TECNOLOGÍA Y SERVICIOS PARA LA BASE DE LA PIRÁMIDE Rodolfo Paz Mora Profesor de ESPAE [email protected] Año 3 No. 27 – agosto 2013 Con seguridad hemos visto alguna vez el despliegue de destrezas que realizan los vendedores ambulantes de bebidas gaseosas, en particular cuando suben a los buses en movimiento, sirven a los clientes y luego descienden a velocidad con su producto a cuestas, sin derramar una sola gota ni perder un solo vaso. Son personas pobres que brindan un servicio en las calles de la ciudad, pero a quienes la tecnología no les ha prestado atención. Por ser pobres no pueden adquirir dispensadores, sobre todo porque éstos han sido desarrollados para la parte media-alta de la pirámide económica. Este grupo de personas, los de la parte baja de la pirámide, constituye una gran parte de la población aquí en Ecuador y en muchos países del mundo. La relación precio-calidad que orienta la producción de bienes y servicios, no es para ellos. Sin embargo, resulta paradójico que estando las empresas y los países pasando por crisis económicas y generándose desempleo, sigamos mirando solamente la parte media-alta de la pirámide y descuidemos la base, que representa un mercado enorme. Debemos emigrar de productos orientados por la relación precio-calidad a productos con calidad para todos. Lo que está al alcance de los que más tienen, los pobres no lo pueden pagar, pero lo que está al alcance de los pobres, está al alcance de todos. Y así el mercado se nos amplía a siete mil millones de personas en el mundo (octubre de 2012). Por ello, calidad para todos es la clave del desarrollo de tecnología para la base de la pirámide. Países emergentes como Ecuador constituyen un buen laboratorio para este tipo de desarrollo tecnológico: innovación inversa. Los pasos a seguir son: diseño, fabricación y prueba del prototipo, patentado y comercialización. El estado puede apoyar la innovación inversa en las universidades con la creación de un fondo para esta actividad. Con las primeras patentes generadas y vendidas, las universidades podrán empezar a obtener sus propios ingresos y habrán despegado. No se excluye formar empresas de comercialización con fines de lucro social. No se excluye tampoco generar también tecnología para la parte alta de la pirámide. Por otra parte, el crear las condiciones para mejorar el bienestar de la gente de la base de la pirámide, promueve el consumo y una economía de efervescencia, es decir, desde abajo hacia arriba, que apoye a la de goteo. Además, para nosotros como ESPOL, es una buena oportunidad para mejorar los vínculos con la sociedad. Son evidentes las revueltas alrededor del mundo donde los jóvenes protestan porque no tienen esperanza de convertirse en ciudadanos económicos. El trabajo es cada vez más escaso y está llegando a su fin en los sectores público y privado. Los programas de estudio en las universidades se han diseñado para formar profesionales que apoyen principalmente a estos dos sectores. Más tarde, son estos profesionales los que se unen a las revueltas, porque el trabajo ya no está ahí. ¿Dónde está ahora? En el sector social. Para formar el capital social del país. A este nivel hay mucho que hacer y además, hay que reconocer que el ser humano es multidimensional y que por lo tanto, no es motivado solamente por el afán de lucro económico, sino también por el de lucro social. Pueden generarse empresas cuyo fin principal es el social, además del económico. Haría falta revisar los programas de estudio para incorporar los elementos para preparar emprendedores sociales. Así, formaremos profesionales que apoyen a los tres sectores: público, privado y social. Y de esta manera, cerramos el triángulo de la sustentabilidad en la formación de los profesionales del siglo 21: emprendedores sociales que a través de empresas sociales desarrollen tecnología y servicios para la base de la pirámide. Todas las opiniones vertidas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de los autores, y no representan necesariamente la opinión de ESPAE o de ESPOL.