BENDECIDOS EN SU GRACIA Efesios 2:8 Por Erisbel R. Castañeda Pérez La niñez es una de las etapas significativas de la vida humana; desde entonces guardo en mi mente un recuerdo: durante las visitas familiares, los pequeños pedían la bendición de sus mayores, a lo que estos respondían: “Dios te bendiga hijo”. Es comprensible que esta acción, en círculos de no creyentes, se hiciera de manera mecánica, pero hoy es algo sobre lo cual la iglesia debiera expresarse más. El creyente es bendecido en Jesucristo, más allá de las implicaciones terrenales, pues la bendición es una cuestión de Dios; él nos ha bendecido desde la eternidad. El cristiano no tiene fuerzas para vivir su fe sin Cristo, ni puede desarrollarla sin la asistencia de su gracia. Somos cristianos por la gracia de tener a Cristo, de igual manera, sólo podemos vivir en Cristo unidos a su gracia. En Éfeso, la vida era un verdadero desafío para los predicadores cristianos del primer siglo, a causa de la competencia sociocultural. Sin embargo, Pablo les dice que no necesitan demostrar nada en su vida personal, ni aun en su vida cristiana, excepto la verdadera necesidad del cristiano y de la iglesia de permitir que Cristo se manifieste a través de su persona. En Cristo, Dios derribó la pared de separación despojando toda oposición. El Padre nos predestinó para ser más como Jesús, haciéndonos promesa de la vida venidera y de la gloria que en nosotros se ha de manifestar. Nada de lo que nos desafía en la sociedad, debiera ser más nuestra preocupación. Lo que ahora vivimos es un anticipo de lo que será nuestro bienestar en su presencia. Nuestras vidas y lo que somos como parte de la iglesia, está siendo llamada para formar la cultura desde la perspectiva divina. Dios está entre nosotros y se mueve a través de nuestras vidas. Dios quiere de su cuerpo el espacio que le corresponde y para eso ha venido. En Jesucristo, ha removido barreras para establecer la relación que con su pueblo se ha propuesto. Por consiguiente, es a través de su iglesia que la sociedad le debe conocer. Dios es quien está formando la cultura en su pueblo, condicionándolo para cambiar valores en la sociedad a que pertenece, y manifestar el impacto de su gracia a la comunidad. La motivación que corresponde a la comunidad de creyentes debe expresar los valores que Jesucristo manifestó por medio de su ministerio. La razón de ser iglesia, nos compromete a expresarnos como iglesia. Por demás, estamos siendo llamados a vivir en la gracia divina, y a su vez, comunicar los valores que nos identifican en nuestra relación con Dios. Este escrito es una contribución del grupo de autores evangélicos cubanos denominado “Pluma Evangélica”. Tiene su sede en Jatibonico, Sancti Spíritus, Cuba. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.