EL CONCEPTO DE SÍ MISMO: UN ESTUDIO COMPARATIVO

Anuncio
EL CONCEPTO DE SÍ MISMO: UN
ESTUDIO COMPARATIVO ENTRE
ADOLESCENTES INVIDENTES Y
VIDENTES
Realizado por Mª Carmen Jiménez Martín –psicóloga.
Orientadora del IES Pepe Ruiz Vela de Villaverde del Río
(Sevilla)Dirigida por: Dr. Alfredo Oliva Delgado del Departamento
de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad
de Sevilla
Asesor en Análisis Estadístico: Dr. Manuel Morales
Ortiz del Departamento de psicología Experimental
de la universidad de Sevilla
1.EL CONCEPTO DE SÍ MISMO…………………………………………………...1
2.MÉTODO....................................................................................................................3
2.1.
2.2.
2.3.
Sujetos
Instrumentos
Procedimiento
3.RESULTADOS...........................................................................................................7
4.CONCLUSIÓN.........................................................................................................12
.
5.BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................................15
1. EL CONCEPTO DE SÍ MISMO
El concepto de sí mismo, es uno de los elementos centrales al que se le
asigna un papel esencial en la constitución de la personalidad, y se refiere al
conjunto de percepciones, ideas o teorías que el individuo posee acerca de sí
mismo, y en cuya construcción intervienen los demás.
Aunque está claro que la imagen corporal ya está establecida bastante
antes de la adolescencia, es con la llegada de la pubertad cuando a los chicos y
las chicas se les hace necesario revisar y rehacer la imagen de su cuerpo, de
forma, que en esta etapa
la preocupación por el propio físico,
fundamentalmente, su atractivo corporal o su eficiencia física, pasa a ocupar
un primer plano. No es de extrañar por tanto, que en las descripciones de sí
mismo se refieran a características físicas, en una etapa de la adolescencia.
Pero no es solo la imagen física lo que más importa al adolescente, sino
que toda la representación de sí mismo constituye un tema fundamental en la
adolescencia: su propio relato personal, tal como describía Kapla (1984).
Autoconcepto es autoconocimiento, y engloba aspectos
como
autopercepción, memoria autobiográfica, juicios descriptivos y juicios
evaluativos que la persona hace de sí misma y que surgen de la comparación
con los demás y conforman la autoestima, convirtiéndose ambos elementos:
autoconcepto y autoestima en conceptos complementarios que inciden uno
sobre el otro. Todo el contenido del autoconcepto incluye elementos
cognitivos, afectivos y comportamentales (Marchago,1997) en consonancia
con la edad.
En la adolescencia adquiere gran importancia el reconocimiento y
aceptación por parte de los demás: compañeros/as, amigos/as, familia,
fundamentalmente, lo cual ineludiblemente influye sobre su autoconcepto, y
su autoestima y se refleja en los contenidos de ambos elementos, los cuales
también van evolucionando a lo largo de la adolescencia, desde referencias a
vínculos personales, principalmente referencias a amistades que tienen, a
realizar descripciones más basadas en sentimientos personales (Harter,1998), y
cuyo contenido será positivo o negativo en función de cuales hayan sido las
experiencias experimentadas, así como de las relaciones positivas o negativas
que establezcan con las personas significativas de su entorno (Marchago,
1997).
Erickson (1968), Rosenberg, (1979) y Marcia, (1980) decían que un
autoconcepto positivo contribuye sustancialmente a los cambios en el
desarrollo que ocurren en la adolescencia, y autores como Musitu, Roman y
García (1988) destacan la importancia que ejerce la familia en la construcción
éste.
Además de los factores mencionados que pueden influir en el
desarrollo del autoconcepto y de la autoestima, existen determinadas
circunstancias, como es la presencia de discapacidades, que pueden afectar y
condicionar la formación del autoconcepto y de la autoestima.
Tanto la estructura del autoconcepto como su organización va
cambiando y consolidándose a medida que chicas y chicos crecen, de forma
que, a lo largo de la etapa de la adolescencia, los adolescentes van haciendo
descripciones más organizadas y estructuradas, coherentes y consistentes, así
nos encontramos que una chica cuyo desarrollo aún no se ha completado tiene
una imagen de sí misma menos ajustada e integrada, y por tanto sus
preocupaciones giran en torno a su físico, que otro adolescente cuyo cuerpo
ya se ha desarrollado definitivamente, y su interés se centra más en sus
creencias, valores, actitudes.
En la actualidad no existen suficientes estudios que muestren cómo
afecta la ausencia o deficiencia visual a los adolescentes, no obstante, algunos
autores como Burlingham (1979) sugiere que más que afectar de una forma
concreta, lo que sucede es que como consecuencia del déficit, los jóvenes
expresan determinados problemas conductuales, como son dependencia de los
demás, falta de iniciativa o menor agresividad, menor sociabilidad, y un mayor
grado de ansiedad.
Davis (1976) destaca la importancia que tiene una adecuada
autoimagen corporal en la formación del autoconcepto, de forma que sin una
imagen corporal adecuada el autoconcepto se ve totalmente distorsionado,
presentando en muchos casos las personas con visión disminuida una pobre
imagen de sí mismos, que les induce a no sentirse cómodos con ellos mismos,
y como consecuencia de esto tienden a elaborar mecanismos de defensas tales
como evitar situaciones que les pongan de manifiesto su incapacidad, o que les
generen ansiedad.
En la revisión bibliográfica realizada se observa que la mayoría de los
estudios se centraron en hallar las diferencias que existen entre la población
invidente y vidente sobre la manera en que éstos se perciben a sí mismos, con
el fin de mostrar si la presencia o no de visión afectaba a su autoconcepto, y
los resultados en los diferentes estudios mostraron datos contradictorios.
Por un lado, están los estudios que concluyen que existen diferencias
significativas entre cómo las personas ciegas y videntes se perciben a sí
mismos. Meigham (1971) utilizó en su estudio la Escala Tennessee y
descubrió que los adolescentes con déficit puntuaron más bajo que los
videntes. Davis (1976) en su estudio concluyó que las personas ciegas tienen
dificultades en desarrollar un autoconcepto realista dada la dificultad para
desarrollar una imagen de sus estructuras corporales. (Beaty,1992) en el
estudio que hizo con treinta sujetos, quince por grupo, los resultados indicaron
que la percepción de sí mismos de las personas con ceguera era diferente a la
de las videntes, y consideró que estas diferencias podían estar causadas porque
la baja visión podía causar en los adolescentes sentimientos inadecuados e
inferiores y que estos sentimientos debilitan la imagen de sí mismo.
McGuiness (1970) afirma que los estudiantes de programas itinerantes
desarrollan una imagen propia más fuerte que los que asisten a escuelas
especiales, debido a sus relaciones con compañeros videntes.
En esta misma línea, es interesante destacar el estudio realizado por
Head (1979) por las implicaciones que tiene para el tema de la integración, y
en la cual usó también la Escala de Tennesse, y que trataba de demostrar en
qué medida el emplazamiento educativo: aula de apoyo, residencias, programa
itinerante; influía en el autoconcepto. Los resultados indicaron que no había
evidencias de que la pérdida de visión y el lugar de emplazamiento afectara a
la fortaleza del sujeto.
En el otro lado, están los autores que defienden que no se encuentran
diferencias significativas entre la forma de percibirse las personas ciegas y las
videntes. Por un lado, Obiakor y Stile (1986) realizó un estudio comparativo
con personas ciegas y videntes, y concluyó que no existían diferencias en el
autoconcepto de ciegos y videntes.
En España, una investigación realizada por Ruiz y Esteban (1996)
donde se analizaban las percepciones que los ciegos tenían sobre sí mismos, se
mostraba que la autopercepción de las personas ciegas está centrada en su
propia persona, en sus cualidades y defectos, sus aspiraciones, sus
sentimientos y sus capacidades, sin tener en cuenta la valoración de sí mismo
en comparación con el exterior.
Respecto a las inquietudes e intereses de adolescentes con ceguera y
deficiencia visual, un estudio para conocer las ambiciones, los sentimientos, e
intereses y hobbies, realizado por Tobin y Hill (1988) mostró que salvo raras
excepciones, la visión de los y las jóvenes invidentes no es diferente a las de
sus iguales videntes. Se encontró que el 31% expresaba su deseo de estudiar
carreras relacionadas con la enseñanza, y el trabajo social, En esta misma línea
Corn y Bishop (1985) en un estudio con estudiantes de secundaria con
deficiencia visual y videntes, mostraron que la mayoría optaba por profesiones
humanitarias-; el 21% con la industria, los negocios, la informática; el resto a
profesiones como recepcionista, secretariado... Respecto a sus aspiraciones, la
mayoría, el 52% pensaba en casarse y formar una familia; el 37% no lo tenía
claro; y el resto se dividía entre no casarse, o casarse pero no formar familia.
En cuanto a sus hobbies, la mayor parte se decantaba por escuchar
música o la radio; el 39% la natación; el resto a actividades como: camping,
tocar instrumentos musicales; canoa; ver televisión...También mencionaron
actividades como yoga, yudo, escribir, debates, baile...
2. METODO
2.1. Objetivos
-Conocer y comparar cómo se perciben adolescentes invidentes y videntes.
2.2. Sujetos
- Población invidente: 24 adolescentes con edades comprendidas
entre
13 y 18 años que realizaban estudios de Educación Secundaria en el
Centro Luis Braille de Sevilla.
- Población vidente: 30 adolescentes con edades comprendidas
entre 13 y 18 años que realizaban estudios de Secundaria en distintos centros
de Enseñanza Secundaria de Sevilla.
2.3. Instrumentos
El instrumento que hemos utilizado para conocer el autoconcepto de
los/las adolescentes ha sido el cuestionario G.P.S. de L´Ecuyer, que consiste
en una sola pregunta - ¿Quién eres tú?El modelo en el que se basa L´Ecuyer para medir el autoconcepto es
multidimensional, y está compuesto por 5 estructuras fundamentales: sí
material, sí personal, si adaptativo, sí social, sí no-sí, que son las que
delimitan las grandes regiones globales del autoconcepto. Cada una de estas
estructuras, al mismo tiempo, engloban subestructuras, que delimitan más los
aspectos del sí mismo. Estas subestructuras son: sí somático y sí posesivo –
constituyen el sí material-, imagen de sí e identidad de sí – constituyen el sí
personal -, valor de sí y actitud de sí – constituyen el sí adaptativo-,
actividades sociales y referencias al sexo- incluidas en el sí social – y
referencia al otro y opiniones de los otros sobre sí – forman el sí no-sí-. Las
subestructuras, al mismo tiempo, están integradas por categorías que se
refieren a las múltiples facetas del autoconcepto de sí mismo, y que se
relacionan con la experiencia vivida, posteriormente percibida y finalmente
conceptualizada por el individuo (L´Ecuyer, 1975).
El modelo del que hablamos se distribuye de la siguiente manera:
a) SI MATERIAL se refiere a la capacidad del sujeto para hablar de
aspectos de sí mismo en relación a su aspecto físico y a las posesiones con las
cuales se identifican. Está integrado por:
•
Sí somático. Integrado por dos categorías:
•
- Rasgos y apariencias (1)
- Condiciones físicas (2)
Sí posesivo. Integrado por dos categorías:
- Posesión de objetos (3)
- Posesión de personas (4)
b) SI PERSONAL se refiere a la capacidad del sujeto para de sí
mismo en relación a sus características físicas. Está integrado por:
•
Imagen de sí. Integrado por seis categorías:
- Aspiraciones (5)
- Enumeración de actividades (6)
- Sentimientos y emociones (7)
- Gustos e intereses (8)
- Capacidades y aptitudes (9)
- Cualidades y defectos (10)
ƒ Identidad de sí. Integrado por cuatro categorías:
- Denominaciones simples (11)
- Rol y estatus (12)
- Ideología (13)
- Identidad abstracta (14)
c) SI ADAPTATIVO se refiere a la capacidad del sujeto para hablar
de sí mismo en relación a sus características psíquicas. Está integrado por:
ƒ Valor de Sí. Integrado por dos categorías:
- Competencia (15)
- Valor personal (16)
•
Actitud de sí. Integrado por cuatro categorías:
- Estrategia de adaptación (17)
- Autonomía (18)
- Dependencia (19)
- Estilo de vida (20)
d) SI SOCIAL se refiere a la capacidad del sujeto para salir de sí
mismo y relacionarse con los demás. Está integrado por:
•
Actividades Sociales. Integrado por cuatro categorías:
- Receptividad (21
- Altruismo (2)
- Simple referencia (27)
- Atractivo y experiencia sexual (28)
e) SI NO - SI MISMO se refiere a la capacidad del sujeto para hacer
referencia a los demás, así como a sentirse influenciado por las opiniones de los
demás respecto a uno mismo. Está integrado por dos subestructuras:
•
Referencias al prójimo
•
Opiniones de los otros sobre sí
3.3. Procedimiento
Se realizaron dos reuniones con cada uno de los grupos, en sesiones de
dos horas cada una.
Para el estudio, se les pidió que escribieran en un folio la pregunta
¿Quién eres tú?, que se les expuso verbalmente, en una de las sesiones,
dándole las siguientes instrucciones: Se trata de que realicéis un retrato sobre
ustedes. Podéis escribir lo que queráis.
Las personas deficientes visuales, realizaron el ejercicio con papel y
lápiz, mientras que las personas ciegas, lo realizaron en máquinas perkins, y
posteriormente, un monitor colaboró en la interpretación literal del ejercicio.
Posteriormente se analizó la información siguiendo el modelo de
L’Ecuyer, y se extrayeron los resultados.
4. RESULTADOS
4.1.Percepción de las personas ciegas y con deficientes visuales sobre sí
mismas
A la hora de interpretar los datos hemos utilizado, en primer lugar, un
análisis descriptivo, que reflejaba los porcentajes y la distribución de las
frecuencias de las distintas variables estudiadas. Posteriormente, también se
realizaron las pruebas de contrastes mediante el estadístico “chi cuadrado” de
Pearson, cuyo objeto es el contraste de las diferencias que existen entre las
frecuencias empíricas y las teóricas esperadas si se tratase de una distribución
homogénea.
En la exposición de los resultados mantenemos el mismo orden de
organización seguido por L´Ecuyer, centrándonos exclusivamente en aquellos
aspectos que presentan una gran diferencia entre las dos poblaciones
comparadas.
a) SÍ MATERIAL
R
po
as Co
P
g o n d o s s.P
.O
e
i
s
b j rs.
F. c.F
.
.
Fig.1. Sí Somático/Sí Posesivo
videntes
Invidentes
0
20
40
60
El sí material se refiere a la capacidad del sujeto para hablar de
aspectos de sí mismo en relación a su aspecto físico y a las posesiones con las
cuales se identifican.
En esta dimensión encontramos diferencia significativa entre las
distintas subestructuras que la forman en las dos poblaciones de adolescentes
estudiadas (P2(1) = 92,23, p < .05 para el Sí Somático, y P2(1) = 74,47, p <
.05 para el Sí Posesivo).
En cuanto al análisis descriptivo muestra que en los adolescentes
invidentes no se refleja en su estructura de autoconcepto una gran influencia
del Sí Material, en lo que a la subestructura somática se refiere, ya que solo un
11,8% hace referencia a rasgos físicos y condiciones físicas, y sí se observa
una mayor influencia en videntes, un 38% hace descripciones sobre su cuerpo
y el aspecto de éste. Un mismo sujeto da hasta siete descripciones.
Consideramos que esta ausencia de descripciones más que por falta de interés
hacia el propio cuerpo, podría estar motivada por el papel tan fundamental que
desempeña la vista en el conocimiento de la imagen física.
Respecto a la subestructura posesiva, encontramos datos curiosos,
tanto los chicos como las chicas adolescentes invidentes como videntes hacen
escasa mención a la posesión de objetos, un 0,5% frente a un 2,6%, mientras
que aquellos que se refieren a la posesión de personas aluden principalmente
a amigos y a la familia en un porcentaje mayor, un 41% los adolescentes
invidentes frente al 10,3 % los adolescentes videntes.
Como vemos, ambas dimensiones reflejan las diferencias entre las dos
poblaciones estudiadas aunque en un sentido contrario al esperado ya que
nosotros esperábamos que los adolescentes videntes se refirieran a posesión
objetos y a la posesión de personas en un porcentaje más elevado del que los
resultados han mostrado ya que en estas edades adquiere gran importancia los
amigos, así como las cosas materiales.
b) SI PERSONAL
videntes
lo
g.
invidentes
I.A
bs
tr
.
videntes
fig. 3. Identidad de sí
Id
eo
invidentes
.
R
ol
.S
im
0
50
100
D
en
A
sp
ira
ci
Em
C
ua
G on
A
us
c
o
t
c
itu lida
ió
to ...
d
n
d
s
fig.2. imagen de sí
0
10
20
30
40
Esta estructura se refiere a la capacidad del sujeto para hablar de sí mismo
en relación a sus características psíquicas.
En esta estructura también se encontraron datos interesantes que
reflejaron la diferencia significativa entre ambas poblaciones estudiadas, y
entre las estructuras que la conforman, P2(5) = 366,54, p < .05 para la
estructura Imagen de Sí y P2(3) =36,28, p < .05 para la estructura Identidad de
Sí.
De las dos subestructura que componen el Sí personal: Imagen de Sí
Mismo, destaca la categoría gustos que ha obtenido más referencias, en un
82% las chicas y los chicos ciegos y deficientes visuales, frente a un 61,7% de
los videntes; capacidad-aptitud un 70% en invidentes, y un 69,2% los
videntes; emoción-sentimientos un 35,3% los invidentes, y 53,8% los videntes;
cualidades y defectos un 35,3% frente al 69,2% en videntes. La categoría
aspiraciones ha sido la menos utilizada en sus descripciones por las personas
invidentes, solo dos sujetos -un 11,8%- menciona alguna aspiración. La
proporción es mayor, del 33,3% en sujetos videntes. En el tema de los gustos,
la mayoría se refiere a la música, el deporte, la naturaleza, principalmente.
En la categoría de cualidades encontramos descripciones ambivalentes
en una misma persona, que llega a definirse como amable y con mal genio, al
mismo tiempo.
Respecto a la subestructura identidad de sí mismo, no parece tan
relevante como la anterior en la estructura de autoconcepto ni en los
adolescentes y las adolescentes con ceguera y deficiencia visual, ni en los
videntes. En lo que se refiere a las personas invidentes, apenas si hacen
descripciones que puedan ser incluidas en las distintas categorías que
componen esta subestructura, encontrando que la que más referencias obtienen
son denominaciones simples en un 23,5% y en ideología un 17,7%, en las
chicas y chicos con ceguera y deficiencia visual. No reciben mención alguna
las categorías rol-estatus, e incluimos en
identidad abstracta, las
descripciones que realiza un chico de sí mismo: “ yo creo que en realidad no
sé quién soy, pero yo creo que el que habla por mí...”
En lo que se refiere a la población vidente observamos descripciones
en cada una de las categorias que componen la identidad del sí, obteniendo un
mayor número de referencia la ideología 33,3%, denominaciones simples
20,5%, identidad abstracta 12,8% y rol-estatus 5,1%.
c) SÍ ADAPTATIVO
fig. 4. Valor de sí
fig. 5. Actitud de sí
Est.Vida
Vidente
Depend.
Videntes
Invidentes
V.
C
Pe
om
rs
pe
on
t.
a
Invidente
auton.
E.
Adapt.
0
20
40
60
0
10
20
30
Esta estructura se refiere a la capacidad del sujeto para adaptarse e
integrarse en el medio.
En este apartado se encontraron diferencias significativas en una de las
dos subestructuras que conforman el Sí Adaptativo, siendo P2(1) = 0,01966, p
< .05 para la subestructura Valor de Sí y P2(3) = 11,80, p < .05 para la
estructura Actitud de Sí.
El análisis descriptivo refleja que de las dos subestructuras: valor de sí y
actitud de sí, obtiene mayor referencia por parte de las dos poblaciones
estudiadas la primera de ellas.
Considerando que esta estructura es de gran importancia para las chicas
y los chicos con ceguera y con deficiencia visual, de cara a su integración, nos
encontramos datos interesantes que ponen de manifiesto que los adolescentes y
la adolescentes invidente conceden más importancia al valor de sí en su
conjunto, reflejando el mismo porcentaje de un 47% / 49% las dos categorías
estudiadas dentro de esta subestructura. Similares porcentajes obtienen la
población vidente: 38% en competencia frente a 48,8% en valor personal.
Destacar que cuando los chicos y las chicas invidente se refieren a sus
competencias principalmente aluden a su capacidad para relacionarse. En sus
valoraciones personales, destaca fundamentalmente los comentarios positivos,
y conceden una gran importancia al hecho de “ser buenas personas” y
“responsables” considerando la mayoría un valor serlo.
Entre los valores que destacan entre los chicos y las chicas invidentes
son: la solidaridad, la paz, la confianza, rechazando la violencia en todas sus
formas.
En la subestructura actitud de sí mismo, dos categorías: autonomía y
estrategia de adaptación son las que reciben mayores puntuaciones por parte
de las chicas y chicos invidentes, siendo éste de un 23% en ambas categorías,
frente a un 20,5% y 15,4% respectivamente, en la población vidente. El resto
de las categorías apenas si obtienen referencias, un 11,8% estilo de vida los
chicos y las chicas invidentes, aunque en este apartado, solo una persona hace
referencia a su gusto por llevar una vida sana, y un 5,1% los videntes.
Una de las estrategias de adaptación en la que las chicas y los chicos con
ceguera y deficiencia visual coinciden es en mostrar una actitud de
indiferencia hacia comentarios que cuestionen sus posibilidades, así como
aquellas que tienen que ver con vencer su timidez a la hora de relacionarse con
personas nuevas.
A
R
A
D
lt
en ef. trac
R
S
ec rui
t
o
ep sm mi imp .Se
n.
x.
t.
l.
o
d) SÍ SOCIAL
fig. 6. Actividades sociales
Videntes
Invidentes
0
20
40
60
La estructura sí social se refiere a la capacidad del sujeto para salir de
sí mismo y relacionarse con los demás.
En cuanto a las distintas categorías que componen esta estructura
encontramos diferencias significativas entre la población invidente y vidente,
siendo P2(3) = 181,53, p < .05.
Del análisis descriptivo de los resultados se desprende que en la
subestructura actividades sociales, que si bien las chicas y los chicos con
ceguera obtienen puntuaciones muy bajas en las categorías receptividad un
5,9% sí obtienen un porcentaje más alto en altruismo que es la que obtiene el
mayor número de referencias en la población invidente, 35,3% frente a un
2,6% en la invidente. Lo cual indica la sensibilidad de las personas invidentes
a ayudar a los demás, consecuencia quizás de la conciencia que tienen de que
ellos mismos necesitan la ayuda de los demás.
Curiosamente, la importancia que tiene la sexualidad en estos momentos de la vida, no
aparece reflejada en sus descripciones en ninguna de las dos poblaciones estudiadas,
recibiendo la categoría atractivo / experiencia sexual un bajo número de descripciones, que
representan el 11,8% en invidentes y un 38,4% para videntes. Solamente dos sujetos
invidentes hacen referencia a esta dimensión. Tanto una población como la otra se refiere a
esta dimensión en los términos de atracción por un sexo u otro, que generalmente coincide: la
chica por el chico, y el chico por la chica. Y algunos definen alguna parte concreta del cuerpo
que les gusta de la persona que les atrae en cuestión.
e) SI MISMO -NO- SI MISMO
fig. 7. Referencia al prójimo/Opinión del prójimo
Vdentes
Invidentes
0
20
40
60
80
Esta estructura se refiere a la capacidad del sujeto para hacer referencia
a los demás así como sentirse influenciado por las opiniones de los demás
respecto a sí mismos.
En esta estructura también se encuentran diferencias significativas de
las dos poblaciones de adolescentes estudiadas, siendo P2(1) = 36,71, p < .05.
Es esta una de las estructuras que, a juzgar por el número de
referencias, es la que resulta de mayor importancia para las chicas y los chicos
ciegos y deficientes visuales. De las dos subestructuras que componen la
estructura, la que mayor porcentaje obtiene, en un 58,8% es la referencia al
prójimo, con una frecuencia de diez sujetos que aluden a los demás. Igual
porcentaje obtiene la población vidente en esta categoría, sin embargo, el
número de sujetos que hacen referencia a ella es de diez, pero los valores de
respuestas son más altos. En la categoría opinión del prójimo sobre sí mismo
solo el 11,8% de las personas invidentes hace mención a la opinión del
prójimo sobre sí mismo, frente a un 35,9% de los videntes. En ambas
categorias encontramos que estas diferencias son significativas.
Las personas invidentes cuando se refieren a la opinión que tiene el
prójimo de sí mismos, destacan la importancia que para ellos tienen lo que
otras personas puedan pensar de su físico: si son guapas/os o no, lo cual no
deja de sorprender habiendo mostrado tan poco interés por su físico, tal como
muestra el apartado uno. También les preocupa el tema del afecto: si les
quieren mucho o poco.
En cuanto a la referencia que ellos hacen de al prójimo, aluden
fundamentalmente a la disponibilidad que otras personas tienen para
ayudarles.
5. CONCLUSIÓN
Consideramos que la ausencia de descripciones, por parte de la
población invidente, respecto a sus características físicas, podría estar
motivada, más que por falta de interés hacia el propio cuerpo, por el papel tan
fundamental que desempeña la vista en el conocimiento de la imagen física.
Nos resulta interesante destacar que un chico ciego describiera el color de sus
ojos, lo cual muestra la importancia que para él tienen éstos.
Que los adolescentes y las adolescentes invidentes no hagan referencia a la
posesión de objetos podría indicar cierto desapego del mundo material, el cual
no les influye a la hora de percibirse ya que no se identifican con los objetos ni
constituyen para ellos puntos de referencias en sus vidas. Esto sugiere que la
visión es un órgano que puede ser necesario para sentir los objetos como
propios.
Lo sorprendente del análisis realizado es que la población vidente
refleje también un escaso interés por los objetos, algo que no esperábamos, ya
que en este periodo de formación de identidad personal los adolescentes
tienden a mostrar un gran apego a los objetos convirtiéndose éstos en
representativos y simbólicos de la propia personalidad, y por los cuales les
gusta ser identificados.
Si los chicos y las chicas invidentes no muestran mucho interés hacia la
posesión de los objetos, sí la muestran bastante, por la posesión de las
personas, consecuencia quizás de la necesidad o dependencia que tienen de los
demás, como reflejan los datos, para hacer una vida lo más normalizada
posible. Para las chicas y los chicos con ceguera y deficiencia visual es
especialmente importante la relación que establecen con amigos y familiares,
quienes van a determinar con sus actitudes -más o menos proteccionistashacia ellos la forma de percibirse a sí mismo. Destacamos que se refieren a los
amigos en términos positivos, y aluden a la cantidad que tienen en términos de
muchos o pocos. En sus descripciones se observa la gran importancia que
conceden a la amistad.
Por otro lado, nosotros esperábamos que los adolescentes videntes se
refiriesen a la posesión de objetos y de personas en un porcentaje más elevado
del que han mostrado los resultados, ya que en estas edades adquiere gran
importancia los amigos, así como loas cosas materiales.
Respecto a la falta de aspiraciones que muestran los chicos y las chicas
invidentes creemos que obedece a varios motivos, uno de ellos, al hecho de
que los adolescentes ciegos consideren que ellos, por su discapacidad, lo
tienen menos fácil a la hora de conseguir trabajo que la población vidente,
incluso cuando estén más preparados, porque tienen la certeza que a ellos se
les exigirá mucho más; Y por otro lugar, también el hecho de que muchos y
muchas de ellas consideran que tienen su futuro asegurado con lo de la venta
del cupón. No obstante, los que confían en sus competencias tienen claro que
no se van a dedicar a la venta del cupón y tiene elevadas aspiraciones.
En cualquier caso, interpretamos de sus respuestas que son personas
con un buen conocimiento de sus capacidades, quizás también esto influyan a
la hora de plantearse sus aspiraciones, y por tanto, podemos considerar que
pueden estar motivados por un gran sentido de la realidad y una forma práctica
de plantearse la vida, ya que para qué van a fantasear con algo que no tienen la
certeza de que se pueda realizar. En este sentido, es interesante hacer
referencia a la chica que le gustaría ser oftalmóloga pero es consciente de sus
limitaciones.
También nos ha llamado la atención, que dentro de la categoría
emociones-sentimientos no se encuentren diferencias significativas entre los
chicos y las chicas a la hora de expresar sus sentimientos, lo cual
interpretamos como que las cosas están cambiando en materia de educación
sentimental, mucho más abierta, rica y expresiva, sin discriminación de sexo,
actualmente.
Dentro de esta misma categoría nos ha sorprendido que los
adolescentes invidentes obtengan puntuaciones más bajas que los adolescentes
videntes ya que nosotros esperábamos encontrar justo lo contrario, basándonos
en la idea de que al estar los chicos y las chicas con discapacidad visual, desde
muy pequeños, muy centrados en sí mismos estaban más en contacto con sus
emociones.
En general, la diferencia más grande la encontramos en el sí material,
en cada una de las dos subestructuras que la conforman y, como hemos
sugerido anteriormente, esto nos lleva a pensar que la vista puede ser un
órgano fundamental a la hora de valorar no sólo la imagen personal, sino el
mundo de los objetos, que también nos definen como personas. Es este
sentido, quizás puede decirse que los sujetos invidentes pueden verse menos
afectados en su autoestima por las valoraciones que hacen de sus rasgos
físicos, ya que esto parece no interesarles, pero sí, en cambio, se sienten más
afectados por las valoraciones que los demás hacen de sus propias
capacidades.
Lo sorprendente es que, siendo la adolescencia una etapa en la que la
preocupación por el propio físico pasa a ocupar el primer plano, el atractivo
corporal y su eficiencia física no representan para chicas y chicos con ceguera
y deficiencia visual una parte importante de su autoconcepto, pero sí en
cambio para su autoestima, sintiéndose afectados en ésta por las valoraciones
que los demás hagan de su imagen física, que por otro lado ellos desconocen,
pero conceden gran importancia a las opiniones de los demás sobre si son
guapos o feos, algo que en nuestra opinión resulta contradictorio. No obstante,
se sienten más afectados por las valoraciones que los demás hacen de sus
propias capacidades, así como las actitudes que muestran hacia ellos.
En definitiva, Pensamos como Ruiz y Esteban (1996) que la percepción
de los adolescentes con deficiencia visual tiende a ser bastante interiorista ya
que se centra
mucho en sus cualidades, defectos, actitudes, etc. y
consideramos que tanto en la percepción como en la valoración que hacen de
sí mismos adquieren gran importancia los demás. Para las chicas y las chicas
invidentes que los demás les traten como personas que son capaces de realizar
una vida lo más normalizada posible es fundamental.
Sin duda, pensamos que la actitud de la familia, su mayor o menor
implicación en la educación de su hijo con deficiencia visual y, su mayor o
menor aceptación de su hijo, su mayor o menor reconocimiento y potenciación
de sus capacidades van a influir poderosamente en la constitución del
autoconcepto y de la autoestima.
Así pues, podemos concluir que no es solo la deficiencia visual la que
determina en parte, la manera de mirarse a sí misma las personas invidentes,
sino que las personas que rodean a éstos ejercen una gran influencia sobre
ellos, tal como sugería Marchago (1997), y por tanto, consideramos que los
resultados encontrados en categorías estudiadas como dependencia,
receptividad o sociabilidad, son más actitudes concretas que muestran los
adolescentes como consecuencia de la educación recibida que problemas
concretos que expresan los jóvenes con discapacidad visual como
consecuencia de su déficit, como apuntaba Burlingham(1979). Aún
considerando que la vista es un elemento esencial a la hora de enfrentarnos al
mundo y establecer contacto con las personas, no es el único factor capaz de
provocar problemas pues como sabemos estilos educativos superprotectores
merman las capacidades de las personas para moverse, y esto conlleva la
reducción de sus posibilidades de conocer a gente, lo cual provoca
aislamiento, sentimientos de inferioridad, y en definitiva, la disminución de
habilidades sociales en general, lo cual afecta enormemente a la autoestima y
al autoconcepto. Esta última matización creemos que es importante de cara a
plantear programas educativos para trabajar tanto con familias como con
adolescentes.
6. BIBLIOGRAFIA:
Beaty, L. (1991). The effect of visual impairment on adolescent self-concept.
Journal of Visual Impairment and Blindness, 85, (129-130).
Beaty ,L. (1992). Adolescent Self-Perceptions as a function of vision loss.
Adolescence. 27 (707-714).
Corn, A.L. y Bishop, V.E. (1985). Occupational Interests of Visually
Handicapped Secondary Student. Journal of Visually Imparment Blindness, 79
(475-478).
Davis, C.J. (1976) Development of self-concept. The new outlook for the
blind, 58 (49-51).
Dunhy, D.C. (1963). The social
groups.Sociometry, 26 (230-246)
structure
of
urban
adolsecent
Harter, S. (1990a). Processes underlying adolescent self-concept formation, en
R.Montemayor, G.R. Adams y T.P. Gullotta (eds.), From Childhood to
Adolescence (pp. 205-239).
(1998). Self and identity development, en S.S. Feldman y G.R. Elliot (Eds), At
the Theshold, the Developing Adolescent (pp.352-387), Cambridge, Ma,
harvard University Press.
Head, D.N. (1979). The stability of self-concept scores in visually impaired
adolesceents. Education of Visually handicapped, 3, (66-74).
L’Ecuyer, R. (1985a). El concepto de sí mismo. Barcelona. Ed. Oikos-Tau.
Marchago. S.J. (1997). Programas de actividades para el desarrollo de la
autoestima. Vol.2. Madrid.: Escuela Española.
Meigham, T. (1971). An investigation of the self-concepts of blind an visually
handicapped adolescents. New York: A.F.B.
Ochaita, E. (1998). Ceguera y desarrollo psicológico. En A.Rosa y E. Ochaita
(Eds.), Psicología de la ceguera. Madrid. Alianza.
Obiakor, F.E. (1986b). A comparative study of the development of self-concept
in normally sighted and visually impaired students. (Tesis doctoral sin
publicar. Universidad del Estado de New México, Las Cruces).
Obiakor, F.E.; Muller,D.; Stile,s. (1986). The development of self-concept in
visually impaired persons. (Presentado en ponencia).
Rasonable, M. (1995). Autoconcepto entre los estudiantes ciegos filipinos. El
educador, 8 (43-45).
Rosenberg, M. (1979). Conceiving the self. New York: Basic books.
Ruiz, C. Y Esteban, M. (1996). La percepción del ciego sobre sí mismo: un
enfoque multidimensional. Integración, 22 (50-56)
Tobin, M.J. y Hill, E.W. (1986). Visually impaired teenagers: Ambitions,
attitudes, and interests. Journal of visually impairment & Blindness.Vol. 82
(414-416).
Descargar