Traumatismos de los miembros inferiores en

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Traumatismos de los miembros
inferiores en atención primaria
Coordinador
Juan José Rodríguez Alonso
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Coordinador del Grupo de Traumatología
en Atención Primaria (GTAP). Centro de Salud de Villaviciosa de Odón. Madrid. España.
Autores
Soledad Holgado Catalán
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Grupo de Traumatología en Atención Primaria
(GTAP). Centro de Salud de Monterrozas. Madrid. España.
Jesús García Santos
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Grupo de Traumatología en Atención Primaria
(GTAP). Centro de Salud de Humanes. Madrid. España.
Homero Valencia García
Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica. Grupo de Traumatología en Atención Primaria
(GTAP). Servicio de Traumatología. Hospital Fundación de Alcorcón. Madrid. España.
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Traumatismos de los miembros
inferiores en atención primaria
Traumatismos de la cadera
Lesiones óseas
Lesiones ligamentosas
Lesiones musculotendinosas
Traumatismos de la rodilla
Lesiones óseas
Lesiones ligamentosas
Lesiones musculotendinosas
Traumatología del tobillo y el pie
Lesiones óseas
Lesiones ligamentosas
Lesiones musculotendinosas
7
7
11
12
13
13
19
27
29
29
37
42
Bibliografía
45
Test de autoevaluación
52
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FMC – Protocolos
Traumatismos de los miembros
inferiores en atención primaria
La práctica deportiva y los diferentes accidentes –de
tráfico, laborales, caídas, etc.– conllevan, en algunas
ocasiones, lesiones en los miembros inferiores. Aunque muchas de ellas, especialmente las fracturas
óseas o las afecciones articulares requieren un tratamiento hospitalario y un seguimiento por parte de un
traumatólogo, es necesario que el médico de familia
conozca la semiología de la enfermedad traumática
más grave, así como las diferentes opciones terapéuticas. Además, muchas veces, el paciente recurre a su médico de familia en busca de consejo e información en referencia a su recuperación, secuelas,
etc., sin olvidar el seguimiento de la incapacidad laboral que muchas veces acompaña a la lesión.
Pero, sin duda, es en las lesiones de partes blandas
donde el papel del médico de familia tiene un papel
más importante, no porque sean traumatismos por
lo general graves, sino porque son lesiones que, si
no se resuelven adecuadamente, pueden afectar
gravemente la calidad de vida del paciente.
A la hora de aplicar un tratamiento de estas lesiones, desempeña un importante papel la inmovilización. En caso de optar por una inmovilización rígida
y prolongada, es imprescindible conocer el riesgo
de complicaciones tromboembólicas, cuyas indicaciones de tratamiento preventivo hay que tener en
cuenta (tabla 1).
Traumatismos de la cadera
Lesiones óseas
Fracturas de pelvis
Los traumatismos de pelvis pueden poner en peligro
la vida del paciente, tanto por las estructuras que
ésta protege como por la poca capacidad de contención hemorrágica que tiene.
Las fracturas de pelvis se pueden dividir en 2 grupos: las producidas en accidentes de alta energía
(accidentes de tráfico, precipitaciones desde cierta
altura), y que suelen producirse en pacientes jóvenes y activos laboralmente, y las de baja energía,
en población anciana afectada de osteoporosis1,2.
Anatómicamente, pueden producirse en la pala ilíaca, el cotilo o el acetábulo, el marco obturador, o ser
una combinación de alguna de ellas junto con una
lesión capsuloligamentosa púbica o sacroilíaca. Como la pelvis conforma un anillo, será la suma de las
lesión ósea y ligamentosa la que, en conjunto, defina la estabilidad o no de la lesión3,4 (fig. 1).
Existen múltiples clasificaciones siguiendo criterios
anatomopatológicos, por mecanismo de lesión o
simplemente descriptivos (la de Tiles y Young, entre
las más conocidas), pero en atención primaria (AP)
todas ellas pasan a un segundo plano, puesto que
el estado vital del paciente y la necesidad o no de
traslado es lo prioritario5.
En los accidentes de alta energía, la lesión de pelvis
se produce en el marco de un paciente politraumatizado y, por tanto, deberá seguirse de manera perentoria el protocolo establecido para tal fin (ABC,
estabilización hemodinámica, etc.).
En los pacientes osteoporóticos, la fractura de pelvis
suele ser más frecuente en el marco obturador (o alguna de sus ramas) y, por tanto, el enfoque irá dirigido al control del dolor y la posterior reeducación de
la marcha. No obstante, será la valoración clínica la
que determine la actitud que se deberá seguir.
Sospecha diagnóstica
La anamnesis del acontecimiento resulta fundamental. Tras la estabilización del paciente, si procede, se realizará una inspección. Se sospechará
ante una actitud anómala de caderas o miembros
inferiores. La compresión y la distracción de las
palas ilíacas, en las espinas ilíacas anterosuperiores provocarán dolor e incluso movilización si
existe inestabilidad. No hay que olvidar una adecuada valoración neurovascular de los miembros
inferiores6.
Pruebas complementarias
Con la radiografía simple se puede visualizar adecuadamente la fractura. No obstante, a veces, es
necesario recurrir a una tomografía computarizada
(TC), sobre todo para descartar otras lesiones: viscerales, vasculares, etc. (fig. 2).
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Tabla 1. Indicaciones de prevención
de enfermedades tromboembólicas
Cresta ilíaca
Articulación
sacroilíaca
Fosa ilíaca
Factores de riesgo del paciente
Nivel 1
Sin factores de riesgo
Nivel 2
Edad > 40 años
Obesidad
Más de 4 días en reposo en cama en el
preoperatorio
Embarazo y puerperio, aborto reciente
Tratamiento con estrógenos
Viajes largos
Adictos a drogas por vía parenteral
Enfermedades crónicas: enfermedad inflamatoria
intestinal, insuficiencia cardíaca, hipertensión
arterial, arteriopatía periférica
Insuficiencia venosa
Espina
ilíaca
anterosuperior
Sínfisis del pubis
Isquión
Figura 1. Anatomía de la pelvis.
Nivel 3
Enfermedad maligna
AP de TVP o TEP
Parálisis de los miembros inferiores
Hemopatías
Coma y grandes quemados
Factores de riesgo del tratamiento
ortopédico
Nivel 1
Cirugía de la extremidad superior, el pie
y la hernia discal
Artroscopia diagnóstica
Nivel 2
Cirugía de la columna sin deterioro neurológico
Inmovilización de la extremidad inferior
Artroscopia terapéutica del miembro inferior
Cirugía con anestesia general superior
a 60 min
Nivel 3
Cirugía de cadera y pelvis
Traumatología de la extremidad inferior
Cirugía de la columna con deterioro neurológico
Politraumatismo
Cirugía larga y complicada
Artroplastia de grandes articulaciones
Cirugía oncológica
Aclaración: se recomienda profilaxis a todos los pacientes,
excepto a aquéllos con un nivel de tratamiento ortopédico 1,
asociado a grados de riesgo del paciente 1 y 2.
AP: antecedentes personales; TVP: trombosis venosa
profunda; TEP: tromboembolia pulmonar.
Adaptado de SECOT (Sociedad Española de Cirugía
Ortopédica y Traumatológica). Guía clínica de profilaxis
de la enfermedad tromboembólica en cirugía ortopédica
y traumatológica.
8
Figura 2. Radiografía de fractura de ramas pelvianas.
Señales de alarma
de complicaciones
Éstas son la inestabilidad hemodinámica, un abdomen agudo con defensa o alteraciones vasculonerviosas en la zona distal de los miembros inferiores7.
También habrá que valorar la posibilidad de lesiones gastrointestinales o genitourinarias.
Atención inicial en atención primaria
Estabilización hemodinámica, si es precisa, con canalización de una vía periférica e inmovilización del
paciente (cama, colchón de vacío, tracción sobre el
miembro inferior afectado, según disponibilidad).
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Cuándo y cómo derivar
Ante la sospecha de una fractura inestable o en el
marco de un accidente de alta energía, se deberá derivar a un centro hospitalario, con una correcta inmovilización. Si se sospecha fractura de ramas (dolor inguinal profundo, dolor a las rotaciones de la cadera e
imposibilidad para el apoyo, pero sin discrepancias en
la longitud), la derivación podría no ser tan urgente8.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Espina ilíaca
anterosuperior
Bursa ileopectínea
Bursa glútea
Trocánter mayor
Bursa trocantérea
Trocánter menor
Figura 3. Anatomía de la cadera.
Las fracturas inestables suelen requerir tratamiento
quirúrgico en sus distintas modalidades, con un
tiempo de inmovilización sin apoyo que ronda las 612 semanas9.
Claves en el seguimiento
En caso de afección de las superficies articulares,
su congruencia y su posible evolución a artrosis
postraumática marcarán la evolución10.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Fracturas
subcapitales
La mayoría de las lesiones complejas suelen requerir un protocolo de reeducación de la marcha tras la
potenciación muscular.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Las personas con fracturas estables que no requieren cirugía o de las ramas pelvianas suelen poder
reiniciar las actividades cotidianas a las 4-8 semanas. Una fractura estable de ramas puede apoyar
precozmente en función del dolor. Las complejas requieren de 12 a 20 semanas11.
Fracturas
pertrocantéreas
Fracturas
subtrocantéreas
Figura 4. Tipos de fracturas de cadera.
Fracturas de cadera
Es evidente que, con el envejecimiento de la población, la fractura de cadera, entendiendo por cadera
la porción proximal del fémur, es un proceso cada
vez más frecuente, con una importante repercusión
sociosanitaria (fig. 3).
Existen múltiples guías para la prevención y el tratamiento de la osteoporosis, precursora de la mayoría
de las fracturas12,13.
Se pueden dividir en (fig. 4):
– Fracturas de cuello femoral, subcapitales o intrarticulares. Suponen un reto biológico, en el que la vascularización marcará su evolución.
– Fracturas pertrocantéreas, intertrocantéreas o extrarticulares. Suponen un reto mecánico, puesto que
la abundante vascularización muscular de la zona
garantiza casi siempre la consolidación.
Sospecha diagnóstica
La imposibilidad para la deambulación, el dolor en
el trocánter, la ingle o el tercio proximal del muslo,
así como el dolor a la movilización activa de la cadera, son los primeros datos que se deben valorar14.
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Pruebas complementarias
Suele ser fácil de diagnosticar con las proyecciones
anteroposterior y axial de la cadera (figs. 5 y 6).
Señales de alarma de complicaciones
Una gran deformidad del miembro fracturado, la
afección vasculonerviosa o la presencia de heridas
en la proximidad del foco de fractura son señales
que siempre se deben valorar15.
Atención inicial en atención primaria
Se debe llevar a cabo estabilización hemodinámica,
si procede, inmovilización (o tracción del miembro
afectado) y analgesia16.
Cuándo y cómo derivar
Ante la sospecha de fractura, traslado para estudio
definitivo e inmovilización (con tracción del miembro
afectado, si es posible) y analgesia.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Si las condiciones generales médicas no lo desaconsejan y el paciente tenía autonomía previa (o el
dolor no se controla con analgesia), el tratamiento
probablemente sea quirúrgico. Si la fractura es estable, se inicia un protocolo de rehabilitación temprano, en 48 h, para reeducación de marcha17,18.
Claves en el seguimiento
Figura 5. Radiografía de una fractura subcapital de fémur.
Fracturas de fémur
Vigilancia y profilaxis antitrombótica.
Sospecha diagnóstica
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Importante en cuanto que el resultado final dependa
más de esa rehabilitación que del sistema de fijación19.
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
Si la fractura ocurre en población laboralmente activa (poca proporción con respecto al total de las fracturas), se debe dejar pasar al menos 12-16 semanas hasta recuperar la movilidad y la autonomía suficientes. La fractura estable permite el apoyo
temprano (48-72 h) asistida con muletas.
10
El fémur, excluida su porción proximal (incluida en
el epígrafe anterior como “fracturas de cadera”),
suele fracturarse en caídas accidentales en pacientes ancianos o en traumatismos de moderada o alta
energía. Su sospecha suele ser clara por el dolor y
la impotencia funcional que provocan, y en algunos
casos, y según el trazo de fractura, llegan a provocar una discrepancia de longitud y una deformidad
evidentes.
Pruebas complementarias
Proyecciones radiológicas habituales, aunque en el
contexto de politraumatismos puede ser necesario
realizar otras pruebas (tomografía computarizada
[TC]).
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Cuándo y cómo derivar
En caso de sospecha, se deberá remitir con inmovilización o tracción y analgesia para el estudio radiológico y el tratamiento específico.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Salvo contraindicaciones médicas o estabilidad intrínseca del foco, la mayoría de las fracturas en el
adulto suelen precisar estabilización quirúrgica, mediante sistemas de enclavados anterógrados, retrógrados o sistemas internos (placas). Menos habitual
suele ser la estabilización externa mediante fijadores (fracturas abiertas o lesión importante de partes
blandas)20,21.
Claves en el seguimiento
La consolidación de la fractura (mediante exploraciones clínicas y radiológicas) y la prevención de
complicaciones (enfermedad tromboembólica, rigidez)22,23.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Figura 6. Radiografía de una fractura pertrocantérea
de fémur.
Señales de alarma
de complicaciones
Como en la fractura diafisaria, el sangrado puede alcanzar los 1,5 l, por lo que se precisa vigilancia hemodinámica. Menos frecuente, pero igual de importante, será el control vasculonervioso, puesto que el
propio traumatismo/mecanismo de acción o el desplazamiento de la fractura puede comprometer estructuras nobles.
Atención inicial en atención primaria
En caso de sospecha, realizar estabilización hemodinámica, analgesia e inmovilización con cualquier
sistema disponible (lo ideal, tracción en el eje).
Durante la consolidación y tras la estabilización, si
ha sido necesaria, la movilización temprana de las
articulaciones próximas a la fractura previenen o minimizan el riesgo de rigidez y amiotrofia. En cuanto
se autoriza la carga, un protocolo de reeducación de
la marcha permite la incorporación progresiva a las
actividades cotidianas24. Una fractura estable permite apoyo parcial en 2 semanas y completo en 46 semanas.
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
En fractura estables, de 16-20 semanas.
Lesiones ligamentosas
Luxación de cadera
Proceso poco frecuente que requiere un traumatismo violento y una posición determinada del miembro para poder luxar una articulación tan protegida y
estable (p. ej., accidentes de coche, estando sentados con la cadera flexionada más de 90° y al golpear con la rodilla el salpicadero)25.
11
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Sospecha diagnóstica
El propio relato del acontecimiento, la actitud del
miembro afectado, generalmente adución y rotación
interna (“posición del nudista sorprendido”), o en rotación externa y abducción, pero siempre con impotencia funcional, dolor al intento de movilización y el
acortamiento del miembro26.
Pruebas complementarias
Proyecciones radiológicas anteroposterior y axial,
aunque en el contexto de politraumatismos puede
ser necesarias otras pruebas (TC) para descartar lesiones asociadas (fig. 7).
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Requiere reducción, en la mayoría de las ocasiones,
bajo sedación27. Suele ser suficiente con una reducción cerrada (tracción con cadera y rodilla a 90° y
discretos movimientos de rotaciones). Posteriormente, se realizará tracción blanda o transesquelética durante 2-3 semanas. En caso de lesiones asociadas (fracturas de cabeza femoral o acetabulares), llevar a cabo reducción abierta y fijación.
Claves en el seguimiento
Vigilancia a medio plazo de la osteonecrosis de la
cabeza femoral.
Señales de alarma de complicaciones
Vigilar la vascularización y la inervación distal, puesto que el compromiso de estructuras nobles no es
infrecuente. Por el mecanismo de producción, hay
que descartar lesiones asociadas (traumatismo abdominal, torácico, craneoencefálico, pelviano).
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
En caso de no existir lesiones asociadas, se debe
seguir un protocolo de reeducación de la marcha.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Atención inicial en atención primaria
Estabilización hemodinámica si procede, preaviso y
traslado a centro hospitalario.
Sin lesiones asociadas, de 8 a 12 semanas; con
apoyo, entre 4 y 6 semanas.
Cuándo y cómo derivar
Lesiones musculotendinosas
Tras la estabilización, la derivación, si es posible, se
debe realizar en vehículo sanitario medicalizado con
tracción longitudinal y analgesia.
Enfermedad de los músculos aductores
Hay 3 aductores: el mediano, o 1.o, menor, o 2.o, y
mayor o 3.o. Se originan en el pubis y se insertan
en la cara interna del fémur. Su acción se manifiesta, sobre todo, en la carrera, por lo que es relativamente frecuente su lesión en deportes con
cambios bruscos de carrera, patadas o giros, como
el fútbol.
Sospecha diagnóstica
Hay dolor en la región inguinal y un antecedente deportivo reciente. En la exploración hay dolor a la
aducción contrarresistencia. Puede aparecer un hematoma en la zona, en caso de rotura muscular.
Pruebas complementarias
Figura 7. Radiografía de una luxación de cadera.
12
Aunque con la anamnesis y la exploración puede
ser suficiente, se puede solicitar una ecografía para
cuantificar y confirmar la lesión.
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Señales de alarma de complicaciones
Puede haber roturas completas con gran impotencia
funcional, infecciones del hematoma, miositis osificantes, etc.
Atención inicial en atención primaria
Suele responder a tratamiento conservador, con
crioterapia, reposos deportivo o laboral, y concienciación de realización de calentamiento y estiramientos durante la actividad deportiva.
la rodilla, fundamental para la posición erecta del
cuerpo y para vencer la fuerza de la gravedad. Además, protege los cóndilos femorales y complementa
la nutrición articular. Está sujeta a 2 tipos de fracturas, fundamentalmente: por traumatismo directo, dada su proximidad a la piel, y por contractura intensa
muscular (menos frecuente), y suponen el 1% de todas las fracturas.
Existen 2 patrones de fractura: el transversal, que
interrumpe el aparato extensor y, por tanto, suele
requerir fijación quirúrgica, y el longitudinal, donde
es posible la extensión de la rodilla y las indicaciones quirúrgicas son menores.
Cuándo y cómo derivar
No suele ser necesario, salvo que haya dudas diagnósticas o la evolución no sea la esperada.
Sospecha diagnóstica
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Dolor, tumefacción en la cara anterior de la rodilla y,
sobre todo, imposibilidad para su extensión, tras
una caída sobre la rodilla o una hiperextensión brusca de ésta.
Se puede colocar una muslera, para comprimir el
músculo, y realizar fisioterapia deportiva, si es posible.
Pruebas complementarias
Claves en el seguimiento
Disminución del dolor y recuperación de la movilidad.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Estiramientos y ejercicios de flexibilidad, pero lo
más importante es instruir al paciente para que realice un adecuado calentamiento antes de la práctica
deportiva y que estire los músculos una vez que ésta finalice.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Entre 1 y 3 semanas, según la gravedad de la lesión. No es precisa la descarga, salvo si hay dolor
intenso.
Traumatismos de la rodilla
(figs. 8 y 9)
Proyecciones radiológicas habituales, anteroposteriores y lateral de la rodilla, aunque a veces es necesario solicitar una proyección axial (fig. 10).
Señales de alarma de complicaciones
Las fracturas abiertas suponen un riesgo por la infección en zonas tan próximas a la piel. Si el trau-
Rodilla en flexión
Lig. cruzado
anterior
Lig. cruzado
posterior
Lig. colateral
interno
Menisco
externo
Lig. colateral
externo
Menisco
interno
Lesiones óseas
Fracturas de rótula
La rótula actúa de fulcro o bisagra para aumentar la
eficacia del músculo cuádriceps en la extensión de
Figura 8. Anatomía de la rodilla. Lig.: ligamento.
13
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FMC – Protocolos
Músculo sartorio
Músculo recto interno
Músculo semitendinoso
Músculo semimembranoso
Bursa anserina
Tendón del semitendinoso
Pata
de
ganso
Tendón del recto interno
Tendón del
sartorio
Ligamento lateral
interno
Rótula
Bursa anserina
Tendón del semitendinoso
Tendón del recto interno
Tendón del sartorio
Pata
de
ganso
Figura 9. Anatomía muscular de la rodilla 1 y 2.
matismo ha sido complejo, la inestabilidad ligamentosa asociada puede complicar la recuperación.
tesis, mediante cerclaje, sutura o sistemas similares4-6.
Atención inicial en atención primaria
Claves en el seguimiento
En caso de sospecha, inmovilizar la rodilla en extensión, a ser posible con abundante protección en las
eminencias óseas, con algodón y yeso (u ortesis de
bloqueo en extensión), frío local y analgesia. Llevar
a cabo profilaxis antitrombótica si procede3.
En caso de fijación estable, proceder a la movilización y el apoyo temprano7.
Cuándo y cómo derivar
Derivar en caso de sospecha o para tratamiento quirúrgico, si se trata de una fractura transversa.
En pacientes colaboradores, se puede optar por una
rehabilitación domiciliaria con trabajo muscular y
apoyo progresivo. En caso contrario, es necesaria la
supervisión por el fisioterapeuta.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
Como se ha mencionado, si existe impotencia funcional por trazo transversal, reducción y osteosín-
En fractura estables (intrínsecamente o tras cirugía),
de 14 a 16 semanas8.
14
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
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Fracturas del tercio superior de la tibia
y el peroné
Las reglas de Ottawa han mostrado ser una herramienta eficiente en la indicación de exploración radiológica tras un traumatismo de rodilla28 (tabla 2;
fig. 11).
1. Fracturas de la eminencia
intercondílea
Sospecha diagnóstica
Lesión que ocurre con más frecuencia en niños y
adolescentes29 con mecanismo fisiopatológico idéntico al que produce la rotura de ligamento cruzado
anterior (LCA) en adultos, en general, tras accidentes de vehículo o deportivos30.
Tabla 2. Reglas de Ottawa: indicaciones de
exploración radiológica tras un traumatismo de rodilla
Figura 10. Fractura de rótula.
1
Edad ≥ 55 años
Dolor aislado de rótula
Dolor en la cabeza del peroné
Imposibilidad para la flexión a 90°
Incapacidad para soportar el peso del cuerpo
(4 pasos alternativos) inmediatamente tras el
traumatismo y en el servicio de urgencias
2
3
Figura 11. Tipos de fracturas: 1) fractura-avulsión de espina tibial anterior; 2) fractura-hundimiento central de meseta tibial externa; 3) trazos de fractura de metafisarias proximales de la tibia, incluida una fractura-separación de la meseta
tibial interna.
15
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Aparece dolor súbito, gran inestabilidad e imposibilidad para mantener el peso sobre la rodilla. Puede
haber bloqueo de extensión completa. Tumefacción
y derrame por hemartros.
Pruebas complementarias
Se indicará radiografía convencional, especialmente
proyección lateral de rodilla, aunque puede no detectarse la fractura si la inserción no está osificada,
con lo que se deberá recurrir a la TC.
Aparte de poder afectar a los platillos tibiales, también pueden estarlo los meniscos y/o el ligamento
colateral interno, aunque con menor frecuencia
que en adultos, por lo que puede necesitarse proyecciones en estrés o más habitualmente una RM
(fig. 12).
Señales de alarma
de complicaciones
Considerar posibles lesiones asociadas del ligamento cruzado anterior (LCA) y/o posterior (LCP). Descartar síndrome compartimental.
Atención inicial en atención primaria
En la fase postraumática, ante la presencia de intenso dolor, considerar (no sistemáticamente) la artrocentesis de un derrame a tensión, que proporciona rápido alivio de éste. Pueden visualizarse gotas
de grasa sobrenadante. Procurar analgesia adecuada
e inmovilización inguino o cruropédica con férula de
yeso no cerrada a 20-30° de flexión, sin apoyo.
Cuándo y cómo derivar
La derivación es urgente, con el fin de valorar el alcance de lesiones en un centro hospitalario.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Meyers y McKeever las clasifican de I a III, según el
grado de aposición ósea. La fractura tipo I (no desplazada) se sigue de tratamiento conservador, analgesia, aspiración e inmovilización. Esta medida inicial está indicada para el resto de fracturas. La posición, en extensión o ligera flexión, se mantiene
durante 4-6 semanas. En las fracturas II y III, se opta por reducción cerrada o por vía artroscópica31.
Hay distintas técnicas y sistemas de fijación. El pronóstico tras la reducción anatómica es bueno.
Claves en el seguimiento
Precisa una monitorización radiológica hasta la consolidación. También se vigila la aparición de complicaciones: infección, extravasación, síndrome compartimental, laxitud de LCA32 por inadecuada fijación (interposición meniscal o del ligamento
intermeniscal33) o microrrotura del LCA previa, y
pérdida del arco de movimiento por inmovilización.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Es muy similar a la rehabilitación de la rotura del LCA.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Figura 12. Fractura osteocondral.
16
La duración estándar de incapacidad laboral prevista para una lesión del pivote central (compartimiento
interno de la rodilla34-36) varía entre 120 (grave) y
240 días (muy grave). La duración final está influida
por el tipo de intervención realizada, las complicaciones, los requerimientos y la adherencia a la rehabilitación posteriores. Si se requirió fijación de la espinas, se autoriza la carga a las 4-6 semanas.
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2. Fracturas del platillo y la meseta tibial
Atención inicial en atención primaria
Afectan el lateral en un 60% de casos, un 25% son
bicondíleas (con afección de las metáfisis) y un
15%, mediales. Pueden asociar lesiones ligamentosas y/o meniscales. Hay 6 tipos (véase tratamiento).
Inmovilización del miembro inferior con férula de yeso inguinopédica no cerrada con rodilla a 20°, sin
apoyo.
Cuándo y cómo derivar
Sospecha diagnóstica
Se caracteriza por impotencia funcional, con o sin
deformidad y gran hipersensibilidad dolorosa en la
epífisis-metáfisis tibial.
Pruebas complementarias
La derivación es urgente, con el fin de valorar el alcance de las lesiones en un centro hospitalario.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Se indicará radiografía anteroposterior y lateral de
ambos miembros. Las proyecciones oblicuas ayudan a localizar una depresión del platillo; en estrés
para determinar la inestabilidad. La TC (anteroposterior y lateral) cuantifica la depresión ósea asociada (fig. 13).
Algunas de los primeros 3 tipos pueden tratarse de
forma conservadora, pero la mayoría requiere reducción37 y fijación. Las principales indicaciones de
tratamiento quirúrgico son: fractura abierta, síndrome compartimental tibial anterior, incongruencia o
desalineamiento articular e inestabilidad ligamentosa (LCA o colateral).
Señales de alarma de complicaciones
Claves en el seguimiento
Realizar una exploración neurovascular y descartar
un síndrome compartimental.
Descartar un síndrome compartimental, especialmente frecuente en fracturas cerradas y/o inmovilización con férulas rígidas cerradas, más en el compartimiento profundo posterior y anterior. Los síntomas pueden aparecer a las horas y se sospechará
ante un aumento del dolor, mayor en el compartimiento muscular que en la zona de fractura. El daño
muscular es irreversible a las 4-6 h, y cede el dolor.
Habrá que tener especial cuidado en pacientes inconscientes. El tratamiento consiste en una fasciotomía urgente.
Otras complicaciones posteriores son: el retraso de la
consolidación, la pérdida de la reducción, la pérdida
del arco de movilidad en extensión (por inmovilizar en
extensión < 3 semanas), la inestabilidad, la angulación, la artritis, la necrosis avascular y la infección.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Figura 13. Fractura de la meseta tibial.
En el postoperatorio, se deberá mantener la inmovilización a 45-60° de flexión. La primera semana se
realiza movilidad pasiva continua con incremento
del arco hasta 15-70°. Después, se inician ejercicios
activoasistidos y el fortalecimiento del cuádriceps.
Se coloca una ortesis articulada de rodilla antes del
alta hospitalaria. Las primeras 6 semanas se presta
especial atención a la movilidad, las elevaciones en
extensión y se indica bicicleta estática. A las 8-12
semanas ya se puede iniciar la carga progresiva.
17
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FMC – Protocolos
Tiempo previsto de incapacidad laboral
La duración estándar de incapacidad laboral prevista para la una fractura tibial34-36 cerrada va de 90 a
180 días y hasta 300 días si es abierta. La afección
articular hace que la duración previsible pueda ser
mayor. La duración final está influida por la actitud
terapéutica inicial, el tipo de intervención realizada,
las complicaciones que puedan aparecer y los requerimientos de rehabilitación posteriores. El tiempo
de descarga medio es de 8-12 semanas.
Fractura proximal del peroné
Sospecha diagnóstica
La fractura aislada del tercio proximal del peroné
puede acontecer en el contexto de lesiones ligamentosas o fracturas de tobillo38 por transmisión de
fuerzas de rotación externa, denominándose fractura de Maisonneuve39. Otro caso es la avulsión de la
estiloides de inserción al bíceps femoral. Es posible
que la deambulación no se vea impedida.
Pruebas complementarias
Radiología anteroposterior y lateral (fig. 14).
Señales de alarma de complicaciones
Figura 14. Fractura de Maisonneauve.
Afección del nervio ciático poplíteo externo que provoca un “pie caído”.
Atención inicial en atención primaria
Inmovilización del miembro inferior con férula de yeso cruropédica no cerrada con rodilla a 20-30°, sin
apoyo. Realizar una exploración neurovascular.
Cuándo y cómo derivar
Derivación a un centro hospitalario para la valoración del alcance de las lesiones.
ministrarán antiinflamatorios no esteroideos (AINE),
se recomendará reposo y elevación del miembro, y
se inmovilizará con férula larga. Si se aprecia reducción radiológica mantenida, se pasará a un estabilizador de rodilla (lesión en la cabeza, el cuello y la
diáfisis proximal)42. Si la lesión es en la diáfisis media o distal, se colocará una férula corta durante
6 semanas. La carga se inicia progresivamente según lo tolere el paciente.
Claves en el seguimiento
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
El tipo de tratamiento e inmovilización estará determinado por la presencia de otras lesiones y un estudio de estabilidad40, que puede sugerir la necesidad
de fijación en lesiones distales en la sindesmal41.
En general, la afección aislada y proximal no suele
requerir inmovilización mantenida de todo el miembro. Tras unos días de pauta con crioterapia, se ad18
La vigilancia se centra en: aparición de la lesión nerviosa, la pérdida de reducción o inestabilidad y las
lesiones del tobillo asociadas.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Similar a la rehabilitación del esguince de tobillo. Se
indican ejercicios que no supongan inicialmente sobrecarga ni rotaciones en la rodilla y/o el tobillo.
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Tiempo previsto de incapacidad laboral
Pruebas complementarias
La duración estándar de incapacidad laboral prevista para la fractura aislada cerrada no complicada de
peroné es de unos 35 días36, con apoyo a partir de
las 4 semanas. La duración final está influida por las
actitud terapéutica inicial, el tipo de intervención realizada, las complicaciones o lesiones asociadas (posible afección nerviosa y/o articular del tobillo) y los
requerimientos de rehabilitación posteriores.
Es habitual realizar una proyección lateral y axial
con 20-40° de flexión, con y sin rotación tibial externa, y otras proyecciones dinámicas en estrés, que
permiten diferenciar de alteraciones de alineamiento.
La TC es mucho más sensible en el estudio de la
subluxación y como apoyo en la decisión quirúrgica
si el tratamiento conservador no es eficaz. También
ofrece información sobre el cartílago articular rotuliano, aunque no tanta como la RM, que también
permite evaluar la lesión del retináculo femororrotuliano medial. Las proyecciones en T2 son especialmente sensibles.
Lesiones ligamentosas
Luxación de rótula
Lesión frecuente en relación con la práctica deportiva tanto de varones jóvenes (futbolistas, levantadores de peso, corredores...) como mujeres. Factores
predisponentes son la alteración del alineamiento o
la morfología patelar, las lesiones con inestabilidad
de la rodilla previa, las alteraciones del cartílago articular por exceso de fricción o artritis, las variantes
congénitas, las alteraciones del aparato estabilizador
de la rótula, la patela alta y el genu valgum (mujer)43.
Sospecha diagnóstica
El mecanismo de lesión es una maniobra brusca de
cambio de dirección (rotación femoral interna sobre
la tibia anclada) o contacto directo de fuerzas en la
cara medial de la rótula con la rodilla en semiflexión44.
Aparece dolor, tumefacción, hipersensibilidad intensa en la zona correspondiente al retináculo medial.
Derrame (no en otras lesiones femororrotulianas).
Signo de la “J”: tracción lateral excesiva al final de la
extensión. Si no está reducida, será más evidente,
con la rodilla bloqueada y la patela en la cara lateral. Maniobra de aprehensión positiva con la rodilla
a 30° de flexión (fig. 15).
Figura 15. Maniobra de aprehensión.
Señales de alarma de complicaciones
La hipersensibilidad laterosuperior sugiere lesión
condral. Otras señales de alarma son los bloqueos
por fragmentos libres.
Atención inicial en atención primaria
En la fase aguda procede la reducción si no se ha
llevado a cabo previamente. Se realiza con la cadera en flexión, aplicando presión lateral en la rótula al
tiempo que extensión de la rodilla. Pauta PRICE.
Cuándo y cómo derivar
Reducción anatómica e inmovilización. Normalmente se habrá autorreducido. Se debe derivar a un
centro hospitalario para una valoración especializada si se sospecha lesiones asociadas. Diferida si es
recurrente. El diagnóstico clínico es de sospecha.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Inicialmente se realizará inmovilización con bracing
rotuliano para mantener el alineamiento45, con refuerzo lateral de la rótula. Para ello puede emplearse una ortesis o una férula semirrígida de fibra de
vidrio. Un vendaje funcional puede ayudar a mantener el alineamiento y el control del dolor durante la
rehabilitación46. Podría permitirse apoyo parcial, según el dolor.
La intervención quirúrgica no suele ser precisa en la
fase aguda47, salvo en fracturas asociadas (carilla
medial rotuliana o cóndilo femoral lateral), ratón articular o si el tratamiento conservador resulta ineficaz. Las técnicas existentes son la reconstrucción
de retináculo medial, la liberación del retináculo late19
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ral, la realineamiento proximal (reinserción del vasto
medial) o la realineamiento distal (reinserción del tubérculo tibial).
Claves en el seguimiento
Las complicaciones que pueden surgir son la inestabilidad, la rigidez, el dolor femororrotuliano y las recurrencias (hasta un 50%).
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
La rehabilitación tiene por misión la recuperación de
la capacidad funcional y evitar el estrés de la articulación y aparato extensor48.
El entrenamiento muscular va dirigido a contrarrestar la tracción rotuliana externa fisiológica con el fortalecimiento del cuádriceps, especialmente el vasto
medial, primero a 45° y posteriormente con 90° de
flexión. Inicialmente se realizan ejercicios isométricos en cadena cinética abierta, pasando, según la
tolerancia, a cadena cerrada.
Se realizan estiramientos de los músculos isquiotibiales, con un fortalecimiento de éstos, así como de abductores y aductores, de la cintilla ileotibial y del retináculo lateral femororrotuliano; finalmente, también
de los abductores, los aductores y los flexores de la
cadera. También se puede optar por la bicicleta estática. Asimismo se llevará a cabo la corrección de
otras alteraciones de la estática (pie plano-valgo). Las
ortesis preventivas no han demostrado eficacia49.
Sospecha diagnóstica
Aparece dolor, fallo e inestabilidad de presentación
aguda. El paciente refiere haber escuchado un
chasquido en un 50%. Hay derrame articular (hemartros rápido en el 80%). El arco de movimiento
articular está limitado y hay hipersensibilidad en la
interlínea articular. La maniobra de cajón anterior es
positiva (rodilla a 90°). La maniobra de Lachman (a
30°) es más sensible en la fase más aguda (figs. 16
y 17).
Pruebas complementarias
El estudio de imagen es preceptivo en todo caso.
Se debe realizar radiografía convencional con proyecciones anteroposterior, lateral a 30°, axial, sin y
Figura 16. Maniobra de cajón anterior.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
El retorno a la actividad deportiva puede demorarse
más de 6 meses (deportes de contacto y pivotaje).
La duración estándar de incapacidad laboral prevista es de 4-6 meses en función del trabajo.
Enfermedad de los ligamentos cruzados
1. Enfermedad del ligamento cruzado
anterior
Es una lesión ligamentosa interna50, una de las más
frecuentes de la rodilla, producida por fuerzas directas sobre la pierna que carga el peso, con la rodilla
en posición de flexión parcial o, más frecuentemente, por maniobra imprevista de carga-cambio de dirección pivotando sobre la rodilla afectada. Afecta
más a la población joven deportivamente activa (el
doble en varones, aunque la mujer tiene mayor predisposición anatómica).
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Figura 17. Maniobra de Lachman.
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con carga, o TC, en casos de sospecha de fractura
asociada.
La RM es la prueba de elección. En la fase aguda
tiene una sensibilidad elevada e identifica lesiones
de otras estructuras internas (meniscos) (fig. 18).
Señales de alarma de complicaciones
Posibles lesiones asociadas que hay que descartar:
desgarro meniscal (50%) (lateral mayor que medial),
contusión osteocondral (femoral lateral), lesión de ligamento colateral medial, y fractura de platillo tibial
o el cóndilo femoral.
Atención inicial en atención primaria
En la fase postraumática, ante la presencia de intenso dolor, puede considerarse la aspiración del derrame articular a tensión que proporciona un rápido
alivio de éste. La artrocentesis no debe realizarse
sistemáticamente. La inspección del contenido es de
utilidad para determinar otras posibles lesiones asociadas (gotas de grasa sobrenadante apuntan a lesión ósea). Se pauta analgesia y se procede a inmo-
vilizar con férula de yeso inguino o cruropédica no
cerrada a 20-30° de flexión, evitando el apoyo.
Cuándo y cómo derivar
Derivación a centro hospitalario para valoración por
especializada del alcance de las lesiones.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
En la fase aguda51, se debe realizar crioterapia, administrar AINE, y recomendar reposo articular e inmovilización. Para mantener la masa y la potencia
muscular cuadricipital y el arco de movilidad articular, se suele aconsejar fisioterapia intensiva52, si
bien no hay conclusiones definitivas en cuanto a los
resultados53.
Los principales factores que hay que considerar para el tratamiento quirúrgico son el grado y/o la persistencia de inestabilidad, el grado de solicitación
física habitual y la existencia de otras lesiones asociadas (en general, meniscales)54. La reparación
evita la inestabilidad, la aparición o progresión de
Figura 18. Resonancia magnética coronal y sagital: rotura
de ligamento cruzado anterior.
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las lesiones meniscales y la posible gonartrosis secundaria. Hay diferentes técnicas, y en general se
opta por un abordaje artroscópico intraarticular entre
las 3 y las 8 semanas de la lesión (más temprano a
mayor actividad). Se suele emplear un autoinjerto
de tendón rotuliano, isquiotibiales o cuadricipital.
Claves en el seguimiento
Pueden aparecer complicaciones como la infección,
la lesión neurovascular, la trombosis venosa profunda o un síndrome doloroso complejo regional.
Puede fracasar el tratamiento por artritis, artrofibrosis55, disfunción del aparato extensor, fractura rotuliana (en casos de autoinjerto con tendón rotuliano)
e inestabilidad.
Se realizan controles de la herida en 2 semanas,
y después se llevan a cabo revisiones a las 6 y las
12 semanas, y a los 6 meses.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
En la fase aguda se debe pautar crioterapia, AINE,
reposo articular y elevación del miembro afectado.
Se aconseja la movilidad pasiva (0-90°), los ejercicios isométricos de cuádriceps, la movilidad activa
(elevaciones) y la electroestimulación. Se debe utilizar muletas y carga corporal progresiva, según lo
tolere el paciente. La movilidad activa se inicia en
flexión (0-90°).
A partir de las 2-3 semanas, se retiran las muletas y
se indica la progresión de la movilidad activa y la
amplitud articular. Se añade la movilización de los
tejidos blandos y la rótula. La bicicleta estática es
aconsejable.
Tras el primer mes, se comienza con estimulación
propioceptiva, con progresión del arco de movilidad,
el fortalecimiento de cuádriceps y los isquiotibiales y
ejercicios de agilidad.
Tras el segundo mes, se sigue con progresión en
movilidad articular y fuerza muscular. Se puede iniciar la carrera sobre superficie regular.
Tras el tercer mes se permite la carrera en cualquier
superficie, con cambios de ritmo y dirección. Al cabo
de 4-6 meses se puede retornar a la actividad deportiva. La actividad física completa con buena sujeción
se alcanza entre los 6 y los 9 meses (el proceso de
revascularización y ligamentización requiere 2 años).
miento interno de la rodilla34,35) varía entre 120 días
en casos graves y 240 en casos muy graves. La duración final está influida por las demoras diagnósticas y terapéuticas, el tipo de intervención realizada,
las complicaciones, los requerimientos y la adherencia a la rehabilitación posteriores. Si el paciente ha
sido intervenido, se autoriza la carga temprana asistida con muletas durante 4-6 semanas.
2. Enfermedad del ligamento cruzado
posterior
Sospecha diagnóstica
Lesión menos frecuente que la de LCA, menos fuerte y estrecho, que pasa incluso inadvertida al paciente en lesiones de bajo grado y al médico en la
exploración56. Aparece como consecuencia de fuerzas sobre la cara anterior tibial en flexión o tras hiperextensión57 forzada.
La presentación clínica puede variar mucho: inestabilidad en terreno irregular, con escaso dolor y hemartrosis, con la movilidad conservada.
En la exploración58 hay descenso tibial posterior a
90° y en extensión. El test del cuádriceps activo es
positivo (> 2mm)59. Cajón posterior: entre 0 y 5 mm
o asimetría, grado I; entre 5 y 10 mm o platillos hasta los cóndilos femorales, grado II; más de 10 mm
o platillos que sobrepasan los cóndilos, grado III (fig.
19).
Pruebas complementarias
La radiografía no aporta datos salvo la avulsión de
la inserción del LCP, que puede apreciarse en la
proyección lateral. El diagnóstico se confirma con
RM.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
La duración estándar de incapacidad laboral prevista para la una lesión del pivote central (comparti22
Figura 19. Maniobra de cajón posterior.
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Señales de alarma de complicaciones
Puede asociarse a lesiones de los ligamentos colaterales o los meniscos.
Atención inicial en atención primaria
En la fase postraumática, el abordaje es similar al
de la rotura del ligamento cruzado anterior, aunque
los síntomas no son tan llamativos.
Cuándo y cómo derivar
Derivación a un centro hospitalario para una valoración especializada del alcance de las lesiones.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
La bibliografía no aboga definitivamente por un tratamiento conservador o quirúrgico, y el primero logra compensar la inestabilidad, especialmente en
los grados I y II60-62.
En la fase inicial, se debe prestar atención a la inflamación, la inestabilidad y el dolor. En la fase aguda
de las lesiones de grados I-II, durante las primeras
2 semanas hay que pautar medidas habituales con
carga, según la tolerancia. En las lesiones de grado
III, hay que recomendar muletas y férula larga durante 3 semanas, contemplando la reinserción en
avulsiones o la reconstrucción del LCP y la reparación de las lesiones asociadas63. Se recomiendan
las muletas y la férula larga y la carga, según tolerancia, pasando a ortesis funcional entre las 4 y las
6 semanas.
Claves en el seguimiento
La laxitud no suele repercutir en el resultado funcional64. Como complicaciones pueden surgir: rigidez,
inestabilidad o artrosis (control radiológico al año).
Para los casos de reconstrucción, véase “Enfermedad del ligamento cruzado anterior”.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Se iniciará un programa de rehabilitación progresivo
según sea el tratamiento conservador o quirúrgico.
La movilización se inicia en la fase aguda, tanto de
los tejidos blandos y la rótula como articular (incluso
en los grados III, 0-90° hasta 0-130° tras la cirugía),
con extensión pasiva. Hay que pautar ejercicios de
fortalecimiento de la musculatura de la cadera y el
muslo, a excepción de los isquiotibiales. Se realizará electroestimulación neuromuscular si hay limitación por dolor. Si el paciente ha sido intervenido, se
autoriza la carga temprana asistida con muletas durante 4-6 semanas.
Durante los primeros 3 meses, se debe proceder a
la progresión de la carga, la movilidad y el fortalecimiento; después, bicicleta estática, añadiendo resistencia hasta la sexta semana y progresión hasta
conseguir la carrera. Hasta los 12 meses, se debe
llevar a cabo un seguimiento trimestral, incorporando ejercicios de propiocepción65 y agilidad. El retorno a la competición se realiza cuando la recuperación de la fuerza del cuádriceps es completa.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
La duración estándar de incapacidad laboral prevista para una lesión del pivote central (compartimiento
interno de la rodilla34,35) varía entre 120 días, en casos graves y 240, en casos muy graves. La duración final está influida por las demoras diagnósticas
y terapéuticas, el tipo de intervención realizada, las
complicaciones, los requerimientos y la adherencia
a la rehabilitación posteriores.
Enfermedad meniscal aguda
Comprende la lesión estructural de los componentes
fibrocartilaginosos de la rodilla, responsables de la
adecuada transmisión de fuerzas y la distribución de
la carga. Es frecuente, especialmente en jóvenes y
en relación con la actividad física y deportiva. En edades posteriores, suelen deberse a traumatismos de
menor intensidad sobre cartílagos ya degenerados.
Sospecha diagnóstica
Con la rodilla en flexión, un estrés articular en el valgo con rotación externa puede lesionar el menisco
interno, semilunar, de mayor tamaño y mejor fijación. El externo es menos susceptible, ya que se
daña ante fuerzas en varo y rotación interna.
Aparece dolor en la interlínea articular, intensificado
por la palpación y la tumefacción progresiva. Puede
haber derrame articular, con signo de rebote rotuliano.
También el paciente puede referir sensación de fallo
en el paso, a diferencia de la inestabilidad por lesión
del LCA o por atrofia muscular. Desde el inicio se
evita la extensión completa o ésta se encuentra bloqueada, lo que contribuye a la progresiva atrofia
cuadricipital, especialmente del vasto medial. La flexión completa también es dolorosa o imposible.
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La maniobra de McMurray lleva la rodilla de flexión
a extensión completa con la pierna rotada. El talón
de la pierna indica el menisco que se explora: la
percepción de un “clic” en la interlínea a los 90° sugiere lesión en la zona media; en flexión completa,
sugiere lesión del cuerno posterior (fig. 20).
La maniobra de Apley (grinding test), con el paciente en decúbito prono y la rodilla a 90°, el dolor a la
aplicación de fuerzas de compresión axial y rotación
sobre la rodilla sugiere enfermedad meniscal/condral (en sentido contrario, de distracción, sugiere
enfermedad ligamentosa colateral) (fig. 21).
Hay muchas otras maniobras: Steinmann I y II,
O’Donoghue, Childress, etc.
Pruebas complementarias
La radiografía no aporta datos, pero ayuda a descartar lesiones asociadas, especialmente en la fase
aguda.
La RM es la técnica de elección: confirma el diagnóstico en más del 90% de los casos y proporciona detalle sobre la integridad de otras estructuras susceptibles de lesión, especialmente los ligamentos y el cartílago articular. Si se sospecha
fractura asociada, la TC es más precisa para determinar la localización y la gravedad de la lesión y
para apoyar la actitud que se debe seguir. La artroscopia confirma el diagnóstico de sospecha clínico o por imagen y permite su reparación o exéresis (fig. 22).
Señales de alarma de
complicaciones
Figura 20. Maniobra de McMurray.
Figura 21. Maniobra de Apley.
24
Un derrame hemático temprano en las lesiones periféricas, más vascularizadas, precisa un diagnóstico
diferencial con otras lesiones internas (fractura, rotura de LCA), lo que dificulta un diagnóstico seguro
en la fase aguda.
Es inhabitual la presentación con bloqueo articular,
altamente sugerente de rotura longitudinal en “asa
de cubo” y que precisa tratamiento quirúrgico.
Figura 22. Resonancia magnética de una rotura meniscal
de rodilla.
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Atención inicial en atención primaria
Hay que pautar medidas habituales y seguimiento
evolutivo en las 2 semanas siguientes. Muchos casos serán meniscitis que evolucionarán a la mejoría.
Valorar una artrocentesis, si puede aliviar al paciente. Se inmoviliza a 20-30° de flexión con férula de
yeso o fibra de vidrio semirrígida, si hay afección
moderada. La carga se permite según la tolerancia.
Cuándo y cómo derivar
Derivar a un centro hospitalario en caso de bloqueo
articular, gran impotencia funcional, derrame inmediato, inestabilidad o sospecha de lesiones asociadas. Diferida si es recurrente o ante la ausencia de
mejoría.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
En lo que a recuperación se refiere, las que mejor
pronóstico tienen son las más periféricas, con buen
lecho vascular a ambos lados, con tratamiento conservador o sutura. Todo lo contrario ocurre en la zona más central e interior, completamente avascular.
No hay evidencia de mejor resultado entre tratamiento conservador o quirúrgico66, pero en este último, si es factible, se prefiere la resección parcial a
la total67. La decisión de intervenir está condicionada por múltiples factores: gravedad de la lesión, intensidad del dolor y capacidad para realizar las actividades habituales, sean laborales o de otro tipo.
Mientras que una rotura en asa de cubo fácilmente
puede bloquear la rodilla, y originar intenso dolor e
incapacidad, una rotura vertical o radial suele cursar
con molestias leves y ocasionales. Una sintomatología leve y recurrente que no impide la actividad puede ser susceptible de un abordaje quirúrgico programado.
Tras la artroscopia, el retorno al nivel de actividad
previo se demora de entre 1 y 4 semanas. Se autoriza la carga inmediata protegida de muletas durante 7-10 días, salvo la sutura meniscal, con descarga
durante 3 semanas y carga parcial progresiva por
otras 3 semanas.
Claves en el seguimiento
En algunos casos, retrasar la intervención puede
suponer agravamiento de la lesión: rotura completa
o multifraccionada del menisco durante la actividad,
con aumento de síntomas tras un período de tratamiento conservador. A largo plazo, las lesiones me-
niscales predisponen a la artrosis por rozamiento y
sobrecarga, si bien no hay estudios que permitan
determinar el grado de correlación causa-efecto.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
El programa es individualizado, y su progresión (ritmo e intensidad) y duración varían en función de
si el tratamiento es sólo conservador o tras una reparación quirúrgica. La indicación es menos clara
tras una meniscectomía, salvo que haya déficit previo68.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
La duración estándar de incapacidad laboral prevista para las alteraciones meniscales de la rodilla
varía, según su gravedad, entre hasta 3 semanas,
7 semanas y 13 semanas34,35. La duración final depende de la presencia de otras complicaciones posquirúrgicas y requerimientos/adherencia a la rehabilitación.
Esguince de los ligamentos colaterales
Es la lesión del ligamento colateral medial (LCI) o
lateral (LCE) de la rodilla69. El mecanismo de lesión
suele ser producido por una fuerza transversal sobre la articulación que sobrepasa los límites en valgo o valgo, lesionando el LCI o el LCE, respectivamente. Un componente de rotación puede producir
lesiones asociadas (meniscos, cruzados).
Aparece dolor con o sin chasquido, impotencia funcional, tumefacción y derrame progresivo (véase
“Enfermedad del ligamento cruzado anterior”). El
paciente mantiene cierta flexión para relajar el ligamento. La palpación es dolorosa en la cara afectada, con sin equimosis.
Sospecha diagnóstica
El diagnóstico de sospecha puede realizarse en la
fase aguda, especialmente si no hay derrame. La
maniobra de Apley en distracción sugiere lesión
capsuloligamentosa (en compresión o grinding test
sugiere lesión meniscal o condral).
Con la rodilla a 20-30°, se realizan maniobras de estrés, forzando el valgo/varo para explorar el LCI y el
LCE, respectivamente: el dolor con apertura de menos de 5 mm indica grado I; dolor con apertura de
5-10 mm indica grado II; más de 10 mm indica grado III, que se manifiesta incluso con la rodilla a 0°
(fig. 23).
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hay sospecha de lesiones internas o fractura asociadas.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Figura 23. Maniobra de valgo-varo de rodilla.
Pruebas complementarias
No suele ser preciso tener que recurrir a la radiografía. Reexploración a las 2 semanas. Se efectuará
RM para casos menos claros y/o lesiones graves
con sospecha de lesiones compartimentales u osteocondrales asociadas.
Señales de alarma de complicaciones
Si hay gran bostezo es preciso descartar otras lesiones asociadas (ligamentos cruzados, meniscos). En
el LCI, se debe diferenciar de una lesión del músculo vasto medial y el retináculo femororrotuliano medial. El LCE es la parte más externa del complejo
posterolateral, que incluye el complejo arqueado, la
cápsula posterolateral y el tendón poplíteo. Hay, por
tanto, un espectro de lesiones que van de lo superficial a lo profundo y aumentan con la intensidad y el
componente en rotación de las fuerzas lesivas. Si
las maniobras de estrés a 30° denotan laxitud, puede realizarse la maniobra del 4 de Moragas que debería poner de manifiesto la estructura del ligamento colateral externo. Otras lesiones que hay que
descartar son la avulsión del músculo bíceps o la lesión del nervio ciático poplíteo externo.
Atención inicial en atención primaria
El tratamiento conservador de las lesiones ligamentosas aisladas proporciona resultados funcionales finales similares a los de la cirugía (excepción de los
raros casos en que se aprecia avulsión de la inserción ligamentosa).
Para el esguince del LCI de grado I, inicialmente se
debe mantener la inmovilización con férula de rodilla
u ortesis durante 2-3 semanas. Deambulación y carga según tolerancia.
En el de grado II, se pautará inmovilización con férula de rodilla u ortesis durante 4-6 semanas, evitando las primeras 2-4 semanas la carga.
En el de grado III, descartadas otras lesiones, el tratamiento debe ser conservador con 4 semanas sin
cargar. Se valora la corrección quirúrgica si hay lesiones asociadas o cursa con gran inestabilidad
(con frecuencia se asocia a rotura del LCA que, caso de intervenirse, se hace a las 3 semanas, reduciendo la incidencia de rigidez ulterior del retináculo
medial o artrofibrosis). La “lesión de Stieda Pellegrini” es la osificación heterotópica del LCI. Raramente
se justifica su eliminación.
En lesiones aisladas del LCE de grado I-II se estabiliza con férula u ortesis a 45° y carga protegida durante 3-4 semanas, con incremento de ésta y del
rango de movimiento, según tolerancia. Se considera la reparación en lesiones de grado III que afectan
al complejo posterolateral y/o el LCP.
Claves en el seguimiento
Vigilar el primer mes la progresión del arco de movimiento y masa muscular. Es más frecuente la evolución a rigidez que a laxitud.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
En las 2 semanas posteriores se deben llevar a cabo medidas habituales con inmovilización, según la
gravedad del esguince, y seguimiento de la evolución.
La rehabilitación se fundamenta en el fortalecimiento muscular cuadricipital e isquiotibial y el entrenamiento propioceptivo. La actividad normal se permite cuando hay movilidad completa y al menos un
80% de potencia muscular sin dolor.
Cuándo y cómo derivar
Tiempo previsto de incapacidad laboral
En los casos moderados y graves se debe remitir
a especializada de forma diferida, y urgente si
La duración estándar de incapacidad laboral prevista para esguinces de rodilla varía34,35: hasta 12 días
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(leves), 7 semanas (moderados) y 16 semanas (graves). La duración final está determinada por el tipo
de tratamiento empleado, la adherencia al mismo,
existencia de lesiones asociadas, otras complicaciones y requerimientos de rehabilitación posteriores.
La carga se autoriza precozmente en función del
dolor.
Lesiones musculotendinosas
Rotura cuadricipital
Lesión propia de adultos varones con afección previa del aparato extensor de la rodilla. Aunque su incidencia es baja, es más frecuente que la rotura del
tendón rotuliano70. Las parciales son más frecuentes en varones jóvenes deportistas (el 25% de casos de rodilla del saltador71); pueden pasar inadvertidas.
Pueden ser por golpe directo, aunque suelen ser resultado de una contracción cuadricipital excéntrica
con la rodilla bloqueada o forzada en flexión (p. ej.,
caídas) sobresolicitando una zona de lesión previa72
(degeneración hipóxica, mucoide o lipomatosa y/o
atrofia) en los 2 cm más próximos a la rótula.
Sospecha diagnóstica
Aparece dolor agudo, con o sin chasquido, inflamación e impotencia funcional con dificultad o imposibilidad para mantener el peso corporal. Equimosis,
hematoma o tumefacción en la región suprapatelar,
que pueden impedir la detección de un defecto de
continuidad (hachazo).
Pruebas complementarias
En la radiografía convencional, en la proyección lateral, no se percibe la sombra del cuádriceps, reemplazada por una masa suprapatelar mal definida.
Hay desplazamiento anteroinferior de la rótula.
La ecografía es la técnica de elección por su alta
sensibilidad y especificidad en el diagnóstico de esta lesión. Se aprecia un área de hipoecogenicidad
que afecta a todo el grosor del tendón, parcial en roturas incompletas (en caso de tendinitis el tendón
está engrosado). La RM puede emplearse en casos
que planteen dudas diagnósticas.
pedida o limitada, con pérdida de amplitud variable
del ángulo de extensión según el grado de rotura.
Atención inicial en atención primaria
La evacuación del derrame y exploración en flexión
facilitan el diagnóstico.
Cuándo y cómo derivar
Inmovilización del miembro inferior con férula de yeso inguinopédica con rodilla en extensión completa,
sin apoyo. Derivación urgente para atención especializada en centro hospitalario.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Las roturas incompletas pueden ser tratadas de forma conservadora. La cirugía está indicada en la fase aguda así como en la fase crónica de las roturas
incompletas73, si no se alcanzan las metas previstas
existiendo numerosas técnicas con o sin injerto.
Claves en el seguimiento
Un diagnóstico y reparación precoces permiten obtener buenos resultados74. Las complicaciones que
pueden surgir son la infección, la debilidad muscular,
lesiones cutáneas, la enfermedad femoropatelar por
incorrecto realineamiento, la recidiva de la rotura, etc.
Es conveniente descartar causas predisponentes:
insuficiencia renal crónica, hiperparatiroidismo, gota,
obesidad, leucemia, artritis reumatoide, diabetes, lupus eritematoso sistémico (LES), inmovilización articular prolongada, abuso de esteroides o enfermedades metabólicas.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
La inmovilización se realiza en extensión completa
entre 3 y 6 semanas con ejercicios de elevación del
miembro. Pasados 10 días se pautará una férula, con
aumento progresivo del arco permitido de flexión. La
deambulación con muletas será durante 6-8 semanas con carga progresiva, según tolerancia. No es
esperable recuperar el nivel previo de actividad.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Señales de alarma de complicaciones
La rótula está libre, el reflejo patelar está abolido y la
movilidad activa de la rodilla contra la gravedad im-
La duración estándar de incapacidad laboral va a
depender de la actividad y profesión del paciente,
pero no suele ser inferior a 12 semanas. No es es27
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perable recuperar el nivel previo de actividad. Si la
rotura ha sido parcial, se permite la carga parcial
temprana (1-2 semanas). En caso de necesitar intervención quirúrgica, se retrasa el apoyo algo más
(4-6 semanas para proteger la sutura).
Rotura de tendón rotuliano
Rotura completa: la reparación aguda tiene excelente resultado78, demorada una semana tras reducción de inflamación y vigilancia de complicaciones.
Hay diversas técnicas para la reparación anatómica,
mediante suturas y sujeción por medio de túnel
óseo. Estabilizador de rodilla en extensión para la
carga.
Lesión por traumatismo directo o contracción contra
resistencia de la rodilla en flexión media75. Suelen
referirse episodios de dolor en relación con una actividad física concreta, lo que sugiere la existencia de
afección previa como tendinitis crónica76, manipulación previa del tendón o infiltración77.
Claves en el seguimiento
Sospecha diagnóstica
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Aparece dolor infrapatelar, impotencia funcional súbita para mantener el peso, con tumefacción difusa,
equimosis y hemartros.
Pruebas complementarias
La radiografía (anteroposterior, lateral, axiales bilaterales) permitirá visualizar a veces una avulsión del
polo rotuliano inferior y descartar otros procesos. La
ecografía permite el diagnóstico rápido: un área de
hipoecogenicidad en la proximidad de la inserción tibial. En roturas crónicas se aprecian engrosamientos y patrón ecográfico heterogéneo. Se debe realizar una RM si existe duda o es necesario descartar
contusión o fractura osteocondral.
Problemas por acortamiento tendinoso (patela baja)
rerotura o no fijación, pérdida de fuerza, persistencia de atrofia muscular, reducción del arco de movilidad con rigidez78.
Se complementa con un programa intensivo de rehabilitación de movilidad y potencia muscular.
Movilidad progresiva activa solo en flexión y ejercicios isométricos cuádriceps e isquiotibiales.
Apoyo progresivo desde las 4 semanas. Flexión activa y movilización patelar transversal.
Desde las 6 semanas retirada progresiva de muletas. A partir de las 12 semanas carga completa sin
inmovilización y progreso a ejercicios isocinéticos.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Sin complicaciones, de 16 a 20 semanas.
Luxación de rodilla
Señales de alarma de complicaciones
La extensión activa de la pierna contra gravedad es
imposible.
Atención inicial en atención primaria
La extensión activa de la pierna contra gravedad es
imposible.
Cuándo y cómo derivar
Derivación urgente para atención especializada en
centro hospitalario.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Rotura parcial: inmovilización en extensión completa
3-6 semanas. Rehabilitación de movilidad y fortalecimiento muscular progresivo (a las 12 semanas).
28
Lesión muy infrecuente79 producida tras accidentes
de alta energía en que distintas estructuras, especialmente ligamentosas (internos y al menos un colateral) se ven afectadas.
Las circunstancias que rodean este tipo de lesiones
hacen necesaria una valoración inicial y descarte de
lesiones acompañantes que supongan un riesgo vital80. Hay distintas clasificaciones: abierta/cerrada,
reducible/no reducible y según desplazamiento de la
pierna; la mayoría son anteriores o posteriores.
Sospecha diagnóstica
La sintomatología local incluye intenso dolor y deformidad.
Pruebas complementarias
Es muy evidente en una radiografía simple, sobre
todo en la proyección lateral.
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Señales de alarma de complicaciones
Hematoma o latido en la fosa poplítea, con o sin clínica de compromiso neurovascular81 (hipoestesia
y/u oliguemia distal).
vez ganada buena potencia cuadricipital se puede
permitir mayor flexión al dispositivo articulado, prestando especial atención a la progresión al arco de
movilidad articular, especialmente en extensión. Es
habitual que persistan dolor crónico, rigidez, inestabilidad y artrosis82.
Atención inicial en atención primaria
Descartada una aparente fractura y con atención
especial de no manipular el hueco poplíteo, debe
procederse inmediatamente a la reducción cerrada
mediante tracción y alineamiento de la pierna (con o
sin rotación en sentido contrario a la dirección de
dislocación) en el eje longitudinal del miembro.
Reexploración neurovascular final. Inmovilización a
15-20° de flexión.
Cuándo y cómo derivar
Derivación urgente79 a un centro hospitalario. En la
urgencia hospitalaria, confirmada la presencia de
pulsos, es recomendable realizar una arteriografía.
La ausencia de pulsos requiere valoración vascular
quirúrgica urgente (la frecuencia de amputación pasa del 10% en intervenciones antes de las 6 h a
más del 80% si exceden las 8 h).
Dada la frecuencia de lesiones asociadas se suele
recurrir a la RM.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Inicialmente el manejo prestará especial atención al
tratamiento y recuperación de piel y tejidos blandos.
Reparación quirúrgica en una segunda fase, 2 o 3
semanas después.
El abordaje puede ser por vía artroscópica, y hay
que prestar especial atención al complejo tibial posterolateral, el tendón del músculo poplíteo y los ligamentos cruzados. Se pauta un estabilizador de rodilla y un vendaje de Jones, pasando a un dispositivo
articulado bloqueado en extensión.
Claves en el seguimiento
Complicaciones posquirúrgicas: fracaso del injerto,
infección, artrofibrosis. Otras: lesión arterial poplítea,
lesión nerviosa, inestabilidad, artrosis rigidez y dolor
crónico. Puede ser preciso reintervenir o manipular.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
La duración estándar de incapacidad laboral prevista
que afecta el pivote central de la rodilla varía entre
120 y 240 días34,35. La duración final está determinada por la presencia de complicaciones neurovasculares u otras posquirúrgicas y requerimientos de rehabilitación posteriores. El apoyo depende de las lesiones,
pero no suele permitirse antes de las 3-6 semanas.
Traumatología del tobillo
y el pie
Lesiones óseas
Fracturas maleolares
Sospecha diagnóstica
Hay equimosis, tumefacción y dolor a la palpación
sobre uno o ambos maléolos. Si hay fractura bilateral, ello implica, al menos, inestabilidad articular.
Según la clasificación de Denis-Weber83, podemos
encontrar 3 tipos de fracturas:
– Tipo A: producidas por mecanismo de supinación
y adución. Puede haber rotura del ligamento colateral externo, fractura trasversal del maléolo externo
por debajo de la sindesmosis y fractura oblicua del
maléolo tibial.
– Tipo B: producidas por un mecanismo de supinación-rotación externa o de pronación-abducción.
Puede haber rotura de ligamento colateral interno,
fractura transversal de maléolo tibial y fractura oblicua de maléolo peroneo. No suele haber afección
de la sindesmosis.
– Tipo C: producidas por un mecanismo de pronación-rotación externa. La fractura es suprasindesmal
y puede haber desgarro de la sindesmosis y de la
membrana interósea; en estos casos se asocia
inestabilidad (fig. 24).
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Pruebas complementarias
Es esencial la rehabilitación temprana. Ejercicios
isométricos del cuádriceps y los isquiotibiales. Una
Se solicitan 2 proyecciones: anteroposterior de tobillo en rotación interna de 15° y lateral.
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FMC – Protocolos
Las fracturas desplazadas se derivan con carácter
urgente para la valoración por un traumatólogo
previa inmovilización con férula posterior de escayola.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Figura 24. Fractura del maléolo del peroné.
Señales de alarma de complicaciones
Hay que descartar la aparición de un síndrome compartimental ante la aparición de tensión y dolor a la
palpación del compartimiento, y alteración de la
fuerza y la sensibilidad. La afección de pulsos puede ser tardía; no obstante, siempre se debe explorar
el pulso tibial posterior y el pedio.
Atención inicial en atención primaria
1. Tipo A:
– Fractura estable de un solo maléolo: si no hay
sensibilidad local en la parte interna podría ser suficiente un vendaje compresivo, si bien en muchas
ocasiones y para mejor control de los síntomas se
opta por un yeso cerrado durante 6 semanas.
– Fractura-avulsión de maléolo tibial o peroneo sin
desplazamiento: férula posterior de escayola o yeso
cerrado durante 6 semanas, según el grado de afección.
– Fractura-avulsión de maléolo peroneo con desplazamiento: reducción cerrada y yeso durante 6 semanas.
– Fractura-avulsión de maléolo tibial con desplazamiento: si el desplazamiento es leve se puede intentar reducción cerrada, pero habitualmente se produce interposición de tejidos blandos y hay que recurrir a la reducción abierta y fijación interna.
2. Tipo B:
– Si no hay desplazamiento se opta por tratamiento
conservador con yeso cerrado durante 6 semanas.
– Si hay desplazamiento: se intenta la reducción cerrada y si no es posible, tratamiento quirúrgico.
3. Tipo C: habitualmente, tratamiento quirúrgico, ya
que suelen asociarse a inestabilidad y desplazamiento.
Claves en el seguimiento
En las lesiones de tipo B sin desplazamiento es importante asegurar que no hay rotura del ligamento
colateral medial, ya que pasaría a ser una lesión
inestable, por lo que a las 2-3 semanas se debe
realizar control radiológico que descarte inclinación
del astrágalo por rotura de dicho ligamento.
Inmovilización, analgesia y derivación.
Cuándo y cómo derivar
Las fracturas que no vayan a requerir tratamiento
quirúrgico ni reducción, si se puede realizar un estudio radiológico en el centro de salud, se inmovilizan
con una férula posterior de escayola, reposo con la
pierna elevada y hielo local, y pueden derivarse al
traumatólogo en 2-3 días para la colocación de yeso
cerrado.
30
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Con estabilidad intrínseca o quirúrgica, movilización
temprana (2-3 semanas) e inicio de apoyo (y reeducación de la marcha) en 6 semanas.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Entre 12 y 16 semanas.
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FMC – Protocolos
Fracturas del astrágalo (fig. 25)
Ocupan el segundo lugar en las fracturas del tarso84-86, tras las fracturas de calcáneo, y suponen el
3% de las fracturas del pie87.
Se producen por un mecanismo de hiperflexión dorsal forzada del tobillo. Su mayor complicación es la
aparición de necrosis avascular que, sin embargo,
puede no afectar la consolidación de la fractura, por
lo que será esta última la que determine cuándo el
paciente puede iniciar el apoyo, ya que la revascularización del astrágalo puede tardar hasta 36 meses.
Las fracturas del cuello del astrágalo suponen el
50% de las fracturas del astrágalo.
Según el grado de desplazamiento, Hawkins, en
1970, clasificó las fracturas en función de la presencia de luxación subastragalina, tibioastragalina o astragaloescafoidea.
Las fracturas del cuerpo del astrágalo suponen el
40% de las fracturas del astrágalo. Se clasifican en:
– Fracturas osteocondrales del astrágalo.
– Fracturas por cizallamiento.
– Fracturas conminutas: son las menos frecuentes,
pero las de peor pronóstico.
– Fracturas del proceso posterior del astrágalo: se
pueden producir por choque del tubérculo del astrágalo con la tibia por un mecanismo de flexión plantar forzada o por flexión dorsal forzada que provoque arrancamiento de la inserción del fascículo peroneoastragalino posterior.
– Fracturas del proceso lateral: se producen por un
movimiento combinado de dorsiflexión forzada, inversión, rotación externa y compresión axial.
Las fracturas de la cabeza del astrágalo suponen el
5-10% del total de las fracturas de éste. Se pueden
producir por un mecanismo de flexión dorsal brusca
cuando el pie se encuentra en flexión plantar completa o por una hiperflexión dorsal.
Sospecha diagnóstica
Las fracturas del cuello se producen ante un traumatismo ocasionado por el movimiento de hiperplexión forzada (común en los accidentes de coche por
el impacto del pedal y al caer en cuclillas desde
cierta altura) y aparece tumefacción de tobillo y pie,
con dolor a la pronosupinación y a la flexión dorsal
del tobillo.
Las fracturas osteocondrales pueden deberse a un
traumatismo agudo con afección de la zona anterolateral de la bóveda astragalina o a un microtraumatismo repetido con afección de la zona posteromedial. Dependiendo del grado de lesión, pueden ser
desde asintomáticas hasta aparecer movilidad limi-
Astrágalo
Escafoides
Cuñas
Seno
del tarso
Metarsianos
Falanges
Calcáneo Cuboides
Figura 25. Anatomía del pie.
tada, dolor y crepitación con el ejercicio, y en lesiones más graves, bloqueos con el ejercicio.
En la fracturas del proceso lateral y posterior del astrágalo, la sintomatología puede ser similar a la que
se presenta en un esguince de tobillo, por lo que
pueden no ser diagnosticadas y dejar como secuelas un dolor crónico de tobillo.
Pruebas complementarias
Se solicitan proyecciones de radiografía convencional, anteroposterior, lateral y oblicua. Dada la dificultad para llegar al diagnóstico, en ocasiones también
habrá que solicitar una TC o una RM.
Ante la sospecha de fractura del proceso posterior
del astrágalo, hay que diferenciarla de la presencia
de una variabilidad de la normalidad no patológica,
como el os trigonum, que se diferencia por sus bordes bien redondeados.
Señales de alarma de complicaciones
– En presencia de fracturas abiertas, se debe vigilar
la presencia de necrosis cutánea y/o infección de la
herida si no se realiza una reducción temprana, así
como una limpieza meticulosa por la tensión cutánea si hay luxación asociada.
– En el caso de aparición radiológica de las zonas
hiperdensas, entre las 6 y las 12 semanas, hay que
sospechar necrosis avascular88, que puede suceder
en las fracturas del cuello y el proceso lateral, y la
cabeza del astrágalo.
En las fracturas osteocondrales puede haber riesgo de
desplazamiento, que provocará malas consolidaciones.
La consolidación viciosa y, con menos frecuencia, la
ausencia de consolidación pueden suceder en las
fracturas de la cabeza.
Atención inicial en atención primaria
Se debe inmovilizar con férula posterior de escayola
y derivar a un centro hospitalario ante la sospecha
de fractura del astrágalo.
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FMC – Protocolos
Cuándo y cómo derivar
Derivar urgentemente tras la inmovilización. Las
fracturas asociadas a luxación se consideran de extrema urgencia por el alto riego de complicaciones
cutáneas, vasculares e infecciosas.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Las fracturas que pueden tratarse con inmovilización son: fracturas del cuello no desplazadas, fracturas osteocondrales sin desplazamiento, fracturas
del proceso posterior, fracturas de la cabeza sin
desplazamiento y fracturas del proceso lateral. La
duración de la inmovilización puede oscilar entre
4 semanas y 3 meses, dependiendo del tipo de fractura y su evolución.
Las fracturas que precisan tratamiento quirúrgico
son las fracturas de cuello con desplazamiento o
asociadas a luxación, las fracturas del cuerpo por cizallamiento y las fracturas osteocondrales con desplazamiento.
En la fractura conminuta, en raras ocasiones, es posible la reconstrucción quirúrgica, por lo que se coloca vendaje compresivo y elevación del miembro,
realizando ejercicios activos cuando el dolor y la tumefacción lo permitan, pero sin iniciar la carga hasta las 8-10 semanas.
No se suele autorizar carga antes de las 6-8 semanas en las fracturas estables.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
En caso de no requerir estabilización quirúrgica, 12-16
semanas. En caso contrario, 16-20 semanas (fig. 26).
Fracturas del calcáneo
Son las fracturas más frecuentes del tarso84,85, y representan el 2% del total de las fracturas. De ellas,
el 75% son fracturas intraarticulares89. La causa
más común es por caída sobre los talones desde
cierta altura.
Sospecha diagnóstica
Dolor intenso a la palpación. En la inspección el talón es más ancho, más pequeño y aplanado e inclinado hacia fuera en valgo.
Pruebas complementarias
La radiografía lateral del tobillo permite valorar la
disminución del ángulo de Böhler (normal entre 25 y
40°), complementada con las proyecciones anteroposterior, oblicua y axial para ver el cuerpo del calcáneo y las articulaciones calcaneoastragalina anterior y posterior.
Claves en el seguimiento
Control radiológico, inicialmente a las 2, 6 y 12, semanas para valorar la consolidación.
En las fracturas del cuello, por ejemplo, la aparición
del signo de Hawkins (osteopenia parcheada en el
hueso subcondral de la cúpula astragalina) es un indicador de buen pronóstico, ya que supone que la
vascularización está conservada.
De no aparecer a los 3 meses estaría indicada la
realización de una RM para valorar una posible osteonecrosis.
A veces, si persiste el dolor o la restricción funcional, hay que recurrir a una artrodesis.
Señales de alarma de complicaciones
Siempre hay que examinar el pie contralateral por la
frecuencia de lesiones asociadas, así como la columna dorsolumbar, ya que hasta en un 5% de los
casos se asocia fractura vertebral.
Atención inicial en atención primaria
Inmovilizar con férula posterior de escayola las lesiones que se vayan a ser derivadas.
Cuándo y cómo derivar
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Una vez valorada la consolidación y la ausencia de
necrosis avascular, se iniciará la carga y un programa de fisioterapia con reeducación de la marcha,
propiocepción y fortalecimiento muscular tras la inmovilización, así como trabajo de la articulación del
tobillo, subastragalina y musculatura de la pierna.
32
Son de derivación inmediata las fracturas de tuberosidad posterior del calcáneo, las de cuerpo con disminución del ángulo de Böhler y las intraarticulares.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
No existe evidencia científica sobre el mejor tratamiento para este tipo de fracturas. Una revisión
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FMC – Protocolos
Figura 26. Proyección anteroposterior y lateral de fracturaluxación del astrágalo.
Cochrane concluye que, si bien los ensayos son escasos, con pocos casos y de no buena metodología,
aun en los casos en que existe cierta evidencia de
beneficio de la cirugía comparada con el tratamiento
conservador, no queda claro si las posibles ventajas
de la cirugía justifican los riesgos90.
1. Fracturas extraarticulares:
– Tuberosidad posterior del calcáneo: tratamiento
quirúrgico, ya que el tendón aquíleo puede provocar
desplazamiento del fragmento.
– Cuerpo del calcáneo:
• Si no hay disminución del ángulo de Böhler se realiza vendaje compresivo, aplicación de hielo, administración de AINE orales y elevación del miembro
hasta que ceda la fase aguda (1-2 semanas), tras lo
cual el paciente continuará 6 semanas con muletas e
iniciará la fisioterapia tan pronto como el dolor lo permita. Apoyo progresivo a partir de la sexta semana.
• Si hay disminución del ángulo de Böhler, se derivará para una valoración urgente por un traumatólogo, por si fuera subsidiaria de reducción y fijación interna.
– Sustentaculum tali: vendaje compresivo y muletas
durante 6 semanas o bota de yeso almohadillado
con muletas, inicialmente, y luego tacón de marcha
hasta completar 6 semanas. Posteriormente, vendaje elástico durante 2 semanas más.
2. Fracturas intraarticulares: tratamiento conservador o quirúrgico.
Claves en el seguimiento
Movilización temprana, siempre que sea posible,
para la tonificación muscular y evitar la rigidez postraumática.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Movilización temprana, siempre que sea posible,
para la tonificación muscular y evitar la rigidez postraumática.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
En fracturas sin desplazar, 12-14 semanas. Si ha
habido desplazamiento, 16-20 semanas. Apoyo a
las 8-10 y 12 semanas, respectivamente.
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FMC – Protocolos
Fracturas de escafoides tarsiano
Cuándo y cómo derivar
Las lesiones del escafoides navicular pueden afectar gravemente a la funcionalidad del pie, pues supone la piedra angular del arco longitudinal medial
del pie91.
Se clasifican según las características de la lesión en:
Derivar ante la sospecha de fractura para confirmar
el diagnóstico.
– Fracturas de la tuberosidad.
– Fractura con avulsión de la cortical.
– Fractura por sobrecarga.
– Fractura del cuerpo.
Sospecha diagnóstica
El paciente puede lesionarse en actividades deportivas, caídas desde cierta altura o accidentes de tráfico. Éstas provocarán dolor, inflamación local y muy
probablemente imposibilidad para el apoyo. Habrá
que descartar lesiones de las estructuras adyacentes, dada la unidad arquitectónica que conforman
los huesos del tarso en la bóveda plantar92.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
La decisión del tratamiento no depende tanto de la
fractura como del efecto que tenga la lesión en la posición del escafoides en la bóveda plantar y en la
congruencia de la articulación astrágalo-navicular. Si
se pierde la longitud de la columna medial y la congruencia articular mencionada, se debe recurrir a la
cirugía para evitar secuelas invalidantes94.
Claves en el seguimiento
Al principio habrá que seguir con cierta frecuencia al
paciente. Incluso en las “no desplazadas”, a las 2
semanas habrá que realizar estudio radiológico en
carga para descartar inestabilidades ligamentosas
que comprometan el arco plantar.
Pruebas complementarias
Deberán realizarse proyecciones anteroposterior, lateral y oblicuas medial y lateral (para valorar el polo
lateral y la tuberosidad medial). Como en estos casos, la integridad articular se valora mejor con una
TC (fig. 27).
Señales de alarma de complicaciones
El peligro fundamentalmente es infradiagnosticar
posibles lesiones adyacentes o ligamentosas, por lo
que debe hacerse un seguimiento estrecho. Las
consecuencias pueden ser dolor e invalidez de por
vida93.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Tras 6-7 semanas de descarga, se inicia el trabajo
propioceptivo, la potenciación y la reeducación de la
marcha.
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
En caso de no precisar cirugía, 10-12 semanas para
una incorporación completa95.
Fracturas de metatarsianos
Atención inicial en atención primaria
Inmovilización con yeso, frío local, analgesia.
Sospecha diagnóstica
Tumefacción, dolor en la zona e incapacidad variable para la marcha tras un traumatismo directo85,96,97. Un tipo especial de fractura es la de estrés
o por fatiga, que ocurre con mayor frecuencia en el
cuello o la diáfisis del segundo metatarsiano y se
caracteriza por dolor muy localizado en la zona, sin
traumatismo aparente.
Pruebas complementarias
Figura 27. Fractura de escafoides tarsiano.
34
Es importante valorar la presencia de desplazamiento tanto en la proyección lateral como en la anteroposterior.
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En las fracturas de estrés, la radiografía simple es
normal en un primer momento (transcurridas unas
semanas ya se puede ver la línea de fractura y el
inicio de callo), pero si se realiza gammagrafía se
observa una hipercaptación en el lugar de la fractura (fig. 28).
En las fracturas desplazadas se practica reducción,
estabilización con agujas percutáneas y yeso durante 4 semanas.
En las fracturas de estrés el tratamiento consiste en
bota de yeso de marcha durante 4 semanas, si se
diagnostica tempranamente, o soporte leve durante
2-3 semanas, si el diagnóstico es más tardío.
Señales de alarma de complicaciones
Al estar ocasionada, habitualmente, por un traumatismo directo, hay que vigilar la piel y una afección
vasculonerviosa.
Atención inicial en atención primaria
Estabilización e inmovilización con férula dorsal de
escayola.
Cuándo y cómo derivar
Derivar urgentemente tras inmovilizar con férula
posterior de escayola las fracturas desplazadas o
aquellas que, aun sin presentar desplazamiento, se
considere que podrían precisar un botín de yeso. El
resto de las fracturas, una vez diagnosticadas, podrían derivarse a ritmo preferente (2-3 semanas) para seguimiento por un traumatólogo.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
El tratamiento de las fracturas no desplazadas o con
desplazamiento tolerable (desplazamientos en el
plano frontal del segundo-cuarto metatarsianos)
consiste, dependiendo de la intensidad de los síntomas, en venda elástica o yeso de marcha durante
4 semanas, permitiendo la deambulación tan pronto
como sea posible.
Claves en el seguimiento
Control radiológico en 3 semanas.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Reeducación de la marcha, básicamente.
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
Desde las 4 semanas de las fracturas intrínsecamente estables, en trabajos de baja demanda física,
a las 10 semanas en fracturas inestables con alta
demanda. El apoyo se autoriza desde la primera semana en la avulsión hasta las 3-4 semanas en caso
de osteosíntesis.
Fracturas de la base del quinto
metatarsiano
Según el mecanismo de la lesión podemos encontrar 2 tipos de fractura:
– Fractura-avulsión de la base: por tracción del
músculo peroneo lateral corto en un movimiento de
inversión forzada.
– Fractura de Jones: en la unión metafisodiafisaria
de la base del quinto metatarsiano por un mecanismo de aducción forzada del antepié con el tobillo en
flexión plantar (fig. 29).
Sospecha diagnóstica
Dolor selectivo a la palpación y tumefacción en un
paciente con signos de esguince de tobillo.
Pruebas complementarias
Proyecciones radiológicas anteroposterior y lateral
de tobillo (fig. 30).
Señales de alarma de complicaciones
Figura 28. Fractura de metatarsianos.
En los esguinces de tobillo, valorar siempre en la
exploración la base del quinto metatarsiano, ya
35
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que en el mismo movimiento el músculo peroneo
lateral corto se ha podido traccionar de la base,
donde se inserta, y producir una fractura por arrancamiento.
Atención inicial en atención primaria
Inmovilización con férula dorsal de yeso.
Fractura po
estrés de diáf r
isis
proximal
Frac
meta tura. unió
de Jofisodiafis n
aria
nes
Fra
ctur
a-av
ulsi
ón
Cuándo y cómo derivar
III
II
I
Figura 29. Tipos de fracturas del quinto metatarsiano.
La fractura-avulsión de la base del quinto metatarsiano podría tratarse, en la mayoría de los casos, en
atención primaria, ya que sólo precisa inmovilización.
La fractura de Jones se derivará con urgencia,
previa inmovilización con férula posterior de escayola.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
El tratamiento de la fractura-avulsión de la base del
quinto metatarsiano es conservador. En función de
la intensidad de los síntomas, se coloca vendaje
elástico y zapato de suela rígida durante 3-4 semanas, o botín de marcha si los síntomas son más
marcados durante no más de 2 semanas, reanudando gradualmente su actividad habitual después de
3-4 semanas.
En la fractura de Jones la no consolidación es frecuente y está muy relacionada con la deambulación
temprana, por lo que deben tratarse con botín de
yeso en descarga durante 6-8 semanas. En caso de
desplazamiento o ausencia de consolidación, se recurrirá al tratamiento quirúrgico.
Claves en el seguimiento
Control radiológico en 3 semanas.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
En estas fracturas, la recuperación se basa en el
trabajo propioceptivo y en estiramientos de tríceps
sural, tibial posterior y peroneos.
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
Figura 30. Fractura de la base del quinto metatarsiano
36
Al menos, 6-8 semanas. El apoyo se autoriza desde
la primera semana en la avulsión hasta las 3-4 semanas en caso de osteosíntesis.
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Fractura de falanges
Sospecha diagnóstica
Dolor intenso, tumefacción y, con frecuencia, hematoma subungueal tras un traumatismo directo85,98,99.
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
Entre 4 y 8 semanas. Apoyo temprano, salvo en
fracturas del primer dedo o varias falanges, donde
se autoriza en función del dolor.
Pruebas complementarias
Proyecciones radiológicas anteroposterior y lateral
del pie.
Lesiones ligamentosas
Esguince de tobillo
Señales de alarma de complicaciones
Un traumatismo intenso o una inflamación excesiva
podrían comprometer la vascularización de los tejidos y, por tanto, convertir una fractura banal en un
caso que puede llegar, en ocasiones, a la posible
amputación.
Atención inicial en atención primaria
Inmovilización mediante sindactilización (segundo a
quinto dedo) o férula dorsal del pie (primer dedo).
Cuándo y cómo derivar
Derivar las fracturas de primer dedo cuando exista
duda diagnóstica o terapéutica.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
El tratamiento consiste en reducción, si existiera
desplazamiento, y sindactilización durante 3-4 semanas. En caso de existir hematoma subungueal,
se realiza un drenaje de éste mediante un alambre
o una aguja incandescente.
Si hay afección del primer dedo se puede optar por
sindactilización, vendaje ligero y zapato de suela firme o yeso de marcha, con una plataforma para el
primer dedo durante 2-4 semanas. Las fracturas intraarticulares desplazadas de la articulación interfalángica pueden requerir tratamiento quirúrgico si
afectan a más del 25% de la superficie articular.
Claves en el seguimiento
Similar a las fracturas metatarsianas.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
No suele ser necesaria.
El esguince de tobillo es una de las causas más
frecuentes de consulta urgente traumática en atención primaria. Supone el 75% de las lesiones traumáticas de tobillo y es responsable del 10-30% de
las lesiones deportivas en gente joven, dejando
secuelas 1 año después hasta en un 44% de los
pacientes100-102, aunque hay un estudio reciente
realizado en una clínica deportiva donde se ha encontrado que sólo el 26% de los pacientes tras
2 años de seguimiento se encontraban asintomáticos103.
El ligamento lateral externo (LLE) se encuentra formado por 3 fascículos: peroneoastragalino anterior,
peroneoastragalino posterior y peroneocalcáneo. El
esguince de este ligamento supone el 85% del total
de los esguinces de tobillo y el fascículo peroneoastragalino anterior es el que con mayor frecuencia se
lesiona (fig. 31).
El ligamento lateral interno o deltoideo (LLI) está formado por 4 fascículos: tibioastragalino anterior, tibioescafoideo, calcáneotibial y tibioastragalino posterior. El maléolo peroneo hace de tope al movimiento de eversión, por lo que la lesión es más
infrecuente, si bien en caso de lesión grave pueden
conllevar asociada una fractura maleolar.
Sospecha diagnóstica
Tras un movimiento forzado de inversión (LLE) o
más raramente eversión (LLI), el paciente manifiesta dolor, tumefacción e impotencia funcional variable.
La anamnesis debe ir dirigida a buscar antecedentes previos, conocer el mecanismo lesional, la evolución del dolor (típico el que se desarrolla en
3 tiempos: dolor inmediato, sedación y reanudación
del dolor; atípico el que se desarrolla en 1 o 2 tiempos, dolor y sedación) y evolución de la lesión desde su inicio.
Tradicionalmente, los esguinces se han clasificado
en grados I, II y III (leve, moderado y grave) y, aunque puede haber diferencias interobservador en
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Lig. tibioperoneo anterior
Lig.
tibioperoneo
posterior
Lig. peroneoastragalino anterior
Lig. peroneoastragalino
posterior
Lig. peroneocalcáneo
Lig. tibioastragalino
anterior
Lig. calcáneo
tibial
Lig. tibioastragalino
posterior
Lig. tibionavicular
Figura 31. Ligamentos laterales externos e internos del tobillo. Lig.: ligamento.
La exploración seguirá una sistemática que incluirá
los siguiente puntos:
Tabla 3. Grados del esguince de tobillo
Dolor
Apoyo
Edema
Hematoma
Inversión
forzada
Cajón
anterior
Grado I
Grado II
Grado III
Típico
Posible
Escaso
No
Típico
Dolor intenso
Primeras horas
No o tardío
Atípico
“Imposible”
Inmediato
Inmediato
Dolor leve Dolor intenso
Negativo Negativo
Bostezo
Positivo
(> 4 mm)
cuanto al diagnóstico de los grados I y II, sí es importante diferenciar el grado III, por la repercusión
en el tratamiento y sus secuelas (tabla 3).
El relato por parte del paciente de la aparición inmediata de una tumefacción del tamaño de un “huevo
de paloma” por delante, y debajo del maléolo externo, traduce el hematoma que se forma tras la rotura
de un ligamento y constituye un signo de gravedad,
así como la percepción de un crujido o la aparición
de equimosis inmediata, por lo que se debe descartar una fractura asociada104.
En lo que refiere a la correlación entre la intensidad
del edema y el grado del esguince no hay criterios
bien definidos105,106.
38
1. Inspección: se valorará si el paciente entra o no
caminando, deformidades o hematomas.
2. Palpación: búsqueda de puntos dolorosos:
– Relieves óseos: maléolos tibial y peroneo, base
del quinto metatarsiano por inserción del músculo
peroneo lateral corto, escafoides por inserción del
músculo tibial posterior y peroné en toda su longitud
por posible asociación de fractura del mismo en
traumatismos importantes (fractura de Maissoneuve: fractura de la cabeza del peroné).
– Estructuras ligamentosas: para valorar su integridad se realizan las siguientes maniobras:
• Cajón anterior: se realiza tracción del calcáneo hacia delante mientras se fija la tibia con la otra mano.
Un desplazamiento mayor de 4 mm respecto al tobillo
contralateral sugiere rotura del fascículo peroneoastragalino anterior107 (fig. 32).
• Test de inversión forzada para valorar el LLE: la
aparición de bostezo orientaría a rotura de fascículos peroneoastragalino anterior y peroneocalcáneo.
• Test de eversión forzada para valorar el LLI.
• Squeeze test o prueba de compresión: se realiza
compresión del peroné contra la tibia en el tercio
medio de la pantorrilla, apareciendo dolor distal
cuando hay afección de la sindesmosis.
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Tabla 4. Reglas de Ottawa del tobillo:
indicaciones de estudio radiológico
Figura 32. Maniobra de cajón anterior.
• Clunk test o prueba de la rotación externa forzada:
fijando la tibia en su tercio distal se realiza desplazamiento del mediopié en sentido medial y lateral.
De existir afección de la sindesmosis esta maniobra
desencadena dolor.
– Estructuras musculares: se valorará la funcionalidad de la musculatura eversora del tobillo para realizar un diagnóstico diferencial con la tendinitis de los
peroneos o una luxación de éstos.
Se solicitará una valoración radiológica del tobillo
siempre que exista dolor en la zona maleolar y
alguna de las siguientes circunstancias:
Dolor a la palpación ósea en los 6 cm distales
del borde posterior o la punta del maléolo
lateral o externo
Dolor en localización similar, pero referido al
maléolo medial o interno
Incapacidad para mantener el peso
inmediatamente y en urgencias, definido
como la imposibilidad de dar 4 pasos
seguidos sin ayuda
Se solicitará una radiografía del pie si existe dolor
en la zona del medio pie y alguna de las
siguientes circunstancias:
Dolor a la palpación en la base del quinto
metatarsiano
Dolor a la palpación del astrágalo o del
escafoides
Incapacidad para mantener el peso
inmediatamente y en urgencias
Tabla 5. Indicaciones de la resonancia magnética
en el esguince de tobillo
Sospecha de fracturas ocultas o lesiones de
astrágalo que hubieran podido pasar
inadvertidas
Lesiones de los músculos peroneos
Bloqueos articulares
Cuando el resultado pueda implicar una actuación
quirúrgica
Pruebas complementarias
En la mayoría de las ocasiones es suficiente la exploración para llegar al diagnóstico correcto y no es
preciso recurrir a pruebas de imagen, atendiendo a
las reglas de Ottawa108, validadas también en nuestro medio con una sensibilidad entre el 96,43%109 y
el 100%110 y un valor predictivo positivo (VPN) del
97,22% (tabla 4).
El estudio radiológico comprenderá una proyección
anteroposterior de tobillo en rotación interna de 15°
y una proyección lateral, si es posible en carga, ya
que aumenta el valor diagnóstico111. Las radiografías forzadas de tobillo no se solicitan de forma habitual, si bien resultan útiles en el estudio de las
inestabilidades crónicas de tobillo.
La RM estaría indicada112 en tobillos que tras 6 semanas de evolución permanecen sintomáticos, para
descartar lesiones asociadas o precise de diferentes
opciones terapéuticas (tabla 5).
La artroscopia como procedimiento diagnóstico tiene indicaciones limitadas si bien ha mostrado, como
procedimiento terapéutico, ser eficaz en las lesiones
por fricción, osteocondrales y presencia de cuerpos
libres113.
Señales de alarma
de complicaciones
Algunas de las complicaciones del esguince de tobillo son (tabla 6):
– Algodistrofia refleja o atrofia de Südeck: sospechar ante dolor al apoyo, hipersudación y empastamiento difuso del tobillo y pie104.
– Fractura osteocondral de la cúpula astragalina:
sospechar ante cuadro de dolor agudo, bloqueos, limitación articular y empastamiento difuso atípico.
Estas fracturas aparecen en el 6-7% de los esguin39
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Tabla 6. Complicaciones del esguince de tobillo
Algodistrofia refleja o atrofia de Südeck
Fractura osteocondral de la cúpula astragalina
Diástasis tibioperonea
Impresión anterolateral o impigement
ces de tobillo y pueden pasar fácilmente inadvertidas si no se sospechan, y no llegar al diagnóstico
hasta pasadas 4-6 semanas o incluso 1 año tras el
traumatismo114.
– Diástasis tibioperonea: aparece en el 10% de los
esguinces. Se produce por un mecanismo de flexión
dorsal y eversión del tobillo con la tibia en rotación
interna. Radiológicamente, se manifiesta por la ausencia de superposición del peroné a la tibia en la
proyección anteroposterior dejando un espacio claro
mayor de 6 mm115.
– Compresión anterolateral o impigement: dolor crónico e inflamación del tobillo tras un esguince ocasionado por atrapamiento de tejidos blandos entre el
maléolo externo y el astrágalo.
Atención inicial en atención primaria
Exploración, valoración radiológica, si procede, y
aplicación del tratamiento de elección.
Cuándo y cómo derivar
El tratamiento inicial y seguimiento de los esguinces
de grados I y II se puede realizar en atención primaria116.
En los esguinces de grado III se realizará la primera
fase del tratamiento (reposo, hielo, compresión, elevación [RICE]) y se derivará para valoración por
traumatólogo en 48-72 h, quien decidirá la pertinencia de tratamiento conservador o quirúrgico, en función de la actividad, la edad del paciente, etc.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización117
Existe consenso en que la inmovilización es más
efectiva que dejar a su evolución natural, si bien,
posteriormente se han realizado estudios comparando la inmovilización con otras técnicas de tratamiento; así, Kerkhoffs et al han publicado 2 revisiones
sistemáticas118,119, una de ellas por la Biblioteca
Cochrane, donde encuentran una diferencia significativa a favor del tratamiento funcional tras un seguimiento a corto (< 6 semanas), intermedio (6 se-
40
manas a 1 año) y largo plazo (mayor de 1 año); si
bien en este último las diferencias eran menores.
Las ventajas del tratamiento funcional parecen claras (tabla 7). Al analizar los estudios con calidad
metodológica más alta sólo el resultado combinado
del tiempo de regreso al trabajo seguía siendo significativo. También en nuestro medio, Hazañas et
al120, en un estudio, concluyen que el tratamiento
funcional es más efectivo que el tratamiento con férula durante 3 semanas.
Respecto a las ortesis, Boyce et al121 publican la
superioridad de la inmovilización semirrígida con tobillera tipo Aircast® frente al vendaje elástico funcional en los esguinces de grado moderado-grave en
cuanto a la funcionalidad del tobillo a los 10 y los
30 días de seguimiento, sin apreciar diferencias en
lo que refiere a tumefacción y dolor.
En el tratamiento del esguince de grado III existe
aún más controversia. Pijnenburg et al122 publicaron
en el año 2000 los resultados de un metaanálisis en
el que concluían que la reparación quirúrgica tenía
mejores resultados, pero se cuestionaban si debía
ser el tratamiento de elección dado el riesgo de las
complicaciones quirúrgicas y el coste que supondría.
Una revisión Cochrane, que recoge también dicho
estudio, afirma no disponer de pruebas suficientes
para determinar la efectividad de los tratamientos
quirúrgico o conservador y que las decisiones al elegir el tratamiento se deben tomar de manera individual mediante la evaluación cuidadosa de los beneficios y los riesgos relativos de cada opción123.
Tomando en consideración estos estudios se propone el siguiente esquema de tratamiento:
1. Esguinces de grados I y II:
– Primera fase: RICE. En las primeras 48 horas se
indica reposo con la extremidad elevada, aplicación
de hielo local durante 20 minutos cada 2-3 h124 advirtiendo que durante los primeros 5 min tendrán
sensación dolorosa en la zona afectada y se coloca
un vendaje compresivo blando o férula posterior de
escayola.
– Segunda fase: comienza el apoyo progresivo tras
colocar vendaje funcional con material no elástico ti-
Tabla 7. Ventajas del tratamiento funcional
Menor tiempo transcurrido para la práctica
deportiva y la actividad laboral
Menor persistencia de la tumefacción
Menor inestabilidad objetiva en el seguimiento
intermedio
Menor limitación en la amplitud de movimiento
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po tape, previa protección de los maléolos, e inserción aquílea con material almohadillado125. Entre
2 y 5 días, se procede a cambiar el vendaje hasta
completar 10-15 días de tratamiento. Se acompaña
de una tabla de ejercicios isométricos de potenciación de músculo tibial anterior y peroneos básicamente.
– Tercera fase: vendaje funcional con material elástico durante 5-7 días o bien media de compresión y
sobre ella una tobillera con banda pronadora y eversora del antepié hasta la desaparición completa de
los síntomas126, y se completa la fisioterapia con
estiramientos de tríceps sural, tibial posterior y perineos, y trabajo propioceptivo (fig. 33).
2. Esguince de grado III:
– Tratamiento conservador:
• Fase I: RICE, con inmovilización con férula posterior de escayola, valorando la anticoagulación con
heparina.
• Fase II: cuando la inflamación ha desaparecido se
coloca botín de escayola, permitiendo la carga parcial a los 3-4 días hasta completar 6 semanas de inmovilización. Una alternativa al botín de escayola es
una ortesis tipo Aircast® con la que se han conseguido mejores resultados funcionales al permitir
combinar inmovilización y fisioterapia112 (fig. 34).
• Fase III: fortalecimiento muscular, estiramiento y
trabajo propioceptivo.
– Tratamiento quirúrgico: se reserva fundamentalmente para deportistas profesionales.
Mención aparte merece el tratamiento de la inestabilidad crónica de tobillo con esguinces recidivantes.
En función de la distensión, se coloca botín de yeso
durante 3 semanas o vendaje funcional acompañado después de tratamiento fisioterapéutico con fortalecimiento de la musculatura eversora del tobillo y
trabajo propioceptivo127; si éste falla tras 6 meses
Figura 33. Vendaje funcional de tobillo.
de seguimiento, se valoraría el tratamiento quirúrgico, bien con plastias anatómicas directas o con
plastias de peroneo lateral corto128.
Claves en el seguimiento
El vendaje funcional se debería cambiar cada 48 h
para poder garantizar las propiedades biomecánicas
del material. Si no es posible, se dispone de máximo 5 días para poder vigilar los síntomas compresivos y las alteraciones cutáneas.
Si se ha optado por férula posterior de escayola, valorar a las 48 h por si fuera preciso ajustarla al disminuir la inflamación.
Iniciar el apoyo lo más tempranamente posible en
los esguinces de grados I y II.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Según una revisión Cochrane, de las intervenciones
realizadas para evitar recidivas, sólo el uso de dispositivos de apoyo externo del tobillo, durante la
práctica deportiva, ha demostrado ser eficaz; si bien
todo apunta a que los ejercicios de equilibro dentro
de un programa supervisado de fisioterapia o un
programa de entrenamiento en la tabla de equilibrio
pueden reducir el riesgo129.
Otra revisión sistemática más reciente, en que se
compara el tratamiento convencional asociado o no
Figura 34. Ortesis de tobillo.
41
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a un programa de rehabilitación supervisado por un
profesional sanitario en el tratamiento del esguince
agudo de tobillo, concluye que hay evidencia limitada
de que los ejercicios supervisados reduzcan los signos inflamatorios y el tiempo de vuelta al trabajo130.
En cuanto al uso del ultrasonido en el tratamiento
del esguince de tobillo, se dispone de pocos estudios de calidad y los existentes hasta el momento
no apoyan su utilidad131.
Tiempo previsto de incapacidad
laboral
El tiempo de baja depende del grado de lesión y del
tipo de actividad laboral que desarrolle el paciente.
En términos generales, de 0 a 10 días en el esguince de grado I, de 21 a 28 días en el de grado II y de
45 a 56 días en el de grado III132. Apoyo temprano
en los de grado I, a las 1-2 semanas en los de grado II y a las 4 semanas en los de grado III.
Lesiones musculotendinosas
Figura 35. Anatomía del tríceps sural.
Tendinitis aquílea (fig. 35)
El tendón calcáneo o de Aquiles resulta de la unión
de las inserciones de los músculos gemelos y soleo,
rodeado por bolsas serosas que lo protegen del calcaneo y de la piel133,134.
La enfermedad aquílea engloba:
No hay que olvidar averiguar acerca del consumo
de ciertos fármacos, como corticoides, ácido nalidíxico y fluocinolonas, que pueden favorecer tanto las
tendinitis como las roturas.
Pruebas complementarias
– Tendinitis propiamente dicha, por afección del
cuerpo del tendón.
– Peritendinitis o tenosinovitis por afección de las
vainas peritendinosas.
– Tenobursitis retroaquíleas o preaquíleas por inflamación de las bolsas serosas.
Sospecha diagnóstica
Se manifiesta con dolor posterior continuo o intermitente relacionado más intensamente con el ejercicio.
En la exploración puede observarse tumefacción en
la zona y el tendón es de consistencia dura y palpación dolorosa, y puede existir crepitación en las peritendinitis debido a la formación exudativa y fibrinosa
sobre la superficie del tendón36.
Las maniobras diagnósticas reproducen el dolor a la
contracción y al estiramiento del tendón. El dolor a
la contracción se valora pidiendo al paciente que se
ponga de puntillas y dé pequeños saltos sobre el
mismo lugar, y el dolor al estiramiento se mide pidiendo que se coloque en cuclillas104.
42
El diagnóstico es clínico y no es preciso realizar exploraciones complementarias, pero en caso de duda
diagnóstica la prueba de elección es la ecografía.
Señales de alarma de complicaciones
Descartar rotura del tendón mediante maniobra de
Thompson y signo de Brunet.
Atención inicial en atención primaria
Se puede iniciar el tratamiento con medidas físicas,
como crioterapia, inmovilización rígida, si está muy
sintomático o funcional, y AINE.
Cuándo y cómo derivar
Se derivará si hay sospecha de rotura del tendón o
cuando al evolución no sea la esperada para confirmar el diagnóstico o sospechar otras enfermedades
asociadas.
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Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Con los ensayos controlados realizados hasta el
momento no se dispone de evidencia científica para
determinar qué método de tratamiento es el más
apropiado para el tratamiento de la tendinitis aguda
o crónica del tendón de Aquiles135, por lo que habitualmente se realiza una combinación de técnicas
que incluyen reposo deportivo, AINE y vendaje funcional, asociada a crioterapia, estiramientos de tríceps sural e isquiotibiales, trabajo isométrico de
tríceps (ponerse en puntillas y mantener la posición)
y reeducación propioceptiva.
En caso de fracasar el tratamiento médico se puede
optar por un botín de yeso con pie en equino durante 4-6 semanas. La cirugía se reserva para deportistas de elite (fig. 36).
Cuándo y cómo derivar
Se derivarán los casos que no respondan al tratamiento establecido.
Claves en el seguimiento
Si se ha optado por vendaje funcional, se debe
cambiar cada 3-5 días.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Si con la tabla de ejercicios indicada en consulta no
ha mostrado mejoría se puede derivar a una unidad
de fisioterapia para valorar otras opciones terapéuticas: ultrasonidos, masaje transverso profundo, estiramientos manuales y stretching del sistema suroaquíleo-calcáneo plantar, reentrenamiento pliométrico progresivo, etc.
Figura 36. Vendaje funcional de tendinitis aquílea.
Sospecha diagnóstica
Tras un mecanismo de dorsiflexión forzada del pie,
se produce dolor brusco en la región posterior de la
pierna que da impresión de haber recibido una “patada” sobre el tendón con percepción de un chasquido o crujido. En la exploración inicial se puede
objetivar una muesca situada unos 5 cm por encima
del calcáneo que aumenta durante la flexión plantar
resistida, que más tarde queda enmascarada por el
edema, con imposibilidad para mantenerse sobre la
punta del pie en apoyo monopodal y aumento de la
dorsiflexión pasiva del pie104. Transcurridos unos
días aparece un hematoma subcutáneo importante.
Dos maniobras apoyan el diagnóstico: el signo de
Brunet, en el que en decúbito prono el pie cae verticalmente por pérdida de la acción del tríceps y la
maniobra de Thompson, patognomónica, en la que
la compresión de la masa gemelar con el paciente
en decúbito prono no provoca flexión plantar.
Pruebas complementarias
La radiografía lateral de tobillo puede mostrar opacificación en el lugar de la rotura, pero el diagnóstico
de confirmación lo da la ecografía o la RM (fig. 37).
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Individualizar según intensidad del cuadro y actividad laboral que realiza el paciente.
La evolución es muy variable, y puede oscilar entre
las 3 y las 12 semanas. Apoyo en función de dolor
con talonera protectora.
Rotura del tendón de Aquiles
Las roturas del tendón de Aquiles pueden ser totales o parciales, ocurren con mayor frecuencia a partir de la tercera década de la vida136 y fundamentalmente en deportistas de fin de semana.
Señales de alarma de complicaciones
Es importante establecer un diagnóstico temprano.
Atención inicial en atención primaria
Inmovilizar con férula posterior de escayola y pie en
equino y derivar al centro hospitalario.
Cuándo y cómo derivar
Derivar urgentemente tras sospecha diagnóstica
previa inmovilización.
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Claves en el seguimiento
Movilización temprana en cuanto sea posible, independientemente del tratamiento elegido.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Estiramientos de tríceps sural e isquiotibiales, trabajo isométrico de tríceps, trabajo con bandas elásticas de resistencia progresiva y reeducación propioceptiva.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Si hay tratamiento quirúrgico, de 16 a 20 semanas.
El apoyo se autorizará desde las 4-8 semanas en
función de técnica y postoperatorio indicado.
Figura 37. Resonancia magnética de una rotura del tendón aquíleo.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
La decisión de tratamiento conservador o quirúrgico
debe individualizarse en función de las expectativas
y características del paciente137.
El esquema de tratamiento que se sigue habitualmente es:
– Tratamiento conservador: botín de yeso de 8 a
10 semanas, las 4 primeras con pie en equino y sin
apoyo, y las últimas con reducción del equino y permitiendo apoyo. Posteriormente, talonera durante
4 semanas104.
– Tratamiento quirúrgico: se puede realizar sutura
simple, ligadura con el músculo plantar delgado o
plastias utilizando el tríceps o el músculo peroneo
lateral corto. Posteriormente, se coloca botín de yeso con pie en equino durante 4-6 semanas y talonera 2 semanas más104.
Aunque los resultados obtenidos con tratamiento
conservador y la movilización temprana han sido satisfactorios, se ha visto que el tratamiento quirúrgico
reduce el riesgo de nueva rotura, aunque se asocia
con un mayor riesgo de complicaciones, como infección de la herida, entre otras, si bien con el uso de
la cirugía percutánea y la inmovilización posquirúgica con una ortesis funcional138,139 (nivel de evidencia I) se reducen tanto el tiempo de estancia hospitalaria como el de ausencia al trabajo y al deporte,
así como la tasa global de complicaciones140.
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Luxación de peroneos
Sospecha diagnóstica
Clínicamente se manifiesta por dolor muy intenso a
nivel de la región maleolar externa, con sensación
de chasquido o resalte. Aparece tumefacción de forma rápida con equimosis que progresa por la vaina
de los tendones peroneos.
En la exploración, se objetiva eversión contrarresistencia dolorosa, así como dolor a la palpación de la
corredera retromaleolar externa, y es preciso establecer el diagnóstico diferencial con el esguince de tobillo, con el que, en muchas ocasiones, se confunde,
dejando como secuela luxaciones recidivantes que
se manifiestan como inestabilidad crónica de tobillo.
Para llegar al diagnóstico de luxación recidivante
podemos comprobar la integridad del retináculo de
los peroneos intentando reproducir la subluxación;
para ello, pedimos al paciente que realice inversión
contrarresistencia partiendo de una posición de flexión dorsal de tobillo y pie en eversión104.
Pruebas complementarias
Radiológicamente, se puede apreciar una cascarilla
ósea despegada del maléolo externo; es un signo
que raras veces aparece, pero de hacerlo es patognomónico.
Señales de alarma de complicaciones
En caso de producirse en el contexto de un traumatismo de alta energía con luxación articular, vigilancia vascular mínimo 48 h, por el riesgo de isquemia
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(por el acontecimiento en sí, no por la lesión tendinosa).
moideos, ya que si se encuentran entre la cabeza
del metatarsiano y la base de la falange habría que
sospechar una luxación compleja.
Atención inicial en atención primaria
Si el proceso es agudo, inmovilización con férula de
yeso posterior, frío local, analgesia y remitir al traumatólogo. En los casos crónicos, derivación no urgente.
Señales de alarma de complicaciones
En caso de demora en la reducción, hay riesgo vasculonervioso, cutáneo y de incarceración articular.
Atención inicial en atención primaria
Cuándo y cómo derivar
En ambos casos se hará derivación al traumatólogo,
de forma urgente si la luxación es aguda y a ritmo
normal si se tratara de un cuadro de inestabilidad de
tobillo por luxaciones recidivantes para proceder a
la reconstrucción quirúrgica del retináculo141.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Botín de escayola durante 6 semanas en la luxación
aguda.
Claves en el seguimiento
Control periódico de la estabilidad ligamentosa y del
tono muscular.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
En casos agudos, o tras intervención quirúrgica, una
movilización temprana supervisada evitará adherencias y permitirá el trabajo muscular, que resulta fundamental para evitar cojera o dolor en el futuro.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
En casos agudos, o tras cirugía, 10-12 semanas.
Apoyo a las 6 semanas
Reducción e inmovilización para la derivación urgente.
Cuándo y cómo derivar
Cuando no sea posible la reducción, y siempre que
exista la menor duda en las luxaciones del primer
dedo, se derivará urgente para valoración por traumatólogo.
Tratamiento de elección y tiempo
de inmovilización
Tracción y reducción mediante presión sobre la base y posterior sindactilización durante 3 semanas.
Si la luxación es múltiple, tras la reducción se colocará un yeso de marcha, con plataforma para los
dedos, durante 4 semanas.
Si la luxación es compleja o no se consigue la reducción está indicado el tratamiento quirúrgico, situación descrita hasta en el 30% de los casos.
Claves en el seguimiento
No es preciso control radiológico.
Necesidad y tipo de rehabilitación
posterior
Reeducación de la marcha.
Tiempo previsto de incapacidad laboral
Luxaciones metatarsofalángicas
e interfalángicas
Sospecha diagnóstica
Al menos, 4-8 semanas, aunque puede ser superior
para el primer dedo. Apoyo en 1-2 semanas, según
el dolor.
Deformidad y presencia de dolor85,104,142,143.
Pruebas complementarias
Radiografías anteroposterior y lateral para descartar
fractura. En la luxación metatarsofalángica del primer dedo hay que observar la posición de los sesa-
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Aquiles [Revisión Cochrane traducida]. En: La Biblioteca
Cochrane Plus. Número 4. Oxford: Uptdate Software;
2005.
136. Zwart Milego JJ. Patología del tendón de Aquiles (II). Roturas del tendón y desinserciones musculares. JANO. 2003;
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137. Morelli V, James E. Achilles tendonopathy and tendon rupture: conservative versus surgical management. Prim Care.
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LA NUEVA DINÁMICA DE ACREDITACIÓN
DE LOS PROTOCOLOS DEL PROGRAMA FMC
E
l Programa de Formación Médica Continuada en Atención Primaria consta de los siguientes elementos
con acreditación:
• Diez números de la revista: 1,3 créditos cada número.
• Cuatro protocolos: traumatismos de las extremidades superiores, extremidades inferiores, tronco
y cabeza, y patología oftálmica en AP.
• Un curso: alimentación saludable y dietas terapéuticas (se acompañará de un CD-ROM).
• Casos clínicos: 50 casos clínicos prácticos.
Cada número de la revista tiene 1,3 créditos (13 créditos para los 10 números) y los Protocolos
“Traumatismos de miembros superiores” y “Traumatismos de miembros inferiores” tienen 1,7 créditos.
Sobre el resto de elementos se irá informando de la acreditación concedida a cada uno de ellos.
En el año 2005, la totalidad del programa obtuvo 23,8 créditos, equivalente a más de 100 horas.
El objetivo es ofrecer a los suscriptores un procedimiento flexible y cómodo, conservando la adecuación
metodológica y el rigor característico del programa.
Ventajas del curso en internet
• Los suscriptores podrán realizar las evaluaciones de cada uno de los elementos acreditados, y conocer de
forma inmediata si han superado los requerimientos mínimos exigidos (80%).
• Los diplomas acreditativos de cada evaluación realizada podrán descargarse inmediatamente desde internet.
• En la web (www.doyma.es/fmc/evaluacion), además de las preguntas correspondientes a cada elemento
acreditado, los suscriptores dispondrán de los enlaces a los números publicados.
Evaluaciones:
• Las evaluaciones se realizarán a través de internet (www.doyma.es/fmc/evaluacion), respondiendo
a un cuestionario de 20 preguntas por cada número de la revista.
• Para los suscriptores que prefieran enviar los cuestionarios por correo postal, a través de internet podrán
imprimir los PDF correspondientes. En estos casos, la disponibilidad de los diplomas acreditativos tendrá
un retraso de 3 meses.
• La fecha definitiva para la entrega de las evaluaciones es el 31 de enero de 2007.
Diplomas acreditativos:
• Los diplomas acreditativos podrán obtenerse después de haber superado el 80% de las preguntas.
• Podrán descargarse inmediatamente desde internet después de haber superado cada una de las evaluaciones.
• Por cada número evaluado se dispondrá de un diploma acreditativo.
Publicación de respuestas correctas razonadas:
• Las respuestas correctas correspondientes a todo el curso se publicarán en la revista y en internet
el 1 de marzo de 2007.
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ACTIVIDAD ACREDITADA 2006
1,7
Programa de actualización
en Medicina de Familia y Comunitaria
CRÉDITOS
POR
FASCÍCULO
FMC
COMISIÓN
DE
FORMACIÓN
CONTINUADA
Formación Médica Continuada en Atención Primaria
Protocolos 2/20061
www.doyma.es/fmc/evaluacion
CONSELL
CATALÀ
DE LA FMC
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FMC – Protocolos
T E S T
D E
A U T O E V A L U A C I Ó N
Traumatismos de los miembros inferiores en atención primaria
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e.
Un paciente acude por dolor de inicio brusco en la cara interna del muslo mientras realizaba un esfuerzo.
No hay hematoma ni impotencia funcional. La actitud terapéutica más acertada sería:
Recomendar apoyo con muletas durante 1 a 3 semanas.
Derivar al hospital por sospecha de rotura muscular.
Solicitar una ecografía de partes blandas con carácter preferente.
Frío local y actividad según la evolución del dolor.
Vendaje de rodilla y cadera para evitar la movilidad del miembro inferior.
La policía local trae a un paciente que, tras una caída de un caballo, presenta un traumatismo en el tobillo
derecho con importante deformidad, impotencia funcional e impresión de fractura bimaleolar. ¿Cual sería
la maniobra inicial más importante?
Calmar el dolor con medicación intramuscular o intravenosa.
Colocar una férula posterior para inmovilizar.
Aplicar frío local.
Exploración vasculonerviosa.
Intentar alinear la posible fractura.
A un paciente le han diagnosticado una fractura de escafoides tarsiano. ¿Cuál de las siguientes
afirmaciones es cierta respecto a su tratamiento y evolución?
Podrá volver a hacer vida prácticamente normal en 5-6 meses si no hay cirugía.
No se permite la carga o apoyo hasta las 6-7 semanas, generalmente.
El primer control radiológico no es necesario realizarlo hasta que pase 1 mes.
En las fracturas del escafoides se permite cierta angulación residual.
Prácticamente todas las fracturas acaban siendo quirúrgicas.
En el transcurso de un partido de baloncesto, un jugador se tuerce un tobillo. Presenta una incapacidad
para el apoyo, gran tumefacción y dolor en la cara lateral del tobillo y pie hasta la raíz de los dedos. ¿Cuál
sería el diagnóstico que se debería descartar en primer lugar?
Fractura de la apófisis estiloides del quinto metatarsiano.
Fractura del astrágalo.
Fractura del calcáneo.
Fractura del maléolo tibial.
Fractura de la cabeza del peroné.
El ligamento lateral interno o deltoideo (LLI) del tobillo está formado por los siguientes fascículos, excepto:
Tibioastragalino anterior.
Tibioescafoideo.
Tibioperoneo.
Calcáneotibial.
Tibioastragalino posterior.
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6.
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En relación con las reglas de Ottawa para los traumatismos de rodilla señale lo verdadero:
No son fiables en la indicación de exploración radiológica.
La edad no es uno de los criterios que se deben tener en cuenta.
La presencia de un dolor aislado de la rótula no justifica la exploración radiológica.
Si el traumatismo se produjo en el tobillo, el dolor en la cabeza del peroné no tendrá gran importancia.
La incapacidad para soportar el peso del cuerpo inmediatamente o durante la exploración hace recomendable la
exploración radiológica.
¿Cuál de los siguientes fármacos se ha relacionado con tendinitis aquílea?
Alopurinol.
Ciprofloxacino.
Nitrofurantoína.
Higrotona.
Lovastatina.
En relación con los procedimientos diagnósticos de las lesiones de rodilla tras un traumatismo, es verdad
que:
Ante la presencia de un derrame articular, el estudio completo de las características del mismo es clave en el
proceso diagnóstico, por lo que no debe prescindirse de la artrocentesis.
En ausencia de deformidad, desviación y dolor en la palpación ósea, puede prescindirse de la radiología, ya que
no aportará más datos.
En ausencia de lesiones óseas, la ecografía es una técnica eficiente y accesible que permite comprobar la
integridad ante otras estructuras susceptibles de lesión, especialmente ligamentos y cartílago articular.
Ante la imagen radiológica de sospecha de una fractura, la resonancia magnética es más precisa que la
tomografía para determinar la localización, gravedad de la lesión y apoyar la actitud que debe seguirse.
La ecografía es de elección por su alta sensibilidad y especificidad en el diagnóstico de lesiones
musculotendinosas, y puede recurrirse a la resonancia magnética en casos que planteen dudas diagnósticas.
Comenta un paciente que, mientras practicaba el esquí, sufrió una caída con traumatismo de rodilla
presentando dolor en la cara interna de la rodilla. Es cierto que:
La maniobra de Apley (decúbito prono con la rodilla a 90° y aplicación de rotación interna y presión axial)
sirve para explorar los ligamentos cruzados.
En las lesiones agudas del menisco interno suelen cursar con gran derrame articular.
La inestabilidad de la rodilla indica meniscopatía.
La presencia de un bostezo articular al forzar el valgo a 0° con apertura mayor de 10 mm y escaso dolor indica
esguince de grado III.
El dolor en la palpación en la interlínea articular interna es altamente indicativo de tendinobursitis anserina.
10.
En relación con el síndrome compartimental tras un traumatismo en la extremidad inferior, señale la falsa:
■ a. Se trata de una complicación de origen isquémico, especialmente frecuente en fracturas abiertas de tibia y
peroné.
■ b. Para evitar su aparición, debe plantearse cuidadosamente la indicación de férula rígida cerrada y vigilar
estrechamente la evolución.
■ c. Pasadas las primeras 4 a 6 h, el daño tisular, especialmente muscular, suele ser irreversible.
■ d. Esta complicación puede aparecer insidiosamente horas después del traumatismo.
■ e. El dolor que origina a veces no es un buen síntoma guía, pero su intensidad puede superar la originada por la
propia fractura.
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11.
Tras un traumatismo agudo de rodilla e inestabilidad de ésta con la marcha:
■ a. Debe comprobarse de manera urgente las características del derrame articular para filiar la localización de la
lesión y determinar la actitud que seguir.
■ b. Los ligamentos colaterales son estructuras que no proporcionan estabilidad real a la articulación de la rodilla,
por lo que la exploración de su integridad queda en un segundo plano.
■ c. En la fase aguda, el derrame puede impedir la adecuada valoración de la maniobra del cajón anterior, y en este
momento la prueba de Lachman es más sensible.
■ d. La capacidad para deambular permite descartar de por sí una lesión en el aparato extensor de la rodilla.
■ e. La lesión meniscal normalmente cursa con dolor en la interlínea articular del lado afectado en relación con
movimientos de rotación de la pierna, y la sensación de inestabilidad es rara.
12.
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13.
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■ c.
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Con respecto a los esguinces de ligamentos laterales de rodilla, señale la respuesta falsa:
Son más frecuentes los esguinces del ligamento lateral interno.
El mecanismo lesional suele ser valgo o varo forzado.
La exploración se realiza forzando el varo y valgo a 30° y 0°.
El paciente puede referir bloqueos.
Los traumatismos de mayor intensidad pueden asociar roturas de ligamentos cruzados y o meniscos.
Ante la llegada de una adolescente a la consulta que cuenta que ha recibido un golpe en la cara interna de la
rodilla y ha tenido la sensación de que se le ha salido algún hueso de la rodilla, pero se le ha vuelto a colocar
espontáneamente, y ahora presenta dolor en la cara anterolateral de la rodilla, señale lo más probable:
La causa más factible es una rotura meniscal en asa de cubo por lo que será susceptible de ser derivada para
valorar intervención quirúrgica.
En la cara lateral de la rodilla el ligamento colateral lateral probablemente esté lesionado.
En este caso, lo más probable es que se trate de una luxación de rótula.
La existencia de un derrame orienta a un esguince con meniscopatía y/o lesión interna de ligamentos cruzados,
descartando una posible luxación rotuliana.
Puede corresponder a una condromalacia rotuliana.
14.
En relación con las lesiones del aparato extensor de la rodilla, señale la falsa:
■ a. La rotura cuadricipital es más frecuente que la rotuliana.
■ b. Las roturas cuadricipitales o del tendón rotuliano pueden ser incompletas manteniéndose la capacidad para
realizar extensión de la rodilla contra la gravedad.
■ c. La palpación de una solución de continuidad (signo del hachazo) en la región suprarrotuliana es un método muy
sensible en la detección de la rotura cuadricipital.
■ d. No es recomendable inmovilizar las fracturas de rótula transversales o longitudinales en extensión completa
antes de su derivación.
■ e. Los antecedentes de infiltración peritendinosa previa no son considerados un factor predisponente para la lesión
estas estructuras anatómicas.
15.
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Ante la presencia de un niño que ha sufrido un accidente de tráfico y refiere una rodilla inestable
e impotencia funcional, señale cuál es la afirmación falsa:
Los mecanismos fisiopatológicos que originan una fractura de la eminencia intercondílea son los mismos que
los de la rotura del ligamento cruzado anterior.
Se inmovilizará 10 días y se revisará. Si se mantiene la inestabilidad se derivará a traumatología.
Lo más procedente es inmovilizar con férula cruropédica a 20-30° sin carga y remitir a centro hospitalario para
valoración especializada.
En casos de derrame a tensión, puede valorarse realizar una artrocentesis evacuadora en condiciones asépticas,
aliviando el intenso dolor. Puede facilitar la exploración y orientar el diagnóstico.
En ocasiones, una fractura intercondílea puede extenderse a la meseta tibial y complicarse con un síndrome
compartimental.
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