algunas consideraciones sobre el concepto de verdad en nietzsche

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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE VERDAD EN
NIETZSCHE
Luis Enrique Vizcaya
Resumen
La temática que intento abordar está inmersa y consustanciada con la obra de Nietzsche,
lo cual obliga a una labor de rastreo y previsión en varios de sus textos. Impone también
una disposición de humildad, modestia y prudencia, por su vastedad y complejidad; me
limitaré a precisar y re-elevar algunos temas relacionados con la verdad y a tal efecto
me moveré en las coordenadas anunciadas en el texto denominado «Sobre verdad y
mentira en sentido extramoral», escrito en 1873, dado a conocer póstumamente en 1903.
Iremos desarrollando algunos aspectos relacionados con la verdad en Nietzsche.
Palabras claves: Verdad, conocimiento, lenguaje, ciencia.
Abstract
The thematic that I am trying to approach is immersed and consubtantial with
Nietzsche's work, which forces to a labor of tracking and forecast in several of his texts.
It also imposes a disposition of humility, modesty, and prudence, by his vastness and
complexity; l will limit myself to specify and to relieve some subjects related to the
truth and in that sense,1 will move myself in the announced coordinates in the text
called «On truth and lie in extra moral sense», written in 1873, presented posthumously
in 1903.
We will be developing some aspects related to the truth in Nietzsche
Key words: truth, knowledge, language, and science
I. Conocimiento y fingimiento
Nietzsche inicia su reflexión considerando la significación de la existencia humana en la
naturaleza y de cómo el intelecto obró a través del conocimiento, como herramienta de
adaptación y sobrevivencia. Este proceso provocó también una separación altanera y
orgullosa del hombre frente a la naturaleza, estableciendo el reinado de lo humano
"como si en él girasen los goznes del mundo", Nietzsche evidencia el poder del intelecto
y del conocimiento: "Nada hay en la naturaleza, por despreciable e insignificante que
sea, que, al más pequeño soplo de aquel poder del conocimiento, no se infle
inmediatamente como un odre, y del mismo modo que cualquier mozo de cuerda genere
tener su admirador ... (Nietzsche 1990 - 18).
Este estado de engreimiento nubla los ojos y los sentidos de los hombres y los conduce
a una sobrevaloración del conocimiento provocando un engaño sobre el valor de la
existencia, pero: "El intelecto, como medio de conservación del individuo, desarrolla
sus fuerzas principales fingiendo, puesto que éste es el medio merced al cual sobreviven
los individuos débiles y poco robustos, como aquellos a quienes les ha sido negado
servirse, en la lucha por la existencia, de cuernos o de la afilada dentadura del animal de
rapiña (Ibid - p. 19)
Nietzsche dificulta en el hombre una inclinación "sincera y pura hacia la verdad"
tomado como está, por la vanidad. Los hombres se solazan en las ilusiones y ensueños y
se limitan a "deslizar su mirada sobre la superficie de las cosas" y a conformarse con los
estímulos que ellos producen; por otro lado el hombre es engañado en el sueño sin que
su sentido moral actúe.
En definitiva el arte de fingir se explaya en los hombres: "aquí el engaño, la adulación,
la mentira y el fraude, la murmuración, la farsa, el vivir del brillo ajeno, el
enmascaramiento, el convencionalismo encubridor, la escenificación ante los demás y
ante uno mismo, en una palabra, el revoloteo incesante alrededor de la llama de la
vanidad..." (Ibid. págs. 18 - 19)
Sin embargo, a pesar de todo lo afirmado anteriormente, el hombre necesita, tanto "por
necesidad como por hastío", convivir en sociedad. Esta necesidad lo obliga al
establecimiento de un "tratado de paz", el cual le abre paso para "la consecución de ese
misterioso impulso hacia la verdad", del cual hablaremos más adelante.
II. Verdad y lenguaje, metáfora y concepto
Una vez establecido el tratado de paz el hombre es impulsado a establecer lo que de
ahora en adelante "ha de ser verdad"; "es decir se ha inventado una designación de las
cosas uniformemente válida y obligatoria, y el poder legislativo del lenguaje
proporciona también las primeras leyes de verdad, pues aquí se origina por primera vez
el contraste entre verdad y mentira. El mentiroso utiliza las designaciones válidas, las
palabras para hacer aparecer lo irreal como real" (Ibid. p. 20) es evidente que Nietzsche
está dándole un sentido fundacional, genealógico, al lenguaje, como recurso para atrapar
en símbolos y signos de un mundo complejo, diverso y cambiante. Esto abre también
una posibilidad, una perspectiva histórica al hombre y por supuesto establece un ámbito
ético al uso debido o indebido de las palabras y, las consecuencias sociales que ello
conlleva.
"Si hace esto de manera interesada y que además ocasiona perjuicios, la sociedad no
confiará ya más en él y, por este motivo, lo expulsará de su seno. Por eso los hombres
no huyen tanto de ser engañados como de ser perjudicados mediante el engaño.» (Ibid
págs. 20-21)
Aún cuando ignoremos de dónde procede el impulso de verdad se hace necesario que
precisemos, siguiendo a Nietzsche, que el impulso hacia la verdad es limitado también
de un sentido hedónico del hombre; "ansía las consecuencias agradables de la verdad,
aquellas que mantienen la vida; es indiferente al conocimiento puro y sin consecuencias
e incluso hostil frente a las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o
destructivos" (Ibid. p. 21)
Debemos destacar que la convención establecida entre los hombres no es determinante
de la certeza, es la aceptación de "utilizar las metáforas usuales", el lenguaje acordado,
"ser veraz" de esa manera: "¡Como podríamos decir legítimamente, si la verdad fuese lo
único decisivo en la génesis del lenguaje, si el punto de vista de la certeza lo fuese
también respecto a las designaciones; cómo, no obstante podríamos decir
legítimamente: la piedra es dura, como si además captásemos lo "duro" de otra manera
y no solamente como una excitación completamente subjetiva!".
Está sumamente claro el afán del autor de distinguir el uso que atribuye al lenguaje, su
conexión social lo subjetivo y la realidad: "¿Qué sucede con esas convenciones del
lenguaje? ¿Son quizás productos del conocimiento, del sentido de la verdad?
¿Concuerdan las designaciones y las cosas? ¿Es el lenguaje la expresión adecuada de
todas las realidades?".
Nietzsche aclara apresurada y drásticamente: ¿Qué es una palabra? La reproducción en
sonidos de un impulso nervioso. Pero inferir además a partir del impulso nervioso la
existencia de una causa fuera de nosotros, es ya el resultado de un uso falso e
injustificado del principio de razón" (Ibid. p. 21).
Estamos precisando la inexistencia de una "cosa en si", "la verdad pura, sin
consecuencias", indeseable además para el creador, según Nietzsche. Con esto estamos
denunciando las limitaciones del tratado de paz y la arbitrariedad en la convención: "A
que altura volamos por encima del cánon de la certeza (...) ¡Que arbitrariedad en las
delimitaciones! Qué parcialidad en las preferencias, unas veces de una propiedad de una
cosa, otras veces de otra. Los diferentes lenguajes, comparados unos con otros, ponen
en evidencia que con las palabras jamás se llega a la verdad ni a una expresión
adecuada, pues en caso contrario, no habría tantos lenguajes. Este se limita a designar
las relaciones de las cosas con respecto a los hombres y para expresarlas apela a las
metáforas más audaces". (Ibid. p. 22)
Las afirmaciones anteriores evidencian las precariedades de las designaciones y
preferencias del lenguaje, pero fortalece las idea de la convención, aún cuando
conociéramos de lo arbitrario, de lo limitado y la inexistencia de un correlato esencial
de las cosas, de la realidad. Es decir, estamos en presencia de la conformación de la
verdad, a partir de la precariedad y del olvido. A partir de aquí pudiésemos estar
preparados para entender lo que Nietzsche enuncia como verdad: "¿Qué es entonces la
verdad? Una hueste de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas
una suma de relaciones humanas que han sido realizadas, extrapoladas y adornadas
poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera
firmes canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que
lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han
perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como
metal." (Ibid. p. 25).
Nos referíamos en párrafos anteriores a la precariedad y el olvido que contiene la
convención. Se hace necesario precisar cómo funciona y se consolida. Es aquí donde
siguiendo la ruta del olvido, se disuelve la precariedad, se desdibujan los troqueles y la
verdad adquiere su cotidianidad oficial. Es decir, comienza a distanciarse la posibilidad
de una verdad "más verdad", intuitiva, a partir del uso cotidiano y de la aceptación
inconsciente del olvido. A partir de aquí estamos desplazándonos por la ruta de la
mentira, con los papeles en regla, con visa de aceptación y bajo la vigilancia moral de
los convenidos. Se ha producido la doble conversión de la convención: de la verdad en
mentira, y de ésta en verdad: "ciertamente, el hombre se olvida que su situación es esta;
por tanto, miente de la manera señalada inconscientemente y en virtud de hábitos
seculares - y precisamente en virtud de esta inconsciencia, precisamente en virtud de
este olvido, adquiere el sentimiento de la verdad - a partir del sentimiento de estar
comprometido a designar una cosa como "roja", otra como "fría" y una tercera como
"muda", se despierta un movimiento moral hacia la verdad; a partir del contraste del
mentiroso, en quien nadie confía y a quien todo el mundo excluye, el hombre se
demuestra así mismo lo honesto, lo fiable y lo provechoso de la verdad" (Ibid. p. 28)
Bajo la vigilancia de, lo que Nietzsche llamaba, "un movimiento moral" el hombre
abandona las "primitivas impresiones intuitivas", para refugiarse en lo racional y en el
"dominio de las abstracciones" y de los conceptos. Con estas frías herramientas estará
listo para "construir un orden piramidal por castas y grados; instituir un mundo nuevo
de leyes, privilegios, subordinaciones y delimitaciones, que ahora se contrapone al otro
mundo de las primitivas impresiones intuitivas como lo más firme, lo más general, lo
mejor conocido y lo más humano y, por tanto, como una instancia reguladora e
imperativa”. (Ibid Pag.26)
Nietzsche nos esta anunciando y enunciando lo qué algunos teóricos contemporáneos
han ubicado en una teoría de poder, y su conexión con el lenguaje y sus significados y
repercusiones. Aún cuando esto ameritaría un posterior estudio más profundo y
detenido, no perderemos la oportunidad de revisar las relaciones que nuestro autor
evidencia entre poder, lenguaje y conocimiento. Nietzsche descubre la punta de un hilo
genealógico que electrifica e ilumina caminos epistemológicos importantes: descubrir
como se trueca la metáfora intuitiva individual en esquemas conceptuales de, y para, el
dominio social y, el proceso de enfriamiento y matematización de la verdad, lo cual
impide cerciorarse que "el concepto, óseo y octogonal como un dado y, como tal
versátil, no sea más que el residuo de una metáfora, y que la ilusión de la extrapolación
artística de un impulso nervioso en imágenes es, si no la madre, si sin embargo la abuela
de cualquier concepto". (Ibid. p. 27).
Nuestro filósofo nos abre los ojos para que descubramos la trampa confiscadora de
poderes en todas las instancias y nos alerta sobre, la preservación de las impresiones
intuitivas del arte, que en definitiva es el chispazo y núcleo de la imaginación, y la
creación artística y general humana.
El funcionamiento de la trampa se revela cuando "dentro de ese juego de dados de los
conceptos se denomina "verdad" al uso de cada dado según su designación; contar
exactamente sus puntos, formar las clasificaciones correctas y no violar en ningún caso
el orden de las castas ni la sucesión jerárquica". (Ibid. p. 27).
No sobreestimamos la reflexión de Nietzsche cuando la contrastarnos con los demás
factores que inciden en la confiscación, creación y ejercicio del poder, por cuanto ella
nos devela la irradiación reproductora que tiene el lenguaje, y como ha contribuido en el
establecimiento de categorías, conceptos, clasificaciones y jerarquías, escondido y
transustanciado con el conocimiento y el poder mismos.
La labor de reduccionismo y liquidación de las metáforas intuitivas primitivas, ha sido
una operación de altísima ingeniería antisísmica que ha permitido "levantar sobre
cimientos inestables y, por así decirlo sobre agua en movimiento una catedral de
conceptos infinitamente compleja: ciertamente, para encontrar apoyo en tales cimientos
de tratarse de un edificio hecho como de telarañas, suficientemente liviano para ser
transportado por las olas, suficientemente firme para no desintegrarse ante cualquier
soplo de viento". (Ibid. p. 27).
Para concluir esta revisión del concepto de verdad en Nietzsche, desarrollado en su obra
"Sobre Verdad y Mentira", haremos algunas consideraciones en torno a "Verdad y
Ciencia" contenidos en la misma obra.
III. Verdad y ciencia
Tal como lo señalamos arriba, se ha producido una operación donde se ha trocado las
metáforas y los conceptos, a través del olvido y la reducción residual, en las cosas
mismas. Simultáneamente se ha hecho la ley y la trampa, el cuerpo y el traje a la medida
para construir una lógica que fundamente la edificación: "si alguien esconde una cosa
detrás de un matorral, a continuación la busca en ese mismo sitio y, además la
encuentra, no hay mucho de qué vanagloriarse en la búsqueda y ese descubrimiento de
la "verdad" dentro del recinto de la razón". (Ibid. p. 28).
Encontramos aquí una buena explicación de cómo se ha constituido la ciencia y su
verdad. No es difícil descubrir en nuestro tiempo, no el de Nietzsche de hace un siglo,
con esta linterna de largo alcance, cómo se ha construido un gavetero donde cada gaveta
calza perfectamente. Hayamos aquí la justificación de la altanería excluyente del sujeto
y el objeto científico. Cómo se determina, quién ejercita el protagonismo científico en la
investigación y la distribución del conocimiento y cómo se construye celosamente el
objeto de estudio, despedazando la realidad en especializaciones fragmentarias, y
levantando un muro entre naturaleza y cultura, entre el hombre y la naturaleza.
Por supuesto que la medida ha sido fijada por el hombre. El ha establecido sus cánones
incluyéndose en las determinaciones, tomarse como medida de todas las cosas,
estableciendo distancia de la naturaleza, elaborando sus leyes a partir de lo que percibe
como sus efectos: "¿Qué es en suma para nosotros una ley de la naturaleza? No nos es
conocida en sí, sino solamente por sus efectos, es decir, en sus relaciones con otras
leyes de la naturaleza que, a su vez, sólo nos son conocidas como sumas de relaciones.
Por consiguiente, todas esas relaciones no hacen mas que remitir continuamente unas a
otras y nos resultan completamente incomprensibles en su esencia; en realidad sólo
conocemos de ella lo que nosotros aportamos: el tiempo, el espacio, por tanto las
relaciones de sucesión y los números". (Ibid. pág. 31 -32).
Se establece de esta manera una carta de navegación donde el hombre aprende y busca
lo que su medida y relación establece; las cosas son calculadas dentro de unas formas
convenidas, como por ejemplo: "toda la regularidad de las órbitas de los astros y de los
procesos químico, regularidad que tanto respeto nos infunde, coincide en el fondo con
aquellas propiedades que nosotros introducimos en las cosas, de modo que, con esto,
nos infundimos respeto a nosotros mismos" (Ibid. p. 32), y Nietzsche va más allá
cuando conecta la producción de metáforas con este reduccionismo reproductor y
reproductivo: "En efecto, de aquí resulta que esta producción artística de metáforas con
la que comienza en nosotros toda percepción, supone ya esas formas, y por tanto se
realizará en ellas; sólo por la sólida persistencia de esas formas primigenias, resulta
posible explicar el que más tarde haya podido construirse sobre las metáforas mismas el
edificio de los conceptos" (Ibid. p. 32 - 33)
En estas citas está la fundamentación de cómo funciona la ciencia contemporánea, a
partir de tal perfección matemática, racional se están estableciendo unos contornos
donde debe obrar el hombre, se establecen unos límites, y unos miedos se desatan
imperceptiblemente, para cobrar presencia y contundencia en el científico, el
investigador, el creador, con el despliegue de su acción. Se ha fijado una orientación y
un plano de construcción: "la ciencia trabaja inconteniblemente en ese gran
columbarium de los conceptos, necrópolis de las intuiciones; construye sin cesar nuevas
y más elevadas plantas (... ) Si ya el hombre de acción ata su vida a la razón y a los
conceptos para no verse arrastrado y no perderse a si mismo, el investigador construye
su choza junto a la torre de la ciencia para que pueda servirle de ayuda y encontrar el
mismo protección bajo ese baluarte ya existente, (... ) puesto que existen fuerzas
terribles que constantemente le amenazan y que oponen a la verdad científica
"verdades" de un tipo completamente diferente con las más diversas etiquetas". (Ibid. p.
33).
Las reflexiones anteriores pueden ayudar a aliviar de alguna manera la inquietud y
angustia de creadores e investigadores que se colocan desde una perspectiva integrada
en la naturaleza y no sólo desde el hombre. Nietzsche nos ayuda al desafío, al irrespeto
de esa lógica simplificadora que hoy domina el mundo de la ciencia y el conocimiento.
Nos ha revelado el origen del miedo y la exclusión, del poder y la confiscación; nos está
abriendo la puerta para abordajes más audaces, para regresar la riqueza en la percepción
y reencontrarnos con la vida.
Bibliografía
Nietzsche, Friederich. (1990). Sobre Verdad y Mentira. Editorial Tecnos. Madrid.
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