Intervención del Lehendakari

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ABERRI EGUNA 2006.
INTERVENCION DEL LEHENDAKARI
Egunon denoi.
Tenemos que celebrar, este año más que nunca, no solamente el Día de la Patria
Vasca, de todos aquellos y aquellas que nos sentimos ciertamente orgullosos de
ser vascos y de decir que siendo vascos nuestra patria es Euskadi. Hay vascos
que piensan de otra manera, legítimamente, que tienen por patria a otro país, a
otra nación. Y nosotros respetamos que en esta sociedad vasca haya quien
piense que su patria, que su nación es otra: ¡Pero que respeten también a los que
pensamos que nuestra patria, nuestra única patria, la que hemos tenido siempre,
es Euskadi!
Este año celebramos no solamente el Día de la Patria Vasca; celebramos también
la paz, el proceso de paz incipiente. Probablemente lo más importante que podías
tener, el regalo más importante que podía habernos traído el Día de la Patria
Vasca es poder construir nuestro futuro en paz y en libertad. Forma parte de
nuestro objetivo desde que nacimos hace más de 100 años: construir este país en
paz y en libertad.
Es la sociedad vasca la que nos ha traído hasta aquí, sois vosotros y vosotras los
que nos habéis traído hasta aquí. No penséis que hemos llegado hasta aquí sólo
por la voluntad de unos o de otros. Hemos llegado hasta aquí como consecuencia
de la exigencia de la sociedad vasca. La sociedad vasca no permite ni permitirá
nunca más que haya violencia en su pueblo ¡Nunca más! ¡La violencia se ha
acabado! Es la sociedad vasca, sois vosotros y vosotras los que nos habéis traído
hasta aquí y también con vosotros y vosotras haremos el camino; porque a la
verificación ética del alto el fuego permanente vendrá la verificación democrática
que en esta sociedad tendremos que hacer, debatiendo, negociando, alcanzando
acuerdos entre los diferentes partidos políticos. Y al final, ¿quiénes? ¿quiénes?,
vosotros y vosotras vais a decidir el futuro de este país, porque no habrá ningún
obstáculo, porque habrá desaparecido el obstáculo de la violencia para decidir
nuestro futuro en paz y en libertad. Pues esta hora ha llegado, y hoy estamos
celebrando este Aberri Eguna con esta posibilidad inmensa.
No hace falta nada más que salir a la calle y hablar con la gente para ver los ojos.
Nos brillan los ojos de alegría, dormimos mejor, vivimos más tranquilos, y eso se
nota en nuestra sociedad. Tenemos además una sociedad cada vez más atractiva.
Fijaros bien, son cada vez más y más y más las personas que vienen a visitarnos;
en estas vacaciones de Semana Santa también. Somos un país cada vez más
atractivo para el mundo. Fijaros bien, en el año 2000 había once países, once, por
delante nuestro en renta, por delante de Euskadi en la Unión Europea. ¡Once
países en el año 2000! Hoy hay cuatro países; somos el quinto país en renta en la
Unión Europea. Y tenemos muchas cosas por hacer, tenemos muchas cosas por
hacer, pero en esta vida hay que confiar en ti mismo. Yo tengo una gran confianza
en la sociedad vasca. Si tenemos confianza en nosotros mismos seguiremos
adelante, seguiremos adelante.
Me decía una persona a la que yo quiero muchísimo -como otras muchísimas que
han sufrido el azote de la violencia a lo largo de los últimos tiempos en este país-,
me decía: "Lehendakari, estoy muy contenta con el alto el fuego, muy contenta.
Estoy absolutamente convencida de que esto no tiene vuelta atrás. Estoy
absolutamente convencida de que ha nacido un nuevo tiempo; también el tiempo
de la política para todos nosotros. Sólo me a pena una cosa, y es que para mí y
para mi familia, para mi marido, ha llegado un poco tarde, nos ha llegado seis
años más tarde lo que hubiéramos querido".
Está bien que en estos tiempos de ilusión nos acordemos también de tantas y
tantas personas que hoy no pueden disfrutar este momento de ilusión con
nosotros y que no van a poder decidir el futuro en paz de este país en el futuro.
Sin mezclar las cosas, pero tenemos ante nosotros una oportunidad maravillosa
para hacer la paz irreversible y universal, y además también para avanzar en el
tiempo de la política. Están anunciadas ya las verificaciones del alto el fuego
permanente para el mes de junio en el Congreso de los Diputados. ¡Bien! Vendrá
después la verificación democrática de los acuerdos, vendrá después el diálogo
político entre los partidos, vendrá después el tiempo de alcanzar acuerdos, vendrá
después una consulta que en la sociedad vasca cerrará ese proceso de diálogo y
de negociación entre todos nosotros, y tendremos por tanto una oportunidad para
la paz y una gran oportunidad también para recuperar el tiempo en términos de
alcanzar acuerdos políticos.
Yo recuerdo cuando en los primeros Aberri Eguna se invocaba el comienzo de
aquel proceso que se inicia en 1839, hace ya 167 años, con la abolición de los
Fueros vascos. En 1839 España abolió los Fueros vascos por la fuerza, y se retiró
fundamentalmente el principal de los anhelos, el principal de los deseos que tiene
un pueblo, y es poder decidir sus propios destinos. Igual que las personas: decidir
por nosotros mismos. Bueno, después el propio texto de la Constitución española
recogió que anteriores a los propios derechos que reconoce para España la
Constitución había unos Derechos Históricos de un pueblo, el Pueblo Vasco. Es el
único reconocimiento que hacen los textos constitucionales. Ciento cincuenta años
antes de la Constitución española había un pueblo, el Pueblo Vasco, que tenía
unos derechos históricos, los derechos históricos del Pueblo Vasco, que se
abolieron por la fuerza en 1839. Y yo digo en el año 2006 y en Aberri Eguna que la
Constitución de los vascos son los derechos históricos, que la única Constitución
del pueblo vasco es la Constitución formada por los derechos históricos del pueblo
vasco, que ampara y respeta los textos constitucionales. Ésa es nuestra
Constitución. Y cualquier solución, cualquier solución que en términos políticos se
dé para este país vendrá de la actualización y el desarrollo de los derechos
históricos vascos y, por lo tanto, del reconocimiento de que este pueblo tiene
derecho a decidir, tenemos derecho a decidir nuestro propio futuro en paz y en
libertad y, eso sí, pactando su ejercicio. Pero este pueblo tiene derecho a decidir
su futuro en paz y en libertad. Hay que rescatar por tanto el valor de los derechos
históricos para la sociedad vasca.
Si alguien piensa que la personalidad del Pueblo Vasco se puede deshacer, como
un azucarillo en el agua, en la personalidad de España, está equivocado. No
conoce a este pueblo, no nos conoce a los hombres y mujeres que vivimos aquí.
¡No nos conocen!
Fijaros bien en la última encuesta que ha realizado el Gabinete de Prospecciones
Sociológicas del Gobierno Vasco. Lo que hace es repetir una y otra vez los datos
que se dan en torno a la sociedad vasca. Cuando a la sociedad vasca, da igual a
quien se vote, cuando a los hombres y mujeres que viven en este país, que vivís
en este país, se os pregunta por el futuro y por quién y a quién corresponde
decidir este futuro, ocho de cada diez personas, ocho de cada diez personas de
las que aquí vivimos y trabajamos, votemos a quien votemos, decimos que el
futuro de este país le corresponde decidirlo a la sociedad vasca.
¡Eso es imparable! Y os voy a decir más: nunca ha existido en este país, nunca
ha existido tan arraigada esa cultura de que el futuro nos pertenece. Jamás hemos
tenido una oportunidad tan clara en que la sociedad vasca, en que cada uno de
nosotros y nosotras tengamos más claro que el futuro nos pertenece. Nunca ha
estado tan arraigado ese sentimiento como hoy, ¡nunca! Y eso es algo que hemos
de reconocer. Por lo tanto, el debate sobre el futuro de este país va a estar aquí y
va a estar en nuestras manos, en nuestras manos. El protagonista -se hablaba de
protagonismos, carreras de protagonismos- no es el debate que en estos
momentos tenemos en esta sociedad; ni os dejéis engañar por ese tipo de
argumentos. Aquí hay un único protagonista, un único protagonista para definir el
futuro: el protagonista es el Pueblo Vasco, es el Pueblo Vasco el protagonista. Es
el Pueblo Vasco el que va a decidir su futuro, y todos los demás somos
intermediarios a través de los partidos políticos; incluso, las representaciones
institucionales. Pero lo que tenemos que hacer es decir claramente y desde hoy
que respetamos la voluntad de la sociedad vasca, que vamos a respetar lo que la
sociedad vasca decida, sea lo que sea.
A mí me produce casi escalofríos oír lo que oí hace unos días aquí, en Euskadi. Y
no me pareció tan grave lo que decía, con serlo, un líder muy importante del
Partido Socialista que empleó un verbo, "cepillar", que tiene además unas
connotaciones espantosas, desde el punto de vista de que es machista a más no
poder y fuera de todo sentido, pero me produjo mayor tristeza la algarada, las
risas que el comentario produjo entre jóvenes vascos socialistas. No creo, se me
hace difícil pensar, de verdad, que cualquier hombre o mujer joven en esta
sociedad cuando alguien, un político, me da igual de qué partido, se os diga que
"vamos a cepillarnos la voluntad de la sociedad vasca, como hicimos, para sin
andarnos con rodeos", de verdad, no creo que el objetivo de un joven en este país
sea hacer chanzas y reírse cuando alguien venido desde Madrid le diga que "nos
cepillamos la voluntad de la sociedad vasca antes de pasarnos por el Congreso,
por el Senado, etc., etc.".
Yo quiero trasladar un compromiso con la juventud. Yo soy lehendakari y
pertenezco a un partido político. Quiero que sepáis que la aportación del
nacionalismo institucional y del PNV durante los últimos 25 años ha sido construir
país cada día, construir una patria acogedora, en la que vivimos los que aquí
nacimos, los que aquí vinieron, todos juntos decidiendo nuestro futuro. Hemos
construido una patria abierta para que cada cual sienta su país y su nación como
crea oportuno. Hemos colocado a este país en niveles de renta, en niveles de
empleo, sin perjuicio de que nos quedan muchas cosas, entre el puesto o de los
puestos cabeceros de Europa. Pero quiero que sepáis que nuestro compromiso,
nuestro compromiso y el mío como lehendakari, es que los jóvenes de este país
podáis decidir el futuro, podáis construir este país como os de la gana, como
queráis, de la manera que queráis, pero, por favor, no reír nunca una chanza de
alguien que viene a deciros que el futuro no os pertenece, que el futuro de este
país se va a decidir en Madrid... Eso no lo aceptéis nunca, ¡nunca!.
Que lo sepan claro. Siempre andamos con las mismas cosas, siempre con las
mismas colas: "celebran separados el Aberri Eguna". Pero la preocupación de
quien dice "celebran separados el Aberri Eguna"... También una reflexión
tendremos que hacer en el futuro todos los partidos políticos, en torno a la
celebración del Aberri Eguna y a las futuras celebraciones del Aberri Eguna. Creo
que es necesario que en un nuevo tiempo todos hagamos una reflexión acerca de
la celebración de Aberri Eguna. Pero quien resalta que celebramos separados el
Aberri Eguna no dice algo que es fundamental, y es que celebramos separados
pero con un concepto que nos une: la existencia de un pueblo, el Pueblo Vasco, y
la capacidad de decisión de ese pueblo, del Pueblo Vasco. Y por lo tanto yo tengo
absolutamente claro, absolutamente claro, que no tenemos prisa en este proceso.
No tenemos prisa si tenemos claro el rumbo, y nuestro rumbo fundamentalmente
es defender la existencia de un pueblo, el pueblo vasco, y la existencia del
derecho a decidir nuestro futuro de ese pueblo. Si tenemos esos dos puntales
fundamentalmente bien mantenidos, bien asidos, si nuestro futuro lo encaminamos
clarísimamente en relación con estos dos grandes vectores, entonces no tenemos
prisa; llegaremos a nuestro objetivo y este pueblo decidirá aquí qué es lo que
queremos ser, cómo queremos vivir, qué nivel de relaciones queremos tener con
unos y con otros. Y abriremos siempre también nuestras puertas a pactar con los
demás, porque no estamos solos en este mundo ni estamos solos en el Estado en
el que vivimos, ni están solos tampoco nuestros hermanos de Iparralde en sus
reivindicaciones en torno a la construcción de un escenario político, en torno al
Departamento, etc., etc. No vivimos solos. No podemos perder de vista estas
cosas. Hoy hay desde aquí, igual que en el siglo XIV, desde Bilbao a Madrid hay
500 kilómetros y hay 1.000 kilómetros a París, y dentro de catorce siglos volverá a
haber desde Bilbao a Madrid 500 kilómetros y a París 1.000 kilómetros. Eso es
verdad. Pero tan verdad como eso es algo que yo os he trasladado en varias
ocasiones: que hace 2.000 años no había ni estados, ni naciones, ni estados
nación, pero existía el Pueblo Vasco, y dentro de 2.000 años no sé qué
estructuras políticas habrá, no sé lo que será España ni lo que será Francia ni
cómo será la Unión Europea, pero tengo claro que seguirá existiendo, igual que
hace 2.000 años, el Pueblo Vasco. Eso lo tengo claro, eso lo tengo claro.
Yo no tengo ninguna duda de que el futuro nos mira con optimismo a los ojos. No
tengo ninguna duda en relación con el futuro de Euskadi, tampoco ninguna duda
en relación con el papel fundamental que el Partido Nacionalista Vasco ha tenido y
seguirá teniendo para dirigir este pueblo. Ninguna duda. Lo que necesitamos es
trabajar unidos, trabajar juntos. Eso es lo que realmente tenemos que conseguir,
porque seguimos siendo una fuerza fundamental para dirigir este país, para
enfocar los problemas, para resolverlos. Nuestra obsesión siempre ha sido
resolver los problemas, siempre ha sido caminar.
Tenemos por delante un horizonte maravilloso. Aurreruntz begiratu behar dugu,
beti aurreruntz. Gora Euskadi Askatuta!.
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