Matilla Correa, Andry et al, Estudios en homenaje a German

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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ANDRY MATILLA CORREA
LUIS GERARDO RODRÍGUEZ LOZANO
TALIA GARZA HERNÁNDEZ
(Coordinadores)
.
Estudios jurídico - administrativos en homenaje
a GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Argentina
España
Costa Rica
México
Cuba
Perú
El Salvador
Uruguay
Nicaragua
Venezuela
Universidad Autónoma de Nuevo León - Universidad de La Habana
México, 2014
1
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
“A pesar de la diversidad de normas de los derechos positivos vigentes de
diversos países – incluyendo el nuestro-, existen tres eslabones lógicos
en todas las normas: unidad vinculante, coherencia lógica y la voluntad
como intención superior. De no darse cualquiera de ellas estaremos
ante la ausencia del derecho, del caos…Debemos apresurarnos a vivir
el diálogo entre el posible caos y el azar.
La epifanía a favor de una explicación común, ya se escucha. Sus
consecuencias se presumen promisorias. Este movimiento unificador
llega a tiempo en las disciplinas jurídicas, antes de que la aguda
desramificación –diríase atomización- del derecho lo lleve a su
aniquilamiento como ciencia aplicable a la conducta humana.”.
Germán CISNEROS FARÍAS
Interpretación sistémica del derecho
2
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ÍNDICE
Presentación…..7
ESTUDIOS
ARGENTINA
Derechos Fundamentales, proceso administrativo democrático por Enrique
Omar ARAGÓN….19-40
Ética pública y corrupción en Argentina por Carlos BOTASSI….41-69
La aplicación de las normas internacionales de derechos humanos por la
jurisprudencia argentina en materia de empleo público por Silvina
CAPDEVILA….70-91
Cuestiones de régimen disciplinario en la función pública por Miriam Mabel
IVANEGA….92-114
Responsabilidad por daños ocasionados por la prisión preventiva por
Alejandro PÉREZ HUALDE….115-132
COSTARICA
Reserva constitucional de la competencia material de la jurisdicción
contencioso-administrativa por Ernesto JINESTA LOBO….134-161
Alimentos transgénicos y regulación jurídica por Jorge Enrique ROMERO
PÉREZ….162-192
CUBA
Apostillas sobre la potestad de dirección y control de la Administración
Pública concedente en la concesión administrativa por Andry MATILLA
CORREA….194-216
La lógica de un dilema: del control de la Administración Pública al control
del ejercicio de la discrecionalidad administrativa por Grethel ARIAS
GAYOSO….217-247
Integración Constitucional de América Latina. Derecho Público Romano y
Utopía por Julio Antonio FERNÁNDEZ ESTRADA….273
Los problemas interpretativos en el contexto lingüístico del Derecho por
Majela FERRARI YAUNNER….274-290
3
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Modernidad y Revolución. El derecho de resistencia en el espacio
definitorio de la conformación positiva por Luis Alberto PÉREZ LLODY….291327
EL SALVADOR
La incorporación de la buena administración como derecho fundamental
por Miguel Antonio GUEVARA QUINTANILLA….329-346
El control de convencionalidad en el Derecho Administrativo salvadoreño:
algunas aproximaciones para su aplicación por Henry Alexander MEJIA y
Yansi Fabiola ALONSO URQUILLA….347-370
ESPAÑA
La buena administración como institución jurídica por José Luis MEILÁN
GIL….372-414
Reflexiones sobre el interés general desde el Derecho Público Global por
Manuel DÍAZ PÉREZ….415-434
Administración Pública y Derecho Administrativo común en la Unión
Europea por Alma Patricia DOMÍNGUEZ ALONSO….435-453
Alguna reflexión a propósito del complejo ordenamiento jurídico de la
Unión Europea y de los diferentes estatutos de derechos fundamentales,
en perspectiva española por José Luis GARCÍA GUERRERO….454-480
El silencio administrativo en España por Marta GARCÍA PÉREZ….481-529
El derecho fundamental de reunión y manifestación como derecho
político por Marcos Francisco MASSÓ GARROTE….530-571
El derecho fundamental a la buena administración y su plasmación en la
ejemplar Carta Iberoamericana de los Derechos y Deberes del Ciudadano
por José Antonio MORENO MOLINA….572-590
Reformas administrativas, economía y medio ambiente:
desarrollo local por Juan Francisco PÉREZ GÁLVEZ….591-624
litoral
y
La Constitución española de 1978 y el modelo territorial por Jaime
RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ….625-648
MÉXICO
Pobreza y dignidad humana. En la mira de la visión sistémica del Derecho
por Jorge Manuel AGUIRRE HERNÁNDEZ (UANL)….650-679
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La participación del administrado dentro de la actividad administrativa por
Gonzalo ARMIENTA HERNÁNDEZ….680-706
El criterio sistemático de interpretación por Cintlali Verónica BURGOS
FLORES….707-737
La justicia administrativa a través de los derechos humanos por Carlos
Alberto BURGOA TOLEDO….738-763
Teoría de la Justicia de John Rawls por Jorge CARRILLO VALDIVIA….764-782
Derechos de reunión, manifestación y libertad de expresión. Notas y
reflexiones para un debate por venir por David CIENFUEGOS SALGADO….783806
El nuevo contencioso administrativo. Implementación de la oralidad en la
justicia administrativa por Rosa María DÍAZ LÓPEZ….807-828
Constitución y revoluciones por Jacobo Alejandro DOMÍNGUEZ GUDINI….829842
La garantía interamericana directa de los derechos económicos, sociales y
culturales: un debate abierto por Eduardo FERRER MAC-GREGOR….843-898
La fundamentación jurídica del derecho al desarrollo, con referencia a la
mujer como sujeto del derecho al desarrollo por Talia GARZA HERNÁNDEZ
(UANL)….899-923
Notificaciones por estados vía internet de la autoridad fiscal (violación del
derecho de la dignidad humana) por Tomás LÓPEZ GARZA (UANL)….924-936
Derechos humanos: lo público y lo privado. Intimidad, privacidad y
libertad de expresión por Daniel MÁRQUEZ GÓMEZ….937-972
Argumentos Analógicos y su aplicación por Miguel MORA PÉREZ….973-995
Elección de los cargos democráticos del Gobierno municipal en México
por José René OLIVOS CAMPOS….996-1027
La interpretacion administrativa por Filiberto OTERO SALAS….1028-1049
La función pública de la seguridad por Miguel Angel RIVERA LOPEZ….10501077
El método de interpretación pro homine de las normas de derechos
humanos por Juan Angel SALINAS GARZA….1078-1099
Un estudio acerca del la experiencia jurisdiccional de los tribunales
penales internacionales por LUIS GERARDO RODRÍGUEZ LOZANO (UANL)….11001122
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Hacia una configuración del concepto del derecho administrativo por SAUL
TRISTÁN DE LA CRUZ….1123-1140
Breve análisis de la nueva Ley Federal de Responsabilidad Ambiental por
Angelina Isabel VALENZUELA RENDÓN (UANL)….1141-1163
NICARAGUA
El concepto de servicio público: polémico y polisémico por Karlos
NAVARRO….1165-1181
PERÚ
El acto de incoación y las esferas jurídicas de los sujetos intervinientes
en el procedimiento administrativo por Orlando VIGNOLO CUEVA….11821208
URUGUAY
Acceso a la información pública y protección de datos personales. Su
interrelación con referencia al Uruguay por Felipe ROTONDO
TORNARÍA….1210-1227
VENEZUELA
Sobre el control jurisdiccional de los actos de gobierno por Allan R.
BREWER-CARÍAS….1229-1251
El control de constitucionalidad y el control de convencionalidad en
Venezuela por Víctor Rafael HERNÁNDEZ-MENDIBLE….1252-1282
Réquiem por la justicia electora venezolana por Miguel Ángel TORREALBA
SÁNCHEZ….1283-1313
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
PRESENTACIÓN
El tiempo, el buen ser y el buen hacer, son dos elementos necesarios que
pueden – y digo pueden, porque lamentablemente no siempre es así –
colocarnos en lo más puro del sentimiento de agradecimiento de aquellos a los
que la vida, de un modo u otro, nos acerca.
No tengo duda alguna en decir que ese es el caso del profesor Dr. Germán
CISNEROS FARÍAS, quien es alguien a quien podemos llamar en toda la
extensión de la expresión como un buen hombre, un excelente profesional del
mundo del Derecho, un destacado profesor y formador de juristas en su país,
un mexicano entero.
Conocí al profesor CISNEROS FARÍAS, hace unos años, no recuerdo con
exactitud si a propósito de mi primera visita a México, invitado a un congreso
en la UNAM por el maestro don Jorge FERNÁNDEZ RUIZ (2006), o a raíz de mi
incorporación como miembro del cada vez más prestigioso y consolidado Foro
Iberoamericano de Derecho Administrativo, durante la reunión que tuvo lugar
en Bogotá, Colombia (2007). Más allá del dato inicial – se me puede perdonar
quizás esa imprecisión, por el hecho de que a ambos eventos yo llegaba muy
joven e inexperto (sigo siéndolo) deslumbrado por las figuras del Derecho
Administrativo europeo y latinoamericano que iba conociendo en persona, que
hacían parte de mi formación en las páginas de sus obras, y a los que nunca
pensé conocer directamente -, lo cierto es sí tengo muy fresca la primera
impresión que tuve cuando me presentaron a CISNEROS FARÍAS, quien estaba
acompañado de su entrañable esposa Raquel. De ese primer momento guardo
un grato recuerdo, pues allí vi, en primerísima impresión, pero que no ha
cambiado en nada con el tiempo, a un hombre de excelentes maneras,
educado, amable, respetuoso, pausado, enamorado del Derecho y de lo que
este significa, seguro en sus juicios, tranquilo en sus análisis, humilde en su
proceder; siempre con su Raquel de la mano – una dulce mujer que sin dudas
ha sido el otro gran soporte de la linda familia que juntos han construido - en
cada evento en el que lo ha podido acompañar.
7
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Con el tiempo, pude leer no pocos de sus trabajos escritos y tuve además la
suerte de conocer a otros jóvenes profesores que comparten tareas
académicas con él en la Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad
Autónoma de Nuevo León.
Todo esto fue lo que me hizo proponerle a mi buen amigo, el profesor Dr. Luis
Gerardo RODRÍGUEZ LOZANO, quien es docente de esa propia facultad mexicana
y persona cercana al profesor Germán, que era tiempo ya de organizarle una
obra homenaje, como humilde tributo a su persona y sus enseñanzas. De tal
suerte, esta idea alumbrada en dos tierras distintas per cercanas de nuestra
América (Cuba y México), fue acogida con beneplácito y entusiasmo por
muchos y finalmente ahora se materializa con el concurso de una parte de
aquellos que conocen al Germán docente, escritor y hombre; y comparten
nuestra satisfacción por rendirle un homenaje de esta naturaleza.

No es posible en unas pocas y frías líneas, dar una visión completa de quien,
como el profesor CISNEROS FARÍAS, ha tenido una vida tan laboriosa y dedicada;
mas permítasenos acudir a algunos datos para trazar un rápido e imperfecto
esbozo de su trayectoria.
Germán CISNEROS FARÍAS nació el 5 de Diciembre de 1940, en Monterrey,
estado de Nuevo León, México. Con su esposa, Hilaria Raquel GONZÁLEZ formó
una ejemplar familia de cinco hijos.
Se licenció en Ciencias Jurídicas en la Universidad de Nuevo León en 1968; y
se doctoró en Derecho en la Universidad Autónoma de México en 1997.
Anteriormente, entre 1992 y 1994, había cursado una Maestría en Derecho
Público en la Universidad de Nuevo León.
En su larga carrera como docente, destacan su enseñanza en la Educación
Básica (1957-1990) y en la Educación Normal (1962-1971). Pero, sobre todo,
su actividad profesoral e investigativa en la Educación Universitaria, en su
querida Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Autónoma de
Nuevo León, México (desde 1973).
En todos estos años, CISNEROS FARÍAS ha sido destacado ponente en eventos
científicos dentro y fuera de México; profesor visitante en La Facultade De
8
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Dereito de la Universidade Da Coruña, España. Ha dirigió o dirige varias tesis
de doctorado, maestría y licenciatura, dentro del perfil jurídico. Asimismo, es
autor de numerosos trabajos cuya enumeración recogemos más adelante.
Es Director General de la revista
Statum Rei Romanae de Derecho
Administrativo (México, Universidad Autónoma de Nuevo León - FACDYC);
Miembro del Comité Científico de la Revista Conocimiento y cultura Jurídica (
enero 2010); miembro del Consejo Editorial de la Revista de la Asociación
Internacional
de
Derecho
Administrativo.
Opera
Prima
de
Derecho
Administrativo, México (Universidad Nacional Autónoma de México-Facultad de
estudios superiores Acatlán).
También es Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT,
nivel 2; Miembro Regular de
la Academia Mexicana de Ciencias, México
(2012); - Miembro Activo de la Asociación Iberoamericana de Derecho
Electoral., Guadalajara (septiembre 26 de 2011); Miembro del Foro
Iberoamericano de Derecho Administrativo, con sede en Coruña, España
(desde
2005);
Administrativo
Miembro
(desde
de
2008);
la
Asociación
Coordinador
Internacional
del
Capítulo
de
Derecho
Nuevo
León,
correspondiente a la Academia Mexicana de Derecho Constitucional; (20092013); y Presidente Actual del Colegio de Doctores de Nuevo León (20132014). Además es Presidente Honorario de la Asociación Mexicana de Derecho
Administrativo (noviembre 2011).
Entre los cargos y responsabilidades profesionales
que ha desempeñado
CISNEROS FARÍAS pueden mencionarse: Presidente de la Asociación Mexicana
de Derecho Administrativo (2007-2010); Representante Ciudadano en la
Comisión de Transparencia del Municipio de Monterrey (2006); Asesor del
Secretario de Educación Pública en Nuevo León (1998-2003); Director de
Control de Procesos, dependiente de la Procuraduría de Justicia de Nuevo
León (febrero-abril, 1996); Miembro fundador y primer secretario del Colegio
de Jurisprudencia en Nuevo León (1984-1986); Presidente del Colegio de
Jurisprudencia en Nuevo León (1996-1997); Asesor del Delegado Regional del
Seguro Social, Monterrey (1994-1997); Magistrado Propietario de la Sala de
Segunda Instancia Electoral Estatal de Nuevo León (1994); Subdirector
Académico de la Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Nuevo León
(1993-1994); Director General de Educación
9
Normal y Actualización del
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Magisterio, SEP (1990-1992); Asesor del Subsecretario de Educación Superior
e Investigación científica, Secretaria de Educación Pública (1989-1990);
Presidente del Comité del III Distrito Electoral Federal de Nuevo León
(elecciones de 1988); Director General de la Escuela Normal Superior, en
Nuevo León (1976-1979); Subdirector General de las Normas Estatales, Nuevo
León (1971-1973).
CISNEROS FARÍAS ha recibido reconocimientos como: el de la Asociación de
Egresados de la Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad
Autónoma de Nuevo León “Don José Alejandro de Treviño y Gutiérrez, A. C”
por su trayectoria como investigador del Derecho, (3 de julio de 2013); el del
Centro de Investigación en Matemáticas, A. C, por colaborar en la
“Fundamentación Doctrinal de los Juicios Orales y la pertinencia en sus
procesos jurídico-administrativos del Estado de Guanajuato” (9 de mayo de
2011); el
reconocimiento del
Colegio de
Doctores de Nuevo León (julio,
2007); el del Consejo Cultural Mundial (24 de noviembre, Monterrey Nuevo
León, 2007); el
Reconocimiento del Colegio de Abogados de Monterrey
(diciembre, 2006); la Medalla de Investigación de la Facultad de Derecho,
Universidad Autónoma de Nuevo León (2002); el Premio Nacional Alfonso
Reyes, literatura (1975).
Ha sido fundador de la Comisión de Transparencia del Municipio de Monterrey,
(2006); del Colegio de Doctores en Derecho del Estado de Nuevo León (2004);
del Doctorado en Investigación e Innovación Educativas, Gobierno de Nuevo
León, (2003); del Doctorado en Derecho de la Universidad Autónoma de Nuevo
León (2000); del Instituto de Investigaciones Jurídicas, la Universidad
Autónoma de Nuevo León (1999); del Centro de Estudios Históricos del
Normalismo Mexicano (1991); del Colegio de Jurisprudencia de Nuevo León
(1984); y de la Escuela de Graduados, Normal Superior (1977).

En Germán CISNEROS FARÍAS destacan su vocación humanista, pedagógica y
de servicio. Claves esas que han movido a que su labor sea reconocida por
muchos.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Y es ese reconocimiento el que ha permitido que nada más lanzáramos la
convocatoria para componer esta obra en su homenaje, muchas figuras de
prestigio dentro del iuspublicismo a ambos lados del Atlántico, mostraran
enseguida su adhesión a la idea y nos enviaran prestamente sus
colaboraciones.
Como el lector podrá apreciar, es este un libro que comprende aportaciones de
diversas generaciones de juristas, unos grandes maestros, otros jóvenes
talentos; pero todos movidos por el interés de dejar testimonio del afecto y
admiración hacia el profesor Germán CISNEROS FARÍAS.
Queda esta obra, pues, integrada por miradas plurales a temas actuales dentro
del Derecho Público, como un esfuerzo coral por seguir pensando en las; y
movidos esta vez por el interés de homenajear a un amigo, jurista y profesor
que lo merece y en buena lid.
Solo esperamos que tanto el homenajeado como los lectores, al adentrarse en
las páginas de esta obra, sientan que hay en ellas utilidad y que el esfuerzo ha
valido la pena. Pues, al final, es la utilidad, quizás, la mejor cualidad que puede
acompañar esta empresa, en tanto ha sido, precisamente, valioso y útil el paso
del profesor Germán CISNEROS FARÍAS por las aulas y su largo andar por el
universo fascinante del Derecho.
Dr. Andry MATILLA CORREA
Universidad de la Habana
Artemisa, Cuba, 5 de abril de 2014
11
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Publicaciones del profesor Germán CISNEROS FARÍAS
Libros
1. Aportes para una discusión inacabada en materia constitucional
electoral, México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación,
2013, ISBN: 978-607-708-143-2.
2. Argumentación y Discurso Jurídico. Acentos Constitucionales y
Administrativos, México, Trillas , 2012, ISBN: 978-607-17-1286-8
3. Rabasa Vs. Vallarta, México, Xalapa – Veracruz, Facultad de Derecho
Universidad Veracruzana, 2009, ISBN: 978-607-00-1954-8.
4. ( Con Jorge Fernández Ruiz) , Derecho Administrativo del Estado de
Nuevo León, México, Porrúa-UNAM, 2009, ISBN: 978-607-09-0169-0
5. Interpretación Sistémica del Derecho, México, Porrúa, 2008, ISBN:
978-970-07-7704-7.
6. Teoría Jurídica Contemporánea, Cochabamba-Bolivia, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas- Universidad Mayor de San Simón, 2006
7. Diccionario Jurídico. Más de 750 frases y aforismos latinos, México,
Trillas, 2006, ISBN: 9682475945.
8. Derecho Sistemático, México Porrúa, 2005, ISBN: 970-07-5633-5.
9. Lógica Jurídica, México Porrúa, 2003, ISBN: 978-970-07-7494-7.
10. Diccionario de Frases y Aforismos Latinos. Una compilación sencilla
de términos jurídicos, México, Instituto de Investigaciones JurídicasUNAM, 2003, ISBN: 970-32-08-87-8.
11. Metodología Jurídica, Quito - Ecuador,2003, ISBN: 9978-9913-3-6
12. Educación :2 Estudios Constitucionales, México, Facultad de Derecho
y Criminología-UANL, 2002; ISBN: 970-93540-0-0
13. La Voluntad en el Negocio Jurídico, México Trillas, 2001, ISBN: 96824-6350-5.
14. La Interpretación de la Ley, México ,Trillas,2000, ISBN: 968-24-6050-6
15. Axiología del Artículo Tercero Constitucional, México, Trillas, 2000,
ISBN: 9682461243
16. Teoría del Derecho, México, Trillas, 1999, ISBN: 9682461022.
17. El Municipio como Estructura de Poder. Hacia una reforma electoral,
México, Universidad Autónoma de Nuevo León - Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales, 1982.
18. Psicología del aprendizaje, Editorial Paidós, Buenos Aires-Argentina,
1974.
19. El Artículo Tercero Constitucional. Análisis histórico, jurídico y
pedagógico, México, Trillas, 1970.
COORDINACIÓN DE LIBROS
1.- Derecho Administrativo Global, Porrúa UNAM, 2012
2.- Con Valdemar Martinez Garza, Estudios Jurídicos en Homenaje al
Doctor Agustín Basave Fernández del Valle, México, Universidad
Autónoma de Nuevo León, 2011, ISBN: 978-607-433-658-0.
12
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
3.-. Con Jorge Fernández Ruiz y Filiberto Otero Salas, Régimen Jurídico
del Urbanismo. Memorias del Primer Congreso de Derecho
Administrativo Mexicano, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM, 2009, ISBN: 978-607-02-1086-0.
4.- Con Jorge Fernández Ruiz y Miguel Alejandro López Olvera Control
de la Administración Pública. Segundo Congreso Iberoamericano de
Derecho Administrativo, México, Instituto de Investigaciones JurídicasUNAM, 2007, ISBN: 970-32-3923-4.
5.- Con Jorge Fernández Ruiz y Miguel Alejandro López Olvera
Ombudsman Local,. Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho
Administrativo, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas - UNAM,
2007, ISBN: 970-32-3926-9.
6- Con Jorge Fernández Ruiz y Miguel Alejandro López Olvera Justicia
Administrativa,. Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho
Administrativo, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas -UNAM,
2007, ISBN: 970-32-3924-2
7.- Con Jorge Fernández Ruiz y Miguel Alejandro López Olvera
Seguridad Pública. Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho
Administrativo, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas –UNAM,
2007, ISBN: 970-32-3925-0.
8.- Derecho Procesal Constitucional, Coloquio Internacional, México,
Facultad de Derecho y Criminología- Universidad Autónoma de nuevo
León,2004, ISBN:970-694-175-4
ARTÍCULOS EN REVISTAS Y CAPÍTULOS EN LIBROS
1. “El Sistema Federal Mexicano: creado por Jorge Carpizo”, en el libro
Homenaje al Doctor Jorge Carpizo, Porrúa- UANL-FACDYC, México,
2013, ISBN:978-607-09-1506-2.
2. “El tribunal Supremo de Justicia de Nuevo León: un Libro de historia
jurídica que hace historia”, en la Revista Judicatus, Revista del Poder
Judicial del Estado de Nuevo León, enero-junio 2013
3. “La Evolución de las Contrataciones Públicas en México”, en el libro
Contratación Pública, doctrina nacional e internacional, Volumen II , del
XII Foro Iberoaméricano de Derecho Administrativo, Arequipa, Perú,
2013, ISBN: 978-612-4200-12-0
4. “Los Filtros Purificadores Éticos en el sistema de Responsabilidades de
los Servidores Públicos, en el Anuario da Facultade de Dereito da
Universidade da Coruña, España, n° 16 - 2012, ISSN: 1138-039X
13
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
5. Hacia un Sistema Lógico- Jurídico de Jerarquía Administrativa”. En el
libro “Visión actual del acto administrativo, del XI Foro Iberoamericano
de Derecho Administrativo y del Congreso Internacional, Santo
Domingo, República Dominicana, septiembre, 2012.
6. “Las tesis más importantes de Agustín Basave Fernández del Valle”. En
el libro Estudios Jurídicos en Homenaje al Doctor Agustín Basave
Fernández del Valle, México,Universidad Autónoma de Nuevo León,
2011,ISBN: 978-607-433-658-0
7. “Hacia la constitucionalización de la jurisdicción contenciosoadministrativa: nuevas tendencias”. En el libro Retos de la Organización
Administrativa Contemporánea, X Foro Iberoamericano de Derecho
Administrativo, El Salvador, 2011, ISBN: 978-99923-885-8-7
8. “La ponderación de intereses como argumento fundante en el
otorgamiento de una medida cautelar en el procedimiento
administrativo”, En el libro Congreso Internacional de Derecho
Administrativo ,X Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo, El
Salvador, 2011, ISBN:978-99923-885-7-0
9. “Dar plena libertad al lobo es condenar a muerte a los corderos, o la
inevitable colisión de las libertades, bienes y valores. En la Revista
Mexicana Statum Rei Romanae de Derecho Administrativo, núm. 6,
enero-junio 2011, ISSN: 2007-1442
10. “La Administración Integral del Agua en México y América Latina.
Expectativas jurídicas”. En la Revista Mexicana Statum Rei Romanae
de Derecho Administrativo, núm. 7 , julio-diciembre 2011, ISSN:20071442
11. “Propuesta de Adición a la Fracción V del Artículo 3º Constitucional para
posibilitar la Ley General de Educación Superior” en el Libro: Derecho
Constitucional Estatal. Memoria del VIII Congreso Nacional de Derecho
Constitucional de los Estados, México, Universidad Nacional Autónoma
de México, 2010, ISBN: 978-607-02-1993-1.
12. “La administración integral del agua en México y América Latina.
Expectativas jurídicas” en el Libro - capitulo34, el Derecho público en
Iberoamérica, Homenaje al Doctor Jaime Vidal Perdomo, MedellínColombia, editorial Temis, 2010, ISBN: 978-958-35-0792-2
13. “Las Maravillosas fuentes del derecho administrativo” en el Libro
Fuentes del Derecho Administrativo. IX Foro Iberoamericano de
Derecho Administrativo, Mendoza -Argentina, ediciones Rap, 2010,
ISBN: 978-987-1313-69-3
14
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
14. “Dar plena libertad al lobo es condenar a muerte a los corderos, o la
inevitable colisión de las libertades, bienes y valores” en el Libro
Derecho Administrativo Iberoamericano. IV Congreso internacional de
Derecho Administrativo, Mendoza- Argentina ,ediciones Rap,
2010,ISBN: 978-987-1313-90-7
15. “La Educación Axiológica como Derecho Fundamental” en el libro
Derechos humanos en Ibero-América, México, centro de Investigación y
desarrollo del Estado de Michoacán, 2010, ISBN: 978.968-9529-19-4
16. “La Verdadera Naturaleza del Acto Jurídico” en el libro El Acto
administrativo como fuente del derecho administrativo en Iberoamérica.
Actas del VIII Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo, Panamá,
2009, ISBN:978-098420076-0-2
17. Con Gustavo Mireles Quintanilla, “Derecho de los Particulares Frente al
Agotamiento de la Vía Administrativa en México”, en el libro derecho
Administrativo Iberoamericano, vol. I, (discrecionalidad, justicia
administrativa y entres reguladores).
Panamá, 2009, ISBN:978098420076-1-9
18. “La Información Pública en México en el Contexto de la Reforma al
Artículo 6º Constitucional: Sus implicaciones Municipales”, en el Libro
Derecho Municipal Comparado, ediciones Liber, Caracas-Venezuela,
2009, ISBN: 978-980-6571-40-2
19. “Una Interpretación Sistémica del Derecho Administrativo Mexicano, de
acuerdo con sus Bases Constitucionales” en la Revista A & C de Direito
Administrativo & Constitucional, Editora Fórum, Brasil, 2008,ISSN:
1516-3210
20. “Petróleo, Democracia y Soberanía: caso México” en el libro: Las
Transformaciones del Derecho en Iberoamérica, Homenaje a los 75
años del Universidad Autónoma de Nuevo León, Granada - España,
Editorial Comares, 2008,ISBN: 978-84-9836-439-2
21. “La Competencia Constitucional Necesaria y Contingente en el Estado
Federal Mexicano. Sus Implicaciones en Controversias Constitucionales
y Acciones de Inconstitucionalidad” en la Obra Completa : La Ciencia
del Derecho Procesal Constitucional, Homenaje al Dr. Héctor FixZamudio, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto
Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, Marcial Pons, 2008,
volumen VIII, ISBN: 978-970-32-5383-8
22. “Derecho a la Información Genética del Paciente con Alto Riesgo
Oncológico”, con Servando Cardona Huerta, en el libro: Panorama
Internacional en Salud y Derecho. Culturas y Sistemas Jurídicos
15
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
comparados, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM,
2007,ISBN:970324395-2
23. “Reflexiones sobre el establecimiento del Ombudsman de los niños.
Concepto y tareas específicas”, en el Libro: Ombudsman Local, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, ISBN: 970-32-3926-9
24. “La Interpretación Constitucional en el Contexto de la Teoría Sistémica
del Derecho” en el Libro Procesos Constitucionales. Memoria del I
Congreso Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, México,
Porrúa- UNAM, 2007, ISBN:970-07-6777-9
25. “La Constitución, como una Respuesta Teológica Inicial. Una
Explicación Sistémica” en la Revista da Academia Brasileira de Direito
Constitucional, Volumen 10A, Curitiba-Brasil, Editora Juruá, 2006,
ISSN:1676-1480
26. “Una Interpretación Sistémica del Derecho Administrativo Mexicano, de
acuerdo con sus Bases Constitucionales” en el libro: El Marco
Constitucional del Derecho Administrativo en Iberoamérica. V Foro
Iberoamericano de Derecho Administrativo, Quito- Ecuador, FIDA,2006
27. “Derecho, Moral y Justicia: una lectura teológico-constitucional, dentro
de la teoría sistémica del Derecho” en el libro Derecho, Ética y Política a
Inicios del siglo XXI. Memorias del I Coloquio Internacional sobre
Derecho, Ética y Política, México, Facultad de Derecho y CriminologíaUANL, 2006, ISBN: 970-694-370-6.
28. “Antinomias y Lagunas Constitucionales. Caso México” en la Revista
Mexicana de Derecho Constitucional, en Cuestiones Constitucionales,
número 8, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM,
enero-junio, 2003, ISSN: 1405-9193.
29. “Axiología educativa Constitucional Vigente en los Países
Iberoamericanos” en el Libro: Educación, Ciencia y Cultura.. Memoria
del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas- UNAM, 2002, ISBN: 970-32-0001X
30. “Historia, Estructura y algunas Instituciones Importantes de la
Constitución Política del Estado de Nuevo León” en el libro: Derecho
Constitucional Estatal, Estudios Históricos, Legislativos y Teóricoprácticos de los Estados de la República Mexicana, México, Instituto de
Investigaciones Jurídicas- UNAM, 2001, ISBN: 968-36-9413-6
31. “Consolidar la Identidad Nacional, Misión de las Escuelas Normales” en
la serie: Cultura Normalista”, México, SEP- Subsecretaría de Educación
Superior e Investigación Científica, 1992.
16
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
32. “La Educación Libera y Transforma al Ser Humano” en la serie: Tesis y
Discursos de Normalistas”, México, SEP- Subsecretaría de Educación
Superior e Investigación Científica, 1991.
33. Ensayo sobre el Angulo Pedagógico de Alfonso Reyes, obra editada por
el Gobierno de Nuevo León, 1977. Premio Nacional Alfonso Reyes,
literatura, 1975.
PRÓLOGOS A LIBROS
1.- Al Libro: Corrientes Filosóficas del Derecho, Autor Juan Manuel
Navarro Ameller, 2DA. Edición, Cochabamba, Bolivia, 2009, depósito
legal: © N° 2-4-389-09.
2.- Al Libro histórico: Teoría Pura del Derecho, Autor Hans Kelsen,
publicación de la Asociación Boliviana de Derecho Penal, La PazBolivia, 2008, editorial el Original-San José.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ARGENTINA
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
DERECHOS FUNDAMENTALES, PROCESO ADMINISTRATIVO
DEMOCRÁTICO1
Por Enrique Omar Aragón2
I -CONCEPTOS Y CONDICIONES DE PARTIDAEspero me permitan comenzar señalando algunas condiciones previos,
o al menos la formulación de alguna precisiones. Ellas aunque corren el riesgo
de llevarse una parte del tiempo, estimo que siempre tienen la valía de permitir
ubicarnos exactamente en el punto de argumentación y especialmente
comprender el en cierto modo el ideario que guiará una exposición. Con esta
precisión, se me permitirá también señalar que no habrán de escuchar una
exposición ni aséptica ni el derecho público no lo es, ni los tiempos que corren
permitirían un privilegio de esa cuantía.
He planteado como eje
a los derechos fundamentales y al proceso
administrativo democrático. Y desde esta relación bien podríamos aventurar o
bien que el derecho administrativo debe ser democrático para ser respetuoso
de los derechos fundamentales, o bien que los derechos humanos pueden
contribuir a democratizar al derecho administrativo, o bien, que el derecho
administrativo democrático puede ser una garantía de desarrollo y respeto de
los derechos fundamentales. Si me permiten creo que las tres afirmaciones son
perfectamente posibles.
Tres términos esenciales se presentan entonces en el tema a
desarrollar, tres conceptos que invaden una parte importante de la ciencia, no
1 Elaborado con motivo del I Congresso da Rede Docente Eurolatinoamericana de Direito
Administrativo, 22 a 24 de febrero de 2011, Curitiba, Brasil.
2 Abogado, Magister en Derecho Administrativo por la Universidad Austral, Doctorando por la
Universidad Católica, Docente Ordinario de Derecho Internacional Privado y Docente de Derecho
Administrativo en las Carreras de Especialización en Derecho Administrativo, de Especialización en
Derecho Laboral y de Especialización en Derecho de la Empresa de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad Nacional del Litoral. En el ejercicio profesional se desempeña como Director
General de Asesoría en la Fiscalía de Estado de la Provincia de Santa Fe.
19
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
sólo jurídica de nuestros días: el de “Derechos Fundamentales”, el de
“Democracia” y el de “Proceso Administrativo”.
Y si bien podría parecer una falta de respeto avanzar en la delineación
aunque más no sea general de esos conceptos dado la formación de los
oyentes, sin embargo, tratándose, fundamentalmente el primero de un
concepto de contenido variable según la posición o ideología desde la cual se
realice el análisis estimo necesario algunas precisiones para luego realizar
algunas consideraciones sobre técnicas que permitan o coadyuven a una
apertura del derecho administrativo.
Permítanme desde ya una digresión no se trata de que el Derecho
Administrativo no sea democrático, sino de que una parte importante de él ha
sido construido sobre la base de un concepto limitativo de democracia que creo
debemos revisar. Este proceso no sólo ha sido fortalecido por las ideologías
dominantes y el sistema jurídico por ellas creados, sino también muchas veces
incentivado hasta extremos impensables por una burocracia estatal que en
muchas ocasiones olvidó la noción de servicio propia de su existencia y atesoró
las estructuras y bienes estatales como si fueran una pertenencia de la que
había que mantener fuera a los ciudadanos.
Quizás uno de los principales cambios que debamos realizar en el
Derecho Administrativo es encontrar el modo de recuperar, incentivar y
fortalecer la idea del servicio como fundamento de la intervención de las
burocracias estatales, un cambio por cierto que es más cultural que jurídico.
Además de ello parece imprescindible recordar que la democracia no
constituye un tipo de estado sino más un tipo de régimen de gobierno del
Estado3, que en nuestro continente fruto de las ideologías dominantes se gestó
y consolidó bajo el modelo de la democracia representativa. En ese modelo al
pueblo en cuyo seno reside el poder en este tipo de régimen político se le
3 STRASSER, Carlos. ALGUNAS PRECISIONES (Y PERSPECTIVAS) SOBRE EQUIDAD, DEMOCRACIA Y
GOBERNABILIDAD A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI, ponencia presentada en la Conferencia Internacional
sobre Crisis Política, Democracia, equidad y gobernabilidad, Universidad Iberoamericana de Santo
Domingo,
República
Dominicana,
Noviembre
de
2004.
Disponible
en
http://www.clacso.org.ar/biblioteca.
20
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
asigna el rol pasivo de elegir representantes a través de los cuales ejerce el
gobierno. Ejecutivos que asumen predominantemente la realización de la
función administrativa, parlamentarios conformando parlamentos, congresos o
legislaturas que asumen preponderantemente la función legislativa. La
expresión preponderante no es caprichosa, la realidad en la conformación de
los sistemas políticos demuestran que unos y otros asumen también aunque
limitadamente las otras funciones en que se organiza el poder del estado, y en
nuestra materia esta circunstancia asume trascendencia porque una parte
importante del ordenamiento que regula y ordena la vida de los ciudadanos y
habitantes de nuestros países no se origina en el poder preponderantemente
legislativo, contrariamente gran parte del ordenamiento nace en el seno de los
ejecutivos y conforma parte importante del por nuestros días cada vez más
ramificado y hasta exhaustivo derecho administrativo. Ya volveré sobre este
aspecto.
Retornando por un momento a la democracia como régimen político
estimo importante señalar que en los distintos momentos históricos este
modelo ha sido asimilado con distintos valores o intereses. En las postrimerías
de los setenta y aún en los ochenta la sobrepoblación de dictaduras militares o
cívico militares que habían usurpado el poder del Pueblo atribuyéndose su
representación o su salvación en el peor de los casos, la democracia fue
asimilada al recupero del derecho a elegir y al recupero de la libertad y del
respeto a los derechos fundamentales identificados en esta época casi
exclusivamente con el respeto a la vida y dignidad de las personas ante la
indignación producida por el conocimiento de las atrocidades cometidas
durante el interregno histórico anterior. Democracia fue entonces asimilada a
estado de derecho.
Ahora bien, en este particular momento histórico la democracia tiene o
debe tener a mi criterio un contenido diverso. Ello ante todo porque ni siquiera
el Estado de Derecho está en vigencia para la población entera, porque como
se ha señalado el goce o el ejercicio efectivo de los derechos disminuye a
medida que bajamos la pirámide estratificacional internacional o nacional, en
esa cuesta abajo se va de menos, a menos, a menos, y que implica para
21
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
muchos exclusión de todo, de salud, de empleo, de ingreso, de alimentación,
de vestido, techo, servicios públicos, educación, protección del estado,
posibilidad de justicia, y así sucesivamente. Si no fuese trágico, podríamos
decir que ya aburre notarlo. Es sólo que esta realidad en carne viva, y la misma
indiferencia e insensibilidad de demasiada gente que si puede ejercer y
disfrutar de aquellos derechos, exigen la reiteración una y otra vez4.
La democracia de nuestros días exige inclusión. Y esa inclusión no es
sólo económica y social, por que la exclusión tampoco lo es sólo de ese tipo.
La exclusión además de privar de bienes económicos y sociales en el sentido
de los necesarios para la satisfacción de ese tipo de necesidades, priva de
otros bienes también trascendentes. Hay exclusión, cultural, religiosa, étnica,
sexual, de género, hay exclusión de la diversidad sólo porque es diversa y
porque los discursos hegemónicos pretenden una homogeneidad que no sólo
contradice la realidad que circunda, sino y esto creo es lo más terrible, porque
contradice la realidad que ellos mismos generan.
Y
bajo
esta
perspectiva
es
preciso
continuar
repensando
el
funcionamiento del Derecho Administrativo para dotarlo de herramientas que
permitan avanzar hacia la inclusión y alcanzar la verdadera una verdadera
democracia, lo cual requiere en primer lugar la inclusión en los procedimientos
administrativos de modo de que los propios sectores excluidos sean participes
y artífices de las decisiones públicas que les atañen, y por que no sean
partícipes y artífices de la creación de las normas que luego regulan -mediante
ampliación o reducción- el ejercicio de sus derechos.
Creo que podemos aquí enumerar algunas técnicas, métodos o modos,
aunque luego pueden convertir se en derechos, a saber: A) el acceso a la
información; B) modificación de dinámicas y procedimientos en relación a los
presupuestos públicos, lo que se su turno implica dos cuestiones, la primera
referida a la utilización de la técnica de los Presupuestos Participativos, la
segunda, relacionada con la modificación de los modos de confección y
exposición de los presupuestos públicos, especialmente los referentes a
4 Ibidem
22
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ejecución y modificaciones presupuestarias; C) la participación ciudadana en
los procedimientos administrativos de formación de normas administrativas y
también en la parte administrativa de los procedimientos de la formación de
normas legales, y, D). finalmente, la participación ciudadana en la definición de
los planes, gestión y control de prestación de servicios públicos.
A) El acceso a la información.
Mencioné en primer lugar el acceso a la información, ese orden no es
casual, y no lo es por dos razones, la primera porque es una condición para la
realización y viabilidad de todas las otras técnicas, sino además porque goza
ya de un rango distinto, pues se le ha reconocido el carácter de Derecho
Fundamental.
Lo primero porque sin una adecuada información no es posible no sólo
que las técnicas que mencioné puedan ser utilizadas racionalmente, sino
porque no es posible ejercer el universo de derechos reconocidos a los
ciudadanos sin una adecuada información.
Lo segundo, porque el derecho de acceso a la información ha sido ya
definido en el ámbito interamericano por la Corte Interamericana como un
“derecho”. Más aún fue el primer tribunal internacional en precisar y delinear el
Derecho de Acceso a la Información como un “Derecho Humano”, con el
ingrediente no menor de que se trata de un derecho no enunciado
expresamente en el catálogo de derechos como un derecho autónomo, sino
comprendido como faceta o contenido del derecho de libre expresión.. Fue en
la causa “Claude Reyes”5, aunque antes, cabe señalarlo, ya había efectuado
5 Pero admitido entonces que el derecho a la información constituye un derecho de los ciudadanos, cabría
tener particularmente que en cuenta que la Corte exige tres condiciones acumulativas para posibilitar la
denegación total o parcial de ejercicio. Parte del principio de publicidad y por lo tanto de acceso y
sentencia que las restricciones 1) deben estar previamente fijadas por ley; 2) debe obedecer a un objetivo
permitido por la Convención (respeto a los derechos o la reputación de otros o la protección de la
seguridad nacional, el orden público o la salud y moral pública. El secreto sólo puede justificarse por un
fin público, y, 3) deben ser las necesarias para una sociedad democrática, es decir, orientadas a satisfacer
un interés público imperativo y además debe escogerse aquella que afecte en menor escala el derecho
protegido. Cabe aquí contraponer el estándar clásico de razonabilidad. Pues no es lo mismo afirmar que
para juzgar la razonabilidad hay que atender a la fisonomía del derecho luego de la reglamentación que
señalar que debe elegirse el que afecte en menor escala el derecho protegido. También por este camino,
por la introducción de nuevos estándares de compatibilidad el derecho local viene a ser modificado por
las normas internacionales en las condiciones de su vigencia. También habría que tener en cuenta que la
23
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
referencias o aplicaciones tangenciales en que se arribó a esa conclusión.
También debo señalar que al igual que la Convención Americana6,
otros
instrumentos internacionales de Derechos Humanos comprenden al acceso a
la información dentro del Derecho a la Libre Expresión, así la Declaración
Universal de Derechos Humanos7, y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos8.
También es preciso tener inconsideración que el acceso a la información
como autónomo ha sido mencionado en un número importante de instrumentos
internacionales, así la Declaración de Nuevo León (2004)9, el Código
Iberoamericano de Buen Gobierno adoptado por los Jefes de Estado en la XVI
Cumbre Iberoamericana (2006)10, la Convención de la O.N.U. de
Lucha
contra la Corrupción11, la Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión
Corte entiende que las decisiones denegatorias deben ser expresas y fundadas, que se produce una
inversión en la carga de probar.
6 Convención Americana sobre Derechos Humanos Artículo 13 inciso 1 “Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad buscar, recibir y difundir
informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en
forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”.
7 Declaración Universal de los Derechos Humanos Artículo 19 Todo individuo tiene derecho a la libertad
de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por
cualquier medio de expresión.
8 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos Artículo 19. Inciso 2 “Toda persona tiene derecho a
la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o
artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
9 Se alude allí a la necesidad de asegurar el acceso a la información en poder del Estado, con el debido
respeto a las normas constitucionales y legales, incluidas las de privacidad y confidencialidad,
señalándose que además de constituir condición indispensable para la participación ciudadana, promueve
el respeto efectivo de los derechos humanos, asumiéndose el compromiso de contar con los marcos
jurídicos y normativos, así como con las estructuras y condiciones necesarias para garantizar a los
ciudadanos el derecho al acceso a la información.
10 Conforme a este instrumento debe impulsarse el debate político con transparencia y destacándose la
importancia de los mecanismos de información y participación en el desarrollo del debate.
11 En su artículo 10 Información pública. Habida cuenta de la necesidad de combatir la corrupción, cada
Estado Parte, de conformidad con los principios fundamentales de su derecho interno, adoptará las
medidas que sean necesarias para aumentar la transparencia en su administración pública, incluso en lo
relativo a su organización, funcionamiento y procesos de adopción de decisiones, cuando proceda. Esas
medidas podrán incluir, entre otras cosas: a) La instauración de procedimientos o reglamentaciones que
permitan al público en general obtener, cuando proceda, información sobre la organización, el
funcionamiento y los procesos de adopción de decisiones de su administración pública y, con el debido
respeto a la protección de la intimidad y de los datos personales, sobre las decisiones y actos jurídicos que
incumban al público; b) La simplificación de los procedimientos administrativos, cuando proceda, a fin
de facilitar el acceso del público a las autoridades encargadas de la adopción de decisiones; y c) La
publicación de información, lo que podrá incluir informes periódicos sobre los riesgos de corrupción en
su administración pública.
24
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Pública (2008)12, y finalmente, la Carta Iberoamericana de Participación
Ciudadana en la Gestión Pública (2009)13.
Se trata sin embargo todos los casos de instrumentos ninguno de los
cuales
en
principio
cuenta
con
jerarquía
normativa
para
engendrar
directamente un derecho, pues en general no distan de ser compromisos o
declaraciones en el sentido de incorporar o regular ese derecho en el ámbito de
los países signatarios
No obstante la sola autoridad de la interpretación de la Corte
Interamericana en el caso “Claude Reyes”, permite ya entender en el ámbito de
los países que tienen incorporado ese convenio que el acceso a la información
constituye un derecho, a lo cual hay que agregarle los frutos nacionales del
resto de los instrumentos internacionales, es decir, las normativas nacionales
que van incorporando el acceso a la información como derecho.
Pero no podemos obviar que el respeto al acceso a la información
acarrea conflictos si se me permite la expresión, culturales. Es que el acceso
libre a la información pareciera colisionar con una concepción clásica del
procedimiento administrativo y del modo de actuar de la Administración -un
coto cerrado a la participación de la burocracia administrativa o de los órganos
gubernativos- y desde esta perspectiva el ejercicio del derecho puede verse
como algo “molesto” capaz de obstaculizar el funcionamiento cerrado de la
dinámica administrativa.
Sin embargo, éste integra ya el catálogo de derechos y si no lo integra
todavía debe bregarse para ello, por lo único camino es el de hallar mecanismo
que permitan conciliar los intereses privados y públicos, siempre sin olvidar que
el norte de regulación e interpretación debe estar dado por la idea de que el
acceso a la información es en sí mismo un interés público
12 Refiere a la solicitud y obtención de información pública, la participación en el diseño y formulación
de servicios públicos, políticas públicas y mejoramiento en la calidad de la gestión pública.
13 Recomienda la adopción de medios que permitan, entre otros: 1) conocer los derechos de
participación en la administración pública.; 2) acceso a información pública.; 3) intervención en las etapas
del proceso de formación de políticas públicas; 4) presentación de solicitudes y propuesta; 5)
participación en la elaboración, modificación y revisión de normas; 6) control de los servicios públicos.,
y, 7) denunciar la existencia de obstáculos a la participación.
25
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En verdad aunque consagrado ahora como Derecho Humano el acceso
a la información tiene una faceta o cariz público trascendental vinculado a la
organización de una sociedad democrática y a la realización del principio de
publicidad de los actos de gobierno14. Hace no sólo a los individuos como
tales, sino especialmente a su participación en los asuntos públicos para
asegurar el sostenimiento de la república y la realización de una democracia
auténtica y real, porque sólo con información fidedigna será posible romper las
vallas de la exclusión y permitir el adecuado ejercicio del resto de derechos
reconocidos, gozando de la particularidad de debilitar la línea divisoria entre
gobernantes y gobernados15.
Pero quiero hacer una última y especial mención y se relaciona con la
necesidad de avanzar aún más en la definición del acceso a la información.
Como podrán haber vacilado me he referido a acceso a la información sin
efectuar calificativo, es hora de hacerlo.
Tal temperamento no ha sido casual, contrariamente he querido reservar
para un último comentario la necesidad de que la “información” a la cual se
goza del derecho a acceder sea calificada no por la naturaleza del sujeto que
la posee (desde esta perspectiva si la llamamos información pública sería tal
por un criterio subjetivo aquella que se encuentra en poder de entes públicos),
sino desde el interés que ella pueda representar para la ciudadanía en relación
al ejercicio de derechos individuales o colectivos, razón por la cual entiendo
que en realidad deberíamos hablar de un acceso a la información de interés
general, de modo de aprehender dentro de su ámbito de aplicación también la
información que poseen sujetos privados o corporaciones.
Creo que no es necesario referir a la trascendencia que algunos entes
privados o corporativos tienen en nuestra realidad y la utilidad y valor que
puede tener para la ciudadanía el acceso a información que ellos puedan
poseer. Contraponer la ciudadanía al Estado, o si se quiere pensar que toda la
14 El principio de publicidad se encuentra sustento normativo en diversos artículos de la constitución,
GELLI, María Angélica. CONSTITUCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA, COMENTADA Y CONCORDADA, 2ª
edición, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2003, pág. 23.
15 BASTONS, Jorge. PANORAMA DEL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA EN EL DERECHO
COMPARADO, Revista Información Pública, vol IV, Nº 1, Escuela de Periodismo, Universidad Santo
Tomás, Santiago de Chile, 2006, 103 a 123.
26
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
información trascendente para el ejercicio de derechos por los ciudadanos se
encuentra en manos estatales, implicaría al menos desdeñar las profusas
estructuras corporativas –en el sentido más amplio de la expresión- que
abundan en nuestros días.
-B)
Modificación
de
reglas
en
materia
elaboración,
ejecución,
modificación de los presupuestos públicosPareciera de Perogrullo recordar la trascendencia que los recursos
tienen en la dinámica diaria de la vida de las personas y de los Estados. De su
posesión, falta de ella o de los modos de distribución depende la inclusión o la
exclusión de las personas.
La enfermedad se combate con servicios de salud, el hambre con
alimentos, el analfabetismo con educación formal, pero todos estos requieren
recursos y, si los ciudadanos carecen de ellos en razón de las matrices de
distribución –tema que excedería en mucho esta exposición- y la salud, la
alimentación, la educación y muchos otros son Derechos Fundamentales de los
individuos, entonces corresponde al Estado asegurar el disfrute de esos
derechos mediante el acceso a los bienes necesarios a través de la
implementación de las políticas públicas correspondientes, para lo cual vuelven
a necesitarse recursos que se organizan y disciplinan en su recaudación e
inversión a través de los presupuestos públicos.
Utilizó el término inversión en contraposición al conocido de “gasto” no
sólo porque casi invariablemente ha sido asociado al “lastre”, como si la
inversión en aquellos ámbitos mereciera esa calificación, sino por el contenido
ideológico hegemónico que en nuestro países ha tenido ese concepto y la
contribución a la exclusión que los planes asociados a la supuesta “necesidad
de su contención” han tenido en relación al goce de Derechos Fundamentales,
principal, pero no únicamente en relación a los derechos sociales.
Si mediante el presupuesto público se organizan la recaudación e
inversión de los recursos a través de los cuales se organizan las políticas
públicas tendentes a garantizar el goce de derechos sociales y económicos,
27
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
pareciera casi elemental que los interesados o destinatarios debieran poder
participar no sólo en la determinación de esas políticas, sino además ejercer un
adecuado control de la inversión y de las modificaciones en las cuentas
originarias para evitar que los recursos puedan ser dirigidos a otros fines o
políticas públicas diversas.
No se trata de que en los modelos tradicionales de democracia
representativa ello no ocurra, sino que ocurre con un grado de inmediatez de
tales características que no siempre permite reflejar la verdadera necesidad. En
efecto, en esos modelos la selección de políticas públicas por el ciudadano se
opera al emitir el voto y adherir mediante él a una plataforma de gobierno que
luego puede ser llevada o no a la práctica, luego la elaboración de los
presupuestos de recursos para hacerlo, su aprobación e incluso el control de
su ejecución descansa en los representantes elegidos y el único medio
generalmente reconocido a los ciudadanos es la espera del cumplimiento del
ciclo gubernativo para ejercer nuevamente el derecho de votar.
Parece adecuada una democratización que haga descender en un
grado, al menos algunas de las instancias vinculadas a la definición de las
políticas públicas y su presupuestación para ponerlas en contacto con los
ciudadanos.
Ello puede lograrse en la etapa de definición a través de las técnicas de
los presupuestos participativos, acompañada de una modificación de las reglas
técnicas de exposición de los presupuestos públicos, especialmente, de las
reglas de exposición de la ejecución presupuestaria y de las modificaciones al
presupuesto aprobado. Veamos someramente algunos de estos aspectos.
Con respecto a la utilización de la técnica de los Presupuestos
Participativos, no tendría el atrevimiento de venir a hablar a su cuna acerca de
sus características y diseño. No obstante me permitirán algunos comentarios
para encuadrarlos dentro del planteo general que les he propuesto,
especialmente para referir a algunas conclusiones ya publicadas que permiten
28
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
confirmar que se trata de una técnica apta para la democratización y
especialmente para favorecer la inclusión de sectores postergados16.
La trascendencia de la utilización de la técnica del Presupuesto
Participativo desde la perspectiva que vengo planteando se relaciona
fundamentalmente con un cambio en el paradigma de la democracia
representativa porque la participación del ciudadano rompe el ciclo clásico de
participación exclusiva en el acto de votar para elegir al Ejecutivo o al
Parlamento, decidiendo las prioridades de inversión. El ciudadano deja de ser
un coadyuvante de la política tradicional y se convierte en un protagonista
permanente de la gestión pública17.
Claro esta técnica al ser utilizada exclusivamente en el ámbito local
relaciona la participación con un universo limitado de las políticas y los
recursos, por lo que su contenido esencialmente democrático y participativo
requiere de una decidida acción en pos de la descentralización y la asignación
de mayores recursos a los gobiernos que se encuentren en mayor contacto con
la población.
La democratización es cierta en tanto se acompañe con un decidido
proceso de asignación de cometidos a los municipios y de asignación de
mayores recursos en ellos, de lo contrario de subsistir políticas centrales que
concentran los grandes caudales de recursos en los gobiernos centrales, la
técnica no dista de ser una teorización al menos en cuanto resultados efectivos
en el cambio de vida de los ciudadanos.
16 AVILEZ JIMÉNEZ, Francisco Javier. TÉCNICA DE ORGANIZACIÓN DE LOS PRESUPUESTOS
PARTICIPATIVOS, Revistas Temas para el Debate Nº 113, págs. 45/48, Abril de 2004; BLOJ, Cristina.
INVESTIGACIÓN SOCIAL Y POLÍTICAS PÚBLICAS. UN BINOMINO POLÉMICO, en María Nieves Rico y Flavia
Marco, Mujer y empleo. Reforma de la Salud en la argentina, Siglo XXI Argentina Editores/CEPAL,
Buenos Aires, 2006; BLOJ, Cristina. CUIDADANÍA, EXPERIENCIAS DELIBERATIVAS Y NUEVAS
SUBJETIVIDADES POLÍTICAS EN LA ARGENTINA POST CRISIS DEL 2001: ASAMBLEAS BARRIALES Y
PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid (IUIOG), Madrid,
2008; CABANNES, Yves. 27 RESPUESTAS A PREGUNTAS FRECUENTES SOBRE PRESUPUESTOS
PARTICIPATIVOS MUNICIPALES. QUÉ ES Y CÓMO SE HACE EL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO, Urban
Governance Toolkit Series, Banco Mundial and United Nations Settlements Programme (UNHABITAT),
Quito, 2007; GOLDFRANK, Benjamín. LOS PROCESOS DE PRESUPUESTO PARTICIPATIVO EN AMÉRICA
LATINA: ÉXITO, FRACASO Y CAMBIO, en Revista de Ciencia Política, Volumen 26, Nº 2, 2006, págs. 3 a
28; Municipalidad de Rosario. EL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO EN ROSARIO. UNA APUESTA RENOVADA
AL EXPERIMENTALISMO DEMOCRÁTICO, Secretaría General Proyecto URBAL B, Red 9, 2009.
17 Genro, T y De Sousa, U, ORÇAMENTO PARTICIPATIVO. A EXPERIENCIA DE PORTO ALEGRE, Fundaçao
Perseu Abramo, Brasil, 1997, pág. 123.
29
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Poco más de dos décadas de utilización de la técnica del presupuesto
participativo han permitido ya la elaboración de conclusiones en torno al
análisis de experiencias en varios países americanos y europeos. De estudios
realizados en treinta ciudades en América Latina y Europa se afirma que:
representa entre el 2 y el 10 % del presupuesto municipal ejecutado, ha
permitido dar pasos en el control social del presupuesto, contribuyó a un
aumento de la recaudación fiscal y disminución de la morosidad y presenta una
importante tasa de participación ciudadana en relación a la población total
(hasta un 7%), además, y esto me parece trascendental de que demuestra una
clara inversión o direccionamiento hacia sectores más vulnerables y hacia los
sectores rurales18.
Además de lo señalado se han elaborado otras conclusiones que
permiten considerar a la técnica de los Presupuestos Participativos como una
técnica adecuada en orden a la democratización en el sentido de contribuir a la
inclusión y a la garantía del goce efectivo de los derechos sociales.
Este nuevo modelo de determinación de objetivos públicos, de fijación
deliberativa de políticas públicas ha permitido redirigir recursos públicos hacia
los sectores más pobres19.
Esta redirección de los recursos públicos ha repercutido casi
directamente en una extensión de la prestación de los servicios públicos20,
contribuyendo de esa manera a disminuir niveles de exclusión.
Pero no sólo desde la perspectiva de la mejora en el goce de los
derechos de sectores excluidos la técnica de los Presupuestos Participativos
ha resultado beneficiosa, sino que también lo ha sido desde la perspectiva de
mejoramiento de funcionamiento de los estados y del compromiso de los
ciudadanos con respecto a ellos. En efecto, la utilización de la técnica ha
18 CABANNES, Yves, PRESUPUESTO PARTICIPATIVO Y FINANZAS LOCALES, segunda versión ampliada,
A. Municipal de Porto Alegre, Brasil, RED URBAL Nº 9.
19 MARQUETTI, Adamir. DEMOCRACIA, EQUIDADE E EFICIENCIA O CASO DO ORNAMENTO
PARTICIPATIVO EN PORTO ALEGRE. En CONTRUINDO UM NOVO MUNDO: AVALIAÇAO DA EXPERIENCIA DO
ORNAMENTO PARTICIPATIVO EM PORTO ALEGRE BRASIL, edit. Joao Verle y Luciano Brunet, Porto Alegre:
Guayí, 2002, págs. 210/232.
20 SOUSA SANTOS, Boaventura de. PARTICIPATORY BUDGETING IN PORTO ALEGRE: HOWARD A
REDISTRIBUTIVE DEMOCRACY, Politics y Society 26 (4), 1998, págs. 461/610.
30
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
contribuido a incrementar la transparencia en el funcionamiento de los órganos
estatales21 y además ha beneficiado la recaudación fiscal aumentándola y
bajando lo índices de morosidad.22
Finalmente la utilización de los Presupuestos Participativos tiene efectos
beneficiosos en relación a la propia democratización de la sociedad civil en
razón de que al incentivar la participación democratizan las organizaciones
civiles existentes e incentivan la creación de nuevas23, ello principalmente en
los modelos que utilizan sistemas asociativos o mixtos.
También dentro de este aspecto creo que es preciso superar la
utilización de modos de exposición de los presupuestos públicos que impiden
un verdadero acceso y conocimiento por la sociedad en general.
Con frecuencia solemos escuchar algún gobernante jactarse de que en
cumplimiento de la obligación de brindar información activa publica en la página
web el presupuesto y su ejecución. Y es cierto. Entramos a nuestra PC
chiqueamos la pagina, el link y se despliega la información. El problema es
cuantas personas pueden leerla y comprenderla.
Llevo ya algunos cuantos años en el ámbito de la Administración y
puedo asegurarles que pocas materias resultan tan difíciles de comprender
como las vinculadas al presupuesto, mucho más si se trata de exponer su
ejecución, y aún todavía más si se trata de modificaciones.
En verdad sólo algunos pocos especialistas y técnicos en la
Administración pueden comprender la temática, mucho más difícil será para el
humilde ciudadano que pretende conocer como fueron invertidos los recursos
que en principio habían sido destinados en el proyecto general a la realización
de determinado cometido, por lo cual estimo que la modificación de estas
reglas es un aspecto central en orden a la democratización.
21 GOLDFRANK, B. citado.
22 CABANNES, Yves. 27 RESPUESTAS…, citado.
23 BAIOCCHI, Gianpaolo. PARTICIPATION, ACTIVISM, AND POLITICS: THE PORTO ALEGRE EXPERIMENT
AND DELIBERATIVE DEMOCRATIC THEORY, Politics y Society 29 (1), 2001, págs. 43/72
31
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
C) –Participación ciudadana en la planificación, dirección y control
de prestación de servicios públicosEn lo que respecta a la participación ciudadana en la planificación,
dirección y control de los servicios públicos, estimo necesario también algunas
aclaraciones previas a los fines de exponer distintos supuestos y por ende
distintas posibilidades de participación.
En primer lugar recordar que si hablamos de servicios públicos
deberíamos recordar que hay tantos conceptos o definiciones como autores
han escrito sobre el tema, por lo cual soslayaré esa problemática. Asumiré que
la noción pervive pese a tantos anuncios de muerte que sobre ella hemos
escuchado y ceñiré la exposición sólo a los denominados servicios públicos
domiciliarios que como sabemos su goce o falta de él es en las grandes
ciudades latinoamericanas un factor que coadyuva de modo decisivo a los
grados de exclusión. Recordaré especialmente a los fines del objetivo de esta
exposición que como enseñaba el Profesor Salomoni los servicios públicos
constituyen una técnica de igualación social y de ahí su importancia a los fines
de favorecer la inclusión.24
A los fines de analizar la posibilidad de participación de los ciudadanos
creo que es necesario distinguir según los servicios sean prestados por
órganos administrativos, por organismos administrativos (personas jurídicas
públicas prestadoras) o por particulares a través de concesiones del poder
público. Según sean estas posibilidades se presentan distintos grados de
posibles participaciones.
Así frente a la prestación del servicio por órganos administrativos resulta
delicada la posibilidad de incorporar la participación ciudadana atento a la
organización burocrática y la dificultad de incorporar a ella a los particulares. La
situación puede presentar un grado de complejidad menor si la prestación se
realiza a través de personas públicas, pues puede resultar de un nivel de
complicación menor la integración de representantes de los ciudadanos al
órgano de dirección de la entidad atento al carácter descentralizado y a la
24 SALOMONI, Jorge L, TEORÍA GENERAL DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS”, Ad-hoc, Buenos Aires, 1999.
32
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
realidad de funcionamiento de estas instituciones usualmente sujetas a
dinámicas diversas de las propias Administración clásica. Si el prestador es en
cambio un particular la posibilidad de integración de los ciudadanos pareciera
limitarse a los órganos de control encargados de la regulación del servicio.
Este último ha sido el supuesto previsto por la Constitución Argentina
reformada en el año 1994 que adopta un criterio de apertura a la participación
ciudadana estableciendo que la legislación deberá prever la necesaria
participación de las asociaciones de consumidores y usuarios en los
organismos de control25, sin formular precisiones no obstante acerca de
prestadores públicos o privados.
Esa participación en el ámbito del control de prestación de los servicios
públicos puede asumir diversas formas que van desde la organización de
audiencias públicas previas a la adopción de determinadas decisiones, a la
participación directa de los usuarios en los órganos de control.
El primer mecanismo de participación esta dado por la convocatoria a
Audiencias Públicas y presenta algunas cuestiones previas que requieren ser
atendidas para que verdaderamente se manifiesten como una forma de
participación ciudadana:
1) la determinación previa a través del ordenamiento de los
supuestos en que la Audiencia Pública debe ser convocada, previendo de
manera expresa la sanción para el acto final dictado sin que esa audiencia se
haya realizado y sin que se hayan valorado en la motivación de la decisión las
propuestas en ella vertidas. Esta regulación, esencialmente, evita dejar a
manos de la discrecionalidad de la burocracia definir cuando convoca o no a la
audiencia pública;
2) democratización del acceso a la información, lo que
implica un doble aspecto: el de la completitud e integralidad de la información a
25La adopción de la disposición constitucional fue precedida de un interesante debate en el seno de la
Convención Constituyente acerca de los límites o extensión de la participación, ya que en tanto algunos
de los despachos originales preveían una participación consultiva, el consenso se arribó hacia una
fórmula que permita participación activa en la decisión de los órganos de control.
33
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
recibir por los participantes y, asimismo, el de la oportunidad con que los
participantes acceden a la información necesaria. No sólo es trascendente la
calidad de la información, sino el tiempo de que se dispone para su
procesamiento;
3) la exigencia de que las audiencias sean convocadas con
antelación suficientemente razonable para poder prepararse y además
realizadas en lugares razonables de acuerdo a la distribución geográfica de los
usuarios. Esto a colación de la experiencia argentina donde se convocaron a
audiencias para la revisión de tarifas con antelación insuficiente –cuando los
prestadores traían varios años trabajando la problemática con los entes
reguladores- y en punto geográficas alejados de los grandes núcleos urbanos
servidos;
4) un adecuado asesoramiento técnico a los participantes.
En este sentido debe tenerse en cuenta que una parte importante de las
cuestiones o aspectos relativos a la organización de lo servicios públicos
presenta carácter de complejidad, razón por la cual la información no siempre
es suficiente, sino que además se hace necesario contra con el asesoramiento
técnico necesario. Si bien los usuarios organizados pueden contar con técnicos
que brinden ese asesoramiento (vgr. Asociaciones), difícilmente cuenten con
ese asesoramiento los usuarios individuales que debería ser brindado por el
ente de control o las autoridades.26
5) el carácter universal de la participación, participación de
los ciudadanos, no de los usuarios, incorporando de alguna manera la figura
del usuario potencial, es decir, aquel que no tiene acceso a los servicios
públicos y por tanto no es un usuario en términos técnicos. En verdad esto
constituye un elemento esencial, pues si aquellos a quienes el servicio no
alcanza no pueden participar en las decisiones de decidir, por ejemplo, entre la
elección entre la ampliación del sistema u otros cambios en la prestación del
26 Algo similar a lo que ocurre en el ámbito de las Public Utilities Commissions de los Estados Unidos,
donde las audiencias gozan de un importante tratamiento y donde los usuarios cuentan con asesoramiento
adecuado.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
servicio, entonces no existe una ampliación en el ámbito de la cobertura,
manteniéndose la situación de exclusión.
Un segundo nivel o modalidad de participación se manifiesta en la
participación en los órganos de control, ya sea a través de un representante en
los órganos directivos, ya sea a través de la creación de comisiones integradas
por los usuarios que actúa asesorando.
La experiencia regulatoria argentina permite encontrar diversos tipos de
normaciones en materia de participación en los órganos de control.
Así la experiencia posterior a las privatizaciones permite encontrar
ejemplos de participación en los directorios como el Ente Único Regulador de
los Servicios Públicos de la Ciudad de Buenos Aires o el Organismo Regulador
de Aguas Bonaerense (O.R.A.B.)
y ejemplos de comisiones asesoras
(Comisión de Usuarios del organismo regulador del servicio de agua potable y
desagües E.T.O.SS), que constituyó un ejemplo ampliación del nivel de
representación pero con limitaciones en cuanto a las verdaderas posibilidades
de influir, aspecto que tampoco entiendo queda suficientemente zanjado por la
Sindicatura que en el ERAS introdujo la ley 26.221.
Este nivel de participación presenta la problemática fundamental de
trasladar al ámbito de la participación ciudadana los esquemas y problemas
propios de la democracia representativa, presentándose dificultades en la
determinación de los criterios para elegir y designar a los representantes,
principalmente frente a realidades tan diversas y esencialmente frente a
situaciones
diferentes
en
orden
al
goce
de
los
servicios
públicos,
esencialmente de aquellos sectores que están excluidos de su goce.
D)- Participación ciudadana en procedimientos administrativos de
formación de normasAl principio de la exposición aludí a la democracia representativa y
recordé que se caracterizaba como un sistema en que el pueblo titular de la
soberanía no la ejercía directamente, sino que organizaba las funciones
estatales asignándoselas preponderantemente a distintos departamentos. A los
35
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ejecutivos preponderantemente la función ejecutiva y a los parlamentos
preponderantemente la función legislativa. También señalé que la expresión
preponderante respondía a la realidad de que los sistemas políticos de
organización del poder eran cada vez más demostrativos de que otros
departamentos
también
aunque
limitadamente
tenían
atribuidas
otras
funciones, especialmente en relación a la función de establecer normas
generales capaces de regir la vida de los ciudadanos. Puse de resalto la
circunstancia de que una parte esencial o al menos importante del
ordenamiento que regula y ordena la vida de los ciudadanos y habitantes de
nuestros países no se origina en el poder preponderantemente legislativo, sino
en el seno de los ejecutivos y conforma parte importante del por nuestros días
cada vez más ramificado y hasta exhaustivo Derecho Administrativo
Ahora bien, tanto en la conformación de las normas legales como las
normas administrativas la respuesta tradicional de la democracia representativa
ha sido la de atribuir su creación en todo el proceso que va desde la ideación
de la necesidad de normar hasta la aprobación de la norma como tal a los
departamentos estatales. Excepcionalmente los sistemas jurídicos creados al
amparo de las democracias representativas admitieron la creación de normas
generales fuera de la estructura estatal a través de la admisión de la costumbre
como fuente de derecho, pero ello en los límites en que ese ordenamiento lo
permitía.
La participación ciudadana se limitó en este sistema a la elección de los
parlamentarios y de los ejecutivos, recayendo todo el proceso de formación de
normas, en ellos o en las burocracias estatales que intervinieran en los
procedimientos administrativos pertinentes, principalmente en el ámbito de los
ejecutivos.
La democracia y su sistema de creación jurídica casi exclusivamente en
el ámbito parlamentario fue en cierto modo quebrado por la incorporación de
mecanismos semidirectos, por ejemplo, a través de la regulación de la
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
iniciativa27, o de las denominadas consultas populares28, mecanismos que sin
duda representan un avance, pero de complejidad tal que sólo pueden
utilizarse en supuestos excepcionales.
Es posible pensar en mecanismos más sencillos, ordinarios, habituales
que permitan la participación de la ciudadanía en la creación del sistema
normativo que finalmente ha de regir su vida y del cual en definitiva dependerá
que les sea o no asequible el goce de sus derechos.
Desde esta perspectiva estimo que la consulta a la ciudadanía,
instrumentada por ejemplo a través de Audiencias Públicas preestablecidas
con antelación suficiente, con puesta a disposición de la información adecuada
y asesoramiento suficiente, debería convertirse en una exigencia procedimental
de validez en los procedimientos administrativos de formación de normas que
vayan a emanar de los departamentos ejecutivos.
También esta solución debería adoptarse en los procedimientos
administrativos previos al proceso propiamente parlamentario. Sabemos que en
materia de formación de las normas legales, la voluntad legislativa propiamente
dicha se forma en la etapa final de la discusión de los proyectos y que ello es
precedido de procedimientos administrativos dentro de los mismos parlamentos
donde debería instrumentarse la consulta y la participación popular como modo
normal u ordinario.
Claro que esto puede
hacer más complejos los procedimientos de
formación de normas, pero sin dudas representa un avance hacia una
27 Así el artículo 39 de la Constitución Argentina prescriba a partir de la reforma de 1994 que Los
ciudadanos tienen el derecho de iniciativa para presentar proyectos de ley en la Cámara de Diputados. El
Congreso deberá darles expreso tratamiento dentro del término de doce meses. E Congreso, con el voto
de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, sancionará una ley reglamentaria
que no podrá exigir más del tres por ciento del padrón electoral nacional, dentro del cual deberá
contemplar una adecuada distribución territorial para suscribir la iniciativa. No serán objeto de iniciativa
popular los proyectos referidos a reforma constitucional, tratados internacionales, tributos, presupuesto y
materia penal.
28 El Congreso, a iniciativa de la Cámara de Diputados, prescribe el artículo 40 de la Constitución
Argentina (texto 1994) podrá someter a consulta popular un proyecto de ley. La ley de convocatoria no
podrá ser vetada. El voto afirmativo del proyecto por el pueblo de la Nación lo convertirá en ley y su
promulgación será automática. El Congreso o el presidente de la Nación, dentro de sus respectivas
competencias, podrán convocar a consulta popular no vinculante. En este caso el voto no será obligatorio.
El Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara,
reglamentará las materias, procedimientos y oportunidad de la consulta popular.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
participación más plena que no sólo permitirá una mejor tutela de las
posiciones de todos los grupos interesados, sino que además contribuirá a la
eficacia de la norma por el compromiso de su destinatario con el proceso de
creación.
El cambio aquí, como ya lo manifesté anteriormente deberá ser cultural,
no sólo jurídico, pues implicará además la asumisión por parte de los sectores
que hasta ahora desempeñaron monopolio –entiéndase las burocracias
estatales en los procedimientos administrativos- de la importancia de la
participación pero no como un mero procedimiento, sino especialmente por la
especial capacidad que los distintos sectores sociales pueden brindar acerca
del conocimiento del área a regular. Solemos tener un excesivo apego a lo que
podríamos denominar “educaciones formales” y un cierto desdeño a los
saberes culturales, ambientales o domésticos, que debemos superar. Quien
mejor que el campesino para opinar sobre la regulación del régimen de aguas,
quien mejor que el trabajador migrante para opinar sobre los regímenes de
migración,
sin
embargo,
siempre
preferimos
escuchar
sólo
y
casi
exclusivamente al técnico.
Quiero rescatar dos momentos en la Argentina de los últimos años en
que la participación ciudadana fue muy fuerte en procesos de formación de
normas, legales en los dos casos, pero en todos ellos en lo que denominé
procedimiento administrativo previo al parlamentario propiamente dicho.
El primer ejemplo que quiero poner de resalto es el de la denominada ley
de medios29, que modificó la regulación de la prestación de servicios
audiovisuales. El proyecto fue remitido desde el Poder Ejecutivo y discutido en
foros que se realizaron en casi todo el país, luego de ello el proyecto fue
enriquecido con las propuestas de los distintos foros y remitido al Parlamento
donde antes de ser sometido a discusión se convocaron nuevamente a
Audiencias Públicas. Finalmente el proyecto aprobado había recogido un gran
número de propuesta y había recibido sugerencias de una parte importante de
29 Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Ley Nº 26.522.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
los sectores interesados30. Claro, no conformó a todos, principalmente a los
sectores que monopolizaron al amparo de la legislación de la dictadura de los
medios de comunicación audiovisual, pero esa es otra historia.
Por último la denominada ley de matrimonio igualitario31. Un proyecto
originalmente gestado en el seno de organizaciones de la sociedad civil
vinculadas a grupos gay, lésbicos y transexuales. El proyecto fue sometido
tanto en la Cámara de Diputados, como en el Senado, que se realizaron en
distintos puntos del país. Finalmente fue convertido en ley.
Se trata sólo de ejemplos demostrativos de que la participación
ciudadana en los procedimientos de formación de normas no requiere ni
siquiera de solemnidades o procedimientos complejos, sino simplemente de la
decisión de escuchar a los interesados y recoger los aportes y también
objeciones que los distintos sectores pueden realizar a los proyectos.
II – A MODO DE CONCLUSIÓN.
Planteé al principio algunas hipótesis en relación a la relación de los
conceptos propuestos en el tema, entre ellas que un derecho administrativo
democrático puede ser una garantía de desarrollo y respeto de los derechos
fundamentales, creo que es la fundamental. Es que el derecho administrativo
toca tantos aspectos relacionados con el ejercicio y goce de los derechos
fundamentales que es imprescindible su apertura a través de la participación
ciudadana para permitir que la participación directa de los interesados mude o
traslade el paradigma de los derechos fundamentales de la teoría a la vida
diaria.
Las ideologías dominantes y sus discursos jurídicos y económicos
prometieron el goteo y el derrame, nunca llegó, mientras tanto el infelizmente
30 La propuesta de ley enviada al Congreso se basó fundamentalmente en 21 puntos confeccionados por
la Coalición por una Radiodifusión Democrática de la que participan cientos de organizaciones y fue
discutido y consensuado a lo largo de casi un año con diversos sectores de la sociedad civil en foros
públicos realizados en todo el país.
31 La Ley 26.618 modificó el Código Civil y permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo. El
senador Daniel Filmus en la discusión en el Senado afirmó “estamos discutiendo sobre el modelo de
sociedad en el que queremos vivir” y confesó su convicción de que “todos queremos vivir en una
sociedad más democrática, más igualitaria”.
39
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
célebre de la cuna a la tumba sigue siendo una realidad, tal vez la participación
activa de la ciudadanía sea un camino de superación.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ÉTICA PÚBLICA Y CORRUPCIÓN
EN ARGENTINA
Por Carlos Botassi1
“Un viajero cualquiera, en su visita a la ciudad de Guadalajara, en
México, al adentrarse en el Hospicio Cabañas y antes de poder acceder a la
contemplación de las magníficas cúpulas pintadas por Orozco, suele observar
en una de sus paredes una placa de bronce conmemorativa del primer
encuentro de jefes de Gobierno y de Estado iberoamericanos que allí tuvo
lugar en la década de 1990. Más por curiosidad que por afán histórico, el
viajero suele leer los nombres de los mandatarios de los diversos países que
se congregaron en ese magnífico paraje. Carlos Menem por Argentina, Collor
de Melo por Brasil, Felipe González por España, Salinas de Gortari por México,
Andrés Rodríguez por Paraguay, Alberto Fujimori por Perú, Joaquín Balaguer
por República Dominicana, Carlos Andrés Pérez por Venezuela y un largo
etcétera. La sorpresa del desprevenido viajero es mayúscula cuando piensa
que la inmensa mayoría de los allí citados han sido acusados o aún tienen
causas pendientes abiertas por actos de corrupción cometidos durante sus
respectivos mandatos. Su sorpresa deviene indignación cuando constata que
ninguno de ellos ingresó, o incluso sospecha que jamás ingresará
definitivamente, en prisión”.
Jorge F. Malen Seña, La corrupción. Aspectos éticos, económicos,
políticos y jurídicos. Editorial Gedisa, Barcelona, 2002, p. 11.
“¿Por qué lo tolera el señor Presidente, a sabiendas de que el señor
secretario no ve nada para robarlo todo? Singular y antiquísima teoría, mi
querido Nicolás: no hay gobierno que funcione sin el aceite de la corrupción”.
Carlos Fuentes, La Silla del Águila, Editorial Alfaguara, Buenos Aires,
2003, p. 53.
1 Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Profesor Titular ordinario de Derecho Administrativo de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina).
41
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
I. INTRODUCCIÓN
Existe consenso en definir a la ética como aquella parte de la filosofía
que se ocupa de analizar los deberes morales del hombre a fin de que su
conducta se oriente a la búsqueda de su perfección. Lo ético es lo relativo a la
moral o a la costumbre moral2. En esta línea, la ética pública puede
conceptualizarse como el conjunto de reglas morales que imponen una
determinada conducta al individuo en cuanto integrante de una comunidad,
como manera de propiciar el mayor grado posible de bienestar general. Su
ausencia aleja los escrúpulos
como manera de obtener riqueza, pompa y
ostentación. En una carta dirigida a Tomás Guido, fechada el París el 1º de
febrero de 1834, San Martín advierte que una de las causas de nuestros males
son “los hombres inquietos y viciosos, porque el lujo excesivo multiplicando las
necesidades se procura satisfacer sin reparar en medios: ahí es donde un gran
número no quieren vivir sino a costa del Estado y no trabajar”3.
A su turno, se han ensayado numerosas definiciones de
“corrupción”. Por nuestra parte adherimos a la propuesta por Nino, debido a
que incluye tanto a la conducta ilegítima de los funcionarios estatales como al
proceder espurio del sector privado. Para este autor la corrupción califica “a
quien ejerce una cierta función social que implica determinadas obligaciones
activas o pasivas destinadas a satisfacer ciertos fines y no cumple con aquellas
obligaciones o no las cumple en forma de satisfacer esos fines, de modo de
obtener un cierto beneficio para él o para un tercero, así como también la
conducta del tercero que lo induce o se beneficia con tal incumplimiento”4.
Resulta obvio que detentar el poder sin
un sentido ético
constituye un propicio caldo de cultivo para la corrupción. “La corrupción
acompaña al poder como la sombra al cuerpo. La corrupción pública empieza
cuando el poder que ha sido entregado por el Estado a una persona a título de
administrador público –o sea para gestionarlo de acuerdo con los intereses
2 La palabra ética proviene tanto del griego (èthikós) como del latín (ethicus), (Gómez de Silva, Guido,
Breve diccionario etimológico de la lengua española, Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1995,
p. 284).
3 O’Donnel, Pacho, El Águila Guerrera, Sudamericana, Buenos Aires, 1998, p. 170.
4 NINO, Carlos S., Un país al margen de la ley, Emecé, Buenos Aires, 1995, p. 112.
42
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
generales- no es utilizado correctamente sino que el gestor, defraudando la
confianza
de
sus
mandantes,
desvía
su
ejercicio
para
obtener
un
enriquecimiento personal. El poder no corrompe necesariamente, pero es una
tentación constante a la que no todos saben resistir”5 y, por el contrario, son
muchos los que a ella sucumben6. La ilicitud se ha enseñoreado, incluso,
dentro de las máximas organizaciones internacionales. Mientras en nuestro
país se sancionaba la Ley 26.097 (promulgada el 6 de junio de 2006)
ratificando la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción del 29 de
septiembre de 2003, en Europa causaba conmoción la aparición de un libro
ventilando
los
numerosos
fraudes
descubiertos
dentro
de
la
propia
Organización de Naciones Unidas7.
En Argentina la corrupción política reina en todos los ámbitos
gubernativos (nacional, provincial y municipal). Aunque predomina en el
ejercicio
de
la
función
administrativa
(especialmente
en
materia
de
contrataciones, ejercicio del poder de policía, actividades de fomento, pago de
subsidios, autorizaciones, licencias y exenciones fiscales) este flagelo ha
contaminado a los tres Poderes del Estado, incluyendo el soborno de
legisladores8. La circunstancia de que la corrupción se manifieste con mayor
intensidad en el ámbito de la administración pública ha hecho que su análisis
5 Nieto, Alejandro, Corrupción en la España democrática, Ariel, Barcelona, 1997, p. 7. Nieto transcribe
un poema del Siglo XIV que relata las exacciones ilegales y actos de corrupción a los que fue sometido el
autor para poder cobrar una deuda de la Corona y expresa: “¿Cabe actualidad más rabiosa? Quien
reclama lo suyo ha de padecer extorsiones continuas y regar dinero a intermediarios, comisionistas y
administradores” (p. 9).
6 Demostrando el carácter universal del flagelo también afrontaron acusaciones de corrupción Margaret
Tatcher, Silvio Berlusconi, el ex Canciller Kohl, Jacques Chirac, Bill Clinton, la hija menor del Rey de
España y un largo etcétera. Según “Transparencia Internacional”, sobre 160 países examinados casi el
50% presentan graves problemas de corrupción a la que se considera una causa provocadora de pobreza y
crisis sociales de muy variada índole.
7 Frattini, Eric, “ONU. Historia de la corrupción”. Espasa Calpe, Madrid, 2005. En sus 340 páginas, esta
obra escrita por un periodista peruano que investigó durante años las finanzas de las Naciones Unidas, las
actividades de sus diplomáticos, los gastos de sus fuerzas de paz y el uso de los fondos para misiones
humanitarias, deja al descubierto el enriquecimiento de cientos de sus funcionarios. El diario español “El
Mundo”, en su edición del 22 de enero de 2006, recogiendo una noticia aparecida en el “Financial
Times”, informó que una auditoría interna de la ONU encontró inconsistencias financieras en misiones
llevadas a cabo en Sudán, Haití y República Democrática del Congo, denunciando el pago de
sobreprecios por alrededor de 28 millones de euros.
8 VIDAL, Armando, El Congreso en la trampa. Entretelones y escándalos de la vida parlamentaria,
Planeta, Buenos Aires, 1996. Causa escalofríos el pensar que los legisladores, que ejercen sus cargos para
dictar leyes en defensa de la calidad de vida y felicidad de la gente, actúen con ánimo de lucro. La
gravedad del asunto fue tal que el Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires publicó una
solicitada expresando que el episodio “significó la exteriorización de una crisis que, más que política es
moral” (Diario El Día de La Plata, 20.9.2000).
43
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
jurídico, si bien abordado por penalistas y constitucionalistas, aparezca
preferentemente desarrollado entre los cultores del derecho administrativo.
Como resulta natural el problema también ha sido encarado por la
sociología al advertirse que la corrupción constituye un rasgo de conducta
eterno y universal9. Max Weber, al analizar la estructura y distribución del
poder, con gran naturalidad exenta de toda valoración moral, explicó “que el
poder no es ambicionado sólo para fines de enriquecimiento económico”,
9 Limitándonos a tiempos relativamente recientes es posible enunciar episodios de extrema gravedad en
muy diversas latitudes. En España el ex tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas posee 22 millones de
euros en una cuenta Suiza y es propietario de una finca de 30.000 hectáreas en la provincia argentina de
Salta; el gobernante Partido Popular del Presidente Rajoy es investigado por recibir dinero “negro” y
llevar una doble contabilidad; la hija menor del Rey Juan Carlos de Borbón, Infanta Cristina, fue
procesada por estafa al Fisco, acusada de integrar una Fundación (“Nóos”) que habría desviado fondos en
provecho de sus miembros. En Italia el célebre proceso mani puliti, iniciado por el Fiscal Antonio Di
Pietro en 1992, descubrió una enorme red de corrupción que complicaba a grupos políticos y
empresariales. Fueron tantos y tan gigantescos los intereses afectados que se llegó al asesinato del juez
Giovanni Falcone el 23 de mayo de 1992; y el 19 de julio fue muerto otro magistrado antimafia, Paolo
Borsellino. En Brasil, en 2005, fue removido el directorio del Instituto de Reaseguro debido a la firma de
“contratos turbios”; en 2008 el Tribunal Electoral le quitó los cargos a 153 alcaldes por el delito de
compra de votos; en 2013 fueron condenados, por el pago de coimas a diputados opositores, 25 políticos
y empresarios, incluyendo a José Dirceu hombre de confianza del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva,
cuyo hermano Genival da Silva fue procesado por venta de influencias en 2007. En México la
Procuración General de la República suspendió las contrataciones con la empresa francesa Alstom al
descubrir que había pagado coimas a funcionarios por 11 millones de dólares durante 6 años. En China, el
periodista de Pekín Zhu Ruifeng, expuso más de cien casos de corrupción en su sitio web. Los EE.UU.
han visto derribar a decenas de parlamentarios involucrados en casos de sobornos cuando la mayoría del
Congreso estaba en manos del Partido Republicano (Presidencia de George W. Bush). Los demócratas
dijeron entonces que esperan erradicar la “cultura de la corrupción que impera en la legislatura” (Diario
La Nación de Buenos Aires, 19.1.2006). En Francia, en 2003, junto a varios políticos y empresarios fue
condenado a prisión el Director General de la petrolera estatal Elf. La jueza interviniente, Eva Joly, que
sufrió toda suerte de presiones y amenazas, relató el proceso en su libro Impunidad. La corrupción en las
entrañas del poder, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2003, resaltando que “cada vez que un
magistrado se acerca demasiado al poder, oficial u oculto, se ve atrapado por un engranaje que lo
supera. Se trata, sin duda, del orden de las cosas” (p. 10); Jacques Chirac fue procesado por haber
designado, cuando era intendente de París, a varios empleados que no prestaban servicio alguno. En Perú
el ex Presidente Alberto Fujimori fue condenado y cumplió prisión por apropiación de fondos públicos.
En Alemania tuvo gran repercusión el episodio que se produjo en Argentina: el pago de alrededor de 80
millones de dólares por parte de Siemens para obtener el contrato de impresión de documentos de
identidad, expuesto detalladamente en Alconada Mon, Hugo, Las coimas del gigante alemán, Planeta,
Buenos Aires 2011. En Costa Rica un ex Presidente, también ex Secretario General de la OEA, fue
condenado a 5 años de prisión por haber recibido coimas de una empresa de telefonía móvil. El
suplemento económico del Diario ABC de Asunción del Paraguay del 2 de julio de 2006, informó que
con las sumas percibidas en forma ilícita por agentes del Poder Administrador durante 2005, se podrían
construir 164 escuelas o 52 hospitales (La situación del Paraguay que el autor califica de “alarmante”,
puede verse en Mendonca Daniel, Corrupción. Un estudio sobre la corrupción en Paraguay,
Intercontinental Editora, Asunción, 2005). La Justicia chilena ha establecido que el ex-dictador Augusto
Pinochet acumuló una fortuna de origen no explicado de alrededor de 27 millones de dólares. En Japón,
en 2007, la acusación contra el Ministro de Agricultura Toshikatsu Matsuoka provocó su suicidio horas
antes de ser interpelado en el Parlamento. Un par de días más tarde se quitó la vida un empresario
presuntamente involucrado en el mismo fraude relacionado con licitaciones públicas. Hasta el mismísimo
Estado Vaticano se ha visto envuelto en casos de corrupción cuando el Instituto para las Obras Religiosas
(IOR), conocido como Banco del Vaticano, fue investigado por la justicia italiana por lavado de dinero y
“transacciones oscuras”.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
señalando que existen personas que son seducidas por el poder en sí mismo,
por lo que Weber denomina “honor social”10.
Admitido que la corrupción es un mal permanente e inevitable, la
preocupación de politólogos, juristas, filósofos, sociólogos y ciudadanos en
general se centra en intentar mantenerla en niveles tolerables, evitando que el
enriquecimiento de las autoridades y sus secuaces del sector privado
provoquen la pauperización de la población y la quiebra del Estado. En nuestro
país la toma de conciencia del problema y el interés que la cuestión despierta
ha hecho que los medios de comunicación se transformen en mecanismos de
denuncia y los periodistas en una suerte de fiscales que investigan y difunden
episodios cada vez más graves.
Durante el 49º Coloquio Anual del Instituto para el Desarrollo
Empresarial (IDEA), del año 2013, “un salón entero de hombres de negocios
discutió, acaloradamente y en voz alta, sobre uno de los mayores tabúes: el
pago de coimas a los gobiernos”. El 82% de los asistentes eligió la opción “Muy
en desacuerdo” cuando se preguntó si “Hay que aceptar la corrupción como un
dato y adecuarse a ella”11. La contrastante realidad parece indicar que existe
gran distancia entre cómo se piensa y cómo se actúa.
Por supuesto que, como veremos más adelante, Argentina ha
suscripto numerosos tratados internacionales “anticorrupción”. Además se
incluyó el tema en las reformas de las Constituciones Nacional y provinciales
llevadas a cabo en 1994; se han dictado numerosas leyes al respecto y existen
numerosos organismos especialmente dedicados a investigar los desvíos de
los funcionarios. Se trata de unos de los ejemplos más palmarios de oposición
entre el derecho positivo y la realidad. Existe una distancia sideral entre lo que
debe ser y lo que es, entre la regla y la conducta real. De todos modos, si bien
los resultados están ausentes, y los casos de enriquecimiento ilícito de
funcionarios se multiplican sin que se produzcan condenas judiciales de ningún
tipo, se ha consolidado en la sociedad un estado de hartazgo militante que
constituye un síntoma positivo. Han existido y existen manifestaciones públicas
10 WEBER, Max, Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1998, p. 683.
11 Portada del Diario “La Nación” del 18 de octubre de 2013.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
“anticorrupción” y frente a nuevos episodios las redes sociales se manifiestan
con energía.
El tema se erige en una fuente inagotable de especulaciones ya
que la corrupción no es solamente una sucesión de hechos registrables en las
portadas de los diarios sino también -y tal vez fundamentalmente- un tema a
debatir en abstracto para determinar cómo y en qué medida incide en la calidad
de vida de la gente y cómo y en qué medida es posible combatirla. La sociedad
argentina ha acuñado la expresión “la corrupción mata” aludiendo a los
accidentes fatales de los servicios ferroviarios y a la mala calidad de la salud
pública12.
La generalización del soborno de funcionarios en los países
periféricos hizo que en EE.UU. se sancionara el “Acta sobre prácticas corruptas
en el extranjero” (1977) imponiendo multas millonarias y prisión de hasta cinco
años a quienes obtengan ventajas indebidas en sus contrataciones públicas.
Esta norma fue motivo
de
queja por parte de algunas empresas
norteamericanas ya que, dijeron, otorga a los competidores de otros países
(especialmente Francia y España) una ventaja injusta13.
Sin embargo, si bien resulta imposible erradicar la corrupción
puede aspirarse a limitar su volumen, que equivale a reducir su nocividad
social. Porque más allá de los reparos éticos que merece el enriquecimiento
espurio de los gobernantes, las coimas que perciben y los sobreprecios que
pagan con dineros estatales, son escamoteados a los que menos tienen y que
esperan -a veces durante varias generaciones- empleo, servicios públicos
básicos, educación, seguridad, salud y otras prestaciones no delegables.
12 El siniestro de la Estación Once en Buenos Aires costó la vida de 51 personas y dejo varios centenares
de heridos, cuando se hubiera evitado de invertirse en el llamado “Sistema de Protección Automática de
Trenes”. Las muertes por accidentes de tránsito superan las 7.000 anuales, muchas de ella se atribuyen al
mal estado de las rutas. La precaria asistencia oficial por falta de recursos hace que sean también
numerosos los decesos infantiles por mala alimentación. Resulta notorio el déficit de higiene y ausencia
de servicios sanitarios, debido a que 10 millones de argentinos son pobres y 2 millones indigentes.
Existen 600.000 hogares en villas o viviendas precarias y alrededor de un millón de jóvenes ni estudian ni
trabajan.
13 Con brutal claridad quedó así reconocido que la corrupción es parte fundamental de los negocios que
se cierran en los países subdesarrollados y que la honestidad genera pérdidas.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Quienes se preocupan por este fenómeno consideran –con razón- que resulta
impostergable encarar una enérgica “lucha patriótica”14 contra la corrupción.
Durante los años noventas (Presidencia de Carlos Menem),
parecía que el retiro del Estado-Empresario y el anunciado apoyo a la actividad
privada reducirían el índice de corrupción. Sin embargo no fue así y las
denuncias del período se cuentan por decenas.
Actualmente se ha producido un giro absoluto en la política
económica y Argentina transita tiempos del llamado “intervencionismo estatal”,
que se traduce –entre otras medidas- en prohibición y desaliento de
importaciones, restricciones a las exportaciones, actividades subsidiadas,
control de cambios y re-estatización de empresas públicas privatizadas durante
la década del ’9015. Cabe señalar que un exagerado dirigismo económico
14 Con esta expresión se diferencia a aquellos que combaten sinceramente la corrupción con fines
altruistas de quienes se disfrazan de fiscales populares para beneficiar a un determinado sector o para
obtener propaganda política. Múltiples denuncias de empresas contratistas del Estado y de cámaras y
asociaciones empresarias no son otra cosa que el campo de batalla de intereses personales que llevan la
competencia de mercado a la prensa y a los tribunales. Las ampulosas declaraciones y discursos de
políticos en campaña, frente a los sufridos ciudadanos que se aferran siempre a la hipótesis del cambio,
son parte de un libreto oportunista.
15 Las empresas y sectores de la economía excluidos del manejo estatal a partir de 1989 fueron muy
numerosos y significativos: Administración General de Puertos AGP: privatizada. Aerolíneas Argentinas
SE: privatizada. Aeropuertos: concesionados. Agua y Energía Eléctrica SE, Sector Eléctrico: privatizada.
Área Material Córdoba Aviones: privatizada. Argentina Televisora Color SELS 82 TV Canal 7 (ATC):
disuelta. Astillero Ministro Manuel Domecq García - DOMECQ: disuelta. Astilleros y Fábricas Navales
AFNE SA: provincializado. Banco Hipotecario Nacional: privatizado. Banco Nacional de Desarrollo
(BANADE): disuelto. Caja Nacional de Ahorro y Seguro: privatizada. Canal 11, Dicon Difusión SALS
84 TV: privatizada. Canal 13, Río de la Plata SALS 85 TV: privatizada. Carboquímica Argentina
Sociedad Anónima Mixta: privatizada. Carolina SAMinera: disuelta. Compañía Azucarera las Palmas
SAI.C.A.P.U.: disuelta. Conarsud SAAsesoría y Consultoría: disuelta. Consultara SAConsultara de la
Armada: disuelta. Corporación Argentina de Productores (CAP): disuelta. Empresa Desarrollos
Especiales SAEDESA: disuelta. Empresa Líneas Marítimas Argentinas ELMA: Disuelta tras fallidos
intentos de privatización. Empresa Nacional de Correos y Telégrafos (ENCOTEL): disuelta. Empresa
Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL): privatizada y luego renacionalizada. Empresa Nuclear
Argentina de Centrales Eléctricas SAENACE: disuelta. Establecimientos Altos Hornos Zapla:
privatizada. Fábrica Militar de Acido Sulfúrico: privatizada. Fábrica Militar de Tolueno Sintético:
privatizada. Fábrica Militar de Vainas y Conductores Eléctricos ECA: privatizada. Fábrica Militar
General San Martín: privatizada. Fábrica Militar Pilar: privatizada. Fábrica Militar San Francisco:
privatizada. Ferrocarril Belgrano SA: concesionado. Ferrocarriles Argentinos SA: concesionado.
Ferrocarriles Metropolitanos SA: concesionado. Fondo Nacional de la Marina Mercante: disuelto. Forja
Argentina SA: disuelto. Gas del Estado SE: privatizada. Hidroeléctrica Norpatagónica SA Sector
Eléctrico (HIDRONOR): privatizada. Hierro Patagónico de Sierra Grande SA Minera (HIPASAM):
provincializada (véase Hierro de Sierra Grande). Hipódromo Argentino: concesionado. Induclor Sociedad
Anónima Mixta: privatizada. Indupa SA: privatizada. Instituto Nacional de Reaseguros SEINDER:
disuelto. Interbaires SA: privatizado. Intercargo SA: privatizado. Junta Nacional de Carnes: disuelta.
Junta Nacional de Granos: privatizada. LR3 Radio Belgrano: concesionada. LR5 Radio Excélsior:
concesionada. LV3 Radio Córdoba: concesionada. Llao Llao Holding: privatizado. Monómetros
Vinílicos: privatizado. Obras Sanitarias de la Nación (OSN): concesionada. Petropol: privatizada.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
(regulación excesiva del mercado) favorece y propicia los actos de corrupción
ya que la disposición de enormes sumas de dinero permite la concreción de no
menos enormes ilícitos. Por supuesto que el “Estado-Empresario” necesitó de
un sector privado que sobrefacturó y abusó de mil maneras de una
Administración cómplice por acción u omisión.
II. EL DERECHO POSITIVO.
Existen dos abordajes de la vinculación entre el Derecho y la
corrupción. Uno de ellos se vincula con la posibilidad de que la maraña
normativa facilite su desarrollo16. El otro señala la existencia de una nutrida
cantidad de disposiciones de todo nivel, destinadas a combatir la corrupción. A
estas últimas no referiremos en este capítulo.
Se trata de normas que tienen por objetivo evitar que el Estado,
considerado “persona ética por excelencia” según la Procuración del Tesoro de
la Nación17 sea gestionado por funcionarios inescrupulosos que obtienen
ventajas patrimoniales desviando fondos públicos de sus destinos específicos.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha establecido que el bien jurídico
protegido por la legislación anticorrupción es la administración pública,
legitimando al Ministerio Público para deducir acciones penales y civiles contra
los autores de ilícitos en el ejercicio de sus funciones18. Por nuestra parte
consideramos más acertado el enfoque de Palacio Laje para quien, al integrar
lo que se conoce como “delincuencia económica”, “a más de un bien jurídico
particular como puede serlo la administración pública, el objetivo de su
Petroquímica Bahía Blanca S.A: privatizada. Petroquímica General Mosconi SAI.y C.: privatizada.
Petroquímica Río Tercero: privatizada. Polisur Sociedad Mixta: privatizado. Redes de Acceso a grandes
ciudades: concesionada. Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires Sector Eléctrico (SEGBA):
privatizada. Sociedad Mixta Siderurgia Argentina SOMISA: privatizada. Talleres Navales Dársena Norte
SAC.I.y N.TANDANOR: privatizados. Tanque Argentino Mediano SETAMSE: disuelto. Tecnología
Aeroespacial SATEA: disuelta. Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF): concesionada. Yacimientos
Petrolíferos Fiscales( YPF) privatizada.
16 Como lo ha demostrado Gordillo, Agustín, La administración paralela, Civitas, Madrid, 1ª
reimpresión, 1995, reproducida en Tratado de Derecho Administrativo, FDA, Buenos Aires, t. 6, 1ª
edición, 2012, p. AP-7.
17 Revista de la Procuración del Tesoro de la Nación 121-350, 192-38 y muchas otras.
18 C.S.J.N., causa G. 1471. XL, “Gostanián, Armando s/ recurso extraordinario”, sentencia del
30.5.2006.
48
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
penalización
es
también
la
protección
de
un
bien
jurídico
general
(pluriofensivo), que es el orden económico (por un lado) y la confianza social
(en el más amplio de los sentidos) por el otro”19.
El orden jurídico argentino ha ensayado una reacción que al
limitarse al plano normativo y burocrático no pasa de ser un remedio simbólico.
El ciudadano inadvertido puede creer que se lucha denodadamente contra la
corrupción porque está descripta y penada por la ley y porque existe una
cantidad muy significativa de órganos destinados a combatirla. Sin embargo,
cada vez son más numerosos y más graves sus episodios, afianzándose en la
ciudadanía la sensación de impunidad y un comprensible escepticismo.
A continuación efectuaremos un rápido repaso, que no pretende
ni puede ser exhaustivo, de las normas y reparticiones vinculadas al tema en
tratamiento:
1. El nivel constitucional
Los acuerdos celebrados entre el gobierno Justicialista y el
Partido Radical, a fines de 1993, para determinar el contenido de la futura
reforma de la Constitución Nacional, incluyeron un mayor control de la
administración otorgando jerarquía constitucional a la Auditoria General de la
Nación y al Defensor del Pueblo. La ley 24.309, declarativa de la necesidad de
reformar la Carta Magna, plasmó esa inquietud en su “núcleo de coincidencias
básicas” (art. 2 inc. k). El control externo del sector público nacional fue
ratificado como atribución del Congreso.
El párr. 5º del art. 36 de la Constitución reformada, luego de
describir los mecanismos de defensa de la democracia, prescribe que “atentará
asimismo contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso
19 Palacio Laje, Carlos, El arrepentido en los delitos de corrupción ¿La excusa absolutoria es posible en
estos delitos?, en La Ley Actualidad del 23.7.2009, p. 1. Este autor señala que hoy la ley penal en torno a
la corrupción es puramente simbólica y denuncia el funcionamiento de un sistema penal “selectivo” que
persigue los delitos comunes (contra la propiedad privada) pero no se ocupa de los delitos contra el orden
económico que afecta a la sociedad en su conjunto haciendo que la mayor parte de sus víctimas ignoren
que son víctimas.
49
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando imposibilitado por el
tiempo que las leyes determinen para ocupar cargos o empleos públicos”20.
La Provincia de Buenos Aires, que también reformó su
Constitución en 1994, consideró que “agravian y lesionan la sustancia del
orden constitucional los actos de corrupción”. La Carta actualizada dispuso que
“la ley creará el Tribunal Social de Responsabilidad Política que tendrá a su
cargo examinar los actos de corrupción que pudieren cometer los funcionarios
de los poderes públicos, provinciales y municipales” (art. 3)21.
La gran mayoría de las Constituciones locales contienen reglas
tendientes a combatir la corrupción política:
a) Obligación de todo funcionario público de presentar una
declaración jurada de bienes al momento de asumir el cargo y al tiempo de
cesar (Ciudad de Buenos Aires, art. 56; Catamarca, art. 167; Formosa, art. 151;
Salta, art. 63; Santiago del Estero, art. 88).
b) Consagración de la observancia de la ética y proscripción del
enriquecimiento a costa del tesoro estatal (Chaco, art. 11).
c)
Deber
de
vindicación,
promoviendo
acción
penal
de
autodenuncia frente a toda acusación de delito en el ejercicio de la función
(Chubut, art. 68; Santa Cruz, art. 35).
d) Incompatibilidad del cargo político con cualquier actividad como
contratista estatal (Formosa, art. 91).
e) Todos los gastos del gobierno deben ser difundidos
públicamente, bajo pena de nulidad del acto administrativo que lo disponga y
20 En el seno de la Comisión Reformadora esta disposición fue conocida como “cláusula ética” y fue
propuesta por el convencional Antonio CAFIERO (el mismo que algunos años después denunciaría el
episodio de coimas en el Senado pero -según dijo- sin poseer pruebas) quien caracterizó al funcionario
corrupto como “enemigo del sistema democrático” (ROSATTI, Horacio D., Defensa del orden
constitucional, en VV.AA., La reforma de la Constitución explicada por miembros de la Comisión de
Redacción, 1994, Rubinzal-Culzoni, p. 45).
21 Demostrando el desinterés de los gobernantes este Tribunal nunca fue establecido por el legislador
que, de esta manera, ignora la manda del constituyente.
50
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
sin perjuicio de las responsabilidades políticas, civiles y penales de los
funcionarios (San Luis, art. 9); y en algún caso los actos referidos a la
percepción e inversión de las rentas deben ser publicados por lo menos una
vez al mes (Tucumán, art. 9).
f) Prohibición de partidas para gastos reservados (Tierra del
Fuego, art. 73).
g) Las contrataciones públicas deberán realizarse previa licitación
u otro proceso de selección (Buenos Aires, art. 193 inc. 7; Tierra del Fuego, art.
74).
h) Los obsequios que reciban los gobernantes serán propiedad
exclusiva de la Provincia (Tierra del Fuego, art. 11).
i) Los partidos políticos deben rendir cuentas públicamente sobre
el origen de sus fondos (La Rioja, art. 75; Río Negro, art. 24).
2. Tratados internacionales
La
República
Argentina
es
signataria
de
la
Convención
Interamericana contra la Corrupción, suscripta en Caracas el 29 de marzo de
1996, aprobada por ley 24.759 del 17 de enero de 1997. En sus considerandos
se señala que la democracia, condición indispensable para la estabilidad, la
paz y el desarrollo de la región, se ve amenazada por la corrupción y se
expresa que constituye una obligación de todos los Estados miembros de la
OEA “la erradicación de la impunidad”. Su articulado describe los actos de
corrupción posibles,22 compromete la extradición de los acusados y elimina el
secreto bancario23.
22 Requerimiento o aceptación de dádivas o favores a cambio de realizar actos u omisiones en el ejercicio
de la función pública, el ofrecimiento de esos sobornos para obtener tales actos u omisiones, realización
de actos en ejercicio de la función pública con la finalidad de obtener beneficios personales o para
terceros (art. VI).
23 Una referencia a algunos fallos que han invocado las reglas de la Convención Interamericana pueden
verse en Caputi, María Claudia, La Ética Pública, Depalma, Buenos Aires, 2000, pp. 37 y sigs.
51
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Como bien lo ha señalado Gordillo24, la Convención produjo un
corte transversal en el derecho administrativo ya que obliga a las naciones
firmantes a establecer órganos de control con pautas claras de funcionamiento
y a simplificar los procedimientos administrativos cuya complejidad crea
situaciones propicias para el soborno25.
Asimismo, mediante el dictado de la Ley 26.097, de junio de 2006,
nuestro país aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la
Corrupción, adoptada en Nueva York el 31 de octubre de 2003. Su Preámbulo
destaca que la corrupción constituye una “amenaza para la estabilidad y
seguridad de las sociedades al socavar las instituciones y los valores de la
democracia, la ética y la justicia y al comprometer el desarrollo sostenibles y el
imperio de la ley”.
También obliga a la Argentina la Convención contra el Cohecho
de Funcionarios en las Transacciones Internacionales, aprobada por ley 25.319
que consagra la competencia de tribunales extranjeros independientemente del
lugar donde se cometió el ilícito26.
Ratificando la idea de que la corrupción es una epidemia universal
existen otros instrumentos internaciones de muy diversa índole como
Convención Europea contra la Corrupción, la Declaración de las Naciones
Unidas contra la Corrupción y el Soborno y el Código de Conducta
Internacional para Funcionarios Públicos.
3. Código Penal
Las figuras descriptas en la Convención Interamericana contra la
Corrupción recién recordada, correlacionan por su amplitud con los tipos
específicos de delitos contra el Estado del Código Penal argentino.
24 Gordillo, Agustín, Un corte transversal en el derecho administrativo: la Convención Interamericana
contra la corrupción”, La Ley 1997-E-1091.
25 Buteler, Alfonso, La lucha anticorrupción y el derecho administrativo, Jurisprudencia Argentina,
Suplemento de Derecho Administrativo del 31.7.2013 p. 10.
26 Ampliar en GORDILLO, Agustín, La contratación administrativa en la “Convención sobre la Lucha
contra el Cohecho de Funcionarios Públicos Extranjeros en las Transacciones Comerciales
Internacionales” (ley 25.319) y en la “Convención Interamericana contra la Corrupción”,
Jurisprudencia Argentina 2000-IV-1268.
52
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Este cuerpo legal describe en su Título XI los “Delitos contra la
administración pública”, incluyendo “abuso de autoridad y violación de los
deberes de funcionario público” (Cap. IV, arts. 248 a 253, “cohecho y tráfico de
influencias” (Cap. VII, arts. 256 a 259), “malversación de caudales públicos”
(Cap. VIII, arts. 260 a 264), “negociaciones incompatibles con el ejercicio de
funciones públicas” (Cap. VIII, art. 265), “exacciones ilegales” (Cap. IX, arts.
266 a 268), “enriquecimiento ilícito” (Cap. IX bis, arts. 268 a 268) y “prevaricato”
(Cap. X, arts. 269 a 272).
Algunas
sanciones
previstas
para
ciertos
ilícitos
revisten
gravedad: reclusión hasta doce años e inhabilitación perpetua para
desempeñar cargos públicos. Empero, si nos atenemos a las denuncias de
corrupción que aparecen diariamente en los medios periodísticos y a la
ausencia casi absoluta de condenas, pareciera que el sistema penal como
medio de lucha contra los negociados del poder no resulta eficaz.
No solamente se advierte una morosidad judicial sino un
desinterés por parte de los propios cultores del derecho penal. En un libro
especialmente dedicado al tema su autor señala que frente a “la meticulosidad
con que se han estudiado los delitos contra las personas, la honestidad y la
propiedad, se ofrece un magro panorama respecto de los otros títulos del libro
segundo (del Código Penal) donde las monografías especializadas son pocas
y, por lo común están referidas a uno o dos delitos específicos”27.
4. La Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública y el Estatuto
del Empleado Público
El párrafo 6º y final del citado art. 36 de la Constitución Nacional
dispone que “el Congreso sancionará una ley sobre ética pública para el
ejercicio de la función”. En su cumplimiento el Congreso sancionó la ley 25.188
(1999) fijando una serie de “pautas y comportamientos” a todas las personas
que se desempeñen en la función pública en todos los niveles y jerarquías, en
forma permanente o transitoria y cualquiera haya sido el sistema de
27 CREUS, Carlos, Delitos contra la Administración Pública, Astrea, Buenos Aires, 1981. El párrafo
transcripto pertenece al Prólogo, en página sin numerar.
53
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
nombramiento. Resulta interesante para el derecho administrativo la previsión
del art. 17 de la ley ya que determina la nulidad absoluta de los actos
emanados de cualquier funcionario alcanzado por las inhabilidades e
incompatibilidades que aquélla consagra.
Si las previsiones de esta ley se cumplieran quedaría erradicada
la corrupción política y administrativa. Su artículo segundo impone a las
autoridades, funcionarios y agentes de todos los niveles:
“a)Cumplir y hacer cumplir estrictamente la Constitución Nacional, las leyes y
los reglamentos que en su consecuencia se dicten y defender el sistema
republicano
y
democrático
de
gobierno;
b) Desempeñarse con la observancia y respeto de los principios y pautas éticas
establecidas en la presente ley: honestidad, probidad, rectitud, buena fe y
austeridad
republicana;
c) Velar en todos sus actos por los intereses del Estado, orientados a la
satisfacción del bienestar general, privilegiando de esa manera el interés
público
sobre
el
particular;
d) No recibir ningún beneficio personal indebido vinculado a la realización,
retardo u omisión de un acto inherente a sus funciones, ni imponer condiciones
especiales
que
deriven
en
ello;
e) Fundar sus actos y mostrar la mayor transparencia en las decisiones
adoptadas sin restringir información, a menos que una norma o el interés
público
claramente
lo
exijan;
f) Proteger y conservar la propiedad del Estado y sólo emplear sus bienes con
los fines autorizados. Abstenerse de utilizar información adquirida en el
cumplimiento de sus funciones para realizar actividades no relacionadas con
sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio de intereses privados;
g) Abstenerse de usar las instalaciones y servicios del Estado para su beneficio
particular o para el de sus familiares, allegados o personas ajenas a la función
oficial, a fin de avalar o promover algún producto, servicio o empresa;
h) Observar en los procedimientos de contrataciones públicas en los que
intervengan los principios de publicidad, igualdad, concurrencia y razonabilidad;
i) Abstenerse de intervenir en todo asunto respecto al cual se encuentre
54
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
comprendido en alguna de las causas de excusación previstas en la ley
procesal civil”.
Desde luego que el comportamiento ejemplar de los funcionarios
estatales que reclama la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública,
viene prescripto desde antiguo en las leyes que regulan el contrato de empleo
público, tanto en el orden nacional como en las provincias y en las
municipalidades. El deber de excusación frente al conflicto de intereses y la
prohibición de negociaciones incompatibles con el cargo detentado son
moneda corriente en el ámbito nacional y en todos los regímenes provinciales.
5. Organismos especializados y normas reglamentarias
Durante el gobierno del presidente Menem (1989-1999)28 el
Poder Ejecutivo creó en el ámbito de la Presidencia de la Nación la Oficina
Nacional de Ética Pública (decreto 152/1997) y el Consejo Asesor de Ética
Pública (decreto 878/1997) que dieron como resultado el dictado de un Código
de Ética de la Función Pública (decreto 41/1999). Este último, como principio
rector, dispone que “el funcionario público debe actuar con rectitud y honradez,
procurando satisfacer el interés general y desechando todo provecho o ventaja
personal, obtenido por sí o por interpósita persona”, y remata: “También está
obligado a exteriorizar una conducta honesta” (art. 8). En definitiva: la conocida
admonición latina honestus vivere y, al igual que el reclamo a la mujer del
César respecto de su honestidad: “serlo y parecerlo”.
Asimismo funciona en el área del Poder Ejecutivo la “Oficina
Anticorrupción” y existen asimismo disposiciones de todo tipo tendientes a
moralizar la gestión pública, bajo la forma de reglamentos administrativos
vinculados a las materias más disímiles. Señalamos, a título de ejemplo, que
en los considerandos del Reglamento para la Contratación Estatal de Bienes y
Servicios (decreto 436/2000) se explica que “es firme propósito del Poder
Ejecutivo Nacional fortalecer las demandas de transparencia... exigida por el
conjunto de la sociedad”, incorporándose modalidades de contratación que
28 Algunos de cuyos funcionarios más relevantes fueron sometidos a numerosos procesos penales.
55
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
disminuyen el margen de discrecionalidad de los funcionarios con competencia
para adjudicar licitaciones.
Las municipalidades no se han quedado atrás y son varias las que
han
sancionado
sendas
ordenanzas
reclamando
honestidad
a
sus
funcionarios29.
III. IMPUNIDAD Y PODER JUDICIAL
Para
que
la
corrupción
se
desarrolle hasta
los
niveles
inimaginables que muestra en Argentina resulta esencial que los culpables
tengan la sensación de que nada les va a ocurrir. Para ello deben combinarse
algunos factores esenciales: la inmunidad de la que gozan los funcionarios por
mandato constitucional30, la cooptación de los organismos de control
administrativo31 y la existencia de un Poder Judicial neutralizado o
complaciente32.
En este último aspecto causa estupor advertir como el Poder Ejecutivo
ha inducido la renuncia o ha desplazado a jueces y fiscales que investigaban
“demasiado” en resonantes casos de corrupción; cuando no ha modificado en
su provecho la integración del Consejo de la Magistratura (que tiene a su cargo
la designación y remoción de jueces) o ha nombrado como jueces subrogantes
a ex abogados de funcionarios denunciados por enriquecimiento ilícito.
29 El caso paradigmático parece ser el de la Municipalidad de Avellaneda que sancionó un Código de
Ética y Anticorrupción de la Función Pública de medio centenar de artículos (publicado en el Boletín
Oficial Provincial el 15/9/2000) a imagen y semejanza del Código de Ética de la Función Pública
Nacional (decreto 41/1999) ya recordado.
30 El artículo 53 de la Constitución Nacional regula el denominado “juicio político” y establece que sólo
la Cámara de Diputados podrá acusar ante el Senado al presidente, vicepresidente, al jefe de gabinete de
ministros y a los ministros, en las causas que se intenten contra ellos “por mal desempeño o por delito en
el ejercicio de sus funciones; o por crímenes comunes”.
31 El titular de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy, elegido por la oposición, conduce
un organismo colegiado con mayoría oficialista y soporta constantes embates tendientes a provocar su
renuncia.
32 Nos hemos ocupado de esta esencial cuestión en Algunas reflexiones en torno a la independencia del
Poder Judicial, Revista de Derecho Administrativo de la Asociación Bonaerense de Derecho
Administrativo (ABDA), nº 5/6 (2009-2011), p. 98. Un caso paradigmático es la persecución y recorte de
competencias padecidos por el ex titular de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, Dr.
Manuel Garrido, que obligaron a su renuncia en marzo de 2009.
56
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En el llamado “caso Ciccone” (ver infra capítulo IV numeral 8), en el cual
se encuentra comprometido el vicepresidente de la Nación Amado Boudou,
luego del traslado del fiscal interviniente Carlos Rívolo y la renuncia del jefe de
los fiscales procurador general Esteban Righi, se produjo la desaparición de
tres expedientes referidos a la trama societaria que se hallaban en la
Inspección General de Justicia. Se trata de un extraordinario alarde de
impunidad que deja perpleja a la ciudadanía.
En el caso Skanska la Cámara Federal consideró que había
“inexistencia de delito”, pese a que la propia empresa sueca había reconocido
el pago de sobornos para obtener un contrato vinculado a la ampliación de un
gasoducto, volcando lo erogado en sus balances bajo el rotulo de “comisiones
y honorarios”.
La prueba evidente del desinterés oficial por investigar los ilícitos
de los funcionarios está dada por el hecho comprobable de que aquellos
affaires que han trascendido nuestras fronteras por involucrar empresas
extranjeras, tuvieron rápida definición en los países que los investigó
llegándose a la conclusión de que los ilícitos existieron, mientras en Argentina o
se sobreseyeron las causas por falta de prueba o se prolongaron hasta la
prescripción de la pena33. Este tipo de situaciones, a la vez que denotan la
degradación del Estado de Derecho, propicia el aumento exponencial de los
hechos de corrupción.
De acuerdo a los estudios realizados por la ONG Transparencia
Internacional, en el año 2013 Argentina ocupaba el lugar número 93 en el
ranking de confiabilidad que encabezan aquellas naciones con menores niveles
de corrupción, cuando países de cultura semejante como España y Uruguay se
ubican en el puesto 25. Chile se coloca en el puesto nº 22. Italia número 45 y
Brasil en la posición 70.
33 Es el caso del ciudadano venezolano Antonini Wilson sorprendido en el Aeropuerto de Buenos Aires
con la valija repleta de dólares, resuelto en Miami. Y el de las coimas pagadas por las empresas
multinacionales Skanska y Siemens, sentenciados en Suecia y Alemania. Algunos estudios denuncian
que, en promedio, una causa por corrupción demora 14 años en resolverse.
57
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Existen, por otra parte, modalidades de gestión autorizadas por la
ley que permiten el desplazamiento impune de dinero público a bolsillos
privados. Es el caso de las prórrogas de contratos de concesiones petroleras
llevadas a cabo diez años antes de sus vencimientos o el hecho de que de los
casi $ 400 millones/año que insume el presupuesto de la Secretaría de
Investigaciones del Estado (SIDE), casi 300 millones (alrededor de 50 millones
de dólares) se destinan a “gastos reservados” de los cuales no se rinden
cuentas.
Como lo ha demostrado certeramente Mairal34 el orden jurídico
argentino resulta un aliado de la corrupción cuando regula hasta el mínimo
detalle la vida de los ciudadanos, generalmente mediante normas oscuras y
complejas (algunas irreales o excesivamente ambiciosas, otras de imposible
cumplimiento y muchas de ellas de dudosa constitucionalidad y moralidad);
restringe el acceso a la Justicia a la vez que tolera el abuso de poder contra los
ciudadanos (el régimen legal de los contratos administrativos resulta leonino
para el privado, que se previene contra sus males sobornando a los
funcionarios encargados de ejecutarlos); consiente que el Estado incumpla las
reglas y consagra el “carácter declarativo” de las sentencias de condena en su
contra35; otorga a las autoridades facultades discrecionales, verdaderas
“patentes de corso” a favor de los despachos oficiales, en palabras de la propia
Corte Suprema de Justicia de la Nación36.
IV. ALGUNOS CASOS EMBLEMÁTICOS
Jorge Luis Borges, solía repetir que para un argentino es mejor ser “vivo”
(astuto, inescrupuloso) que moral y que la viveza criolla era uno de nuestros
grandes males. Los ejemplos que le otorgan razón abundan y proveen
34 Mairal, Héctor, Las raíces legales de la corrupción. O de cómo el derecho público fomenta la
corrupción en lugar de combatirla (Prólogo de Agustín Gordillo), Res Pública Argentina, Buenos Aires,
2007.
35 “Si el Estado no reconoce el freno del derecho, el mensaje a la población es claro y dramático: Los
remedios jurídicos no sirven, utilice otros. De esos otros, el principal es la corrupción” (Mairal, Héctor,
ob. cit., p. 41).
36 C.S.J.N., causa “Consejo de Presidencia de la Delegación Bahía Blanca de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos”, sent. del 23.6.92, publicada en Revista Régimen de la Administración
Pública (R.A.P.) 167-141.
58
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
explicación a la existencia de gran cantidad de habitantes pobres y un pequeño
número de gobernantes muy prósperos. La riqueza de los niveles jerárquicos
corruptos en un contexto de miseria y exclusión (ver los datos volcados en la
nota 11) provoca una explicable desazón en la población y relaja sus principios
morales: ¿por qué razón ganarse la vida decentemente si las autoridades, que
deben mostrarse como ejemplos, hacen su dinero fácil?
Los gobiernos posteriores al retorno a la democracia, producido en 1983
luego del golpe militar de 1976, especialmente las presidencias de Carlos
Menem (1989 – 1999), de la Alianza para la Producción, el Trabajo y la
Educación que llevó al poder a Fernando de la Rua (1999 – 2001), el interinato
de Eduardo Duhalde (2002 – 2003) y del Frente para la Victoria que entronizó
a Néstor Kirchner (2003 -
2007) y a Cristina Fernández de Kirchner (2007 –
2015), acumulan centenares de ilícitos casi todos irresueltos37. Su mera
enunciación resultaría exageradamente extensa y tediosa. Debido a ello nos
limitaremos a reseñar una decena de casos que consideramos de extrema
gravedad sea por el nivel de los funcionarios involucrados o por su magnitud
económica.
Como resultado del fenómeno descripto han aparecido numerosos libros
sobre el tema38 haciendo que Alejandro Nieto, luego de aludir al “raquitismo
37 Si alguien deseara avocarse a la ímproba tarea de inventariar los casos de corrupción en la Argentina,
considerando al menos lo casos conocidos hasta el año 2000, encontrará un fundamental auxilio en el
libro de los periodistas Beto CASELLA y Darío VILLARUEL, La mano en la lata. Diccionario de la
corrupción argentina, Grijalbo, Buenos Aires, 2000.
38 Por obvias razones de espacio nos limitaremos a citar los libros aparecidos en las últimas dos décadas,
prescindiendo de los centenares de artículos de doctrina publicados en revistas jurídicas y de actualidad.
Algunas obras relevantes son: Barcia, Hugo e Ivancich, Norberto, Las carpa de Alí Babá, Legasa, Buenos
Aires, 1991; Verbitsky, Horacio, Robo para la corona. Los frutos prohibidos del árbol de la corrupción,
Planeta, Buenos Aires, 1991; Verbitsky, Horacio, Hacer la Corte. La construcción de un poder absoluto
sin justicia ni control, Planeta, Buenos Aires, 1993; Ruiz Nuñez, Héctor, Corruptos y Corruptores,
Ediciones de la Urraca, 1993; Grondona, Mariano, La corrupción, Planeta, Buenos Aires, 1993; Blanco,
Eduardo, Aerolíneas. Argentina arrodillada, Edit. El Otro Mundo, Buenos Aires, 1993; Natale, Alberto,
Privatizaciones en privado, Planeta, Buenos Aires, 1993; Lejtman, Román, Narcogate. Historia inédita
de las relaciones de la familia del Presidente y sus amigos con el lavado de dólares, Sudamericana,
Buenos Aires, 1993; Carnota, Fernando y Talpone, Esteban, El palacio de la corrupción, Sudamericana,
Buenos Aires, 1995; Vidal, Armando, El Congreso en la trampa. Entretelones y escándalos de la vida
parlamentaria”, Planeta, Buenos Aires, 1996; Rodríguez, Jesús, Fuera de la ley, Planeta, Buenos Aires,
1998; Casella, Beto y Villarruel, Darío, La mano en la lata. Diccionario de la corrupción argentina”,
Grijalbo, Buenos Aires, 2000; Rígoli, Orlando J., Las mejores anécdotas del Congreso. Grandezas y
miserias de nuestros legisladores, Planeta, Buenos Aires, 2000; Rígoli, Orlando J., Senado S.A. Una
maquinaria en funcionamiento, Planeta, Buenos Aires, 2000; Abiad, Pablo y Thieberger, Mariano,
Justicia era Kichner. La construcción de un poder a medida, Marea Editorial, Buenos Aires, 2005; Cabot,
59
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
bibliográfico” español, resaltara “la esplendida producción sudamericana,
singularmente la argentina”39.
Parece existir una tendencia a elevar no solo el número de casos sino
también la magnitud económica del latrocinio. Un viejo líder político del
conurbano declaró en una entrevista: “Hoy la política es una basura, está
comercializada, es un asco: uno ve funcionarios que son insaciables. No tienen
códigos. Cinco estancias, 200 caballos de carrera, yates”40.
1.- Sobresueldos.
En el decenio de los noventas los Ministros del P.E. Nacional,
Secretarios de Estado, subsecretarios y otros funcionarios de alto rango,
cobraban sobresueldos no volcados al presupuesto con fondos provenientes de
la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE).
La “necesidad” de ocultar la verdadera remuneración de las autoridades
obedece al hecho de que la opinión pública no consentiría sus montos debido a
la paupérrima gestión oficial.
2.- Contrabando de armas.
En el año 2013 la Justicia condenó al ex Presidente Carlos Menem a
seis años de prisión por la venta clandestina de armas a Croacia y Ecuador. La
venta de armas a Croacia tuvo lugar durante el primer mandato de Menem
(1989-1995) y se encontraba prohibida por las Naciones Unidas. El envío de
armamento a Ecuador se vinculó con su conflicto limítrofe con Perú y resultó
Diego y Olivera, Francisco, Hablen con Julio. Julio de Vido y las historias ocultas del poder kirchnerista,
Sudamericana, 2007; Majul, Luis, El Dueño. La historia secreta de Néstor Kirchner, el hombre que
maneja los negocios públicos y privados de la Argentina, Planeta, Buenos Aires, 2009; Alconada Mon,
Hugo, Las coimas del gigante alemán, Planeta, Buenos Aires 2011; Gasparini, Juan, Las bóvedas suizas
del kirchnerismo, Sudamericana, Buenos Aires, 2013. Cabe sumar a esta extensa lista las obras referidas
al caso Ciccone, citadas en la nota 42.
39 Nieto, Alejandro, obra citada en nota 4, p. 14.
40 Reportaje al varias veces intendente de Lanús Manuel Quindimil, publicado en la p. 38 del Diario
Perfil de Buenos Aires del 2.3.2008.
60
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
extraordinariamente escandaloso ya que Argentina era uno de los garantes de
la Paz del Tratado de Río de Janeiro41.
Se trata de la primera vez en la historia argentina que un ex Presidente
resulta procesado y condenado, aunque -por su condición de Senador por la
Provincia de La Rioja- Menem goza de inmunidad parlamentaria y no purgará
prisión.
3.- Cobro de coimas.
La Justicia procesó y decretó embargos millonarios contra 17 personas
(ex autoridades nacionales y ex ejecutivos de la empresa alemana Siemens)
acusados de recibir y pagar sobornos de hasta 80 millones de dólares para que
dicha compañía se quedara con el negocio de la confección de documentos de
identidad durante los gobiernos de Carlos Menem (1989-1999) y Eduardo
Duhalde (2002-2003).
El Alemania, con 270 imputados, el caso fue considerado el mayor
escándalo de corrupción desde la Segunda Guerra Mundial y la firma admitió
haber incurrido en “practicas improcedentes” a fin de asegurarse el resultado
favorable de la licitación. Según confesaron los ejecutivos de la firma alemana
el dinero fue depositado en bancos suizos entre 1998 y 2002.
La Comisión de Valores de los EE.UU. aplicó multas por más de 13
millones de dólares a la empresa de instrumental médico Stryker, luego que
esta reconociera que pagó coimas en la Argentina (al igual que en Grecia,
México, Rumania y Polonia) para vender insumos a hospitales públicos. Los
pagos realizados en nuestro país fueron cercanos al millón de dólares y fueron
registrados en la contabilidad como “honorarios médicos”. La también
norteamericana firma Biomet fue sancionada por la Comisión de Valores al
admitir que había sobornado a funcionarios de la Aduana Argentina para
ingresar prótesis.
41 El estado Argentino debía recibir por las ventas 100 millones de dólares pero solo ingresaron 40, el
resto se habría gastado en “intermediarios”. En la causa se encuentran involucrados el ex Ministro de
Economía Domingo Cavallo y algunos militares de alto rango.
61
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
4.- Sobornos en el Senado de la Nación.
Luego de diez años de proceso el ex Presidente Fernando de la Rúa fue
absuelto en una causa en la que se investigó el pago con fondos reservados de
sobornos en el Senado (alrededor de cinco millones de dólares) para obtener la
votación favorable de un proyecto de ley de “flexibilización salarial” que permitió
descomprimir la crisis económica de 2001 autorizando la suspensión de
personal y el despido de trabajadores sin consecuencias muy gravosas para
los empleadores.
La declaración de inocencia del ex Presidente de la Rúa no significa que
el episodio no haya sucedido y si uno lee o escucha los testimonios del
denunciante “arrepentido” advierte su profunda apariencia de veracidad.
5.- Presentes del controlado al controlante.
El ex Secretario de Transportes de la Nación, Ricardo Jaime, llegó a
acumular 30 denuncias y tiene 16 causas abiertas en los tribunales federales
en las cuales quedó demostrado que recibió de regalo viajes y el pago de los
alquileres del departamento que habitaba por parte de empresas a las que
debía controlar. También se lo acusa de haber pagado sobreprecios en obras
viales, en remodelación de vagones y en la compra de locomotoras japonesas.
Jaime, asimismo indagado por el posible delito de enriquecimiento ilícito
(se estima que, entre otros bienes es dueño de un crucero anclado en Punta
del Este y de un avión Lear Jet), deberá comparecer a juicio oral por la tragedia
ferroviaria de Once, donde deberá explicar el destino de los cuantiosos
subsidios otorgados al concesionario de la red siniestrada.
6.- Patrimonio y fondos inexplicables.
Los ex Presidentes Carlos Menem, Néstor Kirchner y Cristina Fernández
de Kirchner fueron investigados para determinar el origen de sus importantes
patrimonios. Los procesos terminaron en sobreseimientos ya que los jueces no
advirtieron irregularidades en sus declaraciones juradas de bienes a pesar que,
en el caso del matrimonio presidencial, el incremento fue del 158% en un solo
62
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
año (2008), haciendo que el escritor peruano Mario Vargas Llosa los calificara
irónicamente de “capitalistas ejemplares, que no solo sortearon felizmente la
crisis que descuajeringaba a sus colegas sino que, en estos tiempos de
tragedia y quebrantamiento, consiguieron multiplicar (entre 2003 y 2008) siete
veces su capital”42.
En el baño del despacho oficial de la ex Ministro de Economía Felisa
Miceli apareció una bolsa de papel madera con cien mil pesos y algo más de
treinta mil dólares. La entonces funcionaria no pudo explicar de manera
convincente el origen de los fondos y fue condenada a 4 años de prisión y 8 de
inhabilitación para ejercer cargos públicos, por los delitos de "encubrimiento
agravado de administración fraudulenta" y "sustracción de documento público".
Este último ilícito consistió en haberse llevado, para ocultarla, el acta labrada
por los agentes policiales que por casualidad hallaron la bolsa con el dinero.
7.- Negocios sorprendentes.
El matrimonio integrado por Néstor y Cristina Kirchner compró tierras
fiscales en la Provincia de Santa Cruz a $ 7,50 el m2 para enajenarlas poco
tiempo después percibiendo $ 120 por m2. De esa manera pudieron vender en
dos millones y medio de dólares un terreno por el que habían pagado cincuenta
mil. Las tierras fueron otorgadas por el intendente oficialista de El Calafate
violando las ordenanzas vigentes, sin licitación, postergando 3.000 pedidos de
vecinos y en superficies muy superiores a las que se entregan a ciudadanos
comunes.
Como propietarios de complejos hoteleros en la zona turística de El
Calafate, los Kirchner cobraron de manos de contratistas del Estado varios
millones de pesos por arrendamientos de habitaciones que jamás se ocuparon,
aunque en sus declaraciones juradas consignaron que sus hoteles contaban
con ocupación plena todo el año.
8.- Tráfico de influencias.
42 Su columna “Piedra de toque”, publicada en el Diario limeño “El Comercio” del 9.8.2009, en la cual
concluye que “sus corazones son de izquierda, solo sus bolsillos y los vestidos de doña Cristina son de
derecha”.
63
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El ex Ministro de Economía y actual Vicepresidente de la Nación, Amado
Boudou, está siendo investigado por gestionar el levantamiento de la quiebra
de la imprenta Ciccone Calcográfica S.A para luego apropiarse de la misma a
través de allegados prestanombres.
Esta empresa es contratista del Estado Nacional y tiene a su cargo nada
menos que la impresión del papel moneda argentino43.
9.- Vínculos societarios con contratistas del Estado.
Si bien no es el único, el caso de la obra pública de la Provincia
de Santa Cruz adjudicada en su casi totalidad a las empresas de Lázaro Báez
(especialmente a Austral Construcciones S.A.), quien se desempeñaba como
empleado bancario en la Provincia de Santa Cruz hasta que conoció a Néstor
Kirchner cuando éste era Gobernador, resulta paradigmático.
El novel empresario, investigado en Argentina, en Uruguay y en
Suiza por lavado de dólares, aparece como socio y condómino de varios
emprendimientos comerciales con miembros de la familia presidencial,
incluyendo a la actual Presidente Cristina Fernández de Kirchner44. La ruta del
dinero mal habido desde Argentina a un paraíso financiero (no menos de 50
millones de euros) aparece descripta con precisión quirúrgica por el periodista
argentino radicado en Suiza Juan Gasparini, Las bóvedas suizas del
kirchnerismo, Sudamericana, Buenos Aires, 2013.
V. EPÍLOGO
La Argentina se ubica como una de los países con más alto grado
de corrupción del planeta. Sin embargo las estadísticas sobre procesos
43 Se han escrito al menos dos libros que describen con precisión todo lo actuado: Mayol, Federico,
Amado. La verdadera historia de Boudou, Planeta, Buenos Aires, 2012 y Aleonada Mon., Hugo, BoudouCiccone y la máquina de hacer billetes, Planeta, Buenos Aires, 2013.
44 En este caso, la nueva Procuradora General Alejandra Gils Carbó –que reemplazó al Dr. Righi- se
muestra alineada con el Poder Ejecutivo y solicitó al Tribunal de Enjuiciamiento de Fiscales la suspensión
del fiscal interviniente José Maria Campagnoli, a quien acusó de excederse en el ejercicio de sus
funciones al investigar la estrecha relación comercial entre Báez y Cristina Kirchner. El Tribunal
suspendió a Campagnoli por 4 votos (representantes del P.E., del Senado y del Ministerio Público) contra
3 (representantes de la Corte Suprema de Justicia y de dos Colegios de Abogados). Se trata de un mal
pronóstico para el fiscal ya que el mismo Tribunal que lo suspendió deberá ahora juzgarlo.
64
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
penales en trámite y sentencias de condena son ínfimas45. Como hemos visto,
la condena formal de los actos de corrupción no podía ser mayor. En el ámbito
constitucional la Carta Nacional lo considera un atentado contra el sistema
democrático y la Constitución de la Provincia de Buenos Aires una lesión al
orden constitucional. Numerosas constituciones locales imponen medidas de
lucha en su contra. En el plano social la gente está literalmente harta, los
políticos atraviesan el grado de credibilidad más bajo desde que existen los
sondeos de opinión.
Tanto a nivel interamericano como ecuménico la corrupción
aparece duramente proscripta en sendos tratados internacionales.
La legislación nacional y local se ocupa de reclamar –sin éxito,
claro está- probidad a los agentes estatales. Existen numerosos organismos de
control del uso de los dineros públicos y de fiscalización de actividades non
sanctas, dirigidos a evitar los desvíos y tentaciones que asaltan a quienes
deciden el destino de cientos de millones de dólares. El propio Código Penal
describe una notable cantidad de ilícitos que encajan en la noción de actos de
corrupción. Sin embargo los jueces no parecen proclives a condenar a los
imputados ni los juristas del derecho penal se muestran interesados en
escudriñar en estos tipos criminales.
Cabe preguntarse si el orden jurídico positivo descripto ha servido
para algo.
La principal razón de la respuesta negativa obedece al hecho de
que ni el sector empresario ni el sindical parecen comprometidos en la lucha
contra la corrupción y el Poder Judicial continúa teniendo fuertes lazos con el
Poder Ejecutivo. Como puede comprenderse la mayoría de los políticos y la
totalidad de los gobernantes tampoco muestran interés en el asunto.
45 La lentitud e ineficiencia del sistema penal en casos de corrupción no resulta exclusivo de estas
latitudes, como lo explica Nieto en alusión a España, donde “desde hace más de diez años se están
tramitando diligencias policiales y judiciales con paso tan cansino que sólo han llegado al final en muy
pocos casos y todos marginales” (Nieto, Alejandro, obra citada en nota 4, pp. 14/15.
65
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Tampoco el “juicio de residencia” de la época colonial impidió que
nuestro país surgiera a la sombra de la corrupción más aberrante, llevando a
los historiadores a afirmar que “una característica de nuestra historia ha sido el
permanente divorcio entre la ley y la realidad, el constante desconocimiento en
los hechos americanos de lo que las normas españolas indicaban en el plano
jurídico o ideal”46. “Hay dos rasgos de la vida colonial de lo que luego sería la
Argentina que los historiadores insisten en destacar. Uno de esos rasgos es la
importancia que tuvo el contrabando en el crecimiento de Buenos Aires y del
Río de la Plata… El segundo rasgo de la vida colonial era común a toda la
América española, y consistía en la franqueza con que la ley impuesta por las
autoridades de la metrópolis era violada por los funcionarios locales... (se acata
pero no se cumple)...”47.
Este tradicional “divorcio entre la ley y la realidad” perdura con
categórica vigencia en materia de ilícitos contra el Estado que equivale a decir
contra la comunidad. El “juicio de residencia”, que imperó en la colonia y en el
derecho patrio, se ha volcado en las constituciones bajo la forma de “juicio
político” de desafuero y se ha mantenido casi inalterado en el llamado “juicio de
cuentas”, que se sustancia por los tribunales de cuentas provinciales al final del
ejercicio financiero y en el denominado “juicio de responsabilidad” que en la
Provincia de Buenos Aires instruye la Contaduría General cuando sospecha
que ha existido mal manejo del patrimonio estatal48. Sin embargo los
resultados se muestran ausentes y los actos de corrupción se multiplican por
doquier.
El fracaso de la normativa y de los organismos de control no hace
más que ratificar una realidad sobradamente conocida: el derecho, entendido
como un sistema racional que pone orden en la sociedad humana con el
objetivo de asegurar el respeto de determinados valores no es otra cosa que
una ciencia especulativa, metafísica, basada en el iusnaturalismo que indica
46 GARCÍA HAMILTON, José I., El autoritarismo hispanoamericano y la improductividad, Sudamericana,
Buenos Aires, 1998, p. 165.
47 NINO, Carlos S., Un país al margen de la ley, 1995, Emecé, Buenos Aires, p. 54.
48 Existe, incluso, una carta provincial que hizo renacer la institución colonial: el art. 190 de la
Constitución de Tierra del Fuego prohíbe a los funcionarios que cesaron en sus cargos abandonar la
provincia hasta después de cuatro meses, “por estar sometidos a juicio de residencia”.
66
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
que determinadas conductas deben observarse en todo tiempo y en cualquier
lugar debido a un imperativo ético (es el caso de la prohibición de robar al
Estado). Ese plexo normativo, por sí solo, no es capaz de variar la conducta de
los gobernantes, sin embargo pueden y deben adoptarse medidas tendientes a
limitar los efectos nocivos de la corrupción:
1º.- Implementación de una carrera administrativa que apunte a lograr
un equipo burocrático idóneo y políticamente neutral49. Un régimen
meritocrático debe reemplazar al actual sistema clientelista que nos agobia.
Los nombramientos se hacen por parentesco o amistad. Los concursos,
reservados a los altos cargos, generalmente están amañados; incluyendo,
salvo excepciones, la designación de jueces y otros funcionarios del Poder
Judicial, verdadera garantía de impunidad. Se viola, de esta manera, la
prevención del art. III numeral 5 de la Convención Interamericana que manda
operar sistemas de contratación de funcionarios que aseguren su publicidad,
equidad y eficiencia.
2º.- Fijar altas remuneraciones acordes a la responsabilidad de los
funcionarios. Una burocracia honesta y eficiente, orgullosa del rol esencial que
le toca cumplir, debe ser muy bien pagada. Los habitantes de un Estado que
presta servicios públicos de calidad deben consentir que quienes los gestionan
sean debidamente recompensados.
3º.- Organizar sistemas de control imparciales y eficientes. No es posible
que los miembros de los organismos de control sean designados por quienes
serán controlados, ni que las investigaciones se prolonguen durante más de
una década. El control preventivo del gasto debe funcionar aceitadamente y las
rendiciones de cuentas deben ser examinadas en forma inmediata al final de
cada ejercicio.
49 El art. 16 de la Constitución Nacional establece que todos los habitantes son “admisibles en los
empleos sin otra condición que la idoneidad”. Estados eficientes como el francés nutren los despachos
oficiales con los mejores egresados de la Ecole Nationale de la Administration, y muchos de estos
agentes muy calificados pasan a formar parte de la dirigencia política una vez retirados. En Argentina es
al revés: la afiliación a un partido y una buena relación con sus líderes garantiza el acceso a la función
pública, aunque se carezca de la más mínima preparación.
67
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
4º.- Acabar con la impunidad y hacer efectiva la responsabilidad penal y
civil de las autoridades. La sociedad tiene la convicción de que solo son
castigados los ilícitos cometidos por la gente común y que las autoridades
corruptas y sus socios privados jamás serán penados. El daño que esta
convicción –naturalmente impuesta por la realidad- ocasiona a la moral
colectiva es mayúsculo.
Para consagrar este cambio de paradigma resulta imprescindible
encarar el problema con otro enfoque. Aquel que privilegia el sentido histórico
de las ciencias sociales y asume sin cortapisas que la norma no basta, como
no es suficiente –más allá de su importancia- la existencia de docenas o
centenares de organismos de control. Deviene imprescindible un concreto
compromiso de los ciudadanos destinado a defender al erario público que, en
definitiva, se forma con el aporte de los contribuyentes. En algunos países,
como manera de promover la participación ciudadana en la defensa del
patrimonio comunitario, se incentiva la promoción por particulares de acciones
judiciales contra empresas acusadas de fraude contra el Estado y, en caso de
condena a devolver al Fisco lo percibido en demasía, el denunciante obtiene un
premio o beneficio económico.50
En enero de 2008 el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) y Transparencia
Internacional para Latinoamérica y el Caribe (TILAC) lanzaron la sexta edición
del único premio latinoamericano destinado a promover el periodismo de
investigación de la corrupción.
En Argentina se ha consolidado la actividad de organizaciones no
gubernamentales que actúan a favor de la moralización de la gestión pública.
Así la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y el Centro de
Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (CIPCE), desde abril
de 2008, publican en la web un “Boletín Anti-corrupción” que informa sobre el
estado de las causas que involucran a funcionarios públicos, denunciando la
demora injustificada de los expedientes. El boletín incluye artículos de opinión y
doctrina de juristas, jueces y fiscales. La Fundación Poder Ciudadano (que
50 Ampliar en Bianchi, Alberto B., Las acciones qui tam como medio de lucha contra la corrupción en
los contratos públicos en los Estados Unidos, El Derecho Administrativo, t. 2001/2002 p. 589.
68
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
posee vínculos con la OGN Transparencia México) ha formulado varias
denuncias sobre maniobras ilícitas de funcionarios estatales.
Si bien la participación ciudadana resulta esencial, se requiere de mucho
más. Hace falta un cuerpo de líderes decididos a servir al Estado en lugar de
servirse de él, apoyados en su gestión por una sociedad madura y militante,
consciente no solo de sus derechos sino también de sus obligaciones, entre las
que sobresale luchar por la moralización de la política. “Es aquí donde la
sociedad civil debe hacer un esfuerzo denodado de imponer a la sociedad
política un mínimo ético indispensable”.51
51 Gordillo, Agustín, prólogo a la obra de Mairal citada en nota 33, p. 13.
69
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
LA APLICACIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES DE DERECHOS
HUMANOS POR LA JURISPRUDENCIA ARGENTINA EN MATERIA DE
EMPLEO PÚBLICO
Por Silvina Capdevila
I. INTRODUCCIÓN
1. La internacionalización de los ordenamientos jurídicos
En los últimos años la consulta a los repertorios jurisprudenciales
argentinos nos revela una creciente aparición de normas de fuente
internacional en la argumentación que brindan los jueces para dar –en general–
resolución a los casos concretos sometidos a su decisión; ello ocurre también
en nuestra disciplina, el derecho administrativo, y dentro de ella, también en
materia de empleo público.
Este fenómeno, desde luego, reconoce como origen la drástica
transformación operada en el ordenamiento jurídico argentino por la reforma
constitucional de 1994, mediante la introducción al plexo constitucional de
diversas normas de fuente internacional, aunque –al decir de Salomoni1- sin
partir de un debate lo suficientemente profundo.
Sabido es que según el artículo 75 de la Constitución Nacional
existirían al menos tres clases de fuentes internacionales: las incluidas en el
inciso 22, primer párrafo, esto es, los tratados concluidos con las demás
naciones y con las organizaciones internacionales, que tienen “jerarquía
superior a las leyes”; los tratados de derechos humanos, que tienen “jerarquía
constitucional”, tanto los diez enumerados en el segundo párrafo, como los
incluidos con posterioridad, en las condiciones que se establecen en el tercer
párrafo (esto es, con el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada Cámara); y los tratados de integración, incluidos en el inciso
1 Salomoni, Jorge, Conferencia inédita dictada en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Universidad Nacional del Litoral sobre el tema “Ordenamiento jurídico administrativo”, en fecha 30 de
abril de 2004.
70
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
24,
“que
deleguen
competencias
y
jurisdicción
a
organizaciones
supraestatales”, previéndose expresamente que las normas dictadas en
consecuencia tienen “jerarquía superior a las leyes”.
En palabras de González Moras2, la reforma constitucional argentina
operó, por sí misma y formalmente, aquello que en los hechos venía
sucediendo en los Estados occidentales desde la segunda posguerra, esto es,
la internacionalización de su ordenamiento jurídico.
Como lo explica Cassese3, el mundo, hasta el siglo XIX poblado de
Estados, está viviendo ahora la “crisis del Estado”, que involucra internamente,
la pérdida de unidad del mayor poder público, y en relación con el exterior, la
pérdida de soberanía. Ambas convergen en un resultado unitario, la
conformación de ordenamientos ultraestatales, tanto internacionales4 como
supranacionales5, constituidos en red y no ya jerárquicamente, que se integran
en el denominado “ordenamiento público global” o global governance.
Curiosamente, Cassese señala como una de las reacciones de los
Estados frente a esta realidad actual del global governance, el aumento del
número de los dependientes públicos, que “han pasado de representar casi el
10% a cerca de un 25% de la fuerza de trabajo, en los países occidentales, en
2 González Moras, Juan M., “Los Tratados de Derechos Humanos y su incidencia en el Derecho
Administrativo argentino”, en DA (Documentación Administrativa), Nro. 267-268, septiembre 2003-abril
2004, El derecho administrativo en Argentina: situación y tendencias actuales, INAP, Madrid, p. 58.
3 Cassese, Sabino, La crisis del Estado, Trad. de Pascual Caiella y Juan González Moras, Ed. Lexis
Nexis, Abeledo Perrot, Bs. As., 2003, pp. 32 y 49.
4 Los poderes públicos internacionales se asoman a la escena mundial de los inicios del siglo XX, con
ordenamientos sectoriales (por ejemplo, para el correo) y generales (por ejemplo, la Sociedad de las
Naciones), pero siempre abiertos a todos los Estados (y, entonces, generales en sentido subjetivo). Su
ordenamiento les confiere, sin embargo, inicialmente, un instrumento esencialmente contractual, aunque
multilateral. En la 2da. mitad del siglo XX se producen dos cambios, uno cuantitativo, uno cualitativo. El
primero: el crecimiento del número de los poderes públicos internacionales, que es cuadruplicado en los
años 70, aumentando, después, todavía a ritmo sostenido, y aumentando también los Estados que
adhieren. El segundo: las tareas de los poderes públicos internacionales. A aquellos que conservan el sello
convencional del derecho internacional dominado por los Estados y que constituyen, entonces, foros de
debate, negociación y acuerdo, se han unido organismos con tareas propias y poderes de regulación (por
ejemplo: Organización Mundial del Comercio).
5 En la segunda mitad del siglo XX, a los poderes públicos internacionales se han sumado poderes
públicos conocidos como regionales porque incluyen Estados vecinos de zonas particulares:
Comunidades, luego Unión Europea (1975), Mercado Común Centroamericano (1960), Mercosur (1991),
NAFTA (1994). Estos y otros organismos han alcanzado distintos desarrollos, algunos teniendo
estructuras elementales, porque son un poco más que zonas de libre comercio y uniones aduaneras, otros
teniendo estructuras muy complejas y ramificadas; todos, sin embargo, son organismos, al menos en
principio, de carácter económico.
71
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
la segunda mitad del siglo XX”. De ello y otros indicadores extrae que, “si es
cierto que ha habido un achicamiento, esto concierne a algunos sectores
(especialmente gestión pública y welfare), pero no al Estado entero, que, en
cambio, ha aumentado sus dimensiones6”.
Hay incluso, en doctrina, quien halla una relación directamente
proporcional entre la cantidad de empleados públicos y el nivel de desarrollo7.
2. Impacto de la internacionalización del ordenamiento jurídico argentino
sobre el empleo público
La recepción de normas de fuente internacional en la más alta grada de
nuestro ordenamiento jurídico vino a impactar, también, en el tema que ahora
nos convoca: la relación de empleo público.
Lepenies y Reyna8 advirtieron sobre algunos aspectos problemáticos
que tal situación podía presentar.
En primer lugar, señalaron que esta realidad viene a aumentar la
complejidad que ya enfrenta la relación de empleo público, sometida en los
últimos tiempos al proceso llamado de “laboralización”9, que implica, en función
de las particularidades de nuestro sistema jurídico, la interconexión de las dos
grandes ramas del sistema jurídico (público y privado), y de dos órdenes de
producción jurídica (nacional y provincial), en ejercicio de potestades
normativas provenientes de normas constitucionales. La complejidad es aún
mayor “si se introduce, como aspecto de análisis, la cuestión referida a la
aplicación de normas gestadas no ya en el Congreso Nacional, ni en las
Legislaturas locales, sino internacionalmente, e incorporadas al ordenamiento
jurídico argentino merced al cumplimiento del proceso federal complejo de
6 Cassese, Sabino, La crisis…, cit., p. 77.
7 Grau, César Antonio, Panorama en el derecho comparado sobre empleo público, pdo. en
http://ar.microjuris.com/MJAR/ref.cfm?code=MJD3194.
8 Lepenies, Irmgard y Reyna, Justo, “La profesionalización de la Administración Pública y la
laboralización del empleo público”, en DA (Documentación Administrativa), Nro. 267-268, septiembre
2003-abril 2004, El derecho…, cit., p. 244.
9 Que, en general, reconoce una doble vertiente: por un lado, el sometimiento de cada vez mayores
sectores de trabajadores públicos al ordenamiento laboral; por otro lado, la aplicación de instituciones del
derecho colectivo del trabajo a la relación de empleo: sindicalización, negociación colectiva, huelga, etc.
72
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
suscripción, aprobación y ratificación de tratados internacionales (artículos 99
inc. 11 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional)”.
En segundo lugar, expresaron estos autores que, “si bien la cuestión
referida a la ubicación jerárquica de la norma convencional internacional fue
resuelta por la consagración del principio de la supremacía en el artículo 75 inc.
22 de la Constitución Nacional, podrían restar cuestiones a resolver en razón
de la estructura federal del Estado argentino, particularmente considerando la
subsistencia del art. 27 de la Constitución Nacional”, según el cual “el Gobierno
federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las
potencias extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad con los
principios de derecho público establecidos en esta Constitución” (la cursiva no
es del texto).
II. LAS NORMAS DE FUENTE INTERNACIONAL EN LA JURISPRUDENCIA
Como decíamos, en los años que han transcurrido desde la recepción
de las normas de fuente internacional en la más alta grada de nuestro
ordenamiento, ha sido creciente su invocación por los jueces en sus
sentencias10, también en materia de empleo público.
En un primer momento, sólo “a mayor abundamiento”11, pero,
paulatinamente, extrayéndose cada vez mayores consecuencias.
Y ello en una materia como el empleo público, si se quiere una
temática de lo más apegada a lo comarcal, a lo local. Es que, a nivel normativo,
a la multiplicidad de órdenes –nacional y locales- debida a nuestra forma
federal de Estado, debe añadirse la profusión de regímenes que intentan captar
particularidades sectoriales12.
10 Ivanega, Miriam Mabel, Acerca del caso Madorrán, pdo. en http://www.eldial.com/publicador/
03f/doctrinaRTF.asp?archivo=DCB45.hotml&pie=DCB.
11 “Señalándose ‘además de la norma tal, está el Tratado tal’”, v. Salomoni, Jorge, Ordenamientos
internacionales y ordenamientos administrativos nacionales, Ed. Ad Hoc, 2006, Buenos Aires, p. 32.
12 Así, por ejemplo, en Santa Fe, podemos mencionar el régimen general previsto para la Administración
Central por la ley 8525/79 y el decreto 2695/83 (Estatuto y Escalafón, respectivamente), y para el
personal de Municipalidades y Comunas, ley 9286/83; y regímenes especiales, como lo constituyen, por
ejemplo, la ley 6769, Ley del personal policial, la ley 10.921 y decreto 201/95, respecto del Servicio de
Catastro e Información Territorial, ley 10.813 y decreto 4447/92, Régimen laboral de los agentes de la
73
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Ello provoca un cambio en la tradicional estructura argumental de los
fallos relativos a nuestra materia, normalmente apegados a normas sectoriales,
legales, reglamentarias o convencionales, y a algunas pocas normas
constitucionales y grandes principios generales, que ha generado ciertos
problemas.
Intentaremos abordarlos mediante un acercamiento descriptivo a
algunos fallos que han recurrido a fuentes internacionales en relación a algunos
aspectos substanciales de la relación de empleo público.
Podemos sistematizar las sentencias a que referiremos en relación a
las distintas vicisitudes de la relación, esto es, su constitución, desarrollo y
extinción.
1. Constitución: requisitos para el ingreso
Tradicionalmente13 se encaraba la cuestión desde la óptica de la
idoneidad (artículo 16, Constitución Nacional).
Vale decir, se juzgaba si los requisitos específicos de nacionalidad,
edad, aptitud psicofísica, etc., configuraban una reglamentación razonable del
genérico recaudo de idoneidad, el que a su vez era un aspecto de la igualdad
expresamente mencionado por la Constitución.
Luego de 1994 se lo enfoca desde la óptica del binomio
igualdad/discriminación.
Esto
obedece
constitucionalismo
a
que
la
contemporáneo,
regulación
por
de
influencia
la
igualdad
en
el
-justamente-
de
la
codificación en sede internacional de los tratados de derechos humanos, se
integra con la interdicción de la discriminación, y la enumeración de causales
de discriminación vedada (así, por ejemplo, art. 2.2 del Pacto Internacional de
Administración Provincial de Impuestos, Régimen disciplinario para el personal docente nro. 10.290, ley
9282/83, Estatuto y Escalafón de los Profesionales Universitarios de Sanidad, ley 10.023, etc.
13 Así, in re “Radulescu” (Fallos 290:83), “Repetto” (Fallos 311:2272), “Calvo y Pesini” (Fallos
321:194).
74
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, art. 2.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, etc.).
Ello, por aplicación de la técnica de las “clasificaciones sospechosas”,
proveniente de la jurisprudencia constitucional norteamericana, según la cual,
si bien en principio los poderes políticos tienen facultades para trazar
distinciones entre categorías de personas cuando ello resulta conveniente para
lograr objetivos legales -presumiéndose entonces la constitucionalidad de la
norma-, no pueden en cambio recurrir a factores de distinción que respondan a
prejuicios
y
estereotipos
(tales,
por
ejemplo,
raza,
religión,
género,
discapacidad), y que excluyan a categorías enteras de personas del legítimo
ejercicio de un derecho. La presencia, pues, de uno de estos factores de
distinción “sospechosos”, genera en la norma que la contiene una “presunción
de
inconstitucionalidad”,
o
una
“suspensión
de
la
presunción
de
constitucionalidad”.
Desde el punto de vista del control judicial de constitucionalidad, esto
se traduce en dos técnicas procedimentales:
1) la inversión de la carga justificatoria, por la cual se pone en cabeza
del Estado la fundamentación de la medida;
2) el sometimiento de esa justificación a un estándar de escrutinio
judicial elevado, que alcanza a:
a) los fines que se intenta resguardar con la norma, que deben ser
substanciales14, no bastando que sean meramente convenientes;
b) los medios utilizados al efecto, siendo insuficiente una genérica
adecuación a los fines, sino que debe juzgarse si los promueven efectivamente
y, además, si no existen otras alternativas menos restrictivas para los derechos
en juego que las impuestas por la regulación cuestionada.
14 En una idea que jurisprudencialmente se vincula con la de funciones o cometidos primarios del Estado,
tales como la jurisdicción, la defensa, la educación.
75
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En materia, pues, de requisitos para el ingreso al empleo público,
encontramos algunos pronunciamientos judiciales que han hecho aplicación de
estos principios, sobre los cuales adelantamos dos observaciones.
Primera: la lectura de sus argumentos nos deja la sensación de que la
pregunta: ¿y qué hubiera podido alegar el Estado para convencer al tribunal de
la razonabilidad de la medida?, no tiene, en verdad, respuesta.
Segunda: la adopción de esta técnica tiene consecuencias en la
concreta definición de la “división de poderes” o “separación de funciones”, en
cuanto implica acrecentar la esfera de poder de los jueces y disminuir la de los
órganos políticos. En palabras del juez Maier15, “el test de ‘escrutinio estricto’
significa que los jueces no habrán de deferir la decisión a otros poderes del
Estado, sino que determinarán independientemente el vínculo que la
clasificación mantiene con una finalidad constitucional, presumiblemente
imperiosa”.
a) Nacionalidad
La nacionalidad argentina es uno de los recaudos tradicionalmente
presentes en los estatutos que regulan la relación de empleo público, en su
versión más atenuada, esto es, excluyendo a los extranjeros (por ejemplo,
artículos 10, inciso "e", ley 8525 y 10, inciso “a”, ley 9286, ambas de la
Provincia de Santa Fe; artículo 4, inciso "a", ley nacional 25.164)-, o en su
versión más estricta, exigiendo la nacionalidad nativa o por opción, y
excluyendo a los naturalizados (artículos 57, 58 y 60, ley de Gendarmería
Nacional nro. 19.349; artículos 38, 39 y 41, ley de Policía Federal nro. 21.965)-.
Diversos tribunales –incluso superiores- del país han tenido ocasión
últimamente de revisar la constitucionalidad de ambos tipos de normas.
15 V. su voto en 31.3.2005, Tribunal Superior Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “Asociación por los
Derechos Civiles (ADC) c. Ciudad de Buenos Aires”, pdo. en L.L. 2005-F, 31.
76
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La
Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación,
en
sendos
pronunciamientos16, ha considerado inconstitucionales las normas que
excluían a los extranjeros de la posibilidad de acceder, respectivamente, a los
cargos de Secretario de Primera Instancia de los Juzgados de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, y de auxiliar de Biblioteca de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.
Para así resolver, remitió a “Hooft”17, causa en la que –por mayoría18había declarado inconstitucional el artículo 177 de la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires, que excluye a los argentinos naturalizados de la
posibilidad de ser Jueces de Cámaras de Apelación locales, aplicando la
técnica de la “categoría sospechosa”19 basada en el “origen nacional”.
Y, en cuanto al control de la inexistencia de alternativas menos
restrictivas para los derechos en juego, tuvo en cuenta que "se advierte
claramente que la demandada pudo instrumentar exigencias relativas, no a la
nacionalidad –como hizo- sino a la extensión de la residencia en el país, o al
lugar en el cual los estudios fueron efectuados, como modos de acreditar el
arraigo al que la norma impugnada parece apuntar".
16 8.8.2006, “Gottschau, Evelyn Patricia c. Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires s. amparo” (Fallos 329:2986); 12.8.2008, “Mantecón Valdés, Julio c. Estado Nacional Poder Judicial de la Nación” (Fallos 331:1715.
17 16.11.2004, “Hooft, Pedro Cornelio Federico c. Provincia de Buenos Aires s. acción declarativa de
inconstitucionalidad” (Fallos 327:5118).
18 El fallo "Hooft" tuvo un voto en disidencia del Ministro Belluscio, el cual no mencionó normas de
fuente internacional, enmarcó la cuestión en el ámbito de las autonomías locales, y consideró que no
había discriminación arbitraria. Esto último, porque: no se asignaban distintos tratamientos en el interior
de la categoría de "argentinos naturalizados", se distinguía entre jueces de diferentes instancias
estableciendo exigencias mayores para los de estamentos superiores, la regulación cuestionada era similar
a las de otras Constituciones Provinciales -Mendoza y Santa Cruz-, y la solución contraria implicaría el
absurdo de descalificar a la propia Constitución Nacional, en cuanto excluye a los naturalizados de la
posibilidad de acceder a los cargos de Presidente y Vicepresidente, y fija un requisito de antigüedad en la
ciudadanía para ser electo Diputado o Senador.
19 Cabe acotar que el recurso a la "presunción de inconstitucionalidad" y por ende la estrictez del control
de razonabilidad ya lo encontramos en el voto en disidencia de los Ministros Petracchi y Bacqué en la
causa "Repetto", fallada en 8.11.1988, mucho antes de la incorporación de los tratados internacionales a
la Constitución, en que se juzgaba la exigencia de la nacionalidad argentina para desempeñarse como
maestra jardinera en el ámbito privado. En dicho voto la norma se presumió inconstitucional por su
contrariedad con el artículo 20 de la Constitución Nacional. La mayoría de la Corte también consideró
inconstitucional la exigencia, por violar el artículo 20, pero aplicando un control normal de razonabilidad,
más adelante reiterado in re "Calvo y Pesini", del 24.2.1998, en que se consideró inconstitucional una ley
de la Provincia de Córdoba que exigía la nacionalidad argentina para acceder a un cargo de psicóloga en
un hospital público "sin haberse acreditado su razonabilidad o el interés estatal".
77
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Nótese cuánto se acercan estas consideraciones al tradicional límite
negativo del control de constitucionalidad, que según inveterada fórmula del
Alto Tribunal, "no incluye el estudio de la conveniencia o acierto del criterio
adoptado por el legislador en el ámbito propio de sus atribuciones"20.
La mayoría de la Corte21 encontró en estos casos en las normas
cuestionadas un motivo de discriminación "que los pactos prohíben", citando el
artículo 1.1. de la Convención Americana de Derechos Humanos, y el artículo
26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y entendiendo por
ende “aplicable la doctrina europea, según la cual, la presencia de uno de los
motivos prohibidos en el art. 14 de la Convención Europea de Derechos
Humanos (entre otros, el ‘origen nacional’), hace pesar sobre la legislación que
lo incluye una presunción, una sospecha de ilegitimidad, con desplazamiento
de la carga de la prueba)". Citó además el caso de Canadá, donde el art. 15.1
de la Carta de los Derechos y Libertades veda, entre otras, la discriminación
por el motivo de origen nacional (caso "R, vs. Oakes", año 1986, S.C.R. 103).
La minoría del Tribunal22, por su parte, advirtió dos relevantes
aspectos.
El primero, la diferencia con el caso "Hooft", ya que una cosa es excluir
a los argentinos naturalizados, y otra a los extranjeros; mal podían, pues,
trasladarse derechamente los criterios de un supuesto a otro23.
El segundo, el artículo 23 inciso 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos que, justamente, admite la reglamentación por ley del
derecho de acceso a las funciones públicas, entre otros motivos permitidos,
por razones de nacionalidad.
20 Cf. Fallos 312:72, 312:122, 312:435, 318:785, 319:1640, 319:3148, 321:989, 322:919, 322:842,
328:1416, 329:4032.
21 Integrada por los Ministros Petracchi, Fayt, Zaffaroni, Lorenzetti y Argibay.
22 Compuesta por los Ministros Highton y Maqueda, que habían integrado la mayoría en “Hooft”.
23 En esta línea de análisis podemos ubicar el precedente “Sanhueza”, en que la Sala I de la Corte
Suprema de Justicia de la Provincia de Mendoza concluyó en la inconstitucionalidad de la norma que
vedaba el ingreso a la Policía Provincial de los naturalizados; v. 25.3.1996, “Sanhueza, Fernando”, pdo.
en J.A. 1996-III, pp. 254/263.
78
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
No obstante, a nuestro juicio, la minoría no llevó tales argumentos
hasta sus últimas consecuencias. Así, si bien anunció que formularía un control
de razonabilidad “normal”, al concretarlo retoma en verdad la idea del “control
en concreto”24, esto es, vinculado con la naturaleza de las tareas a realizar, y
parece concluir que sólo sería razonable la distinción si la función en cuestión
implicase el ejercicio de potestad jurisdiccional, pero no la realización de
labores meramente auxiliares de ésta –como las del Secretario o el auxiliar de
Biblioteca-. Vale decir, terminó efectuando un control de razonabilidad casi tan
estricto
como
el
de
la
mayoría,
concluyendo
–también-
en
la
inconstitucionalidad.
Por otra parte, creemos que el argumento basado en el artículo 23
inciso 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos debilita
enormemente la posibilidad de hallar un "motivo de discriminación prohibido", al
menos ante normas de la versión que hemos llamado más atenuada.
Otra interesante y posible perspectiva de análisis la brinda la
consideración de los efectos, alcances y modalidades de las distintas especies
de control de constitucionalidad.
Este aspecto fue señalado en el considerando 8 del voto del juez
Casás en el antes citado precedente “Asociación por los Derechos Civiles c.
Ciudad de Buenos Aires”25, causa en que, por vía de una acción declarativa de
inconstitucionalidad, se cuestionaba una ley de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires que excluía a los extranjeros de la posibilidad de ejercer la docencia en
escuelas de la Ciudad26.
En dicho considerando el juez Casás distingue el control difuso de
constitucionalidad y ante un caso concreto, del escrutinio ejercido en abstracto,
24 Desarrollada in re “Calvo y Pesini”, cit.
25 31.3.2005, Tribunal Superior Ciudad Autónoma de Buenos Aires, v. nota 15.
26 El planteo de inconstitucionalidad se rechaza por mayoría, por considerar razonable exigir la
nacionalidad en el caso específico de la educación pública primaria. Se confrontan diversas concepciones
sobre la educación. Se distinguen claramente las nociones de derechos civiles (en el caso, de enseñar) y el
acceso al empleo público, con remisión a las “Bases” de Alberdi, quien, en cuanto a los primeros,
propugnaba igualar a extranjeros y nacionales, mas en cuanto al empleo público, era partidario de poner
en manos de las autoridades constituidas -especialmente el Congreso o las Legislaturas locales-, el poder
de establecer facilidades o exclusiones en el acceso a recursos estatales.
79
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
como era el que correspondía efectuar en esa causa dada la vía procesal
empleada, que –según advierte- podría conducir "a la pérdida de vigencia de la
norma con efectos erga omnes”27, y en donde –agregamos por nuestra parteel control de constitucionalidad se resuelve, en definitiva, en valoraciones
ideológicas que es al menos dudoso que corresponda al Poder Judicial
efectuar.
El juez Casás expresó: "Y preservo la posibilidad de impugnación por
vía del control difuso de inconstitucionalidad, para aquellos casos en los cuales
pueda invocarse y acreditarse que la idoneidad del postulante en virtud de su
compromiso con los valores nacionales es equivalente o igual al que pueda
ostentar, en términos de estándar medio, un docente argentino".
Y bien: estimamos que la aplicación de tales criterios a los casos
“Hooft” y “Gottschau” hubiese permitido sustentar las respectivas declaraciones
de inconstitucionalidad en sus especiales circunstancias fácticas.
Es que, conforme surge de las sentencias bajo análisis, se trataba de
un holandés naturalizado en 1965 que había ingresado en el año 1966 al
Poder Judicial provincial, fue designado juez de 1ra. Instancia en junio de 1976,
y había ejercido la magistratura por más de veintiseis años, y de una alemana
radicada desde 1983 en forma permanente en la Argentina, donde cursó sus
estudios secundarios y universitarios, obtuvo el título de abogada en la
Universidad de Buenos Aires y se matriculó en el Colegio Público de Abogados
de la Ciudad de Buenos Aires.
27 A este argumento Clérico y Shvartzman contestan que "en el control abstracto de constitucionalidad el
Tribunal Superior no tiene la última palabra en relación con la validez en general de la ley y en dos
sentidos. El primero es formal y prescripto por la Constitución local. Si declara la inconstitucionalidad de
la norma, está previsto un proceso de reenvío por el cual la Legislatura tiene la posibilidad de ratificar su
validez… El segundo no está expresamente reglado, sino que surge del poder de las razones que pueden
darse a favor o en contra de la validez de la ley en el marco de una discusión pública que excede lo
meramente jurídico. Así sucedió cuando dos semanas después de emitido el fallo la legislatura aprobó una
ley que modificó el estatuto en disputa permitiendo a los docentes extranjeros el acceso a la docencia en
establecimientos públicos de la Ciudad Autónoma" (cf. Clérico, María Laura y Schvartzman, Sebastián,
"Repetto” re-visitado: a propósito del fallo del Tribunal Superior de la Ciudad de Buenos Aires sobre
acceso a la docencia en el caso de los extranjeros, L.L. 2005-F, p. 29).
80
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Por último, y citando el voto del juez Lozano en la ya citada causa
A.D.C.28, propugnamos que se incluya como posible contenido del “test de
razonabilidad” la idea de que en el caso de lo que se trata es del “acceso al
empleo estatal”, y por ende a “recursos estatales”; y por ello resulta atinado
preguntarse si es o no conveniente un grado de apertura tal que comprenda
incluso a quienes no son nacionales. Y, en su caso, en manos de qué
autoridades debe encontrarse el poder de establecer facilidades o exclusiones
para dicho acceso: ¿de los jueces, mediante el control estricto de
razonabilidad? ¿o del Congreso o las Legislaturas locales?
b) Edad
Los estatutos docentes de algunas provincias argentinas establecen un
límite máximo de edad, de entre treinta y cinco y cincuenta años, para quienes
aspiran a ingresar a la carrera docente29.
Normas semejantes han sido declaradas inconstitucionales por el
Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires30 y por
la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires31.
En este tema existe la particularidad de que las cláusulas de los
tratados de derechos humanos que enumeran las causales de discriminación
vedadas, no incluyen en el respectivo listado a la "edad". Sí, en cambio, lo hace
expresamente el artículo 11 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.
28 “No declarar inconstitucional una ley no equivale a aplaudir su contenido. Los jueces no están para
tomar posición frente a la ley desde la óptica de los valores sino desde la de la Constitución. Para juzgar
cuándo ampliar y cuándo circunscribir el universo de quienes contratan con el Estado están los órganos
políticos, y específicamente el legislativo. Puesto en otras palabras, el dilema que nos ocupa no es evaluar
la conveniencia de abrir las escuelas estatales a los docentes extranjeros, sino determinar, a la luz de la
Constitución y los tratados aplicables, si son los jueces o los legisladores quienes deben hacerlo”.
29 Así, el estatuto del docente municipal de la Ciudad de Buenos Aires, y los de las Provincias de
Santiago del Estero, La Rioja, La Pampa, Chubut y Buenos Aires. En cambio, no establecen tal límite
máximo los estatutos docentes de Tierra del Fuego, Salta, Río Negro, Misiones, Mendoza, Jujuy, Córdoba
y Catamarca.
30 29.11.2000, "Sandez, Carlos A. c. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires", L.L. 2001-B, 582, por vía
de amparo contra la norma que exige menos de cuarenta años para ingresar a la carrera docente; "Salgado,
Graciela B. c. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires", L.L. 2002-B, 79, por vía de acción directa de
inconstitucionalidad contra la norma que exige menos de treinta y cinco años para ingresar al área de
educación inicial
31 19.2.2002, “Briceño, Adela c. Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos
Aires”, L.L.B.A. 2002, 1392, por vía de amparo contra la norma que establece un máximo de cincuenta
años de edad para el ingreso a la docencia oficial.
81
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Entonces, el Tribunal Superior de la Ciudad de Buenos Aires no
necesita invocar las normas de fuente internacional, y no lo hace en
"Sandez"32.
Pero la jueza Ruiz incluye en su argumentación el art. 2.2 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el art. 26 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el artículo 1.1. de la
Convención Americana de Derechos Humanos, ninguno de los cuales incluye
expresamente la edad, con lo cual creemos que debemos deducir que para ella
la enumeración es meramente enunciativa33.
En cambio, la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires declara
la inconstitucionalidad por "contradecir abiertamente el derecho a trabajar",
consagrado por el artículo 23, apartado 1.1., de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, y el artículo 6, apartado 1.1., del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Agrega que "un docente en la
etapa de madurez plena de la persona, se encuentra en condiciones óptimas
para expresar toda su creatividad y experiencia en el ejercicio de su ministerio".
c) Aptitud psicofísica
En cuanto a la protección de las personas con discapacidad, podemos
mencionar la "Convención Interamericana sobre eliminación de todas las
formas de discriminación contra las personas con discapacidad" (ratificada por
la Argentina por ley 25.280), y la ley 23.462 que aprobó el convenio 159 de la
Organización Internacional del Trabajo sobre "Readaptación profesional y
empleo de personas inválidas".
Pero estas normas están mediatizadas en el ordenamiento argentino
por disposiciones de derecho interno.
32 En "Salgado", el juez Muñoz aplica la técnica de las "categorías sospechosas" con fundamentos de
derecho comparado, además del artículo 11 de la Constitución de la Ciudad. También dice: "cuando
existen razones sustanciales que lo justifiquen, establecer límites en función de la edad puede ser
razonable”, y cita el caso "Belfiore", del Alto Tribunal Nacional, que refería a un tope de edad establecido
para el ingreso a un ballet clásico (cf. 18.9.1986, C.S.J.N., “Belfiore, Liliana I. c. Municipalidad de la
Capital y otro”, pdo. en L.L. 1987-B, 416, D.J. 1987-2, 166, y J.A. 987-1, 215). Y agrega: “Después de
todo, una de las funciones propias del derecho consiste en establecer diferencias".
33 Así lo sostiene Hitters (cf. Hitters, Juan Carlos, "Derecho internacional de los derechos humanos", T.
II, Ediar, Buenos Aires, 1993, pág. 228.
82
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Así, el artículo 75 inciso 23 de la Constitución Nacional establece que
corresponde al Congreso "legislar y promover medidas de acción positiva que
garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato… en particular respecto
de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad".
Y, a partir de allí, por diversas normas que establecen “cupos” para
discapacitados de entre el 4 y 5% en las plantas de agentes públicos34.
Entonces, tenemos fallos que, si bien invocan aquellas normas de
fuente internacional, aplican directamente los ordenamientos internos.
En este punto, lo interesante son los alcances de la sentencia35.
d) Aptitud moral. Antecedentes de conducta
La Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Mendoza consideró
inconstitucional36 la norma del estatuto del empleado público de la provincia
que impide el ingreso "al que tenga pendiente proceso criminal", frente al art.
23.2 del Pacto de San José de Costa Rica, con la particularidad de que se
trataba de un docente a quien se le seguía un juicio por hurto de elementos de
computación –justamente de una escuela-, y se había dispuesto suspender la
causa a prueba por tres años.
34 V. ley 10.592 de la Provincia de Buenos Aires, ley 3208 de la Provincia de Chaco, ley 5157 de la
Provincia de Catamarca, ley 4090 de la Provincia de La Rioja, ley 9325 de la Provincia de Santa Fe, entre
otras.
35 Así, por ejemplo, en la causa nro. 10.101, "Trebino Molteni Juan Manuel c. Ministerio de Salud
(Provincia de Buenos Aires) s. Amparo", del Juzgado en lo Contencioso Administrativo Nro. 1 de La
Plata, del 8.6.2007, el Juez consideró que mediaba arbitrariedad manifiesta por parte de la Administración
al no haber proseguido el procedimiento para designar al actor, pese a que se encontraban reunidos parte
de los presupuestos establecidos por el régimen especial: existencia de un cargo vacante, propuesta de
designación por parte de la autoridad competente y certificado de discapacidad; en consecuencia,
reconoce el derecho del actor como aspirante a la cobertura del cupo fijado por la ley, y condena a la
demandada a incorporarlo, previa realización del examen de idoneidad. En "Tobías Córdova, Álvaro s.
queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en ’Tobías Córdova, Álvaro c. Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires s. Amparo" (Expte. nro. 3771/05), del 14.9.2005, el Tribunal Superior de Justicia de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires condenó a la Administración a expedirse fundadamente sobre la
aceptación o rechazo de la solicitud del actor, antes de una nueva contratación de personal dedicado a
tareas de informática, estando facultado aquél para perseguir la ejecución de la sentencia –peticionando
las medidas que estime corresponder- en caso de incumplimiento.
36 19.8.2005, “Aput Carlos Manuel c. Dirección General de Escuelas de la Provincia de Mendoza s.
amparo”, reg. nro. 0082923.
83
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La norma del pacto contempla la posibilidad de reglamentar el acceso a
la función pública “exclusivamente” por “condena, por juez competente, en
proceso penal”.
La Corte tuvo en cuenta especialmente el sentido de la probation –que
expresa una confianza del juez en este presunto infractor de la ley, por eso le
da la posibilidad de evitar la sentencia de condena "con todos sus indeseables
e inútiles efectos estigmatizantes para favorecer su reinserción en la sociedad", y una cuestión de coherencia del Estado, que no puede darle confianza en el
proceso penal y cerrarle las puertas al acceso al empleo público, sobre todo
cuando, entre los presupuestos de la suspensión del juicio a prueba, el tribunal
impuso al imputado "tratar de mantener el empleo para poder hacer frente a las
reparaciones".
Entonces propone –y resuelve- efectuar la designación del
agente, y someterla a condición resolutoria de incumplimiento de todos y cada
uno de los recaudos establecidos por el juez penal37.
e) Sexo
En
la
causa
“Pacheco”, fallada
por
la
Cámara
Contencioso
Administrativa nro. 1 de Santa Fe38, el juez Lisa entendió que la negativa de la
Administración a disponer el ingreso de la actora -hija de un agente municipal
fallecido- a la planta de personal permanente, “podría significar una
discriminación vedada tanto por las normas generales del ordenamiento
37 Tuvo en cuenta antecedentes de los órganos de aplicación del pacto –concretamente, el precedente
“Ríos Montt”, en que se impugnaba la norma de la Constitución de Guatemala que impedía que el
recurrente fuese a Presidente por haber participado en un golpe armado que había roto la continuidad
constitucional, y la Comisión Interamericana consideró que no obstante la palabra "exclusivamente"
contenida en el artículo 23, no viola el pacto el país que pone otras restricciones que no integran el
listado, si esa restricción “tiene justificación suficiente en las justas exigencias del bien común en una
sociedad democrática"-, y precedentes de nuestra Corte Federal –caso "Alianza Frente para la Unidad", en
que el Tribunal hizo una interpretación literal y restrictiva del artículo 23 y entendió que el término
“exclusivamente” impide extender la restricción de la condena penal a los casos de prisión preventiva-.
Hace un análisis muy rico de diversos aspectos: idoneidad que incluye un aspecto moral, diferencia entre
candidato a cargo electivo, en que la confianza se expresa en las urnas y en todo caso el vínculo va a
durar lo que dure el mandato, y el que aspira a ingresar con carácter permanente a la Administración.
Tiene en cuenta diversas ventajas de la solución propuesta, entre ellas, "no elimina las facultades
provinciales sino que las adecua a la normativa internacional: adviértase que esta solución no implica
declarar la inconstitucionalidad del artículo 11 inciso “d” de la ley provincial en forma genérica; así por
ejemplo el Estado provincial podría vedar el ingreso a la enseñanza primaria a un procesado por abuso
sexual, aunque esté excarcelado; en un caso como el que planteo, una sociedad democrática tolera esa
restricción aunque no encuadre en una interpretación literal del artículo 23 del Pacto".
38 16.3.2004, “Pacheco, Magdalena Beatriz c. Municipalidad de San Justo s. RCA” (S. T. 2, p. 443).
84
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
fundamental (artículo 16 de la Constitución Nacional; artículo II de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; artículos 1 y
2.1. de la Declaración Universal de Derechos Humanos; artículos 1 y 24 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y artículo 8 de la
Constitución Provincial), como por las más específicas de similar grado
(artículo 11 de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer; y artículo 20, segunda cláusula, de la
Constitución Provincial)”; y supondría la creación de una exigencia no prevista
por la ley para el acceso al empleo público.
Cabe aclarar que la actora invocaba el artículo 130 del estatuto ley
9286, que establece “en caso de fallecimiento del agente, la autoridad
competente deberá designar, por el conducto legal pertinente, a la viuda o a un
hijo de aquél, directamente sin prueba de selección, en un cargo vacante de
nivel inferior en la especialidad, y según las condiciones que posea el
postulante”39, y que la negativa de la Administración se fundaba en que el
causante manejaba equipos pesados, actividad que se entendía impropia para
una mujer.
2. Desarrollo: principales derechos
a) Remuneración
El derecho a retribución justa fue abordado por la jurisprudencia
especialmente en ocasión de controlar la legitimidad de la legislación de
emergencia que estableció reducciones salariales.
La Cámara Contencioso Administrativa Federal, Sala II, in re "Díaz", del
12.12.1996 -en que confirmó la inconstitucionalidad declarada en primera
instancia-, hizo una mera mención a la jerarquía constitucional de este derecho
“y al rango que ocupa en el derecho internacional de los derechos humanos”,
pero sin extraer mayores consecuencias.
39 Esta norma fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe
en la causa “Keaodeelert, Petchsamorn Phommachan de contra Municipalidad de Coronda s. RCAPJ” (A.
y S. T. 204, p. 254/267), del 29.12.2004.
85
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La Corte Suprema de Justicia de la Nación venía resolviendo en
general en sentido contrario (considerando, por ejemplo, constitucional al
decreto 290/95 y similares40), pero sin mencionar fuentes internacionales. Tal
situación se modificó substancialmente con el dictado del precedente
“A.T.E.”41, en que el Alto Tribunal –si bien sólo con la firma de cuatro de sus
integrantes42- consideró inconstitucional un decreto de la Municipalidad de la
ciudad de Salta que imponía a sus agentes públicos una reducción salarial
fundada en razones de emergencia.
La Corte destacó la inserción de la temática de la remuneración de los
trabajadores públicos en el ámbito de los derechos humanos, remarcando la
vigencia de cuatro principios de jerarquía constitucional, a saber: la
consideración del trabajador como sujeto de preferente tutela constitucional y
de la protección especial del Estado; la justicia social; el principio de
progresividad, que impone que las medidas estatales de carácter regresivo
sean objeto de la consideración más cuidadosa, y deban justificarse
plenamente con referencia a la totalidad de los derechos previstos en el
ordenamiento, debiéndose tener presente que existe una fuerte presunción
contraria a la juridicidad de dichas medidas regresivas; y que la realización en
la persona del empleado del derecho a perseguir su bienestar material por
intermedio del trabajo asalariado, ha de estar rodeada, entre otras condiciones,
de seguridad económica, por lo que, si bien los Estados tienen un margen en el
que pueden ejercer su criterio para paliar situaciones de crisis, no por ello deja
de imponérseles claramente la obligación de adoptar las medidas que sean
40 En la causa "Guida", del 2.6.2000 (“Guida, Liliana c. P.E.N.”, Fallos 323:1566, pdo. en L.L. 2000-C,
828), la Corte entendió que la modificación de los márgenes de remuneración, en forma temporaria, no
implicaba per se una violación del art. 17 de la Constitución, en la medida que no se ocasionase una
alteración substancial del “contrato” de empleo público. En "Tobar", del 22.8.2002 (“Tobar, Leónidas c.
C.G.E.”, Fallos 348:38, pdo. en L.L. 2002-E, 428), declaró la inconstitucionalidad del decreto 896/2001 y
de la ley 25.453 que lo convalidó –conocidos como de “déficit cero”-, pero por otros fundamentos,
concretamente, por carecer la medida adoptada de límites tanto sustanciales como temporales, sometiendo
a los agentes estatales a una indefinición de sus márgenes remunerativos, sujetándolos a variables
totalmente ajenas a la relación de empleo y carentes de toda previsibilidad para el trabajador. En
"Muller", del 10.4.2003 (“Müller, Miguel A. c. P.E.N.”, Fallos 326:1138, pdo. en L.L. 2003-C, 293), dejó
sin efecto la sentencia de Cámara que había dispuesto la inconstitucionalidad del decreto 430/00 –
aprobado por ley- de restricción salarial.
41 18.6.2013, “Recurso de hecho deducido en la causa Asociación de Trabajadores del Estado s/ acción
de inconstitucionalidad".
42 Fayt, Petracchi, Maqueda y Zaffaroni.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
necesarias para velar por que todas las personas queden protegidas frente a la
inseguridad en el empleo.
Aclaró que todo ello no implicaba negar que el Estado, para conjurar en
aras del bien común las llamadas situaciones de emergencia económica,
pudiera disminuir temporariamente las remuneraciones de sus empleados;
empero –destacó-, sí entrañaba, y de manera terminante, que esos remedios, a
la luz del bloque de constitucionalidad, debían tener un nítido sentido y destino,
y ciertas condiciones y limites inquebrantables, que la norma impugnada en el
caso trasapasaba abierta y, sobre todo, largamente. Ello así, ya que el decreto
atacado había provocado mermas de entre un 18,3 y un 34,3 % del salario, y
además había incidido en tamaña medida nada menos que sobre
remuneraciones que, por sus más que estrechas cuantias, resultaban marcada
y particularmente sensibles a una reducción. Remarcó que la quita emplazaba,
a todas las retribuciones, por debajo de la linea de pobreza y, a las de menor
cuantia, apenas por encima de la linea de indigencia.
b) Licencias. Protección de la maternidad
En el precedente "Lorca", de la Corte Suprema de Justicia de la
Provincia de Mendoza43, las normas de fuente internacional sirvieron para
efectuar una interpretación extensiva de la normativa local que –literalmenteno contemplaba licencia por maternidad y período de estabilidad en el empleo
para las docentes suplentes.
Se consideró que “una interpretación sistemática de las normas
legales… impone determinar el marco constitucional implicado, especialmente
luego de la reforma constitucional de 1994… Antes no se advertía, y hoy sí,
que establecer esta primacía constitucional cuando se aborda un tema
regulado por la ley
supone una nueva toma de posición frente a la
interpretación de los textos. Obliga, como alguna vez dijo el maestro italiano
Rescigno, a una ‘re-lectura de la ley'…”.
43 15.6.2005, “Lorca, María Laura y Ots. en j. 34.517/29.449 Sindicato Unido de Trabajadores de la
Educación c. Dirección General de Escuelas p. Amparo s. Inc. Cas.”, inédito.
87
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
“Esta visión implica que el intérprete, fundamentalmente el juez,
aunque no abandona del todo el método gramatical, comienza a valorarlo con
menor peso; toma igual actitud con el método histórico y se apoya,
esencialmente, en el sistemático, pero entendiendo que el sistema cierra con la
norma constitucional; en este camino ascendente, debe advertir que la
Constitución siempre incorpora ‘determinadas opciones políticas y sociales
profundas. La aplicabilidad directa de la Constitución, con todo su sistema de
principios y de valores, lleva a que la interpretación y el proceso aplicativo del
Derecho, lejos de poder entenderse como una operación mecánica, pase a ser
algo
necesaria
y
rigurosamente
axiológico.
Esta
actitud
modifica
sustancialmente el rol del juez: se le restituye el papel esencial de asegurar la
efectividad del orden jurídico y se le reconoce como instrumento cualificado e
imprescindible”.
"Pues bien, ese bloque constitucional contiene la ‘protección integral de
la familia’ (artículo 14 bis), integrado, especialmente, por: 1. El artículo 25 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos: ‘La maternidad y la infancia
tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos
dentro del matrimonio o fuera del matrimonio, tienen derecho a igual protección
social'. 2. El artículo VII de la Convención Interamericana de los Derechos del
Hombre: ‘Toda mujer en estado de gravidez o en su época de lactancia, así
como todo niño, tienen derecho a protección, cuidados y ayuda especial'. 3. El
artículo 10 inciso 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales: ‘Se debe conceder especial protección a las madres durante un
período de tiempo razonable antes y después del parto. Durante dicho período,
a las madres que trabajen se les debe conceder licencia con remuneración o
con prestaciones adecuadas de seguridad social’.
4. El artículo 15 del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
materia de derechos económicos, sociales y culturales: ‘Los estados Partes se
comprometen a brindar adecuada protección al grupo familiar y en especial …
a conceder atención y ayuda especiales a la madre, antes y durante un lapso
razonable después del parto’. 5. La Convención Internacional de los Derechos
del Niño a quien protege, en principio, desde el momento de la concepción’”.
88
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
3. Extinción. Estabilidad
En
la
causa
"Madorrán"44,
la
Corte
Nacional
declara
la
inconstitucionalidad de la norma del convenio colectivo que consagraba la
denominada “estabilidad impropia”, aplicada a un agente público -en el caso,
de la Administración Nacional de AduanasEn el voto de la mayoría45 encontramos referencias a fuentes
internacionales, conectando la “estabilidad propia” con el “derecho a trabajar”46
y con el “derecho a la carrera”.
Se agrega que la reinstalación guarda “singular coherencia” con los
principios que rigen a las instancias jurisdiccionales internacionales en materia
de derechos humanos, tendentes a la plena reparación de los daños irrogados
por violaciones de aquéllos reprochables a los Estados47.
III. CONCLUSIÓN
El impacto de las normas de fuente internacional en la jurisprudencia
relativa al empleo público no puede considerarse unívoco.
Ha servido como mero argumento “a mayor abundamiento”, como
herramienta de interpretación extensiva, como fuente de declaraciones de
inconstitucionalidad, y aun para aplicar la técnica de las "categorías
sospechosas” y de la “presunción de inconstitucionalidad".
Su aplicación no está exenta de problemas.
44 3.5.2007, Corte Suprema de Justicia de la Nación, “Madorrán, Marta Cristina c. Administración
Nacional de Aduanas s. reincorporación”, Fallos 330:1989.
45 Integrada por los Ministros Lorenzetti, Fayt y Petracchi.
46 Consagrado por el artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
en seguimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 23.1), comprensivo del
derecho del trabajador a no verse privado arbitrariamente de su empleo, tal como surge de los trabajos
preparatorios del citado Pacto; el cual, además, si bien no impone la reinstalación, tampoco la descarta.
Derecho al trabajo que, además de estar también enunciado en la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre (artículo XIV) y en la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las
formas de discriminación racial (artículo 5 e i), debe ser considerado "inalienable de todo ser humano", en
palabras de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
47 En tal sentido, se cita el precedente de 2.2.2001, Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Baena,
Ricardo y otros c. Panamá”.
89
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Para ilustrarlos nada mejor, también, que la propia jurisprudencia.
Nos referimos a las causas “Tejeda”48 y “Maldonado”49, resueltas en
sentido diverso por dos salas de la misma Cámara Federal -de la ciudad de
Córdoba-.
Se trataba de la apelación del rechazo in limine dictado en sendos
recursos de amparo interpuestos por, en un caso, seiscientos veinte
ciudadanos desocupados, y en el otro doscientos veinte, persiguiendo -en lo
que aquí interesa- la incorporación en un plan ocupacional “en el sector público
o privado”, previo cumplimiento de pautas de capacitación necesaria.
La Sala B hizo lugar a la apelación, con fundamento en el “derecho a
trabajar” (establecido por el artículo XIV de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre50, el artículo 23 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y el artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales), el deber de los Estados Parte de adoptar
las medidas necesarias para la efectividad de los derechos consagrados, y el
carácter operativo de tales derechos.
La Sala A, por su parte, rechazó la apelación por falta de cuestión
justiciable, ya que “la acción entablada no excede el interés de los amparistas
del derecho a peticionar ante las autoridades la satisfacción de necesidades
vitales, sin que de ello se derive un espacio decisorio perteneciente a la función
jurisdiccional. El límite impuesto por el principio de división de poderes le
impide a este Tribunal sustituir la función administrativa o legislativa”.
Agregó: ” “(No puede) canalizarse el clamor social que subyace por
debajo de la acción de amparo promovida por medio del Poder Judicial, ya que
no le compete a la Justicia el equilibrio distributivo que es inherente a la gestión
política”.
48 19.12.2006, Cámara Federal de Apelaciones de la Ciudad de Córdoba, Sala B, Secc. II, “Tejeda, Elsa
Cecilia y otros c. Estado Nacional s. Amparo”.
49 24.11.2006, Cámara Federal de Apelaciones de la Ciudad de Córdoba, Sala A, Secc. II, “Maldonado,
Amalia Antonia y otros c. Estado Nacional s. Amparo”.
50 No obstante que la norma reconoce el derecho “en cuanto lo permitan las oportunidades existentes de
empleo”.
90
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Creemos que este fenómeno de internacionalización del ordenamiento
jurídico
no debe hacernos perder de vista la “necesidad de distinguir la
producción de una cultura original, nacional y regional, que esté abierta a las
grandes corrientes culturales universales, pero manteniendo su identidad firme
y abierta para atender a los valores e intereses del hombre concreto y de la
sociedad que habita ese territorio, viviendo en un intenso diálogo e intercambio
con otras identidades”51.
Ni que, como lo destaca el propio Cassese, “lo que ha sucedido en
Europa en el último cuarto de siglo forma parte de un proceso mundial que, sin
embargo, se desarrolla en modo distinto en América del Sur. Y aunque en los
primeros decenios del siglo XX se haya hablado y escrito sobre la crisis del
Estado, esto no quiere decir que la crisis del Estado de los últimos decenios del
mismo siglo esté modulada por el mismo registro. Aquélla era no solamente
otra crisis, sino que concernía también a otro Estado”52.
Y concluye: “hoy se habla mucho de globalización, pero, para pasar de
una nación a otra, fuera de Europa, se necesitan un pasaporte y otras tantas
monedas locales. Phileas Fogg, en cambio, hizo su viaje alrededor del mundo
en 80 días -según el relato de Verne- con monedas de oro y sin pasaporte.”53
51 Salomoni, Jorge, prólogo a Cassese, Sabino, “La crisis… ”, cit., pp. 8/9.
52 Cassese, Sabino, “La crisis…”, cit., p. 72.
53 Cassese, Sabino, “La crisis…”, cit., p. 80.
91
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
CUESTIONES DEL RÉGIMEN DISCIPLINARIO
EN LA FUNCIÓN PÚBLICA
Por Miriam Mabel Ivanega
"La constitución o constituciones de un Estado son o puede ser letra
poética, meros atisbos de mejores deseos o ilusiones colectivas; en cambio, el
derecho administrativo es derecho vivo, no es ni puede ser una carta de
buenas intenciones. Es justicia o injusticia. Vida o penitencia, Aceptación o
rechazo. Por eso el derecho administrativo se caracteriza como el nacimiento
difícil de nuevas situaciones para las comunidades que en ella viven, a pesar
de los receptáculos formales del Estado de derecho" (Germán Cisneros Farías,
La verdadera naturaleza del acto jurídico).1
Este preciso pensamiento del profesor mexicano, nos permite reflexionar
en esta oportunidad acerca del alcance que cabe asignar al sistema
disciplinario en la función pública, respecto de dos aspectos: 1) la
configuración, o no, de una disciplina diferenciada de otras que forman parte de
la rama del derecho público; 2) el ejercicio de la potestad disciplinaria como
poder inherente en el marco de la juridicidad.
I.
EL
DEBATE
ACERCA
DE
LA
AUTONOMÍA
DEL
DERECHO
DISCIPLINARIO
1. De las ramas del derecho y su autonomía
 Agradezco especialmente al Dr. Andry Matilla la convocatoria cursada. Es un honor formar parte de
una Obra en homenaje al eximio profesor Dr. Germán Cisneros Farías.
 Doctora en Derecho y Ciencias Sociales, Magister en Derecho Administrativo, Vicepresidente de la
Asociación Iberoamericana de Derecho Público y Administrativo, Miembro del Foro Iberoamericano de
Profesores de Derecho Administrativo, Miembro honorario de las Asociaciones de Derecho
Administrativo de México, Nicaragua y República Dominicana, profesora de universidades públicas y
privadas.
1 Publicado en Actas del VIII Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo, Panamá, El acto
administrativo como fuente del derecho administrativo en Iberoamérica.
92
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Las discusiones en torno a la existencia de un derecho disciplinario
autónomo no tuvieron eco en la Argentina, como en otros países, en los que la
doctrina del derecho público, a la luz de los antecedentes europeos y la
experiencia local, diseñó las bases e instaló el debate y la formación primero, y
el estudio después, de una disciplina con identidad propia.
A nuestro criterio, este “alejamiento” de la doctrina encuentra su
fundamento, por un lado, en la evolución del derecho administrativo que incluyó
todas las manifestaciones de la potestad sancionadora así como las formas y
efectos de la función pública; y por el otro, más recientemente, en la influencia
de los tratados de derechos humanos y la interpretación que la Corte
Interamericana ha formulado respecto al ius punendi estatal.
Podemos agregar otra razón, de naturaleza práctica: el reducido ámbito
de aplicación del poder disciplinario dado que se encuentra limitado al personal
con estabilidad (garantía presente si se cumplen con los requisitos y
condiciones fijados por la legislación), cuyo porcentaje en la práctica (nacional,
provincial y municipal) no resulta significativo, en relación al total de agentes
públicos.
La precariedad y laboralización han modificado sustancialmente las
relaciones de empleo público, afectándose los derechos, deberes y potestades,
entre ellas la disciplinaria2.
Sin perjuicio de ello, una mirada breve de la experiencia internacional
permite demostrar el valor científico de analizar las particularidades de esta
rama del derecho, máxime en épocas en las que la corrupción ha invadido en
forma masiva estratos públicos y privados.
En sus orígenes, el derecho disciplinario encontraba su base en la época
de Federico Guillermo I en Prusia, con la formación de una organización
funcionarial al servicio del Estado, como relación profesional y no como un
contrato de prestación de servicios que podía anularse en cualquier momento.
2 Ivanega Miriam M., Cuestiones de potestad disciplinaria y derecho de defensa, 2da. edición
actualizada, Ediciones RAP, Buenos Aires, 2013, Cap. I.
93
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Como lo explica García Macho, al codificarse las leyes del Estado
prusiano en 1794, se recogió el derecho disciplinario de funcionarios y
militares, definiéndose las relaciones especiales de sujeción para éstos y
diferenciando los deberes generales de los funcionarios como súbitos de los
deberes específicos que tenían como tales3.
Otros estudiosos, por el contrario, han buscado sus raíces en el Estado
moderno, específicamente en el Estado absoluto. Con el aumento de las
funciones, la demanda de funcionarios cualificados no pudo ser satisfecha, lo
que obligó a que el monarca concediera determinados privilegios como
garantías contra una separación arbitraria, formalizada en el nombramiento.
Paulatinamente se establecieron disposiciones reglamentarias incluidas en los
documentos que generaban la relación de servicios, como cláusulas en los
contratos, en las que se especificaban las causas y los procedimientos para
imponer sanciones disciplinarias. Esta modalidad se fue transformando en
normas generales de administración interna que regularon los aspectos
disciplinarios aplicables a quienes prestaran servicios en la Administración, a
fin de garantizar la permanencia en el puesto y las prestaciones propias de su
ejercicio4.
La evolución fue dispar y la inclusión de las normas disciplinarias en
ordenamientos laborales, penales, civiles o administrativos, dificultó su
estructuración
como rama
especializada,
siendo contenidas en otras
disciplinas5.
Ahora bien, cualquier fuera la posición respecto de su autonomía, ha
existido consenso en rechazar su incorporación al derecho civil. Las
particularidades que rodean a la relación de empleo, la presencia del Estado
como empleador, el fin que entraña el ejercicio de una función pública,
justificaron sin excepción, el apartamiento de aquella materia.
3 García Macho, Ricardo, Las relaciones especiales de sujeción en la Constitución española, Madrid,
Tecnos, 1992, pp. 28/29.
4 Nieto García, Alejandro, “Problemas capitales del derecho disciplinario”, en Revista de Administración
Pública, Nº 63, septiembre/diciembre de 1970, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, p. 45.
5 Delgadillo Gutiérrez, Luis H., El derecho disciplinario de la función pública, México, Instituto
Nacional de Administración Pública A.C., 1990, pp. XI/XII.
94
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Sí tiene vinculación con el derecho laboral, pues la potestad disciplinaria
es también otorgada al empleador privado que puede aplicar sanciones en los
casos establecidos en la legislación específica. Sin embargo, existen
diferencias de dos órdenes: la primera, el objetivo que se persigue con la
disciplina en el empleo público y los interés públicos en juego; la segunda, los
principios que rigen como presupuestos del ejercicio de la potestad disciplinaria
que no necesariamente se aplican en la relación de trabajo privado (v. gr. la
instrucción de sumario administrativo).
En cambio, ha tenido importante apoyo la regulación de esta materia por
el derecho administrativo. Si nos atenemos al origen de esta disciplina y a la
concepción como “derecho de la Administración pública”, es indudable que
todo el complejo de la función pública (naturaleza jurídica, derechos, deberes,
potestades, etcétera) ha sido estudiado en su contexto.
En realidad, el quid del tema radica en analizar el valor científico de un
derecho disciplinario autónomo y, en consecuencia, si ello tiene efectos
positivos sobre la regulación y su aplicación práctica.
Es cierto que la sola existencia de normas reguladoras no resulta
suficiente para la estructuración de una rama específica. Resulta necesaria la
adecuada sistematización de principios e instituciones propias, que para el
caso consisten en atender a la noción de función pública, los límites de las
potestades públicas, la competencia para ejercerlas, los deberes y obligaciones
de los sujetos involucrados, el objetivo de las sanciones y la corrección que se
pretende a partir de su aplicación, los procedimientos previos a efectivizar el
reproche, los mecanismos de defensa del agente público.
Por otra parte, cabe considerar si la formación de diversas ramas del
derecho se justifica sólo por razones de autonomía didáctica o profesional
dentro de una sola unidad y no científica.
La complejidad de ello es de antigua data. Desde la doctrina clásica
romana de la división del derecho, la definición de Ulpiano del derecho público
95
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
y del privado, las sucesivas teorías de Savigny y Jellinek6 que justifican la
separación sobre distintas bases, y el rechazo de Kelsen que veía en esa
distinción la consecuencia de la creación autocrática de la norma jurídica, en
lugar de su generación democrática7, se sucedieron una serie de divisiones en
ramas que configuran la “descomposición del derecho” en términos de
Carnelutti8.
Este creciente “fenómeno” se ha visto alimentado por la proliferación de
normas reguladoras de la cada vez más enmarañada vida social, trayendo
consigo una serie de especialidades del derecho de contornos comúnmente
pocos claros: derechos urbanístico, presupuestario, del turismo, ambiental,
informático, económico, etcétera.
Esta realidad, sumada a que cada división del derecho adopta distintas
formas según las épocas y países, desde el plano didáctico tiene otra
justificación. En ese sentido, existe consenso en que la investigación, el estudio
y la enseñanza del derecho se desenvuelven respetando esas “ramas” que
dominan la especialización científica, separándose en materias.
En definitiva, con fundamento en la vida histórica y variable, la distinción
de las ramas del derecho sería, en principio, variable y contingente, por lo que
no nos debiera asombrar que se modifique con el tiempo y el lugar.
Con independencia de estos criterios, se entiende que las ramas del
derecho descansan sobre “estructuras necesarias” o constantes. Ilustra ello, el
6 Para Ulpiano, el derecho público reglaba las relaciones de los hombres considerados como integrantes
de la asociación política: se ocupaba del gobierno del Estado, de la organización de las magistraturas y de
las relaciones de los ciudadanos con los poderes públicos. El derecho privado, en cambio, tenía por objeto
las relaciones entre los particulares. Aftalión, Enrique; Vilanova, José y Raffo, Julio, Introducción al
derecho, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1999, 3ª edición, pp. 401/402. Savigny (sistema teleológico)
diferenciaba las relaciones jurídicas según su fin. Para Georg Jellinek, en las relaciones de derecho
público interviene una entidad que se coloca en un plano superior dotada de un poder o autoridad, aun
cuando reconoce que la oposición entre ambas ramas no es absoluta y que todo el derecho privado
descansa sobre los cimientos del derecho público.
7 Hans Kelsen, que objetaba la división por entender que rompía con la unidad del orden jurídico,
sustituye la noción de imperiun de Jellinek por la de forma o método de creación de la norma jurídica.
Así, el derecho público se caracterizaba como “autocrático” porque la norma –y, con ella, el deber del
obligado por la misma– no requieren su consentimiento. En cambio, en el derecho privado el método de
creación de normas es “democrático”, por resultar necesario el consentimiento del obligado para dicha
creación. Aftalión, Enrique; Vilanova, José y Raffo, Julio, Introducción al derecho, op. cit., pp. 402/403.
8 Ver su Metodología del Derecho, México, UTEHA, 1962.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
derecho internacional, contrapuesto al derecho estatal, en la medida que
determina el ámbito de validez de las normas de los ordenamientos jurídicos
estatales singulares.
Otro ejemplo es la contraposición entre derecho procesal y derecho
sustancial, ramas necesarias desde el momento que es una característica del
derecho positivo que sus normas determinen siempre el contenido de los
derechos y obligaciones, y los órganos y un procedimiento para individualizar
en el caso concreto las normas generales.
También obedecería a un fundamento basado en estructuras constantes
del derecho, la distinción entre derecho civil y derecho penal, “fundada en el
carácter específico de una sanción: la pena criminal”. “Lo mismo podría quizás
decirse del derecho constitucional-administrativo que, en esta unidad,
estudiaría la actividad dadora de normas jurídicas de los órganos del Estado en
su carácter de tales”. En síntesis, la división en ramas se basaría en algunos
supuestos o motivos contingentes, prácticos o técnicos, referida solamente al
estudio y a la enseñanza del derecho y a la organización legislativa y
jurisdiccional del Estado; en otros supuestos, la separación estaría impuesta
necesariamente por estructuras constantes o necesarias del derecho mismo9.
El tema es ciertamente discutible y por demás variable, justamente por
las causas antes señaladas, una mayor especificidad normativa y el complejo
ámbito de las relaciones sociales. Por lo tanto, aquello que originariamente
podía no reconocerse –o discutirse– como rama del derecho, en la actualidad
bien puede ser entendido como una disciplina científica individual (v.gr. el
derecho comercial o laboral).
Entonces, ¿cómo saber si una rama es o no científicamente autónoma?
Para destacada doctrina, de dos formas: a) si los principios que la
informan por su carácter original y por constituir una construcción jurídica
sistemática, completa y cerrada hacen innecesario recurrir a los principios de
otra rama, se estará frente a una disciplina autónoma; b) si los principios de la
9 Aftalión, Enrique; Vilanova, José y Raffo, Julio, Introducción al derecho, op. cit., pp. 403/410.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
rama en cuestión aparecen como contingentes, excepcionales o son
especificaciones de los de otra disciplina, a la que se recurre además para la
solución de los casos no previstos, no corresponde hablar de una rama
autónoma, sino de un recuadro o ramal más o menos excepcional (derecho de
excepción) o especializado (derecho especial)10.
A partir de estos enfoques, ¿es el derecho disciplinario una disciplina
jurídica autónoma? Antes de avanzar sobre ello, repasaremos las posiciones
doctrinarias acerca de sus similitudes y diferencias con el derecho penal.
2. Derecho disciplinario y derecho penal
Abordar este vínculo implica dilucidar la relación entre ambas ramas del
derecho y luego, analizar la aplicación, o no, de los principios del derecho penal
a la materia disciplinaria administrativa.
A. Respecto de la primera cuestión, la teoría penalista identifica el
poder disciplinario con el poder punitivo general del Estado. Por eso, entiende
que el derecho disciplinario es una parte del derecho penal. Así, las faltas
disciplinarias son una categoría de delitos cometidos por el funcionario público
en el ejercicio de sus funciones, identificadas como penas en el sentido de la
ley penal. Los actos disciplinarios pasan a convertirse en sentencias dictadas
por la autoridad administrativa.
La diferencia entre ambas categorías radica solamente en la importancia
de la trasgresión y la medida de la pena, pues en el caso del derecho
disciplinario son más leves que en el derecho penal11.
En ambos supuestos, se autoriza al Estado a restringir derechos cuya
titularidad es de los particulares, en la medida en que se compruebe la
comisión de un ilícito o de una infracción, según el caso.
Más allá de las críticas que se formularon contra esta teoría extrema
(basadas en la regla del non bis in idem, en los efectos de la prescripción en
10 Ibídem.
11 Diez, Manuel M., Derecho Administrativo, Vol. I., Buenos Aires, Bibliografía Omeba, 1963, pp.
242/243.
98
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
uno y otro caso, entre otras), en la actualidad se siguen rechazando los
enfoques que justifican que la Administración se arrogue facultades para
ejercer poder punitivo; “no se trata de discutir técnicas legislativas ni
expositivas, sino de evitar que los Poderes Ejecutivos exploten una confusión
para violar la expresa prohibición constitucional de imponer pena (Artículos 23,
29 y 109, Constitución Nacional). Las confusiones se potencian cuando se
pretende la existencia misma de un supuesto derecho penal administrativo
[…]”12.
En esa línea argumental, no es posible referirse a un derecho
disciplinario ocupado de las normas que prescriben sanciones destinadas a
integrantes de un organismo público, cuyo objeto es proveer la solución de
conflictos para permitir el buen funcionamiento administrativo.
Este criterio restrictivo considera que las sanciones que consisten en
pequeñas multas o descuentos, las multas reparadoras para la Administración,
los apercibimientos y llamados de atención e incluso suspensiones por plazos
razonables, pueden ser aplicadas por la autoridad administrativa respetando el
principio de proporcionalidad y con control judicial. Pero la exclusión (baja,
cesantía, exoneración), la interdicción y la inhabilitación son, en realidad,
penales, y por lo tanto, no pueden ser decididas en el ámbito administrativo13.
Recordemos simplemente que para Merkl la potestad sancionadora de la
Administración tenía naturaleza penal, incluyendo dentro de ésta a la
disciplinaria,
criterio
contrario
al
de
Otto
Mayer,
que
defiendía
las
particularidades del derecho disciplinario como un derecho criminal especial,
con finalidades y fundamentos distintos.
A nuestro juicio, es indudable que entre ambas ramas del derecho
siempre existió un estrecho vínculo: en primer lugar, porque conforme a los
criterios expuestos, la regulación disciplinaria administrativa se subsumió en el
estudio del derecho penal, pero también porque la pretendida independencia
12 Zaffaroni, Eugenio R., Derecho Penal, Parte General, Buenos Aires, Ediar, 2000, p. 206.
13 Ídem, pp. 207/208.
99
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de la rama disciplinaria no se opone a la aplicación directa de los principios del
derecho penal.
B. Para quienes justifican un derecho disciplinario autónomo, la
diferencia se centra en la conveniencia de delimitar las fronteras de actuación
de la autoridad administrativa. Ello no impide que este ius punendi disciplinario,
al igual que en materia penal, exija que la prerrogativa estatal se enmarque en
las garantías del debido proceso, es decir, el respeto de un conjunto de
garantías procedimentales que evitan la arbitrariedad administrativa y que, a su
vez, aseguran el acceso a la justicia, la presunción de inocencia, el derecho de
contradicción14.
Por ello, la crítica a la asimilación entre los regímenes se sustenta en
que el traslado irrazonable de institutos del derecho penal al ámbito
disciplinario, trajo como consecuencia cierto caos para la construcción de una
dogmática autónoma, generando por el contrario, planteos argumentativos
ilógicos e inconexos. No es posible interpretar al derecho disciplinario
acudiendo a la tradición jurídica en materia penal, ámbito en el cual el concepto
de injusto es entendido prevalentemente como norma objetiva de valoración, a
partir de la que, “en consideración a la función principal del derecho penal de
protección de bienes jurídicos, importa definir la lesión o puesta en peligro de
esos bienes que al Estado interesa proteger”.
En cambio, el injusto disciplinario se identifica con la norma subjetiva de
determinación, pues el derecho disciplinario apunta hacia el establecimiento de
directrices o modelos de conducta, consagrando deberes, cuya transgresión
comporta la comisión de falta disciplinaria15.
Doctrina colombiana, siguiendo estudios españoles, explica que la
distinción entre ambas se resume en tres aspectos: a) diversidad cualitativa
entre ilícitos disciplinarios y penales, dado que buscan fines distintos; b)
diferenciación cualitativa entre pena y sanción; y c) diferenciación cuantitativa,
pues delito y falta disciplinaria tienen naturaleza jurídica idéntica, pero expresan
14 Rincón Córdoba, Jorge I., Derecho administrativo laboral, Bogotá, UEC, 2009, pp. 578/579.
15 Gómez Pavajeau, Carlos A., Dogmática del derecho disciplinario, UEC, Bogotá 2007, pp. 248-251.
100
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
grados diferentes de importancia y, así, el derecho penal conoce las
infracciones más graves y el disciplinario examina los hechos cuantitativamente
menores16.
Aquellos que siguen a Nieto García se inclinan por encuadrar al derecho
disciplinario dentro de la categoría del derecho punitivo del Estado, que
comprende por igual al derecho penal y al administrativo sancionador. De esta
postura, se deriva que si bien no se subordina al derecho penal, se nutre de
sus principios, así como de los propios del derecho administrativo, sin perjuicio
de que construya sus categorías dogmáticas. Además de las especificidades
que presenta el régimen disciplinario de Colombia, como la posibilidad de que
los particulares sean sancionados disciplinariamente, su naturaleza jurídica
particular se edifica dogmáticamente en la teoría de las relaciones de sujeción
especial.
C. Otra óptica de análisis es la que desarrolla la doctrina
administrativa, al rechazar ambos criterios.
Sayagués Laso, por ejemplo, ha diferenciado la materia disciplinaria de
la penal, explicando que la sanción en este último caso, se impone mediante
acto jurisdiccional que hace cosa juzgada, mientras que la sanción disciplinaria
se aplica mediante un acto administrativo. La sanción penal es imperativa luego
de constatado debidamente el hecho punible; en cambio, la Administración
posee un ámbito de discrecionalidad para imponer sanciones disciplinarias que
el juez penal no posee. En definitiva, la sanción disciplinaria no excluye la penal
ni ésta a aquélla, pues tutelan órdenes jurídicos distintos y persiguen
finalidades diferentes: una, la de asegurar el buen servicio administrativo y la
otra, la represión penal17.
16 En cuanto a la diferencia cuantitativa, Forero Salcedo disiente al explicar que varias sanciones
disciplinarias en Colombia resultan más gravosas que las penales, por ejemplo, la destitución de un
funcionario y su inhabilidad permanente conforme a le Ley Nº 734 de aquel país. Forero Salcedo, José
Rory, “Bases teóricas del derecho disciplinario en España y en Colombia”, en AA VV, Colección
Jurídica Disciplinaria, Vol. I, Colombia, Ediciones Nueva Jurídica, 2012, pp. 87/150.
17 Sayagués Laso, Enrique, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo I, Montevideo, Editorial Barreiro
y Ramos, 1974, 4ª edición, p. 325 y sigs.
101
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En esa interpretación, el bien jurídico tutelado en el régimen disciplinario
enmarcado en el derecho administrativo sancionador, es la correcta prestación
del servicio por parte de la Administración pública. Por ello, la naturaleza del
régimen disciplinario no comporta el castigo de actos delictivos, sino la sanción
aplicable al agente por incumplimiento de un deber impuesto por relaciones
jurídicas creadas estatutariamente18.
Cabe señalar, que en la República Argentina la Procuración del Tesoro
de la Nación (PTN) las ha diferenciado, señalando que mientras el derecho
penal reprime las conductas tipificadas en el Código Penal, el derecho
administrativo disciplinario castiga a los agentes por la violación de sus deberes
como tales, en pos del buen funcionamiento de la Administración pública. Son
distintas las finalidades de uno y otro, y también distintas las conductas que se
penan. Por tanto, el sumario administrativo disciplinario es independiente de la
causa penal que se origine en los mismos hechos y el sobreseimiento o la
absolución en sede penal no producen necesariamente la inexistencia de falta
disciplinaria. Ello es así porque protegen diferentes bienes jurídicos: lo
disciplinario no busca la prevención o represión de la delincuencia, sino el
orden necesario para el correcto ejercicio de las funciones administrativas y
procura, así, prevenir o evitar que los agentes incumplan con sus deberes.
Pero estas diferencias que ha distinguido la doctrina del derecho
administrativo ¿justifican la existencia de una rama autónoma?
D. Este interrogante nos remite a lo expresado inicialmente, y
abordar el otro plano de análisis, que a nuestro criterio prescinde de los grados
de autonomía de las ramas del derecho.
Éste consiste en atender el alcance de los derechos y garantías de los
agentes públicos y considerar si resultan aplicables los principios del derecho
penal. Vemos que dentro de la concepción administrativista, se sostiene que no
corresponde trasladar las garantías y principios del derecho penal a las
relaciones de empleo público, pues la protección otorgada por las normas
constitucionales es de otra especie. En esos vínculos no pesa sobre la
18 Fiorini, Bartolomé, Derecho Administrativo, Tomo I, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1976, p. 844.
102
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Administración el deber de respetar las garantías penales, sino la estabilidad
del empleo público impuesta en las Constituciones19. De este enfoque se
deriva que sólo corresponde aplicar el régimen disciplinario a quienes gozan de
esa garantía.
Sin descartar el valor de este criterio, insistimos en que para lograr sus
objetivos toda organización utiliza diferentes medios e instrumentos, uno de los
cuales lo constituye el sistema disciplinario, el cual –no obstante revestir tal
carácter– no puede afectar las garantías constitucionales de los agentes
públicos.
La protección de la estabilidad y, por ende, del trabajador y de la propia
Administración pública, puede ser uno de los pivotes sobre el cual se sustenta
el régimen disciplinario, pero su concreción debe enmarcarse en aquellos
principios y garantías; incluso respecto
de la exigencia de tipicidad, cuya
aplicación es uno de los puntos centrales del conflicto entre derecho penal y
derecho administrativo en materia disciplinaria.
En este razonamiento incluimos a quienes critican la separación entre
procedimiento sancionador y proceso penal, explicando que en éste la atención
se ubica en las herramientas que protegen a la persona frente al poder público,
aspecto que dio lugar a que en el estudio del proceso penal se pusiera énfasis
en determinadas garantías, como el plazo razonable, la igualdad de armas, la
imparcialidad, la doble instancia, entre otros. Esta evolución no tuvo recepción
en materia de sanciones administrativas, que en la construcción de sus
principios se separó del derecho penal, predicándose un sistema propio, lo que
resulta cuestionable20.
Si bien la evolución de la jurisprudencia permitió verificar el traslado de
las garantías del derecho penal a los tipos legales sancionatorios de la
Administración, se continuó justificando la separación entre el procedimiento
19 Voto del Dr. Luis Lozano en la causa “Urfeig, Norberto s/ queja por recurso de inconstitucionalidad
denegado en ‘Urfeig, Norberto c/ Consejo de la Magistratura s/ revisión de cesantías o exoneraciones de
emp. publ.’”, del TSJCBA, del 20-7-2007.
20 Gutiérrez Colantuono, Pablo, Administración pública, Juridicidad y Derechos Humanos, Buenos
Aires, AbeledoPerrot, 2010, p. 155.
103
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
sancionador y el proceso penal en la protección de diferentes bienes jurídicos,
aspecto que impedía dar uniformidad a las garantías aplicables. En esa línea
argumental, se censuran esos criterios, pues no corresponde atender al bien
perseguido, sino al derecho individual en juego. Así, toda privación de un
derecho frente un hecho ilícito es expresión del poder punitivo estatal, lo que
obliga a aplicar las garantías que fueron pensadas para proteger a los
individuos contra los eventuales excesos en el ejercicio del poder21.
En este sentido, la doctrina de la Corte IDH que, con relación al Artículo
9º de la Convención (vinculado a la prohibición de imponer pena más grave
que la aplicable en el momento de la comisión del delito) entendió aplicables
sus normas a la materia sancionatoria administrativa. “[…] las sanciones
administrativas son, como las penales, una expresión del poder punitivo del
Estado y tienen, en ocasiones, naturaleza similar a la de éstas. Unas y otras
implican menoscabo, privación o alteración de los derechos de las personas,
como consecuencia de una conducta ilícita. Por lo tanto, en un sistema
democrático es preciso extremar las precauciones para que dichas medidas se
adopten con estricto respeto a los derechos básicos de las personas y previa
una cuidadosa verificación de la efectiva existencia de la conducta ilícita.
Asimismo, en aras de la seguridad jurídica es indispensable que la norma
punitiva, sea penal o administrativa, exista y resulte conocida, o pueda serlo,
antes de que ocurran la acción o la omisión que la contravienen y que se
pretende sancionar. La calificación de un hecho como ilícito y la fijación de sus
efectos jurídicos, deben ser preexistentes a la conducta del sujeto al que se
considera infractor. De lo contrario, los particulares no podrían orientar su
comportamiento conforme a un orden jurídico vigente y cierto, en el que se
expresan el reproche social y las consecuencias de éste. Éstos son los
fundamentos de los principios de legalidad y de irretroactividad desfavorable de
una norma punitiva”22.
21 Ídem, pp. 156/157.
22 Sentencia del 2 de febrero de 2001, in re “Baena, Ricardo y otros (270 trabajadores vs. Panamá)”. Ver
otro enfoque sobre este caso en el voto de Dr. Luis Lozano en la causa “Urfeig, Norberto s/ queja por
recurso de inconstitucionalidad denegado en ‘Urfeig, Norberto c/ Consejo de la Magistratura s/ revisión
de cesantías o exoneraciones de emp. publ.’”, del TSJCBA, del 20-7-2007 (en particular, punto 5º).
104
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos también es fuente recurrente
respecto a la extrapolación de las garantías judiciales de los tratados
internacionales al procedimiento y proceso disciplinarios.
Se recuerdan las causas “Engel”23 –vinculada a las demandas de
soldados bachilleres contra Holanda por el contenido de sanciones
disciplinarias que infringían sus derechos humanos– y “Deweer”24 –en la cual
considera que los límites entre el derecho disciplinario, penal y sancionatorio
administrativo son tenues, con lo cual las sanciones aplicadas por autoridades
administrativas tienen un carácter punitivo que las hace merecedoras de la
aplicación del Artículo 6º del CEDH25–.
En nuestra opinión, ambas disciplinas y procesos se unen bajo el
denominador común de la garantía del debido proceso, cuya ampliación
permite predicarla respecto de todo tipo de sanción disciplinaria, incluso las
menores, como el apercibimiento. Ello comprende también las denominadas
faltas objetivas, en las que cabe descartar la imposición directa de la sanción,
sin un mínimo de defensa que permita al agente articular los medios de
defensa adecuados26.
23 TEDH, caso “Engel c/ Holanda”, sentencia del 8 de junio de 19876.
24 TEDH, caso “Deweer c/ Bélgica”, sentencia del 27 de febrero de 1980.
25 Artículo 6º. Derecho a un proceso equitativo. 1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída
equitativa, públicamente y dentro de un plazo razonable, por un tribunal independiente e imparcial,
establecido por ley, que decidirá los litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el
fundamento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella. La sentencia debe ser
pronunciada públicamente, pero el acceso a la sala de audiencia puede ser prohibido a la prensa y al
público durante la totalidad o parte del proceso en interés de la moralidad, del orden público o de la
seguridad nacional en una sociedad democrática, cuando los intereses de los menores o la protección de la
vida privada de las partes en el proceso así lo exijan o en la medida en que sea considerado estrictamente
necesario por el tribunal, cuando en circunstancias especiales la publicidad pudiera ser perjudicial para los
intereses de la justicia. 2. Toda persona acusada de una infracción se presume inocente hasta que su
culpabilidad haya sido legalmente declarada. 3. Todo acusado tiene, como mínimo, los siguientes
derechos: a) a ser informado, en el más breve plazo, en una lengua que comprenda y de manera detallada,
de la naturaleza y de la causa de la acusación formulada contra él; b) a disponer del tiempo y de las
facilidades necesarias para la preparación de su defensa; c) a defenderse por sí mismo o a ser asistido por
un defensor de su elección y, si carece de medios para pagarlo, a poder ser asistido gratuitamente por un
abogado de oficio, cuando los intereses de la justicia así lo exijan; d) a interrogar o hacer interrogar a los
testigos que declaren en su contra y a obtener la citación e interrogatorio de los testigos que declaren en
su favor en las mismas condiciones que los testigos que lo hagan en su contra; e) a ser asistido
gratuitamente de un intérprete si no comprende o no habla la lengua empleada en la audiencia.
26 Los supuestos más comunes son las llamadas faltas objetivas, como las inasistencias sin justificar en
las que los estatutos autorizan a la Administración a que, una vez constatada la falta, se aplique
directamente la sanción correspondiente.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El
debido
proceso
en
materia
disciplinaria
involucra
garantías
procedimentales para el agente, y el deber para la Administración de facilitar
los medios para que esa garantía se concrete.
Por lo tanto, aun cuando estamos frente a dos manifestaciones del ius
punendi estatal, diferenciadas por los fines, conductas previstas y ámbito
dentro del cual se despliegan, lo cierto es que los derechos de los agentes
públicos se ubican en un plano que no permite diferenciarlas.
3. Reflexiones
La imposibilidad de establecer criterios uniformes y definitivos acerca de
la existencia de un derecho disciplinario, obedece a que existen suficientes
razones para defender posturas que niegan la autonomía científica.
Por un lado, si consideramos los parámetros que permiten definir cuándo
se está en presencia de una rama del derecho, como ya se sintetizó, se verifica
que la materia disciplinaria cuenta con principios compartidos con el derecho
penal, administrativo, constitucional, sin perjuicio de sus particularidades; lo
que puede poner en duda la especificidad y la independencia.
A su vez, si atendemos a los argumentos que justifican su carácter
autónomo, entre ellos la delimitación de la competencia administrativa para su
aplicación, los bienes jurídicos protegidos, las especificaciones de algunos de
sus principios, existen motivos para apoyar esta postura .
Por ello, sin soslayar la validez científica de esos enfoques, creemos
esencial que en el análisis del tema se parta de la realidad constitucional y
legal de cada país.
Es así que, como expresamos anteriormente, en el caso de la República
Argentina no existe por lo menos hasta la actualidad, una rama del derecho
disciplinario
106
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Además de las razones comentadas, la estructura federal del país suma
un ingrediente esencial al tema: la multiplicidad de regímenes -nacional,
provinciales y municipales-.
Por ende, si lo que se pretende concebir es un derecho disciplinario
autónomo a partir de la unificación normativa (y por lo tanto, de sujetos
comprendidos, procedimientos, tipos de faltas, sanciones, etcétera) o con
regulaciones generales “omnicomprensivas” de todas las situaciones y
modalidades de función pública, en nuestro país por más deseable que fuera,
resultaría imposible.
Sin perjuicio de esa realidad, se vislumbra la necesidad de que la
materia disciplinaria vaya adoptando una autonomía en el plano didáctico,
propendiéndose su investigación, estudio y enseñanza. Ello permitiría
revalorizar los principios y fines que están presentes en la función pública y en
los deberes impuestos a los funcionarios públicos, cualquiera fuese el orden
jerárquico que les corresponda.
Es consecuencia, el primer escalón ha de ser reformular la legislación,
pues las omisiones normativas en esta materia poco ayudan a dichos objetivos.
En síntesis y sin caer en pragmatismo, es importante destacar que con
independencia de la postura doctrinaria que se adopte, resulta necesario
verificar la efectividad de los sistemas en su aplicación práctica, pues la rama
del derecho más perfecta no es suficiente a la hora de exigir el cumplimiento de
los designios y las responsabilidades constitucionales y legales27.
II. POTESTAD SANCIONADORA Y DISCIPLINARIA. LAS DENOMINADAS
RELACIONES DE SUJECIÓN GENERAL Y ESPECIAL.
27 El mismo Alejandro Nieto ha expresado: “Al abordar cualquier tema de derecho disciplinario,
conviene hacer siempre una reflexión inicial a propósito de la escasa aplicación de sus normas en la vida
administrativa. Fenómeno tanto más sorprendente cuanto que se refiere a un grupo concreto de
individuos, cuya conducta profesional en casi todos los países nada tiene de ejemplar. Los funcionarios,
hablando en términos generales, son poco eficientes y nada celosos, cuando no corruptos, y, sin embargo,
sólo muy raramente se les aplican las dolorosas medidas de un régimen disciplinario”. Nieto García,
Alejandro, “Problemas capitales del derecho disciplinario”, op. cit., p. 39.
107
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Excede a los objetivos de este trabajo abordar el debate generado
respecto a la potestad sancionadora de la Administración. Solo indicaremos
que ello ha ocupado la atención de la doctrina administrativista durante largo
tiempo y en las últimas décadas, exhibiéndose un considerable avance al
amparo de lo que se denominó el fenómeno de despenalización instado por
abolicionistas y minimalistas del derecho penal28.
Ahora bien, respecto de la potestad disciplinaria, sabemos que se trata
de una relación de género-especie, entre ambas, en la que deben respetarse
las características propias de cada una de ellas, en particular por los fines que
persiguen y los derechos que se afectan con su ejercicio.
La integración general de los poderes disciplinarios a los poderes
sancionatorios generales, ha sido defendido a partir del criterio de que “la única
singularidad que hoy resta de las sanciones disciplinarias respeto de las demás
sanciones administrativas es, en su relación con las penas judiciales, la
inaplicación respecto de ellas del principio non bis in idem, esto es, su
compatibilidad con dichas penas”29.
El ámbito propio de la disciplina en la función pública, tuvo un especial
desarrollo con el enfoque “relaciones de sujeción especial”, una de las
categorías del derecho más cuestionadas por la doctrina moderna. Esta noción
proveniente de Alemania, permitió caracterizar ciertos vínculos estrechos entre
una persona y el Estado y que en cierta época implicaron que un individuo
pudiera quedar a merced del poder.
De su origen en la Monarquía constitucional -etapa que suponía un
ámbito no reglado, no cubierto por el derecho y con un amplio arbitrio de la
Administración- se pasó a una época en la cual el Estado de Derecho permitió
instituir la teoría clásica de las relaciones especiales de sujeción, como
vínculos orgánicos, internos, de poder, fundados en la obediencia y la fidelidad.
28 García Pullés, Fernando, “La potestad sancionadora de la Administración pública”, en II, III y IV
Jornadas Rosarinas de derecho administrativo, Revista Argentina del Régimen de la Administración
Pública –Rap: 381:255.29 García de Enterría, Eduardo y Fernández, Tomás R., Curso de derecho administrativo, T. II, op.cit, p.
170 y sigs.
108
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En esta etapa aparecen las relaciones de sujeción general, como relaciones
obligacionales de carácter jurídico fundamentadas en la regulación de la
intersubjetividad. Los vínculos especiales eran objeto de regulación por medio
de reglamentos, aunque operaban en el marco de una libertad restringida, pues
las personas seguían en cierta forma a merced del Estado.
Es justamente este marco de relaciones, que un sector de la doctrina
administrativa
insiste
en
considerar
como
fundamento
del
derecho
disciplinario30.
En estos vínculos de sujeción especial, el individuo está frente a la
Administración en una posición más acentuada “que la normal sujeción frente a
la Administración considerada simplemente como titular del poder de imperio”.
Existe, por ende, un primer requisito para identificarlas, “elemento que viene
determinado por el hecho de que el ejercicio de la relación principal exija que el
particular ingrese personalmente en la esfera jurídica y material, o simplemente
jurídica, de la Administración, de manera que se haga necesaria una especial
disciplina más acentuada”. El ejemplo típico es el ejercicio de la función o un
servicio público.
En el marco del empleo público, esa especial relación determina el
campo de actuación del Estado con el objetivo de cumplir con fines estatales y
de la consiguiente responsabilidad del agente público y de la carga que
significa el ejercicio de la función.
Esta concepción se sustenta en los objetivos públicos y en la relación de
supremacía estatal para cumplir con ellos, por sobre los derechos y los límites
del poder.
Además de esta condición, otro de sus elementos se basa en la
insuficiencia del poder de policía (que involucra la normal supremacía general
30 Gómez Pavajeau, Carlos A., Dogmática del derecho disciplinario, op,cit., pp. 248-251.
109
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de la Administración) para una regulación suficiente del comportamiento
personal del sujeto de la relación administrativa31.
De esta supremacía especial se derivan cuatro poderes: dictar normas
internas para regular el desarrollo de la relación principal; dar órdenes
concretas a los sujetos a los que afecta este vínculo; vigilar con el fin de
comprobar si se cumplen las normas internas y castigar con sanciones
administrativas el comportamiento de los individuos que resulte perjudicial para
la mejor actuación de esa relación principal. Éste es el poder disciplinario32.
Bajo este criterio, la peculiaridad de las sanciones reside en dos
caracteres: el reconocimiento de una especie de titularidad natural de la
Administración que deriva de actuar en su propio ámbito interno o doméstico,
tutelando su propia organización y funcionamiento y, en segundo término, la
estimación como ilícitos sancionables de conductas valoradas con criterios
deontológicos más que jurídicos. Por ello es que en el derecho público se
pretendió dispensar al ejercicio de este tipo de potestad de los requisitos
generales de la legalidad y la tipicidad "sustituyendo estas reglas por una
suerte de potestad doméstica, legitimada en la simple posición de un previo
sometimiento general de los destinatarios de –voluntario normalmente, pero no
siempre: soldados, presos– de las medidas disciplinarias”33.
III.
EL
CRITERIO
DE
LOS
PODERES
INHERENTES
DE
LA
ADMINISTRACIÓN. NUESTRA INTERPRETACIÓN
En el sentido que se viene desarrollando, el ejercicio de la potestad
disciplinaria tiene determinadas características: a) la existencia de una relación
de función pública; b) una conducta violatoria de deberes o prohibiciones por
parte del agente que justifica el ejercicio de la potestad; c) un fin: asegurar el
31 Alessi, Renato, Instituciones de derecho administrativo, T. I, Barcelona, Bosch, 1970, traducción de la
3ª edición italiana, pp. 228-231.
32 Ibidem.
33 García de Enterría, Eduardo y Fernández, Tomás R., Curso de derecho Administrativo, op. cit., p.170
y sigs.
110
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
adecuado funcionamiento de la Administración pública. A ello se agrega, que
su ejercicio supone la existencia de poderes administrativos inherentes34.
Quienes
encuentran
su
fundamento
en
la
propia
organización
administrativa y en la necesidad de que ésta se estructure en un marco de
disciplina para cumplir con sus objetivos, se enmarcan en la tesis de las
facultades inherentes de la Administración Pública. En ese extremo se postula
que el Estado se vale de la Administración para satisfacer de manera concreta,
práctica y permanente; su fin: el bien común. De esta forma, el poder
disciplinario no constituye una potestad, pues su objeto es resguardar el orden
interno de la organización35. La Administración se protege a sí misma. Protege
su orden interno y en relación a las personas que trabajan a su servicio, lo que
hace que sean objeto de un tratamiento distinto.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) en la República
Argentina,36 en sus anteriores composiciones, y la PTN37 han insistido en este
enfoque, considerando que aquella potestad tiene por finalidad asegurar y
mantener el normal funcionamiento de los servicios a su cargo, por el cual la
imposición de las sanciones disciplinarias es consecuencia del ejercicio de una
facultad inherente al poder de administrar.
Se advierte que estos criterios se ubican en la base sociológica de la
cuestión administrativa y disciplinaria, demorando su consideración más
estrictamente jurídica. Si bien la organización requiere de un orden que exige
disciplina, esta aptitud en el marco de una organización jurídica del poder, debe
surgir conectada al derecho. Así, la organización no adquiere su poder
disciplinario de su condición de tal, sino del otorgamiento de esa facultad por la
ley.
34 Ver Comadira, Julio Rodolfo, “Responsabilidad administrativa de los funcionarios públicos”, en AA
VV, Responsabilidad del Estado y de los Funcionarios Públicos, Jornadas Organizadas por la
Universidad Austral, Facultad de Derecho, Buenos Aires, Ediciones Rap, 2001. Ver también Belasio,
Alfredo, op. cit.
35 Goane, René, “El poder disciplinario de la Administración, algunos aspectos controvertidos en la
doctrina nacional”, en Derecho Administrativo, homenaje al profesor Miguel S. Marienhoff, Buenos
Aires, Abeledo Perrot, 1998, p. 1014.
36 CSJN, Fallos: 254:43; 250:418; 258:92.
37 PTN, Dictámenes: 121:166; 199:175.
111
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Por lo tanto, el orden y la jerarquía administrativas no pertenecen a la
Administración, sino al interés público, por ello las facultades disciplinarias
están asociadas al ámbito de las potestades38.
Con similar razonamiento, entendemos que la concepción de los
poderes inherentes es inconstitucional.
Este criterio es consecuencia del sometimiento a las bases de juridicidad
y al equilibrio entre los derechos de los agentes públicos y la eficiencia y
eficacia de la organización administrativa. El régimen disciplinario tiene una
especial justificación porque el agente público por la naturaleza de su actividad
tiene una serie de deberes y obligaciones que no afectan a los empleados del
sector privado; por ejemplo, el sistema de incompatibilidades, la probidad y
dignidad, etcétera.
Es decir que se trata de deberes que trascienden la esfera del interés de
la propia Administración como organización y que afectan a los principios
generales del orden constitucional.39
En efecto, tratándose de agentes públicos los intereses en juego en la
responsabilidad disciplinaria distan de ser individuales. Por el contrario, son
colectivos. La indebida actuación de aquél da lugar al cuestionamiento de la
confianza que el ciudadano depositó en el aparato administrativo y compromete
incluso bienes de interés colectivo40.
La Administración, como cualquier organización, asegura su adecuado
funcionamiento mediante la utilización de diversos instrumentos, entre ellos los
que se encaminan a regular e imponer la disciplina de las personas que lo
forman. Esta realidad está presente en diversas áreas de conocimiento, como
la “sociología, la psicología del trabajo, la ciencia de la Administración y por
supuesto el derecho”41.
38 García Pullés, Fernando, Régimen de empleo público en la Administración Nacional, op. cit., pp. 286
y 287 (con cita de Juan Carlos Cassagne).
39 Sánchez Morón, Miguel, Derecho de la Función Pública, Madrid, Tecnos, 2004, 4ª edición, p. 285.
40 Rincón Córdoba, Jorge I., Derecho administrativo laboral, op.cit., p. 576.
41 Ibidem, p. 568.
112
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Deviene entonces que la responsabilidad disciplinaria se entrelaza
directamente con el compromiso que tiene todo agente de cumplir con sus
deberes y obligaciones, en el correcto ejercicio de los derechos reconocidos y
en no incurrir en conductas prohibidas por las normas jurídicas42.
Esa relación, ese deber ínsito en la función pública, a nuestro entender
no puede confundirse con la "inherencia" de la potestad a la que se aludió.
Responsabilizar al agente público requiere siempre del derecho, tanto para
sancionarlo con la severidad que el caso requiera, como para preservar sus
derechos y también asegurar la transparencia que la sociedad merece.
Por ello, tampoco creemos que haya que acudir a la "inherencia" para
justificar la autonomía de un derecho disciplinario.
Se insiste en que la Administración no es un fin en sí, sino un medio
para conseguir el objetivo estatal del bien común. Por ello el poder disciplinario
trasciende a la Administración e incide en la sociedad mediante la
transparencia y el ejemplo que deben mostrar los funcionarios públicos43.
Sin embargo, es importante realizar algunas precisiones diferenciando
los objetivos del procedimiento sumarial y la sanción.
Si ahondamos en el bien jurídico protegido a través de la potestad
disciplinaria, y en sus objetivos prioritarios, el procedimiento sumarial en
consuno con esos fines servirá para determinar la existencia de faltas
disciplinarias que, más allá de involucrar una culpa o negligencia, también
permitirán detectar las fallas de los sistemas de gestión y de los procedimientos
y controles internos.
Entendido de esta manera, el sumario coadyuvará a detectar las
deficiencias de la organización, aún sin proponérselo el instructor como fin
principal. La búsqueda de la verdad material es fundamental, pues dá
contenido a la mentada inherencia que proclama un sector de la doctrina y la
jurisprudencia.
42 Ibidem, p, 569-570.
43 Ivanega Miriam M., Cuestiones de potestad disciplinaria...op.cit., Cap. III.
113
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Ahora bien, lo "inherente" podría predicarse de la facultad de iniciar una
investigación interna para detectar irregularidades y en su caso, las falencias
de su propia organización; porque recordemos que confluyen en el sumario
administrativo varios objetivos, no solo es el principal instrumento de defensa
para los agentes, y requisito esencial para imponer una sanción, sino que
siempre es el medio que permite prima facie determinar la existencia o no de
irregularidades.
Pero esa línea argumental no puede sostenerse en cuanto a la
aplicación de una sanción disciplinaria. Si durante la sustanciación de un
sumario se determinara que los posibles involucrados no se encuentran sujetos
a esta potestad (v. gr., por no revestir el carácter de personal con estabilidad)
no podría la autoridad competente dictar un acto sancionatorio, basado en la
inherencia de ese poder, en la eficiencia, la eficacia o el orden interno que debe
preservar.
En definitiva, si bien toda organización pública o privada reconoce un
orden interno basado en estructuras, procedimientos (incluso informarles) y
delimitación de funciones, la estructura de la Administración es jurídica, y por
ello, le estará vedado aplicar una sanción disciplinaria sin el respeto del
principio de juridicidad. Ello sería inconstitucional, además de contrario a las
bases que justifican la existencia de aquella.
La inherencia no es peligrosa en sí misma, lo son sí las consecuencias
de su extensión para justificar la actuación estatal cuando no ha sido
expresamente prevista.
En ese contexto, coincidimos en rechazar la posibilidad de relativizar el
principio nulla poena sine lege en el ámbito disciplinario y que se acuda a la
analogía o a las principios generales del derecho.
114
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
RESPONSABILIDAD POR DAÑOS OCASIONADOS
POR LA PRISIÓN PREVENTIVA1
Por Alejandro Pérez Hualde2
ÍNDICE: I. Introducción. II. Antecedentes de doctrina y
jurisprudencia. A) La jurisprudencia restrictiva. B) La apertura de la
jurisprudencia a otros supuestos. 1. Morosidad judicial o indebida
dilación de los procedimientos. 2. Arbitrariedad manifiesta o error
grosero del auto de procesamiento seguido de absolución o
sobreseimiento. C) Desde el Derecho Constitucional. D) Desde el
Derecho Administrativo. IV. El fundamento constitucional. V.Conclusiones.
I. INTRODUCCIÓN.
El tema que abordamos tiene hoy plena vigencia, pues la inseguridad
nos ha atacado a todos sin distinciones de clase social ni económica, ni
ubicación geográfica. Presenciamos con preocupación las discusiones propias
de la impotencia y la desorientación de quienes no encuentran una solución a
un problema. Así es como hay quienes promueven el establecimiento de la
pena de muerte, o el agravamiento de las penas, o la disminución de la edad
de imputabilidad, o el aumento de patrulleros, etc., todas respuestas propias de
la ignorancia que muchas veces demuestra nuestra dirigencia frente a las
dificultades.
Es en medio de este confuso panorama en el que consideramos que es
imprescindible reflexionar con más calma y visualizar los riesgos que asumimos
1 Hemos tomado como base nuestra ponencia Responsabilidad por prisión preventiva, en las XXXIV
Jornadas Nacionales de Derecho Administrativo, “Responsabilidad en el ámbito del derecho público”,
organizadas por la Asociación Argentina de derecho Administrativo y la Facultad de Ciencias Jurídicas y
sociales de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa fe, 22, 23 y 24 de octubre de 2008, publicada en
Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública, RAP, año XXXI, nº 370, julio de 2009, p.
389-398.
2 Catedrático de Derecho Administrativo II de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Cuyo (Argentina), Director de la carrera de Doctorado de la misma institución, profesor de “Servicios
públicos y regulación de la economía” en el Máster de la Universidad Austral (Buenos Aires). Miembro
correspondiente de las Academias Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba y de Nicaragua,
y del Instituto Argentino de Estudios Constitucionales y Políticos de Mendoza (Director en 2002-2004).
Ministro integrante de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Mendoza (Argentina). Autor de
seis libros, ha dirigido dos y ha publicado numerosos ensayos, capítulos de libro y artículos en revistas
especializadas nacionales y extranjeras.
115
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
en momentos en que la falta de respuesta adecuada nos puede llevar a
cometer errores más graves que de costumbre.
La presión social y mediática que hoy se ejerce sobre los agentes de la
policía de seguridad, sobre los fiscales y los jueces que intervienen en las
primeras etapas del proceso penal, aquellas de las investigaciones realizadas
al calor del dolor y del impacto mediático, cuando no de la exigencia popular
expresada en manifestaciones públicas, ha incrementado notablemente el
margen de error. La urgencia por “salir del paso”, por calmar los primeros
reclamos lógicos que imponen respuesta, cualquiera, lo antes posible –si es
inmediata mejor-, ha provocado un mayor riesgo de equivocación en la
realización de medidas tales como el allanamiento de domicilio y la detención
preventiva.
El accionar muchas veces precipitado ha llevado a cometer errores
sustanciales en la imposición de la prisión preventiva en especial. Muchas
veces ordenada de un modo correcto en cuanto a los aspectos estrictamente
reglados de la decisión pero equivocados en algunas ponderaciones de criterio
que los funcionarios cometen en razón de aquellas presiones. Y es frecuente
que esto ocurra en perjuicio de personas que por causa de su condición socio
económica debe vivir en barrios y villas donde no sólo quedan más expuestos a
ser víctimas de la delincuencia a manos de sus vecinos, sino que, además, por
proximidad de lugar y de trato, quedan sujetos a ser también víctimas de los
errores naturales cometidos en las habituales persecuciones policiales que allí
se desarrollan.
Esta situación nos ha llevado a considerar que es hoy, más que nunca,
cuando hay que fortalecer una respuesta justa a esos numerosos casos en que
alguien ha debido soportar la prisión preventiva. Aun en aquellos en que fue
dictada contra una persona, con total ajuste a la normativa legal procesal que
rige el instituto pero que, por cualquier causa, luego, no es condenada.
116
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
II. ANTECEDENTES DE DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA.3
La jurisprudencia, aunque lentamente, viene demostrando una evolución
favorable a nuestra posición.
A) La jurisprudencia restrictiva.
Hasta hace algunos años, la Corte Suprema de Justicia de la Nación (en
adelante CSJN) fue decididamente adversa a reconocer indemnización alguna
por los daños causados por la prisión preventiva a aquellas personas que la
sufren y luego no son condenadas por distintas razones. Quizás el paradigma
de esta tendencia sea la sentencia del 19/10/1995, recaída en el caso
denominado “Balda, Miguel”4.
De ese decisorio emana con claridad la siguiente doctrina judicial:
1. La actividad lícita del Estado ejercida a través del Poder Judicial no genera
responsabilidad; los daños ocasionados por la prisión preventiva no constituyen
uno de los supuestos de responsabilidad del Estado por los actos lícitos; las
consecuencias deben ser soportadas por los particulares como costo inevitable
resultante de la vida en sociedad y de una adecuada administración de justicia;
2. es insuficiente, para fundar un caso de responsabilidad del Estado, la
existencia posterior de sentencia absolutoria, puesto que la misma, en sí
misma –y de por sí-, no descalifica el auto de prisión preventiva que sólo
requiere indicios vehementes para considerar al sujeto como posible
responsable del hecho que se investiga;
3. por esa razón, para que exista responsabilidad del Estado, previamente, ese
acto judicial, en que se ordenó la prisión preventiva, debe haber sido revocado
3 Nuevamente, tomaremos como modelo a seguir en el análisis el que fuera empleando por mi entonces
colega Aída Kemelmajer de Carlucci en su voto, que acompañamos, en la causa n° 90.821, caratulada:
“Rojo, Laura C. en j. 149.241/10.102, Rojo, Laura C. c/Provincia de Mendoza p/Daños y Perjuicios,
s/inc”, resuelta por la Sala I de la Suprema Corte de la provincia de Mendoza el 19 de mayo de 2008.
4 Fallos, 318:1990; también en revista “Jurisprudencia Argentina”, t. 1996-III-155 y en revista “La
Ley”, t. 1996-B-311. Para una severa crítica a la doctrina mayoritaria del fallo, ver Gustavo Carranza
Latrubesse, Responsabilidad del Estado por su actividad lícita, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1998, p. 74
y ss, y en La doctrina de la Corte en el caso Balda, en “Foro de Córdoba”, n° 42, 1997, p. 33.
117
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
a través de una declaración de ilegitimidad; de otro modo, se alteraría la cosa
juzgada.
Conforme a esta posición, por excepción, el único caso que da lugar al
derecho a la indemnización del sujeto afectado se configura cuando ha sido
procesal y materialmente procedente el Recurso de Revisión de la cosa
juzgada y quien fue condenado y privado de su libertad fue ulteriormente
puesto en libertad en razón de esa revisión. Es el supuesto mencionado
expresamente en el art. 10 del Pacto Interamericano de Derechos Humanos y
en numerosas constituciones y leyes provinciales.
Si bien ha sido criticada por la doctrina5, esta jurisprudencia estaba
fuertemente influenciada por las ideas expuestas por el maestro Marienhoff
para quien sólo puede hablarse de error judicial que genera indemnización si
existe condena y posterior juicio de revisión que comprueba la inocencia de
quien sufrió la prisión preventiva.
En otras palabras, la responsabilidad del Estado se presentaría –de
hecho-, para esta posición estricta, únicamente cuando se dieran los elementos
necesarios para determinar fehacientemente la responsabilidad personal del
juez.
No obstante, el voto en minoría de los Dres. Fayt, Belluscio y Petracchi,
en la causa “Balda” abrió camino a una posición de apertura.
B) La apertura de la jurisprudencia a otros supuestos.
Un sector ampliamente mayoritario de la actual jurisprudencia y la
doctrina nacional afirma que, como regla, el dictado de la prisión preventiva
configura
una
facultad
judicial
sometida
a
pautas
abiertas
y,
consecuentemente, si, en abstracto, la decisión judicial encuadra en las
previsiones legales, la ulterior declaración de inocencia es insuficiente per se
para disponer la reparación de los daños causados.
5 Diego Pablo Llinás, La cosa juzgada: impedimento para la procedencia de la responsabilidad del Estado
por su actividad jurisdiccional, en “Derecho Administrativo”, año 15, 2003, Depalma Lexis Nexis,
Buenos Aires, p. 426.
118
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Sin embargo, esa indemnización es viable en los supuestos fundados en
principios generales de rango constitucional; esos casos son: a) cuando se
presente una dilación indebida de los procedimientos; b) ante una arbitrariedad
manifiesta del auto de procesamiento seguida de la ulterior absolución o
sobreseimiento del imputado; y c) cuando la prisión preventiva obedezca a
prueba ilegítimamente obtenida por la policía.
1. Morosidad judicial o indebida dilación de los procedimientos.
El leading case en esta materia es la sentencia de la CSJN del
1/11/1999 recaída en la causa “Rosa, Carlos”6.
Se trata de un caso en el que el imputado fue absuelto por el beneficio
de la duda, pero había estado privado preventivamente de su libertad durante
cuatro años; la mayoría del tribunal consideró que el mantenimiento de la
medida cautelar en los dos primeros años de detención constituyó el producto
del ejercicio regular del servicio de justicia; mas, a partir de esos dos años, el
procedimiento había excedido razonables pautas temporales.
El tribunal valoró que después de los dos años, el imputado había
peticionado reiteradamente la excarcelación, habiéndosele denegado mediante
el empleo de afirmaciones genéricas y dogmáticas que se contradecían con las
concretas circunstancias de la causa; también tuvo en cuenta la jurisprudencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en torno a la dilación
indebida de los procedimientos.
La solución cuenta con la adhesión de la prácticamente unanimidad de
la doctrina nacional7; y es razonable, pues con la incorporación de los Tratados
de Derechos Humanos en el art. 75 inc. 22 CN, ya no hay lugar a discrepancias
respecto de la reparación de daños causados por la dilación indebida de los
procedimientos seguidos mientras el imputado se encuentra bajo prisión
6 Fallos, 322:2683; también en revista “La Ley”, t. 2000-D, p. 557 y en “Jurisprudencia Argentina”, t.
2000-III, p. 246; con comentario de Jorge Mosset Iturraspe, Daño injusto por prolongación indebida de la
prisión preventiva, y en revista “El Derecho”, t. 187, p. 340.
7 Entre otros ver Emilio Ibarlucía, La responsabilidad del Estado frente a la absolución del detenido o a la
revocación de la prisión preventiva, en El Derecho, t. 176-755.
119
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
preventiva, supuesto aceptado por la Corte Europea de Derechos Humanos
hace ya muchos años.
No obstante, nuestro país sufrió una condena de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos en el caso “Bayarri vs. Argentina”, por haber prolongado
irrazonablemente una prisión preventiva8.
Podemos afirmar que la doctrina de nuestra CSJN de este momento es
todavía la de no reconocer responsabilidad sino cuando existe irregularidad o
arbitrariedad en el acto de imposición de la prisión preventiva y cuando se
presenta un exceso en el tiempo insumido por la medida; sin aventurar un
plazo estricto, pero que está estimado en dos años como máximo.
2. Arbitrariedad manifiesta o error grosero del auto de procesamiento
seguido de absolución o sobreseimiento.
En realidad, esta excepción a la inmunidad del Estado había sido ya
admitida por la CSJN hace casi veinte años, aunque finalmente la demanda se
rechazó porque se consideró que la situación fáctica no se subsumía en los
presupuestos exigidos9.
En otro precedente, la CSJN reiteró su doctrina afirmando que “el Estado
sólo puede ser responsabilizado por error judicial en la medida en que el acto
jurisdiccional que origina el daño sea declarado ilegítimo y dejado sin efecto,
pues antes de ese momento el carácter de verdad legal que ostenta la
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada impide, en tanto se mantenga,
juzgar que hay error. Lo contrario importaría un atentado contra el orden social
y la seguridad jurídica”10.
La búsqueda del error, que abra la revisión, como único supuesto para
basar la responsabilidad del Estado lleva a que el mismo fallo sostenga la
inexistencia de salida; dice que “si para escapar al peligro del error posible
8 Corte Internacional de Derechos Humanos, Serie C, Nº 187, sentencia del 30 de octubre de 2008.
9 CSJN, 4/11/1986, en revista “El Derecho”, t. 122, p. 345, con nota de Juan Carlos Cassagne, La
responsabilidad del Estado por error judicial.
10 Fallos, 321:1712; expte. nº L.241.XXIII, “López, Juan de la Cruz y otros c/ Corrientes, provincia de
s/ daños y perjuicios”, del 11 de junio de 1998.
120
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
hubiera de concederse recurso de las decisiones de la Corte, para escapar a
idéntico peligro, habría que conceder recurso de las decisiones del tribunal que
pudiera revocar las decisiones de la Corte, y de éste a otro por igual razón,
estableciendo una serie que jamás terminaría porque jamás podría hallarse un
Tribunal en que no fuera posible el error”.
El máximo Tribunal descarta la responsabilidad del Estado por actividad
lícita, pues se sostiene que “tampoco podría responsabilizarse al Estado por su
actividad lícita, pues los actos judiciales son ajenos por su naturaleza a este
tipo de resarcimiento”… y ello porque en el caso de las sentencias y las demás
actuaciones judiciales “no se trata de decisiones de naturaleza política para el
cumplimiento de fines comunitarios, sino de actos que resuelven un conflicto en
particular. Los daños que puedan resultar del procedimiento empleado para
dirimir la contienda, si no son producto del ejercicio irregular del servicio, deben
ser soportados por los particulares, pues son el costo inevitable de una
adecuada administración de justicia”.
Said recuerda el voto de Argibay en el fallo “Andrada” donde sostiene
que “si el acto que es el antecedente inmediato de los efectos que se reputan
dañosos es lícito, también lo son sus consecuencias, pues, como lo enseñara
Alfredo Orgaz, ‘el acto y su consecuencia (inmediata o mediata previsible, que
son las únicas que la ley imputa al agente, arts. 903 y 904 civiles) constituyen
una unidad inescindible, al punto de que el acto separado de su consecuencia
es inimaginable, y ésta deja de ser ella misma con independencia de aquél. Si
el acto es lícito, tiene que serlo también la consecuencia, si es ilícito ésta ha de
participar de idéntica naturaleza’ (‘La ilicitud’, Córdoba-Buenos Aires, 1973, p.
34-35). Esta circunstancia bastaría para rechazar la demanda por los daños
derivados de la prisión preventiva cumplida”11.
Ahora bien, para determinar si el auto de procesamiento es el resultado
de error judicial grosero, si es arbitrario, o carece de sustento lógico, hay que
tener en cuenta los elementos probatorios con los que el juez de instrucción
contaba, y no los existentes en el plenario o debate, ya que el primero sólo
11 Considerando 7° de su voto en expte. nº A.901.XXXVI, caratula “Andrada, Roberto Horacio y otros
c/ Buenos Aires, Provincia de y otros s/ daños y perjuicios”, sentencia del 5 de septiembre de 2006.
121
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
necesita reunir medios de convicción suficientes para estimar que existe un
hecho delictuoso.
En estos últimos años, la CSJN se muestra más flexible en la
verificación de esa arbitrariedad o error inexcusable. Así, por ej., se ha
dispuesto que se debe indemnizar los daños sufridos por la privación de la
libertad ambulatoria durante dos años y cuarenta y seis días “si se acreditó
suficientemente el cumplimiento irregular del servicio del personal de la policía
que tenía a su cargo la investigación del delito de tráfico de estupefacientes por
el cual se lo acusó y del que fue absuelto, siendo que esas irregularidades
surgen de la declaración de nulidad de la orden de allanamiento y de los actos
que fueron consecuencia directa y necesaria de éste”12.
Algunos autores coinciden con la solución, pero en una posición de
mayor apertura, proponen no exigir como requisito sine qua non que el
imputado haya sido declarado inocente.
C) Desde el Derecho Constitucional.
El maestro Germán Bidart Campos propició una apertura aún mayor.
Fundó su posición no sólo en las normas antes reseñadas, sino en el art. 9.5
del Pacto de Derechos Civiles y Políticos que prescribe: “Toda persona que
haya sido ilegalmente detenida o presa tendrá el derecho efectivo a obtener
reparación”. Esta norma, explicó, a diferencia de la Convención Interamericana,
apunta a una “privación ilegal de la libertad, sin referencia alguna a la sentencia
o decisión que pueda haberla dispuesto erróneamente”.
Más adelante expresa: “Es verdad que la administración de justicia
precisa, para ser impartida eficazmente, que en muchas causas penales una
persona sea -a veces- privada transitoriamente de su libertad; sin embargo, no
queda duda de que esa privación es una limitación fortísima al derecho a la
libertad ambulatoria y a la presunción de inocencia. Soportar tan grave
limitación puede ser necesario en ciertas situaciones para contribuir a la buena
12 CSJN, 27/5/2004, “Cura, Carlos A c/Provincia de Bs. As.”, en “Revista de Responsabilidad Civil y
Seguros”, año 2004, n° 8, p. 70.
122
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
administración de la justicia penal, lo que conduce a admitir que las limitaciones
razonables a los derechos son una premisa elemental de todo Derecho
Constitucional democrático, porque ningún derecho es absoluto ni dispone de
espacio para ejercerse anti funcionalmente. Todo esto es verdad, pero también
lo es que la circunstancia de que al momento de disponerse y cumplirse la
prisión preventiva haya habido suficientemente razonabilidad para imponerle al
inculpado tal sacrificio, no configura obstáculo para el reconocimiento posterior
de que, una vez beneficiado al término del proceso con el sobreseimiento o con
la absolución, concurre mérito bastante para hacerle efectivo su derecho a la
reparación. Ello por el perjuicio irrogado a su libertad, consistente en haber
estado temporalmente privado de ella. Si atendemos a una primera etapa
procesal, no vacilamos en decir que hay que coadyuvar al ius persequendi y al
ius poenendi, en conjunción con razones de seguridad y solidaridad social.
Pero cuando en la etapa final del proceso penal sobreviene como verdad
material u objetiva el sobreseimiento o la absolución de quien sufrió privación
preventiva de la libertad y cooperó así con la administración de justicia,
reaparece la idea madre”... “No es menester suponer que cuando el derecho a
la reparación se torna viable haya que negar la licitud originaria del acto judicial
de prisión preventiva. Basta con admitir que después del sobreseimiento o la
absolución aquella licitud, sin convertirse en ilicitud sobreviniente, ha de ceder
frente a la prioridad axiológica del derecho a la libertad”. Y concluye: “Damos
por cierto que todo esto compone un repertorio general que no ha de aplicarse
como una etiqueta a cada caso a todos sin discriminación alguna. Tal vez haya
que distinguir, por ej., la reparación a que puede tener derecho quien obtiene
sobreseimiento o absolución por el beneficio de la duda, de la que conviene
otorgar cuando queda claramente probado que la autoría del delito no le es
imputable al procesado”13.
Desde el mismo campo del Derecho Constitucional se alzan otras voces
como la de Mario Midón quien señala cómo “en ese esquema donde la mala
13 Germán Bidart Campos, ¿Hay un derecho a reparación por la privación preventiva de libertad?, en
“Revista de Derecho de Daños”, n° 9, p. 227 y ss, y en Tratado elemental de derecho constitucional
argentino, t. II-A, Ediar, Buenos Aires, 2003, p. 200. En similar sentido ver Fernando Sagarna, La
responsabilidad del Estado por la detención preventiva de personas, en revista “La Ley”, t. 1996-E, p.
890; y Carlos Ghersi, Responsabilidad del Estado por actos lícitos jurisdiccionales, en revista
“Jurisprudencia Argentina”, t. 1994-I, p. 297.
123
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
suerte desplaza al derecho se introduce la singular idea de que una privación
injustificada equivale a una carga pública y, por ende, un habitante de la Nación
está llamado a sobrellevar con tolerada mansedumbre de vasallo este tipo de
atropellos”14.
Sobre estas bases constitucionales construimos nuestra posición.
D) Desde el Derecho Administrativo.
Desde el campo del Derecho administrativo, José Said15 sostiene la
posición más amplia en el sentido de desprender la responsabilidad de los
detalles de legalidad y procedencia de la orden de prisión preventiva o de su
duración y sostenerse únicamente sobre el resultado de condena o no condena
al final del proceso judicial criminal. Si el reo no es condenado, procede la
indemnización de la prisión preventiva en todos los casos.
Afirma Said que deben tenerse en cuenta los siguientes argumentos:
1. el art. 18 de la Constitución Nacional hace responsable al juez por la
mortificación innecesaria de los detenidos;
2. la absolución o sobreseimiento de un detenido demuestra, finalmente, que la
prisión preventiva fue una mortificación injustificada;
3. el Estado debe responder por los perjuicios ocasionados por la detención
preventiva de quienes no son finalmente condenados, sea por actividad lícita o,
bajo ciertas circunstancias, por actividad ilegítima; y
4. no resulta acorde a la axiología e ideología de la Constitución reparar la
afectación de la propiedad por actividad estatal lícita y no hacerlo con las
lesiones a la libertad cuando la causa es la actividad judicial igualmente lícita.
14 Ver La mala suerte de una detención y la imposibilidad de su reparación, en revista “La Ley”, t. 2006B, p. 53.
15 Conferencia brinda en las “III Jornadas Rosarinas de Derecho Administrativo Dr. Antonio Pedro
Chede”, desarrolladas los días 26 y 27 de junio de 2008 en la Ciudad de Rosario, organizadas por la
Carrera de Especialización en Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional de Rosario; la ponencia se titula: “...hará responsable al juez que la autorice” (consideraciones
sobre la responsabilidad del Estado por la prisión preventiva en todos los casos de absolución o
sobreseimiento), publicada en revista “Jurisprudencia Argentina” del 31 de diciembre de 2008.
124
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Acertadamente destaca Said, que si el Estado, en este caso Poder
Judicial y Ministerio Público, “dispone, por un lado, mantener privado de su
libertad durante meses o años a un ser humano sin que exista una condena
previa, y, por otro, no logra demostrar su culpabilidad; y si es el mismo Estado
quien decide qué recursos humanos, materiales y normativos aplicar para
investigar y sancionar la comisión de los hechos que se denuncian o persiguen
de oficio; es posible exigirle que asuma la responsabilidad, constitucionalmente
impuesta, de reparar o indemnizar a quienes resultaron víctimas de sus
decisiones. Decisiones éstas que afectaron la libertad de personas y que no
resultaron beneficiosas para la sociedad, pues ningún beneficio para la
comunidad puede concebirse del hecho de privar de su libertad a personas
inocentes”.
Hoy está fuera de toda discusión el severo déficit de gestión judicial que
se traduce en una inadmisible morosidad en los procedimientos, tanto civiles,
como laborales y también penales.
IV. EL FUNDAMENTO CONSTITUCIONAL.
Adelantamos que compartimos la posición de los constitucionalistas y de
Said y procuramos contribuir sobre la base de los fundamentos que sirven de
soporte a la responsabilidad del Estado por su accionar lícito, pues no vemos
diferencia en los fundamentos respecto a los otros supuestos del terreno de
acción de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
A) La explicación del alto Tribunal en el sentido de que el Poder Judicial
no toma decisiones de naturaleza política y que por esa sola razón no asume
responsabilidad por su accionar lícito no resulta convincente. El Poder Judicial
aplica la prisión preventiva a personas sobre las que no le consta su
culpabilidad; priva de la libertad sobre el cumplimiento de requisitos pero
asumiendo la posibilidad cierta de que ella sea injusta, pues carece de la
certeza –inexigible- pero necesaria para justificar la asunción del daño por
quien resulta víctima.
125
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En ese rumbo se encuentra una afirmación del abogado patrocinante en
el proceso “Rojo” al que ya referimos. Dice que “si la razón es que la actividad
judicial persigue un beneficio social no cabría distinguir entre la actividad
legislativa y la judicial y la ejecutiva y, consecuentemente, hay reparación
cuando se trata de un daño de especial gravedad, que excede la tolerancia de
lo que la vida en sociedad impone a todo ciudadano”.
B) Ahora bien, consideramos que los tormentos que deben soportar los
detenidos en prisión preventiva no son el fundamento de la reparación por
cuanto éstos tampoco son justificables en los condenados y, en definitiva, se
trata de una responsabilidad por omisión –inconstitucional- del Estado en su
deber concreto de tener cárceles sanas y limpias. Los tormentos son base de
reclamación para todos, para los detenidos en forma preventiva y también para
los condenados.
C) Los razonamientos dirigidos a establecer la razonabilidad en el acto
que ordenó la prisión preventiva y si la liberación del detenido se produce por
absolución, sobreseimiento, beneficio de la duda, o error judicial demostrado
luego por vía del Recurso de Revisión, en realidad sólo tienden a determinar el
grado de responsabilidad personal del juez y del sistema judicial, y si se ha
incurrido o no, y en qué medida, en mal desempeño; pero no tiene nada que
ver con los derechos conculcados del detenido; esto es así, al menos, si es
verdad que hemos abandonado la vieja etapa de tomar como base a la
antijuridicidad para sostener la responsabilidad del Estado.
D) El tiempo que insume la estrategia defensiva del detenido tampoco
puede ser argüida en su contra; aun cuando hubiera sido errónea, si después
se decretó la falta de mérito o el sobreseimiento no es coherente sostener que
deba padecer la prolongación de los tiempos judiciales que ha insumido la
tramitación de su defensa. El hecho de haber recurrido el auto de prisión
preventiva, o de no haberlo hecho; de haber sido o no exitoso, etc, no puede
contarse en contra de quien finalmente resultó excluido de condena. Sólo debe
analizarse la posibilidad de reclamo en el caso en que el detenido haya
actuado con dolo o culpa grave induciendo a error al Tribunal, por
126
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
encubrimiento, por colaboración con algún tercero, o por alguna otra razón que
debería ser probada en el caso concreto.
E) La prisión preventiva es un instituto útil para asegurar el sometimiento
al proceso del sujeto que aparece prima facie como autor del delito que se
investiga; su manejo es excepcional y, según la última doctrina, sólo debe
imponerse cuando hay fundadas razones para pensar que el sospechoso se
sustraerá al proceso. Como destaca Gelli, “la detención preventiva, cautelar, de
los sometidos a juzgamiento estaba prevista desde los orígenes del proceso
constituyente argentino aunque, desde luego, sujeta a las garantías y respeto
debido a la persona humana y a su dignidad”16.
Más aun, en su voto en la causa “Robles”, el ministro Gustavo Bossert
sostiene que “la detención preventiva es una necesidad del ejercicio de un
deber primario del Estado impuesto por la defensa social a través de la
persecución del delito y resulta consentida dentro de situaciones razonables y
según la naturaleza del caso y la ilicitud de la conducta del procesado”17.
Como instrumento tiene sus requisitos formales y materiales de
aplicación y puede ser ordenada en forma correcta y procedente. No estamos
en contra de la prisión preventiva como instrumento para apoyar la
investigación eficiente en determinados casos, a criterio del juez y dentro de los
requerimientos establecidos por la ley.
F) Sea como fuere que sea ordenada, la prisión preventiva ocasiona
daños inevitables a quien es el sujeto destinatario de ella. Esos daños serán
justos o injustos si el resultado del proceso es de condena a quien está incurso
en la privación de la libertad para asegurar el éxito del proceso. Será injusto el
daño que deba afrontar quien es inocente en el proceso. Y es inocente todo
aquél que no fue condenado.
16 María Angélica Gelli, El plazo razonable de la prisión preventiva y el valor de la jurisprudencia
internacional (en el caso “Acosta”), en revista “La Ley”, Buenos Aires, lunes 30 de agosto de 2012, La
Ley, t. 2012-D.
17 CSJN, expte. nº R. 134. XXXIV, causa “Robles, Ramón Cayetano c/ Buenos Aires provincia de”, del
18 de julio de 2002.
127
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Dice la Corte de San José de Costa Rica que la prisión preventiva “es la
medida más severa que se puede aplicar a la persona acusada de delito, por lo
cual su aplicación debe tener carácter excepcional, limitado por el principio de
legalidad, la presunción de inocencia, la necesidad y proporcionalidad, de
acuerdo con lo que es estrictamente necesario en una sociedad democrática”
porque se trata de “una medida cautelar, no punitiva”18.
G) Producido un daño, demostrada la injusticia en razón del resultado
del proceso, no se ve la razón para eludir la reparación de quien debió sufrirlo.
Lo contrario implica castigarlo por el sólo hecho de haber encuadrado en los
requerimientos técnicos procesales, aunque fuera inocente; podríamos agregar
irónicamente: “por algo será”…
Por lo tanto, corresponde pagar el daño a quien no ha sido condenado
en el proceso en razón del cual sufrió prisión preventiva; y esa reparación de
los daños ocasionados corresponde que sean calculados por el Estado entre
los costos necesarios exigidos por ese instrumento imprescindible para la
persecución penal y el eficaz desarrollo de las investigaciones.
Es cierto que la culminación sin condena del proceso penal respecto del
detenido preventivamente no demuestra necesariamente que su detención
haya sido totalmente injustificada desde el punto de vista del remedio
preventivo y sus requisitos. Si no hubo condena, el detenido es inocente y no
existe causa jurídica para que se vea obligado a soportar el daño en razón de
un instituto establecido en beneficio de toda la comunidad.
H) El costo inevitable de la prisión preventiva como instrumento
necesario para la investigación penal eficaz no puede ser asumido por la
víctima de esa prisión preventiva sin afectar notablemente el art. 16 CN. Debe
ser asumido por la comunidad que necesita de esos mecanismos hasta que se
inventen otros más eficaces.
Estamos en desacuerdo con el fallo y de acuerdo con Said. Es decisión
de política de seguridad: “La decisión de encarcelar personas durante la
18 Caso “Bayarri vs. Argentina”.
128
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
investigación y persecución de los delitos por los órganos estatales, responde a
una medida de política gubernativa (establecida en las leyes que regulan la
persecución penal) dirigida a atender un interés social o comunitario, según lo
interpreta el Poder Legislativo en el ámbito de su competencia”.
La CSJN dice: “Los daños que puedan resultar del procedimiento
empleado para resolver la contienda, si no son producto del ejercicio irregular
del servicio, deben ser soportados por los particulares, pues son costo
inevitable de una adecuada administración de justicia”. Y critica Said: “El
carácter inevitable que la Corte señala en los daños a la libertad, la integridad,
la honra, la familia, la identidad, la propiedad, etc., que el Estado ocasiona a un
ser humano al disponer coactivamente su detención preventiva, no permite
inferir que ellos deban ser considerados ‘irreparables’ pecuniariamente”.
Estamos frente a un razonamiento viciado, como es inevitable lo paga la
víctima; no es ese un criterio válido de atribución.
Algo es evidente: los daños sufridos en un ámbito de cumplimiento de
prisión preventiva, no son –en modo alguno- del tipo de aquellas
incomodidades normales, propias de la convivencia, que todos sufrimos y
debemos sufrir.
V.- CONCLUSIONES.
Conocemos las posiciones de quienes consideran inaceptable un grado
de responsabilidad civil desvinculado de la actuación irregular o ilícita del autor
del daño19. Pero en el ámbito del Derecho Público encontramos las raíces de
la responsabilidad por el accionar lícito ya en la misma Constitución de 1853
cuando en su art. 15 ordena expresamente la indemnización de quienes se
vieran perjudicados por la declaración de libertad de los esclavos.
Ya en estos tiempos, en el caso “El Jacarandá”, la CSJN –con su
composición actual- sostiene, en un posible obiter dictum, que “cabe recordar
que cuando la actividad lícita de la autoridad administrativa, aunque inspirada
19 Marcelo J. López Mesa, Elementos de la responsabilidad civil. Examen contemporáneo, Pontificia
Universidad Javeriana, Biblioteca Jurídica Dike, Bogotá, 2009, p. 331.
129
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
en propósitos de interés colectivo, se constituye en causa eficiente de un
perjuicio para los particulares –cuyo derecho se sacrifica por aquel interés
general-, esos daños deben ser atendidos en el campo de la responsabilidad
del Estado por su obrar lícito”… “no hay, como principio, fundamento para
limitarlo al daño emergente con exclusión del lucro cesante, esto es, de las
ventajas económicas esperadas de acuerdo a probabilidades objetivas
estrictamente comprobadas”20.
No encontramos diferencias de situación que justifiquen un tratamiento
diferenciado a los distintos poderes del Estado. Máxime cuando en el caso se
presentan todos los elementos que respaldan la responsabilidad por su
accionar lícito a través de –como nosotros defendemos- cualquiera de sus
poderes:
1. existencia de un daño resarcible (más allá de aspectos de reparación
imposible);
2. una conducta estatal lícita;
3. comprobación de la existencia de un sacrificio especial en el afectado;
4. vinculación de estricta causalidad entre el daño y la conducta estatal;
5. ausencia de un deber jurídico de soportar ese daño.
La jurisprudencia hoy reinante es inadmisible si la confrontamos con las
nuevas tendencias del Derecho Constitucional, en materia de garantías, y del
Derecho Administrativo, que ha abandonado las actitudes autoritarias, y que se
compromete con su rol de garante de las libertades fundamentales de todos los
miembros de la comunidad.
Un adecuado encuadramiento legal del sistema de reparación, que no
pretenda desvirtuar la responsabilidad en sus objetivos, podría establecer
20 Fallos, 328:2654; el Tribunal hace mención del caso “Cachau” (Fallos, 316:1335) que versó sobre
responsabilidad por el accionar lícito del Estado en diversas causas iniciadas por perjudicados por la
acción gubernamental de desviación de aguas de inundación en la provincia de Buenos Aires.
130
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
parámetros razonables que permitan enfrentar este nuevo “costo material” que
nos exige la seguridad de todos.
Se impone un enfoque inverso del esquema de reparación. Hemos
sostenido en la Suprema Corte de Mendoza21 que: “la teoría de la
responsabilidad civil en su actual concepción doctrinaria tiende a superar el
concepto clásico que ponía el acento en el autor del ilícito, en la obligación del
responsable de indemnizar el perjuicio ilícitamente causado, para ser
considerado como un derecho de la víctima a obtener la reparación integral del
daño injustamente sufrido. Del débito de responsabilidad, concebido como
obligación del dañador de resarcir a la víctima, se pasa a privilegiar el crédito
de indemnización nacido en cabeza de ésta con motivo del acaecimiento del
daño que injustamente sufre, supuesto de hecho necesario que le otorga
legitimación para reclamar su reparación. El cambio más importante que se
advierte en el tema que nos ocupa es el del emplazamiento del derecho a la
reparación como derecho constitucional”22.
Un debido tratamiento legislativo podría, por ejemplo, establecer el
carácter estrictamente personalísimo de la acción de reclamo de daños en este
supuesto; también podría prever el supuesto caso en que una prisión
preventiva no culmine en condena en ese mismo proceso pero sí resulte
condenado en otro realizado en forma paralela en la misma o en otra
jurisdicción. Indudablemente, deberían establecerse distintos instrumentos y
aspectos técnicos propios del Derecho Penal.
Consideramos que el legislador debe hacerse cargo del tema y
establecer las pautas para una determinación del daño y de su reparación en
forma adecuada y rápida de tal modo de brindar una respuesta encuadrada en
los requerimientos mínimos de un sistema de justicia que debe hacerse cargo
del costo del instituto de la prisión preventiva mientras no logre establecer uno
más eficaz y que produzca menos daños a quien en definitiva, por cualquier
causa, resulta no condenado.
21 Voto en expte nº 101477, caratulado “Fader Mora, Carlos Enrique c/ provincia de Mendoza p/D. y
P.” del 11 de abril de 2012.
22 Voto de Aída Kemelmajer de Carlucci en Libro de Sentencias, t. 417, p. 36.
131
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La respuesta legislativa evitará un seguro -aunque desordenado- avance
jurisprudencial en el sentido de reconocer el derecho a la reparación a ese
sujeto víctima de una injusticia en beneficio de la sociedad, que no lo ha
condenado.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
COSTA RICA
133
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
RESERVA CONSTITUCIONAL DE LA COMPETENCIA MATERIAL
DE LA JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA
Por Ernesto JINESTA LOBO
Sumario: Introducción. 1.- Relevancia constitucional de la
regulación de la competencia material de la jurisdicción contenciosoadministrativa. 2.- “Modelo judicialista” de la justicia administrativa. 3.Definición constitucional de la competencia material de la jurisdicción
contencioso-administrativa a través del concepto jurídico indeterminado
“función administrativa”: Jurisdicción plenaria y universal. 4.- Proyección
universal subjetiva de la jurisdicción contencioso-administrativa y el
principio de la “unidad de jurisdicciones”. 5.- Carácter mixto (objetivo y
subjetivo) de la jurisdicción contencioso-administrativa. 6.- Reserva
constitucional de la competencia material de la jurisdicción contenciosoadministrativa. 7.- Inconstitucionalidad del artículo 3°, inciso a), del
CPCA de 2006. 8.- Inconstitucionalidad de la jurisprudencia de la Sala
Primera al interpretar y aplicar el artículo 4°, inciso a), LRJCA de 1966.
9.- Constitucionalidad del artículo 4°, inciso a), de la LRJCA de 1966.
10.- Delimitación de los criterios constitucionales materiales para
deslindar la competencia de la jurisdicción contencioso-administrativa de
la laboral. 11.- Derecho del justiciable a elegir la jurisdicción y deber de
la jurisdicción ordinaria de resolver con celeridad los conflictos de
competencia. 12.- Proyección del Voto No. 9928-2010 respecto de otros
órdenes jurisdiccionales diversos al laboral.
INTRODUCCIÓN
 Doctor en Derecho Administrativo Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho
Constitucional Centro de Estudios Constitucionales Madrid. Catedrático de Derecho Administrativo
Universidad Escuela Libre de Derecho (UELD). Director y Profesor Programa de Doctorado en Derecho
Administrativo (UELD). Director y Profesor Programa de Doctorado en Derecho Constitucional (UELD).
Profesor programa Doctorado en Derecho Universidad Estatal a Distancia (UNED). Presidente
Asociación Costarricense de Derecho Administrativo. Profesor y miembro Comisión Académica del
Programa de Doctorado de Derecho Administrativo Iberoamericano coordinado por la Universidad de la
Coruña de España en colaboración con 10 universidades de Iberoamérica. Miembro Asociación
Internacional de Derecho Administrativo. Fundador y Vicepresidente por Costa Rica de la Asociación
Iberoamericana de Derecho Administrativo. Miembro del Foro Iberoamericano de Derecho
Administrativo. Miembro de Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional. Fundador y miembro
de la Asociación Mundial de Justicia Constitucional. Miembro del Instituto Iberoamericano de Derecho
Procesal. Presidente y Académico de Número Academia Costarricense de Derecho. Miembro Comité
Expertos en Derecho Administrativo Programa Estado de Derecho para Latinoamérica, Fundación
Konrad Adenauer. Asesor en Derecho Constitucional y Derechos Humanos Programa Estado de Derecho
para Latinoamérica, Fundación Konrad Adenauer. Miembro de Honor de las Asociaciones Mexicana y
Nicaragüense de Derecho Administrativo. Académico correspondiente Academias de Legislación y
Jurisprudencia de Galicia, Córdoba (Argentina) y Nicaragua. Premio Alberto Brenes Córdoba 1995.
Premio Ulises Odio Santos 1999. Profesor invitado de las universidades españolas Complutense de
Madrid, La Coruña, Castilla La Mancha y de diversas universidades iberoamericanas.
www.ernestojinesta.com
134
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia mediante el Voto
No. 9928-2010 de las 15 hrs. del 9 de junio de 2010, definió, con claridad
meridiana, los contornos y características constitucionales de la jurisdicción
contencioso-administrativa (plenaria, universal, mixta) y del modelo de justicia
administrativa adoptado por el constituyente. El extremo más destacable del
Voto No. 9928-2010 es la regla sentada acerca de la reserva constitucional de
la competencia material de ese orden jurisdiccional por virtud de lo dispuesto
en el artículo 49 del texto fundamental.
El Voto No. 9928-2010, surge con motivo de dos acciones de
inconstitucionalidad que fueron acumuladas contra los artículos 3, inciso a), del
Código Procesal Contencioso-Administrativo (Ley No. 8508 de 28 de abril de
2006, entrada en vigencia el 1° de enero de 2008), 4°, inciso a), de la Ley
Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa (No. 3667 de 12 de
marzo de 1966) y la jurisprudencia vertida por la Sala Primera de Casación, a
la luz del último numeral citado en cuanto remitía a conocimiento y resolución
de la jurisdicción laboral cualquier controversia surgida en el seno de una
relación de empleo público o estatutaria.
1.- RELEVANCIA CONSTITUCIONAL DE LA REGULACIÓN DE LA
COMPETENCIA
MATERIAL
DE
LA
JURISDICCIÓN
CONTENCIOSO-
ADMINISTRATIVA
Uno de los puntos capitales del Voto de la Sala Constitucional No. 99282010, es resaltar la relevancia de la jurisdicción contencioso-administrativa, en
cuanto encarna el control de legalidad de los poderes públicos, que constituye,
junto con el control de constitucionalidad, uno de los ejes fundamentales del
Estado de Derecho.
Es así, como la Sala Constitucional señala lo siguiente:
“Redacta el Magistrado Jinesta Lobo; y,
CONSIDERANDO:
135
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
(…) IV.- REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DE LA
JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA Y
LA
ATRIBUCIÓN
CONSTITUCIONAL
DE
UNA
COMPETENCIA. El constituyente originario y el poder
reformador se ocuparon de definir la competencia material
y, por consiguiente, la extensión y alcances de dos
jurisdicciones
esenciales
para
el
Estado
Social
y
Democrático de Derecho. En efecto, en los ordinales 10 y
48 se establece la competencia material de la jurisdicción
constitucional y, en el numeral 49, la de la jurisdicción
contencioso-administrativa. Lo anterior deja patente, en la
voluntad
del
reformador,
constituyente
la
originario
trascendencia
tanto
y
del
del
poder
control
de
constitucionalidad como de legalidad de los poderes
públicos en aras de garantizar el goce y ejercicio efectivos
de los derechos fundamentales y humanos consagrados,
respectivamente,
en
el
texto
constitucional
y
los
instrumentos del Derecho Internacional Público. Sin duda
alguna, tales preceptos constitucionales encarnan lo que
la doctrina ha denominado la cláusula regia del Estado
Constitucional de Derecho. En lo que se refiere,
particularmente,
a
la
jurisdicción
contencioso-
administrativa, el artículo 49 constitucional, después de la
reforma parcial por virtud de la Ley No. 3124 de 25 de
junio de 1963, dispone lo siguiente:
“Establécese la jurisdicción contencioso-administrativa
como atribución del Poder Judicial, con el objeto de
garantizar la legalidad de la función administrativa del
Estado, de sus instituciones y de toda otra entidad de
derecho público.
La desviación de poder será motivo de impugnación de
los actos administrativos.
136
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La ley protegerá, al menos, los derechos subjetivos y los
intereses legítimos de los administrados”.
De esta manera, la Sala Constitucional, en cuanto último y definitivo
intérprete de la Constitución, deja patente que el constituyente originario o el
poder reformador se encargaron de definir la competencia material de la
jurisdicción
contencioso-administrativa
(al
igual
que
la
constitucional),
fenómeno que no se da respecto del resto de las jurisdicciones (v. gr. penal,
civil, laboral o agraria). Lo anterior obedece, como se apuntó, a la
trascendencia
de
sendas
jurisdicciones
(constitucional
y
contencioso-
administrativa) para actuar la cláusula de Derecho o de juridicidad del Estado.
Esta afirmación, no significa que el resto de las jurisdicciones carecen de
importancia, por el contrario, únicamente, tiene la finalidad de resaltar la
relevancia de las jurisdicciones con que cuentan los ciudadanos o
administrados frente a la arbitrariedad de los poderes públicos.
2.- “MODELO JUDICIALISTA” DE LA JUSTICIA ADMINISTRATIVA
Una de las consecuencias esenciales del Voto de la Sala Constitucional
No. 9928-2010, es indicar que a partir del tenor literal del artículo 49
constitucional, nuestro sistema jurídico optó por un modelo judicialista de
justicia administrativa, con lo que el control de legalidad de la función
administrativa de los poderes públicos le es confiada a un orden jurisdiccional
especializado con una competencia material definida constitucionalmente. Lo
anterior a diferencia de otros ordenamientos jurídicos, que siguiendo el modelo
francés, optaron por un “modelo administrativista”, donde la fiscalización de la
función administrativa le es confiada a un órgano que no está inserto en la
organización jurisdiccional, sino más bien administrativa (v. gr. el Consejo de
Estado Francés).
Sobre el particular, la Sala Constitucional indicó lo siguiente:
“IV.- (…) 1°) El constituyente derivado o poder reformador
optó por un modelo de justicia administrativa “judicialista”,
esto es, encomendándole a un orden jurisdiccional
137
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
especializado del Poder Judicial la competencia y
atribución de ejercer la fiscalización de la legalidad de la
función administrativa, esto es, su conformidad sustancial
o adecuación con el bloque de legalidad. Este sistema
ofrece garantías y ventajas comparativas considerables
para el justiciable, tales como la especialización, lo que
acompañado de la carrera judicial dispuesta de manera
infra-constitucional, representa una verdadera garantía de
acierto y de cumplimiento del imperativo constitucional
contenido en el ordinal 41 de la Constitución de una
“justicia cumplida”.”
3.- DEFINICIÓN CONSTITUCIONAL DE LA COMPETENCIA MATERIAL DE
LA JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA A TRAVÉS DEL
CONCEPTO JURÍDICO INDETERMINADO “FUNCIÓN ADMINISTRATIVA”:
JURISDICCIÓN PLENARIA Y UNIVERSAL
Una segunda gran consecuencia que extrae la Sala Constitucional en el
Voto No. 9928-2010, a partir de la exégesis del artículo 49 constitucional, es
que hay una clara definición constitucional de la competencia material de la
jurisdicción contencioso-administrativa, a través de un concepto jurídico
indeterminado que es el de la “función administrativa”, el que comprende
diversas y múltiples manifestaciones de las administraciones públicas al ejercer
sus competencias y prestar servicios públicos. Concepto jurídico indeterminado
que, obviamente, no puede ser soslayado por ningún operador o interprete
jurídico de la Constitución y, desde luego, del ordenamiento infra-constitucional
que desarrolla el artículo 49 de la Constitución. Asimismo, la Sala
Constitucional resalta que el concepto jurídico indeterminado englobante de
“función administrativa”, no permite hacer distinciones o excepciones, con lo
que, a nivel constitucional, se consagra, como regla o principio, una jurisdicción
contencioso-administrativa “plenaria o universal” que no deja ninguna
manifestación de la función administrativa fuera de su esfera de control.
Así, la Sala Constitucional consideró, sobre este tópico, lo siguiente:
138
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
“IV.- (…) 2°) El poder reformador definió, con meridiana
claridad, la competencia material de la jurisdicción
contencioso-administrativa, al indicar que su objeto es
“garantizar la legalidad de la función administrativa”. Cabe
acotar que la norma constitucional no distingue, de modo
que a ese orden jurisdiccional especializado le compete la
fiscalización de cualquier manifestación específica de la
función administrativa, sin excepciones. El constituyente
derivado consagró, así,
una justicia administrativa
plenaria y universal, evitando que haya reductos o
ámbitos de la función administrativa exentos del control o
fiscalización de legalidad. La “función administrativa” es
un concepto jurídico indeterminado, empleado por el
poder reformador a partir de 1963, que comprende o
engloba cualquier manifestación específica o concreta de
ésta, esto es, toda conducta administrativa -por acción u
omisión- (v. gr. la actividad formal, las actuaciones
materiales y las omisiones formales y materiales), así
como la figura complementaria, más dinámica y flexible,
de la relación jurídica-administrativa.”
A partir de este importante corolario extraído por la Sala Constitucional
en el Voto No. 9928-2010, queda suficientemente claro que el legislador
ordinario, al ejercer su libertad de configuración (desarrollo legal o infraconstitucional de la jurisdicción contencioso-administrativa), debe, en lo posible,
abstenerse de crear excepciones al control de legalidad plenario y universal
diseñado y propuesto en el texto constitucional. En definitiva, el legislador
ordinario debe tomar en consideración que la regla constitucional sentada es
no admitir zonas del poder administrativo o manifestaciones de la función
administrativa que estén exentas de la fiscalización por la jurisdicción
contencioso-administrativa. Cualquier reducto administrativo exento del control
de legalidad debe ser, por imperativo constitucional, objeto de una
interpretación restrictiva evitando que sea ampliado a contrapelo del Derecho
de la Constitución. Otro aspecto importante, a tomar en consideración es que el
139
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
artículo 49 constitucional se encuentra emplazado, sistemáticamente, en el
Título IV, Capítulo Único de la Constitución referido a los “Derechos y garantías
individuales”, es más constituye el último numeral de ese segmento de la
Constitución Política, por lo que se trata, indiscutiblemente, como ya lo había
adelantado la Sala Constitucional en los Votos Nos. 3095-94, 7540-94 y 568695, de un derecho fundamental que debe ser objeto de una interpretación
extensiva a través de la aplicación de reglas hermenéuticas como el “indubio
pro libertate” o “indubio pro homine”. Adicionalmente, sobre cualquier limitación
o restricción a tal derecho fundamental debe observarse, escrupulosamente, el
principio de proporcionalidad o de razonabilidad y, desde luego, el de reserva
de ley (artículos 28 constitucional y 19 de la Ley General de la Administración
Pública). No obstante, esta importante implicación del Voto de la Sala
Constitucional No. 9928-2010, tampoco, puede ser llevada al extremo por los
operadores jurídicos, de pretender brindarle un carácter elástico a la norma y a
la
jurisdicción
contencioso-administrativa,
en
contra
de
disposiciones
constitucionales expresas que representan límites idóneos y válidos, por su
jerarquía constitucional, al artículo 49 constitucional1.
1 Así sucede, por ejemplo, en materia de responsabilidad del Estado-Juzgador o del Estado-juez, sea la
responsabilidad por el ejercicio de la función materialmente jurisdiccional donde ha existido una
tendencia jurisprudencial de admitir cualquier demanda ante la jurisdicción contencioso-administrativa
cuando los artículos 154 y 166 constitucionales disponen, respectivamente, que los jueces y Tribunales
que integran el Poder Judicial “las resoluciones que dicte en los asuntos de su competencia no le imponen
otras responsabilidades que las expresamente señaladas por los preceptos legislativos” y que “(…) la ley
señalará (…) la manera de exigirles responsabilidad” a los tribunales. Sendos preceptos constitucionales
indican que la ley debe señalar la responsabilidad y el modo para exigirla a los jueces y tribunales, pese a
lo anterior, se han utilizado los artículos 190 y siguientes de la LGAP de 1978 para plantear demandas en
contra de actos materialmente jurisdiccionales de los Tribunales y jueces cuando, realmente, esa ley solo
regula la responsabilidad de las administraciones públicos y, excepcionalmente, al normar lo concerniente
a la responsabilidad por la conducta lícita, la del legislador. No existe precepto alguno en la LGAP de
1978 que se refiera a la responsabilidad del Estado-Juez por el ejercicio de una función materialmente
jurisdiccional, los únicos casos en que la ley, a tenor de los artículos 154 y 166 constitucionales, impone
responsabilidad y la manera de exigirla, son los siguientes: a) Responsabilidad personal del juez por
infracción de la ley (artículo 85 y siguiente del Código Procesal Civil que pauta un proceso específico); b)
responsabilidad del Estado por haberse dictado una medida cautelar personal o real en un proceso penal
(artículo 271 Código Procesal Penal); c) Responsabilidad del Estado y solidaria de los jueces penales –por
dolo o culpa grave- por haber impuesto a una persona una pena que no debió cumplir, una mayor o más
grave de la que le correspondía atribuible a un error judicial y declarado así en un recurso extraordinario
de revisión (ex artículos 14, párrafo 4°, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 10 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, 419 del Código Procesal Penal y 108 del Código
Penal) y d) Responsabilidad del Estado por dilaciones indebida o retardos injustificados en un proceso
determinado a través del proceso de amparo (ex artículos 8°, párrafo 1°, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y 41 constitucional). V. JINESTA LOBO (Ernesto), La Responsabilidad del
Estado Juez, San José, IJSA, 2004, in totum.
140
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
4.-
PROYECCIÓN
UNIVERSAL
SUBJETIVA
DE
LA
JURISDICCIÓN
CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA Y EL PRINCIPIO DE LA “UNIDAD DE
JURISDICCIONES”
Una de las grandes cuestiones que se enfrenta al examinar el contenido
del artículo 49, párrafo 1°, de la Constitución es su exacto alcance subjetivo,
esto es, a qué entes públicos alcanza la jurisdicción contencioso-administrativa.
Sobre el particular, la Sala Constitucional en el Voto No. 9928-2010 indica, con
claridad, que el control de legalidad se proyecta, sin excepciones, sobre toda
forma de manifestación de la función administrativa de cualquier ente público.
Lo determinante es que se haya ejercido la función administrativa para que la
jurisdicción contencioso-administrativa tenga competencia suficiente.
Es así como la Sala Constitucional consideró lo siguiente:
“IV.- (…) 4°) El control de legalidad consagrado en el
numeral 49 de la Constitución se proyecta, como se
indicó, a toda la función administrativa desplegada por
cualquier ente u órgano público, esto es, a todas las
administraciones públicas, sin excepción. Por tal razón, el
párrafo primero del precepto constitucional objeto de
examen concluye con una fórmula residual o general, al
indicar que comprende la función desplegada tanto por la
administración central –Estado- como por “toda otra
entidad de derecho público”.
Resulta importante aclarar que en nuestro sistema jurídico, por
decisiones
legislativas
específicas
de
carácter
infra-constitucional,
la
jurisdicción contencioso-administrativa también conoce y resuelve de los
conflictos de interés en los que se encuentre involucrada una administración
pública, aun si no ha existido manifestación alguna de la función administrativa
o no ha ejercido su capacidad de Derecho Público o, incluso, conoce y resuelve
de los conflictos de interés en que intervenga una empresa pública-ente de
derecho privado, esto es, cuando la empresa pública asume la veste de una
organización colectiva del derecho privado y el capital social le pertenece en un
141
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
50% o más a uno o varios entes públicos. Se recoge, así, lo que la doctrina ha
denominado “principio de unidad de jurisdicciones”2 o “unificación del fuero
jurisdiccional”3 a favor de la jurisdicción contencioso-administrativa, en todo
pleito que sostenga un administrado con un ente público o, incluso, una
empresa pública-ente de derecho privado en la que tiene interés directo una
administración pública.
En nuestro modelo legal de justicia administrativa, no existe el
denominado principio de la “duplicidad de jurisdicciones” o “dualidad de
jurisdicciones”, sea que el justiciable tenga que demandar ante un juez civil a
un ente público cuando ejerce su capacidad de derecho privado (v. gr. actividad
ordinaria de los bancos comerciales del Estado en los contratos bancarios, del
Instituto Nacional de Seguros en los contratos de seguros o las diversas
relaciones contractuales entre una empresa pública-ente de derecho privado –
como RECOPE, RACSA, CNFL, etc.- con otros particulares) y luego que lo
tenga que demandar ante la sede contencioso-administrativa cuando ejerce su
capacidad de derecho público. Tampoco debe el justiciable, en nuestro
ordenamiento jurídico, acudir a la jurisdicción civil para demandar una empresa
pública-ente de derecho privado en la que tiene interés directo un ente público,
puesto que, por aplicación del “principio de unidad de jurisdicciones” debe
hacerlo ante la jurisdicción contencioso-administrativa, aunque esa empresa
pública realice una conducta sometida al régimen del derecho privado.
Nuestra legislación, entonces, ha optado por el principio de la “unidad de
jurisdicciones”, de modo que el justiciable cuando tiene un conflicto con un ente
2 V. MARTÍN-RETORTILLO BAQUER (Lorenzo), Unidad de jurisdicción para la Administración
Pública, Revista de Administración Pública, 1966, No. 49, pp. 143 y ss.; CLAVERO AREVALO (M.),
La quiebra de la pretendida unidad jurisdiccional en materia de responsabilidad patrimonial de la
Administración Pública, Revista de Administración Pública, No. 66, 1971, pp. 89-90; GONZÁLEZ
PÉREZ (Jesús), Responsabilidad patrimonial de la Administración Pública y unidad de jurisdicciones.
Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, No. 496, 1973, pp. 563 y ss. Cabe aclarar que la doctrina
española ha discutido el principio de la unidad o dualidad de jurisdicciones, esencialmente, respecto de la
responsabilidad patrimonial de la administración pública, habiendo pasado varios períodos legislativos
pendulares en que se establece la unidad y se restablece la dualidad, actualmente rige la unidad de
jurisdicciones en esa materia.
3 Expresión utilizada por MORENO MOLINA (José Antonio), MASSÓ GARROTE (Marcos) y PLEITE
GUADAMILLAS (Francisco), Procedimiento y proceso administrativo práctico –Tomo III-, Madrid, La
Ley, 2006, pp. 23-25.
142
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
público, sea porque ejerce su capacidad de derecho público o privado4, o con
una empresa pública-ente de derecho privado, debe acudir ante la jurisdicción
contencioso-administrativa. Este principio supone, entonces, que la jurisdicción
contencioso-administrativa ejerce un fuero de atracción o “vis atractiva”. De ahí
que se hable de jurisdicción contencioso-administrativa (para conocer de los
conflictos cuando el ente público despliega su capacidad de derecho público) y
civil de hacienda (para cuando la respectiva administración actúa en ejercicio
de su capacidad del derecho privado o bien cuando se trata de una empresa
pública-ente de derecho privado en la que tiene interés una administración
pública). Este sistema, si bien tiene inconvenientes, en cuanto le impone al juez
contencioso-administrativo y civil de hacienda manejar las categorías
dogmáticas, instituciones y herramientas hermenéuticas del Derecho privado
(civil y comercial), tiene la gran ventaja de evitar, de raíz, cualquier conflicto de
competencias entre la jurisdicción y el consiguiente desgaste que sufre el
justiciable cuando se presenta5. En definitiva el principio de “unidad de
jurisdicciones”,
supone
evitar
el
peregrinaje
judicial
entre
diversas
jurisdicciones, adicionalmente, actúa los principios constitucionales de igualdad
y seguridad jurídica. La “unidad de jurisdicciones” (contencioso-administrativa y
civil de hacienda, según que el ente público ejerza, respectivamente, su
capacidad de derecho público o privado), consagrada en los artículos 2°,
incisos c), d), f) y g) del CPCA de 20066, 54, incisos 2) y 5), 94 bis, 97, inciso
1), 110, inciso 1), de la Ley Orgánica del Poder Judicial, eso sí, contradice un
4 El reconocimiento de la doble capacidad –derecho público y privado- de las administraciones públicas
es reconocida, expresamente, por el artículo 1° LGAP.
5 Sobre los inconvenientes de la “unidad de jurisdicciones” en Costa Rica, indicamos en 1999 los
siguientes: a) Se obliga al juez contencioso-administrativo a emplear los parámetros hermenéuticos e
instituciones dogmáticas totalmente ajenas al Derecho Administrativo, lo que atenta contra la especialidad
e idoneidad que se debe buscar en cada orden jurisdiccional, lo que demanda un mayor esfuerzo temporal,
intelectual e interpretativo para el juez contencioso-administrativo que bien podría asumir el juez
especialista en civil y comercial, todo en aras de una justicia más pronta y cumplida; b) se sobrecarga a la
jurisdicción contencioso administrativa con cuestiones que deberían ser conocidas por otro orden
jurisdiccional con las repercusiones que tiene sobre una justicia pronta; c) la difícil aplicación de ciertos
trámites específicos del CPCA –antes LRJCA- a procesos civiles o comerciales y d) alejamiento de la
justicia del justiciable, puesto que, necesariamente debe acudir a San José –donde tiene su asiento la
jurisdicción contencioso-administrativa- para ventilar el pleito, afectándose los derechos al juez legal
predeterminado por ley (natural), el acceso a la tutela judicial, justicia pronta y cumplida e igualdad. V.
JINESTA LOBO (Ernesto), El impacto de la jurisprudencia constitucional en la jurisdicción contenciosoadministrativa. En La Dimensión Constitucional de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, San José,
Editorial Guayacán, 1999, pp. 210-211.
6 En la LRJCA de 1966 la unidad de jurisdicciones estaba consagrada en los artículos 2, inciso c), 547549 del Código Procesal Civil, 110, incisos 1° y 2°, de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
143
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
criterio de atribución netamente objetivo de la competencia de la jurisdicción
contencioso-administrativo como parece ser el establecido por el artículo 49
constitucional –al encomendarle garantizar la legalidad de la función
administrativa-, por cuanto, más bien apoya uno de naturaleza subjetivo, sea
basta la intervención de un ente público o que la administración pública
respectiva tenga interés directo para que el asunto lo conozca y resuelva el
juez contencioso-administrativo y civil de hacienda, lo que resulta, desde una
perspectiva constitucional, bastante discutible. Empero, el propio Voto No.
9928-2010 brinda la clave para dirimir cualquier duda sobre la atribución de las
cuestiones civiles de hacienda a la jurisdicción contencioso-administrativa, la
que en 1999 habíamos considerado abiertamente inconstitucional7. En efecto,
tal y como se ha señalado, una de las consecuencias del Voto No. 9928-2010
respecto del legislador ordinario es que no debe crear ámbitos de la función
administrativa exentos del control de legalidad ejercido por el juez contenciosoadministrativo o, por lo menos, si lo hace debe ser en casos muy calificados o
necesarios y con observancia del principio de razonabilidad. Sin embargo, la
atribución de las cuestiones civiles de hacienda por ley ordinaria no quebranta
la regla constitucional del carácter plenario y universal de la jurisdicción
contencioso-administrativa, puesto que, más bien le atribuye otras cuestiones a
ese orden jurisdiccional para que sean conocidas y resueltas, todo en ejercicio
de la libertad de configuración del legislador ordinario8. De esta manera,
dejamos rectificada, por lealtad y claridad intelectual, trece años después, la
posición que planteamos en 1999, todo a la luz del Voto de la Sala
Constitucional No. 9928-2010. Lo que sí resultan insuperables son las
desventajas de atribuir la materia civil de hacienda al juez contenciosoadministrativo, que, esencialmente, no son una cuestión de constitucionalidad
7 En 1999 expresamos lo siguiente: “(…) la asignación legislativa al orden jurisdiccional contenciosoadministrativo de todos los asuntos civiles de hacienda para conocerlos y resolverlos (…) resulta
inconstitucional, puesto que, el constituyente definió muy claramente cuál es el ámbito competencial
objetivo de esa jurisdicción (…)” JINESTA LOBO (E.), El impacto de la jurisprudencia constitucional en
la jurisdicción contencioso-administrativa. En La Dimensión Constitucional de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa, p. 209.
8 En el Voto No. 787-95 de las 17:15 hrs. de 8 de febrero de 1995, ya la Sala Constitucional había
estimado que la atribución de las cuestiones civiles de hacienda a la jurisdicción contenciosoadministrativa no reñía con el numeral 49 de la Constitución al asignarle “otro tipo de causas más o
menos afines a la materia contencioso-administrativa” y por cuanto “la cuestión de definir el órgano
encargado de la materia civil de Hacienda, quedó al arbitrio del legislador ordinario”.
144
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
sino de oportunidad o de conveniencia legislativa que está fuera del control de
constitucionalidad.
5.- CARÁCTER MIXTO (OBJETIVO Y SUBJETIVO) DE LA JURISDICCIÓN
CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA
Una de las consecuencias de la interpretación del artículo 49
constitucional por la Sala Constitucional en el Voto No. 9928-2010, lo
constituye el doble rol, fin o propósito de la jurisdicción contenciosoadministrativa, a tenor del texto constitucional. La Sala Constitucional subraya
que tiene un fin objetivo de garantizar la legalidad de la función administrativa,
sea la adecuación plena y sustancial de las diversas manifestaciones de
aquella realizadas por los entes públicos al parámetro o bloque de legalidad,
como es lo propio de una jurisdicción contencioso-administrativa revisora de la
función administrativa, pero, también, tiene el fin manifiesto de tutelar las
situaciones jurídicas sustanciales de los administrados frente a los poderes
públicos, sean derechos subjetivos o intereses legítimos, lo que resulta
congruente con una jurisdicción plenaria, universal y subjetiva.
Así la Sala Constitucional en el Voto No. 9928-2010, estimó lo siguiente:
“IV.- (…) 5°) El constituyente derivado optó por una
justicia administrativa mixta, por cuanto, el párrafo
primero, al definir el objeto del orden jurisdiccional
contencioso-administrativo -“garantizar la legalidad de la
función
administrativa”-,
debe
complementarse,
ineluctablemente, con el párrafo in fine, al preceptuar que
ley brindará protección, como mínimo, a los derechos
subjetivos y los intereses legítimos –sin distinguir, en
cuanto a estos últimos, por lo que resulta admisible la
tutela tanto de los personales como de los colectivos, sea
corporativos o difusos-. Consecuentemente, la jurisdicción
contencioso-administrativa, según el Derecho de la
Constitución, fue instituida tanto para velar por la legalidad
de la función administrativa como para la tutela efectiva
145
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de
las
situaciones
jurídicas
sustanciales
de
los
administrados frente a los poderes públicos. Se conjuga,
así, constitucionalmente, un rol objetivo y subjetivo de la
jurisdicción contencioso-administrativa.”
6.- RESERVA CONSTITUCIONAL DE LA COMPETENCIA MATERIAL DE LA
JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA
La implicación más importante del Voto de la Sala Constitucional No.
9928-2010, la constituye el reconocimiento expreso de una reserva
constitucional de la competencia material de la jurisdicción contenciosoadministrativa, la que, por consiguiente, no puede ser modificada o alterada por
el legislador ordinario al ejercer su libertad de conformación –discrecionalidad
legislativa- en el diseño de los procesos. De esta manera, la Sala
Constitucional en el Voto No. 9928-2010 rectifica, bajo una mejor ponderación,
una línea jurisprudencial emprendida a partir del Voto No. 3095-94 y que
culminó con el No. 14999-2007 y que había admitido que ante cualquier orden
jurisdiccional (laboral, familia, etc.) podía ventilarse, eventualmente, la legalidad
de la función administrativa. Por consiguiente, a partir del Voto No. 9928-2010,
la pretensión material de garantizar la legalidad de la función administrativa,
impugnando
cualquiera
de
sus
manifestaciones
específicas,
debe
residenciarse, exclusivamente, ante la jurisdicción contencioso-administrativa.
Sobre este extremo medular, la Sala Constitucional en el Voto No. 99282010, consideró lo siguiente:
“IV.- (…) 3°) El constituyente derivado o poder reformador
estableció una reserva constitucional de la competencia
material de la jurisdicción contencioso-administrativa al
estatuir que su objeto es “garantizar la legalidad de la
función administrativa”, razón por la cual el legislador
ordinario, en el ejercicio de su libertad de conformación o
configuración, no puede atribuirle esa competencia a otro
orden
jurisdiccional
que
no
sea
el
contencioso-
administrativo, puesto que, de ser así, estaría vaciando de
146
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
contenido
fundamental
la
garantía
que
institucional
consagra
el
y
artículo
el
derecho
49
de
la
Constitución. Sobre este punto en particular y, bajo una
mejor ponderación, este Tribunal Constitucional varía o
revierte la tesis expuesta en los Votos Nos. 3095-94 de
las 15:57 hrs. de 3 de agosto de 1994, 7540-94 de las
17:42 hrs. de 21 de diciembre ambos de 1994, 5686-95
de las 15:39 hrs. de 18 de octubre de 1995 y 14999-2007
de las 15:06 hrs. de 17 de octubre de 2007. Lo anterior
significa que cuando un justiciable deduce una pretensión
para cuestionar la invalidez o disconformidad sustancial
con el ordenamiento jurídico-administrativo de una
conducta administrativa o cualquier manifestación singular
de la función administrativa (omisión formal o material,
actividad formal o actuación material o relación jurídicoadministrativa),
indefectiblemente,
debe
la
conocerla
jurisdicción
y
resolverla,
contencioso-
administrativa. Obviamente, si la pretensión, por su
contenido material, aunque esté relacionada con alguna
conducta administrativa o manifestación específica de la
función administrativa –en la medida en que interviene un
ente u órgano público-, se encuentra regida por el
régimen jurídico laboral, de familia o agrario, debe ser
conocida y resuelta por esos órganos jurisdiccionales, por
cuanto, no se cuestiona, propiamente, la conformidad o
disconformidad sustancial de la función o conducta
administrativa con el ordenamiento jurídico-administrativo
que es lo que el artículo 49 constitucional le reserva a la
jurisdicción contencioso-administrativa.”
Una consecuencia, todavía no ponderada, del Voto No. 9928-2010 es
que resultaría inconstitucional la creación, separada de la contencioso147
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
administrativa, de una jurisdicción de la función pública o del empleo público
que ha sido una aspiración que ha cristalizado en varios proyectos legislativos.
La concepción de una jurisdicción especializada de tal orden supondría una
detracción de la reserva constitucional de la competencia material de la
jurisdicción contencioso-administrativa dispuesta en el artículo 49 constitucional
y reconocida por la Sala Constitucional en el referido voto. Desde luego, que lo
anterior no sería óbice para crear secciones especializadas en el seno de la
jurisdicción contencioso-administrativa, donde bien podrían existir secciones
del
Tribunal
Contencioso-Administrativo
encargadas
exclusivamente
de
conocer y resolver cualquier pretensión que por razones materiales y del
régimen jurídico aplicable le correspondan a la jurisdicción contenciosoadministrativa en materia de empleo público.
Ahora bien, también cabe
apuntar que nada impediría, de constitutione ferenda, que por reforma parcial a
la Constitución fuera creada una jurisdicción especializada de la función
pública, en cuyo caso sería por una norma de jerarquía y rango constitucional
que se limita la reserva constitucional del artículo 49 del texto fundamental.
Importa resaltar, también, que en el considerando transcrito la Sala
Constitucional ya no solo califica a la jurisdicción contencioso-administrativa
como un derecho fundamental –emplazado en el ordinal 49 constitucional- que
consiste en garantizar la defensa de los administrados frente a las
extralimitaciones de los gobernantes, como lo apuntó en el Voto No. 3095-94,
sino, también, como una “garantía institucional”9. Esta figura de la dogmática
del
Derecho Constitucional resulta sumamente interesante, por cuanto,
supone, adicionalmente, que tiene la finalidad de proteger instituciones y
principios constitucionales de gran relevancia, para el caso particular, la
jurisdicción contencioso-administrativa, además de ser un derecho fundamental
o garantía individual, en los términos de nuestra Constitución Política, garantiza
el Estado de Derecho y principios constitucionales esenciales como los de
9 V. PAREJO ALFONSO (Luciano), Garantía institucional y autonomías locales, Madrid, IEAL, 1981;
BAÑO LEÓN (J.M.), La distinción entre derecho fundamental y garantía institucional en la Constitución
Española, Revista Española de Derecho Constitucional, No. 24, 1988; JIMENEZ BLANCO (A.),
Garantías institucionales y derechos fundamentales, Estudios sobre la Constitución (Homenaje al Profesor
Eduardo García de Enterría), Madrid, Civitas, Tomo II, 1991; GALLEGO ANBITARTE (Alfredo),
Derechos fundamentales y garantías institucionales: Análisis doctrinal y jurisprudencial, Madrid, Civitas,
1994 y LLAMAZARES CALZADILLA (Ma.Cruz), Las libertades de expresión e información como
garantía del pluralismo político, Madrid, Civitas, 1999.
148
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
eficacia, eficiencia, legalidad e interdicción de la arbitrariedad, por lo que,
también, es una garantía institucional10.
7.- INCONSTITUCIONALIDAD DEL ARTÍCULO 3°, INCISO A), DEL CPCA
DE 2006
La Sala Constitucional en el Voto No. 9928-2010, a partir de considerar
que la Constitución en su artículo 49 establece una reserva constitucional de la
competencia material de la jurisdicción contencioso-administrativa, llega a la
conclusión de que el artículo 3°, inciso a), del CPCA de 2006 es
inconstitucional, al detraerle una competencia material que constitucionalmente
le fue confiada y reservada. Para tal efecto estimó lo siguiente:
“V.-
ALGUNAS
CONDUCTAS
ADMINISTRATIVAS
RELACIONADAS CON UNA RELACIÓN DE EMPLEO
PÚBLICO COMO MANIFESTACIÓN ESPECÍFICA DE
LA
FUNCIÓN
ADMINISTRATIVA.
El
artículo
49
constitucional establece una jurisdicción contenciosoadministrativa plenaria y universal que le permite al
justiciable impugnar o atacar cualquier conducta o
manifestación de la función administrativa ante ese orden
jurisdiccional. Dentro de las posibles manifestaciones
específicas
de
constitucionalmente
la
función
impugnables
administrativa,
ante
la
sede
contencioso-administrativa, se encuentran, obviamente,
aquellas conductas de las administraciones públicas en el
marco o contexto de una relación de empleo público o
estatutaria, incuestionablemente, regida por el Derecho
Administrativo o de naturaleza jurídico-administrativa,
según se desprende de los ordinales 191, 192 de la
Constitución, 111 y 112 de la Ley General de la
Administración
Pública
y
de
la
jurisprudencia
10 El Tribunal Constitucional Español desde las sentencias 11/1984 de 28 de noviembre de 1984 y
26/1987 de 27 de febrero de 1987 ha admitido que un derecho fundamental sea, también, al mismo
tiempo, una garantía institucional.
149
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
constitucional que los informa (Votos de este Tribunal
Constitucional Nos. 1696-92, 4453-2000, 244-2001 y
14416-2006). Por consiguiente, el legislador ordinario no
puede excluir de manera radical -total y absoluta- del
conocimiento y resolución de la jurisdicción contenciosoadministrativa toda conducta administrativa en materia de
relaciones de empleo público, puesto que, sobre tal
extremo no tiene libertad de disposición, por cuanto, lo
vincula la competencia material definida y reservada en el
artículo 49 constitucional
(…)
VI.- INCONSTITUCIONALIDAD DEL ARTÍCULO 3°,
INCISO A), DEL CÓDIGO PROCESAL CONTENCIOSOADMINISTRATIVO. El numeral 3°, inciso a), del Código
Procesal Contencioso-Administrativo (Ley No. 8508 de 24
de abril de 2006), dispone lo siguiente:
“La jurisdicción Contencioso-Administrativa y Civil de
Hacienda no conocerá de las pretensiones siguientes:
a) Las relacionadas con la conducta de la Administración
Pública en materia de relaciones de empleo público, las
cuales serán de conocimiento de la jurisdicción laboral
(…)”
El precepto impugnado excluye de manera radical y
absoluta –sin excepción- del conocimiento y resolución de
la jurisdicción contencioso-administrativa, toda pretensión
relacionada con la conducta administrativa en el marco de
una
relación
palmariamente,
estatutaria,
el
con
Derecho
de
lo
la
cual
transgrede,
Constitución
y,
particularmente, el artículo 49 constitucional que le
reservó exclusivamente, como competencia material, a
150
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ese orden jurisdiccional “garantizar la legalidad de la
función administrativa”. El texto legislativo impugnado no
admite, por su tenor literal cerrado, una interpretación
conforme con el Derecho de la Constitución y la necesaria
distinción entre pretensiones que, por su contenido
material y el régimen jurídico aplicable, deben ser de
conocimiento
y
resolución,
sea
de
la
jurisdicción
contencioso-administrativa o de la laboral (…).”
El efecto jurídico inmediato de tal declaratoria de inconstitucionalidad
sería que todos los procesos laborales en los que se discutiera la validez o
conformidad sustancial de una manifestación de la función administrativa con el
ordenamiento jurídico-administrativo, debían ser reenviados a la jurisdicción
contencioso-administrativa,
produciéndose
una
readecuación
de
los
procedimientos sustanciados hasta ese momento, para ser, finalmente,
conocidos y resueltos. Empero, la Sala Constitucional a través del Voto No.
11034-2010 de las 14:51 hrs. de 23 de junio de 2010, dispuso dimensionar en
el tiempo la eficacia de la declaratoria de inconstitucionalidad contenida en el
Voto No. 9928-2010, todo para evitar graves dislocaciones de la paz, justicia y
seguridad jurídica (artículo 91, párrafo 2°, Ley de la Jurisdicción Constitucional).
En efecto, la parte dispositiva del Voto No. 11034-2010, señaló lo siguiente:
“Se dimensionan los efectos del Voto No. 9928-2010 de
las 15 hrs. de 9 de junio de 2010, en el siguiente sentido:
Las causas pendientes de
ser resueltas ante
la
Jurisdicción Laboral a la fecha de publicación íntegra de
esa sentencia en el Boletín Judicial, serán conocidas y
resueltas, definitivamente, por ese orden jurisdiccional,
para lo cual si se trata de una pretensión que, por su
contenido material y régimen jurídico aplicable, se rige por
el Derecho Administrativo, el órgano jurisdiccional laboral
deberá aplicarlo. Se exceptúan de lo anterior, los
procesos que sirvieron de asunto previo o base a las
acciones de inconstitucionalidad acumuladas, en los que
151
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
deberán readecuarse los procesos, si resulta posible o
conducente, o tramitarse, desde un inicio, ante la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa, previo auto de
pase de la Jurisdicción Laboral. Todos los asuntos
planteados a partir del día siguiente a la publicación
íntegra de la sentencia en el Boletín Judicial deberán ser
interpuestos
ante
la
Jurisdicción
Contencioso-
Administrativa o Laboral, según corresponda por el
contenido material o sustancial de la pretensión y el
régimen jurídico aplicable.”11
8.- INCONSTITUCIONALIDAD DE LA JURISPRUDENCIA DE LA SALA
PRIMERA AL INTERPRETAR Y APLICAR EL ARTÍCULO 4°, INCISO A),
LRJCA DE 1966
11 Las razones para dimensionar o graduar en el tiempo la declaratoria de inconstitucionalidad fueron las
siguientes:
“Redacta el Magistrado Jinesta Lobo; y
CONSIDERANDO:
(…) II.- COMPLEJIDAD DE LA RE-ADECUACIÓN DE PROCEDIMIENTOS Y GRAVES
DISLOCACIONES PARA LOS JUSTICIABLES. La declaratoria de inconstitucionalidad del artículo
3°, inciso a), del Código Procesal Contencioso-Administrativo, sin graduar o dimensionar sus efectos en
el tiempo puede conllevar serias dislocaciones de la seguridad y la justicia para los justiciables que
intervienen en las causas que, al día de hoy, se encuentran pendientes de ser resueltas o suspendidas ante
la jurisdicción laboral, por las razones siguientes:
a)
El proceso laboral y el contencioso-administrativo tienen diferencias o asimetrías
sustanciales.
b)
En el proceso laboral actual existen dos instancias (primera y segunda).
c)
El proceso contencioso-administrativo, en su nueva regulación, tiene una única instancia.
d)
En el proceso laboral cabe una tercera instancia rogada y en el contencioso-administrativo
un recurso extraordinario de casación, siendo que el segundo tiene una serie de requisitos técnicos que
impiden asimilarlo a una tercera instancia rogada.
e)
Dada la ultra-actividad de la Ley Reguladora de la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa de 1966, aplicable a los procesos incoados antes del 1° de enero de 2008, se mantiene,
aún en la jurisdicción contencioso-administrativa, dos modelos de justicia administrativa. El antiguo –
con dos instancias- para los procesos ya referidos y el nuevo –en única instancia- para los interpuestos
después del 1° de enero de 2008.
Todas estas circunstancias hacen sumamente complicada la re-adecuación de los procedimientos de los
asuntos que actualmente están pendientes de ser resueltos ante la jurisdicción laboral. Las asimetrías
procesales existentes, prácticamente, obligan a los justiciables a iniciar, de nuevo, los procesos ante la
jurisdicción contencioso-administrativa cuando por la naturaleza sustancial de la pretensión y el
régimen aplicable suponga que debe conocerlo y resolverlo ese orden jurisdiccional. En suma, tal readecuación de procedimientos podría traer aparejada una grave dislocación, desde el punto de vista de
la seguridad y la justicia –dilaciones indebidas o retardos injustificados que violentan el derecho a una
justicia pronta, cuestionamientos acerca del pleno ejercicio de los derechos al debido proceso y la
defensa-, para los justiciables que actualmente tienen un asunto pendiente ante la jurisdicción laboral.”.
152
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Es preciso recordar que el Voto de la Sala Constitucional No. 99282010, surge por cuanto en una de las acciones de inconstitucionalidad
acumuladas se cuestionaba la constitucionalidad de la jurisprudencia vertida
por la Sala Primera al interpretar y aplicar el numeral 4, inciso a), de la
derogada LRJCA de 1966, al resolver los conflictos de competencia, dado que,
ese órgano funge como Tribunal de Conflictos entre la jurisdicción contenciosoadministrativa y la laboral. Esa pauta jurisprudencial cuestionada arrancó con la
resolución No. 607-C-01 de las 10:09 hrs. de 10 de agosto de 2001 (reiterada
entre otras en las Nos. 770-C-2001 de las 9:51 hrs. de 3 de octubre de 2001,
478-C-2005 de las 9:40 hrs. de 7 de julio de 2005, 742-C-2006 de las 10:05
hrs. de 5 de octubre de 2006 y 769-C-2007 de las 15:20 hrs. de 31 de octubre
de 2007). La Sala Constitucional conoció y resolvió la acción de
inconstitucionalidad planteada contra esa jurisprudencia, dada la ultra-actividad
concedida a la LRJCA de 1966, ex Transitorio IV del CPCA de 2006, para los
procesos iniciados antes de la entrada en vigencia de este último código, por lo
que sigue produciendo efectos jurídicos.
Tal línea jurisprudencial de la Sala Primera surgida a la luz del artículo
4°, inciso a), de la LRJCA de 1996, establecía, grosso modo, que cualquier
controversia que se genere en las relaciones de empleo público es “de índole
netamente laboral”, por lo que esa era la jurisdicción que se tenía como
competente.
La Sala Constitucional, respecto de la pauta jurisprudencial impugnada,
finalmente, estimó lo siguiente:
“VII.- (…) A tenor de las consideraciones vertidas en los
considerandos precedentes, es evidente que la línea
jurisprudencial de la Sala Primera de Casación que
dispuso, antes de la entrada en vigencia del nuevo Código
Procesal Contencioso Administrativo, y en aplicación de la
Ley
Reguladora
de
la
Jurisdicción
Contencioso-
Administrativa, remitir a la vía laboral cualquier proceso en
el que se deduzca una pretensión dentro del marco de
una relación estatutaria, por considerarla una controversia
153
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de “índole netamente laboral”, resulta, a toda luces,
inconstitucional al quebrantar el artículo 49 de la
Constitución.”
9.- CONSTITUCIONALIDAD DEL ARTÍCULO 4°, INCISO A), DE LA LRJCA
DE 1966
Cabe advertir que la Sala Constitucional dejó incólume el numeral 4,
inciso a), de la LRJCA de 1966 al considerar que su tenor literal no resulta
inconstitucional, para lo cual estimó lo siguiente:
“VIII.-
INCONSTITUCIONALIDAD
ADUCIDA
DEL
ARTÍCULO 4°, INCISO A), DE LA LEY REGULADORA
DE
LA
JURISDICCIÓN
CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVA. El artículo 4°, inciso a), de la
derogada Ley Reguladora de la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa (No. 3667 de 12 de marzo de 1966) que
todavía sigue produciendo efectos jurídicos en los
procesos incoados antes de la entrada en vigor del
Código Procesal Contencioso-Administrativo, disponía lo
siguiente:
“No corresponderán a la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa:
a) Las cuestiones de índole penal y aquellas otras que,
aunque relacionadas con actos de la Administración
Pública, correspondan a la jurisdicción de trabajo (…)”
Estima este Tribunal Constitucional que este precepto de
la Ley Reguladora de la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa no es, per se, inconstitucional, por cuanto,
de
manera
congruente
con
la
competencia
constitucionalmente establecida y reservada para ese
orden jurisdiccional (“garantizar la legalidad de la función
administrativa”) en el numeral 49 de la Constitución,
154
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
admite la posibilidad que esa jurisdicción especializada
pueda conocer y resolver determinadas controversias aun
en el contexto de una relación estatutaria o de empleo
público, tanto es así, que la Sala Primera de Casación,
antes de adoptar la última línea jurisprudencial que ahora
se impugna, sostuvo, para dirimir los conflictos de
competencia entre la sede laboral y contenciosoadministrativa, que el juez contencioso-administrativo
podía conocer y resolver pretensiones en las que se
impugnará la validez de un procedimiento administrativo o
de un acto administrativo formal y el restablecimiento de
la situación jurídica sustancial (in natura a través de la
reinstalación o por equivalente mediante el pago de daños
y perjuicios o de los salarios caídos). Consecuentemente,
el artículo 4°, inciso a), de la Ley Reguladora de la
Jurisdicción
Contencioso-Administrativa
tenía
un
contenido más elástico o una textura más abierta –en
contraste con la rigidez y radicalidad del artículo 3°, inciso
a), del Código Procesal Contencioso-Administrativo- que
permitía interpretaciones conformes con el Derecho de la
Constitución y, en particular, con lo dispuesto en el
artículo 49 constitucional (…)”
10.-
DELIMITACIÓN
MATERIALES
PARA
DE
LOS
CRITERIOS
DESLINDAR
LA
CONSTITUCIONALES
COMPETENCIA
DE
LA
JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA DE LA LABORAL
Una de las implicaciones más significativas del Voto de la Sala
Constitucional 9928-2010 es fijar y
establecer, para futuro, los criterios
constitucionales materiales para deslindar la competencia entre la jurisdicción
contencioso-administrativa y la laboral. Ciertamente, el Tribunal Constitucional
no es un tribunal de conflictos de competencias jurisdiccionales, empero al
estar de por medio la interpretación y aplicación de una norma de rango
constitucional como el 49, decidió establecer, de manera general y abstracta,
155
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
utilizando conceptos jurídicos indeterminados, los criterios constitucionales
materiales
para
diferenciar
la
órbita
competencial
de
la
jurisdicción
contencioso-administrativa de la laboral.
Básicamente, la Sala Constitucional enuncia dos criterios materiales
esenciales para el deslinde de las competencias jurisdiccionales, los que
deberá observar en el futuro todo tribunal ordinario encargado de dirimir los
conflictos de competencias jurisdiccionales. Tales criterios son los siguientes:
“IV.- (…) 3° (…) Este Tribunal Constitucional, estima que
los criterios determinantes para deslindar el ámbito
competencial de la jurisdicción contencioso-administrativa
de otros órdenes jurisdiccionales especializados –que, en
adelante,
deben
tenerse
en
consideración
por
la
jurisdicción ordinaria- serán, entonces, los siguientes: 1°)
El contenido material o sustancial de la pretensión y
2°) el régimen jurídico aplicable; de modo que si se
discute la conformidad o disconformidad sustancial de una
manifestación específica de la función administrativa con
el bloque de legalidad,
el conflicto de interés, será,
necesariamente, de conocimiento de la jurisdicción
contencioso-administrativa.”
A partir de tales criterios es posible, entonces, identificar una órbita
competencial
reservada
a
la
jurisdicción
contencioso-administrativa,
fundamentalmente, cuando
“VI.- (…) el justiciable pretende discutir la disconformidad
sustancial o invalidez de una conducta administrativa o
manifestación específica de la función administrativa con
el ordenamiento jurídico-administrativo, el asunto debe ser
ventilado, por la reserva y el imperativo constitucional del
artículo 49, ante la jurisdicción contencioso-administrativa.
En esencia, el justiciable tiene la garantía constitucional
de impugnar cualquier conducta que sea manifestación de
156
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
la función administrativa ante la jurisdicción contenciosoadministrativa, siendo que existen conductas que se
producen dentro de una relación de empleo público que
son expresión específica del concepto general de la
“función administrativa”.
(…)
VII.- (…) En efecto, tal y como se señaló, habrá
pretensiones
que,
por
su
carácter
material
o
sustancial y el régimen jurídico aplicable, aunque
deducidas en el contexto de una relación de empleo
público, deben ser conocidas y resueltas, por imperativo
constitucional (artículo 49 de la Constitución), por la
jurisdicción contencioso-administrativa, esto es, todas
aquellas en las que un funcionario o servidor público
cuestione la conformidad sustancial o validez de cualquier
manifestación específica de la función administrativa o
conducta administrativa con el ordenamiento jurídicoadministrativo.”
Por exclusión, la Sala Constitucional en el pluricitado Voto No. 99282010, admite, también, que habrá asuntos que deben ser conocidos y resueltos
por la jurisdicción laboral, al indicar lo siguiente:
“V.- (…) De lo dicho, tampoco cabe concluir que toda
conducta administrativa, en materia de empleo público,
debe ser conocida y resuelta ante la jurisdicción
contencioso-administrativa,
por
cuanto,
habrá
pretensiones y extremos que, por su contenido
material y el régimen jurídico aplicable, deben ser,
inevitablemente, ventilados ante la jurisdicción laboral, por
razón de su competencia material específica.
(…)
157
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
VI.- (…) habrá pretensiones que, por su contenido
sustancial y el régimen jurídico aplicable, deben ser
conocidas y resueltas por la jurisdicción laboral, habida
cuenta de su especialidad competencial y de la necesidad
de aplicar, al caso concreto, las categorías dogmáticas,
instituciones,
institutos,
principios
y
herramientas
hermenéuticas particulares de esa disciplina jurídica. Así,
a modo de ejemplo y sin pretensión de exhaustividad, la
jurisdicción laboral deberá conocer y resolver –aunque el
tema se encuentre relacionado con la conducta o función
administrativa ejercida por un ente público- extremos
típica
o
materialmente
laborales,
tales
como
la
procedencia o no y el cálculo para el pago del aguinaldo,
vacaciones,
preaviso
y
auxilio
de
cesantía,
lo
concerniente al reconocimiento de una jubilación o
pensión o los riesgos profesionales, las controversias que
se susciten en el ámbito del Derecho laboral individual y
colectivo (v. gr. conflictos de carácter económico-social),
de todo lo relativo al ejercicio del derecho a la huelga o el
paro, etc. En igual sentido, se impone reconocer que
tratándose de empleados encargados de gestiones
sometidas al derecho común de empresas públicas o de
servicios
económicos
desarrollados
por
una
administración pública o de simples obreros, trabajadores
o empleados que no participan de la gestión pública del
respectivo ente público, esto es, de los que la doctrina
denomina “trabajadores de la administración pública”, las
controversias surgidas deben ser conocidas y resueltas
por la jurisdicción laboral, al no tratarse, en sentido
estricto, de un funcionario, servidor o empleado público
(artículos 111, párrafo 2°, y 112, párrafo 2°, de la Ley
General de la Administración Pública), dado que,
cualquier conducta emanada del ente público, en tal
contexto,
no
estará
sometida
158
al
régimen
jurídico
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
administrativo
y
tampoco
podrá
ser
reputada,
materialmente, como una relación jurídico-administrativa
(…).”
11.- DERECHO DEL JUSTICIABLE A ELEGIR LA JURISDICCIÓN Y DEBER
DE LA JURISDICCIÓN ORDINARIA DE RESOLVER CON CELERIDAD LOS
CONFLICTOS DE COMPETENCIA
En el Voto No. 9928-2010 la Sala Constitucional subraya el derecho de
los justiciables de escoger el cauce jurisdiccional que estime oportuno, lo que,
desde luego, no excluye la posibilidad de utilizar más de uno, siempre y cuando
no se exponga a una excepción de litis pendencia y, ulteriormente, de cosa
juzgada, por la identidad subjetiva, del objeto –pretensión- y de la causa
petendi. También, el Tribunal Constitucional resalta la obligación constitucional
de la jurisdicción ordinaria de zanjar de manera célere cualquier conflicto de
competencia para evitar retardos injustificados en la sustanciación del proceso
y una eventual denegación de justicia.
Al respecto, la Sala Constitucional, manifestó lo siguiente:
“VI.- (…) Es preciso resaltar que el constituyente optó por
órdenes jurisdiccionales especializados por razón de la
materia –por lo menos hasta cierta instancia-, como una
garantía de acierto y un medio para el logro del imperativo
constitucional de una justicia pronta y cumplida. Si bien, el
artículo 41 constitucional consagra el derecho general de
acceso a la jurisdicción, luego los numerales 10, 48, 49,
70 y 153 de la norma fundamental optan, claramente, por
el establecimiento de jurisdicciones especializadas. De
manera que el justiciable tiene el derecho de elegir ante
cuál orden jurisdiccional acciona, en el tanto la naturaleza
material de la pretensión y el régimen jurídico
aplicable
sea
congruente
con
la
especialidad
–
constitucional o legal- de la respectiva jurisdicción. Este
Tribunal Constitucional no obvia que en la práctica
159
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
judicial, por una inadecuada o defectuosa representación
o asesoría jurídica, los justiciables pueden incurrir en
equívocos al deducir una pretensión o al combinarlas
ante un orden jurisdiccional determinado, sin embargo, en
tales casos, debe procederse, por el órgano jurisdiccional,
con la celeridad y economía procesal debidas, a
desacumular las pretensiones que, por su contenido
sustancial y el régimen jurídico aplicable, no deben
ventilarse en esa sede, así como dar curso ágil a las
procedentes, si otra causa no lo impide. En igual sentido,
ante el surgimiento de cualquier conflicto de competencia,
los órganos jurisdiccionales involucrados y la Sala
Primera de Casación, en cuanto funge como Tribunal de
Conflictos
entre
las
jurisdicciones
contencioso-
administrativa y laboral, deben ser particularmente
diligentes al tramitarlo y dirimirlo para evitar cualquier
dilación indebida o retardo injustificado que afecte
sensiblemente el derecho fundamental a una justicia
pronta (artículo 41 constitucional) o el derecho humano
contenido en la Convención Americana a un proceso en
un plazo razonable (artículo 8.1).”
12.- PROYECCIÓN DEL VOTO NO. 9928-2010 RESPECTO DE OTROS
ÓRDENES JURISDICCIONALES DIVERSOS AL LABORAL
Es evidente que el Voto No. 9928-2010 sienta un precedente con
eficacia erga omnes (artículo 13 Ley de la Jurisdicción Constitucional) que debe
ser considerado y observado, en lo conducente y en cuanto resulte aplicable,
para el resto de los conflictos de competencia entre la jurisdicción contenciosoadministrativa y otros órdenes jurisdiccionales distintos al laboral, en particular,
el de familia y agrario.
Consecuentemente, el legislador ordinario, al desplegar su libertad de
configuración respecto de tales procesos, debe ser especialmente cuidadoso,
160
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de manera que no afecte –modificando- la reserva constitucional de la
competencia material de la jurisdicción contencioso-administrativa.
También serán aplicables, casuísticamente, los criterios materiales de
carácter constitucional o conceptos jurídicos indeterminados sentados por la
Sala Constitucional para deslindar la jurisdicción contencioso-administrativa
respecto de otras diversas a la laboral, sea el de la naturaleza sustancial o
material de la pretensión y el del régimen jurídico aplicable a la situación o
relación jurídica de fondo. De manera que, si el justiciable lo que pretende es
discutir o cuestionar la conformidad sustancial o validez de cualquier
manifestación específica de la función administrativa con el ordenamiento
jurídico, el asunto debe, sin duda alguna, ser residenciado ante la jurisdicción
contencioso-administrativa. En cambio, si por la naturaleza sustancial de la
pretensión deducida y el régimen jurídico material aplicable a la situación o
relación jurídica cuyo mérito se discute es preciso interpretar y aplicar, al caso
concreto, las categorías dogmáticas, instituciones, institutos, principios y
herramientas hermenéuticas particulares de una disciplina jurídica diversa al
Derecho Administrativo, sea propias del Derecho de familia o agrario, deberá
plantearse la cuestión ante esas jurisdicciones especializadas. En definitiva, tal
y como lo indica la Sala Constitucional en el Voto No. 9928-2010, deberá
observarse el siguiente criterio:
“VI.- (…) si la pretensión, por su contenido material,
aunque
esté
relacionada
con
alguna
conducta
administrativa o manifestación específica de la función
administrativa –en la medida en que interviene un ente u
órgano público-, se encuentra regida por el régimen
jurídico laboral, de familia o agrario, debe ser conocida y
resuelta por esos órganos jurisdiccionales, por cuanto, no
se
cuestiona,
propiamente,
la
conformidad
o
disconformidad sustancial de la función o conducta
administrativa con el ordenamiento jurídico-administrativo
que es lo que el artículo 49 constitucional le reserva a la
jurisdicción contencioso-administrativa.
161
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ALIMENTOS TRANSGENICOS Y
REGULACION JURIDICA
Por Jorge Enrique ROMERO PÉREZ
SUMARIO: Introducción. 1. Concepto. 2. Generalidades. 3.
¿Cuáles son algunos de los alimentos transgénicos? 4. Riesgos de
los cultivos y alimentos transgénicos. 5. Datos básicos sobre
transgénicos. 6. Los 10 principales
peligros de los cultivos y
alimentos transgénicos en el contexto sociopolítico actual. 7. La
privatización
del conocimiento
y de la vida. 8. Las graves
consecuencias de la privatización del conocimiento y de la vida. 9.
Privatizar la biodiversidad. 10. Sistema de patentes y propiedad
intelectual. 11. Aspectos
críticos
para la
salud. 12. Control
monopólico, comercialización
y dependencia. 13. Principio de
precaución. 14. Protocolo de
Cartagena. 15. Posición de los
promotores
de los cultivos
transgénicos. 16.
La hegemonía
corporativa. 17. La revolución verde. 18. Consumidores y etiquetas.
19. La ley de biodiversidad No. 7788 de 1998, Costa Rica. 20.
Comisión técnica de biodiversidad, Costa Rica. 21. Ley de protección
de las obtenciones vegetales, No. 8631 del 6 de marzo del 2006. 22.
Convenio internacional para la protección de las obtenciones
vegetales, a ley No. 8635 del 21 de abril del 2008. 23. Reglamento
No. 35677-MAG del 19 de noviembre del 2009, a la Ley de
protección de las obtenciones vegetales, No. 8631 del 6 de marzo del
2006. Conclusión. Bibliografía
INTRODUCCION
El tema de los transgénicos es
polémico sin duda. Puede ser
examinado desde diversas perspectivas: biológica, económica, jurídica, de
negocios, medio ambiente, etc.
Lo anterior significa que siendo un
tema interdisciplinario, implica
asumir un ángulo o punto de vista, en su análisis.
Mi posición
se ubica
con
aquellos
que
son críticos
de
los
transgénicos.
 Artículo en homenaje al Maestro mexicano Dr. Germán Cisneros Farías.
 Doctor en Derecho. Coordinador del Doctorado en Derecho, Universidad de Costa Rica.
[email protected]
162
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La exposición que se detallará tiene, al menos, estas aristas:
a-
Crítica
b-
Informativa
Se sabe
que los
transgénicos u
modificados (OGM), permiten acelerar
la
organismos
evolución
genéticamente
natural
con nuevas
variedades de semillas vegetales o de animales de diseño.1
Dejo constancia del agradecimiento por la valiosa colaboración del
Dr. Jaime García González, Doctor en Ciencias Agrícolas, Catedrático de la
Universidad de Costa Rica y de la Universidad Estatal a Distancia, por su
valiosa
información
sobre
transgénicos que ha
tenido la gentileza de
proporcionarme para elaborar esta investigación; y, por la motivación y el
estímulo para finalizarla.
1.- CONCEPTO
Alimento
transgénico
es aquel
en
cuyo diseño
se
han usado
técnicas de ingeniería genética, para obtener características que respondan
a exigencias de rendimiento en el mercado.2
Por lo que
respecta a los organismos genéticamente modificados se
puede decir que son aquellos
en los cuales se ha introducido uno o más
genes, con el fin de conferirle una o más
características puntuales que la
variedad convencional no posee3
2.- GENERALIDADES
La modificación genética
provenientes
implica introducir en los alimentos, genes
de otras especies (u, organismos), porque
esta información
1 Tamames, Ramón Los transgénicos, Ariel, Barcelona, 2003, p. 26.
2 Tamames, Ramón Los transgénicos, ob. cit., p. 34.
3 Schaper, Marianne y Soledad Parada, Organismos genéticamente modificados: su impacto
socioeconómico en la agricultura de los países de la Comunidad Andina, Mercosur y Chile, CEPAL,
Santiago, Chile, 2001.
163
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
específica que contiene el gen introducido no se transmite naturalmente por
los métodos reproductivos tradicionales .
Esta modificación
implica
introducir
códigos
genéticos
de una
proteína que nunca estuvo presente en este organismo.
La irrupción en pocos años (1994- 2004) de una nueva generación
de tecnologías
basadas
en la manipulación
genética
y en las
biotecnologías, y su rápida difusión e implementación, está revolucionando
la producción de alimentos y materias primas de origen agropecuario4
3.- ¿CUÁLES SON ALGUNOS DE LOS ALIMENTOS TRANSGENICOS?
Los alimentos obtenidos por manipulación genética son:
- Los organismos que se pueden utilizar como alimento y que han sido
sometidos a ingeniería genética,
- alimentos que contienen un ingrediente o aditivo derivado de un
organismo sometido a ingeniería genética,
- alimentos que se han producido utilizando un producto auxiliar para el
procesamiento, creado mediante ingeniería genética.5
4.-RIESGOS DE LOS CULTIVOS Y ALIMENTOS TRANSGÉNICOS
Los riesgos que plantean los cultivos y alimentos transgénicos
son:
-Efectos tóxicos o alergénicos debido a productos transgénicos
o productos de interacciones con genes huéspedes,
-propagación de transgenes a especies silvestres cercanas por
hibridación sexual, creando por hibridación “malísimas hierbas”, resistentes
a los herbicidas,
4 Schaper, Marianne y Soledad Parada, Organismos genéticamente modificados…, ob. cit.
5 Riechmann, Jorge, Cultivos y alimentos transgénicos, Madrid: Catarata, 2000, p. 79.
164
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
-transferencia horizontal de genes a través
de la mediación de
un vector a especies de plantas sin relación alguna,
- transferencia horizontal de genes a través de la mediación de un
vector y recombinación para crear nuevas bacterias patógenas,
-recombinación de vectores que generan nuevas cepas virulentas de
virus,
- transmisión a través de un vector de resistencia a los antibióticos
a bacterias del medio,
- incremento de la contaminación química del agua y los alimentos;
aumento de las enfermedades relacionadas con biocidas entre
los
trabajadores del campo,
- las plantas transgénicas equipadas con bio-insecticidas, aceleran la
evolución de resistencias a estos en las plagas,
- concentración de los insectos normales
sobre los
cultivos
no
transgénicos, sometiéndolos a daños acrecentados,
- fracasos agrícolas debidos a la inestabilidad de los genomas de las
plantas transgénicas,
- alimentos
manipulados para que tengan buen
aspecto, con
independencia de su valor real para la nutrición,
- la expansión de los cultivos transgénicos amenaza la diversidad
genética por la simplificación de los sistemas de cultivos y la producción de la
erosión genética6.
5.- DATOS BÁSICOS SOBRE TRANSGÉNICOS
La gran mayoría de los transgénicos (77 .2%) son diseñados para
ser resistentes a herbicidas, lo que les permite aumentar las ventas de sus
6 Riechmann, Jorge, Cultivos y alimentos transgénicos, ob. cit., pp. 82-83.
165
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
propios herbicidas. Sólo 14.8% de estos cultivos tienen genes de resistencia a
insectos y el restante 8% una mezcla de ambos. Esto genera una grave
dependencia de la agricultura a los insumos y semillas de las empresas,
poniendo en peligro la autonomía de los países para decidir sobre sus sistemas
productivos y la seguridad alimentaria.
La siembra mundial de transgénicos fue de 52.6 millones de hectáreas
en 2001.
Los tres países líderes en la siembra de transgénicos en el mundo son:
Estados Unidos con 35,7 millones de hectáreas, Argentina .con 11.8 millones
de hectáreas y Canadá con 3.2 millones de hectáreas en el 2001.
Los principales cultivos transgénicos son: la
soya (63.6%), el maíz
(18.6%), seguidos de canola (5%) y algodón (13%). Las compañías o
empresas han seleccionado aquellos cultivos que más se comercializan a nivel
mundial, y actualmente se están enfocando en la producción comercial de trigo
y arroz.
La tecnología transgénica, es además innecesaria. En el caso de la
agricultura, existen alternativas tecnológicas tradicionales que no representan
riesgos al medio ambiente y son compatibles con la conservación de la
biodiversidad. Por ejemplo, para el problema de la sequía, la biotecnología
produciría plantas con genes que le confieren resistencia a la sequía, en tanto
que la agricultura tradicional utilizaría prácticas de conservación de humedad,
surcos en contorno y variedades adaptadas a los microclimas, entre otras.
Los cultivos transgénicos finalmente, tampoco son una solución para el
problema del hambre en el mundo, como sus proponentes aseguran. El
problema del hambre es un problema político económico de inequidad en la
distribución de los recursos. Las personas que sufren hambre no poseen dinero
para adquirir alimentos. Los informes pertinentes,
166
señalan que la cantidad de
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
alimentos que se produce actualmente es más que suficiente para suplir a toda
la humanidad.7
La realidad de los cultivos transgénicos nos muestra lo siguiente:
•
Sólo cinco empresas dominan la totalidad del mercado de
semillas transgénicas plantadas comercialmente en el mundo hasta 2002:
Monsanto, Syngenta (Novartís + AstraZeneca), DuPont, Bayer (incluida
Aventis) y Dow. (BASF se incorporó posteriormente). Estas cinco compañías
están entre las 6 mayores productoras de agroquímicos del mundo, controlan
70% del valor de ese mercado en el nivel mundial. Dos de ellas están
simultáneamente entre las 8 farmacéuticas más grandes del mundo.
•
Apenas cuatro cultivos de exportación -soya, algodón, canela,
maíz- responden por casi la totalidad de semillas transgénicas cultivadas en el
mundo
•
Tres países -Estados Unidos, Argentina y Canadá- tienen 96% del
área total de cultivos transgénicos, y si agregamos a China, se alcanza 99%
•
Dos características de modificación genética totalizan el área
plantada comercialmente en el mundo; 77%, es decir, más de las tres cuartas
partes de los cultivos transgénicos plantados comercialmente en 2001 estaban
manipulados con una sola característica: la tolerancia a herbicidas patentados
por la compañía que vendió las semillas. Del resto, 15% fueron manipulados
para ser plantas insecticidas, introduciéndoles el gen de la toxina de la bacteria
Bacillus thurigiensis (Bt), y el 8% restante fue una combinación de ambas
características
•
Una sola empresa -Monsanto- vendió 91 % de las semillas
transgénicas plantadas comercialmente hasta diciembre de 2001.3
7 Manzur, María et al, Organismos genéticamente modificados: transgénicos, ¿progreso o peligro ?
Santiago, Chile: editorial Aún creemos en los sueños, 2003, p. 13.
167
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Lo que
mejor describe los cultivos transgénicos desde su introducción
comercial en 1996 es la agricultura industrial, la concentración corporativa y la
uniformación. Más que "libertad de elección", se trata de un virtual monopolio
del mercado de semillas transgénicas, introducido en mercados prácticamente
"cautivos", donde la agricultura industrial ha establecido relaciones de fuerte
dependencia de los agricultores con las compañías semilleras y de
agroquímicos, por medio de sistemas de contratos Y otras formas de
dependencia estructural, tales como condicionamientos de compra, créditos o
préstamos.
6.- LOS 10 PRINCIPALES PELIGROS DE LOS CULTIVOS Y ALIMENTOS
TRANSGENICOS EN EL CONTEXTO SOCIOPOLITICO ACTUAL
1. Riesgos para la salud pública (alergias, intoxicaciones, resistencia o
antibióticos)
2. Contaminación genética (por difusión incontrolada de los transgenes
en la biosfera)
3. Aumento de lo contaminación químico por biocidas
4. Pérdida acrecentado de biodiversidad silvestre y agropecuaria
5. Creciente inseguridad alimentaria
6. Enorme concentración de poder en un puñado de transnacionales
7. Degradación de la democracia
8. Incremento de los desigualdades Norte-Sur, y en general de la
injusticia
9. Inactivación de recursos de la agricultura ecológica y perjuicios para
los agricultores que no se suban al carro de los transgénicos (v.gr.
concentración de plagas en sus campos)
168
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
10. Privatización y mercantilización de lo agricultura, la ganadería, y la
vida misma.8
7.- LA PRIVATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y DE LA VIDA
Una tendencia de largo alcance: la ampliación del derecho de
patentes
El derecho de patente sobre una invención consiste en un monopolio
comercial sobre ésta, de duración limitada (normalmente 20 años), que se
otorga como contrapartida de una completa revelación de la información
científica y de un efectivo acceso a la invención por parte de la sociedad. Para
que se conceda una patente deberían satisfacerse tres criterios: novedad,
carácter de invención no obvia y utilidad práctica.
Desde que el actual sistema de patentes industriales nació en 1883 ha
sido revisado en seis ocasiones, y en cada ocasión los privilegios monopólicos
de la industria se han reforzado y los derechos de la sociedad se han
debilitado.
En el siglo XX, se concedieron patentes sobre plantas ornamentales a
comienzos de siglo, se amplió la propiedad intelectual a los cultivos
alimentarios a mediados de este siglo, y en el último cuarto de siglo esta
tendencia se ha ampliado y acelerado hasta incluir microorganismos, animales,
plantas y -más recientemente- material genético humano.
En 1971 se solicitó en Estados Unidos la primera patente sobre un
microorganismo manipulado genéticamente. En 1980, después de un decenio
de litigios, el Tribunal Supremo de este país, afirmó la patentabilidad de tales
microorganismos.
A partir de 1988 se han patentado mamíferos transgénicos (comenzando
por el famoso "oncorratón" desarrollado en la Universidad de Harvard).
8 Riechmann, Jorge, Cultivos y alimentos transgénicos, ob. cit., p. 140.
169
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Entre 1981 y 1995 se otorgaron en todo el mundo 1.175 patentes sobre
secuencias génicas humanas, tres cuartas partes de ellas a empresas privadas
(japonesas y estadounidenses en su mayor parte). En la Unión Europea se
localizan los propietarios del 24% de estas patentes de material genético
humano.
Con semejante extensión del derecho de patentes, por primera vez en la
historia de la humanidad, la investigación básica (o casi) es una mercancía
vendible; y los seres vivos, sus partes y sus procesos se tratan como "inventos"
que pueden ser apropiados privadamente.
8.- LAS GRAVES CONSECUENCIAS DE LA PRIVATIZACIÓN DEL
CONOCIMIENTO Y DE LA VIDA
La concesión de patentes sobre material biológico tiene profundas consecuencias en la seguridad alimentaria nacional, en el desarrollo rural y en la
protección ambiental.
Entraña el riesgo de incrementar todavía más los procesos de
mercantilización, oligopolización de la agricultura y erosión de la diversidad
genética presente en los cultivos agrícolas -fenómenos que ya hoy son
extremadamente preocupantes.
Las patentes obligarían a los campesinos a comprar nuevas semillas
cada año, obstaculizarían el intercambio libre de datos científicos y
aumentarían aún más el control por parte de las grandes empresas
transnacionales.
Si se convierten los cultivos alimentarios o las medicinas en mercancías
patentadas, se puede negar su acceso a pueblos y países enteros.9
9.- PRIVATIZAR LA BIODIVERSIDAD
9 Riechmann, Jorge, Cultivos y alimentos transgénicos, ob. cit., p. 127.
170
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En 1998, la empresa biotecnológica estadounidense Diversa llegó en
secreto a un acuerdo con la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de
México) para hacer bioprospección durante tres años en México.
Diversa se comprometió a pagar 5.000 dólares
en equipo de
investigación, y porcentajes entre el 0.3% y el 0.5% de las ventas de productos
desarrollados a partir de los biomateriales hallados. El acuerdo es escandaloso
por varias razones: negociado en secreto, sólo se pudo conocer por
una
filtración, un año después; lo UNAM no estaba legitimado para vender la rica
biodiversidod mejicana por un plato de lentejas; el trato violó lo legislación
mejicana (legislación ambiental y derecho de potentes, sobre todo); y,
los
royalties son más de veinte veces inferiores a los que lo mismo empresa
negoció con los autoridades estadounidenses para hacer bioprospección en el
Parque Nacional de Yellowstone ... cuya biodiversidad no igualo ni
remotamente a la mejicana.10
10. SISTEMA DE
PATENTES Y PROPIEDAD INTELECTUAL
Existe una urgente necesidad
de rechazar el sistema
de
patentes y los derechos de propiedad intelectual intrínsecos
de la
Organización
a las
corporaciones
Mundial
del
multinacionales
Comercio, que
el
derecho
no sólo
provee
de apropiarse
y patentar
recursos genéticos, sino que también acentúa la velocidad a la cual las
fuerzas
del mercado estimulan el monocultivo con variedades transgénicas
genéticamente uniformes.11
11.- ASPECTOS CRÍTICOS PARA LA SALUD
a) Alergias
Los genes codifican proteínas y algunas pueden provocar alergias.
b) Resistencia a antibióticos
10Alejandro Nadal en La Jornada, México, 28 de septiembre de 1999; Riechmann, Jorge, Cultivos y
alimentos transgénicos, ob. cit., pp. 125-126.
11 Manzur et al (editoras), América Latina. La transgénesis de un continente, www.agroeco.org.
Heinrich Boll Stifung, 2009.
171
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Se utilizan genes marcadores que tienen
la característica de ser
resistentes a algún antibiótico.
c) Preocupaciones por el uso de virus en las modificaciones
genéticas
En la construcción de alimentos
insertan
secuencias
genéticas
de
genéticamente
virus
para
modificados se
activar
los
genes
introducidos de interés (promotores).12
12.- CONTROL MONOPÓLICO, COMERCIALIZACIÓN Y DEPENDENCIA
Las pocas corporaciones transnacionales involucradas en este
campo, tienen la capacidad de ejercer un control considerable sobre la
cadena
de alimentos, y
de
hecho,
están
usando
los alimentos
transgénicos para consolidar ese control.13
13.- PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN
Se le conoce también como principio de cautela. Quiere decir que
ante la duda de perjuicio o daño para la salud provocado por un producto,
la Comisión Europea no autoriza su comercialización, recomendando su
inmovilización y retirada
de los países de la Unión Europea.
Por este principio existe la obligación
de realizar los estudios
exhaustivos, hechos por comités científicos independientes que determinen
con claridad los efectos que puedan
ocasionar determinados alimentos
transgénicos.14
14.-
PROTOCOLO DE CARTAGENA
El Protocolo de Cartagena de Indias, establece el
principio de
precaución o cautela, como prevención de la salud pública.
12 Herbert et al, “Alimentos transgénicos: incertidumbres y riesgos basados en evidencias”, Revista Acta
Académica, noviembre 2006, San José: UACA.
13 García, Jaime, “Cultivos genéticamente modificados: las promesas y las buenas intenciones no
bastan”, Revista de Biología Tropical, junio del 2007, San José: Universidad de Costa Rica.
14Tamames, Ramón Los transgénicos, ob. cit., pp. 90, 92, 96 y 103.
172
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El 28 de enero del 2000 se adoptó en Montreal, Canadá, este
Protocolo de seguridad de la biotecnología, en el marco del Convenio sobre
diversidad biológica de las Naciones Unidas, que se aprobó en la Cumbre
de la Tierra, en Río de Janeiro, Brasil ,en
1992.15 Entró en vigor el 11 de
setiembre del 2003 y para marzo del 2007, 140 países se habían adherido
a él.16
Este protocolo, fue ratificado por Costa Rica mediante la ley No.
8537 del 2006.
Artículo 1 OBJETIVO
De conformidad con el enfoque de precaución que figura en el Principio
15 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, el
objetivo del presente Protocolo es contribuir a garantizar un nivel
adecuado de protección en la esfera de la transferencia, manipulación y
utilización seguras de los organismos vivos modificados resultantes de la
biotecnología moderna que puedan tener efectos adversos para la
conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica,
teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana, y
centrándose concretamente en los movimientos transfronterizos.
Artículo 2 DISPOSICIONES GENERALES
1. Cada Parte tomará las medidas legislativas, administrativas y de otro
tipo
necesarias
y
convenientes
para
cumplir
sus
obligaciones
dimanantes del presente Protocolo.
2. Las Partes velarán por que el desarrollo, la manipulación, el
transporte, la utilización, la transferencia y la liberación de cualesquiera
organismos vivos modificados se realicen de forma que se eviten o se
reduzcan los
riesgos para la diversidad
biológica , teniendo también
en cuenta los riesgos para la salud humana.
15 Tamames, Ramón Los transgénicos, ob. cit., p. 102; Villalobos, Víctor Los transgénicos, México:
Mundiprensa, 2008, pp. 29 a 98.
16 Villalobos, Víctor Los transgénicos, ob. cit., p. 92.
173
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
3. El presente Protocolo no afectará en modo alguno a la soberanía de
los Estados sobre su mar territorial establecida de acuerdo con el
derecho internacional, ni a los derechos soberanos ni la jurisdicción de
los Estados sobre sus zonas económicas exclusivas y sus plataformas
continentales de conformidad con el derecho internacional, ni al ejercicio
por los buques y las aeronaves de todos los Estados de los derechos y
las libertades de navegación establecidos en el derecho internacional y
recogidos en los instrumentos internacionales pertinentes.
4. Ninguna disposición del presente Protocolo se interpretará en un
sentido que restrinja el derecho de una Parte a adoptar medidas más
estrictas para proteger la conservación y la utilización sostenible de la
diversidad biológica que las establecidas en el Protocolo, siempre que
esas medidas sean compatibles con el objetivo y las disposiciones del
presente Protocolo y conformes con las demás obligaciones de esa
Parte demandante del derecho internacional.
5. Se alienta a las Partes a tener en cuenta, según proceda, los
conocimientos especializados, los instrumentos disponibles, y la labor
emprendida en los foros internacionales competentes en la esfera de
los riesgos para la salud humana.
Artículo 3 TÉRMINOS UTILIZADOS
A los fines del presente Protocolo:
a) Por "Conferencia de las Partes" se entiende la Conferencia de las
Partes en el Convenio.
b) Por "uso confinado" se entiende cualquier operación, llevada a cabo
dentro de un local, instalación u otra estructura física, que entrañe la
manipulación de organismos vivos modificados controlados por medidas
específicas que limiten de forma efectiva su contacto con el medio
exterior o sus efectos sobre dicho medio.
174
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
c) Por "exportación" se entiende el movimiento transfronterizo intencional
desde una Parte a otra Parte.
d) Por "exportador" se entiende cualquier persona física o jurídica sujeta
a la jurisdicción de la Parte de exportación que organice la exportación
de un organismo vivo modificado.
e) Por "importación"
se entiende
el movimiento
transfronterizo
intencional a una Parte desde otra Parte.
f) Por "importador" se entiende cualquier persona física o jurídica sujeta
a la jurisdicción de la Parte de importación que organice la importación
de un organismo vivo modificado.
g) Por "organismo vivo modificado" se entiende cualquier organismo vivo
que posea una combinación nueva de material genético que se haya
obtenido mediante la aplicación de la biotecnología moderna.
h) Por "organismo vivo" se entiende cualquier entidad biológica capaz de
transferir o replicar material genético, incluidos los organismos estériles,
los virus y los viroides.
i) Por "biotecnología moderna" se entiende la aplicación de:
a.-
Técnicas
in
vitro
de
ácido
nucleico,
incluidos
el
ácido
desoxirribonucleico (ADN) recombinante y la inyección directa de ácido
nucleico en células u orgánulos, o
b.- La fusión de células más allá de la familia taxonómica, que superan
las barreras fisiológicas naturales de la reproducción o de la
recombinación y que no son técnicas utilizadas en la reproducción y
selección tradicional.
j) Por "organización regional de integración económica" se entiende una
organización constituida por Estados soberanos de una región
determinada, a la cual los Estados miembros han transferido la
competencia en relación con los asuntos regidos por el presente
175
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Protocolo y que está debidamente autorizada, de conformidad con sus
procedimientos internos, a firmarlo, ratificarlo, aceptarlo, aprobarlo o
adherirse a él.
k) Por "movimiento transfronterizo" se entiende el movimiento de un
organismo vivo modificado de una Parte a otra Parte, con la excepción
de que a los fines de los artículos 17 y 24 el movimiento transfronterizo
incluye también el movimiento entre Partes y los Estados que no son
Partes.
Artículo 4 ÁMBITO
El presente Protocolo se aplicará al movimiento transfronterizo, el
tránsito, la manipulación y la utilización de todos los organismos vivos
modificados que puedan tener efectos adversos para la conservación y
la utilización sostenible de la diversidad biológica, teniendo también en
cuenta los riesgos para la salud humana.
15.-
POSICIÓN
DE
LOS
PROMOTORES
DE
LOS
CULTIVOS
TRANSGÉNICOS
En todo el mundo, los cultivos transgénicos son presentados por sus
promotores -la industria biotecnológica y los científicos financiados por ellacomo la nueva revolución tecnológica que traerá múltiples beneficios para la
humanidad: prometen que aumentará los rendimientos en la cosechas y
disminuirá el uso de agroquímicos, que producirá cultivos tolerantes a
enfermedades, a sequía y suelos salinos, así como alimentos más nutritivos.
Anuncian que será la solución para el hambre y la desnutrición en el mundo. Se
enorgullecen de que es un fenómeno global porque en 6 años el área cultivada
con transgénicos se multiplicó por 30, pasando de 1.7 millones de hectáreas en
1996 a 52.6 millones de hectáreas en 2001.
Recientemente, un representante de la Organización de la Industria
Biotecnológica (BIO por sus siglas en inglés), escribía: "Hay una razón por la
que los cultivos mejorados mediante de la biotecnología moderna han sido
adoptados mucho más rápido que lo nunca antes visto en la historia de la
176
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
agricultura: la biotecnología da resultado, y lo que le da al productor es mayor
libertad de elección, mayores ganancias, y mayor sostenibilidad, De hecho,
donde los propios agricultores se han podido expresar, la libertad de elección
ha
definido
el
ritmo
meteórico
de
adopción
de
las
variedades
biotecnológicas"(Val Giddings).
La realidad de los transgénicos, sin embargo, contradice estas
promesas, y el análisis riguroso de las estadísticas nos muestra aspectos que
la industria biotecnológica y los científicos financiados por ella se empeñan en
desconocer.
No se trata de un fenómeno global: los cultivos transgénicos no
muestran aceptación por parte de la vasta mayoría de los agricultores que
producen una gran diversidad de cultivos alimentarios a lo largo y ancho del
mundo. Tampoco han aumentado los rendimientos más que marginalmente en
casos específicos y por cortos periodos de tiempo. En la mayoría de los casos
no han disminuido el uso de plaguicidas, lo han aumentado. La industria
biotecnológica ha debido invertir enormes sumas en propaganda para forzar la
aceptación de una tecnología introducida en el mercado prácticamente por una
sola compañía multinacional, en regiones geográficas muy limitadas.
16.- LA HEGEMONÍA CORPORATIVA
La concentración corporativa es un fenómeno que no atañe solamente a
los transgénicos, se ha venido acentuando en todos los rubros industriales en
el último decenio. Desde 1990, el valor mundial de las fusiones y adquisiciones
empresariales saltó de 462 000 millones de dólares estadunidenses a más de
3.5 billones de dólares en el año 2000.4 Este valor global de fusiones y
adquisiciones fue equivalente a 12% del total del producto bruto mundial en el
año 2000. El poder de estas megaempresas multinacionales (corporaciones
como instituciones)
va mucho más allá del mercado. Utilizan su poder
económico para ganar enorme poder político. Por alianzas, presencia de
representantes de las corporaciones en los gobiernos, dependencias
estructurales (por ejemplo, deuda externa, tratados de libre comercio),
presiones, o directamente corrupción o chantaje, los gobiernos se convierten
177
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
en servidores de las corporaciones en vez de servir a los ciudadanos,
convirtiendo la democracia en un apéndice nominal de la plutocracia. Los
poderes económicos han ido tomando más y más esferas de las decisiones
sobre la vida pública, tanto en los gobiernos nacionales como en los foros
internacionales -cuyas asambleas se componen también de representantes de
gobiernos. De esta forma van logrando, además de la dominación de mercado,
que se formulen normas Y legislaciones a su favor.
Siguen algunos ejemplos en cifras del desarrollo histórico de la
concentración en los sectores directamente vinculados con la alimentación, la
agricultura
y la
farmacéutica,
ya
que
son
los
sectores donde
las
autodenominadas y mal llamadas "industrias de la vida" desarrollan productos
transgénicos.
• Hace 20 años existían miles de empresas semilleras, la mayoría de
ellas pequeñas empresas familiares. Ninguna llegaba a dominar 1 % del
mercado mundial. Hoy, las 10 empresas de semillas más grandes del mundo
controlan aproximadamente la tercera parte del comercio mundial de semillas,
que factura anualmente más de 24 000 millones de dólares estadunidenses
• Hace 20 años existían unas 65 empresas de agroquímicos que
producían insumas agrícolas. Actualmente, las 10 mayores empresas de
agroquímicos controlan 90% del mercado mundial, valuado en 27 700 millones
de dólares por año
• En 1989, las 10 empresas farmacéuticas mayores controlaban 29% de
las ventas mundiales. Actualmente las 10 mayores controlan 58.4% de las
ventas, estimadas en 322 mil millones de dólares por año.
Las tablas siguientes muestran quiénes son actualmente las mayores
empresas de cada sector, en el nivel mundial.17
17.- REVOLUCION VERDE
17 Ribeiro, Silvia, “Cultivos transgénicos: contexto empresarial y nuevas tendencias”, en: Muñoz, Julio
(coordinador), Alimentos transgénicos, México: Editorial Siglo XXI, 2004, pp. 67 a 70.
178
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El aumento del uso de diversas tecnologías, tales como plaguicidas,
herbicidas y fertilizantes, así como nuevas variedades de cultivos de alto
rendimiento se emplearon en las décadas después de la Segunda Guerra
Mundial para aumentar en gran medida la producción alimentaria mundial.
Revolución
verde
en
los círculos internacionales al importante
incremento de la productividad agrícola. Gran parte de la producción mundial
de alimentos de la actualidad se ha logrado gracias a lo que se conoce como
Revolución verde, ocurrida entre 1940 y 1970 en Estados Unidos.
Esta revolución verde, consistió en utilizar variedades mejoradas de
maíz, trigo y otros granos, cultivando una sola especie en un terreno durante
todo el año (monocultivo), y la aplicación de grandes cantidades de agua,
fertilizantes y plaguicidas. Con estas variedades y procedimientos, la
producción es de dos a cinco veces superior que con las técnicas y variedades
tradicionales de cultivo.
Fue iniciada por el ingeniero agrónomo estadounidense Norman Borlaug
(1914- 2009, USA; ingeniero agrónomo, considerado como padre de la
agricultura moderna y de la revolución verde; Premio Nobel de la Paz, 1970)
con ayuda de organizaciones agrícolas internacionales, quien durante años se
dedicó a realizar cruces selectivos de plantas de maíz, arroz y trigo en países
en vías de desarrollo, hasta obtener las más productivas. La motivación de
Borlaug fue la baja producción agrícola con los métodos tradicionales en
contraste con las perspectivas optimistas de la revolución verde con respecto a
la erradicación del hambre y la desnutrición en los países subdesarrollados.
La revolución verde afectó, en distintos momentos, a todos los países y
puede decirse que ha cambiado casi totalmente el proceso de producción y
venta de los productos agrícolas.
El término "Revolución Verde" fue utilizado por primera vez en 1968 por
el ex director de USAID, William Gaud (USA, biólogo, 1907- 1077), quien
destacó la difusión de las nuevas tecnologías (www.wikipedia.org)
18.- CONSUMIDORES Y ETIQUETAS
179
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En la mayor parte del mundo, los alimentos transgénicos son
rechazados. Además, existe una tendencia de la industria biotecnológica a
no indicar el origen
transgénico de sus productos, negándole así a los
consumidores esta información vital, con lo cual se viola
uno de sus
derechos fundamentales.
La trazabilidad, implica obligaciones para toda
la cadena
productora o comercial que maneje organismos genéticamente modificados
(OGM). La industria y los operadores deben tener sistemas de información
sobre esos organismos, de dónde vienen, etc.18
En el conjunto de los países de América Latina, por ejemplo, los
países que últimamente se han referido al tema son Ecuador y Uruguay:
Ecuador:
el 11 de setiembre del 2013,
la Superintendencia de
control de poder de mercado, emitió la norma técnica 001, por la cual se
reguló
que todo alimento
comercialicen
y bebida
en Ecuador, deberá
que las empresas
incluir una etiqueta
produzcan
o
informando
si
contiene o no componentes transgénicos.
Uruguay: el 12 de diciembre del 2013, se promulgó el decreto No.
34.903, v.gr., con estas disposiciones:
Artículo D.1774.83.- Los alimentos que han sido manipulados
genéticamente o que contienen uno o más ingredientes provenientes de éstos
que superen el 1% del total de componentes, deberán ser etiquetados
especialmente conforme lo dispuesto en las presentes normas.
Artículo D.1774.84.- Los productos mencionados en el artículo
anterior deberán lucir en su rotulación la siguiente frase: “Este producto
contiene organismos modificados genéticamente”.
Artículo D.1774.85.- Las disposiciones establecidas en estos
artículos no se aplicarán a los alimentos que:
18 Tamames, Ramón Los transgénicos, ob. cit., pp. 99 y 100.
180
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
I) se sirven en restaurantes u otros establecimientos alimentarios
similares, o que no requieran rotulación;
II) incluyen únicamente el uso de un auxiliar tecnológico
modificado genéticamente como levaduras o enzimas.
En Costa Rica, el consumo de alimentos transgénicos se ha
venido dando, sin informar a la población, desde hace ya bastante tiempo,
puesto que gran parte de las importaciones
provienen
de Estados Unidos, el mayor
de alimentos
productor mundial
y semillas,
de
cultivos
genéticamente modificados.19
Se viola impunemente lo que disponen los artículos 46 y 48 de la
Ley de biodiversidad:
19.- LEY DE BIODIVERSIDAD NO. 7788
DE 1998. Varios
numerales.
Artículo 46.- Registro y permisos de los organismos
genéticamente modificados
Cualquier persona física o jurídica que se proponga importar,
exportar, experimentar, movilizar, liberar al ambiente, multiplicar, comercializar
y usar para investigación organismos genéticamente modificados en materia
agropecuaria, creados dentro o fuera de Costa Rica, deberá obtener el permiso
previo del Servicio de protección fitosanitaria. Cada tres meses, este Servicio
entregará un informe a la Comisión.
Obligatoriamente, las personas mencionadas deberán solicitar
a la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad un dictamen que será
vinculante y determinará las medidas necesarias para la evaluación del riesgo y
su manejo.
19 García, Jaime, “Cultivos genéticamente modificados…”, ob. cit..
181
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Toda persona física o jurídica, nacional o extranjera, que
realice labores de manipulación genética está obligada a inscribirse en el
registro de la Oficina Técnica de la Comisión.
Artículo 48.- Revocatoria de permisos para manipulación
genética
Con base en criterios técnicos, científicos y de seguridad, la
Oficina Técnica de la Comisión podrá modificar o revocar cualquier permiso
otorgado de acuerdo con los artículos anteriores.
Ante
peligro
inminente,
situaciones
imprevisibles
o
incumplimiento de disposiciones oficiales, la Oficina podrá retener, decomisar,
destruir o reexpedir los organismos genéticamente modificados u otro tipo de
organismos; además, prohibir su traslado, experimentación, liberación al
ambiente, multiplicación y comercialización para proteger la salud humana y el
ambiente.
20.
COMISIÓN TÉCNICA NACIONAL DE BIOSEGURIDAD. COSTA RICA
Esta Comisión se regula en el artículo 40 de la Ley de protección
fitosanitaria, No. 7664 del 8 de abril de 1997.
Artículo 40.- Créase la Comisión técnica nacional de bioseguridad,
como órgano asesor del servicio Fitosanitario
La mera existencia de esta
del Estado, en biotecnología.
Comisión no es suficiente para
“garantizar la seguridad para la salud y el ambiente en la investigación,
desarrollo, producción, aplicación, liberación e introducción de organismos
modificados por medio de la ingeniería genética y salvaguardar el derecho
constitucional a tener
un ambiente sano y equilibrado” , como lo afirman
Espinoza et al (2004).
Una muestra de la falta de capacidad de dicha Comisión, lo
constituye desconocer la existencia de las importaciones de granos de
cultivos genéticamente modificados. Claro está, que la legislación
182
y la
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
reglamentación en este campo, no pueden tomarse como garantía real de
que se cumplirán (García, 2007).
21.
LEY DE PROTECCIÓN DE LAS OBTENCIONES VEGETALES, No.
8631 DEL 6 DE MARZO DEL 2006
Artículo 1.- Objeto
La presente Ley tiene por objeto establecer el régimen jurídico
para la protección de los derechos de los obtentores de variedades vegetales,
salvaguardando el derecho al uso por parte del pequeño y mediano agricultor.
La protección otorgada no implica la autorización para la
explotación comercial de la variedad, para lo cual deberán cumplirse los
requisitos establecidos en la legislación correspondiente, pudiendo impedirse la
comercialización cuando proceda para proteger el orden público o la moral, la
salud o la vida de las personas o de los animales o para preservar los
vegetales, o para evitar daños graves al medio ambiente.
Interesante será
comprobar en la realidad, en los hechos, el
cumplimiento de esta norma.
Artículo 2.- Ámbito de aplicación
El ámbito de aplicación de la presente Ley se extiende a las variedades
de todos los géneros y especies vegetales.
(Así reformado el párrafo anterior por el artículo 7° de la Ley N°
8686 del 21/11/08)
No se otorgará protección a las plantas silvestres de la
biodiversidad costarricense que no hayan sido mejoradas por las personas,
cuyo acceso se regirá de acuerdo con la normativa vigente en la materia.
Artículo 3.- Interés nacional
183
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Declárase de interés nacional la actividad de generación de
variedades por parte de personas físicas y jurídicas, públicas o privadas, por
los beneficios que esto deriva al desarrollo y la competitividad agropecuaria
nacional.
(Así reformado por el artículo 7° de la Ley N° 8686 del 21 de
noviembre de 2008).
Resulta relevante preguntarse por el efecto práctico que pueda
tener esa declaratoria de “interés nacional”.
Artículo 4.- Definiciones
Para los efectos de esta Ley se definirán los siguientes términos:
Título de obtención vegetal: título que se otorga al obtentor de una
variedad vegetal, con base en el cual se confieren sus derechos de
conformidad con lo dispuesto en la presente Ley.
Descubierto y puesto a punto: proceso que incluye la observación
de una variación natural de una especie vegetal, su identificación, aislamiento,
selección, reproducción o multiplicación, caracterización y evaluación. No
quedará comprendido en la definición anterior el mero hallazgo.
Desarrollar: empleo de técnicas de mejoramiento genético para
obtener una nueva variedad vegetal.
Material: se entenderá por material, en relación con una
variedad, lo siguiente:
a) El material de reproducción o de multiplicación vegetativa, en
cualquier forma.
b) El producto de la cosecha, incluidas las plantas enteras y las
partes de las plantas.
184
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Obtentor: persona física o jurídica que haya desarrollado o descubierto y
puesto a punto una nueva variedad.
Ofinase: Oficina Nacional de Semillas.
Semilla: toda estructura vegetal de reproducción, multiplicación o
propagación destinada a la siembra o plantación de una variedad vegetal. Se
incluyen, dentro de esta definición, la semilla sexual y asexual, las plantas de
vivero y el material de multiplicación o propagación producidos mediante
técnicas biotecnológicas.
Variedad o cultivar: conjunto de plantas de un solo taxón botánico del
rango más bajo conocido que, con independencia de si responde o no
plenamente a las condiciones para la concesión de un derecho de obtentor,
pueda definirse por la expresión de los caracteres resultantes de un genotipo o
de una combinación de genotipos; distinguirse de cualquier otro conjunto de
plantas por la expresión de al menos uno de dichos caracteres y considerarse
como una unidad, habida cuenta de su aptitud a propagarse sin alteración.
Variedad esencialmente derivada: variedad que se deriva principalmente
de una variedad inicial o de una variedad que a su vez se deriva,
principalmente, de una variedad inicial, conservando al mismo tiempo las
expresiones de los caracteres esenciales que resulten del genotipo o de la
combinación de genotipos de la variedad inicial; se distingue claramente de la
variedad inicial y, salvo por lo que respecta de las diferencias resultantes de la
derivación, es conforme a la variedad inicial en la expresión de los caracteres
esenciales que resulten del genotipo o de la combinación de genotipos de la
variedad inicial. Podrán obtenerse, por la selección de un mutante natural o
inducido, de una variante somaclonal, la selección de un individuo variante
entre las plantas de la variedad inicial, retrocruzamientos o transformaciones
por ingeniería genética, entre otros.
Variedad
notoriamente
conocida:
notoriamente conocida si:
185
en
particular
se
considera
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
a) Está inscrita o en trámite de inscripción en un registro de variedades
comerciales o protegidas, si este conduce a la concesión del derecho o a la
inscripción de la variedad en el registro correspondiente.
b) Se encuentra en una colección de referencia o en un banco de
germoplasma.
c) Ha sido o está en proceso de comercialización.
d) Fue objeto de una descripción precisa publicada en el ámbito nacional
o internacional.
e) Se encuentra protegida por derechos intelectuales comunitarios sui
géneris, hayan sido estos derechos registrados o no, de conformidad con lo
establecido en los artículos 82 y 84 de la Ley de Biodiversidad, Nº 7788,
siempre y cuando la variedad se encuentre suficientemente descrita y sea
posible verificar su existencia.
Variedad protegida: variedad que se encuentra inscrita en el Registro de
Variedades Protegidas.
Se realizan definiciones operativas, en contexto de esta ley.
22.
CONVENIO INTERNACIONAL PARA LA PROTECCIÓN DE LAS
OBTENCIONES VEGETALES, LEY No. 8635 DEL 21 DE ABRIL DEL 2008
ARTÍCULO 1.-
Aprobación
Apruébase el Convenio internacional para la protección de las
obtenciones vegetales, en cada una de sus partes. El texto dirá:
“Convenio internacional para la protección de las obtenciones vegetales
del 2
de 2 de diciembre de 1961, revisado en Ginebra el 10 de noviembre de
1972, el 23 de octubre de 1978 y el 19 de marzo de 1991.
186
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
UPOV: Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones
Vegetales
Ginebra. Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones
Vegetales.
Capítulo I. Artículo 1. Definiciones
A los fines de la presente Acta:
i)
se entenderá por “el presente Convenio” la presente Acta (de 1991)
del Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales;
ii) se entenderá por “Acta de 1961/1972” el Convenio Internacional para
la Protección de las Obtenciones Vegetales de 2 de diciembre de 1961,
modificado por el Acta adicional de 10 de noviembre de 1972;
iii) se entenderá por “Acta de 1978” el Acta de 23 de octubre de 1978 del
Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales;
iv) se entenderá por “obtentor”:
-
la persona que haya creado o descubierto y puesto a punto una
variedad,
-
la persona que sea el empleador de la persona antes mencionada
o que haya encargado su trabajo, cuando la legislación de la Parte Contratante
en cuestión así lo disponga, o
-
el causahabiente de la primera o de la segunda persona
mencionadas, según el caso;
v)
se entenderá por “derecho de obtentor” el derecho de obtentor
previsto en el presente Convenio;
vi) se entenderá por “variedad” un conjunto de plantas de un solo taxón
botánico del rango más bajo conocido que, con independencia de si responde o
187
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
no plenamente a las condiciones para la concesión de un derecho de obtentor,
pueda
- definirse por la expresión de los caracteres resultantes de un cierto
genotipo o de una cierta combinación de genotipos,
- distinguirse de cualquier otro conjunto de plantas por la expresión de
uno de dichos caracteres por lo menos,
- considerarse como una unidad, habida cuenta de su aptitud a
propagarse sin alteración;
vii) se entenderá por “Parte Contratante” un Estado o una organización
intergubernamental parte en el presente Convenio;
viii) se entenderá por “territorio”, en relación con una Parte Contratante,
cuando sea un Estado, el territorio de ese Estado y, cuando sea una
organización intergubernamental, el territorio en el que se aplique el tratado
constitutivo de dicha organización intergubernamental;
ix) se entenderá por “autoridad” la autoridad mencionada en el Artículo
30.1) ii);
x) se entenderá por “Unión” la Unión Internacional para la Protección de
las Obtenciones Vegetales constituida por el Acta de 1961 y mencionada en el
Acta de 1972, en el Acta de 1978 y en el presente Convenio;
xi) se entenderá por “miembro de la Unión” un Estado parte en el Acta
de 1961/1972 o en el Acta de 1978, o una Parte Contratante.
Estas definiciones son operativas, para ser entendidas en el propio
convenio.
Capitulo II. Obligaciones generales de las partes contratantes
Artículo 2. Obligación fundamental de las Partes Contratantes
188
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Cada Parte Contratante concederá derechos de obtentor y los
protegerá.
Artículo 3. Géneros y especies que deben protegerse
1) [Estados ya miembros de la Unión] Cada Parte Contratante que esté
obligada por el Acta de 1961/1972 o por el Acta de 1978, aplicará las
disposiciones del presente Convenio,
i) en la fecha en la que quede obligada por el presente Convenio, a
todos los géneros y especies vegetales a los que, en esa fecha, aplique las
disposiciones del Acta de 1961/1972 o del Acta de 1978, y
ii) lo más tarde al vencimiento de un plazo de cinco años a partir de esa
fecha, a todos los géneros y especies vegetales.
2) [Nuevos miembros de la Unión] Cada Parte Contratante que no esté
obligada por el Acta de 1961/1972 o por el Acta de 1978, aplicará las
disposiciones del presente Convenio,
i) en la fecha en la que quede obligada por el presente Convenio, por lo
menos a 15 géneros o especies vegetales, y
ii) lo más tarde al vencimiento de un plazo de 10 años a partir de esa
fecha, a todos los géneros y especies vegetales.
Artículo 4. Trato nacional
1)[Trato] Los nacionales de una Parte Contratante, así como las
personas naturales que tengan su domicilio en el territorio de esa Parte
Contratante y las personas jurídicas que tengan su sede en dicho territorio,
gozarán, en el territorio de cada una de las demás Partes Contratantes, por lo
que concierne a la concesión y la protección de los derechos de obtentor, del
trato que las leyes de esa otra Parte Contratante concedan o pudieran
conceder posteriormente a sus nacionales, todo ello sin perjuicio de los
derechos previstos por el presente Convenio y a reserva del cumplimiento por
dichos nacionales y dichas personas naturales o jurídicas de las condiciones y
189
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
formalidades impuestas a los nacionales de la otra Parte Contratante
mencionada.
2)[“Nacionales”] A los fines del párrafo precedente se entenderá por
“nacionales”, cuando la Parte Contratante sea un Estado, los nacionales de ese
Estado
y,
cuando
la
Parte
Contratante
sea
una
organización
intergubernamental, los nacionales de cualquiera de sus Estados miembros.
23. REGLAMENTO No. 35677-MAG, DEL 19 DE NOVIEMBRE DEL 2009,
A LA LEY DE PROTECCIÓN DE LAS OBTENCIONES VEGETALES, No.
8631 DEL 6 DE MARZO DEL 2006
Artículo 1º. Objeto.- La presente normativa tiene por objeto
reglamentar la Ley de Protección de las Obtenciones Vegetales Nº 8631 del
2008,
Su
aplicación e interpretación, para efectos administrativos,
corresponde a la Oficina Nacional de Semillas.
Artículo 2º. Ámbito de aplicación
La protección se extenderá a las variedades de todos los géneros y
especies vegetales, exceptuándose las plantas silvestres de la biodiversidad
costarricense que no hayan sido mejoradas por las personas.
Artículo 3º. Definiciones
. Para la correcta interpretación y aplicación de este reglamento se
utilizarán las definiciones de la Ley y las siguientes:
Caracteres pertinentes: Expresiones fenotípicas y genotípicas
propias de la variedad vegetal, que permiten su identificación.
Examen técnico: Examen a realizar para determinar si la
variedad es distinta, homogénea y estable.
Genealogía: Conjunto de elementos que definen en forma
esquemática la ascendencia y el proceso de mejoramiento en la obtención de
una variedad vegetal.
190
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Ley: La Ley de Protección de las Obtenciones Vegetales Nº
8631.
Oficina: La Oficina Nacional de Semillas.
Solicitante: Persona física o jurídica que presente una solicitud de
concesión de un título de obtentor.
Titular: Titular de un derecho de obtentor.
Título de obtentor: Documento expedido por la Oficina en el que
se reconoce y ampara el derecho de obtentor en una variedad vegetal nueva,
distinta, estable y homogénea.
Artículo 4º—Oficina para la protección de las obtenciones
vegetales. Todas las funciones establecidas en el presente Reglamento para la
protección de los derechos de las obtenciones vegetales serán desempeñadas
por la Oficina Nacional de Semillas, según lo dispone el artículo 5 de la Ley de
Protección de las Obtenciones Vegetales Nº 8631. Para este efecto, la Oficina
podrá coordinar y se podrá vincular con todos los organismos nacionales e
internacionales, públicos y privados que coadyuven a lograr ese objetivo.
Artículo 5º—Cooperación en materia de examen. La Oficina estará
facultada para concertar acuerdos administrativos de cooperación en materia
de examen técnico de las variedades, y de control del mantenimiento de las
variedades con las autoridades de aquellos países con los que se tengan
convenios de colaboración.
CONCLUSIÓN
Una relación entre el derecho, en su calidad de norma regulatoria, y
el tema de los transgénicos, atañe a la eficacia o capacidad de surtir efectos
de lo jurídico en este campo de los cultivos y alimentos transgénicos.
Focalizar la atención en la letra de la norma, con la pretensión de que
en la realidad lo que establece el derecho se cumple, es una ilusión, ya que
los hechos apuntan en una dirección diversa.
191
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Habiendo tanto dinero de por medio localizados en las corporaciones
transnacionales, que
realizan
negocios
gigantescos en esta materia, el
derecho es un elemento sujeto, como herramienta que es, a intereses de
todo tipo y a la manipulación respectiva. Por ello, no hay que dejarse engañar
por la apariencia del derecho, en su texto físico o digital. Lo que importa es la
realidad, los hechos; no, la norma jurídica, cuya aplicación o no, está sujeta a
una variedad de elementos.
192
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
CUBA
193
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
APOSTILLAS SOBRE LA POTESTAD DE DIRECCIÓN Y CONTROL DE LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CONCEDENTE EN LA CONCESIÓN
ADMINISTRATIVA.
Por Andry Matilla Correa
“(…) los grandes problemas jurídicos
jamás se hallan en las constituciones,
en los códigos, en las leyes, en las
decisiones de los jueces o en otras
manifestaciones
parecidas
del
“derecho positivo” con la que los
juristas trabajan, ni nunca han
encontrado allí su solución. Los
juristas saben bien que la raíz de sus
certezas y creencias comunes, como
la de sus dudas y polémicas, está en
otro sitio.”.
Germán CISNEROS FARÍAS
I-) PRELIMINAR
La concesión administrativa puede ser definida como el acto bilateral de
carácter jurídico-administrativo por el que la Administración Pública confiere a
determinada persona, temporalmente, el ejercicio de cierta actividad administrativa
que tiene como objeto la gestión de un servicio público, la realización de una obra
pública, o la explotación de un bien de dominio público; o, lo que es igual, el título
jurídico-administrativo por el que la Administración Pública habilita a determinada
persona, temporalmente, para el ejercicio de cierta actividad administrativa que
tiene como objeto la gestión de un servicio público, la realización de una obra
pública, o la explotación de un bien de dominio público.(1)
 Doctor en Ciencias Jurídicas. Profesor Titular de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho de
la Universidad de La Habana.
( )
1 Nuestras consideraciones sobre la definición de la concesión administrativa las hemos desarrollado en
el trabajo: “Base conceptual de la concesión administrativa”, en Revista Brasileira de Direito
Administrativo e Regulatório, No. 3, 2011, MP Editora, São Paulo, págs.13 y sigs.
194
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Las líneas típicas que esa figura presenta como institución jurídicaadministrativa pueden obtenerse de su dinámica funcional y estructural propia. De
esa forma, podemos recoger como características de la concesión administrativa
las siguientes: a-) se otorga en función del interés público; b-) es un acto sometido
al régimen jurídico-administrativo; c-) es un acto bilateral (ello está determinado
porque genera derechos y obligaciones mutuos entre las partes intervinientes;
porque requiere del consentimiento de ambas partes para que el acto pueda
producir los efectos previstos; y porque la voluntad del concedente y del
concesionario intervienen, en la medida correspondiente, en el fondo del acto, en
su sustanciación, por lo que adquieren un carácter constitutivo en relación con
dicho acto); d-) es un acto formal; e-) tiene un carácter intuitu personae; f-) la
Administración Pública ostenta un conjunto de potestades jurídicas de ejercicio
unilateral en el contenido de la relación concesional; g-) origina derechos para el
concesionario (carácter constitutivo); h-) se otorga con carácter temporal; i-) la
concesión genera una extensión de los efectos jurídicos a terceros; j-) la actividad
administrativa objeto de la concesión corre, en principio, por cuenta y riesgo del
concesionario (principio de riesgo y ventura); k-) la concesión administrativa tiene
siempre un trasfondo económico-político.(2)
Por la concesión administrativa se crea una relación jurídica administrativa,
un vínculo bilateral, entre las partes, originario para ambas de derechos y
obligaciones. Sin embargo, si se pretende ver que el contenido de dicha relación se
circunscribe sólo a esos derechos y obligaciones que en virtud del nexo
concesional concreto se generan, se estaría adoptando una posición restrictiva de
ese contenido que impediría apreciar, en su exacta dimensión, su conformación
real. En efecto, no puede pasarse por alto que la Administración Pública, en el
ejercicio de la función administrativa, actúa, básicamente, a partir de un conjunto
de poderes jurídicos - concreción específica y parcial del poder del Estado –
otorgado por el ordenamiento jurídico, que le permiten el cumplimiento de sus
fines. Esas potestades(3) son, en su cualidad, distintas de los derechos subjetivos
( )
2 Una explicación de estas características puede encontrarse en nuestro trabajo: “Base conceptual de la
concesión administrativa”, ob. cit., págs.13 y sigs.
( )
3 Santi ROMANO (Corso di Diritto Amministrativo, Terza Edizione Riveduto, CEDAM, Padova, 1937,
pág. 139) exponía: “«Potere giuridico», in senso ampio, è ogni potere de azione («potestas» o «facultas
agendi») attribuito ad una persona dall’ordinamento giuridico, in ordine a beni o interessi da questo
protetti (...).”
195
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
que la Administración Pública puede tener como sujeto de una relación concreta. (4)
La existencia de esas potestades jurídico-administrativas se caracteriza,
entre otras notas, por su configuración como poderes jurídicos de actuación
genérica y por su ejercicio unilateral por parte de la Administración Pública. Y su
integración en el contenido de la función administrativa como medio de garantizar
la consecución de la finalidad que esa función involucra (la satisfacción de las
necesidades comunes), es una muestra o elemento de expresión “exorbitante del
régimen común o del Derecho Civil” – régimen este último que normalmente se
aplica al resto de los sujetos que se vinculan jurídicamente en su actividad,
persiguiendo sus propios intereses como individuos -, que caracteriza a la función
administrativa y que viene determinado (ese régimen de exorbitancia) por la
finalidad que persigue esa función.
Por su emanación del ordenamiento jurídico y su planteamiento genérico,
las potestades jurídicas administrativas no dependen, en su existencia y
procedencia, de su reconocimiento en la letra de un acto de carácter específico –
de la voluntad de las partes intervinientes -, sino que ese acto en cuestión lo que
vendría es a concretar sobre un supuesto determinado (el de ese acto) y para ese
caso, el contenido y ejercicio de la potestad de que se trate. En este sentido, la
doctrina más autorizada que ha tratado el tema(5) destaca que toda potestad
reviste los caracteres de inalienable, intransmisible, irrenunciable e imprescriptible.
Estas anotaciones básicas relativas a las potestades jurídicas de la
Administración Pública, nos sirven para llevarlas al plano específico de las
concesiones administrativas y vincularlas a ellas en el ámbito propio del contenido
de la relación concesional.
El marco regulador de la concesión administrativa, como nexo jurídico, está
( )
4 En este sentido Santi ROMANO (Corso..., ob. cit., pág. 140) resumía: “(...) potestà o poteri in senso
stretto sono i poteri con cui la capacità giuridica si svolge e si qualifica in una sua direzione o aspetto
generico; diritto sono i poteri che si svolgono in un particolare e concreto rapporto giuridico.”
Seguidamente (Corso..., ob. cit., págs. 140 y sigs.), el italiano precisaba con más detenimiento las
diferencias entre potestad y derecho. Ver también: GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ,
Tomás-Ramón, Curso de Derecho Administrativo, Tomo I, 15ta edición, Civitas, Thomson Reuters,
Editorial Aranzadi, S.A., Cizur Menor (Navarra), 2011, págs. 465 y sigs.
( )
5 Por todos ROMANO, Santi, Corso..., ob. cit., pág. 144; y GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ,
Tomás-Ramón, Curso..., ob. cit., Tomo I, pág. 465.
196
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
compuesto
por
el
propio
acto
concesional,
por
la
normativa
relativa
específicamente a él y la que se refiere al objeto que se concede. A ese
planteamiento de base, debe sumársele otra afirmación, también de base: lo que
ocurre entre las partes intervinientes en la concesión administrativa es una
transferencia temporal y parcial, del concedente hacia el concesionario, del
ejercicio de una actividad cuya titularidad pertenece a la Administración Pública,
que tiene por objeto la gestión de un servicio público, la realización de una obra
pública o la explotación de un bien de dominio público; donde la finalidad que se
persigue con esa transferencia es la de procurar, por esa vía, la satisfacción de los
intereses colectivos que con ella se relacionan (finalidad genérica que está
presente y marca toda la actividad administrativa), y donde lo concedido no pierde
su carácter público, ni el concedente pierde la titularidad del objeto dado en
concesión. En resumidas cuentas, lo que se concede no es más que el ejercicio de
una mínima porción concreta del contenido de la función administrativa – función
que corresponde originariamente y de manera característica a la Administración
Pública -.
Con lo expresado hasta aquí pretendemos hacer ver que dentro de la
dinámica relacional que emana de la concesión administrativa, como vínculo
individualizado encaminado hacia la satisfacción del interés común sometido al
régimen de Derecho Administrativo, y en una expresión del principio de autotutela
que informa la actuación administrativa de la Administración Pública, (6) se
reflejarán también las potestades que el ordenamiento jurídico le otorga a la
entidad administrativa como mecanismo para garantizar el mencionado interés. Las
que vendrán a unirse a los derechos que propiamente genera la concesión para el
concedente y configurar así parte del contenido de esa relación en lo que a éste se
refiere. Lo que sirve de ilustración para precisar cómo en torno a una relación
( )
6 Escribía el español Ramón PARADA (Derecho Administrativo, Tomo I, Parte General, 15ta edición,
Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A., Madrid, 2004, págs. 305 y 306) que “(...) actuando en
el seno de los contratos administrativos, el poder de decisión ejecutoria tiene manifestaciones de distinto
alcance y naturaleza: de una parte, están los poderes externos al contrato, articulados al servicio del
cumplimiento de lo acordado por las partes y de las normas sustantivas de contratación, como los
poderes de vigilancia, interpretación y anulación, poderes sin pretensiones sustanciales, simple anticipo
de los poderes del órgano jurisdiccional, si ante él se plantease la cuestión, de otra parte, la
Administración tiene atribuidos poderes con pretensiones sustanciales, como la modificación, sanción y la
resolución del contrato por razones de interés público, poderes que expresan no sólo una posición de
privilegio procesal o cuasi-judicial, sino que implican la aplicación de unas reglas de fondo, sustantivas,
diversas de los contratos entre particulares y que son las que dan un perfil propio a los contratos
administrativos y cargan de problemática ésta figura.”.
197
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
jurídica concreta se conjugan y funcionan los efectos específicos que la misma
desata y los mecanismos jurídicos genéricos con que cuenta la Administración
Pública para cumplimentar la finalidad que se persigue en la función característica
que este ente realiza (función dentro de la cual se inserta como parte de su
contenido la actividad concesionada). Es una muestra de cómo se conjuga y opera
en esa relación lo que se regula particularmente en el propio acto con lo que se
dispone en la normativa más general que se involucra en aquélla.
Como emanación directa del ordenamiento jurídico, las potestades
administrativas son independientes en su existencia y procedencia de la voluntad
de las partes de la concesión; no surgen o nacen del acto de concesión, ni pueden
ser renunciadas o excluidas por éste.
La presencia de conjunto de las potestades administrativas en manos de la
Administración Pública concedente, unida a la intensidad de las mismas, permiten
apreciar la superioridad jurídica que esta última ostenta en el mencionado nexo
jurídico administrativo. Debe destacarse, sobre todo cuando la concesión
administrativa se enfoca desde el ángulo contractual administrativo, que se ha
planteado que dicho conjunto de potestades integran las llamadas “cláusulas
exorbitantes del Derecho Común o Derecho Civil” o el “régimen exorbitante del
Derecho Común o Civil” (régimen que encontramos caracterizando a las
instituciones jurídicas administrativas, permitiendo distinguirlas de sus paralelas en
el Derecho Privado, cuando las tuvieran).
A pesar de lo dicho y en aras de garantizar el interés público y el interés
del concesionario – que debe también asegurarse y no dejarse al sacrificio total
frente al primero -, los poderes jurídicos de la Administración Pública en la relación
concesional no son ilimitados, sino que encuentran los límites a su ejercicio en el
propio interés público al que responden; en el marco regulador de la concesión
administrativa y sus principios informantes; en la naturaleza o esencia de la
concesión; en el normal desarrollo de su objeto; y en las obligaciones y derechos
adquiridos por el concesionario. Lo que hace que lo más saludable para todos los
intereses puestos en juego en la relación que nos ocupa, es que se concreten y
especifiquen de la mejor y más amplia forma posible en el marco regulador de la
concesión administrativa, los términos y condiciones en que se ejercitarán esas
198
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
potestades que le son atribuidas a la Administración Pública.
En definitiva, lo importante a saber aquí es que la situación activa de la
Administración Pública dentro del vínculo concesional estará integrada por los
derechos que de ahí se derivan para ella y por las potestades que se manifiestan
de forma especificada dentro de dicho nexo; que se conforman en el interior del
contenido de la concesión no en mera sumatoria, sino en una integración e
imbricación que los convierte en una unidad.
A una de las potestades jurídicas tradicionalmente presentes en el
contenido de la relación concesional: la potestad de dirección y control,
dedicaremos las líneas que siguen.
II-) LA POTESTAD DE DIRECCIÓN Y CONTROL DE LA ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA CONCEDENTE.
La potestad de dirección y control de la Administración Pública concedente
puede entenderse como el poder jurídico que tiene dicha entidad de dirigir y
controlar la ejecución de lo concedido por parte del concesionario, como medio de
asegurar que la misma se lleve a cabo de acuerdo con las regulaciones
predeterminadas y con los criterios de realización más favorables al interés común,
a los fines de garantizar que se alcance el fin público al que la concesión responde.
Esta potestad es una manifestación del más amplio poder de intervención que
posee la Administración Pública en relación con la concesión.
El basamento inmediato de la existencia de esta potestad de dirección y
control del concedente dentro del contenido de la concesión, pasa por el hecho de
que la actividad concedida, a pesar de la concesión, se mantiene incardinada
dentro del ámbito funcional cuya titularidad corresponde a la Administración
Pública concedente, y cuya realización debe garantizar esta entidad. El
fundamento último de dicha potestad jurídica no es otra cosa que la garantía de la
satisfacción del interés general. Este planteamiento justificativo puede evidenciarse
en diversos postulados básicos.
199
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Por un lado, tenemos que, con independencia de la transferencia que
ocurre en la concesión administrativa, la Administración Pública concedente
continúa siendo la titular de la actividad concedida. Actividad que mantiene su
carácter público y que sigue formando parte del contenido de la función
administrativa que ese ente desarrolla como misión principal;(7) función que reviste
la nota de inalienable para su titular. Ante esa nota de inalienabilidad que marca el
contenido de la función administrativa – y que alcanza entonces al objeto de la
concesión por integrarse dentro de éste -, el concedente no puede desentenderse
de la actividad concedida, no puede traspasarla o descargarla total y
definitivamente en otra persona. En cuanto titular de ella, su realización sigue
siendo, en última instancia, responsabilidad directa de la Administración Pública y
no puede eludirla; así como también es su responsabilidad las afectaciones que al
interés
público
se
produzcan
por
un
inadecuado
comportamiento
del
concesionario.(8) De ahí que la potestad de dirección y control de la concesión
administrativa es una importante vía a través de la cual la Administración Pública
se mantiene inmersa directamente en la realización del objeto sobre el que la
misma recae.
Por otro lado, el concedente, por razones de insuficiencia o política
económicas, decide no asumir directamente la ejecución del objeto de la
concesión, pero, como garante que es de la satisfacción de las necesidades
generales, debe proveer la ejecución de dicho objeto (especialmente el servicio
público) como vía de alcanzar el fin general que el mismo involucra y del que no
puede desentenderse por esa condición de garante. En consecuencia, acude a la
( )
7 Así, por ejemplo, el brasileño Oswaldo Aranha BANDEIRA DE MELLO (“Aspectos da regulamentação
dos serviços públicos”, en Direito. Doutrina, Legislação e Jurisprudência, Anno III, Setembro-Outubro,
1942, Vol. XVII, Livraria Editora Freitas Bastos, Rio de Janeiro, pág. 105) ha sido de los que ha
reconocido que: “O fundamento do controle especial, ejercido pelo poder concedente sobre organização
e funcionamento do serviço do concesionário, encontra a sua justificativa na fato dele ser serviço público
concedido, e, por isso mesmo, lhe serem aplicaveis normas idênticas às dos serviços públicos geridos
pela própria administração. (…).”. Ver también, entre otros, MALLOL GARCÍA, José, “Justificación y
alcance de las potestades reglamentarias en la concesión de servicios”, en Revista de Estudios de la Vida
Local, Año, XV, No. 85, Enero-Febrero, 1956, Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid,
pág. 62; y LINARES QUINTANA, Segundo V., Gobierno y Administración de la República Argentina,
Tomo I, Tipográfica Editora Argentina, TEA., Buenos Aires, 1959, pág. 197.
( )
8 Enseñaba Oswaldo Aranha BANDEIRA DE MELLO (“Aspectos da reglamentacão de serviços públicos”,
ob. cit., pág. 105) que: “(…), outorgando o Estado a terceiro os directos e obrigações que lhe competem
de ejecutar serviços públicos, se torna perante a população, fiador do bom desempenho destes por seu
delegado, e, assim, é lícito fique com todos os poderes de fiscalizar o seu representante no desempenho
de tal “desideratum”.”. Ver también, entre otros, MALLOL GARCÍA, José, ob. cit., pág. 62.
200
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
colaboración de otra persona (el concesionario, típicamente un particular)
transfiriéndole, temporal y condicionadamente, esa ejecución, la que entonces se
encargará directamente de ella, buscando colmar el ánimo de lucro que le mueve a
enrolarse en esa empresa. Como se verá, en esta relación concesional se pone en
juego la consecución de dos intereses cualitativamente diversos, el público y el
privado, a través de la actividad que desenvuelve el representante del segundo de
tales intereses.
De no controlar y dirigir la Administración Pública la actividad del
concesionario, éste, actuando su propio interés, en un afán desmedido por colmar
su ánimo de lucro, pudiera convertir la ejecución de la concesión en más onerosa
para la colectividad – este punto se torna mucho más visible cuando toca a la
cuestión tarifaria, básicamente por los problemas que un aumento injustificado de
las tarifas o una mala política en su aplicación descontrolada acarrearía para los
usuarios del servicio público o la obra pública y por el eco perjudicial que el
descontrol tarifario, dejando las tarifas a merced de las veleidades de los
concesionarios, puede generar en la colectividad en sentido general(9) -. Pudiera
llevar su ejecución a condiciones menos beneficiosas para aquella – y en
consecuencia condiciones más favorables para él -, y pudiera hacer un uso
desviado o desnaturalizado de los medios jurídicos (monopolio, (10) expropiación,
ocupaciones temporales, vía de apremio, etc.) que el concedente pueda poner en
sus manos para el más adecuado desenvolvimiento de la concesión y del
cumplimiento de la finalidad existencial de la relación. Lo que provocaría que en
vez de beneficiarse el interés general por esa vía, se genere una afectación al
( )
9 Gastón JÈZE (Principios Generales del Derecho Administrativo, Tomo IV, Teoría general de los
contratos de la Administración, Primera parte, Formación, ejecución de los contratos, Traducción directa
de la 3ra edición francesa por Julio N. SAN MILLÁN ALMAGRO, Editorial Depalma, Buenos Aires, 1950,
pág. 350) decía sobre ello: “El derecho de percibir tasas del público, conferido al concesionario, exige
una vigilancia muy particular de la Administración. No solamente es preciso proteger al público contra
las posibles exacciones del concesionario, sino que también interesa que las tarifas no dificulten la libre
competencia y la producción nacional: las tarifas deben aplicarse uniformemente, sin privilegio ni
preferencia para determinados individuos (principio de la igualdad de las personas ante los servicios
públicos, aun tratándose de los concedidos); las tarifas no deben pesar demasiado sobre los productores y
los consumidores, etc.”. Ver también lo que escribieran: WALINE, Marcel, Traité Élémentaire de Droit
Administratif, 6e édition, Librairie du Recueil Sirey (Société Anonyme), Paris, 1952, pág. 384 y
GORDILLO, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo I, Parte General, 10ma edición,
Fundación de Derecho Administrativo, Buenos Aires, 2009, pág. XI-22. En Cuba, LÓPEZ BLANCO,
Marino, Servicio Público de Teléfonos, Editorial Lex, La Habana, 1950, pág. 62.
(
10) Ver lo que escribiera GORDILLO, Agustín, Tratado…, Tomo I, ob. cit., págs. XI-21 y XI-22, sobre el
control de monopolio y del abuso de posición dominante..
201
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
mismo que desvirtúe la finalidad existencial principal que anima a la concesión
administrativa. Recuérdese que el concesionario lucra con la gestión de una parte
del contenido de la función administrativa, por lo que si no se somete a un
adecuado y estricto control y dirección de su gestión en ese sentido, se
degeneraría en un desconocimiento del interés público, sacrificándolo ante el
interés individual(11); planteamiento éste que contradice la esencia misma de la
concesión administrativa. El ánimo de lucro y el ejercicio de la función
administrativa son dos categorías, a nuestro entender, no compatibles entre sí de
manera natural.
De igual forma, no han dejado de destacarse otros elementos de hecho
que coadyuvan a respaldar la existencia del poder de dirección y control del
concedente, los que se centran, por ejemplo, en la posible reversión de bienes o
adquisición de éstos por la Administración Pública y la presencia de subvenciones
a favor del concesionario o el pago de prestaciones de éste último a aquélla en
virtud de la ejecución de la concesión. La potestad de dirección y control encuentra
aplicación también cuando por la concesión se le otorga al concesionario la
utilización o explotación de un bien público, cuando éste construye alguna obra
pública o inmueble que se incorpora al dominio público o cuando aquél realiza
alguna instalación o incorpora algún bien de su propiedad a la concesión, que una
vez extinguido el vínculo concesional deberán revertir a la Administración Pública o
serán adquiridos por este ente con vistas a la continuidad de la realización de la
actividad concedida.(12) Aquí esta potestad se perfila en aras del mantenimiento y
(
11) Según han dicho José Antonio MORENO MOLINA y Francisco PLEITE GUADAMILLAS (Nuevo régimen
de contratación administrativa (Adaptada al Nuevo Reglamento de Contratos y a la Ley de Concesión de
Obras Públicas), 3era edición, La Ley – Actualidad, S.A., Madrid, 2003, pág. 915): “(…) El fundamento
del poder de dirección reside en la correspondencia que debe existir entre la prestación pactada en el
contrato y la efectivamente ejecutada por el contratista, pues, de lo contrario, supondría que los bienes o
servicios recibidos por la Administración no serían adecuados para la necesidad o interés público que, a
través del contrato se pretende satisfacer.”. En Cuba, Marino LÓPEZ BLANCO (ob. cit., pág. 73) se refería
además al control en la concesión como vía para apreciar el costo del servicio público, la amortización del
capital y el límite del lucro del concesionario, el valor de la expropiación de la concesión anticipada.
(
12) Gastón JÈZE (ob. cit., Tomo IV, pág. 350) escribió al respecto: “Además, muy a menudo, si la
concesión consiste en la explotación de una obra, ésta forma parte del dominio público (ferrocarril,
tranvía, etc.). Puede suceder, también, que el concesionario debe al final de la concesión entregar a la
Administración la obra en buen estado de conservación, con todas sus dependencias. El poder de control
se halla, así, justificado.”. Ver igualmente: PAREJA, Carlos H., Curso de Derecho Administrativo teórico y
práctico adaptado especialmente a la administración pública colombiana, Volumen I, 2da edición
refundida y muy aumentada, Editorial El Escolar, Bogotá, 1939, pág. 432; CAETANO, Marcello, Manual
de Direito Administrativo, 4.ª edição actualizada e revista, Coimbra Editora, Limitada, Coimbra, 1957,
pág. 539; MALLOL GARCÍA, José, ob. cit., pág. 62; ALBI, Fernando, Tratado de los modos de gestión de
202
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
conservación de tales bienes (obligación de conservación de los mismos que pesa
sobre el concesionario cuando dichos bienes están involucrados en la concesión y
deben revertir a la Administración Pública o serán adquiridos luego por ella), para
que reviertan a la Administración, en su caso, en un estado similar al que tenían al
momento de haber sido otorgados (con el desgaste lógico de la acción del tiempo y
del concesionario sobre ellos) o en la forma adecuada y necesaria para su
posterior uso por ésta; y que permitan continuar empleándolos efectivamente en
función de las necesidades colectivas y no provocarles las posibles afectaciones
que para ella generaría una recepción de dichos bienes en un estado precario y
descuidado en su conservación. Asimismo, y como ha puesto de relieve Gastón
JÈZE:
“Cuando – como frecuentemente sucede – el concedente promete al
concesionario una garantía de interés o una subvención, o cuando, a la inversa, el
concesionario tiene obligación de pagar al concedente una contribución calculada
según los ingresos, el control de toda la explotación resulta indispensable para
determinar
la
extensión
exacta
de
la
obligación
o
del crédito
de
la
Administración.”.(13)
La potestad de dirección y control que tiene la Administración Pública en la
relación concesional no sólo conduce a conocer y comprobar si el concesionario
desempeña la concesión según las regulaciones jurídicas establecidas al efecto
(en el acto y en la normativa general) y en las condiciones más beneficiosas para
la colectividad, sino que propicia además que ese desempeño se lleve a cabo
según tales regulaciones y en las referidas condiciones. Ello implica que esa
potestad es un medio con que cuenta el concedente para exigir por sí mismo al
concesionario la observancia y cumplimiento de las obligaciones por él contraídas,
y un respaldo importante para garantizar el cumplimiento de los derechos que la
las corporaciones locales, Aguilar, S.A., Madrid, 1960, págs. 641 y 642; LÓPEZ PELLICER, José A., “La
concesión de servicios locales”, en LÓPEZ PELLICER, José A. y SÁNCHEZ DÍAZ, José Luis, La concesión
administrativa en la esfera local. Servicios, obras y dominio público, Instituto de Estudios de
Administración Local, Madrid, 1976, pág. 197. En Cuba, LÓPEZ BLANCO, Marino, ob. cit., 62.
(
13) JÈZE, Gastón, ob. cit., Tomo IV, págs. 350 y 351.Ver, además, entre otros: ROLLAND, Louis, Précis
de Droit Administratif, Neuvième édition, Librairie Dalloz, Paris, 1947, págs. 132 y 133; FERNANDEZ DE
VELASCO, Recaredo, Los contratos administrativos, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1927, pág. 276;
MALLOL GARCIA, Jorge, ob. cit., pág. 62; PAREJA, Carlos H., ob. cit., pág. 432; DELPIAZZO, Carlos E.,
Contratación Administrativa, 2da edición, Facultad de Derecho, Universidad de Montevideo, Montevideo,
2004, pág. 396.
203
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Administración Pública tiene dentro del nexo concesional. Igualmente es un
mecanismo para determinar y establecer el mejoramiento de la realización del
objeto concedido(14) – aspecto éste que adquiere marcada relevancia cuando de la
prestación del servicio público se trata -, como medio para garantizar su
adecuación a las cambiantes realidades que la vida en comunidad impone y
sostener la necesaria correlación entre la vigencia o actualidad de la concesión y la
satisfacción del interés público como finalidad a la que esa figura jurídica
administrativa debe responder.
Ahora bien, como podrá derivarse de la propia denominación de la
potestad de dirección y control que sobre la concesión administrativa ostenta la
Administración
Pública,
su
contenido
incluye
dos
aspectos
esenciales
estrechamente interconectados: la potestad de dirección y la potestad de control.
a-) La potestad de dirección.
Por la potestad de dirección de la ejecución de lo concedido, la
Administración Pública concedente puede dirigir la actividad del concesionario en
este sentido; puede dirigir la acción e inteligencia de dicha persona en la
realización de la concesión administrativa. Por esta potestad el concedente puede
instruir u ordenar al concesionario sobre la ejecución de la concesión con la
finalidad de asegurar que el desenvolvimiento de su gestión, en este sentido, se
realice de la forma más beneficiosa al interés público, aunque ello implique el
surgimiento de nuevas cargas y erogaciones para aquél(15) – por supuesto, con la
(
14) MAYER, Otto, Derecho Administrativo Alemán, Tomo IV, Parte especial. Las obligaciones
especiales, Traducción directa del original francés por Horacio H. HEREDIA y Ernesto KROTOSCHIN,
Ediciones ARAYÚ, Buenos Aires, 1954, pág. 168; JÈZE, Gastón, ob. cit., Tomo IV, págs. 351 y 352;
WALINE, Marcel, Traité…, ob. cit., pág. 385; PÉQUIGNOT, Georges, Théorie générale du contrat
administratif, Éditions A. Pédone, Paris, 1945, pág. 312; GARCÍA OVIEDO, Carlos, Derecho
Administrativo, Tomo I, 6ta edición por Enrique MARTÍNEZ USEROS, E.I.S.A., Madrid, 1957, pág. 354;
DOMÍNGUEZ, Alberto, “Contralor directo sobre la organización y funcionamiento del servicio público.”,
en Trabajos de Seminario, Tomo XVI, Universidad Nacional del Litoral, Seminario de la Facultad de
Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, Rosario, 1942, pág. 27; DROMI, Roberto, Derecho
Administrativo, 8va edición actualizada, Ediciones Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2000, pág. 469. Para
Miguel Ángel BERÇAITZ (Teoría general de los contratos administrativos, Editorial Depalma, Buenos
Aires, 1952, págs. 290 y 291): “Por lo demás, este contralor no se ejerce sólo para saber si el
cocontratante cumple, sino también, en materia de concesiones de servicio público, para establecer si
puede cumplir mejor, es decir, si puede y hasta dónde puede mejorar el servicio que presta, en cantidad,
en calidad y en precio.”. En Cuba, LÓPEZ BLANCO, Marino, ob. cit., pág. 72.
(
15) Para Otto MAYER (ob. cit., Tomo IV, pág. 168): “(...) Se puede aún exigir un mejoramiento y que se
incremente la utilidad para el interés público. Que esto se traduzca en un aumento de trabajo y gastos a
cargo del empresario, no constituye un obstáculo. (...).”. En una conclusión del francés Gastón JÈZE (ob.
204
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
correspondiente armonización con la garantía de los derechos económicos del
concesionario dentro de la relación -. Lo que la convierte, además, en un
instrumento jurídico efectivo para lograr el mejoramiento de la realización de lo
concedido y para su adaptación a las nuevas realidades que las necesidades
colectivas van develando (especialmente en la prestación de servicios públicos).
La potestad de dirección se concreta básicamente en instrucciones y
órdenes – desde antiguo la doctrina(16), sobre todo la francesa, ha hablado en este
respecto de injoctions, instrucciones, órdenes ejecutorias, y prohibiciones – que
emite la entidad competente, dirigidas al concesionario, determinándole su
comportamiento en relación con un aspecto dado de la actividad concesionada; y
que resultan de obligatorio cumplimiento para éste, en virtud de que constituyen
actos administrativos, con las correspondientes notas de ejecutividad y
ejecutoriedad que marcan los efectos vinculantes de tales actos (privilegio de
decisión ejecutoria) y que derivan del principios de autotutela que rige e impregna
el actuar administrativo de la Administración Pública y que se manifiesta en dichos
actos.
b-) La potestad de control.
Mediante la potestad de control sobre la gestión de lo concedido la
entidad competente para ello puede fiscalizar el desenvolvimiento de esa actividad
cit., Tomo IV, págs. 364 y 365): “Debe observarse que el hecho de que las medidas ordenadas por la
Administración agraven las cargas financieras del concesionario y rompan el equilibrio financiero del
contrato de concesión, no es una desviación de poder. Las órdenes de la Administración son
perfectamente válidas, dejándose a salvo el derecho del concesionario a reclama una indemnización para
el restablecimiento del equilibrio financiero.”. Según Charles BERNIER (“Des pouvoirs de l’administration
sur les concessions de travaux publics”, en Revue du Droit Public et de la Science Politique en France et
a l’étranger, Tome quarante-quatrième, XXXIVe année, Marcel Giard Librairie-Éditeur, Paris, 1927, pág.
481): “Admettre, comme on n’a craint quelquefois de le faire, que les ordres de service anticontractuels
son susceptibles d’annulation équivaudrait donc en résumé à admettre la subordination de l’intérêt
public à un intérêt privé, c’est-a-dire le renversement du plus essentiel des principes de toute société
moderne.”. Sobre el poder de dirección del servicio, Enrique SAYAGUÉS LASO (Tratado de Derecho
Administrativo, Tomo II, Montevideo, 1959, págs, 54 y 53) decía: “La administración tiene facultades
amplias a ese respecto, pero debiendo siempre respetar la ecuación financiera del concesionario.”.
(
16) V. gr.: MAYER, Otto, ob. cit., Tomo IV, pág. 168; JÈZE, Gastón, ob. cit., Tomo IV, pág. 357;
ROLLAND, Louis, ob. cit., pág. 53; BERNIER, Charles, “Des pouvoirs de l’administration sur les
concessions de travaux publics”, ob.c it., pág. 474; PÉQUIGNOT, Georges, ob. cit., págs. 312 y 313; DUEZ,
Paul y DEBEYRE, Guy, Traité de Droit Administratif, Librairie Dalloz, Paris, 1952, pág. 560; NEGRIN,
Jean-Paul, L’intervention des personnes morales de Droit privé dans l’action administrative, Librairie
Générale de Droit et de Jurisprudence, Paris, 1971, pág. 232; MOREAU, Jacques, Droit Administratif,
Presses Universitaires de France, Paris, 1989, págs. 289 y sigs.; ALBI, Fernando, Tratado..., ob. cit., pág.
583; BERMEJO VERA, José, Derecho Administrativo Básico. Parte General, 8va edición, Thomson-Civitas,
Editorial Aranzadi, S.A., Cizur Menor, 2008, pág. 314.
205
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
en todos los aspectos que la misma involucra, para saber y comprobar si dicha
actividad se está llevando a cabo según las regulaciones establecidas y de
acuerdo con los criterios de oportunidad en la ejecución más favorables a la
colectividad. De ahí que el alcance objetivo de esta acción de control no sea
limitado en su contenido, sino que se extiende a todas las cuestiones relativas a la
actividad del concesionario en función de la concesión. (17) Es un enfoque integral
en el alcance del control que incluye la ejecución material de lo concedido, las
condiciones técnicas – de los medios materiales y el personal – que utiliza el
concesionario en esa ejecución, las condiciones legales y procedimentales, el
desempeño de las relaciones que de la concesión se derivan entre el
concesionario y los terceros, y las condiciones económicas y financieras que
rodean a la concesión.(18)
Este último aspecto, a su vez, puede manifestarse en dos vertientes: a-) el
control sobre el estado económico-financiero de la persona concesionaria –
presupuestos, gastos, ingresos, inversiones, obligaciones contraídas -; y b-) el
control sobre la fijación y aplicación del cobro de las tarifas y contribuciones que los
usuarios del servicio o la obra públicos y los beneficiarios de la obra pública deben
pagar al concesionario por el uso de aquéllas o el beneficio recibido por la
construcción de ésta – aquí no sólo se controla la fijación del cuantum de las
mismas, sino, especialmente en lo que a las tarifas se refiere, las circunstancias
que han determinado ese cuantum y las que generan una posible variación en el
valor de la tarifa -.
El control sobre el estado financiero del concesionario le permite a la
Administración Pública seguir la situación y comportamiento de la capacidad
económica de su contraparte en el nexo concesional, a partir de la cual la segunda
hace frente a las obligaciones contraídas en ese vínculo y garantiza, por esa vía, la
satisfacción del interés público.(19) No debe perderse de vista que cuando el
(
17) Sostuvo Oswaldo Aranha BANDEIRA DE MELLO (“Aspectos da reglamentacão de serviços públicos”,
ob. cit., pág. 113), entre otros, que: “A ação fiscalizadora do poder público debe distender-se a todos os
sectores de concessão, não sendo admisible se vede a sua entrada em dados terrenos, pois qualquer
operação dos concesionarios, relativa ao serviço, debe estar sujeita à apreciação do concedente.”.
(
18) Ver, entre otros, lo que planteara al respecto BANDEIRA DE MELLO, Oswaldo Aranha, “Aspectos da
reglamentacão de serviços públicos”, ob. cit., págs. 106 y sigs.
(
19) Ver, entre otros, lo que expusiera en relación con esta cuestión BANDEIRA DE MELLO, Oswaldo
Aranha, “Aspectos da reglamentacão de serviços públicos”, ob. cit., págs. 112 y 113.
206
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
concedente le otorga la concesión a un concesionario dado, es porque éste reúne
la aptitud económica necesaria para el desempeño de esa actividad. Capacidad
que debe mantener durante la vigencia de la concesión, so pena entonces de
afectar, por su incapacidad económica, el interés público que en ella se pone en
juego y desembocar en una extinción anticipada, por esa causa (quiebra), de la
concesión administrativa. Este control no sólo propicia que la Administración
Pública conozca y compruebe el status financiero actual, y su proyección futura,
del concesionario, sino que se erige, igualmente, en un paso básico inicial para
compulsar el actuar de la entidad administrativa en pos de ofrecer la solución más
saludable al interés común si ese status no resulta el más beneficioso para el
desenvolvimiento de la concesión; y que puede consistir en que la Administración
Pública decida acudir en ayuda económica del concesionario – a partir de
subvenciones u otro tipo de ayuda financiera -, ante la conveniencia que para el
interés público tendría la subsistencia de la vigencia de la concesión y en manos
de ese concesionario, o bien que la Administración Pública decida la extinción
prematura de la concesión administrativa amparándose en esa incapacidad
económica del concesionario.
El control sobre las tarifas y contribuciones que cobra el concesionario es
un importante espacio de control que tiene en miras inmediatas la acción directa
del concesionario sobre el público, y se inserta dentro de ese ámbito de actuación
fiscalizadora cuyo objeto son las relaciones entre el concesionario y los usuarios,
contribuyentes de mejora, beneficiarios, terceros en general, receptores directos de
los efectos de la actividad concedida. El concesionario, a raíz de la concesión y en
los marcos de su gestión, adquiere derechos y el ejercicio de ciertos poderes
jurídicos en relación con los terceros, que le son originalmente ajenos a su esfera
subjetiva característica – cobro de tasas, precios públicos, contribuciones de
mejora, poder de expropiación, de ocupación temporal, de policía -, que debe
realizar en función de las necesidades propias de la concesión; y la Administración
Pública debe velar y encausar esa realización por la línea adecuada para que no
se desvirtúe la finalidad que se persigue con dicha realización. Aquí la
Administración Pública no sólo debe controlar el ejercicio concreto de esas
acciones y que el concesionario observe los límites establecidos para ese ejercicio,
207
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
sino también las circunstancias que motivaron esa actuación y las que conllevaron,
dentro de los límites permitidos, alguna variación en la acción del concesionario en
este sentido – sobre todo en la cuestión tarifaria, por la trascendencia que en sí
misma reviste para la colectividad, para la Administración Pública y para el
concesionario-.
Atendiendo al momento en que puede realizarse el control sobre la
actuación del concesionario, éste puede clasificarse en control a priori o anterior o
previo y a posteriori o posterior. De igual forma, ese poder de control puede ser
ejercido por el concedente o por una entidad diferente al concedente que
especialmente o dentro de su cúmulo de atribuciones tenga incluida dicha
función(20) (por ejemplo las entidades reguladoras).
En la realización del control de la ejecución de lo concedido pueden
emplearse los más diversos medios, según sea el aspecto específico sobre el cual
recae ese control, y que van desde la exigencia de someter previamente
determinados actos del concesionario (típica expresión del control a priori) a la
aprobación, autorización o valorización por parte de la Administración Pública; las
inspecciones a instalaciones y medios utilizados por el concesionario; el examen
de su documentación legal y contable; de los procedimientos de ejecución
(
20) A modo de compendio, podemos acudir a las palabras de Carlos E. DELPIAZZO (ob. cit., pág. 396)
cuando refería: “En relación a los poderes de dirección y control a cargo de la Administración, es
interesante señalar, como un fenómeno propio de los procesos de reforma del Estado que viven muchos
países, la circunstancia de que estos poderes no se encuentran exclusivamente a cargo de la
Administración concedente sino que eventualmente están a cargo de órganos reguladores, es decir,
órganos creados específicamente con el cometido de verificar el cumplimiento por parte de los
concesionarios de determinados servicios públicos, particularmente aquellos que se prestan en régimen de
concurrencia, de modo que las reglas básicas de funcionamiento del servicio y la verificación del
cumplimiento de esas reglas básicas, esté parcialmente al margen de la administración concedente.”. Es
provechoso aquí, reproducir las aseveraciones del argentino Agustín GORDILLO (Tratado…, Tomo I, ob.
cit., pág. XV-3), cuando analizaba: “Así como el sistema previo a la Constitución de 1994 era que el que
legisla no ejercita ni juzga de la ley, el que la ejecuta no la dicta ni juzga de ella y el que la juzga no la
dicta ni ejecuta; ahora el sistema se ve complementado e integrado con el principio de que el que concede
u otorga un monopolio no debe ser el que lo controle. Es pues el mismo principio, actualizado, de la
división de poderes y el sistema de frenos y contrapesos, que nuestra Constitución perfecciona.”. Además
decía GORDILLO: “Cuando se estudiaba hace décadas en Francia las diferencias entre la planificación por
comisiones de planificación o por el Ministerio del ramo, siempre se entendió que la segunda alternativa
era la más peligrosa para los intereses colectivos, porque quitaba transparencia al proceso y dejaba al
poder político más lábil y maleable frente a las presiones del poder económico. Agréguese aquí que el
poder político es quien ha dado la concesión al poder económico y las cuentas se sacarán fácilmente.”; y
finalizaba: “Las normas sobre la privatización preceden al efectivo traspaso y constituyen por ende el
marco de ella, en tutela del interés público y de los usuarios: se puede mejorar el sistema a favor del
control y tutela de los usuarios, no desmejorarlo; más aun, cuando es reconocido que una causa eficiente
de la privatización con entes reguladores de control fue la inoperancia de los controles de la
administración central, en especial, los ministerios y secretarías.”
208
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
implementados por aquél; la presentación de informes periódicos; la realización de
audiencias públicas; etc.
Es necesario destacar que, como en todo proceso de control a una
actividad administrativa, no debe entenderse que existe un tipo o medio de control
más importante que otro, sino todo lo contrario; pues sólo a través de una visión y
aplicación integral del control de la concesión administrativa – alcanzándola en
toda su dimensión – se puede cumplir la finalidad que se persigue con él.
Recuérdese que cada tipo de control o medio que se emplee para su realización
tiene en su punto de mira un aspecto específico del actuar del concesionario, y no
alcanza por sí mismo a toda la actuación de ese sujeto, lo que le señala una
limitante. De ahí que sólo a través de la combinación de esos diversos tipos y
medios de fiscalización es que puede abarcarse consecuentemente, bajo el manto
de esa acción controladora, los variados aspectos que se involucran en la gestión
por el concesionario de la actividad concedida.
c-) Sobre los límites al ejercicio de la potestad de dirección y control
de la Administración Pública concedente.
A diferencia de otras acciones que en el mismo sentido pudieran ejercerse
sobre la concesión administrativa, el control y dirección que ejerce el concedente
sobre la actividad del concesionario, al estar presente como parte del contenido de
la relación concesional y mientras ésta dure, y por la finalidad que cumple dicho
control y dirección, no debe ser un control y una dirección esporádico, eventual,
con acciones aisladas, ni asistémico; sino que debe estar articulado de una manera
tal que funcione como un sistema unitario, de actuación continua, coordinada e
intensa, manifestándose de esa forma durante todo el tiempo de vigencia de la
relación concesional. Sólo de esa manera, y no en su eventualidad, podrá
realmente alcanzar la finalidad para la cual existe el poder de dirección y control de
la concesión que le es atribuido al concedente.
Como es dable suponer, la potestad de dirección y control de la concesión
administrativa no implica un ejercicio ilimitado de ella, antes bien, y como toda
potestad administrativa, encuentra importantes límites a su ejercicio; los que
podemos ubicar en cuatro aspectos importantes fundamentales: el ordenamiento
209
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
jurídico y el marco regulador de la concesión administrativa (principio de legalidad);
el contenido mismo de la potestad de dirección y control de la concesión; la
naturaleza o esencia de la concesión administrativa y el papel preciso que dentro
de su dinámica le corresponde a la Administración Pública; y el cumplimiento de
las obligaciones y los derechos patrimoniales adquiridos por el concesionario.
Pero, así como la defensa del interés público es el fundamento de la existencia de
la potestad de dirección y control en la concesión administrativa, este interés es
también el límite último al ejercicio de tal potestad.
Según se ha visto, toda potestad jurídica administrativa es emanación
directa del ordenamiento jurídico, y en el marco regulador de una relación
determinada se viene a concretar el ejercicio de esa potestad para ese vínculo en
específico si esta está involucrada en él. Por lo que en ese ordenamiento y en ese
marco regulador no sólo se encuentra la fuente determinante y autorizante de esa
potestad y su operatividad en la referida relación, sino que además se encuentra el
límite al ejercicio de la misma.
Todo acto de dirección y control que realiza la Administración Pública
sobre la ejecución de la concesión administrativa – y que en buena parte se
traducen en actos administrativos – debe hacerse sobre la base y los límites de las
regulaciones vigentes y de
los
principios
generales
que informan
esa
regulación(21); debiéndose ajustar, por lo tanto, a las exigencias de legalidad que
se imponen, so pena de incurrir en alguna irregularidad invalidante o vicio en sus
elementos esenciales que lo lleve a ser declarado nulo o anulable. En resumidas
cuentas este límite a la potestad de dirección y control no es otro que el que deriva
del deber que tiene la Administración Pública de someter su actuación al principio
de legalidad o, mejor dicho, al principio de juridicidad, con todas sus implicaciones.
Interesante aquí resulta el planteamiento de si en materia de dirección y
(
21) JÈZE, Gastón, ob. cit., Tomo IV, págs. 364 y 365; PÉQUIGNOT, Georges, ob. cit., pág. 316; DE
LAUBADÈRE, André, Traité théorique et pratique des contrats administratif, Tomo II, Librairie Générale
de Droit et de Jurisprudence, Paris, 1956, pág. 364; FERNÁNDEZ DE VELASCO, Recardo, Los contratos
administrativos, ob. cit., pág. 269; DOMÍNGUEZ, Alberto, ob. cit., pág. 52; SARMIENTO GARCÍA, Jorge H.,
“El Derecho y los contratos de la Administración.”, AA.VV., Estudios de Derecho Administrativo II,
Editorial Ciencias de la Administración, Buenos Aires, 2000, pág. 110; DE LA RIVA, Ignacio M., “La
libertad de empresa en los servicos públicos concesionados”, en Derecho Administrativo. Revista de
Doctrina, Jurisprudencia, Legislación y Práctica, No. 44, Ediciones Depalma, LexisNexis Argentina,
S.A., Buenos Aires, 2003, págs. 300 y 301. En Cuba, LÓPEZ BLANCO, Marino, ob. cit., pág. 62.
210
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
control de la concesión administrativa la Administración Pública no puede apartarse
de lo establecido sobre él en la letra del acto de concesión. Lo cual entronca con la
cuestión de si se considera o no que la Administración Pública ostenta este poder
jurídico como principio. Al respecto se han sostenido las más diversas opiniones,
ora aceptando, ora negando esa solución.(22) Por lo pronto, el hecho de que el
fundamento existencial de esa potestad no radique en la letra del acto concesional
– sino en el interés público -, nos parece un punto en contra de una interpretación
rígida que asuma que la Administración Pública no puede apartarse de lo escrito
en esa letra y debe ajustarse estricta e invariablemente a los términos en ella
(
22) Para Gastón JÈZE (ob. cit., Tomo IV, pág. 348) la Administración tiene poder de control aun cuando
en el acto de concesión nada se diga acerca del control y las cláusulas del acto de concesión relativas al
control tienen carácter reglamentario y no contractual. Añadiendo (ob. cit., Tomo IV, pág. 354): “El poder
existe, aunque se ejercicio no esté reglamentado. Pero, si no hay reglamentación, pueden suscitarse
dificultades en lo que respecta a los agentes públicos competentes para ejercer el control. Es por ese
motivo, sobre todo, que es útil un acto orgánico de control. Este acto orgánico regula las competencias.”.
Seguidamente escribía (ob. cit., Tomo IV, pág. 354): “El poder de control es general, impersonal y
también, permanente. Puede reorganizarse todas las veces que la Administración lo juzgue necesario. Por
el hecho de dictar un reglamento de control, una autoridad pública no queda despojada del derecho de
dictar otro. Este poder existe indefinidamente.”. Y (ob. cit., Tomo IV, pág. 355): “El contrato de
concesión no puede limitar el poder de control. (...).”. Luego sentenciaba (ob. cit., Tomo IV, pág. 363):
“En suma, la Administración tiene, sobre el concesionario de servicio público, poderes de control muy
amplios, que son consecuencia necesaria de la idea fundamental de que el servicio concedido es un
servicio público, que debe funcionar para el interés general; la concesión no puede ser un obstáculo para
el funcionamiento regular del servicio público.”. Manuel María DIEZ (Manual…, ob. cit., pág. 311)
sostuvo: “(…) Existe entonces un poder de contralor que se ejerce como ya vimos en su oportunidad, aun
en caso de silencio del contrato, y a pesar de que establezca lo contrario cualquier cláusula del mismo.
(…).”. En opinión de Enrique SAYAGUÉS LASO (ob. cit., Tomo II, pág. 55): “Cuando en la concesión se
ha previsto expresamente la forma de organizar el servicio y el contralor a ejercer, deben cumplirse las
estipulaciones acordadas. Esto es lo normal. Pero se admite que la administración concedente puede
modificar en cierta medida dichas cláusulas.”. Por su parte Marcello CAETANO (Manual de Direito
Administrativo, Tomo I, 1ª ediçao brasileira, Companhia Editora Forense, Rio de Janeiro, 1970, pág. 554)
escribía con motivo de los contratos administrativos: “Os limites do poder de fiscalização e, quando seja
caso disso, do poder de direcção são, por um lado, próprio contrato, de cujas cláusulas e, sobretudo, de
cujo objecto não é lícito à Administração afastar-se (...).”. Ilustrativos son también los razonamientos del
francés Francis-Paul BENOIT (El Derecho Administrativo Francés, 1era edición, Traducción de Rafael GIL
CREMADES, Instituto de Estudios Administrativos, Madrid, 1977, pág. 788), quien partía de afirmar que
en la concesión de servicio público se comprueba que la jurisprudencia no reconoce poder alguno general
de vigilancia y dirección de la Administración y que no se pueden reconocer a la Administración
contratante más poderes que los que hayan sido expresamente definidos en el contrato. En su línea de
pensamiento, si se plantean problemas de vigilancia delicados corresponde a las partes prever sus
modalidades, si lo estiman útil, en el momento de la conclusión del contrato, sin que sea posible al juez
reconocer a la Administración poderes de vigilancia más amplios que los que han sido aceptados por el
concesionario. También resultan llamativas sus afirmaciones (ob. cit., págs. 788 y 789) sobre la inutilidad
del reconocimiento de un derecho general de asegurar en todo momento que el servicio funcione
conforme a las estipulaciones contractuales; y sobre la no necesidad de este poder vinculado al régimen
general del contrato, en esto último pues las estipulaciones contractuales y las leyes de policía bastan en
la materia. El uruguayo Carlos E. DELPIAZZO (ob. cit., pág. 215), también a tenor de la contratación
administrativa en general, razonaba que el poder de dirección y control “(…) no es un poder de principio,
de manera tal que la Administración no puede ejercitar poderes de orientación y de fiscalización, si ellos
no están expresamente previsto.”; y agregaba: “Si no hay previsión legal, reglamentaria o contractual, no
es posible el ejercicio de poderes de dirección o de fiscalización, porque no son potestades que la
Administración tenga por el sólo hecho de ser Administración, sino que requieren de fundamento jurídico
positivo.”.
211
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
fijados sobre el ejercicio de la potestad de dirección y control. Pero, por otro lado,
en aras de la seguridad jurídica, de evitar excesivas actuaciones discrecionales, en
su amplitud, en manos de la Administración Pública, de la confianza jurídica que en
ella debe tener el concesionario, de la buena fe en el desenvolvimiento de la
concesión, es necesario que en el marco regulador de la concesión administrativa
(donde se inserta también el acto concesional) se expliciten de la mejor manera y
con el mayor alcance posible las condiciones en que se ejercitará la potestad de
dirección y control. En suma, opinamos que siempre que el interés público no lo
reclame como necesario, y exigiendo una justificación y motivación claras y
expresas cuando se actúe en contrario, si en la concesión administrativa se
disponen expresamente las condiciones en que se ejercerá la potestad de
dirección y control sobre ella, la Administración Pública deberá sujetarse en su
actuación en este sentido a los términos ahí dispuestos.
Un acto que resulta de un acuerdo de voluntades entre la Administración
Pública y otra persona regulado por el Derecho Administrativo, no debe atar
totalmente las manos de la primera cuando se trata del ejercicio de un poder
jurídico que se le otorga para la defensa del interés colectivo; pero tampoco la
Administración Pública, esgrimiendo ese poder, debe quedar del todo libre para
que sus agentes (hombres al fin) lo ejerzan como mejor entiendan. (23)
Nuevamente estamos frente a una arista del sempiterno planteamiento general de
la necesidad de buscar y lograr el equilibrio, dentro de una relación jurídica
administrativa, entre el interés público y el interés privado, poniéndoles en su justo
lugar, sin llegar a sacrificar total e indiscriminadamente uno frente a otro y
(
23) A propósito de esta idea, nos parece conveniente no pasar por alto ciertas reflexiones del francés
René RODIÈRE (Droit des transports. Transports ferroviaires, routiers, aériens et par batellerie, Tomo I,
Librairie du Recueil Sirey (Société Anonyme), Paris, 1953, págs. 280 y 281), quien señalaba otra arista
limitadora del poder de dirección y control del concedente, esta vez vinculada con el alcance preciso del
objeto de la concesión, relacionado con el carácter consensuado (para él específicamente contractual) del
acto concesional. En exposición de RODIERE: “c) Les arrêts analités ci-dessus nº 230 insistent sur ce que
la commune intention des parties a été de fournir de l’eau potable en quantité raisonnable à tout un
secteur, de fournir la lumière d’électricité à tous les habitants d’un quartier qui en feront la demande, de
desservir selon leurs besoins courants tello u tel quartier éloigné du centre… Cette référence à l’intention
commune des parties n’est pas une pure façade. Elle tend a rappeler que la concession est un contrat
dont l’objet d’elles, la personne publique concédante ne pouvait pas s’engager autrement que par des
procédés assurant l’égalité des gouvernés et ménageant son pouvoirs de contrôle. Cette réalité
contractuelle doit engager à formuler d’autres réserves: le concessionnaire ne peut pas être engagé à
entreprendre une activité sans rapport avec le service dont il a été charge. Une application de cette
réserve peut être trouvée dans l’aire géographique du service. Celle-ci ne pourrait las être étendue par
les injonctions de l’autorité concédante au delà du secteur prévu dans l’acte de concession.”.
212
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
revistiéndolos de las garantías necesarias para alcanzar la satisfacción de ambos.
El contenido específico de la potestad de dirección y control de la
concesión administrativa es otro límite a considerar para evitar un ejercicio
desmedido de esa potestad. Es necesario el respeto por parte de la Administración
Pública al contenido exacto y concreto del poder de dirección y control a la hora de
ejercitarlo,
apegándose
estrictamente
a
él
y
no
pretender
extenderle
inconsecuentemente su alcance, para evitar así confundir o convertir los actos de
dirección y control de la concesión en reales actos de gestión de lo concedido;
desnaturalizándose entonces la propia esencia y finalidad de ese poder directivo y
fiscalizador que la entidad administrativa tiene sobre la realización de la concesión.
Dirigir y controlar la gestión administrativa no quiere decir – ni es – gestionar,
ejecutar o realizar la concesión. La dirección y el control son en sí dos acciones de
sustancia diversa a la gestión, ejecución o realización; de hecho, los actos que
emanan como expresión del poder de dirección y control que la Administración
Pública posee sobre la concesión administrativa tienen como finalidad conocer,
comprobar y asegurar que la gestión de ésta se efectúe de acuerdo con las
regulaciones y en las condiciones más favorables al interés general. Ellos son
actos en función de la gestión, pero no son, ni deben ser, actos que resultan
expresión o manifestación inmediata de la gestión de la actividad concedida que le
corresponde al concesionario.
Como otro límite importantísimo al ejercicio de la potestad de dirección y
control de la concesión administrativa por parte de la Administración Pública se ha
reconocido la esencia, naturaleza, objeto o base existencial de dicha figura.(24)
(
24) V. gr.: MAYER, Otto, ob. cit., Tomo IV, pág. 168; JEZE, Gastón, ob. cit., Tomo IV, págs. 365 y sigs.;
BONNARD, Roger, Précis de Droit Administratif. Partie Générale, Librairie du Recueil Sirey, Paris, 1935,
pág. 554; PEQUIGNOT, Georges, ob. cit., págs. 317 y sigs.; DUEZ, Paul y DEBEYRE, Guy, ob. cit., pág. 561;
DE LAUBADERE, André, Manuel de Droit Administratif, Quatrième édition, Librairie Générale de Droit et
de Jurisprudence, Paris, 1955, pág. 222 y sigs., y Traitè théorique et pratique..., Tomo II, ob. cit., pág.
352 y sigs.; RODIERE, René, ob. cit., pág. 280; COUDEVYLLE, Andrée, Les concessions de service public
des collectivités locales, Sirey, Paris, 1983, pág. 54; MOREAU, Jacques, ob. cit., pág. 290;LINOTTE, Didier
y ROMI, Rhapaël, LINOTTE, Didier et ROMI, Raphaël, Services publics et droit public économique, 5e
édition, Litec Groupe LexisNexis, Paris, 2003, pág. 336; AUBY, Jean-Marie/ BON, Pierre/ AUBY, JeanBernard et TERNEYRE, Philippe, Droit Administratif des biens, 5e édition, Éditions Dalloz, Paris, 2008,
pág. 307; CAETANO, Marcello, Manual…, Tomo I, 1ª ediçao brasileira, 1970, ob. cit., pág. 556;
SAYAGUES LASO, Enrique, ob. cit., Tomo II, pág. 55; MALLOL GARCIA, José, ob. cit., pág. 63; ALBI,
Fernando, Tratado..., ob. cit., pág. 582; DOMINGUEZ-BERRUETA DE JUAN, Miguel, El incumplimiento en
la concesión de servicio público, Editorial Montecorvo, S.A., Madrid, 1981, pág. 463; LOPES MEIRELLES,
Hely, Direito Administrativo Brasileiro, 28ª edição atualizada por Eurico DE ANDRADE AZEVEDO, Délcio
213
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Ante todo, la concesión administrativa es, en su esencia, un modo de gestión
indirecta – mediante otra persona distinta a su titular – del objeto que se concede;
por lo tanto, la injerencia
o intervención de la Administración Pública en la
realización de lo concedido a través de su poder de dirección y control, no debe
manifestarse con una fuerza tal que de hecho la Administración Pública se
convierta en ejecutora directa de la concesión y se altere así la base esencial sobre
la que se erige la realización concesional, pasándose en la práctica de una gestión
indirecta a una gestión directa (règie) del objeto dado en concesión. De permitirse
esa posibilidad, simplemente la concesión administrativa dejaría de ser concesión
para convertirse en otra figura jurídica administrativa distinta en su naturaleza; en
este caso, en una gestión directa (règie). En definitiva, el límite que opera aquí, al
poder de dirección y control del concedente, no es otra cosa que el objeto mismo
de la concesión administrativa (el traspaso temporal al concesionario de la gestión
de determinada actividad administrativa) en tanto figura jurídica.
La Administración Pública, en el ejercicio de su poder de dirección y
control, debe observar el planteamiento básico de que en la concesión
administrativa quien realiza directamente su objeto es el concesionario y a ella le
toca la función de guía y guardián para que esa realización se apegue a las
regulaciones y al interés público a los que debe responder. En ese interior de
cosas, el papel que le corresponde a la Administración Pública es el de directora y
controladora y no de gestora; como hace ya muchos años sentenciara el comisario
del Gobierno francés JOSSE, en sus conclusiones sobre el arrêt Compagnies de
chemins de fer P.L.M., etc., del Consejo de Estado, en frase que ha hecho suya la
doctrina francesa: Le concessionnaire gère, l’administration contrôle(25) (el
concesionario gestiona, la Administración controla). Ello quiere decir también que
la Administración Pública no puede vulnerar, con su dirección y control, la esfera
de actuación autónoma, independiente o de iniciativa propia que tiene el
BALESTERO ALEIXO e José Emmanuel BURLE FILHO, Malheiros Editores L.T.D.A., São Paulo, 2003, pág.
211; DELPIAZZO, Carlos E., ob. cit., pág. 215.
(
25) JÈZE, Gastón, ob. cit., Tomo IV, pág. 366. Este francés reproducía en nota al pie de esa página parte
de las conclusiones de JOSSE, cuando decía: “Esto de que dispone el ministro (en materia de convenios y
contratos celebrados por el concesionario), es un derecho de control, el más completo y absoluto, sobre
todos los actos de gestión de las redes ferroviarias: las Compañías administran, el ministro controla.
(...).”. PÉQUIGNOT, Georges, ob. cit., pág. 317; DUEZ, Paul y Debeyre, Guy, ob. cit., pág. 561; DE
LAUBADÈRE, André, Traité théorique et pratique..., Tomo II, ob. cit., pág. 353; COUDEVYLLE, Andrée,
ob. cit., pág. 56; LINOTTE, Didier y ROMI, Rhapaël, ob. cit., 341.
214
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
concesionario en la ejecución de lo concedido.(26) Dicha autonomía es uno de los
elementos que marcan la condición indirecta que caracteriza a la concesión como
modo de gestión de la actividad que involucra; y la tiene ganada el concesionario
porque es una persona distinta del concedente, porque es a él al que se le ha
traspasado temporalmente la misión de realizar la actividad objeto de la concesión
y, sobre todo, porque es el concesionario, y no la Administración Pública, quien, en
principio, responderá con su patrimonio por los riesgos económicos que genera
ese desempeño. El ejercicio de la potestad de dirección y control no debe llevar a
la Administración Pública a sacrificar la autonomía del concesionario en la
ejecución de su actividad, pues se estaría así atacando y desvirtuando en la
práctica uno de los cimientos que configuran las líneas estructurales y existenciales
básicas de la concesión administrativa.(27)
A lo anterior puede sumársele que la potestad que aquí nos ocupa tiene
también sus límites en el normal cumplimiento por el concesionario de las
obligaciones y en sus derechos patrimoniales adquiridos a tenor de la concesión.
En efecto, los actos emanados del ejercicio de la potestad de dirección y
control no deben entorpecer ni impedir injustificadamente el normal cumplimiento
de las obligaciones asumidas por el concesionario, pues de esa manera se vería
afectado el interés público que se satisface a través de ese cumplimiento. Si se
produjeran ese entorpecimiento e impedimento por dichos actos de dirección y
control, más que garantizar y beneficiar al interés general por esa vía, se
convertirían en fuente de afectación para éste; cuestión ésta que es incompatible
con el fundamento mismo de tal potestad.
Por otro lado, los actos de dirección y control de la concesión
(
26) En contraste con esto el italiano Renato ALESSI (Instituciones de Derecho Administrativo, Tomo I,
Traducción de la 3ra edición italiana por Buenaventura PELLISÉ PRATS, Bosch, Casa Editorial, Barcelona,
1970, pág. 176) decía en cuanto al control técnico de la concesión: “Tal control es extensísimo, pudiendo
llegar hasta anular toda libertad del concesionario, (...).”.
(
27) Según André DE LAUBADERE (Traité théorique et pratique..., Tomo II, ob. cit., págs. 352 y 353): “(...)
Car le choix de ce mode de gestion qu’est la concession signifie précisément que l’administration a
entendu, en confiant le service à un particulier, laisser à son exploitation une large autonomie; c’est,
comme l’on dit parfois, un mode de gestion «décentralisé». (...) Il ne faut donc pas que, sous couleur de
contrôle, l’administration lie en réalité les pouvoirs d’initiative du concessionnaire de manière telle que
celui-ci n’apparaisse plus que comme un exécutant, auquel cas la concession dégénèrerait en fait en une
régie déguisée. Naturellement, il y a là plus une idée directrice qu’un critère concret, et le juge garde un
large pouvoir d’appréciation pour déterminer à partir de quel degré de contrôle l’esprit du régime de la
concession se trouverait dénaturé. (...).”.
215
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
administrativa no pueden desconocer los derechos patrimoniales que por la
relación concesional surgen para el concesionario, ni el límite a las obligaciones
por él asumidas. De ahí que si la dirección y el control de la concesión hacen más
onerosa su ejecución para el concesionario, alterando la ecuación financiera del
vínculo concesional, se debe compensar a dicho sujeto, (28) quien no está obligado,
ni puede ser obligado, a soportar ese desquilibrio sin compensación económica por
ello.
(
28) MAYER, Otto, ob. cit., Tomo IV, págs. 168 y 169; JÈZE, Gastón, ob. cit., Tomo IV, págs. 364 y 365;
SAYAGUÉS LASO, Enrique, ob. cit., Tomo II, págs. 54 y 55; BANDEIRA DE MELLO, Oswaldo Aranha,
“Aspectos da reglamentacão de serviços públicos”, ob. cit., pág. 106. Miguel S. MARIENHOFF sostenía
(Tratado de Derecho Administrativo, Tomo III-B, Contratos administrativos. De los contratos en
particular, 3era edición, actualizada, Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1983, pág. 618): “Pero la
intensidad y control sobre los concesionarios de servicios públicos no pueden llevarse al extremo de hacer
pesar sobre el concesionario los “gastos” que demande ese control. Si bien hay quien auspicia el criterio
de que tales gastos graviten sobre el concesionario, yo lo rechazo; sostengo que dichos gastos deben
quedar a cargo del Estado, quien al realizar el control ejercita potestades integrantes del poder de policía,
cuyos costos deben sufragarse con rentas públicas.”.
216
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La lógica de un dilema: del control de la Administración Pública
al control del ejercicio de la discrecionalidad administrativa.
Por Grethel Arias Gayoso.
“que la administración se desarrolla según el derecho existente
o en los límites que ella misma ha fijado a su actividad.
Al decir libertad jurídica en la actuación discrecional,
fijamos su verdadero carácter; es una libertad dentro
de los límites determinados por el orden jurídico;
libertad dentro del sistema normativo”
Oreste RANELLETTI
El control de la actividad del Estado, en su interrelación con los
presupuestos teórico-jurídicos que la orientan, ha constituido un imperativo
para su perfeccionamiento y una garantía jurídica para los ciudadanos. De esta
relación no escapa el ámbito de actuación administrativa –
jurídica de la actividad estatal –
como fracción
quedando reconocido en igual sentido, el
control del desempeño de la Administración Pública.
El principio de legalidad constituye el presupuesto jurídico habilitante que
permite, en primera instancia, controlar toda la actividad de la Administración,
que debe conservarse jurídica, dentro del Derecho, aún – y más aún –, en el
ejercicio de sus potestades.
Por su parte, la discrecionalidad administrativa absorbe una buena parte
del gran agregado de posibles actuaciones administrativas, en cuyo contenido
se integra la apreciación de la oportunidad de la decisión en íntima relación con
los principios de legalidad, interés público, proporcionalidad, racionalidad,
equidad y otros tantos que a la evaluación realizada por la Administración se
incorporan. La potestad discrecional de la Administración Pública es, de esas
instituciones, que acaparan todo el abolengo de una rama jurídica, y entorno a
la cual se generan – aún hoy – fértiles espacios de debate, intercambio y
reflexión.
 Doctora en Ciencias Jurídicas. Profesora de Derecho Administrativo y Derecho Urbanístico. Facultad
de Derecho. Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba.
217
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En toda su concepción, en la delimitación de sus rasgos, o en la
determinación de su necesaria presencia en el desempeño administrativo; no
ha podido soslayarse la referencia a su control, a su configuración, intensidad y
órganos encargados de realizarlo. Determinar hasta dónde llega la legitimidad
del acto emanado por la autoridad en el ejercicio de tal potestad, en el sentido
de verificar la defensa de los derechos reconocidos a los administrados,
constituye el más grande reto en este ámbito. El control de la discrecionalidad
administrativa se enfrenta a los desafíos que presuponen los cambios
acaecidos en la organización y funciones del aparato estatal, por un lado –
requiriendo una mayor libertad de acción ante una realidad compleja – , pero
por otro, necesitando de un control que certifique ese actuar y lo convierta
jurídica y políticamente en responsable.
1.
DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD, DE LA RESPONSABILIDAD DEL
ESTADO Y LA ADMINISTRACIÓN Y DEL CONTROL DE LA ACTIVIDAD
ADMINISTRATIVA
La dinámica del orden que se establece entre el principio de
responsabilidad del Estado y la Administración y el control, como instrumento
para su eficacia, transcurre por la intervención del principio de legalidad.
Tres etapas pueden identificarse en la evolución de la responsabilidad
del Estado: la de irresponsabilidad, la del reconocimiento de la responsabilidad
y la de su perfeccionamiento. El antiguo dogma “The King can do not wrong”,
marcaría la primera etapa, con sus matices en cuanto a la responsabilidad
subjetiva y la distinción entre los actos de poder y de gestión; pero la regla
general quedaría marcada por la idea de la soberanía que hacía indiscutibles
las actuaciones del Estado. El segundo momento queda identificado a partir del
célebre fallo Blanco de 1873 del Consejo de Estado francés, por el cual es
consagrada la responsabilidad del Estado independientemente de que
estuviera estatuida en textos legales expresos, o con independencia de los
actos de poder y de gestión; tomando como fundamento la noción de servicio
público:
218
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Considerando que la responsabilidad, en que pueda incurrir
el Estado por los daños causados a los particulares por el hecho
de las personas que emplea en un servicio público, no puede estar
regida por los principios establecidos por el Código Civil para las
relaciones de particular a particular.
Que esta responsabilidad no es ni general, ni absoluta, que
ella tiene sus reglas especiales que varían en función de las
necesidades del servicio y de la necesidad de conciliar los
derechos del Estado y los derechos de los particulares.
Que en consecuencia, de conformidad a los términos de las
leyes anteriormente citadas, la autoridad administrativa es la única
competente para conocerlas (Auto del Tribunal de Conflictos
confirmado).29
A partir de este momento se produce un cambio en la concepción de la
responsabilidad, precedido, por un proceso de constante perfeccionamiento
teórico y legislativo, asociado al auge del renacimiento y desarrollo de los
derechos de los ciudadanos y de éstos en relación mas estrecha con la
Administración.
1.1 El principio de legalidad en la estructura y funcionamiento de la
Administración Pública contemporánea
Nuevamente, la dinámica entre la responsabilidad y el control se articula
a partir del principio de legalidad. Elías DÍAZ afirma: “El principio de legalidad de
la Administración, la sumisión de ésta a la ley, se manifiesta, sobre todo, a
través de un sistema de control y responsabilidad de la Administración, sistema
29 TC 8-febrero-1873, BLANCO, Rec. 1er suplemento 61, conclusiones David en Marceau LONG,
Prosper WEIL, Guy BRAIBANT, P. DELVOLVÉ, B.GENEVOIS. Los grandes fallos de la jurisprudencia
administrativa francesa, 2da. edición, Librería Ediciones del Profesional, Ltda.,Bogotá, 2009, p. 1. El
criterio, desde entonces, se generaliza a los efectos de asumirlo como realidad para la configuración del
Derecho Administrativo contemporáneo, Leon DUGUIT. Las transformaciones generales del Derecho
(Público y privado), traducción de Adolfo POSADA y Ramón JAEN, Heliasta S.R.L, Argentina, 1975, p.
105; Libardo RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ. Derecho Administrativo. General y colombiano, 14ta edición,
Editorial Temis, Bogotá, 2005, p. 459.
219
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
que asegure el comportamiento de ésta conforme a Derecho y que sirva de
garantía para la seguridad jurídica de los administrados”30.
En el pórtico de la estructura administrativa y de su funcionamiento,
cualquier exposición que verse sobre la Administración Pública y su actividad,
no podrá discurrir sin la obligada referencia al principio de legalidad. Su
trascendencia e importancia agota todo el entramado jurídico y repercute de
singular manera en la rama administrativa.
El principio de legalidad instituido como freno a la omnipotencia del
monarca se sintetiza, posteriormente, en los derechos individuales, ratificando
el papel de la norma jurídica como generadora y protectora de estos
derechos31. Actualmente su extensión del llega a todo el ordenamiento (leyes,
reglamentos y demás disposiciones con fuerza normativa, incluidos los
principios del Derecho), criterio enarbolado particularmente por Maurice
HAURIOU y su reconversión del principio a partir de la noción del bloque de
legalidad32, que es compartido hoy por otros autores33. El principio de
legalidad, en razón de este bloque, vincula a la Administración en el respeto a
las normas jurídicas, con independencia de su jerarquía normativa, fuente de
autoridad creadora, forma que revista o contenido, las producidas tanto por el
órgano con potestad legislativa, como aquellas que emanan de las entidades
que ostentan la potestad reglamentaria y los principios generales del Derecho.
30Elías DÍAZ, Estado de Derecho y sociedad democrática, 8va edición, Taurus Humanidades, España,
1981, p.63
31En torno a esta idea NIETO expone “parece claro entonces que el principio de legalidad cumple dos
funciones diferentes: por un lado, es el instrumento de canalización del control político parlamentario; y,
por otro, cuando están reconocidos derechos individuales – y sólo entonces – es el instrumento de control
jurisdiccional”. Alejandro NIETO, Estudios históricos sobre Administración y Derecho Administrativo,
INAP, Madrid, 1986, p. 155.
32Maurice HAURIOU, Précis de Droit Administratif et de Droit Public, Onzième édition, Société anonyme
du Recueil Siney, Paris, 1927, pp. 172 y ss.
33A tales efectos podríamos citar a Juan Francisco LINARES, Poder discrecional administrativo (Arbitrio
legítimo), Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1958, p. 41; Luis COSCULLUELA MONTANER, Manual de Derecho
Administrativo, 5ta Edición, Civitas, S.A, Madrid, 1994, p. 74, este autor plantea: “legalidad
administrativa significa sometimiento a normas. El sometimiento a la ley debe entenderse en su sentido
más extenso”. En igual sentido, Miguel SÁNCHEZ MORÓN, Derecho Administrativo, Parte General,
Tecnos S.A, Madrid, 2005, p. 87 expone “toda actuación del Gobierno y de la Administración, incluida la
aprobación de reglamentos, está sometida plenamente a la ley. La Administración no sólo debe, por tanto,
respetar la ley, sino también el resto del ordenamiento jurídico”. De la misma manera, Juan Alfonso
SANTAMARÍA PASTOR, Principios de Derecho Administrativo general, Tomo I, Iustel, Madrid, 2005, p.80
afirma que “la Administración debe observar las leyes emanadas del Parlamento, pero también todas las
restantes normas que integran el ordenamiento jurídico”.
220
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Los resultados directos de dicho para la Administración se pueden
traducir en las siguientes ideas cardinales: primero, como elemento de
configuración del funcionamiento de la Administración Pública y, por ende, de
las potestades que le atribuye; y, en segundo lugar, la subordinación de la
actuación administrativa al Derecho, tanto en el orden de la producción
reglamentaria como en el de los actos administrativos. La existencia de
espacios totalmente reservados a la ampliación por el legislador – conocido en
el ámbito constitucional como reserva de ley 34 – se alza también como
imperativo limitante a la Administración y con ello garantía de respeto a la
legalidad, donde la norma le ha reservado el derecho de legislar a un
determinado órgano, ha de abstenerse la Administración de disponer por vía
reglamentaria para esas cuestiones.
El principio de legalidad cumple una función cardinal en relación al
otorgamiento de potestades imprescindibles para el actuar administrativo,
consagrando a la norma jurídica como límite y condición35. De forma muy
sucinta, la Administración podrá actuar hasta donde el ordenamiento le permita,
pudiendo regular sobre aquellas materias que se le atribuyan y sólo si se le ha
conferido la potestad para hacerlo. Es, por tanto, el hilo conductor por el cual se
ha de regir la actuación administrativa, se articula la noción de la
responsabilidad, se organiza el control y se potencian los derechos de los
ciudadanos frente al actuar de la Administración Pública.
1.2 La responsabilidad y control: correlato del principio de legalidad
El reconocimiento de la responsabilidad del Estado, de la Administración
y sus agentes constituye una realidad, un principio jurídico que sostiene las
relaciones entre aquellos y los ciudadanos; aún y cuando las fórmulas
34Para más detalles sobre la reserva de ley puede consultarse, Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA,
Legislación delegada, potestad reglamentaria y control judicial, Tecnos S.A, Madrid, 1970, p. 171;
Javier PÉREZ ROYO, Curso de Derecho Constitucional, 4ta edición, Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y
Sociales S.A, Madrid, 1997, p. 346; Rafael ENTRENA CUESTA, Curso de Derecho Administrativo,
Volumen I, 12ma edición, Tecnos S.A, Madrid, 1998, p. 141.
35GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, sostienen el criterio de que: “La legalidad otorga
facultades de actuación, definiendo cuidadosamente sus límites, apodera y habilita a la Administración
para su acción confiriéndole al efecto poderes jurídicos” Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA y Tomás Ramón
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Curso de Derecho Administrativo, Tomo I, 12ma edición, Civitas Ediciones, S.L,
Madrid, 2004, p.449.
221
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
establecidas para su exigencia difieran entre un ordenamiento jurídico y otro.
Sin embargo, aún como principio, requiere de eficacia jurídica práctica, la cual
se logra, precisamente a partir del control.
Desde una misma lógica: la responsabilidad entraña, necesariamente, la
idea del control; reconocer el principio de responsabilidad de la Administración
Pública y sus agentes trasciende al reconocimiento del control como un
principio general para la Administración Pública, y en cuanto tal, no podrá
sustraerse ningún ámbito de su actuación. El control queda en una función
instrumental, básica, respecto a la eficacia del resto de los principios.
El conjunto de potestades otorgadas a la Administración por el
ordenamiento – incluida, por supuesto, la discrecional – representan, a través
de la actividad de ésta, una manifestación del ejercicio del poder del Estado. El
ejercicio de ese poder es correlativo, en la contemporaneidad, con la idea del
control, y no se concibe – al menos no debería – alejado del que se configura
como el primero de los elementos de fiscalización: el Derecho36. Esta actividad
legitima y, a la vez, reduce el ejercicio del poder, verificando sus límites, la
manera y medida en que ha sido ejercido.
Etimológicamente suelen emplearse diversos términos para referirse a la
idea que engloba el control; v.gr. examinar, verificar, vigilar, inspeccionar,
fiscalizar37. Desde una perspectiva muy amplia se refiere a la evaluación por
parte de un sujeto con facultad para ello de la actividad de otro, ya sea en
virtud de una función propia o ajena, o como afirma, Enrique SAYAGUÉS LASO,
36Como afirma DROMI, “Gobierno y control es la fórmula orgánica de la estructura futura del poder,
para que a los que mandan no les falte poder y a los que obedecen no les falte libertad, resguardada
mediante controles idóneos, que aseguren calidad y eficacia”. Roberto DROMI, Derecho Administrativo,
8va edición, Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2000, p. 112.
37En tal sentido pueden revisarse los conceptos ofrecidos por Adolfo MERKL, Teoría General del Derecho
Administrativo, traducción de José Luis MONEREO PÉREZ, Comares, S.L, Granada, 2004, p. 462; Guido
ZANOBINI, Curso de Derecho Administrativo, Volumen I, Parte General, Traducción de la 5ta edición
Italiana (1949) por Héctor MASNATTA y actualizada con la 6ta edición por Francisco Humberto PICONE,
Ediciones ARAYÚ, Buenos Aires, 1954p. 365; Pietro VIRGA, Diritto Administrativo, Vol. II, Atti e ricorsi,
6ta edizione, completamente rivedutta e aggiornata, Giuffré editore, Milano, 2001, p. 77; Carlos E
DELPIAZZO, Derecho Administrativo uruguayo, Porrúa-UNAM, México, 2005, p. 417. Tan variados
como los términos, resultan las clasificaciones doctrinales para la actividad de control, resultando sólo
referidas aquellas manifestaciones que se han encargado de la fiscalización de los actos resultantes de una
actuación discrecional por parte de la Administración.
222
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
“supone un juicio lógico respecto a si dicha actividad se conforma o no a las
reglas que la regulan”38.
Dos son los elementos que fundamentan la realización de control: la
legitimidad de la acción y el ajuste a la finalidad prevista, o sea, la verificación
de la competencia del órgano, los medios, el procedimiento y los fines entran
en un proceso de uniformidad y equivalencia39. La actividad controladora se
determina por el examen de la actividad administrativa a la luz de su
legitimidad, esta última vista desde su regularidad jurídica, no sólo con respecto
a las normas establecidas, sino también a los principios que deben orientar la
conducta del ente administrativo actuante, así como, la manera en que da
respuesta a la finalidad declarada.
Con respecto al resultado, la actividad de control puede manifestarse de
dos formas: una primera, restrictiva, por la cual una vez verificada la actuación
administrativa se deja constancia de su correcta o incorrecta realización; y una
segunda, extensiva, que incluye, además de la verificación, la imposición de un
resultado al ente administrativo controlado40. Ninguno de los dos resultados
resultan desacertados, cada mecanismo controlador tiene determinados sus
límites competenciales y en virtud de ellos desarrollará su actividad, empero la
noción extensiva configura de forma más integradora la idea del control y de
sus resultados.
En el ámbito de fiscalización de la actuación administrativa, el interés
público se impone como un elemento de comprobación de su actividad que
entronca en todo su quehacer y, a la par, contribuye con la materialización de
otro de los principios que orientan el actuar administrativo: el de
38Enrique SAYAGUÉS LASO, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo II, Montevideo, 1959, p.438.
39Carlos DELPIAZZO sostiene que los elementos claves en la realización de la actividad de control son el
órgano controlador, el fin perseguido, la estructura, el procedimiento, y los medios; y aunque no
menciona el fin en esta enumeración, sí lo hace cuando se refiere a los objetivos de dicho quehacer.
DELPIAZZO, ob.cit., p. 419. Para Eva GIMÉNEZ I CARRONS, las relaciones de control se fundamental en
base al aseguramiento de que el ente controlado se adecua en el empleo de sus medio y actuación al fin
propuesto y la protección del interés público. Eva GIMÉNEZ I CARRONS, Los controles administrativos
sobre los entes locales, Generalitat de Catalunya, Institut d´Estudis Autonómics-Marcial Pons, Ediciones
Jurídicas y Sociales, S.A, Madrid, 2001, p.293.
40Esta segunda posición es reconocida por ZANOBINI dentro de la clasificación que otorga al “control
represivo”, el cual en sus resultados no se limita a la verificación de la actividad administrativa, sino que
ataca su existencia. Véase, ZANOBINI, ob.cit., p. 367 y en el mismo sentido de esta clasificación,
GIMÉNEZ I CARRONS, ob.cit., p. 77.
223
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
responsabilidad. Como afirma DROMI, “el control se impone como deber
irreversible, irrenunciable e intransferible para asegurar la legalidad de la
actividad estatal”41.
La actividad de control se configura como principio en relación con la
Administración Pública42, correlativo a las garantías que, del principio de
legalidad, derivan para el administrado. En virtud del principio de control, toda
la actividad de la Administración debe estar sometida a mecanismos que
permitan comprobar su actuación en relación con las normas y los principios
jurídicos que la orientan. En este marco, un órgano – de igual función o
diferente, jerárquico o no –, verifica la actuación de la Administración, en
relación tanto a su legitimidad como al fin previsto, con la posibilidad de
aplicación de una medida de corrección de la situación controlada. El principio
de control precisa concretarse mediante la creación de mecanismos, vías para
su ejercicio, tema que alcanza con particular interés a los supuestos de
ejercicio de la potestad discrecional.
Reconocer el control, como principio, significa extenderlo a todas sus
formas y manifestaciones y extenderlo a la variedad de actuaciones en que se
desenvuelve la Administración Pública. Por ejemplo, en Cuba, GARCINI GUERRA
reconoce el control como un principio, significativamente enlazado al control
popular. Asumir al control como un principio obligaría a aceptar la posibilidad
de cuestionamiento a la actuación universal de la Administración, y esto
entraría en contradicción con la propia exclusión de la discrecionalidad del
control judicial.
41DROMI, ob.cit., p. 792.
42Este criterio es sostenido por Héctor GARCINI GUERRA y Miguel REYES,
Administrativo, Tomo I, Parte General
, Escuela de Ciencias Jurídicas,
Manual de Derecho
Facultad de Humanidades,
Universidad de La Habana, La Habana, 1963, p. 218; Miguel SÁNCHEZ MORÓN, El control de las
Administraciones Públicas y sus problemas, Espasa- Calpe S.A, Madrid, 1991, p. 40; Eberhard SCHMIDTASSMANN, La teoría general del Derecho Administrativo como sistema. Objeto y fundamentos de la
construcción sistemática, traductores Mariano BACIGALUPO (y otros) INAP- Marcial Pons, Ediciones
Jurídicas y Sociales S.A, Madrid, 2003, p. 241; COSCULLUELA MONTANER, ob.cit., p. 518; Juan Alfonso
SANTAMARÍA PASTOR, Principios de Derecho Administrativo general, Tomo I, Iustel, Madrid, 2005, pp.
86-87.
224
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
2.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA: ENTRE EL PRINCIPIO DE
LEGALIDAD,
EL
CONTROL
Y
LA
RESPONSABILIDAD
DE
LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Con la referencia anterior accedemos a un segundo momento que nos
lleva del control de la Administración Pública, al control de la actuación
administrativa en ejercicio de la potestad discrecional.
El esquema que integra el control de la actividad administrativa
discrecional engloba toda una serie de elementos imprescindibles para su
comprensión: desde el principio de legalidad, el reconocimiento del principio de
responsabilidad del Estado y de la Administración, el principio de interés
público, y las posibilidades fiscalizadoras en virtud de la concepción de órganos
especializados o no, verificadores de la legalidad o la oportunidad de las
actuaciones, así como la intensidad con que lo efectúan.
2.1
La
concepción teórica
de
la
discrecionalidad administrativa:
presupuesto para su control
La dificultad normativa para precisar todas y cada una de las situaciones
que en el orden práctico se suscitan en el actuar administrativo, constituye la
primera razón justificante para la existencia de este tipo de potestad. Una
situación que no resulta de la ineficacia o negligencia legislativa, sino de un
proceso totalmente consciente, en pos de la mejor gestión de los intereses
públicos. La Administración en virtud de su quehacer cotidiano precisa que le
sea conferido un margen de actuación flexible que le permita moverse sin
quebrantar el ordenamiento y lograr sus fines, así reconoce Kenneth Culp
DAVIS la imposibilidad de “redactar leyes que tengan respuestas para todos los
casos y para todos los hechos, ni siquiera los de mayor envergadura: la mejor
manera de encontrar respuestas es dejar que los administradores las busquen
a medida que se vayan presentando”43.
43Kenneth Culp DAVIS citado por Miguel BELTRÁN DE FELIPE, Discrecionalidad administrativa y
Constitución, Tecnos S.A. Madrid, 1995, p.26.
225
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La discrecionalidad no se configura como una anomalía dentro del
subsistema administrativo sino como un elemento indispensable para el logro
de una Administración que actúe de forma eficiente y eficazmente. Su función
es, por tanto, contribuir al desenvolvimiento de la actividad administrativa, de lo
contrario debería esperar la Administración por la habilitación legal expresa
para cada acción, incurriendo en dilaciones indebidas y repercutiendo
negativamente en la esfera de los administrados, para quienes, una acción a
destiempo, se convertiría no sólo en retraso sino también en desprotección de
sus intereses y de los principios que han de regir el actuar administrativo. Esa
capacidad de movilización en la toma de decisiones es, en buena medida, una
garantía de la buena administración, en términos de Bartolomé FIORINI, de
“gestión en forma sagaz y fecunda”44.
La evolución de la potestad discrecional ha estado marcada por el grado
en que históricamente se ha perfilado la vinculación de la Administración al
ordenamiento en virtud de una dependencia negativa o positiva al mismo, en
un “proceso largo, complejo y zigzagueante”45 como advierte Lorenzo MARTÍNRETORTILLO BAQUER, y marcado por las influencias de los cambios políticos en
la esfera administrativa.
Concebida como una actividad jurídica, su nueva concepción como
institución, ha posibilitado el tránsito hacia un nuevo modelo de control, que
tiende a tutelar la posición del administrado y la preservación del principio de
legalidad en la actuación administrativa derivada del ejercicio de la potestad
discrecional a través de mecanismos y técnicas, que en consonancia con el
contenido del principio de legalidad y de oportunidad administrativa garanticen
su realización.
Hemos ubicado en el epicentro de las referencias al principio de
legalidad en su trascendencia y vínculo respecto al ejercicio del poder público,
por tratarse del elemento que constituye asidero para el posterior control de las
actuaciones derivadas del ejercicio de la potestad discrecional, justamente por
44Bartolome A. FIORINI, La discrecionalidad en la Administración Pública, Alfa, Buenos Aires, 1952,
p.26.
45Véase, Lorenzo MARTÍN-RETORTILLO BAQUER, “Poder Ejecutivo, discrecionalidad, legalidad y control” en
Revista del Poder Judicial, No. 6/ 1997, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, pp.215-252.
226
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
considerar a la norma jurídica como límite y condición del actuar administrativo;
referencia ésta que no significa desconocer el papel que juega el principio en
relación con los ciudadanos.
La discrecionalidad administrativa es posible analizarla desde diversas
perspectivas46, con la posibilidad de crítica a la que se enfrenta cualquier
planteamiento científico, pero sin negar los elementos esclarecedores que cada
una de ellas aporta. Para una definición de la potestad discrecional de la
Administración Pública puede tomarse como punto de partida su propia
disposición semántica. Si es desmembrada la estructura gramatical queda, en
primer término, la idea de la potestad, en consecuencia la génesis de su
definición es ordinamental, relacionada con la habilitación legal previa para su
existencia, traducido en los términos de imposibilidad de ser extralegal y
correlativamente de respetar los elementos reglados que concurran en la
norma habilitante, por lo que todo su ejercicio depende de la densidad con que
ha sido regulada. Prototípico de esta potestad es el ejercicio de apreciación
que realiza la Administración entre diversas alternativas o modos de actuación
– que pueden estar o no incluidos en la norma jurídica – pero que le sirven al
órgano administrativo para ampliar su marco de decisión. Esta actuación tendrá
como límite la consecución, siempre, del interés público y la finalidad de la
norma por la cual fue conferida, pues la Administración no puede desprenderse
de su propia naturaleza teleológica.
Los criterios rectores de la decisión administrativa estarán dados por
elementos no descritos en la norma: políticos, económicos, de oportunidad,
mérito o conveniencia47, que justificarán en última instancia la elección de una
46 Son variados los criterios desde los cuales podría sistematizarse el concepto de la discrecionalidad
administrativa. A tales efectos, proponemos: Criterio de la libertad de actuación o por exclusión; Criterio
de la posibilidad de elección; Criterio del interés público. Dichas reflexiones pueden encontrarse en
Grethel ARIAS GAYOSO., La discrecionalidad administrativa y su control en el ordenamiento jurídico
cubano, Tesis en opción al grado científico de Doctora en Ciencias Jurídicas, Santiago de Cuba, 2011
47Los tres últimos términos: oportunidad, mérito y conveniencia, suelen emplearse indistintamente por la
doctrina, fundamentalmente la italiana, seguida también por autores argentinos. En este sentido, aunque
los autores emplean con relativa frecuencia “conveniencia u oportunidad”, “fondo o mérito”, es posible
apreciar sus diferencias. La conveniencia u oportunidad, constituyen dos elementos apreciables en el
mismo momento de ejecutarse la actuación administrativa, son dos de los aspectos que puede apreciar el
ente al momento de tomar su decisión. El mérito, se ubica en una etapa posterior, definiendo el valor de la
actuación administrativa, dígase del mérito de un acto o actuación administrativa cuando responde a las
condiciones de oportunidad y conveniencia. En tal sentido pueden consultarse, Errico PRESUTTI,
227
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
alternativa con respecto a otra (distinción de la doctrina italiana que ha venido
siendo retomada por la argentina, aunque no en exclusividad).
La discrecionalidad administrativa es, en estos términos, una forma de
actuación administrativa previamente conferida por el ordenamiento, en virtud
de la cual la Administración apreciará y elegirá entre diferentes alternativas
tomando como fundamento de su acción criterios no previstos en la norma,
debiendo ser consecuente en todo momento con los imperativos de legalidad e
interés público.
2.2 Los límites de lo discrecional, su influencia en los espacios del
control
A lo largo de toda la evolución y desarrollo de la sociedad, la idea de
imponer límites al poder ha sido un imperativo esencial adjudicado en buena
parte al Derecho. Limitar los poderes inherentes al Estado no es para nada una
idea fuera de contexto, por el contrario, ha servido como fuente de realce a la
posición jurídica del ciudadano en su interrelación con el aparato estatal. No
escapa, por tanto, la Administración Pública, y mucho menos el fenómeno
discrecional.
En lo que a la potestad discrecional administrativa se refiere, pueden
identificarse un conjunto de límites naturales o intrínsecos, que derivan de las
particularidades que entraña la figura objeto de estudio; y un conjunto de
límites relacionales o extrínsecos, resultado de su ejercicio e interacción con lo
social, sin ser excluyentes unos y otros48.
Instituzioni di Diritto Administrativo italiano, Volume I, Terza Edizione aggiornata con la attuale
legislazione, Casa editrice Giusseppe Principato-Messina, Messina, 1931, p. 156; Gino DANESI, Diritto
Administrativo, Casa Editrice Ditta Carlo Colombo, Roma, 1938, p. 43; Antonio AMORTH, Il Merito
dell’atto amministrativo, Dott. A. Giuffrè – Editore, Milano, 1939, p. 25; Elio CASETTA, Manuale di
Diritto amministrativo, ottava edizione riveduta ed aggiornata, Giuffrè Editore, Milano, 2006, p. 354;
Ernst FORSTHOFF, Tratado de Derecho Administrativo, Traducción de LEGAZ LECAMBRA, GARRIDO
FALLA y GÓMEZ DE ORTEGA Y JUNJE, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1958, p. 414; Rafael BIELSA,
Derecho Administrativo. Legislación administrativa argentina, 4ta.edición, Librería y Editorial “El
Ateneo”, Buenos Aires, 1947, p. 209; Manuel María DIEZ, El acto administrativo, Tipográfica Editora
Argentina, Buenos Aires, 1956, pp. 158, 246; Juan Carlos CASSAGNE, Estudios de Derecho Público,
Ediciones Depalma, Buenos, Aires, 1995, pp. 169 y 170; Roberto DROMI., ob.cit., p. 518.
48FIORINI propone una clasificación de los límites a lo discrecional que distingue entre límites negativos,
relativos, y positivos. Comprende dentro de los primeros los “cercos normativos de gradas superiores”,
228
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Dentro de los límites naturales o intrínsecos - que juegan un importante
papel en el ejercicio de la discrecionalidad – podríamos apuntar, en primer
término, a la norma jurídica discrecional, en relación al principio de legalidad49;
con influencia conexa al principio de interés público, fundamento de todo el
quehacer administrativo y especialmente del actuar discrecional. Éste no se
refiere a la sumatoria de los intereses de un número de personas, sino de
aquellos que se comparten entre sí; por tal motivo no se aparta de la idea del
interés privado. Ese elemento de adecuación al fin realza de manera
concluyente el elemento teleológico que caracteriza a la rama administrativa y
deriva, o bien de la norma jurídica que habilita al ejercicio discrecional, o, en
última instancia, del ordenamiento en su conjunto que determinaría cuáles son
los fines públicos a cumplimentar por la Administración.
En relación con la inobservancia del interés público hay una
consecuencia esencial que se traduce básicamente en la proscripción de la
arbitrariedad. En este sentido, Agustín GORDILLO postula la desviación de poder
como “prohibición de actuar con una finalidad impropia”50, que en nuestro
criterio más que un límite en sí, es la consecuencia de la desatención de uno
de estos límites, específicamente del interés público como principio.
La imposibilidad de actuar arbitrariamente apunta a la idea general de
los límites a lo discrecional.
Como
límites
relacionales
o
extrínsecos
reconocemos,
fundamentalmente, los que derivan, una vez ejercida la potestad, en relaciones
jurídicas concretas, interviniendo de esta forma en la esfera jurídica de los
administrados. Se reconoce en los derechos fundamentales un límite puntual,
conectándose con su clásica función como delimitadores negativos de la acción
las sentencias judiciales; en los segundos los que crea normativamente el administrador y que puede
derogar en cualquier momento y por último, los positivos, aquellos que regulan la eficacia del acto.
FIORINI, ob.cit., pp. 90-109. Nos resulta innecesaria esta distinción entre límites negativos y relativos
cuando se trata en ambos de fenómenos normativos a respetar por la Administración en todo momento,
tomando como base el respeto a la legalidad en su aplicación en bloque. En el caso de los límites
positivos, estos también se insertan dentro de los que hemos denominado como naturales.
49Véase, la posición asumida por Georges VEDEL, Derecho Administrativo, Traducción de la 6ta edición
francesa por Juan RINCÓN JURADO, Aguilar S.A, Madrid, 1980, p. 259-260.
50Agustín GORDILLO, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo I, 5 ta Edición, Fundación de Derecho
Administrativo, Buenos Aires, 2000, p. X-29.
229
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
del poder público51 y que es reconocido en los términos de GORDILLO como
“regulación indirecta o inversa”52 para incluir así todos los casos en los que la
ley protege a los particulares de la interferencia en sus actividades.
En la misma línea de los principios, GORDILLO, María Amparo GRAU y
José Luis VILLAR PALASÍ53 reconocen que no se pueden obviar aquellos que
representan la idea de los principios generales del Derecho como límite, un
límite externo que no puede ser violado por el contenido de los actos obtenidos
de una actuación discrecional54. Se destacan los principios de oportunidad
(que aúna una parte de la efectividad del resto de los principios que
mencionaremos a continuación, y que se equipara con las normas de buena
administración), de racionalidad (en virtud de la adecuación de la decisión con
determinadas reglas o normas), de razonabilidad (en relación opuesta con lo
arbitrario, como prohibición para la Administración de actuar irrazonablemente
cuando no ofrezca los fundamentos de su actuación, o se funde en elementos
inexistentes), de proporcionalidad55 (en razón de la medida que debe
respetarse entre los fundamentos de hecho y la consecuencia, entre los medios
y métodos que se empleen para lograr esa consecuencia y el fin que propone
la norma), de buena fe (como principio general de actuación para la
Administración que debe sentar su actuar sobre las bases de la legalidad y sin
hacer incurrir al administrado en el error o utilizando mecanismos que vayan en
detrimento de su posición o derechos, y que se reconduce a la confianza
51Esta posición es ponderada por ejemplo por H.W.R. WADE, Derecho Administrativo, Estudios de
Administración, Traducción de Mariano BAENA DEL ALCÁZAR y Elena BARDON FERNÁNDEZ, Instituto de
Estudios Políticos, Madrid, 1971, p. 90; Maurer HARMUT, Elementos do direito administrativo alemão,
tradução de Luís Alfonso HECK, Sergio Antonio Fabris Editor, Porto Alegre, 2001, p. 51; Manuel I
SARMIENTOS ACOSTA, “Control de la discrecionalidad y derechos fundamentales” en Revista del Poder
Judicial, No. 3, 2da. Época, septiembre 1993, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, pp. 205-234.
52GORDILLO, ob.cit., Tomo I, p. X-19.
53GORDILLO, ob.cit., Tomo I, pp. X-29- 30; María Amparo GRAU, “Tratamiento doctrinario y
jurisprudencial de la discrecionalidad administrativa en Venezuela” en AA.VV. VII Jornadas
Internacionales de Derecho Administrativo “Allan Randolph Brewer- Carías”, El principio de legalidad
y el ordenamiento jurídico administrativo de la libertad económica, Fundación de estudios de Derecho
Administrativo, Tomo I, Ediciones Funeda, Caracas, 2004, p. 93-94. VILLAR PALASÍ, reconoce el
principio de “mensurabilidad”, como eje en el que se insertan los principios de buena fe, proporcionalidad
y oportunidad y que representan el ámbito de la potestad en función. Véase, José Luis VILLAR PALASÍ,
Apuntes de Derecho Administrativo, Parte General, Tomo II, Madrid, 1977, p. 166.
54Manuel F CLAVERO ARÉVALO, “La doctrina de los principios generales del Derecho y las lagunas del
ordenamiento jurídico” en Revista de Administración Pública, No. 54, Septiembre- Diciembre 1967,
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, p. 101.
55Eva DESDENTADO DAROCA, Discrecionalidad Administrativa y Planeamiento Urbanístico. Construcción
teórica y Análisis jurisprudencial, 2da Edición, Aranzadi, Madrid, 1999, pp. 162-170.
230
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
legítima), de equidad (que no se trata de ofrecer igual tratamiento, sino en
apreciar con igualdad las circunstancias que concurren, ofreciendo a cada
supuesto una valoración justa y equitativa), de eficiencia y de eficacia (en
íntima relación con la observancia de todos los anteriores principios
mencionados) y, finalmente, de objetividad (como posible medida para evaluar
la adecuación de los medios a emplear y de la decisión tomada).
La existencia de límites para el ejercicio de la potestad discrecional
administrativa marca uno de los aspectos fundamentales para su comprensión:
conocer hasta dónde puede llegar la Administración. Su delimitación ha sido el
fruto de la evolución de esta institución, en la medida que aumenta el ámbito de
garantías del administrado, así aumentan los límites para la actuación
administrativa.
3.
ESPECIAL REFERENCIA AL CONTROL DEL EJERCICIO DE LA
POTESTAD DISCRECIONAL
La
actividad
de
control
sobre
la
potestad
discrecional de
la
Administración Pública transita por la incesante búsqueda de los métodos
adecuados, que permitan someter la actuación más variada al ordenamiento
jurídico, sin menoscabar el ámbito de ejercicio de las potestades públicas. La
mirada se vuelve más atenta en los supuestos de ejercicio de la potestad
discrecional,
cuya
fiscalización
por
órganos
ajenos
a
la
estructura
administrativa, fuese comprendida, en algún momento, como una interferencia
en el desarrollo de la actividad del ente que la ejerce.
La doctrina ofrece diversas clasificaciones56 – atendiendo
a una
multiplicidad de criterios – en torno a los mecanismos para el control de la
Administración Pública; nuestra perspectiva se enfoca en los instrumentos no
judiciales y judiciales57. El análisis se justifica por el tratamiento teórico y
56SCHMIDT- ASSMANN, ob.cit., p. 225; DROMI, ob.cit., pp. 174-178; DELPIAZZO, ob.cit., pp. 419-422;
Marçal JUSTEN FILHO, Curso de Direito Administrativo, Editora Saraiva, Sao Paulo, Brasil, 2005, pp.
732-761; Daniel MÁRQUEZ, Función jurídica de control de la Administración Pública, UNAM, México,
2005, pp. 15-43.
57Posteriormente será analizado el importante papel asumido por el Consejo de Estado francés en el
desarrollo de la actividad de control sobre la Administración, y el surgimiento de la jurisdicción
contencioso-administrativa en sus manos como órgano no inserto en la estructura judicial, que obligaría a
231
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
práctico de las relaciones entre los órganos administrativos y los judiciales en
materia de control de la actividad administrativa discrecional, eje en torno al
cual giran los grandes debates: determinar las posibilidades de control de la
actuación administrativa por parte de los tribunales de justicia, hasta dónde
puede llegar el juez y en qué medida pueden verse limitadas sus atribuciones.
En sus orígenes el Derecho Administrativo se identificaba con un régimen de
control a partir de la existencia del juez administrativo, respondiendo a las
concepciones del Derecho Administrativo y de la influencia del régimen de
división de funciones.
No obstante, los órganos judiciales no son los únicos encargados de tal
función. Dentro de los mecanismos de control no judicial de la potestad
discrecional se incluyen aquellos supuestos en los que la actividad de
fiscalización es realizada por órganos no judiciales, mecanismos, que, en
algunos supuestos, sin ser diseñados expresamente para el control del
ejercicio de la discrecionalidad administrativa, tributan a dicha actividad. A tenor
de lo anterior será analizado el control efectuado por los de carácter político,
específicamente el legislativo, el ejecutado por órganos encargados de la
protección y defensa de los derechos ciudadanos (entiéndase por ellos el
Ombudsman o la Defensoría del Pueblo, entre otros), el que se lleva a cabo por
órganos administrativos y aquel en que toma parte el ciudadano en su
interacción con la Administración Pública.
- El control político
Por lo general, el control político se identifica con el efectuado por el
órgano legislativo. A tales efectos controla la instancia superior o central de
este órgano en la toma de decisiones de la Administración Pública. Puede
considerarse como una forma indirecta de control ciudadano, encargándosele a
clasificar el control en relación a su jurisdiccionalidad y no a su judicialidad, pero como el contenciosoadministrativo también ha marcado su impronta a partir de su ubicación en la estructura judicial,
acogemos este criterio distintivo. Independientemente, debe reconocerse en el Consejo de Estado francés
y sus funciones jurisdiccionales, la apertura al control sobre el ejercicio de la potestad discrecional y el
desarrollo de importantes técnicas en esta área.
232
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
órganos políticos representativos de la voluntad popular, como una medida que
evite el burocratismo administrativo o público58.
La actividad controladora ejercida por dichos órganos ha sido reconocida
como un control de gestión, en el que se fiscaliza cómo la Administración
emplea los medios que tiene a su alcance para desarrollar su actividad59. Los
funcionarios, en los diferentes niveles organizativos, toman decisiones y emiten
juicios en su diario quehacer, acciones que se han visto favorecidas por el
amplio margen de discrecionalidad que se les confiere en estos espacios.
Aunque, la noción de la Administración Pública y su función ha desbordado los
ámbitos de la simple función ejecutiva, los postulados rousseaunianos han
dejado marcada su relación con el órgano legislativo, y aunque ya no se limita
a la ejecución de los mandatos de ese ente, es perceptible una posición de
subordinación con respecto al interés público al que se debe y a la
representatividad de aquel. El control político refuerza la legitimación de la
Administración Pública, el órgano legislativo le imprime certeza a su actuar con
el control periódico, aún y cuando se ha convertido en un control indirecto o a lo
sumo complementario.
Este tipo de control asume manifestaciones que podríamos denominar
clásicas, entre ellas: el control sobre el proceso de creación de las normas que
rigen el actuar administrativo, sobre la delimitación y gasto del presupuesto
administrativo, las interpelaciones a los ministros60. Sin embargo, su eficacia
58Este término ha sido identificado con el gobierno de los funcionarios, según Laura ROMÁN MASEDO,
El control político de la Administración: Planteamiento teórico. (Ed.) Jordi Matas, Institut de Ciéncies
Polítiques; Socials, Barcelona, España, 2001, p. 16.
59Al respecto, MERKL, ob.cit., pp. 464-466; M. BASSOLS COMA, “Consideraciones sobre los controles
extrajurisdiccionales de la Administración: en torno a la Reforma del Estatuto del “médiateur” francés”
en Revista de Administración Pública, No. 82, Enero-Abril 1977, Instituto de Estudios Políticos, Madrid,
pp. 388-391; Pablo LUCAS VERDÚ, Curso de Derecho Político, Tomo II, Tecnos, Madrid, 1997, pp. 144 y
ss; MÁRQUEZ, ob.cit., p. 270.
60Véase, Constitución de la República de México de 1917 con reformas de 1998, art. 73 c); Constitución
de la República de Guatemala de 1985, art. 166 y 167; Constitución de la Nación de Argentina, de 1994
art. 85; Constitución Política de Colombia de 1991 art. 135 apartados 3 y 6; Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, de 1999 art. 186.3 en Carlos M VILLABELLA ARMENGOL, Selección de
Constituciones iberoamericanas, Félix Varela, La Habana, 2004, pp. 23, 126, 161, 303.
233
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
depende de su regulación, y del propio tipo de organización estatal o formas de
gobiernos que se asumen61.
Su ámbito de acción llega a las actuaciones administrativas resultantes
del ejercicio de la potestad discrecional en los diferentes niveles organizativos,
por lo general alcanza el nivel central, sin excluir la posibilidad de que sea
ejercido en estructuras de inferior grado por órganos de igual función. El control
sobre la creación de normas jurídico-administrativas, en los supuestos en que
sea el resultado del ejercicio de la potestad discrecional, tiene un papel
determinante. En tal sentido, se amplía la posibilidad de indagar en los móviles
políticos, de oportunidad que determinaron el ejercicio de la potestad, y su
conexión con las normas previas de rango superior, determinando, también, un
control de legalidad. En el resto de los supuestos, el órgano controlador
mantiene el privilegio de exigir información detallada de los móviles que
determinaron la acción del ente administrativo, y en tal sentido, evaluar su
certitud y correspondencia con los fines de interés público. La validación de las
decisiones administrativas discrecionales también transita por su evaluación,
en base a los principios generales del Derecho que han de regir el
funcionamiento de la Administración. De tal forma, se verifica, entre otros, su
carácter razonable y efectivo como garantías de buena decisión.
Esta modalidad de control no debe convertirse en una simple acción de
rendición de cuentas de la Administración. Ha de promoverse el control
efectivo, con carácter preventivo o verdaderamente revisor, que permita en los
supuestos necesarios la toma de decisiones oportunas de modificación de la
decisión administrativa. No es un simple informe administrativo, sino que debe
exigirse la responsabilidad administrativa correspondiente al funcionario
actuante.
- El Ombudsman o Defensor del Pueblo
61En los regímenes presidencialistas se dificulta su desarrollo, o bien queda en una posición de simple
verificación o presentación de los resultados de la actuación de la Administración al órgano político
controlador sin mayores posibilidades de reparación. Antonio MOLES CUBET, Lecciones de Derecho
Administrativo, Parte General, Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad
Central de Venezuela, Caracas, 1991, pp. 57 y ss.
234
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Esta institución de control no judicial ha quedado reconocida como el
defensor de los derechos del ciudadano62, cuya misión fundamental es
“proteger a la sociedad de los yerros de la burocracia y de los abusos de la
Administración Pública”63, de los que no queda exento el ejercicio de la
potestad discrecional. Se trata de un instrumento de control y vigilancia cuyo
marco de acción afecta a los funcionarios y oficiales estatales, ejerciendo sobre
ellos funciones de supervisión. El Defensor del Pueblo es un funcionario con un
amplio abanico de funciones y su actividad investigadora se extiende al
quehacer de todas las ramas administrativas, sus irregularidades, omisiones y
todo tipo de actuaciones, funcionarios y cualquier otra persona que actúe al
servicio de la Administración Pública64. Debe mantener un estrecho vínculo
62Para detallar el origen, desarrollo y características de la institución: Donald ROWAT, El Ombudsman,
defensor del ciudadano, Fondo de Cultura Económica, México, 1986, pp. 7 y ss; Héctor FIX-ZAMUDIO,
“Reflexiones comparativas sobre el Ombudsman” en AA.VV. Protección jurídica de los derechos
humanos. Estudios comparativos, Comisión Nacional de Derechos Humanos, México, 1991, pp. 193 y ss;
María José CORCHETE MARÍN, El Defensor del Pueblo y la protección de los derechos, Ediciones
Universidad de Salamanca, Salamanca, 2001, pp. 23-42; Raimundo GIL RENDÓN, El Ombudsman en el
Derecho Comparado, Interamericana Editores, México D.F, 2001; pp. 17-36; Sonia VENEGAS ÁLVAREZ,
Origen y devenir del Ombudsman: ¿una institución encomiable?, Instituto de Investigaciones Jurídicas de
la UNAM, México, 2004, pp. 29- 32; DELPIAZZO, ob.cit., p. 426; José M. DE PALACIO, “La institución del
Defensor del Pueblo como institución que controla la actividad de la Administración. Contenido del
mandato recibido por el Defensor del Pueblo. Alcance y resultados en España” en AA.VV. Jurisdicción
Contencioso-Administrativa, Memorias del Seminario, PARME S.A, UE, s.a. p. 67.
63Así lo explica ROWAT, con cuyo criterio coincidimos. ROWAT, ob.cit., p. 7.
64La versión original del Defensor del Pueblo lo reconoce como un miembro unipersonal (para
GONZÁLEZ PÉREZ una verdadera debilidad, pues afirma que es un hecho incuestionable que hoy los
partidos políticos controlan a la vez al Ejecutivo y al Legislativo. Jesús GONZÁLEZ PÉREZ, “Nuevos
sistemas de control de la Administración Pública” en Revista Española de Derecho Administrativo, No.
022, Julio-Septiembre 1979, Civitas, Madrid, pp. 339 y ss), designado por el órgano con facultades
legislativas del cual es relativamente independiente rindiendo cuentas periódicamente de su actuación, así
como lo debe ser de otros órganos. Se caracteriza además por la no obligatoriedad de sus decisiones y
por su incapacidad procesal para iniciar acciones, ya que su control es más general que a título de
acciones personales (sus características originales son resumidas por VENEGAS ÁLVAREZ, ob.cit., p.25.
Sin embargo, esta institución ha sufrido transformaciones en la medida en que, por una parte, se ha
incorporado a los diferentes ordenamientos, en tal sentido pueden revisarse los siguientes textos:
Constitución de Guatemala de 1985 en sus artículos 273, 274 y 275, órgano colegiado nombrado del seno
de los diversos partidos políticos representados para el período determinado en el Congreso y del cual
resulta un Comisionado. Situación contraria se aprecia del texto de la Constitución Argentina de 1994, en
su artículo 86 consagrando la independencia del órgano y su nombramiento por el Congreso; sin embargo
reconoce la legitimación procesal. Cabe reconocerse la posición que ocupa en Colombia, cuyo texto
constitucional refrenda en el art. 281, que el Defensor del Pueblo formará parte del Ministerio Público y
ejercerá sus funciones bajo la dirección del Procurador General, siendo elegido por la Cámara de
Representantes; debe destacarse la iniciativa legislativa de la cual goza, reconocida por el art. 282.6, todos
los textos en VILLABELLA ARMENGOL, Selección de…. ob.cit., pp.144 y 145, 161 y 162. Más
recientemente con las modificaciones realizadas al texto constitucional de la República Bolivariana de
Venezuela, el art. 279 declaró formalmente la existencia del Poder Ciudadano del que forman parte la
Contraloría General de la República, el Ministerio Público y el Defensor del Pueblo. La Constitución de
Ecuador de 2008, reconoce en su artículo 214 y siguientes a la Defensoría del Pueblo, el cual se despoja
de nombramiento por el órgano legislativo, realizando este acto el Consejo de Participación ciudadana y
control social, estableciéndose la obligatoriedad de sus decisiones ante violaciones de derechos, con fuero
235
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
con los canales informativos y de opinión pública, en los cuales se apoya
durante su desempeño de investigar, censurar y dar publicidad a las acciones u
omisiones administrativas.
El control del ejercicio de la potestad discrecional, se enfrenta a los
desafíos de preservar la esfera del administrado frente a los posibles excesos
administrativos. En esta misma línea, la acción del Ombusdman refuerza los
recursos tradicionales con los que cuenta el administrado, auxiliando en la
resolución de los problemas administrativos. La interpelación al ente
administrativo, trasciende el ámbito legal para llegar al substratum de la
decisión, los fundamentos de oportunidad y conveniencia, y en su defecto a la
explicación de las razones que motivaron la decisión. Por este motivo, puede
afirmarse que su campo de intervención es más amplio que el del juez, sin
limitarse a la verificación de cuestiones de mera legalidad sino que se extiende
elemento de fondo en el ejercicio de la discrecionalidad. Sin embargo, sus
atribuciones no alcanzan la anulación o corrección de los actos fiscalizados. No
es un juez, carece de jurisdicción y sus decisiones o sugerencias no son
vinculantes para la Administración65. En vistas a la delimitación competencial,
constituye una de sus características y puede llegar hasta donde se han
definido sus líneas directrices.
El carácter institucional de esta figura refuerza en el administrado la
certeza de la indagación de los motivos y del cuestionamiento a la decisión
administrativa. Con respecto a los controles administrativos tiene la ventaja de
no pertenecer a la estructura que controla, facilitando su labor. En atención a la
existencia y potenciación de controles extrajudiciales, debe reconocerse que el
Defensor del Pueblo posee los instrumentos necesarios, puede ofrecer
de Corte Nacional de Justicia e incluido dentro del ejercicio de la Función de Control y Transparencia
social.
Disponible
en
http://www.derechoambiental.org/Derecho/Legislacion/Constitucion_Asamblea_Ecuador_1.html
[Consultado
21
de
septiembre de 2010.] En el caso francés, la figura del Mediateur, queda delimitado su ámbito
competencial sobre la actividad administrativa. La Ley de 3 de Enero de 1973, modificada por la Ley de
24 de diciembre de 1976, circunscribiendo sus competencias a lo que es la Administración, pero
profundizando en la noción del servicio público, CORCHETE MARÍN, El Defensor del Pueblo…, ob.cit., p.
63.
65BASSOLS COMA enfatiza en las posibilidades del Ombudsman de formular recomendaciones por vía de
persuasión como técnica para suplir su imposibilidad para imponer decisiones. Véase, en, BASSOLS
COMA, ob.cit., p. 396.
236
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
soluciones rápidas y sin coste para el ciudadano, ofreciendo elementos y
complementando en algunos supuestos el resto de los mecanismos de control.
El control por el Defensor del Pueblo tiene como sustento la protección
de los derechos de los administrados, que se muestra como un mecanismo de
fácil acceso y con agilidad en su desempeño, cuya acción se extiende a
cualquier esfera de la actuación administrativa, posee un amplio ámbito de
control que permite cuestionar elementos de legalidad y de oportunidad,
aunque sus decisiones no son siempre vinculantes para la Administración.
- El control administrativo
El control administrativo o gubernamental66 se identifica, como su propia
denominación lo sugiere, con la realización de actividades de fiscalización por
los
órganos
que
desarrollan
la
función
administrativa.
Se
enfoca
fundamentalmente en el examen de la actuación de la Administración (actos
administrativos y procederes materiales) y en la verificación de su legalidad.
Sus principales resultados derivan de las posibilidades de aprobación,
suspensión, modificación o anulación de estos actos por parte de los órganos
superiores jerárquicos a quienes se les ha encomendado dicha actividad –
asumiendo una posición extensiva del control –, y en convertirse en
presupuesto previo para el acceso a los tribunales por parte de los ciudadanos.
La posibilidad de que un acto administrativo discrecional pueda ser
objeto
de
control
administrativo
no
pugna
con
los
postulados
que
históricamente han apoyado la negativa de fiscalización de este tipo de actos,
por el contrario consideramos que debe potenciarse su utilización. La razón
salta
a
la
vista,
un
acto
administrativo
discrecional
controlado
administrativamente puede ser evaluado no sólo en su aspecto formal – o sea
verificando su legalidad y el procedimiento para su emisión – sino también
66Sobre el control administrativo puede consultarse: Gastón JÈZE, Principios Generales del Derecho
Administrativo, El funcionamiento de los servicios públicos, Tomo III, traducción 3ra edición francesa por
Julio N. SAN MILLÁN ALMAGRO, Depalma, Buenos Aires, 1949, p.117-128; FRAGA, ob.cit., p. 305;
Carlos GARCÍA OVIEDO, Derecho Administrativo, 3ra edición, E.I.S.A, Madrid, 1951, pp. 341-342;
GARCINI GUERRA y REYES, ob.cit., p. 221; Ramón PARADA, Derecho Administrativo, Tomo II,
Organización y empleo público, 11ma edición, Marcial Pons, Madrid, 1997, p. 62; SANTAMARÍA PASTOR,
Principios…, ob.cit., p. 611.
237
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
puede ser cuestionada su oportunidad y conveniencia67. La revisión de la
oportunidad del acto se sustenta en que es un órgano de la propia
Administración, no es ajeno a ella y consecuentemente, no hay un ente externo
decidiendo sobre lo que, en principio, es cuestión administrativa. Este tipo de
actividad controladora ha gozado de una larga tradición, Martín BASSOLS COMA
fundamenta la necesidad de atender en mayor medida a la realización de
controles
extrajurisdiccionales
como
el
control
administrativo68.
A
la
Administración Pública le interesa controlar su aparato administrativo y la
actividad de sus funcionarios, como vía de garantía del desempeño de la
institución. Los controles que se desarrollan en su seno también contribuyen a
evitar los excesos en el ejercicio de sus potestades, verificando que los
órganos administrativos se ajustan a los postulados de la ley y el Derecho, así
como a los presupuestos que han de guiar su desempeño para el logro de sus
fines.
De esta manera, la propia Administración Pública retiene la posibilidad
de enmendar sus errores y anular o revocar las decisiones ilegales o
inoportunas antes de que sean sometidas a cualquier otro tipo de control. Por
sus características, permite un control más amplio, ágil y personalizado.
Aunque es oportuno observar que no está exento de riesgos y de la posibilidad
de alivianar los errores administrativos pecando de ineficaz, aportando una
seguridad razonable, más no una seguridad absoluta69. Añádase el
inconveniente de la inexistencia de un tercero imparcial, la Administración es
siempre parte en el asunto que controla, de una u otra manera se verifica a sí
misma, es decir, a su propia estructura.
67Siguiendo el criterio de autores como JÈZE, Principios generales…, ob.cit., Tomo III. p. 122; Ramón
PARADA, Derecho Administrativo, Tomo II, Organización y empleo público, 11ma edición, Marcial Pons,
Madrid, 1997, p. 63; COSCULLUELA MONTANER, ob.cit., p. 196; ; Hely LOPES MEIRELLES, Direito
Administrativo Brasileiro, 28va. Edição, actualizada por Eurico DE ANDRADE AZEBEDO, Délcio
BALESTERO ALEIXO, José Emmanuel BURLE FILHO, Malheiras Editores, Brasil, 2003, p. 641; en igual
sentido, Andrés BORDALÍ SALAMANCA, y Juan Carlos FERRADA BÓRQUEZ. Estudios de Justicia
Administrativa, Lexis Nexis, Chile, 2008, p. 21.
68Ver Martín BASSOLS COMA, “Consideraciones sobre los controles extrajurisdiccionales de la
Administración: en torno a la reforma del estatuto del “mediateur” francés” en Revista de Administración
Pública, No. 82, Enero-Abril 1977, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, p. 386 y ss.
69Criterio que también ha sido compartido en la doctrina por autores como, Martha ZILLI DE LA MIRANDA
“Los controles interno y externo de la Administración Pública en el ámbito nacional de la República
argentina” en Revista Documentación Administrativa, No. 269-270, El Derecho Administrativo en
Argentina: Situación y tendencias actuales I, Mayo-Diciembre 2004, INAP, Madrid, p. 83; MÁRQUEZ,
ob.cit., p. 34.
238
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Por su propia denominación, esta modalidad de control se realiza desde
la propia estructura administrativa, favoreciendo las más variadas formas para
el resultado del control, permite evaluar elementos de legalidad y de
oportunidad,
es un procedimiento amplio y ágil que se configura como un
control preventivo sin excluir su realización a posteriori. La sustitución de la
actuación controlada puede llegar a ser uno de sus efectos.
- El control ciudadano o popular
La participación popular en la Administración Pública se sostiene
teóricamente en el principio que reconoce la titularidad de la soberanía en el
pueblo, y, con ello, la imperiosidad de la participación democrática de los
ciudadanos en la adopción de las principales decisiones de la sociedad.70
Como asume BERMEJO VERA, “la participación de los ciudadanos en las
funciones desarrolladas por la Administración pública resulta ser, pues, un
componente decisivo para el sistema democrático y, naturalmente, un
importante elemento de conformación de las estructuras orgánicas de las
Administraciones y del propio Derecho Administrativo”71. Esta participación no
se agota con la elección política, con la cual quedarían exentos algunos
órganos e instancias administrativas, sino que se conforma a partir de la
creación de mecanismos idóneos para el control de las actividades y
decisiones administrativas. Añádase a esta situación el papel de la
Administración como estructura organizativa en el logro de las finalidades
estatales, situación que legitima el derecho ciudadano a su cuestionamiento.
El rol que ha venido asumiendo la participación popular en el control del
ejercicio del poder es referido por Antonio MUÑOZ MACHADO, quien considera
que: “Se trata ahora de que el ciudadano ya no se conforma con elegir a sus
representantes, confiarles sus asuntos y desatenderse tanto de la acción
70Fernando GARRIDO FALLA, “La participación popular en la Administración” en Revista de Estudios de
la Vida Local, número 154, Año XXVI, Julio-Agosto 1967, INAP, Madrid, pp. 481-483; Miguel SÁNCHEZ
MORÓN, “Elementos de la participación ciudadana” en Revista de Estudios de la Vida Local, número
221, Año XLIII, Enero-Marzo 1984, INAP, Madrid, p. 41; José Antonio LEÓN RODRÍGUEZ, “La
participación de la ciudadanía como mecanismo de control de la Administración Pública” en AA.VV,
Derecho Administrativo, Asociación peruana de Derecho Administrativo, Jurista Editores, E.I.R.L, Lima,
2004, p. 603.
71José BERMEJO VERA, Derecho Administrativo Básico, Parte General, 7ma Edición, Aranzadi S.A,
Navarra, 2007, p.217.
239
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
política como de la gestión administrativa, sino que además quiere seguir
actuando paralelamente a sus representantes parlamentarios y agentes de la
Administración Pública y mantener un control constante, no limitado al
momento de las elecciones sobre los mismos”72.
El control popular se constituye como una instancia de la actividad
fiscalizadora a la Administración Pública, pero también como un principio para
su organización. De esta manera se les atribuye a los ciudadanos la posibilidad
de participar en la emisión de los actos administrativos, ya sea a título personal
o a través de diferentes instancias u organizaciones73. Debe anotarse que el
control al cual nos referimos no es el de los supuestos de intervención de los
administrados en las funciones administrativas – concebida como una de las
fórmulas de participación en la Administración – sino aquel que se realiza
desde una perspectiva externa a esta estructura y con el objetivo del control, no
de la participación.
Las fórmulas de participación de los administrados han sido concebidas
desde
su
configuración
como
un
derecho
fundamental
reconocido
constitucionalmente en los ordenamientos jurídicos74.
La existencia de medios que posibiliten el control popular sobre los actos
administrativos parte de su reconocimiento constitucional o legal, pero tiene en
el propio ciudadano un elemento clave para su efectivo ejercicio en la
delimitación del grado de necesidad social respecto de las prestaciones
72Santiago MUÑOZ MACHADO, “Las concepciones del Derecho Administrativo y la idea de participación
en la Administración” en Revista de Administración Pública, No. 84, Septiembre-Diciembre 1977,
Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, p.531.
73DROMI, ob.cit., p.812.
74Constitución de la República de México de 1917 con modificaciones de 1998 en su art. 8 consagra la
obligación de los funcionarios y empleados públicos a respetar el ejercicio del derecho de petición así
como de responder en breve término; Constitución de la República de Chile de 1980 art. 19.14;
Constitución de la República de Guatemala art. 28 que además recoge taxativamente el plazo para dar
respuesta a las peticiones presentadas en materia administrativa; Constitución de la Nación Argentina de
1994, art. 43; Constitución de la República del Perú de 1993, art. 20; Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999 modificada en 2007, art. 51, todos en VILLABELLA ARMENGOL,
Selección de…. ob.cit., pp. 3, 61, 104, 126, 154, 172, 281; igualmente se vienen potenciando, sobre todo
en las constituciones de más reciente aparición, como la de Ecuador, otras fórmulas, tal es el caso de la
creación del Consejo de Participación ciudadana y control social, integrada a la Función de transparencia
y control social, el cual tiene como objetivo incentivar controles en asuntos de interés público.
Constitución de Ecuador, arts. 207-210.
240
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
públicas, basado en el desarrollo de “hábitos participativos”75. Sin embargo,
Miguel SÁNCHEZ MORÓN niega la eficacia del control popular en su relación de
dependencia de la norma jurídica, pero reconociéndole importancia a “la fibra
moral, el nivel cultural y la capacidad de iniciativa de cada sociedad”76.
En el control de los actos emanados del ejercicio de la potestad
discrecional la participación ciudadana adquiere una gran relevancia, ya que la
verificación de la oportunidad del acto frente a lo que verdaderamente interesa
a los afectados en aquellas decisiones generales se ampara en el filtro popular
para su verificación. En este sentido, BIELSA afirma que con ella el particular se
hace “colaborador de la legalidad política o administrativa y defensor del interés
popular” 77. Sus efectos no tienen el carácter imperativo y corrector que puede
tener el control realizado por órganos especializados o con poderes vinculantes
con respecto a la Administración, pero sí contribuyen a la transparencia de la
acción administrativa78.
El control ciudadano o popular no está configurado para ser el único
medio de fiscalización de la actividad administrativa, sino para coadyuvar. En
principio tiende a generarse confusión entre los intereses privados y los
públicos, por lo general, el administrado cuestiona en base a su interés y con
menos frecuencia en con respecto al general o público, salvo que el suyo esté
implícito.
Como mecanismo de fácil acceso actúa el control popular, resultado del
reconocimiento de derechos constitucionales como el de petición, para cuya
75El término es empleado por Javier DELGADO BARRIO, “Participación ciudadana y disposiciones
generales” en Revista Consejo General del Poder Judicial, Cuadernos de Derecho Judicial. Eficacia,
discrecionalidad y control judicial en el ámbito administrativo, No. 32, Octubre 1994, Consejo general del
Poder Judicial, Madrid, pp. 111-141. Ver en igual sentido, Tomás FONT I LLOVET, “Algunas funciones de
la idea de participación” en Revista Española de Derecho Administrativo, No. 045, Enero-Marzo 1985,
Civitas, Madrid, pp. 45 y ss.
76SÁNCHEZ MORÓN, El control de las Administraciones…, ob.cit., p. 18.
77Rafael BIELSA, Estudios de Derecho Público, Tomo I, Derecho Administrativo, Depalma, Buenos
Aires, 1950, p. 192.
78A tales efectos David BLANQUER ha afirmado que el propio ciudadano contribuye indirectamente al
control a través de otras instituciones como la responsabilidad patrimonial o la interposición de otro tipo
de recursos mediante los cuales hace valer la existencia y defensa de sus derechos frente al actuar
administrativo. David BLANQUER, Curso de Derecho Administrativo III. El fundamento y el control.
Teoría y Práctica, Tirant lo blanch, Valencia, 2006, p. 261. Una posición similar asumió en su momento
Cirilo MARTÍN-RETORTILLO, Véase, en Nuevas notas sobre lo contencioso administrativo, Aguilar S.A de
Ediciones, Madrid, 1951, p. 7.
241
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
viabilidad se exige la creación de vías legales para su ejercicio, su alcance
posibilita cuestionamientos a la legalidad y a la oportunidad de la decisión
frente a lo que realmente se configura como interés público, no tiene carácter
vinculante directamente; sin embargo es un elemento que muestra una de las
formas de participación de los administrados en el proceso de gestión del
interés público, en la búsqueda de coincidencias entre el interés social y los
intereses de los administrados.
3.1 Del control judicial de la potestad discrecional. Criterios doctrinales
La evolución de la discrecionalidad administrativa, y su concepción, tiene
una influencia marcada en la manera en que ha sido concebido el control
jurisdiccional.
Inicialmente
fue
la
exención,
como
afirma
FERNÁNDEZ
RODRÍGUEZ79. La posibilidad de control judicial sobre la potestad discrecional
era nula, por entenderse aquella como una actividad libre, de tal forma que si
no existían parámetros en los que encuadrar la actuación de la Administración,
entonces tampoco existían para determinar su correcta o incorrecta utilización.
Esa situación quedó definida con la máxima de que “juzgar a la Administración
es también administrar” (jugar l’administration c’est encore administrer)80,
sustentada en el antiguo dogma determinante de la imposibilidad de los
funcionarios administrativos de ser expuestos en su actividad ante los jueces,
entendiéndose entorpecida su labor por las interpelaciones y controles de
aquellos81. Esta es la razón subyacente de que la función de juzgar a la
Administración se concentrara dentro de la propia estructura administrativa, ya
que las actuaciones administrativas no podían ser controladas por un órgano
de función diferente. De esta manera, el principio de división de poderes y la
79Tomás Ramón FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ. Arbitrariedad y Discrecionalidad, Cuadernos Civitas S.A,
Madrid, 1991, p. 26.
80Ídem. p. 27.
81Lo expuesto se inserta en el entorno de aplicación de la teoría tripartita del poder que Francia acuñara
con vehemencia luego de la Revolución de 1789, y que de conjunto con la desconfianza hacia los órganos
judiciales, fundamentó la imposibilidad de revisión y control de éstos con respecto a aquellos que realizan
la función ejecutiva o administrativa. Así reconoció la Ley del 16-24 de agosto de 1790 sobre
organización del Poder Judicial dictada por la Asamblea Nacional francesa: "Las funciones judiciales son
distintas y permanecerán siempre separadas de las funciones administrativas. Los jueces no podrán, so
pena de prevaricación, perturbar, de la manera que sea, las operaciones de los cuerpos administrativos, ni
citar ante ellos a los administradores en razón de sus funciones." (Título II, art. 13). Véase los
comentarios de Allan Randolph BREWER- CARÍAS, Nuevas tendencias en el Contencioso- Administrativo
en Venezuela. Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, Venezuela, 1993, p. 179.
242
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
separación de competencias entre las estructuras orgánicas estatales se
instituyó como el elemento central de las principales discusiones. El modelo
implantado – reconocido como de justicia administrativa o jurisdicción retenida
–, presentaba como nota característica la conservación de la decisión
administrativa en el Jefe de Estado, previa propuesta de resolución elevada por
el Consejo de Estado. La jurisdicción evolucionó en Francia, del modelo de
jurisdicción retenida al de jurisdicción delegada, con el reconocimiento de la
independencia del entonces órgano consultivo. Dentro de su línea evolutiva se
destaca como uno de los más grandes hitos – en el año 1872 – el momento en
que se afirma su papel de órgano jurisdiccional independiente del Poder
ejecutivo, y la creación de una verdadera jurisdicción administrativa82.
Mientras en Francia este papel fue asumido por el Consejo de Estado,
en otros países se les otorgó a los jueces ordinarios el rol preponderante,
conduciendo al establecimiento de sistemas diferentes. Se distingue un sistema
puramente administrativo o típicamente judicial83 a los cuales se añadió la
posibilidad de un sistema mixto, este último integrado por miembros de carrera
judicial y otros que no pertenecen a ella84, o los supuestos en que los
82Este órgano, se crea con la misión de redactar los proyectos de ley y de reglamentos de la
Administración Pública y de resolver las dificultades que se suscitaran en materia administrativa. Su
desarrollo devino de la potenciación de su carácter como órgano jurisdiccional, a partir del desarrollo de
un modelo de justicia retenida o del Ministro – juez, sustentada en la marcada distinción entre las
funciones ejecutiva y judicial y la imposibilidad de los miembros de esta última de enjuiciar los actos de
los órganos pertenecientes a la primera. Ver en este sentido el estudio evolutivo del Consejo de Estado
francés ofrecido por Juan Antonio CARRILLO DONAIRE, "Consideraciones en torno al Bicentenario del
Consejo de Estado francés (1799-1999)” en Revista de Administración Pública, No. 153, SeptiembreDiciembre 2000, Civitas, Madrid, pp. 521 y 522. Para mayores referencias en torno al tránsito de
jurisdicción en Francia puede consultarse, Jean RIVERO, Droit Administratif, treizième édition, Précis
Dalloz, París, 1990, pp. 173-177; Enrique MARTÍNEZ USEROS, "Lo Contencioso-administrativo” en
Revista de Estudios de la Vida Local, Año VII, número 38, Marzo-Abril 1948, INAP, Madrid, p.169
Massimo Severo GIANNINI, Premisas sociológicas e históricas del Derecho Administrativo, traducción de
M. BAENA DEL ALCÁZAR y J.M. GARCÍA MADARIA, INAP, Madrid, 1980, pp.56 y 57; GARCÍA DE
ENTERRIA, Hacia una nueva justicia... ob.cit., p. 21; Eduardo GARCÍA DE ENTERRIA, “Contenciosoadministrativo objetivo y subjetivo a finales del siglo XX. Una visión histórica y comparatista” en Revista
de Administración Pública, No. 152, Mayo-Agosto 2000, Civitas, Madrid, pp. 94 y 95.
83Véase, Guido Santiago TAWIL, Administración y Justicia. Alcance del control judicial de los actos
administrativos, Tomo I, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1993, pp. 54 y ss.
84Este fue el sistema de organización de los tribunales que quedó instaurado en España con la
promulgación de la Ley de 13 de septiembre de 1888. El artículo 15 establecía la forma de constitución de
los tribunales Contencioso-administrativos en las diferentes provincias de Ultramar, determinando en
todos los casos la participación conjunta de Magistrados de la Sala de lo Civil y Magistrados
administrativos. Angel C. BETANCOURT, Nueva edición del Procedimiento Contencioso-administrativo
vigente en la República de Cuba, Imprenta y Papelería de Rambla, Bouza y Ca, La Habana, 1916, p. 50.
En este sentido ver los comentarios de Eduardo GARCÍA DE ENTERRIA, Hacia una nueva justicia
administrativa, Los ciudadanos y la Administración, Civitas, S.A, Madrid, 1989., pp. 22 y 23.
243
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
tribunales
administrativos no
extienden
su
competencia
a
los
actos
administrativos, sino que la comparten con la jurisdicción civil85. ¿Hasta dónde
puede llegar el juez sin que afecte la esfera de actuación decisoria de la
Administración en el ejercicio de su potestad discrecional?
No hay decisión administrativa que sea enteramente discrecional, no
deben existir actos administrativos – incluidos, por supuesto, los discrecionales
– que escapen a algún tipo de modalidad de control, ni siquiera al control
jurisdiccional, y así lo comenzaría a implementar el Consejo de Estado
francés86.
El desarrollo teórico de la institución remueve aquellas ideas iniciales
sobre la base de la necesaria protección del administrado87, del propio
ordenamiento y del interés público al que sirve la Administración, de conjunto
con la delimitación de los márgenes de actuación y el reconocimiento de
elementos reglados imbricados en el ejercicio de dicha potestad – que serán
analizados posteriormente – abren un nuevo camino para su fiscalización. La
Administración como mandataria de la norma jurídica habrá de respetar los
límites que ésta le determina y el juez, en su función, debe velar por el correcto
ejercicio de las potestades otorgadas, sin que por ello penetre en los márgenes
estrictos de la potestad conferida a la Administración.
La gran contradicción teórica existente no se funda, como a priori puede
sugerir, en la aceptación o no de las posibilidades de fiscalización judicial de la
potestad discrecional, sino en su profundidad y alcance. A tales efectos queda
expuesta la realización de un control judicial restringido o de un control judicial
máximo. En el primer caso se parte de reconocer la trascendencia del actuar
discrecional para el desarrollo de la Administración Pública yen consonancia, el
respeto a la libertad de actuación conferida por el ordenamiento para que el
órgano administrativo actúe en una u otra forma. Félix SARRÍA, Jesús GONZÁLEZ
85ENTRENA CUESTA, ob.cit., p. 331.
86TAWIL, ob.cit., p.380
87NIETO afirma “la conexión se articula en base a los derechos subjetivos individuales, puesto que los
Tribunales sólo se ponen en marcha al exigírsele su defensa y sólo pueden revisar la legalidad de la
actividad administrativa cuando, por su infracción, se ha lesionado un derecho individual” en Estudios
históricos…, ob.cit., p. 237
244
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
PÉREZ y Luciano PAREJO, entre otros88, refuerzan esta postura. Se añaden
planteamientos tan agudos como el de NIETO al afirmar que la admisión del
control judicial a los actos emanados del ejercicio de la potestad discrecional
“es el caballo de Troya del decisionismo judicial en la actividad política y
estrictamente administrativa, que en cualquier Estado está confiada a los
políticos y a los administradores, no a los jueces”. 89De lo anterior se deriva el
llamado al respeto que debe primar en la actividad del juez hacia la actuación
administrativa, y en suma, el acto dictado por la Administración en el ejercicio
de su potestad discrecional, actuando con cautela y limitándose, en aquellos
supuestos en que se verifique una actuación contraria al ordenamiento – que lo
restrinja o disminuya en su alcance y efectividad –, a anular la actuación
administrativa sin posibilidad de sustituirla por la propia decisión judicial.
Por su parte, el control judicial máximo o ampliado, defendido por
autores como
VEDEL, FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ y Carlos CASSAGNE90, se
sustenta en que el juez debe llevar el ejercicio de control hasta las formas más
detalladas permitidas por el Derecho; reconociéndose como posible no sólo la
anulación del acto administrativo fiscalizado sino, también, su sustitución en
88Félix SARRÍA, Derecho Administrativo, Tomo I, 4ta edición, Librerías Cervantes, Córdoba, Argentina,
1950, p. 113; Jesús GONZÁLEZ PÉREZ, “Nuevos sistemas de control de la Administración Pública” en Revista
Española de Derecho Administrativo, No. 022, Julio-Septiembre 1979, Civitas, Madrid, pp. 339 y ss;
Luciano PAREJO ALFONSO, Administrar y Juzgar: dos funciones constitucionales distintas y
complementarias. Un estudio del alcance y la intensidad del control judicial a la luz de la
discrecionalidad administrativa, Tecnos S.A, Madrid, 1993, p. 126. Esta posición es compartida también
por Miguel SÁNCHEZ MORÓN, El control de las Administraciones Públicas y sus problemas, EspasaCalpe S.A, Madrid, 1991, pp. 120 y ss; y del mismo autor “Siete tesis sobre el control judicial de la
discrecionalidad administrativa” en Cuadernos de Derecho Judicial, Eficacia, discrecionalidad y control
judicial en el ámbito administrativo, Octubre 1994, Consejo General del poder Judicial, Madrid, pp. 143162; Tomás REQUENA LÓPEZ, “Ideas en torno a una expresión falaz: el control de la discrecionalidad
administrativa.” en Eduardo HINOJOSA MARTÍNEZ, y Nicolás GONZÁLEZ- DELEITO DOMÍNGUEZ
(Coordinadores), Discrecionalidad administrativa y Control Judicial, I Jornadas de Estudio del Gabinete
Jurídico de la Junta de Andalucía, Civitas S.A, Madrid, 1996, pp. 89 y ss; Domingo Juan SESÍN,
Administración Pública. Actividad reglada, discrecional y técnica, nuevos mecanismos de control
judicial, 2da edición actualizada y ampliada, Lexis Nexis Depalma, Buenos Aires, 2004, p. 15.
89NIETO, Estudios históricos…, ob.cit., p. 237.
90VEDEL, ob.cit., p.56; Tomás Ramón FERNÁNDEZ RODRIGUEZ, “Juzgar a la Administración contribuye
también a administrar mejor” en Revista Española de Derecho Administrativo, No. 076, OctubreDiciembre 1992, Civitas, Madrid, p. 511; del mismo autor, “Principios y reglas: la discrecionalidad
administrativa y la judicial” en Cuadernos del Poder Judicial, No. 13/1998, Consejo General del Poder
Judicial, Madrid, pp. 161 y ss; CASSAGNE, Estudios de…, ob.cit., pp. 169 y 170. Este criterio es
sustentado también por Javier DELGADO BARRIO, “El control de la discrecionalidad en la actividad
urbanística” en Cuadernos de Derecho Judicial, Eficacia, discrecionalidad y control judicial en el ámbito
administrativo, X- 2003, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, pp. 130 y ss y Guido Santiago
TAWIL, Administración y Justicia. Alcance del control judicial de los actos administrativos, Tomo II,
Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1993, p. 318.
245
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
cuanto el ordenamiento jurídico y los principios generales del Derecho así lo
hagan posible.
De las referencias anteriores es destacable la falta de univocidad en el
tratamiento de la intensidad del control judicial de la discrecionalidad
administrativa. El primero de los elementos a tener en cuenta parte del
reconocimiento del papel del juez frente a la Administración, que si bien no
basta para su definición, da origen a una sucesión de conclusiones en cuanto
al tema. El juez de lo contencioso, controla la legalidad del acto desde su
posición con respecto a la norma y el respeto a las potestades otorgadas a la
Administración, de lo contrario como afirman Julio Rodolfo COMADIRA y Héctor
ESCOLA,
“se estaría habilitando al juez a sustituir al administrador en el
ejercicio de las funciones que le son propias”.91 Debe anotarse que la
respuesta no va en una sola dirección, sino que se encuentra en la intensidad
con que el legislador ha regulado la potestad. O sea, hasta dónde ha llegado el
legislador, hasta dónde puede llegar la Administración y hasta dónde, en
correlación, puede llegar el juez. Por la tanto, cada una de las técnicas
empleadas, ofrece un espacio diferente para medir la intensidad del control
judicial y así serán analizadas posteriormente.
El control judicial constituye un eslabón esencial en la cadena de
mecanismos
fiscalizadores
de
la
discrecionalidad
administrativa,
consagrándose no sólo como mecanismo de protección al administrado, sino
como garantía para el Derecho Administrativo, de ahí que la apertura a esta
modalidad de control respecto a las actuaciones derivadas del ejercicio de la
potestad discrecional de la Administración Pública, ha encontrado sustento
normativo en las legislaciones nacionales. Si bien no el único, sí aquel por el
cual la Administración es sometida a un régimen procesal de igualdad frente al
administrado, al cual le ofrece la máxima garantía. Se convierte en un
mecanismo de reducción del poder de la Administración a los límites jurídicos
que delimitan su actuación, ampliando las garantías del administrado frente al
ejercicio de la potestad discrecional, facilitándole la posibilidad de oponerse a lo
91Julio Rodolfo COMADIRA y Hector Jorge ESCOLA. Derecho Administrativo argentino, Porrúa-UNAM,
México, 2006, p. 71.
246
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
actuado por el órgano administrativo, con la respuesta judicial sobre la
legalidad o ilegalidad de su conducta. La decisión judicial previene de excesos
o bien ofrece una solución al interés particular lesionado obligando a la
Administración a reorientar su actuación dentro de los márgenes que el
ordenamiento le permite.
No se trata de encerrar a la Administración en un régimen de control que
impida el margen de libertad que precisa el ejercicio de la discrecionalidad. La
solución debe alternar entre ofrecer al administrado los medios para corregir el
actuar administrativo cuando sea preciso, y el respeto al ámbito discrecional de
la decisión, este último dependerá en gran medida de la profundidad del control
que se realice en virtud de las técnicas empleadas.
Incuestionable resulta la necesidad de potenciar, en equilibrado sistema,
los mecanismos de control sobre el ejercicio de las potestades administrativas
– en nuestro centro de atención, la discrecional –, pues no pueden negarse los
efectos de dichos poderes de actuación en la esfera jurídica de los
administrados. El control es el vehículo por el cual se hacen efectivas las
limitaciones del poder. Es el elemento indispensable para garantizar la vigencia
del resto de los principios y las normas jurídicas que integran el ordenamiento.
En su interrelación con el principio de legalidad y de responsabilidad se articula
toda su lógica.
No hay tal dilema cuando se excluye alguna arista de la actuación
administrativa. Reconocer toda la actividad administrativa como jurídica, en
íntima relación con el principio de legalidad, configura la posibilidad, también
jurídica de su control, sin exclusiones. La lógica desentraña el dilema: si el
control es un principio general para la Administración Pública, no es posible
excluir a la actividad discrecional, dejando espacios de inmunidad y abriendo
una
brecha
a
la
seguridad
jurídica
247
de
los
administrados.
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
INTEGRACIÓN CONSTITUCIONAL DE AMÉRICA LATINA.
DERECHO PÚBLICO ROMANO Y UTOPÍA
Por Julio Antonio FERNÁNDEZ ESTRADA
I
SUPERVIVENCIA
DE
LOS
CONSTITUCIONAL ROMANO-LATINO
PRINCIPIOS
DEL
MODELO
EN LA HISTORIA AMERICANA. EL
CONSTITUCIONALISMO BOLIVARIANO
« ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el
de Corinto para los griegos! Ojala algún día tengamos la fortuna de instalar allí
un augusto Congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios
a tratar y discurrir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las
otras tres partes del mundo».
Simón Bolívar, Carta de Jamaica. 6 de septiembre de 1815.
«Uno es nuestro origen y vivimos separados. Uno mismo nuestro bello
idioma y no nos hablamos. Tenemos un mismo principio y buscamos aislados
el mismo fin. Sentimos el
mismo mal y no unimos nuestras fuerzas para
conjurarlo. Columbramos idéntica esperanza y nos volvemos la espalda para
alcanzarla. Tenemos el mismo deber y no nos asociamos para cumplirlo»
Francisco Bilbao. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas, 22 de
junio de 1856.
El modelo democrático romano llegó a América distorsionado por las
interpretaciones liberales burguesas, simplemente criticado por estas o, desde
un punto de vista rousseauniano, a través de las experiencias jacobinas de la
 Texto de la Ponencia al Congreso Latinoamericano de Derecho Romano. Panamá. Agosto de 2013.
 Doctor en Ciencias Jurídicas. Profesor Titular del Centro de Estudios de Administración Pública de la
Universidad de La Habana (Cuba).
248
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
revolución francesa, pero muy pocas veces, o ninguna, a través de estudios y
análisis directos de las fuentes romanas.
Las primeras muestras del romanismo constitucional en América se
encuentran en los proyectos constitucionales de Francisco de Miranda, de 1798
y 1801, donde se prevé la creación de la Censura, la Edilidad, la Cuestura y el
Senado. En 1808, Miranda, en su nuevo proyecto admitía la Dictadura por un
año. Asimismo, la Dictadura fue utilizada siguiendo exactamente los
argumentos romanos del peligro para la república, en Venezuela en 1814
donde Bolívar fue proclamado Dictador de la Segunda República; igual fue
proclamado en 1824 en Perú; y más tarde en 1828 estableció él mismo su
propia Dictadura en Colombia. También fueron utilizadas en América
soluciones gubernativas romanas como fueron los triunviratos, ejemplo de ellos
el de 1811 a 1813 en Buenos Aires y el de 1811 en Paraguay, dominado por
Gaspar Rodríguez de Francia, sin mencionar la utilización en casi todas las
nuevas repúblicas americanas del Senado como institución política heredada
de Roma .
Es necesario aclarar que la utilización de las instituciones democráticas
romanas en los proyectos de constituciones y en la organización política de
algunas repúblicas americanas, sobre todo los proyectos bolivarianos y la
dictadura francista, han sido tratados por algunos críticos del modelo romano
como
exageraciones
adaptativas
de
situaciones
de
la
antigüedad,
considerando esta utilización como maneras de asumir determinadas
instituciones arcaicas.
En realidad esas adaptaciones fueron intentos interesantes y a veces
fructíferos, de búsqueda de una alternativa democrática republicana, distinta de
la liberal representativa de tripartición de poderes, para enfrentar y dar solución
al problema de la institucionalización de los nuevos estados
americanos
independizados de las metrópolis europeas.
De estos modelos alternativos, el bolivariano es uno de los más
interesantes, y ha sido estudiado profundamente por muchos especialistas,
entre ellos el Prof. Pierángelo Catalano, quien sobresale al respecto con sus
249
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ponencias “Conceptos y Principios del Derecho Público Romano, de Rousseau
a Bolívar” y “Tribunado, Censura, Dictadura: conceptos constitucionales
bolivarianos y continuidad romana en América”.
De estos trabajos se comprende el acercamiento consciente y profundo
del libertador americano a las instituciones democráticas romanas, y su
completa filiación a la corriente de la jurisprudencia que entiende al Derecho
Romano como base del Derecho universal.
Ya en Angostura, en 1819, Bolívar había dicho: “La constitución romana
es la que mayor poder y fortuna ha producido a ningún pueblo del mundo” y
había comprendido la realidad política romana, al menos en lo que mal se
entendió
por
muchos
como
la
tripartición
de
poderes
en
Roma,
incomprendiendo la tesis de Polibio sobre la constitución mixta, y es por esto
que dice en Angostura: “Los cónsules, el senado, el pueblo, ya eran
legisladores , ya magistrados, ya jueces, todos participaban de todos los
poderes.”1.
Como clave de la comprensión del ideario romanístico constitucional de
Bolívar está la constitución de Bolivia de 1826, que en su Art. 8 declara: “El
Poder Supremo se divide para su ejercicio en cuatro secciones: Electoral,
Legislativa, Ejecutiva y Judicial”. El Art. 19 a su vez significó “El Poder Electoral
lo ejercen inmediatamente los ciudadanos en ejercicio, nombrando por cada
ciento un elector” (Aunque Bolívar hubiera preferido por cada diez, un elector,
como lo preveía en su proyecto). El Art. 26 declaraba: “El Poder Legislativo
emana inmediatamente de los cuerpos electorales nombrados por el pueblo; su
ejercicio reside en tres Cámaras: Tribunos, Senadores y Censores.”
Se puede apreciar fácilmente que la concepción del poder popular está
presente en el llamado poder electoral, y Catalano entiende que la utilización
de los términos Tribunos, Senadores Censores, no es una simple copia de las
1 Catalano, Pierangelo, “Conceptos y Principios del Derecho Público romano de Rousseau a Bolívar”, en
Costituzionalismo Latino. Ricerche giuridique e politiche. Istituto Universitario di Studi Europei- Torino.
Consiglio Nazionale delle Ricerche. Progetto Italia-América Latina. Centro Mediterraneo per le Nuove
Professioni. Coop.a.r.l, Sassari, Italia, 1991, pp. 60-74.
250
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
instituciones romanas, sin más lógica, sino una manera de lograr, con sus
atribuciones propias, el juego de los límites de los poderes de cada cual.
En cuanto al Censor de la Tercera Cámara, éste había sido previsto por
Bolívar en el proyecto de Constitución de 1819, de Angostura, como poder
moral, a la manera de Roma, y había sido rechazado en aquella oportunidad
por parecer inclinado a la proliferación de la inquisición de las costumbres
como una vez lo fue de la religión. En esta Constitución de 1819, quedó como
apéndice la propuesta del poder moral. En la explicación de Angostura, sobre
su proyecto, Bolívar dijo que él había “sentido la audacia de inventar un Poder
Moral, sacarlo del fondo de la oscura antigüedad, y de aquellas olvidadas leyes
que mantuvieron algún tiempo la virtud entre griegos y romanos.”2.
La experiencia bolivariana fue, en fin, en materia política una recreación
en gran medida del modelo constitucional romano, siempre utilizado para la
consumación democrática de las repúblicas americanas, como si su juramento
del 15 de agosto de 1805, en lugar tan importante para la vida política de Roma
como el Monte Sacro, hubiera sido llevado a cabo de la más fiel manera
posible.
El otro caso ampliamente estudiado por historiógrafos, politólogos y
economistas, y tan admirado como criticado desde el siglo XIX hasta hoy, lo
fue la Dictadura Suprema de José Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay,
dentro de la república que comenzó en 1813 encabezada por dos Cónsules y
que pasó a la Dictadura que encabezó en 1816, hasta la muerte del dictador en
1840.
El ideario político de Francia fue contradictoriamente democrático, en
tanto basado en la noción de la soberanía popular, aunque a su vez entendió
que el pueblo pobre e inculto en el que se desarrollaba su proyecto no era
capaz de sobrevivir al despotismo sin su dictadura, la que siempre asumió
como responsabilidad dentro de la democracia, por lo que dijo en su
2 Catalano, Pierangelo, “Conceptos y Principios del Derecho Público romano de Rousseau a Bolívar”, ob.
cit.
251
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Catecismo Político, preparado para la enseñanza primaria, refiriéndose al
tiempo de duración de su mandato: “Dios lo conservará en cuanto sea útil.”
El Dr. Francia decía que
“La república es el conjunto, reunión y
confederación de todos los miles de ciudadanos que la componen, se entiende,
de los Patriotas, porque los que no lo son, no deben figurar, ni considerarse en
ella, a no ser como la moneda falsa que se mezcla con la buena”3. Como
puede observarse, la noción de república es eminentemente democrática. En
otra oportunidad Francia decía, “Si el gobierno pone en sus pliegos la
inscripción Por El Dictador, es porque el dictador mismo es quien escribe; pero
el delegado no es la república, ni representa la república, y como un empleado
particular, no escribe por la república, sino por su particular oficio.”4.
La república paraguaya, bajo la dictadura del Dr. Francia logró un apoyo
popular casi total, debido a la política económica seguida por el dictador, de
enfrentamiento a la aristocracia media que sobrevivía en Paraguay, lo cual
condujo al aumento del nivel de vida del pueblo, sobre todo en lo relacionado
con las necesidades básicas de sustento, lo que no niega que a la vez haya
existido una fuerte represión a la oposición política, hasta el grado de eliminarla
completamente.
La dictadura de Francia, mirada con el prisma liberal-burgués
predominante en el mundo en el siglo XIX y aun en el pasado, era concebida
como tiránica y absolutista, por no tener entre sus instituciones de gobierno
ninguna que mostrara la presencia del modelo de tripartición de poderes y
representación; pero fue en realidad el único proyecto que después de Roma
ha logrado hacer sobrevivir una nación y la independencia de un país
basándose en los institutos democráticos republicanos romanos, o al menos,
en uno de ellos, la dictadura, apropiado para solucionar un grave conflicto
exterior, como el que afrontaba Paraguay en ese momento, acechado por
Argentina, Uruguay y Brasil, países que al final terminaron derrotando a la
3 Catalano, Pierangelo, en Modelo Institucional e independencia: república del Paraguay, 1813-1870.
Ediciones Comuneros, Asunción, Paraguay, 1986.
4 Catalano, Pierangelo, en Modelo Institucional e independencia: república del Paraguay, 1813-1870,
ob. cit.
252
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia, mediante la Triple Alianza,
que conformaron con sus fuerzas.
II
DERECHO
CONTRAHEGEMONÍA,
PÚBLICO
ANTE
LA
ROMANO,
CRISIS
DE
DEMOCRACIA,
LA
GLOBALIZACIÓN
NEOLIBERAL.
Debemos exigir que los gobiernos vuelquen todas sus energías para que
el poder adquiera la forma de la solidaridad, que promueva y estimule los actos
libres, poniéndose al servicio del bien común, que no se entiende como la
suma de los egoísmos individuales, sino que es el supremo bien de una
comunidad”. , Ernesto Sábato. La Resistencia.
El enfrentamiento teórico entre los modelos iuspublicísticos extremos no
se supera utilizando instituciones de uno y otro sistema jurídico –
constitucional.
Las formas de lucha del pueblo han alcanzado un desarrollo
impensable. De una inicial expresión de oposición política–económica y social
solamente vislumbrada en los programas de algunas Organizaciones No
Gubernamentales progresistas, se ha pasado a la vertebración de movimientos
sociales que unifican reivindicaciones ecológicas, de género, raciales,
culturales, étnicas, sociales, económicas y políticas.
Si entendemos que nuestras propuestas de cambio, que son propuestas
revolucionarias, no serían posibles ni coherentes fuera de todo un movimiento
cultural contra hegemónico, entonces sería más comprensible la necesidad de
la rearticulación del modelo iuspublicístico romano – latino.
El regreso a la democracia en su mejorada versión republicana, donde el
pueblo soberano ejerce el poder político y jurídico y a la vez se deja administrar
por miembros de la comunidad perfectamente controlados por ella, es uno de
los momentos en la lucha mayor contra todos los significados del sistema
253
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
capitalista de dominación. Ningún momento es más importante que otro. Todas
las acciones, si comparten una ideología común, serán imprescindibles.
Los grandes movimientos sociales que ya se organizan más allá de los
Estados y las fronteras políticas, socavarán igualmente, en el combate contra
hegemónico, los valores económicos, culturales y políticos del capitalismo.
Atacar la representación política, la tripartición de poderes, la
tecnocracia, la partidocracia, la corrupción de las administraciones de los
gobiernos actuales y todos los principios que han imperado hasta ahora en el
plano político jurídico, es igualmente demoledor del capitalismo, como atacar
su contracultura artística o su indeseable utilización de los medios de difusión
masiva.
No nos enfrentamos a un ejército de monstruos, sino a uno solo de ellos
con cientos de cabezas, que han aprendido, con las centurias de maldad y
adaptación, a crecer cuando son cortadas, como aquella Hidra de Lerna
mitológica.
Para ese combate tenemos que concentrar todas las fuerzas. La
educación obstinada y masiva de todo el pueblo en función de la necesidad de
la lucha por la democracia, acabará por calar los huesos de nuestras
aletargadas sociedades.
A las luces de neón del capitalismo debemos oponer la belleza del poder
popular y la otra libertad, que podría volar más allá de los mercados donde
ahora solamente podríamos encontrarla.
La libertad de mandar, mandándonos, es más bella que la libertad de
comprar empobreciéndonos.
En esta batalla cultural debe haber bastiones preferidos y privilegiados.
Uno de ellos es el sistema del derecho romano. El derecho público romano
será, en este sistema, el responsable de inculcar el fundamento del sistema
republicano romano (primer componente del modelo iuspublicístico romano–
latino).
254
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Para que la labor de difusión y aceptación de los principios del sistema
jurídico de la república sea más rápida y eficaz, es necesario que los procesos
de estructuración de los movimientos sociales se consoliden.
Cada espacio de acción ganado por un sector social que lucha contra la
hegemonía neoliberal es un lugar adecuado para trabajar en la expansión de
las ideas centrales del modelo iuspublicístico romano–latino.
En el mundo de hoy los movimientos sociales se comportan como
grandes mareas de poder negativo directo, que ejercen la resistencia, la
oposición, el veto moral no vinculante, la desobediencia pacífica y violenta, la
protesta, la huelga, la secesión (que podría ser usada con mayor frecuencia y
sincronización) y que son obligados al exilio, última variante del poder negativo
directo (en este caso no para imponer decisiones sino para escapar de
decisiones y condiciones determinadas).
Como ha dicho el sociólogo y revolucionario brasileño Emir Sader, “La
hegemonía neoliberal significa una supremacía mercantil en la economía, en la
política, en las relaciones sociales. Pero también trae como secuela un retraso
teórico brutal.”5.
De ese retraso teórico debemos aprovecharnos para que no seamos
nuevamente testigos del reajuste conceptual, terminológico y científico del
sistema que se oxigena, también, por la falta de actitudes oportunas de
divulgación de ideas críticas y alternativas a los espacios de mayor debilidad
teórica de la hegemonía neoliberal.
Uno de estos espacios de debilidad es el modelo iuspublicístico
constitucional germano– anglosajón. El discurso hegemónico neoliberal
norteamericano (líder de la hegemonía neoliberal es Estados Unidos de
Norteamérica) se movió con la recesión económica de finales de los 90 y
principios del tercer milenio, del crecimiento económico ilimitado, al que
invitaban a todos los países del mundo, al discurso de la seguridad mundial y la
5 Sader, Emir: Crisis hegemónicas en tiempos imperiales. Los dilemas del Brasil de Lula. Centro de
Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2004.
255
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
lucha contra el terrorismo. En el 2001 la economía norteamericana parecía
estallar. Los nuevos argumentos hegemónicos aparecerían el 11 de septiembre
de ese año, en New York. La gran crisis económica del 2008, que todavía no
acaba, ha encontrado sus válvulas de escape en otros campos de batalla y
conspiración, como Libia, Siria, Irán, por solo mencionar algunos ejemplos.
El postulado de la seguridad mundial no es tan creíble ni tanta ha sido su
acogida como la de los sueños anteriores de bonanzas económicas.
Después de la caída del llamado campo socialista de Europa del Este se
reafirmó la crisis ideológica organizativa de la izquierda mundial. Las
socialdemocracias fueron absorbidas por el liberalismo y los marxistas
abandonaron a la misma vez la militancia comunista, las esperanzas en el
socialismo y la filosofía y teoría revolucionarias que practicaban hasta ese
momento.
Uno de los elementos fortalecedores de la izquierda mundial que no ha
sido tomado en cuenta en su justa importancia y dimensión es la
implementación de los principios básicos del modelo iuspublicístico romano–
latino. A una izquierda desideologizada se le debe ofrecer un aglutinante
cultural e ideológico poderoso. Los valores del derecho público romano, en
especial los valores del sistema republicano, podrían desbordar el ámbito de la
contraposición con el modelo germano–anglosajón, para convertirse en
ingredientes esenciales del nuevo discurso contra hegemónico de la izquierda
que queremos.
La latinidad como espacio cultural de convergencia jurídica, idiomática,
religiosa, filosófica, artística y política, será la convocatoria inicial. A partir de la
latinidad, que no es excluyente racial ni lingüístico, podemos pasar al rearme
teórico de la izquierda, basado en la lucha común, el enemigo común y la
fuerza incuestionable de los principios libertarios del modelo iuspublicístico
romano – latino, que sería en este caso, la puerta abierta hacia otras
transformaciones de la sociedad actual.
256
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
A los llamamientos contra hegemónicos del Movimiento Zapatista, los
Sin Tierra, el Foro Social Mundial de Porto Alegre, debemos ofrecerles algo
más que nuestro apoyo instintivo, revolucionario. Toda la dimensión (que creo
atractiva) del sistema republicano y su sistema jurídico complementario como
parte del modelo iuspublicístico constitucional romano–latino, podría ser un
programa concreto de lucha (probado por demás en la historia independentista
americana) que fortalecería y homogenizaría el lenguaje de futuro de los
combatientes contra hegemónicos.
Lo que hoy parece una ilusión que no toma en cuenta las condiciones
reales del mundo, podría ser palpable revolución si se le diseña y ejecuta con
serenidad, seriedad y compromiso político.
Del convencimiento de que ofrecemos un camino de libertad y bienestar
político–social
saldrá
nuestra
disposición
de
trabajar
por
el
modelo
iuspublicístico que, hemos probado, está descartado del panorama políticojurídico actual.
Oponernos al modelo germano–anglosajón, esencial e históricamente
antidemocrático, de organización del Estado constitucionalmente, no es una
particularidad en los problemas de la ciencia del Derecho, sino uno de los más
generales dilemas ante los que se encuentra un politólogo, jurista o pensador
sobre el Derecho.
La respuesta ante la realidad política–iuspublicística–constitucional del
presente podría marcar una posición más que jurídica y más que política, sino
que civilizatoria.
Tal vez estemos hablando de una de las encrucijadas, que
aparentemente sin importancia, definan los rumbos de la vida social y la cultura
humanas.
Valores científicos, sistemáticos y metodológicos del Sistema de
Derecho Romano.
257
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
“… el resultado…más importante para la jurisprudencia (podemos decir:
para el derecho científico) es: « actualidad» y « validez » del derecho vienen
distinguidos de « positividad » y « efectividad » (y eficacia) reafirmándose el rol
histórico del ius naturale y de la interpretatio prudentium.”6 Esta idea de
Catalano es central para entender el rol de los jurisconsultos en el sistema
jurídico romano y en un escenario de integración constitucional republicana
donde se debería proponer una unificación no solo desde la ley sino desde la
jurisprudencia.
-El romanista argentino Agustín Díaz Bialet ha escrito: «No se puede
considerar al Derecho Romano como un derecho histórico, pues esto implica
escindir un proceso científico constante tal cual es el desarrollo unitario de la
ciencia del Derecho»...7
- Según Merryman los jueces, según la doctrina del mundo romanista
son operadores de una máquina diseñada por los científicos y construida por
los legisladores.8
-Existe una continuidad desde Roma antigua hasta la actualidad sobre el
poder del legislativo, tanto si es del pueblo, del emperador o de los órganos
representativos y el papel de los jurisconsultos y su prudencia interpretativa. En
la historia del Derecho Romano hay a la vez aportes legislativos y
jurisprudenciales, en cambio, el aporte judicial es escaso y el derecho derivado
de la actividad de los jueces debe distinguirse siempre de la jurisprudencia y
del derecho honorario.9.
-El Derecho Romano es la base del Derecho codificado que nos rige, por
lo tanto no nos es extraño en América, se abstrae con facilidad de los
presupuestos sociales y económicos de la Roma antigua que le dio vida, por lo
tanto es aplicable a cualesquiera otros presupuestos diversos, reguló un ciclo
6 Catalano, Pierangelo: “El derecho romano actual de América Latina”, en Derecho Romano y América
Latina. Gruppo de recerca sulla diffusione del Diritto Romano. Piccola Soc. Coop. a.r.l. Sassari, Italia,
2002, pp. 19-59
7 Catalano, Pierangelo: “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
8 Catalano, Pierangelo: “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
9 Catalano, Pierangelo: “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
258
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
completo de desarrollo de una sociedad por lo que le permite alcanzar a
fenómenos que en la actualidad se repiten.10
-El Derecho Romano tiene una intrínseca naturaleza de ser una de las
pocas ciencias jurídicas verdaderamente internacionales.11
-La universalidad de los principios jurídicos romanos es principal ante los
peligros sociales de la globalización, esto significa reafirmar que en el Derecho
Romano no están separados derecho y moral y que el Derecho es un sistema
que se manifiesta como arte de lo bueno y equitativo.12
-El estudio del Derecho Romano ha permitido desenmascarar los
mecanismos, más bien –maquinaciones de los acreedores le llamaba
Justiniano-, falsamente legales de los préstamos internacionales, lo que nos
permite considerar la deuda externa como la peor forma de esclavitud
contemporánea,
que conduce al deudor a la muerte política y hasta física en
el caso de los sectores sociales más pobres. La prohibición de intereses
usurarios está prevista en el Derecho romano desde la Ley de las XII Tablas y
se llegó a considerar una prohibición de derecho común inderogable y la pena
para los usureros era la Infamia. El Derecho romano permite entender la
comunión de criterios religiosos, morales y jurídicos que limitan la usura.13
-En el Derecho romano el rol principal de los abogados era la defensa de
los deudores, de manera general la defensa de los que sufren, como estableció
el emperador León I en una constitución en Constantinopla en 469 de N.E,
recogida en el Código de Justiniano: «los abogados…son provechosos al
género humano no menos que si en batallas…salvasen a su patria…que
10 Guzmán Brito, Alejandro: “La función del Derecho Romano en la unificación jurídica de
Latinoamérica”, Ponencia presentada en el Segundo Congreso Interamericano de Derecho romano,
México, 17-21 de julio de 1972 en Collaborazione con il Comité Latinoamericano para la Difusión del
Derecho Romano. Grupo di Ricerca sulla diffusione del diritto romano. Rassegna. 1972-1998. Piccola
Soc. Coop. a.r.l, Sassari, Italia, 2004, páginas 17-26.
11 Guzmán Brito, Alejandro: “La función del Derecho Romano en la unificación jurídica de
Latinoamérica”, ob. cit.
12 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista. A
propósito del « bloque romano- indígena », de Xalapa 1974 a Morelia 2006”, en Estudios en Homenaje a
Mercedes Gayosso y Navarrete, compilado por José Luis Cuevas, Universidad Veracruzana, Facultad de
Derecho, México, 2009, pp. 23-64.
13 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
259
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
confiados en la fuerza de su gloriosa palabra defienden esperanza, la vida y la
descendencia de los que sufren»
-La vigencia del Derecho romano va más allá de los ordenamientos
estatales que lo contienen, debe ser comprendido en su complejidad temporal y
espacial, desde Rómulo hasta América Latina, por eso es tan útil el término
sistema distinto de ordenamiento, tal vez sea oportuno rescatar la idea de
Riccobono de definir al Derecho romano como sistema de lo bueno y
equitativo, y siguiendo a Gayo y Pomponio entender a la historia vital en el
sistema y no el sistema disuelto en la historia.14
-Un rasgo del Derecho romano es la idea de la ciudadanía creciente, que
se entiende en los sucesivos beneficios para conservar y proteger o reconocer
el estatus social de libertad, o la eliminación de los estatus de peregrinus y de
latinus. También en este sentido está la protección del concebido bajo el
principio de que la calamidad de la madre no debe perjudicar al que está en el
vientre, como comentó Marciano, lo que permite reconocer la libertad del que
nace de madre esclava.
-Sin embargo, toda la protección del nasciturus por el Derecho romano
crea hoy en el sistema jurídico latinoamericano una de las más difíciles
cuestiones éticas y jurídicas de la contemporaneidad, pues la protección del
concebido y no nacido es consustancial a una idea de personalidad antes del
nacimiento, que permite proteger, como se protege en todo el mundo jurídico
romano, el patrimonio del nacedero, empezando por la herencia, pero que
entra en contradicción con la reivindicación social y política actual a favor de la
interrupción del embarazo como derecho de las mujeres en estado de
gestación. Desde el punto de vista propiamente jurídico es imposible pretender
la protección del patrimonio del concebido y no nacido sin que defendamos
como presupuesto el derecho a la vida del propio nacedero. Esta contradicción
entre un principio romano de extensión de la personalidad jurídica hasta antes
del nacimiento, y la idea de que el nacimiento debe ser decisión de la madre o
de los padres, puede resolverse o paliarse con equidad del legislador- en el
14 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
260
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
sistema jurídico latinoamericano la equidad es facultad del legislador y no del
juez- si se reconociera la responsabilidad del Estado a nombre de la sociedad
en el cuidado, protección y manutención de los hijos previamente declarados
no queridos por sus padres, desde antes del nacimiento.
-Son principios constitucionales del Derecho romano, el de la libertad
popular, que Bolívar entendía como intervención inmediata de los ciudadanos
en el ejercicio de la soberanía, del que derivaban en la Constitución de Bolivia
el Poder Electoral y la acción popular.
-El principio de la Moral, del que se derivan en América, el Areópago de
Bolívar, compuesto por las Cámaras de Moral y de Educación (1819) y la
Cámara de Censores (1826).15
-Es un rasgo de la vida del Derecho romano actual el olvido
historiográfico de la reconstrucción rousseauniana del derecho público romano
por la cultura europea de los siglos XIX y XX y la falta de desarrollo de la teoría
del derecho público en sentido democrático y popular.16
-Para un esfuerzo integracionista constitucional latinoamericano, a partir
y bajo los principios del Derecho Público romano, debemos aclararnos y
reconocer que el Estado liberal burgués no puede aceptar la soberanía
popular-como conjunto de ciudadanos reunidos en los comicios- ni el tribunado,
ni la dictadura en sentido romano.17
Características y elementos de originalidad del sistema jurídico
latinoamericano.
-Estrecha relación entre las nociones de derecho romano, romanismo,
derecho actual en el pensamiento histórico-jurídico latinoamericano.18
15 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
16 Catalano, Pierangelo, “Conceptos y Principios del Derecho Público romano de Rousseau a Bolívar”,
ob. cit.
17 Catalano, Pierangelo, “Conceptos y Principios del Derecho Público romano de Rousseau a Bolívar”,
18Catalano, Pierangelo: “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
261
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
-Al decir de Catalano, la continuidad entre el derecho romano y los
derechos de las nuevas repúblicas independientes fue sostenida con fuerza,…
por don Andrés Bello: « Herederos de la legislación del pueblo rey… tenemos
que despejar las incoherencias que deslustran una obra…Tenemos que
acomodarla, que restituirla a las instituciones republicanas».19
-Según Catalano, el Sistema latino-americano (dentro del más amplio
sistema romanista) fue caracterizado por Castán Tobeñas como marcadamente
« universalista» (en contraposición al espíritu « nacionalista » que esclaviza a
Europa);…A partir de este punto de vista se percibe el relieve ideológico y
social del elemento básico romanístico y, consecuentemente, de su capacidad
de resistencia.20
-Existe una más fuerte intensidad de la influencia norteamericana en
materia de Derecho público sobre América Latina, Derecho Público con precisa
unidad desde Montesquieu y Rousseau, por lo que existen contrastes en la
manera de ver en Nuestra América la relación entre Derecho Público y Derecho
Privado.21
-Las investigaciones propiciadas desde los años 70 desde Italia y en
América
Latina,
han
logrado
establecer
como
rasgo
del
sistema
latinoamericano la importancia que se le reconoce a las tierras públicas, así
como a los límites públicos de la propiedad inmobiliaria.22
-Una característica que compartimos con los Estados cuyo derecho
pertenece al sistema jurídico romano-germánico, es que la enseñanza del
Derecho romano tiene como finalidades, el rescate de los orígenes de los
elementos comunes de los diversos ordenamientos que conforman el sistema y
liberar a los juristas de las desviaciones modernas del sistema fragmentado en
19 Catalano, Pierangelo: “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
20 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
21 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
22 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
262
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Estados nacionales con estructura económica capitalista y por lo tanto
individualista y antiuniversalista.23
-Desde el pensamiento y la acción de Simón Bolívar el poder legislativo
diseñado en su concepción constitucional no toma en cuenta el modelo inglés y
norteamericano por la distinción maligna entre nobleza y pueblo que pervive en
el bicameralismo del Parlamento y del Congreso.24
-El Poder Electoral de Bolívar, con atribuciones a veces legislativas, a
veces judiciales, es un nuevo poder, que supera la división de poderes y que se
explica por el mismo Bolívar en el Discurso de Angostura de 1819 en su aguda
interpretación de la constitución romana: « Los Cónsules, el Senado, el Pueblo,
ya era legisladores, ya Magistrados, ya jueces; todos participaban de todos los
poderes».25
-La utilización romanista-republicana y roussoniana-en el Contrato Social
Rousseau guarda un capítulo para la Dictadura- de la Dictadura, por Bolívar y
antes y después por otros pensadores y políticos, demuestra que en el siglo
XIX americano no existía ni la confusión ni el prejuicio sobre la dictadura que
después se extendió por todo el mundo, vaciándose de todo su contenido
libertario, defensivo de la República y de la soberanía popular, y
confundiéndose en esa tergiversación moderna con la tiranía y con doctrinas
inhumanas como la de la seguridad nacional.
Características del sistema jurídico latinoamericano que propician la
integración en un sistema jurídico-institucional.
-Francisco de Miranda, en 1791, en su carta manifiesto «A los
americanos» invoca a la Providencia para « formar de la América Unida una
grande familia de hermanos», desde este momento son sustanciales los
23 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
24 Catalano, Pierangelo, “Conceptos y Principios del Derecho Público romano de Rousseau a Bolívar”,
ob. cit.
25 Catalano, Pierangelo, “Conceptos y Principios del Derecho Público romano de Rousseau a Bolívar”,
ob. cit.
263
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
valores de la fraternidad y la solidaridad en la utopía de la integración
latinoamericana.
-La idea de la solidaridad continental arropada como federación caló
hondo en diferentes lugares de América, así en Chile, en 1811, el peruano
Juan Egaña presentó a la Junta de Gobierno de Santiago, un proyecto de
cuerpo federativo como medio de defensa del exterior para los pueblos de
América.
-Miranda en 1810 ya había pensado en la constitución de un Congreso
para fortificarse recíprocamente los Estados.26
-La institucionalización de la solidaridad americana se resume en tres
elementos que se repiten en los pensadores y políticos del siglo XIX: la idea de
unión por razones históricas, de familia, defensivas, así como la naturaleza
confederada de la estructura territorial de la integración y el Congreso General
como órgano de dirección.27.
-En 1818, desde Angostura, Bolívar habla de «un pacto americano que
formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente la América
al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones
antiguas».28.
-Desde Miranda, Cecilio del Valle, O´Higgins o Moreno, antes que un
sentimiento común de defensa, o de cómo estructurar una convivencia, lo que
existía era la convicción de una unidad sustancial en América, que conduce a
una espontánea solidaridad.29
-Las repúblicas hispanoamericanas crearon afinidades políticas en el
calor de la Revolución de independencia, además de las analogías morales y
26 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, en Andrés Bello y el Derecho Latinoamericano, Congreso Internacional Roma, 10-12 de
diciembre de 1981. La Casa de Bello, Caracas, 1987, pp. 23-55.
27 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
28 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
29 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
264
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
semejanzas físicas de las que hablaba el coronel peruano Bernardo
Monteagudo en 1824.30
-La idea de la integración política de América Latina estuvo acompañada
en el siglo XIX por la necesidad de un derecho público americano, confundido
después con el derecho internacional americano.31
-Juan Bautista Alberdi, por su parte, expresó que un orden jurídico
aplicable en el continente americano descansaba en la afirmación de la
comunidad y solidaridad de los pueblos de América española, lo que
significaba también que esta unidad no podía esperarse con otros pueblos
americanos.32
-En la concepción de Andrés Bello, la solidaridad continental adquiere
una gran densidad porque es un resultado de factores naturales y de
elementos culturales, pero esto no debía significar aislamiento sino
comunicación para recibir todos los bienes de la cultura universal.33
-Bello concedió una importancia muy grande a la acción del comercio
como factor de paz al tejer entre las naciones una espesa red de relaciones en
que los intereses juegan un papel de primer orden.34
-Para Bello «el Derecho codificado es aquel que cumple la función
pedagógica y que forma el sedimento de nuestras primeras experiencias
jurídicas». 35
30 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
31 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
32 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
33 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
34 Murillo Rubiera, Fernando: “La Solidaridad Americana en el pensamiento internacionalista de Andrés
Bello”, ob. cit.
35 Castán Tobeñas, José María: “El Código Civil de Bello, factor de unidad”, en Andrés Bello y el
Derecho Latinoamericano, Congreso Internacional Roma, 10-12 de diciembre de 1981. La Casa de Bello,
Caracas, 1987, páginas 333 a 342.
265
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
-El fenómeno del trasplante jurídico de códigos civiles desde el siglo XIX,
en América Latina, es un rasgo que propicia una comunión jurídica y una
conciencia de unidad favorable a cualquier intento de unificación jurídica. Este
trasplante es notable en los casos de Colombia y Ecuador que adoptaron el
código chileno.36
-Han sido superadas las tesis eurocéntricas que niegan la unidad del
sistema jurídico latino-americano.37
-La base socio-cultural de la unidad del sistema ha sido individualizada
en un bloque romano-ibero-precolombino, donde el Derecho Romano llegó a
través del Derecho común americano, pero donde es imprescindible entender
el mestizaje entre la tradición romanista y las instituciones indígenas
precolombinas.38.
-Entre los elementos de resistencia del sistema romano en América
Latina encontramos la noción de que el centro de la unidad social es la familia y
no el individuo como en el sistema jurídico anglosajón.39
-Desde el punto de vista político constitucional creemos que es un
baluarte de resistencia del sistema jurídico latinoamericano la tradición de
organización comunitaria precolombina conservada en los pueblos indígenas
actuales, en formas asamblearias, deliberativas y de alta participación colectiva
en los asuntos cardinales del grupo social, lo que coloca a las prácticas
llamadas democráticas-republicanas en una posición privilegiada en la historia
política de nuestra América, con experiencias de resistencia, secesión, huelga
y revolución, desde la lucha indígena y después africana contra la represión y
el etnocidio español en América.
36 Castán Tobeñas, José María: “El Código Civil de Bello, factor de unidad”, ob. cit.
37 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
38 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
39 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
266
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
-El derecho nacional de cada país ha sido edificado en base a modelos
comunes, con una misma tradición jurídica de origen romano, a través primero
del derecho español y después de la influencia del Código Napoleón.40
-Según Alejandro Guzmán Brito el Derecho Romano es base
programática fundamental de la unificación jurídica porque es capaz de
entregar,
en
concreto,
los
presupuestos
que
abstractamente
deben
considerarse en toda empresa de unificación. Dichos presupuestos son: un
sistema general de Derecho en que puedan insertarse todos los ordenamientos
unificables; una educación común de los juristas; una mentalidad de estos
últimos, esencialmente libre frente a todo dato que no nazca como exigencia
lógica del objeto de su ciencia…41
- La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, de 1999, ha
retomado el hilo del constitucionalismo democrático, seguido por las
Constituciones de Ecuador y Bolivia, con una demostración en estos tres textos
de que más allá de la conservación de los principios no originalmente
democráticos, de representación política y tripartición de poderes, es posible,
no solo en las constituciones formales sino en las materiales de Nuestra
América, una conexión reencontrada entre las sustancias sociales que motivan
el nuevo pacto social revolucionario y el modelo constitucional romanodemocrático-republicano.
-El
constitucionalismo
bolivariano
ha
intentado
modificar
las
constituciones contemporáneas introduciendo formas de expresión de la
voluntad del pueblo, como referéndum y para la remoción de representantes
mediante revocación, así como instituciones de defensa de derechos como
forma de control de poderes públicos cuyas competencias se refieran a normas
de validez universal, esto mediante la defensoría del pueblo o la Alta Comisión
de Justicia.42
40 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
41 Guzmán Brito, Alejandro: “La función del Derecho Romano en la unificación jurídica de
Latinoamérica”, ob. cit.
42 Catalano, Pierangelo, “Choque de sistemas jurídicos en la perspectiva romana latinoamericanista…”,
ob. cit.
267
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
-En el cado del referéndum y la revocación hay que recordar que junto a
la rendición de cuentas de los elegidos en cualquier instancia del Estado, se
encontraban y se encuentran aun en la Constitución cubana de 1976, que
reúne estos principios con el nombre de Democracia Socialista, a excepción de
la defensoría del pueblo y el control constitucional judicial independiente de los
órganos regulares del Estado, que no existen en la Constitución cubana.
-La consideración ingenua de que las instituciones democráticas que
defendemos en Derecho y Política, no pueden ser recicladas de la antigüedad,
es insostenible ante la perdurabilidad y vigencia irrebatible del derecho de
obligaciones, los contratos, la herencia, el contenido de la propiedad, la
clasificación de las cosas, todos romanos también, como la República, la
soberanía popular, las acciones populares, el poder del tribuno, la censura, la
dictadura, etc.
-Es una característica de la historia de las ideas y de las revoluciones en
América Latina, el regreso, ida y venida, de los valores del romanismo, para la
fundamentación de la integración, de la radicalidad revolucionaria y para la
sistematización de los valores de la libertad, la democracia y el republicanismo.
Nótese el romanismo sustancial de Miranda, Bolívar-que juró la independencia
de América en el Monte Sacro en Roma-Bello, Vélez, Teixeira, Martí.
Estrategias jurídicas-científicas-, políticas, pedagógicas hacia una
concientización y actuación real a favor de la integración constitucional de
América Latina desde el Derecho Público romano.
-Proyectar la actualidad del derecho romano en el futuro, superando la
fragmentación de los derechos estatales: a través de las codificaciones, y más
allá de las codificaciones.43
-Entender el Derecho Romano de una manera no estática, ni acabada, ni
congelada, ni perfecta, sino en permanente renovación, fluidez e innovación.44
43 Catalano, Pierangelo, “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
268
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
-Subrayar los rasgos del Derecho Romano identificados por la doctrina
anglosajona como extremos y por lo tanto fundamentales para nuestra
identidad jurídica como: la conocida crítica del Juez Frank sobre el
desconocimiento del poder discrecional de los jueces por los romanistas y su
propia equiparación de los principios jurídicos a la palabra príncipe y de ahí al
autoritarismo de los monarcas, lo que le hace concluir que los principios
jurídicos pueden convertirse en autoritarios.45
-De la misma manera Roscoe Pound consideraba que la fuerza de
penetración del sistema jurídico anglosajón con respecto al Derecho romano
estaba en que los jueces del common law podían hacer las leyes a través de la
decisión de las causas cuando los jueces del sistema romano solo podían
aplicar normas de manera mecánica.46
-Estas dos críticas deben reforzar la idea, en cambio, de que la
continuidad de la jurisprudencia olvida el poder del populus, es decir, el
principio democrático que ya aparecía en la Ley de las XII Tablas: cualquier
decisión definitiva que el pueblo adopte debe adquirir firmeza como derecho.
-De la misma manera Eder criticaba la distinción romana entre Derecho
Público y Privado porque consideraba que en el sistema anglosajón ni el
Estado ni los funcionarios se encontraban privilegiados por normas públicas
que prevalezcan a las privadas. Este análisis lo llevaba a concluir que en los
sistemas donde se había subordinado el interés privado al público solo
proliferaban regímenes totalitarios y fascistas.
-Esta tesis debe fortalecer el argumento de que la prevalencia del
derecho público es una característica de la concepción romana de libertad y de
democracia.47
44 Catalano, Pierangelo, “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
45 Catalano, Pierangelo, “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
46 Catalano, Pierangelo, “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
47 Catalano, Pierangelo, “El derecho romano actual de América Latina”, ob. cit.
269
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
-Propiciar investigaciones que se refieran directamente al enfrentamiento
entre el sistema norteamericano y los sistemas jurídicos latinoamericanos para
fortalecer la individualidad cultural latinoamericana.48
-Se debe proporcionar a los juristas una educación uniforme… que les
capacite para conectarse con los juristas de otros países en vista de la obra
unificadora, que permita que aunque perviva el dato de la preexistencia de los
Derechos nacionales, mediante el conocimiento del Derecho Romano, usar a
este de punto de referencia, de crítica del ordenamiento vigente, de cantera
para nuevas soluciones y de lente para detectar las similitudes y diferencias de
los Derechos Nacionales.49
Integración latinoamericana y utopía.
…todo peligra, si dormimos. Los Estados desunidos de la América del
Sur, empiezan a divisar el humo del campamento de los Estados Unidos.
Francisco Bilbao. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas, París,
22 de junio de 1856.
El género utópico es usado de manera ordinaria u específica, lo
queremos usar aquí como nos ha enseñado el profesor Horacio Cerutti
Guldberg: «se trata de aprehender la tensión entre realidad indeseable e
ideales anhelados, lo cual constituye lo propio de lo utópico operante en la
historia».50
O dicho de otro modo por el mismo filósofo: «Es justamente la
articulación entre el ideal deseado y la realidad insoportable la que brinda toda
la fuerza a la utopía en la historia».51
48 Catalano, tomado de Guadalupe Appendini, “Los nazis contra el Derecho Romano”, Excelsior,
México, 21 de julio de 1972, p. 6.
49 Guzmán Brito, Alejandro: “La función del Derecho Romano en la unificación jurídica de
Latinoamérica”, ob. cit.
50 Cerutti Guldberg, Horacio: “Integrarse para vivir: ¿Una utopía humanista?”, en Resistencia Popular y
Ciudadanía Restringida, Cerutti Guldberg y Mondragón González, Coordinadores, Centro Coordinador y
Difusor de Estudios Latinoamericanos. Universidad Nacional Autónoma de México, 2006, pp. 59-69.
51 Cerutti Guldberg, Horacio: Democracia e integración en Nuestra América, Universidad Nacional de
Cuyo, EDIUNC, Mendoza, Argentina, 2007.
270
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La tensión utópica no es soporte del cambio por el cambio o garantía
per se de transformación progresista, lo utópico no es destino, pero sí
constituye una dimensión atendible del poder-hacer que ejercen los seres
humanos.52
Se ha preguntado el filósofo argentino-mexicano en reiteradas ocasiones
« ¿No es de sentido común captar los beneficios de la integración autónoma
regional para negociar en mejores condiciones con el resto del mundo?», pero
también se ha respondido en parte al aclarar que: «no se trata de volver a
desdibujar las diferencias internas de América Latina en nombre de la
integración». 53
Frente a la homogenización subordinante, como la llama Cerutti, se debe
defender el respeto a las diferencias culturales, regionales, étnicas y grupales,
que es el valor fundamental y más enriquecedor de cualquier aventura de
integración en América. Así mismo es posible pensar, tal vez utópicamente,
que los sectores populares son los que han heredado y mantenido la
concepción de la integración americana, sobre todo mediante su organización
obstinada para la resistencia ante la dominación y su creatividad a los
problemas de la dependencia.54
El descrédito de la mal llamada democracia liberal-mal llamada porque
no puede ni quiere ni debe ser democrática en ningún caso-en todo el siglo XX
en América, ha propiciado un rejuvenecimiento de la utopía revolucionaria,
intrínseca a la resistencia popular, de la integración de los pueblos de América
y no solo de los Estados y sus aranceles.
Las nuevas formas de integración americana, alternativas del ALCA,
como el ALBA, no suponen todavía ni una unidad constitucional de un derecho
público de América, ni una integración cultural de los pueblos americanos.
Por eso es oportuna y gratificante y liberadora y constructora de
argumentos, valores, conceptos, comuniones políticas, espacios de solidaridad
52 Cerutti Guldberg, Horacio: “Integrarse para vivir: ¿Una utopía humanista?”, ob. cit.
53 Cerutti Guldberg, Horacio: “Integrarse para vivir: ¿Una utopía humanista?”, ob. cit.
54 Cerutti Guldberg, Horacio: “Integrarse para vivir: ¿Una utopía humanista?”, ob. cit.
271
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
y de sistematización de razones que solidifican la esperanza, la utopía
americana de la integración constitucional desde y alrededor de los principios
del Derecho Público romano.
Es muy importante prestar atención a la tensión utópica para entender
toda la carga simbólica y fecundante que tiene el imaginario colectivo de
nuestra América, con el fin de radicalizar un ejercicio de la democracia que no
descarte a priori formas de democracia directa o como nos permite decir el
Derecho Público romano: la ciencia del Derecho público romano y las
evidencias históricas de su uso en América nos legitiman para llevar la tensión
utópica de la integración constitucional democrática-republicana hasta sus
últimas consecuencias esperanzadoras.
La utopía de la integración como ideal político permite también avanzar
hacia el reconocimiento de la lucha del pueblo con toda su carga de
espontaneidad lo que descubrirá, como ya sabemos, que la movilización social
crea formas novedosas de hacer política, ninguna de ellas contraria al ideal
democrático ni republicano sino consustanciales al concepto latino, no étnico,
ni lingüístico, sino político, de unidad en la lucha, como ha sido desde la
latinidad romana hasta hoy.
Por lo tanto, como nos recuerda Cerutti, «no es realismo político
enfrentado con utopismo, sino control racional y potencialización al máximo de
la indispensable presencia activa de lo utópico, sin la cual no sería factible el
realismo político».55
Son condiciones para una integración constitucional de América Latina,
la vigencia de la democracia, del republicanismo, del modelo constitucional que
considera central la soberanía popular y no la representación política, el
respeto a los derechos humanos, su reconocimiento progresivo, el respeto y
defensa del pluralismo político y jurídico, este último en todas sus
manifestaciones culturales de derecho alternativo al del Estado nacional. El
cuidado del medio ambiente, el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de
derecho, el respeto al principio de la ciudadanía creciente- en el caso de
55 Cerutti Guldberg, Horacio: “Integrarse para vivir: ¿Una utopía humanista?”, ob. cit.
272
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
América será necesario un pasaporte único que nos haga ciudadanos de
Nuestra América-, lo que significa la solidaridad con el inmigrante y el respeto
de los derechos de los concebidos. La prohibición de la usura internacional y
de todas las formas de esclavitud contemporáneas. La no separación de la
moral y el derecho, el reconocimiento del papel de creadores de la ciencia del
Derecho a los juristas, el control moral de los magistrados mandatarios del
pueblo, la apelación al pueblo como última instancia judicial. La conservación a
toda costa del principio democrático por el cual el pueblo decide cuando legisla
y deroga cuando no usa a la ley. La protección de la soberanía popular
mediante la sanación de la dictadura como magistratura de salvación de la
República y la necesidad del tribunado como alternativa al mito de la división
de poderes para frenar al abuso de poder. Integración efectiva de la
Universidad Nuestroamericana. Cerutti: 2007. Libre circulación de bienes
culturales y su protección y subsidio, incluyendo la artesanía de nuestros
pueblos, rebajada a menos que arte por los estándares de los Estados
nacionales. Nuevo orden informativo. Estudio obligatorio de Historia de América
y de cultura americana en los centros escolares. Avance de la unidad más allá
de los prototipos estatales y gubernamentales para llegar a la integración de las
sociedades civiles, las religiones, los barrios, las etnias. Relaciones exteriores y
fuerzas armadas comunes. Impulso a las formas alternativas privadas pero no
capitalistas de producción de la pequeña y mediana empresa, en forma de
cooperativas de diferentes tipos.56
Para la integración nuestroamericana, como alerta Cerutti, la educación
jugará un papel central promoviendo el conocimiento de esta región y sus
tradiciones a todo el nivel del sistema educativo. No se ama lo que no se
conoce… Es importante saberse parte de un pasado común con la virtualidad
de un futuro también común.57
56 Cerutti Guldberg, Horacio: Democracia e integración en Nuestra América, ob. cit.
57 Cerutti Guldberg, Horacio: Democracia e integración en Nuestra América, ob. cit.
273
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
LOS PROBLEMAS INTERPRETATIVOS
EN EL CONTEXTO LINGÜÍSTICO DEL DERECHO
Por Majela Ferrari Yaunner
Dentro de los estudios emprendidos en el campo de la Teoría del
Derecho y más recientemente de la Argumentación Jurídica, uno de los temas
medulares es precisamente el de la interpretación del Derecho y sus normas.
En sentido general, amplísimos han sido los análisis sobre esta actividad
cotidiana de los juristas, tentación de la que no hemos podido escapar.
Particularmente nos parece en extremo interesante el tratamiento que algunos
autores1 otorgan a los problemas interpretativos que se manifiestan en
diferentes contextos del Derecho: el lingüístico, el sistémico y el funcional.
Un acercamiento al tema nos ha motivado a realizar un ejercicio de
profundización teórica, sobre todo en aras de brindar luces a los operadores
que cotidianamente enfrentan el dificilísimo reto de aplicar las normas jurídicas.
No obstante, pretender analizar todos los problemas interpretativos en
este espacio sería demasiado ambicioso. Teniendo en cuenta que hemos
estudiado ya algunos de ellos en otras investigaciones,2 persiste una inquietud
teórica respecto a aquellos que se manifiestan en el contexto lingüístico del
Derecho, los que se convertirán entonces en centro de este trabajo. Sin
pretender un estudio acabado sobre el tema, ya que siempre será una
polémica abierta que enfrenta además importantes y cotidianos retos, creemos
útil sistematizar lo que al respecto han referido importantes autores, ilustrando
la problemática con algunos ejemplos que faciliten su comprensión.
 Doctora en Ciencias Jurídicas. Profesora de Teoría del Derecho de la Facultad de Derecho de la
Universidad de La Habana (Cuba).
1 Entre ellos encontramos a GASCÓN ABELLÁN, Marina y GARCÍA FIGUEROA, Alfonso J., La
Argumentación en el Derecho. Algunas cuestiones fundamentales, 1ra ed., Ed. Palestra Editores, Lima,
2003, pp. 111 y ss.
2 Ver FERRARI YAUNNER, Majela, “Los principios de legalidad y seguridad jurídica como fundamentos
del proceso de integración del Derecho para colmar las lagunas de la ley en Cuba,” Tesis en opción al
grado científico de Doctor en ciencias Jurídicas, La Habana, 2010.
274
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Establecidas las pautas, solo debemos significar que la trascendencia de
esta cuestión no descansa solamente en sus méritos teóricos, sino que es en el
plano de la práctica jurídica y en especial de la judicial, donde los problemas
interpretativos se vuelven parte indisoluble, pero sobre todo insoslayable, de
nuestra labor como juristas.
1.
LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA Y EL LENGUAJE DEL DERECHO
Toda acción de realización o de aplicación del Derecho parte
necesariamente de la interpretación.3 Sin embargo: “La más palpable
interpretación es la que se lleva a cabo con la finalidad de llegar a la solución de
un caso concreto; es, por ejemplo, la que realiza un individuo antes de adoptar
una decisión que prevé ha de producir efectos jurídicos; o la que efectúa un
abogado al dar un consejo profesional; y más claramente la que practica el juez
en orden a la resolución de un conflicto jurídico que ante él se debate.”.4
El concepto de la interpretación jurídica, aunque con elementos similares,
se puede encontrar enunciado de manera diferente. NINO considera que “la
determinación de qué norma ha sido sancionada presupone la actividad de
interpretar tales símbolos, o sea de atribuirles significado.”5
Para PUIG PEÑA, la interpretación “es la investigación dirigida a adquirir el
sentido y alcance de una norma jurídica.”6
PRIETO SANCHÍS, por otra parte, plantea que “por interpretación conviene
entender dos cosas: primero, atribuir significado a las normas, clarificar qué es
3 Se ha preferido hablar de realización y aplicación ya que es usual la idea de que se interpreta el
Derecho solo para aplicarlo, sin embargo, de esta forma se estaría restringiendo la labor interpretativa
solo a los aplicadores del Derecho. La interpretación jurídica es imprescindible en cualquier forma de
realización del Derecho.
4 DE ÁNGEL YAGÜEZ, Ricardo, Una teoría del Derecho (Introducción al estudio del Derecho), 6ª ed., Ed.
Civitas, Madrid, 1993, R., p. 189.
5 NINO, Carlos Santiago Introducción al análisis del Derecho, 8va ed., Ed. Ariel Derecho, Barcelona,
1997, p. 246.
6 PUIG PEÑA, Federico, Introducción al Derecho civil español común y foral, 2ª ed., Ed. Bosch,
Barcelona, 1942, p. 134.
275
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
lo que quieren decir; y segundo, delimitar su campo de aplicación, delimitando
los hechos, las situaciones, etcétera, en que cada norma es relevante.7
En cuanto a la posición doctrinal cubana al respecto, pueden encontrarse
varias conceptualizaciones en autores de principios del pasado siglo, de los que
se extrae como elementos comunes que dicha actividad, operación o
investigación debe encaminarse a encontrar el sentido, alcance y finalidad de la
norma con el objetivo de su aplicación o realización. Entre los más significativos
y claros al respecto deben citarse a ENTENZA ESCOBAR, SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE
Y MONTORO
y GARCERÁN DE VALL.8
Con respecto a los autores nacionales contemporáneos, siguiendo las
posiciones antes referidas, el profesor CAÑIZARES9 la define como “la actividad
que tiene por objeto establecer el sentido y el alcance de las normas jurídicas a
los fines de su aplicación al comportamiento de los individuos en sociedad”.
Según este autor, el sentido, desde el punto de vista jurídico, significa finalidad
y el alcance viene determinado por la extensión de la finalidad o sentido de la
norma. Agrega CAÑIZARES que generalmente la determinación del sentido de la
norma se deduce del análisis de la hipótesis jurídica, pero también existen
muchas disposiciones legales sumamente complejas, oscuras, insuficientes, a
veces formuladas defectuosamente que necesitan una seria labor de
interpretación.
El profesor FERNÁNDEZ BULTÉ10 considera que la interpretación “es el
conjunto de procedimientos mediante los cuales se busca encontrar el sentido,
el alcance, la esencia y los fines de la norma para su correcta aplicación,
asegurando con ella la justicia.”
7 PRIETO SANCHÍS, Luis, Apuntes de Teoría del Derecho, 2ª ed., Ed. Trotta, Madrid, 2007, pp. 225 y 226.
8 “es la operación que se realiza para determinar el sentido de una norma jurídica con vista a su
realización” ENTENZA ESCOBAR, Pedro Fernando, La norma jurídica civil, Ed. J. CEBRIAN, La Habana,
1957, p. 133; “Interpretar no es más que extraer el sentido de una norma jurídica con la finalidad de
precisar su verdadero alcance” SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE Y MONTORO, Antonio, Teoría General del
Derecho, Ed. Cultural, La Habana, 1953, p. 37; “Interpretar la ley significa investigar, dilucidar su
contenido; descubrir, indagar su sentido exacto y verdadero, al objeto de su más fiel observancia”,
GARCERÁN DE VALL, Julio, El Juez, Ed. Librería Martí, La Habana, 1957, p. 216.
9 CAÑIZARES ABELEDO, Fernando D., Teoría del Derecho, 1ª reimpresión, Ed. Pueblo y Educación, La
Habana, 1979, p. 209.
10 FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Teoría del Estado y el Derecho, Segunda Parte, 2ª reimpresión, Ed. Félix
Varela, La Habana, 2004, p. 209.
276
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La posición del profesor es relevante toda vez que asume la
interpretación
como
un
proceso11,
introduciendo
además
elementos
importantes, ya que extiende su alcance y puntualiza su objetivo hacia la
aplicación correcta, en pos de la justicia.
En la búsqueda de una forma peculiarmente filosófica de entender la
interpretación jurídica, nos remitimos a quién consideramos uno de los teóricos
y filósofos del Derecho contemporáneos más auténticos, Oscar CORREAS, quien
manifiesta que “Interpretar, consiste en decir cuál es el sentido de los signos en
que se expresan las normas. Claro, los juristas no interpretan en abstracto, sino
que lo hacen cuando tienen que resolver un caso. Pero ello no cambia el
asunto: se trata de decir qué es lo que dice el discurso del derecho. Es,
precisamente, el discurso de reconocimiento del derecho, que comienza
aceptando que la prescripción es una norma, y continúa diciendo lo que la
norma dice. Porque las normas no dicen otra cosa que lo que alguien dice que
dicen. Esto último es aquello en que consiste la interpretación.”12
Cuando se hace referencia a los métodos de interpretación jurídica, uno
de los más estudiados y aplicados, de hecho generalmente el primero al que se
acude, es precisamente el gramatical o filológico. Según GINER y CALDERÓN,
este “se refiere, tanto a la significación de cada una de las palabras que forman
el texto de la prescripción legal, como al orden que estas palabras guardan
entre sí como parte de la oración y del discurso.”13 KELSEN por su parte
manifiesta al respecto que: “El sentido verbal de la norma no es unívoco, el que
tiene que ejecutarla se encuentra ante muchas significaciones posibles”.14
11 Igualmente para PRIETO VALDEZ: “Ese proceso, también lógico y racional, ha de ser concebido… un
movimiento dialéctico, en espiral, que partiendo del hecho concreto retorne al hecho cualificado mediante
la conjugación de la concepción integral del Derecho con la capacidad del intérprete conforme a los
límites normativamente previstos.” Ver en PRIETO VALDÉS, Martha: “El Derecho, la Constitución y su
Interpretación”, Tesis para optar por la categoría de Doctor en Ciencias Jurídicas, La Habana, mayo de
2002, p. 101.
12 CORREAS, Oscar, Teoría del derecho, 2da ed., Ed. Fontamara, México, 2010, p. 215.
13 GINER, Francisco y Alfredo CALDERÓN, Filosofía del Derecho, tomo I, Ed. Librería de Victoriano
Suárez, Madrid, 1898 p. 206.
14 KELSEN, Hans, El método y los conceptos fundamentales de la teoría pura del derecho, versión del
alemán por Luis Legaz Lacambra, 1ª ed., Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1933, p. 59. Ver
también: DUALDE, Joaquín, Una revolución en la lógica del Derecho, Ed. Librería Bosch, Barcelona,
1933, p. 61 y STAMMLER, Rudolf, El Juez, traducción de Emilio Fernández Cámus, Ed. Cultural, S.A.,
Habana, 1941, p. 48.
277
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El lenguaje del Derecho es un lenguaje técnico o tecnificado, expresión
que usualmente escuchamos de nuestros colegas para criticar la forma en que
está escrita cierta norma cuando manifiestan que el lenguaje técnico empleado
fue insuficiente, o que los términos utilizados no se ajustan a este. Lo cierto es
que dicho lenguaje, al tener este atributo, formula o reformula el significado de
palabras procedentes del idioma ordinario. Aparentemente y en principio, esto
facilita la comunicación, pero no puede obviarse el peligro que entraña el hecho
de que dicha tecnificación es fuente inagotable de problemas para los
intérpretes, pues el propio legislador no es siempre uniforme en el uso de los
términos. Algunas palabras del Derecho solo se emplean en este ámbito, como
puede ser «usucapión», sin embargo otras como «robo» o «asesinato», se
utilizan en el lenguaje común con un alcance mucho más amplio que en el
campo del Derecho.
Válido resulta recordar, que, como manifiesta GUASTINI:15 “Un lenguaje
es un conjunto de signos. En todo lenguaje existen dos tipos fundamentales de
signos: los signos descriptivos y los signos lógicos.” Continúa comentando el
autor que en el caso de los signos descriptivos, al referirse a objetos
extralingüísticos, estos pueden ser de dos tipos fundamentales, los nombres
propios y los predicados. En el caso de los primeros, estos designan cosas,
eventos, personas o acciones particulares. Los predicados, por su parte,
designan atributos, es decir, propiedades o relaciones. Todos los predicados
deben tener dos dimensiones: el sentido, que no es más que la propiedad o
relación que designa, y la referencia, que se identifica con los individuos que
poseen el atributo por él designado.
En el caso de los signos lógicos, por el contrario, su función es unir
entidades lingüísticas. Entre este tipo de signos podemos encontrar los
conectivos proposicionales y los cuantificadores.16
15 GUASTINI, Ricardo, Estudios sobre la interpretación jurídica, traducción de Marina Gascón y Miguel
Carbonell, 3ª ed., Ed. Porrúa, México D F., 2001, pp. 60 y ss.
16 Para GUASTINI son conectivos, por ejemplo, la negación “no”, la conjunción “y” y la disyunción “o”,
los condicionantes, “si…, entonces” o “si y solo si…, entonces” Son cuantificadores por ejemplo:
“todos”, “ninguno”, o “alguno”. Ver GUASTINI, Ricardo, ob. cit., p. 61.
278
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ITURRALDE SESMA defiende que las peculiaridades de tipo semántico que
respecto del lenguaje común presenta el legislativo, proviene, entre otros
aspectos, del establecimiento doctrinal y legal de determinadas directivas
interpretativas específicas.17
2.
LOS PROBLEMAS DEL CONTEXTO LINGÜÍSTICO DEL DERECHO
No puede olvidarse que cuando interpretamos determinada norma, lo
hacemos con respecto a un caso concreto al que queremos aplicarla, lo que la
ubica en un contexto fáctico que determina la elección del intérprete, quien ante
situaciones distintas puede dotar a la norma de alcances diferentes. Igualmente
no en todos los casos el intérprete se detiene conscientemente a “interpretar la
norma”, pues, como veremos, en un grupo importante de situaciones no tiene
dudas sobre su aplicabilidad, por tanto, aunque siempre para aplicar debe
interpretar, no siempre está ante un “problema” interpretativo.
Los problemas del contexto lingüístico del Derecho se generan cuando
las dudas del intérprete se manifiestan en el momento de atribuir significado a
los términos utilizados en el texto de la norma, los que pueden ser en
determinadas ocasiones ambiguos o vagos18.
En extremo interesante resulta comentar el criterio de MARTÍNEZ
ZORRILLA19 quien manifiesta que el lenguaje, aunque generalmente cumple
satisfactoriamente su función, que es la de permitir que nos comuniquemos, en
ocasiones su uso genera ciertos problemas que nos impiden determinar
exactamente el significado de determinadas expresiones. Dichos problemas no
obedecen a un conocimiento deficiente del lenguaje –aunque creo que en
ocasiones también pudiera darse esta situación- sino a determinadas
17 Esta autora, siguiendo la enumeración de WROBLEWSKI analiza cinco directivas interpretativas de
carácter lingüístico comúnmente aceptadas en los sistemas de Derecho escrito: 1.Sin razones suficientes,
no se debe atribuir a los términos legales ningún significado especial distinto del que estos tienen en el
lenguaje común. 2. Sin razones suficientes, a términos idénticos no se les debe atribuir significados
diferentes. 3. Sin razones suficientes, a términos diferentes no se les debe atribuir el mismo significado. 4.
El significado de los signos lingüísticos complejos del lenguaje legal deberá ser determinado según las
reglas sintácticas del lenguaje común. Ver ITURRALDE SESMA, Victoria, ob. cit., p. 42 a 44.
18 Con respecto a la vaguedad y la ambigüedad como problemas interpretativos derivados del lenguaje,
ver ITURRALDE SESMA, Victoria, Lenguaje legal y sistema jurídico. Cuestiones relativas a la aplicación
de la ley, 1ra ed., Ed. Tecnos, Madrid, 1989, pp. 32 y ss.
19 MARTÍNEZ ZORRILLA, David, Metodología jurídica y argumentación, Ed. Parcial Pons, Madrid, 2010,
p. 57.
279
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
características del lenguaje mismo, entre las que se destacan la vaguedad, la
ambigüedad y la carga emotiva.
Significamos entonces como el autor no reconoce a la vaguedad y
ambigüedad como problemas interpretativos, sino como características del
lenguaje que generan problemas. No consideramos sustancial la diferencia, al
menos en el plano práctico, pues lo cierto es que se generan problemas y que
estos derivan del uso del lenguaje y en la práctica deben ser resueltos por los
intérpretes, o mejor, los intérpretes deben aplicar las normas y solucionar los
casos a pesar de dichas dificultades, las que evidentemente no pueden
resolver. Resolverlas, supondría una modificación en la redacción de las
normas que quizás arroje luces acerca de su alcance para eliminar así las
confusiones que generan ciertos términos lingüísticos.
Algo que debe quedar claro desde el principio por ser medular para
entender estas cuestiones, es que los problemas que estudiaremos se
manifiestan en los casos, no tiene sentido hurgar en la ley para encontrar
términos vagos o ambiguos si no lo hacemos pensando en un situaciones
concretas ante las cuales dichos términos pueden generar dudas que se
conviertan en verdaderos dolores de cabeza para los intérpretes.
2.1
La ambigüedad
Los problemas de ambigüedad se suscitan cuando es imposible atribuir
a determinada palabra un único significado, ya que en el lenguaje común o en
el jurídico, dicho término puede ser comprendido de varias maneras. Es
prudente entonces analizar lo que plantea Oscar CORREAS acerca de que “El
significado de las palabras, y por lo tanto el sentido de los enunciados, es
arbitrario porque no es “natural”. No es por naturaleza que las palabras
significan eso que significan. El significado es una convención social. Depende
del uso de las palabras, en los contextos específicos, y de los hablantes
concretos”20
20 CORREAS, Oscar, ob. cit., p. 216. Y continúa diciendo: Por ejemplo, todos estamos más o menos de
acuerdo, en que “trabajo” significa el desarrollo de un esfuerzo, por lo que, a veces, percibimos una suma
280
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
De tal forma, a una misma palabra, pueden atribuírsele varios
significados, lo que se conoce como homonimia. En ocasiones, sin embargo, el
propio contexto donde se inserta nos permite deducir sin equívocos el
significado que debemos atribuirle en el caso concreto. Otras veces la cuestión
se complica, y que mejor ejemplo que el propio término «derecho» el que
adquiere en nuestro propio ámbito varios significados.21
Dentro de los problemas de ambigüedad podemos encontrar la
ambigüedad semántica, que se presenta cuando se utilizan en la elaboración
de las normas términos del lenguaje común, pudiendo ocurrir que dichos
términos adquieran un significado diferente en el contexto jurídico. El Derecho
es un discurso y por tanto se construye a través de las palabras, las que se
extraen, por supuesto, del lenguaje común donde suelen tener uno o varios
significados permanentes y conocidos. Sin embargo, en ocasiones, cuando
estas se llevan al contexto jurídico.-normativo, pueden utilizarse con un sentido
y alcance diferente. Incluso puede suceder que sea la realidad la que cambie y
por tanto se amplíe o contraiga el alcance del término con respecto a los casos
a los que se aplica.
Al respecto ha manifestado NINO que “La ambigüedad semántica se
origina muchas veces en un uso metafórico de una palabra, pero que con el
tiempo va creando un significado independiente del original. Así ocurrió
seguramente con el término “arteria”, aplicado a las calles de una ciudad”.22
GASCÓN ABELLÁN y GARCÍA FIGUEROA, por su parte, manifiestan que los
problemas de ambigüedad semántica no solo se producen por usar en los
textos jurídicos términos del lenguaje común, sino también por usar ciertos
de dinero. Pero podemos estar seguros de que más de un juez mojigato, fallaría en contra de una prostituta
que reclamara su pago argumentando que su esfuerzo debe ser nombrado con la palabra trabajo.”
21 Manifiesta PRIETO SANCHÍS que con ella se designa un “conjunto de normas” (el Derecho español),
pero también una “facultad” o posición subjetiva (el derecho de huelga), un ideal de justicia (¡no hay
derecho!) o un objeto de conocimiento (he aprobado el derecho civil). Ver ob. cit., p. 253.
22 NINO, Carlos Santiago ob. cit., p. 261.
281
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
términos del lenguaje científico pero que pueden adquirir un significado
diferente en el contexto jurídico.23
Con respecto a la ambigüedad, SAVIGNY hace referencia a que esta
puede aparecer como ambigüedad de un término particular o como
ambigüedad de la construcción. De esta forma, solo da otra denominación a la
ambigüedad semántica y a la sintáctica a la que se hace referencia. Plantea el
autor que la causa de dicho defecto puede fundarse en un pensamiento oscuro
o en el dominio incompleto de la expresión o en ambas circunstancias a la
vez.24 Este tipo de ambigüedad surge de la estructura y ordenación de las
palabras y en particular del uso de los símbolos lingüísticos.
En el caso de la ambigüedad sintáctica, esta se presenta cuando la duda
se suscita no por el significado de una palabra, sino por la forma en que estas
se relacionan entre sí. ITURRALDE SESMA, manifiesta que existen tres causas
para este tipo de ambigüedad: la derivada de la presencia de términos
modificadores, la proveniente de la doble significación de los términos “o” e “y”
y la derivada de los signos de puntuación.25
En la primera variante, se refiere esta autora a los modificadores como
término que abarca las palabras o grupos de estas que precisan el contenido
de otras, ya sea restringiendo su sentido o precisándolo. Para que una
23 Como un ejemplo de este fenómeno explican que la Ley española de Técnicas de Reproducción
Asistida establece que los preembriones humanos sobrantes de un tratamiento de fertilidad solo pueden
usarse para la investigación cuando sean no viables. Ahora bien ¿Qué ha de entenderse por preembriones
no viables a efectos de su posible uso para fines de investigación. Podría entenderse que la ley se refiere
exclusivamente a la no viabilidad por razones biológicas, y según esta interpretación solo estaría
permitido investigar con preembriones crioconservados que no tengan defectos morfológicos o genéticos)
este sería el punto de vista de la biología). Pero podría entenderse también que la expresión
“preembriones no viables” se refiere a los que, incluso teniendo viabilidad biológica, ya no van a ser
usados en un tratamiento de fertilidad y por tanto no van a desarrollarse como embriones. También esta
segunda interpretación resulta plausible, pues toma en consideración el sentido social de las técnicas de
reproducción asistida. Ver GASCÓN ABELLÁN, Marina y GARCÍA FIGUEROA, Alfonso J., ob. cit., pp. 112 y
113.
24 SAVIGNY, “Los fundamentos de la Ciencia Jurídica,” en SAVIGNY, KIRCHMANN, ZITELMAN,
KANTOROWICZ, La Ciencia del Derecho, Ed. Losada, S. A., Buenos Aires, 1949, pp. 93 a 95.
25 ITURRALDE SESMA, Victoria, ob. cit., p. 62.
282
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
estructura sintáctica sea correcta, la relación entre los elementos de la frase y
sus los modificadores, deben ser inambigua. 26
La segunda de las causas se debe precisamente a que el uso de la
conexión “y” en el lenguaje legislativo no es unívoca. En ocasiones este
término se utiliza como conjunción, mientras que otras veces expresa la idea
de todo o nada. El artículo 7 del Código de Familia cubano, por ejemplo,
establece que: “Los Encargados del Registro del Estado Civil y los notarios
públicos, son los funcionarios facultados para autorizar loa formalización de los
matrimonios con arreglo a las disposiciones de este código.”27 Claramente
pude interpretarse que en este caso cualquiera de estos dos funcionarios por
separado puede formalizar los matrimonios.
Sin embargo, el artículo 18 de la propia ley establece, con respecto al
matrimonio no formalizado que: “La existencia de la unión matrimonial entre un
hombre y una mujer con aptitud legal para contraerla y que reúna los requisitos
de singularidad y estabilidad, surtirá todos los efectos propios del matrimonio
formalizado legalmente cuando fuere reconocida por tribunal competente…”
Cuando analizamos con agudeza el sentido de la “y” en la redacción de dicha
norma, encontramos que las dos veces en que se utiliza, incluye al conjunto, es
decir, para que se reconozca una unión matrimonial, esta solo puede
configurarse entre un hombre y una mujer, se necesitan ambos sujetos.
Igualmente no es suficiente con que dicha unión cumpla el requisito de
singularidad, sino también el de estabilidad, por lo que vuelve a utilizarse la
palabra para designar un todo que incluye diversas variables.
Similar escenario se muestra con la utilización de “o”, donde igualmente
pueden presentarse dos interpretaciones, aunque a mi juicio, en este caso, es
mucho menos frecuente pues el término designa variantes diferentes, como es
el caso del artículo 30 del Código Penal cubano que establece que: “La sanción
de privación de libertad puede ser perpetua o temporal.” Veamos el artículo 127
26 La autora ejemplifica este problema con el artículo 1.202 del Código Civil español que establece: “El
efecto de la compensación es extinguir una y otra deuda en la cantidad concurrente aunque no tengan
conocimiento de ella los acreedores y deudores” la pregunta entonces sería: ¿el pronombre ella se refiere
a la deuda o a la cantidad? Idem
27 Ver Ley No. 1289 “Código de Familia”, en MATILLA CORREA, Andry (coordinador) Compendio de
Normas Jurídicas, s.e, La Habana, 2002, pp. 41 y ss.
283
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
del propio cuerpo legal donde se establece que: “Está exento de
responsabilidad penal el que, habiendo intervenido en la preparación o en la
realización de un delito contra la seguridad del Estado, lo denuncie antes de
comenzar a ejecutarse o a tiempo de poder evitarse sus consecuencias.”28 En
este caso, puede suceder que la persona participara tanto en la preparación
como en la realización, pero lo cierto es que para que se configure el delito no
es necesaria la concurrencia de ambas circunstancias, con una es suficiente.
Con respecto a la ambigüedad derivada de los signos de puntuación,
según ITURRALDE SESMA, la mayor parte de los problemas que estos plantean
están ligados al empleo de oraciones compuestas separadas por comas al final
de las cuales se encuentra una conjunción o disyunción.29
Otra distinción que hemos encontrado dentro de la ambigüedad es
aquella que la distingue entre extracontextual y contextual.30 La primera se
presenta cuando determinada expresión tiene diferentes significados al margen
del contexto en que se ecuentre, aunque al colocarse entonces en el contexto
específico, se comprende perfectamente el sentido en que se ha utilizado.31
En el caso de la ambigüedad contextual, determinada expresión suscita dudas
con respecto a su significado, incluso o precisamente debido al contexto
gramatical donde se inserta. Esto nos hace pensar en una coincidencia con los
casos de ambigüedad sintáctica y evidentemente se complica cuando confluye
con un término que adolece de ambigüedad extracontextual.
MARTÍNEZ ZORRILLA hace referencia a que: “A su vez, una palabra o
expresión puede ser ambigua dentro de un contexto o bien de manera
alternativa (ambigüedad contextual alternativa, de modo que bien tiene el
28 Ley No. 62, Código Penal, en MATILLA CORREA, Andry, ob. cit., pp.127 y ss.
29 ITURRALDE SESMA, Victoria, ob. cit., p. 66.
30 Esta clasificación podemos encontrarla en MARTÍNEZ ZORRILLA, David, ob. cit., p. 60.
31 Veamos por ejemplo la palabra “banco”, la que designa tanto un tipo de objeto en el que podemos
sentarnos, como una institución financiera. No obstante, en el momento en el que se inserta en la norma,
su significado se vuelve inequívoco, por ejemplo, la Instrucción 1/2014 del Banco Central de Cuba
establece que: “De aceptarse por el banco el otorgamiento del crédito, este entregará al deudor un
ejemplar del contrato donde conste el monto del crédito aprobado…” En este ejemplo queda clarísimo a
qué acepción del término banco nos estamos refiriendo. Incluso desde que se designa de qué institución
emana la resolución y se le pone al término banco los apellidos de Central de Cuba, ya estos funcionan
como un nombre propio, lo que si designa un solo objeto y con ello se elimina cualquier posibilidad de
confusión de significado.
284
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
significado A, o bien tiene el significado B, pero solo uno de ellos), o bien de
manera simultánea (ambigüedad contextual simultanea o acumulativa, en la
que la expresión tiene distintos significados en un mismo contexto y al mismo
tiempo.”32
GUASTINI hace referencia también a otro tipo de ambigüedad que
denomina
pragmática.
Al
respecto
expresa
que
un
enunciado
es
pragmáticamente ambiguo cuando puede ser utilizado para cumplir diferentes
actos del lenguaje, y en el contexto no queda claro qué acto lingüístico ha sido
cumplido. Este tipo de ambigüedad se presenta raramente en el ámbito
jurídico, pero no debe excluirse del todo esta posibilidad.33
Generalmente este tipo de ambigüedad es resuelta por el intérprete
analizando el contexto de la palabra o expresión, aunque está claro que hay en
estos casos una gran dosis de discrecionalidad pues está en manos del
intérprete la determinación en definitiva del sentido y alcance, del contenido
que atribuirá a la norma ambigua.
2.2 La Vaguedad
En cuanto a los problemas de vaguedad o imprecisión34, estos se
presentan en los términos o expresiones lingüísticas cuando su significado es
impreciso, de forma tal que aunque habrá situaciones claramente implícitas o
explícitas en la norma, siempre quedará un conjunto de ellas cuya inclusión o
exclusión ofrecerá dudas al intérprete, lo que se conoce también como zona de
penumbra. Con relación a este tema explica NINO: “Respecto de la palabras
vagas la realidad puede clasificarse en tres zonas: una de claridad, constituida
por los hechos denotados con certeza por el término; otra de oscuridad,
32 Ver MARTÍNEZ ZORRILLA, David, ob. cit., pp. 60. Según este autor, un caso habitual de ambigüedad
contextual alternativa es el de la ambigüedad sintáctica, en la que los distintos significados posibles
responden a la estructura sintáctica de la expresión, que permite ser entendida de maneras distintas. Por
ejemplo: el artículo 1.346.7 del Código Civil español establece que “Son privativos de cada uno de los
cónyuges: (…) 7º Las ropas y objetos de uso personal que no sean de extraordinario valor” ¿El
extraordinario valor se refiere tan solo a los objetos de uso personal o también incluye las ropas?
33 Al respecto GUASTINI ejemplifica con una norma que manifestara que: “un sujeto toma parte en la
asamblea”, la que pudiera ser entendida, lo mismo de forma imperativa (el sujeto debe formar parte en la
asamblea); como una norma permisiva (el sujeto puede formar parte de la asamblea); o como una norma
constitutiva (el sujeto es constitutivamente miembro de la asamblea, la que no puede realizarse sin él) Ver
GUASTINI, Ricardo, ob. cit., p. 67.
34 NINO, Carlos Santiago, ob. cit., pp. 264 y ss.
285
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
formada por hechos respecto de los cuales se sabe con seguridad que la
palabra no se aplica, y la última, de penumbra, constituida por casos a
propósito de los cuales dudamos o no en aplicar el término” 35
Siguiendo esta línea de pensamiento expresa GUASTINI36 que la
vaguedad de las expresiones usadas en el lenguaje de las fuentes hace que el
intérprete, frente a un caso que denomina “marginal” por estar en los márgenes
del argumento, pueda decidir discrecionalmente si el supuesto de hecho en
examen debe o no ser incluido en el campo de aplicación de la norma en
cuestión.
Podemos encontrar igualmente la diferenciación entre dos tipos de
vaguedad, la gradual y la combinatoria. La primera está determinada por la
imprecisión de los límites de un término o concepto para precisar con claridad
los casos que caen dentro o fuera de su ámbito semántico. La vaguedad
combinatoria por su parte consiste en la indeterminación o controversia acerca
de cuáles son las propiedades que definen un concepto37 o incluso este tipo
de vaguedad puede presentarse cuando existen varios conjuntos alternativos
de propiedades definitorias, con los que tendríamos varios conceptos distintos
expresados con la misma palabra. Así por ejemplo, cuando la ley prohíbe los
“juegos”, sin mayores detalles, no significa que los prohíba todos sino que es el
intérprete quien debe determinar las características que determinan que
determinados juegos se consideren ilegales.
A nuestro juicio, no existe mucha diferencia entre ambas variantes, de
hecho la primera subsume a la segunda y determina la vaguedad en sí misma.
La diferencia estriba en que la vaguedad combinatoria designa que hay
conceptos que intrínsecamente son confusos, pónganse en cualquier contexto,
debido a que designan acciones u objetos entre los que no resulta fácil
establecer parámetros comunes.38
35 Idem
36 Ver GUASTINI, Ricardo, ob. cit., p.63.
37 MARTÍNEZ ZORRILLA, David, ob. cit., p. 58.
38 El término “juego”, por ejemplo, nos permite calificar actividades muy diferentes. No hay azar en
todos ellos, no todos son divertidos, no en todos hay actividad física, o competencia entre sus
participantes, etc. Ver Idem
286
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En muchos casos, la propia vaguedad de los términos utilizados en las
normas jurídicas, ya sean del lenguaje común o propiamente jurídicos, brinda al
intérprete mayores posibilidades de discrecionalidad ya que son términos que
poseen una gran carga valorativa.39 Este problema es designado por SAVIGNY
como imperfección del término legal y lo ejemplifica con el caso en que una ley
exija testigos para un negocio sin enumerar su número. Igualmente puede
entenderse que hay conceptos esencialmente controvertidos como “equitativo”,
“proporcional”, “correcto”, entre otros. Igualmente se habla de conceptos
jurídicos indeterminados como “razonable”, “interés público” o “fuerza mayor”,
por ejemplo.40
Con respecto a este particular, muy interesante resulta la idea defendida
por PRIETO SANCHÍS41 cuando plantea que existen conceptos jurídicos que
permiten conocer la solución concreta de todo caso mediante su mera
consagración
legal,
pero
existen
también
otros
conceptos,
llamados
indeterminados, cuyo sentido no puede ser fijado a priori, sino que requiere
acudir a criterios de valor o de experiencia.
Debe tenerse en cuenta, por otra parte, que esta pudiera ser una
problemática que de origen a lagunas en la ley teniendo en cuenta que en el
caso en que el intérprete se encuentre en una zona de penumbra pudiera
determinar que la norma no es aplicable al caso y de no encontrar otra en el
ordenamiento declararía la existencia de un vacío.
Lo cierto es que por más que se intente eliminar la vaguedad y los
problemas que produce en la aplicación del Derecho, su erradicación resulta
imposible debido a la llamada textura abierta del lenguaje. Estos términos en
ocasiones, en nuestro criterio, pudieran sustituirse por otros más precisos o
pudieran establecerse en la propia norma requisitos o características que
aclararan su alcance. Sin embargo, en otros casos, son necesarios e
ineludibles pues funcionan como sacos que cumplen una función adaptativa
para el Derecho. Ante nuevas situaciones, esta textura abierta, los conceptos
39 SAVIGNY, ob. cit, p. 93.
40 Ver MARTÍNEZ ZORRILLA, David, ob. cit., p. 59.
41 PRIETO SANCHÍS, Luis, Interpretación Jurídica y creación judicial del Derecho, 1ra ed., Ed. Themis
S.A., Lima-Bogotá, 2005, p. 192.
287
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
jurídicos indeterminados, permiten que los interpretes desplieguen la llamada
jurisprudencia progresiva42 para dar mayor alcance a las norma al poder
adaptarlas a las condiciones concretas y cambiantes de la sociedad en
dialéctico movimiento y evolución.
Desde otro argumento analiza PRIETO SANCHÍS que “…los conceptos
jurídicos indeterminados se formulan, no como cláusulas abiertas para que el
intérprete decida en cada caso lo que juzgue más oportuno, sino para que
examine los hechos a la luz de unos parámetros seguros… Ciertamente, los
conceptos jurídicos indeterminados eliminan la discrecionalidad si por tal
entendemos que resulta indiferente adoptar una decisión o su contraria, pero
no si la entendemos como margen de apreciación o valoración.”43
A decir de ZAGREBELSKY: “La posibilidad de la interpretación depende
además de la actitud del propio legislador. La discrecionalidad de que goza el
intérprete para reconducir a la ley las exigencias de regulación que presenta el
caso no solo depende de los métodos de interpretación y de su número, sino
también de la estructura de la propia ley. A veces, incluso, el derecho, por así
decirlo, no presenta resistencia a ser interpretado de acuerdo con esas
exigencias «casuísticas». Esto sucede sobre todo con las normas «elásticas» o
«abiertas»,
es
decir,
las
que
utilizan
las
llamadas
«cláusulas
generales»…Cuando se expresa de este modo («buenas costumbres», «buena
fe», «buen padre de familia», «interés público», «relaciones sociales justas»,
etc.), es el propio legislador quien declara su incapacidad para prever la
concreta aplicación y quien autoriza expresamente que los casos y sus
exigencias obtengan reconocimiento.”44
42 Lo que se conoce como “Jurisprudencia Progresiva” se encuentra muy bien reflejado en el Código
Civil español (publicado por Real Decreto de 24 de julio de 1889) que en su artículo 3.1 dispone: “Las
normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los
antecedentes históricos y legislativo y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas
atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquéllas”, Ver: ÁLVAREZ TABÍO, Fernando,
“Tesis”, en Legalidad y Justicia, Ed. Biblioteca jurídica de autores cubanos y extranjeros, volumen CL,
Jesús Montero Editor, La Habana, 1952, p. 41 y LATORRE, Ángel, Introducción al Derecho, 7ª ed., Ed.
Ariel, Barcelona, 1991, p. 78.
43 PRIETO SANCHÍS, Luis, Interpretación Jurídica y creación judicial del Derecho, ob. cit., p. 196.
44 ZAGREBELSKY, Gustavo, El derecho dúctil, 6ª ed., Ed. Trotta, Madrid, 2005, p.136
288
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
No queremos concluir sin dedicarle una pequeña reflexión a la llamada
carga emotiva del lenguaje, cuestión que enunciabamos al principio como una
característica de algunos conceptos a decir de MARTÍNEZ ZORRILLA. Esta
denominación se atribuye a ciertos términos o expresiones que poseen una
dimensión valorativa importante, ya sea positiva o negativa que se adhiere a su
significado. El clásico ejemplo es el que contiene en sí el término “Democracia”.
El autor antes mencionado alerta que: “Conviene ser conscientes del impacto
de la carga emotiva del lenguaje, y estar en guardia porque esta suele ser una
fuente de falacias argumentativas. Así, cuando se pretende defender o
promocionar algo, se tiende a hacer uso de expresiones con una fuerte carga
emotiva positiva, mientras que ocurre lo contrario cuando se trata de atacar o
desprestigiar una decisión, posición, punto de vista, etc.”45 Podemos incluso
agregar a esto el propio término “Derecho” al que ya hemos hecho alusión y
que evidentemente, partiendo de su abanico de significados y usos, puede ser
instrumento argumentativo de gran valía.
3. ALGUNAS IDEAS CONCLUSIVAS
La interpretación jurídica es una actividad intrínseca a la realización del
Derecho. Los juristas están obligados, para resolver cada caso que ante ellos
se presenta, a desentrañar de las leyes la norma jurídica aplicable, y para
identificarla como tal parten de la básica y lógica operación, a veces
inconsciente, de interpretarlas. El método gramatical es uno de los más
utilizados para interpretar en sede jurídica, pues el sentido común nos indica
que al estar construido el Derecho con símbolos lingüísticos, debe,
inevitablemente, encontrarse el sentido, alcance y fines de las nomas,
comprendiendo las palabras y las construcciones gramaticales que la
componen.
Esta actividad interpretativa, no obstante, adolece de una gran
complejidad en algunos casos en los que comprender el alcance de
determinadas palabras y símbolos lingüísticos se convierte en un verdadero
reto para los intérpretes, ya que se pueden generar, entre otros, los conocidos
45 Ver MARTÍNEZ ZORRILLA, David, ob. cit., p. 62.
289
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
como problemas del contexto lingüístico del Derecho. Estos se han identificado
en dos grupos, los de vaguedad y ambigüedad, pero lo cierto es que el
intérprete debe acudir a otros métodos de interpretación y a la comprensión
cabal de la realidad en la que han de ser aplicadas estas normas para
aplicarlas de manera que no laceren la seguridad jurídica que debe inspirar y
garantizar el Derecho.
La textura abierta del Derecho y el uso de conceptos jurídicos
indeterminados generan vaguedad en las normas, en ocasiones son colocados
por descuido o mala “técnica” legislativa y otras veces para dejar al intérprete
un mayor margen de análisis y adaptabilidad del Derecho a través de la
interpretación. Al respecto podemos o no apoyar esta práctica, pero en un
ejercicio de optimismo: Deseemos que no sean un obstáculo, sino un reto a la
inteligencia y la racionalidad, un espacio de discrecionalidad que se aproveche
siempre
en
pos
de
290
la
justicia.
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
MODERNIDAD Y REVOLUCIÓN. EL DERECHO DE RESISTENCIA
EN EL ESPACIO DEFINITORIO DE SU CONFORMACIÓN POSITIVA.
Luis Alberto Pérez Llody
SUMARIO: I. Revolución y liberalismo: la definitiva construcción
jurídica del derecho de resistencia. II. El derecho de resistencia positivo
en la revolución de las Trece Colonias americanas. III. La Revolución
Francesa: la definitiva conformación normativa de la resistencia política.
IV. La integración conceptual del derecho de resistencia. El precedente
negativo como factor excepcionalmente justificante y la defensa de la
Constitución. V. Conclusiones.
Resumen
A favor de la libertad pública y el soberano ejercicio de los derechos
democráticos, bajo las lógicas del Estado moderno, el significado jurídico del
derecho de resistencia se encuentra determinado por la necesidad de
controlar-limitar el poder del Estado – desde sí mismo – y sus autoridades. Ello
pre configura un beneficio a favor del bien común, la salvaguarda de la justicia
social y la libertad política, desde una perspectiva eminentemente ética.
Los presupuestos teóricos y jurídicos que permiten definir la resistencia
política como un derecho fundamental, activo y político que en el tracto de la
Modernidad fueron consagrados, especialmente desde la experiencia de las
revoluciones norteamericana y francesa de fines del siglo XVIII, constituyen los
elementos que el presente estudio pretende sistematizar, desde una óptica
histórica del Derecho. En consecuencia, el análisis se orienta en defensa de su
autonomía conceptual como institución jurídica desde la necesaria lógica
interpretativa, crítica y sistémica.
Palabras claves: modernidad, revolución, derecho de resistencia
Sólo el poder es seguro, a la larga,
cuando pone coto a su propio ejercicio.
 Profesor de Historia del Estado y el Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente,
Santiago de Cuba.
291
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Valerio
I. REVOLUCIÓN Y LIBERALISMO: LA DEFINITIVA CONSTRUCCIÓN
JURÍDICA DEL DERECHO DE RESISTENCIA
La intención de abordar el derecho de resistencia como elemento de las
ciencias
política
y
jurídica
constituye,
por
obligación,
un
fenómeno
multidisciplinario. El tema, medular en la historia, ha ejercido hasta nuestros
días una notable influencia en la evolución de las ideas. Tal argumento se halla
entronizado en la expansión
inaugurada
por el Estado democrático
constitucional, temporalmente producto de la modernidad. Sin embargo,
soportes imprescindibles para su estudio y sistematización histórica nacen en
la época antigua, con un componente teológico que es inherente al propio
desarrollo del Estado y el Derecho y que constituye, al mismo tiempo, su
legado más sobresaliente.
En el período en que son fijados los moldes de las naciones en la
Europa de finales del siglo XVIII, las pujantes luchas entre la tradición
monárquica y las ideas liberales en manos de la burguesía aportan un sentido
múltiple al perfil de la resistencia, de acuerdo con sus fines socioculturales,
económicos y, sobre todo, políticos, en tiempos de despotismo ilustrado1.
Tales premisas tendrán que ser tomadas en cuenta en la evolución de las ideas
políticas en América, y especialmente en la irrupción de los movimientos de
emancipación colonial, capaces de fundar un clima revolucionario que es clave
para explicar la definitiva construcción jurídica de la resistencia política como
derecho.
No debemos entender este fenómeno, sin embargo, como un resultado
exclusivamente acreditable a este período, pues el desarrollo doctrinal de la
Edad Media ya habría inaugurado antes su tratamiento jurídico. Ello es
coincidente también con el desarrollo de los principios axiológicos de los
denominados derechos fundamentales que asistirán en este momento a su
consagración histórica tras largos siglos de luchas.
1 Cfr. BENEYTO PÉREZ, Juan, Historia de las doctrinas políticas, 3ra. Ed., Aguilar, S.A., Madrid, 1958, p.
349.
292
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En el mismo ámbito, el significativo cambio de paradigma que se ha
producido con el esquema racional ubicado a partir de DESCARTES, ha
evidenciado una definitiva crisis de los argumentos clásicos que ahora la
ciencia estaría en condiciones de refutar por medio del rigor de la razón y el
método2. En forma de verdades claras y distintas, esta será la nueva realidad
con que el renacimiento intelectual abre las puertas a la Modernidad.
Al calor de estos procesos, las revoluciones burguesas de fines del siglo
XVIII tuvieron que encarar ante sí la armonización de las conquistas de la
soberanía popular y el poder constituyente, lo que condujo en buena medida la
opción de construir un nuevo régimen y en consecuencia, propiciar un nuevo
alcance de la política, la libertad y los derechos humanos. Aquí se fija el molde
sustancialmente lingüístico que operará en el conjunto doctrinal y normativo
con una no menos interesante analogía conceptual. En este sentido se halla la
asunción iusnaturalista del derecho de resistencia en las principales cartas de
derechos, consagrando una “formalización declarativa”3 consecuentemente
uniforme en la primera fase de su constitucionalización revolucionaria.
En todo ello, la idea del contrato en ROUSSEAU, pese a continuar una
tradición inaugurada ya antes, es excepcional de acuerdo con los criterios y
consecuencias que de forma más radical influirán en el destino iuspolítico de la
Revolución francesa, y en la argumentación del individualismo clásico4. Será
asumido en forma de paradigma la omnipotencia estatal en virtud de la
voluntad general; es decir, producto del pacto social5 el cuerpo político
adquiere un poder absoluto, y es aquí donde se identifica la soberanía que,
junto al concepto de legitimidad, se constituye como elemento central de su
teoría del Estado.
2 Vid. DESCARTES, René, Discurso del método, 7ma. Ed., Sección Clásicos-Libros de Bolsillo, trad., est.
prel. y notas Risieri FRONDIZI, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1984, passim.
3 Cfr. UGARTEMENDÍA ECEIZABARRENA, Juan Ignacio, “El derecho de resistencia y su
constitucionalización”, Revista de Estudios Políticos, Nueva Época, No. 103, Madrid, (enero-marzo,
1999), p. 223.
4 Cfr. DUGUIT, León, Fundamentos do direito, tradução de Ricardo RODRIGUES GAMA, LZN Editora,
Campinas, 2003, pp. 11-12; también: Las transformaciones del derecho público, trad. y est. prel. Adolfo
POSADA, Francisco BELTRÁN Librería Española y Extranjera, Madrid, 1926, pp. 41-46.
5 Vid. ROUSSEAU, Jean-Jacques, El contrato social, Colección Clásicos Universales, No. 72, Trad. A. D.,
Editorial TOR, Buenos Aires, 1940, Libro I, Cap. VI, pp. 15-18.
293
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Es este un tránsito en el cual han sido enajenados los derechos
individuales en favor del bien común6, lo cual no indica una limitación jurídica
de la libertad del Soberano -cuerpo social- sino el diseño de una máquina
política que favorecería su reconocimiento y protección7. Desde esta lógica, el
Estado queda autorizado a limitar el ejercicio de determinados derechos que
pudieran ser perjudiciales a la unidad social, y es razón del alejamiento más
concreto entre derecho y persona8, contexto en donde la libertad y la
educación constituyen moldes para prefijar el debate sobre los derechos
humanos.
Hay en ROUSSEAU un reconocimiento tácito del derecho de resistencia,
una idea que relaciona los valores supremos de su lógica discursiva: el
ciudadano, la libertad y el bien común. No es casual que se lea en las primeras
páginas de su “Contrato Social”, una referencia fundamental:
(…) mientras que un pueblo se ve forzado a obedecer, hace bien si
obedece; tan pronto como puede sacudir el yugo, si lo sacude, obra
mucho mejor; pues recobrando su libertad por el mismo derecho con que
se la han quitado, o tiene motivos para recuperarla, o no tenían ninguno
para privarle de ella los que tal hicieron. Pero el orden social es un
derecho sagrado que sirve de base a todos los demás.9
En este mismo análisis sobre las fuentes intelectuales que sirven de
inspiración a la revolución política, MONTESQUIEU es asumido como resultado
de la síntesis de una tradición de honda vocación democrática que halla en
LOCKE particular fuente de riqueza científica. La consagratoria idea de la
separación de poderes que de aquel deriva, se universaliza por medio de su
obra “Del espíritu de las Leyes”, escaso tiempo después de ser tomada por los
modelos constitucionales de Norteamérica y Francia. Su desarrollo en la
6 Ibidem, Libro I, Cap. VI, p. 16. Sobre este particular puede verse también: ROUSSEAU, Jean-Jacques,
Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, Col. Universal, trad. Ángel PUMAREGA,
Espasa-Calpe, Madrid, 1923, passim.
7 ROUSSEAU, Jean-Jacques, El contrato social, op. cit., pp. 18-20.
8 Cfr. JELLINEK, Georg, La Declaración de los derechos del Hombre y del Ciudadano. Estudio de
Historia Constitucional Moderna, trad. y est. prel. Adolfo POSADA, UNAM, México D.F., 2000, p. 25.
9 Rousseau, Jean-Jacques, El contrato social, op. cit., Libro I, Cap. I, p. 6.
294
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
tradición inglesa incorporará además las obras de CONSTANT10 y STUART
MILL11.
Ello ofrecerá, en buena medida, la definitiva organicidad de las reglas
argumentativas sobre el gobierno eficaz y la libertad individual de acuerdo al
más estricto apego al imperio de la ley y el Derecho. Lo anterior, al mismo
tiempo que forma parte efectiva del sistema liberal en construcción, asume el
contenido de los límites al poder, lo que es en definitiva una idea que la
Ilustración ofrece.
No menos interesante resulta en esta etapa el pensamiento de HUME,
indicado a las problemáticas centrales de su tiempo. Se trata de las
circunstancias en que se enfrentan los ideales de la libertad con la
supervivencia de las tiranías. Ello indica una clara correspondencia con el
soporte de la servidumbre y la obediencia en materia política, en un contexto
favorecido por la praxis de las revoluciones. Lo que en esencia trata de explicar
HUME es que no habría posibilidad de subsistencia del entramado político si no
se
cumplen
a
cabalidad
los
principios
del
“contrato
original”12,
independientemente de que, también en su propia virtud, los súbditos se
reserven el derecho de resistir al soberano bajo condiciones de extrema ruptura
moral13, lo cual se evidencia en la monarquía absoluta interpretada por
LOCKE14.
A nuestro propósito, la historia de los procesos revolucionarios
acontecidos en los finales del siglo XVIII en Norteamérica y Francia arrojan
como consecuencia la asunción de un fecundo debate en torno al carácter
legitimador de la opción constitucional y también en defensa de la soberanía
popular, el control y el límite al poder. Tales tendencias operan como principios
centrales a través de estas experiencias prácticas, lo cual inaugura una forma
10 Vid. CONSTANT, Benjamín, Principios de política, Serie Los clásicos políticos, No. 7, Editorial
Americalee, Buenos Aires, 1943, pp. 29 y ss.
11 Vid. STUART MILL, John, Consideraciones sobre el gobierno representativo, trad., pról. y notas Carlos
MELLIZO, Editorial Alianza, S.A., Madrid, 2001, pp. 72-94.
12 HUME, David, “Del contrato original”, Escritos Políticos, trad. Eduardo RABASA, Sextopiso Editorial,
México, D.F., 2003, p. 66.
13 Ibidem, p. 51.
14 Ibidem, p. 71.
295
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de concebir y ejercitar la política por medios innovadoramente más inclusivos,
aunque aún no democráticos, como en sentido general se manifestaría el
republicanismo entonces.
De acuerdo con estas ideas, la experiencia normativa de este período
incorpora en su debate el contenido ético aplicado a la política, en sus
relaciones con la concepción del derecho de resistencia. Como resultado de
ello, este fenómeno jurídico se completa, tal como veremos a continuación.
II. EL DERECHO DE RESISTENCIA POSITIVO EN LA REVOLUCIÓN DE
LAS TRECE COLONIAS AMERICANAS
Las colonias británicas del norte de América fueron testigos hacia el
interior de la sociedad política, de la recepción de todo el complejo teórico que
desde Europa habría promovido la cuestión de combatir el poder estatal sin
límites representado en las monarquías absolutas. En Inglaterra, esta
naturaleza habría sido encarnada por el Parlamento, constante irrespetuoso de
los derechos reconocidos a los colonos de Norteamérica. En ello, el problema
de la representación jugaría un papel esencial en el desencadenamiento del
debate intelectual y revolucionario, al calor del cual también será incorporado el
de la soberanía.15
Como consecuencia del enfrentamiento con la Metrópoli inglesa, tras el
boicot económico la guerra hizo inminente la revolución política y jurídica. Una
clara posición de resistencia de contenido iusnaturalista fue asumida
tempranamente por la ideología norteamericana16, resultado que asimismo fue
capaz de irradiar a los primeros textos positivos, en cuya esencia se identifica
el desconocimiento a la ley del parlamento y un alto poder innovador en el
sentido del reconocimiento de los derechos individuales.
De esta forma, el poder constituyente auténtico puso a prueba la
capacidad de la soberanía asumida por el propio proceso revolucionario en
15 Cfr. BAILYN, Bernard, Los orígenes ideológicos de la revolución norteamericana, Biblioteca de
Economía, Política, Sociedad, Vol. 8, trad. Alberto VANASCO, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1972, pp.
154; pp. 185 y ss.
16 Cfr. HAMILTON, Alexander, The papers of Alexander Hamilton V. I, Columbia University Press, New
York, 1962, The farmer refuted (February 23, 1775), p. 136.
296
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
contra de la tiranía17, de cuyo resultado se desprende la Convención de
Virginia, donde fue aprobada su Constitución el 12 de junio de 1776. Reunida
en Williamsburg desde el 6 de mayo y hasta el 29 de junio de 1776, la
Convención estableció como preámbulo de la Constitución la Declaración de
Derechos del Buen Pueblo de Virginia, en cuya tercera disposición se hacía
saber:
Que el gobierno es instituido, o debería serlo, con vistas al
bien común, a la protección y a la seguridad del pueblo, de la nación
o de la comunidad; de todos los sistemas de gobierno el mejor es
aquel que sea más apto para obtener la mayor suma de felicidad y
seguridad, y el que está más eficazmente asegurado contra el
peligro de un mal gobierno, y cuando un gobierno resulte
inadecuado o sea contrario a estos principios, una mayoría de la
comunidad tiene derecho indiscutible, inalienable e irrevocable de
reformarlo, alterarlo o abolirlo de la manera que se juzgue más
conveniente para procurar el bien público.18
La misma idea será asumida también por el Segundo Congreso
Continental, que con representantes de las Trece Colonias es testigo de la
Declaración de Independencia apenas unos días después, el 4 de julio. El
17 Vid. JEFFERSON, Thomas, Autobiografía y otros escritos, Est. prel. y ed. Adrienne KOCH y William
PEDEN, trad. Antonio ESCOHOTADO y Manuel SÁENZ DE HEREDIA, Tecnos, Madrid, 1987, Visión sucinta
de los derechos de la América británica, pp. 301-320.
18 Vid. JELLINEK, Georg, La Declaración de los derechos del Hombre y del Ciudadano. Estudio de
Historia Constitucional Moderna, trad. y est. prel. Adolfo POSADA, estudio introductorio Miguel
CARBONELL, Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F., 2000, p. 159. Tal como reconoce
este autor, posterior a la formulación de los derechos en la carta de Virginia y hasta 1789, se evidencian
ejemplos similares en Pennsylvania, Maryland, Carolina del Norte, Vermont, Massachusetts, Nuevo
Hampshire. De forma específica, en la de Maryland (1776) se lee: La doctrina de la no resistencia al
poder arbitrario y a la opresión, es absurda, servil, y destructora del bien y de la felicidad humana.
[Ibidem, p. 97]. Por otra parte, la Declaración de los Derechos de los habitantes del Estado de
Massachusetts (1780), señala en su artículo 7: “El gobierno está constituido para el bien común, la
protección, seguridad, prosperidad y felicidad del pueblo, y no para el beneficio, honor o interés privado
de ningún hombre, familia o clase. Por tanto, el pueblo tiene un derecho incuestionable, inalienable e
irrevocable de constituir el gobierno y de reformarlo., alterarlo o cambiario totalmente cuando su
protección, seguridad, prosperidad y felicidad así lo requieran.” [AA.VV., Instrumentos históricos sobre
derechos
humanos,
p.
26,
<http://www.ccee.edu.uy/ensenian/catderpu/material/instrumentosDDHH.PDF>, 23 de diciembre, 2012].
Similar propósito fue fijado en la Declaración de Derechos que como preámbulo se lee en la Constitución
de New Hampshire de 1784, artículo 10; vid. TARR, G. Alan, Comprendiendo las constituciones estatales,
trad. Daniel A. BARCELÓ ROJAS, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, D.F., 2009, p.
101.
297
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
propio contexto revolucionario ofrecerá las claves de la legitimación de la
rebelión contra el poder constituido inglés en forma de deber.19 Sus
consecuencias jurídicas adquieren un inmediato carácter universal, provocando
primero la expansión de la experiencia constitucional a cada una de las
colonias emancipadas que seguirán el ejemplo de darse un cuerpo normativo y
segundo, irradiarán con una fuerza vital a modo de ejemplo al próximo proceso
revolucionario francés, y aún más adelante a la emancipación en el resto de
América.
La Confederación aupó los resortes de la guerra hasta 1787, cuando fue
aprobada la Constitución Federal de los Estados Unidos de América en ocasión
de la Convención de Filadelfia, ratificada por los Estados después. En su
decurso, se fue extendiendo el derecho revolucionario en el ámbito
constitucional, no sólo ya para justificar la rebelión sino como medio de
protección de las Constituciones vigentes.20 Habría sido esta la gran hazaña
política y jurídica del proceso revolucionario norteamericano en su firme camino
de fundación de un orden de orientación estrictamente representativo21.
No cabe duda de que, en esta dirección, también habría sido capaz de
condensar toda la tradición del origen de la autoridad política en la comunidad,
que durante la Edad Media se convirtió en una verdadera conquista del
pensamiento22. Allí también, el jus resistendi que JEFFERSON concibe como
redactor de la Declaración, hará universal el fundamento de la revolución, en
cuya génesis habría operado una garantía de seguridad mediante reglas de
abierta naturaleza contractual.
19 Vid. “Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, 4 de julio de 1776”, en PECESBARBA MARTÍNEZ, Gregorio (coord.), Derecho positivo de los derechos humanos, trad., int. y notas
Gregorio PECES-BARBA MARTÍNEZ, et. al., Colección Universitaria, Editorial Debate, Madrid, 1987, p.
108.
20 Cfr. FRITZ, Christian G., American Sovereigns: The People and America's Constitutional Tradition
Before the Civil War, Cambridge University Press, 2008, Chapter 2: Revolutionary Constitutionalism, pp.
25 y ss. Capaz de enunciar las más preclaras características del liberalismo asumido en los Estados
Unidos por medio del sistema federal, Alexis TOCQUEVILLE en pleno siglo XIX resume con vital
integración la historia y el carácter cultural y político que involucran a los diferentes factores de su
régimen institucional con base en el orden de la igualdad de condiciones que la revolución democrática ha
producido. Vid. TOCQUEVILLE, Alexis de, La democracia en América, trad. Luis R. CUÉLLAR, 4ta. Reimp.
de la 1era. Ed., Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1984, Introducción, pp. 31 y ss.
21 Vid. ARENDT, Hannah, Sobre la revolución, trad. Pedro BRAVO, Editorial Revista de Occidente, S.A.,
Madrid, 1967, pp. 245-251.
22 Cfr. CARLYLE, A. J., La libertad política. Historia de su concepto en la Edad Media y los tiempos
modernos, trad. Vicente Herrero, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1942, p. 282.
298
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
A la vez, su significativo carácter vinculante como nuevo derecho
positivo se halla suficientemente abordado en una matriz doctrinal que ordena
en forma de principios la guía iuspolítica de la revolución bajo el paradigma de
la representación23, un fenómeno que en el siglo siguiente resumirá
adecuadamente JELLINEK24.
En resumen, la reflexión jurídica sobre la revolución norteamericana, en
donde no podría prescindirse jamás del pensamiento de sus Padres
Fundadores, en sentido más general habría dejado como saldo distintivo el
interés por la salvaguarda de la supremacía constitucional. En esa dirección, el
esquema de la división de poderes y el procedimiento especial sobre su
reforma, actuarían como resortes imprescindibles de una cosmovisión
democrática, restrictiva del poder y consecuentemente genuina.
Sería imposible dejar de reconocer, por último, la enorme y decisiva
influencia que este esquema ejercerá en lo inmediato sobre el proceso de
emancipación colonial llevado a cabo por el resto de la América colonial, desde
los mismos finales del siglo. En su espíritu constitucional, por vez primera en
nuestro Continente, se convertía en un hecho el reconocimiento de la
resistencia política como un derecho positivo.
III. LA REVOLUCIÓN FRANCESA: LA DEFINITIVA CONFORMACIÓN
NORMATIVA DE LA RESISTENCIA POLÍTICA
En el modelo estatal francés se identifican como en ningún otro, las
singularidades del desarrollo y los contrastes entre la ética y la fuerza aplicadas
al ejercicio del poder, que al mismo tiempo determinan el valor de su aporte
constitucional. Lo anterior matiza el tratamiento de la resistencia doctrinal y
normativamente, no siempre coherente con la praxis de la construcción
sociopolítica de los años inmediatamente posteriores a 1789.25 Tales
dinámicas, a lo largo de la historia han sido estudiadas de acuerdo a los
23 Vid. HAMILTON, Alexander, James MADISON y John JAY, El federalista, trad. Gustavo Velasco, Fondo
de Cultura Económica, México, 1943, passim.
24 Vid. JELLINEK, George, Teoría general del Estado, trad. de la 2da. Ed. alemana Fernando DE LOS
RÍOS, Editorial ALBATROS, S.R.L., Buenos Aires, 1978, p. 381; pp. 429 y ss.
25 Cfr. DUGUIT, León, Traité de Droit Constitutionnel T. III La Théorie Générale de L´État, Ancienne
Librairie Fontemoing & Cía. Éditeurs, E. de Boccard, Successeur, Paris, 1930, pp. 792-793.
299
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
resultados de una la revolución que selló la suerte del Estado Moderno en
formación.
La carta expandida de derechos individuales reconocidos va a significar
una característica distintiva de una época que a su vez, inaugura el llamado
movimiento constitucional26. Sus fuentes pueden ser identificadas en el
desarrollo religioso precedente, el fenómeno de la secularización de finales de
la Edad Media, el humanismo renacentista, la cultura individualista27, el
avance de las ciencias y las artes, los extraordinarios aportes de la filosofía
política emancipada en contra del absolutismo y por supuesto en el factor
económico aupado por la burguesía28, capaz además de conquistar el decisivo
comportamiento revolucionario indicado en contra de los debilitados poderes de
la nobleza y la monarquía.
Serán estas las características que singularicen el desarrollo de la
Revolución Francesa que, pese a estar conectada a la norteamericana por
factores históricos e intelectuales muy cercanos, se separa de aquella de
acuerdo a los valores políticos que le dieron vida en forma de una auténtica
revolución interna. Sin embargo, será importante reconocer que los contenidos
legislativos que operan como resultado del proceso francés, se deben en
buena medida a los principios filosóficos que en torno a la libertad se han
venido generando no sólo en la literatura ilustrada europea, sino también a la
experiencia práctica que los diferentes Estados de la joven Unión americana ha
aportado29.
26 PEÑA GONZÁLEZ, José, Derecho y Constitución, Editorial Dykinson, S.L., Madrid, 2003, p. 495.
27 MARX singularizó a partir de este fenómeno un marcado ataque contra la dogmática de los derechos
humanos producto de la Revolución francesa, capaz de elevar al “hombre egoísta” y al “hombre separado
del hombre y de la comunidad”. Vid. MARX, Carlos, Sobre la cuestión judía,
<http://www.archivochile.com/Marxismo/Marx%20y%20Engels/kmarx0035.pdf>, 1843, (4 de enero de
2013), p. 14. Semejantes criterios sirvieron de base a su doctrina sobre el carácter burgués de la
Revolución francesa, y la futura agudización del problema de la lucha de clases. Vid. MARX, Carlos, La
lucha de clases en Francia de 1848 a 1850, Editorial Prometeo, Buenos Aires, 2003, passim.
28 Al calor del proceso revolucionario en Norteamérica, Adam SMITH aporta valor científico a las
dinámicas del libre mercado, lo cual evidencia en lo adelante un significativo soporte al poder de la
burguesía en expansión. Sobre este particular puede verse: SMITH, Adam, Investigación de la naturaleza y
causas de la riqueza de las naciones V. I y II, 2da. Ed., Publicaciones Cruz O., S.A., México, D.F., 1978.
29 Cfr. JELLINEK, Georg, La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. Estudio de Historia
Constitucional Moderna, op. cit., pp. 149 y ss.
300
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En Francia, el origen institucional se halla en el poderoso instrumento de
la Asamblea Nacional controlado por los resortes ideopolíticos de la
burguesía30, y que tras la apertura de los Estados Generales el 5 de mayo de
1789 alcanza a romper el antiguo régimen y, en consecuencia, a inaugurar el
ciclo revolucionario que se verá consagrado por símbolos inmediatos: la
Constituyente, la toma de la Bastilla, la Declaración de Derechos del Hombre y
del Ciudadano y la Constitución. De manera similar a como fue concebida por
la experiencia norteamericana, en Francia el poder legislativo asumía un
carácter preponderante en la guía de los principios de la soberanía y la
representación democrática.
No caben dudas que esta etapa cristalizará la cuna de un esquema
libertario capaz al tiempo de emancipar los signos de la participación, también
de protegerlos en el futuro tránsito del Estado liberal; a lo que lógicamente se
añade el decisivo impacto que como fenómeno tendría en la definitiva
integración cultural y nacional de Europa31. A partir de aquí, la asunción
histórica de la terminología relacional de los derechos fundamentales
constituye una conquista de influyente interés hasta nuestros días, y alcanza en
este período el desplazamiento nominativo de los derechos naturales por los
derechos del hombre32 aunque autores como FINNIS lo asuman como
sinónimos33.
Tales desacuerdos sin embargo, no constituyen una idea que se
contraponga a la inspiración iusnaturalista que sirvió de base a estas
formulaciones. Lo que sí es claramente identificable es el nuevo ciclo histórico
que se inaugura por medio de la Modernidad; una cualidad que como hemos
30 Vid. SIEYÉS, Emmanuel José, “¿Qué es el Tercer Estado?”, Escritos políticos, Int. y est. prel. David
PANTOJA MORÁN, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1993, pp. 129 y ss.
31 PECES-BARBA Martínez, Gregorio, La Constitución y los derechos, Serie de Teoría Jurídica y Filosofía
del Derecho No. 39, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2006, p. 286.
32 PÉREZ LUÑO, Antonio E., Los derechos fundamentales, 3era. ed., Editorial Tecnos, Madrid, 1988, p.
32.
33 Vid. FINNIS, John, Ley natural y derechos naturales, Trad. y Est. prel. Cristóbal ORREGO S., AbeledoPerrot. Buenos Aires, 2000, p. 227.
301
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
apreciado, involucra al Estado y su Constitución, y de ella dimana la idea de los
derechos fundamentales como límites del poder.34
En ese interregno, Francia aportó a la teoría de la resistencia la novedad
del proceso revolucionario desde su propia experiencia, y enarboló un
importante plano para la defensa de la Constitución en la perspectiva del
control popular sembrado en el propio texto de la Declaración de los Derechos
del Hombre y el Ciudadano de 26 de agosto de 1789. Tal acontecimiento
habría sido fruto de un intenso proceso previo de concertación35, que al mismo
tiempo que fundó la perspectiva clásica de las libertades y los derechos
políticos, singularizó una verdadera transformación en los enfoques teóricos
sobre el tema.
Íntimamente conectada con aquellos valores, la Carta de 1791 consagró
el perfil ideológico y clasista presente en la revolución, e inauguró en forma de
modelo una tipología de Constitución moderna como cumbre de todo orden
iuspolítico. Su proceso de elaboración prefijó el control de las élites burguesas,
peligro advertido36 y paulatinamente consagrado apenas breve tiempo
después de la inauguración de la Asamblea Nacional37, en cuyo seno fue
reasumida la discusión en torno al carácter histórico de la dictadura romana y,
en consecuencia, puesta al servicio de los nuevos intereses38.
Es lógico entender, de esta manera, que tales propósitos
hayan
colocado en tela de juicio la idea de hasta qué punto Francia fue capaz de
34 Cfr. ASÍS ROIG, Rafael de, Las paradojas de los derechos fundamentales como límites al poder,
Editorial Debate, S.A., Madrid, 1992, p. 43.
35 Según Christine FAURÉ, son cuarenta y tres los proyectos de Declaración presentados a la Asamblea,
cuyos autores de hallan hoy identificados. En varios, el derecho de resistencia es tácita o explícitamente
concebido, y es obvio el grado de influencia que tendrán en la definitiva concepción de la Declaración.
Vid. FAURÉ, Christine, Las declaraciones de los derechos del hombre de 1789, trad. Diana SÁNCHEZ y
José Luis NÚÑEZ HERREJÓN, CNDH- Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1995, Nota 13, p. 18;
passim.
36 Vid. MONTESQUIEU, Charles de, Del espíritu de las leyes, Col. Clásicos del Pensamiento, trad.
Mercedes BLÁZQUEZ y Pedro de VEGA, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1985, Libro XI, Cap. VI, p. 107.
37 Vid. BURKE, Edmund, Reflexiones sobre la Revolución francesa, Ed., int. y trad. Esteban PUJALS,
Ediciones RIALP, S.A., Madrid, 1989, pp. 181 y ss.
38 Cfr. SCHMITT, Carl, La dictadura desde los comienzos del pensamiento moderno de la soberanía hasta
la lucha de clases proletaria, Versión cast. José DÍAZ GARCÍA, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2003, pp.
133 y ss.
302
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
romper con las prácticas autoritarias del régimen que derribó39. Sin embargo,
en lo formal, es importante hallar cómo la soberanía asumida por la nación
devaluaba a la monarquía y el derecho de resistencia asumía un debate que lo
haría perceptiblemente protagonista, dentro y fuera de sus fronteras.
Un
ejemplo
sobresaliente
se
evidencia
en
KANT,
destacado
representante iusracionalista que asiste a la ruptura del paradigma pre
moderno. En el denominado período crítico de su pensamiento ocurre el
proceso revolucionario en Francia, del cual no podrá abstraerse de ningún
modo.
Aunque declarado admirador de las conquistas morales históricamente
logradas allí y en Norteamérica para el desarrollo del mundo, así como de sus
antecedentes intelectuales40, su estricto apego al imperio del Derecho en la
sociedad, hace a KANT desmarcarse de forma explícita con la resistencia activa
de carácter político, que en su interpretación adquiere forma de revolución
jurídica inaceptable41. Tanto prejuzgó estos contenidos que optó por
equiparlos con una conducta punible42.
Pese a ello, la marcha revolucionaria en Francia radicalizó el esquema
discursivo y legal a favor de la resistencia de carácter político. En 1793, los
proyectos presentados al Comité de Constitución se concentran en tres
criterios fundamentales43 tomados en cuenta en los argumentos de cinco
39 Cfr. SCHMITT, Eberhard, Introducción a la historia de la Revolución Francesa, 2da. Ed., Ediciones
Cátedra, S.A., Madrid, 1985, pp. 85-86.
40 Vid. KANT, Immanuel, ¿Qué es la Ilustración?, trad. Roberto R. ARAMAYO, Alianza Editorial, Madrid,
2009, passim.
41 Cfr. KANT, Immanuel, La paz perpetua, Col. Clásicos del Pensamiento, No. 7, trad. Joaquín ABELLÁN,
Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1985, pp. 62-63. También: Teoría y práctica, Col. Clásicos del
Pensamiento, No. 24, trad. M. Francisco PÉREZ LÓPEZ, Roberto RODRÍGUEZ ARAMAYO y Juan Miguel
PALACIOS, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1986, p. 40.
42 KANT, Immanuel, La metafísica de las costumbres, Col. Clásicos del Pensamiento, No. 59, trad. y
notas Adela CORTINA ORTS y Jesús CONILL SANCHO, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1989, VI, pp. 151152. Sin embargo, tal como reconoce SCHWARZ, el pensamiento kantiano, tan cercano a los principios
morales de la religión, determinó la posibilidad de mostrar oposición a la ley injusta, pero en forma pasiva
mediante la propia determinación normativa. Vid. SCHWARZ, Wolfgang, “The rigth of resistance”, in
Ethics,
Vol.
74,
No.
2,
The
University
of
Chicago
Press,
p.
126,
<http://www.jstor.org/discover/10.2307/2379383?uid=3738664&uid=2129&uid=2&uid=70&uid=4&sid=
21101629626717>, 1964, (7 de enero de 2013).
43 ROMME: “La insurrección, cuando ella es provocada por el sentimiento profundo y general de una
opresión llevada a su colmo, por la impotencia o el menosprecio de las reclamaciones pacíficas hechas
contra una ley tiránica, o contra los actos arbitrarios, -es un derecho religioso y sagrado que emana de la
303
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
artículos de su Declaración44, lo que entonces evidencia, de acuerdo al criterio
de TENA RAMÍREZ, una formulación antijurídica y demagógica45; más en su
conjunto, de acuerdo a VILLEY, encarnan lo ilusorio, lo irrealizable en el
Derecho46
o,
como
cree
VITALE,
sencilla
y
circunstancialmente
“autocontradictorio”47.
De cualquier manera, es innegable la ascendencia iusnaturalista en el
proceso de consagración positiva del derecho de resistencia en el Estado
liberal, fenómeno no siempre asumido en la posteridad48. Sin embargo, se
soberanía del pueblo, a quien sólo le pertenece conservar su libertad, cuando ella es violada por las
autoridades rebeldes”; CARNOT: “Todo ciudadano tiene el derecho de armarse para su propia defensa; y
en un peligro inminente para él o para la cosa publica (Sic) puede responder a la fuerza con la fuerza”;
POULTIER: “Todo ciudadano puede matar a un usurpador.” Vid. SAMPAY, Arturo Enrique, El derecho de
resistencia. Su inadmisibilidad en la Constitución del Estado de Derecho, Librería y Editorial “La
Facultad”, Buenos Aires, 1938, p. 12. En sentido general, serían estas las mismas ideas recogidas en “El
Proyecto de Declaración de los Derechos Naturales, Civiles y Políticos del Hombre”, presentado por
Nicolás de CONDORCET, Emmanuel-Joseph SIEYÉS, Thomas PAINE, Jaques PIERRE BRISSOT, Bertrand
Barère de VIEUZAC y Georges-Jacques DANTON, el 15 de febrero de 1793. Cfr. UGARTEMENDÍA
ECEIZABARRENA, Juan Ignacio, El derecho de resistencia y su constitucionalización, op. cit., p. 224.
44 Art. 11; 27; 33; 34 y 35. Vid. Acta Constitucional de 24 de junio de 1793, en: PECES-BARBA
MARTÍNEZ, Gregorio (ed.), Textos básicos sobre derechos humanos, Universidad Complutense, Facultad
de Derecho, Madrid, 1973, pp. 93-94.
45 Vid. TENA RAMÍREZ, Felipe, Derecho Constitucional Mexicano, 40ª ed., Editorial Porrúa, S.A. de
C.V., México, D.F., 2009, p. 67.
46 VILLEY, Michel, Compendio de Filosofía del Derecho. Definiciones y fines del Derecho, trad. DIORKI,
EUNSA, Pamplona, 1979, p.173; también, de este autor: Le droit et les droits de l´homme, Presses
universitaires de France, Paris, 1983, pp. 21-22.
47 VITALE, Ermanno, “Cambio político, Constitución y derecho de resistencia”, Isonomía, No. 32, (abril,
2010), p. 41.
48 Los principales cuerpos constitucionales que en Europa asumirán de forma explícita el derecho de
resistencia, posterior a 1789, y que se hallan aún vigentes, además de la propia Constitución francesa de
1958 que lo asume en su Preámbulo: la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, Ley de
Bonn, 1949, artículo 20 inciso 4 (que habría tenido el antecedente de las Constituciones de Hesse, 1946;
de Bremen, 1947; de Berlín, 1949 y de Brandeburgo, ese mismo año; y la Constitución de la República
Portuguesa, 1976, Art. 20.2. Por orden de mención pueden verse: Ley Fundamental de la República
Federal de Alemania, trad. Karl-Peter SOMMERMANN y Ricardo GARCÍA MACHO, Bundestag Alemán,
Sección de Relaciones Públicas, CPI – Ebner & Spiegel, Ulm, Berlín, 2009, p. 23; Constitución de la
República Portuguesa de 25 de abril de 1976, <http://www.wipo.int/wipolex/es/details.jsp?id=5452>, (23
de diciembre de 2012). En semejantes criterios se expresa significativamente la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948 que, en
su Preámbulo, interpreta la rebelión contra la tiranía y la opresión como un “recurso supremo”. Vid.
Declaración
Universal
de
los
Derechos
Humanos,
Tercer
Considerando,
<http://www.un.org/es/documents/udhr/>, (23 de diciembre de 2012). En el sistema interamericano sólo
se identifica el deber de obediencia ante la ley, con lo cual no se reconoce la opción de resistencia política
según el estado del pensamiento jurídico. Vid. Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre, Art. XXXIII, aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana, Bogotá, Colombia,
<http://www.oas.org/es/cidh/mandato/Basicos/declaracion.asp>, 1948, (3 de enero de 2013). Sobre este
último particular puede consultarse también: Anuario Jurídico Interamericano, 1952-1954, Unión
Panamericana, Washington, D.C., 1955, Quinta Sección. Sin embargo, es importante recordar que bajo
los auspicios de la delegación de Cuba a la Novena Conferencia Internacional Americana, presidida por
su delegado Guy PÉREZ CISNEROS, se propuso someter a estudio el reconocimiento del derecho de
resistencia en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre bajo la siguiente forma:
“se reconoce el derecho de resistencia ante actos ostensibles de opresión o tiranía”. Ello aconteció por
304
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
observa una cualidad dual al momento de considerar la resistencia política
como derecho y deber49, una idea que se aleja de la percepción que sobre sus
diferentes objetos habría ofrecido ROUSSEAU de acuerdo con el carácter
diferencial entre individuo y súbdito.50
En lo inminente, Francia verá trastocado el rumbo del reconocimiento y
garantía de los derechos individuales que dieron vida a su fundamento
emancipador. El poder de la revolución consumirá los tractos de la justicia por
medio de una depuración desenfrenada de los mecanismos institucionales de
ejecución y control. A la par, se desarrolla un afán centralizador que, aunque no
era un fenómeno totalmente novedoso sino una herencia del Antiguo Régimen,
sí será capaz, bajo las nuevas condiciones, de sacrificar los principios liberales
y de supeditar el desarrollo al conflicto bélico iniciado contra Austria en 1792,
por ejemplo. Tal escenario, visto de conjunto al lado de los desequilibrios y
tensiones de las fuerzas políticas internas, condujeron en su punto más álgido
a ROBESPIERRE51, en cuya época encarna la novedosa asunción de la
“dictadura soberana”, según describe SCHMITT52, y las fórmulas del terrorismo,
como cree KAUTSKY53; sin dudas, consecuencias de la polarización y de las
irreductibles ansias hegemónicas.
medio de la resolución XXXVII que, al terminar en un empate en su votación, no permitió que se
aprobara la adición. Tal resultado fue en su momento una demostración de la falta de consenso en torno al
reconocimiento de la naturaleza jurídica al tema de la resistencia política, lo que en definitiva fue
reflejado en el informe final como una idea no aconsejable en el estado del pensamiento jurídico en la
región. Vid. Conferencias Internacionales Americanas (Segundo Suplemento 1945-1954), Biblioteca
digital
Daniel
COSÍO
VILLEGAS,
p.
215,
<http://biblio2.colmex.mx/coinam/coinam_2_suplemento_1945_1954/base2.htm>, (3 de enero de 2013).
49 Tal principio puede ser identificado también en el reconocimiento de la garantía social que estipula el
artículo 23 del propio texto constitucional de 1793. Vid. Acta Constitucional de 24 de junio de 1793, op.
cit., p. 93. Del mismo modo, puede hallarse en SIEYÉS que la dinámica del reconocimiento de los
derechos fundamentales asume la cualidad de deber en el estado de libertad asegurado a los hombres por
la ley, en que el goce de los derechos asume límites como garantía de igualdad. Vid. SIEYÉS, Emmanuel
José, “Preliminar de la Constitución. Reconocimiento y exposición razonada de los derechos del hombre
y el ciudadano”, Escritos políticos, op. cit., p. 179.
50 Vid. ROUSSEAU, Jean-Jacques, El contrato social, op. cit., Libro II, Cap. IV, p. 33.
51 Cfr. JOUVENEL, Bertrand de, El poder, 2da. Ed., trad. J. de ELZABURU, Editora Nacional, Madrid,
1974, pp. 285-286. Sobre este tema puede consultarse también: GUÉRIN, Daniel, La lucha de clases en el
apogeo de la Revolución Francesa, 1793- 1795, Editorial Alianza, Madrid, 1974, passim.
52 Vid. SCHMITT, Carl, La dictadura desde los comienzos del pensamiento moderno de la soberanía hasta
la lucha de clases proletaria, op. cit., pp. 193 y ss.
53 KAUTSKY, Karl, Terrorismo y Comunismo, Serie Debates de Nuestro Tiempo, Ediciones Transición,
Buenos Aires, 1956, pp. 35 y ss. Sobre este tema también puede verse: GUENIFFE, Patrice,
“ROBESPIERRE”, FURET, Francois, et. al., Dictionnaire critique de la Révolution Francaise, Flammarion,
Paris, 1988, pp. 325-332.
305
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Tras su caída, el Directorio inaugurado por el golpe de 28 de julio de
1794 (10 de Termidor, año III) precipitará el triunfo de ideas conservadoras
capaces de modificar radicalmente los principios constitucionales que en
materia de derechos se habría propuesto la Carta de 1793. En medio de una
considerable reducción de las bases sociales de la revolución y, en general
también de la fuerza ideológica de su discurso54, la Constitución de 22 de
agosto de 1795 (5 Fructidor, año III) suprimía el derecho de resistencia a la
opresión. En su lugar, una breve alusión a la obligación de defender la
sociedad se constituía en un deber para los franceses, a partir de entonces55,
acontecimiento que inauguraba su determinación como un fenómeno
extralegal56.
Tales trastoques serán heredados por el Consulado en 1799, sin que se
manifestaran cambios de rigor. Por ello, la recepción del espíritu liberal de
acuerdo a la experiencia francesa en el resto de Europa -pese a los esfuerzos
transnacionales de NAPOLEÓN- fue acogido con cautela y paulatinamente57.
En su perspectiva dogmática, el constitucionalismo francés demuestra
en esencia una proyección que evoluciona desde 1793 hacia conquistas mejor
concebidas y garantizadas, en relación a su precedente de 1791. Son en
esencia, manifestaciones de su fase inicial, lo cual alcanza un punto de
inflexión en 1795 de acuerdo con la nueva concepción de la representación, el
reconocimiento soberano y el voto. El hilo de enlace, de cualquier manera,
siguió siendo la vocación constitucionalista marcada por una novedosa
configuración de los mecanismos de control del poder político, entre los cuales
el derecho de resistencia se evidencia como clave.
54 Cfr. SOBOUL, Albert, La Revolución Francesa, Col. Biblioteca de Historia, trad. Pilar MARTÍNEZ,
Ediciones Orbis, S.A., Barcelona, 1981, p. 118.
55 Vid. Declaración de Derechos y Deberes del Hombre y del Ciudadano de la Constitución de 22 de
agosto
de
1795
(5
Fructidor,
a.
III),
Art.
2,
<http://llumsirevolucio.files.wordpress.com/2008/11/constitucion-1795-castellano.pdf>, (6 de enero,
2013). Tampoco su sucesora, la Carta Constitucional Francesa de 4 de junio de 1814, estimaba el derecho
de resistencia en su catálogo dogmático.
56 Cfr. BARTHÉLEMY, Joseph, Traité élémentaire de droit constitutionnel, Dalloz, Paris, 1926, p. 243.
57 En el siglo XIX se puede aportar el ejemplo de España, con Cádiz en 1812-1814 y su período posterior
entre 1820 y 1823. Sin embargo, estas ideas no serían advertidas de forma permanente hasta después de
1834. En Italia sólo a través de su Estatuto Albertino de 1848, convertido en Constitución en 1871. Otros
importantes ejemplos se hallan en Alemania, con la República de Weimar, ya en pleno siglo XX, y de
forma similar en Rusia. Vid. GARCÍA CUADRADO, Antonio M., Principios de Derecho Constitucional,
EOLAS Ediciones, León, 2011, p. 349.
306
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
De lo hasta aquí analizado, se puede concluir que el derecho de
resistencia alcanza al calor del Estado liberal su máxima expresión, positivado
en la ruta de las revoluciones burguesas que con distintos puntos de origen,
confluyen en el orden de su reconocimiento. Será en definitiva su aporte más
relevante de acuerdo al perfil de nuestro estudio y en sentido estricto, ejercerá
una influencia decisiva sobre las futuras formulaciones teóricas sobre el tema.
Lo anterior deriva de una consecuencia que al mismo tiempo contribuye
a la lógica política de este período inaugurado en el tracto de estos procesos
revolucionarios, y es la que evidencia su juridicismo. Con cimientos y objetivos
diferentes, fueron tres los elementos que unieron de manera muy significativa,
según el criterio de MOORE, a los fenómenos revolucionarios burgueses
devenidos en democracia: la eliminación de gobernantes arbitrarios, la
sustitución de regímenes arbitrarios por otros justos y racionales y la
participación del pueblo en la constitución de los nuevos Estados58. En ello, sin
lugar a dudas, los usos de la resistencia política extrema constituyen una
característica esencial. De la cultura liberal, por tanto, se desprende su
consagración no sólo ya como una forma esencialmente doctrinal del discurso
político sino como un derecho fundamental reconocido por el orden del Estado.
Será esta la dinámica más interesante ocurrida en este período y de la cual ni
siquiera en momentos posteriores podrá despojarse el derecho de resistencia
en cualquier intento conceptual que se pretenda aportar.
IV. LA INTEGRACIÓN CONCEPTUAL DEL DERECHO DE RESISTENCIA. EL
PRECEDENTE
NEGATIVO
COMO
FACTOR
EXCEPCIONALMENTE
JUSTIFICANTE EN LA DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN
El más importante fundamento de la vida en sociedad ha sido
históricamente la ordenación y reconocimiento de los derechos de los
ciudadanos. Su contenido pasa por adquirir un evidente sentido jurídico capaz
de favorecer la lógica relacional Estado-individuo en el ambiente más propicio
de bien común, lo cual es a su vez un criterio racional de su naturaleza.
58 MOORE, Barrington, Jr., Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia: el señor y el
campesino en la formación del mundo moderno, 2da. Ed., Col. Historia, ciencia, sociedad, No. 95, trad.
Jaime COSTA y Gabrielle WOITH, Península, Barcelona, 1976, p. 336.
307
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Entendiendo esta idea, al mismo tiempo Estado y ciudadanos se hallan en la
dimensión de sus propias circunstancias de orden histórica y política, obligados
a definir y a defender ese orden que involucra su actividad y desarrollo; por
tanto, también convocados a salvaguardar la estabilidad institucional capaz de
satisfacer esos requerimientos.59 En ello, no menos importante será el canon
de la obediencia política como manifestación de orden y civilidad60.
El Derecho, en toda esta actividad, representa en su lógica la aspiración
de satisfacción de los ideales de justicia y seguridad, por medio de la norma
jurídica. De esta forma, cuando ocurre una fractura en ese orden provocada por
la usurpación y la arbitrariedad del detentor del poder político, se valida en
consecuencia el derecho a resistir el estado de hecho fundado, que en el
individuo opera como mecanismo intrínseco a su orden racional y que ha
debido cobrar con antelación validez normativa. Esta última característica, que
en nuestra apreciación es un signo de esencial importancia para la obtención
de un modelo conceptual, no ha sido a lo largo de la experiencia histórica sin
embargo, un requerimiento de invalidez de la actitud resistente.61
De cualquier manera, tal como hasta ahora se ha analizado, esa
cualidad innata al ser ha recibido un especial tratamiento jurídico y político, al
grado de que su reconocimiento haya adquirido valor normativo por el medio
constitucional, lo cual configura su corpus a través del derecho de resistencia.
Es decir, desde una interpretación histórica, el Estado ha reconocido en el
tejido de su orden jurídico la opción de resistencia en contra de sus posibles
excesos de poder. Esto, al mismo tiempo que supone una conquista
59 Alfonso de COSSÍO, en el reconocimiento de este esquema, ha prestado significativa importancia al
valor de los derechos y obligaciones reconocidos a los sujetos integrantes del sistema de relaciones
sociales. El resultado deberá arrojar el logro de la justicia como fin último y supremo, dinámica en la cual
operan medios que tendrán que ser identificados con la participación democrática y el control ciudadano
del poder, en la necesaria evitación de la tiranía y sus respectivas consecuencias. Vid. COSSÍO, Alfonso de,
Instituciones del Derecho Civil V. I, Ed. Alianza Universidad, Madrid, 1975, pp. 11-13.
60 Sobre el fundamento moral de la obediencia en la sociedad política puede verse: NIETZSCHE, Friedrich,
Más allá del bien y del mal, Col. El libro de bolsillo, Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1980, pp. 117 y ss.
61 Históricamente las revoluciones han sido consecuencia de una forma de resistencia política no
reconocida en la cosmovisión iuspositiva, por lo que su contenido responde a un criterio supralegal. En
determinadas circunstancias, no sólo se ha hecho equivaler el derecho de resistencia al de revolución, sino
que el primero se ha invocado como vehículo del segundo. No deben hacerse equivalentes, pese a sus
proximidades, ambos juicios; son categóricamente superiores los elementos que los diferencia. Cuando
ello ha ocurrido, se produce una confusión en el orden conceptual, tal como hemos advertido
anteriormente y desarrollamos de forma más exhaustiva en el siguiente capítulo.
308
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
esencialmente popular, constituye un signo evidente de combate contra la
inseguridad política que aún no logran resolver las sociedades modernas.
Este estudio, por tanto, implica la superación de un conjunto de
dificultades de carácter histórico, político y onto-fenoménicos que de forma muy
puntual obliga a la periodización de sus abordajes más sobresalientes. De
forma paralela, se combinan dinámicas ideológicas y socioculturales que en
buena medida han condicionado sus diversos contenidos. Por ejemplo, la
carencia de un sentido estricto del derecho de resistencia en la Antigüedad fue
superada durante la Edad Media a través de un grupo de factores que
intervienen en la asunción de posturas teóricas que inauguraron el periodo de
su tratamiento doctrinal en su forma clásica primero, y su reconocimiento
constitucional, después. Esta cualidad, de suma importancia en nuestro
estudio, se transfiguró en dos etapas sucesivas con hondos matices que
significaron, a su vez, una construcción más efectiva y por tanto, diferente: la
Modernidad consolidante del ethos del régimen de los derechos humanos –
Estado liberal y social- y la renovación jurídico conceptual indicada a la praxis,
primero; y después el esquema positivista que desde la autonomía del Derecho
como norma negó de manera significativa su utilidad y por tanto, cercenó su
desarrollo convirtiendo su naturaleza más política que jurídica.62 Esta última
circunstancia excluyó también la razón moral valorativa en la formación del
criterio jurídico sobre el derecho de resistencia.
Tras esta dinámica se halla la zona de creación teórica postmoderna,
que no soslaya el tema, y eleva en el foro jurídico su vitalidad y autonomía
científica.63 Este último juicio se valida a pesar del continuo e irreversible
62 En sentido general, el positivismo provocó la pérdida de los valores conceptuales que el Derecho
natural habría sembrado en Occidente desde su origen en Grecia, mediante una crítica superlativa dirigida
en contra de sus dimensiones valorativas e histórico-jurídicas. Cfr. MASSINI, Carlos Ignacio, La
desintegración del pensar jurídico en la Edad Moderna, Abeledo- Perrot, S.A., Buenos Aires, 1980, pp.
70-71. Sobre las razones de tipo ideológica e institucional que desde el siglo XIX explican este fenómeno
puede verse: BOBBIO, Norberto, El tiempo de los derechos, trad. Rafael de ASÍS ROIG, Editorial
Fundación Sistema, Madrid, 1991, pp. 190 y ss.; DREIER, Ralf, “Derecho y moral”, en Derecho y
filosofía, GARZÓN VALDÉS, Ernesto (comp.), Alfa, Barcelona, 1985, p. 98.
63 Entre los más destacados autores contemporáneos encargados de revitalizar el papel de la resistencia
en el conjunto de las relaciones políticas pueden consultarse: ARENDT, Hannah, Sobre la revolución, op.
cit.; Sobre la violencia, trad. Miguel GONZÁLEZ, Editorial Joaquín MORTIZ, S.A., México, D.F., 1970;
GARGARELLA, Roberto, et. al., El derecho a resistir el derecho, Colección Nuevo Foro Democrático,
CIEPP- Miño y Dávila Editores, S.R.L., Buenos Aires, 2005; VITALE, Ermanno, Defenderse del poder.
309
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
proceso de atomización y la consiguiente desconcentración del poder
democrático que, en criterio de GARGARELLA64, constituyen elementos
imprescindibles a tener en cuenta en la tendencia revalorizada
de la
resistencia política.65
De esta forma, dilucidar un esquema de sistematización nos lleva a
relacionar un primer grupo de criterios de acuerdo al entorno moderno, ubicado
desde el nexo histórico inmediatamente anterior a la Revolución Francesa
hasta la primera mitad del siglo XX. Aquí se ha visto armonizada esencialmente
la base del derecho de resistencia constitucional con los rasgos que se fueron
orientando desde su formulación clásica, teniendo en cuenta la pertenencia a
contextos históricos que hacen semejantes sus vías y formas de justificación.
La diferencia más importante en relación a la etapa precedente ha estado
identificada, tal como se ha visto, en torno a su normativización.
El segundo grupo, en consecuencia, se halla delimitado por un trazado
periódico que comienza donde aquel termina, y alcanza los planteamientos
contemporáneos. Sólo combinando estos contenidos -diversos, complejos,
pero razonables- podría satisfacerse el interés cognoscitivo que nuestro
objetivo presupone. Por tanto, el intento de alcanzar un concepto unívoco de
derecho de resistencia pasa por reconocer estas cualidades, presentes en
orden plural en la doctrina histórica europea y americana. Para ello, el orden
metodológico aconseja asumir una descomposición de sus partes.
Los contenidos que en atención a este criterio describe históricamente el
derecho de resistencia, son los siguientes:
- La resistencia, stricto sensu, en su forma más primaria, como “derecho
natural”, innato al ser. Semánticamente suele emplearse como términos para
referirse a la idea que supone la resistencia, v.gr. la violencia con que las
Por una resistencia constitucional, Col. Estructuras y Procesos, trad. Pedro SALAZAR UGARTE y Paula
Sofía VÁSQUEZ SÁNCHEZ, Editorial Trotta, S.A., Madrid, 2012.
64 Vid. GARGARELLA, Roberto, et. al., op. cit., p. 27.
65 GARCÍA CUADRADO es del criterio que pese a los modernos medios de control establecidos en el
aparato democrático contemporáneo, existe la posibilidad de que un gobernante sea capaz de atentar
mediante sus actos contra el régimen de los derechos humanos, caso que supone una debilidad latente del
sistema de garantías jurídicas. Vid. GARCÍA CUADRADO, Antonio M., op. cit., pp. 185-186.
310
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
personas pueden llegar a oponerse a un invasor, o a una dictadura66.
Entender el fenómeno de la dictadura, de acuerdo a este contexto, conduce a
una consecuencia de la crisis institucional del Estado, una ruptura –tal como la
concibe BURDEAU- entre la idea del Derecho y el poder67.
La resistencia es por tanto, en sí misma, una cualidad subjetiva, una
actitud capaz de operar bajo circunstancias adversas que describen situaciones
de injusticia plenamente identificadas en forma de precedente negativo y que,
por tanto, se manifiesta independientemente de la voluntad del legislador68.
Como cree MOORE, el fenómeno es preciso entenderlo a partir de la dinámica
relación entre las reglas sociales y su violación como componentes
66 En tal sentido el Diccionario de la Lengua Española, en su acepción más adecuada a nuestro fin define
el término resistencia (Del lat. resistentĭa) como “Conjunto de las personas que, clandestinamente de
ordinario, se oponen con violencia a los invasores de un territorio o a una dictadura.” Vid. Diccionario de
la Lengua Española, op. cit., Vol. IX, p. 1328.
67 Cfr. BURDEAU, Georges, Traité de Science Politique, T. I, 10ma. Ed., Col. Libraire Générale de Droit
et de Jurisprudence, R. PICHON et R. DURAND-AUZIAS, Paris, 1968, pp. 501-508.
68 Los ejemplos contemporáneos que más paradigmáticamente ilustran este ejemplo son los de Estados
Unidos, España e Italia, en cuyos ordenamientos no se halla estipulada la resistencia política en forma de
derecho, pese a que continuamente se refuerzan sus abordajes teóricos sobre la base del derecho natural,
con influencia en el análisis jurisprudencial. Para la fundamentación de estos criterios pueden ser
consultados, en el caso italiano: VITALE, Ermanno, Defenderse del poder. Por una resistencia
constitucional, op. cit., pp. 58 y ss.; BURATTI, Andrea, Dal diritto di resistenza al metodo democratico.
Per una genealogía del principio di opposizione nello statto constituzionale, Collana di Facoltà Nuova
Serie, No. 33, DOTT. A Giuffrè Editore, Milano, 2006, pp. 241 y ss.; MORTATI, Constantino, et. al.,
Principi fondamentali, art. 1-12, Società Editrice del Foro Italiano, Zanichelli e Roma, Bologna, 1975,
pp. 32- 33; GALLO, Domenico, Dal dovere di obbedienza al diritto di resistenza, Col. Quaderni di Azione
Nonviolenta No. 11, Perugia, Movimento Nonviolento Editore, Verona, 1985, passim; MORELLI,
Gerardo, Il dirtto naturale nelle costituzioni moderne: della dottrina pura del diritto al sistema
dell´ordinamento democrático positivo, Pubblicazioni della Universitá cattolica del Sacro Coure, Milano,
1974, passim; WERTENBRUCH, W., “Per una giustificazione della resistenza”, in Autonomia di diritto di
resistenza. Atti del Convegno di Studi sulle forme di autonomia e diritto si resistenza nella società
contemporanea, Sassari, 12-15 may 1971, Vol. III, Studi Sassarasi, Società sassarese per le scienze
giuridiche, Universit+a di Sassari, Giuffrè, Milano, 1973, pp. 339 y ss.; RODRÍGUEZ CALERO, Juan, “La
garantía de los derechos fundamentales en el sistema jurídico italiano: el contenido esencial y la
protección de amparo” en Anuario de la Facultad de Derecho, No. 18, 2000, Universidad de
Extremadura, pp. 489-510; ALIDORI, Fulvia, Il diritto di resistenza da Dossetti alla Costituzione, [en
línea], disponible en: http://www.anpi.it/media/uploads/patria/2010/1/29-30_ALIDORI.pdf, [consulta: 9
de enero de 2013]; CASSANO, Rosangela, Diritto di resistenza e sistema costituzionale italiano, [en línea],
disponible
en:
http://www.forumcostituzionale.it/site/images/stories/pdf/documenti_forum/paper/0137_cassano,
[consulta: 9 de enero de 2013]. Para el estudio de estas manifestaciones en el ordenamiento constitucional
español puede verse: LÓPEZ GUERRA, Luis, “Algunas consideraciones sobre el derecho de resistencia:
insurrección, resistencia y desobediencia civil” en AA.VV., Constitución y Derecho Público. Estudios en
homenaje a Santiago VARELA, Tirant to Blanch, Valencia, 1995, p. 271. Otros autores, por el contrario,
niegan la cualidad subjetiva autónoma del derecho de resistencia y, por tanto, la necesidad de su
reconocimiento normativo. Cfr. UGARTEMENDÍA ECEIZABARRENA, Juan Ignacio, El derecho de
resistencia y su constitucionalización, op. cit., p. 244.
311
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
fundamentales del agravio moral y del sentimiento de la injusticia69. En
política, su noción es identificada, de manera incontrovertible, con “la
conservación de las instituciones consideradas como legítimas”70.
Entendido de esta forma, el Derecho Natural se constituye como el
primer fundamento para comprender la lógica de la resistencia, pero no en
tanto reconocimiento como derecho. En ello interviene un fundamento de tipo
metafísico, que respecto a la naturaleza humana describe la resistencia como
una manifestación de su propia realidad71 y donde intervienen además, en
atención al criterio de su libertad, elementos motivacionales de tipo
psicocultural72. Así, el individuo exterioriza una reacción legítima y consciente
que al mismo tiempo estima como una facultad ejecutiva en virtud de defender
su
propia
personalidad,
coherente
con
el
sentido
institucional
circunstancialmente agredido y, por tanto, afectado.
- Como “derecho fundamental”. Del reconocimiento constitucional
dependerá su existencia; habría sido esta una característica esencial que el
proceso revolucionario burgués especialmente de acuerdo a la experiencia
francesa, habría cimentado en la cosmovisión sobre este tema, y que la
Constitución alemana de 1949 habría sellado asignando el carácter
fundamental al presupuesto de los derechos humanos73. Es decir, el acto de la
resistencia
política,
en
su
dimensión
material,
tiene
que
quedar
69 Vid. MOORE, Barrington, Jr., La injusticia: Bases sociales de la obediencia y la rebelión, trad. Sara
SEFCHOVICH, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México, D.F., 2007, pp. 27 y ss.
70 VITALE, Ermanno, “Cambio político, Constitución y derecho de resistencia”, op. cit., p. 36.
71 Hay autores que de manera adicional, atribuyen el derecho de resistencia a la colectividad conformada
por agentes y funcionarios públicos que, por obligación normativa o mandato de la autoridad, deberán
ejercitarlo según los casos por ley determinados. En la formulación del derecho de resistencia clásico o
preconstitucional, generalmente esta opción se identifica en la literatura política monarcómana, tal como
en su momento fue estudiado. Vid. supra. Entre los autores contemporáneos, destaca el criterio afín de
UGARTEMENDÍA. Vid. UGARTEMENDÍA ECEIZABARRENA, Juan Ignacio, El derecho de resistencia y su
constitucionalización, op. cit., p. 242.
72 Según el criterio de Ted Robert GURR, para comprender el origen y la naturaleza de la violencia
política es necesario atender al criterio psicosocial que la anima, de acuerdo a la estructura mental del
individuo capaz de llevarla a cabo, o a los grupos. Ello ayuda a explicar la manifiesta concentración de
los focos históricos más relevantes de acuerdo a la actitud resistente en la política, lo cual en algunos
casos ciertamente llega a conformar una cosmovisión en forma de tradición cultural. Cfr. GURR, Ted
Robert, El porqué de las rebeliones, Col. Historia Actual, trad. Ramón FRAUSTO, Editores Asociados,
S.A., México, D.F., 1974, pp. 120 y ss.
73 Todo el primer título de esta Constitución (19 artículos) se dedica a los derechos fundamentales. Vid.
Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, op. cit., pp. 14-22. Llama la atención, sin
embargo, que el derecho de resistencia se halla reconocido después, entre los fundamentos del orden de la
Federación, vid. supra Constituciones vigentes que reconocen el derecho de resistencia.
312
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
obligatoriamente ligado a la Constitución por una relación de dependencia sin
la cual no habría fundamento de validez, y mucho menos integración al
principio de supremacía constitucional. Ello evidencia, a su vez, un contenido
de carácter prescriptivo que justifica la conducta resistente mediante el rango
de la máxima norma. No puede entenderse, por tanto, como una idea
extrajurídica, mientras que sí será necesario asumir en tal reconocimiento una
eficacia de tipo vertical, si tomamos en ello como puntos de referencia el poder
político público del Estado y el derecho del ciudadano, en este caso autorizado
a realizar una acción positiva. La manifestación de esto último equivale al
reconocimiento de una herramienta de emancipación orientada en la defensa y
garantía de la libertad y el resto de las aspiraciones humanas en la comunidad
política. Por eso definir el derecho de resistencia como una institución de alta
significación, trascendente del ordenamiento constitucional e imprescindible por
su orientación devenida mecanismo de su defensa, equivale a apuntalar su
fundamentalidad.
Como es apreciable, su suporte, además de subjetivo, es estrictamente
legal74 y, en consecuencia, tiene que hallarse reconocido por la norma
constitucional. Por una parte, este relaciona mediante la tutela, necesidades,
bienes, intereses y principios valorados como superiores, de máximo rango75
y, por otra, precisa de garantías, que es una cualidad derivada del
reconocimiento de derechos de esta índole; esto es, el conjunto de
compromisos y obligaciones que institucional o socialmente, el Estado y la
comunidad respectivamente asumen en su sustento, defensa y reparación (en
74 De acuerdo a la formulación estructural de los derechos fundamentales ofrecida por FERRAJOLI, no
cabe duda que la resistencia política reconocida como un derecho subjetivo, corresponde de manera
individual a todos los ciudadanos con capacidad de obrar, con base en el principio de estar autorizado por
la norma jurídica constitucional de un sistema democrático. Tal interpretación indica que, fuera de este
caso, queda excluida la posibilidad de entender que en un sistema totalitario o dictatorial, sean dadas las
condiciones para la generación y reconocimiento de derechos con carácter de fundamentales. Vid.
FERRAJOLI, Luigi, et. al., Los fundamentos de los derechos fundamentales, op. cit., pp. 19-20.
75 De acuerdo al criterio de la teoría estructural de los derechos fundamentales de Robert ALEXY, el
reconocimiento del derecho de resistencia en el catálogo constitucional le confiere la cualidad de norma
de derecho fundamental. Es decir, un derecho subjetivo considerado como fundamental tendrá que estar
otorgado a través de la validez de una norma que, en la misma dimensión, sea fundamental. Ello confiere
una posición en el sistema jurídico como extremos de máximo rango, máxima fuerza jurídica y máxima
importancia del objeto. Vid. ALEXY, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, Col. El Derecho y la
Justicia, 2da. Ed., trad. y est. int. Carlos BERNAL PULIDO, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
Madrid, 2008, p. 48; “Derechos fundamentales y Estado Constitucional Democrático”, en AA.VV.,
Neoconstitucionalismo(s), 3era. ed., Col. Estructuras y Procesos, Serie Derecho, Editorial Trotta, S.A.,
Madrid, 2006, pp. 31-47.
313
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
caso de quebranto). Esta razón favorece su dimensión fundamental, de eficacia
directa, vinculante y pública76, lo cual es un criterio de interpretación
ponderado en la evaluación de sus contenidos.
Partir de un abordaje axiológico de los derechos históricamente
garantizados en la Constitución convoca al camino de entenderlos como un
fenómeno derivado del consenso de la sociedad democrática, lo que es a su
vez un producto del Estado de Derecho y de sus garantías políticas.77 En
sentido estricto, habría sido esta una conquista que el Estado liberal legó al
debate práctico de la contemporaneidad, testigo de una significativa evolución
que además, asumió en la universalidad una importante garantía de legitimidad
y seguridad.
Históricamente,
sin
embargo,
estos
criterios
han
estado
contrastadamente abordados en la doctrina jurídica. En el siglo XIX, IHERING
ofrece una doble cualidad al deber de resistencia78 a una circunstancia
normativa o política injusta: el individuo por su propia estimación y por la
motivación social del bien común, fenómeno asumido a través de la lucha por
el derecho en las esferas individual y social.79 Ello es resultado de una
vigorosa conclusión, indicada a la recuperación iuspolítica de la sociedad
usurpada por la peor de las injusticias.80
Según esta razón, la
76 En sentido general, esta es una afirmación devenida del positivismo jurídico, lo cual no indica que se
abandone por completo la concepción del innatismo relativa a la resistencia, una configuración ontológica
del Derecho natural que, sin embargo, no es apreciada por el esquema positivista. Al hacerse este último
prevaleciente en la fundación de nuestro criterio, se asume la cualidad deontológica iusnaturalista relativa
al sistema de valores jurídicos naturales, pero se niega que este sea el fundamento esencial para que su
reconocimiento positivo se haga eficaz. Sobre los fundamentos sociológicos del Derecho Natural puede
verse: DÍAZ, Elías, “Introducción a la Sociología del Derecho Natural”, en Crítica del Derecho Natural,
op. cit., pp. 9 y ss. De la comprensión de esta lógica se deriva la relación de los actos fallidos no
concebidos normativamente con la cuestión del delito político. De acuerdo a la cosmovisión de la justicia
en el juez, este determinará sancionar todo acto encaminado a subvertir un orden que no conciba como
derecho la resistencia de carácter político, independientemente de que en su valor natural se halle
representado el fin de la justicia o el altruismo como vehículo de recuperación político-social. Ello estará
determinado por el ámbito preponderante de la regla a la que está sujeta su ámbito estricto de valoración
jurídica; es decir, prefijado por la ley. KANT es uno de los autores que con mayor rigor defiende este
criterio, tal como fue visto anteriormente, vid. supra.
77 PÉREZ LUÑO, Antonio E., op. cit., p. 21.
78 IHERING, Rudolf Von, La lucha por el Derecho, Colección Derecho y Sociedad No. 67, trad. Adolfo
POSADA, Ediciones Coyoacán, México, D.F., 2011, p. 85.
79 Ibídem, pp. 85 y ss.
80 Cualquiera que sea la injusticia que nosotros hayamos de sufrir, por violenta que sea, no hay para el
hombre alguna que pueda ser comparada a la que comete la autoridad por Dios establecida, cuando
viola la ley. [Ibidem, pp. 114-115].
314
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
corresponsabilidad de los componentes de la vida social se involucra en el fin
primigenio de la legalidad81 y, en consecuencia, han de velar y resistir todo
acto contrario a ello.82
Más contemporáneamente, de acuerdo a la interpretación de la moderna
doctrina alemana sobre el Derecho Público, el derecho de resistencia puede
ubicarse dentro del grupo de las garantías sociales que, aún sin tener una
naturaleza estrictamente jurídica, sí forman parte del derecho positivo. Su
fuerza esencial es, sin embargo, de contenido más moral y cultural que
normativo, e igualmente se indica a la protección del orden jurídico y las
instituciones políticas del Estado.83 Tal dinámica se halla enmarcada en la
aureola subjetivista que en pleno siglo XX se funda en Alemania aunque, como
antes tuvimos oportunidad de apreciar, varias de las Constituciones de sus
estados federados, e incluso la de la Federación, asumen su cualificación como
derecho fundamental y universal, en igual sentido que lo define Ulrich KLUG84.
Por otra parte, FERNÁNDEZ DE VELASCO Y CALVO entiende la capacidad de
resistir a la opresión en su cualidad garantista en el Derecho y, por tanto, avala
su consagración constitucional.85 En términos semejantes se expresa
GEAMANU, en el orden de reconocer la calidad de seguridad que el derecho de
resistencia ofrece en contra de la arbitrariedad gubernamental86. Alberto
PEYRANO87, OSSORIO
Y
GALLARDO88, SAMPAY y VANOSSI creen también
81 El buen estado y la energía del sentimiento legal del individuo, constituyen la fuente más fecunda del
poder y la garantía más segura de la existencia de un país, tanto en su vida exterior como en la interior.
[Ibidem, pp. 119- 120].
82 “Toda injusticia no es, por lo tanto, más que una acción arbitraria, es decir, un ataque contra la idea del
derecho. (…). Pero mi deber es, (…) combatir por todos los medios de que disponga, toda violación al
derecho de mi personalidad; sufrirlo sería consentir y soportar un momento de injusticia en mi vida, y
esto es lo que nunca puede ser permitido.” [Ibidem, p. 86]. “(…). No son los que cometen transgresión
legal, los que principalmente asumen la responsabilidad en semejantes casos, sino los que no tienen el
valor de defenderla. (…) no hay duda de que la certidumbre de encontrar una resistencia firme y resuelta,
será medio mejor para hacer que no se cometa una injusticia (…).” [Ibidem, p. 106].
83 Cfr. JELLINEK, George, Teoría General del Estado, op. cit., pp. 591-592.
84 Vid. KLUG, Ulrich, Problemas de la filosofía y de la pragmática del Derecho, Col. Estudios alemanes,
trad. Jorge M. SEÑA, Editorial Alfa, S.A., Barcelona, 1989, El derecho de resistencia como derecho
humano universal, pp. 43-52.
85 Vid. FERNÁNDEZ DE VELASCO Y CALVO, Recaredo, El derecho de revolución y la revolución conforme
a derecho, Imprenta Artística Española, Madrid, 1914, p. 179 y ss.
86 Vid. GEAMANU, Grigore, La résistance a l´oppresion et le droti à l´insurrection, Les Éditions DomatMontchrestien, Paris, 1933, pp. 281 y ss.
87 PEYRANO, Alberto, Derecho de resistencia, Imprenta de M. Viedma, Buenos Aires, 1945, pp. 60 y ss.
88 Vid. OSSORIO Y GALLARDO, Ángel, Los derechos del hombre, del ciudadano y del Estado, Serie
Biblioteca del Autodidacto No. 2, Editorial Claridad, S.A., Buenos Aires, 1946, pp. 174-182.
315
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
prudente su reconocimiento en las condiciones del Estado de Derecho89;
mientras que CARVAJAL llega incluso a evidenciar el necesario reconocimiento
de una subclasificación como derecho de impronta confesional y de tipo
laico90.
En sentido contrario se expresa otro nutrido grupo de importantes
autores, y de forma coherente el pensamiento eclesiástico91.
DUGUIT,
por
ejemplo, limita a una cualidad teórica al derecho de resistencia, y en su
reconocimiento jurídico halla una importante reserva de acuerdo a los principios
del Estado de Derecho92, criterio semejante a los aportados por ESMEIN y por
DUVERGER; el primero de ellos entendiéndolo como un fenómeno incompatible
con el orden político desde la perspectiva francesa de 178993, mientras que el
segundo cree que constituye una limitación al funcionamiento del Estado94.
Así también BARTHÉLEMY asume la teoría sobre la resistencia a la
opresión en su dimensión política y, por tanto, niega su carácter jurídico. Desde
esta perspectiva, sólo puede entenderse un derecho de resistencia
89 Vid. SAMPAY, Arturo Enrique, op. cit., passim; RODRÍGUEZ VARELA, Jorge R y Alberto VANOSSI., “El
derecho de resistencia” (Separata de Anticipo de Anales, Academia Nacional de Derecho y Ciencias
Sociales, No. 34, Año XLI, segunda época, 1997, Buenos Aires), p. 58.
90 Vid. CARVAJAL ARAVENA, Patricio, Derecho de resistencia, derecho a la revolución, desobediencia
civil, op. cit., p. 71.
91 De acuerdo a la doctrina pontificia, la posición en relación a la resistencia política de súbdito contra
gobernantes tiranos continuó manifestándose de forma casi invariable durante todo el siglo XIX, y
expresaba un criterio en favor de la obediencia a la autoridad en tanto sus actos no quebrantaran la ley
sagrada de Dios. Para casos de esta índole, la Iglesia Católica fijó la firme posición de declarar nulo todo
acto proveniente del gobierno, siendo así proclive al desconocimiento por parte de los súbditos del
Estado. Vid. Carta Encíclica Diuturnum Illud, del Sumo Pontífice León XIII, Sobre la Autoridad Política,
Roma,
29
de
junio
de
1881,
[en
línea],
disponible
en:
http://www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_lxiii_enc_29061881_diuturnum_sp.html [consulta: 25 de diciembre de 2012]. Años después, con una
abierta anuencia al derecho de desobedecer los mandatos de la tiranía, declara que “se presta obediencia a
la más justa y elevada autoridad. Pero cuando no existe el derecho de mandar, o se manda algo contrario a
la razón, a la ley eterna, a la autoridad de Dios, es justo entonces desobedecer a los hombres para
obedecer a Dios. Cerrada así la puerta a la tiranía, no lo absorberá todo el Estado. Quedarán a salvo los
derechos de cada ciudadano, los derechos de la familia, los derechos de todos los miembros del Estado, y
todos tendrán amplia participación en la libertad verdadera, que consiste, como hemos demostrado, en
poder vivir cada uno según las leyes y según la recta razón.”
[Carta Encíclica Libertas
Praestantissimum, del Sumo Pontífice LEÓN XIII, Sobre la libertad y el liberalismo, Roma, 20 de junio de
1888,
I.10,
en
línea,
disponible
en:
http://www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_lxiii_enc_20061888_libertas_sp.ht
ml [consulta: 25 de diciembre de 2012].
92 Vid. DUGUIT, León, Manual de Derecho Constitucional, op. cit., pp. 297-303.
93 Vid. ESMEIN, Adhémar, op. cit. T. II, p. 534.
94 Vid. DUVERGER, Maurice, Cours de Droit Constitutionnel, Quatrième Ed., Librairie du Recueil Sirey,
Paris, 1946, pp. 135-136.
316
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
políticamente legítimo, pero ni siquiera lo puede ser desde la justificación del
Derecho natural95. A favor de ello, legitimidad sin legalidad sostiene en su
análisis Reinhold ZIPPELIUS96; mientras que SOLER sólo reconoce al hombre en
sociedad la libertad natural que le asiste de juzgar la norma y en consecuencia
su facultad de no acatarla, idea que de ningún modo podrá ostentar una
naturaleza jurídica97. FAYT, por su parte, le otorga un simple carácter supra
positivo, sólo inscripto “en el corazón y en la razón de los hombres”98.
De esta manera, se vendría propiciando un nuevo ciclo de discusión
teórica. Las nuevas cualidades del Estado inaugurado en la Modernidad debido
a sus mecanismos de sustento, integralidad y continuidad constitucional,
impiden que sean propicias condiciones de opresión política; reconocido
además el progresivo avance en materia de derechos políticos hacia
sociedades más conscientes, participativas y democráticas de Derecho. Tal
interpretación, eminentemente positivista, promueve la idea de que es posible
prescindir del derecho de resistencia.99 El anterior fue el criterio predominante
durante la apertura y desarrollo del siglo XX, en especial sobrevenida la
consolidación del Estado liberal positivo100. En este período, BOBBIO niega la
cualidad de derecho a la resistencia política; le atribuye, derivando su
interpretación de lo estipulado en la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre, un carácter de necesidad derivativa y, por tanto, secundario.101 Y con
menor aspereza, RECASENS SICHES juzga este sentido otorgándole el carácter
de derecho natural, racional, ideal, como un principio de axiología jurídica102.
Sin embargo, como advierte VITALE, más allá de todas las garantías que
ofrecen sustento y protección al sistema constitucional contemporáneo, el
95 Vid. BARTHÉLEMY, Joseph, op. cit., p. 243.
96 Vid. ZIPPELIUS, Reinhold, Teoría General del Estado, Serie G Estudios doctrinales, No. 82, trad.
Héctor FIX-FIERRO, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, D.F., 1985, pp. 157-158.
97 Vid. SOLER, Sebastián, Ley, historia y libertad, Col. Biblioteca del Instituto Argentino de Filosofía
Jurídica y Social, Editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1943, pp. 91-92.
98 FAYT, Carlos S., Derecho Político, T. II, 10ma. Ed., Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1998, p. 145.
99 Cfr. LÓPEZ, Mario Justo, Introducción a los Estudios Políticos Vol. II, Ediciones Depalma, Buenos
Aires, 1983, p. 102.
100 Cfr. FRIEDRICH, Carl J., op. cit., p. 281; CONSTAIN, Alfredo, Elementos de Derecho Constitucional,
3ra. Ed. aumentada, Editorial TEMIS, Bogotá, 1959, pp. 57-60.
101 BOBBIO, Norberto, El tiempo de los derechos, op. cit., p. 141.
102 Vid. RECASENS SICHES, Luis, Tratado general de Filosofía del Derecho, 5ta. Ed., Editorial Porrúa,
S.A., México, D.F., 1975, p. 621.
317
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
peligro de su violación no deja de evidenciar el riesgo latente de una fractura
institucional profunda. Sobre este criterio reconoce, en primer lugar, la
legitimidad moral del uso del derecho de resistencia y, más esencialmente, el
significado de que, con su reconocimiento, se estaría añadiendo un mecanismo
adicional de protección a la Constitución, validez y continuidad, frente a
cualquier intento de subvertirla103.
En este análisis, si bien es cierto comprender, como advierte FERRAJOLI,
que el Estado de Derecho es una construcción concebida para la no
excepcionalidad, no es descabellado de ningún modo encontrar las aristas de
compatibilidad que el derecho de resistencia reviste para situaciones de otro
tipo, esto es, excepcionales. Visto de este modo, el reconocimiento de este
derecho trasciende la naturaleza conformante de aquel, convirtiéndose en una
figura meta-jurídica, de garantía, legitimable en manos del ciudadano, en los
casos en que excepcionalmente sea vulnerado el “pacto constitucional”. Es por
ello que asociar a FERRAJOLI con una postura incontrovertiblemente opuesta al
derecho de resistencia, no es una idea exacta104.
En todo ello, comprender la primera imagen como absoluta (Estado de
Derecho como construcción no excepcional), sin embargo, se convierte en un
ideal que ciertamente el propio FERRAJOLI identifica con el paradigma
constitucional. Pero lo cierto es que, en ninguno de los tractos históricos de la
humanidad hasta hoy, se ha podido verificar una consecución uniforme y
armoniosa de esta idea en todos los sistemas de derecho en el mundo, sino
todo lo contrario, cada vez se encuentran más amenazados por los
desequilibrios de la era global, dificultad que este autor no deja de reconocer.
Esta razón, en su momento no menos latente, le permitió a SCHMITT definir y
defender la razón del estado de excepción105, producto francés que FERRAJOLI
103 Vid. VITALE, Ermanno, “Cambio político, Constitución y derecho de resistencia”, op. cit., pp. 41-47.
104 Ibidem, p. 45.
105 Vid. SCHMITT, Carl, La dictadura desde los comienzos del pensamiento moderno de la soberanía
hasta la lucha de clases proletaria, op. cit., Cap. VI; Teología Política, Col. Estructuras y Procesos.
Serie Derecho, trad. Francisco Javier CONDE y Jorge NAVARRO PÉREZ, Editorial Trotta, S.A., Madrid,
2009, p. 37.
318
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
imputa como “la inversión del modelo del estado de derecho: la primacía del
poder político sobre el derecho”106.
- Como “expresión excepcional y proporcional” correspondiente a
situaciones “extremas”. Los contextos de esta envergadura implican un grave
peligro para la supervivencia del orden constitucional del Estado, lo que es
equivalente al precedente negativo como factor excepcionalmente justificante
de la conducta resistente. Tal apreciación puede ser representada de la
siguiente manera:
SITUACIÓN
RECONOCIDA
POR
EL
ORDEN
JURÍDICO-
PRECEDENTE NEGATIVO IDENTIFICADO EN FORMA DE CAUSA-ACCIÓN
DE RESISTENCIA PROPORCIONAL COMO DERECHO EJERCITADO
(CONDUCTA AUTORIZADA)-RESULTADO JURÍDICO VÁLIDO
Como es posible comprender, en esta lógica se halla una relación de
índole causal. En ello, es conveniente asumir un enunciado condicional en
virtud del cual la resistencia política adquiere una dimensión de excepción,
provocando una ruptura107 cuando no resulta disponible ningún otro medio
legalmente concebido108. En ese tracto, debido a que en sus formas puede
ser ejercida la violencia, su uso debe ser entendido como recurso de ultima
ratio, y que en consecuencia, hayan sido agotado el resto de las posibilidades
que el ordenamiento jurídico estime para su defensa y salvaguarda.
106 FERRAJOLI, Luigi, Principia iuris. Teoría del derecho y de la democracia, T. II, trad. Perfecto
Andrés IBAÑEZ, et. al., Editorial Trotta, S.A., Madrid, 2011, pp. 101-102.
107 BOBBIO ofrece a la ruptura un juicio de valor fundamental en la comprensión del fenómeno de la
resistencia política. Según este criterio, esta se halla dirigida “contra el orden constituido” que “ha puesto
en crisis al sistema”. Vid. BOBBIO, Norberto, El tiempo de los derechos, op. cit., pp. 188-189.
108 El criterio de la invocación del derecho de resistencia en última instancia es generalmente aceptado
en la doctrina. Víctor CATHREIN, por ejemplo, asume el contenido jurídico de la resistencia política en su
cualidad filosófico moral, avalando en su tránsito en primera instancia la de tipo pasiva, limitada sólo a la
inobservancia de una norma. Cuando la reacción adquiere carácter activo, la resistencia se indica a favor
de la impugnación de la ley, lo cual puede habilitar el uso extremo de la fuerza armada por parte de
pueblo en virtud de destronar al tirano. Vid. CATHREIN, Victor, Filosofía morale V. II, Librería Ed.
Fiorentino, Florencia, 1920, p. 736. En términos similares se manifiesta el pensamiento de otros autores
como GARCÍA CUADRADO, GARGARELLA y TOMUSCHAT. Vid. GARCÍA CUADRADO, Antonio M., op. cit.,
pp. 185-186; GARGARELLA Roberto, op. cit., pp. 26-30; TOMUSCHAT, Christian, “The right to resistance
and human rights”, In Meeting of Experts on The Analysis of the bases and forms of individual and
collective action by which violations of human right can be combated, Dakar, 12- 16 January, 1981,
UNESCO, p. 28, [en línea], disponible en: http://unesdoc.unesco.org/images/0004/000423/042339eb.pdf
[consulta: 23 de octubre de 2012].
319
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Así, el derecho de resistencia debe manifestarse proporcionalmente a la
situación que provoca su ejercicio, y al mismo tiempo, observar que no sean
vulnerados
otros derechos, lo cual supone un importante elemento de su
cualidad argumental, íntimamente involucrado con la cuestión de sus límites.
De acuerdo a este criterio, el derecho de resistencia, que en sí mismo es
también una vía de defensa del resto de los derechos reconocidos con idéntica
categoría, no podría inobservarlos o irrespetarlos. La atención teórica y práctica
al concepto de proporcionalidad involucra al conjunto de garantías y a los
esquemas con que estas se reflejan entre los operadores del Derecho
encargados de su interpretación. De manera que, tanto la situación del
precedente negativo como la necesidad de los medios utilizados indicados al
fin, deberán ser sometidos de conjunto al examen de la proporcionalidad en
virtud de determinar su validación.
Por último, su forma activa entraña la violencia (contemplado incluso el
uso de las armas), aunque no obstan otras formas pasivas que en ocasiones
se involucran con
la objeción de conciencia109 y con la desobediencia
civil110, auspiciadas individual o colectivamente111.
109 La objeción de conciencia constituye un acto a partir del cual se procura el incumplimiento de un
deber jurídico producto de un impedimento de convicción, ya sea moral, religioso o político. En atención
a que trasciende el objeto específico de nuestro estudio, se recomienda la consulta, entre otros, de:
RAWLS, John, Teoría de la justicia, trad. María Dolores GONZÁLEZ, Fondo de Cultura Económica,
México, D.F., 1979, pp. 409-412; MUÑOZ CONDE, Francisco José, "La objeción de conciencia en Derecho
Penal”, en Política criminal y nuevo Derecho Penal. Libro homenaje a Claus ROXIN, J. M. Bosch Editor,
Barcelona, 1997, pp. 279-294; GASCÓN ABELLÁN, Marina, Obediencia al Derecho y Objeción de
Conciencia, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 2010; ESCOBAR ROCA, Guillermo, La objeción
de conciencia en la Constitución española, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993;
MURILLO DE LA CUEVA, Pablo Lucas, Objeción de conciencia y desobediencia civil, Fundación
Ciudadanía y Valores, Madrid, 2007; MORALES REYNOSO, María de Lourdes, La objeción de conciencia
como un derecho fundamental, Serie El Derecho, Miguel Ángel PORRÚA, Ed., México, D.F., 2013;
QUINTANO RIPOLLÉS, Antonio, “La objeción de conciencia ante el Derecho Penal”, en Estudios de
Deusto, 2da. Época, Vol. XIII, Nos. 25-26, enero-junio, 1965, Bilbao, pp. 607-616; DANESI, Giorgio,
“L’obiezione di coscienza: spunti per un’analisi giuridica e metagiuridica”, in Analisi e diritto 1998.
Ricerche digiurisprudenza analítica, g. giappichelli editore, Torino, 1999, pp. 77-105; SORIANO, Ramón,
“La objeción de conciencia: significado, fundamentos jurídicos y positivación en el ordenamiento jurídico
español”, en Revista de Estudios Políticos, No. 58, 1987, Madrid, pp. 61-110; ASIAÍN PEREIRA, Carmen,
“Hábeas Conscientia y Objeción de Conciencia. Fundamentación, concepto y análisis del instituto.
Tratamiento en doctrina y jurisprudencia nacional y extranjera”, en Anuario de Derecho Administrativo
Vol.
15,
Montevideo,
2008,
pp.
13-50,
disponible
en:
http://www.libertadreligiosa.net/articulos/objecionasiain.pdf [consulta: 5 de enero de 2013].
110 La formulación clásica de la desobediencia civil se debe a THOREAU, quien en el siglo XIX definió
sus bases más preclaras. En las sociedades regidas por el Estado de Derecho, la desobediencia civil es
asumida como una conducta pública indicada a la fractura del orden legal, mediante una oposición no
violenta que auspicia un cambio iuspolítico (propiamente legislativo o en programas gubernamentales) y
320
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
- Como “forma ética de exteriorización de la conducta”. La naturaleza
subjetiva de los derechos fundamentales coloca en el centro de atención al
individuo en sus relaciones particulares y sobre todo, cuando se involucra con
el poder político, porque actúa controlándolo. Como objeto de los derechos
humanos, el bien libertad se encuentra amenazado en condiciones de
represión u opresión política, lo que es equivalente a colocar en riesgo un
presupuesto esencial de la vida moral, cualidad de primera importancia en la
cualificación del Derecho Natural112.
que, como cree FERRAJOLI, constituye una reivindicación de la primacía práctica con que la moral y la
justicia se enfrentan al derecho injusto generalmente evidenciado a través de grupos vulnerados, débiles o
excluidos. Con la misma advertencia que antes hemos realizado, vid. supra, sobre este tema pueden ser
consultados, entre otros: THOREAU, Henry, Desobediencia civil y otros escritos, Tecnos, Madrid, 1987,
passim; FERRAJOLI, Luigi, Principia iuris. Teoría del derecho y de la democracia, op. cit., T. II, pp. 9899; COSTA, Joaquín, Teoría del hecho jurídico individual y social, op. cit., (el derecho de no obedecer),
pp. 239 y ss.; RAWLS, John, Teoría de la justicia, op. cit., pp. 404-409; SORIANO, Ramón, La
desobediencia civil, Col. Apuntes sobre Constitución y Política, PPU, Barcelona, 1991, passim; MALEM
SEÑA, Jorge F., Concepto y justificación de desobediencia civil, Ariel, Barcelona, 1990, passim;
DWORKIN, Ronald, “La desobediencia civil”, en Los derechos en serio, 5ta. Reimp., Editorial Ariel,
Barcelona, 2002, pp. 304-326; FROMM, Erich, Sobre la desobediencia y otros ensayos, trad. Eduardo
PRIETO, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1984, pp. 9-18; UGARTEMENDÍA, Juan Ignacio, Algunas
consideraciones sobre la protección jurídica de la desobediencia civil, Universidad del País Vasco,
Working Paper No. 151, Barcelona, 1998; FALCÓN Y TELLA, María José, Civil Desobedience, The Erik
CASTRÓN Institute of International Law and Human Rights, Martinus Nijhoff Publishers, Helsinki, 2004,
pp. 141-337; BEDAU, Adam Hugo, “On civil disobedience”, in Journal of Philosophy, Nr. 58, 1961,
United States, pp. 653-664; GASCÓN ABELLÁN, Marina, op. cit., pp. 70 y ss; MURILLO DE LA CUEVA,
Pablo Lucas, op. cit.; ESTÉVEZ ARAUJO, Jose A., La Constitución como proceso y desobediencia civil,
Col. Estructuras y Procesos, Editorial Trotta, Madrid, 1994; GARZÓN VALDÉS, Ernesto, “Acerca de la
desobediencia civil”, en Revista de Ciencias Sociales, No. 42, 1981, Madrid, pp. 79-92; VELASCO
ARROYO, Juan Carlos, “Tomarse en serio la desobediencia civil”, en Revista Internacional de Filosofía
Política, No. 7, 1996, Departamento de Filosofía, Universidad Autónoma Metropolitana de Madrid, pp.
159-184; RIVAS, Pedro, “La triple justificación de la desobediencia civil”, en Persona y Derecho. Revista
de fundamentación de las instituciones jurídicas y de derechos humanos, No. 34, 1996, Universidad de
Navarra, pp. 177-199; AGUILERA PORTALES, Rafael Enrique, “La Constitución y la desobediencia civil
como proceso en la defensa de los derechos fundamentales”, en Criterio Jurídico, Vol. VI, Universidad
Javeriana, Santiago de Cali, 2006, pp.93-114; QUIÑONES PÁEZ, Julio, “Sobre el concepto de resistencia
civil en ciencia política”, en Ciencia Política, No. 6, julio-diciembre 2008, Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá, pp. 150-176; PRESSACCO, Carlos Fabián, “Estado de Derecho y Desobediencia Civil”,
en Polis. Revista Latinoamericana, No. 27, 2010, [en línea], Centro de Investigación Sociedad y Políticas
Públicas (CISPO), Universidad de Los Lagos, Chile, disponible en: http://polis.revues.org/1022 [consulta:
5 de enero de 2013].
111 DUGUIT contempla los actos de resistencia en forma pasiva, defensiva y agresiva. Vid. DUGUIT, León,
Manual de Derecho Constitucional, op. cit., pp. 297-303. Sobre este particular también puede verse:
ROLDÁN ÁLVAREZ, María del Carmen, “El problema de la delimitación de los conceptos de resistencia
activa y revolución”, en Horizontes de la Filosofía del Derecho. Homenaje a Luis García San Miguel, T.
I, Servicio de Publicaciones Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares, 2002, p. 495.
112 Vid. VILLEY, Michel, Compendio de Filosofía del Derecho. Definiciones y fines del Derecho, op. cit.,
pp. 128-129.
321
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Lo anterior implica una vocación eminentemente crítica de la ética que
se conecta socialmente con los principios de la validez jurídica113 y se orientan
a combatir toda forma de injusticia mediante la inclusión de la moral en el
derecho114. La forma en que el Derecho Público concibe el derecho de
resistencia en cuanto a límite de su propia actuación deviene en prueba de
eticidad en el actuar político.
Sin embargo, tal reconocimiento, limitado al espacio simbólico de lo
subjetivo, no es trascendente al escenario positivo del Derecho. Hay en ello
una importante postura que excluye toda la relevancia que los valores pudieran
tener en un análisis de esta dimensión; se trata de la cosmovisión kelseniana.
En ella el atributo moral, como en general ocurre con el resto de los valores y
principios reconocidos en el Derecho, es reducido al juicio de valor normativo.
Es decir, cualquier contenido puede llegar a constituirse en derecho si posee la
forma de norma jurídica, una creación artificial que en definitiva es común a
todos por medio de la coerción, y en la que se estima el derecho subjetivo está
contenido por medio de su dimensión material.115 Si atendemos a una
interpretación estricta derivado de lo anterior, podría ser posible la existencia
del derecho de resistencia siempre que sea reconocido como tal, lo cual
ofrecería el fundamento necesario de validez. Siendo la forma el elemento
relevante en la norma jurídica, el derecho de resistencia puede ser interpretado
como adecuado desde los juicios de valor objetivo, más allá de que no lo sea
113 De acuerdo a los criterios prevalecientes en el positivismo jurídico, este sería rechazado. Robert
ALEXY da a conocer la tesis de la separación, a partir de la cual se niega la opción de relación necesaria
entre el Derecho vigente y los principios derivados de la moral. Sin embargo, una posición alternativa e
incluyente dentro del sistema positivista podría asumir tal necesidad. Por su grado de influencia, la moral
constituye un importante elemento dentro del grupo de principios que informan la dimensión ideal del
Derecho y, por tanto, su validez jurídica. Vid. ALEXY, Robert, El concepto y la naturaleza del Derecho,
trad. y est. int. Carlos BERNAL PULIDO, Marcial PONS, Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A., Madrid, 2008,
pp. 78-81.
114 Tal criterio actúa en forma proporcional a los límites del derecho, lo que en virtud de la resistencia
política se constituye en una cualidad fundamental. Cfr. ALEXY, Robert, El concepto y la naturaleza del
Derecho, op. cit., p. 48. FERRAJOLI determina como centro de la discusión en torno a la teoría de la
justicia, el carácter filosófico-político de los derechos fundamentales. En ello es determinante la cualidad
axiológica, que justifica la construcción y reconocimiento de los derechos positivos en el aparato jurídico
del Estado democrático. Vid. FERRAJOLI, Luigi, et. al., Los fundamentos de los derechos fundamentales,
op. cit., pp. 315 y ss. Otro de los juicios que favorecen la comprensión del elemento moral es el de
entender la libertad como bien básico nuclear de la cualidad subjetiva del Derecho. Vid. FINNIS, John, op.
cit., p. 155. En resumen, la cualificación de la resistencia política como forma del derecho natural, en el
campo de la axiología jurídica, valida su invocación y práctica excepcional y extrema, hasta el recurso de
la revolución. Vid. supra RECASENS SICHES, op. cit., p. 621.
115 Cfr. KELSEN, Hans, Teoría Pura del Derecho, 4ta. Ed., trad. Roberto J. VERNENGO, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, D.F., 1983, pp. 71 y ss.
322
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
por los análisis emotivos derivados de la subjetividad. Este es un resultado que
en su conjunto, se evidencia en el tracto que inaugura la Modernidad, con un
nuevo esquema de lo cognoscible, con su nueva forma de pensar, concebir y
creer en el Derecho como ciencia, y con la cual la política se continuará
involucrando con protagónica intervención.
- Como “forma de control del poder político, desde sí mismo”. El poder
público que detenta el Estado lo convierte en una persona jurídica especial de
acuerdo a la estimativa del Derecho. Su composición orgánica representa una
voluntad social, y es asimismo responsable ético de la conciencia popular,
siendo lo jurídico la forma que en esencia valida su exteriorización.116 De
acuerdo a estos principios el Estado Constitucional de Derecho desde su
origen concibió incluir entre sus formas de generación político-jurídicas al
derecho de resistencia como límite a esa voluntad y a esa capacidad que como
persona jurídica lo convierte en un ente superior en la vida de la comunidad.
En su totalidad, como reconoce LOEWENSTEIN, este tipo de garantías
fundamentales son el “núcleo inviolable del sistema político de la democracia
constitucional”, entendiendo además que “estas libertades fundamentales
encarnan la dignidad del hombre.”117 De esta manera, ellas actúan como un
presupuesto para el desarrollo y determinación del control iuspolítico. En ello,
de forma muy particular, la oportunidad de la resistencia política cobra especial
sentido práctico, pero a su vez, se hace depender del reconocimiento formal
objetivo, lo cual describe su dimensión positivo-formal.
De acuerdo a la idea del precedente negativo, no caben dudas que la
resistencia política adquiere la capacidad de erigirse como un mecanismo de
116 Los diversos criterios que argumentan el carácter orgánico del Estado como persona jurídica en el
ámbito del Derecho Político pueden hallarse en el desarrollo moderno de la ciencia jurídica alemana, y de
manera especial en GERBER. Vid. GERBER, Karl Friedrich Von, Grundzûge eines Systems des deutschen
Staatsrechts (Fundamentos de un sistema del derecho político alemán), Verlag Von BERNHARD
TAUCHNITZ, Leipzig, 1880, pp. 45 y ss. Sobre los elementos que justifican metodológicamente el Derecho
Público en GERBER, puede verse: STOLLEIS, Michael, Public Law in Germany, 1800-1914, Berghahn
Books, New York, 2000, pp. 316-320; DE LOS RÍOS, Fernando, Obras Completas T. IV Artículos,
Anthropos Editorial, Madrid, 1997, pp. 125 y ss; GUTIÉRREZ GUTIÉRREZ, Ignacio, “Continuidades y
desarrollos en el Derecho Público alemán”, en Foro, Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales, Nueva
época, No. 00 de 2004, Universidad Complutense de Madrid, pp. 401-413.
117 LOEWENSTEIN, Karl, Teoría de la Constitución, Biblioteca de Ciencia Política, 2da. Ed., trad. y est.
Alfredo GALLEGO ANABITARTE, Editorial Ariel, Barcelona, 1976, Cap. XI, p. 390.
323
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
control118 del poder –desde sí mismo por medio del reconocimiento positivo- si
en ello entendemos su cualidad inmanente de limitar el poder político. Como
todo tipo de control, su tendencia está dirigida a la sanción o revocación, en
este caso del poder político ejercido inadecuadamente. La idea parte de las
posibles manifestaciones institucionales o legales injustas, lo que es una
respuesta equivalente de acuerdo a la razonabilidad de la justicia según la
consideración de RAWLS119.
- Como “forma de salvaguarda y defensa del orden constitucional”. Este
criterio resume y cierra el ciclo multiforme de la naturaleza jurídica del derecho
de resistencia. El uso adecuado de sus formas, según sean las circunstancias y
los actores intervinientes, deberá siempre estar dirigido a la defensa del orden
constitucional y, en consecuencia, a restaurarlo en caso de transgresión
manifiesta de sus principios básicos120. Tal interpretación es esencialmente
garantista121 y conserva toda la virtud que el Estado de Derecho otorga a los
ciudadanos para su propia custodia, criterio en el que manifiestan acuerdo
autores como SCHMITT y DWORKIN.122 Pero aún es interesante que dentro de
118 Independientemente de la imposibilidad de arribar a un concepto único de control, en sí mismo
adquiere una idea coherente y única en beneficio de los fines de la sociedad política, mediante el uso de
sus variadas formas y medios. Para mayor información sobre este particular puede consultarse: ARAGÓN,
Manuel, Constitución y control del poder. Introducción a una teoría constitucional del control,
Fundación Centro de Estudios Políticos y Administrativos- Ediciones Ciudad Argentina, Buenos Aires,
1995, pp. 67 y ss.
119 Cfr. RAWLS, John, Teoría de la justicia, op. cit., pp. 391 y ss.
120 Entendido el derecho de resistencia como un elemento relativo a la protección de la Constitución,
éste será indicado al propósito de limitar el poder desde su propia estimativa iuspolítica, siendo así que no
hay razón de contradicción con el enunciado categorial que FIX-ZAMUDIO enuncia en favor de la defensa
de la Constitución. Cfr. FIX-ZAMUDIO, Héctor y Salvador VALENCIA CARMONA, Derecho Constitucional
mexicano y comparado, 7ma. Ed., Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM- Editorial Porrúa,
México, D.F., 2010, pp. 183-184.
121 En criterio de Miguel CARBONELL, la garantía constitucional está indicada a “reparar las violaciones
que se hayan producido a los principios, valores o disposiciones fundamentales”, lo cual es equivalente al
papel que le corresponde jugar al derecho de resistencia como garante del sistema político. Vid.
CARBONELL, Miguel, Los derechos fundamentales en México, Serie Doctrina Jurídica, No. 185, UNAMCNDH, México, D.F., 2004, p. 6. En atención a este mismo criterio, FERRAJOLI involucra el garantismo
con una serie de técnicas orientadas al aseguramiento y efectividad de los derechos constitucionalmente
reconocidos y, en esa misma dirección, refiere la “refundación garantista” en el estudio relacional del
estado de excepción y el derecho de resistencia. Vid. FERRAJOLI, Luigi, et. al., Los fundamentos de los
derechos fundamentales, op. cit., p. 374; Principia iuris. Teoría del derecho y de la democracia, T. II, op.
cit., pp. 101 y ss.
122 Carl SCHMITT cree que el derecho de resistencia ofrece la posibilidad de que cada ciudadano pueda
ser “considerado como un eventual protector de la Constitución”, lo cual le hace ver como “una extrema
garantía”. Vid. SCHMITT, Carl, La defensa de la Constitución. Estudio acerca de las diversas especies y
posibilidades de salvaguardia de la Constitución, trad. Manuel SÁNCHEZ SARTO, Tecnos, Madrid, 1983,
pp. 55-56. En atención a este mismo criterio, DWORKIN considera que quienes actúan haciendo uso de las
diferentes modalidades del derecho de resistencia están orientados en la vocación del restablecimiento de
324
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
esta lógica, otros como LUCAS VERDÚ y UGARTEMENDÍA incorporen la cualidad
del deber123 como una transfiguración dual que al mismo tiempo es entendida
como
forma
de
garantía
constitucional
que
en
cualquiera
de
sus
manifestaciones será siempre de orden no jurisdiccional; asumiendo entonces
un compromiso solidario y vinculante entre los miembros de la comunidad
política en forma de complemento de su poder positivo124.
De acuerdo a estos elementos, el reconocimiento constitucional de la
resistencia política conforma una naturaleza múltiple descripta como derechodeber-garantía. En ningún caso, por tanto, el derecho de resistencia podrá
hacerse equivaler a un ideal de derribar el orden político y edificar en su lugar
uno nuevo, atributos que corresponden a la lógica de las revoluciones, como
oportunamente se verá.
En este punto, tampoco la doctrina europea ofrece un tratamiento
uniforme. Gastón JÉZE y Heinrich HERRFAHRDT, al equivaler conceptualmente
los elementos de la resistencia y la revolución, conllevan al obvio rechazo del
uso de cualquier tipo de violencia como forma de salvaguarda del sistema
constitucional y político del Estado125. Mientras, Carl J. FRIEDRICH hace
los demás derechos y fines del Estado colocados en peligro, más que para atacarlos. Es una conducta que
se vuelve legítima desde el propio acto de la consciencia y, por tanto, no debe ser castigada por el
Derecho. Vid. DWORKIN, Ronald, op. cit., pp. 276 y ss. En sus estudios sobre el tema, también Jorge
PEIRANO ubicó el objeto principal del derecho de resistencia indicado a la protección al resto de los
derechos jurídicamente reconocidos, y a la salvaguarda de la Constitución. Vid. PEIRANO FACIO, Jorge, El
derecho de resistencia, Talleres Gráficos 33, S.A., Montevideo, 1945, pp. 64-65.
123 Como reconocen autores como LUCAS VERDÚ y UGARTEMENDÍA, el Estado Constitucional
democrático brindó una nueva dimensión a los contenidos del deber constitucional, ya presentes en el
Estado liberal. A esta lógica pertenecen las formas de resistencia concebidas, orientadas a la defensa del
sistema político como bien jurídicamente protegido, mediante la asunción del derecho-deber. Vid. LUCAS
VERDÚ, Pablo y Pablo Lucas MURILLO DE LA CUEVA, op. cit., pp. 78-79; UGARTEMENDÍA
ECEIZABARRENA, Juan Ignacio, El derecho de resistencia y su constitucionalización, op. cit., pp. 237-238.
124 El poder positivo del pueblo, argumentado por medio de las facultades que dimanan del
reconocimiento de su soberanía y su capacidad de legislar, dirigir, ejecutar y administrar, deberá ser
complementado por el ejercicio del denominado poder negativo. Este último concepto, cuyo tratamiento
obedece al devenir histórico de la Teoría del Derecho y Constitucional, es tratado por algunos autores
contemporáneos como la forma en que el derecho de resistencia y la huelga, por ejemplo, se evidencian
como formas directas del control y defensa del orden político por parte del pueblo. Vid. CATALANO,
Pierángelo, “Un concepto olvidado: Poder negativo”, en Costituzionalismo Latino I, Materiali IX-I,
Istituto Universitario di Studi Europei-Torino-Consiglio Nazionale delle Resercha, Progetto, 1991, pp. 54
y ss.; FERNÁNDEZ ESTRADA, Julio, ¿Qué es el poder negativo? Un ensayo por la pureza de la república,
Material inédito, La Habana, 2013.
125 Vid. JÈZE, Gastón, “Les libertés individuelles”, Annuaire de L´institut International de Droit public,
PUF, Paris, 1929, p. 178; HERRFAHRDT, Heinrich, Revolución y ciencia del Derecho, trad. Antonio POLO,
Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1932, pp. 14; 89 y ss.
325
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
análogas las figuras del derecho de resistencia y el derecho a la revolución126.
Tales asunciones, sin embargo, evidencian un criterio conceptual equívoco,
cuestión que nos encargaremos de diferenciar en las páginas del siguiente
capítulo.
Desde toda visión examinada hasta aquí, la resistencia es una cualidad
innata al ser, una forma de juicio valorativo con expresión múltiple, y es, a su
vez, una manifestación de libertad individual. Su socialización la convierte en
un fenómeno trascendente al espacio particular, ocurriendo un proceso de
transfiguración política que, como resulta lógico, necesita ser tutelado
jurídicamente por el orden estatal, ya sea observándolo, aceptándolo o
condenándolo, pero en cualquier caso reconocido. La evolución histórica de la
sociedad política terminará por asumirlo como un derecho, garantía del orden
democrático constitucional que no podrá expresarse per se, sino en virtud del
precedente negativo que valida las condiciones de la excepcionalidad
justificante.
En este último punto, como se ha demostrado, la historia es
consecuente en señalar en la injusticia la base hermenéutica de la resistencia
como fenómeno humano propio, reflejado en el ámbito sociopolítico no pocas
veces en la evolución de las sociedades. Siguiendo tales premisas, el
liberalismo emancipado del siglo XIX consagrará el derecho de resistencia en
el espacio universal de la política: las relaciones entre Estados y ciudadanos.
Ello describirá en buena medida el alcance del progreso y será un resorte de
estabilidad y legitimidad.
V. CONCLUSIONES
Resulta indispensable valorar el peso político que en la definitiva aureola
del Estado liberal se atribuye al reconocimiento de la resistencia. A partir de la
experiencia
francesa
fundamentalmente,
se
apuntala
un
proceso
de
constitucionalización del derecho de resistencia que es equivalente al control
del poder político. En ello incide de manera notable la experiencia histórica
conectada con el absolutismo y las bases de la Ilustración, y el consecuente
126 Vid. FRIEDRICH, Carl J., op. cit., pp. 268-269.
326
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
rechazo al deber de obediencia de la ley de acuerdo al fundamento de la razón
de Estado por una parte, y la consagración de la teoría de la soberanía popular,
por otra.
De acuerdo entonces a los principios que emanan del Derecho
Constitucional, y a los fundamentos históricos que explican la razón de la
resistencia política, entenderíamos el derecho de resistencia como un derecho
fundamental que, partiendo del precedente negativo y del plano de la
subjetividad, se convierte en un medio extremo de garantía constitucional
orientado a la defensa del sistema político ante situaciones graves de violación
de sus principios básicos. El mismo puede adquirir diversas formas de
manifestación, proporcionalmente indicadas a usos pacíficos y violentos. Sus
signos, absolutos e indispensables -tal como ocurre con el resto de los
derechos de esta índole- serán su personalismo, su universalidad, su
irrenunciabilidad, su imprescriptibilidad, su inviolabilidad y su orientación
inalienable pero, de forma muy singular, su excepcionalidad. No puede haber
confusión entre concepto teórico y regulación normativa. Ambas ideas han de
manifestarse conjuntamente en el plano del reconocimiento, y han de estar
dirigidas, como principio, a la conservación y salvaguarda del orden jurídico y
político consagrado en la Constitución.
Entendido de esta forma, el derecho de resistencia ha devenido
mecanismo de defensa constitucional desde la impronta positiva de las
revoluciones burguesas del siglo XVIII. La sistematización de sus más
sobresalientes
presupuestos
históricos
y
políticos
–consagrados
definitivamente tras el advenimiento de la Modernidad- ha permitido distinguir
su conceptualización como una institución autónoma de carácter jurídico, lo
cual al mismo tiempo, ha ofrecido elementos diferenciadores de otras figuras
afines como la insurrección, la desobediencia civil y la objeción de conciencia.
Desde esta perspectiva, el carácter medular con que la resistencia política se
ha manifestado en forma de derecho a lo largo de la historia de las doctrinas
políticas y jurídicas, justifica no sólo el interés de nuestro estudio sino, sobre
todo, la egregia aspiración del prevalecimiento de la justicia y la verdad en el
ejercicio de la política, desde la conciencia del ser ciudadano.
327
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
EL SALVADOR
328
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
LA INCORPORACIÓN DE LA BUENA ADMINISTRACIÓN
COMO DERECHO FUNDAMENTAL
Por Miguel Antonio Guevara Quintanilla
RESUMEN:
Se han producido durante los últimos años, intensas discusiones en
varios países del mundo sobre cómo ubicar el buen gobierno, al quehacer de
las instituciones públicas y mejorar la eficacia administrativa. A tenor de lo
anterior, la buena administración adquiere pleno significado y cobra vigencia e
importancia. La investigación pretende dar un modesto aporte a la construcción
dogmática de este “nuevo derecho”, recogido en textos europeos; y, de manera
implícita, en la legislación interna, como parte de las atribuciones de la
Administración pública. Asimismo, determinar en qué medida el derecho a la
buena administración, puede contribuir a mejorar el funcionamiento y actuación
de las instituciones públicas en general.
PALABRAS CLAVES: Buena administración, Administración pública,
Defensor del Pueblo, mala administración, nuevos derechos fundamentales.
THE INCORPORATION OF GOOD ADMINISTRATION
AS A FUNDAMENTAL RIGHT
By: Lic. Miguel Antonio Guevara Quintanilla
Specialist in Human Rights
Professor of Constitutional and Administrative Law, “Universidad de El
Salvador”
Email: [email protected]
ABSTRACT
In recent years, intense discussions have taken place in several
countries of the world on how to locate good governance to the work of public
institutions and improve the administrative efficiency. In light of the above,
 Especialista Universitario en derechos humanos. Profesor de Derecho Constitucional y Administrativo
de la Universidad de El Salvador. Correo electrónico: [email protected]
329
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
governance takes its full meaning and becomes effective and important. The
research aims to provide a modest contribution to the dogmatic construction of
this "new right" enshrined in European legislation, and in an implicit manner in
domestic law as part of the functions of the Public Administration. Also, to what
extent the right to good governance can contribute to improve the functioning
and performance of the public institutions in general.
KEY WORDS: Good governance, public Administration, Ombudsman,
mismanagement, new fundamental rights.
INTRODUCCION
La exigencia de más y mejores servicios, mayor transparencia en la
Administración pública, así como una rendición de cuentas efectiva, son
legítimas aspiraciones ciudadanas presentes en nuestros días. El mal gobierno,
se considera cada vez más como uno de los principales problemas en nuestras
sociedades. Este contexto mundial, se ha traducido en la búsqueda de mayor
eficiencia y eficacia en el desarrollo de los derechos fundamentales y en la
confianza que los ciudadanos debieran tener en las Administraciones públicas1.
Desde el punto de vista histórico, la construcción del derecho objeto de
este estudio ha sido jurisprudencial. La cimentación que el Tribunal de Justicia
de las Comunidades Europeas (TJCE) hizo de la buena administración, a través
de múltiples sentencias que al inicio lo reconocieron como “reglas de buenas
prácticas administrativas de obligada observancia por la Administración
comunitaria”; la tradición jurídica común, la jurisprudencia y el Derecho
comunitario, fueron los tres factores que al interrelacionarse dieron lugar a un
Derecho Administrativo Europeo integrado al Derecho Administrativo nacional2.
1 En esa línea, el Consejo Económico y Social de la Naciones Unidas, a través de su Comité de Expertos
en Administración Pública, Primer período de sesiones, Nueva York, 22 a 26 de julio de 2002,
(E/C.16/2002/3); aprobó “La función esencial de la Administración pública y la buena gestión de los
asuntos públicos en la aplicación de la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas: desarrollo de los
recursos humanos”. En cuyo texto se manifestó que: “El logro de los objetivos establecidos en la
Declaración del Milenio de las Naciones Unidas requiere una Administración pública eficiente y eficaz
que depende tanto de unas estructuras institucionales que funcionen correctamente como de unos
funcionarios públicos capacitados”.
2 Sobre estos puntos, se seguirá – en su orden- los trabajos de NIETO GARRIDO, E., “Los derechos a
una buena administración, de acceso a los documentos y la protección de datos de carácter personal (Arts.
330
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Los elementos de la buena administración, son legítimas aspiraciones
propias del clamor de la sociedad. Como lo apunta el profesor GIL SÁNCHEZ3,
“La sociedad en su conjunto reclama una Administración eficaz, eficiente,
buena gestora de los recursos que se le asignan y que sea objetiva e
imparcial”.
1.
EL DERECHO A LA BUENA ADMINISTRACION COMO DERECHO
FUNDAMENTAL: APROXIMACIÓN CONCEPTUAL
El concepto de buena administración, se sitúa en el ámbito del Derecho
Público, en el ejercicio de las potestades conferidas a la Administración pública.
Este abre nuevas perspectivas en relación a la protección de los derechos
fundamentales,
ya
que
su
reconocimiento
comenzó
con la
doctrina
jurisprudencial del TJCE4, y no por un reconocimiento normativo como
tradicionalmente ha sido en el caso de los derechos, el cual fue posterior, con
su incorporación como derecho fundamental, en el art. 41 de la Carta de
Derechos Fundamentales de la Unión Europea (CDFUE)5.
En ese sentido, la buena administración requiere de un equilibrio entre
las obligaciones propias de la Administración y el desarrollo de los derechos;
conlleva una serie de reglas y prácticas que ésta debe cumplir, en el ejercicio
de la función pública que realiza. Así, la buena administración busca consolidar
una auténtica modernización de la Administración y se configura como
8, 41 y 42 CDFUE)”; en GARCÍA ROCA, J., y FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, P. A. (Coord.), et. al.,
Integración europea a través de derechos fundamentales: de un sistema binario a otro integrado, primera
edición, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2009, pp. 413 y ss.; y de, GALERA
RODRIGO, S., “El derecho a una buena administración”, en ALVAREZ CONDE, E., y GARRIDO
MAYOL, V., (Dir.), et. al., Comentarios a la Constitución europea, Libro II, Los derechos y Libertades,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2004, pp. 1442 y ss.
3 GIL SÁNCHEZ, J., “El derecho a la buena administración”, Dossier de Prensa, Universidad de
Alicante, 10 de junio de 2005.
4 Con base al vigente Tratado de Lisboa y l-a reforma a los tratados originarios de la UE, el antes
denominado Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, se pasó a llamar Tribunal de Justicia de
la Unión Europea (TJUE).
5 Como sabemos, a partir de la vigencia del Tratado de Lisboa, la CDFUE ha adquirido efectos jurídicos
vinculantes, al dársele el mismo valor jurídico que los tratados originarios de la Unión Europea Establece
la primera parte del art 6.1 TUE: “1. La Unión reconoce los derechos, libertades y principios enunciados
en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 7 de diciembre de 2000, tal como
fue adaptada el 12 de diciembre de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el mismo valor jurídico que los
Tratados”.
331
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
herramienta contra la corrupción, siendo en definitiva, una estrategia para
controlar la arbitrariedad y la desviación de poder6.
La CDFUE ha incluido la buena administración en su art. 41, el cual lleva
por título “Derecho a una buena administración” y establece: “1. Toda persona
tiene derecho a que las instituciones y órganos de la Unión traten sus asuntos
imparcial y equitativamente y dentro de un plazo razonable. 2. Este derecho
incluye en particular: el derecho de toda persona a ser oída antes de que se
tome en contra suya una medida individual que le afecte desfavorablemente; el
derecho de toda persona a acceder al expediente que le afecte, dentro del
respeto de los intereses legítimos de la confidencialidad y del secreto
profesional y comercial; la obligación que incumbe a la administración de
motivar sus decisiones. 3. Toda persona tiene derecho a la reparación por la
Comunidad de los daños causados por sus instituciones o sus agentes en el
ejercicio de sus funciones, de conformidad con los principios generales
comunes a los Derechos de los Estados miembros. 4. Toda persona podrá
dirigirse a las instituciones de la Unión en una de las lenguas de los Tratados y
deberá recibir una contestación en esa misma lengua”.
Por tanto, el contenido del derecho a la buena administración reconocida
en la CDFUE, incluye tres derechos, y el primero de ellos se subdivide a su vez
en otros tres7. Es así como el apartado 1 del art. 41 de la Carta, ha sido
utilizado por el Tribunal de Justicia para controlar las providencias dictadas por
la Administración europea en el ejercicio de sus potestades discrecionales.
Incluye este primer inciso el principio de diligencia en el tratamiento de los
asuntos y motivar las decisiones administrativas.
Los otros tres derechos contenidos en el apartado 1 del art. 41 CDFUE,
son en primer lugar el derecho de toda persona a ser oída antes de que se
tome en contra suya una medida individual que le afecte desfavorablemente.
Esta disposición se encuentra contenida en la mayoría de los sistemas jurídicos
como regla de defensa. El trámite de audiencia es esencial dentro de un
6 LORENZO DE MEMBIELA, J. B., “La buena administración como estrategia promotora de la
excelencia gestora”, en Revista Aragonesa de Administración Pública, núm. 30, junio de 2007, p. 446.
7 Seguiremos en este planteamiento a NIETO GARRIDO, E., “Los derechos a una buena administración,
de acceso a los documentos y la protección de datos…”, cit., pp. 416 y ss.
332
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
procedimiento administrativo para permitir el derecho de defensa de los
ciudadanos, por lo que se constituye como una garantía formal.
En segundo lugar, siempre en el apartado 1, encontramos el derecho de
toda persona a acceder al expediente que le afecte, dentro del respeto de los
intereses legítimos de la confidencialidad y del secreto profesional y comercial.
El derecho de acceso a la información por su lado, implica que el funcionario
responsable deberá proporcionar al público la información solicitada de forma
clara y comprensible, asesorándolo cómo pedir la información o indicando a
quien debe dirigirse.
Para finalizar con el apartado 1, tenemos: la obligación que incumbe a la
administración de motivar sus decisiones. La necesidad de motivar las
resoluciones administrativas, resulta especialmente relevante cuando la
Administración europea ejerce potestades discrecionales, por tener amplia
libertad para decidir. Así, la falta o insuficiente motivación deberá acarrear la
anulación inmediata del acto8. Este deber se explica según NIETO
GARRIDO9, como la obligación de la Administración europea de explicar la
ratio decidendi de su fallo, es decir, que explique el porqué de su decisión, lo
que conlleva a motivar cada decisión que las agencias y organismos de la UE
adopten.
Pasemos ahora al segundo apartado del art. 41 CDFUE. Tal disposición
establece que: “Toda persona tiene derecho a la reparación por la Comunidad
de los daños causados por sus instituciones o sus agentes en el ejercicio de
sus funciones, de conformidad con los principios generales comunes a los
Derechos de los Estados miembros”. Lo que viene a significar este apartado,
es el derecho a percibir una indemnización por daños causados por las
instituciones o agencias de la UE.
8 La obligación de motivación de las resoluciones administrativas constituye una garantía para los
particulares porque les permite conocer las razones que han llevado a la Administración a dictarlas. Su
ausencia causa indefensión por carecer de argumentos para impugnarlas. Puede verse, GALÁN BIOQUE,
R., “El derecho a una buena administración…”, cit., p. 196.
9 NIETO GARRIDO, E., “Los derechos a una buena administración, de acceso a los documentos y la
protección de datos…”, cit., p. 419.
333
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El apartado in fine del art. 41, se refiere al derecho de toda persona a
“dirigirse a las instituciones de la Unión en una de las lenguas de los Tratados y
deberá recibir una contestación en esa misma lengua”. El apartado cuarto
dispone que toda persona pueda dirigirse a las instituciones de la UE en una de
las lenguas de los Tratados y deberá recibir una contestación en esa lengua10.
Por ello, podría señalarse que la CDFUE, se convierte en el marco de
referencia ineludible para muchos Estados, ofreciendo la base para convertir el
derecho a la buena administración en principio rector de las modernas
democracias y modelo a seguir para las Administraciones públicas. Constituye
además, un paso significativo para modificar la percepción sociológica negativa
que las administraciones públicas tienen, es decir, cambiar el paradigma de
nuestra sociedad que identifica a la Administración pública como negligente e
ineficiente.
En virtud de que todo lo que se encuentra en el contenido del derecho a
la buena administración está reconocido en los tratados o en la jurisprudencia
del TJUE, es que la doctrina plantea que lo novedoso del estudio de este
derecho sería delimitar la naturaleza jurídica de ésta como derecho
fundamental o principio general del derecho, y, lo relativo a su ámbito de
aplicación11.
Así, el principio de buena administración indica que la Administración es
necesaria para la sociedad, pero es necesario que no solo limite sus poderes
en beneficio de la persona o cumpla su cometido, sino también garantizar la
efectividad de los derechos de los ciudadanos, a través de la mejora continua
de los servicios y actividades que realiza, conforme a estándares objetivos y
10 Las lenguas oficiales de la UE en las que se puede ejercer este derecho, de los 27 Estados miembros
son las 23 lenguas siguientes: alemana, búlgara, checa, danesa, eslovaca, eslovena, española, estonia,
finesa, francesa, griega, húngara, inglesa, irlandesa, italiana, letona, lituana, maltesa, neerlandesa, polaca,
portuguesa, rumana y sueca. Sobre este punto, se critica la limitación de la utilización de todas las lenguas
que en realidad se practican en la UE, que son muchas más que las oficiales que se han mencionado, o el
hecho de no declarar como oficiales todas las lenguas que se hablan en la UE, ya que son varios millones
de europeos que practican otras lenguas diferentes a las oficiales. A manera de ejemplo, España con las
lenguas de varias de sus comunidades autónomas: gallego, euskera, catalán; Francia: alsaciano, bretón,
corso, occitano; inter alia. Al respecto, véase MIRALLES SANGRO, P. P., “La ciudadanía de la Unión
Europea”, en LINDE PANIAGUA, E., (Coord.), Políticas de la Unión Europea, quinta edición, Editorial
Colex, Madrid, 2008, p. 94.
11 Vid., NIETO GARRIDO, E., “Los derechos a una buena administración, de acceso a los documentos y
la protección de datos…”, cit., p. 415.
334
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
compromisos públicos de calidad12. Por tanto, para conseguir una buena
administración, no solo se debe partir de las garantías jurídicas tradicionales,
sino aumentar la calidad de los servicios y actividades que la Administración
presta. De ahí que la Administración deba de someterse a una serie de
controles internos para garantizar esta calidad en los servicios que presta; lo
que se refleja además nuevas transformaciones en su organización, el régimen
de su actividad
Ahora
administración,
bien,
ha
se
sido
ha
establecido
reconocida
por
que
el
precisamente
recién
llamado
la
buena
Derecho
Administrativo Europeo, como un principio común, que formaba parte de las
tradiciones y la cultura jurídica europea13. Tal ordenamiento considerado en
formación, ya que aún no ha desarrollado completamente los dos ejes
fundamentales sobre los que se desarrollaron los ordenamientos nacionales
que son la sujeción del poder público al ordenamiento y el sistema de garantías
de los ciudadanos cuando se relacionan con aquel14.
La buena administración se configura como un derecho de los
ciudadanos europeos y no de los administrados en su relación con las
instituciones y órganos de la UE15. Así, todo ciudadano tiene derecho a que
las resoluciones que dicten las instituciones europeas sean imparciales,
equitativas y razonables en cuanto al fondo y al momento en que se produzcan.
Es el único de los derechos de ciudadanía que aparece configurado en
la Carta de Niza, como auténtico derecho fundamental, ya que su disfrute no
queda condicionado a ostentar la ciudadanía o residencia europea 16. Toda
persona –como dice la Carta- tiene derecho a que en sus relaciones con los
12 Así, en SÁNCHEZ MORÓN, M., Derecho Administrativo, Parte General, quinta edición, Editorial
Tecnos, Madrid, 2009, p. 64.
13 Puede verse GALERA RODRIGO, S., “El derecho a una buena administración”, ob., cit., p. 1460.
14 Ibíd., p. 1462
15 DÍAZ MUIÑA, M., y MURILLO GARCÍA- ATANCE, I., “La ética administrativa: elemento
imprescindible de una buena administración”, en Revista Aragonesa de Administración Pública, núm. 32,
junio de 2008, p. 164.
16 Vid., GONZÁLEZ ALONSO, L. N., “Comentario al artículo 41, derecho a una buena administración”,
en LÓPEZ ESCUDERO, M., et. al., MANGAS MARTÍN, A., (Dir.), GONZÁLEZ ALONSO, L. N.,
(Coord.), Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, comentario artículo por artículo,
primera edición, Fundación BBVA, Bilbao, 2008, p. 668.
335
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
órganos, instituciones y organismos de la Unión Europea, imperen los
parámetros propios de la buena administración17.
Por tanto, la Carta define con amplitud a los beneficiarios de este
derecho, no obstante estar enmarcado en el epígrafe de los derechos de los
ciudadanos (Título V, Ciudadanía)18. Por lo que en última instancia, el
beneficiario o titular del derecho a la buena administración, lo es en relación a
su eventual relación con la Administración europea, atendiendo a la función
administrativa ejercida por algunos órganos europeos y no por la ciudadanía
que la persona ostenta19.
En relación a lo anterior, PRATS CATALÁ agrega otro matiz. En virtud
que la gestión pública está íntimamente relacionada al interés general define la
buena administración, como: “un derecho cívico en la medida en que no sólo
protege un estatus individual sino que se orienta a la realización de un valor de
convivencia como el representado por la buena administración”20.
En ese sentido, agrega el citado autor, que nuestro derecho en estudio,
no solo protege frente a los poderes públicos, sino también se añade como un
control
que
establece
nuevas
exigencias
de
legitimidad
del
actuar
administrativo, como son la transparencia, la participación, la eficacia, la
eficiencia y la rendición de cuentas21. De ahí que la obligación de servir a los
intereses generales que tiene la Administración, haga emerger tanto el derecho
17 Ibíd.
18 Se dice que la ciudadanía europea es derivada o subsidiaria, ya que se tiene que poseer en primera
instancia la nacionalidad de uno de los Estados miembros de la UE. Ningún instrumento europeo recoge
una ciudadanía política, ya que su finalidad – tal como está enunciada en la Carta de Niza- es reforzar la
protección de los derechos, que hacen los Estados miembros. Véase PEÑA ECHEVARRÍA, J., “La Carta
de Derechos Fundamentales y la ciudadanía europea”, en Revista de Estudios Europeos, núm. 33, eneroabril, Instituto de Estudios Europeos, Valladolid, 2003, p. 68 y ss.
19 En ese sentido, tanto la jurisprudencia como la doctrina al hablar de “Administración europea”, se
refieren a ese conjunto institucional y orgánico presente en el sistema político europeo, que son: las
Instituciones (Comisión y Consejo), órganos (Banco Central Europeo y Banco Europeo de Inversiones) u
organismos (Agencias Europeas), que forman parte del Poder Público europeo. Ver FUENTETAJA
PASTOR, J. A., “El derecho a la buena administración en la Carta de Derechos Fundamentales de la
Unión Europea”, en Revista de Derecho de la Unión Europea, núm. 15, segundo semestre 2008, Colex,
Madrid, 2008, pp. 141 y 142.
20 PRATS CATALÁ, J., “La lucha contra la corrupción como parte integrante del Derecho, el deber y las
políticas de buena administración”, en Cuadernos de Derecho Público, núm. 31, mayo- agosto de 2007,
p. 17.
21 Ibíd., p. 18.
336
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de los ciudadanos a la buena administración como el deber de buena
administración de los agentes públicos.
En palabras de PONCE SOLE22: “deber jurídico de situarse en la mejor
de la situaciones posibles antes de ejercer la función administrativa,
ponderando todos los factores relevantes en la decisión...”.
2.
LA PROTECCION DEL DERECHO A LA BUENA ADMINISTRACIÓN A
TRAVÉS DE SU ACEPCIÓN NEGATIVA: LA MALA ADMINISTRACIÓN
Un segundo momento para el reconocimiento del derecho en estudio,
fue la delimitación por su opuesto: la mala administración, descrito con
supuestos atentatorios al Estado de Derecho23.
El concepto de mala administración, está íntimamente ligada al derecho
en estudio. A esta acepción en negativo de la buena administración, se le
reconoce dos vertientes24: una de ellas vinculada directamente a los casos de
ilegalidad y protegida por el Tribunal de Justicia a través de la tutela judicial
efectiva; y la otra de contenido más amplio, propio del campo del Derecho
Administrativo, referida a irregularidades administrativas no ilegales, que es la
que cubre el DPE.
El derecho en estudio, fue delimitado en primer lugar por su opuesto, es
decir, la mala administración, y descrito con supuestos atentatorios al Estado
de Derecho25. Posteriormente, fue complementado con una manifestación y
visión positiva de la Administración pública con obligaciones de hacer con un
determinado modo: calidad, eficacia y eficiencia en la gestión de las políticas
22 Debe verse, PONCE SOLÉ, J., Deber de buena administración y derecho al procedimiento
administrativo debido. Las bases constitucionales del procedimiento administrativo y del ejercicio de la
discrecionalidad; primera edición, Lex Nova, Valladolid, 2001, p. 154.
23 CASTILLO BLANCO, F. A., “Derechos y principios relacionados con la buena administración y la
calidad de los servicios”, en AA.VV., BALAGUER CALLEJÓN, F., (Coord.), Reformas Estatutarias y
Declaraciones de Derechos, Instituto Andaluz de Administración Pública, Sevilla, 2008, p. 362.
24 Seguiremos en estos postulados a TOMÁS MALLÉN, B., El derecho fundamental a una buena
administración, primera edición, INAP, Madrid, 2004, p. 271.
25 CASTILLO BLANCO, F. A., “Derechos y principios relacionados con la buena administración y la
calidad de los servicios”, en AA.VV., BALAGUER CALLEJÓN, F., (Coord.), Reformas Estatutarias y
Declaraciones de Derechos, Instituto Andaluz de Administración Pública, Sevilla, 2008, p. 362.
337
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
públicas, relacionas con un derecho de la ciudadanía a exigir su
materialización26.
Podemos decir que la infracción a la buena administración, o en sentido
negativo, la configuración de una mala administración por parte de la
Administración europea tiene un doble alcance27. Por un lado, como lo dispone
el art. 41.3 CDFUE, genera la reparación económica de los particulares
afectados, frente al incorrecto funcionamiento de la Administración europea. En
segundo lugar, acceder a un mecanismo no jurisdiccional de protección.
Así, el art. 43 CDFUE, establece que todo ciudadano de la Unión o
persona física o jurídica que resida o tenga su domicilio social en un Estado
miembro tiene derecho a someter al DPE los casos de mala administración en
la acción de las instituciones u órganos comunitarios. Posteriormente, este
derecho fue complementado con una manifestación y visión positiva de la
Administración pública con obligaciones de hacer con un determinado modo:
calidad, eficacia y eficiencia en la gestión de las políticas públicas, relacionas
con un derecho de la ciudadanía a exigir su materialización.
Por lo que los dos mecanismos importantes para tutelar la buena
administración son por un lado el Defensor del Pueblo Euopeo (DPE) y por
otro, la defensa que hace el TJUE. Estos antecedentes, llevaron al
reconocimiento a la buena administración como derecho fundamental, en el art.
41 CDFUE, y recientemente a ser incorporada en los Tratados originarios con
plenos efectos jurídicos en la UE.
El DPE a lo largo de los últimos años ha establecido parámetros de lo
que debe entenderse como “buena conducta administrativa”, por su notable
trabajo a favor de una mayor transparencia y democracia en la aplicación del
26 Ibíd.
27 Seguimos el esquema mutatis mutandi de GALÁN BIOQUE, R., “El derecho a una buena
administración (Art. II- 101del Proyecto de Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa),
en “Estudios Jurídicos sobre la Constitución Europea”, Revista Crónica Jurídica Hispalence, Facultad de
Derecho Universidad de Sevilla, Monográfico 2005, p. 197.
338
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Derecho comunitario y el funcionamiento de las instituciones y órganos de la
UE28.
Podemos concluir que la función de los Defensores del Pueblo no sólo
se limita a corregir los casos de mala administración, sino de forma específica,
impulsar reformas en la Administración pública. Por lo que no queda duda de la
estrecha relación entre el derecho a la buena administración y la figura del
Ombudsman.
¿Qué sucede en los Estados en los que no está reconocida la buena
administración como derecho fundamental? En el ámbito europeo, se aplica la
jurisprudencia del TJUE. En el resto de países, serán los Ombudsmen que se
encarguen de su protección.
3.
LA CONCRECIÓN DEL DERECHO A LA BUENA ADMINISTRACIÓN
EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL IBEROAMERICANO
La Constitución española no se refiere a la buena administración ni a la
calidad de los servicios públicos de manera directa, pero dispone, en su art.
103, que: “La Administración Pública sirve con objetividad los intereses
generales y actúa (...) con sometimiento a la Ley y al Derecho"; el art. 10.1 del
mismo texto legal, dispone: “la dignidad de la persona, los derechos inviolables
que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad el respeto a la ley y
a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz
social”.
Así, el reconocimiento constitucional es de forma implícita, ya que este
se encuentra conectado a diversos principios de la norma constitucional
española, como son: el de racionalidad (art. 9.3), eficiencia y economía (art.
31.2), y eficacia, objetividad y coordinación (art. 103.1)29. Por lo que
encontramos referencia a la misma de forma implícita, cuando determina la
28 FERRER JEFFREY, B., “Presente y futuro del Defensor del Pueblo Europeo, Guardián de la buena
administración”, en Revista de Derecho de la Unión Europea, núm. 3, segundo semestre de 2002, p. 344.
29 Vid., PONCE SOLÉ, J., “Desarrollo territorial y urbanístico sostenible y buena administración
mediante la actividad de planificación en la ley 8/2007, de 28 de mayo de suelo”, en ROGEL VIDES, C.,
y BASSOLS COMA, M., (Dirs.), et., al., El Derecho Urbanístico del siglo XXI, ordenación del territorio
y urbanismo, Tomo II, Editorial Reus, Madrid, 2008, p. 518.
339
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
manera de actuar de las Administraciones públicas, es decir, los mandatos
sobre cómo desarrollar la función administrativa, que en resumen, establecen
que las Administraciones públicas sometan su actuación a los fines que las
justifican.
Otros Estados miembros de la UE también ha influenciado la evolución
de la buena administración, en el Derecho Constitucional. Ponemos algunos
ejemplos claros. En primer lugar, la Constitución de Italia recoge la buena
administración, como el principio del buon andamento30. Establece el art. 97
de la Constitución de Italia: “Los Órganos
administrativos se organizarán
según las normas de la ley, de modo que se garantice el buen funcionamiento y
la imparcialidad de la administración”.
En el caso de Portugal, se nos dice que el dover de boa administraçao
se desprende de lo establecido en el art. 202 de la Constitución portuguesa de
1976; que establece: “Corresponde al Gobierno en el ejercicio de funciones
administrativas: lit. c) dictar los reglamentos necesarios para la buena ejecución
de las leyes; lit. e) realizar todos los actos exigidos por la ley en relación con los
funcionarios y agentes del Estado y de otras personas colectivas públicas; f)
defender la legalidad democrática”.
Siempre en el espacio europeo, se refieren a la buena administración
pública como derecho fundamental, el art. 36 de la Constitución de la
República Checa; el art. 57 de la Constitución de Hungría; los arts. 25 y 33 de
la Constitución de Lituania; y, los arts. 18 y 23 de la Constitución de Austria.
En Latinoamérica, analizaremos en primer lugar el caso de El Salvador.
Al igual que en España, la Constitución salvadoreña no hace un reconocimiento
expreso a la buena administración como derecho fundamental. No obstante,
existen
diferentes
disposiciones
constitucionales
que
obligan
a
la
Administración pública salvadoreña a ceñirse al cumplimiento de la legalidad y
a la eficacia y transparencia al momento de dictar sus decisiones.
30 Múltiples citas de autores italianos, referidos al principio del buon andamento, pueden ser consultados
en PONCE SOLÉ, J., “Deber de buena administración y derecho al procedimiento administrativo
debido...”, ob. cit., pp. 139- 141.
340
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Así, el Art. 86, dispone que: “El poder público emana del pueblo. Los
órganos del Gobierno lo ejercerán independientemente dentro de las
respectivas atribuciones y competencias que establecen esta Constitución y las
leyes”. Y la parte final de la disposición establece que: “Los funcionarios del
Gobierno son delegados del pueblo y no tienen más facultades que las que
expresamente les da la ley”.
Específicamente
la
Carta
Magna
salvadoreña
contempla,
la
responsabilidad del buen gobierno administrativo en su art 168, que dice: “Son
atribuciones y obligaciones del Presidente de la República: (...) ord. 15º.- Velar
por la eficaz gestión y realización de los negocios públicos”.
La constitución de la República de Cuba, en su art. 10 instaura el
principio de legalidad al que está sujeta todos los órganos del Estado, entre
ellos, la Administración pública. Pero es el art. 68, al que podríamos relacionar
con la buena administración, porque sobre la actividad de los órganos del
Estado, dispone en su ordinal b): “las masas populares controlan la actividad
de los órganos estatales, de los diputados, de los delegados y de los
funcionarios; y, el ordinal c) establece: “los elegidos tienen el deber de rendir
cuenta de su actuación y pueden ser revocados de sus cargos en cualquier
momento”; por su lado, el ordinal e), dice: “los órganos estatales inferiores
responden ante los superiores y les rinden cuenta de su gestión”.
La Constitución de la República de Guatemala establece en su artículo
30 bajo el acápite: Publicidad de los actos administrativos, que: “Todos los
actos de la administración son públicos. Los interesados tienen derecho a
obtener, en cualquier tiempo, informes, copias, reproducciones y certificaciones
que soliciten y la exhibición de los expedientes que deseen consultar, salvo que
se trate de asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional, o de datos
suministrados por particulares bajo garantía de confidencia”. Asimismo, el
artículo 31 con el título: “Acceso a archivos y registros estatales”, dispone que:
“Toda persona tiene el derecho de conocer lo que de ella conste en archivos,
fichas o cualquier otra forma de registros estatales, y la finalidad a que se
dedica esta información, así como a corrección, rectificación y actualización”.
341
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Establece el art. 140 ordinal 8 de la constitución de Costa Rica que son
deberes y atribuciones que corresponden conjuntamente al Presidente y al
respectivo Ministro de gobierno: “Vigilar el buen funcionamiento de los servicios
y dependencias administrativos”.
La constitución de la Nación Argentina, sitúa en su art. 85, que el control
externo del sector público nacional será una atribución propia del Poder
Legislativo y que el examen y la opinión del desempeño y situación general de
la Administración Pública estarán sustentados en los dictámenes de la
Auditoria General de la Nación que tendrá a su cargo el control de legalidad,
gestión y auditoría de toda la actividad de la Administración Pública. Dispone
además, en el art. 86, que le corresponde al Defensor del Pueblo, de vigilar el
cumplimiento de la legalidad en la actividad de la Administración pública. La
parte final textualmente establece, que la misión del Defensor del Pueblo es:
“…la defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos,
garantías e intereses tutelados en esta Constitución y las leyes, ante hechos,
actos u omisiones de la Administración; y el control del ejercicio de las
funciones administrativas públicas”.
Por su lado, la constitución de Ecuador, relacionado a la buena
administración, establece en su art. 227, que la Administración pública se rige
por los principios de eficacia, eficiencia, calidad, jerarquía, desconcentración,
descentralización, coordinación, participación, planificación, transparencia y
evaluación. Además, del art. 229 al 234, dispone de un régimen de rendición de
cuentas de los servidores públicos.
Como vemos, estas normas que son de carácter constitucional, y por
ende se encuentran en la cúspide de las fuentes normativas, preceptúan la
obligación de procurar el buen funcionamiento de la Administración pública y
que su actuación debe ir encaminada a tomar todas las medidas necesarias
para la promoción del desarrollo económico-social y la satisfacción de las
necesidades colectivas de la población. Todo ello, elementos necesarios para
el cumplimiento de la buena administración.
342
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Por lo anterior, la Administración pública debe cumplir con los principios
de calidad en las decisiones que tomen en beneficio de los derechos del
ciudadano. Aunque la buena administración no se encuentra positivada como
derecho, si se configura de manera implícita a en diferentes disposiciones
constitucionales.
Sin querer penetrar a fondo sobre este tema por escapar a las
pretensiones del aporte, puede sostenerse que hoy es generalizada la
concepción que varios países han incorporado en su derecho interno, la
posibilidad o la apertura para reconocer “nuevos derechos”.
De ahí, que
muchas constituciones americanas incluyen cláusulas de apertura a derechos
no consagrados en el texto constitucional.
Estas Tradiciones constitucionales fruto de la disposición contenida en el
art. 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), en su literal
c), que permite comprender el efecto vinculante de otros derechos que, aún
cuando no fueron recogidos expresamente por los pactos internacionales o por
la Constitución, quedan implícitamente garantizados31. Justamente, vemos
una serie de ejemplos en diversas normas constitucionales americanas, que
reconocen un catálogo de derechos abierto o un reconocimiento de derechos
implícitos32.
Entre todas podemos mencionar, la Constitución de Ecuador, que en su
art. 19, dispone:”Los derechos y garantías señalados en esta Constitución y en
los instrumentos internacionales, no excluyen otros que se derivan de la
naturaleza de la persona y que son necesarios para su pleno desenvolvimiento
moral y material».
31 El art. 29 CADH sostiene que: “ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada
en el sentido de: (...) c) Excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano, o que se
derivan de la forma democrática representativa de gobierno...”.
32 Punto relacionado también es el que sienta el jurista salvadoreño FLORENTÍN MELÉNDEZ, al
mencionar que en la región americana existe una tendencia de otorgarle supremacía al Derecho
Internacional de los Derechos Humanos respecto del Derecho interno, o al menos, equiparar su valor
jerárquico con las normas constitucionales. Para un estudio sobre el valor de los tratados internacionales
sobre derechos humanos en el derecho constitucional comparado, puede verse: MELÉNDEZ, F.,
Instrumentos Internacionales sobre derechos humanos aplicables a la administración de justicia. Estudio
constitucional comparado, primera edición, Fundación Konrad Adenauer, México, D. F., 2004, pp. 2631.
343
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, en
su artículo 22, señala que: ”La enunciación de los derechos y garantías
contenidas en esta Constitución y en los instrumentos internacionales sobre
derechos humanos no debe entenderse como negación de otros que, siendo
inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La falta de ley
reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos”.
La Constitución de Uruguay en su art. 72 señala: “La enumeración de
derechos, deberes y garantías hecha por la Constitución, no excluye los otros
que son inherentes a la personalidad humana o se derivan de la forma
republicana de gobierno”.
En esa misma línea, el art. 33 de la Constitución de la Nación Argentina,
nos dice: “Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la
Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos y
garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del
pueblo y de la forma republicana de gobierno”.
Asimismo, el art. 74 de la Constitución política de la República de Costa
Rica, dispone: “Los derechos y beneficios a que este capítulo se refiere son
irrenunciables. Su enumeración no excluye otros que se deriven del principio
cristiano de justicia social y que indique la ley; serán aplicables por igual a
todos los factores concurrentes al proceso de producción y reglamentados en
una legislación social y de trabajo, a fin de procurar una política permanente de
solidaridad nacional”.
Para finalizar, no podemos dejar de plantearnos el problema de la alta
complejidad que acarrearía el reconocimiento de la buena administración como
derecho fundamental. Esto, porque el hablar de buena administración, nos trae
a cuenta temas sobre los que existen muchas divergencias y una alta
incomprensión en nuestra sociedad, como son: la Administración de calidad, la
transparencia y la ética en el ejercicio de la función pública. Actualmente este
derecho fundamental, ha de concretarse desde el respeto a otros derechos y
principios constitucionalmente reconocidos en las diferentes constituciones
analizadas, entre los que tenemos: el principio de legalidad y sujeción a la ley,
344
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
respeto de la dignidad de la persona humana y el derecho al debido proceso
administrativo.
CONCLUSIONES
La actividad administrativa no solo debe ir dirigida a cumplir los
preceptos normativos que la vinculan, sino recordar el origen y fin de la
actividad estatal: el respeto de la persona humana y sus derechos que le son
inherentes.
Para lograr el desarrollo de los derechos del ciudadano, las
relaciones con las instituciones públicas deben enmarcarse en el ámbito de la
calidad en la prestación de los servicios, es decir, orientarse hacia el interés
general que debe ser el norte del quehacer institucional.
En los últimos años, la buena administración ha adquirido importancia
como principio rector de la actuación de las instituciones públicas, hasta llegar
a formularse como derecho fundamental en la CDFUE. Además, la buena
administración como derecho, impone un determinado comportamiento a los
agentes públicos en la forma de tratar los asuntos de su competencia; por lo
que este derecho se ha convertido en un deber de la Administración pública.
Dicho de otra forma, la buena administración no solo debe ser una
característica que distinga a los aparatos gubernamentales, sino también un
derecho que asiste a las personas, y que es exigible frente al Estado.
Como
con
razón
se
ha
expuesto,
diversas
constituciones de
Iberoamérica no reconocen el derecho a la buena administración como derecho
fundamental. No obstante lo anterior, es un derecho con eficacia jurídica plena,
por ser un bien jurídico constitucionalmente protegido y estar reconocido en la
mayoría de los textos constitucionales de nuestros países la posibilidad de
incorporar nuevos derechos. El significado de mala administración resulta
importante para delimitar la actuación del Ombudsman, por ser una definición
en clave negativa. Así, las funciones del DPE vienen dadas por las
investigaciones que realiza sobre mala administración, ya que aquel actuará
cuando ésta exista. Justamente, el cometido prioritario hacia el que se orientan
sus atribuciones es investigar casos de mala administración, que se traduce en
fiscalizar la labor de la Administración pública y por tanto ser garante del
345
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
derecho a la buena administración. Esto debido a que básicamente controla la
mala administración y no la legalidad en la actuación administrativa, ya que
esto lo hacen los tribunales comunes. Corresponde ahora a los dedicados al
tema del buen gobierno de las instituciones públicas, hacer nuevas reflexiones
sobre los instrumentos de garantía de la buena administración. Es necesario
que la buena administración se desarrollen de manera progresiva, en beneficio
de los ciudadanos y de toda persona en sus relaciones con la Administración
pública, que debe hacerse extensiva a través de su reconocimiento en los
ordenamientos nacionales, y su protección por los tribunales de justicia.
346
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN EL DERECHO
ADMINISTRATIVO SALVADOREÑO:
ALGUNAS APROXIMACIONES PARA SU APLICACIÓN
Por
1.
Henry Alexander Mejia
Yansi Fabiola Alonso Urquilla
INTRODUCCIÓN
La Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de
Justicia de la República de El Salvador (en adelante SCA) tiene como
atribución según lo prescribe el artículo 56 de la Ley Orgánica Judicial, en
relación al artículo 2 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa de:
“conocer de las controversias que se susciten en relación a la legalidad de los
actos de la administración pública y los demás asuntos que sean determinados
por la ley”. Pero tal jurisdicción se circunscribe a determinar la legalidad o
nulidad de pleno de derecho de forma exclusiva de los que constituyen actos
administrativos de cualquier forma que se manifiesten. La SCA no ha ampliado
la posibilidad que se pueda controlar otras actividades administrativas, como
las controversias suscitadas en los contratos administrativos, ni actos de los
concesionarios para mencionar algunos1.
Ahora bien, de un aproximado de sesenta y siete sentencias definitivas
pronunciadas en el año 2012 solo en nueve de ellas se hizo alusión a normas
internacionales, en la que se destacan los siguientes tratados internacionales:
 Doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona, con premio extraordinario (2006),
profesor titular de Derecho Administrativo y Derecho Constitucional. Profesor de diferentes programas de
postgrados impulsados en El Salvador por Universidades extranjeras. Profesor ganador como Tutor en el
primer concurso de Derechos Humanos en la práctica de Derecho Administrativo, en el nivel
centroamericano e internacional auspiciado por la Fundación Konrad Adenauer (2011). Ex director del
Departamento de Derecho Público de la Universidad de El Salvador. (2007-2011) Capacitador de la
Escuela Judicial. Miembro suplente del Tribunal Sancionador de la Defensoría de Protección al
Consumidor. Conferencista en diversos Congresos Internacionales, consultor en temas de Derecho
administrativo, Miembro del Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo y de la Asociación
Internacional de Derecho Administrativo.
 Abogada, Licenciada en Ciencias Jurídicas por la Universidad de El Salvador con “Cum Honorifico”,
especialista en Derechos Humanos. Colaboradora de investigación.
1 Sentencia Interlocutoria de Inadmisibilidad, Sala de lo Contencioso Administrativo, Ref. 74-I-2003,
pronunciada el 20/01/2004.
347
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
a) Reglamento Centroamericano sobre el Origen de las Mercancías, b) Código
Aduanero Uniforme Centroamericano, c) Reglamento del Código Aduanero
Uniforme Centroamericano, d) Convenio de Paris para la Protección de la
Propiedad Industrial, y e) el Convenio 87 sobre la Libertad Sindical y la
Protección del Derecho de Sindicación" de la OIT.
Con lo anterior ponemos en evidencia la precaria aplicación de los
tratados internacionales que en el juzgamiento y la resolución de conflictos
jurídicos administrativos
hace la jurisdicción Contencioso. En el país los
tratados internacionales que han sido incorporados al ordenamiento jurídico
salvadoreño, según prescribe el artículo 144 de la Constitución de El Salvador,
son leyes de la república y prevalecen sobre las leyes secundarias, es decir
tienen prevalencia sobre las leyes que se emiten en el ámbito interno solo en
caso de contradicción. Por tanto para efectos de nuestro estudio haremos una
aproximación de cómo podría incidir la regulación en el Salvador del control de
convencionalidad que ha sido establecido por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (en adelante Corte IDH).
2.
CONTROL DE CONVENCIONALIDAD. DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
El control de convencional ha sido presentado como un mecanismo que
deben ejercer las autoridades internas de los Estados en aras de lograr el effet
utile de los instrumentos internacionales sobre derechos humanos que son
adoptados por éstos, en el ámbito regional e universal, además, tiene como
finalidad evitar que el contenido de aquellos se vea desprovisto por los actos u
omisiones de toda autoridad estatal. Nos concierne establecer los aspectos
básicos de dicho control.
El control de convencionalidad que debe realizarse en el ámbito interno
de los Estados ha sido definido por la autora IBÁÑEZ como “una herramienta
jurídica de aplicación obligatoria ex officio por los órganos del Poder Judicial,
complementaria al control de constitucionalidad, que permite garantizar que la
actuación de dichos órganos resulte conforme a las obligaciones contraídas por
348
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
el Estado respecto del tratado del cual es parte”2. Por su parte, SAGÜÉS lo
perfila como “una herramienta sumamente eficaz para el respeto, la garantía y
la efectivizarían de los derechos descritos por el Pacto (…), y constituye un
instrumento de sumo interés para construir un ius commune interamericano, en
materia de derechos personales y constitucionales”3.
Siguiendo al profesor Ernesto Rey Cantor y ampliando un poco su
definición4, puede configurarse el control de convencionalidad que ha
delimitado la Corte IDH en su jurisprudencia, como: "aquel examen o test de
compatibilidad que exige la realización de una confrontación entre los actos u
omisiones de un Estado con el corpus iuris interamericano y universal de
protección a los Derechos Humanos en aras de determinar si los primeros se
ajustan a los estándares mínimos que sobre derechos humanos han sido
fijados internacionalmente (ya sea en los instrumentos internacionales, en la
jurisprudencia de la Corte IDH o en las interpretaciones de los entes
competentes), ello con el fin
lograr el effet utile de las disposiciones
convencionales y evitar situaciones de incompatibilidad o colisiones entre los
extremos de tal confrontación”.
2 IBÁÑEZ, Juana María, Control de convencionalidad: precisiones para su aplicación desde la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en AA.VV., Anuario de Derechos
Humanos, Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, número 8,
año 2012, Pág.108. Puede consultarse además, algunos artículos realizados por diversos autores desde
distintas perspectivas inter alia: “El control de convencionalidad en el Sistema Interamericano y sus
anticipos en el ámbito de los derechos económicos-sociales, concordancias y diferencias con el Sistema
Europeo”
escrito
por
Néstor
Pedro
Sagües,
disponible
en
http://www.ijf.cjf.gob.mx/cursosesp/2012/derhumancontrolconvencionalidad/Nestor%20Sagues.pdf;“Los
desafíos del Control de Convencionalidad del Corpus Juris Interamericano para las jurisdicciones
nacionales”,
escrito
por
Humberto
Nogueira
Alcalá,
disponible
en
http://biblio.juridicas.unam.mx/revista/pdf/DerechoComparado/135/art/art8.pdf.
3 SAGÜÉS, NÉSTOR, Pedro, Obligaciones internacionales y control de convencionalidad, disponible en
http://www.corteidh.or.cr/tablas/28053-11.pdf. Pág.273
4 El profesor Rey Cantor define el Control de Convencionalidad “es un mecanismo de protección
procesar que ejerce la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el evento en que el derecho interno
(constitución, ley, actos administrativos, jurisprudencia, prácticas administrativas o judiciales) es
incompatible con la Convención Americana Sobre Derechos Humanos u otros tratados –aplicables-, con
el objeto de aplicar la Convención u otros tratados, mediante un examen de confrontación normativo
(derecho interno con el tratado), en un caso concreto, dictando una sentencia judicial y ordenando la
modificación, derogación, anulación o reforma de las normas o prácticas internas, según corresponda, y
otros tratados –aplicables- , con el objeto de aplicar la protegiendo la persona humana con el objetivo de
garantizar la supremacía de la Convención Americana”, Cita corresponde a REY CANTOR, Ernesto en
MORA MENDEZ, José Andrés, “El control de convencionalidad: un replanteamiento de principios y
fuentes del derecho”, en Revista Republicana, Núm. 12, enero-junio de 2012, Pág.. 227.
349
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Los elementos que han sido señalados por la Corte IDH respecto al
control de convencionalidad que debe ser ejercido en el ámbito interno de los
Estados son claros pero no consistentes, por cuanto han experimentado un
desarrollo poco sólido, sin embargo, hay algunos de ellos que poseen una
mayor repetición como: el deber de ejercer el control “ex officio”
y la
consideración –al momento de ejercerlo- de “las respectivas competencias y
las regulaciones procesales correspondientes”5, es decir, los presupuestos de
procedencia y admisibilidad que internamente puedan establecerse.
2.1.
Autoridades que deben ejercer el control de convencionalidad
Sobre este aspecto, la Corte IDH desde el 2006 hasta el año 20106
atribuyó la competencia para el ejercicio del control de convencionalidad con
ciertos matices al poder judicial, no obstante, existen múltiples casos en que se
pronuncia en un sentido diferente. En este sentido en el caso Cabrera García y
Montiel Flores vs. México7 hasta el caso Gudiel Álvarez y otros vs. Guatemala
la competencia
se atribuyó a los jueces y los órganos vinculados a la
administración de justicia, v.gr. el Ministerio Público, salvo tres casos
excepcionales cuya competencia fue otorgada a: 1) En el caso Vélez Loor vs.
Panamá, los órganos de cualquiera de los poderes cuyas autoridades ejerzan
funciones jurisdiccionales8, 2) en el Caso Gelman Vs. Uruguay se estableció
que en “las instancias democráticas” y en caso de “graves” violaciones al
Derecho Internacional de Derechos Humanos quienes deben ejercer el control
es toda autoridad pública9; y, 3) en el Caso Masacres de El Mozote y lugares
aledaños vs. El Salvador, debido a que la obligación de investigar que vincula
5 Corte IDH, Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, Sentencia de
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, 24 de Noviembre de 2006. Serie C No. 158,
párr. 110.
6 Con el caso Almonacid Arellano Vs. Chile hasta el caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia.
7 Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C No. 220, párr. 225.
8 La Corte IDH expresó en esa ocasión que “… quienes ejercen funciones jurisdiccionales también están
sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque el efecto útil de la Convención no se vea mermado o
anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones, objeto y fin. En otras palabras, los
órganos de cualquiera de los poderes cuyas autoridades ejerzan funciones jurisdiccionales deben ejercer
no sólo un control de constitucionalidad, sino también ―de convencionalidad ex officio entre las normas
internas y la Convención Americana…”. Véase el caso Vélez Loor Vs. Panamá. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2010, Serie C No. 218,
párr. 287.
9 Corte IDH, Caso Gelman vs. Uruguay, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011 Serie
C No.22, párr. 193 y 194.
350
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
a todos los poderes y órganos estatales, estos últimos también están obligados
a ejercer el control de convencionalidad10.
2.2.
Parámetro del control de convencionalidad y materia sujeta a
cotejo
A partir del caso Almonacid Arellano vs. Chile la Corte IDH estableció
que: “…en otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de
“control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que aplican en
los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En
esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino
también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana,
intérprete última de la Convención Americana”11. Aspecto que no había
generado mayores inconsistencias pero que si ha experimentado una
ampliación, por ejemplo: i) En el caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá, se
incluyó las prácticas internas, ii) en el caso Atala Riffo y Niñas vs. Chile12 se
añadió las interpretaciones judiciales y administrativas iii) en el caso Gelman
vs. Uruguay13, se sumaría el ejercicio de los mecanismos democráticos.
Siguiendo a JINESTA LOBO, en sentido amplio, este mecanismo debe
ejercerse sobre
“cualquier disposición o acto público de efectos jurídicos
generales, tenga o no carácter normativo”14, por lo tanto, se incluyen todos los
actos
y
omisiones
de
las
autoridades
estatales
v.gr.
reglamentos,
interpretaciones judiciales y administrativas, actos administrativos, prácticas
10 Corte IDH, Caso Masacres de El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012 Serie C No. 252, párr. 262.
11 Corte IDH, Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Sentencia de Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas, 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párr. 124. La utilización de las
expresión normas jurídicas, incluiría a todas aquellas normas jurídicas que pertenezcan al ordenamiento
jurídico interno de los Estados sin importar su jerarquía, así quedó evidenciado en el caso la Última
Tentación de Cristo Vs. Chile.
12 Corte IDH, Caso Atala Riffo y Niñas vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 24 de
febrero de 2012. Serie C No. 239, párr. 284; en el mismo sentido Véase Corte IDH, Caso Furlan y
Familiares Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
agosto de 2012 Serie C No. 246, párr. 305.
13 Corte IDH, Caso Gelman vs. Uruguay citado supra nota 9, párr. 193 y 194.
14 JINESTA LOBO, E., La construcción de un Derecho Administrativo común interamericano:
reformulación de las fuentes del Derecho administrativo con la constitucionalización del Derecho
internacional de los derechos humanos, en Revista Iberoamericana de Derecho Público y Administrativo,
Año 11, No 11, año 2011.
351
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
internas de cada una de las autoridades públicas que conforme el aparataje
Estatal.
Por otro lado, el parámetro del control de convencionalidad ha quedado
configurado de la siguiente manera: “…están en la obligación de ejercer ex
officio un “control de convencionalidad” entre las normas internas y los tratados
de derechos humanos de los cuales es Parte el Estado…”15. Sobre este punto
debe destacarse: i) el parámetro se había mantenido cuasi invariable a lo
expresado en el caso Almonacid Arellano vs. Chile en el cual se fijó que éste
debía realizarse en relación a la Convención Americana de Derechos Humanos
(en adelante CADH), ii) desde que se reconoció el control de convencionalidad
se estableció que en su ejercicio debía incluirse la interpretación que de la
CADH hubiese realizado, como último interprete, el Tribunal Interamericano.
3.
FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL PARÁMETRO DEL CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD
Los fundamentos jurídicos que sustentan la obligación de ejercer el
control de convencionalidad los cuales han sido fijados por la Corte IDH y
admitidos por la mayoría de la doctrina pueden resumirse en los aspectos a
saber:
a) el deber de los Estados de cumplir las obligaciones internacionales
que previamente han adquirido bajo el principio de buena fe conocido como
“pacta sunt servanda”;
b) el principio en virtud del cual los Estados no pueden alegar
disposiciones del derecho interno para eximirse del cumplimiento de las
obligaciones internacionales que ha adquirido16, recocido en el artículo 27 de
15 Corte IDH, Caso Masacres de Río Negro Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 2012 Serie C No. 250, párr. 262; El precedente señalado fue
reproducido in totum en el caso Gudiel Álvarez y Otros (“Diario Militar”) vs. Guatemala. Previo a que la
Corte IDH ampliara el canon del control de convencionalidad algunos jueces de dicho Tribunal se habrían
pronunciado sobre este aspecto, véase: Corte IDH, voto razonado del ex juez de la Corte IDH Sergio
García Ramírez en el Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, citado
supra nota 5, y voto Razonado del juez Ad Hoc Eduardo Ferrer Mac-Gregor en el Caso Cabrera García y
Montiel Flores Vs. México citado supra nota 7, párr. 47.
16 “El Tribunal estima oportuno recordar que la obligación de cumplir con las obligaciones
internacionales voluntariamente contraídas corresponde a un principio básico del derecho sobre la
352
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, salvo, la excepción
que se establece en el artículo 47 del mismo instrumento;
c) el artículo 2 de la Convención que establece el deber de los Estados
de adoptar las medidas necesarias, legislativas y de cualquier otro tipo, para
garantizar los derechos y libertades reconocidas en la CADH, por tanto,
cualquier autoridad pública permanece vinculada –como parte del Estado- al
deber de garantía que se establece en el artículo 1.1 de la misma.
Adicionalmente,
FERRER MAC-GREGOR17
señala como otros
fundamentos jurídicos siguientes:
a) el art. 29 de la CADH, por cuanto, a consideración del jurista citado,
todos los poderes u órganos se encuentran obligados a permitir de la manera
más amplia el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en
dicho instrumento y de sus protocolos adicionales y realizar interpretaciones
restrictivas cuando se trate de limitaciones a los mismos;
b) el artículo 68.1 que establece que los Estados parte de la CADH “se
comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean
partes”.
Sin ser razones de índole jurídica, se han señalado otras razones: 1) el
que los pronunciamientos de la Corte IDH tengan impacto en el ámbito interno
en la defensa de los derechos fundamentales18 por cuanto no se puede
responsabilidad internacional de los Estados, respaldado por la jurisprudencia internacional y nacional,
según el cual aquellos deben acatar sus obligaciones convencionales internacionales de buena fe (pacta
sunt servanda). Como ya ha señalado esta Corte y lo dispone el artículo 27 de la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados de 1969, los Estados no pueden, por razones de orden interno, incumplir
obligaciones internacionales. Las obligaciones convencionales de los Estados Parte (…) deben garantizar
el cumplimiento de las disposiciones convencionales y sus efectos propios (effet utile) en el plano de su
derecho interno”. Corte IDH, Caso Gomes Lund y otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010. Serie C No. 219,
párr. 177.
17 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo, Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad.
El nuevo paradigma para el Juez mexicano, Estudios Constitucionales, Año 9, número 2, 2011, Pág.
591.
El ex juez de la Corte IDH, Sergio García Ramírez, manifestó que una vez que como Tribunal fijan el
criterio de interpretación y aplicación éste debería ser introducido o acogido por los Estados “(…) en el
conjunto de su aparato jurídico: a través de políticas, leyes, sentencias que den trascendencia,
universalidad y eficacia a los pronunciamientos de la Corte … ya que no se puede pretender que de forma
continua como Tribunal resuelvan innumerable número de casos sobre la convencionalidad de los mismos
353
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
pretender que como Tribunal internacional sigan resolviendo sobre la
convencionalidad de los mismos temas, 2) el que los Estados deban honrar los
compromisos internacionales que han adquirido al adherirse a la CADH u otros
instrumentos internacionales, recordando el carácter erga omnes de las
obligaciones emanadas de la convención, y 3) como un plus, el que el control
de convencionalidad permite lograr el effet utile de las disposiciones
convencionales e impedir que su efecto se vea mermado por la aplicación de
normas o prácticas contrarias al objeto y fin de
los instrumentos
internacionales.
4.
ALGUNAS
LÍNEAS
JURISPRUDENCIALES
DE
LA
SCA
EN
APLICACIÓN DE CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
Presentamos una retrospectiva sobre la aplicación que de los tratados
internacionales sobre derechos humanos que ha venido realizando la SCA,
precisando que el fin es más ilustrativo que explicativo.
En una serie de resoluciones la SCA ha afirmado que el derecho a la
seguridad social es un derecho fundamental que “se perfila como un
instrumento de justicia social”19, y para dotarle de contenido ha atendido la
configuración constitucional del mismo20 y los estándares internacionales. En
ese sentido, la SCA ha expresado que, es la necesidad de garantizar una
existencia digna lo que exige y origina la seguridad social, que es un servicio
temas”. Corte IDH, voto razonado del Juez Sergio García Ramírez en el caso trabajadores cesados del
Congreso vs. Perú, citado supra nota 5, párr. 8.
19 Sentencia definitiva, Ref. 151-2006, pronunciada el 03/02/2011.
20 La SCA ha establecido que la seguridad social de conformidad al artículo 50 incisos 1° y 2° de la
Constitución de la República es un servicio público de carácter obligatorio y que sus alcances, extensión y
forma deben ser regulados por una ley formal, además, lo ha configurado con los siguientes elementos:
(a) la dignidad de la persona humana en su manifestación de existencia digna como categoría jurídica
protegida, (b) los riesgos, contingencias o necesidades sociales de diversa naturaleza que afectan o ponen
en peligro la existencia digna, sobre todo de los individuos desprovistos de medios económicos
suficientes para enfrentarlas., y (c) las medidas protectoras de carácter social que, “ante la insuficiencia de
recursos personales o familiares, puedan ser asumidas por la sociedad basados en un criterio de
solidaridad; medidas que comprenden asistencia médica, prestaciones monetarias por enfermedad,
desempleo, vejez, cargas familiares excesivas, maternidad, invalidez, accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales, así como prestaciones a sobrevivientes”. Sentencia definitiva, Ref. 1352005, pronunciada el 28/04/201. En otra resolución la SCA además de reiterar que uno de los elementos
que configuran la seguridad social es la necesidad o interés que debe satisfacerse, señalo dos elemento
diferentes s: (a) La titularidad del sujeto que presta el servicio: entes públicos, privados o ambos, (b) El
régimen jurídico del servicio público: para la actividad constitutiva del mismo, es necesario que sea
regulada en el ámbito del Derecho Público. Sentencia definitiva, Ref. 295-2007, pronunciada el
28/07/2010 y Sentencia definitiva 151-2006 citada supra nota 19.
354
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
público y puede ser prestado por entes privados por ello “el Estado está
obligado a intervenir en la regulación de tal servicio para el aseguramiento de
su continuidad, regularidad y generalidad y, por tanto, dicha regulación debe
encontrarse sometida a un régimen de Derecho Público”21.
En cuanto a la definición de la seguridad social, ha citado a la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la Conferencia Internacional
del Trabajo del año de 1944 y 1995,
pero además,
aplicó diferentes
instrumentos internacionales en los que se reconoce el derecho a la
seguridad social, inter alia, el artículo 22 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, el artículo 9 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales el artículo 9.1 del Protocolo Adicional a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos
Sociales, Económicos y Culturales.
Otra sentencia de mayor trascendencia representa el caso en el cual la
SCA analizó si la omisión del Director General del Instituto Salvadoreño del
Seguro Social de prestar servicios farmacéuticos, expresada por medio de un
sello con la expresión "no existencia" o "no existencia de medicamento", y la
omisión en la prestación de servicios de laboratorio constituían violación a los
derechos a la seguridad social, la salud y la vida. Es en el caso en comento
en el cual la Sala vinculó, por la interdependencia, el derecho a la salud y el
derecho a la seguridad social, retomó la definición que del derecho a la salud
ha brindado la Organización Mundial de la Salud en cuanto debe entenderse
como " un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. El goce del grado
máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales
de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o
condición económica o social".
Al continuar su análisis, la SCA hace varias consideraciones
importantes: i) la salud es un derecho en sí mismo y una condición habilitante
para el ejercicio de otros derechos, ii) la salud requiere que el Estado adopte
21 Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, Sentencia definitiva, Ref. 1352005 citada supra nota 20.
355
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
las medidas idóneas que viabilicen el cumplimiento de su obligación22, de
procurar a sus habitantes el pleno goce de la misma, iii) el derecho a la salud
incorpora básicamente, tres aspectos: conservación, vigilancia y asistencia.
Finalmente, concluyó que el Estado tiene el deber de adoptar todas las
medidas que permitan prevenir enfermedades, brindar la atención y el
tratamiento adecuado, su control y los medicamentos suficientes que sean
requeridos por los pacientes para garantizarles una vida digna, de tal forma
que, “si a un derechohabiente a quien deba atenderse de una forma
determinada no se le presta la atención correspondiente, con lo cual se
genera una vida indigna y hasta la muerte, se le está violentando frontalmente
el derecho a la salud tutelado por la Constitución y en consecuencia la
vida”23.
Otro derecho fundamental que ha sido interpretado de conformidad a un
instrumento internacional sobre derechos humanos es la “libertad sindical”. Al
respecto,
la Sala de lo Contencioso Administrativo ha establecido que “el
derecho a la sindicación se constituye como un derecho fundamental, extraído
directamente del derecho de asociación”24, el cual comprende, de acuerdo al
Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo sobre “la libertad
sindical y la protección del derecho de sindicación” –aplicado por la SCA-: a) el
derecho de los trabajadores y empleadores de constituir las organizaciones que
estimen convenientes, y el de afiliarse a estas organizaciones, con la sola
condición de observar los estatutos que las rigen; y, b) el derecho de las
organizaciones de trabajadores y de empleadores de redactar sus estatutos y
reglamentos administrativos, el de elegir libremente sus representantes, el de
organizar su administración y sus actividades y el de formular su programa de
acción.
22 En ese sentido la SCA señalo que “La conservación de la salud… Como una responsabilidad Estatal,
implica proteger activa y pasivamente a las personas contra riesgos exteriores capaces de poner en peligro
la salud y consecuentemente la vida… el derecho a la salud en su aspecto positivo requiere de la adopción
de medidas preventivas para evitar las enfermedades… además, supone la obligación del Estado de
vigilar que se cumpla con la política nacional de salud, que conlleva entre otros aspectos la obligación
legal de garantizar que exista un sistema confiable, eficiente y transparente para la provisión de
medicamentos asequibles. Lo anterior implica que el derecho a la salud además impone al Estado la
obligación de crear las condiciones que aseguren a todos asistencia médica y servicios médicos en caso de
enfermedad otorgando a la persona la posibilidad de disponer y acceder a una asistencia médica”.
Sentencia definitiva, Ref. 295-2007, citada supra nota 20.
23 Sentencia definitiva, Ref. 295-2007, citada supra nota 20.
24 Sentencia definitiva, Ref. 72-2010, pronunciada el 30/11/2010.
356
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La SCA, congruente con el carácter fundamental del derecho en
comento es que determino, con acierto, que la actividad estatal respecto al
mismo está sujeta a la promoción, facilitación y protección y que “las
limitaciones o restricciones al derecho de sindicación pueden devenir solo de
una disposición normativa con rango de ley formal, que establezca los
supuestos hipotéticos en que sea posible y, además, de una determinación
clara en la competencia de un órgano facultado también legalmente para
ello”25. En relación al Convenio citado, la Sala ha reconocido su
vinculatoriedad
al señalar que “como lo ordena el art. 1 del Convenio
Internacional en comento, al estipular que todo Miembro de la Organización
Internacional del Trabajo, del cual forma parte el Estado de El Salvador, se
obliga a poner en práctica las disposiciones del mismo, y sobre el cual reafirma
en su art. 8, que la legislación nacional no podrá ser aplicada si menoscaba las
garantías previstas por tal convenio”26.
Un poco lamentable es que la Sala de lo Contencioso en una resolución
haya citado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos pero de forma
indirecta por cuanto lo que invocó fue la sentencia en la cual la Sala de lo
Constitucional de El Salvador retomo el precedente fijado por el Tribunal
Internacional
respecto al artículo 8.1 de la CADH en relación a las
circunstancias que deben considerarse para determinar si se ha respetado el
plazo razonable27.
5.
DIFICULTADES
PARA
LA
APLICACIÓN
DEL
CONTROL
DE
CONVENCIONALIDAD EN DERECHO ADMINISTRATIVO SALVADOREÑO
Es de suma importancia analizar las dificultades que pueden generarse
al tratar de receptar el control de convencionalidad en el Estado Salvadoreño,
siendo viable su aplicación pero con variaciones y flexibilidades que no pueden
ni deben ser aceptadas ipso facto por los Estados, si es que se está estudiando
un verdadero mecanismo de control.
25 Sentencia definitiva, Ref. 108-2011, pronunciada el 12/11/2012 y sentencia de Ref. 72-2010, citada
supra nota 24.
26 Sentencia definitiva, Ref. 108-2011, citada supra nota 25.
27 Sentencia definitiva, Ref. 348-2004, pronunciada 8/10/2009.
357
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En el Salvador, si bien la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia de El Salvador (en adelante SC) ha reconocido la existencia de una
vinculación material entre la llamada parte dogmática de la Constitución y los
tratados internacionales sobre derechos humanos28, también es cierto, que
éstos no pueden ser tutelados a través de la acción de amparo o de
inconstitucionalidad de forma directa por cuanto no se ha reconocido el bloque
de constitucionalidad29, no obstante, se ha planteado la posibilidad de: i)
invocar los estándares que han sido fijados internacionalmente como criterios
interpretativos, fundamento complementario o respaldo referencial de la
infracción constitucional30, sin que implique una integración de las normas
jurídicas, y ii) las violaciones a derechos humanos reconocidos en tratados
internacionales pueden ser alegados por acción refleja al art. 144 inc. 2° C.n,
es decir, en sede constitucional puede alegarse la violación a la constitución y
no al tratado31.
Otro aspecto que lamentablemente debe resaltarse es que, como se
planteó supra, aunque se ha reconocido la fuerza jurídica y jerarquía normativa
a los tratados internacionales en el artículo 144 de la Cn., éstos suelen no ser
aplicados sin importar que los mismos sean alegados por las partes en un
proceso –generándose el silencio en las resoluciones-, de tal manera que, en el
caso de El Salvador el control de convencionalidad es una medida que debería
implementarse siempre que sea regulada por una norma jurídica interna ya que
28 Sentencia definitiva de Inconstitucionalidad, Ref. 24-97 acumulado al 21-98, pronunciada el
26/09/2000.
29 La Sala de lo Constitucional Salvadoreña ha afirmado que los tratados internacionales no son
parámetro de control de constitucionalidad por no integrarse materialmente a la Constitución ni formar
con ella un bloque de constitucionalidad al expresar que "si bien los instrumentos internacionales que
consagran los derechos humanos –igual que otras disposiciones jurídicas que tienen una estrecha
vinculación material con el contenido de la Constitución– pueden estimarse como un desarrollo de los
alcances de los preceptos constitucionales, ello no les convierte en parte integrante de la Ley Suprema…”
Véase Proceso constitucional de hábeas corpus, ref. 45-2003 pronunciada el 12/08/2003; Sentencia
definitiva de inconstitucionalidad, ref. 24-97 acumulado al 21-98l citada nota supra 28
30 Sentencia definitiva de inconstitucionalidad, Ref. 52-2003 acumulado al 56-2003/57-2003,
pronunciada el 01/04/2004.
31 Así la SC expresaría que: “la proposición de tratados internacionales sobre derechos humanos en la
pretensión de inconstitucionalidad, bien puede efectuarse a título de violación a la Constitución, y no al
tratado considerado aisladamente; en ese sentido, investidos por la Ley Suprema de mayor fuerza pasiva
con respecto a la ley secundaria, los tratados no pueden ser modificados o derogados por leyes
secundaria. La trasgresión constitucional se entiende por acción refleja, cometida en relación con el art.
144 inc. 2° Cn., ante la contradicción entre la ley secundaria y un tratado internacional de derechos
humanos” agregaría más adelante que “…el art. 144 inc. 2° Cn., cobra virtualidad cuando una disposición
infraconstitucional se encuentre en oposición normativa con el DIDH”. Sentencia definitiva de
inconstitucionalidad Ref. 52-2003 acumulado al 56-2003/57-2003 citada nota supra 30.
358
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
a pesar de lo planteado en el párrafo previo, las autoridades salvadoreñas no
pueden declarar la inconvencionalidad de una acción u omisión de las
autoridades públicas en ningún caso, a menos no de forma directa.
A contrario sensu, si no se regula como una verdadera obligación de las
autoridades podría conllevar al mantenimiento de la situación de inaplicación
de los instrumentos internacionales sobre derechos humanos de los cuales es
parte El Salvador como sucede en la actualidad. Los fundamentos jurídicos de
tal afirmación son los siguientes:
5.1.
Artículo 86, inc. 3º, de la Constitución de la República
La Constitución salvadoreña reconoce el principio de legalidad (art. 86,
inc. 3º), en virtud de este, las autoridades públicas de El Salvador sólo pueden
ejercer aquellas potestades
y ejecutar o emitir aquellos actos que el
ordenamiento o bloque jurídico le permite, bajo el respaldo de una potestad
previamente atribuida, respetando los límites que se han establecido y en la
forma que en el mismo se regule o como ha sostenido la Sala de lo
Contencioso Administrativo, “por los cauces y en la medida que el mismo
establece”32. Lo anterior nos conduce, indudablemente, al tema de la
atribución de competencias respecto al cual la SC ha expresado que: "…Así,
una atribución puede identificarse como la acción o actividad inherente que por
mandato constitucional o legal desarrolla un órgano estatal o ente público; es
decir, los poderes, atribuciones y facultades conferidas para el normal
funcionamiento y cumplimiento de una labor"33.
32 Véase Sentencia Definitiva, Ref. 96-2006, pronunciada el 13/04/2011. La SCA ha agregado que Sobre
el Principio de Legalidad que: "La conexión entre el Derecho y el despliegue de las actuaciones de la
Administración, se materializa en la atribución de potestades, cuyo otorgamiento habilita a la
Administración a desplegar sus actos. Como afirma Eduardo García de Enterría, "sin una atribución legal
previa de potestades la Administración no puede actuar, simplemente... (...)". Sentencia Definitiva, Ref.
49-2006, pronunciada el 26/04/2010.
33 Agrega la SC que : “desde el punto de vista técnico-jurídico y con carácter orgánico, el concepto de
atribución o competencia puede entenderse como la capacidad concreta que tiene un determinado ente
estatal, de suerte que al margen de la materia específica asignada no puede desenvolver su actividad;
mientras que desde un carácter sistemático, la atribución o competencia consiste en la enumeración de
una serie de posibilidades de actuación dadas a un órgano por razón de los asuntos que están atribuidos de
un modo específico”. Sentencia Definitiva de Inconstitucionalidad, Ref. 33-37-2000, pronunciada el
31/08/2001.
359
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Lo plasmado permite concluir, como ya es sabido, que la actuación de
toda autoridad pública debe estar sustentada en una norma del ordenamiento
jurídico salvadoreño que expresamente lo regule, en el caso del control de
convencionalidad, todos los aspectos que le envuelven deben estar normados,
entre otros los competentes para ejercer el control como plazos, requisitos de
admisibilidad, autoridad competente aun cuando los competentes sean los
mismos que ejercen el control de constitucionalidad. Esto generaría una
verdadera obligación de realizar el ejercicio del control de convencionalidad
bajo los parámetros que se establezcan en el cuerpo normativo que regule
dicho mecanismo, respetando siempre lo establecido en la jurisprudencia de la
Corte IDH.
5.2.
Artículo 164 de la Constitución de la República
Si bien el articulo 164 prescribe textualmente que “todos los decretos,
acuerdos, órdenes y resoluciones que los funcionarios del Órgano ejecutivo
emitan, excediendo las facultades que esta Constitución establece, serán nulos
y no deberán ser obedecidos, aunque se den a reserva de someterlos a la
aprobación de la Asamblea Legislativa”, la SCA ha ampliado su ámbito de
aplicación y los sujetos vinculados a través de su jurisprudencia, concluyendo
luego de una interpretación sistemática de la Constitución que:
1. la regulación sobre la nulidad contenida en el artículo 164
de la Constitución de la República, para los actos de los funcionarios
del Órgano Ejecutivo, puede aplicarse de forma extensiva a los actos
del resto de la Administración Pública que adolezcan de dicho vicio,
2. respecto a la enunciación de "decretos, acuerdos, órdenes
y resoluciones", ha señalado que esta es de carácter ilustrativo y no
taxativo, por tanto, “todas las posibles actuaciones administrativas
que
excedan
las
facultades
que
la
Constitución
establece,
cualesquiera sea la forma que adopten”34,
3. qué el artículo 164 de la Cn. puede extenderse a todas las
facultades que el ordenamiento jurídico otorga a la Administración
34 Sentencia Definitiva, Ref. 213-2005, pronunciada el 26/05/2010.
360
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Pública; es decir, “a la suma de las atribuciones y competencias en el
desarrollo de la función administrativa”35 y
4. en cuanto al “exceso de facultades” la SCA ha establecido
que será nulo el acto dictado por la Administración Pública en
ejercicio de una facultad administrativa, cuando dicha transgresión
trascienda a una vulneración a la Constitución36.
Debido a lo expresado, el decretar de forma directa como inconvencional
una norma jurídica, acto u omisión de cualquier autoridad pública podría
resultar en una nulidad.
5.3.
Falta de norma expresa que regule el control de convencionalidad
En ninguno de los fundamentos jurídicos que puedan ser alegados a
favor del control de convencionalidad se encuentra la regulación y
establecimiento expreso de dicho mecanismo como para que éste deba ser
ejercido ipso facto en el ámbito interno de El Salvador y a ello debe agregarse
la variabilidad de los precedentes, sin embargo, si existen fundamentos para
que la Corte IDH a partir de la interpretación de la Convención Americana
Sobre Derechos Humanos exija a los Estados partes en la misma que han
reconocido su competencia contenciosa la regulación del control de
convencionalidad como un mecanismo que permitiría la efectiva aplicación de
los tratados internacionales sobre derechos humanos.
Lo que se trata de decir es que, a partir de la interpretación sistemática
de los artículos 1 y 2 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos y
los artículos 29 y 68.1 del mismo, integrando el artículo 27 de la Convención de
Viena Sobe el Derecho de los Tratados, si puede exigirse como una de las
medidas que deben ser adoptadas por el Estado Salvadoreño para lograr el
effet utile de los instrumentos, el regular en una ley formal el mecanismo del
35, IBIDEM
36 La SCA ha señalado que “En primer lugar hace falta definir que exceso se refiere a todo lo que esté
fuera del ámbito de facultades o potestades, por estar más allá de éstas o por desviarse de las mismas, lo
cual incluye la posibilidad de que estando obligada la Administración Pública simplemente no las ejerza.
En tal sentido, el exceso debe ser entendido inicialmente en su acepción más amplia, es decir, como
cualquier desviación por parte de la Administración Pública del mandato contenido en el ordenamiento
jurídico”. IBIDEM.
361
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
control de convencionalidad respetando los parámetros establecidos por la
Corte IDH en su jurisprudencia, pero para ello se requiere que, como se ha
sostenido previamente, se establezca un precedente invariable en el cual se
determine el objetivo, la competencia, el canon que debe ser respetado al
ejercer el control de convencionalidad, etc. Además, se contemplen las ideas
de aquellos que han estudiado la aplicación del control en el ámbito interno, las
alternativas como la interpretación conforme37, quienes deberían ejercerla y
bajo qué supuestos.
Sin duda, esto coadyuvaría a que la Asamblea Legislativa de El Salvador
legisle sobre el control de convencionalidad con respeto a la jurisprudencia de
la Corte IDH, el que se exija a las autoridades que sean establecidas como
competentes el ejercicio y conocimiento de los estándares que sobre derechos
humanos han sido fijados en el ámbito universal o regional aun cuando su
ejercicio no sea requerido por las partes de un proceso en virtud del principio
iuri novit curia.
Además, en el mismo cuerpo normativo debería regularse y asegurarse
que quienes deban ejercer el control reciban la capacitación y actualización
constante en la materia, a contrario sensu, podría ocurrir que quienes lo
ejerzan carezcan del conocimiento y por tanto el resultado del control sea
erróneo
y
con
evidentes
contradicciones
a
los
estándares
que
internacionalmente han sido fijados, por ello, sería sano y saludable el que se
retomen los puntos que se han planteado en este apartado, los cuales
responden exclusivamente a la realidad jurídica de El Salvador.
Finalmente, con una regulación completa se evitaría que ocurriese lo
mismo que en un caso resuelto por la Corte Constitucional de Colombia en el
cual sostuvo que aunque sean precedentes significativos estos no deben ser
trasplantados automáticamente en el caso de ejercer un control de
convencionalidad38, es decir, que su ejercicio no sea antojadizo.
37 SAGÜÉS NÉSTOR, Pedro, El control de convencionalidad como un instrumento para la elaboración
de un lus commune interamericano”, disponible en http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2895/15.pdf
38 La Corte Colombiana expresaría en cuanto a la aplicación del precedente de la Corte IDH en el caso
Kimel Vs. Argentina que si bien “constituye un precedente significativo en torno al alcance de la libertad
362
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
6.
ALGUNOS EJEMPLOS DE APLICACIÓN QUE PODRÍAN SER
ADOPTADOS POR LA SCA
Al responder a esta interrogante debe partirse de la piedra angular que
es la competencia de la SCA para resolver básicamente las controversias que
se susciten en relación a la legalidad de los actos de la administración pública,
en ese sentido, debe recordarse que el campo en el cual la administración
pública despliega sus competencias es tan amplio como variado, por ello deben
ajustar todo su accionar a los estándares que sobre derechos humanos – que
constituyen un límite a la actividad estatal- han sido fijados para cada materia
en particular, ya sea en el ámbito universal o regional. Sin ánimos de ser
extensivo, por cuanto no se pueden presentar en un breve artículo todos los
estándares que han sido fijados, nos limitaremos a presentar un extracto de la
jurisprudencia de la Corte IDH respecto a ciertas materias que podrían ser
sometidas a conocimiento de la SCA.
6.1.
Acceso a la información pública
El artículo 13 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos
reconoce el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión el cual
incluye, entre otras cosas, el derecho y la libertad de buscar, recibir y difundir
informaciones e ideas de toda índole, aspecto que ha sido analizado por la
Corte IDH en el caso Claude Reyes y otros vs. Chile39 en el cual estableció
que éste “protege el derecho que tiene toda persona a solicitar el acceso a la
información bajo el control del Estado”40 imponiendo la obligación del Estado
de suministrarla.
de expresión y del principio de legalidad en la tipificación de los delitos de injuria y calumnia, esta
decisión no puede ser trasplantada automáticamente al caso colombiano en ejercicio de un control de
convencionalidad que no tenga en cuenta las particularidades del ordenamiento jurídico interno,
especialmente la jurisprudencia constitucional y de la Corte Suprema de Justicia que han precisado
notablemente el alcance de los elementos normativos de estos tipos penales, a lo cual se hará alusión en
un acápite posterior de esta decisión”. Corte Constitucional De Colombia, Sentencia de
Inconstitucionalidad C-442/11, Demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 220, 221, 222, 223,
224, 225, 226, 227 y 228 de la Ley 599 de 2000, modificados por el artículo 1 de la Ley 599 de 2000.
Disponible en http://www.corteconstitucional.gov.co.
39 Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de
septiembre de 2006. Serie C No. 151.
40 IBID, párr.77.
363
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Como bien plantea la Corte IDH, la existencia de una verdadera
democracia41 genera la necesidad e importancia de proteger el acceso a la
información pública para poder maximizar el control democrático42 por parte de
la sociedad a través de la opinión pública, por ello se requiere que el actuar del
Estado se rija por los principios de publicidad y transparencia en la gestión
pública, particularmente, la Corte IDH señala como indispensable que las
autoridades estatales se rijan por la presunción de que toda información, en
principio, es accesible -expresada en el principio de máxima divulgación-.
En síntesis, la Corte estableció los siguientes lineamientos respecto al
acceso de información que se encuentra bajo el control del Estado:
a) la información debe ser entregada sin necesidad de acreditar un
interés directo o una afectación personal para su
obtención, salvo en los
casos en que se aplique una legítima restricción;
b) el derecho de acceso a la información bajo el control del Estado
tiene una dimensión individual y otra social;
c) la restricción establecida por ley debe ser necesaria, proporcional y
responder a un objetivo permitido por la Convención Americana para evitar
41 En el Caso Claude Reyes y Otros vs. Chile la Corte IDH cita algunos instrumentos internacionales en
los cuales se ha reconocido la importancia de la transparencia de las actividades gubernamentales, del
acceso a la información pública y la necesidad de su protección: Articulo 4 de la Carta Democrática
Interamericana, la Declaración de Nuevo León, aprobada en el 2004, los Jefes de Estado de las Américas,
Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo. Además, la Corte señalo la relación acceso libertad de expresión-democracia al sostener
que “[…] la libertad de expresión es un elemento fundamental sobre el cual se basa la existencia de una
sociedad democrática. Es indispensable para la formación de la opinión pública. Es también condición
sine qua non para que los partidos políticos, los sindicatos, las sociedades científicas y culturales, y en
general, quienes deseen influir sobre la colectividad puedan desarrollarse plenamente. Es, en fin,
condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opciones esté suficientemente informada. Por
ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre”. IBID, párr.
85.
42 En el párr. 87 la Corte IDH determino que “El control democrático, por parte de la sociedad a través
de la opinión pública, fomenta la transparencia de las actividades estatales y promueve la responsabilidad
de los funcionarios sobre su gestión pública. Por ello, para que las personas puedan ejercer el control
democrático es esencial que el Estado garantice el acceso a la información de interés público bajo su
control. Al permitir el ejercicio de ese control democrático se fomenta una mayor participación de las
personas en los intereses de la sociedad”. Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros vs. Chile, Citado supra
nota 39, párr.87 En ese mismo sentido se pronunció la Corte en el caso Corte IDH, Caso Herrera Ulloa
vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004.
Serie C No. 107, párr. 127.
364
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
que se cree un campo fértil para la actuación
discrecional y arbitraria del
Estado en la clasificación de la información, y;
d) sólo pueden realizarse restricciones por las razones permitidas por la
Convención, lo cual es aplicable a las decisiones que sean adoptadas por los
órganos internos en dicha materia. Es importante, por cuanto el caso versaba
sobre la solicitud de información de miembros de la sociedad civil para ejercer
un control sobre un proyecto que causaría impacto ambiental.
6.2.
Fiscalización en la prestación de los servicios públicos
En el caso Ximenes Lopes vs. Brasil la Corte IDH analizó las
responsabilidades que pueden generarse para un Estado cuando delegue la
prestación de servicios públicos por cuanto “los supuestos de responsabilidad
estatal por violación a los derechos consagrados en la Convención, pueden
ser tanto las acciones u omisiones atribuibles a órganos o funcionarios del
Estado, como la omisión del Estado en prevenir que terceros vulneren los
bienes jurídicos que protegen los derechos humanos… Es decir, la acción de
toda entidad, pública o privada, que está autorizada a actuar con capacidad
estatal, se encuadra en el supuesto de responsabilidad por hechos
directamente imputables al Estado, tal como ocurre cuando se prestan
servicios en nombre del Estado”43.
El caso versa sobre la prestación de los servicios de la salud, de allí que
el Tribunal Interamericano analizara el deber de los Estados de regular y
fiscalizar los hospitales que prestan servicios públicos que
abarca toda y
cualquier institución de salud, insistiendo en que los Estados son responsables
de cumplir con ese deber que es de carácter permanente en “la prestación de
los servicios y la ejecución de los programas nacionales relativos al logro de
una prestación de servicios de salud públicos de calidad, deben entre otros
crear mecanismos adecuados para inspeccionar las instituciones psiquiátricas,
presentar,
investigar
y
resolver
quejas
y
establecer
procedimientos
disciplinarios o judiciales apropiados para casos de conducta profesional
43 Corte IDH, Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149, párr.86
y 87.
365
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
indebida o de violación de los derechos de los pacientes”44. Sin duda, los
criterios fijados podrían ser extendidos a otros campos en los que los Estados
deleguen la prestación de servicios públicos, de tal forma que se les exija el
cumplimiento de las obligaciones internacionales que se generan por la
tercerización.
6.3.
Aplicación de sanciones administrativas (Art. 8, 25 y 9 de la CADH)
La SCA se enfrenta con mayor frecuencia a procesos en los cuales se
discute la observancia de las garantías del debido proceso o la aplicación del
ius punniendi que ejerce la administración pública.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos analizo la aplicabilidad
del artículo 9 de la CADH en materia de derecho administrativo sancionatorio45
debido a que la redacción de la disposición parecía referirse solamente al
derecho
penal.
Teniendo
en
consideración
que
en
las
administrativas y penales el Estado ejerce su ius puniendi,
sanciones
que tienen
naturaleza similar, que ambas implican menoscabo, privación o alteración a los
derechos de las personas el Corte IDH estableció que: “aras de la seguridad
jurídica es indispensable que la norma punitiva, sea penal o administrativa,
exista y resulte conocida, o pueda serlo, antes de que ocurran la acción o la
omisión que la contravienen y que se pretende sancionar”46 y que los
principios de legalidad e irretroactividad deben estar presentes en la actuación
de todos los órganos del Estado, en especial, cuando se trate del ejercicio de
dicha potestad.
Respecto a las garantías del debido proceso reconocidas en el artículo 8
de la CADH, la Corte IDH ha establecido que la citada disposición hace
referencia al conjunto de requisitos que deben observarse en las distintas
instancias procesales, procedimientos, e incluso, son aplicables cuando alguna
autoridad pública adopte decisiones que determinen derechos y obligaciones
44 IBID, párr. 99.
45 Véase ALBANESE, Susana, (coord.), El control de convencionalidad, Ediar, Buenos Aires, 2008,
Pág. 47 y ss.
46 Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de
febrero de 2001. Serie C No. 72, párr.106.
366
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
de las personas a efecto de que éstas puedan defenderse adecuadamente
ante los actos emanados de cualquiera de los órganos estatales, de tal forma
que
no se aplica solamente a jueces y tribunales que ejerzan funciones
materialmente jurisdiccional, sino, deben ser respetados y garantizados por “los
órganos estatales adoptan decisiones sobre la determinación de los derechos
de las personas, ya que el Estado también otorga a autoridades
administrativas, colegiadas o unipersonales, la función de adoptar decisiones
que determinan derechos”47.
Claramente se ha establecido que en cualquier actuación de los órganos
estatales dentro de un proceso, sea
administrativo sancionatorio o
jurisdiccional, debe respetarse el debido proceso legal48.
Algunas de las garantías que se protegen en el artículo 8 son la de la
competencia, motivación de las decisiones49, independencia e imparcialidad
de la autoridad llamada a resolver un asunto50, pero además, la exigencia de
que su actuación se ajuste a los términos del procedimiento
legalmente
previsto para el conocimiento y la resolución del caso que se le somete51.
Resulta
importante,
el derecho a recurrir el fallo ante un juez o tribunal
superior que se reconoce en el artículo 8.2 literal h) de la CADH, siendo su
objetivo el que exista una revisión de la sentencia o decisión adversa para
47 Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile, citado supra nota 39, párr.118. En ese mismo
sentido, se pronunció el Tribunal Interamericano al expresar que “de conformidad con la separación de
los poderes públicos que existe en el Estado de Derecho, si bien la función jurisdiccional compete
eminentemente al Poder Judicial, otros órganos o autoridades públicas pueden ejercer funciones del
mismo tipo. Es decir, que cuando la Convención se refiere al derecho de toda persona a ser oída por un
“juez o tribunal competente” para la “determinación de sus derechos”, esta expresión se refiere a
cualquier autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que a través de sus resoluciones
determine derechos y obligaciones de las personas. Por la razón mencionada, esta Corte considera que
cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, tiene la
obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los términos del
artículo 8 de la Convención Americana”. Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2001. Serie C, No. 71, párr. 71.
48 Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, citado supra nota 46, párr.124.
49 Corte IDH, Caso Apitz Barbera y otros (Corte Primera de lo Contencioso Administrativo) vs.
Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie
C No. 182, párr. 77 y ss.
50 La Corte se ha referido a la independencia judicial, la imparcialidad, la competencia, las instituciones
de recusación e inhibición véase Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo”) Vs. Venezuela.
51 Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú, citado supra nota 47, párr. 77.
367
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
evitar la firmeza de una resolución que fue adoptada con vicios o que contiene
errores que han ocasionado un perjuicio a las partes en el proceso52.
Continuando con la presentación de los estándares, la Corte ha
establecido que los recursos constituyen uno de los pilares básicos, no sólo de
la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho53, que éste
debe ser accesible54, sencillo55 y rápido56, pero además, se reconoce la
posibilidad y deber de los Estados de establecer presupuestos y criterios de
admisibilidad, de carácter judicial o de cualquier otra índole57, aclarando, que
no será per se inconvencional el que se no sean objeto de impugnación
determinados actos de trámite58.
En relación al artículo 25 de la CADH, la Corte IDH ha establecido que
los Estados están en la obligación de suministrar recursos judiciales efectivos
52 Este derecho ha sido analizado por la Corte IDH en el caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica en el que
básicamente se puntualizó que: i) Este derecho no se satisface con la mera existencia de un órgano de
grado superior al que juzga y condena, ante el que se tenga o pueda tener acceso, ii) El recurso que
contempla el artículo 8.2.h. de dicho tratado debe ser un recurso ordinario accesible y eficaz, deben dar
resultados o respuestas al fin para el cual fueron concebidos, iii) Los Estados no pueden establecer
restricciones o requisitos que infrinjan la esencia misma del derecho de recurrir del fallo y iv) No es
trascendental la denominación del recurso, sino, que se garantice una revisión integral de la decisión que
se recurre. La Corte ha agregó que “…la doble conformidad judicial, expresada mediante el acceso a un
recurso que otorgue la posibilidad de una revisión íntegra del fallo condenatorio, confirma el fundamento
y otorga mayor credibilidad al acto jurisdiccional del Estado, y al mismo tiempo brinda mayor seguridad
y tutela a los derechos del condenado” . Corte IDH, Caso Mohamed vs. Argentina. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 noviembre de 2012 Serie C No. 255, párr. 97.
53 Corte IDH, Caso 19 Comerciantes vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
julio de 2004. Serie C No. 109, párr. 193.
54 La Corte IDH, Caso Mohamed vs. Argentina, citado supra nota 52, párr. 99. Estableció que el recurso
debe ser accesible, esto es, que no debe requerir mayores complejidades que tornen ilusorio ese derecho.
En ese sentido, la Corte estima que “las formalidades requeridas para que el recurso sea admitido deben
ser mínimas y no deben constituir un obstáculo para que el recurso cumpla con su fin de examinar y
resolver los agravios sustentados por el recurrente”.
55 Corte IDH, Caso Mejía Idrovo vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 5 de julio de 2011 Serie C No. 228, párr. 91.
56 Los Estados tienen la obligación de establecer que los procedimientos establecidos internamente sean
expeditos y evitar cualquier retraso en su resolución para prevenir que se generara una afectación a los
derechos de las partes. Corte IDH, Caso Acevedo Buendía y otros, Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2009 Serie C No. 198, párr. 74 y 77.
57 La Corte IDH ha señalado que “por razones de seguridad jurídica, para la correcta y funcional
administración de justicia y la efectiva protección de los derechos de las personas, los Estados pueden y
deben establecer presupuestos y criterios de admisibilidad de los recursos internos, de carácter judicial o
de cualquier otra índole…”. Corte IDH, Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y
otros) Vs. Perú, citado supra nota 5, párr. 126.
58 Corte IDH, Caso López Mendoza vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de
septiembre de 2011 Serie C No. 233, párr.120.
368
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
contra los actos que violen sus derechos59, pero la responsabilidad del Estado
a la luz de la citada disposición no termina con la emisión de la decisión o
sentencia, sino más bien, debe entenderse que “la efectividad de la sentencia
depende de su ejecución”60.
Otro aspecto que debe resaltarse es que al emitir las decisiones que
tutelen derechos de las personas y ordenar las reparaciones, las autoridades
deben “establecer de manera clara y precisa ―de acuerdo con sus ámbitos de
competencia― el alcance de las reparaciones y las formas de ejecución de las
mismas… el alcance de estas medidas debe ser de carácter integral, y de ser
posible, con el fin de devolver a la persona al momento previo en el que se
produjo la violación (restitutio in integrum). Dentro
de estas medidas se
encuentran, según el caso, la restitución de bienes o derechos, la
rehabilitación, la satisfacción, la compensación y las garantías de no repetición,
entre otras”61.
7.
REFLEXIONES CONCLUSIVAS
1. Debe requerirse a la Corte Interamericana de Derechos Humanos
la adopción de un solo precedente en el cual se establezca de forma
inequívoca cuales elementos del Control de Convencionalidad deben ser
regulados por los Estados y bajo que parámetros a efecto de evitar la
variación constante y brindar seguridad jurídica respeto a su contenido, de
tal forma que, se facilite la labor de los Estados en la incorporación del
59 La Corte ha establecido un criterio en el cual establece cuando un recurso no es efectivo Véase Corte
IDH. Caso Acevedo Buendía y otros (cesantes y jubilados de la Contraloría) vs. Perú, citado supra nota
56 párr. 69
60 La Corte ha agregado que uno de los efectos de la cosa juzgada es la obligatoriedad del
pronunciamiento y que su ejecución debe ser considerada como parte del derecho de acceso al recurso
porque “el derecho a la protección judicial sería ilusorio si el ordenamiento jurídico interno del Estado
Parte permite que una decisión judicial final y obligatoria permanezca ineficaz en detrimento de una de
las partes”. Corte IDH, Caso Acevedo Jaramillo y otros vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, párr. 219. Además, ha
sostenido que del artículo 25 se generan básicamente dos obligaciones: “La primera, consagrar
normativamente y asegurar la debida aplicación de recursos efectivos ante las autoridades competentes,
que amparen a todas las personas bajo su jurisdicción contra actos que violen sus derechos
fundamentales o que conlleven a la determinación de los derechos y obligaciones de éstas. La segunda,
garantizar los medios para ejecutar las respectivas decisiones y sentencias definitivas emitidas por tales
autoridades competentes, de manera que se protejan efectivamente los derechos declarados o
reconocidos”. Corte IDH, Caso Acevedo Buendía y otros (cesantes y jubilados de la Contraloría) vs. Perú,
citado supra nota 56, párr.72.
61 Corte IDH, Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador, citado supra nota 55, párr.96.
369
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
dicho mecanismo. En El Salvador, el control de convencionalidad y la
interpretación convencional constituyen dos medidas que el Estado debe
poner en práctica para garantizar el effet utile de la Convención Americana
y los tratados internacionales que ha adoptado para viabilizar el
cumplimiento de las obligaciones estatales adquiridas -respeto, garantía y
adecuación-, además, podrían contribuir a la aplicación armónica, ordenada
y coherente del derecho vigente en El Salvador, comprendiendo a sus
fuentes internas e internacionales.
2. Los tratados internacionales de los cuales es parte El Salvador
son leyes de la república, sin embargo, la jurisprudencia refleja su escasa
aplicación, de ahí que el denominado control de convencionalidad que
deben ejercer las autoridades internas de los Estados sea una medida
idónea para poder lograr que las autoridades obligadas a su ejercicio
apliquen los estándares internacionales que han sido fijados en el ámbito
universal y regional.
3. Por los problemas para su aplicación es importante que la Corte
IDH requiera al Estado Salvadoreño la regulación legislativa del mismo a
través de una ley, esto conllevaría a que se adopte no solo un precedente
en el cual establezca cómo deben regular los Estados el control para lograr
por fin firmeza y certeza para los Estados. Sería importante incluso analizar
la posibilidad la existencia de una interpretación conforme como ha sido
planteada por algunos referentes de la doctrina como Néstor Pedro Sagüés.
4. Debido a las diversas materias sobre las cuales debe resolver la
Sala de lo Contencioso Administrativo por la amplitud del ámbito de
actuación de la administración pública, se requiere una mayor preparación
respecto al conocimiento del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, particularmente, sobre los estándares fijados en la jurisprudencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y es en este punto en el
cual la Procuraduría Para la Defensa de los Derechos Humanos de El
Salvador debería implementar cursos constante de actualización en la
materia para los aplicadores de la ley en general.
370
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ESPAÑA
371
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
LA BUENA ADMINISTRACIÓN COMO INSTITUCIÓN JURÍDICA
Por José Luis Meilán Gil
I. PLANTEAMIENTO
Se habla afortunadamente con frecuencia de la “buena administración”.
La expresión se ha introducido al máximo nivel del ordenamiento jurídico de la
Unión Europea al figurar
en la Carta europea de derechos fundamentales
elevada al rango de tratado por el de Lisboa, figura, al menos como principio en
ordenamientos jurídicos de los Estados miembros, y es citada en los
fundamentos jurídicos de sentencias de tribunales ante los cuales puede ser
invocada. No es solo una laudable preocupación doctrinal, ni un principio no
exento de alegoría que trate de “dotar de alma a la Administración”1 ni, por
tanto, un asunto que resida completamente extra muros del Derecho2.
Es una obviedad sostener que en este tema hay implicaciones varias: de
carácter sociológico, económico, político, ético, además del jurídico. Sucede
también, sin que sea ahora cuestión de medir en qué proporciones, con el
propio Derecho. Desde siempre lo he considerado como un fenómeno cultural,
tomando la expresión en un sentido amplio. No se entienden de un modo cabal
sus categorías sin tener en cuenta el contexto, incluida la historia; pero al
construirlas y explicarlas no deberían mezclarse las diferentes perspectivas.
 Catedrático de Derecho Administrativo. Miembro de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y
Legislación. Ex Consejero de Estado.
1 J. TORNOS MAS, “El principio de la buena administración o el intento de dotar de alma a la
Administración”, Derechos fundamentales y otros estudios en homenaje al prof. Dr. Lorenzo Martín
Retortillo, vol. I, Gobierno de Aragón, Cortes de Aragón, 2008, pp. 829 y ss.
2 A su exposición, análisis y divulgación se ha dedicado con particular empeño el profesor J.
RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ , expresión de un autocalificado “pensamiento abierto, plural,dinámico
y complementario” del que pueden citarseEl Buen Gobierno y la Buena Administración de Instituciones
Públicas, Thomson-Aranzadi, Cizur Menor, 2006 y Dereito fundamental â Boa Administraçao Pública,
Forum, Belo Horizonte, 2012.
372
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La
“buena
administración”
puede
ser
expuesta
utilizando
indiscriminadamente todas esas perspectivas y, es posible que con ello se
preste un gran servicio a la sociedad, pero no tanto al Derecho administrativo
que tiene sus propias reglas y ámbito como ciencia. Sucede en este caso como
con otros asuntos de gran actualidad como la corrupción. Por ello aquí se
pregunta qué es o puede suponer la “buena administración” para el Derecho
administrativo. Desde el Derecho no se asegura aquella en su integridad. La
tarea de administrar se lleva a cabo por personas. Ni siquiera la tipificación de
delitos y las correspondientes penas, ni de las infracciones y sanciones bastan,
aunque puedan ayudar, a que los comportamientos correspondan al arquetipo
de la “buena administración”; ni se asegura plenamente con el cumplimiento de
lo establecido en el ordenamiento jurídico, trátese de preceptos o principios. La
“buena cara” que pone un funcionario en su atención al ciudadano forma parte
de la “buena administración”, y tendrá su raíz en convicciones de educación o
de ética que, se corresponden con el carácter de servidor público que, por otra
parte, tiene su anclaje en la Constitución y en las leyes.
Se pretende, por tanto, abordar la “buena administración” desde la
perspectiva del Derecho administrativo. Qué sentido tiene; cuál es su ámbito;
qué consecuencias se derivan de su reconocimiento jurídico. Esa inserción en
el Derecho proporciona una indudable garantía para que sea efectiva, más allá
de proclamas y buenos deseos. Por seguir con el ejemplo de la corrupción, en
el ámbito contractual de la Administración el Derecho puede combatirla
regulando de una manera adecuada el iter que conduce hasta la selección del
contratista y la adjudicación del contrato y, en favor de los mismos principios de
igualdad, no discriminación y transparencia, impidiendo la prerrogativa de la
Administración para la modificación del contrato3.
Dentro del ámbito de la “buena administración” en la Unión Europea lo
decisivo para reconocer el derecho de los interesados a tener acceso a los
documentos que posean la Comisión y el Consejo, antes de elevarlo al nivel de
3 Cfr. J.L.MEILÁN GIL,“Las prerrogativas de la Administración en los contratos administrativos:
propuesta de revisión”, RAP, 191, 2013.
373
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
fundamental, no fue un Código de buena conducta4, sino la Decisión adoptada
posteriormente5. La intención moralizadora de obligar a resolver expresamente,
por ejemplo, resulta insuficiente desde una buena administración; debería
generar, cuando menos, responsabilidad del funcionario.6 Todo ayuda, pero
convertir la “buena administración”, con lo que ello comporta, en un derecho
ayuda a que sea efectiva.
El propio enunciado de la “buena administración” proporciona un cierto
equívoco, según que se exprese ortográficamente con minúsculas o con
mayúsculas, que remite a la propia concepción del Derecho administrativo,
dentro de lo que puede considerarse Derecho del Estado, al que pertenece
también el Derecho constitucional.
No parece necesario insistir en que el
Derecho administrativo ha de hundir sus raíces en la Constitución, lo que me
ha
permitido
hablar
tempranamente
de
un
Derecho
administrativo
constitucional, no solo como “Derecho constitucional concretizado”, sino
también por su virtud constitucionalizante7; pero quizá no sea superfluo aludir a
que la “buena administración” se comprende mejor desde una concepción del
Derecho administrativo que no se construya como el Derecho de la
Administración,como
ha
venido
sosteniendo
una
dominante
dirección
doctrinal8y que se encuentra también en la brillante idea de “un derecho del
poder para la libertad. Y esto, se dice, porque hace posible ésta mediante el
condicionamiento o limitación de aquél”9. Responden a la construcción propia
del Estado liberal – Hauriou es una muestra- con una clara y plausible intención
de someter el Poder a control -el recurso por éxces du pouvoires significativo-y,
4Sobre el softlawque preparó el acuerdo de Niza cfr. B. TOMÁS MALLÉN, El derecho fundamental a
una buena administración, INAP, Madrid, 2004, pp.89 y ss. El Código de buena conducta administrativa
de 2001, del Defensor del Pueblo europeo tenía como objetivo “concretar en la práctica lo que significa el
derecho a una buena administración establecido en la Carta”.
5 Cfr. STJE 2007/730 de 27 de noviembre, asunto AthanasiosPitsionis /BCE. El Código de conducta
sobre principios para acceso de documentos en su poder preveía que el público tendrá el mayor acceso
a los documentos que posean la Comisión y el Consejo. La Decisión es 93/731. Su vulneración fue el
objeto del recurso.
6 El Real Decreto-Ley 4/2012 considera el silencio administrativo en él contemplado como falta muy
grave del funcionario. Cfr. J.L MEILAN GIL “El silencio de la Administración”, Anuario da Facultade
de Dereito. Universidade da Coruña, 2012.
7 Cfr. J. L MEILÁN GIL, Categorías jurídicas en el Derecho administrativo,Iustel, Madrid, 2011, pp 2223
88 Derecho propio y específico de las Administraciones Públicas en cuanto persona. Un Derecho
estatutario hecho de un equilibrio entre privilegios y garantías. E. GARCÍA DE ENTERRÍA, Curso de
Derecho administrativo, 6ª ed. t.I, Civitas, Madrid, 1993, pp.38 y ss.
9 F. GONZÁLEZ NAVARRO, Derecho administrativo español, Eunsa, Pamplona, 2ª ed. 1993, p.424.
374
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
como habrá ocasión de subrayar, en esas construcciones queda oscurecido el
carácter servicial de la Administración, forzada la inclusión de las prestaciones
propias del Estado social, difuminado el fundamento de los derechos
fundamentales y la libertades públicas reconocidos constitucionalmente, y no
consideradas las consecuencias de la definición constitucional del Estado como
democrático. Resulta reduccionista ante la asunción del Estado social y
democrático de Derecho que no es del caso desarrollar10
En 1967, por el contrario, puse el acento en la toma en consideración de
los intereses colectivos y hablé de su “regulación y gestión subordinada”11,
expresión, que, salvo el cambio de intereses colectivos por generales, ha
quedado en el artículo 103 de la CE, en cuya redacción intervine, que no
figuraba en el anteproyecto: “La Administración sirve con objetividad los
intereses generales…”12.La Administración está sometida al Derecho, no solo a
la
ley
como
ha
sostenido
una
tradicional
concepción
del
Derecho
administrativo. Es poder, pero vicarial; sirve, pero no determina los intereses
generales, ni es titular de ellos. Su fin es hacerlos efectivos 13 o garantizar su
efectividad en el caso de los derechos fundamentales reconocidos en la
Constitución, que son el “núcleo duro”, irreductible, de los intereses
generales.14
Sostenía entonces un concepto material,rationemateriae,para referirme a
lo administrativo, más que a un criterio formal o personal de la Administración y
a los ejemplos puestos entonces pueden añadirse hoy que puede hablarse de
10 La originalidad de ese enunciado constitucional “no radica en los términos que contiene tomados cada
uno de ellos aisladamente…ni tampoco en una simple agregación o yuxtaposición…sino… en la
integración de los tres términos en una totalidad conceptual…vinculados entre sí” Cfr. M. GARCÍA
PELAYO, “El Estado social y democrático de Derecho en la Constitución española”, Obras Completas,
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2009, pp. 1663-64. Sobre la superación del
postulado clásico además de la bibliografía citada en nota anterior y posterior cfr. J.L.MEILÁN GIL,
Contestación al discurso de J. L. CARRO FERNÁNDEZ- VALMAYOR, Ley y Administración Pública.
Un ensayo dogmático sobre la potestad administrativa de la Administración, Real Academia Gallega de
Jurisprudencia y Legislación, 2012.
11 Cfr. J.L. MEILÁN GIL, El proceso de la definición del Derecho administrativo ENAP, Madrid, 1967,
pp. 84-85
12 Cfr. J.L.MEILÁN GIL, Categorías…pp. 182-183.
13 En ese sentido STS de 27 de marzo de 1986, citada en mi Prólogo al libro de J, RODRÍGUEZARANA La suspensión del acto administrativo en vía de recurso, Montecorvo, Madrid, 1986. El
fundamento constitucional se encuentra en el citado artículo 103 que alude al principio de eficacia.
14De su efectividad habla el artículo 9,2 de la CE. Cfr.J.L. MEILÁN GIL, “Administración Pública,
intereses generales e interés público”, en Categorías…pp. 184 y ss.
375
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Derecho administrativo aunque el poder de donde emane la actividad sea
diferente de la Administración Pública (legislativo, judicial…). Para acoger esta
realidad algún autor ha debido modificar su definición inicial15. Es, de otra parte,
la que domina en el Derecho comunitario a la hora de definir quién es poder
adjudicador en los contratos públicos16 y se constata en el Texto refundido de
los contratos del sector público que engloba entidades que no son
Administraciones públicas, por citar solo un ejemplo.
En
hacer
efectivos
los
intereses
generales
que
le
vienen
predeterminados a la Administración, por iniciativa del Gobierno y el aval del
Parlamentoradica la “buena administración”17. No es un estándar uniforme y
fijo, acentuada esa posible variación por la alternancia en el Poder propia de
un Estado democrático y en el caso de los derechos fundamentales vinculada a
la voluntad constituyente. Desde esa perspectiva la “buena administración” no
responde a bienintencionados principios de Ciencia de la Administración, sino a
postulados con fuerza jurídicaen un Derecho administrativo acorde con el
progreso tecnológico y los requerimientos de la profundización democrática.
Desde la concepción del Derecho administrativo antes adelantada, con
referencia al servicio a los intereses generales, en los que se incluyen los
derechos fundamentales de la persona, se comprende mejor la “buena
administración”. Es un servicio a los ciudadanos, no el magnánimoejercicio de
una prerrogativa en relación con los “administrados”, expresión que he evitado
siempre. En último término, ese carácter servicial, orgullo de una plausible
tradición que no debería desaparecer o infravalorarse, la delcivil Service o de
los servidores públicos, ínsita en la idea del servicio público prestacional,
responde en los constitucionalismos actuales de Estados democráticos a la
importancia de la dignidad de la persona y los derechos inviolables que le son
inherentes…fundamento del orden político y de la paz social, en la expresión
15 Cfr. F. GARRIDO FALLA, Tratado de Derecho administrativo, vol I. 11ª ed. Tecnos, Madrid, 1989,
p. 113.
16 STJCE de 20 de septiembre de 1998, asunto 31/87, GebroedersBeentjes BV/ Estado de los Países
Bajos, que tomó para ello como punto de partida que la noción de Estado debe ser objeto de una
interpretación funcional.
17Por esa tesis se pronuncia J. PONCE SOLÉ, Deber de buena administración y derecho al
procedimiento debido, Lex Nova, Valladolid, 2001, pp. 156 y ss con cita en el mismo sentido de
BASSOLS COMA. Para TORNOS, op. cit .p. 829 la buena administración “exige algo más que el servir
de forma objetiva a los intereses generales”.
376
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
del artículo 10 de la CE, una norma jurídica y no un ramillete de proclamas
políticas o de exhortaciones éticas.
Desde esa perspectiva se comprende que el acto administrativo como
imposición unilateral, resultado del ejercicio de una potestad, ceda posiciones
no solo en favor de la prioridad de los derechos fundamentales, sino en el
terreno de autorizaciones previas18 La pérdida de poder no tiene por qué
suponer una apropiación de competencias públicas por la sociedad 19, sino el
reconocimiento del protagonismo de la sociedad20 que implica uncambio en la
manera de ejercer la Administración pública su función, de acuerdo con un
Estado no solo de Derecho y social, sino también democrático y de derechos
fundamentales que se imponen a los poderes públicos incluido el legislativo 21.
El adjetivo “buena” referido a la administración como actividad,
más
que
como
estructura
y
organización,
posee
consciente
o
inconscientemente una connotación ética22. En esa dirección podría llegar a
concluirse que lo ético en la Administración pública coincide con el
cumplimiento del fin que justifica su existencia, en la realización del Derecho,
teniendo en cuenta que se trata de una actividad humana. Solo las personas
son responsables éticamente. Derecho y ética no se confunden. Aun no siendo
coincidentes, no son completamente ajenos, sin caer en extremos de teocracia
jurídica o de relativismo positivista, que de todo ha habido en la historia o de
un modo menos contundente, sin utilizar lo moral para explicar actuaciones
que pueden ser explicadas por lo jurídico, como se ha hecho en relación con la
desviación de poder.
18 Cfr. J.L MEILÁN GIL, “Sobre la revisión del carácter instrumental del acto administrativo”, Revista
andaluza de Administración Pública, 84, 2012.
19 En sentido opuesto, J. ESTEVE PARDO, La nueva relación entre Estado y Sociedad: aproximación
al trasfondo de la crisis, Marcial Pons, Madrid, 2013.
20 La protección del medio ambiente ofrece testimonios varios. Por ejemplo, Reglamento 66/2010 del
Parlamento y Consejo de la U E sobre el uso voluntario de la etiqueta ecológica.
21 Sobre la introducción de los derechos fundamentales de la persona en el ordenamiento jurídico
español, por una enmienda de mi autoría a la Ley para la reforma política de 1977, cfr. J. L. MEILÁN
GIL, Categorías jurídicas…pp.184-186.
22 Amplia y brillantemente en J. RODRÍGUEZ-ARANA, La dimensión ética de la función pública,
INAP, Madrid, 2013. ROMEU FELIPE BACELLAR FILHO, Relexoes sobre Direito
administrativo.Forum, Belo Horizonte, 2009.
377
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Aunque
la
realización
del
Derecho
que
concierne
a
la
Administración no agote el alcance de la dimensión ética de la actuación de sus
autores, en gran medida el comportamiento conforme a Derecho es síntoma de
comportamientoético. Forma parte de la profesionalidad exigida a los
servidores públicos y de ahí la importancia de una continua formación. Pero “la
buena administración”, no queda reducida al buen comportamiento de las
personas; es también aplicable a la Administración como organización a la que
es muy forzado atribuir una calificación ética, aunque puede hablarse de
estructuras “inmorales”.
El Derecho, en su conjunto, tiene sus limitaciones. Puede y debe
orientar y dirigir y estimular el buen hacer y también castigar y disuadir, por
tanto, de comportamientos indebidos así como disponer de modo que sean
difíciles de llevarse a cabo, haciendo trasparente la actuación pública. Las
claves para una actuación ética en la Administración Pública habrá que
encontrarlas no pocas veces fuera de ese ámbito. Y en todo caso, es
indispensable la colaboración de una conciencia social que estimule la “buena
administración”.
Con frecuencia la buena administración es acompañada por el
buen gobierno y en ocasiones se identifican. En ese sentido se habla de
Administración Bush o Administración Obama. A estas alturas de la historia
pueden deslindarse ambos conceptos. Las políticas públicas son definidas por
el Gobierno o a su iniciativa, incluso ocupando el espacio de la ley cuando
tiene mayoría absoluta en el Parlamento y opera mediante Decretos-Leyes. A
la Administración incumbe ejecutarlas, aunque también el propio Gobierno
puede administrar.
La “buena administración” implica que la Administración realice
su cometido de modo adecuado a la política diseñada.El gobierno puede
acordar una política de obras públicas. La ejecución se concretará en la
suscripción de contratos entre la Administración y los particulares. Una
defectuosa preparación de los pliegos de cláusulas administrativas revelaría
una mala administración. La contratación pública se convierte en un medio para
378
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
la realización de políticas públicas23, como es ya paradigmático en la UE para
hacer efectivo la sostenibilidad del medio ambiente como reconocimiento de la
solidaridad intergeneracional, que ha propiciado la expresión de Green
publicprocurement24u otros objetivos políticos o sociales25.
El deslinde de gobierno y administración no siempre es fácil. El
artículo 97 de la CE expresa, no obstante, con claridad que “el Gobierno dirige
la política interior y exterior, la Administración civil y militar”. La Administración
no formula las políticas públicas y se desnaturaliza su función si se politiza
contaminándose de la alternancia en el Gobierno, porque sería proclive a no
actuar con la imparcialidad constitucionalmente requerida (artículo 103,3 de la
CE).
Aunque sea relativamente reciente la utilización de la “buena
administración” cuenta detrás con una larga historia.
II. LA IDEA DE BUEN GOBIERNO
1. La justificación del poder público.
La justificación del poder público se ha formulado de varias
maneras y con diferentes nombres a lo largo de la historia, a la que va
asociada una amplia lista de ilustres pensadores de cita innecesaria. Tiene que
ver con los fines que se propone la organización política. Dicho de una manera
rápida, con técnica impresionista, el ejercicio del poder público se justifica por y
para la procura del bien común, el vivere benedelos miembros de la sociedad
política en expresiones clásicas de Aristóteles”(eudamonia) y Tomás de
23 Cfr. J. L. MEILÁN GIL, “Las prerrogativas…
24 Cfr. J. PERNAS GARCÍA, Contratación pública verde, la Ley, Madrid, 2011. Se trata, en definitiva,
de “todos –con una proyección de futuro- tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado
para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo” (artículo 45 de la CE).
25Cfr. J. PERNAS GARCÍA (Coord.) Contratación pública estratégica, Thomson Reuter Aranzadi,
2013. En ese sentido J.M.GIMENO FELIU, “La ley de contratos del sector público ¿una herramienta
eficaz para garantizar la integridad? Mecanismos de control de la contratación administrativa en la
contratación administrativa”, REDA, 147, 2010 en donde se habla de la contratación como herramienta al
servicio de los poderes públicos para el cumplimiento de sus fines o sus políticas públicas.
379
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Aquino(virtus)26, la felicidad de los súbditos y el bienestar en la época de la
Ilustración27 y el Despotismo ilustrado –“Mi dolor, dirá el emperador José II- es
no poder hacer a todo el mundo feliz- , en la Declaración de independencia de
los EEUU – thepursuit of happiness, como un derecho- o como proclamó la
Constitución de Cádiz en su artículo 13: “El objeto del Gobierno es la felicidad
de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bien
estar de los individuos que la componen”.
Algunas de las expresiones recordadas revelan que lo que hoy se
entiende por gobierno, administración y ética aparecen mezcladas en la
fundamentación y ejercicio del Poder público. La evolución histórica puede ser
examinada como un proceso de diferenciación de esos ámbitos del quehacer
humano.
En ese sentido, principios para el buen manejo de la res pública
se encuentran, por ejemplo, en Aristóteles (La Política), en Cicerón (De
legibus), en Santo Tomás (De RegiminePrincipis). Esa corriente se desplaza a
lo que podría denominarse filosofía política: son los consejos al Príncipe para el
buen gobierno, criterios de experiencia o de moral en el gobierno del país y,
simultáneamente, límites del poder. Así el Defensor civitatisdeMarsilio de
Padua o las obras de Maquiavelo (Discursos sobre las décadas de Tito Livio)y
el celebérrimo El Príncipe, anotado por Napoleón Bonaparte28, o el menos
conocido Norte de Príncipes de Antonio Pérez 29.
El absolutismo del Antiguo Régimen se sintetizaba por los
revolucionarios franceses y tratadistas del Derecho público coetáneos y
posteriores en el axioma Rex, legibussolutus, aunque en expresión de Vázquez
de Menchaca estaba legibusalligatus. No es cuestión de ahondar en el análisis.
26Cfr. S. ThomaeAquinitatis, In decem libros Aristotelis ad Nicomachumexpositio, Marietti,
1964, I lectio I, 4 y In octo libros PoliticorumAristotelisexpositio, Marietti, 1996, I lectio, 11 y
31.
27Cfr. J.L. MEILÁN GIL, J.L. Categorías jurídicas en el Derecho administrativo, Iustel,
Madrid, 2011, pp. 177-180.
28 Espasa-Calpe, Madrid, 13ª ed, 1973
29Norte de Príncipes, Virreyes, Presidentes, y Governadores, y Advertencias políticas sobre lo público y
particular de una Monarquía, Espasa-Calpe, Madrid, 1969.
380
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Bastará reconocer en esa ligazón la vertiente moral inherente durante centurias
a la concepción de la Monarquía.
En el ciclo de evolución del Estado, por lo que ahora interesa, una
etapa se corresponde con la gutePolicey, la bonnepolice como expresión de
buen gobierno. En ella “se mezclan el aristotelismo tradicional y el espíritu de
organización del Estado moderno”30.De ahí tomarán su nombre los
heterogéneos escritos que tienen por objeto la gestión de los asuntos del
Estado.También será denominada cameralística, por el carácter práctico,
deducido de la actividad desarrollada en las distintas dependencias (camera,
kammer).
La estrecha vinculación a la práctica y la falta de un método
adecuado en el tratamiento y selección de las materias daban como resultado
un fuerte carácter asistemático que se reflejaba en la mezcla de juicios de
valor, descripciones, propuestas de reformas, con un carácter paternalista y
hedonista en su orientación básica.
Existían reglamentos de administración y textos jurídicos, pero
también la ética estaba presente en catálogos de las “virtudes del buen
funcionario”. Para el buen gobierno el Príncipe precisaba de servidores que,
además de ser experimentados y hábiles, debían ser leales y piadosos, de
acuerdo con el pensamiento de la época.
Se imponía una labor de sistematización, a la que están
vinculados los nombres de Delamare (Traité de la Police) y de von Justi
(Grundsatze des Polizeitwisenschaft)31.El estudio científico se mezcla con
consideraciones acerca de la conveniencia o no de la intervención del Estado
en una determinada materia. Es sintomático el contenido de la obra dedicada a
la agricultura, al comercio y manufacturas y las costumbres que deben seguir
los súbditos y todo para procurar la felicidad pública; pero se establece ya
30Cfr. MICAEL STOLLEIS, Histoire du Droit Publique en Alemagne. Droit publique impériale et
science de la police.1600-1800, pp. 509 y 546.
31 Traducción al español desde el francés de PUIG Y GELABERT Elementos generales de la Policía
(1784). Sobre la cuestión cfr. A.GALLEGO ANABITARTE, Formación y enseñanza del Derecho
Público en España (1769-2000), pp.76-85.
381
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
entonces la relación entre los fines del Estado y los medios para conseguirlos y
siempre teniendo en cuenta la realidad práctica circundante.
La transición de la ciencia cameral a la Ciencia de la
Administración del siglo XIX está marcada por la obra de von Mohl (17991875),
que
establece
la
diferencia
entre
Derecho,
Constitución
y
Administración. Un paso decisivo lo da Lorenz von Stein (1815-1890) con su
monumental Verwaltungslehereque intenta reducir el caos cameralista a
sistema32. Es posible porque existe una idea de la Administración, que da
unidad a la actividad del Estado. La Administración es la medida de la fuerza y
de la acción del Estado. Es la Constitución en su realización dinámica; la
Administración como “Constitución en acción”.33
Merece la pena detenerse brevemente en el planteamiento de von
Stein por la significación de su intento y la deriva que va a tener el estudio de la
Administración. En él la consideración jurídica de la Administración, lo que hoy
se llama Derecho administrativo, no es algo independiente de la Ciencia de la
Administración: ésta es una ciencia unitaria que tiene por objeto la
Administración globalmente considerada¸ no exclusivamente desde un punto
de vista formal. Siguiendo la línea cameralista se fija en la actividad real del
Estado, que se encuentra condicionada por una serie de datos económicos,
históricos y sociológicos sin los cuales no se explica.
La profecía
sobre el papel integrador de la Ciencia de la
Administración resultó fallida en el tiempo. Lo que se impondrá será una
consideración dominante de la aproximación jurídica a la Administración, la
preocupación
por el sometimiento
de la
Administración
al Derecho,
característico del Estado de Derecho, el Rechstaat, que liderará la figura de
Otto Mayer. En los casos en los que se conserva el nombre de Ciencia de la
Administración, como ha sucedido en España o Italia, se la ha concebido como
“el pariente pobre del Derecho administrativo”, una especie de cajón de sastre
en el que se recogerían los desechos del estudio de la Administración, lo que
32 Una corriente mayoritaria considera a la Ciencia de la Policía como antecedente de la Ciencia de la
Administración. En ese sentido, M. BAENA del ALCÁZAR, Los estudios sobre la Administración en la
España del siglo XVIII, Instituto de Estudios Políticos, Madrid,1968
33 Cfr. Harmut MAURER, Derecho administrativo, trad. española, Marcial Pons, Madrid, 2011.
382
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
no es susceptible de estudio jurídico, incluso cuando éste se ocupa de la
organización.
Será preciso llegar al siglo XX para que se lance la idea de la
“vuelta a von Stein (Smend, Forsthoff), de alguna manera similar a la “vuelta a
Colmeiro” patrocinada en España por Jordana de Pozas en los años 40 del
pasado siglo. Ese movimiento defiende, en definitiva, la consideración, junto al
Derecho, de lo existente por debajo de las formas jurídicas, es decir, la realidad
económica, sociológica que las normas jurídicas pretenden vaciar, la
perspectiva histórica que evidencie su origen y evolución para lograr, en
consecuencia, un criterio para determinar si es oportuno o inoportuno su
mantenimiento.
El itinerario en los EEUU no es coincidente. Los cambios sociales
que se operan a finales del siglo XIX y comienzos del XX influyen en la
actividad y estructura del Estado. El aparato estatal aumenta, se complica, no
puede manejarse de un modo propio de aficionados y de personas que
cambian al compás de los vaivenes políticos, de acuerdo con el spoil´ssystem.
Además de ineficiencia, el turnismo político facilita la corrupción. Los primeros
estudios no proceden de juristas, sino de especialistas en ciencias políticas. Un
referente paradigmático es el artículo publicado en 1887 por Woodrow Wilson,
más tarde Presidente, con el título “TheStudy of Administration”. Su lema es
“PublicAdministrationoutPolitics”.
Los estudios sobre la Administración pública están presididos por
una idea de reforma. Se trata de hacer más efectiva la responsabilidad del
Ejecutivo por su actividad de gobierno, de hacer más neutrales y más
competentes a los funcionarios, de conseguir que la actuación administrativa se
acerque al nivel de eficiencia de la empresa privada, de acuerdo con el
protagonismo característico de la sociedad en ese país.
En todo caso, conviene retener que en los EEUU los estudios
sobre la Administración Pública no corresponden al Derecho administrativo,
sino a los cultivadores de la ciencia política. Aquel tiene una declarada
orientación garantista: cuáles son los poderesde las agencias administrativas y
383
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
sus límites; con qué medios se cuenta para mantenerlas dentro de sus
límites.34
2. Identificación entre gobierno y administración
La
diferenciación
entre
gobierno
y
administración
queda
difuminada durante el constitucionalismo basado en la separación de poderes,
abanderada por los revolucionarios en Francia. La Administración queda
embebida en el Poder ejecutivo y en la Europa post napoleónica, en virtud del
principio monárquico, que supuso una transacción entre los principios
revolucionarios y las Monarquías: el Rey como cabeza del Ejecutivo participará
en el poder legislativo.
No hay en el plano científico una separaciónentre gobierno y
administración, de lo que son muestra los pioneros del Derecho administrativo
en España35.En Gómez de la Serna (1843) no se realiza esa distinción. La
ejecución de las leyes se lleva acabo por dos medios: “uno es el de la acción y
otro el de la decisión; esto hace que el Poder Ejecutivo se ha dividido en Poder
Administrativo o Ejecutivo y en Poder Judicial”. Para Colmeiro (1876):
“Administrar significa gobernar, en cuanto gobernación equivale al ejercicio del
Poder ejecutivo”.
Esos pioneros hablan de la ciencia administrativa al referirse a la
Administración. En Javier de Burgos, la Administración, que acompaña al
hombre antes de nacer y durante toda su vida hasta después de la muerte, es
“más ciencia que Derecho” es “la más vasta y la más útil de las ciencias
morales”36. Para Ortiz de Zúñiga, la economía política preparó el camino para
el descubrimiento de la ciencia más importante aún conocida con el nombre de
Administración. La ciencia de la administración sería la necesidad de las
34Cfr. SCHWARTZ, B. Administrative Law, Little, Brown and Company, Boston-Toronto, p.3.
35 Cfr. MEILÁN GIL, J L, Lectura de clásicos del Derecho administrativo. Andavira, Santiago de
Compostela, 2012, pp.144 y 205, respectivamente.
36 Cfr. J.L MEILÁN GIL , Lecturas..101-106. “Hacer bien es la incumbencia esencial, la suma de todas
las atribuciones de la Administración”, dice su Instrucción de 1833 a los Subdelegados de Fomento, cit.
por A. SÁNCHEZ BLANCO, “El derecho a una buena administración. Control de desviaciones” en
Derechos y garantías de l ciudadano. Estudios en homenaje al profesor Alfonso López Moreno, Coord.
F. LÓPEZ MENUDO, Iustel, Madrid, 2011.
384
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
naciones modernas37. Posada Herrera hablará de que todo lo que tienda a
destruir el principio de la sociedad y detener su progreso “será contrario a las
reglas de la buena administración”38 Los planes de estudio de las
Universidades en el siglo XIX, reflejan la vinculación de la Administración a
otras disciplinas académicas39
3. Diferenciación entre buen gobierno y buena administración40
Más
que
una
separación
orgánica
entre
Gobierno
y
Administración, tanto en la doctrina científica como en la legalidad
constitucional, se ha ido abriendo paso una distinción funcional entre gobierno
y administración.
En ese sentido, Posada Herrera (1842): “Las funciones del
Gobierno son de una esfera más elevada que las de la Administración, son las
que están atribuidas constitucionalmente al Poder real; la Administración tiene
funciones que aunque menos importantes, no son menos provechosas al
bienestar y felicidad del país”.41
Según Otto Mayer, “para toda actividad que no sea ni justicia, ni
legislación se introduce la palabra administración, no para remplazar al vocablo
Gobierno (Regierung), sino para designar una nueva rama de la actividad, la
cual desprendiéndose también del gobierno se ubica al lado de la justicia”42. El
gobierno consistiría en “la alta dirección, el impulso que parte del centro para
hacer marchar los asuntos en el sentido de una buena política y el interés
general”.
37 Para GALLEGO ANABITARTE, refuerza su tesis de que empalma con el tradicional mando
político, el económico y gubernativo Formación…p.166.
38Lecciones de Administración, ed. de 1978, p. 52, sin un significado específico de la expresión.
39 Cfr. J L MEILÁN GIL, Los planes universitarios de enseñanza en la España contemporánea, ENAP,
Madrid, 1970. En el plan de 1850, por ejemplo, la sección de Administración era una de las cuatro que
constituían la Facultad de Filosofía. En la ley Moyano forma ya parte de la Facultad de Derecho.
40 No se hará referencia al término gobernanza reiteradamente utilizado en la actualidad. Sobre ello cfr.
J.L. MEILÁN GIL, Aproximación al Derecho administrativo Global, Editorial Derecho Global, Sevilla,
2011.
41JL MEILÁN GIL, Lecturas…p.161.
42Cfr. Le droitadministratifallemand, París, 1903. Para su comprensión es preciso tener en cuenta su
concepción del acto administrativo como ejecución o aplicación de la ley de un modo paralelo a la
sentencia. Cfr. MEILÁN GIL, J L, Categorías jurídicas en el Derecho administrativo, Iustel, Madrid,
2011
385
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
En una línea equivalente se pronuncia Hauriou. La función
administrativa consiste esencialmente “à faire les affaires courants du public” y
la función de gobierno “à resoudre les affairsexceptionelles”, que interesan a la
unidad política y a velar por los “grandsintérétsnationaux”43.La diferenciación no
está explícitamente formulada, por ejemplo, en los EEUU. La CE, en cambio,
como se recordó anteriormente, ofrece base para la distinción.
El anterior recorrido permite distinguir en la actualidad entre buen
gobierno y buena administración. El buen gobierno es el que mejor responde a
las aspiraciones de la sociedad. La prueba decisiva en un sistema democrático
viene manifestada por el apoyo o respaldo que tenga en los electores. El juicio
jurídico es inapropiado.
Se trata de opciones de carácter político, vinculadas a posiciones
o concepciones ideológicas que responden al pluralismo inherente al sistema
democrático. Se concretan en políticas públicas, que pueden ser objeto de
análisis por los cultivadores de la ciencia política, por politólogos; no desde la
ciencia jurídica, hecha la salvedad de comprobar el respeto a la Constitución.
Desde aquel punto de vista pueden ser examinadas y propuestas las reformas
en materia económica, de salud, de educación, de medio ambiente y tantos
otros capítulos de la acción del Estado.
La buena administración tiene un ámbito acotado por esas
políticas públicas, con el sometimiento pleno a la ley y al Derecho. En ese
sentido podría sostenerse que toda reforma administrativa que tiende a hacer
realidad el paradigma de la buena administración, ha de insertarse en el
ordenamiento jurídico, desde el que puede razonarse la idoneidad de la
organización, de las formas de actuación y la regulación del régimen de los
agentes para la realización de las políticas públicas, sin que exista una mezcla
inapropiada de aproximaciones científicas diferentes.
Adoptado, por ejemplo, el protagonismo del mercado en
actividades que previamente eran de titularidad pública aunque fueran
43Cfr. M HAURIOU, Précisélementaire de Droitadministratif, 5ª ed., puesta al día por André
HAURIOU, p.11.
386
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
gestionadas por particulares, y aceptada la creación de agencias reguladoras,
un juicio sobre la buena administración no consiste tanto en valorar la
orientación que presidió aquella decisión política cuanto en analizar si la
organización administrativa levantada responde adecuadamente a la finalidad
perseguida por la decisión política.
En ese sentido la función de las referidas Agencias tiene que ver
con la singularidad de los sectores liberalizados, en algunos casos de gran
complejidad técnica, como sucede en el de las telecomunicaciones o el
energético. Esa circunstancia requiere una especialización en aras de que
puedan cumplirse de un modo satisfactorio los fines señalados a las Agencias,
que no se pueden lograr con una unificación de entidades, acordada desde
una indiscriminada reducción del gasto público. La mala administración
resultante proviene de una decisión equivocada, de un mal gobierno.
Apurando el ejemplo, existe consenso en que las agencias
reguladoras tengan la necesaria independencia. Esa nota se extiende a lo que
con diferentes finalidades puede llamarse Administración instrumental, entes
instrumentales, cuyo análisis excede el propósito actual.44 No resulta excesivo
sostener que la razón de esa independencia radica en la necesidad de un
distanciamiento del Gobierno en materias que, por una u otra razón, se
considera que rebasan el ejercicio ordinario del poder gubernamental. Se trata
de conseguir una “neutralización” del Gobierno, cualquiera que sea su
coloración política, en determinados sectores: protección de datos personales,
energía nuclear, radio y televisión públicas, Banco central, entre otros.
A veces, esa independencia no es una elección libremente
adoptada por un Estado miembro de la Unión Europea, sino obligada o
sugerida por ésta. Es el caso reciente, en el marco de las medidas requeridas
para cumplir con el objetivo marcado de reducción del déficit público, la
creación de una Unidad independiente con la finalidad de que siga o vigile el
cumplimiento de los objetivos comprometidos por las Administraciones Públicas
en cuanto a endeudamiento.
44Cfr. MEILÁN GIL, J L, La Administración Pública en perspectiva, Universidade da Coruña, 1996,
pp.511 y ss.
387
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Una sentencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea
de 16 de octubre de 2012 declaró que no era conforme con el derecho
comunitario la Comisión austriaca de protección de datos personales por no
cumplir con la obligación de actuar con la completa independencia que se exige
a la autoridad para el control en materia de datos personales, porque su
administrador es un funcionario federal sometido a supervisión jerárquica y la
secretaría está integrada en la Cancillería federal.
III. LA BUENA ADMINISTRACIÓN
1. Administración Pública y administración privada: excurso.
La Administración Pública, se ha adelantado, tiene como finalidad,
como misión podría decirse, servir con eficacia los intereses generales. Desde
esta función han de considerarse reformas que tiendan a mejorarla al servicio,
en definitiva, de los ciudadanos. Es lo que distingue de las empresas privadas.
Es prudente, por ello, alertar de afirmaciones que pueden resultar equívocas
por su ambivalencia, en el sentido de que toda agregación social precisa una
cierta administración.
El adjetivo público es determinante para entender de qué se habla. El
modelo de la Administración pública no ha de buscarse en el sector privado,
aunque algunas de sus técnicas puedan ser aprovechadas. Como se ha dicho
con autoridad (Wolff)45, la Administración pública, como la Administración
privada es cuidado de asuntos, de negocios (Geschaft), pero la expresión es
equívoca, porque la esencia de aquella no viene determinada por la
consecución de ganancias. Aun cuando no se excluyan, su actividad es función
(Amt) y no negocio (Geschaft). Es el fin lo que diferencia unas y otras
administraciones.
La eficiencia no se mide por los mismos parámetros en la
Administración pública y en la empresa privada. Eso no es óbice para que
estudios y prácticas experimentadas en el sector privado no puedan ser
adaptados a la Administración Pública; pero el criterio de evaluación es
45Verwaltungsrecht,, 5ª ed. Munich y Berlin, 1963, p.12.
388
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
obviamente diferente en uno y otro caso. El rendimiento de la eficiencia, la
productividad, la organización racional del trabajo se mide en función de las
peculiares misiones de una y otra, sin necesidad de identificarlas. En el fondo,
puede existir un cierto posicionamiento ideológico, en el que no es necesario
insistir, o un planteamiento táctico para hacer más viable la introducción de
reformas. No es infrecuente que frente a una impresión negativa del
funcionamiento de la Administración pública, explicable por la conciencia que
los ciudadanos tienen de sus derechos, se presente la eficiencia de la empresa
privada.
2. la “buena administración”, como principio jurídico.
La buena administración ha sido -y es- utilizada por la doctrina
científica, por los tribunales y por la legislación como principio jurídico. En ese
sentido las normas de buena administración “deben dirigir toda la de la
Administración Pública”, en palabras de García Trevijano, que “no son iguales a
la moderna ciencia de la administración.46 Como “principio rector que impone
un mandato de optimización” la califica Tornos Mas, “un nuevo instrumento
dentro del proceso de continua perfección de los mecanismos de protección del
ciudadano frente al poder público”.47
En ocasiones se emplea para calificar como contrario a ella el
comportamiento de la Administración, declarado judicialmente por no ser
conforme a Derecho. Así se comprueba en un celebrado trabajo del profesor
García de Enterría sobre “la interdicción de la arbitrariedad en la potestad
reglamentaria” del año 1959, a propósito de
una sentencia del Tribunal
Supremo, principio que fue incorporado al artículo 9,3 de la Constitución48. Se
hablaba del “deber de buena administración” (arbitriumboniadministrationis). En
análoga dirección me pronuncié a propósito de una sentencia del Tribunal
Supremo que anuló la aprobación de un plan urbanístico utilizando el
procedimiento de urgencia que restringe los elementos de defensa de los
afectados: en “la exigencia del procedimiento ordinario -el procedimiento
46 Citado por J.PONCE SOLÉ Deber… p.152
47 Cfr. “El principio…pp. 830 y 841.
48 Fue publicado en el nº 30 de la RAP, superando la inercia de la no revisión judicial de los
reglamentos.
389
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
debido- frente al que habilita la urgencia hay algo más que una picajosidad. No
solo se trata de que no disminuyan las garantías del ciudadano, sino también
que se asegure la buena administración”.49
En la doctrina científica se ha intentado también deducir el
principio o deber de buena administración del artículo 103 de la Constitución
que al hablar de objetividad y eficacia supondría su consagración implícita
como marco de la actuación de la Administración.50
Existen textos legislativos que se refieren explícitamente a la
buena administración. Suelen citarse la Exposición de Motivos de la LJCA de
1958 en la que intervinieron ilustres profesores, Ballbé y González Pérez
fundamentalmente: “las infracciones administrativas se muestran realmente no
tan sólo como una lesión de las situaciones de los administrados, sino como
entorpecimiento a la buena y recta administración”.
El artículo 25,1 del Texto refundido de la Ley de contratos del
sector público (Real Decreto legislativo 3/2011) dice que “podrán incluirse
cualesquiera pactos, cláusulas y condiciones, siempre que no sean contrarios
al interés público, al ordenamiento jurídico y a los principios de buena
administración”.
La Exposición de Motivos de la Ley 7/2007 de 12 de abril sobre el
Estatuto básico del empleado público proclama que “las Administraciones y
entidades públicas de todo tipo deben contar con los factores organizativos que
permitan satisfacer el derecho de los ciudadanos a una buena administración,
que se va consolidando en el espacio europeo”.
En la jurisprudencia aparece esporádicamente la referencia a la
buena administración como criterios o principios, a veces con alusión a la
moderna doctrina científica,51junto con otros, como el de proporcionalidad.
49 J.L. MEILÁN GIL, “La dimensión temporal de la Ordenación urbanística”, Revista de Derecho
urbanístico y Medio ambiente, num. 145. 1995, p.933.
50 En ese sentido, M. BASOLS COMA, cit. por J. PONCE SOLÉ Deber…p.154 que se adhiere a esa
tesis.
51 Cfr. J. PONCE SOLÉ, Deber…pp. 150-152.
390
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
3. La “buena administración” como derecho fundamental.
La expresión “buena administración” ha dejado de ser una
aspiración meramente programática e incluso un principio jurídico 52 para
convertirse en un derecho fundamental, en el caso del artículo 41 de la Carta
de derechos fundamentales de la Unión Europea, proclamada por el Consejo
Europeo de Niza de 8/10 de diciembre de 2000.53
En síntesis consiste en que toda persona tiene derecho a que las
instituciones, organismos y órganos de la UE “traten sus asuntos imparcial y
equitativamente y dentro de un plazo razonable”. Esta expresión permite un
entendimiento no necesariamente ligado al sentido garantista que domina, sin
embargo, en la concreción que de ese enunciado general se realiza en los
apartados siguientes del artículo: derecho de toda persona a ser oída antes de
que se adopte una medida individual que le afecte desfavorablemente, a
acceder al expediente que le concierna, obligación de la Administración a
motivar sus decisiones, posible reparación de daños.
Se ha planteado la cuestión de elucidar en qué medida ese
derecho fundamental obliga a los Estados miembros a la vista del artículo 51
de la misma Carta, según el cual sus disposiciones “están dirigidas a las
instituciones, órganos y organismos de la Unión, respetando el principio de
subsidiariedad, así como a los Estados miembros únicamente cando apliquen
el Derecho de la Unión. Por consiguiente, éstos respetarán los derechos,
observarán los principios y promoverán su aplicación, con arreglo a sus
respectivas competencias”.
Una primera interpretación consistiría en entender que el derecho
fundamental de la Carta se refiere a actuaciones de los entes de la Unión
52Para TORNOS, op. cit.p. 833 “la buena administracióndebe concebirse no tanto como un nuevo
derecho de los ciudadanos, sino como un principio rector de la actuación de las administraciones
públicas”
53 Sobre los precedentes de diferentes ordenamientos nacionales cfr. B. TOMÁS MALLÉN, El derecho
fundamental…pp.104 y ss. Las Constituciones de Portugal y Finlandia se refieren expresamente a la
buena administración. En otros países, como sucede en el ordenamiento español, se reconoce elementos
que integran el contenido del nuevo derecho fundamental: motivación, audiencia, plazo razonable para
decidir...En ese sentido la Convención europea de derechos humanos puede considerarse como un
precedente.
391
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Europea. En ese sentido podría esgrimirse una STJ (Sala Quinta) de 7 de
noviembre de 2013 que entiende que no procede la petición de decisión
prejudicial planteada por un tribunal italiano por haber sido formulada con un
improcedente carácter consultivo y “cuando el Derecho nacional prevé ya la
aplicación” en ese caso de la obligación de motivar el acto. El defecto formal de
la petición parece cubrir la decisión del Tribunal. La remisión al Derecho del
Estado miembro no es obstáculo, en mi opinión, sino todo lo contrario a que el
supuesto ya previsto en el Derecho positivo del Estado miembro sea elevado a
la categoría de derecho fundamental.
Después de la nueva redacción del artículo 6 del Tratado de la
Unión acordado en Lisboa el 13 de diciembre de 2007 por la que la Carta de
los Derechos Fundamentales de la Unión Europea “tendrá el mismo valor
jurídico de los Tratados”, puede entenderse despejada la duda expresada
anteriormente. El derecho a la buena administración se incorpora, como Estado
miembro de la UE, al ordenamiento jurídico español que específicamente
incorpora los derechos fundamentales a la Constitucióny que se refuerza en su
artículo 10.2 que dispone que las normas relativas a los derechos
fundamentales “se interpretarán de conformidad con…los tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.
El avance es de una extraordinaria importancia. No es necesario
insistir en la naturaleza y significación jurídica de esa institución. No solo son
derechos subjetivos, sino que vinculan, en tanto Derecho objetivo, a todos los
poderes del Estado como se reconoce en el artículo primero de la Ley
fundamental de Bonn y en el 53 de la Constitución española
El contenido descrito constituiría el núcleo fundamental del
derecho del mismo nombre a la buena administración, que se sitúa en un nivel
constitucional. Viene a otorgar ese rango a algunos de los supuestos
contenidos en el derecho a la buena administración que eran ya reconocidos
por el ordenamiento jurídico español. En ese sentido, por ejemplo, la
motivación se enlaza con la caracterización del Estado como democrático de
Derecho. Alcanzaría también a reglamentos y disposiciones generales,
tradicionalmente consideradas como campo propio de la discrecionalidad e
392
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
incluso exentas de control jurisdiccional en algunas etapas del ordenamiento
jurídico.
No existe un modelo único de buena administración, pero al
menos el derecho fundamental indica que existe algo que es sustancial, que
puede ser común a todas las Administraciones.La regulación de ese derecho
fundamental es deudora
de
una
arraigada
concepción
del Derecho
administrativo, construido sobre la óptica del control de la Administración
Pública, en garantía de los derechos de los ciudadanos, cuya relevancia es
innecesario subrayar. Pero, incluso desde esa perspectiva, la consideración
como fundamental del derecho a la buena administración permite avanzar en el
aseguramiento de su realización.
La consideración de la Administración pública como servidora de
los intereses generales conduce a dejar de considerarla como el “personaje
poderoso que desciende del Olimpo” en frase de Hauriou54, enjoyada de
privilegios, como todavía se lee en leyes y libros científicos. La motivación
como contenido del derecho fundamental a la “buena administración” deja de
ser un mero elemento del acto. Resolver en un plazo razonable adquiere mayor
fuerza jurídica desde su reconocimiento como derecho fundamental y obliga a
un comportamiento diligente de la Administración. Con expresivas palabras se
ha dicho en sede judicial que el silencio de la Administración “no es una
autorización para no resolver cuando le venga en gana”55En materia de silencio
no basta que el remedio del incumplimiento sea la obligación de dictar un acto
expreso confirmatorio del otorgamiento del derecho; existe una responsabilidad
que merece la correspondiente sanción.
La consideración de la “buena administración” como derecho
fundamental tiene consecuencias jurídico-procesales propias. El artículo 53,2
de la CE dispone que cualquier ciudadano podrá recabar la tutela ante los
Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de
preferencia y sumariedad y,en su caso, a través del recurso de amparo ante el
Tribunal constitucional. Aquel procedimiento se regula en el título V de la LJCA,
54 Cfr. Précis…p.3
55 STS. de 17 de abril de 1990, ponente el profesor F. GONZÁLEZ NAVARRO
393
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
cuyo análisis no es del caso realizar ahora. La motivación del acto deja de ser
un mero elemento de éste para constituirse en un derecho fundamental
conectado con el también fundamental a la tutela judicial efectiva. Lo mismo
sucede en el caso de la no resolución sin indebida dilación, especialmente
importante en materia de silencio positivo, de modo que no corran los plazos
para la interposición del recurso en tanto no se dicte la obligada resolución
expresa, al menos cuando se trate de una relación bilateral entre el ciudadano
y la Administración. Por qué el ciudadano que entiende que el silencio de la
Administración es positivo tendría que interponer el recurso en el mismo plazo
que en el caso del silencio negativo. Este se ha configurado tradicionalmente
en favor del interesado, el no titular del derecho reconocido. Lo contrario que
sucede en el caso del silencio positivo. En ese sentido habría que considerar la
posibilidad de un recurso autónomo y directo contra ese amplio “silencio” de la
Administración, si perdurase más allá del plazo de seis meses previsto en el
artículo 46 de la LJCA o, incluso sustituir ese plazo legal que merma la defensa
de los afectados por el silencio al privar de la motivación de la Administración,
que también forma parte del contenido del derecho fundamental a la buena
administración. En todo caso una razón más para reflexionar sobre la
tradicional regulación del “silencio administrativo”56
Como derecho fundamental puede ser recurrido también ante el
Tribunal Europeo de derechos humanos, en relación con el artículo 6 del
Convenio Europeo del mismo nombre que se refiere al “derecho a un proceso
equitativo”, que concuerda con el citado 41 de la Carta Europea en cuanto al
fondo, aunque éste se refiere a entes administrativos y no a tribunales. El
Tribunal de Luxemburgo se ha pronunciado sobre esta cuestión en numerosas
sentencias57. Aunque el citado artículo habla de litigios sobre derechos y
obligaciones de carácter civil o sobre el fundamento de acusaciones en materia
penal también ha actuado sobre decisiones de órganos jurisdiccionales
administrativos, sobre actos de autoridades administrativas, por falta de
56 Cfr. J.L. MEILÁN GIL, “Sobre la revisión del carácter instrumental del acto administrativo”, Revista
Andaluza de Administración Pública, 84, 2012.
57 De fácil comprobación, de las cuales se contiene referencias en V. BERGER,Jurisprudence de la
CourEuropeen des droîts de l´homme, 8ª ed., Sirey, París, 2002, pp. 149-332. También en B. TOMÁS
MALLÉN, El derecho…pp.265-270.
394
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
independencia del órgano juzgador58 o, con mayor frecuencia, por superación
del “plazo razonable” para decidir59 o porque una decisión insuficientemente
motivada puede llevar a una violación de la libertad de expresión60
También el Tribunal de Justicia de las Comunidades, como es
comprensible, ha resuelto asuntos en los que se hace referencia a la “buena
administración”, en estos precisos términos o a alguno de los supuestos en que
se concreta según el citado artículo 41 de la Carta de derechos fundamentales
de la UE61. En ese sentido, por ejemplo, en una STJCE de 12 de junio de 2005
asunto Comisión/CEUA Santé Animal sobre uso de la progesterona, aunque no
se estima el recurso, se afirma que la inactividad de la Comisión entre el 1 de
enero de 2000 y 25 de julio de 2001 no constituye una violación manifiesta y
grave del “principio de buena administración”, como se pretendía, que genera
responsabilidad de la Comunidad.
La
STJCE
2007/730
de
27
de
noviembre,
asunto
AthanasiosPitsionas/BCE relativo al acceso de los ciudadanos a los
documentos puede servir de ejemplo de cómo juegan los distintos elementos
de la “buena administración” en la jurisprudencia comunitaria. Se apela a ella
con el recordatorio de la Sentencia del Tribunal de primera instancia de 20 de
marzo de 2002, asunto ABB A Brown Boveri/ Comisión, T-31/99. Se alude al
alcance de la motivación como muestra de la buena administración en STJCE
de 6 de marzo de 2003 asunto Interpor/ Comisión, C-41/2000, con cita de otras.
De paso, se recuerda que el principio de confianza legítima en la
58 Cfr. STEDH, casoSrameck v. Austria (1984), falta de independencia que no inspira la confianza que
debe exigirse en una sociedad democrática.
59 STEDH, casoErkner y Hofaver v Austria (1987), superación de plazo razonable; STEDH de 21 de
abril de 2009, caso KurtyFirat v Turquía; STEDH de 21 de julio de 2009, caso Leon y AgnieszkaKania v.
Polonia, paralización de medidas contaminantes; STEDH de 12 de mayo de 2009, caso Zetal v Polonia,
orden de derribo.
El “plazo razonable” para decidir es “según las circunstancias y criterios consagrados por la
jurisprudencia” STEDH 3097/96 caso Frigdlender v.Francia. Se vulnera cuando un
tribunal
administrativo de Atenas decide en 27 de octubre de 2008 un asunto iniciado en 20 de junio de
1990.STEDH de 18 de abril de 2013, casoFergadioti-Rizaki v. Grecia.
60 STEDH de 17 de octubre 2001 caso AssociationEkin v.Francia; STEDH de 27 de junio de 2006, caso
Saygill y Seyman v. Turquía; STEDH de 20 de octubre de 2009, caso Lombardi Vallauri v. Italia;
STEDH de 21 de marzo de 2010, caso Grosaru v. Rumanía.
61 Sobre la jurisprudencia anterior a la Carta de Niza y los primeros años después de ésta cfr.B. TOMÁS
MALLÉNEl derecho…pp. 243-264
395
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Administración, exige “concebir esperanzas fundadas” en la actuación de la
Administración.
No siempre la “buena administración” aparece expresamente
citada en la jurisprudencia, como ha quedado puesto de manifiesto, incluso en
la del TJCE. No se alude a ella directamente como derecho fundamental, sino
como principio de buena administración. Existe una inercia que todavía no se
ha vencido, lo que también se comprueba en la jurisprudencia del Tribunal
Supremo. Ha de descubrirse al amparo del derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva expresamente reconocido en el artículo 24 de la CE que
garantiza, entre otras cosas, “un proceso sin dilaciones indebidas”, o
relacionada con el principio de la buena fe reconocido en el artículo 3 de la ley
30/1992
sobre
régimen
jurídico
de
las
Administraciones
Publicas
y
Procedimiento administrativo común o como falta de la motivación debida en
relación con el principio constitucional de interdicción de la arbitrariedad.
Una STS de 16 de diciembre de 2010 (2010/ 9413) recuerda que
una notificación correctamente practicada en el plano formal no siempre
supone que se alcance la finalidad que le es propia. En esa línea la STS de 26
de noviembre de 2012 (2013/416) declara que antes de acudir a la notificación
edictal o por comparecencia la Administración debe intentar la notificación en el
domicilio idóneo, porque éste conste en el expediente, porque su localización
resulta extraordinariamente sencilla normalmente accediendo a oficinas o
registros públicos.62
Van apareciendo sentencias que expresamente se refieren al
artículo 41 de la Carta europea aunque no de forma autónoma sino más bien
como una confirmación del fundamento jurídico de la decisión.63 A título de
ejemplo, STS de 2 de diciembre de 2011 (2012/2385) sobre confidencialidad,
privacidad y seguridad; STS de 28 de septiembre de 2012 (2012/9507) sobre
motivación. Expresiva es la STSJ de Valencia 40/2012 de 16 de enero: “Por
añadidura, es evidente que se ha resentido así mismo el principio de celeridad
en la actuación administrativa que tiene su formulación más clara en el derecho
62 En el mismo sentido STC 7/2006 de 13 de marzo; 2/2008 de 14 de enero y otras.
63 Cfr. Las obras citadas de J. PONCE SOLÉ, B. TOMÁS MALLÉN, TORNOS MÁS.
396
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
a una resolución dentro de un plazo razonable como parte integrante del más
amplio derecho a una buena administración (artículo 41) en conexión con el
artículo 2 de la ley orgánica 1/2008 de 30 de julio por el que se autoriza la
ratificación por España del Tratado de Lisboa de 13 de diciembre de 2007”.
Ese reconocimiento de la “buena administración” como un
derecho fundamental de la persona hace más fácil entender los esfuerzos por
que se le reconozca eficacia jurídica64. No se trata de una proposición moral,
un plus, que completara el cumplimiento de la legalidad. Operaría al margen
del Derecho; de alguna manera se volvería a una situación histórica superada,
de “moralidad administrativa” que todavía se encuentra en Hauriou: un recurso
para superar las limitaciones del recurso por exceso de poder, vinculado a la
ley, una autolimitación de la Administración para conseguir una razonable
buena administración. Esa orientación quedaría reflejada en la explicación de la
desviación de poder hoy superada. Bastará con recordar el carácter objetivo de
aquella: “el ejercicio de potestades administrativas para fines distintos de los
fijados por el ordenamiento jurídico” (artículo 70 LJCA). En todo caso es una
cuestión jurídica, con independencia de su apreciación moral.
Sucede que en algún ordenamiento como la Constitución de
Brasil de 1988 declara en su artículo 37 que la Administración Pública, en todas
sus manifestaciones obedecerá, entre otros principios al de “moralidade”. Y el
artículo 5, inciso LXXIII reconoce la acción popular que pretenda la anulación
actos lesivos a la “moralidade administrativa”.
La tesis que aquí se viene defendiendo coincide con solvente
doctrina brasileira que ha debido enfrentarse necesariamente con esos
preceptos constitucionales. “A moralidade administrativa nao pode ser
dissociadada da legalidade”65, del Derecho (artículo 103, 1 CE). Desde esta
64 En ese sentido, J. PONCE SOLÉ, Deber de….
6565 Cfr. MÁRCIO CAMMAROSANO, O principio constitucional da moralidade e óexercicio da
funçao administrativa, Prefácio de Celso Antonio BANDEIRA DE MELLO, Forum, Belo Horizonte,
2006, p. 102, con referencias a su maestro y Juárez Freitas entre otros.
397
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
perspectiva puede entenderse que puedan impugnarse actos que vulneren
principios ínsitos en el interés general.66
Desde una perspectiva jurídica se ha planteado la cuestión en el
análisis
de
la
potestad
discrecional
tal
como
se
ha
considerado
tradicionalmente, de la que he discrepado de modo reiterado, entendida como
la libertad de elección por la Administración de una entre varias soluciones
“igualmente justas”.
Desde el punto de vista del interés general, al que la
Administración pública debe servir por imperativo constitucional, sólo existe
una. Con razón en la jurisprudencia se ha preguntado “si en un Estado de
Derecho
puede
admitirse
la
existencia
a
priori
de
algo
indiferente
jurídicamente”67. Aceptando aquel punto de vista se ha sostenido que
el
empleo de criterios extrajurídicos para determinar lo que es de interés general
es “une condition de bonneadministrationpour le pouvoiréxecutif 68. No interesa
ahora desarrollar esa posición; bastará subrayar el esfuerzo por la
consideración jurídica de la “buena administración” para el eventual control
judicial, que no ha de limitarse a impedir la arbitrariedad. Quizá no sea
necesario acudir al par conceptual potestad reglada-potestad discrecional. La
potestad se encuentra vinculada al fin que la justifica, en el cómo, el cuándo, el
cuánto. La Administración no es neutral o indiferente al interés general que la
ley o el gobierno ha concretado y que ha de servir.
No se trata de que el juez substituya a la Administración, ni que
ésta tenga la libertad de quien determina las políticas públicas, sino de
66Cfr.ODETE MEDAUR, Direito administrativo moderno, 13ª ed. Editora Revista dos Tribunais, Sao
Paulo, 2009, pp.129-130. El principio de moralidade administrativa é de difícil expressaoverbal”.Es
preciso relacionarlo con el contexto. La compra de vehículos oficiales puede ser legal, pero resulta
“inmoral” en una etapa de crisis económica. Entiendo que puede subsumirse en un principio general y en
todo caso con el sometimiento de la potestad al fin que la justifica (artículo106,1 CE)
67 STS de 13 de junio de 2000 apud J. L. MEILÁN GIL, La estructura de los contratos públicos,Iustel,
2008, pp. 231 -232 donde se expone la diferencia entre potestad discrecional y concepto jurídico
indeterminado como expresiones de un proceso volitivo y de conocimiento, respectivamente. Sobre el
llamado “neutralismo” de la Administración ha escrito luminosas páginas F. LÓPEZ MENUDO, La vieja
cláusula “sin perjuicio de tercero” y la Administración del porvenir, Comares, Granada, 2013, pp.58 y
ss.
68 Cfr. J. PONCE SOLE, Deber… la cita es de G. ISAAC, La procédureadministrative non contentieuse,
LGDJ, París, 1968, tesis a la que se adhiere: pp. 128-129, 702 y ss. con el condicionamiento de los
límites a que está sometida la revisión judicial.
398
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
pronunciarse en Derecho a partir de lo que conste en los autos del proceso
para decidir en cada caso concreto lo que es justo, no lo que es políticamente
más conveniente, para la realización del interés general. No faltan ejemplos de
lo que podría dominarse la tutela del servicio al interés general69: en materia de
urbanismo, de transportes, instalación de farmacias (“lo decisivo es que la
nueva instalación suponga un mejor servicio a un núcleo de población con
independencia de las características, físicas o materiales sobre las que se
asienta la población)70, justificación o motivación de la creación de una
empresa
pública,
servicios
esenciales
y
derecho
de
huelga,
oferta
económicamente más ventajosa en los contratos, opción más recomendable
para la ocupación de terrenos para carreteras en materia de expropiación
forzosa…
4. La insuficiencia
de la
perspectiva garantista de la buena
administración.
Un gran avance se ha dado para hacer realidad la aspiración
social de una buena administración con el refuerzo de los medios jurídicos
expuestos. La Administración, en ese sentido, responde a la exigencia
constitucional de servir los intereses generales con “objetividad”, además de
poder ser controlada la actuación por el sometimiento de esta a los fines que la
justifican. Pero también se le exige que actúe de acuerdo con el principio de
eficacia (artículo 103,1 de la CE). De una manera general se habla también de
criterios de eficiencia y economía en la programación y ejecución del gasto
público
(artículo
31
de
la
CE).
Criterios,
que
al
estar
previstos
constitucionalmente tienen naturaleza normativa. Inciden en la actuación de la
Administración, no solo en la susceptible de control judicial, sino también, por
ejemplo y muy significativamente, en los procedimientos utilizados. La
actuación puede adecuarse a ellos con toda corrección y, no obstante, puede
quedar una razonable insatisfacción de que no se realice una “buena
administración”. Es el procedimiento seguido el causante de una ineficiencia.
69 Cfr. J.L. MEILÁN GIL, Categorías…pp. 81-82.
70Ibid. El asunto, en que intervine profesionalmente, se refería a la instalación de farmacia en un
Municipio de Galicia adaptando el concepto de “núcleo de población” a la realidad del asentamiento de la
población.
399
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
La buena administración, no solo es un actuar, tal como se
deduce del artículo 41 de la Carta de derechos fundamentales de la UE; es
también estructuras y organización. Una organización administrativa adecuada
para la realización de los intereses generales es síntoma de buena
administración. De otra
parte, una
inadecuada
configuración
de
los
procedimientos de actuación puede dañar la finalidad garantista de la actuación
administrativa. Salvar esos obstáculos pasa por una revisión del Derecho
administrativo para que la “buena administración” sea algo más que una
laudable aspiración.
La organización de la Administración Pública, salvo la relativa a
los elementos fundamentales de la estructura del Estado de acuerdo con la
correspondiente configuración constitucional, quedó durante muchos años
fuera de la atención científica del Derecho administrativo, condicionado por una
concepción estricta del método jurídico. No es del caso extenderse sobre ello y
de la recuperación de su estudio dentro del Derecho administrativo, sobre lo
que me referí en 1971. Incluso aunque se configure el Derecho administrativo
como un sistema de garantías la organización de la Administración Pública no
queda marginada. Esa vertiente organizativa puede ser considerada como una
garantía para el particular. El acceso a la vía de recurso no es el todo. La razón
a destiempo puede ser inútil y, lo que es peor, puede desacreditar la misma
institución del recurso. La organización no es sólo una cuestión doméstica de la
Administración Pública; trasciende hacia el ámbito propio del particular. La
reconocida potestad doméstica de la Administración queda en entredicho en
los casos de desviación de poder instados por funcionarios afectados. Y
también “una deficiente disposición de las estructuras orgánicas o de los
procedimientos dificulta indudablemente la actuación justa del funcionario, en
su misión de aplicación de la norma”. En ese sentido llegué a afirmar que, “bajo
algún aspecto el Derecho administrativo es un Derecho de organización de la
convivencia”. Más aún, “la organización se traduce en normas jurídicas que
revelan una determinada concepción del Estado”71
71Cfr. MEILÁN GIL J. L., Prólogo a GALLEGO ANABITARTE, A. Derecho general de organización,
IEA, Madrid, 1971.A título de ejemplo cfr. GIANNINI, M. S, Dirittoamministrativo, Milán, Giuffré,
1988 que dedica la parte segunda a la Teoriadell´Organizzazione.
400
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Contra el desenfoque metodológico de construir el Derecho
administrativo desde la óptica del control de la Administración Pública, en la
que tanto ha influido la aproximación pretoriana en Francia, me pronuncié
tempranamente72; ha sido calificado no hace mucho de “estrabismo del
Derecho administrativo”73.
La vinculación, y mucho menos la identificación, de Derecho
administrativo y materia contenciosa no corresponde a la realidad. Aquel no se
agota en el ámbito de los recursos. La preocupación por la urgencia de lo
patológico no debe impedir, podría decirse, la atención a la fisiología. El
Derecho administrativo es algo más que un sistema de garantías, por muy
importante que éste sea. No puede reducirse a combatir la arbitrariedad, la
actuación ultra vires. Es cauce para la satisfacción de los intereses generales,
que son de los ciudadanos, y justifica la misión servicial de la Administración
Pública.
Esta orientación está vigorosamente subrayada en la actualidad
por una importante corriente doctrinal74 y se ha puesto de manifiesto de un
modo significativo en relación con el procedimiento administrativo 75. No es la
mera antesala del contencioso, el ámbito de una justicia parcial o provisional,
una garantía del particular o, para la Administración pública la ocasión de
revisar sus resoluciones al resolver recursos presentados ante ella, en
definitiva, el modo de preparar el acto definitivo que pueda ser impugnado ante
la jurisdicción contenciosa.
La finalidad del procedimiento no se limita a procurar seguridad
jurídica, evitar la arbitrariedad de la Administración, que no es poco. Los
ciudadanos aspiran a que el ejercicio de sus derechos y actividades no se
entorpezca por la observancia de un procedimiento inadecuadamente
formulado. No debe constituir una carrera de obstáculos a salvar; es un medio
72 Cfr. MEILAN GIL, J L, El proceso de la definición del Derecho administrativo, ENAP, Madrid, 1967.
73S. CASSESE,“El estado presente del Derecho administrativo italiano”,RAP, 183 (2010)
74 Cfr. SCHMIDT-ASSMANN, E. La teoría general del Derecho administrativo como sistema. INAPPons, Madrid, 2003.
75 Cfr. BARNÉS, J. La transformación del procedimiento administrativo, Global LawPress, Sevilla,
2008. PONCE SOLÉ, Deber de buena administración…A. SÁNCHEZ BLANCO, “ El derecho …
401
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
para hacer realidad la “buena administración”, como un deber que enlaza con
el derecho al procedimiento administrativo debido.
Desde esa perspectiva ha de contemplarse el nuevo modo de
administrar que se sintetiza en el e.government o Administración electrónica,
en la era de Internet, símbolo de esta sociedad del conocimiento y la
información: nuevos modos de notificación, de identificación, de archivo y
también procura de la seguridad jurídica, la neutralidad tecnológica, respeto al
derecho de protección de datos de carácter personal. Toda una revolución que
precisa una cultura democrática de manera que la Administración no se
convierta en el nuevo Leviatán y, a veces, ocurre.
A esa preocupación, no meramente garantista, responden los
diversos programas de reforma administrativa. Preocupación paradigmática
como intento de renovación del “Estado administrativo” anterior a la CE de
1978. A eso obedeció la creación de la Secretaría General Técnica de la
Presidencia del Gobierno, cuyo primer titular, el profesor Lopez Rodó impulsó
reformas legales sobre procedimiento administrativo, funcionarios -incluida su
selección y formación-, organismos autónomos y empresas públicas,
generalización deórganos on line y staff76. Para lo que aquí se está tratando
convendrá recordar que en la ley de Procedimiento de 17 de julio de 1958 se
decía que “la actuación administrativa se desarrollará con arreglo a normas de
economía, celeridad y eficacia y se hablaba de tareas de normalización y
racionalización (artículo 29) que se desarrollaban en artículos posteriores. 77
El último intento es el informe CORA (Comisión para la reforma de
las Administraciones Públicas, 2013) que se inserta en el conjunto de reformas
emprendidas por el Gobierno con ocasión de la crisis financiera y económica.
No es del caso analizar su contenido, sino tomar conciencia de lo que se viene
sosteniendo. En su preámbulo se manifiesta que “se puede afirmar sin reservas
que España tiene una buena administración”. Pero se reconoce que “también
existen ineficiencias y redundancias competenciales que deben corregirse”.
76 Cfr. L. LÓPEZ RODÓ, La Administración Pública y las transformaciones socioeconómicas, ENAP,
Madrid, 1963.
77 Cfr. A. SÁNCHEZ BLANCO, “El derecho…cit.
402
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Quizá la más relevante novedad proviene de la configuración constitucional del
Estado, como Estado compuesto o autonómico. De ahí la relevancia que se da
a las duplicidades administrativas, tanto orgánicas como de competencias. Por
supuesto perviven cuestiones tradicionales sobre simplificación administrativa,
o Administración institucional, obviamente replanteadas como sucede con la
gestión de servicios y medios comunes.
5. Eficacia jurídica de principios programáticos.
Una
aplicación
de
la
orientación
expuesta
del
Derecho
administrativo es el reconocimiento de la efectiva operatividad de principios que
se contienen en leyes con carácter formalmente programáticos. Podría decirse
también que supone la integración de principios de la Ciencia de la
Administración en el ordenamiento jurídico. Es el caso de eficacia, eficiencia,
economía, proporcionalidad, transparencia, accesibilidad, simplicidad, que se
erigen en criterios de actuación en diversos sectores78. Un ejemplo
relativamente reciente valdrá para esta exposición.
La ley 2/2012 de 27 de abril de estabilidad presupuestaria y
sostenibilidad financiera, consecuencia de la modificación del artículo 135 de la
CE por exigencias de la UE, contiene principios de estabilidad presupuestaria,
sostenibilidad financiera, transparencia, eficiencia en la asignación y utilización
de los recursos públicos, además de responsabilidad y lealtad constitucional.
Obligan a las Administraciones con efectos jurídicos reconocidos en la
ley, no solo porque pautan la actuación de la Administración, sino también por
las medidas que pueden adoptarse en caso de incumplimiento: necesidad de
autorización, e incluso su negación, para las operaciones de endeudamiento de
las Comunidades Autónomas o Corporaciones locales, pudiendo llegar a la
disolución de los órganos de gobierno de estas últimas.
Uno de los retos del Derecho administrativo actual es,
precisamente, hacer operativos para la revisión judicial muchos de esos
principios que vinculan a la potestad de la Administración en su actuación
78 En materia medioambiental están consagrados el principio de precaución, la actuación de acuerdo al
mejor conocimiento científico posible que recoge la ley 21/2013 de 9 de diciembre de evaluación
ambiental.
403
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
servicial de los intereses generales. Si una ley de dependencia, para hacer
frente a una necesidad creciente por, entre otras causas, el aumento de la
edad de vida de los ciudadanos, dice que la atención sea integral, su desarrollo
reglamentario no puede ignorarlo.
No es una tarea fácil, pero ha de intentarse sin escudarse en una
superada concepción de la discrecionalidad y en la impotencia judicial para
sustituir la decisión de la Administración, colocándose en el lugar del juez.
El principio de eficiencia obliga a optimizar los recursos
públicos,que provienen de los ciudadanos, de lo que habla el artículo 31 de la
CE citado anteriormente.Quizá sea más propio que el de eficacia que se
recoge en el citado artículo 103,1 de la CE, y reconoce el TC (STC 22/1984)
como pauta de actuación de la Administración. Principio que ha de operar “en
la resolución de los conflictos sociales y la satisfacción de las necesidades de
la colectividad (STC 178/1989). Afecta al buen gobierno, al diseño de las
políticas públicas, pero también a la buena administración.Ha de tenerse en
cuenta, por ejemplo, para decidir la “oferta económicamente más ventajosa” en
los contratos del sector público cuya valoración no queda reducida al momento
en que se realiza la adjudicación del contrato79. Tiene incidencia en el campo,
especialmente sensible, de las prestaciones y servicios sociales, y plantea la
cuestión de la participación de la sociedad en lo que es actividad de la
Administración.
Participación
y
democracia
van
unidas,
se
corresponden
esencialmente. De democracia participativa hablaba la non nata Constitución
europea. Como derecho fundamental se reconoce en la CE (artículo 23,1) el
que tienen los ciudadanos a participar en los asuntos públicos, aunque no todo
derecho de participación tiene ese carácter (ATC 942/85 de 18 de diciembre).
Ello permite concluir, desde una interpretación positiva, la existencia de
derechos de participación en ámbitos propios de la Administración, distintos de
la participación política. De hecho, la participación de la sociedad en la
realización de los intereses generales que la Administración sirve ha crecido
79 Cfr. J. PERNAS, Contratación pública … con prólogo de J.L. MEILÁN
404
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
por imperativos democráticos y ha influido en la construcción misma del
Derecho administrativo.
Existen funciones en que esa participación es clara: en los
procedimientos administrativos, en la programación y planificación, en la
elaboración de las normas en que se concretan, en definitiva, las políticas
públicas. Esa participación se reclama en ámbitos como medio ambiente, por
influjo del Derecho comunitario, urbanismo, aspectos de la Administración local,
entre otros.
La participación de la sociedad se ha revelado de gran
importancia en relación con las prestaciones y servicios sociales, reclamados
para una calidad de vida exigible en esta altura de los tiempos, en cuya materia
es preciso un replanteamiento doctrinal.
Es un dato reconocido la voluntad de los revolucionarios
franceses de acabar con los estamentos y organismos intermedios existentes
en el Antiguo Régimen. El nuevo Estado no asumió actividades educativas y
asistenciales, en gran mayoría desarrolladas en Europa por la Iglesia. Un paso
importante en la evolución de la historia ha sido la asunción por el Estado de
responsabilidad en estas y análogas materias, reconocidas en prestaciones
que han dado lugar al “Estado de bienestar”80. Las dificultades por las que
atraviesa son, en buena parte, consecuencia de su éxito. Un número creciente
de personas y un ámbito mayor de cobertura presionan contra la carga
financiera que supone para el Estado.
Hay una imbricación recíproca de acción estatal y vida social. El
Estado, al asumir la obligación de hacer real y efectivo el bienestar, es un
Estado garante, lo que conlleva la realización directa de prestaciones, pero
80 No es cuestión de desarrollar lo que corresponde al Estado social, la aportación de E. FORSTHOFF,
Rechstfragen der leistendenVerwaltung Stuttgart, 1950; Tratado de Derecho administrativo, trad.
Española, IEP, Madrid, 1958; Problemas actuales del Estado social de Derecho en Alemania, ENAP,
1966. H.J. WOLFF, Verwaltungsrecht, I, 5ª ed. Munich y Berlín, 1963 pp.45-46. Sobre la actividad
empresarial del Estado J.L. MEILÁN, Empresas públicas y turismo, ENAP, Madrid, 1967 con
bibliografía española y europea.Una magnífica aproximación desde la perspectiva aquí considerada en
J.Mª RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, La administración del Estado social, Marcial Pons, Madrid, 2007.
Sobre una cuestión que se ha planteado con especial relevancia por la crisis económica cfr. J.PONCE
SOLÉ, El derecho y la (ir)reversibilidad limitada de los derechos sociales de los ciudadanos, INAP,
Madrid, 2013.
405
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
también el reconocimiento de que desde la sociedad se contribuya libremente a
esa realización.81 Existe, como ha dicho el Tribunal Constitucional una
”interpenetración entre Estado y sociedad”, para concluir lapidariamente: “La
configuración del Estado como social y de Derecho viene así a culminar una
evolución en la que la consecución de los fines de interés general no es
absorbida por el Estado, sino que se armoniza en una acción mutua Estadosociedad”.
La crisis actual ha puesto en evidencia esa necesidad. No se trata
de minorar las conquistas sociales, sino de garantizar su mantenimiento y
mejora. Es preciso para ello superar una concepción ideológica sustentadora
del monopolio del Estado en la materia, en cuya base sigue existiendo la
contraposición hegeliana entre lo público, caracterizado por la razón, y lo
privado o particular, dominado por el beneficio. Habría que hablar de sistema:
de salud, de asistencia social y dependencia, de educación. Lo definitivo es
que el sistema sea universal y de la mejor calidad. Es lo que el Estado ha de
garantizar, sin excluir la participación de la sociedad; más aún puede necesitar
de ella para cumplir su función.
La participación de la sociedad en estos ámbitos se constata en la
existencia de numerosas organizaciones sin fines de lucro, bajo formas
jurídicas distintas, que se sitúan, para decirlo de un modo gráfico, entre el
Estado y el mercado, lo que se ha denominado el tercer sector.: promovidas
por la Iglesia, Fundaciones, Corporaciones y, en general, organizaciones no
gubernamentales, fruto de la libertad de asociación, y que responden al
principio de solidaridad.
En esa línea se encuentra la ley 5/2011 de Economía social, que
se hace eco de iniciativas comunitarias. Constituye un marco jurídico común
para las actividades desarrolladas en el ámbito privado con independencia
respecto de los poderes públicos bajo principios del interés general económico
o social, o de ambos (artículo 2), de promoción de la solidaridad que favorezca,
81 Cfr. J.L. MEILÁN GIL, “Sobre la revisión del Derecho administrativo, FIDA, Santo Domingo, 2012.
406
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
entre otros objetivos, la cohesión social y la inserción de personas con riesgo
de cohesión social.
Una apelación a ellas y a las familias, se realiza en la ley sobre
dependencia, cuya programada cobertura económica es insuficiente y se ha
reducido como consecuencia de ajustes presupuestarios. Las cifras de las
prestaciones sociales desde la vertiente de esas organizaciones revelan
dramáticamente su justificación en la actual coyuntura de crisis y elevado
número de parados.
6. El Defensor del Pueblo y la mala administración.
Existen organismos que, sin formar parte de ninguno de los
poderes del Estado tienen que ver con prácticas y actuaciones que suponen
una
mala
administración
e
inversamente,
por
tanto,
con
la
buena
administración. Su gran fuerza proviene de su independencia, como muestra
de un modo paradigmático la historia del Ombudsman sueco, que ha sido la
referencia de los demás que con diferentes nombres se han creado en otros
países. En España se introdujo en el artículo 54 de la CE, con el nombre de
Defensor del Pueblo, “como alto comisionado de las Cortes Generales” que lo
nombra por amplio consenso y con quienes se relaciona82.
Con el nombre de Defensor del pueblo europeo consta en el
artículo 228 del Tratado de funcionamiento de la Unión Europea y es nombrado
por el Parlamento europeo. La experiencia acumulada por entes de la misma
naturaleza manifiesta una posición equilibrada en cuanto a su función que se
refiere a casos de mala administración por parte de las instituciones, órganos u
organismos de la UE, con exclusión de los Tribunales de Justicia en el ejercicio
de sus funciones jurisdiccionales.
La explicación del Ombudsman sueco
tiene que ver en su inicio con la inexistencia de un sistema contenciosoadministrativo y, por ello, de difícil trasplante a los países que lo tienen y en
todo caso no conciliable con la independencia de los jueces. Así se comprende
que el Defensor del Pueblo pueda conocer de las quejas de cualquier
82Esa definición proviene de Gran Bretaña donde había sido embajador el ponente constitucional que la
sugirió.
407
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ciudadano europeo salvo de que los hechos alegados sean o hayan sido objeto
de un procedimiento jurisdiccional. El Defensor las pone en conocimiento de la
institución, órgano u organismo afectado, que tiene un plazo de tres meses
para responder y aquel enviará informe correspondiente al Parlamento83
En el caso español la función principal del Defensor del Pueblo es
la defensa de las libertades y derechos fundamentales reconocidos en la
Constitución “a cuyo efecto podrá supervisar la actuación de la Administración,
dando cuenta a las Cortes Generales”. La ley 3/1981 de 6 de abril que regula la
institución concreta que de oficio o a petición de parte puede llevar a cabo
cualquier investigación conducente al esclarecimiento de los actos y
resoluciones de la Administración y de sus agentes en relación con los
ciudadanos, a la luz de lo dispuesto en el artículo 103.1 de la CE y el respeto
de los derechos fundamentales.
De acuerdo con ello podría interpretarse que la investigación
puede referirse a la comprobación de si la Administración actúa sin objetividad,
sin acuerdo con principios de eficacia, sin sometimiento pleno a la ley y al
Derecho, cometido en último término de los Tribunales como dice el artículo
106 o solo en cuanto se refiera al no respeto de los derechos fundamentales.
El reconocimiento de la buena administración como derecho
fundamental, tal como se realiza en la Carta europea, proporciona fundamento
para justificar el alcance de la competencia del Defensor aunque se limite a
realizar advertencias, recomendaciones y sugerencias, además de informar
anualmente al Parlamento. En ese sentido puede sugerir al órgano legislativo o
a la Administración realizar modificaciones cuando llegue al convencimiento de
que el empleo riguroso de la norma pueda provocar situaciones injustas o
perjudiciales para los administrados.
Cuando entienda que una ley vulnere un derecho fundamental
puede interponer un recurso de inconstitucionalidad. Esa facultad tiene un
especial significado e importancia dado que la legitimación para interponerlo
83 Cfr. B.TOMÁS MALLÉN, El Derecho…pp.221 y ss.
408
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
queda de hecho limitada a dos grandes partidos que pueden estar de acuerdo,
por razones políticas, en no interponerlo.
7. Actualidad de la transparencia para la buena administración
El artículo 103 de la CE establece que la Administración Pública
actuará con objetividad en su servicio a los intereses generales. Es más que la
interdicción de la arbitrariedad. Responde a la obligación de “mantener los
servicios públicos a cubierto de toda colisión entre intereses particulares e
intereses generales” (STC 77/1985 de 27 de junio). Con toda lógica se
acompaña con la transparencia (ley de organización y funcionamiento de la
Administración General del Estado, artículo 3, 2, g), relacionada con la
necesidad de rendir cuentas de la gestión ante los ciudadanos.
La transparencia va más allá de la obligación de motivar la
actuación, y de la información y publicidad, aunque las englobe. Se ha dicho
que es el derecho de los ciudadanos de conocer y “entender” la actividad
administrativa.84 Un conocimiento o entendimiento que se adquiera de un modo
fácil, sin que sea el resultado de un esfuerzo que requiera la especialización del
ciudadano interesado. No es mera información, sino información de tal calidad
que cumpla con las condiciones que acaban de exponerse. Un exceso de
información puede incluso dificultar la transparencia. La información, que
desempeña un papel fundamental en la Administración Pública de un sistema
democrático, puede hacer opaca la actuación de aquella si se presenta de un
modo sesgado o, todavía peor, cuando es manipulada desde instrumentos de
opinión pública controlados por la Administración.
La transparencia hace más difícil que aparezca ese elemento
corrosivo de la democracia que es la corrupción. De ahí la importancia que se
le está dando en los ordenamientos jurídicos de una manera general y frontal
superando regulaciones sectoriales. Es lo que pretende la ley 19/2013 de 9 de
diciembre de Transparencia, Acceso a la Informacion Pública y Buen Gobierno,
en cuya elaboración se ofreció una audiencia a los ciudadanos para que
84Cfr. M. R. SPASIANO,“Transparency and quality of administrative action”, en M.PILADE CHITI
(ed.) General Principles of administrativeaction, BoloniaUniversityPress, 2006.
409
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
pudieran remitir sugerencias. Existen referencias en determinadas materias:
contratos públicos, subvenciones, presupuestos, actividades de altos cargos,
acceso
a
los
expedientes
en
los
correspondientes
procedimientos
administrativos. Con esa ley se pretende generalizar ampliar y profundizar la
transparencia, así como concretar las consecuencias jurídicas de su no
observancia.
Desde este punto de vista se lleva a cabo el encuentro enunciado
anteriormente entre Ciencia de la Administración y Derecho administrativo. “En
lo que respeta al buen gobierno la Ley supone un avance de extraordinaria
importancia. Principios meramente programáticos y sin fuerza jurídica se
incorporan a una norma con rango de ley y pasan a informar la interpretación y
aplicación de un régimen sancionador al que se encuentran sujetos todos los
responsables públicos”, que “por las funciones que realizan deben ser un
modelo de ejemplaridad en su conducta”. En ese sentido se incorporan a la ley
“principios éticos”, así denominados, que adquieren la virtualidad de preceptos
jurídico.
La exposición de motivos, subraya con cierta solemnidad, el
propósito último de la ley: “La transparencia, el acceso a la información pública
y las normas de buen gobierno deben ser los ejes fundamentales de toda
acción política. Sólo cuando la acción de los responsables públicos se somete
a escrutinio, cuando los ciudadanos pueden conocer cómo se toman las
decisiones que les afectan, cómo se manejan los fondos públicos o bajo qué
criterios actúan nuestras instituciones podremos hablar del inicio de un proceso
en el que los poderes públicos comienzan a responder a una sociedad que es
crítica, exigente y que demanda participación de los poderes públicos”
El ámbito de la ley rebasa el de las Administraciones Públicas en
sentido orgánico, que incluye a Universidades, yabarca a poderes públicos
como el Congreso de los Diputados y el Senado, y el Consejo General del
Poder Judicial e instituciones análogas aunque “en relación con sus actividades
sujetas al Derecho administrativo”85. Una vez más se constata la validez de la
85Corporaciones de Derecho público, Fundaciones, Casa del Rey.
410
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
orientación rationemateriae que he venido defendiendo desde el principio. Bien
es verdad que se ha ampliado el ámbito de la ley más allá de esa concepción
de
lo
administrativo:
partidos
políticos,
organizaciones
sindicales
y
empresariales, entidades privadas que perciban en el período de un año
ayudas o subvenciones públicas en cantidades significativas86
Están obligadas a publicar “de forma periódica y actualizada la
información cuyo conocimiento sea relevante para garantizar la transparencia
de su actividad relacionada con el funcionamiento y control de la actuación
pública”. El Portal de la Transparencia dependiente de la Presidencia del
Gobiernopretende hacer fácil el acceso de los ciudadanos a la información. Las
Administraciones Públicas han de publicar los planes y programas con el
suficiente detalle que permita la evaluación de su cumplimiento.
Contra toda resolución expresa o presunta en materia de acceso
a la información se podrá interponer una reclamación ante el Consejo de
transparencia y buen gobierno con carácter potestativo previo al contenciosoadministrativo. La resolución, calificada de presunta por dejar transcurrir el
plazo de tres meses sin resolver expresamente, evidencia el carácter negativo
del silencio al entender desestimada la petición del ciudadano.
Capítulo importante para comprobar la efectividad de tan
saludables propósitos, es el concerniente a infracciones y sanciones. Se
contienen en el título II de la ley que se refiere al buen gobierno y afecta solo a
los miembros del Gobierno y altos cargos. Entre las primeras cobran especial
relevancia las relativas a materia de gestión económico-presupuestaria, dada la
importancia que ha cobrado la estabilidad financiera y los ajustes a que ha
obligado su desvío por exigencias comunitarias. Como muy graves se tipifican
los compromisos de gastos, reconocimiento de obligaciones y ordenación de
pagos sin crédito suficiente para realizarlos o contraviniendo disposiciones de
la legislación presupuestaria. Entre las sanciones figuran la destitución de
cargos públicos o inhabilitación.
IV. EPÍLOGO SOBRE ÉTICA Y ADMINISTRACIÓN
86 Superiores a 100.000 euros o que el 40% del total de sus ingresos sea igual o superior a 5.000 euros.
411
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El Derecho administrativo, me gusta decir, es un Derecho de
realización y suscribo la determinación constitucional de que la Administración
sirve los intereses generales con eficacia, pero con sometimiento pleno al
Derecho, sin que haya de entenderse éste como un positivismo que excluya
principios, en una contraposición infranqueable entre el sein y el sollen.
No parece necesario extenderse en la relación y diferencia entre
Ética y Derecho. Para una concepción positivista del Derecho resulta difícil
explicar expresiones –preceptos jurídicos- en la Constitución o en las leyes que
aluden a la moral o a la ética: el derecho al honor, la objeción de conciencia, el
derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral
que esté de acuerdo con sus propias convicciones…Hunden sus raíces más
allá del Derecho positivo, como sucede con la dignidad de la persona humana,”
fundamento del orden político y de la paz social” (artículo 10,1 de la CE). Los
derechos fundamentales reconocidos, no creados, por los ordenamientos
positivos, se corresponden con los derechos humanos, objeto de Declaración
universal, que han de ser presentados como “el lenguaje común y el sustrato
ético de las relaciones internacionales”87.
No resulta sorprendente que en la propia Constitución se aluda
expresamente a la ética o a la moralidad de la actuación en el ámbito de la
Administración Pública como ocurre en la Constitución de Brasil anteriormente
referida.La Convención interamericana contra la corrupción, señala desde el
preámbulo que esa actuación negativa va “contra la sociedad, el orden moral y
la justicia”…La Declaración del milenio de NU del 2000 afirma de un modo
categórico que la corrupción puede contemplarse “como un sistema de mala
administración y una mala gestión”. La Convención de UN de 31 de octubre de
2003 contra la corrupción, en su preámbulo reconoce que ha dejado de ser un
problema local para convertirse en un fenómeno transnacional que afecta a
toda las sociedades y economías.
En otras ocasiones esa finalidad se concreta en modalidades del
denominado softlaw, Códigos de Conducta o de Buenas prácticas con los que
87 Discurso de Benedicto XVI ante la Asamblea de Naciones Unidas, 18 de abril de 2008.
412
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
se orienta el comportamiento de autoridades públicas y se practica también en
el ámbito privado. Ha surgido de un modo natural en procesos formales de
integración, como la Unión Europea, o informales como sucede en la
globalización.88
La ética no se refiere propiamente a la Administración Pública
como una abstracción, sino a la actuación de las personas que la integran,
como se dijo al principio y a las personas que se relacionan con ella. Aunque la
realización del Derecho que concierne a la Administración no agote el alcance
de la dimensión ética de la actuación de sus autores, en gran medida el
comportamiento conforme a Derecho es síntoma de comportamiento ético. La
desviación de poder, en el mayor número de los casos, supone una conducta
éticamente reprobable, aunque técnicamente no haya sido así calificada en un
proceso. Algo parecido podría decirse de la arbitrariedad, motivación ausente o
sesgada.
La corrupción, se corresponde con actuaciones de esa
naturaleza, sean puniblemente castigadas o toleradas o silenciadas. En ella se
da un conflicto de intereses, en cuanto un funcionario público que está
vinculado por un deber de servicio al interés general lo subordina a un interés
particular, suyo o de otra persona física o jurídica. Los contratos o el urbanismo
son campos desgraciadamente típicos para actuaciones jurídica y éticamente
reprobables.
El comportamiento ético, en el sentido que aquí se viene
manejando, puede ser favorecido o perjudicado por el comportamiento que se
lleva a cabo en el nivel propiamente político o de gobierno. Los procedimientos
no reglados para el acceso a la función pública no favorecen el comportamiento
ético. El sistema de spoil´ssystem, de los cambios en la función pública según
los que se producen en el gobierno, hace posible la consideración del puesto
como un botín, desde el que beneficiar al partido político que propició el
nombramiento. Informaciones privilegiadas a la hora de concursos, por
88 Cfr. JOSÉ LUIS MEILÁN GIL, “Sobre la revisión…; Una aproximación al Derecho administrativo
global, Editorial Derecho Global, Sevilla, 2011.
413
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ejemplo, pueden ser una contraprestación o el espurio entendimiento de la
fidelidad partidaria, aunque no se procuren beneficios personales directos.
En términos positivos, habría que concluir que un sistema de
selección de los funcionarios basado en
el mérito, la capacidad, la
transparencia y seguridad jurídica, es una condición aconsejable para asegurar
comportamientos éticos.
El contexto social en el que se desenvuelve la actividad de la
Administración pública puede incidir también positiva o negativamente en el
comportamiento ético de sus servidores. Existe consenso en considerar que en
el meollo de la crisis financiera y económica actual se detecta un
comportamiento reprobable desde el punto de vista ético. Esas conductas en el
sector privado constituyen un mal ejemplo para la Administración Pública y sus
agentes. El impacto negativo será menosprobable si, como dice la Convención
interamericana contra la corrupción, se han adoptado medidas que tengan en
cuenta “la relación entre una remuneración equitativa y la probidad en el
servicio”.
La clave última del cumplimiento de la misión de servicio público de los
funcionarios radica en convicciones éticas que tienen su explicación, más allá
del Derecho y su cuidada observancia. Volvemos así a ponderaciones clásicas,
trátese del imperativo ético o, más inteligible para una antropología realista, de
la virtud que hace al hombre feliz, contento con lo que hace y por qué y para
qué lo hace, consciente de la lealtad a una misión que vale la pena desarrollar.
414
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
REFLEXIONES SOBRE EL INTERÉS GENERAL DESDE EL
DERECHO PÚBLICO GLOBAL
Por Manuel Díaz Pérez
Con cariño a mi amigo Germán Cisneros, con quien he compartido
grandes momentos y la pasión por un Derecho que supera geografías,
SUMARIO: §1.- El Derecho Público Global como categoría;
§2.- Nociones sobre el interés general global; §3.- Conclusiones;
§4.- Bibliografía
§1.- EL DERECHO PÚBLICO GLOBAL, COMO CATEGORÍA.
El Derecho global, en especial el Público
como idea abstracta
hunde sus raíces en el surgimiento de las relaciones entre Estados por
necesidades de cooperación, algo que podríamos encajar con el
surgimiento de los grandes imperios antiguos, alrededor del milenio III
a.C. Este nacimiento se puede inferir de la definición de Estado de
WEBER1 como una organización humana que controla de manera
exclusiva y legal el uso de la fuerza sobre una zona geográfica específica
a lo cual debemos añadir el sometimiento a un poder al que la comunidad
se somete2, puesto que el momento de nacimiento de estos grandes
imperios primigenios trae causa de las primeras civilizaciones que se
comienzan a organizar protoestatalmente, como afirmó NOAH KRAMER3:
La historia comienza en Sumer4, y que comienzan a superar sus fronteras
adquiriendo un carácter expansivo, debiendo encajar nuevos paradigmas
 Universidad de La Coruña. (España).
1
WEBER, M. Politik als Beruf ,GesammeltePolitischeSchriften Múnich (1921), pp. 396-450.
2
Aunque la cuestión de existencia de un poder que somete a la generalidad ya se encuentra implícito en el
concepto de organización que WEBER trae a colación, por razones de claridad expositiva se hace constar.
3
NOAH KRAMER, History begins at Sumer , University of Pennsylvania Press (1956)
4
Afirmación criticable desde la óptica de la ciencia de la historiografía, sin embargo ilustrativa del
fenómeno que se describe en este.epígrafe
415
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
y modos de gobernar y ejercer el Derecho en territorios más amplios
cuyas realidades eran diferentes y sobre los cuales, en multitud de
ocasiones era complicada la proyección de un control directo. Surge así
un Derecho que se construye sobre nuevos desafíos y que continuará
acompañando a la humanidad mientras adquiere mayor consistencia en la
globalidad. Ya Heródoto hablada de una era donde los gentes de la
antigüedad incrementaban cada vez más sus contactos entre ellos a
través de las operaciones transfronterizas, la inversión así como los
propios mecanismos bélicos.
Se puede hablar de una globalización
jurídica que comenzó extremadamente débil hasta iniciar una carrera de
crecimiento virtuoso desde en el último siglo en que podemos hablar de
globalización en sentido estricto que ha contribuido al anteriormente
mentado fenómeno del Derecho.
Sin haber acuñado el término globalización, ya el manifiesto
comunista contenía (…) En lugar del antiguo aislamiento y la autarquía de
las regiones y naciones se establece un intercambio universal, una
interdependencia universal de las naciones.
El concepto de globalización se ha difuminado en cuanto a
contenido y alcance adquiriendo una dimensión total en el devenir de la
humanidad actualmente; sin embargo, rigor meteorológico obliga, es
necesario precisar las nociones básicas del mismo para, a partir de ello,
construir el fenómeno de la globalización jurídica en particular y su
dimensión del Derecho Público global en especial. A este respecto, el
Fondo Monetario Internacional5 (en adelante, FMI) ha convenido que la
globalización (…) es un proceso histórico, el resultado de la innovación
humana y el progreso tecnológico. Se refiere a la creciente integración de
las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y
los flujos financieros. En algunos casos este término hace alusión al
desplazamiento de personas (mano de obra) y la transferencia de
conocimientos (tecnología) a través de las fronteras internacionales. La
globalización abarca además aspectos culturales, políticos y ambientales
5
FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, La Globalización ¿Amenaza u oportunidad? IMF (2000)
416
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
más amplios desde que los adelantos tecnológicos han facilitado y
acelerado las transacciones internacionales comerciales y financieras (…)
Se refiere a la prolongación más allá de las fronteras nacionales de las
mismas fuerzas del mercado que durante siglos han operado a todos los
niveles de la actividad económica humana (…) Gracias a la globalización,
es posible beneficiarse de mercados cada vez más vastos en todo el
mundo y tener mayor acceso a los flujos de capital y a la tecnología, y
beneficiarse de importaciones más baratas y mercados de exportación
más amplios.
Empero, la experiencia
ha evidenciado que
los mercados,
considerados en sentido restrictivo, no son un mecanismo que
necesariamente proveerá la mayor eficiencia entendida como la extensión
de los beneficios al más amplio espectro social posible; por este motivo,
como ha señalado el FMI, los países deben estar dispuestos a adoptar
las políticas necesarias y, en el caso de los países más pobres,
posiblemente necesiten el respaldo de la comunidad internacional a tal
efecto.
Afirmación la cual contiene un triple clausulado desiderativo que
reviste un animus del cual la presente se hace cargo y asumirá como
óptica. En primer lugar, el reconocimiento de la necesidad de
implementación de determinadas soluciones tomando las políticas
adoptadas desde los Estados como base operativa; en segundo, la
distinción entre aquellos con capacidad para realizar las mismas por su
grado de riqueza o desarrollo y aquellos que precisan de un apoyo extraordinem
de
la
comunidad
internacional;
dimanante
del
anterior
presupuesto, la idea de una responsabilidad global de la comunidad
internacional en la consecución de soluciones. Aparece así modulada la
acción de los Estados a través de creciente interdependencia que deriva
en que las decisiones proyectan efectos sobre ellos mismos y sobre las
naciones de su entorno a través de organizaciones internacionales o
relaciones de dependencia; en siguiente término ello incide, con una
suerte
de
efecto
mariposa,
sobre
417
la
globosidad
que
terminará
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
condicionando de nuevo al Estado in abstractoque haya tomado la
decisión
ab
initio
considerada;
Sin
haber
acuñado
el
término
globalización, ya el manifiesto comunista (MARX y ENGELS), con
independencia de su trasfondo, describía: (…) En lugar del antiguo
aislamiento y la autarquía de las regiones y naciones se establece un
intercambio universal , una interdependencia universal de las naciones.
De esta realidad y mecánica se deduce la necesidad, para su
supervivencia de existencia en el ámbito global del principio (…) de
solidaridad, que aspira a unos resultados globales (y) recuerda la técnica
de los vasos comunicantes6; muy acertadamente en este extremo,
MEILÁN7 refuerza esta aseveración cuando sostiene que hay asuntos que
los Estados no pueden afrontar aisladamente, por la propia dimensión de
aquellos (…) o porque la actividad de un Estado o en un Estado tiene
repercusiones extraestatales.
Este fenómeno, caracterizado por realidades transnacionales, por
organizaciones multilaterales, por la teórica gestión de intereses globales,
y un largo etcétera de nobilísimos desiderátum ha corrido parejo a la
expansión de los ámbitos de actuación estatales que se han extendido a
un amplio elenco de realidad del ciudadano8. Se advierte así, en
apariencia, una tensión sistemática entre el elemento estatalizante y el
globalizador. Un parte de la doctrina, SHIHATA9, afirma que esta
extensión del Estado no empece la tendencia globalizadora por cuando la
misma ha tenido un carácter horizontal, pudiendo encontrar la segunda
vía de expansión vertical (incluso en prisma) sin encontrar obstáculos en
los poderes públicos, creando su propio ámbito supranacional. Es prolija y
polémica la doctrina al respecto, en particular CASSESE10, y ello lo
considero no contrario sino conciliable y complementario a lo anterior,
afirma que la economía y las finanzas no se han desarrollado nunca sin
6
Sentencia del Tribunal Constitucional de España (STC) de 30 de Junio de 2004
MEILÁN GIL J.L. Una aproximación al Derecho Administrativo Global; Global LawPress (2011) p. 22
8
TANZI V. TheChanging role of theState in theEconomy: A historicalperspective; International
MonetaryFund, Fiscal AffairsDept. (1997)
9
J.F. SHIHATA The Changing Role of the State and some Related Governance Issues, Revue Européene
de Droit Public (1999) pp. 1460 y ss.
10
CASSESE S. Lo spazioguiridicoglobale. Roma-Bari, Laterza (2003) p. 13-16
7
418
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
una ordenación jurídica del mercado realizada por los poderes públicos.
En este extremo, podemos vislumbrar como el Estado ha sido un
trampolín a un contexto global del que participa como coadyuvante de un
proceso al que ha servido de soporte, pero del que no es sujeto - como
sucede, ordinariamente en Derecho internacional Público en el más
clásico de sus sentidos11; el sujeto es sin duda el ser humano, en
particular RODRÍGUEZ ARANA12, El lugar que antaño ocupó el concepto
de la potestad o del privilegio o la prerrogativa ahora
lo ocupa por
derecho propio la persona, e ser humano, que asume un papel central en
todas las ciencias sociales, también obviamente en el Derecho y en
especial, adelanto, con respecto a la dimensión global del mismo. Se
desprende lógica cuestión de lo anterior acerca de quién o qué genera
una figura de autoridad que sostenga el constructo global.
Al respecto del particular, CASSESE13 afirma : El sistema mundial
no tiene una Constitución, ni un gobierno; tal afirmación debe ser
entendida en el sentido que no se encuentra dotado de una LexLegumni
en sentido formal ni material y , en consecuencia, de un poder ejecutivo
que asuma la dirección política, no obsta ello - matiza en su exposición
CASSESE- la presencia de los tres elementos de los ordenamientos
jurídicos: pluralidad de sujetos, organización y normativa; los Estados son
un sujeto actor, en los términos supra prevenidos; que se vertebran a
través de Organizaciones Internacionales y la normativa del Convenio
Internacional y el Reglamento. Asimismo, tampoco existe una autoridad
superior dotada de soberanía; el modelo existente no resulta fácilmente
reconducible a términos de estructuras jerárquicas o similares, ni siquiera
remotamente, a la noción de Estado. El mecanismo de coordinación que
ha operado clásicamente ha sido el de la cooperación, la integración entre
Estados y la creación de Organizaciones Internacionales; cuestión que se
reconduce a los mecanismos de Derecho Internacional Público. Es cierto
que la cuestión ha cambiado poco o nada desde una óptica formalista
11
Vid. DIEZ de VELASCO, M. Instituciones de Derecho Internacional Público,Tecnos (2013)
RODRIGUEZ ARANA, J. Gobernanza, Buena Administración y gestión pública;
enhttp://aragonparticipa.aragon.es
13
CASSESE S. Op Cit. p. 17
12
419
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
pues la sociedad internacional se continúa articulando vía a través de los
entes de Derecho Internacional; opera, en este extremo, la relación
sistemática entre esta disciplina y la idea de Derecho Global14.
El Derecho Internacional Público en su concepto tiene un carácter
multívoco, cambiante derivado del constante estado de evolución y
ensanchamiento del campo de las relaciones internacionales; como
señala DIEZ VELASCO15(ello) hace sumamente impreciso intentar dar
una definición muy concreta (…). Ella adolecería de la provisionalidad
que es propia a cualquier definición que intente recoger todos los matices.
Esta afirmación no nos priva de dar un concepto (…) general: un sistema
de normas y principios que forman el ordenamiento jurídico de la sociedad
internacional
contemporánea. Idea demasiado amplia y que acota la
propia Carta de las Naciones Unidas en su reconocimiento de la igualdad
soberana entre Estados como la base de la sociedad internacional; es, en
suma, un Derecho esta sociedad cuyo protagonista es el Estado y que
hereda su condición de un idea decimonónica fruto de una Europa
fragmentada, estatalizada y profundamente soberanista.
El Derecho Público Global se erige como un nuevo paradigma que
se encuentra ínsito en el desarrollo de la idea de globalización, como ya
se ha mencionado; previene MEILÁN16, en este sentido, que la
emergencia de estructuras de gobernanza transnacional supone un
cambio en la tradicional configuración de los Derechos de los Estados y
del Derecho Internacional, un Derecho de las naciones que lo es de las
soberanías,;
ello
deriva
en
tres
vectores
de
manifestación:
a)organizativos, b)Operativos y c)Normativos.
14
La referencia al Ordenamiento Global, se entiende análoga al concepto de Derecho Público Global, si
bien entre ambos términos pueden operar determinadas distinciones puesto que, entendemos, una relación
de especialidad del segundo respecto del primero.
15
DIEZ DE VELASCO M. , Instituciones de Derecho Internacional Público, Tecnos (2009)
16
MEILÁN GIL J.L. Derecho Global: Realidades y principios, Universidad Nacional de Córdoba (2010)
http://bicentenario.unc.edu.ar/acaderc/academias-iberoamericas/congreso-de-academiasiberoamericanas/congreso-de-academias-a-coruna-2010/ponenciacomicderechoglobal.pdf
420
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
a) El vector organizativo opera a través de la organización en
red, un modelo que, en palabras de MIR PUIGPELAT17, trae causa de
la progresiva erosión del Estado-Nación como espacio territorial y
social en el que se adoptan de forma libre e independiente las
decisiones políticas fundamentales y se elaboran de manera
autónoma las normas jurídicas correspondientes. En definitiva, una
crisis de soberanía del Estado; no obstante, crisis conceptual que
fuerza a renovar el contenido de una categoría vinculada al Estado y
entendida como un poder de supremacía marcado por la originalidad y
la independencia que, a la luz de la configuración del mundo, se torna
compartida18con grandes entes transnacionales que han desbordado,
o superado, las categorías tradicionales19 a través de la colaboración.
La morfología de este sistema de fina urdimbre ha sido sistematizada
por CASSESE20 en cinco manifestaciones: i)Aquella que se establece
entre los organismos públicos de entidades distintas que dividen sus
propias tareas ene l sentido de diferenciar fines y medios, se produce
así la actuación de los organismos nacionales en colaboración con los
supranacionales; ii)Una segunda forma es aquella (…) entre
organismos públicos separados (…) en que uno de los dos tiene un
papel más importante, aunque sea (…) de tipo instrumental,obra el
medio nacional como instrumento del global a través de los poderes
que a éste son propios a través de requisito expreso; iii)Al igual que la
anterior, esta forma de colaboración parte de la instrumentalidad
nacional para la aplicación de los fines globales, permitiendo el
ejercicio de las potestades nacionales en armonía con los deseos
globales que se superponen y orientan a aquélla; iv)otro de los modos
17
MIR PUIGPELAT O., Globalización y Estado de Derecho. Las transformaciones recientes del
Derecho Administrativo, Thompson-Civitas (2004)
18
JÁUREGUI G., Estado, Soberanía y Constitución: algunos retos del Derecho Constitucional ante el
siglo XXI, RDP, núm 44 (1998)
19
En este sentido, PEDRO DE VEGA afirma una pérdida de poder político de los Estados en beneficio de
las grandes corporaciones transnacionales. A mi juicio, no se trata propiamente de una pérdida en un
sentido tan profundamente crítico como DE VEGA hace ver a través de la construcción de la crisis del
principio democrático vía crisis de la soberanía, sino que se trata de una cuestión translativa de los centros
de producción normativa y administración hacia niveles superiores bajo la operativa en red; ésta propicia
la concentración de las parcialidades interdependientes sobre lo común en una vocación de actuación
coordinada bajo un mismo orden para las partes que la integran.
20
CASSESE S., Op. Cit. pp. 35-37
421
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
operativos e la red es a través de un sistema con fines propios y
estatutos propios y carente de organización propia, cuestión que
externaliza a otro ente supranacional; v)por último, las relaciones
paritarias en que cada autoridad actúa a nivel inferior con medios
propios y fines propios que resultan coincidentes con los de otras y,
por ende, exigen su colaboración, mediante el intercambio de
información, para realizar sus propias funciones. Todas ellas
estructuras cuya clasificación separada no empece formas híbridas.
b) La vertiente operativa, desde la perspectiva que nos ocupa,
los Estados, en palabras de MEILÁN21, no actúan como soberanos en
el exclusivo, cuando no excluyente, interés de sí mismos sino que
adquiere una posición de relevancia la persona como individuo y
comunidad que es representado por los Estados y otros entes que se
erigen en servicio del interés global22, entendido como el bien común
internacional, de acuerdo con el que puede ser juzgado y evaluado.
Como correlato de las manifestaciones que referíamos, derivadas de
la sistematización de CASSESE, los rasgos operacionales de las
estructuras
se
articulan
como
sigue:
i)
A
través
de
la
instrumentalización en la cual el todo prima sobre la parte y sin
embargo, carece de unidad; ii) por medio de las estructuras
colaborativas de carácter asimétrico o paritario, existiendo en las
primeras una autoridad funcionalmente dependiente de otra o, en el
segundo, la co-dependencia o dependencia recíproca de iguales.
c) Concerniente al ámbito normativo, las estructuras globales
de gobierno
encuentran en este vector concreto el ámbito que
mayores desafíos genera en la construcción del Derecho Global ya
que la diversidad de sistemas así como las trabas jurídicas23; con todo,
En esas estructuras se produce Derecho: normas vinculantes o
recomendaciones
(softlaw),
bien
recomendaciones
de
carácter
técnicointerviniendo organizaciones no gubernamentales, o (…)
sistemas
de
arbitraje
a
los
que
21
se
someten
compañías
MEILÁN GIL J.L, Op. Cit.
La cuestión de contenido de tal interés y su determinación requiere un análisis separado por lo prolijo
de la cuestión, algo que se efectuará en los epígrafes que siguen.
23
DOMINGO OSLÉ, R. ¿Qué es el Derecho Global? Revista Chilena de Derecho nº 36 (2009)
22
422
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
multinacionales. Desde esa perspectiva se acuña la expresión de
constitucionalismo global, como una aspiración, un paradigma
emergente24. La clave innovadora se encuentra en el Derecho Público
Global, objeto del presente escrito, donde las se comprueba que, en
palabras de MEILAN, aunque propiciado por los acuerdos de los
Estados, no participan sólo estos en la gobernanza supranacional.
Prolifera el softlaw, lo cual implica, como bien reconoce FARIA25la
composición de intereses, en detrimento de las normas tradicionales
que trataban de imponer una voluntad jurídico-política; se traduce en
reemplazar la violencia y la potestad coercitiva por un Derecho
paccionado que es fruto de la negociación.
En
Derecho
Global
resulta
complejo,
y
absurdamente
simplificador, el intento de traslación del modelo de los Estados a la
totalidad a través de la elevación de una idéntica estructura para el
gobierno mundial, puesto que se trata de una acción pública que reviste
un carácter emergente y espontáneo; así lo considera MEILÁN afirmando
que no incluye un
legislativo específico y no siempre un órgano
jurisdiccional ni una Administración Públicaestructuradaen diferentes
niveles u organizada en virtud de técnicas instrumentales como las
utilizadas en los Estados. En sentido positivo, es ad hoc. La crítica que
pueda fundarse al respecto decae ante la necesidad de enfrentarse a
desafíos sobrevenidos y mutantes con la extrema celeridad y alcance que
permite la globalización; de este modo, la manifestación activa del
Derecho Global, en sentido negativo, no es un Derecho producido el
margen de los Estados, sino que emerge de forma primigenia del
concierto de voluntades pero desborda completamente, por su alcance y
dimensión, el ámbito de los ordenamientos jurídicos nacionales. Los
desborda porque incluye dimensiones nuevas de difícil encaje en las
categorías tradicionales, y radica en este punto una de las grandes
diferencias entre el concepto de Derecho Internacional Público y el de
Derecho Público Global.
24
25
MEILÁN GIL J.L, Op. Cit.
FARIA, J.E. El Derecho en la economía globalizada, Trotta (2001)
423
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
§2.- NOCIONES SOBRE EL INTERÉS GENERAL GLOBAL.
Hemos apuntado en el anterior epígrafe el servicio del sistema
Global de Derecho Público a un interés global. La mención a tal término
contribuye a perfilar la sistemática de funcionamiento de la realidad que
nos concierne en tanto fenómeno en construcción puesto que la
satisfacción de tal interés es el requisito básico que debe presidir la
acción mundial. Dos cuestiones surgen al calor de ello: En primer lugar, la
necesidad de nutrir de contenido al concepto y , en segundo, la
determinación del mismo en este particular contexto de red que rebasa
los sistemas democráticos estatales.
La idea de un interés general global no supone una mera traslación
de la idea clásica de interés general nacional a un ámbito de mayor
extensión ya que, como hemos afirmado con anterioridad, ello resultaría,
en cierto modo, simplista y discordante por la asimetría entre ambas
realidades; cuestión que no obsta la existencia de puntos comunes de
encuentro, en particular sobre la base, irrenunciable, sobre la que todo el
Derecho e institución debe construirse: el hombre.
Así, El Consejo de Estado francés26 al respecto ha mantenido una
tesis de centralidad del interés general dentro del Derecho Público, Se
convierte así, dentro del buen Derecho, en la piedra angular de la acción
pública, de la cual determina la finalidad y la legitimidad.
El propio
Consejo refiere un concepto de interés general pertinente, que privilegia
un interés general que va más allá de la suma simple de los intereses
particulares; entendido de esta forma, el interés general se revela como
integrador de los intereses particulares. Este proceso de integración
requiere de la mediación del Estado que es el único ente capaz de
sintetizar los intereses particulares en el seno de la sociedad civil,
superando los egoísmos sectoriales y tomando en consideración los
intereses de las generaciones futuras. Afirma el consejo que solo un
interés general así concebido es en efecto susceptible de aportar a la
26
CONSEJO DE ESTADO DE FRANCIA, Rapport, reflexiones sobre el interés general (1999)
424
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
gestión de la cosa pública la coherencia propia a mantener y, en la
medida de lo posible, reforzar la cohesión social. En este sentido, la
Sentencia del Tribunal Constitucional Español de 7 de Febrero de 1984
señala que el interés general en el Estado social y democrático de
Derecho ya no se define unilateralmente por la Administración, sino que –
de acuerdo con la idea de participación de los ciudadanos en la res
pública- se determinará de forma integrada, contando con la colaboración
entre los poderes públicos y los agentes sociales. Sólo así se puede
justificar y explicar en el modelo de Estado considerado la existencia de
las prerrogativas exorbitantes de que dispone la Administración y que se
orientan al servicio objetivo de los intereses generales; siempre bajo el
pleno sometimiento pleno de las Administraciones a la Ley y al Derecho
que debe presidir la actividad de las Administraciones Públicas es la
afirmación de existencia de un interés general superior a los particulares.
Adquiere en este ámbito un papel sustancial el juez que guarda los límites
del sendero a través de una posición especial que se concreta en
mantener, en los conflictos en que intervenga la Administración, el interés
general. Se atribuye a los tribunales de lo contencioso de control de la
actuación administrativa, la potestad reglamentaria y los fines que
justifican el completo hacer de las Administraciones, aparece muy
fortalecido en Normas Supremas como la española, la mexicana, o la
uruguaya, que reflejan la preocupación del constituyente por controlar
jurídicamente el sometimiento al interés general por parte de la
Administración; debe, por consiguiente, el juez administrativo velar por la
prevalencia del interés general sobre lo particular, puesto que el completo
sentido y efectividad de este interés unido a la justicia es la esencia y
alma del Derecho Administrativo y, en definitiva, de la
puissance
publique.
De esta idea de interés general dinámico e integrador de anhelos
de una sociedad a través de sus organizaciones administrativas bajo el
atento control de la jurisdicción, surge en el Derecho Administrativo del
siglo XXI, como ha señalado GONZALEZ NAVARRO, el ciudadano como
epicentro del mismo. Se garantizan los derechos e intereses legítimos de
425
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
los mismos porque el interés general se encuentra muy conectado con la
promoción de los derechos, especialmente de aquellos cuya situación sea
de especial indefensión. No obstante, ha de advertirse, por rigor
metodológico, que el papel del ciudadano, por su centralidad, ya no es la
de sujeto pasivo inerte, sino que es la beneficiario activo en la realización
de los valores de libertad, solidaridad participación y justicia.
La noción de interés general el clara y ha demostrado su
consistencia y preeminencia en la construcción de una de las estructuras
sobre las que se han realizado estudios desde la óptica de la
globalización jurídica, la Unión Europea27. Sin embargo, en el contexto
global, este interés global debe convivir además con los intereses
generales particulares de cada nacionalidad o ente que integra la red
global: el problema fundamental se encuentra en cohonestar estos dos
elementos logrando una solución que permita realizar el objetivo de toda
actividad pública, al cualquier nivel: La satisfacción de las efectivas y
reales necesidades de los ciudadanos. Operar globalmente en lo jurídico
presenta
innegables
inquietudes.
ventajas
así
como
genera
las
correlativas
De una parte, permite la extensión y el reconocimiento
universal de la existencia de una abstracta ratio decidendi de actuación en
beneficio de la humanidad28; dimana como ventaja la comunicabilidad de
este elemento en la red, permitiendo modular los intereses parciales.
Intereses que en multitud de ocasiones no responden al beneficio del
hombre sino a otros, dando lugar así a una perversión del la fuerza de lo
público; es realidad confirmada que en el mundo la actuación pública no
corresponde, en ciertas ocasiones, a las nobles aspiraciones que
señalamos; más bien al contrario. Es por ello que el Derecho Público
Global supone una garantía para los pueblos más allá de los Estados, una
garantía muchas veces de softlaw, pero que reafirma la existencia de una
27
Vid. CHITTI E., DirittoAmministrativo europeo e DirittoAmministrativoglobale: elementi per una
comparazione, Texto preparado para el coloquio de la Universidad de Tuscia, 14 de noviembre de 2008;
http://www.irpa.eu/wp-content/uploads/2011/06/locandina.Chiti_1.pdf
28
Tal reconocimiento goza de gran tradición en la recepción histórica del Derecho Iberoamericano,
siendo ya recogido por la Constitución española de 1812 en su artículo 13 que afirma: El objeto del
gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bien
estar de todos los individuos que la componen.
426
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
vis de buen Derecho. Tal proyección además contribuye a una
permeabilidad cruzada de cada cultura jurídica nacional sobre otros
derecho
nacionales
o
internacionales,
un
proceso
de
recíproca
influencia29que enriquece dotando de complitud al sistema de la red, esto
es, como señala CISNEROS FARÍAS30 la concordancia práctica. De otra
parte, se encuentra, como correlato de lo anterior, la clave de bóveda: el
control que debe operar en lo global sobre la aplicación del criterio del
interés general; un control de naturales bifronte, evidenciado en:
a) La participación activa de la ciudadanía en la determinación
del contenido material específico y concreto del interés global para la
actuación pública. En primer término la debilidad órbita sobre el
principio democrático por cuanto el Derecho Global implica, en cierto
modo - como ya hemos referido-, una crisis de la soberanía a través
de la erosión de los Estados-nación por la aparición de nuevas fuentes
de producción normativa sobre ellos31, algo en lo que radica el
carácter genuino del Derecho Público Global al producirse un nuevo
input supranacionalsobre el Derecho Público tradicional32.Ex este
extremo, DE VEGA33 se muestra especialmente crítico refiriendo un
menoscabo del principio democrático, a lo que MIR PUIGPELAT34
agrega (…) y de los mecanismos jurídico-políticos que lo hacen
posible (…) ni dicho principio ni dichos mecanismos rigen, en cambio,
en las organizaciones internacionales ni, menos aún en las grandes
corporaciones transnacionales35 (Actores ambos en la red global junto
29
CONSEJO DE ESTADO DE FRANCIA, L’Europedans la globalisation du Droit(2011)
CISNEROS FARÍAS, G. Argumentación y discurso jurídico, Trillas (2012) p. 99
31
En este sentido, FERRAJOLI, Texto de la ponencia presentada en la Universidad de Barcelona (2002);
ARNAUD en Entre modernidad y globalización siete lecciones de la historia de la filosofía del Derecho
y del Estado, Universidad Externado de Colombia (2000) así como CASSESE op. cit. hablan de un
Derecho Estatal que se encuentra cada vez más relevado por otros centros de producción normativa, lo
que en suma supone una de las grandes innovaciones del Derecho Público Global.
32
Al respecto de ello, CASSESE Op. Cit. muestra una opinión más radical, afirmando una quiebra de la
tradicional vinculación del Derecho Administrativo al Estado-nación. A nuestro juicio, el hablar de
ruptura supone connotaciones que desvirtúan la idea, por eso se ha preferido hablar de input; si bien, la
idea de CASSESE circula por los canales del concepto que suponen una ruptura en tanto que paradigma
tradicional en que el Derecho Administrativo se vinculaba únicamente a la Nación.
33
DE VEGA GARCÍA, P. Mundialización y Derecho Constitucional: la crisis del principio democrático
en el constitucionalista actual; REP núm. 100 (1998)
34
MIR PUIGPELAT, O. Op. Cit. p.60
35
Las primeras, tiene legitimidad indirecta; las segundas, carecen de legitimación democrática tanto
directa como indirecta.
30
427
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
con los Estados) (…) este déficit democrático existe también en la
organización que mas ha hecho para corregirlo, la Unión Europea.
b) Que aquél que tenga lugar a través de mecanismos
jurisdiccionales, o análogos materialmente, donde se depuren las
responsabilidades por la actuación que suponga un perjuicio para el
administrado; de esta suerte, se evita penetrar en el reino de la
arbitrariedad,
puesto
que
la
justicia
es
constans
et
perpetuavoluntasiussuumcuiquetribuendi, se convierte en definitivo
elemento asegurador de la buena administración.
§3.- CONCLUSIONES.
Primera.- Que la mencionada erosión de los Estados-nación tiene
lugar de modo asimétrico en el panorama internacional, cuestión que trae
causa de los diferentes regímenes y grados de desarrollo de cada Estado.
Así, actúa supliendo el déficit de buen Derecho de aquéllos haciendo
valer principios generales y universalmente aceptados que, de otro modo,
no resultaría posible trasladar.
Segunda.- Que el Derecho Global es una solución a la
competencia entre ordenamientos jurídicos; una solución al rule shopping.
Entiéndase en este sentido: Habida cuenta que las grandes corporaciones
transnacionales son uno de los sujetos que operan en el ámbito global (de
facto la globalización siempre tiene un componente inicial de relación
económica) con pasmosa facilidad para relocalizar y deslocalizar
elementos patrimoniales hacia lugares donde la regulación resulte más
favorable a sus intereses; de este modo, los Estados reciben constantes
presiones, directas e indirectas para que se produzca la adaptación de
sus legislaciones a las exigencias aquéllas, generándose un fenómeno
competencial entre ordenamientos (regulatorycompetition36) que deriva en
36
En el ámbito tributario cobra especial relevancia esta cuestión, que merecería un estudio diferenciado
por su extensión, donde las prácticas transnacionales de transferencias de bases imponibles y erosión de
las mismas se realizan gracias a las asimetrías entre ordenamientos. A este respecto remito al estudio de
CALDERON CARRERO, J.M. La globalización económica y sus implicaciones para el Derecho
Tributario y Financiero: ¿Hacia un nuevo Derecho Tributario Internacional o Globalizado?Congreso de
Academias de Iberoamérica (2010)
428
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
una consolidación del Estado de Derecho en los lugares menos
desarrollados, sin embargo el cual no correlaciona necesariamente un
sistema jurídico interno que satisfaga el ínterés general del lugar ni,
mucho menos, el global, por cuanto las exigencias empresariales
persiguen la reducción de costos37. A este respecto, el Derecho Público
Global, se impone sobre las posibles desviaciones, que no satisfagan
intereses globales, aportando un punto de apoyo a las garantías de los
ciudadanos, en primera derivada; y, en segunda, la humanidad.
Tercera.- Como quiera que en esta exposición ha quedado
reconocido que concurren en el ordenamiento global los elementos que
caracterizan a un ordenamiento jurídico genuino; si bien, no existe una
autoridad superior de la que se encuentre jerárquicamente dependiente
un aparato administrativo único. Así las cosas, la cuestión de la
legitimidad , que se ha puesto en duda utilizando como hilo conductor los
argumentos de DE VEGA en nuestra exposición, puede venir, y así lo
corrobora CASSESE38asegurada por el consenso de la colectividad o de
otras formas de non electoral accountability. Las críticas que, en materia
de legitimidad, se proyectan sobre el ordenamiento global a través de los
argumentos que siguen: a) Existe una valoración excesiva de la
democracia como método e gestión de los intereses públicos puesto que
resulta muy complejo encontrar una democracia directa y perfecta; más
bien, tienen un carácter indirecto con mayorías tiránicas y juegos políticos
que distorsionan realmente la representatividad del voto, razón por la cual
tiene lugar una labor titánica de modulación de estos elementos.; b) Se
traspone (CASSESE) mecánicamente la teoría de la democracia del
Estado al ordenamiento global (…) considerado como el único modelo de
poder por cuanto el pueblo somete al ejecutivo al control de la asamblea
y da su consentimiento a someterse a las normas; sin embargo, en el
ámbito global las decisiones no son limitativas de las esfera del particular
sino que la amplían en un entendimiento solidario de las relaciones
37
Reducción que se produce en multitud de ocasiones a través de recortes en las exigencias
medioambientales, fiscales, urbanísticas, relativas a la energía, la seguridad, &ct.
38
CASSESE, S. Op. Cit. pp. 22-24
429
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
humanas, redoblando esa promoción a través de la limitación de los
ejecutivos nacionales.
Cuarta.-
Que
existe
una
beneficiosa
permeabilidad
entre
ordenamientos tendiente a la armonización. Resulta indudable, que la
globalización genera disfuncionalidades; sin embargo es un fenómeno
irremisible cuya problemática no se encuentra ínsita en la idea misma sino
en el marco jurídico en que la misma se desarrolla, en multitud de
ocasiones incompleto, fragmentario o - simplemente- inexistente.
STIGLITZ39 apunta: no podemos anular la globalización, está acá para
quedarse. La cuestión es como hacerla funcionar. Tiene consecuencias
negativas con independencia de los niveles económicos de cada nación
porque, en suma, los efectos se propagan en un universo humano
interrelacionado y codependiente; no obstante, la globalización contiene
enormes posibilidades para toda aquella problemática que únicamente
puede ser atajada desde la supranacionalidad. Se hace necesario así la
dotación de estructuras tanto políticas como administrativas planetarias
que alumbren normas, las hagan cumplir, modulen e integren los
intereses globales en beneficio de la totalidad. Otrosí, esta permeabilidad
ínterordenamental opera horizontalmente a través de la labor de
reducción de las lagunas jurídicas de los ordenamientos, permitiendo un
mayor grado de seguridad jurídica internacional.
Quinta.- Que supone un notable avance en materia de consistencia
ante el cambio constitucional. Nótese que el cambio constitucional en
multitud de naciones es constante y precipitado, algo que genera un
elevado grado de inseguridad en los ordenamientos así como distorsiones
en los mercados globales; el ordenamiento global contribuye a estabilizar,
suavizando lo abrupto de tales procesos por medio de las regulaciones
expresas en determinadas materias de interés internacional o el simple
despliegue de principios que permanecen, o deberían, permanecer
inalterables ante tales procesos.
39
STIGLITZ, J.E., El malestar en la globalización; Taurus (2002)
430
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Sexta- Que se constituye en respuesta a la huida del Derecho
Público, por cuanto el Derecho Público Global puede, por su posición
sistemática supraordenarse a las divisiones entre el ámbito de los
ordenamientos nacionales, especialmente a través del softlaw. Así,
aunque no suponga un freno a la tendencia a llevar a cabo tales prácticas,
se convierte en elemento que baña todo ámbito estableciendo principios y
garantías para los ciudadanos, de suerte que se satisfagan mejor
principios básicos que se consideran innegables en la actuación pública,
consiguiendo un minimum de fumusboni iuris.
En suma, más allá de las materialidades jurídicas concretas, el
paradigma del Derecho Global es un lenguaje universal que las presentes
circunstancias del mundo demandan, en palabras de CISNEROS40: En el
mundo jurídico actual necesitamos de un lenguaje claro, exacto, preciso,
fuertemente argumentativo pero con altos contenidos democráticos. Esos
contenidos democráticos, aceptados y vividos por una comunidad, se
encuentran formalizados en palabras a las que atribuimos contenidos
diversos, valores, sentido moral y justicia (…) Sin un lenguaje con estas
características (…) los hombres y los juristas entramos en constantes
conflictos al no ponernos de acuerdo en las ideas recibidas, porque
necesitamos entender los argumentos esgrimidos en el desarrollo de los
discursos. Este es realmente el punto de partida, en tanto reto, del
Derecho Global, reconducir el Derecho a un lenguaje común; un desafío
de convergencia sin precedentes que refuerce la consecución del pleno
desarrollo del hombre, afirmando su primacía erga omnes sin vaciar de
contenido el entendimiento de la humanidad como realidad solidaria.
§4.- BIBLIOGRAFÍA.
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434
ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y DERECHO ADMINISTRATIVO
COMÚN EN LA UNIÓN EUROPEA
Por Alma Patricia DOMÍNGUEZ ALONSO
I.- LAS CARACTERÍSTICAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA DE LA
UNIÓN EUROPEA.
A lo largo del proceso de integración europea, la Unión Europea (UE), a
principios de 2014 integrada por 28 Estados1, se ha ido dotando de una
verdadera Administración pública, que sin embargo reviste unos caracteres
muy peculiares. Su sistema institucional es policéntrico y fragmentado, al
interactuar en el mismo diversos actores en diferentes niveles y a través de
numerosas vías. CASSESE ha destacado que el modelo de gobernanza de la
UE se caracteriza por estructuras reticulares, en vez de relaciones de autoridad
jerárquica, en el que las decisiones se toman a diferentes niveles –con
participación de distintos sujetos– más que por un gobierno propiamente
dicho2.
La principal originalidad de esta Administración comunitaria consiste en
que, por una parte, los Tratados originarios establecieron una Administración
comunitaria central, la Comisión europea, y, por otra, el ordenamiento
comunitario ha preferido contar con las distintas Administraciones nacionales
para hacer efectivos gran parte de sus objetivos. Así, la UE cuenta con un
 Profesora Doctora de Derecho Administrativo de la Universidad de Castilla-La Mancha (España).
1 En 2007 se cumplió el 50 aniversario de la firma del Tratado de Roma de 1957. Desde su creación con
6 Estados miembros, las sucesivas ampliaciones la han llevado a los 28 Estados miembros actuales.
Para una aproximación a la historia de las Comunidades Europeas puede consultarse el documento “Doce
Lecciones sobre Europa”, Luxemburgo, 2007, elaborado por Pascal Fontaine, profesor del Instituto de
Estudios Políticos de París, que se encuentra disponible en Internet en la dirección
http://europa.eu/index_es.htm (fecha de consulta 7 de enero de 2014).
El citado portal oficial de la Unión Europea permite acceder a gran cantidad de contenidos y materiales
legislativos, documentales, divulgativos, estadísticos y jurisprudenciales.
2 CASSESE, S. (trad. L. Ortega, I. Martín e I. Gallego), La Globalización jurídica, Instituto Nacional de
Administración Pública y Marcial Pons, Madrid-Barcelona, 2006, págs. 35 y ss.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
aparato administrativo reducido y se vale de las Administraciones de los
Estados miembros para llevar a cabo las tareas encomendadas por los
Tratados comunitarios.
En efecto, las obligaciones comunitarias pueden ser ejecutadas por
parte de las Administraciones a través de dos sistemas. Como regla general, el
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) opta por la ejecución
a través de las Administraciones nacionales, si bien también contempla la
posibilidad de una gestión directa a través de la Comisión europea.
Frente al Consejo, representante de los intereses de los Estados, la
Comisión fue configurada por los Tratados constitutivos de las Comunidades
como la institución que encarna el interés general comunitario. En este sentido,
la propia dinámica de la integración europea ha modelado una Comisión que,
hoy en día, es la clave del sistema institucional comunitario, tanto desde el
punto de vista político como administrativo3.
El sistema organizativo de la UE está estructurado en base al principio
de unidad en la titularidad de los poderes públicos, con la sola excepción del
poder jurisdiccional atribuido al Tribunal de Justicia. Contrariamente a lo que
acontece a nivel nacional, donde la distinción entre la actividad administrativa y
la actividad normativa encuentra justificación en razones históricas y políticas,
antes incluso que jurídicas, en el ordenamiento comunitario, las funciones
normativas
y
administrativas
no
están
distribuidas
con
claridad.
En
consecuencia, todas las instituciones comunitarias concurren al ejercicio de los
3 Véase al respecto, así como en general para un análisis de la participación y los efectos de la integración
europea en las Administraciones nacionales, con especial referencia a las españolas, el trabajo de ORDOÑEZ
SOLIS, D., "Administraciones nacionales e integración europea", separata al nº 136 de la Revista Noticias de
la Unión Europea (1996), págs. 10 y ss.
Puede verse también el trabajo de GUTIÉRREZ ESPADA, C. y CERVELL HORTAL, M.J., Las
consecuencias institucionales más relevantes de la ratificación del Tratado de Lisboa,Documento de Trabajo
Opex 2009, disponible en http://www.falternativas.org/opex/documentos-opex/documentos-de-trabajo,
fecha de consulta 11 de octubre de 2013.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
poderes, por efecto de un criterio de composición, más que de separación,
dando vida a una suerte de cogestión de las funciones4.
El reparto de potestades y competencias entre las instituciones de la UE
se rige por el principio de equilibrio institucional y no por el de separación de
poderes5.
Pues bien, aunque no exista una separación neta entre el Consejo y la
Comisión a los efectos de determinar quién ejerce la función ejecutiva, no cabe
duda de que "la Comisión es la más próxima a la noción tradicional de
ejecutivo, caracterizado precisamente por funciones como, por una parte, la
iniciativa legislativa, y por otra la ejecución de una política, la aplicación de la
legislación, la gestión y el control"6.
Entre estas funciones de la Comisión europea, reviste particular
importancia el análisis de sus poderes normativos de naturaleza ejecutiva. El
artículo 17 del Tratado de la Unión Europea (TUE) prevé en este sentido, con
carácter general, que la Comisión ejercerá “funciones de coordinación,
ejecución y gestión, de conformidad con las condiciones establecidas en los
Tratados”.
El artículo 291 del TFUE establece que cuando se requieran condiciones
uniformes de ejecución de los actos jurídicamente vinculantes de la Unión,
éstos conferirán competencias de ejecución a la Comisión. A estos efectos, el
Parlamento Europeo y el Consejo establecerán previamente, mediante
reglamentos adoptados con arreglo al procedimiento legislativo ordinario, las
normas y principios generales relativos a las modalidades de control, por parte
de los Estados miembros, del ejercicio de las competencias de ejecución por la
Comisión.
4 Véase al respecto FRANCHINI, C., "La Commissione delle Comunità Europee e le Amministrazioni
nazionali: dalla ausiliarietà alla coamministrazione", Rivista italiana di Diritto pubblico comunitario, 1993, p.
670.
5 Véase NIETO GARRIDO, E., “El sistema de fuentes del Derecho de la UE”, en NIETO GARRIDO, E.
y MARTÍN DELGADO, I., Derecho administrativo europeo en el Tratado de Lisboa, Marcial Pons,
Madrid, 2010, págs. 15 y ss.
6 PESCATORE, P., "L'Exécutif communautaire: justification du quadripartisme institué par les Traités de
Paris et de Rome", Cahiers de Droit européen, 1978, p. 393.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
Las competencias de ejecución se ejercerán pues por la Comisión y sólo
corresponderán al Consejo en casos específicos debidamente justificados y en
los previstos en los artículos 24 y 26 del Tratado de la Unión Europea.
La preferencia de la Comisión sobre el Consejo a la hora de desarrollar
el Derecho comunitario secundario es el resultado de la preocupación por
preservar el equilibrio institucional inherente al proceso decisorio establecido
por el Tratado, equilibrio que se podría ver seriamente mermado si el Consejo,
por su propia iniciativa, pudiera apartar del proceso decisorio a la Comisión y al
Parlamento. Ahora bien, como señala ALONSO GARCIA7, no existe en el
Derecho comunitario una reserva de Derecho terciario en favor de la Comisión,
sino que lo que impone el Tratado es que, en el supuesto de que el Consejo
establezca competencias de ejecución de sus normas, éstas deben recaer
como regla general sobre la Comisión y sólo excepcionalmente en el propio
Consejo.
Por lo que se refiere a las facultades ejecutivas de la Comisión y su
conexión con el Derecho secundario, el TJUE ha adoptado en su jurisprudencia
una posición flexible, de forma que considera suficiente un establecimiento por
la disposición secundaria de los elementos esenciales de la materia a regular8.
Pero la Comisión ejerce las competencias de ejecución que le otorga el
legislativo de la UE, con asistencia de comités de representantes de los
Estados miembros.
Los denominados "comités de comitología" asisten a la Comisión
emitiendo dictámenes sobre los proyectos de medidas de aplicación antes de
adoptarlas. Se componen de representantes de cada país de la UE y están
presididos por un funcionario de la Comisión. También son un foro de debate
sobre las medidas y un canal de comunicación entre la Comisión y las
autoridades nacionales.
7 Véase ALONSO GARCIA, R., Derecho comunitario, Derechos nacionales y Derecho común europeo,
Civitas, Madrid, 1989, p. 142.
8 Véanse, las Sentencias Köster, de 17 de diciembre de 1970; Rey Soda, de 30 de octubre de 1975 y Reino
Unido contra Comisión, de 2 de febrero de 1988.
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ESTUDIOS EN HOMENAJE A GERMÁN CISNEROS FARÍAS
El Consejo adoptó la Decisión 87/373/CEE, de 13 de julio de 1987, por la
que se establecen las modalidades del ejercicio de las competencias de
ejecución atribuidas a la Comisión, que fue derogada posteriormente por la
Decisión del Consejo 1999/468/CE, de 28 de junio de 1999 y ésta a su vez
modificada por la Decisión del Consejo 2006/512/CE, de 17 de julio de 2006.
La Decisión 1999/468 proporciona criterios para la elección de los
procedimientos de comité (procedimientos de gestión –utilizado para la
ejecución de medidas relacionadas con la gestión de programas que afectan al
presupuesto-, de reglamentación -utilizado para medidas de aplicación
relacionadas con la normativa aplicable en toda la UE- y consultivo). También
simplifica las condiciones para el ejercicio de las competencias de ejecución
atribuidas a la Comisión y mejora la información del Parlamento Europeo,
previendo que la Comisión le informe periódicamente acerca de los
procedimientos de comité, que la Comisión remita al Parlamento Europeo
documentos relacionados con las actividades de los Comités y que le informe
siempre que la Comisión remita al Consejo medidas o propuestas de medidas
para su adopción. Y mejora la información del público respecto de los
procedimientos de comité, haciendo aplicables a los Comités los principios y
las condiciones relativos al acceso del público a los documentos, aplicables a la
Comisión9.
Por su parte, la Decisión del Consejo 2006/512 introduce un nuevo tipo
de procedimiento para el ejercicio de las competencias de ejecución, el
procedimiento de reglamentación con control, que permite al legislador
oponerse a la adopción de un proyecto de medidas cuando indique que excede
de las competencias de ejecución previstas en el acto de base, o que el
proyecto no es compatible con el objetivo o el contenido de dicho acto, o no
respeta los principios de subsidiariedad o de proporcionalidad.
El sistema de comités plantea la problemática de su compatibilidad con
el predominio de la Comisión sobre el Consejo en el desarrollo normativo del
9 Véase el informe de la Comisión (documento COM (2010) 351 final) sobre la aplicación en 2009 del
Reglamento (CE) n º 1049/2001, de 30 de mayo de 2001, que concede un derecho de acceso al
Parlamento Europeo, del Consejo y la Comisión a cualquier ciudadano de la Unión y toda persona física o
jurídica que resida o tenga su domicilio social, en un Estado miembro.
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Derecho secundario. Con carácter general, se puede decir que cuando el acto
de ejecución se refiere a la gestión de ámbitos materiales, se encuentra con
mayor frecuencia una comitología fuerte (por ejemplo, en la aplicación de la
política agrícola los comités son del tipo de "gestión" o de "reglamentación"); en
cambio, cuando el ejecutivo comunitario actúa bien en su aspecto de guardián
del Tratado, el comité suele ser débil (así, en el ámbito de defensa de la
competencia, los comités son consultivos)10.
II.- LA EXISTENCIA DE DIVERSAS NOCIONES DE ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA EN EL DERECHO DE LA UE.
El Derecho de la UE no conoce una noción única de Administración
pública, sino que prevé, sector por sector, una específica noción de organismo
o ente público. La noción de Administración pública surge así referida al
específico ámbito en el que es elaborada: función pública, ayudas de estado,
contratos públicos…
La inexistencia en el Derecho europeo de una definición unitaria de la
noción de Administración pública, se debe sobre todo a factores que son
intrínsecamente propios del ordenamiento comunitario y de la articulación de
sus relaciones con los ordenamientos nacionales. En particular deriva de la
falta de una separación de poderes dentro del ordenamiento comunitario, por
un lado, y del juego del principio de autonomía institucional de los Estados
miembros, por otro. La realidad de la UE es distinta de aquélla de los poderes
públicos nacionales, razón por lo cual los conceptos tradicionales no resultan
aplicables, siendo preferible examinar los datos positivos11.
Así, una noción comunitaria de Administración pública se ha ido
formando casi exclusivamente a través de la jurisprudencia del Tribunal de
Justicia de la UE, si bien el Derecho europeo presenta cada vez más, junto a
10 MOAVERO MILANESI, E., "Brevi osservazioni sul ruolo della Commissione con riguardo allo svilupo
delle funzioni esecutive dell'amministrazione comunitaria", Revue Trimestrielle de Droit européen, nº 1
(1993), p. 68.
11 La estructura constitucional de la Comunidad se presenta como un conjunto de elementos
intergubernativos, federales, confederales, independientes y externos, ordenados entre sí a través de un
complicado juego de equilibrios (CASSESE, S., "L'architettura costituzionale della Comunità europea dopo
Maastricht e il posto dei poteri locali", Scritti in onore di Alberto Predieri, Guiffrè, Milán, 1996, p. 425).
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definiciones jurisprudenciales de la Administración pública, definiciones legales
de la misma noción. No es que el Derecho de la UE desconozca el concepto
"Administración pública", es que no le da un sentido unívoco, sino funcional,
instrumental. En el Derecho comunitario la noción de Administración es una
noción cambiante, de "geometría variable"12.
Existen, pues, varias nociones, de origen normativo o jurisprudencial,
elaboradas en función de diversos objetivos. Se puede decir que, mientras en
las experiencias nacionales la multiformidad de entes públicos viene
reconocida sólo tras comprobar la imposibilidad de una noción unitaria, la figura
de los sujetos públicos en el Derecho europeo nace ya multiforme13 y va a
responder a distintas finalidades según el ámbito de que se trate. En efecto, el
Derecho de la UE prescinde de una noción unitaria de ente público y elabora
nociones sectoriales que se caracterizan por basarse sobre criterios de
naturaleza funcional o material.
De ello resultan las limitaciones que presenta la traslación de este
concepto de Administración pública a nuestro Derecho interno. Pero es
imprescindible tener en cuenta que, en los cada vez más numerosos ámbitos
regulados por el Derecho europeo, las nociones comunitarias de poderes o
autoridades públicas condicionan decisivamente las propias de los Derechos
internos. El régimen jurídico de los entes públicos en cuestión, por ejemplo en
materia de contratación pública o de personal, está, en efecto, constituido, en
muchas ocasiones, por normas nacionales aprobadas en actuación del
Derecho comunitario14.
12 MASSERA, A., "Una nozione comunitaria di pubblica amministrazione", en la obra colectiva El
desenvolupament del dret administratiu europeu, Escola d'Administració Pública de Catalunya, Barcelona,
1993, págs. 55 y ss.
13 CHITI, E., "La nozione di ente pubblico tra disciplina comunitaria e nazionale", Giornale di Diritto
amministrativo, nº 8 (1996), p. 740.
14 En este sentido, tras la aprobación de la LCSP el principio de interpretación conforme al Derecho
comunitario está desarrollando un decisivo papel para la aplicación del concepto jurídico indeterminado
de poder adjudicador (letras b) y c) del artículo 3.3) y sector público (con la cláusula residual de la letra h)
del art. 3.1). Sobre este principio véanse las SSTJUE de 5 de octubre de 1994, Van Munster, C-165/91; de
26 de septiembre de 2000, Engelbrecht, C-262/97 y de 27 de febrero de 2003, asunto C-327/00.
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