Laguna de Gallocanta

Anuncio
Laguna de Gallocanta.
Refugio Nacional de Caza
Está situada en el SO de la provincia de Zaragoza, próxima a Daroca y a 1.000 m. de altitud.
Cada invierno concentra hasta 100.000 aves, siendo el punto de cita de grullas más importante de Europa.
Es también el lugar de reunión de diversas especies de patos y ánades así como de otras aves acuáticas, aves
esteparias y rapaces. Tal riqueza convierte a la laguna de Gallocanta en uno de los paraísos ornitológicos más
importantes de Europa en la actualidad.
Es la mayor laguna esteparia española (6.720 ha.).
Historia
El poblamiento humano de la cuenca de Gallocanta es muy antiguo remontándose, al menos, a la época
romana en la que, a juzgar por ciertos vestigios arqueológicos, existió una mítica ciudad junto al lago,
Lucumtum, en las proximidades del pueblo de Bello.
Posteriormente, durante el largo período medieval, las aldeas de la cuenca constituyeron una de las "sexmas"
o partidas de la villa de Daroca, capital de la Extremadura, frontera meridional, del viejo reino aragonés. Los
castillos de Santed, Berrueco, Tornos y Cubel son hoy mudos testigos de aquellos siglos de continuos
batallares que alcanzaron especial virulencia en las "guerras de unión" que enfrentaron a Pedro I "el cruel" de
Castilla con Pedro IV de Aragón.
La laguna de Gallocanta aparece siempre en estas cronicas como el elemento que identifica y dota de una
personalidad propia a estos territorios. La historia de la laguna arroja muchos datos de interés sobre los
profundos cambios ecológicos y de actitud del hombre acaecidos en este enclave natural.
Así, en los manuscritos de la Descripción General del partido de Daroca, de D.Domingo Mariano de Traggia,
encontramos un pasage revelador:
" ... a la parte oeste se halla la famosa laguna de Gallocanta y por los años de 1673 sólo el pueblo de
Gallocanta sacaba del arrendamiento de su pesca ochenta mil reales de vellón y diez y ocho mil arrobas de
tencas, sin la caza de gansos, anadones, fochas, chilladeras, gumietas, chorlitos de varias especies y
hermosos gorriones, sin otras desconocidas que se ven muchos años ... "
La abundancia de pesca, hoy inexistente, nos indica que, al menos hasta el siglo XVII, las aguas de la laguna
eran mucho más dulces y abundantes que en la actualidad. Su arrendamiento revela que era considerada como
un bien patrimonial de los pueblos ribereños.
Esta situación se prolongó hasta bien entrado el s. XIX con la promulgación, en 1974, de la Ley de
desamortización de los "bienes públicos en manos muertas". El Estado liberal considero la laguna como tal,
incautándose de ella y adjudicándola en pública subasta por la cantidad de 8.001 ptas.
Tras sucesivas reventas, es adquirida en 1897 por el "Banco Agrícola, Comercial e Industrial, S.A.", sociedad
expresamente creada para la desecación y explotación de la laguna que, una vez "saneada", constituiría una
finca llamada "Dominios del Pilar". Los ambiciosos promotores del proyecto contemplan la construcción de
un gran canal de desagüe para dar salida a las aguas estancadas por el Valle del Jiloca y servir, a la vez, como
guía fluvial para el transporte de las futuras producciones hasta la vía férrea. En la finca, cuya superficie se
cifra en "mil ochocientos cahices, seis hanegas y quince almudes" se prevé el establecimiento de grandes
1
cultivos y la cría de ganados de cerda, caballar, vacuno, lanar y cabrío, así como la elavoración de mantecas,
quesos, embutidos y otros artículos y la construcción de molinos harineros, fábricas de electricidad y
cualesquiera otras industrias.
Afortunadamente para nuestra laguna estos grandiosos planes no llegaron nunca a emprenderse, disolviéndose
la sociedad en 1931. Entretanto, el único aprovechamiento que se obtuvo fue el de sus abundantes depósitos
salinos extrayéndose "muchas carretadas" de mineral para los ganados y estableciéndose incluso un puesto de
carabineros en la orilla NE para evitar su contrabando.
Finalmente, en virtud de la vigente Ley de Aguas y del artículo 407−4 del Código Civil, la laguna pasa a ser
un bien de dominio público del Estado.
Consciente del extraordinario valor ecológico y cultural de este espacio natural, la Diputación General de
Aragón crea por Decreto 42/1985 el Refugio Nacional de Caza de la Laguna de Gallocanta por el cual se dota
de una efectiva protección a la fauna de la misma y se previenen los impactos negativos en su entorno.
Con ello la administración autonómica responde de los compromisos contraidos por el Estado español
mediante la ratificación de los Convenios Internacionales de conservación de zonas húmedas y de las especies
migradoras de la fauna silvestre y sus hábitats. En dichos acuerdos Gallocanta es clasificada como "Zona
húmeda de importancia internacional".
Geología y relieve
El origen geológico de la laguna se remonta al Pleistoceno, época que, por coincidir con los períodos
glaciares, presentaba un clima mucho más frio y lluvioso que el actual. Existía por ello una gran laguna con
una extensión doce veces superior a la de nuestros días. De ella son vestigios, además de Gallocanta, las
lagunas de Guialguerrero, La Zaida, la Lagunica y otras de menor entidad.
La cuenca se eleva sobre los valles del Jiloca, Piedra y Ortiz de los que la separan las sierras paleozoicas de
Santa Cruz y Pardos al norte y oeste, la Sierra Menera por el sur y la del Caldereros por el este. El interior de
la depresión está relleno de materiales terciarios y cuaternarios que forman el lecho impermeable de la laguna.
Pero el rasgo que hace de Gallocanta una de las zonas húmedas más singulares a nivel europeo es el hecho de
que se encuentre en el interior de una cuenca endorreica, es decir, cerrada y sin salida al mar. Pero, además, a
diferencia de la mayoría de las cuencas endorreicas, la depresión de Gallocanta no tiene su origen en la aridez
climática sino en un fenómeno de hundimiento tectónico como consecuencia de la aparición de una falla en el
Sistema Ibérico. Se trata, por ello, de una cuenca cerrada y "colgada" a gran altura (1.000 metros sobre el
nivel del Mar) en un paisaje de montaña. Esto hace que reciba aportes de agua mucho más abundantes que los
de las cuencas endorreicas típicas de las zonas áridas y convierten a Gallocanta en un ambiente único que sólo
tienen parangón, en nuestras latitudes, con algunas lagunas de las altas mesetas de Persia y Anatolia.
El clima y las aguas de la laguna
Situada en pleno corazón del Sistema Ibérico, la cuenca de Gallocanta presenta un clima de tipo mediterráneo
continental con oscilaciones de temperatura muy acusadas. Destacan las bajísimas temperaturas invernales
que llegan a alcanzar los 25ºC bajo cero, no en vano la vecina localidad de Calamocha registra a menudo las
mínimas nacionales. En contraste, durante el verano, se producen fuertes calores llegándose a temperaturas de
30ºC.
Las precipitaciones son, por efecto de la altitud, relativamente abundantes con una media anual de 500 mm.
Sin embargo, su distribución es muy irregular concentrándose en el otoño y la primavera lo que origina
sequías estivales e invernales. Pero lo verdaderamente característico del clima de Gallocanta es la alternancia
2
de períodos de años húmedos con otros de años secos. La duración de estos ciclos viene a ser de 12 a 15 años.
Si son lluviosos, la laguna funciona como un gran colector, superando las sequías estivales y acumulando
aguas de año en año. Si son secos, la cuenca se transforma en un inmenso evaporímetro y la laguna va
perdiendo agua progresivamente llegando incluso a secarse por completo.
La hidrología de Gallocanta está, por tanto, decisivamente condicionada por el régimen de precipitaciones de
la cuenca. La mayor parte de las aguas fluyen por escorrentia hacia el fondo de la depresión entrando en la
laguna por pequeños arroyos. Estos aportes de aguas superficiales se completan con las filtraciones de aguas
subterráneas que afloran en la orilla este dando lugar a un curioso sistema de manantiales, llamados "ojos", de
gran interes, pues la mezcla de sus aguas dulces y calientes con las frías y salobres de la laguna origina una
gran diversidad de condiciones ecológicas que se refleja en una mayor riqueza de flora y fauna.
Vegetación
La cuenca de Gallocanta presenta un mosaico de formaciones vegetales distribuidas en franjas sucesivas en
función del relieve.
Así, las laderas de las sierras aparecen pobladas por bosques degradados de encinas (Quercus rotundifoliae) y,
en las zonas más umbrosas, robles y quejigos (Q. pyrenaica y Q. lusitanica, respectivamente). Se extienden a
continuación las amplias llanuras cerealistas que son la base de la economía local. Existen también pequeñas
superficies de otros cultivos entre los que destaca el del azafrán, que conserva durante años su aroma y sabor y
es, por ello, utilizado como tradicional moneda de ahorro.
Ya en las márgenes de la laguna, las "escorrederas" de los aportes de aguas dulces permiten la formación de
praderas húmedas antiguamente aprovechadas por las "dulas" o ganados comunitarios. La abundancia de
jugosas herbáceas da paso, en los suelos más encharcados, al predominio de los juncos. Al aproximarnos a la
laguna, el aumento de la salinidad hace que los prados húmedos sean sustituidos por prados salinos en los que
encontramos especies peculiares como la Puccinellia pungens, planta de altísimo interés cientifico por ser
endémica, es decir única y exclusiva, de estos ambientes.
Llega un momento en que sólo perviven plantas extrictamente "halófilas", con adaptaciones especiales para
sortear la salinidad, como fuertes raíces capaces de bombear nutrientes venciendo la competencia de la sal, o
tallos carnosos en los que atesorar el agua. Entramos así en las grandes playas de limos salinos, aquí llamados
"tarquines", colonizadas por especies como la "mamellada" (Salicornia ramosissima), el "tomillejo"
(Frankenia reuterii) o las espinosas "capitanas" (Salsola kali).
Los bordes de la laguna que reciben aportes de aguas dulces continuos aparecen poblados por especies de vida
anfibia, con raíces sumergidas y tallos emergentes, como los carrizos (Phragmites australis) y espadañas
(Thypha sp.) que tienen su mejor representación en la zona de los "ojos".
Al penetrar, finalmente, en las aguas libres de la laguna hallaremos una vida vegetal que se adapta
perfectamente a sus características. Se trata de aguas someras que, en general, no alcanza más de un metro de
profundidad. Su gran transparencia permite una perfecta penetración de la luz y su contenido en oxigeno
disuelto resulta suficiente en todo momento para el desarrollo de la vida. Sin embargo, su alta concentración
salina (8−13 Cl−/Lt.), cien veces superior a la del agua dulce, y, sobre todo su escasez de nutrientes como el
nitrógeno, el fósforo o el potasio, determinan una extraordinaria pobreza de plancton, representado apenas por
una treintena de especies. Destacan algunas algas verdes (Chromulina , Nannochloris) y cianofíceas
(Spirulina), así como, en el zooplancton, algunos copépodos (Arctodiaptomus salinus), rotíferos (Brachionus
plicatilis) o ciliados (Fabrea salina).
Estas condiciones son, no obtante, las idóneas para el desarrollo de densas praderas subacuáticas constituidas
por grandes fanerógamas filamentosas enraizadas en los fondos. Dominan dos especies de "ovas"
3
(Lamprothamnium papulosum y Chara galoides) que, libres de la competencia del plancton, cubren
prácticamente todos los fondos de la laguna y constituyen la base alimenticia de las extraordinarias
concentraciones de aves buceadoras que se reúnen en Gallocanta. La drástica desaparición de estas praderas,
al secarse la laguna, es sólo aparente, pues en los fondos subsisten largo tiempo oosporas resistentes que
permitirán, al volver las lluvias, una rapidisima reconstitución de estos peculiares prados sumergidos.
Fauna
El mosaico vegetal descrito se corresponde con la presencia de una fauna igualmente rica y hetereogénea.
Buena prueba de ello son las 253 especies de vertebrados inventariados hasta la fecha, de las que 10
corresponden a mamíferos, 213 a las aves (91 de ellas nidificantes), 10 a reptiles y 7 a anfibios. Los peces
están sólo representados por 3 especies que habitan las cabeceras de algunos arroyos.
Haciendo un rápido recorrido por la cuenca, destacaremos en los carrascales y quejigales de las sierras la
abundancia de palomas torcaces (Columba palumbus), tórtolas (Streptopelia turtur) y perdices rojas (Alectoris
rufa). Entre los mamíferos citaremos algunos carnívoros amantes de las espesuras como la gineta o
"minchineta" (Genetta genetta) y la garduña o "fuina" (Martes foina). También de hábitos montaraces,
proliferan los jabalies (Sus scrofa) que gustan de hacer rápidas incursiones a la laguna en busca de raíces
tiernas y barrizales frescos.
Los espacios abiertos de las llanuras cerealistas constituyen en medio idóneo para la observación de aves
esteparias como las alondras (Alauda arvensis), calandrias (Melanocoryza calandra), ortegas (Pterocles
orientalis) y alcaravanes (Burhinus oedicnemus). Pero destacan por su alto valor científico y conservacionista
dos especies: se trata, por un lado de la avutarda (Otis tarda), llamada en Aragón "auca", y hoy, por desgracia,
virtualmente extinguida de nuestra región, y, por otro, de la grulla (Grus grus), esbelta zancuda que tiene
actualmente en Gallocanta su principal estación europea de paso e invernada.
La entrada, con la puesta del sol, de los vocingleros bandos de miles de grullas hacia sus dormideros de la
laguna, constituye, sin duda, uno de los más impresionantes espectáculos que la fauna silvestre puede todavía
ofrecer en la industrializada Europa.
Los juncales y praderios húmedos de las márgenes de la laguna son el hábitat preferido por multitud de aves
como las invernales avefrías (Vanellus vanellus), las inquietas lavanderas (Motacilla sp.) o los curiosos
zarapitos (Numenius arquata). Las extensas playas de "tarquines" son explotadas por las aves "limícolas" con
gran diversidad de especies que recorren incansablemente los barros de las orillas.
Los densos carrizales de los ojos contituyen, en si mismos, un hábitat particular al que están muy ligados gran
número de pajarillos insectívoros como los escribanos palustres (Emberiza schoeniclus), los carriceros y
carricerines (Acrocephalus sp.), los ruiseñores bastardos (Cettia cetti) o los singulares "bigotudos" (Panurus
biarmicus). Además, crían aquí aves de mayor tamaño como el aguilucho lagunero (Circus aeroginosus) o las
negras fochas (Fulica atra), aves herbívoras que en años de aguas llegaron a concentrarse en Gallocanta en
número superior a los 40.000 ejemplares.
Ya en el dominio de las aguas libres sorprenderá la abundancia y variedad de aves acuáticas que coexisten
armónicamente en un espacio común. La explicación estriba en que cada especie ocupa un "nicho ecológico"
particular aprovechando unos recursos alimenticios específicos.
Así, cabe citar diversas anátidas granívoras que buscan su alimento en la tierra firme de islas y orillas. Son las
pequeñas cercetas invernales (Anas crecca) o primaverales (Anas acuta) o los voluminosos ánades reales
(Anas platyrhynchos). Las aguas someras son preferidas por patos herbívoros como el ánade friso (Anas
strepera) y el silbón o "chilladero2 (Anas penelope) existiendo, incluso, un pato planctófago, el "cuchara"
(Anas clypeata), provisto de un curiosos pico para filtrar los organismos microscópicos.
4
En las aguas más profundas, la prodigiosa biomasa vegetal que ofrecen las praderas subacuáticas atraen a
Gallocanta cantidades espectaculares de aves buceadoras adaptadas para "pastar" sin descanso estos efimeros
prados sumergidos. Destacan los bellísimos "patos colorados" (Netta rufina), que han llegado a concentrarse
en la laguna más del 75 % de su población en el Paleártico occidental, y los "cabezudos" o porrones comunes
(Anythia ferina), de los que se han contabilizado cifras a los 80.000 ejemplares.
Por todo ello, la laguna de Gallocanta es hoy considerada, con todo merecimiento, como una de las escasas
"zonas húmedas de importancia internacional para las aves acuáticas" existentes en el viejo continente. Su
conservación es de una especial trascendencia, al constituir un eslabón fundamental en las largas rutas
migratorias de las aves acuáticas y supone, en definitiva, para los aragoneses, el orgullo de contribuir al
esfuerzo común para la protección del patrimonio natural de Europa.
6
5
Documentos relacionados
Descargar