presentación - Colegio de Contadores Públicos de México

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febrero de 2012
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BOLETÍN DE LA COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN FISCAL
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Núm. 252
CONSIDERACIONES EN TORNO AL CÁLCULO DEL COSTO FISCAL
DE LAS ACCIONES (2ª Parte)
PRESENTACIÓN
En este boletín se presenta la segunda parte y conclusiones al tema relativo a las consideraciones al
momento de llevar a cabo una enajenación de acciones, a fin de evaluar las interpretaciones que pueden
darse sobre el cálculo que puedan derivar en discrepancias de criterios con las autoridades revisoras, y las
contingencias resultantes traducidas en contribuciones omitidas y accesorios.
Boletín de Investigación Fiscal de febrero de 2012
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ÍNDICE
PÁGINA
2010 – 2012
C.P.C. Adolfo F. Alcocer Medinilla
Presidente
C.P.C. Francisco Javier Torres Chacón
Vicepresidente de Desarrollo y Capacitación
Profesional
3. Pérdida en venta de acciones
4. Reducciones de capital que se consideran
enajenación de acciones
5. Consideraciones finales
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L.C.P. Roberto Pérez Cerezo
Director Ejecutivo
Comisión Investigación Fiscal 2010 - 2012
Presidente
C.P.C. y M.A Raúl Tagle Cázares
Vicepresidente
C.P.C. Marcial Agapito Cavazos Ortiz
Coordinador de Cursos
C.P.C. Ernest Haiat Khabie
Secretario
C.P.C. Juan Manuel Puebla Domínguez
Vocero
C.P.C. Alejandro Javier Sánchez Calderón
Integrantes
Lic. Elías Adam Bitar
C.P.C. y M.I. José Gerardo Alfaro Osorio
L.C.P. Raúl Alonso de la Torre
C.P.C. Angelina Arellanos Robledo
Lic. Jorge Cabello Alcérreca
C.P. Arturo Camacho Osegueda
C.P. Plácido Aurelio del Ángel Herrera
C.P.C. Ubaldo Díaz Ibarra
C.P.C. Gerardo Domínguez Gómez
C.P.C. y M.I Jorge Marcos García Landa
L.C.P. Gustavo Gómez Carrillo
C.P. Héctor González Legorreta
Lic. y C.P.C. Víctor Hugo González Martínez
C.P. Francisco Javier Hernández Garnica
C.P.C. Pablo Alejandro Limón Mestre
C.P.C. Arturo Martínez Martínez
C.P.C. Omar de Jesús Miranda Escamilla
C.P.C. Víctor Manuel Pérez Ruiz
C.P.C. Germán Antonio Pólito Hernández
Lic. Juan Carlos Reza Priana
C.P.C. Luis Sánchez Galguera
L.C.P. Eliud Alfonso Santiago Barrientos
C.P. Juan Alejandro Solano González
C.P. Miguel Ángel Temblador Torres
C.P.C. Ernesto Torres García
C.P.C. Marcela Torres Martínez
Lic. Ángel José Turanzas Díaz
C.P. Eduardo Vivanco Sodi
C.P.C. y M.I. Elio Fernando Zurita Morales
Irene Trinidad Barbosa Gonzalez
Gerente de Mercadotecnia
Comisión de Investigación Fiscal del Colegio, Año XVI,
Núm. 252, febrero de 2012, Boletín Informativo edición
e impresión por el Colegio de Contadores Públicos de
México, A.C., Responsables de la Edición: Lic. Asiria
Olivera Calvo, Lic. Brenda Itzel Soto Tlatelpa, Lic. Ivan
Chavez Victorino Diseño: Lic. D.G. Ismael Trinidad
García. Bosque de Tabachines Núm. 44, Fracc.
Bosques de las Lomas, Deleg. Miguel Hidalgo 11700.
El contenido de los artículos firmados es
responsabilidad del autor; prohibida la reproducción
total o parcial, sin previa autorización.
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3. Pérdida en Venta de Acciones
El artículo 32, fracción XVII de la LISR establece los requisitos y procedimientos para determinar las
pérdidas por venta de acciones que las personas morales residentes en México podrían deducir para
efectos del ISR. De manera paradójica, dichos requisitos y procedimiento están contenidos en un artículo
que define las partidas que NO SON DEDUCIBLES, situación que una vez más acusa deficiencias de
técnica legislativa en materia fiscal.
Vale la pena transcribir textualmente algunos párrafos del mencionado artículo, para proceder a nuestro
análisis. El artículo 32 de la LISR en su fracción XVII establece lo siguiente:
“Para los efectos de este Título, no serán deducibles:
…
XVII. Las pérdidas que provengan de la enajenación de acciones y de otros títulos valor cuyo rendimiento
no sea interés en los términos del artículo 9o. de esta Ley. Tampoco serán deducibles…”
Este artículo también establece procedimientos para determinar las pérdidas por OFD’s de capital
referidas a acciones o índices accionarios. En virtud de que estas pérdidas y las que se obtengan por la
venta de títulos cuyo rendimiento no es interés no son objeto de esta investigación, en nuestra
explicación se excluirán dichas operaciones.
La disposición en análisis continúa como sigue:
“Las pérdidas a que se refiere el párrafo anterior únicamente se podrán deducir contra el monto de las
ganancias que, en su caso, obtenga el mismo contribuyente en el ejercicio o en los diez siguientes en la
enajenación de acciones y otros títulos valor cuyo rendimiento no sea interés en los términos del artículo
9º de esta Ley, o en operaciones financieras derivadas de capital referidas a acciones o índices
accionarios. Estas pérdidas no deberán exceder el monto de dichas ganancias.
Las pérdidas se actualizarán por el periodo comprendido desde el mes en el que ocurrieron y hasta el mes
de cierre del mismo ejercicio. La parte de las pérdidas que no se deduzcan en un ejercicio se actualizará
por el periodo comprendido desde el mes del cierre del ejercicio en el que se actualizó por última vez y
hasta el último mes del ejercicio inmediato anterior a aquél en el que se deducirá.”
Del procedimiento antes transcrito se desprenden las siguientes consideraciones:
1) Los contribuyentes en ningún momento podrán gozar realmente de una deducción originada por
la pérdida en venta de acciones; en el mejor de los casos el efecto que se tendría sería
neutralizar la acumulación de ingresos por la ganancia derivada de este tipo de operaciones en la
determinación del impuesto del ejercicio. Lo anterior es importante porque aun cuando las
mencionadas utilidades sean disminuidas en su totalidad con las pérdidas al final del ejercicio, es
probable que los contribuyentes tengan un efecto financiero durante el año, ya que dichas
utilidades sí deberán acumularse para efectos de los pagos provisionales del ISR.
2) En caso de que el monto de las pérdidas no pueda deducirse en el mismo ejercicio de su
generación contra las ganancias en la venta de otras acciones, los contribuyentes podrán
deducirlas hasta en los diez ejercicios siguientes sin exceder del monto de las utilidades
acumulables que para este tipo de operaciones se originen durante dicho lapso. Evidentemente,
esto origina la necesidad de actualizar las pérdidas por inflación, aunque en la fórmula (y a
diferencia de lo que sucede con otras partidas actualizables, entre ellas las pérdidas fiscales de
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un ejercicio) el legislador “castiga” al contribuyente permitiéndole la actualización únicamente
hasta el ejercicio inmediato anterior al de amortización (deducción).
Los siguientes párrafos del artículo 32, fracción XVII en comento establecen los siguientes requisitos:
“Para estar en posibilidad de deducir las pérdidas conforme a esta fracción, los contribuyentes deberán
cumplir con lo siguiente:
a) Tratándose de acciones que se coloquen entre el gran público inversionista, la pérdida se determinará
efectuando los ajustes a que se refiere el artículo 24 de esta Ley y considerando lo siguiente:
1. Costo comprobado de adquisición, el precio en que se realizó la operación, siempre que la adquisición
se haya efectuado en Bolsa de Valores concesionada en los términos de la Ley del Mercado de Valores. Si
la adquisición se hizo fuera de la mencionada Bolsa, se considerará como dicho costo el menor entre el
precio de la operación y la cotización promedio en la Bolsa de Valores antes mencionada del día en que se
adquirieron.”
En el apartado anterior de esta investigación hicimos una serie de consideraciones con relación al costo
comprobado de adquisición de las acciones; como puede apreciarse, dichas consideraciones solamente
aplican para acciones colocadas entre el gran público inversionista por cuya enajenación se obtenga una
UTILIDAD. Tratándose de operaciones con pérdida, tendremos que considerar otras cantidades
conforme a lo expuesto anteriormente y entonces existe la posibilidad de que tenga que recalcularse el
monto original ajustado de las acciones con un nuevo costo comprobado de adquisición.
La disposición en análisis continúa señalando lo siguiente:
“2. Ingreso obtenido, el que se obtenga de la operación siempre que se enajenen en Bolsa de Valores
concesionada en los términos de la Ley del Mercado de Valores. Si la enajenación se hizo fuera de dicha
Bolsa, se considerará como ingreso el mayor entre el precio de la operación y la cotización promedio en la
Bolsa de Valores antes mencionada del día en que se enajenaron.”
De acuerdo con lo anterior, el costo fiscal de las acciones que se colocan entre el gran público
inversionista debe determinarse conforme al procedimiento contenido en el artículo 24 de la LISR (ya
descrito en el primer apartado de este boletín), salvo quizá por la reconsideración que deba efectuarse al
costo comprobado de adquisición mencionada en el número anterior. Asimismo, para determinar el
resultado en aquellas operaciones realizadas fuera de Bolsa con este tipo de títulos, tendrá que
sustituirse el precio de venta convenido por la cotización promedio en Bolsa del día de la venta.
La fracción XVII en estudio también señala lo siguiente:
“b) Tratándose de partes sociales y de acciones distintas de las señaladas en el inciso anterior, la pérdida
se determinará efectuando los ajustes a que se refiere el artículo 24 de esta Ley y considerando como
ingreso obtenido el que resulte mayor entre el pactado en la operación de que se trate y el precio de
venta de las acciones determinado conforme a la metodología establecida en los artículos 215 y 216 de
esta Ley.”
Por lo tanto, para acciones que no se consideran colocadas entre el gran público inversionista se
calculará su costo fiscal conforme al procedimiento previsto en el artículo 24 de la LISR. En estos casos, la
reconsideración se efectúa únicamente sobre el precio de venta (no sobre el costo), tomando el mayor
entre el pactado y el que se determine conforme a lo señalado en los artículos 215 y 216 de la LISR
relativos a las operaciones entre partes relacionadas. Cabe señalar que los artículos mencionados no
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establecen expresamente un procedimiento para determinar un valor de venta; sin embargo, en el
artículo 215 se señala textualmente lo siguiente:
“Para los efectos de esta Ley, se entiende que las operaciones o las empresas son comparables, cuando
no existan diferencias entre éstas que afecten significativamente el precio o monto de la
contraprestación o el margen de utilidad a que hacen referencia los métodos establecidos en el artículo
216 de esta Ley, y cuando existan dichas diferencias, éstas se eliminen mediante ajustes razonables. Para
determinar dichas diferencias, se tomarán en cuenta los elementos pertinentes que se requieran, según el
método utilizado, considerando, entre otros, los siguientes elementos:
I. Las características de las operaciones, incluyendo:
…
e) En el caso de enajenación de acciones, se considerarán elementos tales como el capital contable
actualizado de la emisora, el valor presente de las utilidades o flujos de efectivo proyectados o la
cotización bursátil del último hecho del día de la enajenación de la emisora.”
Al respecto, el artículo 54 del RLISR establece un procedimiento para determinar la pérdida por
enajenación de acciones deducible para efectos del impuesto. En su fracción II se señala que para
acciones y partes sociales que no se consideran colocadas entre el gran público inversionista “la pérdida
se determinará efectuando los ajustes a que se refiere el artículo 24 de la Ley y considerando como
ingreso obtenido el que resulte mayor entre el declarado y el determinado a partir del capital contable
por acción o por parte social actualizado que se obtenga en los términos del artículo 58 de este
Reglamento.”
Por su parte, el artículo 58 del RLISR establece lo siguiente:
“Para los efectos de lo dispuesto por la fracción II del artículo 54 de este Reglamento, el capital contable
por acción o por parte social actualizado será el que resulte de dividir el capital contable actualizado,
entre el total de acciones o partes sociales de la persona moral a la fecha de la enajenación respectiva,
incluyendo las correspondientes a la reinversión o capitalización de utilidades o de cualquier otro
concepto que integre el capital contable de la misma.
El capital contable a que se refiere el párrafo anterior será el que se hubiera determinado en el estado de
posición financiera que señala la fracción V del artículo 86 de la Ley, formulado a la fecha de cierre del
ejercicio inmediato anterior al de la enajenación, actualizado conforme a los principios de contabilidad
generalmente aceptados o normas de información financiera cuando se utilicen dichos principios o
normas para integrar la contabilidad; en caso contrario, la actualización se efectuará conforme a lo
dispuesto en el artículo 95 de este Reglamento.”
Finalmente, el citado artículo 95 del RLISR establece un procedimiento para actualizar el capital contable
en casos de reducción de capital, mismo que básicamente consiste en añadir al capital contable la
actualización de los activos fijos, cargos y gastos diferidos, terrenos, inventarios y el valor de las acciones
propiedad del contribuyente emitidas por sociedades residentes en México. Sin embargo, este artículo
establece que la actualización de los mencionados activos debe realizarse conforme a lo dispuesto por el
artículo de la Ley del Impuesto al Activo, disposición que como se sabe estuvo en vigor hasta el 31 de
diciembre de 2007.
Ciertamente ante la abrogación de la mencionada ley, el legislador recogió el procedimiento de
actualización en ella contenido para trasladarlo, en términos generales, al artículo 9-A de la LISR; sin
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embargo, el propio artículo señala que el procedimiento ahí contenido es aplicable exclusivamente en
materia de consolidación fiscal y para maquiladoras (artículos 69, 70, 71 y 216-Bis de la LISR).
Por lo antes expuesto, nos enfrentamos a un problema de carácter práctico para casos de enajenación
de acciones no consideradas como colocadas entre el gran público inversionista, sobre las que se hubiera
obtenido pérdida en la operación y la sociedad emisora no aplique las normas de información financiera
para integrar su contabilidad. De manera conservadora podríamos concluir que sería conveniente
efectuar la comparación entre el precio de venta pactado en la operación contra el que se obtendría
considerando el determinado a partir del capital contable conforme al procedimiento señalado en el
artículo 58 del RLISR y el artículo 9-A de la LISR, aún cuando esta última disposición no sea aplicable en
estos casos, para determinar la pérdida deducible con el importe que resulte mayor de la comparación.
De no hacerlo así se corre el riesgo de que la autoridad rechace el monto de la pérdida deducible, con la
consecuente contingencia en materia de causación del impuesto y el pago de actualizaciones, recargos y,
en su caso, multas.
Continuando con el análisis del artículo 32, fracción XVII de la LISR tenemos adicionalmente los
siguientes párrafos:
“Cuando la operación se realice con y entre partes relacionadas, se deberá presentar un estudio sobre la
determinación del precio de venta de las acciones en los términos de los artículos 215 y 216 de esta Ley y
considerando los elementos contenidos en el inciso e) de la fracción I del citado artículo 215.
c) Cuando se trate de títulos valor a que se refieren los incisos anteriores de esta fracción, siempre que en
el caso de los comprendidos en el inciso a) se adquieran o se enajenen fuera de Bolsa de Valores
concesionada en los términos de la Ley del Mercado de Valores, el adquirente, en todo caso, y el
enajenante, cuando haya pérdida, deberán presentar aviso dentro de los diez días siguientes a la fecha
de la operación y, en su caso, el estudio sobre el precio de venta de las acciones a que se refiere el último
párrafo del inciso anterior.”
Estos últimos párrafos señalan ciertas formalidades para proceder a determinar el monto de las pérdidas
deducibles por concepto de enajenación de acciones. El primer caso se refiere a operaciones que se
realizan entre partes relacionadas, por lo que será necesario elaborar el estudio de Precios de
Transferencia correspondiente considerando lo dispuesto por los artículos 215 y 216 de la LISR. En el
segundo párrafo se añaden las últimas formalidades consistentes en la presentación de los avisos de
adquisición y/o enajenación de acciones en los casos ahí mencionados, así como en su caso el estudio de
Precios de Transferencia ya mencionado. Es importante resaltar que para el adquirente de los títulos, el
aviso en cuestión debidamente presentado se convierte en un elemento documental suficiente para
comprobar el costo de adquisición de los títulos, en línea con las consideraciones realizadas en el
apartado anterior.
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4. Reducciones de capital que se consideran enajenaciones
Una modalidad especial en materia de costo fiscal de acciones se presenta en ciertos casos de
reducciones de capital. Aún cuando estos actos corporativos no son objeto de esta investigación, es
conveniente recordar que en una reducción de capital la LISR establece un procedimiento y ciertos
lineamientos para determinar si lo que se reduce son efectivamente aportaciones realizadas por los
accionistas (mismas que no pueden ser objeto del impuesto), o bien, si dentro de los reembolsos existe
algún componente que pudiera considerarse una utilidad distribuida, la cual tiene necesariamente que
pasar por el filtro de la CUFIN para concluir si causa o no el ISR. En principio, esta situación puede
originarse por utilidades que se hubieran capitalizado y que por ministerio de ley no pasan por el tamiz
de la CUFIN sino hasta que la emisora decrete un reembolso de aportaciones. Sin embargo, también hay
escenarios en los que la sociedad emisora no cuenta con el saldo necesario de CUFIN para distribuir
libremente utilidades, por lo que en ocasiones es necesario utilizar la Cuenta de Capital de Aportación
para decretar reembolsos a los que se incorpora algún componente de utilidad proveniente de otras
partidas del capital contable y que a través de una disminución podrían distribuirse libres de impuestos.
Es en la combinación de estos escenarios en los que se presenta una variante que requiere
necesariamente la determinación del monto original ajustado de las acciones, tal como se desprende del
antepenúltimo párrafo del artículo 89 de la LISR que a la letra dice lo siguiente:
“Cuando una persona moral hubiera aumentado su capital dentro de un periodo de dos años anterior a la
fecha en la que se efectúe la reducción del mismo y ésta dé origen a la cancelación de acciones o a la
disminución del valor de las acciones, dicha persona moral calculará la ganancia que hubiera
correspondido a los tenedores de las mismas de haberlas enajenado, conforme al artículo 24 de esta Ley,
considerando para estos efectos como ingreso obtenido por acción el reembolso por acción. Cuando la
persona moral se fusione dentro del plazo de dos años antes referido y posteriormente la persona moral
que subsista o surja con motivo de la fusión reduzca su capital dando origen a la cancelación de acciones
o a la disminución del valor de las acciones, la sociedad referida calculará la ganancia que hubiera
correspondido a los tenedores de las acciones de haberlas enajenado, conforme al artículo antes citado.
En el caso de que esta ganancia resulte mayor que la utilidad distribuida determinada conforme a las
fracciones I y II de este artículo, dicha ganancia se considerará como utilidad distribuida para los efectos
de este precepto.”
En una primera instancia la disposición anterior encuentra sustento en que no hay una razón de negocios
lo suficientemente clara que justifique realizar una disminución de capital dos años después de haberse
efectuado una aportación. Sin embargo, y como exponíamos en el párrafo anterior, partiendo de la
lógica de que las aportaciones de los accionistas no pueden ser objeto de gravamen, podría resultar
atractivo tanto para la sociedad emisora como para los inversionistas que en aquellos casos en que los
títulos posean un valor fiscal mínimo (ya sea por la falta de utilidades en la emisora, la distribución
continua de utilidades y/o la generación rutinaria de pérdidas fiscales), se decida incorporar a nuevos
accionistas vía un aumento de capital en el que los accionistas actuales declinen su derecho de tanto y
posteriormente se deshagan de sus acciones a través de una reducción de capital que, en principio, no
causaría impuesto por tratarse de un reembolso de sus aportaciones.
En un escenario así, la ley establece la obligación de hacer el cálculo de la ganancia asumiendo que las
acciones se enajenaron considerando que el reembolso por acción es el ingreso obtenido por la
enajenación. Por lo tanto, la sociedad emisora deberá realizar los dos cálculos (la utilidad distribuida por
la reducción de capital conforme al artículo 89 de la LISR y la ganancia que se habría generado en caso de
que las acciones se hubieran vendido). El cálculo que arroje una utilidad mayor será el que prevalecerá y
en caso de que la ganancia por la “venta” resulte mayor, dicha ganancia “se considerará como utilidad
distribuida” para los efectos de las disposiciones relativas a las reducciones de capital. Sin embargo, el
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propio artículo 89 de la LISR señala en el tercer párrafo de la fracción I y en el tercer párrafo de la
fracción II que dicha utilidad distribuida puede provenir de la CUFIN, lo que significaría que aun a pesar
del mencionado recálculo, la utilidad distribuida podría quedar no sujeta al pago del impuesto, sino que
podrá considerarse como aportación de capital en reducciones subsecuentes.
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5. Consideraciones Finales
De lo expuesto en los apartados anteriores podríamos concluir lo siguiente:
1) Uno de los elementos esenciales en el monto original ajustado de las acciones es su costo
comprobado de adquisición, mismo que no se limita al valor de la contraprestación pagada por
adquirir los títulos de un tercero o de la aportación que se hace en casos de aumento de capital, ya
que el contribuyente tendrá que contar con los elementos documentales probatorios que sean
necesarios para demostrar el origen de dicho costo comprobado de adquisición.
2) Para acciones sobre las que ya se hubiera perdido el derecho de considerar como costo comprobado
de adquisición el monto original ajustado que se hubiera calculado en una enajenación anterior al 1º
de enero de 2003, valdría la pena evaluar conjuntamente con el asesor legal la posibilidad de
interponer algún medio de defensa, o bien, evaluar alguna otra alternativa como lo podría ser una
reducción de capital o una fusión con otra entidad, entre otras.
3) Si bien es cierto que en el mejor de los escenarios las personas morales residentes en México
simplemente podrán deducir las pérdidas obtenidas por enajenación de acciones contra las
utilidades que puedan obtener por este mismo tipo de operaciones (régimen cedular), también lo es
que para poder gozar de este derecho tendrán que observarse no solamente requisitos de forma
(como la presentación de avisos y de estudios de Precios de Transferencia), sino algunos que
pudieran implicar el recálculo y eventual desaparición de la pérdida.
4) Finalmente, en ciertos escenarios de aumento de capital y de fusiones con reducción de capital
durante los dos ejercicios siguientes, se tendrán que hacer cálculos adicionales para asimilar dichos
movimientos corporativos a una venta de acciones. Sin embargo, el resultado que se obtenga puede
provenir del saldo de la CUFIN y, por lo tanto, estar libre de gravamen en materia de ISR.
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