Discurso del Rector con ocasión del 15° aniversario de la Universidad

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REFORZAR EL ALMA DE LA UNIVERSIDAD
Mensaje de Rector con ocasión del aniversario 15 de la Universidad
1.- Nos reunimos para conmemorar los 15 años de nuestra universidad. Esta celebración acontece
en el día en que conmemoramos a unos hermanos nuestros jesuitas que fueron martirizados en
Canadá. El mártir es un testigo que enseña muriendo por su ideal. El mártir es coherente hasta el
fin. Es un ejemplo para todos nosotros que somos educadores.
Nos reunimos para dar gracias por lo que juntos hemos hecho y para pedir que podamos
apoyarnos y ser testigos de una verdad y agentes de un proyecto que es valioso. Debemos hoy
también perdonarnos si nos hemos herido o hemos sido débiles en el cumplimiento de la misión
compartida. Pedimos fuerzas con el fin de mejorar y no desfallecer ante dificultades e
incomprensiones.
Porque ha habido dificultades es el momento de reafirmar nuestras raíces ante las nuevas
circunstancias, es el momento de actualizar nuestros ideales.
No voy a pronunciar un discurso largamente elaborado como cuando definimos nuestra misión el
día de la fundación, o cuando insistimos que éramos una universidad de servicio público al recibir
la autonomía, o cuando al cumplir diez años nos pusimos como tarea el repensar el humanismo.
Quisiera hoy hablar con el alma, de la necesidad de reforzar el alma de la Universidad. Hablo con
la cercanía de quien quiere compartir con ustedes una vocación y una misión. Las nuevas
circunstancias, la experiencia acumulada, los éxitos y los fracasos nos invitan en cierto modo a
refundar nuestra institución para responder como corresponde a un momento muy distinto al que
vivíamos hace 15 años.
Para enfrentar la realidad tenemos una gran fortaleza: tenemos una misión bien definida, un
proyecto desafiante. Recuerdo que con ocasión de la acreditación institucional los pares
evaluadores que nos visitaron se impresionaron al ver como esta comunidad compartía una
misión.
Creo que de verdad somos una respuesta a las grandes demandas de la sociedad: Procuramos dar
una educación de calidad, que no busca el lucro, integradora e inclusiva, respetuosa y pluralista,
que promueve el humanismo, y un cristianismo renovado.
Es en torno a eso que tenemos que reagruparnos pues todos somos corresponsables del proyecto.
Curiosamente, donde está nuestra fortaleza radica nuestra debilidad. No es fácil en la cultura que
nos rodea, ser en cierto modo adalides de una anticultura. En una cultura del éxito, del ganar más;
en una cultura de la competencia, que discrimina, que pone el acento en los medios, quisiéramos
proponer una cultura del servicio, de la entrega…de la mirada a largo plazo porque se atreve a
recordar los fines. Por eso es necesario que en esta Universidad, en nuestro modo de
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relacionarnos y de trabajar más que la carrera personal y el éxito de cada uno nos interese el éxito
del proyecto y el éxito del otro.
Hemos crecido. Ya no somos 60 estudiante sino más de 5000, ya no somos un puñado de
funcionarios. Tenemos un campus digno y muy bello con 3 edificios en altura y 30 casas, muchas
de ellas patrimonio de nuestra cultura. Hasta tenemos una multi cancha de deporte a 5 cuadras de
La Moneda. No cejaremos en consolidar este campus hasta generar una gran unidad que pueda
satisfacer todas las necesidades de nuestra comunidad. Sabíamos que no podíamos hacerlo en un
día y advertimos que era necesaria la paciencia. Estamos aquí por opciones sociales y por esa
visión superior podemos aceptar las limitaciones del presente y sabremos esperar sin quedarnos
con las manos ociosas. El avance es visible y notable.
2.- Quisiera señalar algunos grandes desafíos que enfrenta nuestra universidad
a) afianzar nuestra institucionalidad sin rigidizarnos
El crecimiento nos ha impuesto el desafío de crear procesos y reglamentos porque de otro modo
la vida institucional se dispersa y el trabajo se hace imposible…eso hace nacer la tensión entre el
espíritu y la letra, entre la institución y el carisma. Unos pueden sentirse ahogados por la regla y
otros piden más reglamentación. Es innegable que no puede haber carisma sin institución, que es
necesario profesionalizar las grandes y orientadoras intuiciones. El equilibrio no es fácil. Pero ay de
un institución si descuida su alma… una Universidad, y en particular esta, tiene que buscar formas
profesionales de organizarse pero ella no tiene sentido si descuida su carisma.
En el mundo moderno se habla de gestión. Pero pocos hablan de la gestión del carisma, del
cuidado del alma de una institución.
b) integración y crecimiento sin perder la calidad
Debemos Integrar sin bajar la calidad académica. Hace 15 al inaugurar la universidad dije con pena
que tal vez los jóvenes que habían nacido en un campamento no podrían entrar a nuestras aulas,
pero nos comprometimos a hacer nuestros sus problemas asumiendo una lucha contra todo tipo
de marginación. Nos llena de alegría ver que la evolución del país ha permitido que muchos de
esos jóvenes que estaban marginados hoy compartan con nosotros su formación. Muchos de ellos,
de gran inteligencia y capacidad humana, se han visto expuestos a una deficiente educación y es
un desafío y un deber acogerlos ofreciéndoles los complementos para que puedan seguir sus
estudios con buenas bases. Nos interesa que lleguen a alcanzar el mejor nivel profesional. El
problema no es cómo llegan sino cómo salen. Por el país y por nuestros estudiantes tenemos que
trabajar para ser una universidad de muy buena calidad.
Pero debemos insistir contra la corriente que la calidad no se mide sólo ni principalmente por las
publicaciones ISI. La innovación pedagógica, la pertinencia de la investigación son temas centrales
y los profesores tienen una enorme responsabilidad en ellos. Hay que asumir el desafío que
significa ensanchar nuestras puertas y al mismo tiempo mejorar la calidad. La calidad con injustas
exclusiones no es la que Chile necesita.
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c) enfrentar un nuevo mundo estudiantil
Pero hoy hay un problema tal vez más complejo que el social: se ha generado una nueva cultura
juvenil con la cual tenemos que saber dialogar y para la cual las instituciones y las mejores
tradiciones no están preparadas. Jóvenes que estuvieron en los pingüinos hoy están aquí con
nosotros. Su problemática, su modo de vivir la vida íntima, su interconexión con las redes generan
una nueva realidad. Alfabetizados en la electrónica han hecho nacer un nuevo lenguaje. A veces
hay carencias pero tienen la sensación que el mundo comienza con ellos… Debemos integrarlos,
escuchándolos pero eso no puede significar partir de cero y menos silenciarnos… nosotros
tenemos que ser fieles a nuestro proyecto. De otro modo esta universidad perdería su misión
pedagógica y su razón de ser.
Hemos sido testigos y parte de una gran agitación del mundo estudiantil haciendo demandas que
en lo fundamental nos han parecido justas. Desgraciadamente muchas de esas demandas reflejan
problemas del país y no dependen de nosotros. Se nos pide pagar deudas sociales de las que no
somos directamente responsables. El mal de la sociedad que quisiéramos ayudar a resolver puede
volverse injustamente contra la misma universidad a la cual le piden lo imposible.
Es doloroso ver que algunos pueden limitarse al slogan o la consigna o lo que es peor llegar a la
violencia. Eso nada tiene que ver con nuestro espíritu. En esta sociedad injusta debemos formar
profesionales lúcidos con un sano espíritu crítico pero convencidos que la palabra civilizada y el
argumento valen más que la piedra y el golpe.
Estamos trabajando seriamente para responder a aquellos problemas que son de nuestra
responsabilidad pero somos conscientes que tenemos medios restringidos para poder satisfacer
las demandas lo más pronto posible como es nuestro deseo.
d) Es para nosotros también un desafío colaborar a expresar de un modo actual el cristianismo
contribuyendo así a un nuevo humanismo. Las lágrimas de muchos, la soledad de tanta gente, la
deshumanización del trabajo y de la competencia, las marginaciones de todo tipo en medio de un
progreso rutilante, la violencia callejera le dan una nueva vigencia al cristianismo, que nos invita a
amar al prójimo, a servir, a respetar al pobre y sobre todo que nos da un sentido profundo a la
vida. El reencuentro con un cristianismo renovado es de enorme importancia. Esta universidad por
su origen, por su apertura puede hacer una gran contribución en la humanización del progreso. El
ejemplo y la enseñanza de Jesús meditada, comprendida y transmitida nos ayude a humanizarnos,
a respetar al débil, a responder al mal con el bien…a ser abiertos, dialogantes.
3.- Lucha desigual.
Para enfrentar tales desafíos nos encontramos en una lucha desigual.
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Somos discriminados porque estamos fuera del CRUCH: No recibimos aportes directos del estado,
fácilmente se nos confunde con otras universidades con ideales y prácticas muy diferentes a los
nuestros. En un mundo de la competencia y el dinero no es fácil insertarse.
Existe hoy la amenaza que se impongan Aranceles de Referencia con criterios de rentabilidad
económica y eso castigará a las carreras menos rentables…pero que forman profesionales para un
servicio social.
Estamos prioritariamente en el mundo de las humanidades y eso es menos valorado en una
sociedad donde se aprecia el progreso tecnológico y la productividad material.
Tenemos que sacar fuerzas de nuestra pequeñez.
CONCLUSIÓN
No sé si será la última vez que les hablo… pero si no lo es, es obvio que me acerco al final. Mirando
el bien común, el directorio me pidió que delegara la conducción directa de la Universidad. Mi
tarea es hoy conservar y promover nuestra misión. Somos pequeños, somos nuevos pero nuestra
fortaleza es que tenemos un sello que debería ser indeleble.
Gracias por lo que han hecho…Cuiden la Universidad que es atípica…. en una sociedad tan
marcada por clases sociales que difícil es tener un mensaje integrador, con calidad, pertinencia, y
reconocimiento social y académico. Tenemos que demostrar que somos una universidad seria: si
se institucionalizara el desorden en el aula, en los patios o en la calle, tendríamos los días
contados.
No podemos olvidar que somos una comunidad educativa: quien recibe en la portería puede ser
para muchos tan importante o más que el rector. (Como les agradezco cada mañana a porteros,
secretarias que me reciben con un saludo cariñoso). Es tan importante la voz y amabilidad de
quien responde el teléfono porque es el primer contacto con la universidad, parte de un todo que
debe ser coherente. El respeto, la amabilidad, el espíritu de servicio debería sentirse al cruzar
nuestros umbrales.
Nos necesitamos todos debemos jugarnos limpio para vencer la dificultades inherentes a nuestro
proyecto. No tenemos que desfallecer y debemos unirnos en el trabajo: Insistir en la dirección, en
el sindicato, en el estudiantado, en los profesores, en todos los funcionarios que no somos
enemigos; que en la mayoría de las cosas debemos remar juntos, complementarnos porque
compartimos un proyecto y una misión y porque el bien de unos es el bien de todos. La misión
educacional de nuestra universidad tiene que reflejarse en todas nuestras relaciones. Nuestras
relaciones internas no deberían ser de lucha sino de trabajo conjunto… No reproducir lo que es
propio del mundo industrial con antagonismo entre dirección y trabajo. Tenemos que crear las
condiciones objetivas para que eso sea posible.
Esto exige un doble trabajo, una doble paciencia, un doble idealismo. Es tan compleja la situación
del país que fácilmente no seremos comprendidos. La luz de nuestros mártires nos ayude a no
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desfallecer, a no responder mal por mal…a que como educadores en medio de los conflictos no
haya vencedores ni vencidos sino, que nos demos la mano y todos aprendamos.
Agradezco a los trabajadores de otras empresas que nos prestan sus servicios. Espero que
tengamos hacia ellos una especial deferencia.
La espiritualidad ignaciana nos enseña a tener grandes ideales y a la vez a buscar los medios
realistas para llegar a esos ideales. El ideal abstracto puede matar si no encarna en la realidad
concreta. Tenemos que soñar en grande nuestra universidad pero con realismo para no destruirla
o convertirla en un slogan vacío.
Quisiera terminar con las frase de la carta a los hebreos que escuchamos al principio: “Una nube
ingente de espectadores nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que
nos ata y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y
completa nuestra fe: Jesús que soportó la Cruz sin miedo a la ignominia”.
Reitero mis agradecimientos al Señor, a nuestros bienhechores y a ustedes, sobre todo a aquellos
que hoy cumplen un decenio de trabajos en la Universidad.
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