El ideologismo liberal en los temas laborales

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El ideologismo liberal en los temas laborales
por Alexis Guardia B.*
21 de Diciembre de 2007 / Mostrador
Es muy difícil permanecer indiferente frente a la argumentación sostenida por el
Decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile en torno a los
asuntos laborales. En su artículo de El Mercurio, del 18 de diciembre del presente
año, titulado el “Tema laboral una vez más”, se sostiene que la incorporación de
cinco mil trabajadores actualmente subcontratados por Codelco significarían un
aumento de salarios para estos trabajadores entre 50 y 100% y, por tanto, habría
un gasto adicional para la empresa de US$300 millones anuales que por lo demás
dejarían de llegar a las arcas fiscales. Esto último significaría que con la cifra
indicada se podrían otorgar casi 20 mil subsidios habitacionales adicionales por
año, o bien, podría subirse la subvención escolar en más de 10%. “En cambio, las
cerca de 5000 personas beneficiadas se encuentran en el 10% más rico del país”
luego la medida sería abiertamente regresiva. Además habría una pérdida de valor
de la empresa Codelco del orden de US$ 3.500 millones (por la vía de actualizar a
40 años la cifra de los US$ 300 millones), y, como si esto fuera poco, la “Dirección
del Trabajo forzaría el cierre anticipado de algunas de las divisiones de Codelco,
con una pérdida de ingresos y empleos considerable”.
Ahora bien, nuestras discrepancias con la reciente argumentación no giran en
torno a las cifras, sino a los conceptos involucrados. De lo que se trata, en el
fondo, y que está en el espíritu y letra de la ley recién aprobada, es corregir la
subcontratación o externalización espuria que hacen las empresas y, en este
caso, Codelco. Es decir, corregir el hecho de que dos trabajadores que hacen las
mismas tareas en el giro propio de la empresa reciban dos salarios diferentes.
Como seguramente debe saberlo nuestro decano, en todas las facultades de
economía del mundo se enseña en primer año que la empresa contrata mano de
obra y ejerce su demanda de trabajo hasta el momento que el ingreso proveniente
de la ocupación de un trabajador suplementario es compensado por los gastos
que le causa su empleo o, dicho de otra manera, hasta el punto donde el salario
es igual al ingreso que procura el trabajador adicional. Puesto que se supone que
todos los trabajadores son intercambiables, todos ellos deben recibir el mismo
salario. Es decir, la productividad del trabajador marginal determina así no
solamente su salario, pero el de todos los otros trabajadores. En consecuencia,
para un salario dado, el volumen de empleo generado por la empresa, seguirá la
regla de que el salario sea igual al valor de la productividad marginal del trabajo.
Pues bien, la ley sobre Subcontratación no sólo se inspira de un sentido de justicia
(o buenas intenciones, según nuestro decano) sino también en una “buena
economía”, es decir, aquella donde funcione realmente el mecanismo de mercado,
en este caso en el campo laboral, pues lo que ocurre en Codelco (como en
muchas otras empresas que subcontratan) es que no se paga la productividad
marginal (en valor) de los trabajadores por que se tuerce la nariz al mercado. A
una parte de los trabajadores subcontratados en Codelco se les paga entre 50 a
100% por debajo del valor de su productividad marginal porque se alejan de
principios elementales que rigen en una economía de mercado. Por lo demás, el
manoseado argumento de que los trabajadores de Codelco o de la actividad
minera tienen salarios que los “ubica en el 10% más rico”, ello se explica también
por el funcionamiento de mercado pues se trata de un sector en que el valor de la
productividad es el más elevado del país, o es ¿que acaso a nuestros
economistas liberales les gustaría que se pagara el salario mínimo en esa
actividad? ¿Será que estos economistas tienen un doble estándar para mirar el
funcionamiento de la economía?
El resto del artículo que comentamos es el ya repetido argumento de que el
aumento del salario mínimo o las reformas laborales castigan el empleo, pues ello
aumentaría el costo de la mano de obra. Para demostrarlo se refugian en variados
y sofisticados modelos econométricos, sabiendo que este es un campo minado
para los economistas pues con tales modelos se puede probar una cosa y su
contrario. Cuando el Partido Laborista introdujo el salario mínimo en Gran Bretaña
en 1997 aparecieron decenas de estos modelos demostrando que el empleo iba
disminuir, pero también, dado el pluralismo existente en ese país, aparecieron
decenas de otros modelos que mostraban lo contrario. Finalmente la evidencia
histórica demostró que el salario mínimo en ese país no produjo el desempleo
previsto por los economistas más conservadores y por el contrario hoy en día
Gran Bretaña tiene una de las tasas de desempleo mas baja de la Unión Europea.
La econometría es una noble rama de la ciencia económica y que merece todo
nuestros respetos salvo cuando se usa como ideología sin explicitar que lo que se
busca es demostrar un prejuicio y no un juicio objetivo de la realidad. Los
resultados econométricos no son evidencia en la medida, como diría Popper, que
exista siempre la posibilidad de refutarla.
El problema de la evaluación de la subcontratación y la aplicación de la ley no son
fáciles y no sabemos si la cifra de cinco mil trabajadores en Codelco es la cifra
exacta que corresponde, hasta que se expliciten los criterios utilizados para
evaluarlos. En último caso la empresa siempre puede recurrir a los tribunales del
trabajo para discutir los casos límites. El problema político que ha levantado el
tema de la subcontratación, es aún mucho más difícil como ha quedado
demostrado. Una cierta desprolijidad política impidió tener una sola opinión como
sector público lo que habría obviado muchas de las dificultades actuales y futura
en el tratamiento de este tema.
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Alexis Guardia, economista
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