Recomendación CM/Rec(2008) - Ministerio de Sanidad, Servicios

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Recomendación CM/Rec(2008)1
del Comité de Ministros a los Estados miembros
relativa a la inclusión de diferencias de género en la política de salud
(Adoptada por el Comité de Ministros el 30 de enero de 2008,
en la 1016ª reunión de los Delegados de los Ministros)
El Comité de Ministros, en virtud de las disposiciones establecidas en la letra b. del artículo 15 del Estatuto
del Consejo de Europa (STE nº 1);
Considerando que el objetivo del Consejo de Europa es lograr una mayor unidad entre sus miembros, y que
este objetivo puede perseguirse, en particular, a través de la adopción de reglas comunes en el campo de la
salud;
Teniendo en cuenta el Convenio para la protección de los derechos y las libertades fundamentales (STE nº
5) y sus protocolos, en particular, el Protocolo número 12 (STE nº 177);
Recordando el artículo 11 de la Carta Social Europea (STE nº 35), relativo al derecho a la protección de la
salud, y recordando que el artículo 3 del Convenio sobre los derechos humanos y la biomedicina (STE nº
164) obliga a las Partes contratantes a adoptar, teniendo en cuenta las necesidades de la sanidad y los
recursos disponibles, las medidas adecuadas con el fin de garantizar, dentro de su ámbito jurisdiccional, un
acceso equitativo a los beneficios de una sanidad con la calidad apropiada;
Teniendo en cuenta la Recomendación nº R (2000) 5 del Comité de Ministros a los Estados miembros sobre
el desarrollo de estructuras para permitir la participación de los ciudadanos y de los pacientes en el proceso
de toma de decisiones relativas a su salud;
Considerando que el principio de igualdad entre mujeres y hombres forma parte integral de los derechos
humanos y que la discriminación por razón de sexo constituye un obstáculo para el reconocimiento, el
disfrute y el ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales;
Recordando el trabajo del Consejo de Europa en el ámbito del enfoque integrado de la igualdad entre
mujeres y hombres y, en particular, el mensaje del Comité de Ministros en 1998 que animaba a los comités
directivos a aplicar la transversalidad de género en sus actividades, y su informe sobre «Mainstreaming de
género. Marco conceptual, metodología y presentación de "buenas prácticas"» (EG(99)3);
Convencido de que el objetivo de lograr la igualdad, la equidad y el respeto de los derechos humanos y de
la dignidad de la persona en el ámbito de la salud exige que los efectos de las diferencias de género sean
tenidos en cuenta en la planificación de las políticas de salud, en la prestación de servicios sanitarios y en el
seguimiento de los mismos;
Reconociendo que los países europeos siguen enfrentándose a diversos grados de inaceptables
desigualdades de género entre hombres y mujeres y que las personas responsables de las decisiones
políticas en materia de salud, los agentes de la atención sanitaria y los/las profesionales de la salud tienen
cada vez mayores dificultades para entender y responder a las diferentes necesidades de mujeres y
hombres;
Considerando que muchas diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres en lo que respecta a la
salud derivan de ciertas características sociales, culturales (incluida la religión) y políticas de la sociedad, y
que el género (que es una construcción social), a diferencia del sexo (que es un atributo biológico), debería
considerarse un factor determinante esencial de la salud;
Reconociendo que los géneros no constituyen grupos homogéneos y que diferentes circunstancias sociales
pueden afectar de manera determinante las necesidades, los intereses y las preocupaciones en materia de
salud de cada género y en el seno de los mismos;
Convencido de que las políticas de salud deberían tener en cuenta los determinantes sociales de la salud
puesto que factores socioeconómicos, tales como los ingresos, el empleo, la educación, las condiciones de
vida y trabajo, los riesgos laborales y el estilo de vida, se reparten de manera desigual entre la población y
dan lugar a desigualdades que pueden explicar muchas de las disparidades en materia de salud, incluidas
las que existen entre hombres y mujeres;
Consciente de que cada vez se pone más de manifiesto en todos los ámbitos de la investigación sobre la
salud (referida tanto a los mecanismos biomédicos como a los psicosociales) que los factores de riesgo, las
manifestaciones clínicas, las causas, las consecuencias y el tratamiento de las enfermedades pueden ser
diferentes entre hombres y mujeres y que, en tal caso, la prevención, el tratamiento, la rehabilitación, la
atención sanitaria y la promoción de la salud han de adaptarse a las necesidades específicas de mujeres y
hombres;
Constatando que las desigualdades de género pueden traducirse en problemas de acceso a los servicios de
salud, incluida la información, y constatando asimismo la falta de recursos para promover la sensibilidad
hacia las cuestiones de género entre los agentes de la atención sanitaria, y que ambas circunstancias
pueden constituir barreras estructurales para la calidad de la atención sanitaria;
Preocupado también, en este mismo sentido, por que las diferencias y desigualdades de género puedan
suponer un obstáculo para la comunicación entre los agentes de la atención sanitaria y los/las pacientes y
perjudicar los derechos de los/las pacientes;
Convencido de que el reconocimiento de las diferencias y desigualdades de género contribuiría a la
eficiencia y eficacia de las políticas de salud y de los servicios sanitarios tanto para mujeres como para
mujeres;
Convencido de que el desarrollo de una política social y de salud que tenga en cuenta las cuestiones de
género requiere la integración de la dimensión de género también en el conjunto de la política social,
Recomienda a los gobiernos de los Estados miembros:
1.
Que, en el marco de la protección de los derechos humanos, establezcan el género como una de
las áreas de acción prioritaria en materia de salud, a través de políticas y estrategias que respondan a las
necesidades de salud específicas de hombres y mujeres y que incorporen la transversalidad
(mainstreaming) de género;
2.
Que promuevan de manera equitativa la igualdad de género en todos los sectores y niveles del
sistema de salud, lo cual incluye acciones relacionadas con la atención sanitaria, la promoción de la salud y
la prevención de enfermedades;
3.
Que examinen la manera de mejorar el acceso y la calidad de los servicios de salud teniendo en
cuenta las diferentes necesidades y situaciones específicas de hombres y mujeres;
4.
Que desarrollen y difundan conocimientos que tengan en cuenta la dimensión de género y permitan
intervenciones basadas en hechos mediante la recogida sistemática de datos apropiados y desagregados
por sexo, la promoción de trabajos de investigación pertinentes y el análisis de género;
5.
Que promuevan la sensibilización y el desarrollo de competencias en materia de género en el sector
de la salud y que garanticen una participación equilibrada de mujeres y hombres en el proceso de toma de
decisiones;
6.
Que establezcan marcos de seguimiento y evaluación de los avances realizados en materia de
integración transversal de la dimensión de género (mainstreaming de género) en las políticas de salud;
7.
Que adopten y apliquen las medidas recogidas en el anexo de la presente recomendación;
8.
Que velen por que esta recomendación sea transmitida al conjunto de las instituciones políticas
pertinentes y los organismos vinculados al sector de la salud, y que informen al Consejo de Europa del
seguimiento realizado en el ámbito nacional de las disposiciones de la presente recomendación.
Anexo a la Recomendación CM/Rec(2008)1
Medidas específicas
1.
Situar la responsabilidad de la dirección y aplicación con perspectiva de género de las políticas de
salud en los más altos niveles nacionales, regionales y locales y garantizar una representación equilibrada
de hombres y mujeres en los puestos de toma de decisiones, así como crear puestos para especialistas
sanitarios con formación en materia de género;
2.
Elaborar informes periódicos sobre la salud que tengan en cuenta el género y que incluyan
sistemáticamente un análisis de género científicamente fundado, con el fin de aumentar el conocimiento
sobre la salud de las poblaciones y sensibilizar sobre las cuestiones de género al sector de la salud:
a. Velar por que, en los servicios sanitarios y en las encuestas y programas de salud más
importantes, todos los sistemas de recogida y registro sistemático de datos estén desagregados por sexo
con arreglo a las prioridades de cada país en materia de salud (por ejemplo, teniendo en cuenta las tasas
de mortalidad y morbilidad);
b. Promover sistemas de información e indicadores de resultados que tengan en cuenta el género a
los efectos de responsabilidad en el sistema de salud;
c. Incluir datos desagregados por sexo en relación con otros determinantes sociales que interactúan
con el género: por ejemplo, los ingresos, los niveles de pobreza, la participación en el mercado de trabajo, la
educación o la vivienda;
d. Promover la utilización de indicadores con perspectiva de género (por ejemplo, los de la
Organización Mundial de la Salud) en el proceso de recogida de datos para los informes nacionales sobre
salud;
3.
Promover la inclusión de aspectos de la salud relacionados con el género en la formación de todos
los/las profesionales de la salud y los/las trabajadores/as sociales conexos, tanto en el nivel de la formación
inicial (estudios de medicina y formación de enfermeros/as) como en el de la formación continua (formación
en el puesto de trabajo) de todo el personal sanitario, incluidas las personas responsables de la toma de
decisiones políticas;
4.
Promover la formación de los/las profesionales de la salud y sociales sobre situaciones específicas:
a. Sobre las consecuencias para la salud de la violencia doméstica y otras formas de violencia;
b. Sobre las necesidades que afectan a la salud de los grupos vulnerables;
5.
Promover programas científicos y dar prioridad al desarrollo de programas de investigación con
perspectiva de género que tengan repercusión a escala nacional. El objetivo es establecer políticas públicas
basadas en hechos, anticiparse a los retos a los que se enfrenta la sociedad y desarrollar programas
adecuados de promoción de la salud;
6.
Iniciar y promover la evaluación y el seguimiento desde una perspectiva de género de las políticas,
programas y medidas adoptadas en su país para responder a las desigualdades en materia de salud;
7.
Promover el trabajo en red internacional entre las organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales activas en el campo de la integración transversal de la perspectiva de género en la política
de salud;
8.
Apoyar una difusión activa y específicamente orientada de la presente recomendación,
acompañada, en caso necesario, por una traducción a las lenguas correspondientes.
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