Comportamiento social y rendimiento académico

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COMPORTAMIENTO SOCIAL Y RENDIMIENTO ACADÉMICO.
Este trabajo trata de responder a las preguntas siguientes: ¿Existe
alguna relación entre las conductas sociales de un alumno y sus
calificaciones? ¿Los alumnos con mejores calificaciones presentan conductas
sociales diferentes de las de sus compañeros con calificaciones peores?
QUÉ ENTENDEMOS POR COMPORTAMIENTO SOCIAL
El comportamiento social a que nos referimos en este artículo está
estrechamente relacionado con la vida escolar. Lo describimos con
observaciones y frases utilizadas habitualmente por los profesores cuando se
refieren a conductas no estrictamente académicas en el trabajo cotidiano de
los alumnos: evaluaciones, informes, entrevistas con los padres.
Después de varios trabajos anteriores, hemos consolidado una
ESCALA PARA OBSERVAR LA CONDUCTA DE LOS NIÑOS que contiene 322
frases descriptivas del comportamiento escolar (1). 249 se refieren al objeto
de nuestro análisis, las conductas sociales, y hacen referencia a las facetas
siguientes:
•
•
•
•
•
•
•
Habilidades sociales para relacionarse con el trabajo (32).
Motivación en interés (56).
Habilidades para relacionarse con el profesor (43).
Habilidades para relacionarse con los compañeros (60).
Reacciones emocionales (19).
Salud escolar (21).
Intereses extraescolares (18).
No es propiamente una “escala”, ya que el observador no debe medir a
todos los alumnos en cada uno de los ítems. Es, más bien, un instrumento
de apoyo a la observación espontánea del profesor. Facilita una observación
ordenada y sistemática de la conducta de los niños, agiliza el registro de la
misma y hace posible la elaboración de informes para dejar constancia
documental de lo observado. Se ofrece a los profesores como repertorio de
comentarios referidos a conductas de los alumnos con la instrucción de que
seleccionen los que mejor describan a cada niño.
No pretendemos realizar diagnósticos psicológicos o clínicos, sino
utilizar la observación del profesor en el aula.
LOS PROFESORES COMO OBSERVADORES DE CONDUCTA
La colaboración de los profesores en el estudio que presentamos ha
sido fundamental. No son frecuentes en la literatura pedagógica análisis que
cuenten con una contribución tan comprometida y generosa.
Las reticencias y reservas del profesorado para valorar conductas
sociales son de diversa índole. Algunos entienden que el asunto es, sobre
todo, cuestión de orden y disciplina y que, como tal, corresponde al tutor, al
jefe de estudios o a quien quiera tomárselo sobre sus espaldas.
Por otra parte, se puede discutir si los profesores tienen la
preparación teórica y las habilidades prácticas deseables para realizar
observaciones objetivas y sistemáticas de este tipo de comportamientos. Si no
atribuirán a los niños cuyo rendimiento escolar conocen comportamientos
sociales acordes con estereotipos al uso. Algunos pueden sentirse
razonablemente apurados ante responsabilidades que temen no cumplir
como quisieran.
Hay más. La convivencia cotidiana entre alumnos y profesor en el aula
implica momentos de relación próxima y directa, que pueden dar lugar a
experiencias de cierta carga y tensión emocional. Hay ocasiones en que la
intervención familiar añade presiones perturbadoras en esta relación. El
profesor debe mantener en equilibrio sus sentimientos y dominar reacciones
ambivalentes. Cuando se le piden juicios sobre alumnos con quienes trabaja
y convive, teme que su implicación personal reste neutralidad y objetividad a
sus opiniones. Es una precaución prudente.
Aludiremos a una última dificultad: La escasez de instrumentos
prácticos que hagan posible la recogida de datos y de modelos y programas
para trabajar en este tipo de conductas. “Frente a lo que ocurre con las
matemáticas o el lenguaje, no existe ningún tipo de currículo docente que
cubra suficientemente esta parcela educativa” (2). Tampoco las editoriales de
libros escolares han elaborado recursos al respecto.
A pesar de estas limitaciones, hemos apostado por la observación de
los profesores como vía de conocimiento del comportamiento social de los
alumnos apoyándonos en la postura de muchos psicólogos que defienden la
legitimidad y validez técnica de este camino (3).
DESCRIPCIÓN DEL TRABAJO
Los datos corresponden a 78 alumnos de 6º-EGB, 11 años.
Los de COMPORTAMIENTOS SOCIALES proceden de los informes
realizados por los tutores que trabajaron con ellos durante el Ciclo Medio. Se
trata de observaciones recogidas a lo largo de tres cursos consecutivos.
Los datos sobre RENDIMIENTO ACADÉMICO proceden de los
resultados oficiales de la segunda evaluación de 6º-EGB. Con esta decisión
eliminamos resultados coyunturales que pudieran atribuirse al desconcierto
experimentado por los niños ante las novedades didácticas del Ciclo Superior
EN LA PRIMERA EVALUACIÓN.
Los jueces implicados en los datos que sometemos a contraste son
diferentes. Los profesores que describen comportamientos sociales al final de
5º (Ciclo Medio) son distintos de los que evalúan rendimiento académico en
6º (Ciclo Superior).
Para analizar si se dan diferencias comportamentales entre alumnos
con diferentes calificaciones, hemos dividido los 78 alumnos de la muestra en
tres grupos diferentes según las calificaciones obtenidas en la segunda
evaluación: a) 22 alumnos con calificaciones ALTAS (CA); b) 37 con
calificaciones MEDIAS (CM); y c) 19 tienen calificaciones BAJAS (CB).
DATOS.
1. Distribución de observaciones favorables y desfavorables.
Los tutores del Ciclo Medio utilizaron 215 comentarios diferentes (el
86% de las frases disponibles en la escala) para describir comportamientos
sociales. Cada alumno fue descrito con una media de 39 frases, de las que 26
se refieren específicamente a conductas sociales.
Distinguiendo conductas FAVORABLES y DESFAVORABLES,
adaptativas o inadaptativas para el rendimiento escolar, un alumno de
CALIFICACIONES ALTAS tiene por término medio un 87% de las primeras y
un 13% de las segundas. Los porcentajes correlativos correspondientes a un
alumno con CALIFICACIONES BAJAS son 34 y 66, respectivamente.
2. Análisis de ítems.
Seleccionamos las conductas atribuidas de modo “diferencial” a uno y
otro grupo de alumnos (tomando como criterio la diferencia de 30 puntos
porcentuales) para comprobar cuáles son las de mayor poder discriminativo.
Los números expresan el porcentaje de alumnos de cada grupo a quienes se
ha aplicado la conducta descrita. Las conductas se presentan ordenadas
desde aquella en que el diferencial es mayor hasta la que presenta un
diferencial menor.
SUBGRUPOS
CB CM CA
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•
•
•
•
•
•
Es responsable: asume sus obligaciones y compromisos con
gusto y autonomía.
Tiene dificultades para satisfacer las exigencias del profesor, seguir
el ritmo de los compañeros y cumplir los programas.
Trabaja solo y no necesita que el profesor esté encima, centre su atención o le diga que va bien.
Se distrae de las actividades de clase mirando por la ventana, dibujando
o soñando despierto.
Su actividad de clase es útil y centrada en un 80-100 % del tiempo de
Trabajo.
Se aprecia que los padres esperan que rinda bien académicamente y
tienen confianza en él.
Es irregular e inconstante en su esfuerzo. No persiste en las tareas que
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•
requieren paciencia. Tiende a abandonar fácilmente.
Descuida y deja sin hacer las tareas propuestas para realizar fuera del
colegio".
Su actividad de clase es útil y centrada sólo en un 20-40 % del tiempo
de trabajo.
Le gusta leer.
Trabaja con lentitud y calma, pero con calidad y eficacia.
Es ordenado y limpio en la presentación de sus trabajos.
Tiene dificultades para atender, escuchar y mirar al profesor mientras
habla, explica o da instrucciones.
Sabe valorar, juzgar, comparar y decidir con rapidez y acierto en asuntos de convivencia y relación social.
Tiene niveles de aspiración académica altos: desea aprender y le gustan
las calificaciones altas.
Tiene un buen concepto personal y sentimientos de confianza. Responde
bien ante exigencias y dificultades.
Usa y cuida correctamente los materiales necesarios para trabajar bien.
Es un niño habitualmente equilibrado, sereno y tranquilo.
Con alguna frecuencia debe solicitar que se le repitan normas y consignas ya dadas.
Su comportamiento afectivo-social es algo desorganizado y poco estructurado.
Trabaja con autonomía e independencia.
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CONCLUSIÓN
Existe correlación entre un grupo importante de conductas sociales y
el rendimiento académico. Las conductas positivas son más frecuentes entre
los alumnos de calificaciones altas. Las conductas menos adaptativas o
deficitarias son más frecuentes entre los que tienen calificaciones bajas.
Las conductas se distribuyen entre los alumnos de los tres grupos
siguiendo un gradiente de frecuencia acorde con esta conclusión. La
frecuencia intermedia corresponde siempre al grupo con calificaciones
intermedias.
Observamos que las diferencias son más discriminativas en los ítems
más utilizados por los profesores. Cabe suponer que, si puntuaran a todos
los alumnos en cada una de las conductas, las diferencias serían mayores.
Los alumnos con mejores notas son autónomos, responsables y
constantes en el esfuerzo. Trabajan solos. Su actividad de clase es útil y
centrada. Les gusta leer. Son ordenados. Tienen niveles de aspiración
académica altos y sus padres confían en ellos. Cuidan los materiales
necesarios para trabajar. Muestran sentimientos de confianza personal. Son
emocionalmente equilibrados. Se desenvuelven bien en situaciones de
convivencia social.
Los alumnos con calificaciones bajas aparecen descritos casi siempre
en términos negativos. Carecen de habilidades sociales importantes:
responsabilidad, regularidad, autonomía. Tienen dificultades para seguir los
programas, mantener centrada su actividad de clase, atender al profesor,
recordar consignas. En cambio, son frecuentes conductas de evasión y
distracción.
ENTRE LA HUIDA Y EL COMPROMISO
Constatar que unas conductas sociales van asociadas generalmente
con un determinado nivel de rendimiento académico y otras, con otro no
explica qué tipo de conexión causal se da entre las variables asociadas.
Algunos teóricos tratan de desvelar esta conexión sin haber logrado
resultados definitivos hasta el momento (3).
Dado que la conexión se nos impone en el trabajo de todos los días y
no podemos esperar conclusiones definitivas que tardan en llegar, el medio
escolar ha buscado su propia interpretación. Un esquema nuclear de lo que
piensan bastantes directivos, padres y profesores sobre el particular puede
sintetizarse en las afirmaciones siguientes:
•
•
•
•
Las conductas sociales son “anteriores” al rendimiento académico.
“Preexisten” al trabajo escolar y “lo determinan”. Las calificaciones
son una variable dependiente del ejercicio intelectual de cada niño
y de sus comportamientos sociales.
Las conductas sociales son hereditarias (carácter, forma de ser,
personalidad), y, por consiguiente, difíciles de modificar.
Sólo el medio familiar puede controlar, consolidar y mejorar
comportamientos sociales, cuando sea preciso. Es su
responsabilidad.
A partir de cierta edad (del Ciclo Superior, por ejemplo), el
rendimiento académico es responsabilidad principal de cada
alumno, ya que depende, en gran medida, de su conducta social
(estudiar, atender en clase, presentar trabajos) y el alumno puede
modificarla “con sólo quererlo”, con el mero hecho de “poner algo
de su parte”.
Sin embargo, al lado de esta interpretación probablemente
mayoritaria, y no exenta de contradicciones, está presente en este mismo
medio escolar una interpretación más comprometida. La defienden
psicólogos, pedagogos y profesores con una diferente concepción de la
conducta, el quehacer educativo y el papel de las instituciones escolares. (4)
Esa interpretación es la siguiente. La experiencia escolar es una y
global, con distintas caras, expresiones y manifestaciones. Cada niño se
acerca al trabajo del colegio con sus propios recursos y trata de adaptarse del
modo más eficiente a las propuestas que encuentra. Las propuestas
colegiales son un menú bastante uniforme para todos. Contienen tareas y
requerimientos de tipo intelectual, social, motriz bastante parecidos para
todos los alumnos.
Las conexiones entre inteligencia, conducta social y rendimiento
académico son múltiples, recíprocas (de ida y vuelta), complejas y
simultáneas. Las influencias, mutuas.
Si un alumno logra una interacción armoniosa y fructífera entre sus
recursos y las demandas de los profesores, funcionará bien. Saldrá airoso y
fortalecido del encuentro. Su buena actuación se manifestará en altas
calificaciones por el lado cognitivo e intelectual de esta experiencia. Se
reflejará también en la consolidación de conductas sociales adaptativas, así
como en sentimientos de competencia y estima personal. Una experiencia que
ha resultado positiva fructifica en diferentes vertientes y se manifiesta de
modos diferentes.
Si un alumno no logra una interacción armoniosa y fructífera entre
sus recursos personales y las demandas del medio escolar, no funcionará
bien. El encuentro será tenso y forzado; probablemente, un diálogo
ambivalente, a veces agradable, a veces frustrante, con las tareas, los libros y
los profesores. Esta tensión tendrá manifestaciones intelectuales y cognitivas
en los retrasos académicos, las lagunas y las malas calificaciones. Y se
reflejará también en conductas sociales, sentimientos de incompetencia y
poca estima personal, reacciones de distanciamiento y desinterés. Una
experiencia negativa afecta a diferentes parcelas y se refleja en
manifestaciones distintas y paralelas.
PARA ACTUAR.
1. Si el comportamiento social es una faceta del desarrollo integral de
un niño, es un objetivo pedagógico; una tarea que corresponde a las
instituciones educativas y a los profesionales implicados en la educación. Un
objetivo importante en sí mismo; conectado, es cierto, con el rendimiento
escolar, pero no exclusivamente instrumentalizado y subordinado a él.
2. La conducta social crece y se modifica según las condiciones de
cultivo que le rodean “en cada momento”. No podemos ignorar lo que cada
niño ha recibido en su dote genética, ni su historial de crianza en el medio
familiar. Pero tampoco debemos olvidar que las conductas sociales actuales
se mantienen porque en el contexto en que ocurren (hogar, colegio, aula) hay
contingencias que las refuerzan; que les dan significado y función.
3. Es difícil modificar actuaciones concretas de padres y profesores
sin reflexionar sistemáticamente en grupos de autoformación sobre las
concepciones y supuestos conceptuales (las mayorías de las veces, implícitas
e inconscientes) en que los apoyamos.
4. El trabajo con conductas
colaboración entre familia y colegio.
sociales
requiere
una
estrecha
5. Los instrumentos institucionales adecuados para potenciar esta
área en el colegio son la Tutoría, el Departamento de Orientación y los
órganos de colaboración con los padres.
6. Vivimos ya en grupos. Nuestros derechos y deberes tienen sentido
social dentro de ellos, nuestra conducta individual repercute en los demás.
Debemos utilizar con seriedad los instrumentos de convivencia habituales en
los grupos: elecciones, reglamentos, estatutos.
7. Modificar conductas sociales cuando sea conveniente hacerlo es
posible, pero no es un trámite sencillo. Implica a todos y requiere conceptos y
metodología adecuados
Vicente Elustondo.
ENTREMANOS. Nº 27. Abril, 1992
1. DEPARTAMENTO DE ORIENTACIÓN: Escala para observar la conducta de los niños.
Madrid, 1989.
2. PELECHANO, V.: Psicología educativa comunitaria. Alfaplús. Valencia, 1979.
3. GIMENO SACRISTÁN, J.: Autoconcepto, sociabilidad y rendimiento escolar. INCIE.
MECE. Madrid, 1976.
ESTARELLES RODRÍGUEZ, M.R.: Interacción Familiar, autoconcepto y motivo de logro.
II Jornadas internacionales de Psicología y Educación. Madrid, 1986.
4. Reales Decretos 1006/1991 y 1007/1991, de 14 de junio, por los que se estableen las
enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Primaria y Secundaria
Obligatoria. BOE, 26/06/1991.
Reales Decretos 1344/1991 y 1345/1991, de 6 de septiembre, por los que se
establece el currículo de la Educación Primaria y Secundaria Obligatoria. BOE,
13/09/1991.
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