NEFERTITI, FARAÓN de EGIPTO Viaje al intrincado periodo de Amarna Helena R. Olmo El final del reinado de Akenatón está envuelto de la misma confusión que impregna todo el periodo de Amarna. Igual que otros egiptólogos, el astrofísico Juan Antonio Belmonte sostiene que entre el faraón hereje y Tutankamón hubo otros dos monarcas que gobernaron brevemente. Pero Belmonte no solo lo cree, tiene pruebas científicas que demuestran que el primero de esos faraones fue un misterioso personaje llamado Semenkare, de quien sabemos casi nada, y el segundo fue Nefertiti. ¿Quién fue realmente Nefertiti? ¿Qué papel desempeñó en el periodo de Amarna? © ZDF / Alexander Hein Fotograma del documental «En busca de tesoros perdidos - La odisea de Nefertiti» (ZDF), refleja el momento en el que el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt descubrió una escultura de la reina en el desierto de Amarna. « © Museos Estatales de Berlín (Vorderasiatisches Museum) Hallado busto pintado de tamaño real de la reina, de 47 cm. de altura. Los colores, como recién pintados. Trabajo excelente. Describir no aporta nada, hay que verlo». Así registraba el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt, el 6 de diciembre de 1912, el hallazgo del busto policromado de la enigmática esposa de Akenatón, el más bello rostro jamás conocido. Nefertiti reinó durante el tan revolucionario cuanto excelso contexto amarniense. Este periodo duró escasamente 20 años, pero su impacto fue enorme en la vida religiosa y cultural de Egipto, y dejó hondos surcos en la conciencia colectiva. Lo que hoy es Tell el-Amarna no era más que una extensa planicie de terreno yermo. Precisamente allí debía levantarse una de las ciudades más hermosas e innovadoras de la historia de Egipto: Aketatón. Fue fundada por Akenatón, concebida para ser la capital de su provocador monoteísmo, de gran trascendencia política y social en el Imperio Nuevo. Su expresión artística debía ser sublime para imponerse al defenestrado dios Amón y su urbe tebana. Por eso, cuando Borchardt dirigió las excavaciones de principios de siglo XX hacia el valle de Amarna, entre Luxor y El Cairo, intuyendo que algo portentoso saldría a la luz, no se equivocaba. Descubrió el taller de Tutmose, el escultor de la corte y autor del exquisito busco de Nefertiti. Allí, entre ruinas, llevaba 3.500 años oculta la belleza inmortal de Nefertiti. LA REINA CAUTIVA EN BERLÍN Cuando Nefertiti llegó a Alemania encandiló al Kaiser Guillermo II, que se llevó consigo una réplica a su exilio holandés en 1918. Más tarde la reina embrujó a Hitler, que no solo se negó rotunda- Nefertiti habría ascendido como faraón al trono de Egipto antes que Tutankamón Momento de la presentación de la busto de la reina Nefertiti en el lugar del hallazgo. mente a restituirla a Egipto, la protegió de la destrucción de la capital del Tercer Reich ocultándola en una mina de Turinga (este de Alemania. Las autoridades egipcias no han cesado de reclamar la devolución del busto, pero Nefertiti cautiva en Berlín, no puede volver a casa. Alemania alega que llegó al país de forma legal y que la pieza es demasiado frágil para ser transportada; por no mencionar que se trata de la atracción turística más emblemática y rentable de la capital. El eje del templo de Atón está orientado a una hendidura en el horizonte por donde el sol se eleva a finales de febrero y de octubre. Esto pudo inspirar el nombre de la ciudad, Aketatón, el «Horizonte del Disco» «Tutankamón era el hijo de un rey, como atestiguan las fuentes, no puede ser otro que Semenkare» © IAC Belmonte se hace escuchar alto y claro. Su obra «Pirámides, templos y estrellas» (Ed. Crítica, 2012) es un fabuloso libro sobre el conocimiento que los egipcios tenían del cielo y el uso que hicieron del mismo. Su comprensión del cosmos dio lugar a la aparición del calendario de 365 días anuales y al cómputo de tiempo en 24 horas, al zodiaco de Dendara, a la orientación de templos y pirámides, al techo astronómico de la tumba de Senenmut… Leyendo los astros, este investigador nos descubre hechos fascinantes del pasado faraónico. Pero su lectura no es astrológica, podría decirse que es literal porque respeta los estadios del método científico: formula hipótesis que verifica mediante la observación y la experimentación. De esta manera, las páginas de este libro se han llenado de respuestas probadas a muchos de los tradicionales misterios egipcios. Juan Antonio Belmonte. VIAJE AL PERIODO DE AMARNA El capitán de nuestra travesía hacia Aketatón no podía ser otro que Juan Antonio Belmonte, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Conocemos el papel de la arqueoastronomía para entender cómo los seres humanos se han relacionado con el Universo, pero Belmonte explora todas las vertientes de esta disciplina, poniéndola al servicio de todo el tejido de las ciencias sociales, ya sean las relacionadas con la interacción social, con el sistema cognitivo humano o con la evolución de las sociedades. Como no podía ser de otra manera, este astrofísico también sucumbió siendo muy joven al embrujo del Antiguo Egipto –«El mosquito de la egiptomanía me picó pronto», confiesa–, haciendo de él uno de sus más rigurosas y reconocidas voces. Pero este artículo está dedicado a Nefertiti, razón que nos catapulta directamente al epílogo de la obra –«ADN, vino y eclipses: El enigma Dahamunzu»–, donde, teniendo en cuenta evidencias genéticas, epigráficas, arqueológicas y ciertos eventos astronómicos, Belmonte se atreve a desmadejar el ovillo del desconcertante periodo de Amarna, estableciendo para el mismo una cronología diferente para los últimos soberanos de la XVIII Dinastía y principios de la XIX. En este contexto, Nefertiti habría ascendido como faraón al trono de Egipto antes que Tutankamón. LA REINA QUE TRAICIONÓ A EGIPTO Pensábamos que Akenatón ejerció su reinado entre 1353 a.C. y 1336 a.C. Pero usted afirma que la cronología de Amarna se tambalea a la luz de datos astronómicos. ¿Puede explicarlo? Juan A. Belmonte: Una pista la da la planimetría de la ciudad y otro dato es un eclipse solar mencionado en las crónicas hititas. A eso hay que sumar las nuevas fechas para Horemheb, general de la época de Tut que llegó a reinar con posterioridad, según pruebas obtenidas de la reexcavación de su tumba por Van Dyck. Descubrieron sellos en ánforas de vino que dieron una nueva duración a su reinado, 14 años en vez de 27. EL PUZZLE CASA Si aceptamos la propupesta de Belmonte, Smenekare es la momia KV55. Akantón y Nefertiti solo enjendraron hijas, motivo por el cual el faraón decidiría compartir el trono con su hermano menor, Smenekare, para asegurar la suceción. Smenekare, viudo de su propia hermana KV35YL (Baketaton es la única hija de Amenhotep Por partes, entonces el levantamiento de la nueva ciudad solar de culto, Aketatón, ¿tiene también conexión y significado astronómicos? JAB: El «Horizonte de Atón» –significado de Aketatón– se erigió de forma que el eje principal de sus templos se dirigiese hacia un elemento del horizonte que recordase el nombre de la ciudad al amanecer de finales de febrero en su época de fundación, en el Año 5 de Amenhotep IV (luego Akenatón). Dado que sabemos que el eje terrestre se va desplazando, nos permite calcular el momento en el que el astro rey asomaba por ese punto exacto en el paisaje –un valle que recuerda al signo jeroglífico de una montaña–, en el mes y año del levantamiento de la ciudad, y fijar la fecha en torno al año 1336 a.C. Esta nueva cronología lo cambia todo y ofrece nuevas respuestas a los más llamativos interrogantes de este inquietante periodo. Por ejemplo, destaca un misterioso personaje femenino a quienes los egiptólogos llevan años intentando identificar: Dahamunzu. Akenatón y Nefertiti con sus hijas. III y Tiyi mencionada en Amarna), tenían un hijo pequeño, Tutankamón, a quien desde ese instante se le pudo llamar «hijo del rey». Entonces Akenatón le entregó a su hija Meritaton como Gran Esposa Ral. Pero sus planes se frustran al morir prematuramente el corregente. Akenatón optó entonces por asociar al trono a su reina Nefertiti, que sí le sucedió. En el año 17 de su gobierno, Akenatón muere y Nefertiti escribe al rey hitita Suppilulima para tomar a uno de sus hijos como esposo y convertirlo en rey de Egipto. No ha sido fácil segurile la pista a Nefertiti, máxime porque en sus tres años de gobierno, la Dahamunzu de los hititias adoptó múltipleas y difererentes apelativos; y Tutankamón, a su llegada al trono, se encargó de borrar la memoria de la soberana. JAB: Dahamunzu fue la viuda de un rey egipcio que escribió al rey hitita Suppiluliuma pidiéndole un hijo para convertirlo en su esposo y rey de Egipto: «Mi esposo ha muerto. No tengo ningún hijo varón, pero dicen que tú tienes muchos. Si me das a uno de tus hijos, se convertirá en mi esposo». Suppiluliuma envió a Zannanza, pero el príncipe fue asesinado por el camino. Históricamente, la versión más aceptada reconoce en Anjesenamón, Gran Esposa Real de Tutankamón, a la reina viuda de los textos hititas. Autores como Nicholas Reeves y más recientemente Rolf Krauss, especialistas en el periodo de Amarna afirman, sin embargo, que se trataba de Nefertiti. Tras desmenuzar todas las propuestas, usted coincide con ellos. Pero no solo al contemplar la nueva cronología amarniense, además ha cotejado este planteamiento con otras evidencias científicas. ¿Cómo queda el puzzle? ¿Cuáles han sido las piezas clave? JAB: No hay pieza clave, es como un rompecabezas y todas las piezas deben encajar al mismo tiempo… Sucede cuando se combina la astronomía, la epigrafía hitita, la arqueología y la biología molecular, así se obtiene la respuesta sólida. La contribución de la arqueología y la cronología ha sido crucial para establecer la duración de los reinados. Al combinarse con la epigrafía, sitúa en un marco temporal adecuado el reinado hitita de Mursili II, contemporáneo de Tutankamón, cuyos gobiernos habían sido prácticamente paralelos. Sabemos por los textos hititas que los eclipses eran considerados como presagios de la muerte del soberano. En los anales de Mursili II, hijo y segundo sucesor del gran Suppiluliuma, se recoge la mención de un presagio asociado al sol que podía haber supuesto una amenaza para la vida del rey. Identificándolo con un eclipse solar del año 1312 a.C. obtenemos una referencia temporal acorde con los hechos históricos. LAS DOS CARAS DE NEFERTITI En 2009 conocíamos el verdadero rostro de la reina de Akenatón, cuyo nombre significa «la belleza ha llegado». Una tomografía computarizada Finalmente, la biología molecular ha permitido establecer los lazos familiares entre la familia real de Amarna con un altísimo grado de probabilidad. ¿Entonces, Nefertiti, a pesar de fracasar en su intento de gobernar junto a un rey enemigo, logró no obstante reinar como faraón? JAB: Posiblemente ya era soberana con todos los derechos tras la muerte de su esposo. El fracaso de su nueva idea, simplemente la dejo como faraona única durante al menos tres años. EL ESQUIVO SEMENKARE Entre 2007 y 2009 Zahi Hawass coordinó una fascinante investigación sobe las momias del periodo de Amarna. Secuenciaron los ADN de las ya conocidas momias de Tutankamón, Amenhotep III, de su suegro Yuya y de su mujer Tuya (madre de Tiyi). Se sumaron al estudio otras piezas no identificadas: un varón hallado en la misteriosa tumba KV55 del Valle de los Reyes y otras cuatro momias femeninas. Dos de ellas, denominadas Dama Anciana (KV35EL) y Dama Joven (KV35YL), fueron descubiertas en la tumba de Amenhotep II (KV35); las otras procedían de la pequeña tumba KV21. Por último, se analizaron los dos fetos encontrados en la tumba de Tut. Once personalidades de las que se obtuvieron datos reveladores. Amenhotep III, Tut y el va- tridimensional, realizada por investigadores del Imaging Science Institute de Berlín, demostró que el rostros más hermoso del antiguo Egipto tampoco era inmune al paso del tiempo. Bajo la capa de estuco policromado pudimos contemplar una escultura en piedra que difiere de la perfección que conocíamos: arrugas alrededor de la boca, pómulos menos prominentes y nariz imperfecta. Momias de la KV35 en el Valle de los Reyes. rón de la KV55 resultaron estar vinculados por vía parental. Pero la información más interesantes la consiguieron de los marcadores autosómicos, que son los más utilizados en la casos de filiación y estudios forenses porque son heredados en igual proporción de ambos progenitores. De manera que, (1) la Dama Anciana es hija de Tuya y Yuya, confirmándose que era la momia de la reina Tiyi; (2) Tutankamón es hijo de la Dama Joven y del varón de la KV55; (3) KV55 es hijo de Amnehotep III y Tiyi, (4) al igual que la Dama Joven; (5) y los fetos son hijas de Tut y de KV21A, de lo que deducimos ésta es Anjesenamón. Siguen sin identificar a KV55 y a la Dama Joven. Hawass y su equipo propusieron que KV55 era Akenatón, convirtiéndole en padre de Tutankamón. Pero no consta en ninguna fuente que Akenatón tuviera una hermana que, además, fuera una reina. Por otra parte, Tutankamón le habría sucedido en el trono sin necesidad de que se interpusieran otros faraones entre ambos reinados. Así pues, de todo este galimatías, usted deduce que Tutankamón no pudo ser hijo de Akenatón. Sin embargo, en un relieve de arenisca encontrado en Hermépolis, el joven príncipe aparece referido como «el hijo del rey, de su propio cuerpo», ¿de quién era vástago entonces? ¿Cómo queda el árbol genealógico de la familia real de Amarna? JAB: El joven Tut era hijo del varón enterrado en la tumba KV55 que, a no ser que Nefertiti le fuese infiel a su esposo y Anjesenamón no fuese hija de Akenatón, no puede tratarse de este último. Por tanto, si el príncipe Tutankamón era el hijo de un rey, como atestiguan las fuentes, no puede ser otro que Semenkare. ¿Quién fue Semenkare y cuándo reinó? JAB: Este elusivo rey fue un hijo de Amenhotep III y Tiyi, y posiblemente un hermano menor de Akenatón, según muestran las pruebas de ADN. esta última posibilidad deja poco espacio a la usurpación de Nefertiti, alias Dahamunzu. EL MALTRECHO BUSTO DE AKENATÓN La efigie de la Reina del Nilo no fue la única encontrada en por Ludwig Borchardt, había otra igualmente delicada de Akenatón, aunque ésta había sido destrozada a manos de los adversarios del faraón hereje. Su reinado es problemático y es muy probable que o reinase de forma simultanea a Akenatón o que lo hiciera de forma muy breve, tan solo unos meses, a su muerte; aunque Llegados a este punto, ¿cuál es el cuadro cronológico que propone para los faraones del periodo de Amarna y comienzos de la XIX Dinastía? JAB: Akhenatón reinó entre los años 1341 a.C. y 1325 a.C. Hacia el final de su tiempo ejerció con él la corregencia su hermano Semenkare (no se puede determinar la fecha ni el número de años que estuvo en el trono, aunque sabemos que murió antes que Akenatón); finalmente, al deceso de Akenatón, habría reinado como faraón Nefertiti, como mínimo tres años antes de la llegada de Tutankamón en 1321 a.C. (Ver cuadro completo Figura 1). ¢ FIGURA 1: Cronología propuesta en «Pirámides, Templos y Estrellas» para los últimos soberanos de la XVII Dinastia y los primeros de la XIX. REY AÑOS FECHAS (a.C.) GRAN ESPOSA REAL 37 (1378-1342) -3 Tiyi 17 (1341-1325) -3 Nefertiti Neferneferuaton** ¿? (1328*-?) -3 Meritaton Ankh(et)kheperure Neferneferuaton** 3 (1324-1322) -3 Meritaton Nebkheperure Tutankhamon 10 (1321-1312) Ankhesenamon Kheperkheperure Ay 4 (1311-1308) Tuy Djeserkheperure Horemheb 14 (1307-1294) Mutnedjemet Nebphetire Ramses I 2 (1293-1292) Nenma`atre Sethy I 11 (1291-1280) Usirma`atre Ramses II 67 (1279-1213) Nebma’atre Amenhotep III Neferkheperure Akhenaton Ankhkeperure Semenkhkare (*) Esta fecha es muy orientativa, se apoya en la decoración de la tumba de Meriere II.