer no es el fin, sino un medio para lograr la unión y entrega mutua y la fecundidad en una nueva vida. c. Fase de meseta. En ella se acentúan todas las reacciones anteriormente enumeradas y llega un momento que la excitación no aumenta más y se produce la siguiente fase. Ambos están preparados para la unión, y en esta fase se da la penetración. d. Fase de orgasmo. Esta fase es de gran importancia. El orgasmo es propio de la mujer, la eyaculación es su equivalente en el hombre. En la mujer, en general, se produce simultáneamente o centésima de segundos después que la eyaculación del hombre. Es la fase más breve de todas, se dan una serie de contracciones musculares acompañadas de una sensación muy placentera. En el varón se produce la emisión del líquido seminal o eyaculación, líquido que contiene los espermatozoides. A diferencia de la erección que no es voluntaria, la eyaculación puede estar -hasta cierto nivel de excitación- bajo el control de la voluntad del hombre, para así esperar a la esposa –quien suele tardar más en el proceso de excitación- y alcanzar juntos esta fase. e. Fase de resolución. Es la etapa en que todos los síntomas descritos durante la excitación lentamente desaparecen quedando un estado de relajación, tranquilidad y casi siempre sueño. Difiere entre el hombre y la mujer ya que en ella, el retorno al estado de comienzo demora más que el hombre. 3.2 Consideraciones generales El ambiente y entorno son muy importantes para la respuesta femenina. Es importante buscar estar relajados, tranquilos, descansados, etc. El organismo femenino es delicado y responde inhibiendo la respuesta sexual ante cualquier circunstancia imprevista: llamada telefónica, llanto de un hijo, etc., pierde la estimulación alcanzada. Hay que buscar que ambos esposos logren todas las satisfacciones del acto sexual en especial el orgasmo tanto el físico (primero en lograrse en la evolución matrimonial) como el orgasmo de conciencia (máxima perfección de las relaciones sexuales matrimoniales). 10 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 El esposo tiene una gran responsabilidad de despertar la sexualidad de la esposa y hacer que ella alcance el orgasmo físico (la satisfacción afectiva o matrimonial es responsabilidad de ambos esposos). No hay que olvidar la marcada diferencia entre la mujer y el hombre. Por lo tanto, es esencial que la pareja busque siempre agradar y pensar en el otro. La mayor satisfacción se obtendrá cuando ambos busquen como prioridad satisfacer al otro y no a uno mismo. En el sentido que nadie debe buscar su propia satisfacción sino buscar agradar a su cónyuge. El acto conyugal requiere de tiempo y conocimiento del otro para que sea satisfactorio. Por esto es importante ser pacientes y recordar que con el tiempo podrán ir tendiendo relaciones más satisfactorias. Las relaciones sexuales matrimoniales no son un complejo de técnica que aprender, sino un arte que perfeccionar y sacramento que vivir. Como arte y técnica el joven matrimonio debe saber que se perfeccionará hasta lograr en esa comunión de espíritus, en esa unión de cuerpos demostrando amor tantas satisfacciones y realizaciones que sólo el matrimonio como sacramento, brinda al ser humano. Todas esas infinitas posibilidades hacen del amor matrimonial que sea activo, dinámico, evolutivo, buscando la perfección. El amor conyugal jamás será monótono, estático; ello depende de que cada uno de los esposos busque agradar cada vez más a su cónyuge y esa felicidad conyugal se extenderá y reflejará en el hogar, en los hijos, en los familiares y amigos porque es inagotable, es la alegría de vivir. 3.3 Cinco elementos que fortalecen la intimidad conyugal La generosidad es el ingrediente perfecto para la relación esponsal porque invita a donarse de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio, ajena al egoísmo o al interés personal. Hace referencia a donar simplemente por la necesidad de prodigarse con la persona más amada del mundo. La generosidad es la virtud que invita a alegrarse y regodearse, mientras la persona amada disfruta con el obsequio. La generosidad es simplemente un sinónimo del amor, porque la entrega es la culminación y una exacta expresión del amor. Entregarnos nos hace más humanos, nos hace encontrarnos a nosotros mismos, porque siendo generosos, amando y entregándonos, nos realizamos plenamente. A continuación se detallan las diversas manifestaciones y elementos necesarios para que la intimidad conyugal reafirme la cohesión de los esposos: 3.3.1 Sentido de entrega y donación amorosa El punto de partida de la unión sexual debe ser el significado real de ese acto. Que cuando decimos “te quiero”, realmente queramos significar eso. Que nuestro lenguaje corporal manifieste la sinceridad de esa expresión. Y viceversa, cuando con el cuerpo decimos: “me entrego a ti”, “te amo por encima de toda la 11 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 humanidad”, lo digamos también con la vida, con las palabras y con nuestras acciones vivamos esa afirmación durante todo el día y todos los días. Si alguien dijera “te quiero”, pero sin mirar a los ojos y con un gesto indiferente en el rostro, se recibiría como una expresión insincera e hipócrita. De la misma manera, la unión sexual debe ser un abrazo que invita al cónyuge a entrar en la propia intimidad y como consecuencia de la generosidad de los esposos, el acto marital se ha de preparar con amor, con la conquista que requiere la mujer y con la seducción que requiere el hombre. Ninguna faceta de la persona ha de estar excluida de esta reafirmación del compromiso matrimonial: cada acto conyugal se ha de vivir como una confirmación de la distinción que se ha hecho del esposo o esposa: esa es la verdad del acto de unión sexual. En el acto que expresa su amor, los esposos son llamados a hacer una donación recíproca de ellos mismos, uno al otro, con la totalidad de su persona. Ninguna parte de su ser puede excluirse de esta donación. Por esta razón, la anticoncepción es intrínsecamente ilícita. Se introduce una limitación sustantiva contra esta donación recíproca, la cual rompe esa “conexión inseparable” entre los dos sentidos del acto conyugal, el significado unitivo y el significado procreador, los cuales, como el Papa Pablo VI señaló, están escritos por Dios mismo en la naturaleza del ser humano (Humanae Vitae, Núm. 12)” 10. Sin esa tarea de continua y delicada conquista la relación sexual no puede tener el sentido de particular manifestación de "comunión de personas". A la mujer le decepciona rápidamente la relación sexual cuando ésta no es fruto de una conquista por parte del marido, sino que es impuesta o exigida. Y al hombre le causa daño la relación sin el proceso de conquista, ya que corre el riesgo de hacerse egoísta, poco delicado, insensible y prepotente al no ofrecer el amor que ella desearía recibir. El amor es amable, tierno; y la ternura es un marco que protege a la persona humana, porque mantiene el amor vivo y joven, alejándolo del riesgo de la rutina y del "envejecimiento". “El cuerpo revela al hombre” y por lo mismo la unión marital no se limita a la dimensión física, sino que debe abarcar la intimidad emocional y la intimidad espiritual: «La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte» 11. En realidad, si lo pensamos bien, el acto marital es una acción fugaz que dura sólo unos pocos minutos, y a pesar de eso, se le considera el acto que manifiesta nuestra capacidad de amar. Está claro que no es el placer lo que lo hace ser un acto de amor, porque en muchos casos el placer no acompaña al acto conyugal y JUAN PABLO II. Discurso dirigido al Centro por La Regulación Natural: “El Acto Conyugal Debe Ser un Don Total de la Persona.” 27 de febrero de1998 11 JUAN PABLO II. Familiaris Consortio. Núm. 11 10 12 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 aún así no carece de sentido. En la mayoría de los casos el acto sexual puede producir un placer intenso, pero siempre será pasajero y fugaz. Más bien es lo que significa el acto sexual, lo que lo hace ser permanente, es la generosidad, la ternura que se prodigan ambos cónyuges en la cotidianidad, lo que le da sentido al acto sexual; de tal forma que la unión sexual se presenta como una consecuencia y un desenlace del amor eterno que se tienen los esposos. Por eso, amar con el cuerpo es la consecuencia del amor emocional y espiritual del hombre y la mujer. «Interviene también el cuerpo, porque interviene la persona entera. El afán de entrega y de posesión, de saberse recibido y poseído, pretende llegar hasta lo más íntimo. No se trata sólo del tocar sensible, el amor busca también “tocar”, poseer, la intimidad del otro y ser poseído hasta en lo más íntimo por él. […] El sexo es la expresión corporal de nuestra capacidad de amar. También por eso, si Dios le pide a una persona que le dé el corazón entero, sin intermediarios, le pide también el cuerpo, y esa persona no deja que su corazón se enamore de otra, ni se casa (es el caso de un sacerdote, por ejemplo)» 12. Hablamos, pues de un amor noble, generoso, desprendido, que Tomás Melendo define como “el buen amor” que se traduce en la manera más sublime de querer y perseguir el bien del otro y se concreta en promover y llevar a plenitud la libertad del ser amado. Por lo mismo, el amor generoso respeta y cuida a la persona amada, sin poner sus intereses y gustos por encima de los del esposo o esposa. 3.3.2 Expresar el amor La sexualidad «se realiza de un modo verdaderamente humano sólo si es parte integral del amor con el que el varón y la mujer se comprometen totalmente el uno con el otro hasta la muerte. La donación física total sería una mentira, si no fuese signo y fruto de la donación personal total, en la cual está presente toda la persona, también en su dimensión temporal: si, por el contrario, la persona se reservase alguna cosa o la posibilidad de decidir sobre el futuro, por esto mismo no se donaría totalmente»13 . El acto sexual debe ser fruto del amor para que produzca más unión y más amor. Si no es fruto del amor, será contraproducente, insatisfactorio o insulso. Ambos esposos deben procurar escucharse mutuamente, compartir, contagiarse alegría, frescura y novedad. Esa es la mejor manera de cortejar y de seducir. Porque el mensaje es claro: “te amo por ser quien eres”. Si ambos perciben ese mensaje de su cónyuge, el acto sexual les servirá de refuerzo y de unión aún más sólida. Una discusión puede alejar emocionalmente a la pareja; pero una reconciliación que proviene del fondo del corazón desencadena en un abrazo apasionado y en la manifestación sexual porque ambos emiten un mensaje: todo es relativo, lo único que permanece y que nos une es el amor. Es muy conveniente que ambos esposos tomen continuamente el pulso a su relación. Darse el tiempo y sobre todo la apertura y sencillez para captar qué es aquello que necesita el cónyuge: más muestras de cariño, más ternura, más 12 13 M. G. SANTAMARÍA GARAI. Saber amar con el cuerpo. Ediciones Palabra. JUAN PABLO II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio. Núm. 11 13 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 atención, más detalles, más tiempo, etc. Para ello cada cónyuge puede hacer un análisis de lo que sabe que el otro espera de sí y disponerse constantemente a ofrecerle eso. De esta manera ambos estarán aportando a su matrimonio el ingrediente que necesitan. De esta manera la responsabilidad sobre la marcha del matrimonio y del amor la cargan entre los dos y ambos cultivan el amor; no sólo la mujer ni sólo el hombre. 3.3.3 Ser dueño de sí mismo, que no sea el instinto el que determine la acción Es verdad que es el instinto el que, en un primer momento, desencadena la atracción en una pareja que acaba de conocerse. Pero a ese primer impulso le siguen muchos actos libres que son los que marcan la diferencia entre el instinto y la voluntad. Una persona que se guía solamente por el instinto en el ámbito sexual es una persona egoísta, inmadura e incapaz de un amor verdadero. Por eso, Gregorio Marañón cataloga a Don Juan Tenorio como un hombre tremendamente inmaduro, capaz de enrolarse de cualquier mujer, pero incapaz de amar a ninguna. La inteligencia y la voluntad, le permiten a la persona humana traducir su instinto a un acto racional y libre, por el que elige los medios respetuosos para conseguir el fin que pretende. Los animales no se enamoran porque actúan movidos sólo por el instinto sexual; copulan por una necesidad natural de conservación de la especie. Sin embargo, los esposos, han de procurar que no sea el instinto el que gobierne su vida sexual. Por ejemplo, es lógico que habrá muchas ocasiones en las que no sea posible mantener relaciones sexuales (por salud, por responsabilidad, porque uno esta de viaje, etc.), y en esos casos, tanto él como ella, han de buscar otras alternativas para manifestarse su amor, aunque no sea con el propio acto conyugal, en eso se traduce el elegir los medios adecuados para conseguir el fin que pretenden. La madurez de ambos les permitirá sublimar la abstinencia por el bien de la relación, y al mismo tiempo podrán reforzar sus vínculos a pesar de no tener relaciones sexuales. Muy lejos de una reacción instintiva y alocada está el ejemplo que nos deja el libro de Tobías del Antiguo Testamento, que seguramente alguno de ustedes escogerá como primera lectura en su boda: Tobías y Sara en la noche de bodas se arrodillaron para orar juntos a Dios y al final Tobías dijo al Señor: «Yo no tomo a mi esposa con deseo impuro, mas con recta intención. Ten piedad de mí y de ella y haz que podamos llegar juntos a nuestra ancianidad. Y ambos dijeron a coro: Amén, amén»14. 3.3.4 Que los gestos de amor sean agradables, o al menos aceptables para ambos Puesto que el acto conyugal debe estar guiado por el amor (la inteligencia y la voluntad), de la misma manera ambos deberán asegurarse de no obligar a la pareja a aceptar gestos de amor que no le sean agradables. 14 Tobías, 8, 7-8 14 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 Es fundamental que ambos se pongan de acuerdo, y aborden el tema del acto conyugal. En la vida matrimonial requerirán mucha comunicación, será necesario que hablen de su relación, de cómo se llevan y de qué necesitan, etc. Esta comunicación se ha de aplicar de la misma forma al acto sexual porque evidentemente las manifestaciones que causan placer al hombre son muy diferentes de aquellas que la mujer desea para sí. De forma que, es trascendental el mantener una conversación íntima, confiada y relajada sobre los gestos de amor que ambos se prodigan en la intimidad. El hombre posee una sexualidad concentrada en lo genital, mientras que para la mujer la sensibilidad sexual está difusa en todo su ser: para sentir atracción sexual ha de sentirse amada y a ello puede contribuir una caricia, unas palabras, un detalle, un regalo, etc. Pero en cualquier caso el acto conyugal no debe ser un martirio para ninguno de los dos, ni algo soportable por razón de una “obligación marital”. Hemos de hacernos conscientes de que el acto sexual tiene el poder de unir a los esposos siempre y cuando sea agradable y deseable para ambos. De cualquier forma, aquí aplica la misma ley que en las otras facetas de la vida matrimonial: encontrar un término medio donde ambos ganen, donde ambos estén confortables, donde a ambos les sea agradable y satisfactorio el acto sexual, pero para ello se ha de partir de la comunicación. 3.3.5 Que acojan con generosidad y alegría la posibilidad de que su amor sea fecundo La voluntad de los cónyuges hacia la vida puede asumir tres actitudes 15 respecto al bien de generar una vida a través de la realización del acto conyugal, se puede inclinar a ese bien en tres direcciones: a. Obrar ese bien, es decir realizar un acto sexual fértil. b. Abstenerse de obrar ese bien, tener una elección/intención noprocreadora. Reconoce la fertilidad como un bien, pero se abstiene de obtenerlo, y por lo tanto la pareja elige no mantener relaciones sexuales durante los períodos fértiles. c. Realizar un acto sexual fértil, pero destruyendo en él –con una positiva y deliberada intervención- su capacidad de poner las condiciones de una posible concepción, teniendo una elección anti-procreadora. En este caso la fertilidad es vista como un mal, siendo que objetivamente es un bien, y voluntariamente, se le aniquila. En este caso no se está respetando la doble naturaleza de la sexualidad, se puede buscar la unidad, sin embargo se niega conscientemente la procreación. Desvincular la sexualidad de la vida, es desposeerla de su significado, y empobrecerla. Será materia de otro tema, el que conozcan las opciones que como matrimonio tendrán para vivir su amor de manera fecunda, Cfr. CAFFARRA, CARLO. Ética general de la sexualidad. Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid, España. 15 15 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 con responsabilidad, de tal forma que puedan espaciar los hijos, de acuerdo al amor. 3.4 Consideraciones morales sobre la sexualidad conyugal • Para que una relación sexual sea moralmente buena debe respetar ambos fines (Unidad de los esposos y procreación). Siempre debe existir una apertura a la vida, más no siempre se necesita buscar una nueva vida. • Una relación sexual moralmente buena, solamente puede darse en el contexto del matrimonio, pues implica una entrega total y exclusiva, y estas condiciones sólo se dan en el ámbito del matrimonio. • Una relación sexual que tiene como fin meramente el placer no es moralmente buena, pues se basa en una búsqueda egoísta de placer propio y no en una entrega generosa de amor al otro. • Todo medio que degrade a la persona humana, aun cuando el fin buscado sea bueno, convierte el acto en moralmente malo. Por ejemplo, el utilizar pornografía, aún dentro del matrimonio, implica aceptar la degradación de terceros para beneficio propio. • La Iglesia no limita ninguna forma de manifestación del amor conyugal, siempre que se respete el pudor, y el placer no se busque como fin, sino como medio para lograr un acto unitivo y abierto a la vida. 4 Obstáculos y retos que enfrenta la intimidad conyugal 4.1 Expectativas desproporcionadas Sucede con frecuencia, que las parejas recién casadas, experimentan cierta frustración ante los primeros encuentros conyugales, el sueño de las sábanas de satín, la champaña y la música suave, no resultó como esperaban. No se escuchan campanitas, y tampoco es como se ve en las películas. Se oyen muchos mitos acerca de la luna de miel. Con frecuencia se habla de experiencias fabulosas, y las hay: el hecho de comenzar una vida en común, de compartir, de estar solos, todo esto es maravilloso, sin embargo la ignorancia hace que algunos experimenten frustración respecto a sus primeras experiencias de intimidad, sobre todo por la cortina de humo que se hace alrededor de este tema. Pocos admiten públicamente que no es como Hollywood lo presenta, y esto ocasiona confusión en no pocas parejas. La sexualidad, como toda forma de expresión, requiere de un proceso, en el que es necesario aprender el lenguaje con el que se va a comunicar, y no se trata tanto de un laboratorio para disfrutar más, sino más bien de una actitud por parte de ambos que se refleja en todos los aspectos de la vida matrimonial que recién comienza. Para tener una vida sexual plena, se requiere de los mismos ingredientes que el matrimonio para ser feliz al paso del tiempo: • Estar dispuesto a entregarse al otro para hacerlo feliz. Así es como se encontrará la verdadera felicidad. Cuando uno de los dos se centra en si mismo en lugar de centrarse en el otro, tanto en la intimidad como en las demás situaciones de la vida en común, terminan en conflicto. Si el hombre es poco 16 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 delicado y sólo piensa en satisfacer su impulso sexual, la mujer se sentirá utilizada; si ella se cierra a la posibilidad de la entrega, por miedo, por inexperiencia, él se sentirá frustrado. • Expresar el interior. Con frecuencia tendemos a quedarnos en la superficie. Lo que hace plena la vida de la pareja, no es lo que se encuentra en el exterior la casa, los bienes, las comodidades- sino lo interior. Lo mismo sucede en la vida sexual, cuando lo que se comunica en la intimidad sólo es la entrega de dos cuerpos, se puede experimentar placer, pero vacío, mientras que cuando en la unión conyugal se entregan mutuamente en su totalidad, este acto hace el amor de la pareja más fuerte. • Apertura - Hacia el otro, para comunicarle lo que sentimos, lo que queremos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, y apertura para acoger lo que el otro nos expresa, su forma particular de expresar el amor. - Apertura a terceros, ya que el matrimonio que se encierra en sí, se convierte en el juego de dos egoísmos que se alimentan mutuamente y que terminan por destruirse. En la vida sexual ocurre lo mismo, la consecuencia natural de la intimidad sexual es la vida, el miedo ante la posibilidad de un embarazo limita la entrega. • Ternura. No todo es pasión, ni darle rienda suelta al impulso, son necesarios los gestos de amor, de cariño que dan sentido a la entrega física. La mujer necesita de ternura, de delicadeza, de cariño como preparación para la entrega física, y el hombre debe saberlo, y por su parte, el hombre requiere de la ternura de la mujer para descubrir el sentido auténtico de la intimidad. • Paciencia. Para descubrirse el uno al otro. Nuestro estilo de vida actual nos ha condicionado a obtener lo que esperamos con un clic. El amor conyugal tiene sus tiempos, y va madurando al paso de los años. La intimidad sexual requiere también del conocimiento de la respuesta sexual masculina y femenina, que normalmente no es simultánea; la mujer requiere de más tiempo, y el hombre necesita saber esperar. El preocuparse mucho por qué tanto placer se obtiene resulta contraproducente. Se ha visto que las parejas que se obsesionan por este aspecto, tardan más en acoplarse. La vida sexual de la pareja tiene también su ritmo. Las mejores experiencias vendrán con el tiempo. • Comunicación. La pareja puede experimentar cierta reserva al hablar del tema, es normal. Sin embargo, es importante hablar de sus expectativas, de sus miedos, de sus dudas, y sobre todo tomar conciencia que la luna de miel es sólo el principio, y que hay mucho que disfrutar juntos, que descubrir el uno del otro, mucho que compartir, y que la vida matrimonial que apenas comienza requiere de una gran decisión para aceptar el reto de hacer feliz al otro para toda la vida. 4.2 Desvalorización de la persona humana La intensa erotización que vive actualmente la sociedad es una clara manifestación de la decadencia del valor de la persona humana y esto se manifiesta en la utilización y comercialización de la sexualidad. Porque es una invitación a fingir que 17 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 “se trata sólo del cuerpo”, como si se pudiera considerar ajeno a la persona; se pretende olvidar que la persona es trascendente, haciendo como si fuera un objeto más, como un mueble o como algo para consumir. Al menos es la idea que ofrecen la tele y el cine. El comercio con el cuerpo (la prostitución y la pornografía) es una manifestación cruda cuyo mensaje es: mira sólo el cuerpo, no mires ni busques el alma; finjamos que no importa y que no hay “nadie” detrás de ese cuerpo. Pretender que se puede entrar en contacto con un cuerpo sin necesariamente entrar en contacto con la dimensión espiritual y emocional de la otra persona implica una devaluación de la persona humana, que hace las veces de objeto de placer. No es fácil para los futuros esposos mantenerse exentos de la influencia de esta depreciación, y de hecho es muy común que esta mentalidad afecte, por ejemplo, en la preocupación excesiva por la apariencia física, como si ese aspecto pudiera definir la valía de una persona. La desvalorización de de la persona humana habla de la perdida de la conciencia de que el otro es igualmente valioso. Por supuesto, todo esto afecta directamente a la intimidad conyugal porque el núcleo de la sexualidad bien vivida se basa en la valoración del cónyuge como otro yo, como complementario, como sujeto de los mismos derechos y como quien tiene igualmente necesidades emocionales, sexuales y espirituales. Sólo quien respeta su propio valor es capaz de respetar el valor de la otra persona y sólo quien valora al cónyuge en todas sus dimensiones se hará capaz de amar realmente. 4.3 Activismo El vértigo de la vida cotidiana, las prisas y presiones del trabajo, la preocupación excesiva por lo laboral y lo económico, se presentan como un gran obstáculo que los esposos han de sortear para darle el espacio y el tiempo adecuados a la intimidad conyugal. Llegar tarde y cansados del trabajo es un obstáculo que habrán de vencer, porque cultivar la intimidad conyugal les exigirá también esfuerzo y dedicación. En ocasiones los viajes de trabajo o la preocupación por la economía podrían representar una barrera para la comunicación y el cultivo de la intimidad. No han de cerrar los ojos ante ese obstáculo, sino que ambos esposos deben hacerse conscientes de esa dificultad y deberán procurar soluciones o alternativas de común acuerdo. Ambos deben hablar sobre sus sentimientos y necesidades emocionales y demostrarse amor justo en la forma en que cada uno requiere. Así mismo es importante dejar el mayor espacio posible a la espontaneidad, porque es un elemento de novedad y frescura. Pero tampoco es bueno hacer depender el tiempo de pareja y de intimidad para cuando se de la espontaneidad. Los esposos pueden “programar” el momento del acto conyugal y dejar que la imaginación y la espontaneidad dicten las manifestaciones de cariño; y a pesar de haberlo programado, puede ser igualmente provechoso para la relación y satisfactorio 18 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 emocionalmente. Sin embargo, haya espontaneidad o programación de por medio, es necesario generar el ambiente romántico y de armonía donde las cosas “vuelven a su lugar”, es decir, donde ambos se centren en su amor como lo único importante y eso exige quitar las distracciones, atenderse completamente el uno al otro. Para ello pueden encontrar las alternativas adecuadas como procurar una salida especial sin amigos, cada semana, una cena romántica preparada con esmero en casa, por ejemplo. Lo importante es que, cuando sean esposos mantengan fresco el interés por complementarse emocionalmente, por reforzar sus vínculos, por reanimarse, por alimentarse mutuamente la autoestima a través de las caricias, las muestras de amor y del propio acto sexual. Es necesario hacerse conscientes que la intimidad conyugal se ve amenazada porque requiere de serenidad, dedicación, comprensión, comunicación, complicidad; todo esto es ajeno al vértigo de la vida que muchas veces estamos obligados a llevar, al estrés por las muchas cosas de las que nos preocupamos diariamente como el dinero, el trabajo, las responsabilidades, etc. El activismo laboral puede ir provocando una grieta progresivamente más grande que no permite que ambos esposos se comprendan, se apoyen y se conozcan realmente. No es mera casualidad que el Génesis le llame “conocimiento” a la unión conyugal, con la que Adán y Eva engendran a su primer hijo. Algunas traducciones dicen: “Adán se unió a Eva, su mujer”; pero literalmente se debiera traducir: “Adán conoció a Eva, su mujer” 16. A este respecto Juan Pablo II comenta: «Es significativo que la situación, en la que marido y mujer se unen tan íntimamente entre sí que forman una sola carne, se defina como un 'conocimiento'. Efectivamente parece emerger una profundidad específica de significado». […] Además «se puede hablar de una reciprocidad de este conocimiento en el que el hombre y la mujer participan mediante su cuerpo y su sexo»17. Adán no solamente se une a su mujer, sino que la conoce, se comunica y ambos intiman de tal manera que se funden en un abrazo de amor, tan real y personal que después de nueve meses, a ese amor han de ponerle un nombre. Sólo en la persona humana se da esta unidad indisoluble entre el acto sexual, la comunicación de la intimidad y la generación de una nueva vida. Para “conocerse”, deben concederse la calma y el tiempo necesarios. 4.4 Desvinculación de la vida Hemos dicho que el amor conyugal trasciende a los esposos, el hijos es la personificación de su entrega, desvincular el amor de la vida, es vaciar de significado la unión de los cónyuges. El hijo es consecuencia natural de la unión de los esposos, no es casualidad que la concepción ocurra de esta forma, estamos diseñados para el amor y la paternidad, nuestro cuerpo, nuestra afectividad, son evidencia de ello. 16 17 Según el término semítico ‘jadac’. JUAN PABLO II. Catequesis sobre el cuerpo. Una sola carne. 5 de marzo de 1980. 19 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 Optando por una vivencia plenamente humana de la intimidad, enfrentan el obstáculo de la desvinculación de la vida y de la cultura de la muerte que ha hecho a un lado la sublimidad de su misión de ser co-creadores con Dios. Pero no es el único reto que han de sortear y superar, sino que además deben contrarrestar la devaluación de la sexualidad misma en un mundo en el que ha reducido la sexualidad a la genitalidad; en otras palabras, un mundo en el que sin mayores conjeturas considera el cuerpo como un objeto y no como expresión visible de la intimidad de una persona. 4.5 Hedonismo Un grave obstáculo que se encuentra en la vivencia plena de la intimidad conyugal es la búsqueda del placer sexual como fin principal, ajeno a la finalidad unitiva y procreadora de la sexualidad. A la búsqueda del placer por encima de cualquier otro objetivo se le ha llamado “hedonismo”, palabra que proviene del griego que significa precisamente búsqueda del placer. Un apego desmedido al placer provoca un ofuscamiento de la conciencia y de la razón; y cuando la relación conyugal está guiada principalmente por el hedonismo genera la pérdida de sensibilidad y empatía hacia las necesidades del otro, que impiden la convivencia y la adaptación. Un cónyuge hedonista es inmaduro emocionalmente porque busca todo el tiempo sensaciones agradables y placenteras de forma egoísta, sin reparar en utilizar a la otra persona para conseguir su objetivo. El hedonismo en la vivencia de la sexualidad tiene como motivación principal el placer por medio de la cosificación del cuerpo propio y de la otra persona. El cuerpo deja de ser la expresión de la intimidad, y en el abrazo conyugal ya no se pretende coincidir con el otro y crear una nueva unidad, no se busca la comunicación con la persona interior, porque no es parte del objetivo. Al poner el placer al centro del acto conyugal, necesariamente se desplazan la intención unitiva y procreadora y en ese caso, la persona es tratada como simple objeto de goce egoísta, no como compañera(o) de vida. En una relación hedonista no puede existir el amor auténtico porque el otro sólo es un objeto que instrumentalizamos para alcanzar el propio placer y esta práctica está muy lejos de lo que significa el amor humano, que «es un sentimiento de aprobación y afirmación del otro, por el que nuestra vida tiene un nuevo sentido de búsqueda y deseo de estar junto a la otra persona. Amar a otra persona es desearle lo mejor, mirar por ella, tratarla de forma excepcional, darle lo mejor de nosotros. Es cierto que lo que inicialmente atrae es la apariencia física, la belleza, pero luego se torna una atracción psicológica y espiritual. En general, podemos afirmar que el amor basado y centrado en la belleza física –y vale lo mismo del amor centrado en la búsqueda del placer– suele tener mal pronóstico. Con él no se llega muy lejos, por eso, en el enamoramiento, el sentimiento esencial es “te necesito”, “eres para mí fundamento de vida”, “eres mi proyecto”. Dicho en términos coloquiales: “eres mi vida”»18, y como tal, nunca serás un objeto para mí. 18 ROJAS, ENRIQUE. El hombre light, una vida sin valores. Ed. Planeta. 20 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 El hedonismo es un problema fuerte cuando hablamos de una relación conyugal porque en ese caso, el elemento de cohesión es sólo el recibir placer. Y el matrimonio es mucho más; el placer momentáneo y fugaz no rinde lo suficiente como para sobrellevar con entereza sacrificios de larga duración como el criar a los hijos, el cerrar el ojo a los defectos del cónyuge, el atender a la esposa o esposo en una situación de enfermedad prolongada. Definitivamente el placer no “carga las pilas” lo suficiente. En el hedonismo, el interés y la adhesión a la persona queda suplantado por el interés pasajero de una sensación agradable. El hedonismo alimenta el placer y el placer sólo atiende a la sensibilidad; para que una relación esponsal perdure hay que alimentarla sanamente, no sólo engordar la sensibilidad; por eso el alimento balanceado y completo que requiere el matrimonio es el amor: porque en él se da el placer, se da el interés real por la otra persona, se refuerza la autoestima y se crean lazos capaces de soportar cualquier dificultad. En cambio, vivir para el placer es como pretender vivir siempre en la adolescencia, sin responsabilidades, sin consecuencias, sin problemas que resolver, sin dolores que curar, perdidos en un mundo irreal. La vida matrimonial no puede reducirse al hedonismo porque compartir la vida implica sí placer, pero empapado de realismo: el amor debe ser el elemento de cohesión, porque es el único cemento capaz de mantener la casa en pie. 4.6 Utilitarismo Imaginemos que Pablo y Carmen han decidido que puede ser una buena idea para su matrimonio y para sus relaciones sexuales el presentarse como objeto de placer uno para el otro. Ambos consideran que esta medida puede ser igualmente fruto del amor porque desean que el acto sexual sea lo más placentero posible. Para ambos, se trata de una idea muy alocada, pero tentadora y atractiva. Sería como una especie de contrato para “usarse” mutuamente, se supone que con la finalidad de darse todo el placer posible. Si lo pensamos bien, en realidad lo que Pablo y Carmen necesitan es algo más que un simple objeto. Necesitan a una persona que ame y que sienta, que sea de carne y hueso, que refleje su personalidad en el acto conyugal, que diga cuánto lo (la) ama, que exprese sus emociones y gustos. Porque la realidad del matrimonio (y de la vida) es que el placer es algo accesorio y no se puede centrar todo en el placer. Hay muchas cosas en el matrimonio que pueden exigir sacrificios y al mismo tiempo los llenen de satisfacción: como el ceder, el perdonar, etc. Son acciones que no llevan de por medio el placer, sino la preocupación por el otro, es decir el altruismo, más que el utilitarismo y que aún así llenan el alma. Por eso, ordenar el matrimonio en torno al placer es poco realista. Si Pablo y Carmen pretenden caminar por la senda del utilitarismo ambos se están condenando a un programa de egoísmo, su matrimonio nunca podrá superar esa inestable armonía de egoísmos, que funcionará mientras ambos sean útiles uno para el otro. Pero en el momento en que termine esa utilidad del provecho común que lógicamente, no podrá durar mucho-, no quedará nada de esa endeble armonía. 21 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 Sólo el amor verdadero puede liberar al hombre y sacarlo de su blindaje de egoísmo. El amor genuino y abnegado despierta en el ser humano lo mejor que hay en él, lo más precioso. El ser humano, está destinado a amar y a ser amado y cuánto más ama, mejor se realiza. Cuanto menos o peor ama, más se frustra, se amarga y se autodestruye. Dos egoísmos intentando satisfacerse a sí mismos, no causan el mismo efecto en la pareja que dos personas que se aman, sacan lo mejor de sí mismos y que buscan complementarse el uno al otro. Por eso, el utilitarismo no es una buena idea, es un obstáculo para al vida matrimonial y para el propio acto conyugal. 4.7 Rutina Ahora imaginemos una chimenea en la habitación. Cuando está encendida, el baile de las llamas y el crepitar de los troncos producen calor y la luz amarillenta genera un encantamiento particular que invita a la intimidad. Sin embargo si a ese mismo hogar le metemos una rama verde, la habitación se llenará de un humo sofocante y la fascinación de la llama desaparece. Lo mismo puede suceder si echáramos sobre el fuego un balde de agua, el calor y el encanto desaparecen inmediatamente y todo se llena de humo y cenizas molestas. Ocurre algo de forma análoga cuando los esposos dejan que la rutina provoque el ofuscamiento de la intimidad marital, aunque quitar una rama verde es más sencillo que volver a encender una llama. No es el desamor lo que ocasiona este ofuscamiento, sino factores externos que se han de mantener alejados de la habitación nupcial. Porque la rutina que tiene un origen externo es más fácil de atender y revertir con una constante comunicación que permita retirar esa “rama verde”, ventilar la habitación y renovar el oxígeno con acuerdos entre ambos esposos para proteger la convivencia y el enriquecimiento conyugal. Sin embargo, la rutina puede provenir también de un gradual distanciamiento y una cierta desilusión que frecuentemente se combina con factores externos y falta de comunicación puede tener un efecto agostador en la relación de pareja. Comienzan los ajustes en la recién estrenada vida de casados, se incrementan las responsabilidades, y se puede dar que la intimidad se vaya desgastando y el acto sexual se presente cada vez más carente de sentido, una gradual falta de entusiasmo e imaginación. En este caso la rutina es sinónimo de conformismo, falta de pasión, e incluso exceso de orgullo y egoísmo porque de ninguna de las partes nace el interés por avivar la llama. El acto sexual en un matrimonio “arrutinado” deja de ser la mayor muestra de amor que podemos hacer a la persona más querida sobre la tierra, ya no es un “abrazo conyugal” que se prepara y se saborea, sino una práctica o un hábito que involucra la mera genitalidad, porque se reduce al cumplimiento de un “deber conyugal” o se utiliza como una moneda para compensar, pagar o chantajear. Nada más ajeno a los fines de la unión sexual. La rutina en la intimidad conyugal es un reflejo de la rutina en el trato, en los detalles, en los proyectos familiares. El matrimonio arrutinado no sólo extravía el 22 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 sentido de la sexualidad, sino que principalmente pierde incentivos y capacidad para proyectar, para “arremangarse” y colaborar en los propósitos y aspiraciones comunes. Luego se pierden los detalles y el cortejo en la vida cotidiana. El humo de la habitación se debe a que la llama comienza a extinguirse y se requiere una dedicación inmediata a encender nuevamente la hoguera, retirar lo que estorbe, añadir troncos nuevos, añadir combustible. El aburrimiento sexual es sinónimo del aburrimiento matrimonial y los esposos que encuentran esa dificultad deben reavivar la llama con dedicación, con muestras de cariño, con un esfuerzo específico por manifestarse lo que los une, lo que aman, los proyectos que pueden echar a andar entre ambos y al mismo tiempo, trabajar en la comunicación y en los acuerdos para reconquistarse nuevamente, no amarse a tiempo parcial, sino 24 horas al día, los 7 días de la semana. Puesto que la intimidad conyugal tiene el poder de unir y cohesionar a los esposos se ha de poner especial atención a aquellos elementos necesarios para mantener siempre encendida la hoguera que da calor y encanto a la vida matrimonial. Conclusión A pesar de la fugacidad del propio acto sexual, hemos reflexionado en cómo ese acto, que puede parecer efímero, posee un eco que resuena para la eternidad por el poder unitivo entre los esposos y por la fecundidad intrínseca de la unión sexual. La riqueza del acto sexual reside precisamente en que la persona humana, en cuanto espíritu encarnado puede manifestar su amor con el cuerpo, porque el cuerpo no es un objeto extraño ni ajeno, sino la extensión de su espíritu y la expresión de un sujeto trascendente, capaz de transformar su amor en una tercera persona, cuando se expresa con el lenguaje del abrazo conyugal. Dios, fuente suprema del amor, creó el mundo entero y al hombre, con el poder de su palabra: “hágase; hagamos”. De la misma forma, los esposos se convierten en colaboradores de la creación de Dios y para ello han de pronunciar con su cuerpo, y por tanto, con su vida toda, una palabra: “te amo y me entrego totalmente a ti, hagamos fecundo nuestro amor, hagamos que resuene para la eternidad”. «El enamoramiento tiende a la fusión de dos personas distintas, que conservan la propia libertad y la propia inconfundible especificidad. Queremos ser amados en cuanto seres únicos, extraordinarios e insustituibles. En el amor no debemos limitarnos, sino expandirnos, no debemos renunciar a nuestra esencia, sino realizarla; no debemos mutilar nuestras posibilidades, sino llevarlas a término. También la persona amada nos interesa porque es absolutamente distinta, incomparable. Y así debe permanecer, resplandeciente y soberanamente libre. Nosotros estamos fascinados por lo que ella es, por todo lo que ella nos revela de sí»19. 19 F. ALBERONI, I Love You, Milano, Coopli. 1996. Título original: Ti amo. Milano. Garzanti, 1996 23 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 El cónyuge es, por tanto, alguien que se ha colado hasta lo más interno de una persona y ha llegado a ser de casa; es la persona amada con la única que compartimos lo más íntimo de nosotros mismos y con la que nos atrevemos a hablar como con nosotros mismos. El matrimonio es la unión más estrecha de que es capaz el hombre y se alimenta precisamente de la intimidad conyugal. Bibliografía BARBOTIN E., El Lenguaje Del Cuerpo, Vol. I, EUNSA, Pamplona, 1997. BURKE, C. Felicidad y entrega en el matrimonio. Ed. Rialp. Madrid 1990. CAFFARRA, CARLO. Ética general de la sexualidad. Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid, España. JUAN PABLO II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio. Roma, Italia. JUAN PABLO II. Catequesis sobre la teología del cuerpo: Masculinidad y Feminidad. Roma, 1979 JUAN PABLO II. Catequesis sobre el cuerpo: Una sola carne. 1980. JUAN PABLO II. Discurso “El acto conyugal debe ser un don total de la persona”. 1998 LUCAS LUCAS R. El hombre espíritu encarnado. Ediciciones Sígueme. Salamanca, España. LUZÓN PEÑA J. Amar con el cuerpo. Ed. Litopress. Córdoba, 1998. PABLO VI. Constitución Pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual. Roma, Italia. PABLO VI. Humanae Vitae. Roma, Italia. PONTIFICIO CONGRESO PARA LA FAMILIA. Sexualidad Humana. Verdad y Significado. 8 de diciembre de 1995. SANTAMARÍA GARAI, M.G., Saber amar con el cuerpo. Ediciones Palabra. Madrid, España. NOTA: A continuación se adjunta la dinámica propuesta para realizar en la sesión. El documento está listo para impresión, se entregará una hoja por cada miembro de la pareja de novios, la contestarán de modo personal y después compartirán las respuestas en pareja. Después se incluye una sección para la reflexión bíblica y la tarea. 24 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 GUÍA PARA LA REFLEXIÓN PARTE 1 La sinceridad y apertura son elementos indispensables para cultivar un amor más profundo. Más que pensar qué queremos del otro, reflexionemos sobre lo que podemos aportar para enriquecer nuestra relación. 1. Completa de manera individual las siguientes frases de manera sincera y espontánea, siempre de izquierda a derecha. 2. Al terminar comparte con tu novio/a tus respuestas. Lo que más me gusta de ti es… Creo que a ti te encanta que… Nuestras demostraciones de afecto serían más significativas si… Creo que mi entrega a ti sería más significativa si…. Un obstáculo que puede afectar nuestras demostraciones de afecto es… Creo que para superar este obstáculo yo podría… Para enriquecer nuestra relación yo quisiera que tú… Para enriquecer nuestra relación yo trataré de... Para evitar la rutina y cultivar nuestra relación propongo… Creo que a ti te gustaría que para cultivar nuestra relación yo… Para planificar nuestra familia me gustaría que… Para planificar nuestra familia creo que ti te gustaría… Para nuestra primera noche creo que es importante que… Para nuestra primera noche creo que para ti es importante que… Algo que siempre me ha dado pena decirte es… Algo que puedo hacer para mejorar la confianza entre nosotros es… 25 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009 PARTE 2. Busca en tu Biblia Tobías 8, 4-8 Haz que los dos juntos vivamos felices hasta la vejez. Marcos 10, 6-9 Ya no son dos, sino una sola carne. La palabra de Dios nos dice… Tarea Definan un día en que irán a platicar solos para definir cómo cuidarán y cultivarán su intimidad conyugal. También platiquen sobre qué acciones pueden proponerse para mantener una comunicación abierta y sincera sobre este tema. A continuación escriban también los puntos que quisieran tratar en esa cita. 26 Prematrimoniales Intimidad conyugal © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 10-2009