Intervención del señor Robert G. Paiva Director Regional para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe Conferencia Regional sobre Migración Seminario Regional sobre Políticas de Integración de Personas Inmigrantes, Refugiados y Migrantes Retornados San José, Costa Rica, 22 y 23 de febrero de 2012 Distinguidos y distinguidas miembros de la mesa principal: Señoras y señores delegados: A nombre de la Organización Internacional para las Migraciones, es un honor participar en este Seminario sobre Integración en el marco de la Conferencia Regional sobre Migración y es un gusto haber contribuido a su realización. Me complace constatar que la agenda de este seminario incluye una variedad de temas cuyo análisis y discusión es de fundamental importancia para apreciar la integración y la reintegración de las personas migrantes desde sus diversas dimensiones. Los temas que se tratarán en este evento, les permitirán analizar no sólo enfoques teóricos, sino también buenas prácticas tanto de integración en países de destino, como de re-integración en países de origen. Permítanme aportar seis elementos de reflexión que pueden contribuir al telón de fondo para los trabajos que están por emprender en este seminario. Primero.- al estar la integración ontológicamente ligada al fenómeno migratorio, ella debe ser analizada y abordada a partir de las mismas premisas que explican al fenómeno migratorio en sí: es decir, desde un enfoque integral que reconozca y atienda todas sus dimensiones y repercusiones. Es por ello que no existe una única receta que sea pertinente para todos los países o comunidades o para todas las personas migrantes. Toda buena práctica en la materia requiere por ende un sesudo ejercicio de contextualización antes de poder ser aplicada a un país o a un grupo de migrantes en específico. 1 Segundo.- no existen definiciones únicas sobre lo que es la integración. No obstante, existe un relativo consenso internacional en cuanto a que las políticas de integración deben abarcar por lo menos 3 áreas de trabajo: la primera es el favorecimiento del desarrollo de los potenciales personales, económicos y sociales de las personas migrantes; la segunda es la protección y promoción activas de los derechos humanos de los/las migrantes y la tercera es la prevención o la reducción de la marginalización de las personas migrantes vulnerables. La experiencia nos demuestra que las políticas de integración que dejan de lado alguna de estas tres áreas de trabajo reducen significativamente su impacto, eficacia y eficiencia. Tercero.- la evidencia nos señala que para que cualquier política de integración pueda ser sostenible, debe ser diseñada, implementada, monitoreada, evaluada y mejorada con la participación activa de todos los actores cuyo concurso es necesario para que la integración y la reintegración puedan darse: migrantes, nacionales, sociedad civil y gobiernos. La historia nos demuestra que las políticas de integración que han sido impuestas bajo enfoques verticales fracasaron o no fueron sostenibles. Cuarto.- las políticas de integración no son de una sola vía pues invariablemente deben tocar tanto a personas migrantes como a comunidades de origen y destino. En ese sentido, es necesario abandonar los enfoques de asimilación que plantean que quien debe adaptarse a la comunidad es el recién llegado, para avanzar a enfoques interculturales que reconozcan que la integración implica un enriquecimiento mutuo que signifique ganancias y cambios tanto en migrantes como en comunidades. Sensibilizar e informar a la población en general, sobre las valiosas contribuciones sociales, culturales y económicas que los migrantes realizan a sus comunidades de origen y de destino, no sólo apoya en la lucha contra la discriminación y la xenofobia contra los migrantes, sino que contribuye a lograr la integración real de las personas migrantes. Quinto.- las políticas de integración modernas, en países desarrollados incluyen acciones para fomentar la integración de las personas migrantes en seis áreas: idioma, integración 2 educativa, integración social, integración política y ciudadana, integración económica e integración residencial. Los Estados tienen el gran reto de definir qué áreas desean atender como parte de sus políticas de integración, pero sobre todo qué migrantes desean incluir en sus programas de integración. Tres criterios deben ser tomados en cuenta prioritariamente en dicha determinación: la temporalidad de la permanencia del migrante, el arraigo y los factores humanitarios. Sexto.- las políticas de integración y de reintegración no deben ser vistas como políticas sofisticadas. Esta concepción suele hacerlas ver como algo difícil de alcanzar. En su aspecto más fundamental, las políticas de integración son políticas de derechos humanos, las cuales están específicamente orientadas a promover el respeto de los derechos humanos de las y los migrantes; a promover el ejercicio de sus derechos civiles, sociales y culturales y a fomentar su acceso efectivo a los servicios públicos que tienen derecho a recibir. Es evidente que no se puede dar una integración real si no se garantiza el acceso a los servicios públicos básicos e indispensables para una vida digna, y este es probablemente el primer paso que cualquier gobierno está llamado a dar tanto en sus políticas de derechos humanos como en sus políticas de integración. Diseñar e implementar políticas de integración y de reintegración exige un amplio ejercicio reflexivo. En ese sentido, la OIM da la bienvenida a los constantes esfuerzos de los gobiernos de la región por avanzar políticas en la materia. No quisiera terminar mi intervención sin felicitar al gobierno de Costa Rica por la promulgación e implementación de la Ley 8764 que representa un paso significativo en la materia y sobre cuyos detalles podrán escuchar en este seminario. Estoy seguro que la experiencia costarricense permitirá recabar una serie de lecciones aprendidas y buenas prácticas que podrán llevar a sus países en beneficio de las personas migrantes y de sus comunidades de origen y destino. Muchas gracias. 3