La invasión es una acción que no puede corregirse

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Marcial trigoso 23 de feb del 2010 POLITICA FORESTAL NACIONAL La invasión es una acción que no puede corregirse. Lo que sí se debe corregir, es la irregular ocupación permanente o temporal (ocupación precaria). Esa ocupación irregular (precaria), no ha sido ni es producida exclusivamente por migrantes, madereros y/o mineros ilegales. Es tambien El Estado, cuando inscribe en el Margesí de Bienes Nacionales la propiedad de una escuela, posta sanitaria o puesto policial, sin pagar arriendo, como pasa en tierras de propiedad privada. Estas instalaciones del Estado atraen progresivamente a otros migrantes o se amplían, causando alteraciones sociales al interior de las comunidades. Con el listado de casos no se solucionarán los problemas derivados de la ocupación de ilegal de tierras de las comunidades. Es necesario constituir, a nivel Regional y Nacional una Comisión Permanente de Saneamiento de la Propiedad Comunal, dependientes de la PCM y Presidentes de Gobiernos Regionales pues, el saneamiento físico/legal puede generar pagos a favor de las comunidades o de ilegales que el Estado (MEF), deberá asumir. Es necesario elevar la solución de los problemas a la más alta instancia del Estado porque, entre otros, el propio Estado está incurso en la condición de ocupante precario de tierras de comunidades (Caso: Base Naval de Iquitos). Que sea el propio Estado quien pague derechos de arrendamiento por el uso de bienes de propiedad de las Comunidades, no tiene interés pecuniario, sino socio‐cultural pues, siendo así, se empoderará, en la sociedad, entre ellos los potenciales invasores de tierras, la idea del respeto que el propio Estado cumple, por ende, tendrá autoridad moral para reprimir los actos de invasión Parece haber error en la redacción de: “El diseño y la aplicación de las políticas públicas ambientales deben contribuir a erradicar la pobreza…”. Es la política económica, la que deberá contribuir a erradicar la pobreza, a reducir la falta de equidad social y económica existentes, fomentantando el desarrollo económico y social sostenible y el uso apropiado del medio ambiente. El Estado debe adoptar políticas que revalúen social y económicamente a las Comunidades a nivel local, provincial, regional y nacional. En tal sentido, la Ley debe ordenar, que esos niveles de gobierno establezcan anualmente asignaciones presupuestales específicas, prioritarias e intransferibles, dirigidas a la promoción de proyectos de desarrollo económico y social, para las comunidades de su jurisdicción La investigación científica que se requiere reforzar es la básica para aplicación inmediata: Las entidades públicas vinculadas a la problemática indígena, deben demandar líneas de investigación al IIAP, entidad que anualmente debería publicar esos requerimientos, con identificación de la dependencia que la generó y de aquellas que por negligencia no lo hayan hecho. Los Gobiernos Regionales, en los lugares donde se hayan generado esas necesidades de investigación, deberán asignar los recursos pertinentes y; los representante de las comunidades posibles, para obtener beneficios de las investigaciones. Podrán gestionar recursos en la Cooperación Técnica Internacional, contando con el apoyo de APCI (Agencia Peruana de Cooperación Internacional). Los recursos provenientes de la CTI estarán exentos de todo pago de tributos, creados o por crearse. Nadie discute los bienes que conforman el Patrimonio Nacional Forestal; el tema es que el Estado debe garantizar su conservación y uso sostenible, en tanto están en su fuente. Hasta hoy el Estado ha sido incapaz de garantizarlo. En los aserraderos existen miles de m3 de madera al que comúnmente se llama desperdicios, éstos desperdicios luego son incinerados, originandose así contaminación a vista de todos, sin que el Estado asuma su rol de tutelar. En esta misma línea de ideas, el Estado no actúa ni ejerce el rol que le corresponde, ya que teniendo conocimiento de que en cada embarque de madera aserrada se exporta, con el nombre de “pulgada gorda”, un 25% más de lo oficialmente declarado, evadiendo de ésta manera impuestos. En otros países hay una Ley denominada “Ley a la Ineficiencia Empresarial”. No es correcta la afirmacion de que, constituyen también parte del Patrimonio Forestal de la Nación, las especies de flora o fauna silvestre provenientes de cultivos y crianzas debidamente monitoreados por el OSINFOR o de quien haga sus veces. Admitirlo diría que toda especie animal criada (vacas, cerdos, pollos, etc.) o cultivada (papa, zanahoria, lechuga, etc.) sobre tierras (almacigado, hidroponía, etc.) de uso forestal, aún si las tierras donde ellas prosperan cuenten con título de propiedad, son parte del Patrimonio Nacional por el que hay “derechos de aprovechamiento” a pagar. El debate sobre cambio de uso de las tierras de uso forestal se inicia en el Perú cuando aparecen los apetitos por las tierras de la Amazonía para destinarlas a la producción de biocombustibles. Funcionarios de FONDEBOSQUE, consultados por el Gobierno para facilitar la presencia de empresas productoras de biocombustible (Palma aceitera), aceptan la existencia de dificultades o vacíos legales, para lograr tales propósitos (¡La legislación forestal es engorrosa, no lo permite!). Se perfila entonces la solución de ver el problema desde el punto de vista tierra, no bosque. Si se minimiza el desaliento, se optimiza el aliento. No debería adoptarse una posición ambivalente. Si se está a favor del cambio de uso, necesariamente habrá “autorización”, y si se está en contra no hay “autorización” que valga. Se debe tomar una posición, o se está a favor, o en contra del cambio de uso. Admitir el cambio de uso de las tierras forestales a tierras agropecuarias, validaría a las grandes empresas y la deforestación arrasaría con nuestros bosques, y la quema contribuiría al calentamiento global, contra el cual el Perú se ha pronunciado en contra en Copenhague. La desertificación se intensificará. En tanto, las normas y EL ESTADO, no persigan ni sancionen a los causantes de la extrancción indiscriminada de los recursos naturales, y creen organismos transparentes e incorruptibles para detener, perseguir y de ser el caso juzgar a los que comentan estos actos delictuosos, que ponen en riesgo nuestra natura, medio ambiente y a los habitantes que tienen su hogar en él; la deforestación y corrupción no podrán ser detenidas, aún con las mejores políticas públicas y asignación de recursos del Tesoro. Por ende, lo primero que se debe abordar son esos problemas. Prohibir el uso de recursos públicos para proyectos que promueven la deforestación, no anula que a favor de ese proceso concurran fondos privados (biocombustibles). En realidad, las áreas desboscadas por la agricultura migratoria (purmas) se recuperan con el transcurrir los años. Lo que ha venido sucediendo mayormente con los bosques Amazónicos es la pérdida de la diversidad biológica y descreme de especies valiosas, apetecidas por el mercado, esto provocó su descapitalización. Las poblaciones de especies como el palo de rosa, caoba, etc., se ha contraído significativamente. El débito debe ser asumido por el Estado, por políticas inadecuadas y permisibilidad, antes en nombre del desarrollo, hoy sólo del crecimiento. Se requiere devolver (e incrementar) la perdida capitalización de la Amazonía, del modo como se hace en la Costa, a través de obras de irrigación con fondos del Estado o endeudamiento público. No es con más agua, por cierto como se logrará la capitalización, sino con programas y proyectos de enriquecimiento de sus bosques. Así, donde hay 25 árboles de caoba cada 1000Ha, puedan haber 25 por Ha, cuanto menos. Históricamente, las primeras zonas descremadas han sido los territorios o zonas inmediatas a comunidades, en razón a la presencia de mano de obra que no requería ser trasladada ni alimentada con productos traídos de la ciudad (arroz, tallarines, fariña, atún, etc). Son pocas las comunidades que extraen madera de sus tierras, sea porque no la hay, sea por evitar su descapitalización. La mayoría de permisos de extraer en su nombre ha sido para “blanquear” madera venida de áreas cercanas. Nota: Se vuelve a mencionar el cambio de uso ilegal; ¿Entonces, habrá cambio de uso legal? Nota.‐ Oración incompleta o mal redactada pues no se trata de cambio de uso de tierras agropecuarias sino, de las tierras forestales a agropecuarias. En el proceso de zonificación ecológica económica no se producirá ningún cambio de, ni hacia, determinado uso, sino la identificación de ellas en función a su capacidad mayor a nivel detallado. Si se autorizara el cambio de uso para menos, se deja abierto el cambio de uso para más. Un empresario que pretenda lograr el cambio de uso de 500 o 5000 Ha lo único que tendría que hacer es conseguir que 100 o 1000 personas requieran hacer cambio de uso de tierras forestales a tierras de uso agropecuario para lograr sus objetivos o; como posiblemente sucederá en los alrededores de las plantaciones de palma aceitera en San Martín y Loreto, se promocionará su sembrío entre los agricultores aledaños (conducción indirecta), mientras la empresa mantiene (conducción directa) la plantación que le permitirá abastecerse de materia prima, en el primer caso a menor precio que en el segundo. Es importante garantizar el uso de los recursos en tierras de comunidades pero, igual de importante, es apoyarlas a lograr beneficio de sus frutos. Un Estado indolente y permisivo ve cómo los recursos naturales se agotan al interior de los territorios nativos y en paralelo se incrementa la pobreza extrema, mientras estafadores hacen de las suyas. Del modo como la población urbana reclama seguridad, también el Estado debe brindar seguridad a las comuneros quienes, afligidos por las necesidades y deseos de vivir mejor, se enrolan con los habilitadores. El incumplimiento de las normas de manejo tiene origen, entre otros, en el sistema neoesclavista de habilitación que hace inviable lograr objetivos sociales, económicos, laborales, medioambientales, entre otros. Las labores señaladas para la Comisión Nacional de Lucha contra la Tala Ilegal y el OSINFOR están dirigidas a sancionar efectos, no a combatir las causas que las originan. Es necesario que se designe un organismo del estado, que sea quien asuma la responsabilidad de asegurar la sostenibilidad de los bosques locales. Sería conveniente que ese rol lo asuma la Municipalidad Distrital correspondiente. Para lograr la participación equitativa en los beneficios que otorga el aprovechamiento de los recursos naturales (madera), es necesario que todos los actores del bosque tengan visión de futuro, responsabilidad social y medioambiental y, además: La mayor asociatividad posible en los estamentos de la cadena: Exportadores, Industriales, Concesionarios‐
Comunidades pues en todos se debe “pelear precios”. El estamento con menor asociatividad y fortaleza organizativa perderá, será el dominado. De ellos, los únicos fortalecidos a la fecha son los primeros (Industriales (AIMAL) y exportadores (ADEX). El otro estamento (Concesionarios‐Comunidades) son débiles, están a merced de los primeros. Hacia los últimos debe ir el apoyo del Estado, sin el cual no será posible lograr la equidad, el manejo ni el aprovechamiento sostenible. Por hoy, la balanza está inclinada a favor de los industriales/exportadores con quienes el Estado tiene acuerdos explícitos e implícitos. Los industriales dedicados al procesamiento de madera rolliza (aserrío, laminado, etc.), para operar, deben tener autorización anual, otorgada por la Autoridad Forestal. Esa autorización debe establecer el volumen que aserrará. El volumen que se le autorice debe ser la sumatoria de volúmenes concertados (Contratos de Asociatividad por un periodo de cinco a más años)) con proveedores (Concesionarios, Comunidades) con POA’s y Permisos aprobados. Los POA’s deben variar a POQ’s (Planes Operativos Quinquenales). El Estado debe inducir a los actores del bosque hacia alianzas de riesgo compartido, comprometiéndose a asegurar la inversión que realice el industrial, también a intervenir prácticas mono/oligopólicas del mercado, en razón a la conveniencia nacional (Art. 60º de la Constitución Política del Estado). Apreciamos que la institucionalidad es vista como un problema exclusivo del Estado, no de los extractores, comunidades, etc. La Constitución otorga derecho a la participación (Art. 1, numeral 17); que se ejerce de forma individual o asociada. ¿Cómo ejercer ese derecho de manera asociada si no hay instituciones sólidas? Por ello, es obligación del Estado promover y facilitar su existencia y fortaleza. Las dependencias del Estado que atienden solicitudes que formulen los asociados, deberán exigirles como requisito indispensable para que sus solicitudes sean atendidas, estar habilitados como tal, y para ello deberán estar al día en sus pagos. Para tener un fortalecimiento y descentralización de las instituciones del Estado se deberá tener un MINAG, con (2) o (3) Organismos Públicos Descentralizados (OPD), con autonomía técnica, económica, administrativa y financiera, en vez de un Viceministerio en Lima que abarque todo el territorio; uno para toda la Amazonía (Bosques Tropicales ) y otro para la Costa y/o Sierra (Bosques Secos/Andinos), por ser realidades diferentes. Su organización deberá ser similar a la del IIAP. No habría Autoridad Nacional Forestal que no sea la del Ministro, ya que las máximas autoridades serían las OPD regionalizadas según zona natural. Los Jefes o presidentes de cada uno de esos OPD tendrían rango de Viceministro; su sede deberá ser la capital de una de las Regiones (Iquitos o Pucallpa, por ejemplo). En circunstancias que las funciones del ex INRENA han sido transferidas a los Gobiernos Regionales, no tiene razón la existencia de un organismo (CONAFOR) de consulta al mas alto nivel de la Política Forestal, que estaría siendo visto en función de los intereses de industriales y exportadores, no de la sostenibilidad social, económica y ambiental; de ahí vendría el interés (“Tener la sartén por el mango”) de ubicar al CONAFOR en el más alto nivel para hacer mayor incidencia política, sustrayendo a los dirigentes de sus bases por decisiones adoptadas a su interior. Los gremios empresariales, por sí solos, tienen suficiente capacidad para la incidencia política, no requieren del acompañamiento de funcionarios, para incidir a favor de sus intereses en el aprovechamiento de recursos existentes en la Amazonía, desairando el potencial de las tierras aptas para el cultivo de los bosques secos y andinos y de la fauna que la acompaña. De otra, el CONAFOR propuesto estaría integrado por 18 miembros, 8 funcionarios públicos y 10 no públicos; de estos últimos, 4 de organizaciones fortalecidas por el sistema imperante. La proporción es del 66% contra el 34%. La descentralización y el fortalecimiento institucional implica transferencia de decisiones/ responsabilidades políticas del Gobierno, también de las organizaciones representativas. En este sentido, se propone que, en el camino a la regionalización (Macro Regiones) se creen dos CONAFOR (Selva y Costa‐Sierra o tres), con sede en regiones representativas del quehacer del bosque: de la Selva y Costa‐Sierra o de la Selva, Costa y Sierra. Esto daría tratamiento especializado a cada una de ellas: Bosque Húmedo Tropical; Bosque Seco y Bosque Andino, además propiciaría la participación y el desarrollo institucional de actores del bosque y organizaciones no representados en organizaciones nacionales, por su carácter local o regional. No creo que deba ser, precisamente, la Autoridad Forestal quien deba asesorar y asistir a las comunidades en la elaboración de sus PGMF, pues como ha quedado dicho, la Autoridad Forestal es la encargada de supervisión y control forestal. Esto la convertiría en juez y parte. Los Gobiernos Regionales con bosques húmedos pueden financiar con fondos provenientes del canon la elaboración de PGMF, POA’s ó PQA y promover Ruedas de Negocios entre vendedores de madera en pie (árboles) con PGMF, POA’s y/o POQ’s aprobados y compradores de madera, cuando no, promover contratos de riesgo compartido o alianzas estratégicas entre productores (madera rolliza) y compradores, ocasión cuando cobraría lo invertido. El manejo está relacionado con el aprovechamiento y este con el mercado. El volumen de madera existente en un POA no tiene que ser necesariamente aprobado de manera laxa. Los concesionarios y CCNN pueden requerir autorización de aprovechamiento a la Autoridad Forestal en menor volumen al existente en su POA, por ende disminuir el área de intervención. En estas condiciones, la Autoridad Forestal debería establecer estímulos por mantener la foresta sin mayor intervención. Tal como está planteada, la política de aprovechamiento forestal, se estimula una mayor área de intervención del bosque, que interpretamos como parte de una política dirigida a provocar mayor oferta de lo que la industria requiere, provocando la caída de la madera rolliza que producen los extractores, llámense comunidades, concesionarios y otros. En esa línea de pensamiento se halla la condescendencia oficial para con la tala ilegal que deslealmente compite con los precios de los extractores formales. Lo que no puede es aumentar el área (5%) de intervención; sin embargo, en el pasado reciente ese % era de sólo 3.33%. La variación porcentual se originó en la reducción de los años de rotación, de 30 a 20 años. Algunos estudiosos señalan que la velocidad de extracción viene superando en 30% la velocidad de regeneración del bosque, lo que hace predecir el agotamiento del recurso en aquellas hoy especies “batidas” Todo POA debería venir con un Plan de Negocio. La sumatoria de volúmenes aprobados no debe superar el volumen de madera capaz de ser absorbido por la industria. De este modo se lograría la eficiencia del aprovechamiento de la madera talada y, además, se evitaría el colapso permanente de los precios de la materia prima. El Estado no puede abdicar del rol promotor de la sostenibilidad de la Amazonía (Art. 66º de la CPP) y ella está, de manera exclusiva, basada en la sostenibilidad del aprovechamiento de los recursos. La Certificación Forestal no será viable y permanente mientras no exista y se desarrolle el mercado y se den las condiciones apropiadas el libre juego de la oferta y la demanda. Los precios bajos pagados por la madera, controlado por pequeños grupos monopólicos y/o oligopólicos; desconocimiento del verdadero precio pagado por la madera en el mercado, al cual accede únicamente el exportador, no hace posible el manejo y menos aún la certificación sostenida en el tiempo. Por donde se debe empezar no es por promover la certificación, sino por el manejo y, para ello, se requiere establecer la conveniencia nacional y alto interés público que el Estado intervenga las actuales las relaciones de producción de la actividad maderera, hoy dejada al libre albedrío. Se sugiere, como uno de los mecanismos de intervención, el de proveer información permanente sobre el precio de la madera, en sus diferentes especies y dimensiones, vigentes en el mercado nacional e internacional. Disponer de esa información permitirá establecer el precio de la madera rolliza, toda vez que, las cambiantes y diferentes condiciones del medio no permiten establecer los reales costos de producción. Los objetivos planteados en el campo de la investigación deberían ser en doble vía. Se debería, en tal sentido, complementar la sabiduría ancestral que poseen las comunidades, en particular sus curanderos o chamanes, con nociones científicas. Esto significa, por ejemplo, revalidar la medicina tradicional y el rol que cumplen los curanderos o chamanes no sólo en el ámbito de las poblaciones indígenas donde ejercen sus prácticas sino, también, en grandes estratos de la población rural y urbana de la Amazonía. En este sentido, el Estado debería asumir el rol promotor de la puesta en valor (social, económico, cultural) de los curanderos o chamanes de las comunidades y de sus conocimientos, preparándolos y dándoles reconocimiento oficial. Hoy, médicos egresados de las universidades son doctos en medicina tradicional, ¿Por qué no pueden serlo aquellos que les dieron esos conocimientos? ¿Se habría universalizado la acupuntura sin la oficialización de los médicos descalzos y de sus conocimientos de la China? Este acuerdo es positivo; sin embargo, hay otros sectores de la ciudadanía que tienen interés en hacer más transparente la venida a menos credibilidad en la honestidad de los funcionarios públicos, aún cuando en ella los hay probos. Así mismo, el reclamo no debe ir dirigido de manera exclusiva a OSINFOR. Las ATFFS de la DGFFS también realizan verificaciones de campo, antes o después de aprobar los POA’s. Es en esta institución donde más irregularidades se han detectado a causa de la mayor presencia de “topos”, que representarían intereses particulares. Se requiere estudiar y crear una legislación laboral y de seguridad social para las actividades de extracción y transformación forestal. Las condiciones especiales en que ellas se desarrollan así lo demandan. Para tal efecto, el Gobierno del Perú convocará a la Organización Internacional del Trabajo, de Naciones Unidas, a apoyar esta iniciativa que deberá concluir en una Ley. Si controlar la tala y comercio ilegal de maderas es un problema que aún no tiene solución, más lo será la regulación la administración, acceso y control de la gestión de la fauna. En parte, el bosque financia su propia autodestrucción al proveer de alimentos (proteínas) a miles de taladores, legales e ilegales que van en pos de la madera. La propuesta podría ir dirigida a que el Estado se comprometa a promover y financiar la instalación de centros de zoocría (zoocriaderos, granjas silvestres) de especies de de fauna silvestre con mayor aptitud de rentabilidad social, económica, ambiental, etc. en las comunidades para, posteriormente, llegar a concesionarios y ribereños. Los objetivos de la presente propuesta son: 1) La ocupación permanente del bosque; 2) El manejo del bosque; 3) La seguridad alimentaria; 4) Disminuir la presión sobre el bosque, etc. El enfoque –se reitera‐de prevención de la tala ilegal debe ser el empezar a abordar sus causas, ellas están en los problemas sociales, económicos, políticos y culturales, aún pendientes de solución, tanto en el mundo urbano y rural, particularmente: corrupción marginalidad e inequidad. Todo sistema, por seguro que sea, siempre es pasible de ser penetrado, en esa ruta se requiere persistencia en el tiempo y firmeza en las acciones. Hay algunas verificaciones de campo realizadas por personal honesto, como el que se hizo en el Yavarí. Los informes presentados reportaron, en la totalidad de los casos, que la tala practicada por los concesionarios verificados fue realizado en lugar distinto al área del POA ¿A cuántos de esos concesionarios se sancionó? Si en verdad existe la voluntad del Gobierno del Perú para acabar o disminuir la tala ilegal, sabiendo sus limitaciones y lo penetrado que se halla la Autoridad Forestal de intereses particulares, se debería solicitar que organismos y entidades nacionales e internacionales especializados apoyen directamente o indirectamente asociados a organizaciones de la sociedad civil. Debería haber firmeza en el calendario de entrega y aprobación de POA’s. No deben haber verificaciones antes o después sino, verificaciones: a) Inopinadas y b) Programadas de acuerdo a un sorteo hecho público al término del plazo de entrega de los POA’s. Los resultados de esas verificaciones de campo deben ser dados a conocer públicamente por la propia Comisión que participó de ella, dentro de las 24 horas de término de la Comisión. Un POA’s se hace con anticipación. En el caso de Selva Baja no se puede predecir el nivel que alcanzarán las aguas en la época de avenida, de modo que el POA está sujeto a esta variable impredecible, en cuyo caso no sería sancionable el incumplimiento del POA. Hay veces que las trozas quedan en el bosque, causando pérdidas al extractor/concesionario/ comunidad y las distancias son grandes y costosas que impiden el aviso oportuno a la Autoridad. Lo que el concesionario o comunidad debería entregar a la Autoridad Forestal es un Calendario Tentativo de Operaciones, como hacen los semilleristas ante INIA. Las verificaciones inopinadas y programadas podrían hacerse dentro de ese periodo, teniendo en cuenta que todos, o casi todos, movilizan madera en la temporada de avenida (Caso Loreto, Ucayali). Mediante R. J Nº 075‐2008‐INRENA, publicada en El Peruano (domingo 29 de marzo de 2008) se instruyó a la Intendencia Forestal constituir una Comisión que estudie los rendimientos de la caoba. Nunca se supo si esa Comisión se constituyó y cuales los resultados. Nos pasamos de estudio en estudio con el propósito de ganar tiempo y olvido. Coincidiendo con la propuesta de educación, es necesario que ella empiece por mostrar a los propios concesionarios que la tala ilegal genera sobre oferta y que ella provoca la caída de los precios. En esta misma línea, la Autoridad Forestal no debe aprobar más volumen del que la industria es capaz de absorber, lo que ha venido sucediendo hasta la fecha. Tanto la tala legal autorizada en más volumen que el requerido como la tala ilegal, son la misma moneda que impide el manejo. Con una motivación adecuada, los concesionarios y comunidades podrían ser los mejores aliados, para eso la Autoridad Forestal debe entender el problema que origina “legalmente”. El concepto “Comité de Bosque Local” ha caído en descrédito por su inoperatividad en que la propia Autoridad Forestal la ubicó al ceder a presiones de los industriales madereros para que no se constituyan, por lo que se debería cambiarle el nombre. En reunión solemne de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) debería anunciar el compromiso del Estado Peruano por acabar con la tala y comercio ilegal de maderas, incluso el Legislativo debería evaluar la posibilidad de reformar el Código Penal y ubicar la tala y comercio ilegal en la misma dimensión que el tráfico ilícito de drogas. Las verificaciones de campo deben ser para todas las especies pues, mientras se ponen candados al cedro y la caoba, la tala y comercio ilegal de otras especies (duras) va en aumento. Para cuando se dicten las normas que la restrinjan, ya no habrá, como ya no hay cedro ni caoba. Es que, mientras las normas prohibitivas marchan a paso de tortuga, la tala y comercio ilegal de otras especies van en coche. Existen indicios razonables que en la exportación de madera hay delito de subvaluación, en su nombre se exportan capitales hacia paraísos fiscales. La SUNAT ni ADUANAS han cruzado información con el ex INRENA ni con la ahora DGFFS y menos aún han hecho monitoreo de precios en el mercado de destino de la madera. Los delitos cometidos por los Consultores Forestales y los funcionarios incursos en delitos ligados a la actividad maderera, son prescriptibles, de donde resulta que: “A los funcionarios y consultores que han incurrido en estas infracciones se comunicará a los colegios profesionales…..” deviene en voluntad fuera de plazo. No se necesita crear “mecanismos ágiles para tramitar las denuncias” de los ciudadanos, ellas existen. Lo que se necesita es, reitero, la voluntad política de hacerlo. En Loreto se ha experimentado con denuncias públicas (vía internet), enviadas a los correos de las máximas autoridades del ex INRENA y actual DGFFS, sin provocar ningún propósito sancionador. Comisión Regional contra la tala ilegal de Loreto. Ya existe. Fue creada por Ordenanza Regional. Desde el 2006, sólo se ha reunido 2 o 3 veces. Es posible que el planteamiento de “diseñar con la participación de todos los actores” sólo tenga propósito de ganar más tiempo para no hacer nada en este campo. ¿Cuánto tiempo llevaría hacerlo?, ¿Hay los recursos necesarios para ello o, acaso se pondrán a buscar?, ¿Qué seguridades hay para, una vez diseñado, sea inexorablemente cumplida y hecha cumplir? Se debe admitir que, ante lo inexorable, fuerzas retardatarias han buscado que los cambios se retracen. Hay innumerables ejemplos que muestran la poca voluntad política para implementar un sistema de monitoreo y control. El control forestal, la cadena de custodia, la trazabilidad, etc., no son tareas de cumplimiento de funciones (empleados públicos o personal rentado), sino de actitud (disposición de ánimo manifiesto), de convicción (Idea ética o política a la que se está fuertemente adherido) y de razonamiento (conceptos encaminados a demostrar algo o a persuadir), en amalgama perfecta. Si la voluntad política es lograr el control forestal, el Estado debería, decididamente, apoyar a las personas e instituciones que han venido presentando casos documentados de corrupción. Progresivamente, conforme otros observen que esos cargos son atendidos por la Autoridad Forestal, nuevas personas/instituciones se incorporaran a combatirlos. Si, por el contrario, la Autoridad Forestal los ningunea o ignora, sataniza antes de distinguirlos y estimularlos, entonces todo mecanismo de control existirá en lo formal, no en el cumplimiento fiel. . Es una buena intensión, pero inviable. Las comunidades carecen de recursos financieros para solventar el transporte y transformación de los productos decomisados y, teniendo el origen que se manifiesta, es posible que nadie le quiera aserrar hasta que se pudra la madera. Si se entregara la madera decomisada a la Comunidad, esta le entregará al dueño del producto a cambio de una miseria (Caso Nueva Requena). Esa madera ingresará al mercado. Sólo caben dos alternativas viables, o se dinamita o el Estado financia el transporte y aserrío de la madera y parte de ella le podrá entregar a la comunidad. La realización de una Asamblea General es, debe seguir siendo, una obligación a seguir en el procedimiento de aprobación de un permiso de extracción. Esta obligación viene siendo incumplida sistemáticamente. La Autoridad Forestal debe ir a esa Asamblea General premunida de una copia oficial del Padrón General de Comuneros (se sugiere sea mantenido y actualizado por RENIEC) y comprobar la asistencia es igual o mayor al 67%. La Autoridad Forestal debe además estudiar el Plan de Negocios y advertir a la Asamblea los riesgos –si los hubiere‐ de parte o todo el plan. Debe así mismo estudiar el Plan de Distribución de los Beneficios a obtener por la venta de la madera advirtiendo sobre los costos del manejo o reposición y quienes se harán cargo de esas labores. Todas estas apreciaciones deben estar claramente detalladas en la Acta de Asamblea General. Si no obstante la Asamblea decide continuar con su Plan de Negocios, la Autoridad Forestal concurrente a la Asamblea General quedará exenta de toda responsabilidad. Antes de aprobar un nuevo POA a favor de la Comunidad, la Autoridad Forestal hará un análisis de Plan de Negocios anterior, del cumplimiento del Plan de Manejo anterior y de si se lograron los objetivos de distribución de las utilidades anterior. Sus comentarios figurarán en la nueva Acta. Por ahora, son pocas las personas y grupo d personas de la sociedad civil comprometidas en transparentar ante la opinión pública y Autoridad Forestal sus pesquisas. La Autoridad Forestal ha hecho oídos sordos a esas denuncias, hecho que genera desazón en el conjunto social. Conforme se vaya viendo una actitud decidida de la Autoridad Forestal para sancionar las irregularidades e ilícitos, será posible ver más personas comprometidas en asumir tareas de control social. No creo entonces que, por el único mérito de su creación y de los fondos que se les pueda asignar, los integrantes de los Comités de Gestión del Bosque o CABOSCOS’s asumirán esas responsabilidades pues, de lo que se trata es de actitudes. De otra parte, detectar las irregularidades e ilegalidades no son resultado de observaciones “de campo”. Hay necesidad de examinar toda la documentación y eso requiere de personal entrenado y capacitado. Si en los Comités de Gestión del Bosque participa personal de la ATFFS, Sede o Puesto de Control, hay riesgo de sesgar los resultados. Sin menoscabo de los puntos acordados, las comunidades deberían buscar fortalecer su cultura antes que priorizar su incorporación a la cultura dominante. Para ello requieren fortalecer se en lo económico, organizativo y social para, de ser así, sean los ingenieros u otros los que busquen trabajo en las comunidades. La cultura ancestral es necesaria “ponerla en valor”. Para lograrlo requieren de prácticas y conocimientos en materia de comercio y producción, no ser simples productores de materia prima (Ej. Sangre de grado) y proveedores de conocimientos ancestrales del que otros se benefician. Como se ha dicho antes, el Gobierno del Perú debería instituir un programa de capacitación para brujos, curanderos, chamanes, etc., a los que se les pueda prodigar información científica y reconocimiento social Ej. Médicos Descalzos de la China). No será la Autoridad Forestal quien “reconozca a los ciudadanos de las comunidades nativas” su amplio conocimiento sobre temas forestales; ellos mismos deben poner en valor y hacerse reconocer por la sociedad esos conocimientos. Ej. En algunos países (Chile) el Gobierno ya inauguró su 2do Policlínico de Medicina Natural dirigido por indios araucanos, asesorados por profesionales de la salud. También lo hay en Cuba y otros países. Los chamanes recetan pócimas, que antes de ser entregado al paciente es analizado y registrado. Para la curación espiritual, el paciente viaja a la Comunidad donde permanece algún tiempo, eso ha generado ingresos significativos por turismo, etc.
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