PROYECTO DE DESPACHO DE LA MULTISECTORIAL A MANERA DE BALANCE DE LA COMISIÓN DE REVISIÓN INTEGRAL DE LA LEY 12818 I- INTRODUCCIÓN EXPLICATIVA El presente documento pretende ser un aporte más (a manera de balance, de síntesis) al debate que protagonizamos en el seno de esta Comisión a lo largo de sus diferentes sesiones. Esperamos que facilite el abordaje por parte de los legisladores (quienes serán, en definitiva, quienes tienen que modificar la Ley 12818) de una problemática tan compleja y tan acuciante para los miles de profesionales de la salud de la provincia de Santa Fe. Que presentemos esta ponencia como bloque, como Multisectorial de la 2ª Circunscripción, no implica una postura cerrada. Bien por el contrario, hemos encontrado en las diferentes reuniones puntos de acuerdo con las demás instituciones de la 1ª Circunscripción, lo que amerita sin dudas avanzar en los mismos. Asímismo, si bien estamos unidos programáticamente en los 8 puntos que exponemos a continuación (y que presentamos en la reunión constitutiva de la Comisión Revisora), no necesariamente tenemos unanimidad en cuanto a la implementación concreta de los mismos. Es decir, partimos del principio de “la unidad en la diversidad”, y por lo tanto, seguimos en estado de debate sobre qué Ley y qué Caja necesitamos. Pero al mismo tiempo, continuamos generando respuestas prácticas y movilizadoras en defensa del sector más vulnerable de nuestros colegas: los miles que han caído en estado de morosidad, y que a pesar del compromiso asumido por las Autoridades de la Caja en la reuinión constitutiva de la Comisión, han vuelto a recibir las angustiantes intimaciones. PROGRAMA BÁSICO DE LA MULTISECTORIAL DE LA 2ª Circunscripción 1) Defensa de una Caja propia al servicio y bajo el control democrático de los afiliados (activos y jubilados). 2) Obligatoriedad solo para el aporte jubilatorio y carácter opcional para la obra social para quienes acrediten tener otra cobertura dentro de la seguridad social. 3) Aportes que se regulen proporcionalmente a nuestros ingresos en nuestra labor profesional. Cumplimiento y ampliación de todas las formas que configuren aportes patronales, para incrementar los ingresos a la Caja y alivianar el peso de los aportes personales. 4) Un sistema de obra social único, igualitario para todos. 5) Defensa de la conquista del derecho a la jubilación con 30 años de aportes y 60 de vida para ambos sexos. Mantenimiento de los 70 años para la jubilación por edad avanzada, aún cuando no se llegue a los 30 años de aportes. 6) Una jubilación y pensión mínimas equivalentes al costo de la canasta familiar. Revisión de la actual legislación que obliga a entregar la matrícula profesional para poder gozar de los derechos jubilatorios. 7) Un plan de reinserción de los morosos que no haga exigible la deuda generada por la obra social no utilizada y que ajuste la deuda jubilatoria a una recategorización de acuerdo al punto 3, a financiar sin afectar los derechos jubilatorios contemplados en los puntos 5 y 6. 8) Funcionamiento democrático de la Caja que instituya la Asamblea como órgano máximo para decidir Integran la MULTISECTORIAL las siguientes instituciones y/o agrupaciones: Colegio de Psicólogos – Colegio de Fonoaudiólogos – Colegio de Kinesiólogos - Colegio de Nutricionistas –Colegio de Psicopedagogos – Colegio de Obstétricas – Colegio de Técnicos Radiólogos (todos de la 2ª Circunscripción) – Sindicato de Profesionales Universitarios de la Sanidad (SIPRUS) – Profesionales de la Salud Colegiados (PROSAC) – Corriente de Salud Salvador Mazza – Trabajadores de la Salud Autoconvocados (TSA) - Asociación Odontológica Interdisciplinaria – Movimiento Odontólogos por el Cambio – II- Algunas observaciones que surgen del estudio de los informes presentados por el Directorio de la Caja del Arte de Curar El Poder Ejecutivo Provincial creó la Comisión de Revisión Integral de la Ley 12818 según el Decreto 2065. En sus sucesivas reuniones, bajo la coordinación de la Secretaria de Trabajo, Dra. Nora Ramírez, el Secretario de Salud Miguel González, y con la presencia de mediadores designados por el Ministerio de Justicia se fueron conformando claramente dos bloques: aquel que defiende a rajatablas la Ley 12818 (y que a lo sumo, admite algún cambio cosmético), y un claro bloque crítico, encarnado por la Multisectorial de la 2ª Circunscipción, así como también por algunos colegios de la 1ª Circunscripción (Fonos, Psicólogos, Psicopedagogos) y la Asociación de Jubilados de la Zona Norte. La segunda reunión fue ocupada por un largo informe situacional de la Caja, a cargo de su Presidente (Dr. Arriola) y asesores técnicos. Si bien la documentación con la que contamos dista mucho de ser clara y precisa respecto a las preguntas que realizamos, y que son aquellas que cualquier afiliado quisiera ver contestadas, un estudio detallado de dicha documentación (Informe en power point, balances 2008, 2009 y 2010, estudios actuariales), nos permiten arribar a ciertas conclusiones diagnósticas. Esto sin perjuicio que un estudio aún más profundo a cargo de especialistas, pueda aportar otros elementos. 1) Una Caja expulsiva Según el informe “power point” la Caja cuenta con 23741 afiliados activos. Esta cifra es, indudablemente, muchísimo menor de los profesionales de la salud de la provincia. Bastaría comparar simplemente colegiados con afiliados a la Caja para certificar que en la mayoría de los Colegios la primer cifra casi duplica a la segunda. La Caja no ha informado aún cuantas desafiliaciones formales se han realizado por ejercicio, pero no nos caben dudas que al aportarse todos estos datos vamos a comprobar que existen miles de colegas que no están afiliados a pesar de que la Ley los obliga, o bien que aunque legalmente puedan “zafar”, se trata justamente de eso. Es decir, no estamos en presencia de una caja atractiva para que los profesionales de la salud podamos pensar en un sistema previsional propio, manejado por nosotros mismos. El mismo informe admite que de esos 23.741 afiliados activos sólo el 75,74% goza de “cobrabilidad”. Es decir, estamos en presencia de un 25% de morosos, a pesar de los múltiples mecanismos “inclusivos” (moratorias, quitas, intimaciones, amenazas de ejecuciones judiciales, etc.). Es que incluso el 75,74% “cobrable” lo hace sufrientemente, no sólo en cuanto a la magnitud de los aportes, sino a la muy poco atractiva expectativa jubilatoria. Para peor, los estudios actuariales basados en persistir con el actual cuerpo legal, manteniendo el status quo, aconsejan incrementar la edad jubilatoria para la mujer a 65 años de vida y 35 de aportes, régimen ya aplicado a los hombres, al derogarse la 10419 y aprobarse la 12818. Es decir, la concepción expulsiva no se limita a dejar afuera a miles de activos, sino a postergar el goce de los derechos jubilatorios, buscando agrandar aún más la brecha entre aportistas activos y jubilados. 2) Una Caja con recaudación alta con beneficios bajos Los 23.741 afiliados activos sostienen a 4.156 beneficiarios, de los cuales sólo la mitad son “jubilados plenos” (2.059). Es decir que la otra mitad (especialmente pensionadas) perciben haberes sensiblemente inferiores a las ya bajas jubilaciones. Estas cifras nos dan una relación de casi 6 a 1, cuando el criterio universal de cualquier sistema jubilatorio del mundo es de 3,5 activos por 1 jubilado. Asímismo, los balances admiten que casi el 90 % de los aportistas están concentrados en las categorías más altas, con eje en la E. Como se ve, no es una arbitrariedad la consigna que “aportamos fortunas” ($825 por mes, más las cuotas aguinaldo) para jubilarnos con miseria (alrededor de 3000$ en el mejor de los casos). Pero ese aforismo que hemos popularizado para sintetizar qué Caja NO queremos, se verifica también en la relación recaudación/gastos específicos: Según el ejercicio 2010 ingresaron bajo el concepto de aportes personales $157.742.253,18. Según el mismo ejecicio egresaron bajo el concepto “funciones específicas” $96.250830,68. Es decir: de cotejar el rubro de ingresos por aportes jubilatorios personales (¡ojo, sin incluir estampillas ni el 2% de los sanatorios, ni otros ingresos), con el egreso específico del pago de haberes jubilatorios y pensiones surge un superávit anual específico de $61.491.314,50 3) Una Ley 12818 y un Directorio que aplica todo el rigor para el colega moroso sin carga real alguna para con los empresarios de la salud. Como se sabe, la Ley vigente “obliga” a las clínicas, sanatorios, sistema prepagos, etc., a aportar a la Caja el 2% sobre su facturación. Esta Ley no contempla, sin embargo, auténticos mecanismos de auditoria y de control que efectivamente obliguen al cumplimiento real de esa norma. Esto se traduce en las cifras: Según el ejercicio 2010 (ver rubro “Contribución 2%” en página 36) los grandes mercaderes de la salud “contribuyeron” ¡en todo un año! tan sólo con $ 1.738.477,77. 4) Un aparato burocrático institucional costoso Según los informes actuariales y los propios balances el gasto administrativo de la Caja oscila entre el 12 y el 16% del total de los egresos. Esto incluye sueldos del personal, pero también funcionamiento de los organismos (Directorio, Consejo, Comisión Fiscalizadora, elecciones, etc.). No está claro de los informes (fue pedido específicamente por la Multisectorial) el Activo en bienes (en especial inmuebles) que posee la Caja (perdón, que “poseemos”, ya que se supone que somos sus dueños). Pero sí está claro que estamos en presencia de un aparato burocrático importante, pesado, costoso, que no redunda en beneficio alguno para la razón de ser de la institución: sus afiliados, activos y pasivos. En este punto nos parece importante cuestionar cierto “FETICHISMO INSTITUCIONAL” que acuñan los dirigentes de la Caja y que se repite en algunos Colegios y otras estructuras institucionales. Bajo el lema “los dirigentes pasan y las instituciones quedan” se trata de justificar el sobredimensionamiento del aparato burocrático, al cual están inseparablemente ligados esos dirigentes que dicen que pasan. Sin necesidad de ninguna práctica ilegal, y encima barnizado con cierta “ética institucional” se va creando en estas instituciones (la Caja del Arte de Curar es una de las principales) una ESTRUCTURA BUROCRÁTICA. El costo económico que los propios balances admiten lo confirman. 5) Los datos brindados sobre OSPAC demuestran que sería viable como un sistema separado del sistema jubilatorio, no obligatorio para quien acredite aportar a otra obra social. Uno de los argumentos preferidos por el Directorio contra la separación de obra social de jubilación es que si aquella fuera “voluntaria” se caería el sistema, ya que “miles” se desafiliarían. Las cifras brindadas no parecieran acreditar esa tesis: OSPAC cuenta con 26.606 afiliados titulares, es decir, casi 3000 más que los afiliados para la jubilación. Es sabido que muchísimos colegas que pueden eximirse del aporte jubilatorio elijen afiliarse sólo a la obra social. He ahí las cifras. Pero además, está la cifra total de afiliados a OSPAC (incluyen familiares, etc.): 41.474 ¿Alguien puede pensar seriamente que hacer opcional la obra social haría “caer el sistema”? Conclusión y Perspectiva Los 8 puntos de la Multisectorial configuran un excelente punto de partida programático. Es obvio que su desarrollo tiene un carácter claramente derogatorio de la Ley 12818, no porque seamos “extremistas”, sino porque lo que hay que cambiar es la esencia de nuestro sistema jubilatorio: derogar la categorización por edad biológica, buscar una forma de aportes personales proporcional a nuestros ingresos como profesionales, configuar efectivamente aportes patronales a través del cumplimiento y el incremento de un porcentual sobre facturación, forman parte de una misma concepción de Caja previsional, que al contrario de la actual, atraiga a los miles que hoy se escapan. Es obvio que serán los legisladores los que deberán tomar estas ideas, y darle forma concreta. Es obvio también que sobre esa nueva Ley iremos a un período de transición, en el que habrá que ensamblar los resabios de la “vieja Caja” con la Caja que queremos. III- LA CUESTIÓN DE LOS APORTES PERSONALES: DEROGAR EL INJUSTO E INCONGRUENTE SISTEMA BASADO EN LA EDAD BIOLÓGICA y/o AÑOS DE RECIBIDO Y EXPLORAR FORMAS BASADAS EN LA PROPORCIONALIDAD A NUESTROS INGRESOS RELACIÓN ENTRE LOS APORTES PERSONALES Y LAS DISTINTAS FORMAS POSIBLES DE APORTES PATRONALES ADVERTENCIA: Lo que sigue es un texto aproximativo. Tiene, por lo tanto, el carácter de “borrador”. Pero está elaborado con cifras, a fin de que el estudioso del tema (especialmente si es técnico en la materia) pueda corregirlo y mejorarlo sobre parámetros concretos. Se limita a la cuestión del régimen jubilatorio, diseñando un sistema de ingresos y egresos. Parte de la base que la Obra Social debe ser un sistema completamente separado, que no siendo obligatorio para quien acredite otro sistema compulsivo (obligatorio) de seguridad social, fije su cuota de acuerdo a la necesidad de mantener un único sistema de prestaciones que esté por encima del PMO. También proponemos que se grave a las empresas de salud con un 1% sobre sus facturaciones exclusivamente para enriquecer los ingresos de OSPAC. Sobre la base de estudios actuariales basados en estas ideas fuerza que proponemos, será el mecanismo democrático de las Asambleas (ver más abajo) el que fije (por encima del poder del Directorio) el valor de las cuotas de obra social, y los ajustes de los aportes previsionales y haberes jubilatorios. Es decir, tenemos que poner en pie un sistema, pero también un método democrático, que no podrá funcionar sin una mayor participación de los afiliados en el propio manejo de la Caja. Finalmente, el texto que sigue fue expuesto por ante la Comisión Revisora por el Dr. Fernando Armas. No se ha agotado el debate sobre el mismo en la Multisectorial, pero nos parece mejor incluirlo en nuestro despacho con esa salvedad, porque forma parte también de la elaboración colectiva. UNA DE LAS POSIBILIDADES DE IMPLEMENTACIÓN DEL PUNTO 3 DE LOS 8 PUNTOS DE LA MULTISECTORIAL - PROPUESTA DE CATEGORIZACIÓN DE ACUERDO A LA INSERCIÓN EN LA AFIP Constitución de una categoría Básica o 1, en la que obligatoriamente deberán estar quienes estén insertos en las categorías b, c y d. del régimen de monotributo. Como criterio de aporte mensual, se tomará el monto de ingreso bruto de la categoría máxima de este rubro (la “d”, 48.000$), a la que se le aplicará el 11%, como criterio universal que se aplica en la deducción por este rubro que se hace sobre el salario básico a cualquier trabajador. Dividido por 12, nos daría hoy un aporte jubilatorio mensual de 440$. La categoría 2, en la que obligatoriamente deberán estar quienes estén insertos en las categorías e, f y g del régimen de monotributo. Deberán pagar de aporte jubilatorio un 50% más que la categoría básica. En este caso, sería 660$. La categoría 3, en la que obligatoriamente deberán estar quienes estén insertos en las categorías h e i del monotributo, deberán pagar un 100% más que la básica, es decir, 880$ La categoría 4 incluiría a todos aquellos profesionales cuya inserción por ante la AFIP reconozca un ingreso anual por encima de la categoría i, deberán pagar un 150% más de la básica. Es decir, 1.100$ Existirá también una categoría para jóvenes profesionales (menos de 5 años de recibidos) cuyo aporte mensual nunca podrá ser mayor que el 50% de la básica. La inserción de los afiliados a la categoría que le corresponde será OBLIGATORIA. Sin embargo, en relación a posibles beneficios jubilatorios ulteriores, el afiliado podrá optar por inscribirse en una categoría superior a la que le asigna su inserción por ante la AFIP. Asímismo, la inserción en las categorías debe tener un carácter dinámico, en tanto puede variar la inserción del colega por ante la AFIP año a año. Propongo también que haya tantas categorías de haberes jubilatorios y/o pensiones como categorías de aportes. La inserción en esos beneficios será determinada por varios factores interrelacionados que darán una suerte de síntesis: a) categoría que le corresponde luego de la reforma propuesta, y años que haya aportado a la misma. b) Historia previsional del afiliado (por ejemplo, un colega que hoy tiene 50 años ya ha aportado durante mucho tiempo a la actual categoría máxima). c) Años de aportes. RESPUESTAS A LAS POSIBLES ARGUMENTACIONES Y OBJECIONES A ESTA PROPUESTA 1) La Caja como un “fin en sí mismo” o como recurso institucional organizado en beneficio de los afiliados de carne y hueso. Inevitable período de crisis en el proceso de recategorización. Creo que una de las cuestiones más complejas que tenemos que rebatir es una suerte de “fetichismo institucional”. Es decir, que toda modificación sustancial a la Ley vigente puede ser “catastrófica”, “desfinanciar la Caja”, “dejar a la deriva nuestros jubilados”, etc. De todos los informes que hemos recibido (tanto directos, como los que deducimos por la simple relación entre cantidad de aportistas y beneficiarios), está bastante claro que HOY tenemos una Caja sólida, solvente, que hasta se puede dar el lujo de gastos administrativos y de funcionamieto mucho mayores de los que indica el sentido común y los parámetros más elementales de la administración de una empresa. Pero en contraste con esa “Caja rica” tenemos jubilados/pensionados pobres (si nos atenemos a sus haberes) y aportistas activos SUFRIENTES. Corresponde diseñar un sistema que ponga en primer plano la necesidad de los seres humanos de carne y hueso, aún a riesgo de que exista una etapa de transición y de incertidumbre. Es decir: tenemos que armar una Caja como herramienta útil para los profesionales de la salud que trabajamos de tales y nos jubilamos por ese trabajo, como si la fundáramos hoy. El peso de la historia, con años de aportes por la edad biológica y/o años de recibido, con exorbitantes gastos administrativos, con miles de morosos, debe adpatarse a la necesidad actual y futura. EL ARGUMENTO CENTRAL DE TODOS QUIENES DEFIENDEN LA 12818 ES EL INVERSO: EL PESO DE LA COSTUMBRE, DE LA HISTORIA, DE LA “CARGA INSTITUCIONAL” DEBE PREVALECER. Así, todos los cambios sustanciales son “INVIABLES”, “ENGORROSOS”, “PELIGROSOS”. Si política y psicológicamente los profesionales y sus conducciones gremiales y colegiados no rompemos con ese esquema conservador, ningún cambio será posible. Como somos concientes de que toda transformación esencial va a traer conflictos y problemas, nos planteamos un PERÍODO DE TRANSICIÓN para permitir que la herencia de lo viejo se inserte en el nuevo sistema que proponemos. Del mismo modo, creemos fundamental que los legisladores contemplen todas las formas posibles de reaseguro ante posibles situaciones traumáticas, sean éstas emergentes de la separación de Obra Social de Caja Jubilatoria, o bien lo sean de la modificación del esquema de relación entre aportes y haberes jubilatorios. Uno de esos recursos son los fondos y los bienes que como ACTIVOS la propia Caja tiene. Para nuestra opinión, esos cuantiosos recursos no deben estar al servicio de la “ostentación institucional”, sino para afrontar las necesidades de quienes SOMOS la Caja, los profesionales de la salud, activos y jubilados, y nuestras familias. 2) La obligatoriedad en la categorización. El peligro de la mentira de los colegas respecto a su inserción en AFIP y la posibilidad del desfinanciamiento de la Caja.Estudio comparado con las cifras actuales. No podemos saber al escribir esta propuesta cuantos colegas quedarán insertos en cada categoría. Es que esa inserción tiene dos vertientes cuyo recorrido no manejamos: a) La inscripción obligatoria por su inserción actual por ante la AFIP. Sólo un cruzamiento de datos que corresponde realizar podrá contestar esta pregunta. Es obvio que no somos ingenuos, y no podemos concebir la inscripción en categorías como un acto “voluntario” de los colegas. Esto platearía el riesgo de que todos se inscribieran en la categoría básica, desfinanciando así a la Caja. b) La inscripción voluntaria en una categoría superior a la que indicaría su inserción en la AFIP. Esto requiere de que los haberes jubilatorios de esa categoría superior sean lo suficientemente atractivos como para que el colega así lo decida. Por otra parte, como hay una amplia franja de colegas que tiene muchos años de aportes bajo el viejo régimen en la categoría máxima, debemos diseñar un sistema que permita sumar aportes y/o años de aporte, de modo de mejorar las expectativas jubilatorias. De todos modos, aún cuando tuviéramos mayoría de inscriptos en las dos primeras categorías, sus montos tampoco tienen tan enorme diferencia con lo que aporta hoy un colega en la máxima categoría, pudiendo compensarse esa diferencia con la CANTIDAD de nuevos colegas que sí podrían pagar sus aportes. Miles de los que hoy son morosos o desafiliados verían atractiva su inserción en la Caja, a partir de que los aportes son pagables, y que el haber jubilatorio es atractivo. Comenzarían a dejar de llamar a la Caja “del arte de cuRRar” para sentirla su PROPIA CAJA, su PROPIA OBRA SOCIAL. 3) El papel de los técnicos y del estudio actuarial. Otra trampa intelectual en la que podemos caer, y así, no modificar nada, es el argumento de que estas modificaciones “no resisten un estudio actuarial”. En realidad, no se puede afirmar tal cosa porque ese estudio no ha sido hecho. El papel de los técnicos y de los estudios actuariales es el de HERRAMIENTA para llevar a la práctica el OBJETIVO, EL DISEÑO DE CAJA QUE LOS AFILIADOS NECESITAN. Todos los estudios actuariales que conocemos hasta aquí se dieron sobre la base de considerar inmutable la esencia del actual sistema. A partir de aquí, son estudios preconcebidos. NOSOTROS NECESITAMOS UN ESTUDIO ACTUARIAL QUE PERMITA CONTESTARNOS SI ES O NO VIABLE UN RÉGIMEN CON LA ESENCIA QUE PROPONEMOS. Si estamos de acuerdo con esa esencia, con ese espíritu de la Ley que proponemos, pueden variar, obviamente, los montos de cada cada categoría, las posibilidades de los haberes jubilatorios, en fin, lo que implica el pulido de la propuesta. Y esa es la tarea de los técnicos. Eso es lo que nos tienen que brindar, tanto a nosotros, como a los legisladores, que deben modificar la Ley para mejorar nuestro sistema de jubilación y de obra social. 4) La figura del aporte patronal incrementando a un 3% sobre la facturación el gravamen a las empresas de salud. Una inmensa cantidad de colegas ejerce su profesión bajo la figura de prestadores que firman un contrato con empresas privadas. Deben cumplir, sin embargo, con todos los deberes de una relación de dependencia, sin gozar con ninguno de sus derechos. Entre ellos, el aporte patronal a la obra social y a la jubilación. No podemos modificar desde esta Ley la relación de precariedad laboral que esos contratos implican, pero sí podemos encontrar en esa realidad un asidero más que fundamentado para: a) Incrementar en dos puntos más la alícuota. Se elevaría al 4%, del cual un 1% iría a la Obra Social y un 3 % a jubilación. b) Se instrumentaría, a partir de las propias autoridades de la Caja, y en coordinación con los poderes del Estado, mecanismos de auditoría y fiscalización que garanticen su cumplimiento. 5) El ajuste de la deuda por morosidad con arreglo a estas modificaciones a la Ley La quita en las siderales deudas que mantienen miles de morosos no sería a expensas de sus derechos jubilatorios (como actualmente, que llegan a gozar de ellos con más edad, o cobrando haberes inferiores), sino en base a una recategorización retroactiva. En primer lugar, el moroso sería eximido del pago de la totalidad de la deuda generada por una obra social que no usó. En segundo lugar, el convenio sería pagable, ya que no sólo tendría una cuota menor por la deuda, sino que, esencialmente, podría pagar la cuota actual. ___________________________________________________________________ Dándole Forma a la propuesta de un adicional basado en una alícuota sobre la facturación de los colegas para enriquecer los aportes personales Explicación y antecedentes: En el debate al interior de SIPRUS surgió tomar el funcionamiento de la Caja previsional de Médicos de la provincia de Buenos Aires. Además de categorías básicas obligatorias, los centros de trabajo deducen de la facturación a las obras sociales un 5% como aporte a las cajas jubilatorias. ¿Cómo podría ser trasladado esto a configuar los aportes personales a nuestra Caja, atento a que al haber diferentes profesiones con distinta realidad de facturación a las obras sociales y/o prepagas se plantea una desigualdad básica? 1) El primer criterio que corresponde reafirmar es que esta retención que los centros de trabajo de cada entidad realice habilitaría una cuenta individual de cada colega, de modo que luego, a la hora de jubilarse, tengamos categorías jubilatorias, con montos diferenciales, según años y magnitud de aportes. Podría conformarse una categoría básica según el criterio ya enunciado (según un promedio de las tres primeras categorías del monotributo), que nos daría una categoría jubilatoria básica, en la que se aplique el criterio del haber mínimo equivalente a la canasta familiar. Se podrían configurar dos categorías superiores, aplicando alicuotas porcentuales por sobre la jubilación básica (por ejemplo, 50 y 100%). Se me ocurre que deberíamos aspirar en una hipótesis para HOY en jubilaciones de 5000, 7500 y 10000. Para acceder a ese beneficio jubilatorio el profesional activo deberá cumplir con un objetivo prestablecido, de años+montos de aportes. Estos últimos pueden ser el resultado de la obligatoriedad de su aporte adicional deducido de sus facturaciones, o bien de su acción voluntaria de engrosar sus aportes para jubilarse en una categoría superior. Obviamente, habrá que hacer un estudio actuarial que verifique la viabilidad de estos criterios, inclusive para definir cual debería ser la alícuota, y cómo insertar en la “historia previsional de cada uno”estas modificaciones que proponemos. No olvidemos que cada profesional tendrá décadas de aportes según la vieja Ley 12818 que queremos derogar, en su mayor parte en la categoría “E”. 2) El aporte personal adicional que proponemos debería calcularse sobre el neto a percibir, ya deducidos otros descuentos que sufre el profesional (administrativos, Intituto Becario, etc.), y debería limitarse a los espacios laborales donde el profesional actúa como independiente, en los cuales tenga libertad de elección de pacientes. Es decir: su facturación al sistema de seguridad social y/o prepagas, donde no exista relación de dependencia encubierta. No podemos avalar los contratos basura que hacen los sistemas prepagos de atención domiciliaria según los cuales el profesional “factura”, cuando en realidad percibe un salario. Habría que estudiar la situación en los sanatorios de múltiples especialidades que “facturan”: cuando lo hacen como profesional independiente a través del Sanatorio, hay que aplicar la retención. Cuando forman parte de una relación de dependencia encubierta, no corresponde la retención. 3) Puede aparecer inviable gozar de jubilaciones tan buenas, comparadas con las actuales. Incluso comparadas con la provincia de Buenos Aires, donde también son relativamente bajas, y tienen un carácter de uniforme. Es decir, no hay categorización jubilatoria. Sin embargo, ya hemos demostrado que estamos en presencia de una Caja superavitaria, que lo sería aún más con criterios inclusivos como el que proponemos, y especialmente, si se incrementa y se aplica efectivamente el gravamen sobre la facturación a los Sanatorios y empresas de salud, como figura de aporte patronal. 4) Lógicamente, si se aplica este criterio, habría una sola categoría básica, más la categoría para colegas con menos de 5 años de graduación. La “proporcionalidad a los ingresos de los aportes personales” se verificaría no de una manera estática, sino dinámica, de acuerdo a la facturación anual del colega en el ejercicio privado y liberal de la profesión. 5) El primer paso, indispensable, para poder incluso clarificar la viabilidad (estudio actuarial mediante) es limitarnos a un sistema previsional. Por eso hay que partir de separarlo de la Obra Social, así como todas aquellas actividades que no son la razón de ser de una Caja Previsional (Turismo, por ejemplo). IV- PROPUESTA DE FUNCIONAMIENTO DEMOCRÁTICO DE LA CAJA Acaba de culminar el proceso electoral 2012. Una vez más, estuvo signado por la esencia excluyente, proscriptiva y antidemocrática que caracteriza a la Ley 12818, en la que ni siquiera existe la figura de la asamblea para aprobar la Memoria y Balance (como en cualquier club de barrio). 1) Mecanismo antediluviano y costosísimo para los fondos de la Caja de votar sólo por correo. 2) Bajísimo porcentaje de votantes. 3) Renovación tan sólo parcial de los órganos directivos 4) No representación de las minorías en los órganos directivos. En contraposición con el actual régimen de funcionamiento interno, proponemos los siguiente: Son Autoridades de la Caja la Comisión Directiva y las Asambleas. La Comisión Directiva es el órgano ejecutivo de la Caja. Se compone de 12 miembros titulares y sus respectivos suplentes. Obligatoriamente, 4 de sus miembros titulares y los respectivos suplentes deberán ser jubilados. Se elegirán por sufragio universal de todos los afiliados (activos y pasivos) tomando la provincia como distrito único. La Comisión Directiva se integrará de acuerdo a los votos obtenidos por las diversas listas según el sistema D`Hont. Para su integración se tendrá en cuenta la proporcionalidad aplicable para activos y para jubilados. El piso mínimo de votos para entrar en el sistema de distribución de cargos es el 10% de los votos emitidos. Las listas se integrarán en forma completa, avaladas por cien afiliados. Para ser candidato y/o para ser avalista sólo hace falta estar afiliado a la Caja. La votación se realizará cada 2 años, y la renovación de la Comisión Directiva será total. Los miembros pueden ser reelectos. La primera elección se realizará en el mes de junio del año subsiguiente a la promulgación de esta Ley. La Asamblea Provincial elegirá mientras tanto una Comisión Provisoria, que elaborará un reglamento electoral y oficiará como Junta Electoral. Las asambleas pueden ser departamentales y provinciales; ordinarias y extraordinarias. Las asambleas departamentales se realizarán en la cabecera del departamento del que se trate, o en la localidad que fijare la asamblea anterior. Participan con voz y voto directo todos los afiliados con domicilio constituido en ese departamento. Independientemente de los presentes físicamente en la asamblea departamental, se elijen tantos delegados departamentales a razón de 1 cada 200 afiliados en el departamento o fracción no menor de 100. Los delegados departamentales se constituyen en la Mesa de la asamblea departamental, y duran en su cargo hasta la próxima asamblea, pudiendo ser revocables o renovables sus mandatos. Las asambleas departamentales son resolutivas en todo lo que haga al funcionamiento de la Caja en su departamento, y otorgan mandato imperativo a los delegados para la Asamblea Provincial. Todos los miembros de Comisión directiva pueden concurrir a las asambleas departamentales, con voz, y sólo tendrán voto si se trata de la asamblea del departamento al cual están afiliados. Los miembros de Comisión directiva no pueden ser elegidos delegados. La Asamblea Provincial es la máxima autoridad de la Caja. Se compone de la totalidad de los delegados elegidos en las asambleas departamentales. Todas las resoluciones, memorias y balances de la Comisión Directiva son ad-referéndum de la Asamblea Provincial, la que gozará de facultades ilimitadas de supervisión, control y auditoria sobre la Comisión Directiva, pudiendo a tal efecto designar las comisiones, auditorías y estudios actuariales que considere necesario. Las Asambleas ordinarias (provinciales o departamentales) pueden ser convocadas por la Comisión Directiva o por los delegados respectivos. Obligatoriamente, debe ser convocada anualmente para la aprobación de la Memoria y Balance. Las Asambleas extraordinarias pueden ser convocadas por los propios afiliados, por petición a sus delegados o a la Comisión Directiva, reuniendo el 1% de las firmas de los afiliados según se trate (departamental o provincial). Las Asambleas son soberanas en la elección de su orden del día y régimen de funcionamiento, más allá del temario para el que fueron convocadas. Todos los miembros de Comisión Directiva serán rentados, gozando del equivalente a la jubilación mínima ordinaria mensual (igual a la canasta familiar). Los miembros de Comisión Directiva y los delegados asamblearios gozarán también de viáticos, cuyos montos serán determinados con total ajuste a los gastos reales realizados y al lucro cesante por el tiempo de trabajo que demandó su tarea adicional (en este último caso, los delegados, ya que los miembros de comisión directiva tienen contemplada tal cuestión con su retribución mensual). La Comisión Directiva y las asambleas elaborarán un reglamento de funcionamiento interno, que deberá ser aprobado por la Asamblea Provincial Ordinaria.