¿PODEMOS JUZGAR? La cuestión no es si podemos o debemos

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¿PODEMOS JUZGAR?
La cuestión no es si podemos o debemos juzgar, de hecho el hombre como tal, debido a su libre
albedrío, inteligencia y capacidad de razonamiento, siempre emitirá juicio respecto de las cosas, hechos
o personas a su alrededor; motivo por el cual, lo realmente importante, es qué elementos toma en
cuenta para juzgar y la finalidad para la cual emite tal juicio.
Así, tenemos dos tipos de juicio: el JUICIO BUENO y el JUICIO MALO.
El primero, se forma con elementos ciertos y con un conocimiento pleno de los hechos acontecidos. Y
tiene un propósito positivo para con la persona juzgada.
Dice la biblia:
“Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced
misericordia y piedad cada cual con su hermano;”
Zacarías 7:9
Como vemos el resultado, consecuencia o propósito de este tipo de juicio es que tengamos misericordia
y piedad de nuestro hermano. Es por tanto, un juicio que tiene mucho que ver con la manifestación
plena de nuestro amor al prójimo, de no juzgarlo para condenarlo y destruirlo. Aniquilarlo por haber
cometido algún error, falla o pecado, sino para ayudarlo a levantarse y restaurarse, teniendo
misericordia del caído. Es un juicio que nos formamos con un conocimiento pleno de los hechos
verdaderos, para poder ayudar. Considerándonos a nosotros mismos como seres humanos con una
naturaleza caída y, por tanto, susceptibles y en riesgo de cometer los mismos errores, faltas o pecados.
La Biblia dice:
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado.
Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Gálatas 6:1-2
“No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.”
Juan 7:24
“Estas son las cosas que habéis de hacer: …….; juzgad según la verdad y lo conducente
a la paz en vuestras puertas.”
Zacarías 8:16
Ahora bien, el JUICIO MALO, es un juicio lleno de hipocresía y maldad. Un juicio repleto de perversidad
y dirigido a destruir al prójimo. Un juicio diabólico, lleno de condenación.
Este tipo de juicio, nos condena a nosotros mismos; es pecaminoso, infame y vil. Y por tanto es un juicio
que no debe hacerse porque ofende a Dios.
“No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís,
os será medido.
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga
que está en tu propio ojo?
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo
tuyo?
¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la
paja del ojo de tu hermano.”
Mateo 7:1-5
Con relación a este tipo de juicio, la Biblia nos dice en otro de los evangelios:
“No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad,
y seréis perdonados.”
Lucas 6:37
Como podemos ver, nosotros susceptibles somos, a su vez, de ser juzgados, condenados y no
perdonados, si juzgamos con maldad y condenando al prójimo, sin la posibilidad de ser perdonados por
nuestros propios pecados, al no reconocer que nosotros mismos somos hombres pecadores. Si
juzgamos así, Dios no tendrá misericordia de nosotros.
Está escrito:
“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la
misericordia triunfa sobre el juicio.”
Santiago 2:13
Así las cosas, hermano lee bien el siguiente pasaje antes de juzgar a tu prójimo indebidamente,
condenándolo sin misericordia:
“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en
lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que
tú escaparás del juicio de Dios?
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que
su benignidad te guía al arrepentimiento?
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el
día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a
la injusticia;
tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y
también el griego,
pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al
griego;
porque no hay acepción de personas para con Dios.”
Romanos 2:1-11
Y analiza las palabras del SEÑOR JESUCRISTO en el siguiente pasaje:
“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y
poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo
de adulterio.
Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo,
escribía en tierra con el dedo.
El que de vosotros esté
sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo:
E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando
desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en
medio.
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los
que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques
más.”
Juan 8:3-11
Y resuenen en tu cabeza las siguientes palabras del Señor:
“Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”
Mateo 9:13
Así que hermanos:
“…., el que piensa estar firme, mire que no caiga.”
1Corintios 10:12
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