HINÉNI significa: “Aquí estoy”

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HINÉNI significa: “Aquí estoy”
Querida Alejandra en este momento decisivo en tu vida, en el que estás dispuesta a
cruzar el “umbral de la voluntad de Dios”, te invito a orar con los grandes “amigos de
Dios” (Abrahám, Moisés, Samuel e Isaías), con su madre (María) y su Hijo (el Verbo),
pronunciando una palabra en hebreo que suena así: “HINÉNI”. Esta palabra es la que Dios
espera de su criatura cuando sale a su encuentro y le pregunta “¿dónde estas?”. La
respuesta a esta pregunta de Dios es “Heme aquí o aquí estoy”, que en hebreo se dice
HINÉNI.
“hinneni” en hebreo. Está formado por dos partículas: hen-ni.
- hen = si, he aquí, cierto, mira, ve.
= ¿es que?, ¿acaso? - hennah = aquí (en este punto).
- ni = me, a mí. Este sufijo de complemento indirecto se encuentra prácticamente solo en hebreo
bíblico, posteriormente la letra n se ha perdido quedando únicamente el sufijo i para la primera persona de
singular.
Posiblemente hen derive de una raíz verbal hnh (hanah) que significa: disfrutar, gozar, estar
complacido, dar gracias antes de una berajá. Y de este verbo se deriva el sustantivo hana`ah que
significa goce, deleite, disfrute, beneficio.
Es el mismo verbo que se utiliza en el canto “Hinnei matob umanaim shebet `ajim gam
yajad”(“Cómo es maravilloso estar con los hermanos”). El verbo estar-ser en hebreo no existe con el
mismo significado que en las lenguas latinas; se traduce como tal pero, o no existe en el texto hebreo, o
tiene un matiz que le permite traducirse por otro verbo mas adecuado. El verdadero sentido del verbo
hanah es disfrutar, gozar, complacerse, dar gracias por lo maravilloso que es celebrar con los
hermanos o el prójimo. Los hermanos no están simplemente en una reunión; se complacen y gozan
unidos dando gracias en la celebración. Es mucho más que estar, que es una acción estática, de situación;
es un estado íntimo, profundo de exultación que se comparte en la comunión con los hermanos en una
celebración.
De la misma manera, en la forma heme aquí se expresa mucho mas que el hecho de estar
físicamente, es la afirmación de la disposición complaciente y agradecida del que contesta; se
complace y se dispone a la escucha. Es mas correcta esa expresión que decir aquí estoy, ya que en
castellano también tiene una connotación parecida al sentido de la expresión en hebreo.
La palabra Hinéni (heme aquí o aquí estoy) en la Biblia se utiliza para describir el estado de
atención plena y percepción consciente. Es el ser y estar presente. Con su respuesta Hinéni, Abraham y
Moisés, como muchos otros en la Biblia, demuestran su deseo de recibir lo próximo que vendrá, sin
condicionamientos y tantas expectativas, sino que libre y pleno de fe y confianza en que todo es para
bien.
Hinéni es un estado equilibrado del Ser. Es estar espiritualmente abierto a lo Divino. Significa estar “aquí
y ahora” en cuerpo, alma y espíritu.
Hinéni es un enorme SÍ...
al Señor que nos llama,
a la Iglesia a la que hemos sido enviados
a nuestro Obispo y el Decreto que nos ha enviado para poner en marcha el Plan de las Unidades
Pastorales
a los hermanos con los que vamos estrenar esta nueva andadura pastoral en nuestra Diócesis
al Espíritu Santo que sigue alentando y guiando la vida de la Iglesia.
“Hinéni – Heme aquí” ha de ser la disposición que el Señor espera de nosotros en esta
“hora” de creatividad pastoral y atrevimientos apostólicos.
Así lo vivieron los
personajes con los que ahora vamos a entrar en comunión, a través de este rato de
oración
1º) ABRAHAM
* Patriarca. Vivió en el siglo XVIII antes de Cristo. Hijo de Teraj,
natural de Ur de Caldea, casado con Sara. Vive en Jarán como pastor
nómada, es politeísta y le ha pedido a todos los dioses que conoce que le den
un hijo. Es anciano, se siente fracasado y frustrado. Sin embargo un día ha
escuchado una “voz divina” que le ha ordenado: “Vete de tu tierra, y de tu
patria, y de la casa de su padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré
una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y se tú una
bendición” (Gn 12,1-2). Abrahám, “esperando contra toda esperanza, creyó
y fue hecho padre de muchas naciones según le había sido dicho: Así será tu
posteridad. No vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor –tenía
unos cien años- y el seno de Sara, igualmente estéril. Por el contrario, ante
la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad...” (Rom 4, 18-20).
* El “hinéni- Heme aquí” de Abraham le va a llevar a poner a prueba su fe: amar a
Dios antes que a su hijo:
“Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: “¡Abraham,
Abraham!”. Él respondió heme aquí.”
Díjole: “Toma a tu hijo, a tú único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y
ofrécele allí en holocausto...
Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó allí Abraham el altar, y dispuso la
leña: luego ató a Isaac, su hijo y le puso sobre el ara, encima de la leña. Alargó,
Abraham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
Entonces le llamó el ángel de Yahveh desde los cielos diciendo:“¡Abraham, Abraham!”
Él dijo: heme aquí...” (Génesis 22: 1, 11).
2º) MOISÉS
Nació hacia el año 1230 antes de Cristo, en el seno de una familia de esclavos judíos
en Egipto. De niño fue abandonado al río Nilo y recogido- salvado de las aguas- por la hija
del faraón. Fue criado como un príncipe. Ya de mayor, participó en una reyerta y cometió
un asesinato. Este hecho le hizo salir de Egipto y refugiarse en el desierto, llevando una
vida de pastor nómada y anónima. Pero un día “el ángel de Yahvéh se le apareció en
forma de llama de fuego, en medio de una zarza” (Ex 3, 2) y... ¡le cambió la vida!:
* El “hinéni - Heme aquí” de Moisés le va a llevar a salir de sí mismo, del refugio
en el que se encuentra y poner su vida en juego para salvar a otros de la esclavitud y la
muerte:
“Dijo Moisés: ´Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la
zarza`. Cuando vio Yahveh que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de
la zarza, diciendo: ´Moisés, Moisés!`Él respondió: ´Heme aquí` ... Dijo Yahvéh: ´Bien
vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia
de sus opresores. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de
esta tierra ... Ahora, pues, ve: yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los
israelitas de Egipto” (3,3.7-8)
3º) SAMUEL:
Profeta, en el año 1100 antes de Cristo, hijo de Elcaná y Ana. Su nacimiento es una
gracia concedida por Dios a su madre como fruto de su oración (Ana era estéril). Samuel
significa "Dios me ha escuchado" (Samu: me ha escuchado El: Dios). Sus padres lo
consagraron al Templo de Silo, donde Samuel siendo un niño “escuchó la voz de Dios” en
cuatro ocasiones y respondió: “¡Aquí estoy! (1º Sam 3, 4); “Aquí estoy, porque me has
llamado” (v. 6); “Aquí estoy porque me has llamado” (v. 8); “¡Habla, que tu siervo
escucha” (v. 10).
* El “hinéni - Aquí estoy” de Samuel le va a llevar a instaurar el carisma profético
en el pueblo de Israel y a renovar el sacerdocio perverso de Elí y sus hijos. A Samuel le
cambió la vida.
“Llamó Yahveh: <<¡Samuel, Samuel!>> Él respondió: <<¡Aquí estoy!>> , y corrió
donde Elí diciendo: <<Aquí estoy, porque me has llamado>>. Pero Elí le contestó:
<<Yo no te he llamado; vuélvete a acostar>>. Él se fue y se acostó. Volvió a llamar
Yahveh: <<¡Samuel!>> Se levantó Samuel y se fue donde Elí diciendo: <<Aquí estoy,
porque me has llamado>>. Elí le respondió: <<Yo no te he llamado, hijo mío,
vuélvete a acostar>>. Aún no conocía Samuel a Yahvéh, pues no le había sido revelada
la palabra de Yahveh. Por tercera vez llamó Yahvéh a Samuel y él se levantó y se fue
donde Elí diciendo: <<Aquí estoy, porque me has llamado>>. Comprendió entonces
Elí que era Yahvéh quien llamaba al niño, y dijo a Samuel: <<Vete y acuéstate, y si te
llaman, dirás: Habla, Yahvéh, que tu siervo escucha>>. Samuel se fue y se acostó en su
sitio. Vino Yahvéh, se paró y llamó como las veces anteriores <<¡Samuel, Samuel!>>
Respondió Samuel: <<¡Habla, que tu sierro escucha” (1º Sam 3, 4-10).
4º) ISAÍAS:
* Hijo de Amós. Ejerció su ministerio profético en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y
Ezequías, reyes de Judá, fue enviado a un pueblo infiel y pecador, para manifestarle al
Dios fiel y salvador. El profeta Isaías nació hacia el 765 a. C. El año de la muerte del rey
Ozías, el 740, recibió en el Templo de Jerusalén su vocación profética, la misión de
anunciar la ruina de Israel y de Judá en castigo de las infidelidades del pueblo. Según una
tradición judía, murió martirizado bajo el reinado de Manases. El mensaje de Isaías
requiere fidelidad. Él es el profeta de la fe y, en las grandes crisis que atraviesa su nación,
pide que sólo se confíe en Dios: es la única posibilidad de salvación.
* El “hinéni – heme aquí” de Isaías está lleno de intrepidez y total abandono a la
voluntad de Dios.
“Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las
tenazas había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: <<He aquí que esto ha
tocado tus labios; se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado>>. Y percibí la voz del
Señor que decía: ¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra?>> Dije: <<Heme
aquí; envíame>> Dijo: <<Ve...>> (Is 6, 6-8)
5º) MARÍA DE NAZARET:
* Joven virgen desposada con José. Vive en Nazaret y pertenece al grupo de los
“anawin” = los pobres que aguardaban el cumplimiento de las promesas mesiánicas. Un
buen día ha recibido el anuncio del arcángel Gabriel en el que le ha revelado que ella ha
sido la escogida para ser la Madre de Dios. María, tras un diálogo sincero con el arcángel
pronunciará las palabras más decisivas de la historia de la humanidad.
* El “hinéni – he aquí la esclava del Señor” contiene toda la experiencia de una
mujer que se sabe pequeña, “porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava”.
“En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una Virgen, desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la
Virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres." Ella se turbó ante estas palabras
y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has
encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono
de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.» Y
María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón,» El ángel le contestó: «El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el
santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a pesar de
su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para
Dios nada hay imposible.» María contestó: «Heme aquí la esclava del Señor, hágase en
mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue” (Lc 1, 26-38.
6º) JESUCRISTO
* Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz
de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza
del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la virgen, y se hizo
hombre.
* En el seno de la Trinidad se planteó una pregunta ¿quién de nosotros salvará a los
hombres haciéndose uno de ellos? El Hijo, el Verbo dijo: HEME AQUÍ QUE VENGO A
HACER TU VOLUNTAD, y el “Verbo se hizo carne” (Jn 1,14).
“Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y
sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo –pues de
mi está escrito en el rollo del libro- a hacer, oh Dios, tu voluntad! Dice primero:
Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te
agradaron –cosas todas ofrecidas conforme a la Ley- entonces –añade-: He aquí que
vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer lo segundo. Y en virtud
de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del
cuerpo de Jesucristo” (Hb 10, 8-10)
SALMO RESPONSORIAL 39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad (estribillo cantado)
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio.
Entonces yo digo: "Aquí estoy".
Como está escrito en mi libro:
"Para hacer tu voluntad"
Dios mío, lo quiero y llevo en las entrañas.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tu lo sabes.
Me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad,
ante la gran asamblea.
VUESTRA SOY, PARA VOS NACÍ
(Santa Teresa de Jesús)
Vuestra soy, para Vos nací,
¿qué mandáis hacer de mí?
Soberana Majestad,
eterna sabiduría,
bondad buena al alma mía;
Dios alteza, un ser, bondad,
la gran vileza mirad
que hoy os canta amor así:
¿qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, pues me criastes,
vuestra, pues me redimistes,
vuestra, pues que me sufristes,
vuestra pues que me llamastes,
vuestra porque me esperastes,
vuestra, pues no me perdí:
¿qué mandáis hacer de mí?
¿Qué mandáis, pues, buen Señor,
que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le habéis dado
a este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
amor dulce, veisme aquí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón,
yo le pongo en vuestra palma,
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición;
dulce Esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida:
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad,
dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Si queréis, dadme oración,
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
sólo hallo paz aquí:
¿qué mandáis hacer de mi?
Dadme, pues, sabiduría,
o por amor, ignorancia;
dadme años de abundancia,
o de hambre y carestía;
dad tiniebla o claro día,
revolvedme aquí o allí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid:
¿qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, para vos nací,
¿qué mandáis hacer de mí?
ORACIÓN
¡ABBA, HINÉNI!
¡AQUÍ ESTAMOS, SEÑOR,
CUENTA CON NOSOTROS
EN LA NUEVA ANDADURA PASTORAL.
QUE TU GRACIA, INSPIRE, SOSTENGA Y ACOMPAÑE
TODOS NUESTROS, PROYECTOS, PLANES Y TAREAS APOSTÓLICAS
PARA QUE, COMIENCEN SIEMPRE EN TI, COMO EN SU FUENTE Y
TIENDAN SIEMPRE A TI, COMO A SU FIN.
¡AMÉN! ¡HINÉNI!
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