PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR LAS DECISIONES DE UN MAGISTRADO ELECTORAL EN EJERCICIO DE SUS FUNCIONES. Licenciada Nínive Ileana Penagos Robles. Sumario: Introducción. I. Principios que deben regir las decisiones de un Magistrado Electoral en el ejercicio de sus funciones. II. Funciones y retos de la Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. INTRODUCCIÓN En el marco del proceso de selección de los Magistrados que deben integrar la Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el presente documento se aborda en principio el análisis de los principios que deben regir las decisiones de los Magistrados electorales en general y, a partir de ellos advertir los retos que implica el que ahora en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales publicada en el Diario Oficial de la Federación el 23 de mayo de 2014, se establezca que la resolución del procedimiento especial sancionador debe ser pronunciada por la Sala de referencia. I. PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR LAS DECISIONES DE UN MAGISTRADO ELECTORAL EN EL EJERCICIO DE SUS FUNCIONES. Considero que los principios que deben regir las actuaciones de un Magistrado Electoral del Poder Judicial de la Federación deben, ser acordes con los que principios establecidos en la Constitución Federal y en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales; así estos principios deben ser legalidad, imparcialidad, objetividad, certeza y probidad. Entendiéndose, conforme a lo sostenido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación1 que el principio de legalidad se refiere al estricto apego a las disposiciones 1 Criterio que se contiene en la siguiente tesis de jurisprudencia: “FUNCIÓN ELECTORAL A CARGO DE LAS AUTORIDADES ELECTORALES. PRINCIPIOS RECTORES DE SU EJERCICIO. La fracción IV del artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que en el ejercicio de la función electoral a cargo de las autoridades electorales, serán principios rectores los de legalidad, imparcialidad, objetividad, certeza e independencia. Asimismo señala que las autoridades electorales deberán de gozar de autonomía en su funcionamiento e independencia en sus decisiones. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha estimado que en materia electoral el principio de legalidad significa la garantía formal para que los ciudadanos y las autoridades electorales actúen en estricto apego a las disposiciones consignadas en la ley, de tal manera que no se emitan o desplieguen conductas caprichosas o arbitrarias al margen del texto normativo; el de imparcialidad consiste en que en el ejercicio de sus funciones las autoridades electorales eviten irregularidades, desviaciones o la proclividad partidista; el de objetividad obliga a que las normas y mecanismos del proceso electoral estén diseñadas para evitar situaciones conflictivas sobre los actos previos a la jornada electoral, durante su desarrollo y en las etapas posteriores a la misma, y el de certeza consiste en dotar de facultades expresas a las autoridades locales de modo que todos los participantes consignadas en la ley, de tal manera que no se emitan resoluciones caprichosas o arbitrarias al margen del texto normativo; el de imparcialidad consiste en que en el ejercicio de sus funciones las autoridades electorales eviten irregularidades, desviaciones o la proclividad partidista; el de objetividad obliga a que se eviten situaciones conflictivas sobre los actos previos a la jornada electoral, durante su desarrollo y en las etapas posteriores a la misma; el de certeza el cual, en el caso se refiere a que su actuación debe ser tal que permita a las partes del procedimiento anticipar la determinación que deberá emitirse a partir del conocimiento claro de las normas a que su propia actuación y la de las autoridades electorales están sujetas, así como de los criterios precedentes; y por último, el de probidad que se refiere a la forma honesta y transparente con la que se emitan sus resoluciones. Así, el perfil que debe tener un aspirante para acceder al cargo de Magistrado Electoral –en específico de la Sala Especializada- no puede estar limitado a su capacidad para decidir por la aplicación estricta del texto legal, sino que debe reunir cualidades específicas que sólo el ejercicio continuo de la función jurisdiccional le puede brindar, como es la capacidad argumentativa e interpretativa, así como la de visualizar el entorno del asunto que se someta a su consideración. Estos principios han regido mi labor en los distintos cargos que he desempeñado a lo largo de mi carrera judicial, en la que durante 14 años he intervenido en la resolución de diversos asuntos competencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, entre ellos, destacadamente las acciones de inconstitucionalidad en materia electoral, habiéndoseme encomendado los proyectos de resolución de asuntos relevantes como son: a) Las acción de inconstitucionalidad 13/2001 y sus acumuladas 14/2014, 15/2014 y 16/2014, promovidas por diversos Partidos Políticos nacionales y, donde, destacadamente se cuestiona el sistema de representación proporcional que para la elección de diputados al Congreso del Estado por dicho principio se establece en el Código de Elecciones y Participación Ciudadana del estado de Chiapas. b) Acción de inconstitucionalidad 50/2012, en la que se cuestionaba destacadamente la adopción en la legislación del Estado de Durango de las candidaturas independientes. c) Acción de inconstitucionalidad 24/2011, en la que de manera relevante, se cuestionó la regulación y distribución de los tiempos de radio y televisión entre los partidos políticos, establecida en la Ley Electoral del Estado de Tabasco. en el proceso electoral conozcan previamente con claridad y seguridad las reglas a que su propia actuación y la de las autoridades electorales están sujetas. Por su parte, los conceptos de autonomía en el funcionamiento e independencia en las decisiones de las autoridades electorales implican una garantía constitucional a favor de los ciudadanos y de los propios partidos políticos, y se refiere a aquella situación institucional que permite a las autoridades electorales emitir sus decisiones con plena imparcialidad y en estricto apego a la normatividad aplicable al caso, sin tener que acatar o someterse a indicaciones, instrucciones, sugerencias o insinuaciones provenientes de superiores jerárquicos, de otros Poderes del Estado o de personas con las que guardan alguna relación de afinidad política, social o cultural. (Novena Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXII, Noviembre de 2005, Constitucional, Tesis: P./J. 144/2005, Página: 111) d) Acción de inconstitucionalidad 8/2011, en donde se impugnaron las reformas a la legislación electoral del Estado de Baja California Sur, en cuanto a la violación del principio de certeza en materia electoral. e) Acción de inconstitucionalidad 39/2009 y su acumulada 41/2009, en la que se cuestionaron los requisitos para que el Instituto Electoral del Estado de Quintana Roo pudiera celebrar convenio con el Instituto Federal Electoral. f) Acción de inconstitucionalidad 2/2009 y su acumulada 3/2009, en la que se impugnó prácticamente todo el Código Electoral del Estado de Tabasco. Así como la resolución de las acciones de inconstitucionalidad 137/2007; 47/2006 y sus acumuladas 49/2006, 50/2006 y 51/2006; 39/2006 y sus acumuladas 40/2006 y 42/2006; y, 26/2005. Respecto de la cuales, por la extensión del presente documento me es imposible detallar. II. FUNCIONES Y RETOS DE LA SALA REGIONAL ESPECIALIZADA DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. En el Libro Octavo de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales publicada en el Diario Oficial de la Federación el 23 de mayo de 2014, se contiene el régimen sancionador electoral y disciplinario interno, en cuyo Título Primero se establecen las faltas electorales y su sanción, el cual se compone de cuatro capítulos: el Capítulo I estipula los sujetos de responsabilidad, la conductas sancionables y las sanciones; en el Capítulo II se desarrolla el procedimiento sancionador del que corresponde conocer a distintas autoridades del Instituto Nacional Electoral; en el Capítulo III se contienen las normas que regulan el procedimiento sancionador ordinario para el conocimiento de las faltas y aplicación de sanciones administrativas; y, por último el Capitulo IV prevé el procedimiento especial sancionador, que es el que ahora nos ocupa. Es importante precisar que el Régimen Sancionador Electoral, que ahora interesa, ya se encontraba previsto desde el abrogado Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE); sin embargo, ahora se introducen notables diferencias, de las cuales me referiré en específico, a las relativas al procedimiento especial sancionador que nos ocupa, siendo la principal diferencia, el que se encomienda ahora a una Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para lo cual se le turnará el expediente completo, exponiendo, en su caso, las medidas cautelares determinadas y demás diligencias que se hayan llevado a cabo por el Instituto Nacional Electoral, así como un informe circunstanciado. En este contexto, quiero destacar el tema relativo a la naturaleza de este procedimiento especial sancionador, el cual tiene por objeto de solventar y resolver las denuncias presentadas dentro de los procesos electorales, que se relacionen con la violación a lo establecido en la Base III del artículo 41 de la Constitución Federal (el cual fue reformado en la reciente reforma político-electoral a la Constitución Federal de 14 de febrero de 2014) relativas al uso y adquisición de tiempos en radio y televisión y, al párrafo octavo del artículo 134 de la Constitución Federal, que se refiere a la propaganda que difundan los entes de los tres órdenes de gobierno; que contravengan normas sobre propaganda electoral y actos anticipados de campaña y precampaña. Lo que hace evidente la intensión del Legislador Federal de atender de manera prioritaria dichos actos que indudablemente influyen de manera relevante en el desarrollo del proceso electoral y que pueden afectar los principios básicos de ésta, como son, la equidad y la sana competencia de manera que se hace necesario y preponderante dar solución a dichos conflictos a efecto de garantizar el correcto desarrollo de la contienda electoral, pues de otra manera se correría el riesgo de continuar el proceso electoral con vicios que pueden desembocar, en el peor de los casos, en la anulación de la elección, de manera que es sumamente importante la resolución pronta y oportuna de dichos conflictos a efecto de eliminar las injerencias indebidas en el proceso electoral y lograr el sano desarrollo de la contienda. En este marco, en la Constitución Federal y específicamente en Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, se introduce como figura novedosa que la determinación relativa a las infracciones en cita, la pronuncie ahora una Sala Especializada perteneciente al Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación, creándose dicha Sala para la que ahora se realiza el procedimiento de selección de los Magistrados que la integren. La encomienda mencionada es relevante debido a que en nuestro país el establecimiento de un verdadero régimen democrático y representativo ha recorrido un largo camino, siendo la fortaleza del Tribunal Electoral como máxima autoridad judicial en la materia uno de sus pilares, por lo que la facultad otorgada a una de sus Salas Regionales contribuye a ese fin y abona a que los distintos actores se conduzcan con apego a los postulados constitucionales y al marco normativo. En efecto, después de las elecciones cerradas del dos mil seis, el Constituyente permanente constató la creciente importancia que tienen los medios de comunicación masivos en la formación de la opinión pública, y también se constató que los ciudadanos se ven notoriamente influenciados por la propaganda transmitida en radio y televisión como medios de comunicación de alto impacto; derivado de esto, el Constituyente permanente reformó el artículo 41 constitucional, en su Base III, Aparado A, en el que estableció en esencia que el entonces el Instituto Federal Electoral, ahora Instituto Nacional Electoral, fuera la única autoridad competente para administrar los tiempos de radio y televisión que le corresponden al Estado, y que los partidos políticos tiene derecho a acceder a estos tiempos conforme lo establezca el Instituto Federal. Además, el artículo constitucional, estableció la prohibición de que los partidos políticos y ciudadanos en general contraten tiempos en radio y televisión bajo cualquier modalidad y en cualquier momento para promocionar a una candidatura a un puesto de elección popular. Congruente con esta reforma constitucional, en el dos mil ocho, el abrogado Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales se reformó para establecer procedimientos sancionadores de las conductas infractoras a dichas normas, la evolución de tales procedimientos nos lleva a la trascendental reforma Constitucional y legal que ahora nos ocupa. Así se otorga ahora la facultad decisoria a una autoridad, desde mi punto de vista, idónea para resolver tales infracciones, lo cual es acorde –además- con el derecho humano al acceso a la justicia contenido en el artículo 17 de la Constitución Federal; así, como en los artículos 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Esto, en atención al nuevo marco constitucional derivado de la trascendente reforma de junio de dos mil once. Con esta modificación constitucional, el juez tiene la oportunidad no solo de decir el derecho, sino de asumir su responsabilidad como verdaderos garantes del orden constitucional con conocimiento y conciencia de la función social y política de la Constitución y la responsabilidad que genera el ser a quienes corresponde la determinación de restringir a personas el ejercicio de derechos en aras de proteger un derecho colectivo de interés superlativo. Así, frente a los importantes cambios que se han generado en el ámbito constitucional y legal en esta materia a nosotros nos corresponde integrar ese orden jurídico, tratar de encontrar las mejores soluciones posibles y aplicarlo también de la mejor manera. Se deben generar conceptos más claros, interpretaciones más amplias, reglas jurisprudenciales más precisas, para que los ciudadanos y los distintos actoras políticos puedan ordenar su actuar, por lo que el juez electoral debe asumir la aplicación efectiva de los principios constitucionales, en este caso de una elección libre, auténtica y equitativa; sin embargo, debe armonizarla con la exigencia fundamental de la función judicial, como es la valoración de la prueba y la obligación de emitir una argumentación suficiente y adecuada que legitime su decisión. Por ello considero que esta encomienda abona al respeto amplio y progresivo de los derechos, pues el papel del juez como su garante pretende que sea precisamente éste quien determine la sanción respectiva por la violación a normas torales en el desarrollo de los procesos electorales, y en su caso, determine la restricción a derechos humanos como la libertad de expresión y el derecho a ser votado, para lo cual deberá realizar la ponderación de los derechos en juego y los principios que sostienen el proceso electoral. Los actos de expresión política no pueden ser sancionados de manera indiscriminada, porque en tratándose de la libertad de expresión de ideas en materia político-electoral, las restricciones pueden ser interpretadas de manera tal que trastoquen derechos esenciales de la sociedad, o bien, de manera tan laxa que vulneren los principios básicos del proceso electoral, y aquí la nada sutil trascendencia del tema, contrastar la libertad de expresión frente a los principios básicos del proceso electoral. Es labor del juzgador federal y del juzgador electoral garantizar que los actores políticos ejerzan sus derechos de manera libre y que la sociedad esté lo suficientemente informada para estar en aptitud de elegir a sus representantes de manera libre y auténtica. El principio de equidad en materia electoral sobre el que se elabora toda la resolución, es un principio central en materia de justicia y democracia. Es el principio que permite que las elecciones sean libres, que permite dar a cada voto y a cada votante el mismo peso y es el principio que hace posible que la democracia pueda existir en un Estado constitucional de derecho. En el ejercicio de ponderación y modulación del principio de equidad desde el punto de vista del equilibrio, la prudencia y el balance que debe permear en los actos judiciales especialmente en materia electoral, en la que debe privar la más estricta imparcialidad y en la que el juzgador debe de coadyuvar al sano ejercicio de la democracia. Así la Sala Regional, previo a la determinación relativa a restringir el ejercicio de algún derecho humano, deberá realizar un ejercicio de ponderación en el que determine la proporcionalidad la necesidad y la idoneidad de tal restricción en la salvaguarda del interés colectivo. Constituye, entonces esta facultad de la autoridad judicial la oportunidad de generar criterios que vayan mediando y armonizando los derechos en juego, estableciendo caso por caso la justa determinación y dando certeza a los actores políticos, servidores públicos y ciudadanos en general que pudieran ser sujetos de este procedimiento, respecto a cuáles son los alcances de las normas que limitan su actuación en el proceso electoral y su sanción. Por otra parte, debo precisar que dentro de mi labor jurisdiccional se me ha encomendado a la par de la revisión y elaboración de los diversos proyectos de resolución de acciones de inconstitucionalidad –destacadamente en materia electoral- la elaboración y revisión de distintos asuntos de los que me interesa destacar amparos directos, amparos en revisión y amparos directos en revisión en materia penal, a los cuales también he dedicado mi labor durante 9 años, es decir desde mi incorporación a una Ponencia adscrita a la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual esta especializada en las materias civil y penal. En efecto, me parece de la mayor relevancia la experiencia adquirida en la materia penal, debido a que como se ha venido desarrollando la competencia de la Sala Regional Especializada que ahora nos ocupa, según lo que establece el artículo 477 de la Ley General de Instituciones y Procedimiento Electorales será precisamente emitir la resolución en la que deberán determinarse las sanciones que resulten procedentes por la violación a las normas Constitucionales y legales o bien, declarar la inexistencia de la violación objeto de la queja o denuncia y, en su caso, revocar las medidas cautelares que se hubieren impuesto. Esto, tomando en consideración que el derecho administrativo sancionador posee como objetivo garantizar a la colectividad en general, el desarrollo correcto y normal de las funciones reguladas por las leyes administrativas, utilizando el poder coercitivo del Estado para lograr los objetivos en ellas trazados; se ha considerado en jurisprudencia que la sanción administrativa guarda una similitud fundamental con las penas, toda vez que ambas tienen lugar como reacción frente a lo antijurídico; y, en uno y otro supuesto la conducta humana es ordenada o prohibida. En consecuencia, tanto el derecho penal como el derecho administrativo sancionador resultan ser dos inequívocas manifestaciones de la potestad punitiva del Estado, entendida como la facultad que tiene éste de imponer penas y medidas de seguridad ante la comisión de ilícitos. De ahí que, dada la similitud y la unidad de la potestad punitiva, en la interpretación constitucional de los principios del derecho administrativo sancionador puede acudirse a los principios penales sustantivos, siendo válido tomar de manera prudente las técnicas garantistas del derecho penal; aun cuando la traslación de los mismos en cuanto a grados de exigencia no pueda hacerse de forma automática, porque la aplicación de dichas garantías al procedimiento administrativo sólo es posible en la medida en que resulten compatibles con su naturaleza2. En este sentido, se ha pronunciado también la Sala Superior del Tribunal Electoral, al sostener que los principios contenidos y desarrollados por el derecho penal, le son aplicables mutatis mutandis, al derecho administrativo sancionador, pues por la variedad de las conductas y los entes que pueden llegar a cometer la conducta sancionada, ha establecido dos regímenes distintos, en los que se pretende englobar la mayoría de las conductas ilícitas, y que son: el derecho penal y el derecho administrativo sancionador los cuales coinciden, fundamentalmente, en que ambos tienen por finalidad alcanzar y preservar el bien común y la paz social, pues el poder punitivo del Estado, ya sea en el campo del derecho penal o en el del derecho administrativo sancionador, tiene como finalidad inmediata y directa la prevención de la comisión de los ilícitos, ya sea especial, referida al autor individual, o general, dirigida a toda la comunidad, esto es, reprimir el injusto para disuadir y evitar su proliferación y comisión futura3. Así, mi experiencia tanto en materia electoral como en materia penal, me colocan en una posición privilegiada para llevar a cabo la labor encomendada a la Sala Regional Especializada, aprovechando la función pública que se me ha encomendado a lo largo de 14 años al servicio del Poder Judicial de la Federación, con la visión adquirida en el Alto Tribunal respecto a la protección de los derechos humanos en juego y el ejercicio de ponderación cuando deban restringirse éstos. México D.F. a 14 de julio de 2014. 2 Tesis de jurisprudencia del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: Novena Época. Registro: 174488. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXIV, Agosto de 2006. Materia(s): Constitucional, Administrativa. Tesis: P./J. 99/2006. Página: 1565. 3 Tesis XLV/2002. México, D.F., 14 de julio de 2014. SEÑORES SENADORES INTEGRANTES DE LA COMISIÓN DE JUSTICIA DE LA CÁMARA DE SENADORES DEL CONGRESO DE LA UNIÓN. PRESENTE. NÍNIVE ILEANA PENAGOS ROBLES, en mi carácter de aspirante a candidato para ocupar el cargo de Magistrada de la Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en términos de lo dispuesto por el Acuerdo de la Comisión de Justicia por el que se establece la metodología para la comparecencia y dictaminación de los candidatos para ocupar el cargo de Magistrado de la Sala Regional Especializada, en su punto Primero, inciso b), comparezco a exponer lo siguiente: Bajo protesta de decir verdad, manifiesto que en la actualidad me desempeñó como servidor público de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el cargo de Secretaria de Estudio y Cuenta adscrita a la ponencia del señor Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo y que durante toda mi labor judicial o como servidor público, no se ha presentado, ni tramitado alguna denuncia o queja administrativa en mi contra. Asimismo, que tampoco se ha iniciado algún procedimiento judicial en mi contra. Sin otro particular, quedo de Ustedes: ATENTAMENTE LIC. NÍNIVE ILEANA PENAGOS ROBLES. ANÁLISIS DE TRES RESOLUCIONES RELEVANTES DE LA SALA SUPERIOR DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Licenciada Nínive Ileana Penagos Robles. Dado lo breve que debe ser el presente escrito, procedo sin mayor preámbulo a comentar tres sentencias de la aludida Sala Superior que me parecen relevantes por sus implicaciones jurídicas, institucionales y sociales: I. JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS ELECTORALES DEL CIUDADANO SUP-JDC 1895/2012. DERECHOS POLÍTICO- En este asunto la asociación política Chuta Yoma, Estado de Oaxaca, solicitó su registro como partido político en el referido Estado, la autoridad administrativa local emitió un acuerdo señalándole observaciones y le otorgó un plazo de veinticuatro horas para que manifestara lo que a su derecho conviniera, y en su caso, las subsanara. Posteriormente negó el registro. La asociación de referencia, impugnó tal decisión mediante el juicio para la protección de los derechos político-electorales de referencia ante el Tribunal Electoral Federal, por considerar que se violaban sus derechos de asociación política y de audiencia, toda vez que era materialmente imposible que en veinticuatro horas analizara y subsanara las observaciones. La Sala Superior, después de realizar un análisis que implicó la ponderación de los derechos humanos que se estimaron violados acorde con lo establecido en el artículo 1º de la Constitución Federal, en su texto posterior a la trascendental reforma de junio de 2011 y, conforme al principio pro homine, revocó el acuerdo impugnado y ordenó reponer el procedimiento a efecto de que se otorgara al actor un plazo de treinta días para las observaciones, y emitir una nueva resolución. Tal determinación resulta relevante, pues se toma en consideración, además de las estipulaciones de la Carta Magna, también los derechos humanos contenidos en los Tratados Internacionales en los que el Estado Mexicano es parte, adoptando una acción afirmativa en materia indígena, al ordenar reponer el procedimiento, flexibilizar el plazo, y emitir una nueva resolución, cumpliendo también con la obligación de reparar el daño y restituir los derechos conculcados, pues se ponderaron los obstáculos reales que enfrentan las agrupaciones indígenas, con el objetivo de impulsar el interés de las comunidades indígenas en lo particular y en lo colectivo, para constituirse como un partido político e integrarse y sujetarse al sistema electoral, en defensa además de sus usos y costumbres. Dicha resolución hace patentes los principios constitucionales consagrados en el artículo 2º de la Norma Fundamental, en el que se reconoce la diversidad cultural del pueblo mexicano y la obligación de las autoridades del Estado de promover la igualdad de oportunidades de los indígenas y eliminar cualquier práctica discriminatoria, estableciendo las políticas necesarias para garantizar la vigencia de los derechos de los indígenas y el desarrollo integral de sus pueblos y comunidades. II. JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICO- ELECTORALES DEL CIUDADANO SUP-JDC 1782/2012. Este asunto tiene su origen en la solicitud de un presidente municipal para separarse del cargo en forma definitiva, a fin de contender para el cargo de diputado federal; el Acuerdo de Cabildo que le concedió la posibilidad de separarse del cargo, con posterioridad, fue impugnado mediante amparo indirecto, en donde se concedió el amparo determinándose dejar sin efectos el Acuerdo y emitir otro en el que se ordenara su reincorporación inmediata al cargo, este constituye el acto reclamado. En el juicio de protección de derechos político- electorales, la Sala Superior, en primer lugar, consideró que el Acuerdo impugnado era de naturaleza electoral, no obstante que fue dictado por una autoridad que no es electoral, como lo es un Ayuntamiento Municipal, debido a que la cuestión jurídica a dilucidar versaba respecto a la posible vulneración del derecho a ser votado, consagrado en la fracción II del artículo 35 de la Constitución Federal. En el caso se consideró, que sí era posible la separación del funcionario que pretende acceder al cargo de diputado federal, separarse del cargo de presidente municipal; por lo que se determinó revocar el Acuerdo del Cabildo, aún y cuando éste hubiera derivado del cumplimiento de una sentencia de amparo, pues la posible vulneración del derecho político-electoral de ser votado, en su vertiente de acceso al cargo, es de naturaleza eminentemente electoral. Asimismo, se acudió a una interpretación pro persona, de los derechos de libertad del trabajo previsto en el artículo 5°, y al de ser votado siempre y cuando se reúnan las calidades prevista en la ley, contemplado en el artículo 35, fracción II, ambos de la Constitución Federal, lo cual llevó a estimar, que quien ostente el cargo de presidente municipal sí puede aspirar a ser candidato para diputado federal; lo anterior, además se sustentó en la interpretación armónica y sistemática de dichos artículos, en relación con lo que dispone el artículo 55, fracción V de la propia Carta Magna, el cual establece la restricción o el requisito de elegibilidad de carácter negativo de no ostentar el cargo de presidente municipal, o bien, de separarse de él cuando menos noventa días antes de la elección, estipulaciones que tienen como base la necesidad de preservar la equidad de la contienda,. Lo anterior, desde mi óptica, considero que incluso es acorde con lo que establece el artículo 125 de la Constitución Federal, que si bien establece la prohibición de desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular, ni uno de la Federación y otro de un Estado que sean también de elección; lo cierto es que prevé también la posibilidad de elegir entre ambos el que quiera desempeñar. III. JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS ELECTORALES DEL CIUDADANO SUP-JDC 12624/2011. DERECHOS POLÍTICO- En dos mil once, el Consejo General del Instituto Federal Electoral, emitió un Acuerdo en el cual estableció la obligación de los partidos políticos a presentar sus candidaturas respetando en un principio, los porcentajes establecidos en la ley vigente, esto es, que no debían ser menores del 40% de mujeres y no excederse del 60% de hombres, estableciendo que los partidos políticos y coaliciones, deberían de procurar que las fórmulas que integraban sus candidatos a cargos de elección popular, fueran de personas del mismo género; esto es, suplentes y propietarios mujeres o, en su caso, hombres. Este Acuerdo que estableció la cuota de género, fue impugnado por un grupo de ciudadanas ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, argumentando que se distorsionaba el principio de equidad, sobre todo en aquellas fórmulas que estaban encabezadas por una mujer, como propietario, y el suplente era hombre. Al analizar esta problemática, la Sala Superior determinó que asistía la razón a las ciudadanas, sobre todo cuando en el Acuerdo se establecía que los partidos políticos deberían de procurar que las fórmulas presentadas por los partidos políticos fueran de personas del mismo género, y estableció que este Acuerdo lo que en realidad estaba haciendo, era una mera recomendación, mas no así una obligación que deberían cumplir los partidos políticos. Así se determinó, que el Instituto Federal Electoral debía revisar las fórmulas que presentaban los partidos políticos, que cumplieran el porcentaje mencionado, respetando que también las fórmulas presentadas por los partidos políticos estuvieran integradas por personas del mismo género. Tal determinación fue trascendente para la vida democrática del país, pues garantizó de manera efectiva el acceso a las mujeres a ocupar cargos de elección popular; asimismo, constituye un verdadero factor de cambio social, puesto que reivindica los derechos de la mujer en el ámbito electoral y como consecuencia, también en la vida democrática y política nacional, pues erradicó de alguna manera la posibilidad de que se repitiera lo acontecido en 2009, cuando un grupo de diputadas, el mismo día en que tomaron posesión en sus cargos, presentaron licencias definitivas para dar pie a que sus suplentes –hombres– ocuparan su curul, lo que fue factor para el cuestionamiento de la efectividad y eficacia del principio de equidad, y la cuota de género. México D.F. a 14 de julio de 2014.