Boletín • N° 6 Perú los mejores y más vastos territorios de Jaén y Mainas….” El Congreso designó a Larrea y Loredo “Benemérito de la Patria en grado eminente”. Luego de la firma del Tratado, Hipólito Unanue le escribió al Libertador en los siguientes términos: “Las campanas de Lima repicaron jubilosamente durante tres días por la paz que la generosidad de su excelencia le ha concedido al Perú”. Y Gutiérrez de la Fuente, en solemne proclama al pueblo peruano aseveró: “La sabiduría del Congreso que os representa ha puesto el sello de su aprobación al pacto de amistad y estrecha unión que relega por siempre al olvido reclamos odiosos y pretensiones que jamás debiera suscitarse entre Repúblicas nacidas del mismo origen. Esta resolución venerada le da derecho a vuestro reconocimiento y el aprecio del pueblo colombiano”. Y a su Ejército le dice: “Soldados: terminada esta guerra con Colombia, la representación nacional ha sellado con su aprobación los Tratados de Guayaquil entre nuestro plenipotenciario y el de aquella República. La concordia y la fraternidad estrecharán a los vencedores de Junín y Ayacucho”66. El Protocolo Mosquera-Pedemonte. La Comisión designada por Colombia para la fijación de los límites, compuesta por los señores Tamariz y Gómez, se presentó en Tumbes el 30 de noviembre y esperó infructuosamente hasta fines de febrero de 1830, por la presencia de los delegados peruanos, que nunca fueron designados. Enfrentados a esta violación deshonrosa del gobierno peruano a los compromisos solemnemente pactados, Colombia reclamó la fijación concreta de los límites, conforme al Tratado de Guayaquil. Para llegar a una solución definitiva se reunieron en la ciudad de Lima el Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores 66. TOBAR DONOSO, J., Derecho Territorial Ecuatoriano, Artes Gráficas, Cia. Ltda., Quito, p.82. • 2013 117