SENTENCIAS CON RESONANCIA/ TRIBUNAL SUPREMO 28-I-2010 DOBLE VENTA DE UN INMUEBLE: ADQUIRENTE QUE INSCRIBIÓ El Alto Tribunal aborda en esta sentencia dos cuestiones de fondo: la primera de ellas se refiere a la trascendencia de las reglas contenidas en el artículo 1.473 del Código Civil para el caso de doble venta de bienes inmuebles, mientras que la segunda se refiere al ejercicio de la facultad del vendedor de resolver el contrato de compraventa en caso de impago de precio por el comprador, contemplada en el artículo 1.504 del Código Civil. A empresa A, el 5 de febrero de 2002 vendió un solar a la empresa B, que debía ser determinado previa segregación. El 23 de septiembre de 2002, una empresa C dirigió requerimiento a la empresa A con el fin de que no obstruyese la segregación –precisa para la determinación del inmueble objeto del contrato–, lo que hasta cinco veces le instó. El 14 de noviembre de 2002, la empresa B alertó a un posible comprador, empresa D, de que ella había comprado anteriormente la finca. A su vez, la vendedora, la empresa A, dirigió a la empresa B, el 23 de enero de 2003, requerimiento de resolución del contrato de 5 de febrero de 2002 por falta de pago del precio. El 21 de febrero de 2003, la empresa A vendió la misma finca que había vendido a la empresa B a la empresa C, quien inscribió su adquisición en el Registro de la Propiedad. La empresa B interpuso demanda de juicio ordinario contra las empresas A y D en la que solicitó que se declarase, por un lado, la nulidad de la compraventa de la empresa A a favor de la empresa D y del asiento de tal transmisión en el Registro de la Propiedad por simulación absoluta. Por otro, la propiedad de la empresa B sobre el solar objeto de la litis y que se condenase a la empresa A a otorgar escritura pública de venta a favor de la empresa B en los términos previstos en el contrato de 5 de febrero de 2002. L 18 El Notariado INFORMA El Alto Tribunal aborda la trascendencia de las reglas contenidas en el artículo 1.473 para el caso de doble venta de bienes inmuebles. ‘El concepto de buena fe aplicado al caso de la doble venta consiste en ignorar que la cosa había sido vendida a otro’, según el Supremo La empresa A contestó a la demanda oponiéndose y formulando demanda reconvencional en la que solicitó que se declarase conforme a derecho la resolución del contrato de compraventa de 5 de febrero de 2002 y todos aquellos actos o contratos de los que traiga causa, debido al incumplimiento de la empresa B y al pago de los perjuicios que el incumplimiento le había producido. La empresa D contestó a la demanda formulando cuestión de competencia a favor de los juzgados de Motril, por ser ésta la localidad en la que se halla la finca objeto del contrato y subsidiariamente se desestimen las pretensiones de la demandante y se declare la plena validez del domino de su representada y la validez de la inscripción registral existente a su favor. La TRIBUNAL SUPREMO 28-I-2010 / SENTENCIAS CON RESONANCIA MALA FE DEL SEGUNDO EN EL REGISTRO empresa B contestó a la demanda reconvencional solicitando su desestimación. Periplo judicial. El Juzgado de Primera Instancia 4 de Granada dictó sentencia en la que se estimó la demanda principal y se desestimó la demanda reconvencional. Se declaró: Primero, la nulidad por simulación absoluta de la compraventa celebrada entre la empresa A a favor de la empresa D cuyo objeto era la finca de 4.700 metros cuadrados calificada como unidad de actuación 8 con la descripción que se apruebe por el ayuntamiento de Motril, con la anulación del asiento registral de tal trasmisión. Y segundo, la propiedad de la entidad actora, la empresa B, sobre el solar objeto de la litis y condenó a la empresa A a otorgar escritura pública de venta a favor de la actora principal en los términos del contrato de 5 de febrero de 2002, procediendo recíprocamente la empresa B a abonar el resto del precio aplazado. La Audiencia Provincial estimó el recurso de apelación interpuesto por la demandada; revocó la sentencia en lo referido a la declaración de nulidad de la compraventa y declaró preferente la compraventa que vincula a la actora con la empresa A. A dicha empresa la condenó a otorgar escritura pública a la actora en los términos previstos en el contrato de 5 de febrero de 2002 sobre la finca objeto del mismo, procediendo a que la actora abonara en dicho momento el resto del precio aplazado, cancelándose las inscripciones registrales que impidan las de la compraventa entre actora y demandada. La empresa B interpuso recurso de casación con base en un solo motivo: infracción de normas aplicables al amparo del artículo 477.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Se consideran infringidos los artículos 1.261, 1.276, 1.300, 1.302 y concordantes del Código Civil y artículo 398 en relación con el artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. La empresa D interpuso recurso por infracción procesal y de casación con base en el siguiente motivo único del recurso de infrac- ‘No habiendo buena fe, según ha declarado probado la sentencia de instancia, por parte del comprador en la segunda venta, es prevalente la primera’, asegura el Tribunal ción procesal: al amparo del artículo 469.1,1 y 467.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil en relación con los artículos 52 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil y motivos de casación: al amparo del artículo 477.2, 2º de la Ley de Enjuiciamiento Civil en relación con los artículos 477.1 y 479.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil infracción de normas aplicables para resolver las cuestiones objeto del proceso, artículos 1.473 y 606 del Código Civil y 32 y 34 de la Ley Hipotecaria. La empresa A también interpuso recurso de casación con base en dos motivos: Primero. Infracción por inaplicación o aplicación indebida de los artículos 1.504 y 1.091 del Código Civil y Segundo. Infracción por inaplicación o aplicación indebida de los artículos 1.462 y 1.473 del Código Civil y los artículos 34, 36, 37 y 40 de la Ley Hipotecaria. El Tribunal Supremo desestimó todos y cada uno de los recursos de casación interpuestos. Doctrina del Supremo. El Alto Tribunal aborda dos cuestiones de fondo. La primera de ellas se refiere a la transcendencia de las reglas contenidas en el artículo 1.473 para el caso de doble venta de bienes inmuebles, mientras que la segunda de ellas se refiere al ejercicio de la facultad del vendedor de resolver el contrato de compraventa en caso de impago de precio por el comprador, contemplada en el artículo 1.504 del Código Civil. Ha de señalarse, no obstante, que estas cuestiones son abordadas a fin de rechazar los recursos de casación interpuestos por las partes, inicialmente demandante y demandadas. El Notariado INFORMA 19 SENTENCIAS CON RESONANCIA/ TRIBUNAL SUPREMO 28-I-2010 La buena fe en la aplicación del artículo 1.473, 2 del Código Civil. Respecto de la aplicación del artículo 1.473, 2 del Código Civil, la sala recuerda cómo la regla de solución del conflicto, relativo a la atribución de la propiedad del inmueble doblemente vendido, que contiene el precepto se apoya en la inscripción de la adquisición realizada de buena fe por quien la solicita. Así, dice la sala que: “Cuando el artículo 1473 del Código Civil contempla el supuesto patológico de la doble venta o, por mejor decir, la pluralidad de ventas sobre la misma cosa, prevé el conflicto de adquisiciones ya que la cosa múltiplemente vendida debe ser adquirida por uno solo de los compradores y dice exactamente que si fuera inmueble, la propiedad pertenecerá al adquirente que antes la haya inscrito en el Registro y, añade la jurisprudencia (sentencias de 1 de junio de 2000 y 13 de noviembre de 2009) concurriendo el requisito de buena fe.” Y, como refiere la sentencia del Tribunal Supremo de 13 de noviembre de 2009: “El concepto de buena fe aplicado al caso de la doble venta consiste en ignorar que la cosa había sido vendida a otro. No es un estado de conducta como ocurre en las obligaciones y contratos sino de conocimiento: el creer o ignorar si la situación registral es o no exacta, respecto a la titularidad registral: así lo expresa la sentencia de 27 de septiembre de 1996 con remisión a otras anteriores. Y añade la de 22 de diciembre de 2000 que el concepto de buena fe en materia de propiedad y derechos reales consiste, en su aspecto positivo, en la creencia por parte de quien pretende ampararse en la protección registral, de que la persona de quien adquirió la finca de que se trate era dueño de ella y podía transmitirle su dominio y, en su sentido negativo, en la ignorancia y desconocimiento de ine- 20 El Notariado INFORMA El Supremo también se refiere al ejercicio de la facultad del vendedor de resolver el contrato de compraventa en caso de impago de precio por el comprador. La sala recuerda el carácter sinalagmático del contrato de compraventa y las exigencias derivadas del mismo xactitudes o de vicios invalidatarios que puedan afectar a la titularidad del enajenante, por lo que carecen de tal cualidad quienes tienen noticia perfecta de la situación extratabular o de las posibles causas capaces de enervar el título de su transferente”. La sentencia de primera instancia había apreciado que la empresa B había comunicado el 14 de noviembre de 2002 a la empresa D, y antes de que comprara de la empresa A, que ésta le había vendido el inmueble, en virtud del contrato de 5 febrero de 2002. Y la sala consideró probada la mala fe de la segunda adquirente (la empresa D) que fue quien inscribió a su favor la adquisición. Así dice la sala que: “Por tanto, no habiendo buena fe (empresa D), según ha declarado probado la sentencia de instancia, por parte del comprador en la segunda venta, es prevalente la primera, que reúne todos los presupuestos del contrato”… Ante la inaplicación de la regla contenida en el párrafo segundo del artículo 1.473 del Código Civil, la declaración de propiedad se realiza a favor de la empresa B, por lo que resulta del relato de hechos, en virtud del criterio de cierre del párrafo tercero del referido precepto “a quien presente título de fecha más antigua, siempre que haya buena fe”, salvo que el contrato de venta de 5 de febrero de 2002 se hubiera elevado a escritura pública, y en ella no se hubiera previsto que el documento público no tuviera efectos traslativos de conformidad con lo previsto en el artículo 1.462, 2 del Código Civil, pues en tal caso la empresa B sería preferida en virtud de lo dispuesto en la primera proposición del párrafo tercero del artículo 1.473 por ser “quien de buena fe” fue “primero en la posesión”. Validez o no de la segunda venta. La sala rechaza una de las peticiones de la empresa B, en concreto, TRIBUNAL SUPREMO 28-I-2010 / SENTENCIAS CON RESONANCIA la relativa a la declaración de nulidad del contrato de venta celebrado entre las empresas A y D, y lo hace diciendo que “no procede declarar la invalidez y eficacia de la segunda, ya que sus efectos obligacionales entre las partes permanecen y éstas podrán, en su caso, reclamarse las responsabilidades que procedan”. Apreciación, que, desde luego, es conforme con el principio de relatividad de los contratos, la inoponibilidad de este segundo contrato a quien, de conformidad con el artículo 1.473,3 del Código Civil es preferido como dueño (empresa B), la admisibilidad en nuestro sistema de la venta de cosa ajena, y la contemplación del problema de la no entrega por el vendedor de la cosa, como un caso de incumplimiento de su deber esencial, que aboca a la resolución del contrato de venta y a la indemnización al segundo comprado de daños y perjuicios y abono de los intereses del dinero que en concepto de pago e precio le pudo entregar. En este sentido sigue diciendo la sala que: “Lo que impone el artículo 1473 es que no transmite la propiedad, sino que ésta se produce a favor del primer contratante, contrato perfeccionado por el consentimiento de las partes, válido y eficaz, sin que obstaculice el segundo la producción del efecto transmisible la propiedad. Es en este sentido en el que debe mantenerse el fallo de la sentencia recurrida, que declara ‘preferente’ a esta última”. Revisión del ejercicio de la facultad resolutoria ex 1.504 Código Civil. La empresa A sostuvo en el recurso la validez de la venta a favor de la empresa D bajo la premisa de que había resuelto previamente el contrato con la empresa B, pues ésta había incumplido su deber de pago del precio, de conformidad, por tanto, con el artículo 1.504 del Código Civil. Conclusión del Supremo L Tribunal Supremo, en conclusión, considera que la facultad resolutoria se ejerció inadecuadamente pues “el vendedor, requirente de resolución, no ha cumplido sus esenciales obligaciones recíprocas imprescindibles para la entrega de la cosa vendida: es decir, no es el sujeto cumplidor” que pueda exigir la resolución. Tampoco se ha infringido el artículo 1.091 del mismo cuerpo legal que, por otra parte, no es alegable como motivo de casación, por su generalidad, ya que simplemente proclama el principio de lex contractus (sentencias de 13 de noviembre de 2000 y 22 de enero de 2010). E La sala recuerda cómo la regla de solución del conflicto se apoya en la inscripción de la adquisición realizada de buena fe por quien la solicita. La sala recuerda el carácter sinalagmático del contrato de compraventa y las exigencias derivadas del mismo, que impide el ejercicio de la resolución a quien no cumplió, u ofreció cumplir, aquello que le incumbía. Así, dice el Tribunal, que: “… únicamente puede exigir la resolución aquel sujeto que ha cumplido su obligación o, con mayor precisión, aquel sujeto que, a su vez, no haya incurrido en incumplimiento de su respectiva obligación; y sólo puede exigirse la resolución a aquel sujeto que, respecto a su propia obligación recíproca (en el caso del artículo 1.504 , el comprador respecto al pago del precio) la incumple, en el sentido de incumplimiento objetivo (así lo destaca especialmente la sentencia de 19 de noviembre de 2009), que provoca la frustración del fin del contrato y la insatisfacción del interés del acreedor”. Y, en el caso, la sala aprecia cómo la sentencia de instancia había declarado que la empresa B, había instado “infructuosamente la cooperación indispensable para conseguir la edificabilidad del solar en lo concerniente a la segregación de la franja de terreno vendida, en extensión no inferior a 4.760 m2, como dice el contrato inicial, en el que se subrogó la compradora, de 5 de octubre de 2001” . Y cómo, también, había expresado la sentencia de instancia que “no puede pensarse en una conducta obstativa al cumplimiento del contrato [por parte de la empresa B], produciendo la frustración del mismo, por parte de esta compradora, que siempre estuvo dispuesta al pago”. Además, la sala considera que la empresa A había negado toda “colaboración precisa” para la segregación para la determinación del objeto de contrato, y el consiguiente cumplimiento por la empresa B de sus deberes. El Notariado INFORMA 21