los personajes en “el amor en los tiempos del cólera”

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TEMA 3 : LOS PERSONAJES EN EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL
CÓLERA.
En esta obra, como en todas las demás de Gabriel García Márquez, se
produce una dualidad entre los personajes con un apego visceral a la vida:
positivos, vitalistas. Sirvan como ejemplo, el de Dr. Juvenal Urbino, Fermina
Daza, incluso personajes secundarios como su prima Hildebranda, la viuda de
Nazaret…
Por otro lado, personajes más pesimistas, más pasivos, como si
aceptasen la fatalidad o el determinismo. Florentino Ariza participaría en los
caracteres de estos personajes durante la mitad de su vida, hasta que se
sobrepone y consigue superar ese determinismo y ese destino fatal. Como
personaje secundario citaríamos a Ofelia, la propia hija de la pareja JuvenalFermina.
Los personajes principales son tres: Florentino Ariza, Fermina Daza y el
doctor Juvenal Urbino. Tienen en común el amor, que además es el tema
central de la obra. Ese amor es físico más que platónico, es el amor a
diferentes edades y en diferentes situaciones.
EL DOCTOR JUVENAL URBINO
Juvenal Urbino es el primer personaje que conocemos al iniciar la lectura
de la obra. Tiene unos ochenta años muy bien llevados. Cuida su aspecto, se
muestra impecable en su porte, en sus actos y ademanes. Su profesión es la
de médico y muy bueno: “tenía ojo clínico”. Era el médico de los más ricos del
pueblo:”fue siempre un médico caro y excluyente, y su clientela estuvo
concentrada en las casas solariegas del barrio de los Virreyes”.
Metódico en su trabajo y con su vida, sus únicas cualidades pueden
considerarse como sus únicas aficiones: el ajedrez y el loro. En efecto, se nos
dice que su única afición hasta convertirse en “una pasión indomable” era el
ajedrez. Nadie le ganaba en este juego hasta que llegó a su localidad
Jeremiah de Saint-Amour.
Este personaje secundario es un hombre de origen oscuro que consigue
ganarle cada partida y, con ello, se gana la confianza más absoluta del doctor
Urbino; una amistad, implícita y consecuente, su respeto y protección.
En cuanto a su debilidad por el loro, ha de señalarse la fobia de este
personaje contra los animales. Esta manía supuso un conflicto conyugal por la
afición de Fermina Daza, su mujer, hacia ellos. Fue una treta de ésta el
conseguir un loro al que Juvenal Urbino dedicó más tiempo en su educación
que a sus hijos: le enseñó, entre otras cosas, francés y canto. El loro llegó a
convertirse en objeto de culto o, como mínimo, de curiosidad del lugar.
La obra comienza con la asistencia del doctor Urbino a su amigo Jeremiach
que se ha suicidado con cianuro de oro, como si de un suicidio amoroso se
tratase. A partir de este momento y a través de una carta-testamento que el
suicida le ha dirigido, el doctor Urbino rememora a este personaje extraño y
entrañable para él y nos hace partícipes de descubrimientos como la existencia
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de una compañera sentimental a la que deja su pequeño patrimonio como
fotógrafo de niños.
Juvenal Urbino se afana por cumplir la última voluntad del amigo muerto y
lamenta perderse los oficios religiosos de la fiesta de Pentecostés. Por ello
sabemos que es una persona de prácticas religiosas, esto es, no posee un
sentimiento religioso de la vida ni de su existencia, pero sí respeta la parte
ritual de la religión, los ritos litúrgicos y las jerarquías religiosas tradicionales:
amistad con el arzobispo.
Así llegamos a sus convicciones: diríamos que el doctor Urbino es un liberal
por una tradición ética (apoya a los liberales con gusto), pero es un
conservador religioso por la estética. Quizá por esto no gozaba de la confianza
de los conservadores que decían de él que sólo le faltaba ser masón y que era
un traidor a su clase social; los liberales lo consideraban un beato y un
anticuado.
En efecto, el doctor Juvenal Urbino procede de la más alta burguesía local.
Había nacido en el palacio Marqués de Casalduero, zona residencial de La
Manga, barrio de Los Virreyes. Había estudiado su carrera en Europa, en
París. Vuelve a su tierra añorada y la añoranza idealizadora se le convierte en
desengaño por la miseria, la decadencia y el atraso apreciado. Se sobrepone a
ésta impresión y se instala a ejercer su profesión de médico como su padre lo
había hecho en vida. Hace todo lo posible por mejorar las costumbres
higiénicas y sanitarias de su ciudad como único medio de combatir el cólera.
Se convierte en el soltero más codiciado por la alta sociedad: es atractivo, rico,
buena profesión y además baila como nadie la música moderna e interpreta al
piano todo lo que quiere.
Cuando decide casarse, no lo hace con una mujer de su clase, sino con “una
belleza del pueblo” y se instala en una vivienda nueva, discreta y cómoda de un
barrio de nuevos ricos. Estos detalles nos pueden servir para demostrar su
actitud liberal ante la vida. Añadimos el detalle de su debilidad por el loro
amaestrado. Su empeño en enseñarle idiomas o canto, que en su mundo
resulta algo raro, exótico e inútil, como la posesión de un loro caprichoso.
Como conservador, podríamos añadir los detalles de su indumentaria y el tipo
de vehículo utilizado en sus desplazamientos, el que no le gusten los animales:
la excepción del loro será la causante de su muerte: “en casa no entrará… “
(Pag. 39).
Él se definía a sí mismo como “un pacifista natural, partidario de la
reconciliación definitiva entre liberales y conservadores para bien de la patria”.
Lo cierto es que él nunca se pronunció sobre las continuas guerras civiles entre
conservadores y liberales que asolaban su país, pero tampoco aceptó ningún
tipo de cargo político y era crítico contra aquellos de su profesión que los
aceptaban para medrar.
Consideramos que es un buen burgués, pacífico, liberal, que elige un lugar
y forma de vida burguesa y que, cosa rara entre los de su clase social y en su
tiempo, celebró un matrimonio sin interés económico.
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Cuando lo conocemos, nos parece felizmente casado con la mujer que él
eligió; conviven unos cincuenta años. Ella, Fermina Daza, tiene setenta y dos
años, ha perdido un poco de seguridad al andar pero conserva su agilidad y,
como secreto de alcoba, lo viste ahora y lo calza también. Ella se muestra en
su relación con el marido anciano, como una mujer de carácter, pero con
mucha paciencia. Diríamos que su relación está en ese momento en que siente
tal dominio de la situación que asume sin alterarse las torpezas o limitaciones
del marido como en otro tiempo ha amado sus grandezas. Reconoce esto: “la
sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve para nada”.
Añadimos un detalle a un dato anterior. La desconfianza y el rechazo del
doctor Urbino hacia los animales podría considerarse como una anticipación,
incluso como una premonición; sin embargo, en lo que no acertó nada fue en la
preocupación porque su muerte supondría una vida solitaria para Fermina
Daza, su mujer, pronto, su viuda.
FLORENTINO ARIZA.
Es otro personaje principal de la obra, incluso, el protagonista. Quizá
tenga algo de irónico este nombre, o de simbólico: Florentino, por su aspecto
delicado o por su afición a la poesía y a los folletines.
Es el hijo único de la relación clandestina entre Tránsito Ariza y un jefe de
la Compañía Fluvial de Buques. Su padre no le reconoce pero ayuda a su
madre mientras está vivo. Al morir éste, Tránsito pasa apuros para sacar
adelante al chico; tiene que despabilarse y, a lo poco que gana con la mercería,
añade sus ganancias como prestamista. Los beneficios como prestamista
parecen ser superiores a los que pueda sospechar su propio hijo:
aparentemente vivía de la mercería que tenía abierta.
Tránsito, la madre, parece una mujer bastante primitiva; sin embargo
resulta ser muy intuitiva y comprensiva hasta el exceso con los “amores
contrariados” de su hijo (¿Adivináis por qué?). No existe nada en este mundo
que ella no hiciera por la felicidad de su hijo.
Florentino, el personaje que nos ocupa, es una persona amable y delicada.
Carácter que llegó a convertirse en sospechoso al prolongarse tanto su
soltería. Su apariencia era la de una persona desvalida, insulsa, que no cuida
su aspecto y utiliza una indumentaria heredada y vestía como un viejo con
atuendo fúnebre. En fin, físicamente, era de ese tipo de personas que nadie
conoce, que pasa desapercibido, que nadie ve.
Su personalidad, en cambio, está muy desarrollada: él se ha hecho a sí
mismo a través de aprender de todo y de todos, sobre todo de sus múltiples
lecturas: poesía y folletines. Además, se forja un carácter fuerte y decidido
sobre todo en su “empeño amoroso”. Diríase que Florentino Ariza sólo tiene
existencia como persona consciente desde el momento en que descubre a
Fermina Daza. Se enamora de ella como un colegial, como sólo un poeta
puede enamorarse, o como un insensato, o como un romántico.
Conocemos la existencia de este tipo de amor por la historia de la
literatura: el amor cortés y el amor del romanticismo porque, desde el principio
de su enamoramiento, participa de las siguientes etapas:
1ª.- La de la mirada: el deleite en la contemplación de la amada. Sólo
aspira a conocer a la amada mediante la observación próxima, pero
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clandestina (sólo si pensamos en la labor actual de un detective, podríamos
entender la actitud de este tipo de enamoramientos). Por supuesto que ella, la
amada, ignoraba los sentimientos que suscitaba; incluso, la existencia de ese
enamorado/admirador.
2ª.-La presentación a la dama objeto de su amor y declaración de los
sentimientos que le inspira. Esta actitud directa de Florentino al presentarse a
la dama sin mediar la familia no era propia de “el amor cortés”, sino la actitud
de un hombre moderno y decidido. No obstante, la forma pactada con ella para
mantener la comunicación es la epistolar. Esta forma de comunicación nos
recuerda otra vez el “amor cortés” y, sobre todo, el romanticismo.
3º.- Amor imposible/amor no correspondido que conduce al desengaño
amoroso. Florentino es rechazado por Fermina Daza que más tarde se casa
con Juvenal Urbino y además se convierte en madre. Bien, Florentino Ariza no
se muere de melancolía ni se suicida por amor: supera así al romanticismo y
vuelve a lo que sería la existencia de “el amor cortés”: amores largos y
contrariados; el amor no correspondido, el amor imposible.
Recordemos que Fermina Daza lo rechaza sin ninguna explicación ni
aclaración, lo rechaza personalmente sin dejar lugar a dudas ni a esperanzas.
Él persevera en sus sentimientos. Cuando se entera de que ella se casará con
el hombre más ilustre de la ciudad, él sigue amándola con todos los trozos de
su corazón. Diríase que deleitándose en su dolor y en su melancolía. Incluso,
cuando descubre la inmediata maternidad de Fermina Daza, le lleva a “la
determinación feroz de ganar gloria y fortuna para merecerla”.
Parece que Florentino Ariza descubre por qué Fermina ha elegido a un
hombre como Juvenal Urbino y no a él cuando la ve embarazada: ambos son
muy distintos, desde sus orígenes hasta su aspecto y su carácter.
Su origen social: Juvenal Urbino procede de la alta burguesía; nace y
vive en un palacio; es hijo de un médico, querido y respetado por sus
conciudadanos, que había muerto como un héroe local. Cuida su aspecto: viste
impecable, según la moda europea…., derrocha atractivo y seguridad en sí
mismo…acostumbrado a conseguir todo lo que se propone.
Florentino Ariza, por el contrario, procede de un origen nada brillante; su
vida se desarrolla en la modestia de una pequeña vivienda alquilada donde su
madre tiene una mercería. Comienza a trabajar muy joven en la oficina de
telégrafos. No cuida nada su aspecto y siempre viste la indumentaria de viejo.
Resulta un personaje un tanto gris, un tanto invisible. Así pues, si decimos que
Florentino Ariza se hace consciente de su existencia al enamorarse de Fermina
Daza, ahora añadiremos que se obliga a sí mismo a dar un giro de 180º al
contemplar a Fermina Daza embarazada porque ha descubierto su propia
mediocridad, su desmedida modestia, su falta de brillo; en fin, su falta de
recursos en todos los sentidos. Por ello decide hacerse rico y se convierte en
un persona de acción. Veamos:
- Comienza por pedir trabajo en la compañía fluvial de buques de la que
fue copropietario su padre. Se lo pide al que sería su tío natural, León XII,
el actual propietario. No se plantea si es digno o no lo es pedirle algo a
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quien no ha hecho el menor gesto de reconocimiento ni de aproximación
hacia su persona.
- Se aprecian una serie de circunstancias desencadenantes en la obra, y
León XII lo acepta como empleado y le da una oportunidad. Así entra
Florentino Ariza a trabajar, peldaño a peldaño, en la empresa donde
acabará siendo el dueño (pero no adelantemos acontecimientos).
- Desarrolla su afición por la escritura. Posee “una vena poética”
autodidacta que le lleva a adornar todo lo que escribe sin poder evitarlo
(recordad sus apuros para escribir cartas comerciales). Diremos que,
ahora y en su nuevo trabajo, al no poder realizarse como enamorado, se
refugia en la escritura de cartas amorosas por encargo en el Portal de los
Escribanos.
Esta actividad es un rasgo generoso de su personalidad y también una
forma de sublimar su frustración amorosa, ayudando a que otros enamorados
consigan el amor deseado, a la persona objeto de su amor. Esta labor la realiza
primorosamente, como si fuese su profesión, pero gratis porque es su vocación
o, como mínimo, su mayor y mejor afición en su vida de desamor.
Quizá los conceptos “soledad”, “desamor”, no son los más correctos
para definir la vida de Florentino Ariza. Mantiene relaciones de amistad con el
alemán Lotario Thugut, su jefe de telégrafos, un compañero músico y
compañero de visitas al Hotel. Mantuvo relaciones con la viuda de Nazaret,
compañera de juegos eróticos; con América Vicuña, la joven que llegó a querer
y no se dio cuenta hasta que ésta no hubo muerto.
Cuando consiguió a su “Diosa coronada”, a Fermina Daza le diría que
se había mantenido virgen para ella. “Es feo y triste, pero es todo amor” le
había dicho Hildebranda a su prima sobre Florentino Ariza. “Hoy, al verlo, me di
cuenta de que lo nuestro no es más que una ilusión” (así rompe Fermina Daza
con él, con esta nota).
Embarcado con Fermina Daza en el Nueva Fidelidad, apreciamos el
resultado conseguido por Florentino Ariza, lo muchísimo que ha cambiado,
como lo constata Fermina Daza. Ha cambiado en su actitud: es más seguro de
sí mismo, sabe lo que quiere y que sabe cómo conseguirlo. Además, ahora se
cuida y parece hasta más joven de lo esperado para su edad. La dicha de estar
juntos por fin también le favorecía.
FERMINA DAZA
Objeto de deseo, de amor y de ilusión de Juvenal Urbino y de Florentino
Ariza.
Como en casi todos los personajes femeninos, Gabriel García
Márquez representa su ideal de matriarcado; la fuerza instintiva, movida por
una inteligencia natural, y la acción. En efecto, vemos que este personaje habla
poco, sólo lo justo para manifestar su posición en cada momento en que se le
solicita.
Es hermosa y su andar parece característico, “de venada.”, se nos
dice. Su padre, Lorenzo Daza, sentía una especial debilidad por ella. La trataba
como a una reina, confiaba enteramente en ella y solo aceptaba lo mejor para
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ella. Por ello eligió el mejor colegio, el de la Presentación, del que acabó siendo
expulsada por su rebeldía y por no aceptar la hipocresía de las monjas. Por ese
mismo motivo rechazará Lorenzo Daza a Florentino Ariza como pretendiente
de la hija y más tarde recibirá con los brazos abiertos a Juvenal Urbino, porque
éste superaba sus expectativas sobre un buen partido para su hija.
Lorenzo Daza es tratante de ganado, oficio que le proporciona buenos
beneficios. Así pues, su nivel económico es muy superior a su nivel cultural y a
su refinamiento. Vivían en una aldea, pero, al quedar viudo, trae a su hija y se
instalan en la ciudad para que la chica estudie y tenga más oportunidades.
Sin duda es el personaje más moderno de la obra: se responsabiliza
de su casa desde muy joven; responsable también con los estudios hasta sufrir
el rigor y la vigilancia de las hermanas de la Presentación de la Virgen. Posee
un carácter fuerte y decidido. Ella sola acepta o rechaza a cada uno de sus
pretendientes.
Parece extraño que dos personas tan diferentes, procedentes de
clases sociales tan distintas acabasen juntas y durante tanto tiempo. Nos
referimos al doctor Juvenal Urbino y a Fermina Daza, quizá haya algo de
folletinesco en esta unión tan sólida y duradera. Resulta casi de culebrón
entender que el ilustre y atractivo Juvenal, soltero de oro de la ciudad, capricho
de todas las señoritas de la gran sociedad, venga a encapricharse de una
chiquilla de veinte años porque es la única que lo rechaza al acercarse a ella, la
única que lo ignora.
Fermina Daza es moderna también porque no se considera
perteneciente al mundo en que entra con su boda, sino que lo considera “su
mundo prestado” y participa en él solo en actos puntuales y obligados. Ella
intenta preservar su intimidad, su papel de esposa, la educación de sus hijos y
todo esto sin esclavizarse, delimitando parcelas.
Por último, es moderna cuando se convierte en viuda; sigue
sintiéndose viva y acepta las visitas de Florentino Ariza, saltándose la opinión
de su hija Ofelia y, por último, no sólo rehace su vida, sino que embarca en su
eterno viaje de novios, aplazado durante tantos años cuando ya ha cumplido
los setenta años.
LOS PERSONAJES SECUNDARIOS EN EATC.
Todo gira en torno a los tres personajes principales o protagonistas en esta
obra: Florentino Ariza, Fermina Ariza y Juvenal Urbino. No obstante, existen en
esta obra una serie de personajes secundarios que apenas quedan esbozados
en ella; que realizan breves intervenciones en los diálogos, pero resultan muy
expresivos y algunos llegan adquirir una identidad propia.
a) Comenzaremos por los padres y las madres de los protagonistas:
A la primera que conocemos es a TRÁNSITO ARIZA, la madre de Florentino
Ariza. No se nos da ni un detalle sobare su físico o su aspecto. No se le
conocen más amores que el que tuvo en su juventud con un dueño de la
compañía fluvial del Caribe, la CFC, cuyo fruto es nuestro protagonista
Florentino Ariza.
Es una mujer madura que se gana la vida con su mercería, aunque
también percibe, clandestinamente, ayuda económica del ex amante hasta que
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este muere y parece que después le sigue ayudando su hermano menor, León
XII.
Se convierte en prestamista y esto le deja considerables ganancias.
No obstante, viven modestamente y viste a Florentino con las ropas adaptadas
del difunto hasta que Florentino, cerca ya de la vejez, comienza a cuidarse y a
elegir su propio vestuario.
Compra la casa ocupada como inquilina cuando Fermina Daza acepta a
su hijo y junto a este la prepara y acondiciona para recibir dignamente a la
amada si ella decide vivir allí tras la boda. Tránsito no sólo es una madre
extraordinaria sino que también entiende, como nadie, los amores contrariados
de su hijo y llega a hacer de mediadora ante Fermina Daza. Se desvive por él,
como más tarde se desvive Florentino por ella al sufrir un problema de memoria
igual al Alzhéimer.
Llega a ponerle al hijo una viuda en la cama, la viuda de Nazaret. Sufrió
siempre por la soledad y el celibato pertinaz de su hijo. Nunca sospechó la
doble vida, la vida de don Juan que éste disfrutaba.
Supone un personaje muy positivo en la obra: muere tranquilamente, como
ha vivido, y antes de morir reparte las joyas empeñadas no recuperadas entre
los niños pobares de su vecindario. Nos parece un acto inconsciente para
ponerse en paz con el mundo y un estela fugaz que nos recuerda a Robin
Hood.
LORENZO DAZA. Es el padre de Fermina Daza. Se supone que procede de la
población de San Juan de la Ciénaga y al quedar viudo viene a la ciudad para
que su única hijo tenga más oportunidades, o sea, pueda realizar una boda
más ventajosa.
Su oficio es trantante de ganado y parece que le va bien. Pone a su hija a
estudiar en el colegio de monjas; “La presentación de la Virgen”, el único lugar
donde una chica podría realizar sus estudios primarios y secundarios. Compra
una vivienda céntrica y vieja que restaura totalmente y moderniza, sobre todo
en su interior. Se ha traído a su hermana Escolástica para que se
responsabilice de la casa y de la hija.
Su carácter es el de una persona tozuda y bruto. Posee más dinero que
cultura y delicadeza. Está empeñado en relacionarse con gente importante; por
ello, rechaza a Florentino Ariza y corta de raíz hasta la relación epistolar con su
hija: no lo encuentra digno de ella o lo considera poca cosa.
En cambio, en cuanto llama al doctor Urbino para que compruebe si la
enfermedad de su hija es el cólera, observamos que lo mira con muy buenos
ojos, sobre todo cuando éste repite la visita voluntariamente y se emborrachan
juntos. Urbino nunca bebía; sí lo hacia y bastante Lorenzo Daza.
Sus ilusiones de una boda ventajosa para su hija culminan al aceptar
Fermina esta unión. Bastantes años después de la boda, se descubrió el
oscuro origen de la fortuna de Lorenzo Daza, sus corruptelas y el que había
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aprovechado el prestigio del yerno para inspirar confianza y medrar: ¿Tráfico
de influencias?
Juvenal Urbino tuvo que intervenir para que no saliese a la luz pública este
affaire y para que, en vez de a la cárcel, saliese de la ciudad con un destino
desconocido, donde permaneció hasta su muerte.
Este personaje sería de los negativos en la obra, pero estimamos un rasgo
folletinesco, o puede que neorromántico el que el autor se haya ensañado con
él al final y consiga agudizar nuestra antipatía hacia él.
DOÑA BLANCA. Es la madre de Juvenal Urbino. Mientras vivió su marido fue
la luz y la alegría del palacio Casalduero. Persona digna, racional, amable y
moderna. Pero el carácter le cambió totalmente al quedar viuda. Se convirtió en
una mujer resentida contra todos los demás; en una amargada rencorosa que
no entendía cómo ni por qué había sacrificado su vida su marido “por un
puñado de negros”.
Fermina Daza tuvo que sufrir su menosprecio y además soportarla como
suegra a su vuelta del viaje de bodas por Europa, ya que la pareja se instaló en
esta vivienda familiar, compartiéndola también con las dos hermanas monjiles
de Juvenal Urbino.
La obra nos detalla situaciones vividas por Fermina Daza junto a su suegra
que nos recuerdan otros personajes como la Doña Perfecta de Pérez Galdós y
a la Bernarda Alba de Lorca ( recordemos que Alba y Blanca son sinónimos,
¿casualidad?).
Doña Blanca queda configurada como un personaje negativo en la obra:
no quiere vivir ni deja vivir a nadie. Sus hijas también resultan bastante
negativas. A este personaje necrófilo y siniestro, se suma un palacio ya
ruinoso, la sombra decadente de lo que fue. Fermina no lo pudo soportar y
consiguió que su marido la sacase de allí. Volvieron a Europa para recuperar el
amor y la armonía de su matrimonio acompañadas de su hijo ya crecido.
Vuelven a Europa por la muerte de doña Blanca y poco después se instalan
en su vivienda nueva del barrio de La Manga.
B) FAMILIARES:
Fermina Daza es la única protagonista que cuenta con familiares próximos a
quienes permanece muy unida y les profesa gran cariño. Por ejemplo, su tía
Escolástica y su prima Hildebranda Sánchez,
ESCOLÁSTICA DAZA. Es la hermana de Lorenzo Daza, quien la trae a la
ciudad para que les acompañe y se responsabilice de la nueva casa.
Escolástica vive varios años entre ellos y se comporta con Fermina como lo
haria una hermana mayor perfecta. Contribuye todo lo que puede para que su
sobrina sea todo lo feliz que ella no ha podido ser. Por ello, se convierte “en
cartero” cuando se crea la relación epistolar entre Fermina y Florentino.
Lorenzo Daza la expulsa de su vivienda y de su vida al descubrir que su
hermana esta haciendo de “tercera” en una relación “poco interesante” para su
hija. Recordemos que él aspiraba a una boda ventajosa y rechaza a Florentino
Ariza como pretendiente porque le parece poca cosa, un “don Nadie”.
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La consideramos un personaje positivo puesto que contribuye a la felicidad
de los protagonistas.
HILDEBRANDA SÁNCHEZ.- Es la prima favorita de Fermina Daza y lo es
por parte de madre. Vive con su numerosa familia en San Juan de Ciénaga.
Lorenzo Daza lleva allí a su hija para que rompa y olvide esa relación amorosa
con Florentino Ariza. Ambas llegan a crear unos lazos afectivos que durarán
siempre. En ese momento, también Hildebranda estaba enamorada de un
hombre no conveniente.
Aunque aparezca poco en la obra, su presencia nos absorbe por lo
interesante. La vemos como una fuerza de la naturaleza por su vitalidad, su
capacidad para disfrutar, sus ganas de vivir. Podríamos definirla como la
personificación de la alegría y del gozo sano y natural.
Quizá fue por ella el decidirse Fermina a aceptar al doctor Urbino, ya que ésta
quedó deslumbrada por él nada más conocerlo.
Hildebranda le expuso a su prima su opinión entusiasta sobre este
pretendiente y ella por primera vez lo vio desde los ojos de su prima. En
cambio, había dicho de Florentino Ariza nada más conocerlo “es feo y triste;
pero, todo amor”. Por eso la consideramos como la más positiva de todos los
personajes.
Pasaron los años e Hildebranda no consiguió su amor. Despechada, se
casó con un militar casi rico que la adoraba y acabó sus días llena de hijos,
gorda y feliz en su pueblo de San Juan de la Ciénaga.
C) LAS AMANTES DE FLORENTINO ARIZA:
Fueron tantas que merecen especial atención. Resulta, como mínimo, curioso
el que un personaje tan poco atractivo ligara tanto.
Si se tratase de su rival, el doctor Urbino, entenderíamos el éxito con las
mujeres; pero ¿Florentino?, si no es simpático siquiera…. Este protagonista
vive tantos años soltero, esperando a Fermina Daza que le da tiempo a tener
tantas amantes que él mismo se atreve a realizar una clasificación sobre la
calidad de cada mujer como amante a simple vista.
Y ¿cómo lo consigue? Como un auténtico don Juan: considerándolas únicas
a cada una de ellas. Le manifiesta a cada una que no ha habido, no hay, ni
habrá otra. Por lo demás, nunca las engaña ni les promete nada. Todas saben
que es una relación pasajera y ellas también lo toman a él como alguien de
paso.
También es un rasgo donjuanesco el considerar a “sus aventuras” como
piezas de caza: “palomitas sueltas”, “pajaritas nocturnas”… lenguaje de
altanería.
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La mayor parte de sus conquistas las obtiene despertando en ellas el
instinto maternal, el instinto protector, ante un ser desvalido como él. Otras
buscan y compartan placer en él/con él y también las hay que intentan paliar su
soledad o su vacío con Florentino Ariza. Él a su vez es muy delicado y discreto
y nunca deja huellas ni pruebas de ningún tipo.
La lista es interminable; por consiguiente, sólo mencionaremos a unas
pocas como muestra de esta variedad amatoria.
Leona Cassiani, joven que Florentino conoce en el tranvía; tras un
malentendido, ella le pide trabajo. Su tío León se lo proporcionó y la chica se
convirtió en el cerebro y el corazón de la empresa CFC. Ella quedó
eternamente agradecida a Florentino; se convirtió en su “hada madrina” en la
Compañía y lo llevó a ser Presidente de la CFC.
Quizá fue la mujer con la que Florentino más se sinceró, con la que tuvo más
confianza… Mantuvieron una relación excelente, pero nunca se acostaron.
Ausencia Santander. La abuela con mejor cama de la ciudad. Florentino
aprendió mucho de ella y la prefirió a sus “pajaritas huérfanas”; la compartió
con el capitán Rosendo de la Rosa.
Hasta tal punto se entregaban a la
pasión amorosa que los ladrones les saquearon la vivienda un día y se llevaron
hasta la cacatúa; ellos estaban en el dormitorio y ni se enteraron.
Esta mujer le proporcionó a Florentino una felicidad que él no quería, pues
él aplazaba su felicidad definitiva para cuando consiguiera a Fermina Daza,
Para él todas las mujeres eran conquistas y “relaciones de paso”: por ello,
cuando notó que ésta estaba empezando a quererlo, rompió con ella. Para
caracterizar a este personaje secundario deberíamos establecer un subgrupo
entre las que comparten placer con él y las podríamos llamar “las viudas
felices”.
Sara Noriega. Era una profesora cuarentona y exuberante con quien el
protagonista tuvo una aventura clandestina. Se conocieron en los juegos
florales y les unión su afición a la poesía amorosa. Ella también lo aceptó
desde el principio como un hombre de paso, pero vivieron un amor extraño
durante su relación; amor del alma/ amor del cuerpo: cuestión de cintura.
Olimpia Zuleta: Estaba casada y cuidaba palomas mensajeras. Tardó más de
seis meses en aceptarlo como amante. Florentino se expuso con notas
firmadas para conseguirla. Esto le costó la vida a la muchacha: murió degollada
por su marido al descubrir su infidelidad.
Nuestro protagonista tardó en enterarse, pero tardó mucho más tiempo en
superar el horror que esto le supuso y el miedo que pasó.
(Tema elaborado por el IES “RECTOR D. FRANCISCO SABATER “
Cabezo de Torres.)
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