¿Qué tiene para decirnos la Biblia hoy? Por Alejandra Montamat ESTUDIO BÍBLICO Estudio Nro. 7 EL PECADO DEL HOMBRE (2) GÉNESIS El hombre caído Génesis 3: 6-8 Desde Edén los seres humanos somos inclinados a decidir basándonos en la experiencia, o sea que tendemos a decidir nuestra acción luego de valorarla con los sentidos humanos. El principio de la inocencia implicaba que Adán y Eva aceptaron y obedecieron una verdad de Dios porque Él la declaró y eso les permitía continuar en perfecta comunión con Dios. En su trato con el hombre, Dios apeló a su mente, al corazón como centro de la voluntad; Satanás, en cambio, apeló a sus sentidos. Leemos que Eva “Vio que el árbol era bueno para comer, agradable a los ojos y codiciable para alcanzar sabiduría” Gn. 3:6a. Dios no explicó que el fruto fuera venenoso ni desagradable, sólo les prohibió comerlo. La inocencia humana no implicaba ignorancia sino más bien la inocencia es el estado de fidelidad y dependencia de la voluntad de Dios; tanto en Edén como hoy creer y obedecer a Dios es el camino de la santidad (una cualidad de Dios que se refleja en su criatura). Adán no conocía el mal ni había experimentado el pecar pero era totalmente maduro y responsable en su obrar. La tragedia de Edén fue que la voluntad humana sometió la confianza en Dios a la experiencia de los sentidos humanos y se rindió a ellos. En términos espirituales la experiencia sensible nunca es digna de confianza (leer la advertencia de 1ª Juan 2:16,17). En Edén la tentación (incitación de Satanás) dio lugar al pecado; éste se puede explicar como toda decisión de la voluntad humana de contrariar la voluntad divina. El pecado pasó a ser una condición natural arraigada en la esencia humana (concupiscencia). La expresión desnudez no se refiere principalmente al estado exterior sino más bien a la sensación del hombre interior a partir del pecado, porque en estado de inocencia el hombre experimentaba armonía y equilibrio interior además espontaneidad para con Dios. Pero cuando comió del fruto, lo que experimentó no fue nada agradable, literalmente se desglorificó perdiendo la comunión con Dios y se hizo conciente de un nuevo estado interior con sus sensaciones propias de vergüenza, dolor, soledad, desamparo, incapacidad y temor. Ante esta desnudez espiritual trató de enmendar por sí mismo la condición: “se cosieron delantales de hojas de higuera”. ¿Acaso cubriendo el cuerpo cubrirían su alma? Desde Adán, todos los hombres cubrimos nuestro ser interior a los demás pero no podemos esconderlo de Dios. La conciencia de pecado El tentador le dijo a Eva que Dios estaba siendo egoísta al limitar la libertad humana, y mentiroso al prevenirlos de muerte ante la desobediencia. Ante la idea de ser omnisapiente, el pecado tuvo origen en la mente humana cuando el hombre consideró poder ser igual a Dios. Adán, al comer del fruto, se solidarizó con su esposa y, al igual que ella, su pecado consistió en desobedecer a Dios. Ambos comenzaron por descubrir una serie de sentimientos que antes no habían experimentado, todos negativos e insatisfactorios, de modo que les produjeron vergüenza (y es bueno que se hayan avergonzado, de otra manera no hubieran estado preocupados por la presencia de Dios en el huerto). Aún hoy la estrategia del tentador consiste en insensibilizar nuestra conciencia al pecado, de tal manera que sin malestar ni vergüenza, no habrá actitud de arrepentimiento para buscar el perdón divino. Dicha estrategia procura inhibir la conciencia de toda responsabilidad personal ante Dios, ignorando o contradiciendo al Dios creador y personal de la Biblia. Nunca podremos expresar en totalidad la dimensión del problema del pecado. Cada uno podrá dar su propio testimonio. La vida humana librada a las pasiones naturales puede llegar a experiencias infernales. No sabemos explicar hasta qué punto la propia creación sufrió el daño del pecar del hombre. Pero la luz de Dios nos permite asegurar que Su misericordia y gracia llegan más allá, cubriendo la falta e invitando a sus hijos a una nueva relación con Él. Veamos cómo procedió. Dios siempre toma la iniciativa Génesis 3:9-13 Dios no faltó a su cita diaria, sino que salió al encuentro de Adán en el huerto, mientras éste trataba de esconder su estado de Dios, como si fuera posible. Escribió el salmista: “¿a dónde huiré de tu presencia?” Tratar de esconder nuestro estado interior de Dios es la primera necedad del corazón humano. Cuando Dios se acercó a Adán, le preguntó: ¿Dónde estás tú?; apeló a su conciencia que podía señalarle cómo se hallaba moralmente frente a su Padre y Creador al haber pecado. El hombre considera dos posibles explicaciones ante su estado caído: reconoce su responsabilidad o rehúye de la misma buscando un “chivo expiatorio”. Adán primero y Eva después optaron por la segunda: ¿Para qué me diste una compañera que iba a ponerme en semejante situación? ¿Por qué dejaste que la serpiente estuviera merodeando el huerto? Desde Adán hasta hoy la dialéctica humana convierte al delincuente en víctima ¡Y hace victimario al mismo Dios! Cuando pensemos excusarnos ante Dios por nuestra rebeldía, bien haremos en recordar la actitud del hijo pródigo, quien decidió ir a su padre sin ningún pretexto, decidido a confesar su responsabilidad por el pecado personal. Si bien el pecado es primeramente una acción contra Dios, siempre involucra la relación de los hombres entre sí. La primera desavenencia entre esposos se desencadenó con esta acusación del hombre sobre su mujer, arruinando desde entonces la perfecta unidad matrimonial. OBJETIVOS DE LA LECCIÓN Entender que el hombre fue creado inocente respecto del pecado, pero responsable moralmente y libre de decidir cada acto que realizaría Comprender que la obediencia a Dios es la base de la santidad y que desde Edén no podemos ser obedientes por nuestros propios esfuerzos ya que recibimos una naturaleza con inclinación a desobedecer a Dios Asumir que la conciencia de pecado es un sensor personal que recibimos por creación, aunque distorsionada por el pecado, todavía nos puede ayudar a comprender nuestro mal obrar Comprender que todo pecado es primeramente contra Dios y que trae consecuencias interpersonales, pero que Dios siempre ha tomado la iniciativa de rescatar al hombre de su caída ACTIVIDAD PRINCIPAL Reparta el cuestionario entre los alumnos para ser respondido individual o grupalmente. Permita la discusión de ideas y esté atento a responder con la Palabra a cada inquietud. 1- En un instrumento de cuerdas, cuando se toca una nota las demás cuerdas afinadas en el mismo tono vibrarán por empatía; del mismo modo desde la caída, nuestra naturaleza tiende a vibrar con el mal aunque no seamos especialmente incitados por el mismo Satanás (lee Ef. 2:2). Por ejemplo: Si tu padre es mentiroso no te costará mentir, si tu socio roba al fisco tú lo podrás hacer, nadie te explicó la envidia o la codicia, son pasiones propias de tu naturaleza. Escribe una lista de pasiones naturales que se manifiestan en ti y que son contrarias a la voluntad de Dios. Busca pasajes que te enseñen qué debes hacer cuando eres conciente de ellas si ya eres salvo. 2- En nuestros días pulula una filosofía que plantea que “cada uno debe hacer aquello que lo hace sentir bien”; esto significa que cada hombre debe regirse por sus propios criterios al actuar y vivir, y la medida de esas acciones es el “placer” que éstas producen en cada uno. ¿Es ésta una idea bíblica? ¿Por qué decimos que nuestros sentidos humanos no son dignos de confianza a la hora de decidir? ¿Es posible que una acción o un pensamiento que la sociedad considere bueno sea contrario a la voluntad de Dios? Lee 1ª Jn 2:16,17 y busca un ejemplo. 3- Pecar contra Dios no sólo trae consecuencias a nuestra relación personal con Él, también repercute en nuestras relaciones interpersonales. ¿Qué sucedió en Edén entre los esposos aquel día? Ambos consintieron en el mismo pecado ¿Esto los unió más o los distanció entre sí? ACTIVIDADES SECUNDARIAS La desnudez humana Consideren cómo el cuerpo humano ha sido objeto de estudio y manifestación de las artes desde el nacimiento de nuestra cultura. Evalúen el uso de la figura humana y su desnudez en las pinturas y esculturas, en las películas y fotografías "artísticas", etc. Abra un debate en el cual hayan posiciones opuestas en favor o en contra de dichas manifestaciones. Relacione el deseo humano de venerar el cuerpo en las artes con la degradación del mismo por distintos desvíos: vedetismo, prostitución, pornografía, etc. Sugiera si estas manifestaciones del arte muestran en algún aspecto el interior del ser humano. Consideren si algo que sucedió en Edén puede ser la clave para entender la controversia que generó la desnudez a lo largo de la historia humana. Hedonismo y placer Haga una búsqueda en Internet de palabras relacionadas con las siguientes expresiones de los sentidos humanos: placer, felicidad, satisfacción, goce, alegría, tristeza, dolor. Consideren cuántas filosofías y disciplinas humanistas basan sus contenidos en estos términos. Descubran por qué muchas ligan a la religión cristiana con la superstición y rechazan sus principios. Consideren si algo sucedió en Edén que pueda ser la clave para entender la controversia. Libertad de decisión Transcribimos parte de un artículo publicado por el nobel Mario Vargas Llosa titulado "Hasta dónde llega la libertad humana" en el diario La Nación del 23 de marzo de 2015. Opina sobre una obra de teatro estrenada recientemente en Londres. Te proponemos leer su comentario y considerar si el tema está relacionado con nuestro estudio bíblico. ¿Cuál es según la Biblia el margen de libertad con que cuenta el hombre desde su caída en Edén para decidir acerca de Dios?: "Tal vez Stoppard, probablemente el más original y arriesgado de los dramaturgos modernos, sea el único autor contemporáneo capaz de llevar a un escenario una historia centrada en una temática que combina la neurobiología, la química, la psicología y la teología y mantener a los espectadores una hora y tres cuartos inmóviles en sus butacas, estupefactos y hechizados, mientras, sin comprender nunca cabalmente del todo lo que ocurre, siguen las peripecias intelectuales y morales que vive la indócil Hilary, a la vez que prepara su tesis doctoral en el Instituto Krohl. Está rodeada de científicos descreídos que, como su tutor Spike, se burlan de su fe y sus oraciones de antes de acostarse, y creen, grosso modo, que la llamada conciencia humana no constituye una dimensión espiritual independiente del cuerpo, sino que es nada más -y nada menos- un producto resultante de los cruces, descruces, conformaciones y hasta confusiones de los cien billones aproximados de neuronas que contiene el cerebro humano. La obra no pretende educarnos al respecto, proponiendo una solución materialista o idealista a la indagación que desvela las noches de Hilary, sino, simplemente, luego de presentarnos las razones y pruebas que esgrimen los partidarios de ambas tesis, nos deja en la encrucijada de decidir por nuestra cuenta si optamos, como Hilary, por creer que lo humano no se agota en lo físico sino que consta también de una dimensión que no lo es -alma, espíritu, conciencia o como quiera llamársele- o, más bien, por alguna de las sutiles y enrevesadas fórmulas de los sabios o sofistas que sostienen lo opuesto, es decir, que sólo somos lo que tenemos en el cuerpo. El gran mérito de la obra de Stoppard es mostrarnos que no hay una respuesta racional y objetiva para The Hard Problem: que, cualquiera que sea la solución por la que optemos, ella será siempre, no una fórmula lógica irrefutable, sino un acto de fe. Como si Dios existe o no existe, si hay otra vida además de ésta y si prevalece una religión verdadera entre las que existen o todas son falsas. Nada de eso se podrá probar nunca científicamente, como creen los arrogantes investigadores microbiológicos del Instituto Krohl, y, por lo tanto, el debate no terminará nunca y seguirá desasosegando a la especie humana por siempre jamás"