poder. sustitución de mandato. voluntad tácita. voluntad expresa

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Derecho civil
Laura Parnás, María Alejandra Portillo, Mildred Secondo, Adriana Silva
Fierro, María Beatriz Vázquez, Silvia Vázquez, Jimena Viana y Juan Pablo
Villar, considera que la ratificación otorgada confiere eficacia al negocio
de 10 de setiembre de 2009. En consecuencia, no corresponde observar el
título de propiedad.
Escs. Enrique Arezo y Roque Molla
Coordinadores alternos
Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, tomo 97, jul. - dic. , 2011 — Consultas técnicas
(Aprobado por la Comisión Directiva Nacional de la AEU
el 3 de octubre de 2011. Expediente 766/2011).
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PODER. SUSTITUCIÓN DE MANDATO. VOLUNTAD TÁCITA. VOLUNTAD
EXPRESA. INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS.
Resumen
Luego de la actividad hermenéutica realizada y que se expresa en el presente informe, se llegó al siguiente resultado interpretativo: CP otorgó poder especial a ES
para enajenar los inmuebles mencionados. Dicho poder es expreso.
CONSULTA
I.
Antecedentes
1) En el año 1993, HP otorgó poder especial a favor de su hermano CP, a
fin de enajenar dos inmuebles propiedad de ambos. El poder fue otorgado
en Alemania, debidamente legalizado y protocolizado.
En el mismo año, CP sustituyó totalmente el poder y otorgó otro a su
esposa. En dicha escritura se relaciona abundantemente el poder especial
“original” y las facultades del compareciente a fin de enajenar los inmuebles referidos.
CP comparece, casado con ES, y sustituye este poder (sustitución debidamente inscripta en el Registro de Poderes) en su esposa ES en forma
total. Y expresa: “… y otorga al mismo tiempo Poder Especial a favor de
su citada cónyuge ES […] datos personales […]”. Concluye en la cláusula
siguiente: “En consecuencia, la señora ES se constituye en mandataria
sustituta del poder consignado en la cláusula primera y asimismo como
mandataria del compareciente”.
Derecho civil
2) En el mismo año, uno de los inmuebles es enajenado. Comparece ES
por sí y en representación de los hermanos H y CP (este último su esposo)
enajenando a XX la propiedad del inmueble. En esta escritura la escribana autorizante relaciona el poder por el cual la compareciente representa
válidamente a los hermanos, expresando que tiene “facultades suficientes”
para el otorgamiento.
3) En el año 1998, autoricé una escritura por la que los herederos de
XX enajenaron a mi clienta el citado bien.
Hoy, mi clienta, actual propietaria del inmueble, desea enajenar la nuda
propiedad de su inmueble y la escribana del comprador observa el citado
poder, por entender que no especifica las facultades de la apoderada.
Cabe agregar que se extravió la primera copia de dicha escritura, por
lo cual la escribana del futuro comprador verificó que el escribano tuviera
habilitado su protocolo, y se obtuvo fotocopia del mismo.
II.El objeto de la consulta
III.Derecho aplicable
a) El art. 2056 del C. Civil expresa que: “el mandato en términos generales
no comprende más que los actos de administración, aunque el mandante
declare que no se reserva poder alguno, y que el mandatario puede hacer
todo lo que juzgue conveniente, o aunque el mandato contenga la cláusu-
Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, tomo 97, jul. - dic. , 2011 — Consultas técnicas
CP otorgó poder especial pero no expresó claramente los negocios para
los cuales otorgaba el poder. Cabe agregar que el texto de la escritura no
consigna “otorga poder” y nada más, sino que expresa: “poder especial”.
Es que en la realidad, eran los mismos negocios encomendados a él y que
sustituía en su esposa, por ser los dos bienes inmuebles que los hermanos
poseían. Al decir en el texto de la escritura “[…] y otorga al mismo tiempo
[…]”, el autorizante debió agregar “y en iguales condiciones” o “en los mismos términos”, lo que no hizo al parecer por considerar que esto se infería
del texto de la escritura.
Los propietarios han poseído en forma pacífica y continua desde el año
1993, y la actual propietaria desde 1998. Hay buena fe y justo título. El
art. 1204 del C. Civil expresa que la propiedad de bienes inmuebles u otros
derechos reales se adquiere por la posesión de diez años entre presentes y
veinte entre ausentes, con buena fe y justo título (art. 693). Estos plazos
se han cumplido fehacientemente.
Entonces, ¿debe la propietaria esperar que transcurran 30 años para
subsanar el error de redacción del escribano actuante, la omisión de dos
palabras que fueron la clara intención del poderdante? La opción de ratificar
el poder es prácticamente nula, ya que se ha constatado que el poderdante
falleció en 2009 radicado en Estados Unidos. Se ha ubicado a su hijo, por
Internet, con quien no se ha podido lograr comunicación.
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la de general y libre administración. Para transigir, enajenar, hipotecar
o hacer cualquier acto de riguroso dominio, se requiere poder expreso
[…]”.
Gamarra (Derecho Civil uruguayo, tomo II) se refiere al art. 1282 del
C. Civil, en cuanto a que el objeto del contrato debe ser posible y estar
determinado suficientemente.
El mandato solo produce obligaciones en tanto contrato, pero no tiene
aptitud para generar la eficacia representativa hasta que se dé poder que
lo faculte a obrar con eficacia directa respecto al representado.
En el caso planteado no hay mandato sin poder, la mandataria no actuó
en nombre propio sino en representación de CP, quien tenía legitimación
para disponer pues era propietario del inmueble junto a su hermano.
Le confirió poder especial, la instituyó mandataria. Y de un poder especial porque está limitado en el ámbito cuantitativo (en lo referente a la
extensión del poder y no a las facultades de la apoderada). El art. 2056 C.
Civil dice que para negocios de disposición el poder debe ser expreso, que
debe interpretarse como especial, o sea que especifique claramente
que el mandatario tiene facultades para vender, etcétera.
En este caso, el poderdante confirió poder expreso y especial.
b) Art. 1261 C. Civil: para la validez de los contratos debe haber consentimiento de partes, capacidad legal de la parte que se obliga, un objeto
lícito y suficientemente determinado que sirva de materia a la obligación
y que sea lícita la causa inmediata de la obligación.
Aquí se dan todos los elementos. El objeto suficientemente determinado,
en el caso el inmueble, materia de la obligación, está en el cuerpo de la
escritura pero no lo dice en forma específica, lo que no impide inferirlo de
la voluntad de las partes, sus actos posteriores y la realidad.
c) Los contratos deben regirse por el principio de la buena fe y lo querido por quien emite la declaración de voluntad. Entonces, estudiando las
normas que rigen la interpretación de los contratos del C. Civil:
Art. 1297: “Las palabras de los contratos deben entenderse en el sentido
que les da el uso general, aunque el obligado pretenda que las ha entendido
de otro modo”.
Art. 1298: “[...] habiendo ambigüedad en las palabras, debe buscarse
más bien la intención común de las partes que el sentido literal de los
términos”.
Art. 1299: “Las cláusulas equívocas o ambiguas deben interpretarse por medio de los términos claros y precisos empleados
en otra parte del mismo escrito, cuidando de darles no tanto el
significado que en general les pudiera convenir, cuanto el que les
corresponde por el contexto general”.
Art. 1300: “Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de
los cuales resultare la validez y del otro la nulidad del acto, deben
entenderse en el primero […]”.
Art. 1301: “Los hechos de los contrayentes, posteriores al contra-
Derecho civil
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to, que tengan relación con lo que se discute, servirán para explicar
la intención de las partes al tiempo de celebrar el contrato”.
Art. 1302: “Las cláusulas ambiguas se interpretan por lo que es uso y
costumbre en el lugar del contrato”.
Art. 1303: “Las cláusulas de uso común deben suplirse en los
contratos, aún cuando no se hallen expresadas en ellos”.
Art. 1304: “En los casos dudosos que no puedan resolverse según las
bases establecidas, las cláusulas ambiguas deben interpretarse a favor
del deudor […]”.
Art. 1306: “Cuando el objeto de un contrato es un compuesto de
diversas partes, la denominación dada al todo comprende todas
las partes que lo forman”.
d) “La buena y la mala fe: su encuadramiento en la teoría general
del derecho y su eficacia en el C. Civil” (en RDP, 1952, p. 271): “La
apariencia dotada de eficacia constitutiva es directa y expresa creación de
la norma, la apariencia es siempre (como legitimante) una creación legal
expresa. Dándose la apariencia, el tercero queda relevado de una minuciosa indagación de la verdad. La bona fides que es puramente subjetiva,
funciona como simple presupuesto”.
Aunque la ley proteja a los terceros de buena fe, no por eso esto crea
excepciones a la ley positiva. Es por esto que solo dando sentido a la intención escrita por el escribano actuante inferimos que la intención del
poderdante era dar poder a su esposa con iguales facultades para ambos
inmuebles relacionados en la escritura. No lo expresó claramente el escribano actuante, pero sí lo podemos inferir. En el caso, compareció a enajenar
el inmueble la apoderada invocando un poder que existe, aunque pueda
decirse “mal redactado” en relación al poder de CP a su favor. No limitó
sus facultades en el negocio de apoderamiento, pero no las especificó pues
eran las mismas que las de la sustitución de mandato contenidas en la
misma escritura.
e) Siguiendo al Prof. Fernando Miranda: cuando se padece error en la
declaración de voluntad, hay que ver si condice con la voluntad del contenido, la voluntad real.
Cafaro y Carnelli (Eficacia contractual, Ed. FCU, 1999, pp. 9 y ss.): “El
negocio consiste en voluntad. No voluntad psicológica, reducida al ámbito
de la psiquis del individuo, sino y por el contrario el negocio es voluntad
exteriorizada a través de declaraciones o de comportamiento […]. La relevancia jurídica de la voluntad sobreviene, por tanto, cuando se expresa,
cuando se exterioriza […]. Esta exteriorización de la voluntad requiere
que la misma asuma una forma, a los efectos de ser, como se dijo, declaración o manifestación. La forma es, justamente, el medio por el cual se
hace posible la comprobación del querer del sujeto social y jurídicamente
relevante. Pero así como sin forma no existe negocio jurídico, aquella es
inconcebible sin contenido y sin finalidad […] la voluntad siempre está
dirigida a la obtención de determinados resultados.
455
Derecho civil
En el caso que planteo, la finalidad fue otorgar un poder en iguales
condiciones a las que sustituía, y así se hizo en la realidad. La voluntad
derivó en el hecho de la enajenación como el resultado querido por el poderdante.
Jorge Rodríguez Russo, en “La interpretación del contrato”, expresa:
“el sentido literal de las palabras e intención común no deben imaginarse
en un orden cronológico, sino en una recíproca circulación. Una cláusula
aparentemente clara podría resultar ambigua, oscura o incompleta, en
virtud de pruebas extrínsecas al instrumento”.
El sentido literal es el punto de partida que determina la intención
común mediante el recurso a los demás elementos, cumpliendo con lo
dispuesto por el art.1301 C. Civil.
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IV.Opinión de la consultante
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Como se expresa en el expediente 46/2007 (Biblioteca de la Asociación de
Escribanos del Uruguay), la existencia de posiciones doctrinarias en cuanto
a la forma de cómo expresar la conformidad no debería enervar el derecho
de seguridad que debe asistir a los usuarios de los servicios jurídicos confiados a profesionales de su confianza.
La expresión de voluntad ha desplegado todos sus efectos y el título por
el que se ha trasmitido el dominio es válido y eficaz.
En una redacción poco afortunada, el escribano autorizante parece no
distinguir que se otorgaron dos contratos: una sustitución de poder, y el
otorgamiento de poder especial a favor de la misma persona. Infiere del
texto de la escritura que las facultades que el compareciente sustituye
en su cónyuge son las mismas que le otorga a esta, otorgando en su favor
poder especial y constituyéndola en su mandataria.
La realidad nos indica que ambos inmuebles han pasado al tráfico jurídico y se enajenaron en su momento, y han seguido trasmitiéndose. La
realidad también nos indica que no se ha presentado reclamación alguna
en casi 18 años, ni se ha revocado el poder, que se agotó una vez cumplido
el mandato. Debemos tomar en cuenta la voluntad del poderdante, que
en el caso es muy clara. Asimismo, la apoderada enajenó por sí por ser de
naturaleza ganancial el inmueble, y en representación de su cónyuge y su
cuñado (para este último el inmueble era de naturaleza propia).
Opino que el poder es válido y eficaz infiriendo las facultades de la
apoderada del texto completo de la escritura e interpretando la voluntad
del poderdante. Y en cuanto a las facultades, aun cuando no estén debidamente determinadas, se infieren por ser las mismas que las del poder
especial que se sustituyó en el mismo acto.
Debemos interpretar esa voluntad expresada en forma no ortodoxa en
el caso que planteo: hay que dar importancia al sentido literal en caso de
términos claros, pero hay necesidad de acudir a otros datos, sobre todo a la
conducta completa de los contratantes. La intención común es el resultado
Derecho civil
de la interpretación auténtica que por el comportamiento de las partes se
haya dado a un texto cuya interpretación resulte equívoca o ambigua.
No hay necesidad de realizar un acto posterior, ratificación, en virtud de
que si tomamos en cuenta la intención del poderdante, era de otorgar poder
a su esposa, y su esposa así lo representó válidamente en la enajenación
del inmueble del caso, por sí, en nombre de su esposo y de su cuñado.
Esta fue la voluntad real del poderdante, y no otra. Y la conducta de las
partes ha sido coherente con lo actuado: enajenaron el inmueble, no hay
reclamación alguna, ni revocación del poder hoy cuestionado.
No podemos achacar al poderdante que el escribano actuante no haya
sido claro en su redacción, no podemos temer una falta de consentimiento
del poderdante, cuando le otorgó a su esposa “poder especial” y la instituyó
como “mandataria” y eso sí lo expresa la escritura. Por estas consideraciones, considero válido y eficaz el poder analizado.
Dice el art. 1254 C. Civil: “El contrato que hiciere una persona a nombre
de otra estando facultada por ella o por la ley, producirá respecto del representado, iguales efectos que si hubiese contratado él mismo”.
De este artículo se desprenden los presupuestos para que se produzca
el efecto representativo: obrar a nombre ajeno y poder.
Para que los efectos del negocio recaigan directamente sobre el patrimonio del representado, es necesario que se den ambos presupuestos.
Mediante el obrar a nombre ajeno el representante aleja de sí los efectos
del negocio, y a su vez, indica que los mismos van a recaer en el patrimonio
del representado.
Poder, en términos generales, es la posibilidad que tiene un sujeto de
obtener un resultado mediante su voluntad.
El poder de representación en la órbita negocial, consiste en la posibilidad que tiene el apoderado de otorgar un negocio jurídico en nombre y
representación del representado y que los efectos jurídicos de ese negocio
recaigan directamente en el patrimonio del representado.
En la representación voluntaria, el poder de representación se origina
en el llamado negocio de apoderamiento, en virtud del cual, el poderdante
concede al apoderado el mencionado poder, quedando el apoderado facultado para obrar a nombre del poderdante con eficacia representativa.
En el caso planteado, la discordia entre las escribanas, se presenta en
el presupuesto poder.
Se cuestiona si se produjo o no el efecto representativo en una compraventa en la cual se invocó el poder originado en un negocio de apoderamiento, en el cual, según la interpretación de una de las escribanas, no se
especifican las facultades de la apoderada.
Para manifestar nuestra opinión resulta ineludible realizar previamente
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INFORME
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Derecho civil
la actividad hermenéutica correspondiente, en búsqueda de la comprensión
del significado del mencionado negocio de apoderamiento.
I.Consideraciones previas
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A.
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Respecto a la semiótica como herramienta hermenéutica
Interpretar es comprender el significado de una cosa.
Considero que a la hora de interpretar un negocio jurídico, resulta de
gran utilidad recurrir a la semiótica como herramienta hermenéutica.
Respecto a la semiótica jurídica, expresan Gerardo Caffera y Andrés
Mariño: “La semiótica en su definición clásica es la ciencia que estudia los
signos. Se subdivide en semántica (estudio de la relación entre el signo
y lo que este designa), pragmática (estudio de los usos de los signos en
relación con sus emisores y receptores), sintáctica (estudio de las reglas
de formación de las frases de un lenguaje)”.25
Y más adelante, refiriéndose al pasaje a una semiótica discursiva dicen:
“En corolario: la concepción de la semiótica como ciencia de estudio de
los signos se ha visto desplazada por el estudio de los sistemas de significación y de su realización en discursos.
El discurso fue visto en un primer momento como mera secuencia de
signos productora de significado, pero no mucho tiempo después tal visión
es abandonada, dejándose de lado la concepción del discurso como sumatoria de signos (Benveniste), comprobándose que lo que produce sentido
no es tal unión de signos sino su funcionamiento textual o discursivo. El
discurso para a ser el verdadero punto de partida y el signo se convierte
en una disección casi arbitraria del mismo, no representativa de fenómeno
real alguno”.26
Y luego: “El objeto de la semiótica es, entonces el discurso o texto, superando la anterior concepción de la semiótica- ciencia-de-los-signos”.27
A su vez Arturo Caumont refiriéndose a la interpretación contractual
discursiva dice:
“[…] En este sentido no cabe duda que una particular cláusula de
un contrato no vale por sí sola sino por su interrelación con las demás
cláusulas que constituyen la integralidad final del negocio del cual son
constituyentes estructurales inescindibles y por la intervinculación con
elementos exógenos al propio acto negocial, como las conductas pre y post
convencionales que los otorgantes comportaron, las cuales se integran con
aquellos en el proceso explicatorio como medios interpretativos de por lo
25
“Elementos básicos de semiótica jurídica. Aplicación práctica a algunas cuestiones
de Derecho civil” en Rev. AEU, 1995, n.° 1-6, p. 118.
26
Ob. cit., p. 121.
27
Ob. cit., p.122.
Derecho civil
28 “Interpretación de los contratos: de la semiosis del signo a la semiosis del discurso”
en Revista crítica de Derecho Privado, N.° 1, 2004, p. 63.
29
Ob. cit., p. 66.
30
“La interpretación judicial del contrato en el Derecho Uruguayo, Estudio del
sistema de reglas hermenéuticas del Código Civil” en ADCU, tomo XXVIII, p. 599.
Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, tomo 97, jul. - dic. , 2011 — Consultas técnicas
menos igual jerarquía que las palabras con las que se construye la exteriorización volitiva y a las cuales les asignan in re ipsa su genuino valor
de significación […]. En el espectro doctrinario semiótico de vanguardia
resultan ostensibles las corrientes que establecen que el paso marcado
por la disciplina que hace del lenguaje su objeto de estudio científico ha
transcurrido desde la denominada semiótica del signo hacia la semiótica
del discurso […].28
Más adelante: “Es en esta línea de pensamiento que trasladando las
precedentes afirmaciones a un terreno contractual compuesto por varias
cláusulas, el significado de una de ellas (en la instancia: signo) solo puede
discernirse en su particular interrelacionamiento con el resto de las cláusulas que componen el contrato (extratextualidad endógena o en sentido
estricto) de lo cual emerge la perspectiva discursiva del negocio con un sentido integral, diferenciable del particularmente atribuible a sus cláusulas
aisladas. Del signo al discurso; de la cláusula al sistema que ella forma con
el resto de las que constituyen el contrato que, de esta manera, es respecto
de ellas lo que el discurso es al signo particularmente analizado […]”.29
A su vez, Andrés Mariño López, expresa: “Interpretación se conceptualiza como la atribución de significado a un texto. Se entiende por texto a
una estructuración funcional dinámica de signos. Los estudios semióticos
modernos han dejado en claro que no es la suma de signos aislados lo que
produce el sentido sino que este devendrá del funcionamiento textual de los
mismos. Es sobre el texto y no en el signo individualmente considerado que
debe realizarse la actividad interpretativa de atribución de significado. Si
bien puede asignarse sentido a un signo, el mismo se encuentra inserto en
un proceso discursivo que le permite generar un significado, es decir, está
inmerso en un texto y vinculado con un determinado contexto. El texto es
un proceso semiótico que en su discurrir sintáctico va produciendo sentido.
El considerar este aspecto dinámico procesual evitará la búsqueda de la
significación en unidades estáticas como la palabra o la frase. El significado
global de un texto resulta superior a la suma de significaciones de las frases
que la componen, es decir, existe un suplemento de significación peculiar
del texto en cuanto estructura y no como suma de frases”.30
Y en la página 610 refiriéndose al método literal, el cual dicho autor
considera como primera etapa del proceso interpretativo dice:
“El margen de libertad del Juez en la interpretación literal se acota
por la asignación de un sistema de significación determinado (el de uso
general de las palabras). Pero, además de ello, para adoptar una decisión
hermenéutica debe tomar en consideración otros elementos textuales de
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Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, tomo 97, jul. - dic. , 2011 — Consultas técnicas
Derecho civil
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fundamental relevancia para la actividad interpretativa: el contexto, el
marco de referencia, y la coherencia global. En efecto, el procedimiento
literal de la interpretación del contrato formula una conjetura (hipótesis)
sobre la intentio operis del texto. Esta conjetura debe ser contrarrestada
para su aprobación por el conjunto del texto como un todo orgánico. Esto
no significa que sobre un texto se pueda formular una y solo una conjetura
interpretativa. Pueden formularse infinitas pero en definitiva las conjeturas sobre el significado del texto deberán probarse sobre la coherencia del
texto y la coherencia textual desaprobará las opciones hipotéticas que no se
adecuen a la misma. El contexto, por su parte, es el ambiente en el que una
expresión se da junto a otras expresiones pertenecientes al mismo proceso
textual. Una circunstancia (o marco de referencia) es la situación externa
en la que puede darse una expresión junto a su contexto. En definitiva, será
la coherencia del texto, su contexto y el marco referente, lo que permitirá
al juez adoptar una resolución sobre el significado de un texto, aplicando
el procedimiento literal hermenéutico sobre el texto contractual con la
finalidad de elucidar el sentido de este desde una perspectiva objetiva”.
B. Respecto a las reglas que debemos seguir
para la interpretación de este negocio
No existiendo disposiciones específicas que regulen la interpretación del
negocio de apoderamiento, entiendo que por analogía se deben aplicar las
normas que regulan la interpretación de los contratos, adecuándolas a la
especial naturaleza del negocio de apoderamiento.
Los arts. 1297 a 1307 del C. Civil establecen las reglas que regulan la
actividad hermenéutica.
Dichas normas que regulan la interpretación del contrato son normas
obligatorias y no meras opiniones o consejos para el intérprete. 31
II. Aplicación de las consideraciones previas
al caso concreto
Siguiendo la línea de pensamiento expuesta en las consideraciones previas,
entendemos que para comprender correctamente el significado del texto, se
debe buscar la significación global del discurso y no la significación aislada
de sus frases, debiéndose relacionar los signos con su contexto (elementos
endógenos: otras cláusulas), y su marco de referencia o circunstancia (para
lo cual consideramos que se deben tomar en cuenta elementos exógenos
al propio acto negocial).
El signo está inmerso en un texto, vinculado con un determinado con31
Conforme Mariño López, Andrés: “La interpretación judicial del contrato en el
Derecho Uruguayo, Estudio del sistema de reglas hermenéuticas del Código Civil” en
ADCU, tomo XXVIII, p. 604.
Derecho civil
texto y marco de referencia (circunstancias) y su significado solo puede ser
comprendido realizando un análisis global y coherente.
Dichas consideraciones deberán aplicarse teniendo en cuenta las reglas
de interpretación establecidas por los arts. 1297 a 1307 del C. Civil.
1. Análisis del texto, con su contexto interno y externo
Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, tomo 97, jul. - dic. , 2011 — Consultas técnicas
En lo que refiere al texto, comparece CP y dice en la cláusula primera:
Antecedentes: Según poder especial otorgado por HP en Alemania ante
el notario […] a favor de CP, debidamente legalizado y protocolizado, se
facultó al compareciente a enajenar o prometer vender la propiedad y
posesión de los siguientes bienes inmuebles:
a) Unidad horizontal número X.
b) Solar de terreno Z.
En la cláusula segunda dice: “Por el presente instrumento, CP sustituye
totalmente el poder de referencia y otorga al mismo tiempo poder especial
a favor de su citada cónyuge ES […]”.
Y en la tercera y última cláusula dice: “En consecuencia la señora ES
se constituye en mandataria sustituta del poder consignado en la cláusula
primera y asimismo como mandataria del compareciente”.
— Respecto a la cláusula primera.
Simplemente refiere a un antecedente: HP le había otorgado poder al
compareciente CP para enajenar el inmueble que nos interesa.
— Respecto a la cláusula segunda.
Del texto surgen dos negocios jurídicos: sustitución de poder y negocio
de apoderamiento especial que, si bien son estructuralmente independientes, están inmersos en un mismo discurso el cual debe ser interpretado
globalmente.
Desde el punto de vista semántico (estudio de la relación entre el signo
y lo que este designa) a nivel general, se suelen apreciar dos tipos de problemas: la ambigüedad y la vaguedad.
Al respecto dicen Caffera y Mariño: “La relación signo - significado no
es siempre unívoca. En nivel semántico se aprecian básicamente dos tipos
de problemas: la ambigüedad consistente en la circunstancia de que una
misma palabra es idónea para significar dos o más entidades o conceptos
[…] y la vaguedad consistente en la imprecisión del significado, en la
imposibilidad de fijar un límite preciso a lo significado por un vocablo o
conjunto de ellos […]. La estrategia de superación de este inconveniente
puede ser referida a nociones más globalizadoras que parten del texto en
su totalidad y no del signo aislado, como se verá […]”.32
El análisis de la cláusula segunda en forma aislada y descontextualizada, refleja cierto grado de vaguedad en la expresión, en el sentido de
32
“Elementos básicos de semiótica jurídica. Aplicación práctica a algunas cuestiones
de derecho civil” en Rev. AEU, 1995, n.° 1-6, p. 118.
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Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, tomo 97, jul. - dic. , 2011 — Consultas técnicas
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imprecisión de la significación de la frase utilizada (conjunto de vocablos),
ya que dice que otorga al mismo tiempo poder especial pero no dice para
qué otorga ese poder. De alguna manera este es el centro de la discordia
entre las escribanas vinculadas a la consulta.
Sin embargo, este problema semántico es superado en el caso planteado,
a mi entender, con una noción global del texto, ya que, como se verá más
adelante, el contexto tanto lingüístico como fáctico, logra precisar esa expresión eliminando lo que desde una visión descontextualizada significaría
su vaguedad.
— Respecto a la cláusula tercera.
Dice: “En consecuencia la señora ES se constituye en mandataria
sustituta del poder consignado en la cláusula primera y asimismo como
mandataria del compareciente”.
Según el art. 1297 C. Civil: “Las palabras de los contratos deben entenderse en el sentido que les da el uso general, aunque el obligado pretenda
que las ha entendido de otro modo”.
De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española la palabra
“asimismo” significa: “1. adv. m. también (como afirmación de igualdad,
semejanza, conformidad o relación)” y la palabra “también” “(De tan y bien).
1. adv. m. U. para indicar la igualdad, semejanza, conformidad o relación
de una cosa con otra ya nombrada. 2. adv. m. Tanto o así”.
Se aprecia claramente una conexión entre la sustitución del poder y el
negocio de apoderamiento especial. Hay algo, en esos dos negocios, que es
igual, que se produce del mismo modo.
Para comprender en qué consiste esa asimilación entre ambos negocios
y especialmente cuál es el alcance de esa similitud, considero necesario
introducirnos en la interpretación contextual del discurso, lo cual sigue a
continuación.
2. En lo que refiere al contexto intratextual o endógeno
Como se expresó en las consideraciones previas, el verdadero significado
de una frase no se comprende si se lo analiza en forma aislada, ya que
tanto las frases anteriores como las posteriores van asignando sentido a
cada una de esas frases.
Así como un conjunto es algo más que la adición de sus elementos, el
significado global del texto es algo más que la adición del significado que
pueden tener sus frases consideradas aisladamente.
La coherencia interna del texto se logra con un análisis dinámico (es
decir, relacionando las frases) y no estático (es decir, considerando cada
frase aisladamente).
Dicho principio se encuentra consagrado en el art. 1299 del C. Civil al
decir: “Las cláusulas equívocas o ambiguas deben interpretarse por medio
de los términos claros y precisos empleados en otra parte del mismo escri-
Derecho civil
33
Caffera, Gerardo y Mariño, Andrés: Rev. AEU,1995 1-6 pág. 123 citan el pensamiento de Greimas para referirse a las isotopías y dicen: “Para este autor el concepto de
coherencia aplicado al discurso: “parece a primera vista poder ser relacionado con el más
general de isotopía, comprendida como la permanencia recurrente a lo largo del discurso de
un mismo haz de categorías justificativas de una organización paradigmática”. La isotopía
equivale, pues, a un plano homogéneo de significación, donde la recurrencia sémica señala
la existencia de una coherencia semántica y textual […].
Según Greimas al analizar la isotopía discursiva: “en el plano textual cuando se quiere
acondicionar el tránsito de una frase realizada en una lengua determinada a la frase que
le sigue inmediatamente, el problema que se plantea es el de la coherencia discursiva: la
existencia del discurso —y no de una serie de frases independientes— sólo puede ser afirmada si es posible postular para la totalidad de las frases que lo constituyen, una isotopía
común a lo largo de todo su desarrollo. Así nos inclinamos a pensar que un discurso lógico
debe apoyarse en una red de anafóricos que, remitiéndose de una frase a la otra, garanticen
su permanencia tópica […].”
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to, cuidando de darles no tanto el significado que en general les pudiera
convenir, cuanto el que corresponde por el contexto general”.
Y es la búsqueda de esa coherencia intratextual del discurso, lo que
nos lleva a la necesidad de interrelacionar cada una de las frases para
comprender su significado.
En este ámbito considero que será de ayuda, introducirnos en un concepto aplicable a la interpretación de cualquier tipo de texto, incluido los
jurídicos, que es el concepto de isotopía.
Desde el punto de vista etimológico iso significa igual y topía lugar.
Desde su propia etimología, se deduce que el concepto refiere a que en
un determinado lugar existe algo que es igual. Y aplicándolo a un texto, y
en una explicación exageradamente simplista, significaría que a lo largo
de un mismo texto o discurso (lugar) existen referencias, ideas o conceptos
iguales (igual).
A través del proceso de interpretación contextual es posible detectar
referencias comunes y recurrentes a lo largo del discurso que le dan al
mismo, un significado homogéneo.
Esas referencias, ideas o conceptos, que se repiten a lo largo del texto,
son las llamadas isotopías.
Esas isotopías que subyacen a lo largo del discurso conectan unas frases
con otras logrando un significado uniforme.
De manera que, para comprender el significado global del texto, debemos
buscar si existe alguna referencia, idea o significado recurrente, que se
encuentre presente a lo largo del texto que estamos analizando.33
Considero que de la interpretación contextual, se detecta una isotopía
o tópico permanente en el discurso, que se remite de una frase a la otra, y
que consiste en facultar a ES para que, con su propia voluntad, actuando
por sí y en nombre y representación de HP y CP pueda enajenar los inmuebles relacionados, lo cual se pretende lograr mediante la sustitución de un
poder por un lado y por el otorgamiento de un negocio de apoderamiento
especial por otro.
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Cuando analizábamos la cláusula tercera, decíamos que había algo, en
la sustitución del poder y el nuevo negocio de apoderamiento que era igual
y que los conectaba.
Esa conexión, que asimila a los dos negocios consiste en la mencionada
isotopía: facultar a ES para que, con su propia voluntad, actuando por sí
y en nombre y representación de HP y CP pueda enajenar los inmuebles
relacionados.
Esa isotopía le da un significado homogéneo al discurso, y ese significado
consiste en que ambos poderes tienen el mismo alcance.
El hecho de que no se haya especificado en qué consiste ese poder especial
en la cláusula segunda, tiene su explicación en que, por tener ese poder,
el mismo alcance que el poder que se sustituye, se consideró innecesario
aclarar que CP estaba concediendo el poder especial a ES en los mismos
términos o con las mismas facultades que las establecidas en el poder que
se está sustituyendo.
Ante la pregunta ¿poder para qué está otorgando CP? La única respuesta
coherente desde el punto de vista contextual, consiste en entender que lo
está haciendo para enajenar o prometer vender los mismos inmuebles que
se relacionan en el poder que está sustituyendo.
De manera que a través de la isotopía llegamos a la coherencia interna
del texto, y la vemos en que tanto la sustitución del poder como el poder
especial refieren a un mismo tópico: investir a ES del poder necesario para
enajenar con su sola voluntad, los inmuebles descriptos.
Esa isotopía le da un significado homogéneo al discurso y revela cuál
es la asimilación que existe entre la sustitución con el nuevo poder: esa
asimilación consiste en que ambos poderes tienen el mismo alcance: poder
para enajenar los inmuebles mencionados.
3. En lo que refiere al marco de referencia o circunstancias
Una circunstancia relevante en este caso a la hora de interpretar el negocio, consiste en que los hermanos CP y HP eran copropietarios de los dos
inmuebles a que refiere este poder.
Respecto de la unidad horizontal X, que es objeto de la consulta, dicha
situación surge de la constancia B de la posterior escritura de compraventa
de la unidad, otorgada el 5 de noviembre de 1993 y del solar de terreno Z
se desprende de lo relacionado por la consultante al decir “por ser los dos
bienes inmuebles que los hermanos poseían”.
Dice Carlos Santiago Nino refiriéndose a los problemas de interpretación
del lenguaje jurídico:
“Cuando se tiene a mano a quien ha formulado una oración vaga o
equívoca, cabe obtener de él una especificación del significado de aquella,
preguntándole acerca de su intención. Es obvio que no siempre se dará esa
oportunidad, sobre todo cuando se trate de un texto escrito; por lo cual en
esos casos no habrá más remedio que tomar en cuenta elementos distintos
Derecho civil
4. Relación del texto con el contexto endógeno
(las otras frases) y el marco de referencia
Si bien, como refería previamente, una interpretación aislada y descontextualizada de las expresiones referidas en la cláusula segunda, nos podría
conducir a entender que se trata de una expresión vaga y por lo tanto imprecisa, el contexto interno y externo (marco de referencia) en el cual esa
frase está inmersa, nos conduce certeramente a poder precisar la extensión
de esa expresión, y eliminar dicho problema semántico.35
34
Santiago Nino, Carlos: Introducción al análisis del derecho, 2.ª ed. ampliada y
revisada. 13.ª reimpresión, p. 259.
35
Mariño López, Andrés: “La interpretación judicial del contrato en el Derecho
Uruguayo, Estudio del sistema de reglas hermenéuticas del Código Civil” en ADCU, tomo
XXVIII, p. 611. Las negritas son destacadas por nosotros.
“Ahora bien, si el proceso interpretativo de primera instancia finaliza concluyendo la ambigüedad se debe pasar a una segunda etapa. Si, en cambio, se llega a un resultado que
considere un sentido “claro” entonces la interpretación finaliza en ese punto. Pero ¿qué
sucede en caso de vaguedad? No es un sentido ambiguo y por tanto debe interpretarse de
acuerdo al procedimiento literal. El juez está obligado a fallar el caso precisando o
acotando la extensión de la expresión que se considere vaga. Se debe estudiar el
significado de la expresión en su manifestación dinámica contextual, atribuyendo
sentido de acuerdo a su coherencia interna y haciendo referencia a las isotopías
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de las aclaraciones mismas del autor, para especificar el significado de una
oración que, de acuerdo con los usos lingüísticos vigentes, es imprecisa,
vaga o ambigua.
El contexto lingüístico en el que la oración aparece (las frases que se
dicen antes o después) y la situación fáctica en que se la formula (el lugar,
el momento, etc.), son a veces datos relevantes para determinar bien el
significado de una oración”.34
Lo que me interesa destacar en este momento es cómo la situación fáctica en la que determinada oración se produce, es un dato relevante para
determinar el significado de la frase.
En el caso planteado, la situación fáctica consiste en que los hermanos
HP y CP eran copropietarios de los dos inmuebles a que refiere este poder
y que para enajenar esos inmuebles era necesario el consentimiento de
HP, CP y también de ES por ser un bien ganancial.
Para que ES pudiera enajenar los inmuebles con su sola voluntad, era necesario que HP y CP le confirieran poder para enajenar esos inmuebles.
Esta situación fáctica, puede entenderse como marco de referencia o
circunstancias en las cuales dicha manifestación de voluntad fue dada.
Claramente ese contexto fáctico, que considero debe ser tomado como
marco de referencia y en consecuencia como elemento de interpretación
exógeno al texto, encaja perfectamente con la interpretación contextual
endógena del texto realizada precedentemente.
465
Derecho civil
De la relación del texto con el contexto endógeno y el marco de referencia
podemos concluir:
— HP y CP eran copropietarios del bien (naturaleza propia y ganancial
respectivamente).
— A efectos de enajenar o prometer vender ese bien y otro, HP otorgó
poder especial a CP en Alemania.
— A esos mismos efectos, CP decide investir a ES del poder necesario
para enajenar los inmuebles descriptos, para lo cual sustituye el poder que
le otorgó HP en ES y al mismo tiempo otorga poder especial a ES con el
mismo alcance y respecto a los mismos bienes a que refiere el poder que
le había conferido su hermano HP.
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5.
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Conclusión
La interpretación global del texto conduce al siguiente resultado interpretativo: CP otorgó poder especial a ES para enajenar los inmuebles
mencionados.
a) Aplicación de otras reglas de interpretación
Art. 1301 del C. Civil: “Los hechos de los contrayentes, posteriores al contrato, que tengan relación con lo que se discute, servirán para explicar la
intención de las partes al tiempo de celebrar el contrato”.
Expresa Jorge Rodríguez Russo: “[…] La conducta de las mismas al
tiempo del contrato, en la etapa precedente y, fundamentalmente, en la
posterior de ejecución, revela cuál fue la voluntad contractual, porque es
normal que el que cumple la obligación lo haga conforme al compromiso
asumido. Pero debe tratarse de un comportamiento común a las dos partes,
en el sentido que la manifestación de una deba ser seguida de la adhesión
expresa o tácita de la otra parte”.
Y en nota al pie dice: “Cfme. Mosco, Luigi, ob. cit, n.° 35, p. 108. Señala el doctrinario que el comportamiento posterior, para poder valer a los
fines de la interpretación, debe consistir en actos relevantes, capaces de
servir de verdadero índice de la orientación de la voluntad de las partes,
(recurrencias sémicas) existentes en el texto. Cuando al interpretar un texto, existan
expresiones cuyo sentido no se encuentre en una zona central nítida sino en una zona de
penumbra, se deberá —utilizando el procedimiento literal— precisar su sentido de forma
de transitar desde las zonas marginales de los significados hacia la zona nítida de los significados claros. El juez buscará desde una perspectiva objetiva asignar sentido
a la expresión vaga, tomando el sistema de significación de uso general de las
palabras y considerando la situación contextual de la expresión en el texto, la
coherencia interna del mismo y su marco referente […].”
Derecho civil
conducta que puede también ser negativa en cuanto se manifieste con
omisiones […]”.36
El comportamiento omisivo que ha tenido CP, luego que el bien fuera
enajenado, actuando en su nombre y representación su esposa ES en base
al poder que estamos interpretando, desde el año 1993 hasta la fecha, no
iniciando ningún tipo de acción que refiera al inmueble, entiendo que es
un elemento extratextual de interpretación, que puede ser calificado como
un acto relevante, capaz de servir de verdadero índice de la orientación
de la voluntad de CP.
Dicho comportamiento omisivo, como elemento interpretativo, contribuye a afirmar la interpretación sostenida en este informe.
b)
Análisis acerca de si el poder otorgado es expreso
36
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De acuerdo al art. 2056 inc. 2.°: “Para transigir, enajenar, hipotecar o hacer
cualquier acto de riguroso dominio, se requiere poder expreso”.
Gamarra en el Tratado de Derecho Civil Uruguayo tomo I, cuarta edición
pág. 29 dice: “El giro “poder expreso” debe interpretarse en el sentido de
“poder especial”, esto es, un poder en el cual se especifique concretamente
que el mandatario tiene facultades para vender, para hipotecar, para dar
en prenda, etc. […]”.
Lo que me atrevo a agregar, es que a mi entender, esa especificación
de que el mandatario tiene facultades para vender, si bien debe surgir
en forma clara y directa de las expresiones del poderdante, no necesariamente debe surgir de una oración que formalmente diga que otorga poder
para vender. Por el contrario, considero que es suficiente con que surja
del contexto de sus expresiones, siempre y cuando surja de manera clara
y directa que está otorgando poder para vender.
Lo cual me lleva a entender que la exigencia de otorgar poder expreso
para vender, consiste en la exigencia de que la voluntad de otorgar ese
poder, sea exteriorizada en forma expresa y no tácita.
Gamarra (Tratado de Derecho Civil Uruguayo, tomo XI, 4.ª ed. ampliada, actualizada con modificaciones, pp. 258 y ss.) refiere al criterio para
distinguir la voluntad expresa y la voluntad tácita y dice:
“[…] En realidad, para saber si una voluntad es expresa o tácita, es menester prescindir de los medios empleados. A este respecto y para situar el
problema en toda su crudeza, no encuentro nada mejor que la observación
de Bekker, destacando que hay declaraciones expresas en forma de silencio
y hay declaraciones tácitas por medio de palabras.
[…]
Solo tendencialmente la palabra coincide con la voluntad expresa, y las
demás actitudes con la tácita. En este sentido: por lo general, el consenLa interpretación del contrato, 1ª edición, p. 199.
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timiento expreso se exterioriza mediante palabras, y el tácito se deduce
de un comportamiento que no se vale de la palabra para manifestar la
voluntad. Pero ningún medio de expresión revela, por sí solo, la naturaleza
expresa o tácita del consentimiento, y por tanto, debe abandonarse todo
criterio de clasificación que atienda exclusivamente al medio empleado
para declarar la voluntad.
[…] ¿sobre qué base hay que fundar la distinción?
Existe voluntad expresa cuando la intención del declarante se deduce
directamente del comportamiento que este asume; hay voluntad tácita,
cuando la intención se deduce indirectamente del comportamiento mediante un razonamiento lógico.
La declaración es directa cuando según la común experiencia el comportamiento está destinado a dar a los terceros la exacta percepción de la
voluntad; la declaración expresa es apta para representar la intención en
vía directa e inmediata; para Carbonnier hay una acción realizada con la
finalidad de llevar la voluntad a conocimiento de otro sujeto.
A diferencia de la expresa, la tácita o indirecta requiere deducciones
[…] o ilaciones más complejas”.
Se da como ejemplo el caso en que el deudor solicita al acreedor una
ampliación del plazo de su deuda, este hecho constituye la expresión de
una voluntad tácita de reconocer la deuda o renunciar a la prescripción.
La voluntad directa está expresada en el sentido de solicitar ampliación
del plazo; la voluntad tácita se infiere indirectamente (por deducción) del
medio empleado.
Aplicando estas ideas al caso planteado, considero que la voluntad de
CP es expresa porque:
La intención del declarante se deduce directamente de su comportamiento.
Esa declaración es directa, porque su manifestación de voluntad (comportamiento) está destinada a dar a los terceros la exacta percepción de
su voluntad que consiste en otorgar poder a su esposa para enajenar el
inmueble.
Considero que la voluntad no deja de ser expresa por el hecho de que
sea necesario realizar una interpretación global para comprender correctamente el significado de sus expresiones.
A través de la actividad de interpretación se llega a un resultado interpretativo.
Ese resultado interpretativo indicará que las expresiones están destinadas directamente a dar a conocer algo (voluntad expresa), y eventualmente
podrá deducirse que de esa voluntad expresa se infiere una voluntad tácita
de algo.
Desde el punto de vista lógico, la interpretación es un paso previo a la
determinación de si una voluntad es expresa o tácita.
Derecho civil
En el caso, para comprender correctamente las expresiones manifestadas, fue necesario realizar una interpretación contextual.
El resultado interpretativo de las expresiones que surgen del texto,
consistió en que la voluntad de CP fue otorgar poder a su esposa para
enajenar los inmuebles.
Esa voluntad surge directamente (no indirectamente) de sus expresiones.
El poder que otorgó CP para enajenar inmuebles es expreso, porque
resulta en forma clara y directamente de sus expresiones, que está otorgando poder para enajenar los inmuebles.
En conclusión, CP otorgó poder expreso a ES para enajenar los
inmuebles.
6.
Conclusiones generales
b) CP otorgó poder expreso a ES para enajenar los inmuebles.
Esc. Juan Pablo Villar
Informante
Montevideo, 30 de agosto de 2011. La Comisión de Derecho Civil integrada por los Escs. Federico Albín, Fernando Alonso, Enrique Arezo, Sandra
Bochard, Miguel Burdín, María Inés Casatroja, Andrea Castro Salomone,
Gustavo Di Genio, Adriana Goldberg, Alicia González Bilche, Carlos Groisman, Fátima Izaguirre, Roque Molla, Silvia Nazabal, María Ritacco, César
Rossi, Estela Sarachu, Adriana Silva Fierro, Marynés Van Cranembrouck,
Silvia Vázquez y Juan Pablo Villar aprueba el informe que antecede.
El Esc. Groisman manifiesta que en virtud de lo dispuesto por la Ley
18.362, la aseveración acerca de la existencia de poder para actuar por la
señora ES, no puede ser controvertida.
Escs. Enrique Arezo y Roque Molla
Coordinadores alternos
(Aprobado por la Comisión Directiva Nacional de la AEU
el 3 de octubre de 2011. Expediente 778/2011).
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a) La interpretación global del texto conduce al siguiente resultado interpretativo: CP otorgó poder especial a ES para enajenar los inmuebles
mencionados.
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