Anatomía de una Manifestación - Unión General de Trabajadores

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.nuestro sindicato
Éste ha sido un año de especial conflictividad laboral: crisis económica,
numerosos Expedientes de Regulación de Empleo, la propuesta del Gobierno
de retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años… Los sindicatos se han
movilizado y mucho. Se han convocado manifestaciones de distintos tamaños
por todos los rincones, pero… ¿Cómo se organiza una manifestación? ¿De
dónde sale el lema, las pancartas y los banderines? ¿Y la gente? ¿Cómo se
convocan? ¿Cuáles son los mecanismos de seguridad? ¿Qué se nos escapa
cuando solo somos observadores?
Anatomía de una
Manifestación
Semanas e incluso en ocasiones, solo días, de duro trabajo. Cuando hay que convocar una manifestación se
pone en marcha toda una maquinaria dentro del sindicato. Se trata de profesionales con mucha experiencia que saben todos los pasos que hay que seguir para
que esté todo bajo control y la convocatoria sea un
éxito. Nosotros vemos el producto final, pero quien
vive todo el proceso sabe qué dificultades entraña tenerlo todo preparado y movilizar a tanta gente.
Plazos
No es lo mismo una manifestación convocada de urgencia, que una manifestación que se tiene prevista con
tiempo o una que tiene lugar cada año, como la del 1º
de Mayo. Dependiendo del tipo de manifestación se requiere más o menos tiempo de preparación, pero por
lo general, una movilización requiere como mínimo un
par de semanas para tener ciertas garantías de éxito.
Una primera semana para un trabajo de “calentamiento”, de difusión y movilización interna, y una segunda de expansión, para darla a conocer a la población en general y asegurar la participación.
Los tiempos, en ocasiones, los marcan los acontecimientos, o los plazos marcados por cada comunidad
autónoma para conseguir los permisos pertinentes
(recorridos, horarios, vallas, montaje y desmontaje
del escenario). Y aunque usualmente son entre 15 y
20 personas las que se dedican a la organización de las
movilizaciones, lo normal es que toda la organización
se implique y se apoye.
“Usualmente son entre 15 y 20 personas las que se
dedican a la organización de las movilizaciones pero
lo normal es que se implique toda la organización”
Material reciclable
La creación del lema, el diseño y elaboración de los
materiales, pancartas, folletos, banderas, manifiestos,
etc., suele recaer en los departamentos de comunicación y organización, donde se trata de conseguir mensajes claros e imágenes novedosas e impactantes.
Una vez que se acuerdan los lemas, manifiestos y
demás contenidos, se les procura un diseño, y se envía
todo a la imprenta. Cuando todo el material está listo,
se almacena para repartirse entre los compañeros el
día de la manifestación. Posteriormente, se recupera
todo lo posible para reutilizarlo en otras ocasiones.
En las manifestaciones conjuntas hay un material común (pancarta de cabecera, folletos, cartelería, etc.) y
un material propio que aporta el sindicato. Los organizadores de Canarias saben bien que ésta es la parte
donde surge la rivalidad con respeto a quien se hace
más visible. La imaginación agudiza el ingenio, nos
cuentan, y todo artilugio es válido para hacerse notar
más que el otro. Son conocidas las batallas de los compañeros que portan los chinos, por eso, en Castilla y
León, suelen llevarlos “chicos fuertes y aguerridos”, que
al día siguiente muestran con orgullo sus moratones.
“Manifestódromos”
En cualquier ciudad se sabe de antemano el origen, recorrido y finalización de las manifestaciones porque la
mayor parte de los recorridos son tradicionales, salvo
pequeñas modificaciones que pueden deberse a facilitar
el tráfico o a que el motivo de la manifestación implique
finalizarla ante determinado organismo o institución. En
Madrid, por ejemplo, las obras han modificado el recorrido más de una vez, pero es que además en esta Comunidad, el 2 de Mayo, hay un desfile militar por lo que cada
26·unión·Mayo 2010
año en la Puerta del Sol se solapa el desmontaje del 1º de
Mayo con el montaje de las gradas para el desfile.
Cada ciudad tiene prefijados unos “manifestódromos”, recorridos que, en algunos casos, tienen su origen
en las movilizaciones de principios del siglo XX. Hay
que intentar que el recorrido no sea corto ni excesivamente largo, que sea lo más recto posible, ya que una
curva o un desvío rompe la uniformidad de la manifestación y, si es posible, que pase por dónde mayor
repercusión pueda generar.
“Hay que intentar que el recorrido no sea corto
ni excesivamente largo, que sea lo más recto
posible y, si puede ser, que pase por dónde mayor
repercusión pueda generar”
Lo bueno y lo malo
Los organizadores coinciden en que lo más complicado de todo es aquello que tiene que ver con el transporte, sobre todo cuando se requiere movilizar a grupos numerosos de personas hacia una manifestación
central o regional. Contratar los vehículos, prever recorridos, horas de salida, llegada, partida, aprovisionamiento, si es necesario, aparcamiento, es lo que más
quebraderos de cabeza produce.
También resulta complicado organizar el servicio de
orden, hacer que empiece a andar la manifestación,
controlar la “cola”, garantizar que se respeten las zonas acotadas para ambas organizaciones, y sobre todo,
respetar el orden de los “chinos” detrás de la pancarta,
ya que siempre hay una “guerra de imagen” con las
otras organizaciones para que en las fotografías salgan
nuestros símbolos.
“Lo más gratificante es que haya una gran
participación porque eso significa que se ha
conectado con las inquietudes de los trabajadores”
Lo más sencillo es establecer los recorridos, ya que,
salvo excepciones, están prefijados, y lo más gratificante es que haya una gran participación porque eso
significa que se ha conectado con las inquietudes de
los trabajadores.
Los organizadores son gente veterana, por eso las
expectativas de asistencia suelen cumplirse. Las sorpresas suelen ser agradables, cuando se calcula una
asistencia media y ésta se termina duplicando. Sin embargo es en las cifras de asistencia donde se producen
las mayores diferencias entre organizadores, medios
de comunicación y administraciones.
Seguridad
En una manifestación hay seguridad externa, a cuenta
de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y
seguridad interna, organizada por los convocantes. En
las grandes manifestaciones, compañeros voluntarios,
generalmente del sector de la vigilancia o policía local,
se encargan de la seguridad.
La Seguridad o Servicio de Orden es fundamental
para el buen desarrollo de una movilización. Una tran-
quila manifestación puede verse empañada por un perturbado o por un acto vandálico y el servicio de orden
tiene que controlar que nadie altere el normal desarrollo de la marcha, que no haya aglomeraciones y además,
velar porque se respeten los acuerdos entre ambos sindicatos, haciendo una labor de organización.
Los compañeros tienen que actuar con mucha mano
izquierda pero, si es necesario, con contundencia, ya
que en ocasiones hay que sacar a alguien de la manifestación, retirar una pancarta o desplazar a personas
porque ocupan un lugar que no les corresponde.
Es fundamental controlar la cabecera y para ello se
monta un cordón de seguridad por delante en el que
pueden penetrar los medios de comunicación en momentos determinados. Por detrás, se hace un “corralito”, formado por personas del Servicio de Orden, que
protegen a quienes van en la cabecera y procuran que
se guarde la distancia entre ésta y la segunda pancarta.
Cada manifestación tiene una vida propia. Es habitual, por ejemplo, que la gente avance por los laterales
para intentar llegar pronto a la cabecera y estar cerca
del escenario o que haya zonas de gran concentración
y otras muy vacías, sin que los compañeros de seguridad puedan hacer nada para evitarlo.
Siempre hay algún exaltado, pero la mayoría de las
veces son los propios manifestantes quiénes los increpan. Lo malo es que si se produce algún enfrentamiento o la policía termina cargando, no importa
lo que estuvieras reivindicando porque lo único que
queda grabado en los ciudadanos es eso.
lasAnécdotas
Una de las cosas más habituales cuando se moviliza a grandes grupos es que alguien se equivoque de autobús. Esto no es grave si el autocar
es de CCOO y se dirige al mismo destino, aunque sí puede llegar a serlo si tras una gran manifestación en Madrid, siendo de Ferrol, terminas
en un autobús que va a Barcelona.
Más habitual de lo que pueda parecer es que
nadie se acuerde de traer la pancarta de cabecera, que cuando se tiene preparado el gas falten
los globos, o que la potente megafonía contratada en el escenario no funcione y se tengan que
hacer los discursos megáfono en mano.
En una manifestación en Las Palmas, con una
asistencia muy superior a la que se había previsto, la Delegación del Gobierno de Canarias
trató de que la marcha discurriera sin invadir
la vía pública, es decir, ¡¡por las aceras!! Al final
se obligó a los asistentes a realizar un recorrido
que pasaba por multitud de calles estrechas, con
vehículos aparcados a ambos lados provocando
así un caos tremendo.
27·unión·Mayo 2010
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