290 ANALES DE HISTORIA NATURAL. (12) arriba y adelante á los inferiores, y hacia abajo y atrás á los superiores, produciéndose el desarrollo de las largas coronas prismáticas y las direcciones opuestas en ambas mandíbulas, que observamos en dichos dientes. La estructura misma de los molares es influida de un modo notorio por dicha acción compresora, pues iniciándose por breves coronas con crestas transversales estrechas y sencillas en el Psittacotherium y en los esciúridos, se llega, á través de formas intermedias, á otras dotadas de láminas verticales de esmalte, que algunas veces dividen las coronas enteramente al través (Chinchilla, Castor y Cavia) ó aparecen solamente en la terminación de las coronas, cruzando el agregado de prismas de que cada molar está compuesto. Semejante estructura laminar, en el sentido vertical, es evidentemente obra del relleno de las crestas transversas, producido asimismo por la presión que ha impreso á las coronas su dirección oblicua: por eso, cuando no h a actuado este agente más que en la porción terminal, los prismas están ceñidos en lo alto de la corona y libres en la base, como acontece en las arvícolas, castores é histrícidos en general. ¿Puede explicarse de igual suerte la producción de los pliegues que ofrece la superficie de los molares de los roedores? Cope se inclina á creerlo, por más de que carezca de datos positivos para afirmarlo con certeza, fundándose en el hecho, ya notado en el anterior capítulo, de que las inflexioríes de dichos dientes son de igual magnitud en los lados opuestos de ambos molares superior é inferior, al paso que en los géneros isognatos tales inflexiones son más numerosas y profundas en sentido opuesto. El examen de las secciones delgadas de los molares de los roedores apoya también á nuestro juicio dicha suposición, pues el replegamientó d e l esmalte trasciende al interior, y las líneas oscuras de los conductillos se encuentran doblemente onduladas como obedeciendo á dos direcciones de presión angulares. Termina el insigne naturalista de Filadelfia afirmando en conclusión q u e , á su juicio, queda suficientemente probado que casi todas las particularidades del sistema dentario de los roedores y el mecanismo de su masticación, son consecuencias mecánicas de la longitud extraordinaria de sus dientes incisivos.