Taller 9 Constelaciones y Razón Natural de vida

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Taller 9
Constelaciones y
Razón Natural de vida
La vida de cada persona que nace físicamente en este
mundo tiene su propia razón natural desde antes de nacer.
El grado de nuestra fidelidad consciente o no hacia esta
Razón de Vida, nos ofrece la posibilidad de alcanzar vivir
la mayor o menor felicidad y plenitud a lo largo de la
misma.
Cada una de las vidas físicas de una identidad, tiene su
previa programación, y ésta siempre está relacionada
directamente, tanto con la superación de sus karmas
pendientes generados en anteriores reencarnaciones, como
con aquellas partes de nosotros que aún nos quedan
pendientes por descubrir o asumir en su máximo nivel de
evolución, fidelidad y pureza hacia lo que le corresponde a
nuestra propia autenticidad en cada momento. Existe otro
aspecto a tener en cuenta, es el de la temporalidad dentro de
la que nos movemos a lo largo de la vida física.
Al construir nuestro “proyecto de vida” estos tres factores
siempre son inalterables, al igual como también lo es la
libertad que tenemos cada uno de los participantes de dicho
proyecto, a la hora de ceñirnos con más o con menos
fidelidad a lo que hemos asumido vivir dentro de aquella
concreta y puntual programación.
Existen otros factores que son variables según las
circunstancias que se generan a lo largo de la vida, pero que
también tienen su peso específico a lo largo de la misma. El
lugar de nacimiento, la cultura, la religión y el marco
socioeconómico a integrarnos, el nivel evolutivo de nuestros
entornos particular y relacional y algunos aspectos más nos
sitúan en el contexto más idóneo para lograr hacer realidad
nuestra particular Razón Natural de vida. Toda esta
información o proyecto de vida está en nuestro subconsciente
y en nuestro ADN.
La constelación de un individuo es el marco y las
herramientas para desarrollar vivamente aquellos aspectos
que ella o él necesita vivir y experimentar hasta la
máxima evolución humana que seamos capaces de vivir.
Esto lo vamos produciendo progresivamente a lo largo de
infinidad de distintas vivencias, incluso de vidas, y la
identidad en concreto lo va integrando en sí misma según
cada nivel evolutivo que vamos asumiendo, y así
permaneciendo todo ello como parte de su contenido
natural a lo largo de toda su existencia. Inicialmente lo
hacemos a nivel persona o individuo, posteriormente lo
hacemos como alma y luego como el ser humano o Yo
Superior que en verdad siempre hemos sido dentro de la
Vida Creada.
Un aspecto a tener en cuenta, es que
nuestra programación particular la
realizamos en relación a los aspectos
que
pecisamos
evolucionar
vivamente. Esta programación es
siempre constante y permanece
vigente a lo largo de la vida física de
cada individuo. Dado el contexto en
el que vivimos nuestra vida física, y
la libertad natural de ser más o
menos fieles a lo que en su día
asumimos de forma voluntaria y por
razones propias, cada uno de los
integrantes de cada “aspecto o rol”
puede variar según somos o no
disidentes en los proyectos de
nuestras respectivas vidas.
Cualquier proyecto de vida empieza como un inmenso mar
(nuestros sentimientos más profundos e íntimos) fruto de todo
lo que hasta entonces hemos vivido. Luego se empieza a plantearse la ubicación cronológica o la
entrada en juego de cada uno de aquellos aspectos que
decidimos evolucionar a lo largo de aquella vida,
especialmente aquellos conflictos pendientes de resolución
que alteran nuestros sentimientos o emociones más profundas
y que son en sí nuestros karmas generados con anterioridad.
En nuestro mar aparecen los continentes o islas, cada uno de
ellos es en sí mismo un aspecto a vivir, evolucionar y asumir
por nosotros, así como también son comunes a los mares
particulares de las demás identidades que participan en ello,
por intereses y razones propias totalmente naturales.
Consideremos que a la práctica lo que se produce es que la
mayor parte de los integrantes de una programación, no son
conscientes de sus particulares razones naturales de vida, y
sólo pueden alinearse a ello según sea el grado de fidelidad
hacia aquellos impulsos que reciben desde su propio
subconsciente, desde su particular mar u océano interior.
La propia negación y actitud del ego primario que
alimentamos dentro de la sociedad de este mundo, nos
imposibilita y dificulta a menudo nuestra fidelidad hacia
nuestra propia autenticidad, produciéndose de manera normal,
que el ego se mueve por sus falsas escalas de valores y por
idolatrías y deseos egocéntricos de según cada momento, todo
ello artificial en sí mismo, sin ninguna relación real con
nuestra propia Razón Natural de Vida, incluso a menudo
totalmente opuesta a ésta.
Volvamos a la programación en sí y a cómo se reparten los
roles para generar las vivencias que nos permitan evolucionar
sobre aspectos concretos de nosotros mismos. Cada individuo
tiene su constelación natural acorde a su razón de vida física,
ésta Constelación Principal a nivel físico está formada por
otras constelaciones específicas, cada una de ellas la forman
diversas alternativas que entran o no en juego, según la
particular evolución de los individuos que las integran.
Aquí se nos evidencia la necesidad vital que tenemos de
elevar nuestra propia conciencia, ya que desde la escasa y
limitada percepción del ego en su fase inicial, no podemos
llegar a vislumbrar nada de lo que acontece en nuestra propia
realidad, nada más allá de los efectos de nuestras acciones y
decisiones y de las falsas y distorsionadas interpretaciones que
hacemos de nuestra realidad.
Debemos tener en cuenta que dicha Constelación Principal no
sólo se extiende a nivel físico, si no que también se expande,
existe y forma parte en la interrelación con los distintos niveles
evolutivos de la vida, tanto sean estos tetradimensionales, como
espirituales, donde necesitamos descubrir y asumir aspectos de
nosotros mismos, a la vez que también precisamos de nuestra
convivencia con identidades concretas de estos otros niveles
más evolucionados al nuestro de hoy.
Nuestra guía reciproca siempre está viva en todos los niveles a
lo largo de nuestra evolución natural, y esta guía no está sujeta
ni limitada al nivel donde nos encontramos en cada instante de
nuestra evolución natural, si no que se produce en estrecha
relación entre todos los distintos niveles existentes en la Vida
Creada de este Universo.
Sólo desde niveles algo más evolucionados podemos
descubrir las leyes que nos rigen a lo largo de nuestra
permanencia en este mundo tridimensional. Leyes como por
ejemplo la del Karma o Causa-Efecto, a la que todos estamos
sometidos sin excepción alguna a no ser que por nuestra
evolución propia sea de niveles superiores.
En la medida que el ego común busca encontrar el sentido de
su realidad a través de su entorno, la cosa se complica más
todavía, ya que a nuestro alrededor existen individuos de muy
distintos niveles evolutivos que el propio ego desconoce en
qué consiste en verdad cada uno de ellos. Por ejemplo, puedes
encontrar junto a ti egos más evolucionados que no están en
esta vida física para superar sus karmas, si no para hacer
realidad su darmha.
No queramos seguir ignorando que las escalas de valores
artificiales de los egos son incluso antagónicas con la
escala de valores auténticos de la Vida, y ésta es la que
rige la existencia del auténtico ser humano que los egos
reniegan de ser.
La Vida siempre nos trata como los seres humanos que
auténticamente somos, y nuestra realidad que como egos
vivimos, sólo es el fruto de lo que egocéntricamente
hacemos con todo cuanto nos facilita la Vida. Es por ello
la existencia de la Ley del Karma a lo largo de todo esta
etapa de nuestra existencia.
Nuestra Constelación Principal está formada por constelaciones
específicas y cada una de ellas son para cualquiera de los
participantes, un medio idóneo para superar sus retos personales
con respecto a su propia Razón Natural de vida. Si los
individuos de cualquier constelación intentan vivir sus
relaciones interpersonales con plena conciencia a su particular
Razón de vida, la complementación mutua y recíproca se
producirá de manera totalmente natural y constante. Pero, si los
mismos individuos se comportan dentro de la misma
constelación de manera egocéntrica y sólo movidos por los
falsos intereses partidista de cada uno, a espaldas de su Razón
Natural de vida, entre ellos sólo vivirán reyertas y
enfrentamientos, vejaciones y ataques, luchas y sufrimientos,
aunque existan pequeños instantes dentro de nuestra vida, que
hayan sido más o menos gratos para algunos de los integrantes
de aquella constelación, pero, siempre que ello se produce, es
gracias y en detrimento de los demás.
Esta realidad tan inhumana que alimentamos ciegamente, es
lo que lleva a los individuos a desertar de sus programación
natural y a generar cualquier otro tipo de constelación
artificial, con la que pretenden conseguir los falsos objetivos
que el ego se plantea y alimenta para llenar el vacio de su
propia y particular Razón Natural de vida.
Los objetivos que genera cualquier ego siempre se alejan de
lo que el propio individuo necesita vitalmente y es en verdad
como ser humano. No olvidemos que el ego existe sólo
mientras uno mismo reniega de su propio ser.
Las dependencias entre los egos distorsionan cualquier
posible constelación natural, hasta el extremo que sus
integrantes en lugar de evolucionar, terminan ahogándose
dentro de ella, igual como siguen ahogándose si salen o crean
otra constelación distinta a aquella.
Si alguien consciente o no de ello, no cambia su actitud
primaria y se eleva vivamente como conciencia y
contenido, por muchas constelaciones que invente y
alimente, con su percepción e interpretación particular
de aquel aspecto irá repitiendo los mismos fracasos
incluso a través de formas y consecuencias muy
parecidas entre sí, o bien por contrapartida, llegará a
apartar o ahogar aquel aspecto de su vida,
condenándose a sufrir la disfunción de alguna parte
vital del propio individuo, convirtiéndose en un
amargado más dentro de nuestro entorno particular o
dentro de la sociedad.
La plenitud y la felicidad de nuestra vida física,
radica en nuestra propia fidelidad
hacia la Razón y Proyecto de la misma
a través de las Constelaciones que la Vida nos ofrece
para integrarnos en ellas y crecer en autenticidad
tanto de manera individual como a nivel colectivo.
La pésima utilización del libre albedrío
y la inhumanidad propia de los egos,
es lo que lleva al traste nuestras vidas.
El medio necesario para superarlo
existe desde siempre en la vida de todos nosotros,
a pesar de para qué y cómo lo usamos
cuando lo hacemos servir.
Taller de Crecimiento Personal
Joan-J. Giralt
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