Cuadernos para el debate Colección

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Colección
Cuadernos para el debate
Edita : Dirección General MSF-E
c. Nou de la Rambla, 26
08001 - BARCELONA Diseño Portada : Diego Feijóo
Compaginación : Núria Picallo
Traducción : Pilar Iglesias, Nevil Rogers y Marie Vanderelst
Fotomecánica : Grafitex, S.A.
Imprime : Gràfiques APR
D.L.: 35006-2001
1ª edición : julio del 2001
El objetivo de Cuadernos para el debate es la difusión de artículos, estudios y ensayos sobre temas
relevantes en el campo de la Acción Humanitaria.
Las obras, elaboradas por miembros de MSF o personas cercanas a la organización no comparten
necesariamente las opiniones ni reflejan la posición de MSF.
Neutralidad y
Acción Humanitaria
Jorge Castilla
Fiona Terry
Introducción
Hoy se cuestiona la neutralidad como principio de la acción de
Médicos Sin Fronteras. Parte de la carta Magna y principio clásico de la
acción humanitaria, la neutralidad provoca tensiones frente a situaciones
como el genocidio de Ruanda o la limpieza étnica de Bosnia. Ante estos
contextos es difícil
permanecer neutral y la pregunta surge de dos
maneras: ¿Es la neutralidad un principio operacional realmente propio a
la acción humanitaria? ¿Ha cambiado la naturaleza de la guerra de tal
manera que una neutralidad que en su momento fue apropiada, hoy día no
tenga razón de ser?
Para iniciar el debate, para compartirlo con vosotros,
para animaros a crear y compartir vuestras perspectivas y juicios,
presentamos hoy dos visiones opuestas. La visión de Fiona Terry propone
que la neutralidad sea descartada como parte de la identidad de Médicos
Sin Fronteras, acordando la Carta Magna con las acciones y realidades de
la acción de MSF. La visión de Jorge Castilla defiende el uso de la
neutralidad como principio que tiene hoy tanta o más validez que nunca
en la identificación de la naturaleza y maneras de la acción de MSF.
LA NEUTRALIDAD Y LA DIMENSION POLÍTICA DE LA ACCIÓN HUMANITARIA
Jorge Castilla
1 - Conflictos, neutralidad e imparcialidad :
el carácter político de la Acción Humanitaria
Neutralidad:
La ayuda no se utilizará para favorecer una determinada opinión,
política o religión.
Imparcialidad:
La ayuda prestada no está condicionada por la raza, el credo o la
nacionalidad de los beneficiarios ni ninguna otra distinción de
índole adversa. El orden de prioridad de la asistencia se establece
únicamente en función de las necesidades1 .
Un conflicto tiene dos componentes diferenciados. Uno está formado
por las razones que han llevado a las partes hacia el conflicto. Otro
está formado por la manera como el conflicto se desarrolla. En la guerra,
esta primera parte se conoce como Jus Ad Bellum y la segunda parte se
conoce como Jus In Bellum.
Hay razones fundamentales y razones prácticas por las que la acción
humanitaria mantiene la distancia con respecto a los combatientes, y con
respecto a las razones del conflicto y la justeza de la causa de cada una
de las partes. De esta distancia hacia los combatientes se deriva la
neutralidad. De esta misma distancia se deriva la creencia de que la
acción humanitaria es apolítica. Sin embargo, esta distancia requiere un
esfuerzo puesto que cada persona tiene su opinión sobre las partes de un
conflicto. Este esfuerzo de abstracción aún es más difícil debido a que,
estando presentes y siendo curiosos, se obtiene información y se crean
juicios.
Las maneras y consecuencias de los conflictos son la razón de ser de
la acción humanitaria que actúa para preservar la vida y la dignidad de
los individuos y poblaciones víctimas del conflicto. El derecho
humanitario, las convenciones de Ginebra, se ocupan de las maneras de la
guerra y de sus consecuencias sobre los combatientes heridos y los no
combatientes.
De
este
interés
se
deriva
la
imparcialidad
;
contrariamente a lo que la palabra sugiere, imparcialidad implica tomar
partido por estos individuos y poblaciones víctimas del conflicto. Se
hace anteponiendo el interés humanitario a los intereses políticos,
económicos o religiosos de las fuerzas presentes en el conflicto.
En este sentido, en el sentido de que sobre las consecuencias de los
conflictos tiene un objetivo, realiza acciones y se relaciona con fuerzas
e intereses, la acción humanitaria es una acción política (ver anexo).
2 - El debate de la neutralidad
Hoy se debate la neutralidad como principio operacional en Médicos
Sin Fronteras. Las razones para este debate son diversas: algunos dirían
que Médicos Sin Fronteras nació como reacción contra la neutralidad del
Comité Internacional de la Cruz Roja. Otros piensan que la neutralidad
nunca ha sido un parámetro mayor de las acciones de MSF. Otros piensan
que
existe
una
contradicción
fundamental
entre
neutralidad
e
imparcialidad o entre neutralidad y testimonio. Otros dicen que los
conflictos han cambiado de naturaleza y que exigen una intervención que
no sea neutral. Muchos piensan que la neutralidad tiene una connotación
de falta de compromiso y que es moralmente inaceptable. Finalmente
también hay muchos quienes se oponen al abandono de la neutralidad, entre
otras razones, debido su preocupación por el acceso y la seguridad.
El elemento común a todas estas posiciones es el reconocimiento de
que las personas que integran Médicos Sin Fronteras desarrollan
relaciones con personas y con fuerzas presentes en los conflictos, que
Médicos Sin Fronteras es un actor y no un observador en el entorno en el
que actúa y que por consiguiente tiene una naturaleza política.
Este debate es la oportunidad
respecto a la neutralidad.
para
formular
algunas
preguntas
2.1. ¿Es la neutralidad un principio que se aplica a ciertas situaciones
y no en otras?
La neutralidad como principio en las relaciones internacionales entre
Estados, la neutralidad como principio a una acción a favor de los
heridos y de los no combatientes, es un principio relacionado con la
guerra. Es así como se ha integrado en el sistema de relaciones
internacionales y como se utilizó en el siglo XIX, siglo en que se creó
el derecho humanitario.
En las situaciones en que no existe conflicto la neutralidad no es un
principio operacional, no queriendo decir con ello que se puede o debe
tomar partido sino que no se aplica. En situaciones de no conflicto, el
único interés en mencionar la neutralidad dentro del discurso sobre la
identidad de Médicos Sin Fronteras es el de una coherencia global y el de
que exista una información anterior en caso de que un conflicto estalle.
Puesto que la neutralidad no tiene aplicación en situaciones de no
conflicto, el reflexionar sobre la aplicación de la neutralidad en
situaciones de no conflicto lleva a incorporar los elementos de la
palabra “neutro” que no tocan el dominio de la ética, del derecho o de la
política sino que provienen de la química. Este es el caso de los ácidos
y las bases en que acciones opuestas se anulan, o el de una falta de
reacción como es el caso del gas xenón. Es a partir de ese marco
inadecuado que la neutralidad aparece como moralmente imposible.
2.2. ¿La diana de la neutralidad son ciertos actores y no otros?
La imparcialidad, las acciones realizadas utilizando como único
criterio la necesidad, implica una asimetría dada por las diferencias en
necesidades. La neutralidad implica una forma de simetría por acción o
por omisión. ¿Es esta realmente una oposición?
Desde el Jus Ad Bellum, la neutralidad concierne las partes en
conflicto. Desde el Jus In Bellum, la imparcialidad concierne a los
individuos y poblaciones víctimas del conflicto. La neutralidad y la
imparcialidad no están fundamentalmente en oposición ya que se dirigen
hacia dianas diferentes.
Sin embargo, cuando el objetivo y la razón de ser del conflicto es la
eliminación/ erradicación de una población, neutralidad e imparcialidad
entran en conflicto y se debe escoger entre las dos. La imparcialidad (el
imperativo humanitario que ésta implica) es el elemento central que
define como humanitaria a una acción. Ésta no es razón para considerar
que la neutralidad no cumple una función en la acción humanitaria.
Idealismo y pragmatismo no son mutuamente excluyentes y la acción
humanitaria pasa por la negociación entre principios y objetivos, entre
condiciones y limitaciones, entre intereses en el conflicto, incluyendo
el interés por preservar la vida y la dignidad.
2.3. ¿Son neutralidad y testimonio incompatibles?
La acción humanitaria no es lo mismo que una vacunación o que una
ración alimenticia, aunque ésta sea la materialización de la acción. La
acción es inmaterial y es el producto de las relaciones entre seres
humanos (libres e iguales) quienes, en el caso de la acción humanitaria,
comparten su indignación y ponen en común su energía para la acción. Los
intentos fallidos para llevar una asistencia son también parte de la
acción. El discurso es parte de la acción, es el medio a través del cual
la acción se realiza y es una forma de acción.
El testimonio forma parte de la acción, es el producto de la
imparcialidad: nace para aportar socorro a quienes tienen su vida y
dignidad amenazadas. Siendo parte integrante de una acción imparcial, el
testimonio no se opone fundamentalmente a la neutralidad. Hacer conocer
las impresiones que generan el compartir y ser testigo de la precariedad
y el riesgo en que vive una población, la denuncia de las consecuencias
de la violencia y los mecanismos que violan la dignidad y amenazan la
vida, se basa en la imparcialidad y no está en oposición a la
neutralidad.
En cambio, un discurso que acusa, que señala a culpables o que se
refiere a la justificación o no de cualquiera de las partes de un
conflicto es un testimonio que se opone a la neutralidad. Destacaremos el
hecho que un estudio reciente no encontró casos de testimonio en que
Médicos Sin Fronteras haya cruzado al otro lado de la línea que separa la
denuncia de la acusación.
Sin embargo, como en el caso de la imparcialidad, si un testimonio
imparcial entrase en conflicto con la neutralidad, habría que escoger sin
que ello invalide el papel de la neutralidad como punto de referencia. Si
MSF se hubiese encontrado en la Alemania de 1942, como lo hizo la Cruz
Roja ¿Qué testimonio habría hecho MSF respecto al régimen Nazi?
3 - El mito de la No Neutralidad en la acción y
el discurso
El que Médicos Sin Fronteras no sea una organización neutra, ni en su
historia, ni en sus acciones, ni en su testimonio, es más un mito automantenido que una realidad.
El nacimiento de MSF como reacción a la neutralidad de la Cruz Roja
se traduce más por un testimonio en favor de la población de Biafra, que
en una acusación contra del gobierno de Nigeria. Sin embargo el genocidio
que se pronosticaba nunca ocurrió. Los voluntarios de la Cruz Roja que
formarían MSF actuaron de acuerdo con su percepción pero esta percepción
se dejó intoxicar por la propaganda del régimen de Odumegwu Ojukwu.
Las acciones de Médicos Sin Fronteras en los conflictos han sido
guiadas por la imparcialidad. Aun así no se puede ser perfectamente
imparcial cuando se evidencia que los medios de la asistencia se dirigen
en perjuicio de la población o cuando una de las fuerzas involucradas en
el conflicto impide el acceso. De hecho, los testimonios de Médicos Sin
Fronteras en beneficio del respeto de la vida y la dignidad se centran,
en su casi totalidad, en la situación de las víctimas y no en la
culpabilidad de los verdugos. Este ha sido el caso en Biafra (1971),
Vietnam (78), Camboya (80), Etiopía (84/85), Honduras (88), Kurdistán (88
y 91), Somalia (93), Liberia (93), Bosnia (93), Bangladesh (94), Ruanda
(94 y 95), Zaire/ Tanzania (94), Chechenia (96, 99 y 2000), RDC (96 y
97), Burundi (97), Afganistán (97), Corea del Norte (98), Sudán (98),
Kosovo (99).
Las excepciones a este comportamiento neutral no implicarían que el
principio no sea válido ; sólo implica que los principios son guías, no
objetivos, que la realización de acción humanitaria requiere una
negociación entre principios y realidades para llegar a una situación
aceptable para las partes de el conflicto y para los actores
humanitarios.
4 - La razones que justifican la No Neutralidad
La Carta Magna de MSF menciona la neutralidad como parte de la
identidad de Médicos Sin Fronteras sin especificar más. Si en lugar de
neutralidad se especificará neutralidad hacia los intereses de las partes
de un conflicto, la gran mayoría de las argumentos que cuestionan la
neutralidad desaparecerían.
Sin embargo quedarían las situaciones en que la eliminación de la
población es la razón de ser del conflicto (Alemania 1942, Ruanda 1994)
poniendo a la imparcialidad en oposición a la neutralidad. Es estos caso
la acción será humanitaria, imparcial y no neutra. La alternativa es la
no acción o la no imparcialidad.
5 - Las razones que justifican la Neutralidad
Razón práctica:
¿Por qué permitiría una de las partes del conflicto una acción
destinada a salvar vidas de la parte contraria? Una de las razones es la
imagen que quiere dar o la imagen que quiere evitar. La otra razón es la
reciprocidad: se permite hoy que se preserven las vidas de las personas
que están bajo la autoridad de la parte contraria, con el convencimiento
de que una acción imparcial se intentará a favor de las personas que
están bajo su control si el viento de la historia cambiara su dirección.
Esta acción imparcial sólo será permitida en el entendimiento que la
ayuda no tornará contra los intereses de los combatientes o que no
servirá a intereses de la otra parte del conflicto.
Este contrato, este acuerdo tácito, de que la acción humanitaria no
se utilizará contra una de las partes no es una condición inherente a la
acción humanitaria. Es una condición que hace posible que las partes del
conflicto puedan aceptar una acción imparcial. Sin este entendimiento no
hay ninguna razón que impida a los combatiente intentar eliminar o
impedir el acceso a quienes quieren aportar socorro. Esta es la razón
práctica que justifica la neutralidad.
Razón de fondo:
Para poder actuar imparcialmente en un conflicto se debe hacer
abstracción de las partes en conflicto y de la justificación de la
justicia de su causa. Ejemplos del mismo razonamiento es que no se puede
obrar al mismo tiempo para que un proceso se haga de una cierta manera y
de otro lado para que el proceso no se haga. Se requiere una actitud para
intentar evitar un divorcio y otra actitud diferente para intentar
reducir el sufrimiento que un divorcio pueda generar. No se trata de
encontrar una jerarquía moral entre el Jus Ad Bellum y el Jus In Bellum ;
se trata de dominios que requieren una actitud diferente por lo que
conviene separarles. Para poder realizar una acción de naturaleza
humanitaria en el Jus In Bellum se debe ser libre de las consideraciones
y prioridades del Jus Ad Bellum.
6 - Sobre la naturaleza política de la
acción humanitaria
El cuestionamiento de la neutralidad es un ejercicio sano que nos
envía hacia las bases deontológicas de la acción. El cuestionamiento
regular de los parámetros que parecen inamovible permite afinar el
entendimiento de los principios. Sin embargo, es posible que el
cuestionamiento actual sobre la neutralidad sea el reflejo de otro
cuestionamiento :
“¿Cuál debe ser el rol político de Médicos Sin
Fronteras?”
Esta pregunta surge desde el entorno, a través de contextos en que ha
cambiado el esquema clásico en que Médicos Sin Fronteras funcionó: la
guerra ya no solo es vista como la continuación de la política por otros
medios sino además como la continuación de la economía. En el combate la
eliminación de una población puede ser objetivo del conflicto.
La pregunta también surge desde el interior a través de proyectos
como la campaña de medicamentos o la campaña de armas ligeras en que se
cruza la línea que separa a las consecuencias y mecanismos de un lado y
las causas y justificaciones desde el otro. ¿Es este el papel político
que Médicos Sin Fronteras quiere?
La neutralidad hacia los combatientes y hacia sus razones crearon la
convicción de una acción humanitaria apolítica. La no neutralidad hacia
las victimas crean la certitud de una acción política. La pregunta hoy no
es si la acción humanitaria es política, sino cómo.
El clamor de la acción humanitaria pidiendo soluciones políticas deja
adivinar que la acción humanitaria no es política. Este clamor nace de
aquellos que son testigos de las consecuencias de la guerra, hacia
aquellos que deberían ocuparse de las causas del conflicto para que las
consecuencias no se produzcan más. Nace de la dimensión política del Jus
In Bellun hacia la dimensión política del Jus Ad Bellum.
La solución de las causas no es la responsabilidad de la acción
humanitaria, ya que de ocuparse de ello, consideraría sacrificar su
acción sobre las consecuencias y mecanismos de los conflictos sobre los
individuos. Lo haría en la convicción de que hay un objetivo que le es
más importante que el de la acción humanitaria ella misma, lo que
equivale a decir que consideraría a la acción como un medio en lugar de
cómo un fin.
Lo que sí hace parte de la acción humanitaria es impedir que ella
misma oculte las consecuencias del conflicto; o que la asistencia sea
utilizada como medio para otros fines políticos en lugar de cómo un
objetivo en sí; o que la retórica humanitaria, utilizada por responsables
gubernamentales y militares, sirva de excusa para la no-acción política;
o para que las partes de un conflicto y los intereses sobre este
conflicto no asuman sus responsabilidades sobre las causas del conflicto
y su perpetuación.
ANEXO :
Sobre la natura política de la acción
A partir del libro La Condición Humana. Hannah Arendt. Ediciones Paidos 1993. ISBN 8475099-855-X
Arendt propone una reflexión sobre el ser humano a través de lo que
hace. El ser humano expresa su humanidad a través de su reflexión sobre
lo eterno. Esta reflexión sobre la identidad, el origen y el destino del
hombre y del universo se hace por la razón, produciendo la filosofía o
por revelación, produciendo la teología. El ser humano expresa también su
humanidad a través de sus acciones, sus obras y su trabajo. Es sobre esta
vida activa que trata su libro.
La acción humana es el producto de mirar el mundo desde las
perspectivas de varias personas que se sitúan en un plano de igualdad
entre ellas y que comparten sus juicios, sus indignaciones y que deciden
hacer algo al respecto. Esta acción de actos y palabras, producto de la
puesta en común de pensamientos, sentimientos y sensaciones es la
dimensión política del ser humano.
La acción materializada en cosas concretas que pueden ir desde un
poema hasta un violín o un puente, cosas que añaden a la naturaleza el
productos que solo produce el ser humano, es la obra. La acción y la obra
pueden sobrevivir a la vida del hombre confiriéndole una cierta
inmortalidad a través del producto de su pensamiento y de sus manos. La
obra perdura a través de cosas concretas, la acción perdura a través de
las historias y las ideas.
La labor permite que el ser humano sobreviva, satisface las
necesidades de su cuerpo, garantiza la vida del individuo. El producto de
la labor no sobrevive, se gasta y permite la continuación de la vida a
través de los nacimientos.
A través de esta reflexión Arendt sitúa a la política sacudiendo su
connotación negativa que adquirió a través de la historia como la
relación entre desiguales (jerarquía) o como un mal necesario.
***
Interpretación personal de la aplicación de la filosofía política de
Arendt a la acción humanitaria:
La acción humanitaria es una acción y por consiguiente su naturaleza
es política. Las técnicas y los medios de la acción humanitaria son la
obra y no la esencia de la acción. El proceso de la acción humanitaria,
sus motivaciones, sentimientos, juicios, dilemas y dificultades es la
acción en si misma, independientemente de si esta acción ha podido
materializarse o no en los elementos de un proyecto.
El discurso hace parte de la acción y esta al origen del testimonio.
Este testimonio se refiere tanto al entorno, como al producto y a los
obstáculos de la acción. El poder de la acción viene de la concordancia
entre los actos y el discurso. Si el discurso no refleja las
motivaciones, juicios, realidades y los obstáculos de la acción, si el
discurso embellece u oculta la realidad de la acción, la acción pierde
poder.
La proximidad es la pluralidad entre personas que se sitúan en un
plano de igualdad, pluralidad que es la condición de la acción. La acción
muere cuando el hombre pierde su pluralidad, cuando se pierde en una
sociedad en que la soledad entre la multitud deviene un fenómeno
cotidiano.
La dimensión política del hombre se pierde por la dedicación total a la labor (sociedad
agrícola, obrera, industrial u obsesionada por la necesidad o por el trabajo), por el
aislamiento producido por la producción de la obra (tecnología) o por la pérdida de la
libertad de movimiento y de comunicación libre (gobierno por métodos totalitarios).
NOTAS
Fuente: Código de Conducta para el movimiento internacional de la Cruz
Roja y las ONG. Otras definiciones cercanas se encuentran en los
principios del Comité de la Cruz Roja y en el Diccionario práctico del
Derecho Humanitario, de Françoise Saulnier.
1
¿ES EL PRINCIPIO DE NEUTRALIDAD RELEVANTE PARA MSF?
Fiona Terry.
La cuestión de si el principio de neutralidad es relevante en
las
acciones de MSF se ha suscitado una y otra vez a lo largo de nuestra
historia. Es bastante irónico, de hecho, que la neutralidad se incluyera
en la Carta Magna
dado que MSF fue fundada, entre otros, por antiguos
médicos
de Cruz Roja que se sintieron frustrados por las limitaciones
que la neutralidad imponía a la acción médica en Biafra. Existe una
contradicción
en
proclamarse
estrictamente
neutral,
mientras
nos
adherimos a la noción de la acción médica sin fronteras, que coloca las
necesidades de la gente y la importancia del testimonio por delante del
respeto a regulaciones de los estados. Esta contradicción es evidente a
menudo en el trabajo en el terreno, y ha suscitado el debate sobre qué
significa realmente la neutralidad para MSF. Algunas personas solicitan
que se quite el principio de neutralidad de la Carta Magna de MSF,
mientras otras prefieren ver que MSF se adhiere a un “espíritu de
neutralidad”, que abarca algunos, pero no todos los aspectos de la
intención de neutralidad y del comportamiento neutral. Este documento de
debate trata de clarificar algunos de los puntos fundamentales para
proporcionar una base de discusión en las Mini-AG.
Los orígenes y la finalidad de la neutralidad
Es crucial entender los orígenes del concepto de neutralidad para
apreciar las dificultades de aplicarlo en los conflictos contemporáneos.
La noción de neutralidad se creó en el siglo XIX en Europa, en el
contexto de guerras entre ejércitos profesionales en un campo de batalla.
Podía solicitarse la intervención de una tercera parte como árbitro y
este requería la confianza de ambos bandos para desempeñar su papel de
forma efectiva. Por tanto, el concepto de neutralidad pertenecía a tal
arbitraje en un momento en que las guerras se luchaban de acuerdo con
ciertas normas y en una época en que existía una clara distinción entre
combatientes y no-combatientes.
A partir de aquí el concepto de neutralidad se desarrolló como parte
del derecho
internacional. Los estados tienen el derecho a permanecer
neutrales en conflictos entre otros estados en virtud de su soberanía.
Este derecho es reconocido por la ley, y requiere que el estado neutral
permanezca estrictamente imparcial respecto a las partes beligerantes,
absteniéndose de ningún acto oficial que favorezca a un bando sobre otro.
La dificultad de esta obligación en la práctica es inmediatamente
evidente en lo que respecta al comercio: según la ley internacional, se
permite mantener un comercio normal con los estados beligerantes, pero
dado que el comercio es invariablemente desigual entre los estados, esto
inevitablemente beneficiará a un estado sobre el otro. Algunos estados
neutrales
han
tratado
de
evitar
esta
forma
de
intervención,
interrumpiendo su relación comercial con ambos participantes en el
conflicto, pero esto sólo tiene como consecuencia que se beneficie la
parte contraria a la que se hubiese beneficiado en caso de permanecer las
relaciones comerciales.1
Por iniciativa de la Cruz Roja y el desarrollo posterior del derecho
internacional, la posición neutral de los estados se extendió también a
las organizaciones humanitarias imparciales. La neutralidad es uno de los
siete principios fundamentales del Movimiento de la Cruz Roja. El
C.I.C.R. declara que “a fin de disfrutar de la confianza de todos, el
Movimiento no puede tomar parte en hostilidades ni comprometerse en
ningún momento en controversias de naturaleza política, racial, religiosa
o ideológica.” Por tanto, para el C.I.C.R., la neutralidad es un medio a
través del cual
asegura a las partes beligerantes que sus acciones se
realizan únicamente a favor de los intereses de la humanidad y no a favor
de los intereses de ninguna de las partes en conflicto. La neutralidad no
es un valor a mantener en sí misma, sino una herramienta con la que
llevar a cabo su mandato –conferido por el derecho internacional- de
asistir a las víctimas de guerra, visitar a los prisioneros políticos,
organizar el intercambio de prisioneros de guerra, difundir el derecho
humanitario internacional, y promover las negociaciones diplomáticas.
C.I.C.R cree que manteniendo una posición neutral evita dar a las partes
beligerantes un pretexto para negarles el acceso a las poblaciones
necesitadas, o para atacar a los trabajadores humanitarios, los convoyes
o las estructuras médicas. Por tanto, Cruz Roja trata de aplicar una
estricta neutralidad en sus operaciones.
MSF no tiene ni un mandato bajo el derecho internacional, ni el mismo
tipo de actividades que la Cruz Roja. Sin embargo, también ha incluido la
neutralidad en su Carta Magna, haciendo constar que la organización
“observa estricta neutralidad e imparcialidad en nombre de la ética
médica universal y el derecho a la asistencia humanitaria”... En sus
acciones, sin embargo, MSF no solamente se ha comprometido en
controversias de tipo político, sino que, en ocasiones, ha tomado
claramente partido. Por tanto, ¿cuáles son los límites de la neutralidad
de MSF?
El lado perverso de la neutralidad
Aunque la neutralidad puede ser útil como herramienta de la acción
humanitaria bajo ciertas circunstancias, hay muchos efectos perversos de
la neutralidad que deben ser explorados. La mayoría de ellos se derivan
del hecho de que las situaciones de guerra bajo las que se desarrolló el
concepto son muy distintas a las de los conflictos actuales. Las guerras
de hoy en día no se llevan a cabo entre los
estados en un campo de
batalla definido, sino que son conflictos internacionales o internos que
llevan
consigo
cuestiones
ideológicas,
económicas,
religiosas
y
políticas, que se resuelven tanto en
zonas urbanas como rurales,
pobladas o despobladas. Las pérdidas civiles y los desplazamientos de
población son raramente una consecuencia desgraciada del conflicto, sino
que, como en los casos de Bosnia y Ruanda, pueden ser el objetivo mismo
del conflicto.
La acción humanitaria neutral es imposible en situaciones de guerra
total, donde el desplazamiento o la muerte de segmentos de la población
es un objetivo en si mismo. Cualquier tipo de asistencia prestado a
dichas poblaciones que facilite su supervivencia y les permita permanecer
in situ, tiene un impacto en el desarrollo del conflicto. 2 La acción
humanitaria no puede nunca suscribir la noción de neutralidad como la
“no-interferencia” en un conflicto desde el momento en que tanto el
proporcionar asistencia, como la ausencia de la misma, siempre tiene como
resultado en que sean unos u otros los ganadores o perdedores. Tanto la
intervención como la no-intervención tienen impactos políticos, y en
algunos casos la elección a que deben enfrentarse las organizaciones de
ayuda humanitaria no es entre una actitud política o una neutral, sino
entre dos actitudes políticas: una activa y la otra por defecto. 3
Situaciones como la de guerra total plantean la cuestión de la moralidad
de la propia neutralidad.
¿Es la neutralidad moralmente aceptable?
La acción humanitaria es más que un ejercicio técnico orientado a
alimentar una población definida como “necesitada”, es un compromiso
moral basado en la solidaridad con otros miembros de la humanidad. Por
tanto, la cuestión básica que tenemos que plantear es si es moralmente
aceptable permanecer neutrales cuando nos enfrentamos con el genocidio o
graves violaciones de los derechos humanos. Negarse a hacer un juicio
sobre quien tiene razón y quien no la tiene, significa asumir una
igualdad legal y moral entre los opresores y sus víctimas, los coloca al
mismo nivel. Permanecer neutral ratifica la ley del más fuerte. 4 La
Operación Turquesa francesa en Ruanda, invocando su mandato neutral,
colocó a las víctimas del genocidio en el mismo nivel que sus asesinos.
Las tropas francesas no detuvieron a los responsables del genocidio
diciendo “nuestro mandato no nos autoriza a arrestarlos bajo nuestra
autoridad. Hacerlo podría minar nuestra neutralidad, que es la mejor
garantía de nuestra efectividad.” 5
Los musulmanes bosnios también
reconocieron la neutralidad como el permiso para que prevalezcan los más
fuertes, cuando gritaron a las organizaciones humanitarias: “No les
necesitamos, tenemos armas para defendernos, su ayuda en comida y
medicinas sólo nos permite morir con buena salud.”
En el pasado, MSF ha rechazado suscribir los dictados de la
neutralidad y ha tomado partido en defensa de las víctimas. En el
conflicto entre Afganistán y la Unión Soviética de los años 80, por
ejemplo, MSF trabajó dentro de Afganistán con los Mujaheddin, juzgando
que la fuerza indiscriminada y desproporcionada empleada por las tropas
soviéticas justificaba la ayuda a las víctimas de estas atrocidades,
independientemente de la violación del estado de soberanía y de la
estricta neutralidad. “En Afganistán, nunca se planteó la cuestión de si
MSF debía ofrecer sus servicios a Kabul a fin de situarse en zona
neutral... habíamos elegido nuestro lado implícitamente.” 6 Igualmente
durante la ocupación de Camboya por Vietnam, MSF eligió trabajar con las
facciones de los no-Khmer rojos a lo largo de la frontera Thau en vez de
trabajar dentro de Camboya.
La palabra “neutral” viene del Latín y significa ni una cosa ni otra.
La decisión de permanecer neutral podría no estar basada en el deseo de
mantenerse por encima de la refriega política, sino que también podría
nacer de la indiferencia y la cobardía; la neutralidad no es una virtud
en sí misma. 7 Aunque Elie Wiesel no es precisamente un modelo de
moralidad, dada su postura en los genocidios armenios y ruandés, los
pensamientos que pone en boca del superviviente de Holocausto respecto al
hombre que observaba por la ventana a sus vecinos judíos deportados, en
la obra The Town Beyond the Wall (La Ciudad al otro lado del muro),
proporcionan un duro ejemplo del lado perverso de la neutralidad:
«Esto es lo que yo había querido entender desde el inicio de la
guerra. Nada más. Como un ser humano puede permanecer indiferente.
Entendía a los verdugos, entendía a las víctimas, aunque con más
dificultad. Pero los otros, todos los demás, aquellos que no estaban ni a
favor ni en contra, los que se quedaban sentados ,con una paciencia
pasiva, los que se decían a sí mismos “La tormenta pasará y todo volverá
a la normalidad”, aquellos que se consideraban por encima de la batalla,
aquellos que eran permanentemente y meramente espectadores –todos
aquellos me resultaban impenetrables, incomprensibles. Y como suele
suceder, de repente vi a todos aquellos neutrales en los rasgos de un
solo rostro: el espectador enfrente de la sinagoga.» 8
Las organizaciones humanitarias no son meramente espectadores, sino
testigos activos de las crisis a medida que éstas se desenvuelven. Con
su presencia, llevan una gran responsabilidad. Hay límites a lo que la
acción humanitaria puede conseguir, y es el reconocimiento de estos
límites, y de la complicidad silenciosa que la neutralidad puede
engendrar, lo que inspiró a MSF a incluir el testimonio como “parte
integral de nuestra acción humanitaria”, como “un instrumento de
protección de las poblaciones”. Cuando las acciones de los estados
totalitarios o las partes beligerantes impide la posibilidad de asegurar
un espacio humanitario en el que operar, a las organizaciones de ayuda
humanitaria solamente les queda una herramienta, la libertad de
expresión. Ejercimos esta libertad cuando abandonamos los campos de
refugiados de Ruanda y Corea del Norte. Por tanto, es irónico que el
argumento más frecuentemente invocado en MSF contra el hecho de hablar
públicamente sea que ello violaría nuestra neutralidad, cuando tal
neutralidad sería moralmente rechazable.
La contradicción entre neutralidad y tomar la palabra
Si
una
neutralidad
estricta
requiere
que
las
organizaciones
humanitarias dejen de comprometerse en controversias de tipo político,
racial, religioso o ideológico, entonces MSF está violando el principio
de neutralidad cuando critica públicamente o denuncia las acciones de una
de las partes en conflicto. Muchas organizaciones de ayuda humanitaria
invocan su “neutralidad” como la razón por la que no reaccionan antes
abusos de los derechos humanos y comportamientos criminales, sea en
Etiopía a mediados de los 80, cuando la ayuda se utilizó como instrumento
de deportaciones, o a mitad de los 90 en los campos de refugiados de
Ruanda. Dentro de MSF, este argumento, junto con el miedo a ser
expulsados, también se ha utilizado para oponerse a testimoniar
públicamente.
La cuestión de si la neutralidad requiere discreción y silencio
absolutos, ha sido un debate importante dentro del C.I.C.R., desde la
revisión de sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque el
C.I.C.R. conocía la existencia de campos de concentración en 1942, la
organización mantuvo silencio sobre las acciones de la Alemania Nazi a
fin de evitar comprometer su neutralidad y su asistencia a los
prisioneros de guerra. El C.I.C.R. reconoce este error del pasado y ahora
dice que rechaza la idea de que la neutralidad imponga silencio en la
organización. El C.I.C.R. prefiere ser discreta e influenciar a las
partes en conflicto a puerta cerrada, pero proclama que lanzaría una
apelación pública si se diesen cuatro criterios. En primer lugar debe
haber
graves
y
repetidas
violaciones
del
derecho
humanitario
internacional. En segundo lugar, el C.I.C.R. debe haber sido testigo de
estas violaciones. En tercer lugar, tienen que haber fracasado unas
negociaciones bilaterales y discretas y todas las medidas diplomáticas se
deben haber agotado. Y en cuarto lugar, una apelación pública debe ser a
favor de las víctimas.9
Para MSF, el testimonio es una parte de nuestra acción en vez de
último recurso. Los criterios de MSF sobre el testimonio son
que
personal de MSF sea testigo directo de lo que está en cuestión tomando
palabra, y que sea a favor de las víctimas. MSF cree que aunque tomar
palabra no siempre salva a la gente, el silencio siempre mata.
un
el
la
la
Por tanto, se mantiene la cuestión de si tomar la palabra viola el
principio de neutralidad. ¿Depende de qué tipo de critica
se hace
pública? Si, por ejemplo, MSF critica el desvío de la ayuda o los abusos
masivos de derechos humanos, debería esto considerarse como “tomar
partido” o simplemente como el hecho de recordar a los combatientes sus
obligaciones bajo el derecho internacional? Tomar la palabra lleva
consigo necesariamente hacer un juicio. Si por hacer un juicio ya no se
es neutral, entonces MSF está violando la neutralidad. ¿Es en este caso
la neutralidad un principio relevante para MSF?
Percepciones de neutralidad
Por último , tenemos que reconocer que la medida práctica de la
neutralidad
es
su
percepción
por
las
partes
beligerantes.
Las
organizaciones de ayuda internacional pueden declarar que son neutrales,
pero es cómo son vistas lo que cuenta cuando se trata de asegurar la
seguridad de su personal o el acceso a las víctimas. Esta percepción
puede ponerse verse comprometida por los mismos principios a que se
adhiere la organización. Si la ayuda se proporciona imparcialmente, por
ejemplo, esto significa que sólo se proporciona en base a la necesidad (y
sin ninguna discriminación respecto a nacionalidad, raza, religión,
ideología política, etc.). Pero como en el caso las pautas del comercio
mencionadas anteriormente las necesidades por parte de los dos bandos en
conflicto raramente son iguales. Como consecuencia, es probable que se dé
más ayuda a un bando que a otro. Dados los “efectos secundarios” de la
ayuda que frecuentemente se producen, tales como su contribución a la
economía de guerra, o la legitimidad que presta a los que reciben la
ayuda, la acción humanitaria podría beneficiar a una parte del conflicto
sobre la otra, o al menos, ser percibido de este modo.
Tal fue efectivamente el caso en Bosnia. Obtener el consentimiento de
las partes beligerantes para el paso de convoyes a través del territorio
llevó consigo aceptar los términos de ese paso, incluyendo el horario y
el contenido de los convoyes. Esto era percibido por la otra parte como
una concesión a sus oponentes. Las organizaciones de ayuda humanitaria no
se consideraban neutrales en Bosnia por ninguno de los sectores en
conflicto. Mientras bombardeaba los hospitales y edificios del ACNUR y
del C.I.C.R., Radovan Karadzic dijo a la CNN: “esa gente no representa a
las asociaciones humanitarias, han elegido su bando, es normal que los
tratemos como enemigos”. Al mismo tiempo, los musulmanes bosnios
rechazaban cualquier postura de neutralidad, diciendo, “si no estáis con
nosotros, estáis contra nosotros.”
Las
contradicciones
entre
neutralidad
e
imparcialidad
pueden
funcionar también en sentido inverso. En el conflicto actual en las Islas
Molucas
de
Indonesia, por ejemplo, es la población cristiana la que
está más necesitada de ayuda. Pero, como organización humanitaria
fundamentalmente europea, MSF es percibida como pro-cristiana. Por tanto,
MSF está buscando formas de ayudar a las comunidades musulmanas al igual
que a las comunidades cristianas, para evitar la acusación de parcialidad
en el conflicto. La necesidad de ser percibidos como neutrales a fin de
permanecer en el terreno pesa más que la importancia de basar la
asistencia en una
necesidad mayor. Sin embargo, queda por ver si este
gesto nos ayudará a asegurar el acceso si la lucha vuelve a comenzar.
Conclusión
Este documento ha clarificado algunos de los temas que deben ser
considerados cuando se debate si la neutralidad es un principio relevante
para MSF, y debe seguir presente en su Carta Magna. Las circunstancias en
que se desarrolló la idea de neutralidad no son ya relevantes a los
contextos contemporáneos, produciéndose muchas contradicciones entre el
hecho de respetar la neutralidad y el actuar en el mejor interés de las
víctimas. En ciertos casos, mantener una posición neutral podría ser
moralmente rechazable. En otros casos, las organizaciones de ayuda
humanitaria podrían tratar de evitar tomar partido en las hostilidades,
pero la provisión de ayuda humanitaria en el corazón del conflicto hace
que esto sea muy difícil en la práctica, debido tanto a la naturaleza del
conflicto, como a la naturaleza de la acción humanitaria.
una
El argumento más común a favor de respetar la neutralidad, es que es
herramienta operacional útil para facilitar el acceso a las
poblaciones y evitar el dar a los beligerantes un pretexto para bloquear
la ayuda o atacar a las organizaciones humanitarias. Pero la neutralidad
no sólo necesita ser afirmada, tiene que ser probada por las
organizaciones, y creída por las partes en conflicto. Por tanto, una
proclamación de neutralidad, si tiene algún sentido, debe ir acompañada
por una adhesión rigurosa al principio y sus aplicaciones a la práctica
en el terreno. Si MSF decide adoptar la neutralidad, entonces debería
lógicamente renunciar a tomar la palabra públicamente sobre cualquier
tema que pudiera ser percibido como toma de partido en controversias de
naturaleza política, ideológica, racial o religiosa. No es posible ser un
poco neutral, o suscribir el “espíritu de la neutralidad”. O MSF es
neutral o no lo es. MSF no ha sido neutral a lo largo de sus 30 años de
historia, por tanto, quizás es hora de que asumamos esta decisión y
quitemos la neutralidad de la Carta Magna de MSF.
Bibliografía complementaria:
Françoise Bouchet-Saulnier. Dictionnaire Pratique du Droit Humanitaire.
Paris. La Découverte, 2000
Denise Plattner. “ICRC neutrality and neutrality in humanitarian
assistance”, en International review of the Red Cross, no. 311, 1996, pp.
161-179.
Rony Brauman. Devant le Mal: Rwanda. Un Génocide en Direct. París. Arléa,
1994.
Hugo Slim. “Relief Agencies and moral standing in war: Principles of
humanity, neutrality, impartiality and solidarity”, en Development in
Practice, vol. 7, nº. 4, 197, pp. 342-352.
NOTAS
1 Véase Michel Walzer, Just and njust Wars: A Moral Argument with
Historical Illustrations. Nueva York. Basic Books, 1977, pp. 233-250,
para un debate sobre la neutralidad de los estados.
2 Para una buena discusión de este punto, véase Mark Duffield y John
Prendergast, Without Troops & Tanks: The Emergencies Relief Desk and the
Cross Border Operation into Eritrea and Trigray. Lawrenceville. Nueva
York. Red Sea Press, 1994.
3 Rony Braumen, “Refugee Camps, Population Transfers,and NGOs”, en
Jonathan Moore (ed.) Hard Choices: Moral Dilemmas in Humanitarian
Intervention. Lanham. Rowman & Littlefield, 1988, pp. 177-193, & p. 81.
4 Rony Brauman, L’Action Humanitaire. Paris, Dominos/Flammarion, 2000,
p. 107.
5 Assemblée Nationale, Mission d’information commune. Enquête sur la
tragédie rwandaise (1990-1994). Tomo I, Informe, p. 325.
6 Rony Braumen. “Foreword”, en World in Crisis: The Politics of Survival
at the end of the 20th century. Londres, Routledge y MSF, 1997, p. xxii.
7 Véase Hans Haug.
“Neutrality as a Fundamental principle of the Red
Cross”, International Review of the Red Cross, 315. Noviembre 1996, p.
627-630
8 Elie Wiesel. The Town Beyond the Wall. Londres. Robson Books, 1975, p.
149.
9 Véase Massimo Lorenzi, Le CICR, le coeur et la raison: Entretiens avec Cornelio
Sommaruga, Président du Comité International de la Croix Rouge, Lausana, Favre, 1998.
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