Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Med Clin (Barc). 2014;143(1):34–38 www.elsevier.es/medicinaclinica Revisión Frecuencia cardiaca en reposo y enfermedad cardiovascular Buenaventura Brito Dı́az a,b, José Juan Alemán Sánchez a,b y Antonio Cabrera de León a,b,c,* a Unidad de Investigación de Atención Primaria, Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, Santa Cruz de Tenerife, España Red de Investigación Cardiovascular, Instituto Carlos III, Madrid, España c Área de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, España b I N F O R M A C I Ó N D E L A R T Í C U L O R E S U M E N Historia del artı´culo: Recibido el 15 de abril de 2013 Aceptado el 30 de mayo de 2013 On-line el 9 de agosto de 2013 La frecuencia cardiaca refleja la actividad del sistema nervioso autónomo. Numerosos estudios han demostrado que la frecuencia cardiaca elevada en reposo se asocia con la morbimortalidad cardiovascular como factor de riesgo independiente. Se ha evidenciado una relación entre balance autonómico cardiaco e inflamación, de tal forma que la frecuencia cardiaca elevada produce una respuesta microinflamatoria e interviene en la patogénesis de la disfunción endotelial. A su vez, la disminución de la frecuencia se asocia a beneficios en insuficiencia cardiaca congestiva, infarto de miocardio, fibrilación auricular, obesidad, hiperinsulinemia, resistencia a la insulina y aterosclerosis. La alteración de otros parámetros relacionados con la frecuencia cardiaca, tales como su variabilidad y su recuperación tras realizar ejercicio, se asocia con riesgo de episodios cardiovasculares. Los fármacos que reducen la frecuencia (betabloqueantes, antagonistas del calcio e inhibidores de canales If) tienen el potencial de reducir sucesos cardiovasculares. Aunque en sujetos sanos no se recomienden intervenciones para la reducción de la frecuencia cardiaca, en determinadas enfermedades constituye un objetivo terapéutico razonable. ß 2013 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Palabras clave: Frecuencia cardiaca Enfermedad cardiovascular Factores de riesgo Resting heart rate and cardiovascular disease A B S T R A C T Keywords: Heart rate Cardiovascular disease Risk factors Heart rate reflects autonomic nervous system activity. Numerous studies have demonstrated that an increased heart rate at rest is associated with cardiovascular morbidity and mortality as an independent risk factor. It has been shown a link between cardiac autonomic balance and inflammation. Thus, an elevated heart rate produces a micro-inflammatory response and is involved in the pathogenesis of endothelial dysfunction. In turn, decrease in heart rate produces benefits in congestive heart failure, myocardial infarction, atrial fibrillation, obesity, hyperinsulinemia, insulin resistance, and atherosclerosis. Alteration of other heart rate-related parameters, such as their variability and recovery after exercise, is associated with risk of cardiovascular events. Drugs reducing the heart rate (beta-blockers, calcium antagonists and inhibitors of If channels) have the potential to reduce cardiovascular events. Although not recommended in healthy subjects, interventions for reducing heart rate constitute a reasonable therapeutic goal in certain pathologies. ß 2013 Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Los estudios epidemiológicos muestran que la frecuencia cardiaca elevada (FCe) en reposo se asocia con un incremento de morbimortalidad cardiovascular tanto en pacientes con * Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (A. Cabrera de León). enfermedad cardiovascular como en población general, y se la ha identificado como marcador de riesgo independiente1, despertando interés tanto en prevención primaria como secundaria de la enfermedad vascular. La frecuencia cardiaca (FC) es un reflejo de la actividad de las acciones simpáticas y parasimpáticas. La interacción entre ellas mantiene la FC en un rango ideal de pulsaciones, pero si se produce un desequilibrio hacia la activación simpática la elevación sostenida contribuye a la reducción de la distensibilidad vascular. 0025-7753/$ – see front matter ß 2013 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2013.05.034 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. B. Brito Dı́az et al / Med Clin (Barc). 2014;143(1):34–38 El aumento de la FC se asocia con una respuesta microinflamatoria, que podrı́a explicar un deterioro cardiovascular de quienes lo padecen2. En la patogénesis de la enfermedad aterosclerótica, la FCe parece implicarse en alteraciones hemodinámicas que producen efectos mecánicos en la pared del vaso y la consecuente señalización molecular asociada. Estos efectos conducen al estrés oxidativo vascular, la disfunción endotelial y la aceleración de la aterogénesis. En general se establece una asociación entre FCe y peor pronóstico en numerosas situaciones clı́nicas tales como la enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, tras cirugı́a de derivación aortocoronaria, diabetes mellitus, hipertensión arterial y personas de edad avanzada3,4. En cambio, la reducción de la FC se ha demostrado que resulta beneficiosa5. Los fármacos que reducen la FC tienen el potencial de disminuir los episodios cardiovasculares6. En pacientes con hipertensión arterial que presentan una FCe puede considerarse el empleo de agentes antihipertensivos que disminuyan la FC6, y en el tratamiento de la cardiopatı́a isquémica la reducción farmacológica de la FC mejora la sintomatologı́a y puede ser parcialmente responsable del beneficio que aportan los betabloqueantes en la mortalidad postinfarto o en la insuficiencia cardiaca isquémica con disfunción sistólica7. Aunque actualmente no se considera indicado el tratamiento de la FCe en sujetos sanos, en determinadas condiciones clı́nicas de riesgo cardiovascular incrementado, tal como la diabetes, la reducción de la FC se postula como un objetivo deseable8. Aspectos epidemiológicos Un importante número de estudios han explorado la relación que existe entre la FC y una gran variedad de entidades clı́nicas (fig. 1). Incluso algunos datos llegan a mostrar una relación inversa entre la FC y la esperanza de vida9. Actualmente disponemos de suficiente información que establece una asociación constante entre la FC y diversas manifestaciones clı́nicas de la enfermedad cardiovascular, y estudios observacionales han evaluado su potencial papel como factor de riesgo de morbimortalidad cardiovascular. En sujetos sanos se ha comprobado una relación fuerte e independiente entre FC y enfermedades cardiovasculares10, y en individuos sin enfermedad cardiovascular conocida el aumento de la FC durante un perı́odo de 10 años se asoció con mayor riesgo de muerte por isquemia coronaria y de mortalidad por todas las causas11. En una cohorte de población china y con un seguimiento de 16 años, el riesgo de muerte se incrementó significativamente en personas con FC 90 lpm12. En concordancia con estos resultados, en otra cohorte con población mayor de 65 años de edad y con seguimiento de 6 años se observó que la FC > 79 lpm se asociaba a un aumento del riesgo de la mortalidad cardiovascular, no cardiovascular y total. En estos 2 últimos estudios la FC se comportó como marcador de riesgo independiente de mortalidad, aunque no de incidentes coronarios13. Finalmente, cabe mencionar los resultados de otro estudio que analizó la asociación entre FC y calcio coronario en individuos sin enfermedad cardiovascular previa; en él se concluye que la FC 80 lpm se asocia con una mayor tasa de mortalidad cardiovascular y con la progresión de aterosclerosis coronaria. En este caso, la FCe se comportó como predictor de mortalidad cardiovascular14. Todos estos resultados son concordantes con los observados en prevención secundaria, tales como los aportados por el estudio BEAUTIFUL, cohorte de individuos con enfermedad coronaria estable y disfunción ventricular izquierda, en el que se muestra que la FC 70 lpm identifica a aquellos individuos con mayor riesgo de episodios cardiovasculares y que cada incremento de 5 lpm produce un aumento de muerte cardiovascular, ingreso por 35 insuficiencia cardiaca y revascularización15. No obstante, el contrapunto lo ponen quienes han comparado la capacidad predictiva de la FC con la de otros marcadores de riesgo cardiovascular, sin encontrar evidencias de que la FCe los supere16. Frecuencia cardiaca y enfermedad cardiovascular. Mecanismos fisiopatológicos El mecanismo por el cual se vincula la FCe a procesos ateroscleróticos y al riesgo cardiovascular aún no está bien establecido. En él se imbrican fenómenos tanto mecánicos como neurofisiológicos e inflamatorios. Por un lado, el aumento de la FC produce efectos adversos sobre el endotelio y la pared arterial en todo el sistema vascular, desencadenando la señalización molecular y la reducción de la distensibilidad vascular; este efecto conduce al estrés oxidativo vascular, disfunción endotelial y aceleración del proceso de aterogénesis (fig. 1). Por otro lado, la exposición de las grandes arterias elásticas al estiramiento cı́clico se incrementa con la FC, aumentando la pauta de deterioro de los componentes de la pared arterial; las fibras de elastina, que tienen una pauta de rotación muy lenta en la vida adulta, son especialmente vulnerables a este efecto. Los mecanismos fisiopatológicos más estudiados que asocian la FCe con la enfermedad cardiovascular son indudablemente los relacionados con la cardiopatı́a isquémica y con la insuficiencia cardiaca. Una FC elevada incrementa la magnitud del estrés de tensión (o circunferencial) sobre la pared arterial y prolonga la exposición del endotelio coronario a un estrés de cizallamiento bajo y oscilatorio. El incremento de la FC intensifica además el movimiento pulsátil del corazón y con ello un cambio geométrico periódico de las arterias coronarias que afecta a la hemodinámica de las mismas. Todos estos procesos inducen cambios estructurales y funcionales en las células endoteliales, que propician los fenómenos de génesis de aterosclerosis17. Por último, el aumento del ritmo cardiaco incrementa el consumo de oxı́geno del miocardio y, paralelamente, por reducción de la duración de la fase de diástole, disminuye el flujo sanguı́neo coronario, aumentando la carga isquémica18–20. Otro aspecto fundamental a considerar en la fisiopatologı́a vascular es la variabilidad de la FC, parámetro que representa las fluctuaciones en la longitud del intervalo entre latidos y que refleja la respuesta del corazón a factores extracardiacos. Esta variabilidad es consecuencia de la actividad simpática y parasimpática y de la interacción entre ellas. La mayor variabilidad se asocia con la actividad fı́sica y con la capacidad aeróbica del individuo, en tanto que su disminución se asocia con el envejecimiento y con una variedad de trastornos clı́nicos. Algunos autores señalan que la disminución de la variabilidad de la FC tiene un valor predictivo para mortalidad e infarto de miocardio21, incluso en población general22. Existe una relación entre inflamación y balance autonómico cardiaco23, siendo los parámetros derivados del tono parasimpático y su efecto sobre la variabilidad de la FC los que más se asocian a los marcadores de inflamación24. Después de un infarto agudo de miocardio, el aumento de los valores de proteı́na C reactiva (PCR) de alta sensibilidad se asocia con ı́ndices de variabilidad de FC atenuados, lo que apoyarı́a la posible relación entre inflamación y balance autonómico cardiaco23. Efectivamente, se ha señalado una relación entre la variabilidad de la FC y la inflamación, representada por los valores de IL-6 y PCR circulantes; tras analizarla en personas sanas, pacientes con infección aguda, enfermedad coronaria, sı́ndrome metabólico, intolerancia a la glucosa e insuficiencia renal, se concluye que la variabilidad de la FC está inversamente relacionada con los marcadores de inflamación tanto en sujetos sanos como en los pacientes con enfermedad cardiovascular24. Asimismo, cuando Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. B. Brito Dı´az et al / Med Clin (Barc). 2014;143(1):34–38 36 la variabilidad de la FC está disminuida, hay una relación positiva entre los valores plasmáticos de IL-6 y el factor tisular soluble, y esta baja variabilidad se asocia a inflamación e hipercoagulabilidad, fenómenos que podrı́an contribuir a presentar más episodios aterotrombóticos. La posibilidad de que el aumento de la FC se asocie con una respuesta microinflamatoria ayudarı́a a explicar el mal pronóstico cardiovascular que se le atribuye. En sujetos con FCe se han analizado las concentraciones de PCR de alta sensibilidad y fibrinógeno, el número de leucocitos polimorfonucleares y diversos factores de riesgo aterotrombóticos, observándose diferencias significativas en estos biomarcadores inflamatorios entre individuos con FC 58 lpm y los de 79 lpm, pudiendo ser la activación simpática la intermediaria de este proceso2. Todo ello podrı́a indicar que la actividad inflamatoria sistémica de bajo grado se asocia con una disminución de la variabilidad del ritmo cardiaco25, mostrando una correlación positiva entre aumento de FC y marcadores circulantes de inflamación21. En las personas con obesidad abdominal, estos fenómenos inflamatorios están presentes por el exceso de tejido adiposo, pero es preciso tener presente que la obesidad genera, además, activación del sistema nervioso simpático, probablemente mediada por los caracterı́sticos valores elevados de insulina y leptina26. La frecuencia cardiaca como factor pronóstico de la enfermedad cardiovascular Ası́ pues, la FCe es considerada como marcador de riesgo de morbimortalidad cardiovascular e incluso, para muchos autores, como factor de riesgo. Pero la FC ha mostrado tener también valor clı́nico como factor pronóstico (fig. 1). En general, el aumento de la FC tiene un pronóstico cardiovascular desfavorable que afecta a la mortalidad total independientemente de otros factores de riesgo. Mecanismos fisiopatológicos consecuentes al ↑ FC Este efecto se ha descrito en sujetos de edad avanzada, pacientes con hipertensión, diabetes, cardiopatı́a isquémica y en población general4. También se ha descrito asociación con la progresión de la insuficiencia renal crónica27 y con muerte cardiaca súbita18. En relación con la cardiopatı́a isquémica, la FCe ha mostrado ser un factor pronóstico independiente en los sı́ndromes coronarios28. De hecho, hay modelos, como la escala GRACE, que incluyen la FC para la predicción de resultados clı́nicos ante un sı́ndrome coronario agudo29. En el estudio BEAUTIFUL se confirmó que la FCe es un predictor de mal pronóstico en pacientes con enfermedad coronaria y disfunción sistólica del ventrı́culo izquierdo. Una FC > 70 lpm mostró un mayor riesgo de sucesos cardiovasculares adversos y, además, la reducción farmacológica de la FC se asoció con menos episodios cardiacos isquémicos30. Otros estudios, como el SHIFT, obtuvieron igualmente resultados positivos en variables como la hospitalización por insuficiencia cardiaca y la mortalidad cardiovascular31,32. Se ha señalado que en pacientes con cardiopatı́a isquémica aguda o crónica, el riesgo de mortalidad es mayor cuando la FC es 67 lpm33, y que los sujetos con sı́ndrome coronario agudo con FC 82 lpm presentan peor pronóstico a corto y largo plazo9. En general, se estima que en pacientes con enfermedad coronaria estable cada incremento de la FC en 10 lpm se asocia con un aumento del 8% en episodios cardiovasculares mayores, y que una FC 70 lpm se asocia con un incremento del 40% del riesgo de mortalidad por cualquier causa y más del doble de riesgo de hospitalización por insuficiencia cardiaca34. El valor pronóstico de FCe en individuos con insuficiencia cardiaca se ha probado en ensayos clı́nicos con fármacos que disminuyen la FC, aunque es difı́cil determinar qué porcentaje de beneficio se relaciona con la bradicardia28. Su valor pronóstico también ha sido estudiado en la hipertensión arterial, de tal forma Alteraciones hemodinámicas. Señalización molecular específica. Estrés oxidativo vascular. Disfunción endotelial. Aceleración de la aterogénesis. La recuperación de la FC, es un indicador de disfunción parasimpática. Predictor de morbilidad y mortalidad. Efectos mecánicos en pared del vaso. Variabilidad de la FC (VFC): manifiesta las fluctuaciones en la longitud del intervalo entre latidos. Parámetros asociados a la FC VFC se asocia a inflamación y se deduce del tono parasimpático. Cuando la VFC disminuye. Aumento de niveles de IL-6, PCR y factor de tejido soluble. Inflamación e hipercoagulabilidad. Episodios atero-trombóticos. El consumo de n-3 PUF As aumentó la VFC. Los n-3 PUF As disminuyen la FC y mejoran la recuperación de la FC después del ejercicio. La FC y sus parámetros (VFC, recuperación FC tras ejercicio) refleja de la actividad simpática y parasimpática. La FC se ha identificado como factor de riesgo independiente. FC y sistema nervioso autónomo (SNA) Activación simpática Respuesta micro-inflamatoria. FC aumentada por insulina y leptina. Existe relación entre inflamación y balance autonómico cardíaco. Los n-3 PUF As Aumento de la frecuencia cardiaca en reposo (FC) ↑FC La obesidad abdominal produce activación simpática Asociaciones de riesgo de la ↑ FC ↑ actividad vagal. La FC es un factor de riesgo reconocido por estudios epidemiológicos: ARIC study, Beautiful study, Chinese Cohort, 3C Study, MESA study, entre otros. La FC alta se asocia con triglicéridos y colesterol total elevados. Retraso en la recuperación de la FC tras ejercicio. Aterosclerosis. Morbilidad y mortalidad. Mal pronóstico en numerosas situaciones clínicas. La evidencia epidemiológica muestra que el↑FC se asocia con morbilidad y mortalidad cardiovascular. La FC está inversamente relacionada con la esperanza de vida. La FC tiene pronóstico cardiovascular desfavorable Pronóstico de la FC elevada ↑ mortalidad total. Mayor mortalidad con: FC mayor de 75 lpm en ECC y FC mayor de 71 lpm en SCA. Cada incremento de la FC en 10 lpm ↑ del 8% en eventos cardiovasculares mayores. FC mayor o igual a 70 lpm se asoció con un 40% mas de riesgo de mortalidad por cualquier causa. Betabloqueantes Fármacos que reducen FC Antagonistas del Calcio Reducen los eventos cardiovasculares. Son complementarios con el tratamiento cardiovascular. Bloqueadores de canales f. Figura 1. Frecuencia cardiaca como factor de riesgo y relación con morbimortalidad cardiovascular. ECC: enfermedad cardiaca coronaria; FC: frecuencia cardiaca; IL-6: interleucina 6; n-3 PUFA: n-3 polyunsaturated fatty acids («ácidos grasos poliinsaturados n-3»); PCR: proteı́na C reactiva; SCA: sı́ndrome coronario agudo; SNA: sistema nervioso autónomo; VFC: variabilidad de la frecuencia cardiaca. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. B. Brito Dı́az et al / Med Clin (Barc). 2014;143(1):34–38 que individuos con HTA y FCe tienen peor control de factores de riesgo y están peor tratados que aquellos con FC más bajas35. Algunos estudios han comprobado que la FC > 70 lpm se asocia a un peor control de la hipertensión arterial36. Aunque la FCe se asocia con hipertensión, no está claro si puede ser aplicada como método de cribado de otros factores de riesgo. En un estudio reciente se analizó la asociación entre la FC y el perfil bioquı́mico, encontrando que los sujetos obesos con FCe presentaban, a una edad temprana, triglicéridos y colesterol total elevados. Se concluyó que la FCe tiene un alto potencial para la detección de dislipidemia y podrı́a identificar a los sujetos con mayor riesgo de desarrollo de aterosclerosis37. No obstante, la medición de la FC en la práctica diaria de atención primaria no es utilizada todavı́a con la finalidad de proporcionar información pronóstica adicional en la estratificación del riesgo cardiovascular16. Otros parámetros relativos a la FC que han despertado interés clı́nico son la carga de trabajo que un individuo es capaz de realizar cuando alcanza una FC de 100 lpm y el retraso en la recuperación de la FC tras realizar ejercicio. Se ha señalado que el primero de ellos predice la mortalidad por enfermedad cardiovascular en varones sin afección coronaria previa37 y el segundo ha mostrado ser un indicador pronóstico adverso en pacientes con enfermedad coronaria38. En definitiva, la FCe se asocia a un mal pronóstico en numerosas situaciones clı́nicas, y aunque sea difı́cil definir un óptimo de FC, parece conveniente mantenerla en situación de reposo muy por debajo del umbral definitorio de taquicardia (90 o 100 lpm)39. Otros parámetros relacionados con la FC, como los señalados de la respuesta a carga de trabajo o el retraso en la recuperación, constituyen potenciales indicadores de valor pronóstico. La frecuencia cardiaca como objetivo terapéutico Conforme a los mecanismos de acción conocidos de la FCe sobre la aterogénesis, es razonable considerar que la intervención farmacológica para reducir el ritmo cardiaco podrı́a prevenir o retrasar el desarrollo de placas ateroscleróticas y la incidencia de episodios vasculares. De hecho, en la cardiopatı́a isquémica y en la insuficiencia cardiaca la reducción de la FC es una estrategia de tratamiento aceptada. En suma, como el ritmo cardiaco elevado provoca daños cardiovasculares, los fármacos que reducen la FC (fig. 1) tendrı́an el potencial de reducirlos6. Se ha demostrado el efecto beneficioso de la ralentización del ritmo cardiaco por bloqueadores beta-adrenérgicos y antagonistas del calcio sobre la mortalidad cardiovascular en individuos con enfermedad coronaria. Los nuevos agentes reductores selectivos del ritmo cardiaco, como los inhibidores selectivos de la corriente iónica de los canales If, que prolongan el tiempo de despolarización espontánea diastólica de las células del nodo sinusal, consiguen una reducción de la FC en reposo y en esfuerzo similar a la de los bloqueadores b; aunque no disminuyan la presión arterial, son antianginosos y han demostrado eficacia clı́nica en pacientes con insuficiencia cardiaca crónica y disfunción sistólica40. En modelos animales, la reducción selectiva de la FC con ivabradina disminuye los marcadores de estrés oxidativo vascular, mejora la función endotelial y reduce la formación de placa aterosclerótica41. También, el consumo de ácidos grasos poliinsaturados n-3 aumenta la actividad vagal, con lo que disminuye la FC, mejora su recuperación tras el ejercicio y aumenta su variabilidad. Un subestudio del BEAUTIFUL propone, como consecuencia práctica, que la FC debe ser registrada junto a la presión arterial y el perfil lipı́dico, como factores de riesgo en el seguimiento de pacientes con enfermedad arterial coronaria15. Se muestra que se debe intervenir sobre la FC para que sea < 70 lpm 37 mediante rehabilitación cardiaca o con el uso sistemático y apropiado de betabloqueantes42. Conclusiones El sistema nervioso autónomo se manifiesta en la FC, su variabilidad y su recuperación tras el ejercicio. La alteración de estos parámetros es causa de modificaciones hemodinámicas y mecánicas del flujo sanguı́neo que afectan a la pared vascular y a la señalización molecular asociada. Todo ello, en especial el aumento de la FC, conduce al estrés oxidativo vascular, la disfunción endotelial, la reducción de la distensibilidad vascular y la aterogénesis. Existe relación entre inflamación y FCe por el ambiente microinflamatorio asociado a la activación simpática. Por el contrario, del tono parasimpático, de caracterı́sticas antiinflamatorias, se deriva la variabilidad de la FC. Disponemos de evidencias sólidas que asocian la FCe con una mayor incidencia y un peor pronóstico de las distintas manifestaciones clı́nicas de la enfermedad cardiovascular. Esta asociación se muestra tanto en la población general de sujetos sanos como en la de aquellos que ya han sufrido algún episodio. Otros parámetros relacionados con la FC, como su menor variabilidad o su menor capacidad de recuperación tras un esfuerzo, se asocian igualmente con un riesgo cardiovascular incrementado. La definición del umbral óptimo de FC en reposo varı́a según edad, sexo y comorbilidad vascular, pero a la luz de los resultados de los actuales estudios resulta razonable establecerlo claramente por debajo del umbral inferior definitorio de taquicardia. Los fármacos que reducen la FC tienen el potencial de disminuir los episodios cardiovasculares y parece un objetivo deseable su empleo más frecuente. Si bien aún son necesarios más estudios, en la práctica clı́nica se ha de considerar la evaluación de la FC no solo para la toma de decisiones orientadas a las intervenciones farmacológicas, sino también por su valor como marcador pronóstico. Financiación Servicio Canario de la Salud. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Anexo. En la elaboración de la presente revisión han colaborado Marcos Rodrı́guez Esteban (Servicio de Cardiologı́a del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, Santa Cruz de Tenerife), Itahisa Marcelino Rodrı́guez y Marı́a del Cristo Rodrı́guez Pérez (Unidad de investigación de Atención Primaria y del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, Santa Cruz de Tenerife, y Red de Investigación Cardiovascular del Instituto Carlos III, Madrid), y José Manuel Maldonado Tiesto (Centro de Salud de Tacoronte, Santa Cruz de Tenerife). Bibliografı́a 1. Jensen MT, Marott JL, Allin KH, Nordestgaard BG, Jensen GB. Resting heart rate is associated with cardiovascular and all-cause mortality after adjusting for inflammatory markers: The Copenhagen City Heart Study. Eur J Prev Cardiol. 2012;19: 102–8. 2. Rogowski O, Shapira I, Shirom A, Melamed S, Toker S, Berliner S. Heart rate and microinflammation in men: A relevant atherothrombotic link. Heart. 2007;93: 940–4. 3. 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