UNIDAD VI PODER, ESTADO y CONTROL SOCIAL SUMARIO: 1

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UNIDAD VI
PODER, ESTADO y CONTROL SOCIAL
SUMARIO: 1. Control social: 1.1 Concepto: 1.2 Formas de control social: 1.2.1 Sanciones
formales e informales: 1.2.2 Control positivo y negativo: 1.2.3 Control interno y externo.
1.3 Finalidades del control social: 1.3.1 Perspectiva liberal-funcionalista: 1,3.2 Perspectiva
de la teoría del conflicto. 2. Poder y burocracia: 2.1 Poder: 2.2 Burocracia: 2.2.1
Definición: 2.2.2 Burocracia y control social.
1. CONTROL SOCIAL
1.1 Concepto
El control social constituye un tema central de la sociología. El término aparece en estudios
sociológicos a finales del siglo XIX. Estos estudios examinaron los medios que aplica la
sociedad para presionar al individuo a adoptar un comportamiento conforme a los valores
sociales y, de esta forma, garantizar una convivencia pacífica. La sociología del siglo XX le
dedicó especial atención al examen de los elementos y de las finalidades del control social.
Definir el control social es una tarea difícil. Todo aquello que influencia el comportamiento
de los miembros de la sociedad, puede ser entendido como control social. Alguien quiere
hacer “A” y una otra persona o la institución le incentiva o le obliga a hacer “B”. Esto
significa que cualquier persona puede ejercer un control social sobre los demás, aun a
través de la simple expresión de ideales (Soriano, 1997, p. 317).
Ejemplo: cuando la profesora imparte una clase, ella influencia a los alumnos; cuando los
padres explican la diferencia entre lo que está bien de lo que ellos consideran errado, están
también ejerciendo una forma de control social. Pensemos también en los personajes de las
novelas o en los conocidos presentadores de televisión. Todos ejercen un control social
sobre los telespectadores, pregonando determinados valores morales, visiones de la
sociedad, modos de comportamiento, etc.
En el vocabulario técnico de la sociología jurídica el control social es definido como
“cualquier influencia volitiva dominante, ejercida por vía individual o grupal sobre el
comportamiento de unidades individuales o grupales, para mantenerlos con algún grado de
uniformidad y concordancia con los patrones sociales” (Souto y Souto, 1997, p. 177).
Según una definición más simple, “control social es cualquier medio de llevar a las
personas a que se comporten de forma socialmente aprobada” (Vila Nova, 1999, p. 94).
El término “control social” posee en la sociología un significado muy amplio. Así, indica
todo el proceso de socialización que orienta al individuo, integrándolo a los valores y a los
patrones de comportamiento social. Por esta razón, el control social está íntimamente
relacionado con los conceptos de “poder” y de “dominación política”, que crean
determinado orden social e integran a los individuos en este.
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La sociología jurídica concentra su interés en el control social efectuado a través del
derecho y trabaja con unas series de distinciones (Soriano, 1997, p. 317), de las cuales
indicamos cuatro:
En primer lugar, existen dos modos de ejercicios del control social: como
instrumento de orientación y como medio de fiscalización del comportamiento
social de la persona. Ejemplos: el personaje de novela que detalla las consecuencias
desastrosas de la droga y de la violencia objetiva orienta al público; los policías que
efectúan rondas nocturnas en centro de la ciudad fiscalizan a las personas con
relación a la posesión de substancias tóxicas o de armas ilegales. En la mayoría de
los casos el control social es, al mismo tiempo, fiscalizador y orientador.
En segundo lugar, el control social se diferencia según los destinatarios. El control
social puede ser difuso (fiscalización de comportamiento de todos) o localizado
(control intenso de los grupos marginalizados o rebeldes que presentan un
comportamiento anómico).
En tercer lugar, el control social se diferencia según los agentes (fiscalizadores). El
control puede derivar de los órganos estatales o de la sociedad en general (presión
ejercida por la opinión pública, por la familia, por el ambiente de trabajo). En las
sociedades modernas, el control social es ejercido principalmente por los aparatos
del poder estatal que tienen por objetivo influenciar el comportamiento de las
personas orientándolas hacia los patrones de comportamiento preestablecidos a
través de normas jurídicas (control institucionalizado).
Una última distinción se refiere al ámbito de actuación. El control social puede
operar directamente sobre los individuos o indirectamente sobre las instituciones
sociales. El profesor ejerce un control social directo sobre los alumnos, en tanto que
los órganos del Ministerio de Educación pueden influir indirectamente sobre estos,
alterando la estructura o el programa de enseñanzas de las escuelas.
1.2 Formas de control social
El control social se ejerce en todas las situaciones sociales, de formas variadas e
imprevisibles. La mirada reprochante del mozo al cliente mal vestido, la risa irónica y el
comentario del profesor al corregir el examen del alumno que confundió la conducta de
“innovación” con la conducta de “rebelión” (teoría de Merton sobre la anomia) son
expresiones de control social.
Lo mismo acontece con el “llamado de atención” dado al hijo que vuelve ebrio al amanecer
en casa de los padres, con la persecución al asaltante hecha por los policías armados y con
el espionaje informático que procura descubrir terroristas que preparan un ataque contra
una embajada. El objetivo común es adaptar la conducta del individuo a los patrones de
comportamientos dominantes.
Las formas típicas del control social son:
1.2.1. Según el grado de organización, los medios de control social pueden ser formales o
informales. En las sociedades desarrolladas y complejas se nota la existencia de medios de
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control, tanto formales como informales. El control formal es realizado, principalmente, por
las autoridades del Estado. Este presupone un proceso de institucionalización, como es el
caso de control de los comportamientos desviados, hecho por el sistema Jurídico. El control
informal es, al contrario, difuso, mutable y espontáneo y se realiza a través de la dinámica
que se desenvuelve en el ámbito de pequeños grupos sociales. Los medios de control
informal son propios de sociedades pequeñas y homogéneas (aldeas, tribus), donde todavía
no existe la necesidad de crear instituciones específicas para el control de sus miembros.
Por otra parte, el control informal también se manifiesta en las sociedades modernas. En
este contexto, es ejercido a través de la familia, amigos, compañeros de trabajo, entre
feligreses de la misma religión etc., que reprueban determinados comportamientos y hacen
recomendaciones acerca de los mismos.
1.2.2. Dependiendo del tipo de actuación, los medios de coacción pueden ser negativos o
positivos. El control negativo consiste en la reprobación de determinados comportamientos
a través de la aplicación de sanciones. La intensidad de las sanciones negativas es variada.
Esta puede ser leve o grave, de carácter intimidatorio o de coacción. Ejemplos: la
advertencia dada al alumno por el director de la escuela; la condena a 20 años de reclusión
por cometer homicidio. Las sanciones negativas tienen el efecto de coacción para el
infractor y de intimidación para los demás. El control positivo consiste en premiar e
incentivar el “buen comportamiento” o en persuadir a los individuos, a través de
orientaciones y consejos (sanciones positivas). Llevando en consideración el criterio de la
intensidad, ese control puede ser gratificante, orientador o persuasivo. Ejemplos: un premio
al mejor alumno de la clase, que le incentiva al mismo y sirve como ejemplo a los demás
(recompensa); los comunicados al público divulgados por el gobierno a través de los
medios de comunicación en caso de Epidemia (orientación); las advertencias sobre los
peligros del consumo de tabaco que se encuentran en las cajetillas de cigarrillo
(persuasión).
1.2.3. Según la fuente u origen, el control puede ser interno o externo Desde pequeños
aprendemos las reglas sociales (“puede”, “no puede”, “debe”) a través del relacionamiento
con otras personas, que nos enseñan y, en caso de incumplimiento, aplican sanciones leves
(Ejemplo: la madre que amonesta o amenaza con un castigo a los hijos). A través de este
aprendizaje, la persona “interioriza” las reglas y los mecanismos de control social, sabiendo
cómo debe actuar en cada situación. A esto, se lo denomina control interno o
autodisciplina. La mayor parte del control social es efectuada de esta manera (forma
interna). El individuo mismo al tiempo que es objeto de control es también un fiscalizador
consciente de las normas y de la eventual sanción, y opta, en general, por ajustarse a los
requisitos sociales. Conociendo, por ejemplo, las reglas de tránsito, el individuo no
estaciona en medio de la calle por miedo a la reacción de los otros automovilistas y de la
policía. Las raíces de la “autodisciplina” no se encuentran en la libre voluntad del
individuo, sino en el condicionamiento realizado a través de mecanismos de control social
(“socialización”, esto es, aprendizaje de las reglas y sumisión a sus límites). El control
social externo se efectúa sobre los individuos a través de la actuación de los otros y tiene
por objetivo restaurar el orden. Esto acontece, sobretodo, cuando falla el control interno y
el individuo transgreden las normas. El control externo es, en la mayoría de los casos,
represivo: se manifiesta a través de la aplicación de sanciones (Ejemplo: multa por exceso
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de velocidad). Por otro lado, este control puede ser también preventivo, cuando tiene la
finalidad de confirmar el valor de las normas sociales y de descubrir eventuales violaciones
(Ejemplo: el control a los hinchas a la entrada de un estadio).
1.3 Finalidades del control social
Dependiendo de la posición teórica adoptada (funcionalista o del conflicto) pueden hacerse
afirmaciones diferentes sobre la finalidad. Enfocaremos nuestro análisis sobre el control
institucional, que es realizado por las autoridades del Estado.
1.3.1 Perspectiva liberal-funcionalista
Desde esta perspectiva, el control social apunta a imponer reglas y patrones de
comportamiento para preservar la cohesión social ante comportamientos desviados. El
control social disminuye los conflictos y garantiza la convivencia pacífica, exponiendo el
interés de todos por gozar de una vida social ordenada. En este caso, el control es
considerado legítimo y necesario para la vida en sociedad (“paz”, “civilización”), y supone
que sean respetadas determinadas reglas.
Una política liberal y democrática de control social limita el ejercicio en base a cuatro
principios (Soriano, 1997, p. 318):
Conseguir un bienestar mayor del que existiría sin el uso del control social;
Limitación de la intervención a lo estrictamente necesario (proporcionalidad entre
medio y objetivo);
Creación democrática de instrumentos de control;
Responsabilidad de los agentes de control (control de los controladores).
1.3.2 Perspectiva de la teoría del conflicto
Según la teoría del conflicto social, los instrumentos y los agentes del control inducen a las
personas a que se comportaren de forma funcional de acuerdo al sistema. “¿Que se
controla”?, ¿“Quien es controlado”? ¿“Para que se controla”? Estas son las preguntas
formuladas por la teoría del conflicto social, que afirma que los detentores del poder
direccionan el proceso de legislación y de aplicación del derecho.
El sistema actual está fundado en la concentración del poder económico y político. Objeto
del control es el comportamiento que agrede el orden establecido, pero, en la mayoría de
los casos, el control es ejercido sobre las capas sociales más carentes.
Según la teoría de conflicto, con relación a su finalidad, el control social busca favorecer
los intereses de la minoría que tiene el poder y la riqueza (capital, prestigio, educación,
bienes de consumo). El control social denota una preocupación en condicionar a las
personas para que acepten la distribución desigual de los recursos sociales, presentando al
orden social como “justo” e intimidando a quien lo pone en duda.
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Las reglas sociales no exponen una “voluntad general” o intereses comunes de todos los
ciudadanos. En otras palabras, los adeptos de la teoría del conflicto no aceptan la idea de
que es imposible realizar un control social democrático y en favor de la sociedad como un
todo, tal como sustentan los liberales. Resumiendo, las teorías del conflicto parten de la
existencia de grupos sociales desiguales con intereses divergentes y consideran al control
social institucionalizado como medio de garantía de las relaciones de poder. Tales
relaciones son siempre asimétricas. En otras palabras, se constata un desequilibrio
permanente entre los grupos sociales, insistiendo en la dificultad del igual tratamiento y la
reciprocidad en las relaciones sociales.
2. Poder y Burocracia
Junto al derecho, se sitúan otros dos medios de control social: el poder y la burocracia.
Derecho, burocracia y poder se relacionan entre sí y están comprometidos en común en la
tarea de controlar a la sociedad. El poder es el sujeto-agente del control. La burocracia y el
sistema jurídico son los principales medios utilizados por el poder para ejercer el control en
las sociedades modernas.
2.1 Poder
El poder está íntimamente relacionado con el control social. Ejercer este control significa
detentar un poder sobre las demás personas. Puede tratarse de un poder mucho mas “débil”
y limitado por un determinado espacio o situación.
Ejemplos: el poder del árbitro sobre los jugadores de futbol; poder del celador sobre los
funcionarios de un edificio. Aquí interesa principalmente la forma más concentrada del
poder en las sociedades modernas, que se ha desarrollado en paralelo a la consolidación del
sistema Capitalista. Nos referimos al poder del Estado, que es el principal agente de control
social. El poder consiste en la posibilidad de que una persona o institución, influencie el
comportamiento de otras personas. Según la definición clásica de Weber, “poder significa
toda probabilidad de imponer la propia voluntad en una relación social, aun contra la
resistencias” (Weber, 1991, p. 33 e l999, p. 175).
En esta definición se destacan dos elementos:
a) El poder crea una relación de desigualdad entre aquel que impone su voluntad
(superior) y aquel que se somete a la misma (inferior). Como ya lo habíamos
afirmado, las relaciones de poder son asimétricas: las ventajas que obtiene el
superior son mayores a aquellas obtenidas por el inferior. Por esta razón el poder
fue definido como “cualquier relación social regulada por un intercambio desigual”
(Santos, 2000, p. 266).
Cuanto más fuerte es el poder, más contundentes serán los medios de coerción que
están a su disposición; cuanto más fuerte es el consenso del cual este goza, más
probable será el cumplimiento de sus órdenes. Ejemplo: la orden dada por un
policial armado para que una persona se retire de un estabelecimiento, tiene mayor
probabilidad de ser cumplida de lo que tendría si esta fuera dada por un mozo. El
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mozo detenta un poder dentro de un restaurante, que, por otro lado, es menos
intenso en relación al poder de un policía uniformado y armado, que representa
directamente el poder del Estado con su fuerza (autoridad, posibilidad de aplicar
sanciones penales, conocimiento de técnicas de imposición de su voluntad). Otro
ejemplo: el primer gobierno Fernando Henrique Cardoso creo una moneda fuerte y
combatió la inflación. Esto estabilizó la economía y aumentó, en un primer
momento, el poder adquisitivo de varios estratos sociales. Como consecuencia, el
gobierno se volvió “popular”, gozando de la aceptación del pueblo y consiguió la
imposición de sus decisiones con pocas resistencias.
b) La relación de poder indica que existe una chance de obediencia, ya que el
dominado puede oponer resistencia, y, si esta fuera eficaz, el dominante no
alcanzará sus finalidades. Por esto, el ejercicio del poder no puede ser más allá de
las probabilidades de imposición de mandatos. Las opiniones y los intereses dentro
de una sociedad están siempre en conflictivo y crean la tendencia a la
desobediencia, aun cuando se trate de un poder extremamente fuerte, eficiente y
legítimo. Por eso, quien ejerce el poder muchas veces necesita hacer concesiones y
cambiar sus planes ante de la resistencia de individuos o grupos. Ejemplo: luego de
una huelga de funcionarios públicos, el gobierno, muchas veces, decide aceptar
algunas de las reivindicaciones salariales. Prefiere, así, adoptar la estrategia de la
concesión (aunque sea parcial), ya que el confrontamiento directo puede perjudicar
la imagen del gobierno ante los huelguistas y la ciudadanía.
La historia indica que nunca existió un poder verdaderamente absoluto, que haya
conseguido, de modo efectivo y pleno, imponer su voluntad y haya logrado hacer
cumplir sus órdenes. Aun el poder del Estado, que es lo más eficiente y legitimado
en las sociedades modernas, no puede impedir casos de desobediencia. Ejemplo:
ocurren millones de infracciones de tránsito (o penales) cada año, que son, desde
esta perspectiva, casos de incumplimiento de las ordenes del poder estatal.
Características del poder
El poder presenta dos características: es polifacético y multidimensional.
El poder es polifacético porque presenta diversas formas de manifestación: fuerza,
coacción, influencia, autoridad, manipulación.
La fuerza es el poder que se impone y vence la resistencia utilizándose, si necesario fuere,
la violencia física. Coacción es el ejercicio del poder a través de la amenaza del uso de la
violencia. Influencia es el poder “pacífico”, que se vale de la persuasión. La autoridad
puede ser definida como un poder aprobado, porque es visto como razonable y porque
resulta de la imposición de una regla pre-instituida. El poder se manifiesta también a través
de la manipulación cuando utiliza el engaño para obtener o alcanzar sus objetivos.
Finalmente, existen formas de manifestación del poder de carácter omiso. En este caso, el
poder se manifiesta a través del silencio y de la indiferencia. Ejemplo: cuando el Estado no
toma los recaudos necesarios para efectuar los derechos sociales establecidos en la
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Constitución o cuando no concede un aumento de salario a los funcionarios en huelga. Así,
el “silencio” expone el poder político y económico que se revela más fuerte que la
reivindicación popular.
El poder es también pluridimensional, o sea, tiene varios campos de acción.
Generalmente, se identifica el poder con la capacidad de tomar decisiones sobre cuestiones
públicas y de comandar la fuerza pública. Este es el poder político. Existe también un
poder económico, actualmente ejercido por aquellos que poseen medios de producción y
conocimientos tecnológicos. Esto les posibilita comprar la fuerza del trabajo de los demás e
influenciar las decisiones sobre la política económica de un país. Otra forma de poder se
fundamenta en cualidades personales. Se trata del poder carismático, que se expresa a
través del ejercicio de la lideranza de un individuo sobre los demás (jefes de religiones, de
sindicatos, de partidos políticos y de comunidades locales; “grandes intelectuales”;
“estrellas” del espectáculo). Existe también un poder ejercido en ámbitos estrictamente
privados, como en la familia, por parte de los hombres en relación a las criaturas y a las
mujeres (poder patriarcal). Este poder es denominado como “dominación masculina” o
“patriarcado” y se manifiesta a través de las desigualdades de las relaciones entre los
géneros masculino y femenino.
Formas de poder legítimo, según Max Weber.
En el famoso estudio sobre “los tipos de dominación”, Weber distingue tres formas de
poder legítimo:
— El poder tradicional, fundamentado en costumbres antiguas, que son consagrados a
través del tiempo e imponen el deber de obediencia a los jefes de la comunidad
(familia, clan, feudo);
— El poder carismático, fundamentado en las virtudes personales y casi sobrenaturales
de un individuo admirado por todos (rey guerrero, jefe indiscutible de un partido
político);
— El poder legal, fundamentado en la validad de reglas preestablecidas y racionales,
que organizan un sistema de poder de forma estable, respetando determinadas
formas; aquí no se obedece a la persona, sino existen reglas que determina un
sistema de poder.
Dependiendo del período histórico, estas formas de poder gozan de un determinado grado
de aceptación por la población, esto es, de legitimidad: no se ejercen a través de la
violencia, sino, en general, a través del consenso de la mayoría de la población, que
reconoce el poder como legítimo.
Cada forma de poder posee una específica fuente de legitimidad, que le ofrece aceptación
popular. En el poder tradicional encontramos el prestigio de costumbres multiseculares,
que todos aceptan; en el poder carismático, las virtudes personales que llevan a una persona
a presentarse como superior a todos los otros; en el poder legal, encontramos la fuerza
legitimadora de las reglas escritas, que garanticen estabilidad, conceden previsibilidad y
ofrecen seguridad a los demás. Esta tercera forma de poder gana su legitimidad a través de
la legalidad (legitimidad legal-racional).
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En las sociedades modernas el poder corresponde al tercer tipo (poder legal), o sea,
adquiere su legitimidad a través de la legalidad.
El poder legítimo es aquel que detenta los medios de coerción y que ejerce el comando, de
conformidad con las reglas jurídicas establecidas por la constitución. Se trata del Estado,
que consigue ser respetado no solo mediante la fuerza, sino también por el consenso. Se
observa, actualmente, que otras formas de poder no poseen la fuerza de coerción propia del
Estado, ni consiguen ser legitimadas. Ejemplo: el padre que prohíbe al hijo mayor de 18
años salir de la casa, y lo castiga si desobedece comete un delito. El Estado reconoce un
poder a los padres, en determinadas situaciones, y con límites muy estrechos. Así, por
ejemplo, el Código Civil regula el “poder familiar”, al cual estarán sujetos los hijos
menores.
La ley concede a los padres la posibilidad de dirigir la educación de los hijos y administrar
sus bienes, y pueden exigir de los mismos obediencia, respeto y los servicios propios de su
edad y condición. Si los padres superaren los límites del ejercicio de tal poder (por ejemplo,
“castigar inmoderadamente al hijo”), podrían perder esta prerrogativa, y estarán sujetos a
sanciones (por “maltratos”). Esto significa que los padres no detentan un poder propio, más
de lo que el Estado les concede; es decir, un poder limitado, que puede ser revocarlo y cuyo
abuso está sujeto a sanciones.
En el caso del poder del Estado es diferente. Creando y aplicando un sistema de normas
jurídicas, el Estado concentra y monopoliza el poder legítimo. Esto significa que no regula
solamente el propio poder, sino también el espacio de acción de otros poderes sociales. Por
ejemplo, el empleador puede aplicar sanciones disciplinarias a sus empleados solamente en
la medida en que estas sean previstas por las normas jurídicas estatales. Caso contrario, las
eventuales sanciones serian ilegales y el empleado puede pedir ayuda al Estado, por medio
de una acción judicial.
Una innovadora perspectiva sobre las formas de poder se encuentra en la obra del filósofo
francés Michel Foucault (1926-1984). Este autor analizó el poder disciplinar, que es
ejercido de forma difusa y fragmentada en las escuelas, en las familias, en las fábricas, en
las prisiones, en los hospitales. Foucault considera que la sociedad se constituye en un
conglomerado de poderes diferentes, que buscan amoldar el comportamiento humano a
través de intervenciones puntuales — pero muy efectivas — en la vida de las personas.
Todas estas formas de poder convergen en un mismo punto: educar al individuo a
comportarse de acuerdo con los modelos sociales. Ejemplo: en la escuela y en la empresa,
el individuo no solo aprende que el trabajo es una obligación que enaltece al hombre, sino
también aprende a trabajar de una determinada forma: ejecutando tareas diferenciadas,
colaborando con los colegas, cumpliendo los horarios de trabajo etc.
Se trata de intervenciones productivas, que el autor denomina como “tecnologías del
poder”. O sea a, a través del poder disciplinario el individuo aprende a actuar de
determinadas formas y adquiere determinados hábitos. Foucault afirma que nuestro
comportamiento es mucho mas influenciado por los poderes disciplinarios que por el poder
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legal ejercido por el Estado, a través de prohibiciones y sanciones (Foucault, 1977, 1990 e
2001).
2.2 Burocracia
2.2.1 Definición
El termino burocracia significa “poder de escritorio”. Bureau: escritorio (en francés) y
kratein: detentar un poder, dominar (en griego). En el vocabulario corriente, el término
posee, en general, un significado peyorativo, indicando el mal funcionamiento de una
organización por el exceso de formalidad. Pero en la sociología, la burocracia es estudiada
como un sistema de organización de grandes grupos sociales y de actividades colectivas
(ejemplo: estado, grandes empresas), que tiene por objetivo la racionalización y la eficacia.
Para la gestión de una microempresa con tres empleados obviamente no es necesaria la
creación de una dirección de Recursos Humanos, aunque si sería distinto en el caso de una
empresa que tienen más de 3.000 mil empleados que debería contar con esta unidad de
apoyo.
Los distintos análisis realizados por autores como Weber, Merton, Chinoy y Blau, quienes
examinaron los aspectos de la burocracia, permiten formular una serie de principios que
caracterizan su funcionamiento (Soriano, 19997, pp. 327-328).
a) Principios de la generalidad y de la imparcialidad: Explica que existen reglas y
procedimientos preestablecidos, que vinculan a todos, y que la aplicación de estas
reglas es totalmente independiente a la voluntad de las personas que las ejecutan y
de los destinatarios. Ejemplo: un funcionario que faltara al trabajo sin justificativo
legal, es sometido a un sanción y esta se da por medio del descuento que se hace en
el salario que el mismo deberá percibir, lo que indefectiblemente debe efectuarse
aun cuando el mismo tratara de conseguir la condonación por parte del
departamento de recursos humanos tras dar una explicación razonable. En cambio,
el caso de una empleada domestica que falta al trabajo y justifica a su empleadora
que estaba muy cansada y dialogando con la misma obtiene una respuesta favorable,
(o sea el perdón la falta), se produce porque en este caso solo depende de la buena
voluntad de la empleadora y no de un sistema rígido de reglas inflexibles.
b) Principio de racionalidad: se manifiesta en cuanto a la adecuación de la
organización de los fines que persigue.
c) Principio de eficacia: Consiste en la aplicación de las técnicas más idóneas para la
obtención de los mejores resultados por personas con preparación profesional.
d) Principios de impersonalidad: Las personas concretas “no cuentan”, lo que pesa
es el cargo por ellas ocupadas. Los cargos sobreviven a las personas y no pueden ser
cedidos por los titulares.
Basándonos en estos principios podemos decir, que la Burocracia es la organización
racional, formal y centralizada de una serie de recursos humanos y material, para obtener
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la máxima eficacia por medio de reglas y procedimientos generales de aplicación
uniforme. La finalidad principal de la burocracia es la eficiencia, la racionalidad es
intrínseca a la burocracia y resulta de la adecuación a la consecución de los fines
establecidos.
2.2.2 Burocracia y control social
El poder del Estado moderno se ejerce por medios burocráticos, organizados de acuerdo
con las reglas jurídicas. Es que la burocracia permite la centralización política del poder
moderno; esto es, el control efectivo de un territorio y de una población. Con sus archivos,
computadoras, saber técnico y con la posibilidad de aplicar sanciones, es posible obtener
una aplicación efectiva de las reglas establecidas por el poder.
La burocracia “conoce a los ciudadanos”. Las autoridades del Estado saben si una
determinada persona es casada o soltera, donde vive, donde trabaja, cuánto gana, cuál es su
nivel de estudio, si posee patrimonio, si posee antecedentes criminales, si viajó al extranjero
etc. Como todos somos obligados a proveer al Estado datos importantes acerca de nuestras
vidas y actividades (certificado de nacimiento, cédula de identidad, certificado laboral,
permiso para iniciar actividades económicas, declaración de impuestos), la burocracia
puede planear varias intervenciones en la vida de las personas e influenciar tu
comportamiento.
Así, la organización burocrática ofrece la base para que el derecho pueda desempeñar un
papel de control social sobre el comportamiento de las personas.
Las sociedades modernas son tan complejas que el derecho no podría ser aplicado sin la
existencia de una red de informaciones administrada por el Estado. Piénsese en las
posibilidades de control de una institución policiaca, que posee un sistema de
procesamiento electrónico de las impresiones digitales de la población. Esta puede
fácilmente constatar las impresiones digitales dejadas por los asaltantes en el local del
crimen. En otras palabras, la organización burocrática se convierte en una Importante
condición de eficacia del derecho en el Estado moderno, permitiendo un control social
masivo de la población.
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