93018311 - Superintendencia Financiera de Colombia

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CARTAS DE CRÉDITO STAND BY, CONTABILIZACIÓN
Concepto Nº 93018311-2. Febrero 28 de 1994
SÍNTESIS: Forma de contabilizarlas. Eventos en los que computan
para el cálculo de cupos individuales de crédito. Requisitos para
considerarlas como garantía admisible.
[§ 0052] EXTRACTOS.-«Contabilización de las cartas de crédito stand by.
(…) las garantías constituyen una operación que dada su naturaleza -respaldo de una
obligación-no afectan la situación financiera de la entidad beneficiaria de la misma,
razón por la cual a partir del momento de su constitución a favor de una entidad
financiera deberá contabilizarse dentro de sus estados financieros en el acápite “cuentas
de orden”, donde se contabilizan precisamente aquellas operaciones que no inciden en
los resultados de las operaciones financieras de la entidad.
En efecto, de conformidad con el Plan Único de Cuentas para el sector financiero, las
garantías otorgadas a favor de una entidad vigilada por la Superintendencia Bancaria
deberán contabilizarse en cuentas de orden código 8210 “Bienes y Valores recibidos en
Garantía”, razón por la cual las, cartas de crédito stand by, por poseer el carácter de
garantía, deberán contabilizarse dentro de los estados financieros de la institución que
recibe la garantía, igualmente en cuentas de orden.
(…) la carta de crédito stand by no es un título valor, como quiera que no reúne las
características de esta clase de documentos, cuales son, incorporación, literalidad,
legitimación y autonomía, razón de derecho que no permite clasificar a las cartas de
crédito stand by como garantías reales.
En efecto, tales características, que iluminan toda la teoría general de los títulos
negociables, son conceptos desarrollados por la doctrina y consagrados en diferentes
normas del Código de Comercio, en especial el artículo 619, donde se precisa que "los
títulos valores son documentos necesarios para legitimar el ejercicio del derecho literal
y autónomo que en ellos se incorpora" .
Ahora bien, si tenemos en cuenta la naturaleza de la carta de crédito stand by de
acuerdo con las normas de la caución, ésta será personal, por consiguiente es pertinente
tipificarla como una fianza, la cual a la luz de lo dispuesto en el artículo 2361 del
Código Ci vil, se encuentra definida como “(…) una obligación accesoria, en virtud de
la cual una o más personas responden de una obligación ajena, comprometiéndose para
con el acreedor a cumplirla en todo o en parte, si el deudor principal no la cumple”;
elementos que permiten definir a la carta de crédito stand by como una garantía personal
o de firma, la cual, pese a no guardar un rigor técnico jurídico determinado que permita
incorporarla dentro de la clasificación general de las garantías, de acuerdo con su
función, posee el mismo objeto -garantizar o respaldar una obligación.
No obstante, existe una excepción a tal regla general, consistente en que los créditos
respaldados con garantías que otorguen instituciones financieras del exterior calificadas
como de primera categoría por el Banco de la República, distintas de las filiales o
subsidiarias de aquella que realiza la operación activa de crédito, pueden ser
consideradas como equiparables a créditos con garantía real, como es el caso del
artículo 17 de la Resolución 2053 de 1989, pero solamente para efectos de la evaluación
y clasificación de la cartera.
Así las cosas, las cartas de crédito stand by se contabilizarán dentro de los estados
financieros en Cuentas de Orden en la cuenta 821010 y solamente para efectos de la
clasificación y evaluación de la cartera han de catalogarse como garantías reales.
El Decreto 2360 de 1993
(…) antes de su expedición venía imperando el criterio de garantía real y personal
como apropiada para ampliar el cupo individual de crédito en diversos porcentajes,
según el tipo de garantía de la que se tratara. Tal criterio se abandonó en el momento de
la expedición del Decreto 2360 de 1993, adoptando el nuevo concepto de “garantías
admisibles”.
Para el caso concreto es necesario comprender que las expresiones jurídicas, más allá
de los preceptos formales que se encuentran consagrados en la ley, tienen
manifestaciones prácticas que resulta necesario evaluar con el único fin de lograr un
adecuado equilibrio que no desconozca ni el rigor de la propia ley, ni las realidades que
está llamada a regular, por ello la entidad financiera no debe desconocer entre las
garantías que deben exigirse para efectos de la concesión de créditos, que las calificadas
como de tipo personal resultan, en algunos eventos, más adecuadas desde el punto de
vista de la seguridad y realización efectiva que le interesa al acreedor, que algunas otras
que podrían llegar a ser calificadas como garantías reales.
Así las cosas, para atender esos parámetros es que se ha considerado que corresponde
a la entidad financiera evaluar los riesgos a que puede verse expuesta en la realización
de sus operaciones -para este caso activas-, ciñéndose en todo caso a lo dispuesto por el
reciente Decreto 2360, el cual en el artículo 3°, refiriéndose a las garantías admisibles,
dispuso como tales para los efectos del cupo individual de crédito aquellas que cumplan
con las siguientes condiciones:
“a) Que la garantía o seguridad constituida tenga un valor
establecido con base en criterios técnicos y objetivos, que sea
suficiente para cubrir el monto de la obligación, y
b) Que la garantía o seguridad ofrezca un respaldo jurídicamente
eficaz al pago de la obligación garantizada al otorgar al acreedor
una preferencia o mejor derecho para obtener el pago de la
obligación”.
Como puede concluirse de los anteriores textos, el Decreto 2360 de 1993 abandona
el concepto de garantía real y personal como requisito para tales o cuales operaciones,
por uno más amplio como el garantía admisible, otorgando a las entidades vigiladas la
facultad de escoger las garantías que consideren protegen de una manera más efectiva
sus intereses, obrando, eso sí, dentro de unos parámetros básicos.
Así las cosas, el inciso del artículo 6° del Decreto 2360 de 1993 establece “las
garantías otorgadas por los establecimientos de crédito, distintas de aquellas que
aseguren el pago de títulos valores, se computarán para el cumplimiento de los cupos
individuales de crédito solamente por el cincuenta por ciento (50%) de su valor, siempre
y cuando no excedan respecto de un mismo deudor del cinco por ciento (5%) del
patrimonio técnico de la institución acreedora”.
Ahora bien, el artículo 8° del Decreto 2360 de 1993 prevé: “las operaciones de
crédito que se otorguen con la garantía de una entidad financiera del exterior calificada
como de solvencia adecuada con base en los criterios generales que establezca la
Superintendencia Bancaria, no se computarán para establecer el cumplimiento de los
cupos individuales de crédito”.
Así las cosas, si la carta de crédito stand by se expide por una entidad de esta
naturaleza, la operación no computa para efectos de cupo individual de crédito.
Tratamiento contable a las cartas de crédito stand by otorgadas por filiales de
bancos colombianos.
(…) las cartas de crédito stand by por poseer la bondad de asegurar el cumplimiento
de una obligación -función que por excelencia debe poseer toda garantía-deberán
contabilizarse en Cuentas de Orden, código 8210 “Bienes y Valores Recibidos en
Garantía”, Subcuenta 821010 “bienes inmobiliarios”».
NOTA: Con la expedición del Decreto 923 de 1997, a partir del 2 de abril del citado
año las entidades autorizadas a emitir cartas de crédito pueden también otorgar
cartas de crédito stand by.
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