Voces: HONORARIOS ~ LEY APLICABLE ~ PLAZO DE

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Voces: HONORARIOS ~ LEY APLICABLE ~ PLAZO DE PRESCRIPCION ~ PRESCRIPCION ~
REGULACION DE HONORARIOS
Tribunal: Corte de Justicia de la Provincia de San Juan, sala I(CJSanJuan)(SalaI)
Fecha: 01/12/2009
Partes: Banco de San Juan S.A. c. Senar, Luis Alberto y otra
Publicado en: LLGran Cuyo2010 (abril), 259 - DJ18/06/2010, 1711
Cita Online: AR/JUR/49838/2009
Sumarios:
1. En materia de prescripción de honorarios, debe distinguirse entre el derecho a cobrarlos, cuando ya han sido
regulados, y el derecho a que se regulen, dado que mientras en el primer supuesto se aplica la prescripción
decenal prevista en el art. 4023 del Código Civil, en el segundo rige la bienal establecida en el art. 4032 inc. 1
del citado ordenamiento.
Jurisprudencia Relacionada(*)
Plenario
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en pleno, "Stenfar S.A.I.C.I. y E. c. Di Nenno,
Marta Filomena y otro", 04/12/2007, LA LEY 27/12/2007, 27/12/2007, 5 - LA LEY 2008-A, 339 DJ 09/01/2008, 69.
(*) Información a la época del fallo
Texto Completo: San Juan, diciembre 1 de 2009.
¿Son procedentes los recursos de inconstitucionalidad y casación deducidos en autos? En su caso: ¿Qué
resolución corresponde dictar?
El Dr. Ángel Humberto Medina Palá, dijo:
La resolución impugnada rechaza el recurso de apelación deducido por la ex apoderada de la actora y
confirma la sentencia de primera instancia que declaró prescripto el derecho de la letrada a obtener regulación
de los honorarios devengados por su actuación profesional. Para así decidir, el a quo consideró que en materia
de prescripción de honorarios cabe distinguir según si los honorarios están o no regulados; es decir, entre el
derecho a cobrar los honorarios ya regulados y el derecho a obtener regulación. Que en el primer supuesto rige
la prescripción decenal contemplada en el artículo 4032 inciso 1° del Código Civil. Mientras que en el segundo
se aplica la prescripción bienal prevista en el artículo 4023 ibídem. Agregó el Tribunal que ello no varía por el
hecho de que exista un convenio transaccional posterior en que se pactó el pago del capital, dado que en tal
convenio la abogada no fue parte y a ella sólo le quedaba peticionar la regulación de los honorarios en el plazo
establecido por la ley. La impugnante encuadra su recurso de inconstitucionalidad en la causal del artículo 11
inciso 3° de la ley 2275. Dice que la sentencia recurrida viola su derecho de defensa, el debido proceso y de
propiedad.
Sostiene la recurrente que el fallo impugnado no constituye derivación razonada del derecho vigente; que es
dogmático y arbitrario por no considerar los hechos; y que hace una distinción artificiosa y errónea entre
honorarios regulados y diferidos hasta la existencia de base firme.
Añade que la corriente doctrinaria y jurisprudencial que distingue entre honorarios regulados y no regulados
resulta artificiosa en el presente caso, un juicio ejecutivo con sentencia que impone las costas. Que los
honorarios surgen de la propia sentencia, en cuanto se determinan con una simple operación matemática
establecida en ley de aranceles y que resultan en un monto cuando ha habido excepciones y en otro cuando no.
Ello a punto tal, agrega, que en los procesos ejecutivos las sentencias fijaban el monto de los honorarios o bien
los determinaban en un porcentaje del monto demandado; luego se modificó tal modalidad en razón de la
incidencia que tuvo la desvaloración monetaria y por esa razón ahora se difiere la regulación para el momento
en que haya base firme.
Agrega la quejosa que la distinción efectuada por el a quo no surge de la ley, que no advierte diferencia
sustancial entre el derecho de un profesional con sentencia de remate que condena en costas y el derecho de otro
que, en la misma situación, cuenta con regulación de honorarios; que tal distinción no resulta de aplicación a los
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procesos ejecutivos; que en estos el derecho del profesional beneficiario a percibir sus honorarios prescribe a los
diez años contados desde la sentencia de remate.
Añade que en el presente caso el proceso concluye con el convenio de pago de fecha marzo de 2004, por lo
que el pedido de regulación efectuado en el mes de diciembre de 2005 se ha formulado dentro de los dos años.
Que ello es así pues de las tres hipótesis que contempla el artículo 4032 como inicio del plazo de prescripción,
es decir: desde que feneció el pleito por sentencia o transacción, cesaron los poderes o el abogado cesó en su
ministerio, debe considerarse la del convenio por ser la más favorable a la vigencia del derecho, atento el
carácter restrictivo con que debe interpretarse la prescripción.
Concluye la fundamentación del recurso de inconstitucionalidad arguyendo que el a quo ha omitido
considerar el agravio que le fuera propuesto relativo a que el cómputo del plazo debe efectuarse desde que
feneció el pleito con el acuerdo de pago transaccional.
Encuadra el recurso de casación en la causal del inciso 1° del artículo 15 de la ley 2275. Plantea que se ha
aplicado erróneamente el artículo 4032 inciso 1° del Código Civil en lugar de la norma que correspondía: el
artículo 4023 ibídem.Los recursos extraordinarios fueron admitidos formalmente mediante auto de fojas 35. Se corrió traslado a la
demandada y al Sr. Fiscal General de la Corte, quienes contestaron mediante presentaciones de fojas 47/50 y
52/54, respectivamente.
Comienzo a examinar el fondo del asunto con un breve repaso cronológico de las actuaciones a ese efecto
conducentes. Ellas son: a) En fecha 12 de junio de 2002 se dictó sentencia en el proceso de ejecución
hipotecaria, en la cual se tuvo a la demandada por allanada y se ordenó proseguir con la ejecución; dicha
sentencia fue consentida por las partes. b) el día 4 de julio de 2003 la abogada Laura Clancy, quien hasta ese
momento había representado a la parte actora, renunció al mandato. c) El 4 de marzo de 2004 las partes
presentaron al Juzgado un escrito conjunto en el que daban cuenta de que el demandado había efectuado un
pago que cancelaba el importe que adeudaba, y que por esa razón la actora no tenía más que reclamar. d) Con
motivo de ese convenio se citó a la abogada Clancy y a otros profesionales y auxiliares que habían intervenido
en el proceso, y a raíz de esa citación compareció en fecha 13 de diciembre de 2005 un apoderado de aquélla
pidiendo que se regularan los honorarios.
Notificada del pedido de regulación de honorarios, la parte demandada opuso excepción de prescripción,
defensa que fue receptada en primera instancia y luego también por el a quo. En definitiva, éste consideró que se
aplicaba el plazo de dos años del artículo 4032 inciso 1° y que el plazo debía computarse desde que el acreedor
tiene "la exigibilidad para deducir su pretensión", en este caso, para pedir regulación. También dijo el Tribunal
que el convenio transaccional posterior a la sentencia de remate en nada modificaba el derecho del abogado a
pedir su regulación.
Puesta en contexto la cuestión a resolver, me aboco ahora a examinar el recurso de inconstitucionalidad. La
recurrente plantea cuatro argumentos, los tres primeros objetan el mérito de la decisión, mientras que el último
denuncia una omisión de pronunciamiento. Los argumentos pueden resumirse de este modo:
A) Respecto del plazo aplicable: la recurrente comienza por reconocer que la doctrina y la jurisprudencia no
son pacíficas. Dice que hay pronunciamientos que, a los efectos de determinar el plazo de prescripción,
distinguen entre honorarios devengados y honorarios regulados y que, en función de tal distinción, aplican: a los
primeros el plazo bienal del artículo 4032 inciso 1° del Código Civil y a los segundos el plazo general del
artículo 4023. Respecto de esa posición, aduce la impugnante que la distinción es artificiosa en el caso de los
procesos ejecutivos que imponen las costas: de una parte, porque con la condenación en costas nace para el
beneficiario un derecho personal contra el condenado; de otra, porque en los juicios ejecutivos los honorarios
surgen de la propia sentencia y se determinan con una simple operación matemática.B) Respecto del inicio del cómputo: los tres argumentos que sobre este asunto la recurrente plantea son
subsidiarios del anterior. Genéricamente, dice que, aunque se considere aplicable el plazo bienal del artículo
4032 inciso 1°, la prescripción de todos modos no se ha configurado. En primer lugar, expresa que el artículo
dispone que la prescripción correrá desde que feneció el pleito por sentencia o transacción o desde que el
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abogado cesó en su ministerio. Siendo esto así, el principio conservatorio del derecho permite al acreedor optar
por uno de los momentos indicados en la ley. Agrega que, en el caso, su parte ha optado por el fenecimiento del
pleito.
C) En relación con dicho fenecimiento del pleito, la recurrente aduce que se produjo, no en la sentencia, sino
como consecuencia de la transacción realizada entre las partes. Funda esta afirmación en el mismo principio,
según el cual la pérdida de derechos por prescripción debe interpretarse restrictivamente.
D) Como dije, la recurrente también denuncia omisión de pronunciamiento. Expresa que planteó al a quo la
cuestión del inicio del cómputo -aquélla a la que aludí en el punto C- y que el Tribunal no se expidió sobre ella.Considero que ninguno de los argumentos expuestos resulta procedente, por lo que -adelanto- el recurso de
inconstitucionalidad debe ser rechazado. En cuanto a los tres primeros argumentos, ya adelanté que ellos objetan
el mérito de lo resuelto, es decir, el sentido de la resolución adoptada. Pues bien, esto es lo que los torna
improcedentes. Tiene dicho esta Corte que el recurso previsto en el inciso 3° del artículo 11 de la ley 2275 no ha
sido establecido para examinar el mérito de la decisión. Que mediante él se controla la legalidad del fallo, es
decir, su validez como acto jurisdiccional. Que un fallo es inválido en términos de esta causal en casos extremos
de arbitrariedad. Y que, en fin, la arbitrariedad se configura cuando el tribunal no fundamenta la solución que
adopta, cuando su fundamentación asienta en bases ilógicas o choca contra las reglas del correcto raciocinio, o
cuando -sin explicación- se aparta de la solución normativa inequívocamente aplicable. (P.R.E. S.2ª.-1990-I-97;
S.1ª.-1990-II-1; etc.).
En la especie, la propia recurrente reconoce que la doctrina y la jurisprudencia no son pacíficas, y que el
fallo sigue una corriente que, a los fines de discernir qué norma se aplica, distingue entre honorarios regulados y
no regulados. Examinaré con más detenimiento esta cuestión al juzgar el recurso de casación. Por el momento
me limito a señalar que el hecho de que el fallo adopte una de las posiciones existentes permite descartar la
arbitrariedad. Ello es asimismo aplicable a los argumentos B y C, en los cuales la recurrente objeta lo resuelto
sobre el momento de inicio del cómputo de la prescripción. En este punto el a quo entiende que el plazo
comienza desde la sentencia que impuso las costas. Dicha posición es, otra vez, una de las que razonablemente
se puede adoptar sobre el punto, lo cual también aquí descarta la arbitrariedad.
En definitiva, el recurso debe ser rechazado en lo concerniente a estos primeros argumentos, en tanto sólo
entrañan discrepancias con el criterio adoptado por el a quo al juzgar las cuestiones referidas.
Igual suerte debe correr el argumento reseñado como D, en el cual la recurrente denuncia omisión de
pronunciamiento. La mentada omisión no se ha configurado, ya que el a quo sí consideró el agravio de la
apelante. Memoro que mediante dicho agravio la apelante aducía que pleito había fenecido, no con la sentencia,
sino con la ulterior transacción de las partes. Pues bien, como digo, el agravio sí ha sido examinado. Es cierto
que el a quo trata brevemente al tema (se limita a decir que el convenio no modificó en nada el derecho de la
abogada a pedir su regulación). Sin embargo, la alusión se explica cuando se la pone en contexto. En efecto, en
el párrafo anterior al señalado el Tribunal expresa que el plazo de prescripción debía contarse desde la
sentencia, porque desde esa fecha la abogada podía pedir regulación respecto de la obligada al pago. Ello
explica la referencia posterior a que el convenio no modifica en nada el derecho de la abogada. En definitiva,
ambos argumentos conforman una respuesta suficiente al agravio, lo cual -reitero- excluye la omisión de
pronunciamiento.
Paso a examinar el recurso de casación. Como adelanté, al fundarlo la impugnante aduce errónea aplicación
del artículo 4032 inciso 1° del Código Civil. Dice que debe computarse, no el plazo bienal que dicha norma fija,
sino el decenal del artículo 4023 ibídem. Remarca lo injusto de que se aplique el plazo decenal al abogado que
tiene regulación y no al que, aunque carece de ella, ya cuenta con una sentencia que impone las costas a la
contraria. Añade que ello es especialmente así en el juicio ejecutivo, en el cual los honorarios están
prácticamente implícitos en la sentencia de remate.
También este recurso debe ser rechazado. Por empezar, la distinción que el fallo hace entre honorarios
regulados y no regulados es casi unánime en la jurisprudencia. Así, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
ha dicho reiteradamente que: "Es doctrina de esta Corte que en materia de prescripción de honorarios debe
distinguirse entre el derecho a cobrarlos, cuando ya han sido regulados, y el derecho a que se regulen, dado que
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mientras que en el primer supuesto se aplica la prescripción decenal, en el segundo rige la bienal (arts. 4023 y
4032 inc. 1, respectivamente, Cód. Civil; Fallos: 270:91; 314:1503; 319:2648 y sus citas)". (Corte Suprema de
Justicia de la Nación, Escotorin de Bosetto, Clorinda c. Caja de Prev. Social de Salta, 02/12/1999, LA LEY
2000-C, 232; Provincia de Formosa c. Estado Nacional, 05/11/1996, La Ley On line; etc.).
En segundo lugar, al fundar su recurso la recurrente se abstrae de la normativa involucrada. Ninguna
consideración efectúa sobre los textos legales, limitándose a señalar que no es justo que este caso se encuadre en
la prescripción bienal cuando un caso que ella considera asimilable encuadra en la decenal. Tal circunstancia
demuestra la manifiesta improcedencia del recurso de casación, porque -tiene dicho el Tribunal- quien intenta la
vía casatoria debe explayarse en su crítica, confrontando los fundamentos de la sentencia con los dispositivos
legales que cita, dando los motivos que a su entender resulten valederos para modificar las conclusiones legales
que el a quo vierte en la sentencia impugnada." (P.R.E. S.1ª 1990-I-168).
En este caso, la fundamentación del recurso es particularmente ineficiente dada la naturaleza de las normas
involucradas. En efecto, el inciso primero del artículo 4032 dispone que: "Se prescribe por dos años la
obligación de pagar: 1° A los jueces árbitros o conjueces, abogados, procuradores, y toda clase de empleados en
la administración de justicia, sus honorarios o derechos..."; el artículo 4023, por su parte, establece que: "Toda
acción personal por deuda exigible se prescribe por diez años, salvo disposición especial...". Sin duda, estamos
en presencia de una norma general, el artículo 4023, y de otra que, respecto de los honorarios de los abogados,
tiene carácter especial. Ello significa que la regla del artículo 4032 inciso 1° debe ser preferida, en virtud de un
conocido principio hermenéutico. Es por eso, reitero, que la fundamentación de la recurrente es ineficiente, ya
que no explica por qué razón la norma especial debería ceder frente a la general.
Por último, y a mayor abundamiento, tampoco es válido el argumento de la recurrente según el cual en el
juicio ejecutivo los honorarios están prácticamente implícitos en la sentencia de remate. Dicho argumento se ve
contradicho por las mismas constancias de la causa, de donde surge que, para pedir regulación, la abogada
recurrente practicó planilla de liquidación computando intereses. También por el hecho de que el juez tiene un
margen de maniobra entre el máximo y mínimo del arancel. Ambas razones permiten descartar el que la
regulación sea, como la recurrente sostiene, una mera operación matemática en relación al monto demandado.
Por lo expuesto, voto por rechazar los recursos planteados con costas.
Los Dres. Carlos Eduardo Balaguer y José Abel Soria Vega, dijeron:
Por sus fundamentos, nos adherimos al voto emitido precedentemente.
En mérito al resultado de la votación que antecede, el Tribunal resuelve: I) Rechazar los recursos de
inconstitucionalidad y casación deducidos. II) Imponer las costas a la parte vencida. III) Agregar la presente al
expediente y copias autorizadas a los protocolos respectivos y a los autos principales que deberán bajar al
Tribunal de origen. Notifíquese y oportunamente archívense. — Ángel Humberto Medina Palá. — Carlos
Eduardo Balaguer. — José Abel Soria Vega.
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