Sobre las elecciones en Estados Unidos: ¿Apoyar a Obama es una opción de cambio? “Hermoso es que la guerra y sus lúgubres gestas sean al fin derrotadas” Walt Whitman Luis Guillermo Pérez Casas1 Bruselas, 28 de octubre de 2008. Qué mejor que Walt Whitman para introducir este saludo a mis compatriotas en los Estados Unidos, de cara a unas elecciones en las que se juega no solamente el destino de su pueblo, pero también de manera importante el destino de la humanidad. Por tanto no podemos permanecer indiferentes frente al proceso electoral en los Estados Unidos. Lo que hacen o no hacen los dirigentes de esta gran nación, para bien o para mal, tiene consecuencias sobre el planeta entero. Todo indica que el senador Barack Obama ganará las elecciones y, Estados Unidos estará más cerca que nunca del sueño que Martin Luther King reivindicara en las gradas del Lincoln Memorial durante la histórica Marcha sobre Washington, el 28 de agosto de 1963: “Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia”. Martin Luther King reivindicaba el fin de la discriminación racial. El senador Obama reivindica enfrentar las injusticias. Al ganar las próximas elecciones, estará comenzando un cambio de época en los Estados Unidos de Norteamérica y comenzará un cambio de época a nivel global, que implica nuevos liderazgos con profundas responsabilidades históricas. Habrá quebrado el sistema financiero global, sin que el banco de la justicia social a nivel global haya sido creado. ¡Quitad los cerrojos de las puertas! Quitad las puertas mismas de sus quicios! Quien degrada a otro, me degrada a mí! Walt Whitman El año pasado se gastaron en la producción de armas, 850 mil millones de euros (1339 billones de dólares). En el último mes para salvar al sistema financiero mundial, se ha anunciado gastar el triple, con dinero de los contribuyentes, es decir de los millones de ciudadanos anónimos que no fueron responsables de la especulación financiera, ni de un sistema en el que se quiere obtener el máximo de beneficios con el mínimo de inversión. Para los que dominan, siempre ha sido sencillo privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Si esta cantidad de dinero se hubiese invertido en garantizar agua potable para los cientos de millones de seres humanos que carecen de ella, para eliminar el hambre en el mundo, para 1 Luis Guillermo Pérez Casas es Secretario Ejecutivo de la Iniciativa de Copenhague para Centroamérica y México (Cifca) y Secretario General de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH). garantizar servicios sociales básicos para las mayorías; el mundo sería más justo y las explosiones sociales que promueven la violencia y el terrorismo se reducirían. Pero este dinero se utiliza para salvar el sistema y el sistema sigue desestabilizándose. Las bolsas continúan sus crisis y las economías entran en recesión. Gran parte del mundo se conduce a la bancarrota. Millones de hombres y mujeres perderán sus empleos, probablemente se aumentará la xenofobia, la discriminación y el racismo, aumentará la violencia y la ingobernabilidad mundial y las democracias se debilitarán. El Presidente de la Unión Europea Nicolas Sarkozy llama a “refundar el capitalismo” y a revisar las instituciones del Bretton Woods. Se necesita un profundo cambio de rumbo en la economía mundial. La recesión debe ser enfrentada con gasto social a nivel global ¿pero invertirán en ello los neoliberales que están llevando al caos no sólo la economía pero también las instituciones globales? En los Estados Unidos más de 50 millones de personas padecen la pobreza: carecen de vivienda, seguridad social o incluso de servicios sociales básicos, mientras sus dirigentes contribuyen con el 45 % al gasto militar mundial. Según el "Informe sobre la Situación Social Mundial 2007" del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) de las Naciones Unidas, el diez por ciento más rico de la población mundial se queda con más de la mitad del ingreso mundial y esta proporción aumentó en diez años de 51,6 a 53,4 por ciento. La desigualdad se da entre países y dentro de ellos. La participación de los asalariados en el ingreso disminuye en países ricos y pobres. En los diez países más ricos del mundo, entre 1980 y 2006 la parte de los asalariados en el ingreso nacional disminuyó de sesenta y tres a menos de cincuenta y nueve por ciento. 1.400 millones de trabajadores ganan menos de dos dólares diarios. La mitad de los jóvenes del mundo (515 millones) sobreviven con menos de eso. Los indígenas, aunque representan apenas cinco por ciento de la población mundial, constituyen quince por ciento de los pobres. Las personas con discapacidades, de las cuales 470 millones están en edad de trabajar, sufren más que los demás de desempleo, discriminación y pobreza. Entre las mujeres, poco menos de la mitad tiene un trabajo remunerado, mientras que casi tres cuartas partes de los varones están empleados, por el mismo trabajo ellas ganan menos salario y tienen menos cobertura de seguridad social. Más allá de la crisis financiera, más allá de que las economías se conduzcan a la recesión o incluso la depresión, hay un conflicto social que se nutre día a día de estas injusticias y que puede estallar en diferentes partes del globo. 3 mil millones de personas disponen sólo de 2 dólares o menos por día para sobrevivir, 1200 millones de personas carecen de agua potable y 2400 millones de los servicios de saneamiento adecuados. Se requieren medidas responsables y eficaces por parte de la comunidad internacional. Obama podría entenderlo mejor y, debería contribuir en todo caso a su solución. Más allá que salvar al capitalismo, se requiere salvar la humanidad de los depredadores que multiplican los abismos sociales. Libertad para los negocios, cárcel y destierro para los migrantes: La Globalización debería ser garantía de desarrollo para todos los pueblos, pero la ausencia de un orden económico, social y político mundial justo, contribuye a que los poderosos sean más ricos y los excluidos más numerosos. El mundo desarrollado rompe fronteras para los negocios y las cierra para las personas. Los otrora líderes de las libertades individuales, ahora encarcelan al migrante indocumentado que ha escapado de la guerra y/o de la miseria de sus países de origen sin que haya cometido delito alguno. No se les puede considerar culpables de buscar un mundo mejor para sí y para los suyos. Hasta los animales migran para salvar sus vidas. Se calcula que hay 190 millones de migrantes en el mundo, de los cuales 8 millones estarían indocumentados en territorio europeo y 12 millones en los Estados Unidos. La historia de la humanidad y las configuraciones estatales no pueden desligarse de los flujos migratorios. Las migraciones antes que una calamidad, han constituido y constituyen una oportunidad y riqueza para el desarrollo del ser humano. Paradójicamente en el rápido proceso de la globalización, el migrante ha pasado a ser el chivo expiatorio de actores políticos irresponsables, de decisiones políticas arbitrarias y de medidas económicas insostenibles. "Estados Unidos . . . parece destinado por la Providencia a plagar América con tormentos en el nombre de la libertad". Simón Bolívar No queremos que Estados Unidos siga viendo a Latinoamérica como su patrio trasero, donde acechan los peligros del tráfico de drogas y el terrorismo. Latinoamérica es una tierra de riqueza y oportunidades, que esconde profundas desigualdades sociales, al tiempo que el talento y creatividad de sus gentes nos hace soñar con un destino mejor para nuestros pueblos. No queremos ver más compatriotas latinoamericanos, enviados como carne de cañón a las guerras imperiales de los Estados Unidos, a los que se les ofrece a título póstumo la nacionalidad y a las madres desoladas la residencia. No queremos más tratados de libre comercio, que contribuyen a saquear aún más los recursos del Sur, al tiempo que aumentan el poder de las transnacionales, en detrimento del derecho humano al desarrollo de los pueblos. No queremos que el maíz fuente milenaria de alimentación de los pueblos indígenas, se convierta en Etanol para saciar la sed de combustibles del Norte. Estados Unidos tiene un saldo en rojo con América Latina, no sólo por haber invadido y cercenado tierras del Sur, sino por haber promovido y tolerado todo tipo de dictaduras, más los crímenes impunes de la CIA. En el alma latinoamericana siguen abiertas las llagas por el comportamiento imperial del vecino del Norte. Obama ha ofrecido relaciones más justas y respetuosas con los pueblos del Sur, es necesario creer en su palabra, aunque para ello tendrá que cambiar los asesores demócratas especializados en Latinoamérica que no han sido en sus recomendaciones muy distintos a los demócratas. “Y quien camina una cuadra sin amor al prójimo, camina amortajado hacia su propio funeral” Walt Whitman Whitman en su esplendorosa conciencia social ya nos invitaba a vencer la indiferencia y a vencer sobre el olvido de los olvidados. No más indiferencia frente a las guerras, ni frente a las causas que las provocan. No más indiferencia frente a las decenas de millones de seres humanos que mueren cada año de hambre. No más indiferencia frente al sufrimiento de miles de seres humanos que intentan cruzar las fronteras del Norte para escapar de la miseria, frente a los que mueren diariamente intentándolo o frente a los millones de migrantes que han contribuido al desarrollo de las naciones poderosas y, ahora se les quiere detener y expulsar como si fueran criminales. No más indiferencia frente a los torturados, los desaparecidos, los millones de desplazados o refugiados. No más indiferencia frente a los presos políticos, los presos de conciencia y los secuestrados. No más indiferencia frente a la violencia y opresión contra las mujeres. No más indiferencia frente al silencioso y progresivo exterminio de los pueblos indígenas y tribales. Y al decir basta a la indiferencia, debemos decir basta a las injusticias, las que lesionan las libertades de las personas, pero también las que les privan de tener una existencia digna. Basta de impunidad frente a las injusticias que se cometen contra los individuos, las comunidades y los pueblos. No queremos más Guantánamos, queremos más Corte Penal Internacional. No queremos más “daños colaterales” que cuestan la vida de miles de personas inocentes arrastrando la gran nación del Norte a la barbarie de crímenes de guerra que permanecen sin castigo. Frente a esta indiferencia y olvido, Obama ofrece alternativas para la gobernabilidad mundial, estará más cerca de respetar la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos. El senador Obama llama al diálogo, porque ha comprendido que la prepotencia de las armas, sólo ha sembrado más odio, más terror y más cadenas para la humanidad. Pero para avanzar en esta perspectiva también tendrá que liberarse de los “halcones” de su propio partido. “Doy la señal de la democracia nada aceptaré, ¡lo juro! si los demás no pueden tener su equivalente en las mismas condiciones” Walt Whitman No queremos que siga la política de “guerra contra el narcotráfico” que ha demostrado su fracaso absoluto, no sólo porque no se ha reducido el consumo de drogas, sino porque se ha multiplicado el poder corruptor y asesino del negocio ilícito, al tiempo que se favorecen nuevas estrategias de intervención y se favorecen las ventas de armas y equipos de seguridad. ¿No sería más sensato promover la legalización de la producción y el consumo. E invertir las ingentes sumas de dinero que se destinan a combatirlo, para prevenirlo? ¿No se desarticularían muchos factores de violencia a nivel mundial? Tampoco ha sido sensata la “guerra contra el terrorismo”. Luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, frente al cual expresamos nuestro repudio y solidaridad con el pueblo de los Estados Unidos, propusimos un tribunal penal internacional que investigara y juzgara a los responsables. El terrorismo es un enemigo difuso, que se nutre de los propios errores o crímenes de quienes lo combaten. Por ello me temo que en Afganistán no se ganará la guerra, como en Irak, porque las tropas de ocupación no están garantizando ni democracia, ni seguridad. En lugar de conquistar el corazón del pueblo que se quería liberar, crece la animadversión frente a los ocupantes. Por lo demás debemos preguntarnos ¿si los Estados Unidos contribuyeron a la derrota de los soviéticos en Afganistán, porque abandonaron su pueblo después? Todo el dinero que se ha invertido en la guerra de ocupación, hubiese sido más que suficiente para asegurar la libertad y prosperidad del pueblo afgano cerrando a través de las libertades y la democracia las puertas al fundamentalismo. También los Estados Unidos, podrían contribuir de manera decisiva a promover la paz y la estabilidad en el Oriente Próximo y, más allá. Los conflictos religiosos en el mundo se podrían resolver mejor, si contribuyéramos a resolver el conflicto palestino-israelí. Que musulmanes, cristianos y judíos puedan vivir en paz, no es solamente un sueño pero un imperativo histórico. Soñamos con ver una Palestina libre construyendo su autodeterminación como nación y afirmando su soberanía como pueblo en los valores de la democracia y las libertades. Soñamos con un Estado de Israel en el que sus habitantes pueden ir tranquilamente al trabajo, a la escuela o a la cama, sin el temor de un atentado terrorista. Un Israel aceptado y reconocido por sus vecinos, no por el poder disuasivo de sus armas, sino por la generosidad de sus dirigentes. Sé que en estos dos últimos puntos, el senador Obama tendría que rectificar sus propios anuncios de campaña, al momento de aplicar una nueva política exterior cuando sea presidente de los Estados Unidos. Nos es necesario reclamar unos Estados Unidos que no pretenda darle lecciones de moral, ni de democracia, ni de derechos humanos al resto del mundo. Que primero retire sus tropas de Irak, cierre Guantánamo, promueva la sanción de quienes han auspiciado la tortura y crímenes de guerra. Que ratifique todos los instrumentos internacionales de protección de los derechos humanos y del medio ambiente. Por todo ello el 4 de noviembre será un día histórico e, insisto ante mis compatriotas latinoamericanos y latinoamericanas que pueden contribuir al necesario cambio de rumbo en los Estados Unidos. No sean indiferentes, no equivoquen su voto, no se confíen en los sondeos de opinión. Obama es una opción de cambio, no sólo para su propio pueblo sino también para que contribuya a cambiar el rumbo apocalíptico por el que se conduce la humanidad a su autodestrucción. Grandes retos le esperan, grandes tienen que ser las decisiones, como grandes las transformaciones. Pero no nos equivoquemos, los dirigentes son, lo que sus pueblos les permiten ser. Recordemos la siguiente sentencia de Martin Luter King para movilizarnos en consecuencia: “Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de Democracia”