Prólogo

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Prólogo
En este prólogo nos dice que los libros están escritos para que los lea la gente y no porque se olviden:
Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y
no se entierren en la sepultura del olvido.
También nos dice que todos los libros, por sencillos que sean, siempre nos enseñan alguna cosa:
Y a este propósito dice Plinio que `no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena'.
A vezes no nos gusta un libro peró siempre sacamos alguna conclusión que nos enseña algo nuevo:
Pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite.
El autor de este libro también nos pone que no todos los autores escriben por el dinero, sino que por hacer arte
y para que la gente las lea:
Porque, si así no fuese, muy pocos escribirian para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo
pasan, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus obras y, si hay de qué, se alaben. Y a
este propósito dice Tulio: `La honra cría las artes'.
También nos pone la razón de que ha escrito este libro que es que sepamos lo que el pasó en su vida y como
era la gente en esa época. El autor nos dice que escribió este prólogo porque hay muchos libros que están
empezados por la mitad y en cambio en este nos pone la razón por la que está escrito y desde el comienzo de
su vida:
Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parescióme no tomalle por el
medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona; y también porque consideren los que
heredaron nobles cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que,
siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto.
Tratado primero
Lázaro nació en el rio Tormes y de ahí vino su sobrenombre:
Mi nascimiento fue dentro del río Tormes, por la qual cosa tomé el sobrenombre.
El padre de Lázaro es acusado de robo, encarcelado y llevado a la batalla contra los moros; Lázaro no vuelve
a saber nada más de su padre. Lázaro tuvo un padrastro que era negro y por eso fue acusado y torturado, y a la
madre de Lázaro fue castigada con cien azotes:
Al triste de mi padrastro azotaron y pringaron, y a mi madre pusieron pena por justicia, sobre el acostumbrado
centenario, que en casa del sobredicho comendador no entrase ni al lastimado Zaide en la suya acogiese.
La madre, después de cumplir la sentencia, fue a trabajar al mesón de Solana donde un dia pasó un ciego y le
dió a Lázaro de mozo:
En este tiempo vino a posar en el mesón un ciego, el cual, paresciéndole que yo sería para adestralle, me pidió
a mi madre, y ella me encomendó a él.
1
Al salir del mesón habia una plaza en donde el ciego pidió a Lázaro que se pusiera delante de los cuernos de
un toro de piedra que habia.
Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro dél.
Cuando Lázaro habia obedecido el ciego le dió tan gran golpe que le dolió durante dias.
Aqui empieza el aprendizaje de Lázaro como mozo.
El ciego era un hombre avaro y mezquino el cual hacia pasar mucha hambre a Lázaro:
Mas también quiero que sepa Vuestra Merced que, con todo lo que adquiría y tenía, jamás tan avariento ni
mezquino hombre no vi; tanto, que me matava a mí de hambre, y así no me demediaba de lo necesario.
El ciego siempre pedia a Lázaro que le traiera el jarron del vino en el que este hizo un agujero por donde
ponia una pajita y bevia. Un dia el ciego se dió cuenta y le rompió el jarron con toda su fuerza en la cabeza de
Lázaro. Este se resintió durante dias:
Fue tal el golpecillo, que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos dél se me
metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales hasta hoy día
me quedé.
El ciego era un hombre muy astuto y lo demuestra en la escena en que los dos estan comiendo uvas y este las
come de dos en dos y como Lázaro no protestaba el ciego deduzco que este las comia de tres en tres:
¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
Un dia mientras el ciego se hacia una longaniza en la chimenea, Lázaro cambió a esta por un nabo y se la
comió y después el ciego se dió cuenta:
¿Qué es esto, Lazarillo?
Comprovó si habia sido Lázaro metiendole la naríz en la boca oliendo la longaniza.
Finalmente Lázaro se quiere vengar del ciego y un dia de lluvia tienen que pasar un arroyo y lo engaña:
Tío, éste es el paso más angosto que en el arroyo hay.
Haciendole saltar con toda su fuerza contra un poste de piedra:
¡Sus! Saltá todo lo que podáis, porque deis deste cabo del agua.
El ciego se dió con la cabeza en el poste y quedó estendido en el suelo. Lázaro lo celebra burlándose de el:
¿Como, y olistes la longaniza y no el poste? ¡Olé, olé! − le dije yo.
Tratado segundo
Lázaro se fué a Maqueda:
Otro día, no paresciendome estar ahí seguro, fuime a un lugar que llaman Maqueda, adonde me toparon mis
pecados con un clérigo que, llegando a pedir limosna, me preguntó si sabia ayudar a misa.
2
Ahí conoció un clérigo del qual se hizo mozo:
Finalmente, el clérigo me rescibió por suyo.
Este clérigo era tan àvaro como el ciego:
Escapé del trueno y di en el relámpago, porque era el ciego para con éste un Alejandre Magno, con ser la
mesma avaricia, como he contado.
Este clérigo guardaba todo el pan que tenia en un arca grande:
Él tenía un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cual traía atada con una agujeta del paletoque.
Un dia pasa un calderero por su casa mientras en ella solo está Lázaro y este le pide que le haga una llave para
el arcaz:
Tío, una llave de este arte he perdido, y temo mi señor me azote. Por vuestra vida, veáis si en esas que traéis
hay alguna que le haga, que yo os lo pagaré.
Lázaro de vez en cuando habria el arcaz y cogia un trozo de pan y dejaba migajas para que su amo se pensara
que eran los ratones los que le comian el pan:
Mas él, como viniese a comer y abriese el arca, vio el mal pesar, y sin dubda creyó ser ratones los que daño
habían hecho, porque estaba muy al propio contrahecho de como ellos lo suelen hacer.
El clérigo tapó todos los agujeros que tenia el arca con maderas y clavos que había arrancado de sus paredes:
Y luego me vino otro sobresalto, que fue verle andar solícito quitando clavos de las paredes y buscando
tablillas, con las cuales clavó y cerró todos los agujeros de la vieja arca.
El pan sigue desapareciendo y los vecinos del clérigo le dicen que es una serpiente porque se colan por todos
los lugares:
En vuestra casa yo me acuerdo que solía andar una culebra, y ésta debe de ser, sin dubda.
Una noche, a Lázaro se le fue la llave a su boca y al respirar hacia un silbido que el clérigo creyó que era la
culebra:
Quisieron mis hados, o, por mejor decir, mis pecados, que, una noche que estaba durmiendo, la llave se me
puso en la boca, que abierta la debía tener, de tal manera y postura, que el aire y resoplo que yo durmiendo
echava salía por lo hueco de la llave, que de cañuto era, y silbaba, según mi desastre quiso, muy recio, de tal
manera que el sobresaltado de mi amo lo oyó y creyó sin duda ser el silbo de la culebra, y cierto lo debía
parescer.
El clérigo cogió un palo y se dirigió a donde creia que estaba la culebra:
Levantóse muy paso, con su garrote en la mano, y al tiento y sonido de la culebra se llegó a mí con mucha
quietud, por no ser sentido de la culebra.
El clérigo dió un gran garrotazo en donde creia que estaba la culebra, dejando a Lázaro muy mal parado:
Levantando bien el palo, pensando tenerla debajo y darle tal garrotazo que la matase, con toda su fuerza me
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descargó en la cabeza un gran golpe, que sin ningún sentido y miy mal descalabrado me dejó.
El clérigo se despide de Lázaro y deja de ser su amo:
Lázaro de hoy más eres tuyo y no mío. Busca amo y vete con Dios, que yo no quiero en mi compañia tan
diligente servidor. No es posible sino que hayas sido mozo de ciego.
Tratado tercero
Lázaro topó con un hombre, el cual iva bien vestido y bien peinado; parecia tener buena economia:
Topóme Dios con un escudero que iba por la calle con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en
orden.
Este preguntó a Lázaro si queria ser su mozo y Lázaro aceptó:
Mochacho, ¿buscas amo?
Yo le dije:
Sí, señor.
Pués vente tras mí.
En este capítulo se demuestra que las aparéncias engañan porque era Lázaro quien mantenia al amo. En llegar
a casa del escudero, Lázaro sacó dos trozos de pan y el escudero le cogió el mas grande. Lázaro comenzó a
notar que la economia de suamo no era tan buena com parecia:
Esto hecho, estuvo ansí un poco, y yo luego vi mala señal, por ser ya casi las dos y no le ver más aliento de
comer que a un muerto.
Un día, Lázaro, se quedó en casa mientras su amo se fue. Cuando Lázaro fue a buscar agua al rio vio al
escudero con dos mujeres, las cuales al ver el nivel de su economia se alejaron de el:
Ellas, que debían ser bien instituidas, como le sintieron la enfermedad, dejáronle para el que era.
Lázaro tenia mucha ambre i como su amo no llegaba se fue a mendigar y cinsiguió algo de comida que al
llegar a casa tuvo que compartir con su amo. Desde entonces Lázaro fue cada día a mendigar. Un dia que
había un entierro, Lázaro empezo a cerrar las puertas como un loco y su am le preguntó porque hacía eso y
Lázaro le contestó que les traian el muerto a su casa:
Aquí arriba lo encontré, y venía diciendo una mujer: `marido y señor mio, ¿adónde os llevan? ¡A la casa
lóbrega y obscura, a la casa triste y desdichada, a la casa donde nunca comen ni beben!' .
El escudero devia dinero a un escribano y justo el dia en que el escribano y un alguacil van a reclamar que
poague sus deudas desaparece. Lázaro es interrogado y dejado en libertad. Lázaro se volvió a quedar sin amo:
Así, como he contado, me dejó mi pobre tercer amo.
Tratado cuarto
Cuando Lázaro dejó su tercer amo, unas mujeres le presentaron a un fraile de la Merced, el cual no solia
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cumplir las normas eclesiásticas y siempre estaba fuera del convento:
Gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y
visitar.
Deduzco que no devian tener buena relación entre amo y mozo, y por esto Lázaro lo dejó:
Y por esto y por otras cosillas que no digo, sali dél.
Tratado quinto
El quinto amo de Lázaro fue un buldero el cual vendia bulas. Si la gente no le comprava las bulas por las
buenas, él se las vendia por las malas:
Cuando por bien no le tomaban las bulas, buscaba cómo por mal se las tomasen.
Este buldero estaba compinchado con un alguacil para que le dejara vender las bulas, con el cual se repartian
las ganancias. Un dia se pelearon y dejaron su amistad:
Y esa noche, después de cenar, pusiéronse a jugar la colación él y el alguacil, y sobre el juego vinieron a reñir
y a haber malas palabras.
Un día, mientras el buldero estaba en la iglesia, entró el alguacil y le dijo a todo el mundo que el buldero les
habia engañado hasta entonces:
Y agora, visto el daño que haría a mi consciéncia y a vuestras haciendas, arrepentido de lo hecho, os declaro
claramente que las bulas que predica son falsas y que no le creáis ni las toméis.
El buldero, para defenderse se puso a hablar dirigiendose a Dios, diciendo que si lo que habia vendido era
falso le cayera encima el púlpito, matándole instantaneamente:
Si es verdad lo que aquél dice y que yo traigo maldad y falsedad, este púlpito se hunda conmigo y meta siete
estados debajo de tierra.
Tratado sexto
Lázaro ya era adulto cuando se puso a cargo de un capellán, el cual se dedicaba a pintar paderetas:
Después desto, asenté con un maestro de pintar panderos, para molelle los colores, y también sufrí mil males.
El capellán, hacia ir a Lázaro a vender cántaros por las calles:
Púsome en poder un asno y cuatro cántaros y un azote, y comencé a echar agua por la cibdad.
El capellán le daba esos cántaros a Lázaro a cambio de que este le diera cada día menos los sabados treinta
maravedís:
Daba cada día a mi amo treinta maravedís ganados, y los sábados ganaba para mí, y todo lo demás, entre
semana, de treinta maravedís.
De esta manera Lázaro ganó algún dinero y pudo vestir honradamente comprando ropa nueva:
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Fueme tan bien en el oficio, que al cabo de cuatro años que lo usé, con poner en la ganancia buen recaudo,
ahorré para me vestir muy honradamente de la ropa vieja, de la cual compré un jubón de fustán viejo y un
sayo raído de manga tranzada y puerta y una capa que había sido frisada, y una espada de las viejas primeras
de Cuéllar.
Lázaro dejó el cargo de capellan:
Desque me vi en hábito de hombre de bien, dije a mi amo se tomase su asno, que no quería más seguir aquel
oficio.
Tratado séptimo
Lázaro dejó el cargo que le daba el capellán y se puso al servicio de un alguacil:
Despedido del capellán, asenté por hombre de justicia con un alguacil.
A Lázaro le traia problemas este trabajo y lo encontrava peligroso; por eso lo dejó:
Mas muy poco viví con él, por parescerme oficio peligroso.
Finalmente se dedicó a ser pregonero:
Y es que tengo cargo de pregonar los vinos que en esta ciudad se venden, y en almonedas, y cosas perdidas,
acompañar los que padecen persecuciones por justicia y declarar a voces sus delictos: pregonero, hablando en
buen romance.
El arcipreste de San Salvador tuvo la noticia de que Lázaro era de un buen vivir y tenia habilidades y lo casó
con su criada:
En ese tiempo, viendo mi habilidad y buen vivir, teniendo noticia de mi persona el señor arcipreste de Sant
Salvador, mi señor, y servidor y amigo de Vuestra Merced, porque le pregonaba sus vinos, procuró casarme
con una criada suya.
Desde ese momento, Lázaro perdió toda su honra pero vivia muy feliz y queria muchísimo a su mujer:
Mayormente, si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero y la amo
más que a mí, y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco.
Descripción de personajes
Lazarillo de Tormes
Es hijo de Tomé González y de Antona Pérez. Nació dentro del rio Tormes. Cuando tenía ocho años murió su
padre y su madre la vió por última vez cuando fue a cargo de un ciego. Lázaro era un niño muy astuto, ya que
necesitava serlo para sobrevivir a sus primeros amos. También era muy vengativo, por ejemplo cuando le hace
saltar al ciego contra el poste de piedra, se venga de todo el hambre y el daño que le habia hecho pasar.
Durante su vida siendo un niño tubo diferentes amos, cinco para ser exactos, con los cuales pasó muy pocos
momentos buenos, ya que o eran mezquinos y avaros (el ciego y el clérigo), o tenia que mantenerles el (el
escudero), o no se avenia con ellos (el fraile de la Merced). Quando pasó a ser adulto su vida cambió mucho:
empezó a ganar dinero, a vestir honradamente, a tener buenas faenas y se casó con una criada del arcipreste de
San Salvador, a la cual se queria muchisimo.
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Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de
Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca.
Mi nascimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre.
En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba
desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue; y con su señor, como
leal criado, fanesció su vida.
En este Tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, paresciéndome que yo seria para adestralle, me pidió
a mi madre, y ella me encomendó a él.
Mayormente, si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero y la amo
más que a mí, y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco.
Antona Pérez
Era la madre de Lazarillo y se quedó viuda cuando Lázaro tenia ocho años. Tuvo un amante negro el cual fue
acusado de robatorio y maltratado y esta fue castigada con cien azotes. Después se dedicó a trabajar en el
mesón de la Solana en donde un dia pasó a un ciego y le dió a Lázaro.
Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos, por ser uno dellos,
y vínose a vivir a la ciudad y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la
ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las
cavallerizas.
A mi madre pusieron pena por justicia, sobre el acostumbrado centenario, que en casa del sobredicho
comendador no entrase ni el lastimado Zaide en la suya acogiese.
Tomé González
Era el padre de Lázaro y era molinero. Fue encarcelado cuando Lázaro tenía ocho años y fue llevado a la
batalla contra los moros en donde murió.
Mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río.
Fue molinero más de quince años.
Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal echas en los costales de los que
allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y padesció persecución por justicia.
En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba
desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un cavallero que allá fue; y con su señor, como
leal criado, fanesció su vida.
El ciego
Fué el primer amo que tuvo Lázaro. Era muy avaro y mezquino. También era muy astuto. En todas las escenas
deja mal parado a Lázaro menos en la ultima, que Lazaro le hace saltar delante de un poste de piedra. En la
escena de las uvas, demuestra tener una gran astúcia. Todo y siendo ciego, siempre se da cuenta de cuando
Lázaro le está bebiendo el vino, si come més uvas que él, etc. Enseñó a Lázaro, entre muchas otras cosas, a
ayudar a la misa
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Mas también quiero que sepa Vuestra Merced que, con todo lo que adquiría y tenía, jamás tan avariento ni
mezquino hombre no vi; tanto, que me matava a mí de hambre, y así no me demediaba de lo necesario.
¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
Yo le dije que sí, como era verdad; que, aunque maltratado, mil cosas buenas me mostró el pecador del ciego,
y una dellas fue ésta.
El clérigo
Este clérigo era tan avaro y mezquino como el ciego. Este guardava el pan en un arcaz viejo cerrado con una
llave que guardava él. Cuando Lázaro tiene la llave y le va cogiendo de vez en cuando, el clérigo primero
sospecha de él, después de que sean los ratonesy finalmente de que sea una serpiente. Al final del tratado le da
un gran garrotazo en la cabeza a Lázaro pensandose ser la serpiente o culebra. Despues de haberlo curado se
despide de él.
Escapé del trueno y di en el relámpago, porque era el ciego para con éste un Alejandre Magno, con ser la
mesma avaricia, como he contado.
Él tenía un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cual traía atada con una agujeta del paletoque.
A cabo de tres semanas que estuve con él vine a tanta flaqueza, que no me podía tener en las piernas de pura
hambre.
Mas él, como viniese a comer y abriese el arca, vio el mal pesar, y sin dubda creyó ser ratones los que daño
habían hecho, porque estaba muy al propio contrahecho de como ellos lo suelen hacer.
En vuestra casa yo me acuerdo que solía andar una culebra, y ésta debe de ser, sin dubda.
Levantando bien el palo, pensando tenerla debajo y darle tal garrotazo que la matase, con toda su fuerza me
descargó en la cabeza un gran golpe, que sin ningún sentido y miy mal descalabrado me dejó.
Lázaro de hoy más eres tuyo y no mío. Busca amo y vete con Dios, que yo no quiero en mi compañia tan
diligente servidor. No es posible sino que hayas sido mozo de ciego.
El escudero
Este amo que tuvo Lázaro, cuando se encontraron por primera vez los dos, él parecia tener una buena
economia porque iva bien vestido y bien peinado, pero en realidad era más pobre que los dos amos anteriores.
Lázaro tenia que mantener a este porque no comia nada y Lázaro tenia que mendigar para mentenerse y
mantener al escudero. Este escudero tiene deudas con un escribano, el cual va a buscarlo con un alguacil pero
ese mismo dia, antes de que llegaran los recaudadores, éste desaparece y Lázaro no vuelve a saber nada más
de él.
Topóme Dios con un escudero que iba por la calle con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en
orden.
Esto hecho, estuvo ansí un poco, y yo luego vi mala señal, por ser ya casi las dos y no le ver más aliento de
comer que a un muerto.
El fraile de la Merced
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De este personaje nos dice muy pocas cosas. Siempre salia fuera del convento, no cumplia las normas
eclesiásticas, gastava muchos zapatos y no se avenia mucho con Lázaro.
Gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y
visitar.
Pienso que rompía él más zapatos que todo el convento.
Y por esto y por otras cosillas que no digo, sali dél.
El Buldero
Éste vendia bulas a la gente por las buenas o por las malas. Estaba compinchado con un alguacil para que le
dejara vender las bulas con mas facilidad y se repartian las ganancias. Un día se enfadaron los dos y fue el
alguacil a la isglésia y le dijo a toda la gente que el buldero les habia engañado vendiendo bulas falsas y el
buldero se defensó hablando con Dios diciéndole que si las bulas eran falsas se caiera el púlpito con él encima
y se muriera.
Cuando por bien no le tomaban las bulas, buscaba cómo por mal se las tomasen.
Y agora, visto el daño que haría a mi consciéncia y a vuestras haciendas, arrepentido de lo hecho, os declaro
claramente que las bulas que predica son falsas y que no le creáis ni las toméis.
Si es verdad lo que aquél dice y que yo traigo maldad y falsedad, este púlpito se hunda conmigo y meta siete
estados debajo de tierra.
El capellán
Este amo hacía a Lázaro ir por las calles con un burro y cuatro cántaros a vender a estos. El capellán le hacía
pagar treinta maravedís diarios menos los sábados y lo que sobrara se lo podia quedar para él. Quando hacía
cuatro años que Lázaro trabajaba para él, Lázaro lo dejo.
Púsome en poder un asno y cuatro cántaros y un azote, y comencé a echar agua por la cibdad.
Daba cada día a mi amo treinta maravedís ganados, y los sábados ganaba para mí, y todo lo demás, entre
semana, de treinta maravedís.
Fueme tan bien en el oficio, que al cabo de cuatro años que lo usé, con poner en la ganancia buen recaudo,
ahorré para me vestir muy honradamente de la ropa vieja, de la cual compré un jubón de fustán viejo y un
sayo raído de manga tranzada y puerta y una capa que había sido frisada, y una espada de las viejas primeras
de Cuéllar.
Desque me vi en hábito de hombre de bien, dije a mi amo se tomase su asno, que no quería más seguir aquel
oficio.
El alguacil
Lázaro trabajó para este durante un tiempo pero no le gustó el trabajo y lo encontraba peligroso después de ser
atacados por unos retraídos.
Mas muy poco viví con él, por parescerme oficio peligroso.
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Una noche nos corrieron a mí y a mi amo a pedradas y a palos unos retraídos; y a mi amo, que esperó, trataron
mal, mas a mí no me alcanzaron.
Bibliografía
Para hacer este trabajo he utilizado unicamente el libro de el Lazarillo de Tormes: Obra anónima. Edición de
1988: LAZARILLO DE TORMES. Editorial Cátedra. Colección: Letras Hispánicas número 44.
Conclusiones
Hacer este trabajo me ha servido para saber más y acabar de entender este libro. También he aprendido a
manejar más bien el ordenador y a mejorar en ortografía.
Obra anónima. Edición de 1988: LAZARILLO DE TORMES. Editorial Cátedra. Colección: Letras
Hispánicas número 44. Pag 3. Lin 1−4.
Idem. Pag 4. Lin 2−3.
Idem. Pag 3, lin 4 − pag 4, lin 1.
Idem. Pag 5, lin 4 − pag 6, lin 4.
Idem. Pag 10, lin 2 − pag 11, lin 6.
Idem. Pag 12. Lin 6−7.
Idem. Pag 20. Lin 4−8.
Idem. Pag 21. Lin 5−7.
Idem. Pag 23. Lin 1−2.
Idem. Pag 27. Lin 5−8.
Idem. Pag 33. Lin 5−9.
Idem. Pag 37. Lin 8−9.
Idem. Pag 39. Lin 16.
Idem. Pag 45. Lin 1−2.
Idem. Pag 45. Lin 12−13.
Idem. Pag 45. Lin 20−21.
Idem. Pag 46. Lin 6−11.
Idem. Pag 47. Lin 1−2.
Idem. Pag 47. Lin 3−5.
10
Idem. Pag 47. Lin 9−10.
Idem. Pag 55. Lin 7−9.
Idem. Pag 60. Lin 1−4.
Idem. Pag 60. Lin 21−24.
Idem. Pag 65. Lin 15−16.
Idem. Pag 68. Lin 3−11.
Idem. Pag 68. Lin 12−14.
Idem. Pag 68. Lin 16.20.
Idem. Pag 71. Lin 1−4.
Idem. Pag 72. Lin 5−7.
Idem. Pag 72. Lin 8−11.
Idem. Pag 75. Lin 9−11.
Idem. Pag 86. Lin 4−6.
Idem. Pag 97. Lin 8−11.
Idem. Pag110. Lin 1.
Idem. Pag 110 lin 10 − Pag 111 lin 1.
Idem. Pag 111. Lin 4−5.
Idem. Pag 115. Lin 1−2.
Idem. Pag 115. Lin 13−15.
Idem. Pag 118. Lin 2−5.
Idem. Pag 119. Lin 15−17
Idem. Pag 125. Lin 5−7.
Idem. Pag 125 lin 10 − Pag 126 lin 2.
Idem. Pag 126. Lin 4−6.
Idem. Pag 126 lin 7 − pag 127 lin 6.
Idem. Pag 127. Lin 6−8.
11
Idem. Pag 127. Lin 9−10.
Idem. Pag 127. Lin 11−12.
Idem. Pag 129. Lin 2−6.
Idem. Pag 130. Lin 6−10.
Idem. Pag 134. Lin 17−20.
Idem. Pag 12. Lin 1−5.
Idem. Pag 12. Lin 5−6.
Idem. Pag 14, lin 9 − pag 15, lin 2.
Idem. Pag 21. Lin 5−7.
Idem. Pag 134. Lin 17−20.
Idem. Pag 15. Lin 3−10.
Idem. Pag 20. Lin 5−8.
Idem. Pag 13. Lin 1−3.
Idem. Pag 13. Lin 3.
Idem. Pag 14. Lin 5−7.
Idem. Pag 14, lin 9 − pag 15, lin 2.
Idem. Pag 27. Lin 5−8.
Idem. Pag 37. Lin 8−9.
Idem. Pag 46, lin 11 − pag 47, lin 1.
Idem. Pag 47. Lin 3−5.
Idem. Pag 47. Lin 9−10.
Idem. Pag 51. Lin 2−4.
Idem. Pag 60. Lin 1−4.
Idem. Pag 65. Lin 15−16.
Idem. Pag 68. Lin 16.20.
Idem. Pag 71. Lin 1−4.
12
Idem. Pag 72. Lin 5−7.
Idem. Pag 75. Lin 9−11.
Idem. Pag 110 lin 10 − Pag 111 lin 1.
Idem. Pag 111. Lin 1−2.
Idem. Pag 111. Lin 4−5.
Idem. Pag 115. Lin 1−2.
Idem. Pag 118. Lin 2−5.
Idem. Pag 119. Lin 15−17
Idem. Pag 125 lin 10 − Pag 126 lin 2.
Idem. Pag 126. Lin 4−6.
Idem. Pag 126 lin 7 − pag 127 lin 6.
Idem. Pag 127. Lin 6−8.
Idem. Pag 127. Lin 11−12.
Idem. Pag 127, lin 13 − pag 128, lin 1.
13
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