SEMANA 4: Sensaciones y pasiones, nos mueven y conmueven

Anuncio
SEMANA 4: Sensaciones y pasiones, nos mueven y conmueven.
Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para
caer en ella.
Séneca
Objetivos de Aprendizaje: Integrar las dimensiones sensitivas y las dimensiones
espirituales del ser humano.
Conceptos claves: sensibilidad - sentidos - tendencias - pasiones.
1. Los sentidos.
Anteriormente, hemos aprendido que el ser humano tiene un alma muy particular, pero
aunque esto es absolutamente real, no podemos olvidar que no somos sólo alma, somos
alma y cuerpo a la vez, un espíritu encarnado y todo cuanto hacemos está, de un modo u
otro, impulsado por ambas dimensiones humanas.
La sencilla definición que Aristóteles nos entrega del hombre, es al mismo tiempo muy
profunda, nos dice que somos un “animal racional”, y por lo tanto, en cuanto animales,
tenemos con ellos mucho en común, compartimos con el resto de los mamíferos los
aspectos sensitivos que nos permiten conocer el mundo, captamos, colores, olores,
texturas y una serie de cualidades que las obtenemos gracias a los sentidos.
Los sentidos son capacidades orgánicas que nos permiten conocer el mundo que nos
rodea y se clasifican en dos tipos: externos e internos. Los primeros son, vista, audición,
olfato, gusto y tacto, probablemente los has escuchado más de alguna vez. Cada uno de
ellos tiene un objeto propio, es decir “atrapan” alguna característica física de las cosas,
que sólo ellos y ningún otro sentido puede capturar ¿cómo lo hacen? Para ello requieren
de un órgano del cuerpo y es a través de ese órgano que realizan su operación específica.
Así entonces, el ojo es el órgano de la vista que tiene como operación ver y como objeto
propio los colores; el oído es el órgano de la audición, cuya operación es oír y su objeto
propio son los sonidos; la nariz es el órgano del olfato, capaz de oler aromas; en el caso
1
del gusto su órgano es la lengua, su operación es gustar y su objeto propio los sabores;
finalmente el tacto tiene como órgano la piel, que permite tocar o sentir lo táctil, es decir
textura y temperatura de las cosas.
Los sentidos internos son cuatro y, a diferencia de los anteriores, están localizados en un
único órgano, el cerebro, ¿cuáles son y cómo funcionan estos sentidos?

Sensorio Común: Su función es unificar las diferentes sensaciones captadas por los
sentidos externos, por ejemplo, el color amarillo, el sabor ácido, el olor cítrico y la
textura porosa, son cualidades capturadas por diferentes sentidos externos, pero que
el sensorio común reúne e identifica en un solo objeto, en este caso, un limón.

Imaginación: Es capaz de archivar, combinar y representar, a través de una imagen,
los objetos. Gracias a ella, podemos traer al presente, la imagen de una puesta de sol o
el sabor del chocolate caliente. La capacidad de este sentido para combinar
sensaciones, hace posible crear nuevos seres que no necesariamente existen en la
realidad física, de hecho, en este mismo instante puedes imaginar un pegaso, o un
árbol de frutos fluorescentes aunque jamás en tu vida los hayas visto.

Estimativa: Permite intuir lo conveniente o lo peligroso, para luego ejecutar actos de
acercamiento o huida. Piensa en la reacción que tiene el ratón cuando ve al gato, la
estimativa le indica al ratón, de manera inmediata, que hay peligro y que debe huir
para salvarse; el gato en cambio, percibe al ratón como conveniente, probablemente
como comida, y por ello, intenta cazarlo. Piensa ahora cómo reaccionarías tú si miras
al cielo y vez que un avión viene en picada hacia ti…

Memoria: Permite recordar aspectos fundamentales de nuestra existencia, dándole
continuidad y sentido a la vida, gracias a la memoria sabemos nuestro nombre, el lugar
donde vivimos y reconocemos a nuestros seres queridos. La memoria permite retener
acciones o técnicas que hemos aprendido lentamente, como escribir o hablar y así, no
tener que aprender todos los días las mismas cosas, pues esto haría imposible el
aprendizaje humano.
2
Los sentidos externos e internos actúan de manera conjunta, ambos forman lo que se
denomina “conocimiento sensible”, punto de partida de todo conocimiento humano.
Posteriormente, y en un grado superior, se encuentra el conocimiento intelectual, que es
el conocimiento en sentido más propio y perfecto, pero de eso aprenderás la próxima
sesión.
ESQUEMA DE LOS SENTIDOS
SENTIDOS
EXTERNOS
SENTIDOS
INTERNOS
SENTIDO
VISTA
ÓRGANO
OJO
OPERACIÓN
Ver
OBJETO PROPIO
Colores
AUDICIÓN
OÍDO
Oír
Sonidos
OLFATO
NARIZ
Oler
Olores
GUSTO
LENGUA
Gustar
Sabores
TACT0
PIEL
Tocar
textura/temperatura
SENSORIO
COMÚN
IMAGINACIÓN
CEREBRO
percibir y unificar
sensaciones externas
CEREBRO
imagen de los objetos
ESTIMATIVA
CEREBRO
Archivar, combinar
y representar
reconocer
MEMORIA
CEREBRO
conservar y retener
lo conveniente y lo
peligroso
representaciones de los
objetos
2. Las tendencias sensibles.
Hasta ahora hemos considerado el modo como el ser humano conoce desde su dimensión
sensitiva, ese conocimiento nos abre las puertas a un mundo extraordinario lleno de
misterios. Conocer es una pieza esencial de la existencia humana, sin embargo, el ser
humano no agota su existencia en el conocimiento, la experiencia diaria nos demuestra, a
cada instante, que además somos seres que deseamos cosas.
Probablemente, en este mismo momento que lees estas páginas, estás deseando comer o
dormir, o salir a tomar aire fresco y distraerte, eso es completamente humano porque,
como ya hemos advertido, somos cuerpo y alma a la vez y toda acción realizada por
3
nosotros está imbuida de ambas dimensiones, de lo contrario seríamos ángeles o
máquinas.
Cuando conocemos algo que percibimos como bueno, ese objeto ejerce sobre nosotros
una afección, algo nos ocurre que nos atrae y de ahí surge un deseo o tendencia por
conseguirlo, y por el contrario, si percibimos algo como malo, la tendencia que surge es la
huida de aquello. Estas afecciones son las que nos motivan a actuar, la posesión de un
bien o la huida de un mal se convierte en el fin hacia el cual dirigimos nuestras tendencias.
Pero, ¿qué es una tendencia? Las tendencias o apetitos son sencillamente una
“inclinación” hacia un bien concreto.
Existen, al igual que en el conocimiento, dos tipos de apetitos, uno de ellos se denomina
apetito sensitivo y el otro apetito intelectual, este último es superior ya que proviene de la
voluntad, se trata en este caso, de un deseo que surge de una facultad del alma y que se
dirige a un bien inmaterial. En cambio, el apetito sensitivo es una tendencia del cuerpo
hacia un bien material. Para comprender mejor ambos apetitos analicemos el siguiente
ejemplo, el alumno que está en la sala de clases desde muy temprano en la mañana desea
comer un exquisito pollo con papas fritas cuando se acerca la hora de almuerzo, pues el
hambre que siente es intensa, pero al mismo tiempo quiere continuar en clases porque
debe aprobar la asignatura y así poder obtener su título profesional y en definitiva ser
mejor persona. Claramente podemos diferenciar dos tipos de apetitos, uno puramente
sensible (el deseo del pollo con papas fritas) y el otro intelectual (el deseo de ser mejor
persona), este último es evidentemente superior.
2.1. Clasificación de los apetitos sensibles.

Apetito
concupiscible:
Probablemente
la
palabra
concupiscencia
te
es
desconocida, suena bastante extraña, pero su significado es sencillo, son deseos
que surgen ante un bien material que genera placer inmediato y que se quiere
aquí y ahora, sin esfuerzo. Estos deseos también pueden surgir ante un mal
sensible que genera dolor y que se desea evitar de modo inmediato. Para entender
4
mejor, veamos el siguiente ejemplo: imagina que anoche te dormiste muy tarde y
que hoy tuviste que madrugar para rendir una prueba importante, cuando te
despiertas aún tiene unas ganas enormes de seguir durmiendo. El bien sensible en
ese contexto es dormir, seguir en la cama es, sin duda, un placer inmediato que se
consigue sin ningún esfuerzo, por lo que probablemente sentirás una fuerte
tendencia a seguir durmiendo. Para no ceder a ello te puede ayudar una virtud
que se denomina “templanza”, que es la moderación de los placeres.

Apetito irascible: Si te fijas en la raíz de la palabra “irascible” probablemente ya
podrás advertir su significado. Este apetito consiste en una tendencia hacia un bien
sensible, pero esta vez ausente y difícil de conseguir, aunque también consiste en
el rechazo de un mal sensible difícil de evitar. En el fondo, se trata de la lucha para
vencer obstáculos y conseguir lo que se desea. En algunos casos los impulsos que
surgen de este apetito llegan a ser agresivos, pero otras veces no aparecen jamás
cuando se necesitan, por ello, lo ideal es que seamos capaces de gobernarlos, para
que salgan ante contextos y situaciones que lo ameriten. Para comprender mejor
analicemos el siguiente ejemplo, un oficinista común y corriente conduce hasta su
trabajo, ese día en particular hay más tráfico vehicular debido a un accidente,
comienza a desesperarse, no logra avanzar y no puede llegar tarde a su trabajo, en
cosa de segundos otro vehículo lo adelanta y se posiciona delante de él, en medio
del taco, nuestro oficinista se baja del auto completamente ofuscado, con un palo,
gritando tonterías de todo tipo y golpeando el vehículo del otro conductor,
podemos imaginar cómo puede terminar una situación como esta. Una de las
virtudes que permite el control de este apetito es la “fortaleza”.
Es importante destacar que los apetitos sensibles, son naturales y necesarios en la
condición humana. Deseos e impulsos hacen más fácil la propagación de la especie y la
subsistencia. Sin embargo, por su intensidad es fundamental que la persona los gobierne,
5
pues nos pueden llevar a excesos que anularían nuestra libertad, causando desorden en
la vida humana, como pudimos advertir en el ejemplo del oficinista.
3. Las pasiones, su riqueza y complejidad.
Ya puedes darte cuenta de que de las tendencias sensibles surgen un conjunto de
pasiones que intervienen en nuestro actuar. Cada pasión, nos inclina hacia una
determinada conducta. El amor, por ejemplo, impulsa al acercamiento; el miedo, en
cambio, a huir de algo; la alegría nos anima actuar, pero la tristeza nos puede paralizar.
Las pasiones son realidades que ayudan a entender la conducta de las personas y al
reflexionar sobre ellas podemos advertir qué es lo que nos alegra o entristece. Las
pasiones causan una transformación en las personas, que a menudo se manifiestan
físicamente, tal vez la ira te hace poner rojo y el miedo hace que tu rostro empalidezca.
El término pasión proviene del griego pathos, que significa padecer, ser afectado por
alguna cosa. Probablemente has escuchado términos que significan cosas muy similares,
impulsos, emociones, sentimientos o afectos, para continuar nuestro estudio y no crear
confusión nos referiremos al término “pasión” para designar cualquiera de estos estados.
Las pasiones son componentes básicos de nuestra naturaleza, pues todo acto realizado
por nosotros está empapado por alguna pasión, ellas enriquecen la vida humana y al
mismo tiempo la hacen más compleja. Por otra parte, es necesario considerar que las
pasiones no son en sí mismas ni buenas ni malas. La ira por ejemplo, por sí sola, no tiene
connotación moral, esa ira será moralmente mala si está dirigida a una persona, en
cambio, dirigirla hacia las injusticias es correcto, si fuéramos insensibles a la injusticia,
tendríamos una carencia en nuestra personalidad.
Los sentimientos o pasiones, nos mueven y conmueven, ellos repercuten en nuestra vida,
no considerarlos en el estudio del hombre o no darles la importancia que tienen es tener
una idea errada y bastante pobre del ser humano. Se podría decir que el sentimiento es el
6
intermediario entre la razón y los instintos. Y como el hombre no es puro espíritu ni puro
animal, quizá sea este elemento intermedio lo que hace que el hombre sea hombre.1
4. Educación de las pasiones.
Las pasiones o sentimientos, no desaparecen simplemente porque uno quiera dejar de
sentirlos, cuántas veces hemos sentido miedo y quisiéramos no sufrirlo, cuántas veces
hemos sentido tristeza y quisiéramos extirparla de raíz. No podemos erradicar las
emociones de nuestra vida cotidiana, sería un error sólo intentar hacerlo, pues iríamos
directo al fracaso, lo que debemos hacer es lograr armonía entre la vida emocional y la
vida racional, ni suprimir los sentimientos para no caer en el racionalismo ni exacerbarlos
para no caer en el sentimentalismo, sino gobernarlos. Esto es posible gracias a las
facultades superiores de la razón y de la voluntad.
En la medida que somos capaces de adquirir hábitos buenos, las pasiones se integran
armoniosamente con la razón y la voluntad, de ese modo es posible encauzar nuestras
acciones. Si esto no ocurre, el individuo suele volcar su vida únicamente hacia placeres
desordenados, el placer pasa a ser la meta de un capricho desbordado, llevando al
hombre a la pérdida de la libertad, autodestruyéndolo y finalmente haciéndolo esclavo de
sus propios deseos.
Lo que debemos lograr es una vida llena de tonalidades armoniosas, evitando los
extremos blanco o negro, por ello la educación de la afectividad no consiste en la
represión de los sentimientos, sino en dirigirlos ordenadamente hacia objetos adecuados.
Es necesario aprender a sentir agrado y alegría por cosas que efectivamente sean
agradables y buenas, y sentir desagrado y repulsión por aquellas cosas que realmente
sean repugnantes. Si no educamos nuestros sentimientos, aparecen de forma
imprudente, la siguiente frase de Aristóteles nos puede ilustrar mejor esta idea:
1
José Ramón Ayllón, Antropología Filosófica. Ed. Ariel, Barcelona, 1996.
7
Enojarse es algo muy sencillo, al alcance de cualquiera. Pero enojarse con la persona que
lo merece, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo
correcto, eso no tiene nada de sencillo.
Las pasiones, son reacciones naturales que, bajo el dominio de la razón, nos permiten
reaccionar ante situaciones de la vida de modo adecuado. Así, por ejemplo, la tristeza que
surge debido a la pérdida de un ser querido es algo esperable y necesario incluso, porque
en ese estado podemos reflexionar sobre esa pérdida y comprender el sentido de ese
dolor. Pero, a medida que pasa el tiempo, es necesario superar esa tristeza, perpetuarla
en el tiempo nos puede llevar a la soledad, hundiéndonos poco a poco en un estado
depresivo, dándonos una sensación de desamparo, de fracaso y de vacío existencial.
¿Cómo se pueden educar las pasiones? La educación de los sentimientos consiste, entre
otras cosas, en aprender a asumir los dolores, para aprender de ellos y sacar experiencias
que nos permitan madurar. Se trata también de evitar los excesos que pueden surgir de
las pasiones desordenadas. Cuando la ira se transforma en cólera, por ejemplo, lleva a
acciones violentas que llaman a la venganza y hay que saber evitarla, porque en esos
momentos de indignación decimos y hacemos cosas de las que después nos arrepentimos.
Algunas veces con consecuencias que producen heridas profundas en las personas que
queremos, hay un dicho popular que refleja muy bien esta idea: “no hay peor loca que la
boca.”
Si intentamos reflexionar, analizando los hechos con objetividad y distancia antes de
actuar, dando a cada cosa la importancia que tiene; si fortalecemos el autocontrol y la
voluntad, probablemente las pasiones tomen el lugar que les corresponde.
8
Descargar