El cuidado personal compartido del hijo Por Lucila Córdoba y

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El cuidado personal compartido del hijo
Por Lucila Córdoba y Osvaldo Pitrau
El cuidado personal del hijo es el término que según los Fundamentos del nuevo Código
unificado, reemplaza al de tenencia y es uno de los deberes y derechos de los progenitores que se
derivan del ejercicio de la responsabilidad parental y atañe a la vida cotidiana del hijo.
En realidad, lo que define el concepto de cuidado personal es la convivencia con el niño.
Por ello, el término más apropiado hubiera sido el de convivencia con el hijo tal como lo hemos
destacado desde hace tiempo, sin embargo, la reforma quizás prefirió reservar la denominación
“convivencia” para utilizarla ampliamente en la regulación de otro instituto como la unión
convivencial.
En los mencionados Fundamentos del Proyecto de 2012 que luego se convirtió en el
Código unificado, se revela que “en caso de ruptura de la pareja (matrimonial o unión
convivencial), el cuidado personal (término que reemplaza el de “tenencia”, criticado
mayoritariamente por la doctrina) puede ser compartido (regla) o unilateral (excepción)”.
La nueva norma asigna entonces el cuidado personal a uno o ambos padres, tomando
como regla el cuidado compartido. Ahora bien, en el caso en que el cuidado se encuentre en
cabeza de ambos, el art. 650 establece que ese cuidado compartido puede ser alternado o
indistinto.
El cuidado compartido de modalidad alternada supone que el hijo convive un tiempo con
cada uno de los progenitores, mientras que en el de modalidad indistinta, ambos progenitores
realizan las labores parentales según las necesidades del grupo familiar, con independencia del
lugar donde el niño reside principalmente, aun cuando en este caso el niño vive con uno de sus
padres.
El Código unificado privilegia el modelo de cuidado personal compartido indistinto, por
considerar según los Fundamentos que “es el que respeta mejor el derecho constitucional del hijo
a "mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular" (artículo
9 de la Convención sobre los Derechos del Niño), reafirmándose el principio de “coparentalidad”.
En este sentido, el nuevo art. 651 establece que el juez, a pedido de uno o ambos progenitores o
de oficio, debe otorgar, como primera alternativa, el cuidado compartido con la modalidad
indistinta, salvo que esto no sea posible o resulte perjudicial para el niño.
En el supuesto de un cuidado personal compartido indistinto, el niño convivirá
principalmente con uno de los padres, por lo que deberá tener derecho a una fluida comunicación
con el progenitor no conviviente.
En el citado art. 653 se establece la posibilidad de un cuidado personal unilateral y se
determina que en este caso también deberá asegurarse el trato regular con el otro.
Cabe entender que hay distinciones conceptuales entre el supuesto de cuidado compartido de tipo
indistinto y el caso de cuidado unipersonal, pero en términos prácticos, quizás no existan
demasiadas diferencias entre ambas figuras.
En ambas situaciones habrá un progenitor que convive con el hijo y el otro no. En el primer
caso, al ser el cuidado compartido habrá una mayor participación del no conviviente, mientras que
en el segundo supuesto el no conviviente verá relegada su inserción en ciertas decisiones.
El tradicional régimen de tenencia y visitas del Código ahora se encuentra reemplazado
por el Plan de Parentalidad (Art.655) donde ambos progenitores van definir los alcances de su
participación en el cuidado del hijo, lugar y tiempo de permanencia con cada progenitor,
responsabilidades que cada uno asume, regímenes de vacaciones, fiestas, cumpleaños, régimen
de relación y comunicación con el hijo para el no conviviente. El hijo puede participar en la
preparación de este plan.
Con excepción del caso de un Plan de Parentalidad en el que se asignen tareas o roles
diferenciados, en los hechos, el cuidado personal compartido indistinto funcionará como un
cuidado personal unipersonal, y entonces en estos casos, la preponderancia del progenitor
conviviente será central para el niño y las dificultades actuales con los regímenes de visitas y la
comunicación con el hijo, podrían surgir, aun cuando se determine ese
compartido.
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