alimentación Poco tiempo, mucha hambre La falta de tiempo no es excusa para comer sano, hay muchos platos apetitosos y contundentes para saciar el hambre que se pueden preparar en tiempo récord Comidas preparadas: la calidad importa L a lista de pretextos y justificaciones es larga: falta de tiempo para preparar la comida o para comerla, poca afición a la cocina, falta de existencias en el frigorífico o de tiempo para ir al super.... Si estas situaciones son frecuentes se puede caer en la tentación y en la comodidad de resolverlas a base de platos precocinados, de frituras e, incluso, de comida rápida. Sin embargo, si las soluciones improvisadas se convierten en costumbre la salud puede resentirse: este tipo de comidas energéticas, grasas y en ocasiones saladas se traducen en kilos de más, y pueden ser en parte causa de que se alteren los parámetros bioquímicos (colesterol, triglicéridos, glucosa, ácido úrico…) y de que suba la tensión arterial. Disponer de poco tiempo para cocinar o para comer se puede solucionar si se opta por platos con un denominador común: completos desde un punto de vista nutricional, apetitosos, adaptables a gustos y preferencias, y contundentes para saciar el hambre. A continuación se detallan cuatro ideas que cumplen estas características. Bocadillos: tres en uno Con un buen bocadillo se puede resolver una comida y satisfacer de forma suficiente y óptima el aporte de todos los nutrientes energéticos (hidratos de carbono, proteínas y grasas). La clave, elegir los alimentos de mejor calidad y los más saludables dentro de cada grupo. Para empezar, es preferible que el pan sea integral (multicereales, con semillas...), para que aporte fibra y minerales, además de carbohidratos. Sirva un dato como medida orientativa a la hora de calcular el tamaño del 32 Sobras de comida: problema resuelto bocadillo y adecuarlo a la proporción habitual de comida: una rebanada de pan de 40 gramos equivale en calorías a un cazo raso de arroz, pasta o legumbres. ¿De qué rellenar el pan? Lo mejor es primar la proteína de calidad: carnes magras, pescados o huevos y proteína vegetal (tofu, seitán…), tratando de no ser muy repetitivo. Las verduras asadas o rehogadas (calabacín, cebolla, tomate, berenjena, pimientos, champiñones o setas…) o si se prefieren crudas tipo ensalada (lechugas, rodajas de tomate, aros de cebolla, zanahoria rallada…) son el complemento perfecto de esta comida como fuente de nutrientes reguladores (vitaminas, minerales y fibra). Algunas recetas que se pueden encontrar en www.consumer.es son: bocadillo de pan multicereales, verduras asadas, pavo y queso Edam; o integral vegetal con salmón ahumado. Legumbres y cereales: contundente plato único Se recomienda elaborar un plato compuesto por una legumbre, un cereal y un puñado de hortalizas aderezado con un chorrito de aceite de oliva. No se requieren más ingredientes para estar bien alimentado y nutrido y no pasar hambre durante horas. Además, preparar este tipo de recetas resulta muy sencillo y cualquier potaje puede separarse por raciones y congelarse para varios días. Para ganar tiempo en la cocina, nada como la olla a presión. Acelera la cocción de las legumbres y, mientras tanto, se pueden cocer los cereales aparte. Para hacer platos variados se pueden mezclar las legumbres con arroz, cuscús o fideos de pasta, pero también con mijo o polenta, cereales menos comunes en la cocina tradicional pero muy sabrosos y nutritivos. Otra posibilidad es recurrir a las conservas de legumbres al natural. Se comercializan listas para comer y, mezcladas con el resto de ingredientes, componen platos consistentes y saludables. Las recetas más clásicas (garbanzos con verduras del cocido y fideos; lentejas con arroz) se pueden intercalar con otras sugerencias más originales (guisantes con quinua a la jardinera; ensalada de cuscús con lentejas con vinagreta; mijo con frutos secos…). De los 180 kilos de comida que desperdicia cada persona al año en la Unión Europea, casi la mitad proviene de los hogares. Aprovechar los restos de comida sin descuidar la seguridad alimentaria ayudaría a reducir ese porcentaje, pero también a ahorrar dinero y a improvisar platos sabrosos. La pasta y el arroz son alimentos que por su sabor neutro admiten mezclarse con diversidad de ingredientes y obtener platos originales, con mucho gusto y agradables texturas, además de nutritivos. Unas sobras de albóndigas, los restos del atún estofado o de un guiso de carne se pueden desmenuzan y añadir como complemento proteico a la ración de arroz o pasta. También se pueden servir junto a un rehogado de verduras o con de salsa de tomate. Las conservas de pescado (sardinas, anchoas, atún, caballa…) son también útiles para componer un plato consistente. Tan solo se requieren los 10-15 minutos necesarios para cocer los farináceos con el fin de preparar el acompañamiento y el plato ya estará listo para degustarlo. Las siguientes propuestas son fáciles y rápidas de preparar a partir de restos de comidas del día anterior: espaguetis con mejillones, gambas y atún; macarrones a la boloñesa; arroz con pollo al curry; alubias blancas con bacalao; lentejas con calamares; ensaladilla de patata con salmón y aguacate, etc. La industria alimentaria ofrece una amplia gama de productos elaborados listos para su consumo o que requieren una mínima manipulación. Estos alimentos resultan útiles en momentos en los que se dispone de poco tiempo para la cocina. Desde ensaladas envasadas en bolsa, lavadas, cortadas y listas para aliñar y servir, hasta platos cocinados que tan solo requieren abrir el envase, calentar y degustar el contenido, como arroces, legumbres, pasta, carnes o pescados cocinados, tortillas de patata, etc. Incluso existe la posibilidad de adquirir, tanto para comidas como para cenas, un lote de un menú completo y equilibrado desde un punto de vista nutricional que incluye primer plato, segundo y postre, diseñado por dietistasnutricionistas y que cumple con los criterios de dieta equilibrada. Una alimentación sana a base de productos manufacturados pasa por elegir aquellos de mejor calidad, más naturales, mínimamente procesados y con menos cantidad de aditivos. www.consumer.es 33