Entonces, dice Darwin, no existiría un agente (artificial) seleccionador, sino que la evolución sería el producto de la actuación de la Naturaleza en su búsqueda del mayor bien para los seres vivos, preservando las variaciones, sin importar lo ligeras que parezcan, que resulten de utilidad al individuo en sus condiciones de vida. Los procesos responsables de la “Selección Natural” obedecerían a los mismos principios de la “teoría poblacional” de Thomas Malthus. Para Malthus,lasuperpoblacióndelahumanidadademás de ir contra-natura sería la causa de las necesidades no satisfechas, la miseria, la pobreza, el desamparo, la inmoralidad y la diferenciación de las clases sociales, por lo que no se justificaría ninguna política quepretendieraalimentarelexcedentepoblacional, ya que, por lo contrario, tendría que controlarse; que en el banquete de la naturaleza no hay lugar para los pobres, siendo la misma sociedad le que lo pondría en retirada, sobre todo porque ella no tendría porqué hacerse responsable de alguien que no le preguntó antes de su nacimiento si lo necesitaba o no; por tanto, las casas de beneficencia para indigentes cumplirían el absurdo de mantener el excedente poblacional e incrementar la oferta de mano de obra que haría bajar los salarios y empobrecer aún más la población. El principio de la “Selección Natural” se refiere a la preservación por la supervivencia de los organismos o individuos más aptos. Darwin explica que la variabilidad entre unos y otros individuos se da por la utilidad de las condiciones de vida, ya que en la lucha por la vida entre dichos organismos, algunas veces activa, agresiva y competitiva, otras pasiva y fría, se provocarían variaciones determinantes para cada ser; y, de resultar útiles estas variaciones, se irían acumulando hasta perfeccionar cada vez más el organismo (individuo), con la particularidad de que estas perfecciones se transmitirían a las siguientes generaciones redundando así en individuos más fuertes y aptos para la lucha por la vida. Esto es, la “Selección Natural” sería producto, primero que todo, de un proceso de “variación” imperfectamente concebido, al considerar que la “variación” no se debía a unas causas externas sino que era una propiedad o característica inherente a todo ser vivo, provocada en el hecho de nacer en un determinado hábitat más individuos de los que normalmente pueden acceder a los alimentos necesarios para sobrevivir. Si toda una especie sobreviviera y lograra reproducirse ilimitadamente, su número no sólo se convertiría en una amenaza para las demás especies, eliminando alguna de éstas de la faz de la Tierra, sino que dentro de la misma especie lo más “natural” sería la abierta competencia por el alimento y el espacio, sobreviviendo los más aptos. Este hecho de la supervivencia del más apto sería la idea central de la “Selección Natural”. Darwin, tal como puede leerse en la reseña histórica de su libro, empieza a hacer suyas declaraciones tan categóricas como aquella de que el antiguo concepto de la inmutabilidad de las especies era falso, ya que las especies evolucionaban debido a muchos factores, sobre todo merced al papel cumplido por la “Selección Natural”. “Hasta hace poco, la gran mayoría de los naturalistas creía que las especies eran obras inmutables y habían sido creadas por separado. Esta opinión ha sido defendida con talento por muchos autores. Por el contrario, unos pocos naturalistas han creído que las especies se modifican y que las formas de vida existentes descienden por verdadera generación de formas preexistentes“115 Esas cinco semanas de septiembre de 1835, en las que había estudiado el hábitat de la diversidad de los pinzones habitantes de las islas Galápagos, pudieron serle suficientes a Darwin para observar que la “diferenciación” se presentaría como resultado de la variación de los métodos de obtención de alimentos, ya que: Tres de las especies de pinzones comían todavía semillas, al igual que la especie continental, pero cada una comía una clase distinta de semillas y variaba, por tanto, en su tamaño, existiendo una especie más grande, otra mediana y una tercera más pequeña; otras dos especies se alimentaban de cactos, y la mayor parte de las restantes comían insectos. Acá se le ocurre a Darwin aplicar la “teoría poblacional” de Malthus, cuando en 1838 le llega a sus manos el libro “Un ensayo sobre el principio de la población”, publicado por Malthus cuarenta años atrás, encontrando en éste no sólo la expresión “la lucha por la existencia” sino la tesis Malthuseana de que la población crecería siempre en una proporción mayor que su provisión de alimentos, de forma que finalmente el mismo Hombre, una epidemia o la guerra la diezmarían. 115 DARWIN, Charles. El origen de las especies; editorial progreso, 1996, pág. 7 La Soportable Pesantez de la Filogénesis 171