Contabilidad a valores corrientes y Ajuste por Inflación

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Contabilidad a valores corrientes y Ajuste por Inflación:
El modelo vigente
(2° Parte: Contabilidad a valores corrientes)
Por: Mariano Ramos Mejía
I. INTRODUCCION
Cómo dijéramos en nuestra anterior publicación, es nuestra intención contestar a las
múltiples consultas recibidas de nuestros lectores con respecto al tema del Ajuste por
inflación de los estados contables, con tres artículos que intentan reunir y describir los
aspectos principales de las normas profesionales vigentes en la Argentina sobre el
particular
a) El primero, que publicamos en nuestra entrega anterior 1, trataba exclusivamente
de la problemática de la denominada contabilidad histórica, y la respuesta al
problema de la unidad de medida: el ajuste integral por inflación, sus objetivos y
metodología.
b) La segunda parte, que hoy presentamos, está destinada al modelo de contabilidad
a valores corrientes, sus objetivos, metodología y limitaciones, y como respuesta a
las mismas, su combinación con el modelo de contabilidad ajustada por inflación
(que constituye en definitiva el modelo vigente en la actualidad en nuestro país).
c) La tercera y última parte, que constituirá el final de este trabajo, donde
desarrollaremos un ejemplo práctico completo de todas las variantes consideradas
durante el desarrollo del tema en las dos entregas anteriores.
Vayamos entonces a la consideración del Modelo de Contabilidad a Valores
Corrientes.
II. LA CONTABILIDAD A VALORES CORRIENTES
El uso de valores históricos ajustados tomando en cuenta los cambios en el poder
adquisitivo de la moneda, constituye, como se ha dicho en nuestra entrega anterior,
solamente una corrección de las cifras históricas, pudiendo las cifras ajustadas diferir
de los valores económicos actuales de los bienes considerados individualmente.
Esto ocurre porque como ya se mencionó el ajuste integral por inflación procura
solucionar exclusivamente el problema de la unidad de medida (cambio en el valor de
la unidad monetaria) y no busca plantearse en absoluto el problema del cambio en el
valor de los bienes (es decir la valuación de los distintos activos y pasivos lo que incide
directamente en la consideración y la distribución del resultado entre ejercicios).
1
Contabilidad a valores corrientes y Ajuste por Inflación: el modelo vigente. 1° Parte: El Ajuste por
inflación, por Mariano Ramos Mejía, en Orientar News N° 11, Agosto de 2002, consulte
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Con ello se omite la consideración de una porción del resultado que se genera al variar
los precios específicos de los bienes2. Es el llamado resultado por tenencia que debe
imputarse al ejercicio en que se produce dicha variación.
Podemos decir que la contabilidad a valores corrientes reconoce como objetivos los
siguientes (3):
a)
expresar los estados contables en valores corrientes (valores actuales o
presentes). Esto representa un acercamiento de la contabilidad a la economía,
exponiendo el valor de los activos y pasivos, acorde con la realidad económica
existente en el momento de la valuación;
b)
computar los resultados provenientes de la actividad, teniendo en cuenta la
realidad económica. Esto significa computar los resultados por tenencia que
son aquellos que surgen de la comparación entre los valores actuales de un
mismo bien en dos momentos consecutivos.
Bajo el enfoque propuesto de valores corrientes, se reconocen todos los cambios en el
valor de los bienes originados entre el momento de la adquisición de los mismos y el
momento de la valuación, que puedan medirse objetivamente, aun en los casos en
que no mediare operación de venta. Se consideran de esta forma todos los factores
que intervienen en el proceso de generación de los resultados, como ser las
decisiones de compra tomadas por los propietarios en un momento determinado para
beneficiarse con la suba esperada de los precios de los bienes, o cualquier otro factor
externo a la empresa que incida en el valor de su patrimonio.
Es importante remarcar que una vez que se venden los bienes, la suma de los
resultados parciales bajo el régimen propuesto, es la misma que la atribuida por la
contabilidad tradicional al ejercicio en que dicha venta se realiza. Es sólo una
diferencia de tiempo desde ese punto de vista, pero permite que se realice una mejor
distribución del resultado entre ejercicios.
El cómputo de los resultados por tenencia, tiene su fundamento en el desarrollo mismo
del proceso de generación de resultados que se da en toda empresa, y que comienza
con la compra de los bienes de cambio e insumos necesarios para producir el bien que
va a venderse, y finaliza cuando se transfiere su propiedad a un tercero. La
denominada contabilidad tradicional imputaba la totalidad del resultado al ejercicio en
que se produce la venta (de acuerdo con su propio concepto de realización) partiendo
del erróneo enfoque de que todo el resultado es atribuible al esfuerzo de vender,
cuando en realidad la venta constituye solamente el final del proceso.
Por otra parte, la crítica principal al método de valores corrientes se ha centrado
principalmente en el reconocimiento de este punto. Evidentemente, todo el problema
está en que se teme considerar como realizado el resultado por tenencia. Esto
2
Se trata de los aumentos de valor de los bienes sin que medie transacción por haber aumentado su valor
económico y habiendo sido ponderado ese aumento como efectivo de manera comprobable.
3
Lo que a continuación se menciona ha sido tomado del artículo La contabilidad a valores corrientes, que
el autor del presente trabajo realizó juntamente con los contadores LIDIA B. CABRERA Y OSCAR J.
ALBOR, publicado en el boletín Transparencia de la Comisión Nacional de Valores, en el año 1984.
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también tiene relación con el error común de confundir la ganancia realizada con la
ganancia distribuible.
El objetivo seguido en la elaboración de los estados contables no debe ser el de lograr
una ganancia distribuible, sino solamente una base para la distribución. Del mismo
modo, no puede pretenderse que las normas contables se acerquen a los criterios
impositivos, como condición para determinar una ganancia imponible.
El objetivo de los estados contables, que hemos enunciado en el inicio de nuestra
entrega anterior, reconoce la necesidad fundamental de que los mismos brinden
información que sea útil a sus usuarios para que éstos puedan tomar adecuadamente
sus decisiones.
En esta definición está claro que quien interviene en el proceso contable elabora
información que sirve de base para la toma de decisiones, pero de ningún modo puede
pretenderse que de esa manera se transforme en un proveedor de decisiones
automáticas. El resultado debe ser el que corresponde a un ejercicio, teniendo en
cuenta todos aquellos factores que han intervenido en su formación, y que puedan ser
medidos objetivamente.
Sobre la base de todo lo mencionado precedentemente, creemos que el método de
valores corrientes es la herramienta necesaria para cumplimentar adecuadamente el
objetivo de los estados contables, dado que:
a)
Proporciona una estructura más lógica que la tradicional para la elaboración de
los estados contables, basada fundamentalmente en el hecho de que los
mismos deben ser útiles para la toma de decisiones, reflejando todas las
variaciones en los recursos económicos medidas con un cierto grado de
objetividad, y consecuentemente su incidencia en el resultado;
b)
Presenta una información más homogénea pues todos los rubros representan
riqueza actual, considerando las características propias de cada caso;
c)
Reduce la cantidad de criterios alternativos de valuación;
d)
Al contar con datos que expresan mejor la realidad económica permite reducir
e incluso eliminar por parte del usuario la búsqueda de información
complementaria para la toma de decisiones. Es decir que pone la contabilidad
y los estados contables al servicio de la toma de decisiones y acerca la
disciplina contable a la realidad económica y por lo tanto, a la gestión del
negocio.
Puede definirse a los valores corrientes como los valores económicos de los bienes en
la fecha considerada, medidos en forma objetiva y habiendo ponderado
adecuadamente su recuperabilidad. En esta definición se pretende volcar todos los
elementos que permiten realizar una correcta valuación, es decir:
a)
Deben ser valores económicos que representen riqueza actual;
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b)
La medición debe haberse realizado en forma objetiva, considerando como tal
a la que se realice de acuerdo a la clásica definición de CHAPMAN,
CHYRIKINS Y BOCCARDI (4);
c)
Debe haberse ponderado adecuadamente que se trate de un valor recuperable
contra ingresos futuros, es decir el cumplimiento de prueba de recuperabilidad
que está presente en todo proceso de valuación.
Se consideran valores corrientes a los siguientes:
a)
Costo de reposición;
b)
Valor neto de realización;
c)
Precio de venta;
d)
Valor actual de fondos futuros descontados a una determinada tasa de interés;
e)
Costo histórico ajustado por inflación;
f)
Otros valores corrientes (que incluye al costo histórico en determinados casos).
El valor neto de realización (precio de venta menos gastos directos de venta) se
utiliza bajo las siguientes condiciones:
-
que se trate de bienes fungibles, y no sujetos a trasformación,
con un mercado de venta trasparente,
con precios conocidos, y donde
no se requieran esfuerzos significativos de venta.
En estos casos se trata de bienes que en general no fueron vendidos por una decisión
específica de la empresa, que consideró más conveniente conservarlos. Ejemplos de
aplicación pueden ser la valuación de metales preciosos extractivos en general,
cereales, hacienda, forestación y en todo tipo de bienes que reúnan las características
mencionadas y que tengan demanda asegurada. En general se denomina a estos
cómo valores de salida, y resultan de aplicación en casos específicos como los
descriptos.
El costo de reposición constituye el valor a la fecha considerada que habría de
originar la adquisición o reproducción del mismo bien u otro de similar naturaleza y
características. Este tipo de valor debe utilizarse en general para todos los bienes de
cambio que no reúnan las características mencionadas más arriba, es decir:
-
la mayoría de la mercadería de reventa y los productos terminados de
las empresas comerciales e industriales;
4
BOCCARDI, E. R. CHAPMAN, W. L. y CHYRIKINS, H. Ensayo de un concepto de ganancia
realizada, trabajo presentado a la VIII Conferencia Interamericana de Contabilidad (Caracas, 1967) y
publicado en revista ADMINISTRACION DE EMPRESAS, tomo VI-A, pág. 289. Según su clásica
definición, es objetiva la medición “que se efectúa en base a evidencia respaldatoria concreta, de manera
tal que, de repetirse la medición por varias personas en condiciones similares, no se obtendrían resultados
significativamente distintos”.
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-
todo bien de cambio sujeto a trasformación, como los productos en
proceso y las materias primas.
El costo de reposición puede ser utilizado también para bienes de uso, descontando la
depreciación correspondiente a su utilización. Por supuesto que en ambos casos,
bienes de cambio y bienes de uso, es necesario considerar las características,
naturaleza y estado del activo de que se trate y compararlo con el valor de mercado de
otros bienes que reúnan las mismas condiciones.
Pueden ser fuentes del costo de reposición:
-
Listas de precios o cotizaciones de proveedores.
Precios de compra del último mes.
Indexación de compras efectivamente realizadas utilizando índices
particulares.
Precios publicados en medios de comunicación especializados (para
ciertos rubros).
Precios del mercado internacional (para bienes importados).
Presupuestos actualizados de gastos y costos de producción.
Valuaciones técnicas realizadas por peritos independientes.
El costo de reposición, es el principal valor corriente utilizado sobre todo en la
valuación de los bienes de cambio (excepto los casos especiales que se nombraron y
en los que se aplica el valor neto de realización. Los costos de reposición de los
bienes constituyen lo que habitualmente se denomina valores de entrada.
El precio de venta (inc.c]), se utiliza en casos particulares, aceptados por la práctica
contable actual en la República Argentina, como ser la valuación de activos y pasivos
en moneda extranjera a cotización de cierre, o la valuación de títulos públicos. Es por
definición, un valor de salida.
El uso del valor actual de fondos futuros descontados a una determinada tasa de
interés (inc.d]) es de aplicación menos habitual, debido a los elementos que deben
tenerse en cuenta: el monto de los ingresos futuros, la fecha en que se van a producir,
y la tasa a la que van a ser descontados. En este último punto existen incluso
opiniones diversas, como ser la de utilizar una tasa histórica de descuento
(operaciones realizadas), o una tasa corriente (utilizada en operaciones similares en el
momento de realizar la evaluación). La utilización de este tipo de valores corrientes es
dificultosa, sobre todo con los requerimientos de objetividad deseables para su
inclusión en la contabilidad.
La utilización de los costos históricos ajustados por inflación (inc.e]) y la de costos
históricos sin ajustar (inc.f]) es práctica contable usual. Por otra parte el uso de costos
históricos sólo puede ser aceptado en casos especiales, dado que, como ya se dijo en
repetidas oportunidades en este trabajo, en general no satisface los requisitos
mínimos a ser cumplidos por la información a presentar. De todas formas, debe
dejarse bien aclarado que estos valores (el costo histórico y el costo histórico ajustado)
son solamente un imperfecto sucedáneo del valor corriente, y son utilizados cuando
dichos valores económicos son de difícil estimación.
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Como se ha mencionado anteriormente, el empleo del método no termina con la
aplicación del valor que corresponda a cada caso, sino que es necesario probar que
ese valor es recuperable. Esto supone que en aquellos casos en que se aplique costo
de reposición, si el valor neto de realización es inferior a aquél, debe aplicarse este
último, excluyendo la porción no recuperable del costo de reposición.
Tampoco debe obviarse esta norma en la consideración de los bienes de uso, donde
el valor recuperable está dado por el que resulte mayor entre el valor neto de
realización y el valor de utilización económica. Las normas contables han estado
tradicional de acuerdo en que se entiende que la valuación de los bienes de uso
tomados en su conjunto no excede de los valores de utilización económica cuando su
tenencia pueda generar ingresos suficientes para absorber, en su caso, la
depreciación de dichos bienes y los otros costos necesarios para la obtención de
ingresos.
Independientemente del reconocimiento de los valores corrientes para la mayoría de
los rubros que hemos analizado, la aplicación de una contabilidad a valores corrientes
lleva aparejada la exclusión del activo de todos aquellos intangibles para los cuales
puede considerarse que no tienen un valor económico por separado de la empresa; es
decir, que no son identificables como elementos de riqueza por separado de la misma.
Son éstos los famosos casos de la llave de negocio y de muchos cargos diferidos. Es
notable que la contabilidad tradicional, que ha pregonado la objetividad y la prudencia
a ultranza, defienda la existencia de estos valores que en muchos casos ofrecen
serias dudas en cuanto a su recuperabilidad, y en otros se mantienen en el activo
argumentando su imputación contra utilidades futuras. Este caso muestra uno de los
conocidos puntos débiles de la contabilidad histórica, que pueden observarse todavía
en los estados contables, ya que dichas utilidades futuras son difíciles de cuantificar y
aun en el caso en que esto fuera posible, la imputación de tales gastos contra ellas no
reconoce ninguna regla lógica y termina siendo motivo de un cargo vía amortizaciones
más o menos arbitrarias.
Otro de los puntos que ha sido mencionado como integrante de una contabilidad a
valores corrientes es la inclusión dentro de los estados contables de los intereses
sobre capital propio. Tratando de considerar todos los factores económicos que juegan
en el desenvolvimiento de la empresa, una corriente de opinión (5) ha postulado el
reconocimiento de la ganancia atribuible a los propietarios de la compañía por poner a
disposición de la administración su propio capital. Esta ganancia tendría su
contrapartida en una pérdida dentro de los resultados derivados de la actividad y sería
considerada por separado. Ese interés representaría el ahorro por no haber tenido que
financiarse con fondos de terceros. Un problema a considerar es la tasa a la cual debe
calcularse dicho interés, punto sobre el cual no hay acuerdo, pues existen quienes
postulan que debería considerarse una tasa promedio ponderada en función de la
estructura de financiamiento, mientras que otros consideran que el interés debería ser
5
FORTINI, H. L., LATTUCA, A., LOPEZ SANTISO, H., LUPPI, H. A., SLOSSE, C. A. y URRIZA, J.,
Replanteo de la técnica contable, Ediciones Macchi, 1980. Según sus autores, el estado de resultados
deberá incluir “la ganancia que será atribuible a los propietarios por poner a disposición de los
administradores el capital propio (los recursos). Esta ganancia de los propietarios es la que se toma como
costo por el uso del capital propio del resultado de la actividad”.
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exclusivamente el costo de oportunidad por no haberse recurrido a la financiación de
terceros (6).
Si bien este criterio intenta clarificar y aumentar la comparabilidad entre estados
contables de empresas con distinta estructura de financiamiento, desde nuestro punto
de vida no es aplicable en los estados contables. Creemos que la evaluación de este
caso debe corresponder exclusivamente al propietario y su inclusión en los estados
constables respondería sólo a la satisfacción de las necesidades de un usuario en
particular (el mismo propietario), cuando hemos afirmado con anterioridad que los
estados deben brindar información útil para los usuarios en general. Por otra parte,
podría cuestionarse que el beneficio que el empresario o accionista obtiene no es sólo
el que resulta de aplicarle a su inversión una tasa que mida el ahorro de interés para
esa determinada estructura de financiamiento, sino el costo de oportunidad por no
haberla aplicado en la mejor de las alternativas de inversión posibles, lo que debería
incluir por lo tanto posibilidades ofrecidas a la empresa.
III. LIMITACIONES DE LA CONTABILIDAD A VALORES CORRIENTES.
COMBINACION CON EL AJUSTE INTEGRAL POR INFLACION
Si bien la contabilidad a valores corrientes, actuales o presentes, se sitúa más cerca
de la realidad económica que la contabilidad histórica y aun que la contabilidad
histórica ajustada, en épocas de inflación no puede prescindirse de la consideración
de los efectos de ésta. Si excluyéramos la variable inflación, estaríamos considerando
dentro del resultado por la tenencia de los bienes una porción que corresponde a
resultado monetario y que está generada por el mantenimiento de activos y pasivos
monetarios durante el período. Es necesario remarcar, que si bien en ambos casos se
trata de un resultado por tenencia, pero de naturaleza diferente y es importante
diferenciar el que surge exclusivamente de la solución del problema originado por la
unidad de medida, del originado por el cambio en el precio particular de los bienes. Por
lo tanto la alternativa propuesta es la combinación de la contabilidad del valor presente
con las técnicas del ajuste integral por inflación, con lo cual los objetivos a cumplirse
son los siguientes:
a)
Expresar los estados contables en valores corrientes, actuales o presentes, de
acuerdo con la definición de los mismos, que diéramos en el punto II de esta
entrega;
b)
Cómputo en los estados contables del resultado monetario, derivado de la
tenencia de activos y pasivos monetarios durante el ejercicio;
c)
Cómputo del resultado por tenencia, que surge de la comparación entre los
valores corrientes de un bien determinado en dos momentos consecutivos,
medida en moneda homogénea.
En la próxima entrega integraremos todos estos conceptos con el ejemplo práctico
completo.
CONTINUARÁ.
6
El trabajo citado en (5) postula aplicar “la tasa interfinanciera o interbancaria del último día hábil del
mes anterior sobre el total del patrimonio neto al inicio del mes (o sea el cierre del mes o ejercicio
anterior)”.
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