(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2005; 52: 474-489) REVISIÓN Complicaciones cardiovasculares y respiratorias postneumonectomía B. Izquierdo Villarroya*,a, S. López Álvarez*,b, C. Bonome González*,b, C. Cassinello Ogea*,a Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. bServicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Complejo Hospitalario Juan Canalejo. A Coruña. a Resumen periodo de tiempo desde 1980 hasta enero de 2005. La cirugía torácica ha experimentado un importante desarrollo, gracias a la evolución paralela de las técnicas anestésicas, que han permitido disminuir la morbimortalidad; sin embargo, las neumonectomías continúan asociadas con elevado riesgo de morbimortalidad perioperatoria, siendo las complicaciones de origen pulmonar y cardíaco las principales responsables. La neumonectomía requiere una evaluación preoperatoria minuciosa, que nos permita identificar a los pacientes con alto riesgo de sufrir complicaciones cardíacas; sin embargo no existe evidencia sobre cuál es la mejor medida para determinar el riesgo de la función pulmonar postneumonectomía. Las arritmias postoperatorias incrementan la mortalidad, aunque la evidencia no indica la necesidad de realizar tratamiento profiláctico sistemático de los pacientes que vayan a someterse a resección pulmonar. La incidencia de infarto agudo de miocardio postneumonectomía varía entre 1,5-5% y su diagnóstico es muy difícil porque la mayoría de los episodios son silentes. La incidencia de edema de pulmón postneumonectomía es de 4-7% y la evidencia nos indica que lo más importante del tratamiento del edema pulmonar postneumonectomía es la prevención. Los pacientes post-toracotomía tienen mayor tendencia a la infección pulmonar; sin embargo existen pocos estudios con alto grado de evidencia acerca de la utilidad de la profilaxis antibiótica en cirugía torácica. El objetivo de este trabajo es realizar una revisión de la literatura médica existente sobre las complicaciones, más frecuentes, postneumonectomía, que nos permita tomar decisiones fundamentadas en la interacción del conocimiento y juicio clínico individual adquirido a través de la experiencia clínica diaria. Para ello se realizó una búsqueda bibliográfica en MEDLINE buscando las evidencias disponibles en el Palabras clave: Neumonectomía. Complicaciones cardiacas postneumonectomía. Complicaciones pulmonares postneumonectomía. Cuidados postoperatorios. Cardiovascular and respiratory complications after pneumonectomy Summary * Médico adjunto Thoracic surgery has made important progress thanks to parallel advances in anesthetic techniques, which have lowered mortality and complication rates. Pneumonectomy, however, continues to carry a high risk of perioperative death and morbidity, with complications involving the heart and lung being the most common. Pneumonectomy requires careful preoperative assessment to identify patients at high risk of cardiac complications. However, there is no evidence available on the best approach to take in determining risk of impaired lung function after pneumonectomy. Postoperative arrhythmias increase mortality, although evidence does not suggest a need for systematic prophylactic treatment of patients who will undergo lung resection. The incidence of acute myocardial infarction ranges from 1.5% to 5% and diagnosis is difficult because most episodes are silent. The incidence of postpneumonectomy pulmonary edema is between 4% and 7% and evidence indicates that prevention is the most important therapeutic measure. Patients tend to have greater risk of pneumonia after thoracotomy, but few studies have provided a high level of evidence for the usefulness of antibiotic prophylaxis in chest surgery. The aim of the present study was to review the literature on the most common complications of surgery on the lung in order to support decision making based on the integration of knowledge and clinical judgment acquired with experience. A MEDLINE search was carried out to locate studies published from 1980 through January 2005. Correspondencia: Dra. Blanca Izquierdo Villarroya C/ Isla Graciosa 9, 2º B. 50015 Zaragoza E-mail: [email protected] Key words: Pneumonectomy. Complications: cardiac, pulmonary. Postoperative care. Aceptado para su publicación en abril de 2005. 474 34 B. IZQUIERDO VILLARROYA ET AL– Complicaciones cardiovasculares y respiratorias postneumonectomía Introducción La historia de la cirugía torácica a lo largo del siglo XX muestra grandes avances, posibles en su mayoría gracias a que las técnicas anestésicas experimentaron una evolución espectacular, siendo éstas cada día más sofisticadas y con mejor base científica. Como es lógico, todos estos avances han permitido mejorar los resultados clínicos tras la realización de una resección pulmonar, aunque pueden presentarse una serie de complicaciones que van a incidir de forma directa en el pronóstico de los pacientes. Nuestro objetivo, en la práctica clínica, será prevenir, diagnosticar y tratar dichas complicaciones. La primera neumonectomía fue realizada por Nissen en Alemania en el año 1931 para tratamiento de bronquiectasias, pero actualmente la principal indicación de neumonectomías son los tumores malignos. Desde el año 1933 en que Grahan y Singer1 realizaron la primera neumonectomía izquierda para tratamiento de carcinoma de células escamosas y en 1935 Overhol2 realizara una neumonectomía derecha para tratamiento de un tumor carcinoide, los criterios de resecabilidad de cáncer de pulmón se ampliaron debido a los avances en las técnicas quirúrgicas y la disponibilidad de fármacos que nos permiten reducir el tamaño tumoral3,4. Durante todo el siglo XX la morbimortalidad tras cirugía torácica fue disminuyendo, hasta situarse actualmente en unos límites aceptables5-8 (< 10% de mortalidad en la mayoría de las series). Sin embargo, las neumonectomías continúan asociadas a un elevado riesgo de morbimortalidad perioperatoria (morbilidad global de un 40% y el riego de mortalidad oscila, Fig. 1. Radiografía pre-neumonectomía. 35 según los diferentes estudios, entre un 5 y un 12%9-13), siendo las complicaciones de origen pulmonar y cardiaco las principales responsables. La neumonectomía se considera un procedimiento de elevado riesgo anestésico, razón por la cual en la evaluación preoperatoria debemos identificar a los pacientes que presentan más probabilidades de complicaciones, para mediante actuaciones terapéuticas tratar de modificar dicho riesgo. En esta revisión, evaluamos el riesgo de realizar una neumonectomía, los cambios que se producen en el ámbito anatómico y fisiológico después de una resección y las principales complicaciones que se presentan en el ámbito respiratorio y cardiovascular cuando se realiza una neumonectomía. Fisiopatología y valoración preoperatoria para la neumonectomía Desde el punto de vista anatómico, inmediatamente después de realizar una neumonectomía, la tráquea y el mediastino están en la línea media, pero dentro de las primeras 24 horas, el hemidiafragma ipsolateral se eleva y el mediastino se desplaza hacia el espacio residual postneumonectomía (Figuras 1 y 2), el cual se va obliterando con el paso del tiempo14. El estudio más completo de los cambios anatómicos que ocurren en el espacio pleural después de una neumonectomía 15, señala que sólo en un 27% de los casos se produce una obliteración completa y los dos factores más importantes que influyen en ello son el desplazamiento mediastínico y la elevación del hemidiafragma ipsolateral; sin embargo en otros trabajos16 no se observa Fig. 2. Radiografía post-neumonectomía (24 primeras horas postoperatorio). Se observa un desplazamiento del hemidiafragma derecho y desplazamiento del mediastino hacia el espacio residual postneumonectomía. 475 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 52, Núm. 8, 2005 relación entre la obliteración completa y la elevación del hemidiafragma. A nivel fisiológico, después de una toracotomía, se produce una respiración rápida y superficial como consecuencia de una disminución de la distensibilidad toracopulmonar, lo que favorece la formación de atelectasias y dificulta la eliminación de secreciones. A ello, debemos unir la disminución de los volúmenes pulmonares (capacidad vital y capacidad residual funcional) como consecuencia de la resección pulmonar. Los valores postoperatorios de la función pulmonar después de una neumonectomía dependen de la función preoperatoria, de la función del pulmón restante y de la edad del paciente. Los estímulos dolorosos secundarios a la toracotomía son muy intensos y dan lugar a una reducción voluntaria de los movimientos respiratorios y a una inhibición refleja de la función diafragmática, que es constante después de la cirugía torácica, lo cual genera a su vez una disminución de la capacidad residual funcional (CRF) y capacidad vital forzada (CVF), predisponiendo a la aparición de atelectasias y neumonías17. Otro factor que colabora en la reducción del volumen pulmonar tras cirugía torácica es el efecto de la posición del decúbito lateral18-19, que reduce el volumen del pulmón dependiente y favorece la formación de microatelectasias que persisten hasta 24 horas del postoperatorio a pesar de la ventilación mecánica. La posición en supino en el postoperatorio reduce la CRF hasta un 20% y el volumen de cierre por elevación del diafragma, favoreciendo el colapso alveolar18. Todos estos cambios, generan un efecto shunt responsable de la reducción de la saturación de oxígeno durante los primeros días del postoperatorio, pero además la incidencia de complicaciones se relaciona no sólo con la resección del tejido pulmonar, sino también con las alteraciones de la pared torácica, de ahí que las medidas espirométricas no retornen a valores normales hasta 6-8 semanas postintervención20. Las complicaciones pulmonares son la principal causa de problemas en el postoperatorio, con una incidencia de aproximadamente 30%13,21,22. El abandono del hábito tabáquico o el uso de broncodilatadores nos ayuda a reducir el riesgo, pero la actuación terapéutica que más reduce el riesgo de complicaciones pulmonares es la espirometría incentivadora23,24. El objetivo de la evaluación preoperatoria es identificar a pacientes de riesgo de complicaciones perioperatorias, para emprender actuaciones que nos ayuden a modificar dicho riesgo21,25-28; sin embargo no existe evidencia sobre cuál es la mejor medida para determinar el riesgo de la función pulmonar postneumonectomía. La historia clínica, el examen físico, la analítica y las pruebas complementarias de rutina, la mayoría de las 476 veces, son suficientes para tomar decisiones sobre el riesgo y planificar la necesidad de exploraciones adicionales. Las pruebas específicas constituyen la segunda etapa de la valoración preoperatoria y amplían la información aportada por la valoración clásica. Estas pruebas estudian el funcionamiento cardiorrespiratorio, determinando el intercambio gaseoso, los volúmenes pulmonares, el estado del parénquima y la adaptación cardiopulmonar a la cirugía. Las pruebas de función cardiopulmonar las podemos agrupar en tres estadios. La obtención de buenos resultados en el primer escalón evita tener que continuar con los siguientes. Pruebas rutinarias de función pulmonar21, 29-31 Estas pruebas están disponibles en la mayoría de los hospitales y no precisan de un equipo sofisticado, pero son de escasa utilidad en pacientes de elevado riesgo. Deben realizarse sistemáticamente a todos los pacientes programados para cirugía de resección pulmonar. Incluyen la gasometría arterial, la espirometría y la capacidad de difusión pulmonar del monóxido de carbono (DLCO), proporcionando una información sobre la función cardiopulmonar en reposo, utilizada como predictor de riesgo de morbimortalidad. La gasometría está indicada en todos los pacientes con enfermedad pulmonar; el hallazgo de hipercapnia (pCO2 > 45 mmHg) suele asociarse según la mayoría de los autores con un aumento del riesgo de aparición de complicaciones pulmonares postoperatorias y con la necesidad de cuidados postoperatorios intensivos. La espirometría es la prueba funcional que proporciona mayor información con un mínimo coste; es de fácil realización pero presenta una importante limitación, se necesita la colaboración del paciente. Los parámetros espirométricos (FEV1, MVV, FEV25-75) son muy groseros para valorar pacientes de elevado riesgo, de ahí que tengamos que recurrir a pruebas de mayor precisión en este tipo de enfermos: cateterismo derecho y pruebas de ejercicio. La capacidad de difusión del CO (DLCO) refleja la integridad de la membrana alveolar y el volumen de sangre alveolar capilar; un descenso de la DLCO < 60% o valores postoperatorios calculados < 40-50% incrementan mucho el riesgo en la cirugía de resección pulmonar. Hay trabajos que afirman que la DLCO es un predictor ventajoso para evaluar complicaciones después de una resección pulmonar. Pruebas de función pulmonar selectivas El objetivo de estas pruebas es determinar la cantidad de parénquima funcionante tras la cirugía, simulando una neumonectomía; dentro de las mismas incluimos la gammagrafía de perfusión cuantificada 36 B. IZQUIERDO VILLARROYA ET AL– Complicaciones cardiovasculares y respiratorias postneumonectomía TABLA I TABLA II Evaluación secuencial antes de una neumonectomía (Modificado de Bolliger35) Predictores clínicos que aumentan el riesgo cardiovascular preoperatorio (Modificado de Kim36) 1. Paciente sin riesgo cardiológico a. Pruebas funcionales de rutina (FEV1 y DLCO) i. Si ambos valores > 80%: NEUMONECTOMIA ii. Si uno de los dos parámetros anteriores < 80% 1. Prueba de esfuerzo (VO2 máx.) i. > 75% ó > 20 ml/kg/min: Riesgo Aceptable de NEUMONECTOMIA ii. 40-75% ó 10-20 ml/kg/min: Valorar la función postoperatoria (FEV1-ppo y DLCO-ppo) 1. Si uno de los dos parámetros anteriores ≥ 40%: Valorar el consumo de oxígeno (VO2 max-ppo) a. > 35% ó > 10 ml/kg/min: Resección calculando extensión b. < 35% ó < 10 ml/kg/min: INOPERABLE 2. Si son < 40%: INOPERABLE iii. < 40% ó < 10 ml/kg/min: INOPERABLE 2. Pacientes con riesgo cardiológico a. Diagnóstico i. Negativo: Igual que sin patología cardíaca. ii. Positivo. 1. Tiene tratamiento: Igual que sin patología cardíaca. 2. No tiene tratamiento: INOPERABLE. FEV1 = Volumen espiratorio en el primer segundo de la espiración forzada. DLCO = Capacidad de difusión del CO. VO2 max = Consumo de oxígeno máximo. FEV1-ppo = Volumen espiratorio en el primer segundo de la espiración forzada postoperatorio. DLCO-ppo = Capacidad de difusión del CO postoperatoria. VO2 max-ppo = Consumo de oxígeno máximo postoperatorio. con tecnecio 99. Las pruebas de ventilación-perfusión (V/Q) sirven para conocer la función pulmonar aislada de los diferentes segmentos pulmonares y predecir la FEV1 post-neumonectomía. Se debe realizar en todos los pacientes con una FEV1 < 2 l, para estimar la función pulmonar postoperatoria, ya que un valor predictivo postoperatorio de FEV1 < de 800 ml, o al 40% del predicho, aumenta de modo considerable la mortalidad. Pruebas hemodinámicas32-34 La respuesta del sistema cardiopulmonar y el consumo de oxígeno (VO2), durante el ejercicio, pueden proporcionar información sobre la capacidad de reserva, simulando la situación intra y postoperatoria. En estos pacientes lo más interesante es medir el consumo máximo de oxígeno (VO2 máx.) durante el ejercicio que se realiza para valorar la capacidad fisiológica del sistema cardiovascular y la relación aporteconsumo de oxígeno con el objetivo de conocer la reserva funcional del paciente, ya que un VO2 < de 10 ml.Kg.min o un VO2 < 60% del predictivo se asocia a elevado riesgo de complicaciones. Las recomendaciones actuales son las de realizar una evaluación secuencial de los candidatos a neumo37 MAYORES Síndromes coronarios inestables (IAM reciente, angina inestable o grave) Insuficiencia cardiaca congestiva descompensada Arritmias graves o significativas Enfermedad valvular severa INTERMEDIOS Angina moderada IAM antiguo Insuficiencia cardiaca previa o compensada Diabetes mellitus insulinodependiente MENORES Edad avanzada Alteraciones electrocardiográficas menores o ritmo no sinusal Historia de accidente cerebrovascular Hipertensión arterial no controlada Mala capacidad funcional IAM = Infarto agudo de miocardio. nectomía por fases35 (Tabla I), pero teniendo en cuenta que ningún test valora de modo preciso el riesgo de morbimortalidad; por lo tanto, la decisión final debe basarse en la valoración quirúrgica del riesgo de la intervención y los potenciales beneficios para el paciente. Los tests deben utilizarse sólo como guía ya que predicen la mortalidad pero no la calidad de vida postneumonectomía. En pacientes con sospecha de isquemia miocárdica o disfunción ventricular derecha está indicado realizar cateterismo derecho y coronariografía. La medición específica de la distensibilidad del lecho vascular pulmonar que queda después de una neumonectomía constituye un buen indicador de riesgo y, si esa valoración se hace durante el ejercicio, constituye la aproximación más fidedigna de la función vascular pulmonar y del VD que cabe esperar en un paciente tras una neumonectomía. Esta valoración es invasiva, por lo que cada día cobra mayor importancia la ecografía para valorar las alteraciones del VD e hipertensión pulmonar y además nos sirve para valorar la función del ventrículo izquierdo (VI). Las complicaciones cardiovasculares tras neumonectomía contribuyen a incrementar la morbimortalidad, de ahí que la valoración preoperatoria, basada en predictores clínicos (Tabla II), nos debería permitir identificar a los pacientes con alto riesgo de sufrir complicaciones cardiacas36-38. Eagle y cols. sugieren la necesidad de realizar pruebas no invasivas como parte de la evaluación preoperatoria a todos los pacientes que van a someterse a procedimientos quirúrgicos de elevado riesgo que presenten predictores clínicos 477 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 52, Núm. 8, 2005 intermedios o mala capacidad funcional38. Sin embargo, las pruebas invasivas deben reservarse para casos seleccionados en que estemos seguros de la necesidad de su empleo, ya que conllevan una morbimortalidad no despreciable. Complicaciones cardiovasculares postneumonectomía Arritmias Numerosos estudios reportan la presencia de arritmias después de una resección pulmonar, siendo las más frecuentes las arritmias supraventriculares, principalmente la fibrilación auricular (FA)38-41. Las arritmias ventriculares son raras en ausencia de complicaciones postoperatorias y cuando aparecen suelen representar trastornos hidroelectrolíticos, hipoxemia o isquemia. La frecuencia según la mayoría de los estudios varía según la extensión y el tipo de cirugía39-41 (17% en lobectomías inferiores, 31% en lobectomías superiores y 35% en neumonectomías), pero también con la edad del paciente42. El inicio generalmente ocurre durante la primera semana del postoperatorio, más frecuentemente entre los días 2 y 3 del postoperatorio43. El origen de las arritmias es multifactorial, no estando clara cuál es la causa directa, pero la acción sinérgica de aumentos de postcarga del VD y dilatación auricular, manipulación cardiaca durante la resección, desplazamiento mediastínico al lado opuesto, hipoxemia, hipercapnia, dolor y alteraciones electrolíticas, pueden influir en su aparición8. Existen factores predisponentes relacionados con el paciente (edad, enfermedad cardiovascular preexistente, función pulmonar preoperatoria, cambios posturales), con la cirugía (extensión del proceso) y con el tratamiento (radioterapia previa), pero en los estudios de análisis multivariante sólo la edad y la extensión de la resección pulmonar se identificaron como factores de riesgo44, 45. Las arritmias postoperatorias incrementan la mortalidad, aunque hay estudios que no encuentran un incremento significativo de la misma en pacientes que las desarrollan en el periodo postoperatorio inmediato9,43. Krowka38 reporta que el 81% de las muertes hospitalarias están asociadas con algún tipo de arritmia, pero la mortalidad es independiente del tipo de arritmia que desarrollan. El tratamiento profiláctico de las mismas es controvertido, ya que los fármacos antiarrítmicos tienen un importante número de efectos secundarios, pueden actuar como proarrítmicos y fundamentalmente porque su eficacia es dudosa, por lo que hoy en día la evidencia (Tabla III) no indica la necesidad de realizar tratamiento profiláctico sistemático de los pacientes en ritmo sinusal que vayan a someterse a resección 478 pulmonar46-55. Sin embargo, el uso preoperatorio de betabloqueantes debería considerase antes de la cirugía torácica en pacientes con dos o más de los siguientes factores de riesgo cardiovascular: mayores de 65 años, hipertensos, fumadores activos, colesterol mayor de 240 mg/dl y diabéticos36,46. En determinados tipos de resecciones son más frecuentes las taquiarrítmias (neumonectomías intrapericárdicas, patología cardiaca previa, edad mayor de 70 años, radioterapia preoperatoria y la presencia de episodios intraoperatorios de inestabilidad hemodinámica), de modo que debemos detectar su aparición precozmente para instaurar un tratamiento y corregir los factores etiológicos que puedan precipitar su aparición (hipoxemia, hipercapnia, dolor, trastornos hidroelectrolíticos, etc.). El manejo inicial de la FA va encaminado a controlar la frecuencia cardiaca en pacientes inestables mediante cardioversión y en pacientes estables con betabloqueantes o calcioantagonistas57. Después de controlar la frecuencia cardiaca debemos evitar los fenómenos tromboembólicos y en pacientes con FA persistente de 48 horas o más deberíamos iniciar terapia anticoagulante y con fármacos antiarrítmicos, con la intención de revertir a ritmo sinusal. La mayoría de los casos son autolimitados y raramente permanecen en el tiempo, por lo que una vez revertido a ritmo sinusal, los antiarrítmicos y anticoagulantes deben ser retirados. Insuficiencia cardiaca derecha Los aumentos de la postcarga o los descensos de la contractilidad del VD en el periodo postoperatorio de una neumonectomía pueden desarrollar fallo del VD58,59. Estos aumentos de la postcarga son como consecuencia de la resección del árbol vascular pulmonar, PEEP intrínseca o inducida por la ventilación mecánica, alteraciones en la oxigenación (hipoxemia) o la ventilación (hipercapnia) y por el fenómeno de interdependencia ventricular (desviación del tabique interventricular hacia el lado izquierdo debido a volúmenes ventriculares altos). El empeoramiento de la contractilidad, debido a que los aumentos de la presión telediastólica del VD conducen a una disminución del flujo coronario y un aumento del consumo miocárdico de oxígeno pudiendo provocar isquemia miocárdica. En el periodo preoperatorio debemos identificar a los pacientes con riesgo de presentar insuficiencia cardiaca derecha después de una resección pulmonar, aunque ésta también puede aparecer como consecuencia de sobrecargas de volumen, infecciones o por la vasoconstricción pulmonar como consecuencia de hipoxia y acidosis60-62. Para su diagnóstico, además de los signos clínicos, es importante tener al paciente monitorizado con un 38 B. IZQUIERDO VILLARROYA ET AL– Complicaciones cardiovasculares y respiratorias postneumonectomía TABLA III Evidencia de los resultados en profilaxis de arritmias en cirugía torácica Referencia del artículo Tipo de tratamiento Tipo de estudio Nº de pacientes Resultados Conclusiones Oka T (2001)48 Perfusión de bupivacaina epidural torácica Randomizado 50 Estadísticamente significativos La infusión continua de bupivacaina epidural puede reducir la taquicardia supraventricular comparándola con infusión de morfina de epidural torácica Amar D (2000)49 Diltiazem iv Estudio randomizado controlado a doble ciego 330 Estadísticamente significativos Tras la cirugía mayor torácica, la profilaxis con diltiazem reduce la incidencia de arritmias auriculares clínicamente significativas en pacientes considerados de alto riesgo de esta complicación Amar D (1997)51 Diltiazem versus digoxina Estudio randomizado controlado de cohorte 110 La diferencia es estadísticamente significativa cuando comparamos diltiazem versus digoxina en neumonectomía intrapericárdica pero no en la extrapleural. Diltiazem es más seguro y eficaz que la digoxina reduciendo la incidencia global de taquicardias supraventriculares después de neumonectomía. La digoxina no se recomienda como profilaxis de las taquicardias supraventriculares Jakobsen CJ (1997)50 Metoprolol Estudio randomizado controlado a doble ciego 30 Resultados estadísticamente no significativos Los betabloqueantes orales perioperatorios pueden reducir la frecuencia de fibrilación auricular sin importantes efectos secundarios Terzi A (1996)52 Sulfato de magnesio Estudio randomizado controlado 200 Estadísticamente significativo La infusión de sulfato de magnesio es una medida efectiva de reducir la incidencia de taquiarritmias auriculares tras cirugía torácica no cardiaca Van Mieghem W (1996)53 Verapamil Estudio randomizado controlado 199 Resultados estadísticamente no significativos La infusión de verapamil IV sólo mostró una modesta eficacia en la prevención de fibrilación auricular tras la cirugía pulmonar Van Mieghem W (1994)55 Amiodarona Estudio retrospectivo Ausencia de datos de la metodología del estudio El estudio tuvo que ser detenido por una alta incidencia de SDRA tras neumonectomía Kaiser A (1994)54 Digital Estudio randomizado controlado 65 Resultados estadísticamente no significativos La digitalización profiláctica después de la cirugía de pulmón no está indicada, pero se deberán tratar las arritmias individualmente Ritchie AJ (1990)56 Digital Estudio randomizado controlado 140 Resultados estadísticamente no significativos El uso profiláctico de digoxina en toracotomía debe ser revisado SDRA= Síndrome de distrés respiratorio del adulto. catéter de Swan-Ganz, que nos mostrará un descenso del gasto cardiaco (GC), aumento de la presión venosa central (PVC) y presiones en la arteria pulmonar elevadas, con presión de enclavamiento pulmonar normal o disminuida. Lo más importante es corregir todos 39 los factores que pueden provocar aumento de la postcarga del VD y optimizar el llenado del mismo, teniendo en mente que hay una pobre correlación entre los valores de la PVC y los volúmenes ventriculares derechos63,64; sin embargo una guía muy útil para optimizar 479 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 52, Núm. 8, 2005 el llenado ventricular son los catéteres que miden volúmenes telesistólicos y telediastólicos65. La administración de volumen en un intento de mejorar el GC hace que se dilate más el VD, aumentando la tensión de la pared, disminuyendo la perfusión miocárdica y desviando el tabique interventricular hacia la izquierda, empeorando por tanto la funcionalidad de ambos ventrículos y provocando un descenso adicional del GC. Tras neumonectomía, el tratamiento farmacológico de la insuficiencia cardiaca derecha debe dirigirse a disminuir la postcarga y aumentar la contractilidad. El fármaco de primera elección es la dobutamina, pero es fundamental mantener una buena presión de perfusión coronaria para evitar isquemia del VD, lo que obliga a asociar inotropos más potentes66,67. La asociación de fármacos inodilatadores (amrinona, milrinona) y dobutamina disminuye la presión pulmonar y mejora la contractilidad derecha. Los vasodilatadores pulmonares selectivos como el óxido nítrico68 son muy útiles, ya que disminuyen resistencias pulmonares sin afectar las sistémicas. Herniación cardíaca Complicación poco frecuente pero con una mortalidad elevada (50%) que ocurre la mayoría de las veces en quirófano cuando el enfermo pasa del decúbito lateral a la posición de supino, pero también se describen casos en el postoperatorio inmediato o tras varios días69. Puede ocurrir tanto en el hemitórax izquierdo como en el derecho, pero sólo después de neumonectomías intrapericárdicas. Consiste en el estrangulamiento del corazón a través de la apertura pericárdica realizada para disecar el hilio pulmonar; predispone a ello el descenso de presión en el espacio postneumonectomía (aspiración torácica, decúbito lateral sobre el lado neumonectomizado) y los aumentos de presión en el lado no intervenido (ventilación con presiones elevadas o tos)70-73. Cuando se sospecha que la inestabilidad hemodinámica puede deberse a una herniación cardiaca debemos actuar con rapidez ya que la supervivencia depende de un diagnóstico rápido y un tratamiento precoz. Debemos trasladar urgentemente el enfermo a quirófano para reabrir la toracotomía y proceder al cierre del defecto pericárdico; mientras debemos instaurar medidas paliativas72,74-76 que mejoran la función cardiopulmonar y son: a) colocar el paciente con el hemitórax ventilado en posición declive y el hemitórax vacío en posición proclive, ya que la acción de la gravedad puede favorecer que corazón y mediastino vuelvan a posición normal, b) evitar ventilar el pulmón con volúmenes y presiones elevadas, c) evitar la aspiración en el 480 hemitórax vacío, d) inyectar 1-2 litros de aire dentro del hemitórax operado para empujar el corazón y mediastino a posiciones anatómicas normales, y e) soporte hemodinámico. La forma de presentación varía según el lado del corazón que se estrangule, pero lo más común cuando se hernia el lado derecho es la torsión y estrangulamiento de aurícula y venas cavas produciéndose un brusco colapso hemodinámico, pudiendo aparecer síndrome de cava superior, y cuando es el corazón izquierdo aparecen isquemia miocárdica y arritmias72,73. Infarto agudo de miocardio La mayor incidencia y severidad de isquemia miocárdica postoperatoria es durante los 5 días después de la cirugía, predominantemente sobre las 48-72 horas postoperatorias36,77. Sin embargo Badner et al78 encontraron que la mayor incidencia de infarto agudo de miocardio (IAM) perioperatorio era durante las primeras 24 horas postcirugía, sobre todo durante la primera noche del postoperatorio. La monitorización electrocardiográfica muestra que la frecuencia de episodios isquémicos es el doble en el periodo postoperatorio que en el intraoperatorio79, por lo que la monitorización electrocardiográfica continua debe mantenerse por lo menos durante 48 horas y en casos seleccionados durante 5 días. La incidencia de IAM postneumonectomía varía según diferentes estudios entre 1,5-5%, y su diagnóstico es muy difícil debido a que la mayoría de los episodios son silentes27,80,81. La presentación clínica puede incluir arritmias, fallo cardiaco congestivo, hipotensión o alteraciones del estado mental. En general el tratamiento de IAM postneumonectomía es similar al proporcionado a un enfermo no quirúrgico, pero a pesar de un adecuado tratamiento presenta elevada mortalidad (17% al 41% según diferentes estudios)27,78,80. Shunt derecha- izquierda Hasta un 20% de la población adulta presenta foramen oval permeable, pero en condiciones normales no existe shunt derecha-izquierda debido a que la presión de la aurícula izquierda es mayor que en la aurícula derecha82. Cuando aumenta la presión en la aurícula derecha puede producirse un shunt derecha-izquierda a través del foramen oval. Selzer y Lens proponen que después de una neumonectomía se produce un desplazamiento del septo auricular como resultado de la rotación del corazón y se produce un flujo preferente de sangre desde la vena cava inferior hacia el defecto septal persistente. Los aumentos de la postcarga del corazón derecho tras neumonectomías pueden favorecer la 40 B. IZQUIERDO VILLARROYA ET AL– Complicaciones cardiovasculares y respiratorias postneumonectomía apertura, de ahí que la presencia de disnea postoperatoria e hipoxemia de origen inexplicable que no se corrigen con oxígeno, nos sirva para establecer la sospecha clínica83, 84. Las manifestaciones clínicas pueden presentarse desde el segundo día hasta transcurridos meses después de la intervención. El diagnóstico definitivo se establece por ecografía o angiografía de contraste. El tratamiento no quirúrgico consiste en reducir la precarga y postcarga de la aurícula derecha, con lo que se suele cerrar el defecto funcional del foramen oval en la mayoría de los casos. Complicaciones pulmonares postneumonectomía Edema pulmonar postneumonectomía (EPP) Descrito por Gibbon en 1940, quien demostró que la transfusión de plasma o sangre que era bien tolerada en animales normales podía producir edema pulmonar, fallo respiratorio y muerte si se administraba después de una lobectomía85,86. Existen muchas definiciones87-89 para este cuadro clínico, pero la más utilizada es la de edema pulmonar no cardiogénico que aparece a las 24-72 horas tras resección pulmonar en el curso de un postoperatorio sin complicaciones90. Según diferentes estudios la incidencia es de 4-7% después de neumonectomías (en algunas series 7,1% tras neumonectomías derechas frente a 2,3% en izquierdas) y 1-7% después de lobectomías87,90-93, pero puede llegar a un 12-15% si se incluyen casos de edema pulmonar leve94,95. Generalmente aparece 24-72 horas tras resección pulmonar, pero hay casos que se presentan como fallo respiratorio dentro de las primeras 12 horas y otros a los 7 días87,90. Produce un daño pulmonar agudo, que en sus formas extremas el curso clínico e histopatológico es indistinguible del síndrome del distrés respiratorio agudo (SDRA)96. La sobrecarga de líquidos perioperatorios, el deterioro del drenaje linfático y el trauma causado por la manipulación quirúrgica pueden precipitar daño vascular inflamatorio94,97,98, pero desde un punto de vista fisiopatológico el EPP probablemente represente sólo la manifestación pulmonar del daño panendotelial consecuencia del proceso inflamatorio inducido por el procedimiento quirúrgico99. Estas causas perioperatorias y quirúrgicas se han relacionado con su patogenia, sin embargo, la edad, el estado cardiovascular, la función pulmonar preoperatoria y la duración de la cirugía no han podido ser correlacionadas con el EPP93, aunque en alguna serie la duración de la intervención fue un factor de riesgo significativo. 41 Numerosos estudios relacionan el edema pulmonar con balances perioperatorios muy positivos13,94,100, pero el alto contenido proteico del líquido y el retraso en la presentación, sugiere que la sobrecarga de líquido perioperatorio no es la causa primaria del EPP, sino que puede exacerbar el desarrollo de un edema caracterizado por una alta permeabilidad101. La interrupción del drenaje linfático puede jugar un papel en las manifestaciones de severidad, pero parece poco probable que este factor solo pueda ser suficiente para inducir el inicio del EPP. Otros factores como el grado de lesión del parénquima pulmonar durante la manipulación quirúrgica, la radioterapia previa, las transfusiones masivas y el tipo de ventilación mecánica aplicada durante la ventilación pulmonar selectiva pueden contribuir al desarrollo del EPP, pero la relación causal no esta bien establecida101. Todos ellos se consideran factores de riesgo independientes. Los mecanismos del daño pulmonar están bien establecidos en modelos animales, pero existen pocos datos disponibles del papel que juega la hipoxemiareperfusión y el daño oxidativo en la patogenia del humano. Jordan101 revisa la patogenia del daño pulmonar post-resección y propone una hipótesis para su explicación, en la que pueden jugar un papel importante la hiperoxia, hiperperfusión, hipeinsuflación, volotrauma del pulmón ventilado y la isquemia del no ventilado. La producción de sustancias prooxidantes que alteran el balance oxidativo aumentando la actividad iNOS (inducible nitric oxide synthase) y el estrés mecánico de la barrera pulmonar sangre-gas favorecen el daño pulmonar, aunque inicialmente el daño sea independiente del reclutamiento y activación de neutrófilos, pero son necesarios numerosos estudios en el futuro para delimitar y definir un síndrome con una extensa variedad de situaciones y que nos indiquen cuándo y porqué ocurre el EPP. El diagnóstico es por los signos clínicos, aunque el inicio radiológico suele preceder en 12-24 horas a los síntomas y a nivel hemodinámico tenemos una PVC normal, presiones pulmonares habitualmente elevadas con presión de enclavamiento pulmonar normal o baja. Estos valores pueden encontrarse falsamente bajos debido a la disminución del flujo sanguíneo hacia el corazón izquierdo, pero debemos plantearnos el diagnóstico diferencial con otros cuadros. El pronóstico varía de acuerdo a la presentación clínica y la mayoría de los estudios reportan mortalidad entre el 50-100%87,92,95,102, pero hay estudios que fundamentan diferentes grados de daño pulmonar, desde daño pulmonar medio-moderado (ALI) al severo (SDRA)96. La evidencia103-107 (Tabla IV) nos indica que lo más importante del tratamiento es la prevención y cuando el edema se establece, restricción de volumen, diuréti481 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 52, Núm. 8, 2005 TABLA IV Evidencia de los resultados en prevención de las lesiones pulmonares postneumonectomía Referencia del artículo Tratamiento farmacológico Tipo de estudio Nº de pacientes Resultados Conclusiones Adhikari N (2004)103 Prostaglandina E N-acetilcisteina Surfactante Corticoides – Altas dosis – Fase tardía Pentoxifilina Meta-análisis 3272 (en 34 ensayos) Prostaglandina E (RR 0.95) N-acetilcisteina (RR 0.89) Surfactante (RR 0.93) Corticoide – Altas dosis (RR 1.12) – Fase tardía (RR 0.20) Pentoxifilina (RR 0.67) La efectividad de los diferentes tratamientos farmacológicos para LPA y SDRA son extremadamente limitadas, con insuficiente evidencia para soportar alguna intervención específica Cerfolio RJ (2003)104 Metilprednisolona (250 mg) Estudio randomizado y controlado 72 Resultados estadísticamente significativos La administración intraoperatoria de 250 mg de metilprednisolona (iv) antes de ligar la arteria pulmonar durante la postneumonectomía, puede reducir la incidencia de EPP y SDRA así como la estancia hospitalaria Aguilo R (1997)105 Soporte ventilatorio Estudio no invasivo (BiPAP) randomizado y controlado 19 Resultados estadísticamente significativos El soporte ventilatorio no invasivo (SVNI) durante corto tiempo mejora la eficacia del intercambio gaseoso del pulmón sin evidentes efectos no deseados en pacientes sometidos a resección pulmonar Larsen KR (1994)106 Tres diferentes tipos de regímenes fisioterapéuticos: CPAP, PEP e IR-PEP) Estudio prospectivo, consecutivo, randomizado 160 Ausencia de datos de la metodología del estudio. Otro inconveniente de este trabajo es que incluye cirugía cardiaca Cualquiera de las tres terapias (CPAP, PEP e IR-PEP) puede ser usada como complemento de la fisioterapia respiratoria estándar Nevin M (1987)107 Estudio randomizado y controlado 65 Resultados estadísticamente significativos El grupo que fue ventilado con jet de alta frecuencia redujo significativamente la estancia media hospitalaria, tuvieron menos infecciones respiratorias y mejores saturaciones arteriales de oxígeno que el grupo ventilado de forma convencional Ventilación con jet de alta frecuencia en cirugía torácica LPA = Lesión pulmonar aguda. SDRA = Síndrome de distrés respiratorio agudo. EPP = Edema pulmonar postneumonectomía. CPAP = Presión positiva continua en vía aérea. PEP = Presión espiratoria positiva. IR-PEP = Resistencia inspiratoria-presión positiva espiratoria. cos y ventilación mecánica precoz con PEEP/CPAP. Trabajos recientes evalúan los posibles beneficios de establecer técnicas de soporte ventilatorio protectivas108-110 y se sugieren ventajas debido a que modulan el incremento de la permeabilidad capilar que es característica del daño pulmonar y disminuyen la exudación de citoquinas inflamatorias desde los alvéolos a la circulación sistémica, por lo tanto reducen la incidencia de fracaso multiorgánico111. 482 El oxido nítrico es un vasodilatador pulmonar selectivo, que fue utilizado con éxito para mejorar la oxigenación de adultos con SDRA. Su utilización en el tratamiento precoz del EPP mejoró la oxigenación y los resultados en algunos casos descritos112. Síndrome postneumonectomía Es una complicación tardía resultado de un excesivo desplazamiento y rotación del mediastino en el 42 B. IZQUIERDO VILLARROYA ET AL– Complicaciones cardiovasculares y respiratorias postneumonectomía hemitórax vacío que produce una obstrucción bronquial proximal y atrapamiento aéreo. Puede ocurrir en el hemitórax derecho por compresión del bronquio principal entre la arteria pulmonar y la aorta o en el izquierdo por compresión entre la arteria pulmonar y la columna torácica113-115. Ocurre mayoritariamente en niños y adultos jóvenes, debido a una mayor elasticidad y distensibilidad del pulmón, pero hay múltiples casos descritos en adultos116-118. Clínicamente los pacientes presentan, meses o años después de una neumonectomía, disnea, estridor e infecciones pulmonares de repetición. Mediante pruebas de imagen podemos realizar el diagnóstico, pero son de gran ayuda los tests de función pulmonar y la fibrobroncoscopia que nos muestra la obstrucción dinámica de los bronquios afectados119. En la radiografía aparece hiperinsuflación y herniación del pulmón con desviación traqueal y la tomografía axial computarizada (TAC) muestra el nivel y la extensión de la estenosis bronquial. Diferentes opciones de tratamiento fueron descritas, pero los mejores resultados se obtuvieron combinando pericardiorrafia anterior con inserción de oclusión salina o prótesis de silastic dentro del espacio postneumonectomía120-122. Tromboembolismo pulmonar El embolismo pulmonar postneumonectomía conlleva elevada mortalidad y los pacientes sometidos a neumonectomía se consideran de elevado riesgo de trombosis venosa profunda. En un estudio prospectivo después de resección pulmonar123, un 14% desarrollaron trombosis venosa profunda (TVP) y un 5% tromboembolismo pulmonar (TEP), con una mortalidad del 25%, siendo la cuarta causa de muerte124,125. El diagnóstico es inicialmente difícil debido a que los síntomas (disnea, hipoxia, hipotensión, arritmias) son comunes a un gran número de cuadros. Debido al riesgo y a la dificultad en el diagnóstico está indicado realizar profilaxis tromboembólica en todos los pacientes, ya que el riesgo de TEP no proviene solo de que se originen trombos en las piernas (TVP) sino también de la formación de trombos en el muñón de la arteria pulmonar126,127. Atelectasias y neumonías Numerosos factores favorecen la formación de atelectasias, lo que se traduce en una hipoxia relativa y un aumento del trabajo respiratorio, aunque la mayoría de las veces no se evidencian en las imágenes radiológicas. Las causas que conducen a una disminución de volumen pulmonar tras cirugía torácica son variadas (resección del tejido pulmonar, disminución de la distensibilidad toracopulmonar, disfunción diafragmática, 43 posición de decúbito lateral, colapso pulmonar, etc.) pero no debemos olvidar que muchas veces no se produce una reexpansión completa del pulmón colapsado. Es posible que las microatelectasias se produzcan prácticamente en la totalidad de los pacientes después de una neumonectomía, aunque no sean evidentes en la radiografía que lo único que muestra es una pérdida global de volumen. Clínicamente se traduce en un aumento del trabajo respiratorio, pero si no se solucionan favorecen la infección pulmonar, ya que las áreas atelectásicas tienen alterada su función inmunológica. Además, en estos pulmones existe una disfunción de la motilidad ciliar y una manipulación intensa de la vía aérea (inserción tubo doble luz, aspiraciones), que favorece una mayor tendencia a la infección pulmonar. En cirugía torácica está indicada la realización preventiva de fisioterapia respiratoria128,129, por tratarse de pacientes de elevado riesgo de aparición de atelectasias y si no se resuelve con fisioterapia está indicada la realización precoz de fibrobroncoscopia para aspirar las secreciones y tapones de moco. Se recogen las muestras obtenidas por fibrobroncoscopia y se remiten al laboratorio de microbiología y a la espera de los resultados de bacteriología se inicia tratamiento antibiótico de modo empírico, que se modificará en función de la evolución clínica y resultados de los cultivos. Los pacientes postoracotomía tienen mayor tendencia a la infección pulmonar y la mitad de las muertes post-cirugía torácica son atribuibles a fallo respiratorio secundario a neumonía; sin embargo existe poca información científica basada en estudios con alto grado de evidencia acerca de la utilidad de la profilaxis antibiótica en cirugía torácica (Tabla V). Por ello se han seleccionado estudios clínicos controlados, aleatorizados; estudios controlados, no aleatorizados, casos y controles y algunos estudios retrospectivos130-137. Siguiendo el índice NNIS (National Nosocomial Infection Surveillance) que es un buen predictor de infección quirúrgica, que incluye factores como el ASA del paciente y el tiempo quirúrgico dependiente del tipo de cirugía y de acuerdo a la evidencia actual, se ha establecido que en cirugía torácica la profilaxis es opcional y el nivel de evidencia que la sustenta es recomendación grado B, nivel de evidencia III (Tabla VI). Para que la profilaxis sea efectiva, el antibiótico debe lograr adecuadas concentraciones tisulares y séricas en el momento del procedimiento, idealmente desde la incisión de piel. Se debe tener en cuenta que si el procedimiento dura más de cuatro horas es obligatorio administrar una dosis adicional del antibiótico a fin de mantener los niveles séricos y tisulares efectivos. La práctica de administrar antibióticos en el postoperatorio representa un área controvertida. No existen estudios estadísticamente significativos que establez483 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 52, Núm. 8, 2005 TABLA V Evidencia de profilaxis antibiótica en toracotomía Referencia del artículo Tipo de tratamiento Tipo de estudio Nº de pacientes Resultados Conclusiones Turna A (2003)130 Cefuroxima vs cefepime Estudio randomizado y controlado 102 Resultados estadísticamente significativos La cefuroxima es un agente profiláctico, en cirugía mayor torácica, más efectivo que la cefepime Boldt J131 1,5 g de sulbactam + ampicilina vs 2 g de cefazolina intravenosa Estudio prospectivo randomizado 120 Resultados estadísticamente no significativos Sulbactam + ampicilina era más eficaz que la cefazolina Llic N (1997)132 Altas dosis frente a múltiples dosis de cefuroxima Estudio randomizado y controlado 160 Ausencia de datos de la metodología La dosis alta y única de cefuroxima fue efectiva y mejor tolerada que la dosis múltiple en la prevención de infecciones postoperatorias en cirugía pleuro-pulmonar Bernard A (1994)137 Cefuroxima durante 48 horas postcirugía Estudio prospectivo, randomizado a doble ciego 203 Resultados estadísticamente significativos La profilaxis antibiótica durante 48 horas, disminuye el porcentaje de infecciones pulmonares y particularmente el porcentaje de empiemas Train M (1994)139 Amoxicilina vs cefamandol Estudio prospectivo, randomizado 256 Resultados estadísticamente no significativos No hay diferencias entre ambos grupos (amoxicilina vs cefazolina) Frey DJ (1993)133 Cefuroxima a dosis 1,5 g en la inducción Estudio randomizado y controlado 200 Resultados estadísticamente significativos Efecto preventivo de la profilaxis antibiótica a dosis única en cirugía torácica Wertzel H (1992)134 Ampicilina + sulbactam Estudio prospectivo 85 Resultados estadísticamente no significativos Resultados no concluyentes Krasnik M (1991)135 Penicilina G vs cefuroxima Estudio prospectivo, controlado, randomizado a doble ciego 94 Resultados estadísticamente no significativos La penicilina es recomendada como profilaxis en este tipo de cirugía Aznar R (1991)136 Estudio randomizado a doble ciego 127 Resultados estadísticamente significativos Una dosis única preoperatoria de cefazolina 1g reduce el riesgo de infección en cirugía torácica no cardiaca Cefazolina vs placebo Vs = versus. can el riesgo relativo y el beneficio de la administración de antibióticos profilácticos en el postoperatorio o por periodos prolongados. El antibiótico que se seleccione tiene que poseer un perfil farmacológico óptimo, cubriendo los microorganismos que con mayor frecuencia infectan la herida, así como también los gérmenes endógenos. Los criterios que se siguen en la mayoría de los protocolos de profilaxis antibiótica están basados en la experiencia personal acerca de la prevalencia de infecciones nosocomiales en pacientes sometidos a intervenciones torá484 cicas programadas y en los estudios publicados130-139. La mayor parte de los autores recomiendan la administración del antibiótico elegido entre 30-60 minutos antes de la cirugía; desde el punto de vista práctico, se aconseja durante la inducción anestésica. Si la cirugía se prolonga, se debe administrar otra dosis a las 3 horas. En todo caso la profilaxis más allá de 24 horas parece ser del todo contraproducente. Los antibióticos de elección en neumonectomía serían cefazolina 1 g i.v. en la inducción anestésica, continuando con cefazolina 1 g i.v./8 horas hasta 24 44 B. IZQUIERDO VILLARROYA ET AL– Complicaciones cardiovasculares y respiratorias postneumonectomía TABLA VI Información obtenida de la "Guía para la elaboración de informes de evaluación de tecnologías sanitarias" Grados de Recomendación basados en la Evidencia disponible Nivel de evidencia sobre la que se basa Significado Grado A Existe evidencia satisfactoria, por lo general de nivel 1 (meta-análisis o ensayos clínicos randomizados y controlados) que sustenta la recomendación (*). Hay buena o muy buena evidencia para recomendarla. Grado B Evidencias de nivel 2 (ensayos clínicos bien diseñados y controlados aunque no randomizados). Existe evidencia razonable para recomendarla. Grado C Existe pobre evidencia. Hallazgos inconsistentes. Deben ser sometidas a la aprobación del grupo de consenso. Después de analizar las evidencias disponibles con relación a posibles sesgos, el grupo de consenso las admite y recomienda la intervención. Grado D Existe muy pobre evidencia. Evidencia empírica pobre o no sistemática. Los estudios disponibles no pueden ser utilizados como evidencia, pero el grupo de consenso considera por experiencia que la intervención es favorable y la recomienda. (*) En situaciones muy especiales, cuando el evento es mortalidad, especialmente ante una enfermedad previamente fatal, ésta puede deberse a evidencias de menor nivel. Clasificación de la evidencia científica según el diseño de estudioa (tomado de US Preventive Task Force1) I. Evidencia obtenida a partir de al menos un ensayo aleatorizado y controlado diseñado de forma apropiada II. 1. Evidencia obtenida de ensayos controlados bien diseñados, sin randomización. 2. Evidencia obtenida a partir de estudios de cohorte o caso-control bien diseñados, realizados preferentemente en más de un centro o por un grupo de investigación. 3. Evidencia obtenida a partir de múltiples series comparadas en el tiempo con o sin intervenciónb. III. Opiniones basadas en experiencias clínicas, estudios descriptivos o informes de comités de expertos. De mayor (I) a menor (III) calidad. Este tipo de evidencia también incluye resultados muy llamativos en experimentos sin grupo control, como los derivados de la introducción de la penicilina en los años cuarenta. a b horas después de la intervención. Cuando el paciente manifieste alergia a cefazolina se sustituirá por 1 g de vancomicina comenzando 1 hora antes de la intervención, no siendo preciso administrar una nueva dosis durante la cirugía, a no ser que se prolongue más allá de 6 horas. Otra alternativa válida en muchos protocolos de profilaxis antibiótica sería la utilización de cefuroxima 1500 mg i.v. en quirófano, inmediatamente antes de la inducción anestésica y 1.500 mg, si no ha terminado la intervención, cuatro horas después; continuando, en las neumonectomías, con 1.500 mg i.v./8 horas hasta 24 horas después de la intervención. El lugar del postoperatorio de los pacientes de cirugía torácica es un tema controvertido. La estancia hospitalaria supone uno de los mayores gastos del sistema sanitario, por eso la tendencia actual es la creación de unidades de alta dependencia o de cuidados intermedios para aquellos pacientes que requieren mayor vigilancia y tratamientos más específicos que los que puedan recibir en una planta de hospitalización, pero no 45 cumplan criterios de ingreso en unidades de tratamiento intensivo. Los criterios de admisión en las unidades de alta dependencia (UAD) serían pacientes no ventilados a los que se les realiza toracotomía, esofagectomía, cirugía por videotoracoscopia y esternotomía. También incluyen el pre y postoperatorio de pacientes de cirugía torácica que tienen complicaciones cardiorrespiratorias e incluyen aquellos que requieren presión de la vía aérea positiva continua facial con CPAP y/o monitorización con presión venosa central. Pacientes con infusión continua por catéter epidural, durante las primeras 24 horas tras la inserción del catéter140. La clave del manejo postoperatorio de los casos de cirugía torácica mayor es la monitorización cardiorrespiratoria intensiva y el manejo del dolor. El 10-15% de todas las complicaciones ocurren en las primeras 24 horas y el diagnóstico precoz es vital en la prevención significativa de la morbimortalidad. Con el incremento de los procedimientos quirúrgicos torácicos, la demanda de vigilancia intensiva se ha incrementado. 485 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 52, Núm. 8, 2005 Es importante la utilización de los recursos disponibles de la manera más eficaz; las unidades de alta dependencia proporcionan unos medios excelentes de solución de problemas tempranos sin la necesidad para los pacientes de estar en UCI, con la reducción de costos que eso conlleva. No hay evidencia de los días de estancia en UAD o UCI postneumonectomía, sin complicaciones, pero la mayoría de los trabajos aconsejan entre 24-72 horas, hasta la retirada de la analgesia epidural, si la lleva, y de los drenajes torácicos; con una estancia media hospitalaria entre 7-10 días141. Los pacientes que sufren complicaciones después de la resección pulmonar requieren mayor ingreso en las unidades de cuidados intensivos, mayor necesidad de ventilación mecánica y en consecuencia peor pronóstico e incremento del gasto142. Como conclusión consideramos que las complicaciones, más frecuentes, post-neumonectomía son las pulmonares. Sin evidencia sobre cuál es la mejor medida para determinar el riesgo de la función pulmonar tras la cirugía, las recomendaciones actuales son las de realizar una evaluación secuencial de los candidatos a neumonectomía, basando la decisión final en la valoración individual de cada paciente. Dentro de éstas, la más frecuente es el edema pulmonar post-neumonectomía, en la que la evidencia nos indica que lo más importante es su prevención. Estos pacientes tienen mayor riesgo de infecciones pulmonares, pero existe poca información científica basada en estudios con alto grado de evidencia acerca de la utilidad de la profilaxis antibiótica en cirugía torácica. Dentro de las complicaciones cardiacas post-neumonectomía, las arritmias son las más frecuentes; pero actualmente la evidencia recogida no apoya la profilaxis sistemática de los pacientes que vayan a someterse a resección pulmonar. BIBLIOGRAFÍA 1. Graham EA, Singer JJ. Successful removal of an entire lung for carcinoma of the bronchus. Cancer J Clin 1974;24(4):238-242. 2. Overholt RH. The total removal of the right lung for carcinoma. J Thorac Surg 1935;4:196-210. 3. James TW, Faber LP. Indications for pneumonectomy. Pneumonectomy for malignant disease. Chest Surg Clin N Am 1999;9:291-309. 4. Cordos I, Saon C, Paleru C, Posea R, Stoica R, Ulmeanu R, et al. The indications of bronchial resection and anastomosis in lung cancer. Pneumologia 2001;50(2):109-114. 5. Swartz DE, Lachapelle K, Sampalis J, Mulder DS, Chiu RC, Wilson J. Perioperative mortality after pneumonectomy: analysis of risk factors and review of the literature. Can J Surg 1997;40(6):437-444. 6. 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