Redefiniendo el alto rendimiento Por: Tim Breene Accenture ¿Qué maneja a las grandes empresas? En un ambiente inaudito y complejo, las explicaciones tradicionales ya no son adecuadas. Hoy en día, para convertirse en un negocio de alto rendimiento se necesita un nuevo sistema de comprensión, al igual que nuevas y prácticas capacidades para solucionar. Cuando Copernico y Galileo sugirieron que la Tierra gira entorno al sol, ellos no preguntaban a sus compañeros científicos que observaran nueva información. Lo que ellos proponían era una mentalidad diferente para comprender la información que había sido observada por siglos. Su hipótesis pretendía reempezar una antigua y respetada visión del mundo. La nueva teoría, finalmente, tomó su lugar, luego de una resistencia notable y extensa, ya que ésta ofrecía una mejor explicación al fenómeno. Durante el más reciente boom económico, muchos observadores pensaron que habían descubierto una nueva estructura para entender los negocios. Las suposiciones de la revolución del e-commerce, ellos sugirieron, era un nuevo y mejor paradigma para entender el alto rendimiento empresarial. Ahora, muy decepcionados, esos mismos creyentes se estarán cayendo sobre sus viejos ideales que, de hecho, los negocios de alto rendimiento son dirigidos por los mismos factores de siempre. Hemos encontrado que mucho ha cambiado y que las explicaciones tradicionales o la mentalidad del el e-revolution, no proveen una base adecuada para entender las empresas de hoy. No vemos un regreso a las condiciones de negocio preboom; las condiciones actuales componen una estructura de operacional diferente, con consecuencias a largo plazo y difíciles de predecir, para las compañías globales. Por otra parte, hemos observado que hay una notable ausencia de soluciones y estructuras prácticas, que ayuden a las compañías a navegar hacia la compleja, nueva era de alto rendimiento. Durante los últimos seis meses hemos embarcado en un programa para integrar lo que hemos aprendido, poniendo a prueba nuestra hipótesis, y compararla con las experiencias de nuestros clientes e investigación objetiva. Nuestro programa busca entender el alto rendimiento de los negocios, mientras operan en un contexto industrial específico. También busca sentar las bases de una disciplina que pueda ser utilizada por las empresas para poder otorgar altos rendimientos. Este artículo, basado en resultados preliminares, es el primero de una serie. Tendencias poderosas El dramáticamente alterado ambiente que hace del alto rendimiento una condición tan crítica, hoy en día, ha venido desarrollándose por unos años. A pesar que su llegada se dio sigilosamente, por el boom y confianza administrativa, a finales de los años ’90. No ha habido un disparador que se pueda identificar, en retrospectiva, como fue el caso de la alarma en los sistemas financieros que anunciaron la Gran Depresión o las nacionalizaciones de las productoras de petróleo que elevaron los precios y adentraron la economía mundial hacía la recesión en la década 1970. En vez, ha habido una acumulación estable de poderosas e interconectadas tendencias; algunas han ganado impulso y otras de origen más reciente. Nuestras investigaciones han identificado ocho tendencias que componen una nueva era en el negocio global, un ambiente de fluidez en el mercado y fronteras industriales; cambios de riesgo regional y oportunidad; formulas cambiantes para valores económicos; incrementos en las variables de decisión. En este ambiente, las características para el alto rendimiento deben ser redefinidas en el contexto de industrias específicas y períodos de tiempo particulares, si éstas han de ser prácticas y útiles. Esto no significa que no haya características, como liderazgo superior, que trasciendan los lineamientos industriales. No obstante, ellas deben ser modificadas y aplicadas en un contexto de valor, para las industrias y los consumidores. Nuestros resultados sugieren que todos los negocios de alto rendimiento comparten ciertos rasgos, una jerarquía notable de cinco capacidades que nunca son el resultado de una casualidad. Uno, todas poseen agudeza institucional, perspicacia para discernir entre los elementos de valor industrial en el corto y largo plazo. Quienes gozan del alto rendimiento tienen la habilidad para percibir y responder a los principales cambios en el ambiente. Dos, los negocios de alto rendimiento son maestros de acción. Ellos tienen la habilidad de traducir ideas únicas sobre los indicadores de valor presente y futuro, a modelos diferenciados de negocio. Tres, ellos entienden cuales de sus capacidades son vitales para dirigirse al valor presente y futuro. Ellos se concentran en dominar estas habilidades y frecuentemente innovan en estas áreas. Cuatro, los negocios de alto rendimiento están obsesionados con ‘hecho aquí’ (made here). Cuando han determinado que una actividad no es puramente del negocio o que una actividad del negocio necesita ser acelerada, de una manera inteligente buscan alianzas u oportunidades de fusión. Por último, comparten ciertas características culturales, intrínsecas, que los predisponen a actuar en un nivel de alto rendimiento. Este factor es crítico, una especie de código genético, es difícil de replicar y dificultoso de medir; pero está impreso en cada aspecto operativo de aquellos negocios que producen alto rendimiento. Un ambiente dramáticamente alterado Nuestra investigación ha identificado ocho tendencias clave, que constituyen una nueva era para el negocio global. Crecientes Interconexiones, a través del flujo de capital global, el intercambio de tecnología geográficamente transferible ha incrementado, todo apoyado por tratados internacionales y protocolos. Aumento en la complejidad de la escala organizacional, con un mayor despliegue de activos, hasta estructuras más complejas, y incremento en la tensión entre control y flexibilidad. Tecnología de bajo costo, creando la tecnología de un ambiente que siempre esta atento, siempre esta activo. Geopolíticas resurgentes, manifestadas en acciones anti globales, teniendo impacto significativo en estrategias de negocios globales. Incremento en la volatilidad, por ciclos financieros y tecnológicos acelerados, como por eventos impredecibles, como el terrorismo. Mayor profundidad en análisis, de los mercados financieros, entres reguladoras y el público, magnificar cada aspecto del rendimiento financiero y operacional de la empresa. Nuevos roles para el conocimiento y activos intangibles, a raíz de una nueva economía, dónde la marca, propiedad intelectual, reputación, lealtad y, talvez el más importante, el compromiso a la innovación, se convierten en herramientas competitivas. Cambiando la naturaleza del personal, con nuevas capacidades para el desarrollo, motivación y retención de retos para los empleados. La paradoja de la administración A pesar que nuestros descubrimientos no demuestran una fórmula para el éxito de los negocios de alto rendimiento, la presencia de los cinco aspectos, anteriormente mencionados, explica una de las capacidades básicas de dichas empresas: balancear los objetivos del presente y del futuro. Ellos manejan valores que aparentan ser paradójicos; flexibilidad del personal y lealtad del trabajador, cambios imperativos guiados por la globalización y autoridad de gerencia, o el deseo de entrar a nuevos mercados y tener una administración altamente disciplinada con respecto al riesgo. Ellos entienden que deben jugar dos papeles opuestos, a la vez. Además, ellos saben aprovechar la tecnología y realizar inversiones apropiadas con una visión de éxito en el largo plazo, en vez de una reducción de costos en el corto plazo. Nuestra investigación en la industria de la salud muestra que las compañías que poseen las cinco cualidades sobrepasan el rendimiento de sus colegas. Analizamos los historiales de los más grandes proveedores en la industria de salud entre 1990 hasta 2003. Identificamos como los mejores a aquellas empresas que sobrepasaron el rendimiento de la competencia en términos de retorno neto a los accionistas, al igual que el valor en el mercado en el corto y largo plazo. Hubo tres puntos de inflexión diferentes en la estructura del mercado de salud durante ese período. Lo que surgió fue un gran número de compañías que no solo dominaban cada período estratégico, pero también fueron capaces de sobresalir a lo largo del período mientras eran estudiadas. Cinco distintivos bloques apoyaban este alto rendimiento. Primero, aquellos que recurrían en el alto rendimiento eran capaces de percibir los cambios en los valores del consumidor y las condiciones del mercado. Los valores clave del consumidor difieren con las cambiantes condiciones, desde un cuidado administrativo rígido entre 1990 a 1995, a flexibilidad del producto y modelos de planeación abiertos entre 1995 a 2000, pasando por habilidades en el control de costos por parte de la administración durante el período del 2000 al 2003. Los ganadores supieron aprovechar estas tendencias, mientas que los productores marginales tendían a pelear su última batalla. Segundo, quienes trabajan bajo el alto rendimiento no solo sentían los cambios de valor; ellos hacían transiciones fluidas en sus modelos de negocio. Por ejemplo, cambiando la forma en la que interactuaban con la comunidad de medicina. Tercero, las compañías que crean alto rendimiento son consistentes y se mantienen sobre el promedio en sus funciones clave; garantías, reclamos, servicio al cliente. Quienes rinden más bajo, en contraste, parecían siempre tener uno o dos enlaces operativos, débiles. Como información tecnológica, que compromete todo su rendimiento. Cuarto, las empresas de alto rendimiento utilizan emparejamiento selectivo en su negocio. Por ejemplo, la proposición de alianzas en ciertos aspectos. Finalmente, ellos viven bajo un control único y estable que promueve una cultura de alto rendimiento que es transmitida y percibida seriamente, en todos los niveles de la compañía. En otro esfuerzo por realizar una investigación, para evaluar el impacto de dominar capacidades centrales, nos adjuntamos a un equipo de estudio de la Universidad Stanford para investigar y medir el alto rendimiento en la administración de suministro en cadena. El elemento clave de ésta habilidad en los negocios de alto rendimiento, revela nuestro estudio, es la decisión por parte de la alta gerencia de hacer que el suministro en cadena sea estratégico y no operacional. Subsecuentemente, esforzarse para trasladar esa decisión a la estructura y modelo operacional de la empresa. Las empresas de alto rendimiento que han dominado el suministro en cadena generan una prima entre 7 y 26% de la capitalización del mercado, sobre su competencia, dependiendo de la industria. Nuestras investigaciones de alto rendimiento continuarán en los próximos meses, con información adicional sobre como refinar las estructuras de comprensión y como articular un proceso, para aplicarlo a organizaciones que sean receptivas y comprometidas. Nuestra creencia es que las compañías de alto rendimiento no solo nacen, pueden ser creadas. Código genético para el alto rendimiento El código genético para el alto rendimiento, es un término para describir las características culturales únicas de una empresa, que resultan en habilidades superiores para: Anticipar y moldear cambios en los valores del consumidor. La centralidad del consumidor mientras se trabaja en el código genético para el alto rendimiento es explícito. El código genético para el alto rendimiento crea una cultura de intimidad con el consumidor, que es reactiva y preactiva. Acelerar la proactividad. Las empresas de alto rendimiento utilizan ideas perspicaces para las relaciones con negocios y consumidores. Sus ideas combinan información de alta calidad e inteligencia, para la interpretación. En aplicación, cuentan con buenas estructuras para la toma de decisiones, parcialidad para la acción y sensibilidad al tiempo. La autoridad para ejecutar se encuentra bien distribuida. Ellos se aferran a lo que llamamos “alargamiento intencional”, con mucho énfasis en la experimentación y aprender de la experiencia. Liberar la energía y las capacidades colectivas de la organización. Las compañías de alto rendimiento desarrollan una implacable efectividad de liderazgo. Ellos tienen estrategias claras y tecnología para maximizar la productividad del personal. Tienen un historial de saber manejar los cambios a grande escala, exitosamente. Manejar el hoy y el mañana. Un enfoque dual en resultados financieros para periodos cortos y periodos largos, para mantener a la compañía acertada en las realidades de hoy. Invertir en el negocio del futuro aventaja en el cambio de valores.